En
agosto fue del 3%, el nivel mensual más alto desde que Chávez asumió
Pensar
que el Gobierno de Maduro haga una rectificación a fondo de la política
económica, es una ilusión, sobre todo porque ello implicaría solicitar
asistencia financiera al Fondo Monetario Internacional. Y este solo hecho
significa una traición a los principios y fundamentos de la llamada revolución
chavista, de ser contraria a los postulados de una economía de mercado.
Venezuela no cuenta con financiamiento exterior de mayor significación, salvo
el que venía prestando China, ya
agotado por el país.
No
obstante, no recurrir a esta ayuda exterior, seria descartar una alternativa
posible. Existen otras a las cuales pudiese recurrir, que en todo caso serían
apenas medidas transitorias, como, por ejemplo, la apertura de una banda de
cambio libre y la elevar modestamente el precio de la gasolina, las que
lograrían apaciguar muy tenuemente la crisis económica de Venezuela.
Hay
que estar claros. Venezuela enfrenta, quizás, la más profunda crisis económica
de los Siglos XX y XXI de su existencia;
es decir, nunca antes se habían observado tantos desequilibrios y desajustes
como los que está padeciendo hoy la población venezolana, por la crisis de su
economía.
Veamos:
Déficit en Balanza de Pagos Total del orden de los $50.000 millones , y quizás del orden de los
$ 30.000 entre exportaciones e importaciones; un enorme Déficit Presupuestario
( 15% PIB); inflación que estimo llegue al 70% a fines de 2013; desempleo, que
se hará más evidente al no poder cumplir con las misiones, por la grave
situación fiscal; escasez de productos básicos de consumo, por efecto del
control de precios; limitaciones de divisas y una pésima gerencia estatal de
las industrias de alimentos, a más de otros productos como la gasolina, el
cemento, el acero , etc.
Una
gigantesca crisis en el suministro de electricidad, por las carencias de
inversiones en generación, transmisión y distribución; déficit de
abastecimiento de agua potable en casi toda la poblaciones del país, y, para
colmo, una industria petrolera al borde de la insolvencia financiera, sin
capacidad para aumentar las exportaciones en el corto plazo, teniendo en cuenta
que cuya única fuente de financiamiento es el Banco Central de Venezuela,
institución que está actuando en el sentido contrario para la cual fue creada,
como autoridad monetaria, transformándola en una fuente de crédito al Gobierno.
Sus efectos los tenemos todos los días cuando los venezolanos vamos a comprar
al mercado y encontramos que los precios cada día se elevan rápidamente, en los
productos que existen en los stands. En los otros bienes de consumo pasaría lo
mismo, pero no hay disponibilidad.
Una
rectificación del Gobierno tendría lugar, si asume las responsabilidades que le
corresponden. Es decir que es necesario corregir y enfocar la política
económica, desregulándola, soltar las intervenciones, e invitar al capital
extranjero, de primerísima prioridad para solventar la crisis, a la inversión
petrolera y en energía. Tal como se ha planteado México, país, que tiene un
sector externo de exportaciones de automóviles, equipos y tecnología,
diferentes al petrolero de importante presencia, pero que Venezuela no tiene.
Tengo
profundas dudas de que se produzca una rectificación. La reciente creación de
un Consejo Interventor y Regulador de la Economia, más bien apunta hacia una
toma aun mayor de control por parte del Estado, del resto del sector productivo
aun en manos privadas, a quienes continua acusándose de saboteadores.
Desde
luego, la creación de este ente, y otras medidas más, como la apertura de un
mercado paralelo y no libre, como algunos analistas comentan, con la continua
intervención del Gobierno, el cual no podrá sustituir al negro. Ello solo
logrará extender la vida de esta economía por algunas semanas más. Y esperar las
elecciones de Diciembre, que solo serán un evento político, pero que no van a
cambiar ni resolver la crisis económica
En
todo caso, hay que estar conscientes de que el Gobierno, cuando la situación
sea ya de extrema gravedad, podrá apelar a una rectificación solicitando un
gran dialogo nacional. Ello es una posibilidad, desde luego, pero pensamos que
ya es tarde para armar un pacto político como el que requiere una situación de
esta profundidad. Por ello, recuerdo la famosa frase “Cojan alpargatas que lo
que viene es Joropo”, pronunciada por Luis Herrera Campins, cuando Chavez ganó
las elecciones en 1998. Y es lo cierto. No ha existido un día de descanso del
joropo al cual nos sometió Chavez, desde ese entonces hasta acá, y todavía
falta mucho más por bailar.
Se
comenta, que en estas circunstancias la oposición debería asumir una
responsabilidad en dar el apoyo político, para una rectificación económica.
Ello sería viable, si desde luego el Gobierno convoca al país nacional y al
país político a un dialogo, pero me temo que personas como Maduro, Cabello,
Miguel Torres y Jaua, tendrían que retrotraerse y olvidar el discurso político
actual. Ello implicaría, no considerar a la MUD como organización de fascistas
traidores, cómplices del Gobierno de los Estados Unidos de América, ocupados
más bien en forjar un golpe de estado y sabotear al Gobierno. ¿Es ello posible?
Otros
países han logrado ese gran pacto nacional, como Chile y la Concertación
Democrática. España y los pactos de la Moncloa, y ahora México. Pero ninguno de
ellos ha sido posible, sin que hayan estado precedidos por una ruptura, salvo
el caso de México, cuyos políticos conscientes de una eventual crisis de
autenticidad del régimen, se han adelantado a la ruptura, como la que desea con
fervor revolucionario Andres Manuel López Obrador.
Una
eventual salida por vías de la acción militar, sería trágico para el país.
Nuestras Fuerzas Armadas, son parte del actual régimen al cual le dan apoyo, no
solamente por razones institucionales. En este caso van mucho más allá, por
cuanto comparten responsabilidades políticas en la conducción del Gobierno,
desde varios ángulos políticos y administrativos. Estamos en presencia de una
gerencia pública de mayoría militar.
Otra
salida sería plantearse Maduro una renuncia y convocar a elecciones
presidenciales, pero ello entraría al terreno de las utopías.
De
tal modo que las salidas de la crisis implica una enorme rectificación del
Gobierno, la cual ojalá se haga realidad y la que sería la más sensata para el
país; pero estimo, desgraciadamente, que no están dadas las condiciones desde
el Gobierno para ello. Un país sin posibilidad de dialogo y reconocimiento de
las partes, solo apunta a entrar en una etapa superior de la crisis.
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