Vistos
los acontecimientos políticos del
año que acaba de terminar y los que ya se han producido en estos primeros días del mes de enero, cabría preguntarse si en Venezuela
existe, en verdad, eso que
la gente
suele llamar oposición y si, de haberla, cumple la función que se espera
de élla.
Por oposición política se entiende,
generalmente, el conjunto de
partidos políticos que no forman parte
de un gobierno y que adversan sus actuaciones. Si a ello le añadimos que además
pueden hacer oposición los denominados
grupos de presión, las ONG y la
población, aunque no milite en ninguna
tolda política en específico, tendríamos
que llegar a la conclusión de que efectivamente en Venezuela
si hay una oposición que no coincide con las políticas y decisiones del
gobierno desde hace más de una década. Sin embargo, cuando observamos los resultados de la acción política de esa
oposición en los últimos tres lustros,
notamos que no ha habido verdaderos avances, y es que no se puede
considerar como progreso conformarse con haber sacado más votos en una elección
presidencial que en otra anterior o en una parlamentaria un numero de sufragios similar o
porcentualmente mayor al del partido de
gobierno cuando el número de escaños
ganados no sirve para aprobar, en ningún caso, una iniciativa
legislativa de la oposición u oponerse a una de la fracción oficialista.
Ganar espacios no sirve de nada si estos no
se usan, o ya están llenos por el oficialismo, como ocurre en el Poder
Legislativo, en el Poder Moral, en el
Judicial y en el Electoral, donde la oposición no pinta para nada. Sin
lugar a dudas puede afirmarse que la oposición partidista en Venezuela es
más formal que real, dada la
escasa o nula capacidad de acción a que esta confinada.
Y para muestra un
botón:
No sin cierta perplejidad, el
2014 sorprendió a todos los venezolanos con la acusación por parte del
gobierno, de que determinados dirigentes y representantes de la oposición habían
pasado las fechas navideñas fuera del país, en ciudades europeas o americanas. La lista de los
viajeros fue dada a conocer por la titular del
Ministerio de Relaciones Interiores, organismo que históricamente ha sido conocido como el “ministerio de
policía”, y que en esta ocasión ha hecho
honor a ese nombre revelando
información que por tocar la privacidad
de las personas involucradas, no es de la incumbencia de nadie más, pero que en todo caso pone de
manifiesto las acciones políticas que
ese ente gubernamental, supuestamente
subordinado al poder popular como el resto de los demás ministerios, es
capaz de ejecutar, no precisamente al servicio del Estado sino más bien de
intereses subalternos.
Independientemente de que se trata de una
actuación politiquera que debió sorprender a más de uno, incluidos los propios
viajeros, resulta ridícula la acusación de abandono del país a los dirigentes
políticos de la oposición, representantes de asociaciones civiles, empresarios y periodistas que
decidieron pasar sus vacaciones navideñas en el exterior. Tan ridícula o
absurda como si de haber sido al revés,
la oposición hubiese publicado un listado de los dirigentes del PSUV y miembros del gobierno que salieron
al extranjero o se fueron al interior
del país a recibir el año nuevo; aunque en este segundo caso tal señalamiento
estuviese más justificado, dado las
responsabilidades legales y constitucionales que tienen quienes son altos funcionarios.
Similar situación de desplante fue la que se
presentó en la Asamblea Nacional con la reelección del señor Cabello como su Presidente, por tercer año consecutivo,
quien comentó con su peculiar sarcasmo
que estuvo pendiente de quienes levantaron
la mano para votar por él, pues le hubiese dado pena haber contado con
algún voto de la oposición. Una manera arrogante de decir que la oposición no
le hace falta para nada ni al Poder Legislativo, ni al Ejecutivo, ni al
gobierno en general.
Una
verdad a medias, porque la oposición le hace falta al gobierno para exponerla al escarnio público, para señalarla como chivo expiatorio de lo que
muchas veces el gobierno deja de hacer o
hace mal, para demostrar la pluralidad de fuerzas y representatividad del
parlamento, la libertad de expresión y, en definitiva, la legitimidad de la democracia en Venezuela.
xlmlf1@gmail.com
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