BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

domingo, 29 de enero de 2012

RAUL AMIEL: CON MARIA CORINA RUMBO A LA LIBERTAD

MARIA CORINA REUNIO AL ORIENTE EN ANZOATEGUI

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CON MARÍA CORINA RUMBO A LA LIBERTAD

http://www.youtube.com/watch?v=31uYMkT6-mk&feature=player_embedded#! 

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CARLOS R. PADILLA : A LOS CUESTIONADORES DEL VOTO EN LAS PRIMARIAS

Los teóricos del “no ir a votar” se enceguecen con sus argumentos ante la  vía para demostrar el verdadero potencial de la Alternativa Democrática mediante las primarias que con mucho esfuerzo y  tesón han preparado para todos un sector organizado en partidos políticos de la sociedad civil.
La invitación genérica a una asistencia masiva de votantes el 12 de febrero tiene dos consecuencias ostensiblemente observables. La primera de ellas es demostrar la existencia de un sector opositor al continuismo de una considerable proporción que permita valorar otras alternativas. La segunda  es determinar un representante y vocero único de quienes nos oponemos a este régimen  y del cual esperamos un firme actitud de cuestionamiento a las irregularidades electorales observadas por todos en busca de solucionar dicha problemática procurando un evento electoral el 7 de octubre dentro de parámetros de legalidad incuestionables.
Si ese representante no tiene un soporte importante de votos para si mismo de manera particular y si el número total de electores no tiene una significativa potencia cuantitativa y cualitativa, difícilmente sus planteamientos tendrán la fuerza suficiente  para enderezar los entuertos electorales que se denuncian como tales.
Nosotros esperamos que el nivel de conciencia ciudadana y democrática impulse a un gran numero de venezolanos a estar en la cita del compromiso del 12 de febrero  como un paso de singular importancia para acciones posteriores sean etas electorales o de otra naturaleza  constitucional.
Al elefante no podemos engullirlo de un solo bocado, hay que comérselo a pedacitos. Intentar acciones heroicas en solitario no tiene ningún sentido pues ya esta probado que invitaciones a ejecutar utópicas aventuras caen en el pozo mas hondo de la frustración. Hay que medir los pasos tácticos que debemos dar en este nuevo y diferente camino en busca de la republica perdida.
Por ello hacemos un llamado a quienes de buena fe; pero equivocadamente, desmotivan a los potenciales votantes  y los conducen hacia una abstencionismo que no tiene destino alguno ni propicia escenarios de mayor trascendencia para la recuperación del país actualmente en manos de un populismo demagógico que tiene hipnotizaos a gran  parte de la población venezolana.
Ese camino debemos recorrerlo unidos, sin mezquindades ni sectarismo,  a paso de león, pausado pero firme, con la mirada fijas en el objetivo estratégico de una meta que solo podremos alcanzar si vencemos con inteligencia los  obstáculos que nos proporcionará  quien pretende perpetuarse en le poder para seguir destruyendo al país con saña e incompetencia.   
Por ello lo sensato, inteligente y productivo es asistir masivamente el 12 de febrero para dar una demostración de indignación  y fuerza ante quien pretende conservar el poder por el poder mismo para continuar depredando lo que nos queda  de país.
carlos.padilla.carpa@gmail.com

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KARL KRISPIN: ¿POR QUIÉN VOTAR EN LAS PRIMARIAS?


Sólo la libertad de empresa, capitalismo, estado de Derecho y un Gobierno que comience a cerrar brechas y a incluir, son las vías para desmontar la actual mojiganga. Me permito recomendar votar por María Corina Machado, de quien sé que jamás traicionará las aspiraciones de la sociedad libre.

En 1999 pertenecí a los 300 mil venezolanos que le dijeron no a la constituyente. Eso no hacía falta en un país jalonado entre casi 30 cartas magnas : “líricos catálogos de felicidad colectiva” según Plinio Apuleyo Mendoza. La última fue más lejos: adjetivó la venezolanidad bajo el bolivarianismo y dejó abierta la posibilidad del gobierno eterno. Algunos señalan que el tratamiento a los derechos humanos de nuestra Constitución es único en el planeta. Pregúntenle a Iván Simonovis o a la jueza Afiuni qué piensan sobre esa frase de agenda. Si nos hubiésemos opuesto con el libreto de la historia a la constituyente, mucho habríamos evitado. Hoy tenemos unas primarias en puertas y cuesta creer que haya que recordar que votemos porque hay descreídos y holgazanes a quienes les vale madre quien gobierne. Si fuese por los que se dan de baja, este sería ya el país de los Soviets. A veces los desganados han venido de los propios partidos políticos como cuando se consagró la estupidez de no votar en las legislativas. Ojalá el inventario de los errores de estos años, cometidos por la oposición, nos sirva de algo.
Los candidatos a las elecciones primarias otorgan optimismo. Uno de ellos enfrentará al Supremo. Llegue quien llegue a la presidencia, debería pensarse en reformar la Constitución para volver a nuestro nombre original de República de Venezuela y prohibir absolutamente toda reelección. Este voto primario debe servir también para democratizar todos los partidos políticos venezolanos. No se puede salir a vender la democracia si no se comienza por casa.

No resulta fácil la hora y por ello no entiendo a los inactivos. Se nos está yendo de las manos el país. Apenas tenemos minutos para escoger el futuro. Conozco a María Corina Machado hace muchos años. Sé de dónde viene, la madera que la ha labrado. Con toda certeza quiere que esto sea un mejor país. Pero más allá de la declaración cándida, porque las promesas envuelven universos enteros, lo hace con la convicción de que sólo el capitalismo salva. Y de esto nadie se había atrevido a hablar por temor a la palabra. Con el coraje de no tranzarse “frente a los casi todos” (la frase es del poeta Juan Ramón Jiménez) es la candidata con la mayor coherencia de ideas que he visto en muchos años. Rescata lo negado: edificar con ética un capitalismo popular. Desde el 18 de octubre de 1945 aquí de lo que se habla es del Estado y su poder retrechero.
A quienes se les haga la boca agua ante el populismo y la repartición dicharachera, les recomiendo que se olviden de las primarias y voten por el candidato del oficialismo. No cambien si tienen al propio. Quienes no asistan a la votación primaria, estarán cohonestando con el régimen. El pueblo eligió lo inexacto porque ofreció una lotería eventual, el número de un porvenir luminoso. En 1998 los partidos y la clase media se suicidaron en primavera ante una impostura que invocaba los milagros de Macondo. Se arruinó al país, se lo endeudó por generaciones y se empezó a regar la voz de que seríamos socialistas. Para colmo de males, buscaron a unos ancianos uniformados mascando el agua en Cuba para obsequiarles el país. Frente lo anterior, hay buenas perspectivas. El 48% de la población laboral es informal: un auspicioso grupo de emprendedores que no necesita alucinar con “Aló Presidente” sino que sale a trabajar en la madrugada para su supervivencia. Lo privado será la clave del crecimiento y habrá que superar la cultura parasitaria.

Sólo la libertad de empresa, capitalismo, estado de Derecho y un Gobierno que comience a cerrar brechas y a incluir, son las vías para desmontar la actual mojiganga. Me permito recomendar votar por María Corina Machado, de quien sé que jamás traicionará las aspiraciones de la sociedad libre.


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ÁLVARO VARGAS LLOSA: ¿LA PRIMAVERA VENEZOLANA?

Durante algún tiempo se dijo -dijimos muchos- que, a pesar de su coraje y de nadar contra una corriente que equivalía a un maremoto, la oposición venezolana era parte del problema. Dividida, mediocre, populistona, parecía incapaz de erigirse en una alternativa seria al bufón de Miraflores. Todo eso cambió. Lo que ha conseguido la oposición antes y durante la campaña de las primarias que tendrán lugar el 12 de febrero es notable.
Primero, lograron la unidad, gracias a la cual obtuvieron más votos que el régimen en los comicios legislativos y, lo que es igual de importante, evitaron que las primarias se convirtiesen en un ejercicio caníbal. La firma, esta misma semana, de un programa de gobierno que todos se comprometen a respaldar bajo la candidatura de quien resulte ganador ratifica el éxito que ha sido la Mesa de la Unidad, donde se agrupa toda la oposición. En cambio, Hugo Chávez ha visto deshacerse la coalición, Polo Patriótico, que lo respaldó en su momento y su Partido Socialista Unido de Venezuela es él mismo una risible behetría. Para no hablar del ucase con que Chávez se ha autoproclamado candidato.
El ejemplo que viene dando la oposición en estas primarias trasciende las fronteras. Mientras que, en Estados Unidos, los republicanos se sacan ahora los ojos y en Francia los socialistas hicieron hace poco otro tanto, en Venezuela los candidatos de la justa interna han guardado las formas y preservado el sentido del gran objetivo -devolverle al país su democracia y disparar su desarrollo- mientras dirimían sus diferencias ideológicas, que iban del liberalismo sin complejos de María Corina Machado, entrevistada en EL MUNDO, a la socialdemocracia menos confrontacional de Pablo Pérez.
En las primarias norteamericanas suele votar un 10% del electorado total; en Francia lo acaba de hacer un porcentaje ligeramente menor. En Venezuela, en cambio, el propio Chávez ha vaticinado, sin saber que les hacía un elogio, que en las primarias opositoras votará «apenas» el 20% del registro electoral nacional (según los sondeos, podría ser hasta el 30%).
Los números vaticinan que Henrique Capriles, el gobernador del estado Miranda, ganará las elecciones y será el rival de Chávez. Es un candidato joven de un partido relativamente nuevo, Primero Justicia, que representa claramente la línea democrática y la moderación económica, aunque prefiere eludir el cuerpo a cuerpo con Chávez por razones tácticas. Su posición se ha reforzado con el retiro -que lo honra- de Leopoldo López, otro candidato joven al que Chávez trata de destruir desde hace tiempo. Por lo demás, salvo Diego Arria, cuya admiración por el modelo de Fujimori en Perú es pública, todos los candidatos opositores representan inequívocamente la puesta al día de Venezuela con la corriente dominante de América Latina.
Las primarias serán, claro, una primera etapa. Vendrá luego lo más arduo: superar a Chávez -es decir, superar el fraude «ambiental», como alguien lo calificó en su momento, que rodea todas las justas electorales en ese país- el próximo 7 de octubre. Las encuestas colocan al autócrata ligeramente por delante de la oposición a estas alturas, pero lo novedoso no es eso, sino que Miraflores no ha logrado partir, despintar o intimidar a una oposición que hoy está más fuerte que en ninguno de los comicios presidenciales anteriores. Todo, incluido lo impensable, es posible.
¿Quién dice que no hay una primavera venezolana?EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA

DAMIAN PRAT: ESTAMOS ENTRANDO AL FUTURO

No voy a hacer pronósticos acerca de quién ganará las elecciones primarias presidenciales.  Lo que hoy veo más importante es otro resultado: el de los liderazgos en crecimiento -de quienes ganen y de quienes no logren el primer lugar- que prefigura parte de la Venezuela del futuro próximo.


La jornada del 23 de enero fue monumental: al mediodía, la presentación del programa de gobierno de Unidad Nacional, paso trascendente de la ‘Unidad’ y el ‘Cambio’ para desmentir a quienes decían “no tienen programa… no tienen proyecto”. Pero además, un señor programa con las grandes líneas estratégicas y muchísimas medidas para los grandes problemas del país. Un programa que deja muy claro que es para entrar al futuro superando al pasado que es Chávez y al anterior pasado.

El debate de la noche de ese 23 de enero -excelente formato y producción de Globovisión y magnífica conducción de Román Lozinski- acaparó el interés del país opacando incluso el primer juego de la final del béisbol.

Cada candidato confrontó -sin agresiones ni descalificaciones- con los otros, mostrando sus ideas y enfoques. Divergentes en varios asuntos importantes. Coincidentes aunque con matices en otros. Nada de voz única ni de órdenes. Tampoco de “línea” y pensamiento único. Que cada ciudadano saque sus conclusiones.

El anuncio de Leopoldo López, al final del debate, que quedó claro con la rueda de prensa conjunta que hizo al mediodía de ayer junto a Henrique Capriles para declinar su candidatura y apoyar a éste, fue otro impacto político positivo.

En tono claramente unitario y, diría yo, con muchas dosis de realismo político. Un apoyo tan legítimo como en su momento fue el de varias organizaciones políticas de acordarse en torno a Pablo Pérez que implicó a su vez, el retiro de candidaturas como las de Antonio Ledezma, César Pérez Vivas y Eduardo Fernández. La respuesta posterior del propio Pablo Pérez y de Omar Barboza también fue legítima y lógica, pues reiteraron su confianza en que su candidato saldría airoso y ganador.

Tantos impactos políticos positivos -sumados a que aún no se repone de los dos minutos demoledores de María Corina en la AN, ya que “expropiar sin pagar es robar” le resuena en sus oídos- obligaron a Chávez a hacer una cadena anoche para tratar de volver a figurar, aunque la receta es la de siempre: promesas repetidas, el mismo populismo barato, mezclando un desaforado autoendiosamiento, con ataques a la oposición y a sus candidatos, aderezado con altas dosis de sembrar miedo. Que “si ellos ganan desaparecerán los ministerios y las misiones”. Está a la defensiva.

Quien necesita sembrar el temor es porque no se siente confiado ni “sobrado”. Quien necesita abusar con cadenas de propaganda es porque no se siente seguro de tener alta audiencia si hace los mismos discursos en un solo canal y deja libres los otros. ¿O no?

Más allá de quién ganará las primarias y por tanto será el candidato de todos, el de la ‘Unidad’ y muy probablemente el nuevo Presidente de Venezuela, hay un hecho que quiero resaltar: estamos entrando en el futuro. Atrás queda Chávez que ya es el pasado. Tuvo su tiempo y su oportunidad y en gran medida la desperdició. Atrás quedaron también los anteriores gobiernos con sus logros y fracasos, sus luces y sombras; sus cosas positivas y carencias.

No sé si ganará Capriles, pero es un liderazgo nuevo sembrado con sus propios méritos. Y está demostrando que es mucho más que un buen gobernador. Tiene guáramo y serena firmeza en sus convicciones. Gane o no estas primarias, Pablo Pérez, ya se ganó un lugar propio y puede ser el eje de una propuesta social demócrata o de la democracia social del siglo XXI. PP es otro con guáramo y personalidad propia.

Leopoldo es otro liderazgo que gana Venezuela para los próximos lustros. Avanzó muchísimo en sembrarse en todo el país con esta campaña, sus propuestas y sueños de la Mejor Venezuela. Tiene carisma y me consta que escucha. Queda “en turno al bate”: 

¿Y María Corina? Tampoco sé si ganará el 12F, pero “hay que quitarse el sombrero” con ella. Coraje político de sobras ha demostrado. Se atrevió a “salirse del molde” para ofrecer al país un modelo. Será un factor del futuro inmediato. Ha construido una referencia. Arria y Pablo Medina son casos diferentes, pero también van a jugar un rol repotenciado.

Lo mejor es que están creciendo otros liderazgos de los que compiten y/o serán gobernadores y alcaldes, algunos ya con proyección nacional. Falcón, Ocariz, Cochiola, Olivares, Núñez, Barreto Sira, Gustavo Marcano, Pillieri, Alfredo Ramos, Miguel Ángel, Stalin, Ecarri, Richard Blanco, Mardo, Blyde, Graterón y un largo etcétera. Igual que no pocos parlamentarios, cuyo verbo y acción no pasan desapercibidos. Y algunos líderes ya hechos y probados como Andrés Velásquez, Ledezma, Ismael García, Montoya, Salas Feo, Pérez Vivas que van a seguir dejando huella. La lista es mucho más larga.

Me gustaría que en el PSUV se viviera un proceso semejante, aunque Chávez no deja que nadie crezca. Al que levanta cabeza con algún mérito propio, lo aplasta. A veces incluso los humilla. Los divide y pone a pelear. El Rey sin sombra. Sin embargo, terminarán por surgir, sobre todo cuando Chávez deje de ser el amo y señor del poder y de las vidas de ellos. Veremos a unos cuantos empinarse. Y eso será bueno para Venezuela. Hará falta una buena oposición.

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MARCELO CASTRO CORBAT INEVITABLE FRACASO DEL ESTADO DE BIENESTAR

La crisis de varios países europeos es un efecto no deseado del mejoramiento del bienestar social producido por las últimas décadas de prosperidad mundial.  Creó la ilusión del progreso permanente: estimuló el consumo y el gasto pagadero a futuro, despreciando los valores humanos del ahorro, el trabajo y el esfuerzo. La sociedad creyó la ficción de poder organizar el Estado de Bienestar para  cubrir todas las necesidades de toda la población.
¿Que paso? Creció el gasto estatal, el derroche y la corrupción.  Para pagarlos se subieron los  impuestos a la población; cuando no alcanzaron, los Gobiernos endeudaron al país; cuando se cortó el crédito internacional no pudieron pagar los vencimientos; la economía se contrajo, aparecieron la  crisis, la desocupación y los conflictos sociales y desapareció la quimera del Estado de Bienestar.
Además de los europeos, hay otros países que están en crisis o al borde.
USA  sigue aumentando su  sideral deuda; si desapareciera la confianza que la sostiene, los efectos de la crisis serian impredecibles.
El fracaso del Estado de Bienestar es una noticia anunciada. La sociedad o los individuos no pueden gastar más de lo que producen;- el Estado no produce: gasta políticamente lo que produce la sociedad, o la endeuda.
Fuente: Centro Segunda República

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CARLOS SABINO: TENDENCIAS LATINOAMERICANAS (FUENTE CADAL) PANORAMA ELECTORAL

Dos resultados electorales poco sorprendentes han contribuido a consolidar el personalismo que abruma a la región. En Argentina, Cristina Fernández no ha tenido difi cultad en imponerse en la primera vuelta electoral con un 54% de los votos; y en Nicaragua se impuso en elecciones objetables el sempiterno Daniel Ortega, con el 62,6% de los votos. Por otra parte, en la segunda vuelta electoral en Guatemala triunfó sin difi cultad Otto Pérez, con el 54% de los votos.
LOS INDIGNADOS Y EL ESTADO DE BIENESTAR
Ha aparecido en la región una versión imprevista de los indignados del norte, y lo ha hecho justamente en el país que, en muchos sentidos, es el verdadero modelo para los demás: Chile. La izquierda chilena, como la de casi todas partes, no acepta de buen grado que un país crezca y se desarrolle sin que, paralelamente, se vaya construyendo un estado de bienestar de estilo europeo, sin que aumenten los impuestos y se cree una estructura estatal amplia y diversifi cada que atienda a la población en todas sus necesidades. Lo curioso, lo que de algún modo puede considerarse hasta cierto punto anacrónico, es que esta ofensiva se realice precisamente en el momento en que dicho tipo de estado esté haciendo crisis en buena parte de Europa. Son los compromisos sociales adquiridos –no los gastos militares o de seguridad- los que han hecho tambalear las economías europeas.

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ERIC EKVALL: FRENTE A LAS PRIMARIAS: VERDADES INCÓMODAS O LA FALACIA DE LA ECONOMÍA DEL VOTO

1.  EL SILENCIO ENSORDECEDOR
Amigos me comentan a diario sus apreciaciones sobre la situación política. “¿Qué te parece el retiro de Leopoldo a favor de Henrique?”. “Diego y María Corina tienen las mejores ideas, pero ninguno de los dos tiene posibilidades de ganarle a Chávez”. “Yo creo que Diego está más claro en cuanto a la situación política, pero polariza demasiado, y lo que necesitamos para ganar en octubre es un candidato que sume en lugar de restar votos”. “Mira lo que dicen las encuestas, Henrique tiene más apoyo y parece ser el único que puede sumar votos y salir ganador en octubre”. “Pablo tiene el apoyo de los grandes partidos, sus propuestas sintonizan con el chavismo, y puede garantizar una transición sin violencia”.
Cada vez que escucho este tipo de comentarios, tengo la sensación de vivir en otro país. A tres semanas de las primarias muchos de mis amigos alimentan grandes expectativas hacia el futuro: piensan que elegiremos un candidato opositor y  que si éste logra sumar alrededor de él una siempre creciente mayoría de votantes insatisfechos con estos 13 años de chavismo, con propuestas sensatas englobadas dentro una excelente campaña electoral, tendremos grandes posibilidades de ganar las elecciones en octubre.
Entiendo su postura, entiendo su razonamiento, y con cierta nostalgia quisiera compartir su sueño. Pero la cruda e implacable realidad del entorno político en el que vivimos no me permite ni soñarlo. En cambio, trato con paciencia de explicar a mis amigos que a pesar de su optimismo – reflejado en ese slogan devenido tan ubicuo en estos días, “2012, el Año del Cambio”- a pesar de la percepción de que Chávez está cayendo en las encuestas y de que la oposición está supuestamente más unida que nunca, los venezolanos no vivimos en democracia, que esta es una dictadura, que los dictadores pueden celebrar elecciones – como lo hacen en Cuba, Bielorrusia y otras dictaduras -  pero nunca las pierden, y que la mafia narco-terrorista-militar que se ha ido adueñando del país tiene tantos expedientes abiertos y por abrir que nunca, nunca dejará el poder. Porque perder el poder significa perder la inmunidad que confiere ser amo de un país soberano.
Usualmente a estas alturas no pierdo mi tiempo en enumerar los estudios divulgados por publicaciones académicas del más alto prestigio a nivel mundial que afirman, sin ambages, que desde el 2004 el sistema electoral venezolano es un casino donde el dueño del casino reparte las fichas según sus preferencias y determina quién gana y quién pierde. Ya no trato de explicar, cifras en mano, cómo la cuarta parte de los votantes inscritos en los últimos diez años en el Registro Electoral Permanente existe sólo en nombre. Aún cuando demuestro que casi el 100% de las personas mayores de 18 años en Venezuela están inscritos en el REP, y que hace cuatro años, sólo en el Distrito Capital, según cifras del INE, había una población mayor de 1.514.403 habitantes, mientras que dos años después, según cifras del CNE, 2.100.977 votantes del Distrito Capital estaban inscritos en el REP (www.analitica.com/va/politica/opinion/3093490.pdf).
Repito: entre 2008 y 2010 (si uno acepta como verdad la absurda tesis que 100% de  los habitantes mayores de 18 años en el DF están inscritos en el REP) el número de votantes aumentó en un 39%.
Tómese un minuto para digerir las implicaciones de estas cifras oficiales – ¡cifras oficiales! En dos años la población de mayores de 18 años en el Distrito Capital ha crecido en un 39%.
Esto nos lleva indefectiblemente a la conclusión de que 28% de los inscritos en el Distrito Capital son votantes fantasmas.
Ud. puede con toda seguridad extrapolar esta fórmula y aplicarla al resto del país, sobre todo en las regiones rurales, donde más han crecido los nuevos centros de votación (y la cantidad de votantes virtuales) y donde hay menos control por parte de la oposición. Y no olvide que la oposición nunca ha podido establecer y mantener una presencia firme en más de 60% de los centros de votación a nivel nacional.
Examinemos estas cifras desde una perspectiva global: En los países donde el registro es voluntario, como es el caso de Venezuela, el porcentaje de votantes elegibles (mayores de edad) inscritos en el registro electoral de sus respectivos países oscila entre 70% y 75%, aún en las democracias más maduras.  Partiendo de la premisa razonable de que el 65% de los venezolanos son mayores de edad, y que tenemos una población de  28,5 millones de habitantes, son 18.525.000 los venezolanos mayores de 18 años. ¿Qué nos dice el CNE en cuanto a votantes inscritos en el REP? En diciembre 2011 contabilizó 18.338.913 votantes inscritos. Si aplicamos la fórmula aceptada según la cual entre 70% y 75% de los mayores de edad estaría inscritos en el REP, tendríamos una verdadera inscripción electoral que oscila entre aproximadamente 13 y 13.9 millones de votantes de carne y hueso. De ahí la cifra mínima de 5 millones de votantes fantasmas.
La develación de esta burda y descarada manipulación, esta mentira tan obvia, tan fácilmente comprobada, debería ser motivo de indignación ciudadana, de llamadas a la acción, de manifestaciones nacionales, de reclamos a instancias regionales e internacionales y de exigencias específicas por parte de la MUD para que se investiguen de manera exhaustiva las cifras del REP y las metodologías empleadas por el CNE y el INE a nivel nacional. Pero nada. Lo que se escucha es un silencio ensordecedor, para muchos incomprensible, por parte de quienes se ufanan de ser los dirigentes de la oposición.
1.    2.       CAMBIO DE PARADIGMA
Uno bien podría preguntarse por qué a veces con ciertos amigos me resigno a no insistir en explicar con detalle la magnitud del fraude que el régimen sigue montando a diario (el Registro está abierto; el CNE sigue inscribiendo votantes, quizás votantes de verdad, seguramente votantes fantasmas) a fin de asegurarse una holgada victoria el 7 de octubre.
La respuesta no es fácil. Por un lado, muchas personas prefieren vivir una ilusión cómoda en lugar de enfrentar una verdad incómoda. Muchas personas sencillamente no logran cambiar de paradigma.
Cambiar de paradigma significa desechar todo lo que uno cree saber sobre un asunto y aceptar, basándose en nuevas evidencias, una nueva verdad. Nuestro planeta fue creado hace entre 5 y 6 millardos de años, no es plano, y da vueltas alrededor del sol, y no al revés. Hoy aceptamos estas verdades como tales, pero hace 500 años hacía falta ser un hereje para tener creencias así, y el conjunto de dogmas de la Iglesia Católica Apostólica Romana garantizaba que al expresarlas abiertamente los herejes pagaran con su vida el atrevimiento.
Frente a las evidencias irrefutables sobre el fraude y confrontado con el hecho de que no solamente estas evidencias se han hecho públicas desde hace muchos años (aunque hayan tenido muy poco eco en los medios masivos de comunicación) sino que todos los altos dirigentes políticos y candidatos a las primarias están al tanto de esta información, el venezolano inteligente con conciencia cívica se enfrenta a un terrible dilema. O sigue aferrado al paradigma convencional (la MUD habla claro, actúa de buena fe, representa mis intereses, representa un auténtico cambio, aspira apoyar a un candidato que remplace a Hugo Chávez, etc.) o entra en un mundo desconocido, un mundo que en los mapamundis del siglo XV los cartógrafos señalaban como Terra Incognita, poblada de monstruos. En este mundo abundan los interrogantes, y escasean las respuestas claras. El mero hecho de reflexionar sobre estos temas y hacerse estos interrogantes implica que uno está cambiando un paradigma cómodo por un paradigma terriblemente inquietante. Y para algunos eso implica  coquetear con la herejía; podría pagarse caro,  muy caro, ese pecado.
Por ejemplo: si la MUD se resiste enérgicamente a reconocer, denunciar con vehemencia y rectificar el carácter fraudulento de un sistema electoral que garantizará sin duda una holgada victoria al candidato oficialista en octubre, ¿A qué intereses responde? Y la respuesta inevitable es que los líderes de la MUD no están comprometidos con un cambio de gobierno. Algunos de los candidatos, evidentemente sí y otros, aparentemente, no.
Hay un dicho en inglés, “Politics makes strange bedfellows”, cuya traducción sería algo como “en la política todo es posible” o, mejor dicho, “en la política hasta los polos opuestos se pueden juntar”. En nuestro caso, pareciera que el régimen se ha aliado con algunos poderosos jerarcas de la MUD, con el apoyo de figuras claves en los medios de comunicación, para instaurar un Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición Electoral, desde el cual se impone a la fuerza un dogma que consiste en no hablar del fraude, y así permitir no solamente la reelección (¿indefinida?) del dictador o su candidato designado sino también la instauración de un aparato burocrático opositor alimentado y controlado por el régimen, el cual fungiría cual Pueblo de Potemkin, como Partido Unido de la Oposición. Un Partido Unido de la eterna Oposición que satisfaría la necesidad de este régimen forajido, criminal y terrorista, de presentarse como legítimo a los ojos del mundo. Y para seguir alimentándose a sus anchas del erario público.
Creo que poco a poco los venezolanos opositores conscientes están cambiando de paradigma. Por supuesto cuesta mucho hacerlo. Significa deshacerse de las creencias y las lealtades reflexivas a través de las cuales uno ha ido construyendo su realidad política durante toda una vida. Significa ver con ojos muy  abiertos quién es quién, de verdad. Significa, en una palabra, despertar, y ver el mundo como es, y no como uno quisiese que fuera.
1.    3.       CUENTAS CLARAS
Como asesor político con más de 35 años trabajando en tres continentes con decenas de candidatos a todos los niveles, creía haberlo visto todo. Pero el actual panorama electoral venezolano (el verdadero, no el que se le ofrece al público, el pan y circo del show montado para las masas) desafía la imaginación.
Ahora bien ¿Qué hacer frente al pan y circo de las primarias? Porque, recordémoslo, el mismo régimen, actuando a través del CNE – que tiene una trampa mortal montada para las elecciones de octubre, con la complicidad activa y pasiva de poderosos sectores de la oposición- es el que maneja y controla en gran parte el proceso de las primarias. Estemos muy claros: Chávez quiere medirse contra un candidato cómodo, un candidato que no lo ofenderá, que no le hará preguntas indiscretas, que no profundizará en las incoherencias, mentiras y -llamémoslo por su nombre – asuntos de la criminalidad en la que se ha incurrido en los últimos 13 años.
Sea usted el juez. ¿Cuál de los ahora cinco candidatos le conviene más a Chávez como contrincante? Olvídese por una vez de los intricados cálculos electorales que hacen los analistas políticos que salen cada día con sus pronósticos, de que si éste tiene más carisma que el otro, o que si tal o cual partido tiene más arraigo; que si la oferta de fulano supera a la oferta de fulana. Olvídese del viejo paradigma, que supone que estamos en un ciclo electoral donde, aún si nos tienden trampas por aquí y por allá, el candidato opositor podrá ganar si obtiene “una avalancha de votos”.
VOLVAMOS A LAS CUENTAS ANTERIORES.
En este momento, el REP tiene inscritos aproximadamente 18 millones de votantes, de los cuales 5 millones (según se puede extrapolar de las cifras mencionadas anteriormente) son votantes fantasmas o virtuales. Partiendo de la premisa de que altas tasas de abstención favorecen al candidato del gobierno (ya que tiene 5 millones de votos ya tabulados a su favor), hagamos un ejercicio teórico: supongamos que habrá este año una participación real de 75% de los electores. Es decir, 75% de los 13.5 millones de votantes (los de carne y hueso) decide votar y se abstiene un 25%.  Es decir, votan un poco más de 10 millones de electores.
Supongamos (aunque sea poco probable, ya que el chavismo maneja mucho mejor que la oposición sus operativos caza-votos el día de las elecciones) que la mitad sea de votantes chavistas, y la mitad sea de la oposición.
Imaginemos además que dentro de este universo de votantes reales, el candidato opositor, haciendo una campaña brillante frente a un candidato de gobierno débil, logra captar 65% de los votos.  Habrá conseguido 6,5 millones de votos contra 3.5 millones.  Pero, recuérdese, quedan por contabilizar los 5 millones de votos fantasmas ya que  – a diferencia de las elecciones regionales y municipales, donde existen más controles a nivel local y se puede fiscalizar mejor el proceso- el chavismo los verterá a su favor en la sala de totalización tan fácilmente como uno vierte un tobo de agua en la bañera.
De repente, estos 5 millones de votos virtuales se agregan a los 3.5 votos auténticos del chavismo, y Chávez gana con 8.5 millones de votos contra 6.5 de la oposición y el resultado electoral es 56% a 44%, con un margen de victoria de 2 millones de votos.
Y éste es el mejor de los casos imaginables para la oposición.
Basándome en estos sencillos cálculos, sostengo que para la oposición es políticamente y matemáticamente imposible, bajo las condiciones actuales, ganar las elecciones presidenciales.
1.    4.       LA VERDADERA ALTERNATIVA
Entonces ¿Cuál debería ser la postura de la oposición frente a las primarias? Esto depende de qué buscamos lograr con la campaña electoral. A sabiendas de que la partida  está perdida de antemano, como ya se supone y se habla en las más altas esferas de la cúpula oposicionista, ¿Deberíamos buscar complacer el régimen con una campaña inofensiva, una campaña basada en estrategias electorales tradicionales?, ¿Buscaremos aglutinar votos de la manera menos ofensiva, y superar la oferta electoral del opositor con la vana esperanza de que podremos cohabitar apaciblemente con el enemigo en el 2013, negociando cuotas de poder según las viejas reglas del juego político venezolano? ¿Es esto lo que buscamos?
Esta parece ser ya la estrategia de varios candidatos que se esfuerzan en no ofender ni acusar a nadie, en no hacer preguntas incómodas, en quedar bien con todo el mundo.
Una estrategia alternativa consistiría en develar detalladamente, de manera contundente y sin cortapisas, la naturaleza intrínsecamente fraudulenta del proceso electoral. Demostrar que las estructuras legalistas que sostienen al régimen y le confieren legitimidad son una mentira. Concentrar los ataques contra el punto en que el régimen es más vulnerable y así deslegitimarlo a los ojos del mundo. Porque la cadena de posibles acciones futuras debe pasar por la deslegitimación de un régimen que proclama al mundo que es una democracia, mientras actúa en las sombras como la más cruenta dictadura. Los países que vivieron la Primavera Árabe están tratando de pasar de dictaduras a democracias, ya que ellos mismos y el resto del mundo entienden su historia. El camino venezolano debe ser distinto: antes de instaurar una auténtica democracia, se debe demostrar a los ciudadanos y a los ojos del mundo que aquí se vive en dictadura, no en democracia, y por ende los venezolanos tienen la responsabilidad y el deber de desenmascarar la farsa, y deslegitimar a Hugo Chávez y su régimen, antes de emprender la ardua tarea de reconstruir el país según principios de justicia, igualdad, respeto y transparencia.
Pablo Medina viene haciéndolo desde hace tiempo. Diego Arria lo hace cada día con más convicción y autoridad. Y María Corina por fin está descubriendo que el cazar águilas con temple y audacia reporta más dividendos políticos que ofrecer más y mejores programas sociales.
Los venezolanos deben  tener muy claro cuál es el camino que quieren seguir, porque hay solo dos caminos. Los estudiantes que hasta ahora han invertido su capital político en candidatos oportunistas deben decidir qué clase de país quieren construir, porque el país que se está construyendo, o destruyendo, ya les pertenece, para bien o para mal. Nos toca a todos escoger este 12 de febrero entre un perverso puntofijismo del Siglo 21 y una ruptura sistémica con el pasado. No nos queda otra.
Eric EkvallEL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA

ANDRÉS SIMÓN MORENO ARRECHE: ¡UNIDAD, UNIDAD, UNIDAD, HASTA LA DERROTA SIEMPRE!

En la Venezuela demócrata está sucediendo algo políticamente ‘curioso’ que marcha a contrapelo de la verdadera democracia, entendida y aceptada como un proceso de consenso que existe en las sociedades civilizadas para dirimir las controversias que surgen de las normales diferencias de criterio. En Venezuela ha surgido el concepto de Unidad como dispositivo ultroso, irreflexivo y excluyente. Como condición excepcional y única para revertir el mega desastre político, social y económico que han desatado, con todas sus culpas incólumes, el desgobierno del señor Chávez y sus obsecuentes seguidores, durante estos 13 años. 
La unidad, que como principio electoral-proselitista es tan puntualmente necesaria para ayuntar el esfuerzo político que se requiere para vencer -sin margen de duda y contundentemente- al señor Chávez y sus secuaces el venidero 7 de octubre, se ha convertido en un concepto... En una marca-fashion... En una diva postmoderna que se promueve entre nosotros, los opositores del régimen castro-comunista de Caracas, como el único gran remedio social, político (electoralmente ¡Lo es!) económico, moral, agropecuario, científico, intelectual, y pare usted de atribuirle más curas milagrosas al potingue de la ‘unidad’, que para lo único que sirve, democráticamente hablando, es para la selección de un candidato único que enfrente solidariamente al otro, a Chávez, el candidato del partido único, del sistema totalitario, el candidato vengativo y violador de la Constitución y que de paso es Presidente de la Nación, de su Partido y conculcador de los demás poderes del Estado. Contra ‘eso’, y nada más que ‘eso’ es para lo que se necesita ayuntar esfuerzos untarios con una mano, mientras que con la otra nos tapamos la nariz ideológica... Todo en aras de los ‘altos intereses’ de la Nación y nuestra supervivencia como República
Pero entre gallos y media noche, desde los partidos políticos que hacen vida oposicionista en la Mesa de la Unidad Democrática (¿Con qué se come ‘eso’? preguntaría, si pudiese don Luis Miquilena) se ha vendido a la opinión pública venezolana que cualquier disenso frente a la Mesa de la Unidad y su ‘marca’, por más sutil que sea, debe ser pugnazmente condenado -sea el que fuere, no importa. Afirman que hay que hacerlo en aras de los intereses nacionales representados en la tal marquilla de presunción ideológico-democrática que mientan ‘unidad’, y además de la condena irreflexiva, al que ventile pública o privadamente cualquier desacuerdo con las decisiones de la Mesa de la Unidad Democrática, o de sus candidatos, o por ejercer su derecho a decir ‘no estoy de acuerdo’, a esa persona (usted, por ejemplo... O yo, a partir de estas líneas que lee) debe señalársele con el dedo acusatorio.  De proto-chavista, de quinta columna, de anti demócrata. Hasta se le inventarán viajes (ficticios, claro) a La Habana de Fidel y se le señalará de peligroso ‘cabeza-caliente’ que anda gestionando un ‘resuelve’ con alguna ‘misión chavista’ mientras, como decimos en Maracaibo, ‘le echa vaporub en el ojo’ a los verdaderos demócratas, ellos, los ‘unitarios’, mientras uno –que solo atina a desembuchar una que otra crítica- afirman ellos que nos hacemos pasar por quienes no somos. En fin... por ahí van los tiros.
Y no importa que su argumento sea reflexivo y sostenible con la realidad y hasta comprobable con los hechos. Si usted es un demócrata y se atreve a disentir en Venezuela frente a las decisiones (y las indecisiones) de la MUD, o por las acciones (y las omisiones) de sus únicos precandidatos, usted será señalado y condenado...”porque atenta contra la unidad”. Vista así, la ‘unidad’ deja de ser una cualidad del consenso para convertirse en la excusa de un curioso y desconocido totalitarismo: el totalitarismo de quienes desde la unidad desean imponer sus ideas, sus conceptos, aún cuando ellos sean honestamente beneficiosos para el colectivo. Decir ‘unidad’ en Venezuela es señalar a un totalitarismo colegiado de origen consensual, pero nada democrático.
La unidad, concebida como estructura incriticable, única y presuntamente sólida, nos coloca frente a un insólito neo- fascismo de conciencia que para colmo de curiosidad, es de origen democrático. Una ‘unidad’ que atenta contra sí misma y su origen semiológico. Porque se impone desde una cúpula. Porque esquiva críticas y niega el raciocinio, el contraste de las ideas, el disenso y la polémica, elementos consustanciales con un sistema de gobierno democrático y su resultante: el Estado de Derecho. En nombre de una inasible, tránsfuga y etérea unidad, (que para ser ‘tal’ debe surgir del contraste de las opiniones para alcanzarla, y por el consenso de las acciones para ejecutarla) se pretende imponer un silencio, una mordaza ‘a hierro y fuego’... ¡Porque sí!... Y el que no está silenciosamente cuadrado con la fulana unidad, entonces está contra ella, aún cuando lo que diga u opine sea en su beneficio. 
Tal despropósito es el sexo contra-natura de la democracia. Una unidad así esgrimida por los círculos democráticos en Venezuela (la unidad como concepto y marca incuestionable, pétrea e intachable) es una forma totalitarismo muy similar a la del Teniente-Coronel Chávez, a quien enervan las observaciones y trastornan las críticas. Los reproches que se han esgrimido pública y abiertamente a la MUD tienen fecha muy anterior a su consolidación como ente aglutinador de las distintas oposiciones democráticas venezolanas.
La Mesa de la Unidad Democrática, que tiene sus logros y aciertos, es verdad, está vinculando el concepto de unidad proselitista (candidato único... programa de acción de gobierno) con una obediencia ciega y silente. Afirma que está abierta al diálogo y a la crítica pero desde sus inicios, quienes crearon el concepto de ‘unidad’ secuestraron a la institución. Solo algunos partidos la integraron desde un principio, aunque más luego  -presionados por la opinión pública-  extendieron un plácet de participación a otras organizaciones, que resultaron ser ¡Otros partidos! A pesar de ello, siempre ha sido un club de partidos políticos, en el que no participan ni deliberan en igualdad de condiciones otras estructuras de ‘eso’ que dan por llamar las instituciones de la sociedad: Colegios de profesionistas, Asociaciones civiles, Clubes, ONG, Asociaciones vecinales, minorías de cualquier tipo, etc. Señalar la exclusión y la imposibilidad de deliberación ha sido nuestro ‘pecado original’, el desliz de quienes, siendo demócratas por procedimiento, también somos contestatarios e inconformes.  La inclusión sigue siendo una falla estructural en la Mesa. Una pata faltante que se remienda, como en las ‘mesas cojas’ con cualquier cosa que sirva para llenar ese vacío.
La historia de la exclusión de la sociedad civil en la MUD es ‘de origen’. El 23 de enero de 2008, en conmemoración del 50 aniversario del retorno de la democracia a Venezuela, los principales partidos políticos opositores se reunieron en el Ateneo de Caracas con el fin de suscribir un documento con el cual se comprometían a cumplir una serie de objetivos nacionales y su visión de país. El acuerdo fue propuesto por el entonces Secretario General Nacional de COPEI Luis Ignacio Planas en el marco del aniversario de esa organización política a comienzos del mes de enero del 2008. El acuerdo que dio origen a la Unidad Democrática fue firmado por los partidos Un Nuevo Tiempo, Acción Democrática, Primero Justicia, Proyecto Venezuela, Copei, La Causa Radical, Alianza Bravo Pueblo, Movimiento al Socialismo y Vanguardia Popular; los políticos que suscribieron el nacimiento de La Mesa fueron Omar Barboza (UNT), Víctor Bolívar (AD), Carlos Ocariz (PJ), Antonio Ledezma (ABP), Luis Ignacio Planas (Copei), Alfredo Catalán Shick (PV), Alfredo Ramos (LCR), José Antonio España y Nicolás Sosa (MAS) y Rafael Venegas (VP) El 27 de febrero de ese año se sumaron al acuerdo más partidos  políticos: El Movimiento Republicano, Solidaridad Independiente, Unión Republicana Democrática, Movimiento Laborista, Democracia Renovadora, Fuerza Liberal y Visión Emergente.
El 8 de junio de 2009 se reestructura el Acuerdo de Unidad Nacional dando forma a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), la cual está organizada en  11 unidades de trabajo: corrupción, relaciones con la sociedad civil, estrategia, programas, derechos humanos, descentralización, asuntos sociales, asuntos internacionales, organización, movilización y temas electorales. ¿Las contó? Si, son once ¿Se fijó en quiénes integran a la MUD? No aparecen otras organizaciones sociales distintas a los partidos. En el ‘acuerdo de unidad nacional’ no hay sino una ‘unidad de trabajo’ para contactar con la sociedad civil, como si la sociedad civil fuera ‘algo’ ajeno y distante de la Mesa, de la Unidad y de la Democracia. Esto es así, desde antes y aún en estos tiempos, porque para los partidos políticos, la democracia NO ES la sociedad civil, sino un coto de caza de votos para los partidos políticos, exclusivamente.
Pero no solo de exclusión vive la Mesa. Todos los ciudadanos en Venezuela hemos sido testigos y sujetos del más oprobioso, permanente y sostenido de los fraudes electorales jamás observados en otro país de nuestro continente. Desde la grosera transformación, en el 2003, del Referendum Revocatorio en un evento plebiscitario, hasta la oprobiosa publicación de listas de electores, con la anuencia del CNE con la que los obsecuentes adulantes del régimen han creado un apartheid político y social. La sola existencia de la tristemente célebre ‘Lista Tascón’ y la no menos vergonzosa ‘Lista Maisanta’ (cuyo autor-ejecutor es el ahora oposicionista Ismael García) ha sido posible porque han contado con la silenciosa anuencia de las autoridades del Poder Electoral y del Poder Ejecutivo. Tal fraude electoral requiere, para validarse en la sociedad, de una estructura aparentemente opositora, de una ‘oposición oficiosa’ que solape, que convalide la felonía, bien con la anuencia tácita, bien con el silencio. Esa estructura social son los partidos políticos que le dieron origen a la MUD, y que con el silencio y anuencia han celestineado las fechorías electorales del régimen, convirtiéndose por acción y por omisión en sus corresponsables.
Aunque usted no lo crea, los partidos políticos en Venezuela no actúan como contrapeso institucional sino como blandas oposiciones a Chávez. Hasta utilizan, durante sus gestiones proselitistas electorales, sus mismas promesas, pero las re envuelven con un papel pseudo democrático y las ofertan como si el país y sus ciudadanos fuéramos los personajes de la novela El Gatopardo de Giuseppe Tomassi de Lampedusa, adormecidos súbditos del Principado de Salina y ellos, los partidos, los representantes de don Fabrizio Corbera, que entre bastidores y en ‘conchupancia’ con los emisarios del señor Chávez afirman... "Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi" (Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie).
El concepto de ‘la unidad’ ha operado como las marcas comerciales, que poseen ‘valores intangibles’ aunque inexistentes, colocados en la mente de los consumidores por los hábiles publicistas que ‘posicionan’ marcas, desagregan o crean ‘clústeres’ de consumidores y como la mampara de tela que se utiliza para encauzar a las ovejas hacia el redil, obturan la visión del paisaje político y con ello la acción individual. Para ’eso’ es que se satanizan las críticas como ésta. Por ‘eso’ es que quienes opinamos a contrapelo de la nomenklatura de la MUD somos inmediatamente embolsados con el descrédito personal. Entonces surgen las descalificaciones: ¿Tú eres un chavista o qué?... ¿Te volviste loco? ¡Unidad pa’ to el mundo! ... ¡El que no está con ‘la unidad’ está contra la democracia!
Pero mientras descalifican a quienes, por derecho constitucional, podemos y debemos opinar y criticar, nada dicen del ‘juego político’ que le ha permitido al régimen más aliento del que jamás pensó. Nada dicen del llamado a la abstención, que le entregó la Asamblea Nacional a Chávez y con ello la conculcación posterior de todos los otros Poderes del Estado.  Nada dicen sobre ‘la entrega al Consejo Nacional Electoral’ de la selección del candidato opositor, permitiéndole a un desacreditado CNE la organización y el patrocinio de una selección de candidato que bien podemos hacer los ciudadanos sin las maquinitas del CNE, más rápido y con mayor transparencia. ¿Por qué la Srta. Machado no dice algo acerca de los 2 millones de ‘votos fantasmas’ que según sus múltiples denuncias pasadas, existen en la data del CNE?  ¿Por qué López ni Capriles nada dicen ni se pronuncian públicamente acerca del inauditable Registro Electoral Permanente? ¿Por qué Pablo Pérez se olvidó de insistir en aquellas ‘condiciones mínimas’ de las que tanto hablaba antes de ser precandidato? ¿Y dónde están guardadas las múltiples y sustanciadas denuncias contra el Poder Electoral que hiciera, hasta no hace poco, el precandidato Pablo Medina?
Conceptualmente, la unidad no es en sí misma ‘mala’, todo lo contrario, pero vista así, con la óptica maniquea de las oposiciones venezolanas, la unidad se transforma en una patente pro-fraude. Con ella se silencia la verdadera oposición, la de la gente de la calle, la voz de los que no tienen acceso a los medios. Si llegara a la Presidencia cualquiera de los candidatos de MUD (a excepción honorable de Diego Arria, el único de ellos que está bien centrado: Gobierno de transición + Juicio a Chávez y sus secuaces) el que llegue a Miraflores lo haría, no por la voluntad de los electores, sino porque ante la avalancha de votos ‘en contra’, Chávez lo permitirá, siempre que se le consienta ‘morir como Presidente’ y garantizarle a sus secuaces un ‘retiro dorado’.
No me queda ninguna duda de ello, como tampoco dudo que para que ese supuesto negado ocurra, la ‘unidad’ debe convalidar otro fraude, el de la posterior ‘unidad nacional’, sostenido en la promesa del perdón a todos los chavistas (populismo ‘ex -ante’), como la gran mentira con la que todos cantaremos, como lo hiciera el inolvidable conjunto musical argentino ‘Les Luthiers’ en su tercer LP, el estribillo final de aquella canción marcial  titulada “Ya el sol asomaba en el poniente”:
 “¡Perdiiiii - mos... perdiiii - mos... Perdimos oooooo ...tra vez!”
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EL GOBIERNO SE SIGUE ENDEUDANDO, LO CUAL ES CONTRARIO AL INTERÉS NACIONAL.- RED POR LA DEFENSA AL TRABAJO, LA PROPIEDAD Y LA CONSTITUCIÓN.

Cuando analizamos el creciente endeudamiento que el gobierno viene contrayendo con el exterior y la banca nacional, en un momento de altos ingresos por venta de petróleo y de los impuestos que pagamos los venezolanos. Encontramos que esto no se justifica y es muy preocupante por los montos de la deuda externa de la República y PDVSA que ya superan los 100.000 millones de dólares.

Si a esto, le sumamos los reclamos de las empresas extranjeras expropiadas que se estiman por encima de 30.000 millones de dólares.  La situación  nos coloca como uno de los países del mundo con más endeudamiento, al  ponderar las reservas internacionales y el producto interno bruto.

La deuda interna es incuantificable no solo por el elevado nivel de endeudamiento con la banca nacional, tanto pública y privada. La deuda de organismos y empresas públicas con proveedores de bienes y servicios  se estima por encima de 35.000 millones de bolívares.

Voceros sindicales estiman que se les  adeuda prestaciones  sociales a los trabajadores con montos por encima de 80.000 millones de bolívares. Pasivos laborales que pudieron haberse cancelado con la tercera parte de las donaciones que ha realizado el gobierno a otros  países.

El otro mecanismo de endeudamiento es el Banco Central; organismo que esta prestando a empresas públicas montos cada vez mas elevados. Se toman activos y recursos de Fogade y de cualquier otro organismo que disponga de estos. Sin control, ni auditoría alguna.

Las cuantiosas perdidas de las empresas del Estado se han convertido en la mayor causa de este crecimiento de la deuda, a la par de  las crecientes donaciones a otros países en detrimento de nuestro Erario Nacional.

Hoy el pago de intereses de la deuda externa pagados en dólares es quinto índice de riesgo país más alto del mundo. Sobre la deuda interna, el monto creciente de la misma hace que el pago de intereses sea mayor que el presupuesto de infraestructura pública.

El gobierno ante las elecciones del 7 de octubre hipoteca el futuro de la Nación con más deuda para poder llevar adelante una serie de ofertas electorales que le permitan correr la arruga de la grave crisis social y económica que se vive en Venezuela.

Tenemos que expresar nuestro más enérgico rechazo a este enorme endeudamiento que compromete el futuro del patrimonio de la República sin aportar soluciones eficientes de cara al porvenir de sus ciudadanos.


Vicente Brito
Presidente


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