En el proceso de destrucción nacional que el régimen ha adelantado exitosamente durante casi 13 años, no podía salvarse el lenguaje. Casi podría decirse que el idioma, las palabras, han sido víctimas predilectas de la vocación por la degradación, tan acendrada en esta revolución cavernaria. Las palabras no significan nada.
Son signos vacíos, huecos. Simple material para la ficción, el cinismo o la mentira. Frente a lo que el ciudadano ve y padece, aparecen torrentes de palabrería barata y maloliente, que son utilizadas como sepultureros de la realidad.
El 21 de julio apareció en la Gaceta Oficial Nº 39.718, el decreto presidencial Nº 8.307, en el cual se designa como Ministro Encargado del Poder Popular para la Energía Eléctrica y Presidente de Corpoelec, al ciudadano Argenis Chávez, hermanito del Presidente. La encargaduría sería desde el 23 de julio hasta el 30 de julio de 2011. Menos que aquel famoso jefe por 9 días. Pues bien, para esta tontería, el citado decreto, lleva una especie de introito que dice: Hugo Chávez Frías, Presidente de la República (¡ahora caigo en cuenta que no dice comandante presidente como le dicen sus jalabolas!)
“Con el supremo compromiso y voluntad de lograr la mayor eficacia pública y calidad revolucionaria en la construcción del socialismo, la refundación de la nación venezolana, basado en principios humanistas, sustentado en condiciones morales y éticas que persiguen el progreso de la patria y del colectivo, por mandato del pueblo, y en ejercicio de la atribución que me confiere” blablablabla. ¡Toda una perla no solo por lo ridículo del texto, también por el cinismo que exuda, luego de casi 3 gobiernos anteriores, y una obra de destrucción sin parangón! Todo comenzó con el cambio de nombre de cuanta vaina había en Venezuela, como si ello, taumaturgicamente implicara la solución de los problemas.
A los ministerios le agregaron la ridiculez de poder popular, apareciendo los minpopo, que dicho sea de paso pasaron de ser un máximo de 14 en el último gobierno de Caldera, a ¡30 hoy día!
Después ya no hubo límites para burlarse del pueblo. Los niños de la calle, dejaron de existir, pues pasaron a ser “niños artistas en situación de calle”. Los presos, son ahora “privados de libertad”. Al ciudadano que le clavan una multa por la incapacidad del régimen de solucionar el problema eléctrico nacional, simplemente ha hecho una “contribución”. Un azote de la sociedad, un malandro que en contubernio con las autoridades hace de las cárceles venezolanas una vergüenza mundial, es un “líder negativo”. Los damnificados del deslave de Vargas que todavía deambulan de refugio en refugio, son “dignificados”. Los pistoleros de Llaguno, pasaron a ser “héroes de la patria”. Los narco-terroristas de las farc y el eln, son según Chávez “verdaderos ejércitos del pueblo”. Hasta es delito ahora pronunciar el cariñoso negra o negro, pues los expertos fabricantes de odios artificiales exigen que se diga “afro descendientes”.
Amparado por la semántica, lo que si puedo asegurar es que esto que mientan gobierno revolucionario es una inmensa DESGRACIA con fecha de vencimiento, diciembre del 2012.
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