Montados sobre premisas absolutamente
socialistas, calcados del chavismo, la oposición, huérfanos de una visión
propia y contraria al régimen, se plantean una nueva contienda electoral.
El tema fundamental es obtener una mayoría en
la Asamblea Nacional, en la presunción que con esta mayoría de diputados se
inicie un programa de cambios fundamentales en la conducción del país que nos
saque de la crisis socio-económica que sufrimos, se dice fácil.
Se trata de una estrategia electoral basada
en la suposición que la mayoría de los votantes son chavistas desencantados, de
allí que varios partidos de la oposición elaboraron sus propuestas en bases de
un Estado que continúa siendo interventor, paternalista, afincados en el gasto
social, piensan que poniendo orden en las cuentas nacionales y estimulando al
aparato productivo nacional, la situación puede cambiar, es decir, más de lo
mismo, una especie de chavismo sin Chávez, un cambio de modelo pero sin cambiar
al estado que queda prácticamente igual, suena hueco, vacío y poco inspirador,
democracia social lo llaman algunos, social democracia lo llaman otros.
Y es que 14 largos años de socialismo salvaje
han hecho mella en la cabeza de nuestros políticos, lamentablemente de muchos
jóvenes, que creen que, montados en la ola de la “Justicia Social” van a ganar
espacios que están ahora en mano de los rojos rojitos.
Escucharlos es escuchar a jóvenes chavistas o
a empresarios con el chavismo, o a los viejos carcamales del socialismo que
creen como, que todos los problemas humanos se pueden reducir a soluciones
políticas, lo cual es un garrafal error, los problemas sociales son sociales,
los de salud de salud, los económicos se resuelven económicamente y así podemos
seguir mencionando áreas de actividad que tienen sus propias gestaciones,
dinámicas y mecanismos de resolución y donde la política solo interviene
tangencialmente, si es que interviene.
Uno de los grandes errores que permitimos los
venezolanos del chavismo, fue que convirtieran nuestras cotidianidad y vidas
privadas en un problema político, esto lo lograron hiperdimensionando al
estado, de manera que ocupara todas las esferas de actividad de los ciudadanos,
hicieron del tema de la seguridad un
problema político, lo hicieron del tema habitacional, de
desabastecimiento, de producción industrial, hospitalarios, de información, de
consumo eléctrico, etc., creando una enorme confusión donde todo termina en una
incapacidad del manejo de la administración pública, y si hay críticas y
protestas, entonces lo toman como una conspiración en contra del país y su
proyecto revolucionario.
Pareciera que nuestros políticos, que no
pertenecen al PSUV, piensan que los problemas de Venezuela se resuelven solo
con el cambio de los nombres de esos funcionarios públicos, dejando intacta la
perversa construcción del pensamiento socialista y de un estado fuerte, que es
el veneno que nos deja el paracaidista de la boina roja, creen, que lo que le
falta al país es una mejor gerencia de políticas públicas y una dosis de
honestidad sin tocar las premisas del Estado benefactor e interventor, que es
justamente lo que ha arruinado al país.
El chavismo ha confundido a muchos,
haciéndoles creer que el amor al prójimo y la solidaridad es parcela exclusiva
del socialismo y por ello prioritario en la vida de los ciudadanos, aún por
encima de nuestros propios intereses, que son egoístas y personalísimos, lo que
es simplemente una locura, como bien dice un escritor norteamericano, alguien
que no tenga camisa muy difícilmente puede prestarla a otro descamisado.
Tengo dos convicciones, la primera, el problema de Venezuela es un problema fundamentalmente económico, de oportunidades, de producción, de corregir tantas desigualdades y trabas a través de la creación de riqueza, de trabajo y más trabajo, segundo, los venezolanos no somos y jamás seremos socialistas, aun los más pobres comprenden los rudimentos de la economía de mercado y desean producir para tener una mejor vida, solo con el trabajo bien remunerado se puede aspirar a la seguridad de la familia, a rodearla de comodidades, de buenos servicios, siempre con la esperanza de poder crecer, ser mejores y ser más ricos, y lo digo sin ningún tapujo ni hipocresía, los venezolanos nos gusta la vida material, las cosas buenas, viajar, vestirnos bien, comer mejor, tener dinero en los bolsillos, dinero bien ganado, con trabajo e ingenio, no con trampa y sangre.
El problema inmediato de nosotros los
venezolanos es cómo llegar allí.
Los venezolanos no queremos que el Estado nos mantenga, que nos dé todo lo que necesitamos, que dependamos de unos funcionarios públicos hasta para ir al baño, o a la espera interminable de nuestra partecita de la renta petrolera, que siempre termina en deuda pública, lo que queremos es la oportunidad de trabajar para hacernos ricos y prosperar, ya tenemos más de 40 años de ese socialismo cochino repartidor de limosnas que lo que ha hecho es humillarnos y hacernos sentir minusválidos.
El chavismo ha sido la guinda de la torta del
socialismo al pretender esclavizarnos, hacernos trabajar para mantener el
Estado y toda su burocracia, obligarnos a servirle como si fueran nuestros
amos. Sólo una pequeñísima parte de la población, los que viven en pobreza
extrema o los rechazados por la sociedad son los que les gustaría que el Estado
los mantuviera, y ese grupo no vota.
Lo que el pueblo espera es alguien que le ofrezca lo que le han negado durante tanto tiempo, un buen negocio, una oportunidad para ser mejores, que se abran los mercados laborales, las oportunidades financieras, de inversión, de trabajo, que si alguien tienen una idea comercial o manufacturera, pueda intentar hacerla realidad, y si no resulta, que pueda volver a intentarlo, sin que el Estado lo robe, le ponga trabas, lo obligue a asociarse con quien no quiere, o lo amenace con quitarle lo que tiene.
Para ello necesitamos de libertad, libertad
como la que los socialistas no pueden aceptar, libertad para valernos por
nosotros mismos, de pensar lo que nos dé la gana y decirlo, para hacer con
nuestro dinero lo que queramos sin rendirle cuentas a nadie, de reclamarle al
gobierno sus errores, libertad para salir de los políticos fascistas y de los
funcionarios corruptos, libertad para votar por quien nos ofrezca esa
oportunidad de lograr nuestros sueños, y para eso debemos cambiar la estructura
del estado.
La democracia debe ser entendida como oportunidad para todos, no solo para que exitosos funcionarios sigan desarrollando una gestión de políticas públicas, el foco es el ciudadano y con él, el candidato, la estrategia debería ser abrir los recursos hacia el pueblo, no concentrarlos en los funcionarios para ellos seguir haciendo, el enroque debe ser atender al votante, en vez de más Estado.
El pueblo está listo y preparado de tomar la
oportunidad de dejar atrás esta pesadilla chavista, pero hay que hablarle claro
y raspado, sin disfraces y afeites, no quieren un “chavito” ni continuar con la
quinta república, la gente está harta de programas sociales, ayuditas y
sacrificios sin sentido, de un estado esclavista y derrochador, este es un
pueblo que si se le da la confianza y lo dejan volar solo, reconstruirá el país
en muy breve tiempo y lo hará bien, así somos, emprendedores, ni más ni menos .
Pero volvamos a nuestra realidad, todas las
fichas están apostadas a una Asamblea mayoritariamente de oposición, si la
obtenemos, dudo mucho que el chavismo simplemente se cruce de brazos y nos
permita llevar las reformas, leyes y controles que el estado necesita para
volver a una cierta normalidad.
En las manos del chavismo van a estar los
otros poderes del estado, unas fuerzas armadas socialistas, todo el resto de
las instituciones, unos cuadros de sociedad civil organizada militante y
armada, de modo que, no creo, como dice la propaganda, que con simplemente
promulgar una ley de amnistía van a salir los presos políticos, que llamando a
una rendición de cuentas a los ministros se va a terminar con la corrupción,
que postulando a ciudadanos idóneos a los cargos que están vacantes vamos a
obtener instantáneamente un mejor gobierno, creo todo lo contrario, va a
empezar una lucha política más encarnizada en contra de los factores de cambio,
la pregunta que me hago es ¿Están todos esos candidatos de la oposición a la
Asamblea Nacional, preparados para una lucha política como la que se avecina?
Una vez en sus curules, ¿van a seguir dejándose naricear por un gobierno
abusador? ¿Van a seguir aceptando, pacíficamente, la violencia chavista en
contra del país?
Me temo que el “Chavismo Light” que nos tiene preparado la MUD no es el contendor adecuado para la grosera injerencia cubana en nuestra política, el grueso de la gente por la que vamos a votar en las próximas elecciones, si las hay, no están preparadas para lo que viene, algunos de ellos siguen siendo los mismos “negociadores” y oportunistas de siempre; mientras sigan amparándose en la constitución, en los derechos humanos, en la tradición democrática y todos esos lugares comunes que utilizan en sus discursos, no vamos a estar a la altura para derrotar a la bestia fascista del chavismo.
No pongamos muchas esperanzas en esta fórmula
mágica de una mayoría en la Asamblea, ya tenemos demasiado tiempo manejados políticamente
por la gente equivocada, la misma que ahora quiere que de nuevo, peleemos por
ellos su batalla en los centros electorales, sin habernos dado nada, solo
promesas.
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul
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