Según lo establecía
la Ley de Moneda de 1918, un bolívar era el equivalente a 0,29 gramos de oro.
En tal sentido, el número de bolívares que estaba en circulación en el circuito
monetario venezolano, tenía que ser igual a la cantidad de oro que estuviese depositada
en los bancos venezolanos que poseían para entonces la facultad de emitir
dinero. Luego, a partir de 1939, con la creación del Banco Central de
Venezuela, la totalidad de los bolívares que había en el país, tenían que ser
equivalentes al oro acumulado en las bóvedas del ente emisor. Por eso nuestra
moneda llevaba el nombre de “bolívar-oro”. Esta Ley de Moneda fue elaborada por
hombres como Román Cárdenas (Ministro de Hacienda del régimen gomecista),
promulgada por el Congreso de la época y el general Juan Vicente Gómez en
persona, ordenó su ejecútese. Este modelo que establecía la mencionada Ley de
moneda establecía un tipo de cambio fijo del dólar respecto al bolívar anclado
al valor internacional del oro.
El anclaje monetario
Este anclaje del
bolívar con un metal noble, era lo que se denominaba el patrón oro de la
moneda. Los bancos privados primero, y El BCV después, no podían emitir dinero
que no tuviera su equivalente o respaldo correspondiente en oro, lo que evitaba
que se emitieran billetes, o se acuñaran monedas, sin su correspondiente
respaldo metálico.
Pero durante el
primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, este patrón oro se elimina mediante una
reforma a la Ley del Banco Central de Venezuela, junto con su estatización, y
la emisión de bolívares deja de realizarse en base a la cantidad de reservas de
oro que existían en posesión del BCV, sino en base a la cantidad de necesidades
para la emisión de dinero que financien el gasto en bolívares de los gobiernos
de turno. En otras palabras, pasamos del dinero con respaldo en un valor
intrínseco (como lo es un metal noble), a uno de puro papel. Voltaire decía que
"el papel moneda siempre tiende a su valor intrínseco: cero".
A partir de la
referida reforma, (la cual coincidió con la eliminación de la relación
oro-dólar que promovió la administración de
Richard Nixon en el régimen monetario internacional sostenido en parte
en base al patrón oro, según lo que establecían los acuerdos de Bretton Woods
de 1944) cada bolívar que se emitía debía tener teóricamente su respaldo en
moneda estadounidense en sustitución del oro. De esta forma, los bolívares en
circulación dentro de nuestra economía tenían que ser el equivalente al número
de dólares o divisas depositados en el BCV en atención al precio del tipo de
cambio. Esto desde luego no se respetó y abrió la puerta para que los gobiernos
no cumplieran en lo sucesivo con la relación reservas de divisas –emisión de
bolívares, se relajara la disciplina monetaria y existiera mayor
discrecionalidad por parte del BCV.
Distinto fue lo que ocurrió desde que se fundó el BCV en 1939 hasta
1974, donde existió disciplina monetaria y menos discrecionalidad, ya que con
el sistema de la Ley de Moneda de 1918, las divisas petroleras que entraban al
BCV se usaban para adquirir oro y emitir dinero lo que hacía que los bolívares
tuvieran en la práctica el doble respaldo de oro, divisas petroleras.
Un bolívar igual a 12
dólares
Una Onza Troy, unidad
de peso que se utiliza para cuantificar el valor del oro, equivale a un poco
más de 31 gramos. Si una Onza Troy de oro se cotiza en la actualidad en
alrededor de 1.300 dólares, tenemos que un gramo de este metal precioso tiene
un valor de aproximadamente 41 dólares. De haberse mantenido la relación
bolívar-oro que instauró con su Ley de Moneda de 1918 el general Juan Vicente
Gómez, un bolívar de la época, es decir, 0,29 gramos de oro, al precio que
actualmente tiene en el mercado este metal precioso, tendría una capacidad de
compra hoy equivalente a aproximadamente 12 dólares o a más de 75 bolívares
fuertes, calculados al tipo de cambio oficial de bs 6.30 por dólar. Haciendo el
cálculo al valor del dólar llamado paralelo que se transa en la ciudad de
Cúcuta, un bolívar gomero representa hoy más de 2.000 bolívares.
En otras palabras, el
bolívar oro en el presente no compraría 0,30 dólares aproximadamente, como
sucedía en los tiempos del Benemérito, sino 12 dólares. En vez de un tipo de
cambio de 3,50 bolívares por dólar que era el existía en Venezuela en 1934, en
la Venezuela de 2015 la fortaleza del bolívar lo hubiera llevado a comprar 12
dólares por unidad de nuestra moneda de haberse mantenido el esquema
establecido en la Ley de 1918. Esto nos da una idea de cómo se ha devaluado el dólar en todos estos años
y de lo que perdimos los venezolanos cuando renunciamos en la década de los 70
del siglo pasado a nuestro poderoso bolívar oro.
En definitiva, un
bolívar gomecista es 75 veces superior al que tenemos actualmente, al tipo de
cambio oficial y más de 2000 mil veces al tipo de cambio del dólar paralelo.
El Fuerte de Plata
Por ejemplo, si usted
revisa la fecha de la primera acuñación de una moneda de plata, cuya
denominación era de 5 bolívares (el famoso “fuerte de plata”) podrá encontrar
que corresponde al año de 1879. Yo particularmente poseo una que heredé de mi
padre, que data del año 1876, era lo que se denominaba un “venezolano”. Los
“venezolanos” acuñados previos a 1879 empezaron a tener el mismo valor de los
fuertes de plata 5 bolívares
Esos “fuertes de
plata”, cuya denominación era de 5 bolívares, circularon como monedas de curso
legal hasta mayo de 1973, cuando fueron retirados de circulación para ser
sustituidos por los primeros fuertes de níquel de 5 bolívares. Para ser más
claros, aquellas monedas conservaron su poder de compra casi intacto durante un
poco menos de 100 años. Estamos hablando prácticamente de un siglo completo de
estabilidad y fortaleza monetaria, tiempo en el cual otras monedas como la
alemana y el propio dólar, experimentaron severas devaluaciones. En rigor, el
bolívar era una de las divisas más fuertes del mundo, y fue la única que no se
devalúo en la primera mitad del siglo XX.
Esa estabilidad y
solidez monetaria de la que gozó Venezuela, íntimamente relacionada con el
patrón oro, se acabó en el momento en que los gobiernos de turno empezaron a
manipular el precio al tipo de cambio (se acabó la disciplina monetaria), lo
cual coincidió con el sobre ingreso fiscal petrolero que empezó a recibir el
país a raíz de la crisis energética del año 1973 (los precios del barril de
crudo pasaron de 2 dólares a 14 dólares). Pero el cambio crucial se produjo
cuando el Estado se apoderó de la mayoría de las divisas que ingresaban a la
nación por medio de Petróleos de Venezuela.
Antes de la mal
llamada nacionalización, los gobiernos de turno recibían su ingreso petrolero
en bolívares. Las empresas transnacionales, cambiaban sus dólares por moneda
nacional, al cambio de la época,( 3,30 hasta 1960 y 4,30 hasta el momento de la
estatización del petróleo en 1975) para cancelar sus obligaciones por concepto
de impuestos y regalías por la explotación de los hidrocarburos.
Pero cuando los
gobiernos de turno se apoderaron de los dólares petroleros, a través de PDVSA,
se produjo una distorsión muy grave, ya que el ejecutivo nacional ajustaba el
precio del dinero emitido por un país extranjero, es decir, la tasa de cambio,
y al mismo tiempo controlaba la mayoría de las divisas que ingresaban al país.
En otras palabras, se despachaba y se daba el vuelto. Lo que realmente ocurrió
es que los gobiernos de turno, a través de PDVSA, se apoderaron del sector
externo de nuestra economía.
A partir de ese
momento los gobiernos, para financiar sus crecientes gastos de funcionamiento,
abandonaron la disciplina fiscal y monetaria que se había mantenido por décadas
y apelaron al expediente de la devaluación para obtener mayor número de
bolívares por la misma cantidad de dólares, arrojando al circuito monetario del
país un volumen de dinero superior a la cantidad de bienes y servicios que
producía Venezuela. La consecuencia inmediata fue el crecimiento de medios de
pago a un ritmo muy superior al de las cosas que se pueden que comprar con
ellos. La consecuencia inevitable: inflación y depreciación de nuestra moneda.
Moneda y pobreza
Buena parte del
masivo empobrecimiento que hemos vivido los venezolanos en los últimos años
tiene un origen monetario. A partir de la estatización del petróleo en 1976,
los gobiernos de turno se apoderan de la principal fuente de ingreso de la
nación, lo que les dio un avasallante poder económico sobre toda la sociedad.
La irresponsabilidad
del aumento del gasto presupuestario, financiado con endeudamiento público
masivo y con extracción de renta petrolera, llegó un momento que estranguló las
finanzas del Estado y éste no tuvo otro remedio que empezar a devaluar para
financiar su déficit fiscal.
Al devaluar, los gobiernos obtienen más medios de pago para sufragar sus gastos, pero a costa de la destrucción del ahorro interno de los venezolanos, del poder adquisitivo de los salarios y de la estabilidad de la moneda. Por eso no es casual que a partir de la estatización petrolera del año 76, se haya producido una caída estrepitosa de índices como el ingreso per cápita, del consumo privado per cápita y de la inversión privada no petrolera.
En conclusión, al tener
los gobiernos de turno en sus manos la mayoría de las divisas que ingresan al
país y al mismo tiempo el poder de controlar el precio de la tasa de cambio,
los incentivos devaluacionistas son demasiado poderosos. Se aumenta el gasto
del Estado (casi siempre improductivo) y para financiarlo se recurre al
endeudamiento y a la extracción de renta del recurso petrolero, a través de una
política que se apoya en los precios del barril, más que en las inversiones y
el crecimiento de la producción y del negocio petrolero . Pero cuando se agota
la capacidad de endeudamiento público y la extracción de renta petrolera no
alcanza por los movimientos cíclicos de los precios del crudo, o porque
simplemente los costos del funcionamiento del gobierno y el gasto del Estado se
salen de control, entonces siempre se puede recurrir a la devaluación para
cubrir los huecos fiscales, obteniendo más bolívares devaluados por la misma
cantidad de dólares. Esto explica que el bolívar se haya depreciado en un
150.000% en las últimas tres décadas.
Una ecuación
monetaria letal
Todo esquema fiscal,
en Venezuela o en cualquier otra, parte, tiene un componente de ingresos y otro
componente de gastos. Pero en el caso de nuestro país, el Estado funciona en la
economía doméstica haciendo uso de dos tipos de monedas, el dólar y el bolívar.
Sólo que el dólar lo utiliza para los efectos de su ingreso y el bolívar para
los efectos de su gasto. Como lo que importa son los ingresos y la capacidad de
compra de esos ingresos (ya que de ellos depende la capacidad de gasto), a
nuestros gobernantes nada más les importa el bolívar en lo que respecta a la
variable del gasto, es decir, de sus obligaciones económicas internas. De allí
que no les interese mucho el poder adquisitivo de nuestra moneda nacional, sino
el poder adquisitivo de la divisa extranjera y la preservación del valor de esa
divisa en el tiempo. En otras palabras, el bolívar como moneda no sirve para
ahorrar o para invertir, cosa que es indispensable para que toda economía
crezca, sino sólo para consumir.
Por otra parte, en un
país en el cual cada vez las importaciones crecen más, se produce cada vez
menos y es el Estado el que viene asumiendo la responsabilidad de ser un
importador directo de bienes, aumenta sin duda la ventaja de tener ingresos en
dólares y esta ventaja se convierte en un elemento crucial para la hegemonía
económica del gobierno. Por eso, qué mejor cosa que tener que honrar
compromisos en el sector interno con una moneda débil y que se deprecia
constantemente, mientras que al mismo tiempo recibimos ingresos en una moneda
dura que preserva su valor. Sin duda una ecuación monetaria perfecta para quien
la disfruta, pero letal para quien la padece.
Como vemos, desde
hace casi 30 años hasta el Sol de hoy, se ha utilizado la devaluación de la
moneda para financiar el déficit fiscal, ya que se eliminó el patrón oro como
ancla de nuestro sigo monetario y los gobiernos de turno decidieron emitir
dinero a su antojo tasando discrecionalmente el precio del tipo de cambio.
Qué tiempos aquellos
cuando los ingresos petroleros del gobierno se obtenían en bolívares-oro (la
moneda creada por el general Gómez), los dólares estaban en manos de los
privados y el Estado no estaba interesado en devaluar ya que tal cosa le
quitaba capacidad de compra al sector público.
Pedro
Elias Hernández
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