BAD ROMANCE
A dos años de asumir la presidencia, Sebastián
Piñera es un mandatario altamente impopular. No obstante, Chile Liberal lo
apoya
Fue hace unas pocas semanas que fui a un cine
multiplex (a ver Sherlock Holmes 2, notable). Antes de empezar la película, un
breve video nos previene sobre las medidas necesarias en caso de un terremoto,
nos solicita mantener la calma y muestra las salidas de emergencia. Finalmente,
la voz en off dice "Gobierno de Chile" y aparece el logo rojo-azul de
la administración de Piñera. En un ambiente completamente distendido, como lo
es la gente disfrutando de su tiempo libre en el cine, premunidos de una Coca
Cola y un paquete de cabritas, listos para ver una película, se escucha una
rechifla del público al solo oír "Gobierno de Chile" y ver el logo
del gobierno.
La popularidad de Piñera es paupérrima, no se
necesitan encuestas para saberlo. ¿Por qué entonces Chile Liberal lo apoya? Si
nos preguntasen en una sondeo "cómo lo ha hecho el gobierno", ¿por
qué responderíamos "relativamente bien"? Nos ganamos una pifia de
todos los lectores y foristas de este sitio. Apoyar al canoso magnate es
demencial. Pero lo hacemos igual, y explicamos aquí las razones.
Primero, ya establecimos cuando ganó Piñera que
le entregábamos un mandato para pisar el acelerador, no para cambiar de camino.
Durante este gobierno hemos visto el crecimiento sobrepasar el 6%, el desempleo
desmoronarse al extremo que ya empezamos a escuchar "pleno empleo".
Pero estas cifras son mentirosas, lo que realmente vale es la productividad, y
gracias a pertencer a la OECD ahora disponemos de estos datos y los resultados
son para alegrarse. Piñera no ha llevado al país a nningun parte que no
queremos, sino que nos conduce por el camino que comenzamos a trazar en marzo
de 1990 y vamos aceleradamente por el rumbo correcto.
Luego, dijimos que Piñera no debía desmantelar
los logros de la Concertación. Básicamente, esto se relaciona con lo que
aclaramos anteriormente: queremos más celeridad, no cambio de rumbo.
Continuemos con una economía de mercado, de impuestos relativamente bajos, que
se apoya sobre el sector privado, más un sistema de seguridad social con
énfasis en los focos de ignorancia y pobreza, pero donde el Estado es el
copiloto y no el conductor. Muchos sectores conservadores hiperventilan pero
Chile no hace más que tejer una red social mínima. Estamos a años luz de los
errores del sistema social europeo. Piñera ha implantado ideas interesantes
como el ingreso familiar ético o réplicas locales del programa brasileño "Bolsa
Família". La inversión privada, no obstante, continúa fuerte.
En tercer lugar, Piñera, como le solicitamos,
ha intentado renovar a su sector. Por ejemplo, envió el proyecto de unión
civil. Ya se habla de primarias vinculantes. Errores como la inscripción
autmática, no obstante ser una equivocación, al menos responden a un espíritu
reformista. Incluso el ministro Hinzpeter comenzó aproximaciones para abolir el
sistema binominal.
Los tres temas anteriores son los que
encargamos a Piñera, y éste ha cumplido.
COMIENZA
LA TORMENTA
En el programa Tolerancia Cero se lo plantearon
pero la respuesta no fue clara: ¿por qué usted presidente es tan impopular?
El grueso de la opinión pública quiere empatía,
que a Piñera le sale robótica. Quiere un presidente buena onda, pero el
mandatario es percibido como un hombre de negocios que no es un self-made man,
sino un mero subrproducto de la casta dueña de Chile. Además, el chileno quiere
autoritarismo, y Piñera es dubitativo por su narcicismo que lo lleva a perder
la cabeza por las encuestas: ahí el chileno le pega al gobierno donde duele.
Nuestras críticas a Piñera apuntan a esto, y
queremos destacar tres gigantescos errores de su administración, cuestiones que
simplemente no podemos dejar pasar.
Primero, un flirteo desagradable con los
elementos golpistas, como fue no actuar con prontitud cuando se cambió
"dictadura" por "régimen". En esta misma línea, continuar
en su gabinete con Larroulet y Lavín, dos secretarios de Estado que profitan de
la educación universitaria, es un error y deben ser apartados de su cargo.
Rehén de la UDI, el mandatario no ha sabido asumir el mandato del electorado y
ha claudicado ante los elementos ultraconservadores, que le han hecho
mariconadas sin precedentes. Sin un apoyo político, los tecnócratas del
gobierno quedan a poto pela´o. Y Piñera debe exigir que le presten apoyo o
simlemente romper la Coalición por el Cambio.
Segundo, a los libertarios civiles francamente
nos revuelve el estómago que Chile caiga en el índice de libertad de prensa.
Carabineros, en vez de resguardar el orden y detener violentistas, se dedica
como en la dictadura a dar lumazos a tontas y locas y no logra que nadie sea
detenido ni reúne las pruebas que el nuevo sistema requiere. ¿Qué espera este
gobierno que no actúa sobre Carabineros? Relacionado con esto, las FFAA aún
aparecen fuera de control, o al menos, la autoridad civil no recibe value for
money. Nuestras FFAA han sido generosamente financiadas, pero poco valor hemos
recibido.
En tercer lugar, y producto del narcisismo del
gobierno y carencia de una doctrina clara, nos sorprende ver que Chile haya
perdido diez puestos en el ranking de mejores países para inversión minera.
Esto NO ES lo que esperamos de un gobierno que debía administrar al país con
criterios de eficiencia. La inversión es lo que más necesitamos, nuestra
institucionalidad es la mejor garantía para atraerla. Sin duda, torpezas como
querer comprar mineras —sólo para apaciguar a la chusma nostálgica de la
nacionalización del cobre—, ha sido un error brutal. Inaceptable. Inexcusable.
Por fin hubo firmeza en el gobierno ante los
piqueteros en Aysén, y el gobierno entendió que es una doctrina en sí el
respetar las libertades civiles. Un grupo que bloquee un camino, que establezca
un gobierno de facto y sitie una ciudad es algo detestable y el gobierno
constitucional debe actuar. Tardó dos años en entender este principio liberal
(independiente que las demandas de los ayseninos sean legítimas). Tomarse
colegios y universidades fue igualmente inaceptable, pero el gobierno no supo
cuál era su doctrina y grupitos de pelusones causaron mil millones en pérdidas.
Del mismo modo, hoy Chile se enfrenta al
fantasma del asambleísmo. Señores historiadores incluso se alegran de que se
celebren "asambleas territoriales". Este gobierno, en el segundo
tiempo, debe entender que no está para obedecer al que más se desgañita
gritando, sino para hacer cumplir la constitución y las leyes según el mandato
que le dé el electorado, porque una democracia funciona mediante representantes
designados por el electorado, no autodesignados en asambleas. Además, ni
gobierno ni gobernados pueden cohartar las libertades. Bloqueos de caminos y
piquetes no deben ser tolerados. Estos son principios que después de un
tumultuoso 2011, Piñera no debe olvidar.
REPASEMOS
Nuestro sitio solició a Andrés Velasco, ex
ministro de Fiananzas de Michelle Bachelet, que se presentase en la elección
anterior. De seguro ganaba. Si ello hubiese ocurrido, las protestas
estudiantiles habrían estallado igual, con la misma fuerza, pero el eventual presidente Velasco —con
dureza facial— les habría parado los carros de nuevo, tal como lo hizo a los
pingüinos, y la maquinaria política de la Concertación habría salido a poner
paños fríos. Y así muchas cosas seguirían en relativa calma.
Pero ganó Piñera y quedó la grande. Nos
alegramos. Esta es una prueba extraordinaria de todo lo que aprendimos y
construimos desde el 11 de marzo de 1990. Y así como salimos a defender la
democracia chilena durante los ejercicios de enlace y los boinazos, así también
hoy defenderemos al gobierno de piqueteros, asambleístas, pirómanos y
encapuchados.
A la señorita líder de los estudiantes quizás
no le gusta esto, y así a muchos otros, que creen que es más sexy y más choro
el mandar todo a la cresta y ahora hacer gárgaras con lo que se ha construido
estas dos décadas. ¿Somos una democracia ejemplar? ¿Es nuestra
institucionalidad perfecta? Difícilmente. Pero es lo que tenemos. Y mucho nos
ha costado como para que ahora un puñado de pendejos de pregrado, unos
malhablados dirigentes sindicales o unos historiadores obsoletos vengan con sus
recetas a establecer que se hace lo que ellos dicen o paralizan al país. No
señores. Esta cuestión no funciona así.
Este gobierno va a seguir con su tarea hasta el
último día y si es necesario, habrá que apoyarlo, a pesar de los innumerables
reveses, errores estúpidos, o chambonadas de grueso calibre. Por lo demás, ya
se está cumpliendo con los lineamientos generales de la campaña presidencial.
Si no les gusta el gobierno de Piñera, es culpa de ustedes mismos. Dijimos que
no votaríamos por un ex presidente, y lo primero que hicieron fue chasconear a
Eduardo Frei, sacarle la corbata y abrirle el primer botón de la camisa, y
hacernos creer que esta era la renovación que necesitábamos. No dejaron que se
postulara MEO. Como lo advertimos, votamos por Piñera, y lo apoyamos.
Chile Liberal
chileliberal@gmail.com
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