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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

domingo, 9 de diciembre de 2007

*"SE HUNDE EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI" (EL ANÁLISIS DE CARLOS ALBERTO MONTANER)


02:28 pm 08 Dic 2007 34 comentarios 7,017 views
Al teniente coronel le queda mucho por destruir mientras permanezca en Miraflores haciendo discursos cantinflescos, regalando dinero y cometiendo disparates , pero su paso por la historia venezolana ya ha sido como el de Atila por donde galopaba su caballería. Carlos Alberto Montaner analiza los efectos de la derrota de Hugo Chávez.
Este es su análisis:
Primero el rey lo mandó callar. Ahora los venezolanos acaban de hacer lo mismo. Los dos fenómenos, además, están relacionados. La Corona española goza de una inmensa simpatía en América Latina . En todas las ceremonias de toma de posesión de los nuevos presidentes, invariablemente las figuras más aplaudidas son Felipe y Letizia, que suelen ser los representantes de España. Cuando Juan Carlos, desesperado por la locuacidad patológica de Chávez, indignado por su infinita falta de educación, le exigió que cerrara la boca, creó, sin proponérselo, el más formidable eslogan contra el aprendiz de dictador , y le dio a la oposición el impulso que necesitaban los estudiantes universitarios para vencer la apatía y llevar al pueblo a las urnas nuevamente. Contrariando el viejo cuento, esta vez fue el rey quien gritó que el campesino lerdo iba en cueros.
Las consecuencias de esta derrota de Chávez son enormes. Aparentemente, lo que estaba en juego era la aprobación de una constitución cercana a la que rige en Cuba (inspirada, por cierto, en la legislación stalinista de 1936), pero, en realidad, se jugaba algo mucho más importante: el destino del llamado Socialismo del siglo XXI y los delirantes planes de conquistar América Latina para la causa del colectivismo autoritario. Ahora se sabe que los venezolanos no quieren ser arrastrados hacia el comunismo dentro de su patio, y mucho menos costear la onerosa aventura de convertir a Venezuela en la URSS de nuestro tiempo.
Los mandamases cubanos, seguramente han tomado buena nota de este descalabro. Ya entienden que no pueden contar indefinidamente con el opulento subsidio venezolano, calculado hoy en cuatro mil millones de dólares anuales. Esos cien mil barriles de petróleo que todos los días llegan a Cuba, en algún momento dejarán de fluir, y la Isla sólo tiene reservas para 17 días, lo que los obligaría a un feroz racionamiento de la energía eléctrica , peor que el que sufrieron a principios de la década de los noventa. Los rusos y los angolanos, sí, están dispuestos a vender petróleo, pero siempre que les paguen la factura, y ese improductivo sistema es incapaz de generar las exportaciones que se requieren para hacerle frente a unos gastos muy elevados, porque incluyen el ochenta por ciento de los alimentos y medicinas que la sociedad necesita importar para poder sobrevivir.
Todo esto sucede con un Fidel Castro moribundo, que insiste en postularse al Parlamento para seguir siendo presidente mientras sea capaz de respirar, aunque ya sin otro objetivo que impedir cualquier cambio que se intente introducir en Cuba en la dirección del modelo Chino o vietnamita, como defienden, sotto voce, su hermano y casi toda la nomenklatura. Según la versión oficial, Castro está dando la batalla contra la muerte. La verdad es que embiste contra la inevitable reforma económica, pero si antes pretendía sostener su desastrosa estructura productiva enquistándose en el presupuesto venezolano, como hizo en su momento con la URSS, ese proyectado saqueo ya no es posible durante mucho más tiempo.
Para Evo Morales la noticia también es un mazazo. Su gobierno es el más débil del eje chavista. La derrota del venezolano lo sorprende en medio de una fraudulenta operación en la que, escondido en los cuarteles, intenta forzar una nueva constitución que le permita reelegirse. Tiene en contra medio país geográfico y étnico. Si Chávez no pudo imponer su voluntad, mucho menos podrá él frente a la aguerrida oposición que lo adversa. Hace unos meses, Chávez advirtió que si Morales era derrocado por el ejército o por levantamientos civiles, las tropas venezolanas acudirían en su defensa. Chávez, tras la derrota electoral y la oposición del general Raúl Baduel, ya no puede confiar en sus Fuerzas Armadas. Se sabe que la noche del referéndum le dijeron que no respaldarían ningún pucherazo.
En Ecuador, con otra intensidad, ocurre un fenómeno parecido. El presidente Rafael Correa, uno de los pocos amigos personales de Chávez en la región, basado en su tremenda popularidad, intenta refundar el país para manejarlo a su antojo con una vieja visión cepaliana de la economía, trufada con la anacrónica y nociva influencia de la Teología de la Liberación, pero probablemente la experiencia venezolana le sirva como un factor de moderación. De la misma manera que hasta hace unos días parecía que la izquierda chavista era el futuro del continente, la percepción que ahora se generaliza es la contraria: el socialismo del siglo XXI será un fenómeno efímero.
Pero es dentro de Venezuela, naturalmente, donde la derrota de Chávez genera mayores turbulencias. El chavismo está mucho más cerca de ser una banda primitiva que un partido moderno. El poder descansaba sobre el mito de la invencibilidad del líder adorado, y ese mito se acabó en la madrugada del lunes cuando anunciaron la victoria del no . El chavismo no ha logrado convertirse en un movimiento político organizado, más allá de una turbamulta que aplaude a su caudillo, mientras unos cuantos cortesanos se asocian para delinquir a la sombra del poder. Si Chávez deberá abandonar la presidencia en el 2013, ¿quién lo sustituye y cómo se elige al nuevo candidato? Ahora comienza esa agónica lucha por la sucesión y la consecuente fragmentación del grupo.
En la oposición hay también una recomposición importante. El factor más novedoso es la aparición en la escena política de los estudiantes demócratas, verdaderos héroes en la derrota de Chávez, con tres de sus brillantes portavoces como primeras figuras, y quizás con Jon Goicoechea como la más vistosa de ellas. Quedan vivos Manuel Rosales, gobernador de Zulia, Julio Borges, el líder de Primero Justicia, y Enrique Mendoza, muy activo en la acción tras bambalinas en respaldo del rechazo a Chávez. Sin embargo, la figura clave, a partir de ahora, quizás sea el enigmático general Raúl Baduel, quien en el 2002, tras el golpe militar, hizo lo indecible por devolverle la autoridad a Hugo Chávez, y ahora se ha movido con el mismo éxito en la dirección contraria. Si el general decide aspirar, será un personaje al que hay que tomar en cuenta. En todo caso, la oposición democrática necesita contar con un candidato único para resistir al chavismo, más o menos como los chilenos de la Concertación tuvieron que ponerse de acuerdo para derrotar a Pinochet .
Lamentablemente, todavía es muy prematuro para hablar de la herencia que dejará el chavismo. Al teniente coronel le queda mucho por destruir mientras permanezca en Miraflores haciendo discursos cantinflescos, regalando dinero y cometiendo disparates , pero su paso por la historia venezolana ya ha sido como el de Atila por donde galopaba su caballería. En medio del río de petrodólares más impresionante que ha recibido Venezuela a lo largo de la historia, el país padece un terrible desabastecimiento de artículos de primera necesidad, miles de empresas se han visto obligadas a cerrar las puertas, centenares de miles de venezolanos educados han tenido que emigrar, y las calles de las principales ciudades se han transformado en el peor matadero latinoamericano.
Desde 1999 a la fecha, más de cien mil venezolanos han sido asesinados por delincuentes comunes, y apenas un cinco por ciento de esos crímenes ha podido llegar a los tribunales. Hoy el país está infinitamente peor gobernado, y la sociedad mucho más crispada, que en 1998 , cuando Venezuela, de una manera insensata, se entregó en manos de un aventurero ignorante cuya mejor credencial es que en 1992 había intentado acabar a tiros con el sistema democrático. Tal vez, cuando termine este triste episodio, ésa sea la única herencia positiva que deje el chavismo: para que una nación prospere y triunfe, hay que saber elegir. Los venezolanos, parece, están aprendiendo.
Finalmente lo callaron: Se hunde el socialismo del siglo XXI
Carlos Alberto Montaner
Diario Exterior

*WENCESLAO MONSERRATE ESCRIBE: "ESQUEMA SOBRE PARA QUE SIRVE UNA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE"

· La Constituyente es un órgano:
· Colegiado (admitido),
· Representativo,
· Extraordinario y
· Temporal.
Investida para crear la Constitución del Estado.
Es un nombramiento después de:
· Un golpe de Estado,
· Una guerra o
· Una revolución.

· Sus representantes pueden ser elegidos por el pueblo (Artículos 347 y 348 de la Costitución), para:
· Elaborar una Constitución.

· El Poder Constituyente da al Pueblo su organización (Artículo 349 de la Constitución). Este puede ser:
· Jurídico-político fundamental y
· Reformador de la Constitución
Tanto:
· Total o
· Parcial.
· Como:
· Originario:
· Cuando da lugar a la fundación del Estado.
· Derivado:
· Cuando reforma la Constitución.

· La Asamblea Constituyente:
· Queda disuelta al entrar en funcionamiento la nueva Constitución.

Wenceslao Monserratte.

*ORLANDO OCHOA TERÁN ESCRIBE PARA ASERNE: CHÁVEZ, LA ABSTENCIÓN Y SU "DILEMA"



¡Oh ironía! Mientras la oposición debatía votar o no votar, resolviendo democráticamente por la primera y descalificando a los promotores de la segunda, una mancomunidad de chavistas inconformes optaba por una estrategia silenciosa de abstención que aturdió al presidente Chávez y puso a la oposición a cantar victoria
Un análisis desprejuiciado de los resultados electorales del pasado domingo demuestra que la realidad que surgió de este evento no se compadece con los ingenuos y prematuros pronunciamientos de algunos dirigentes políticos sobre la paz, la reconciliación y una supuesta "gallardía" del presidente Chávez para reconocer el triunfo del NO.
Es muy probable que la euforia y una interpretación caprichosa de la exposición del presidente Chávez la madrugada de este lunes contribuyeran a esta distorsión en virtud de que en el evento electoral se produjo una coincidencia, muy probablemente transitoria, con una masa chavista que fue estimulada por una serie de factores exógenos a la oposición tradicional. Entre estos el más conspicuo es sin duda el presidente Chávez, el gran arquitecto de su propia debacle. Nunca antes en Venezuela fue tan ostensible el empeño de un jefe de Estado en jugar, nacional e internacionalmente, en contra de su propio interés.
La historiadora estadounidense Bárbara Tuchman asegura en uno de sus ensayos que estas decisiones que desafían el sentido común y la experiencia, a pesar de disponerse de una abundante información que aconseja lo contrario, con consecuencias catastróficas, no ocurren con tanta frecuencia en ninguna otra actividad humana sino en la política. Chávez es una prueba viviente de este aserto.
El aprendiz de brujo
El triunfo electoral del año pasado desencadenó en el espíritu y la mente del p r e s i d e n t e Chávez un estado de euforia tal que no le p e r m i t i ó considerar la posibilidad de una derrota. En el camino, alentado por arrogancia desbocada, decidió no renovar la concesión a RCTV.
La convulsión social que provoca la arbitraria decisión no lo disuade. Marcel Granier se reveló entonces como un formidable adversario. Recorrió varios continentes sembrando dudas acerca del talante democrático del comandante. Para sorpresa de muchos, el atropello a RCTV despertó una vigorosa fuerza estudiantil que magnificó y multiplicó el mensaje opositor que se intentaba amordazar.
A la insurgencia estudiantil sigue la disidencia de Podemos, la de las iglesias Católica y Evangélica, la del general Raúl Baduel y la señora Marisabel Rodríguez. Economistas, abogados y politólogos, entre otros profesionales, alertaron sobre el proyecto que el gobierno pretendía refrendar clandestinamente.
Entretanto la crisis económica se agudizaba. Como a un aprendiz de brujo la alquimia presidencial comenzó a conjurar los demonios que se le aparecieron el pasado domingo.
Desconfianza e ironía
La sospechosa y cuestionada demora de los resultados del "sistema electoral más moderno y transparente del mundo", la admisión pública del presidente Chávez de vivir por más de cinco horas un "dilema" y la e s c a r a m u z a pública en el CNE para que el gobierno admitiera la derrota confirman las razones de la gran desconfianza crónica del electorado.
Los comentarios del eurodiputado Herrera Tejedor, en el sentido de que las incidencias en el CNE "no se sostienen bajo ningún parámetro de democracia" son pertinentes. La actitud desafiante y resentida del presidente Chávez en el curso de esta semana demuestra que el referendo es sólo un episodio de una lucha más larga y enconada.
Cuando se consideró en la oposición que la decisión de votar o no votar debía estar fundamentada en una táctica o una estrategia, la mayoría optó por promover la participación sin ninguna otra condición ulterior y así se cumplió. Cabalgando sobre la mayoría, los partidarios del voto a ultranza, como ya es costumbre, denostaron de la abstención como estrategia.
Sin embargo, ¡que ironía!, a través de una de las más concientes, activas y militantes abstenciones jamás conocida en la historia electoral de Venezuela, el sector chavista disidente materializó la derrota de Chávez.
Teodoro no se turbó para reconocerlo en su editorial del pasado martes: "Sin ese aporte (chavista), más la parte de ese mismo electorado que se abstuvo, la victoria no habría sido posible". La victoria le pertenece también al chavismo disidente. Si se usa como referente las elecciones presidenciales de diciembre "la parte de ese mismo electorado que se abstuvo" fue de varios millones de electores.
La política pues también tiene sus sorpresas. Mientras la oposición debatía votar o no votar, resolviendo mayoritariamente por la primera, una mancomunidad de chavistas silenciosos optaron, por desconfianza en el proyecto socialista o por temor al efecto Tascón, por expresarse a través de la abstención con un tono de voz que dejó aturdido al comandante Chávez y puso a la oposición a cantar victoria.
Este contundente mensaje del chavismo abstencionista podría consolidar el liderazgo emergente del general Raúl Baduel y ampliará el horizonte político de Podemos si saben descifrar e interpretar sus señales.
Mientras tanto, los sufragistas compulsivos que descalificaron la abstención como estrategia deberían guardar un discreto y agradecido silencio.

*ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA ESCRIBE: "LA ALBORADA"



a Enrique Krauze
1
Los resultados del proceso comicial obtenidos el domingo pasado constituyen un sólido respaldo a la esperanza de lograr una proeza de trascendencia histórica: resolver esta grave crisis existencial – posiblemente la más grave sufrida en nuestros 200 años de vida republicana – de manera pacífica, consensuada, incluso electoral. Algo que hasta ese histórico y ya emblemático 2 de diciembre se lo creían poquísimos venezolanos. Y muy pocos observadores de este, nuestro doloroso y apasionante proceso socio-político.
Sabe el mundo de la tragedia que supuso para el pueblo chileno, para los países del Cono Sur y para América Latina el modo encontrado por sus sociedades para resolver hace ttres décadas una crisis semejante y tan grave como la nuestra: mediante terribles, injustos y devastadores golpe de Estado. La sociedad venezolana, en cambio, tras nueve años de arduos y a veces sangrientos forcejeos, comienza a encontrar una salida a su intrincado laberinto. Permitiendo que surjan, de su propio seno, las fuerzas capaces de impedir la tragedia de una guerra civil o de una resolución castrense al profundo quebranto que sufrimos, y conducirnos hacia el futuro recomponiendo el tejido social, reeducando a vastos sectores hasta hoy seducidos con la prédica mesiánica, autoritaria y desquiciadora de la violencia y el enfrentamiento, adelantado con sus propuestas, sus valores, su lucidez y sus principios un futuro que todos los venezolanos - y con nosotros seguramente todos los pueblos de nuestra sufrida región - anhelamos desde lo más profundo de nuestros corazones. Avanzar hacia la modernidad, la prosperidad y la justicia social reubicando a nuestros países en el concierto de las naciones más desarrolladas del planeta. Una aspiración que, desde este 2 de diciembre, no luce en absoluto descabellada. Su efecto sobre el continente aún no se anuncia del todo. Pronto será una importante realidad.
2
La gran interrogante con que enfrentamos hace una década la aparición de este extravagante fenómeno socio-político representado por la figura del teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías y el aluvional y apasionado movimiento de masas que pusiera en acción se reducía a una pregunta entonces sin respuesta: ¿constituía el chavismo el fin y entierro de todo un período histórico o era el parto de la Venezuela del futuro? Tras estos nueve años la respuesta es incontrovertible: el gobierno del teniente coronel ha supuesto la exacerbación no sólo de las peores taras de las vividas y puestas en práctica durante los cuarenta años de democracia, sino de nuestra historia republicana toda. Lastrada desde sus orígenes por la autocracia, el caudillismo y el militarismo. A las que Hugo Chávez ha agregado su delirante demagogia, su desaforada estatolatría clientelar y la pérdida de todos nuestros valores republicanos.
Hoy, tras nueve años de pesadilla, Venezuela, América Latina y el mundo entero comienzan a tomar conciencia de que el chavismo constituye el hundimiento estrepitoso no sólo de una forma específica de gobierno - el caudillismo militarista y autocrático propio de nuestra peor tradición republicana - sino de todo un proyecto histórico fracasado doquiera se trató de implementar. Que solo sobrevive bajo las más penosas y trágicas circunstancias en Corea del Norte y en Cuba. Que todavía ilusiona a las masas material y espiritualmente menesterosas de nuestras sociedades más retrasadas y que parecía tener el poder material y propagandístico del petróleo y de un predicador inescrupuloso y delirante como para torcer el destino de todo un continente, empujándolo al abismo de sus peores tragedias.
Luego de este 2 de diciembre, nace una nueva percepción. La de que Venezuela se acerca a la alborada de un nuevo tiempo. Y que su surgimiento tendrá efectos trascendentales para todos los países de la región. Pareciera que después de este acontecimiento de tanta envergadura, nada será como antes.
3
No parece exagerado afirmar que el futuro de la región, como hace doscientos años, se juega en Venezuela. Sintetizado en dos afirmaciones: se entierra por ahora, y esperemos que para siempre, el delirio mesiánico del militarismo republicano enmascarado de socialismo revolucionario. Cuya más fehaciente prueba de trágico fracaso nos lo enseña la Cuba castrista. Nace una nueva época de libertades democráticas y una nueva conciencia histórica, verdaderamente revolucionaria: la de la república liberal democrática. Acompañada de una nueva concepción del papel del Estado y del individuo en la organización social, de los partidos políticos y las organizaciones de la sociedad civil y de la cultura dominante y las responsabilidades individuales y colectivas.
Estamos ante una auténtica y verdadera revolución. La necesaria en tiempos de globalización en un continente que se resiste de manera encarnizada a dar el salto a la modernidad. En todos los órdenes de la vida: desde la educación y la cultura, hasta la productividad y el trabajo. Una revolución que enfrenta los males endémicos de nuestra pobreza y nuestro subdesarrollo crónicos dando un giro de 180º en la forma y manera de enfrentarlos: desde el populismo estatólatra, demagógico y autoritario que nos ha surtido las coartadas para eludir el enfrentamiento con la verdad de nuestras carencias, hacia el liberalismo democrático, popular y progresista, única manera de enfrentarlos exitosamente. Alternativas que no pueden ni deben ser confundidas con antinomias ideológicas fracasadas. El liberalismo social y democrático bien puede ser asumido, dirigido y administrado por la izquierda progresista, como en la España de Rodríguez Zapatero o en el Chile de Michelle Bachelet. O por la derecha popular y progresista, como en la misma España bajo el PP de José María Aznar, en la Francia de Nicolas Sarkozy o en el México de Vicente Foz y Rafael Calderón.
Pues el problema crucial, que la falacia y la fatal arrogancia del socialismo de proveniencia marxista insiste en desconocer, no radica en dividir para imperar – la vieja máscara del poder de los dictadores – y apropiarse del Estado y de la productividad de los ciudadanos para alimentar a los parásitos de la nomenklatura, origen de las peores y más aterradoras corruptelas, sino en liberar las fuerzas creadoras y productivas de los individuos, entregándoles las llaves del control social, político, económico y cultural de sus sociedades para que asuman su destino y concierten la suma creadora de sus impulsos y anhelos.
4
Ese es el desafío a que nos enfrentamos. Ese es el reto que la historia nos plantea. Resulta obvio y es preciso afirmarlo una vez más, que la resolución de tan importante disyuntiva existencial no puede ser satisfecha por los viejos liderazgos y las viejas élites. Por mejor intencionadas y democráticas que puedan ser. Como es nuestro caso. Sólo puede ser asumida y llevada adelante con éxito por un nuevo liderazgo histórico, libre de los viejos prejuicios ideológicos, las mañas de un populismo clientelar, los vicios de un centralismo arrogante y estrangulador y las taras de organizaciones políticas envenenadas por formas leninistas y autoritarias de control institucional.
El estatismo centralizador, populista y clientelar constituye sin duda el gran mal de nuestro último siglo. El ogro filantrópico, de que nos hablara Octavio Paz. Que hincara sus garras en un continente abrumado por el militarismo autocrático con que naciera a la vida independiente. Y renaciera cíclicamente, disfrazado de falsas ideologías, como fuera el trágico caso de la Cuba castrista, responsable de la aniquilación de generaciones y generaciones de latinoamericanos durante el último medio siglo. Sacrificadas en aras de la imperial ambición de un poseso, que hoy, para fortuna del futuro, ya agoniza. Responsable, en último término, de la bufa y farsesca revolución bolivariana que hoy naufraga ante nuestros ojos. Y que este domingo 2 de diciembre recibiera un golpe posiblemente mortal para su principal mentor y beneficiario.
De allí la trascendencia de nuestra lucha por el restablecimiento de la democracia plena en Venezuela. Sólo posible y necesaria, si va acompañada por el esfuerzo conductor de las nuevas generaciones por crear una nueva república: moderna, progresista, justa y solidaria. Pero sobre todo: liberada de las cadenas opresoras del estatismo centralizador.
Vencer al ogro filantrópico y a los bufones circenses que medran a su sombra – uniformados, incultos e inescrupulosos los peores de ellos – será la única garantía que puede asegurar nuestro futuro, el de nuestros hijos y nuestros nietos. Ese futuro ya se asoma en Venezuela. De su propio seno y respaldados por nuestras mejores tradiciones académicas, políticas, religiosas y culturales están surgiendo las nuevas fuerzas y los nuevos liderazgos capaces de enfrentar el desafío y llevar a la Patria a buen puerto. Quienes condujeron esta hermosa jornada electoral – jóvenes que bien podrían ser nuestros hijos y nietos – son los grandes políticos de mañana. Anhelan convertirse en Políticos con P mayúscula. Ya reivindican la Política con P mayúscula. Para construir una Patria con P mayúscula.
No debemos descansar sobre estos frágiles laureles. Debemos darles el testigo y apoyarlos hasta con nuestra última gota de sangre. La lucha recién comienza. Ellos serán los responsables del mañana.

*ALVARO F. ALBORNOZ P. ESCRIBE PARA LA RED: "REFLEXIONES SOBRE EL REFERENDUM DEL 2 DE DICIEMBRE"




REFLEXIONES SOBRE EL REFERENDUM DEL 2 DE DICIEMBRE
POR: DR. ALVARO F. ALBORNOZ P.

Este 2 de diciembre de 2007 se llevó a cabo en Venezuela un hecho contra natura e imposible de tramitar en un verdadero Estado de Derecho. Los venezolanos fuimos sometidos al dilema de escoger entre votar o no votar en un referéndum para aprobar una supuesta Reforma de la Constitución que violaba los derechos humanos, que vulneraba los elementos básicos de la democracia y que alteraba totalmente los principios fundamentales de la actual Constitución. Se trataba de una reforma que fue calificada de "moralmente inaceptable" por la Iglesia Católica, y de "herejía" por la Iglesia Evangélica; y que desde el punto de vista jurídico constituía un adefesio normativo o un bodrio constitucional. Por lo que nunca se debió dar curso a este proceso de reforma ya que era claramente violatorio de la actual Constitución y violatorio de la dignidad humana. Sin embargo, por la ausencia de Estado de Derecho en Venezuela y por la inexistencia del principio de separación de poderes, se le dio curso a este atropello impulsado por las cabezas de todos los poderes públicos sin ningún tipo de consideraciones éticas ni mucho menos jurídicas, al punto de declarar "improponibles" legítimos Recursos de Inconstitucionalidad que se habían interpuesto ante la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Es así, como con un Consejo Nacional Electoral absolutamente parcializado y sesgado por la posición del gobierno, se convocó a este Referéndum Inconstitucional, con un ventajismo oficial abusivo y amparado por la inactividad de los otros poderes que incumplían con sus obligaciones constitucionales y legales.
Ante este panorama, los venezolanos se debatían entre ir a participar en un proceso viciado e irrito o abstenerse de hacerlo bajo el argumento de no convalidar o no darle legitimidad a una reforma violadora de la propia Constitución y bajo la certeza del fraude electoral. Las dos posiciones absolutamente legítimas y democráticas tenían un común denominador: su RECHAZO a la mal llamada reforma.
El día decisivo prácticamente la mitad del electorado acudió a votar y la otra mitad se abstuvo de hacerlo. Es así, como a pesar del ventajismo oficial y a pesar de que el CNE funciona como una oficina electoral del gobierno, se impuso la opción del "NO", es decir, del rechazo a la reforma, que es el sentimiento mayoritario de la población venezolana.
En este referéndum, tomando en consideración las cifras oficiales y dando por ciertos los resultados de elecciones pasadas, se puede deducir que la abstención provino principalmente de los votantes del chavismo, ya que la oposición obtuvo más o menos la misma votación que le ha venido atribuyendo el CNE en todas las elecciones y en cambio a el gobierno le faltaron tres millones de votos que no concurrieron al acto de votación. Y es ahí, donde no se pudo consolidar el fraude y la trampa electoral, ya que al no contar con su gente triple cedulada no pudieron concretar la vulneración de la voluntad popular.
En definitiva, y no obstante de todas las graves irregularidades propiciadas por el ente electoral, se obtuvo un triunfo para Venezuela, para la democracia, a pesar de la evidente molestia de la rectora Tibisay Lucena, quien ya no podrá ser Vicepresidenta de la República.
Fue una DERROTA para el odio, para la división, para el comunismo, para Fidel Castro, para el atropello, para el abuso de poder, para la corrupción desmedida, para la mentira, para el cinismo y para este proyecto hegemónico antidemocrático.
El resultado electoral fue un TRIUNFO de la Venezuela decente, de la Venezuela progresista y libertaria, de los que queremos un futuro promisorio para nuestros hijos, de los que amamos la libertad y creemos en la democracia como mejor sistema de vida.
Todo lo sucedido debe darnos ánimo para seguir luchando y no desmayar en la búsqueda del reestablecimiento del Estado de Derecho.
Los ciudadanos nos sentimos reconfortados y felices de este gran logro propiciado e impulsado por nuestros heroicos ESTUDIANTES quienes se merecen nuestra admiración y sonoros aplausos por su gesta en beneficio de todos.
De ahora en adelante, nos debemos preparar para los eventos venideros y consolidar la UNIDAD de los sectores democráticos para poder alcanzar la paz total y la felicidad de nuestro pueblo a través de la implantación de una verdadera justicia social, que incluya a todos en un proyecto común de bienestar general.
No es hora de más divisiones, no es hora de reproches, no es hora de buscar culpables, es hora de la reconciliación, es hora de la unidad.
Sigamos adelante con la mirada fija en ese horizonte de democracia verdadera y saquemos a Venezuela del caos y la desesperanza. Nuestra Patria se lo merece!.

Dr. Alvaro F. Albornoz P.
Doctor en Derecho Constitucional
Profesor Universitario
dr.alvaroalbornoz@gmail.com

PRENSA ONIDEX: CONFIRME LA DESFACHATEZ EN : http://www.onidex.gov.ve/general/noticias_sec/notice_278.php














¡LA MISIÓN IDENTIDAD CUMPLIÓ CON EL PUEBLO!

Coordinación de Comunicaciones, 03/12/07.Después de conocidos los resultados del Referéndum del 02 de Diciembre, hemos visto en algunos medios quejas y denuncias diciendo que la Misión Identidad estuvo trabajando en un operativo especial de cedulación los días sábado 01 y domingo 02 de diciembre, en pleno proceso refrendario, otorgándoles su cédula de identidad a miles de venezolanos para que ejercieran su derecho constitucional al sufragio.
Es obligación constitucional del estado venezolano garantizar el derecho a la identidad de todos los venezolanos sin discriminación de ningún tipo, además estos operativos se realizaron en las plazas Bolívar de todo el país y en las oficinas de la Onidex, que lugar más neutral que una plaza Bolívar. Por otra parte, es requisito indispensable la cédula de identidad laminada para ejercer el derecho al voto, de tal manera que nuestra tarea fue coadyuvar a garantizar ese derecho.
Felicitamos y apoyamos a cientos de jóvenes luchadores de la Misión Identidad que una vez más estuvieron al lado de nuestro pueblo, como lo han estado en los últimos tres años, cedulando a más de 24 millones de venezolanos, llegando a los sitios más inhóspitos de nuestra geografía a garantizarles su derecho a la identidad. Reiteramos nuestro compromiso revolucionario de seguir avanzando en el plan de modernización para que los venezolanos y venezolanas tengan uno de los sistemas de identificación más modernos y seguros del mundo.
La democracia es una guerra electoral donde el fusil es el voto y la cédula de identidad laminada es la bala; con que nuestro pueblo ha venido disparando al corazón del pasado y de los traidores de la patria, ustedes son los que cargan ese fusil. Perdimos una batalla pero no la guerra, vendrán otras batallas y nuestro bravo pueblo cuenta con ustedes para seguir construyendo nuestro inédito socialismo del siglo XXI al lado de nuestro comandante.
UN ABRAZO REVOLUCIONARIO

PRENSA ONIDEX





*GUILLERMO RODRIGUEZ ESCRIBE PARA 3ER POLO: "EL PUEBLO LO DIJO: ¡ES NO AL SOCIALISMO!



La libertad no es un medio para alcanzar un fin politico más alto.
Es en sí misma el fin político más alto.
Lord Acton

El resultado del referéndum del 2 diciembre en Venezuela es muy claro, el pueblo dijo NO al socialismo. Es un rechazo muy significativo cuando se considera que la primera vez que el actual presidente de Venezuela –y supremo caudillo del socialismo criollo– pierde una votación nacional fue ésta… la única en que lo que puso a consideración en las urnas fue el modelo socialista. Por el socialismo en Venezuela, al parecer no llegaron a votar ni siquiera la totalidad de los aspirantes a militantes inscritos en el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela. Pero también es claro –y es algo sin duda preocupante– que el 49 de los votantes dijeron si al socialismo, mientras casi la mitad se abstuvieron de votar. Redondeando para no complicarnos con el detalle (cosa de la que nos ocuparemos en el futuro cercano) podemos decir que poco menos de un tercio de los venezolanos apoyó al socialismo, poco más de un tercio lo rechazó, y otra cantidad cercana al tercio no se pronunció… al menos no esta vez.

No parece ser del todo cierto que tres millones de chavecistas se abstuvieron y que los que se opusieron al socialismo en las urnas son prácticamente los mismos que en la presidencial votaron contra el que ganó… que no es lo mismo que “por” el que perdió. Y eso en realidad resume el porque perdió… Pero retomando lo actual, no parece ser del todo cierto porque la militante abstención de quienes afirmaron que no se debía votar porque los resultados igualmente serían un fraude –tesis absurda porque de imponerse le evita al presunto defraudador la molestia, aunque de todas formas tendría que se evidente hoy para aquellos que no era tan fácil un gran fraude electoral como creían– si bien no se extendió lo suficiente para evitar lo que final y afortunadamente ocurrió, difícilmente fue mucho menor que en las presidenciales… y la actitud de quienes jugaron a eso abiertamente casi hasta el final y ambiguamente aún luego de llamar tardiamente a votar No, estuvo muy cerca de regalarle el triunfo al socialismo. En éste momento no puedo asegurar si la abstención en los centros en que la victoria del No era sencilla fue mayor esta vez que en la presidencial… pero por los primeros datos no lo descartaría. Lo que digo es simplemente que si bien muchas personas que en la presidencial votaron por actual presidente al poner este a votación su ideología se abstuvieron, un número de aquellos que sospecho no es nada despreciable no se limitó a abstenerse, también votó No. Lo que en modo alguno significa que unos y otros no pudieran nuevamente votar por el caudillo del neosocialismo venezolano… pero dejo claro que ni es seguro ni es incondicional. Y ello no sólo moralmente legítimo, sino moral ética y políticamente loable.

Dejando de lado lo evidente que todos los factores políticos, de gobierno y oposición notaron… como que el atacar sistemática y groseramente a la jerarquía católica en un país mayoritariamente católico que aprecia y valora sus creencias es muy mala idea para un gobernante que deberá someterse a las urnas… o que la entrada en la política activa de una nueva generación por medio del mayoritariamente espontáneo e ideológicamente heterogéneo movimiento estudiantil, pese a sus deficiencias políticas quizás inevitables, fue el catalizador crítico de la participación y autoorganización de un pueblo llano que produjo la victoria del No por encima de las insuficiencias evidentes de las debilitadas maquinarias políticas que en el bloque del No se agruparon… Hay tres primeros datos, no tan evidentes para todos, pero que para los liberales tienen que saltar a la vista y de los que debemos sacar las conclusiones importantes:

Aunque admitimos que obviamente una parte importante de los votantes del No son partidarios de alguna forma moderada y democrática de la misma ideología que se sometió a votación, es indiscutible que otra parte también muy importante numéricamente simplemente votó no al socialismo, sin apellidos y sin matices.
Las razones por las que la mayoría de los chavecistas apoyan al actual presidente deben ser las mismas por las que buena parte de ellos, y gran parte del resto de la población rechazamos la ideología que aquél propugna… y por extraño que esto suene lo explicaré lo mejor posible más adelante.
La abrumadora mayoría de los voceros políticos, mediáticos e intelectuales de casi toda la oposición son declarada o claramente socialistas, lo que deja a una buena parte de la población opositora sin una representación política (ante partidos, prensa e intectualidad ideológicamente hostiles) y sin vías inmediatas y simples de organización política acordes con su opinión real.

De los dos primeros puntos debemos todos los liberales –y a decir verdad todo el país político, pero cada quien le habla primero a los que más pueden escucharlo– sacar algunas conclusiones que para el Movimiento Liberal Libertario Resistencia Civil siempre fueron evidentes:

Que aún con dificultades, abusos de poder y los recursos públicos a favor de una parcialidad y la partidización de las instituciones del Estado… la vía electoral está abierta y las victorias electorales contra el socialismo del Siglo XXI son posibles. Chávez no es dictador, no porque no quiera, sino porque no puede. Su talante y voluntad totalitaria no se pueden poner en duda porque se corresponden con su ideología y proyecto, si bien es obviamente capaz de adelantar un discurso de demócrata cuando la realidad lo exige, es clara su intención de adelantar por cualquier otro medio posible y en cualquier momento favorable, con los subterfugios que sean, aquello que fue claramente rechazado en las urnas… Lo que nos anunciara inmediatamente después del primero discurso no es cuestión de convencer civilizadamente a los que votaron No… o a los que abstuvieron, es cuestión de vencer por medio de subterfugios en lo que no se pudo vencer por medio de votos… y aquí hay que recordar la inconmensurable estupidez que significó el masivo retiro de candidaturas opositoras en las últimas elecciones de la Asamblea Legislativa… y quienes, más aún que los partidos que retiraron los candidatos, fueron los grandes responsables de ello… aunque regresando al proyecto neosocilista y su caudillo, la verdad es que de su extremo aún estaba lejos… de no ser así ¿Qué más habría de reformar? Y aunque lo deseé e intente, sólo llegará a ello si las circunstancias se lo permiten. Hasta el momento la realidad es que no ha podido llevar su proyecto a sus últimas consecuencias. Partiendo del dos de diciembre, es más que posible que ya no pueda hacerlo en el futuro, a menos que espantosos errores del socialismo opositor se lo permitieran. El voto, así sea por ninguno cuando es la única alternativa, y la organización política que este requiere, es la vía… la abstención y los saltos al vacío no lo son.

Explicando lo prometido… lo que el neosocialismo se empeña en denominar “exclusión” y que no es más que la discriminación social y jurídica contra los sectores de menores recursos, era algo que predominaba durante los últimos tiempos del puntofijismo… es ese fenómeno perverso que se desarrolló entre las capas medias –mayoritariamente socialistas y estatistas– de Venezuela no fue la causa de la llegada al poder del neosocialismo y su caudillo, pero fue y sigue siendo la clave de sus subsiguientes victorias electorales, porque con los limitados ineficaces y a la larga inútiles métodos del socialismo combatió el neosocialismo venezolano –o al menos su supremo caudillo– tal fenómeno decidida y consecuentemente… más o menos un año antes del referéndum revocatorio… pero sin darse descanso en ello desde que tan tardiamente empezara. Los medios serán ineficaces, pero la intención y todo lo de de valoración y dignificación de los seres humanos antes discriminados significa, especialmente cuando es el poder el que actúa son cosas que establecen una poderosa conexión emocional, por lo demás justificada, entre el caudillo y las masas que lo apoyan. Que dicha conexión no sea suficiente para que voten por el socialismo, significa que los objetivos de “inclusión” que no es otra cosa que dignidad, igualdad ante la Ley y el Estado y oportunidad real de prosperar con el propio esfuerzo, tienen que ser garantizados por otros medios diferentes del socialismo. Ni más ni menos. Que eso es casi imposible para una oposición socialista, nueva y vieja, es el gran problema político a resolver para alcanzar la estabilidad y la prosperidad de Venezuela… y quizás del subcontinente.

Los esfuerzos políticos liberales se concentran en organizaciones muy pequeñas, tanto que la razón no alcanza a explicarse que sean varias, y si bien unas tienen muchas más posibilidades políticas que otras… la mejor posibilidad política de todos pasaría por la unidad –en mi opinión imposible al 100%, y es algo en lo que me encantaría equivocarme– de todas las iniciativas políticas liberales bajo una sola bandera y programa, que sólo puede ser el del capitalismo popular en su más radical y plebeya expresión. La emergencia de de un nuevo ciudadano liberal que serios y profundos estudios de opinión nos adelantaban y que estos resultados en las urnas confirman, con todos los matices que se quiera, es de una proporción numérica que excede en mucho nuestra capacidad inmediata de organizar como movimiento político… ello implica tres riesgos y una oportunidad. Los riesgos están, de mayor a menor: en que esos ciudadanos se conformen con apoyar al socialismo moderado activamente, que no participen en política activamente o que se organicen en más y más nuevas formaciones políticas pequeñas creando un inestable y fragmentado liberalismo político como archipiélago de siglas con capacidad disminuída por su fragmentación… la oportunidad es que la mayoría de esos ciudadanos se organicen activamente bajo una sólo bandera política liberal y libertaria, que por ser aún políticamente débil implicaría más necesidad de compromiso, autoorganización y esfuerzo que cualquier otra, lo que es difícil pero no imposible, y de lograrse sería la clave de futuro mejor para todos venezolanos… depende de nosotros, los que tenemos años insistiendo en levantar la bandera política liberal, más aún que de ellos que están descubriendo por si mismos el camino y en muchos casos sin conocer su nombre… pero definitiva y ciertamente depende de todos. Aquí al menos, estamos a disposición de todos.

Quienes por largos años mantuvimos levantadas las banderas de liberalismo libertario, contra viento y marea, tuvimos siempre presente la esperanza de que servirían de estandarte aglutinador cuando llegara la hora… la hora pareciera llegar, y de ser así, veremos si era justificada esa esperanza. Pero lo fuera o no, seguiremos con nuestra banderas en alto luchando por un futuro en que sea el gobierno dependa del poder de los ciudadanos en una sociedad realmente prospera, libre y diversa… y no los ciudadanos empobrecidos y uniformizados los que dependan de las dadivas clientelares del poder de gobiernos ilimitados… por más alternativos y democráticos que sean, o dejen de ser.

*EMILIO FIGUEREDO ESCRIBE EDITORIAL DE ANALITICA EL 12 DE AGOSTO DE 2007: "EL MONSTRUO DEVORADOR: LA DIALÉCTICA DE LA REVOLUCIÓN "







En las revoluciones, en particular las socialistas del siglo XX, se puede constatar, casi como una regla, la existencia de un comportamiento signado por etapas sucesivas, similares entre ellas a pesar de las peculiaridades de las distintas revoluciones. No sólo existen etapas análogas, sino que los procesos revolucionarios comparten características. La sucesión de etapas está marcada por la violencia: la revolución es un monstruo devorador, no sólo engulle a sus enemigos iniciales, sino también devora buena parte de sus iniciadores. Y finalmente el proceso concluye en una suerte de "restauración", la vuelta al sistema anterior, la "negación de la negación". Por así decirlo, constituyen una ejemplificación de la dialéctica hegeliana.
En la primera etapa, o la del apoderamiento y control del Estado, suelen existir acciones, con violencia en distintos grados, contra el conjunto de personas y grupos sociales denominadas de muchas maneras, pero cuya esencia es la de ser considerados como contrarrevolucionarios. Allí es donde surgen personajes menores encargados del trabajo sucio, de la "depuración" de la sociedad a los cuales el liderazgo les confía y les pide que liquiden a aquellos que les inoportunan.

Un buen ejemplo de ese papel lo vemos en Félix Dzerzinnsky el fundador de la Tcheka e iniciador del Terror rojo. También podríamos incluir en esta categoría al famoso procurador de la revolución francesa Fouquier Tinville, aunque éste no se ensuciaba directamente las manos sino simplemente era un temible acusador. Caso similar al primero fue el de Pepe Abrahantes quién, a inicios de la revolución cubana, fue el brazo ejecutor de la represión ordenada por Fidel.

Una vez neutralizada toda forma efectiva de oposición los jerarcas del partido triunfante extienden su dominio sobre toda la sociedad y sus bienes y, en muchos casos, se convierten en beneficiarios personales de las propiedades incautadas.

Un buen ejemplo de ese papel lo vemos en Félix Dzerzinnsky el fundador de la Tcheka e iniciador del Terror rojo. También podríamos incluir en esta categoría al famoso procurador de la revolución francesa Fouquier Tinville, aunque éste no se ensuciaba directamente las manos sino simplemente era un temible acusador. Caso similar al primero fue el de Pepe Abrahantes quién, a inicios de la revolución cubana, fue el brazo ejecutor de la represión ordenada por Fidel.

Una vez neutralizada toda forma efectiva de oposición los jerarcas del partido triunfante extienden su dominio sobre toda la sociedad y sus bienes y, en muchos casos, se convierten en beneficiarios personales de las propiedades incautadas.

En una segunda etapa, los victimarios de la primera se convierten en las víctimas, ese fue el caso del todo poderoso Dzerzinski y posteriormente de Yagoda. En Cuba los altos personeros, salvo el caso de Ochoa y De la Guardia, mueren o en accidentes o de infarto como fue el caso de Abrahantes.

En esa fase de la revolución consolidada surgen nuevas depuraciones ya no contra el enemigo tradicional, sino contra los mismos iniciadores de la revolución. Hay que recordar cómo el asesinato de Kirov, facilitó la primera purga de 1934 que básicamente estaba dirigida contra la oposición política dentro del partido a Stalin , con muchos fusilados entres quienes vale la pena recordar a Kamenev Zinoviev, y Bujarin, compañeros de Lenin. La mayoría de los actores principales en la realización de la purga fueron posteriormente liquidados. Luego siguieron otras purgas, con procesos jurídicos amañados en las que se realizó una profunda limpieza del partido saléndose de todos aquellos contaban con la simpatía de Yagoda y, por supuesto de Stalin.

Los juicios y la gran purga de 1936 así como la persecución y muerte de Trotsky fueron secuela de esta descarnada eliminación de todos los que no se doblegaron a Stalin. El último y tal vez el más despiadado de esos sicarios fue Beria quien a su vez fue liquidado después de la muerte de Stalin por orden de Jruschov.

La tercera etapa es la de la osificación del sistema, la represión sigue existiendo mas no en la forma virulenta de la etapa anterior. Los elementos predominantes son la burocratización, el estancamiento y la generalización de la corrupción.

Y por último, el ciclo se cierra en la antítesis del régimen revolucionario. Para combatir la osificación, se da paso a la restauración, la conversión del régimen en algo análogo a lo que se destruyó en la etapa inicial. Ejemplos elocuentes son los casos de la Unión Soviética, Europa del Este y China. Queda por ver que sucederá en Cuba a la muerte de Fidel. En todo caso vale la pena preguntarse: ¿Son necesarias tantas muertes y tantas iniquidades para terminar cerrando el círculo en una restauración?