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viernes, 5 de diciembre de 2014

ROBERT GILLES REDONDO, EL ESTADO TOTALITARIO Y NUESTRO FUTURO

ROBERT GILLES REDONDO
De un libro, el de Ingo Müller, Los Juristas del Horror,  que trata sobre la conducta de los jueces durante el nazismo, tomo la siguiente nota: “los atropellos, las prisiones, las torturas y aún el exterminio en masa se hicieron de manera legal y apegado a la norma”. Una descripción que encaja perfecto con lo que es el Estado venezolano del aquí y ahora que ha sido secuestrado por Nicolás Maduro. En efecto, todo lo que sucede en Venezuela es legal porque todos los Poderes Públicos (también secuestrados) avalan lo que sucede.

Los temerarios asaltantes del 4 de febrero y todo lo que ellos implicaban no se hicieron entonces con el poder por la vía clásica del golpe militar, apenas desnudaron el inevitable colapso que venía arrastrando el país desde antes del famoso “caracazo” y se apostaron en las puertas cerradas de Miraflores. El fin comenzó con el juicio a Carlos Andrés y se materializó en el indulto presidencial de 1996 cuando se le abrieron las puertas del poder a los golpistas y se cerraron las del futuro nacional. Quizá no había suficiente madurez en 1998 para presagiar la aciaga historia que nos atropellaría y sin duda sí se había terminado la luna de miel del pueblo con el puntofijismo. El modelo democrático que parimos en 1961 no fue capaz de renovarse para afrontar los nuevos tiempos de Venezuela.

Así quince años han pasado desde que Hugo Chávez, el difunto, asaltó el poder y comenzó el desmantelamiento de lo que conocíamos como Venezuela. Su sucesor, Nicolás Maduro, de dudosa procedencia y de hartamente comprobada ilegitimidad, no se quedó atrás y aceleró la destrucción de lo poco que quedaba de nuestra patria. Es así como se nos presenta una radiografía espeluznante de lo que es el país: 1) un supuesto y pregonado Estado “democrático” porque los funcionarios del régimen han sido electos, aunque las elecciones han sido viciadas y fraudulentas; 2) todo el atropello institucional del Estado contra la disidencia, es “legal” y “democrático” porque lo avalan todos los poderes públicos, sin excepción alguna, los cuales no son otra cosa que un maléfico aquelarre de fanáticos comunistas y totalitarios; 3) el erario público ha sido saqueado en su totalidad, lo que se traduce en la quiebra de la Nación, en el fracaso del modelo y en la miseria del pueblo, de ello nos habla el colapso económico de las reservas internacionales, la inflación, el dólar paralelo, la escasez de alimentos y medicinas, la destrucción absoluta de la empresa privada etc., etc.,; 4) los medios de comunicación, en su totalidad controlados por el Estado por diversas vías, directas o indirectas; 5) más de la mitad del país sufre un apartheid porque se opone a lo que está sucediendo, aunque dicha oposición sigue viciada por la apatía y la irresponsabilidad ciudadana. No ha fracaso sólo el modelo totalitario y comunista del régimen sino también el modelo de unidad nacional de la oposición política-partidista, necesario es decirlo; 6) pese a la oscura e inevitable sombra del fraude los dos únicos proyectos visibles y concretos son electorales: las parlamentarias y la constituyente; y 7) no menos importante, el valor de la vida se perdió. Las cifras hablan por sí solas, el país está sumido en una violencia sin control. En Venezuela, seas rico o seas pobre, igual eres asesinado, secuestrado, extorsionado. Lo que es peor, bajo el manto de la impunidad total que ampara el régimen. Así podría seguir enumerando toda nuestra crisis y seguramente me quedaría corto.

Ahora llega diciembre. Un diciembre que será quizá testigo de las últimas menguadas alegrías de los venezolanos. En enero comenzará la debacle, nadie puede ocultarlo. Viviremos estos días las alegrías que anteceden a los dolores del parto, ese parto que, estoy convencido tercamente, no vamos a postergar en 2015, el parto de la libertad, el parto de la democracia, el parto que exigirá el sacrificio, querámoslo o no. ¿Por qué? Porque la revolución comunista-totalitaria agoniza. El modelo ha fracasado. No con esto subestimo la capacidad de maniobra del régimen, sentenciándole el final a corto plazo, no; con ello sólo quiero trasmitir la necesidad del gran acuerdo nacional que facilite la inevitable transición. Esa necesidad es exigencia pues por el camino que vamos la crisis y su hecatombe sólo provocarán otra crisis de la cual no podemos siquiera generar sospechas. Es como dice un amigo mío: “¿si tú tomas y yo tomo, quién maneja después?".

No se trata de diálogo con el régimen para que rectifique. No va a rectificar, va a seguir destruyendo todo a su paso. Se trata de tener un liderazgo opositor que asuma la ofensiva, la vanguardia y oriente al país “de la calle” sobre lo que se debe hacer en los próximos meses y que de forma innegociable implica el fin del régimen.

Robert Gilles Redondo
robertgillesr@gmail.com
@vanpoper26

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jueves, 22 de agosto de 2013

GIOCONDA SAN BLAS, LOCTI Y LOC, FRENOS A LA CREATIVIDAD, AL COMPÁS DE LA CIENCIA

Mucho tienen en común la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI) de 2010 y la Ley Orgánica de Cultura (LOC) aprobada días atrás por la Asamblea Nacional. Hijas del mismo proyecto pseudo-revolucionario totalitario, ambas procuran absoluta hegemonía y control de las actividades científicas y culturales, distinguidas desde siempre por la libre creación intelectual de sus actores. Con ellas y otras, el régimen apunta a la sujeción individual y dominio total de la sociedad través del freno a la libertad de pensamiento, ideas y creación propios del ser humano.

Mientras la LOCTI establece una autoridad nacional con competencia en materia de CTI, la LOC hace recaer en el Ministerio de Cultura y el Poder Popular la función de concebir, diseñar, promover y controlar las políticas públicas en materia cultural, para "evitar la práctica de todo colonialismo, despojo espiritual del avasallado". Sólo valdrá lo que imponga el régimen de acuerdo a un pensamiento único y parroquial, que relega cualquier relación cultural fuera del mundo latinoamericano y caribeño.

Copiando a la LOCTI, que desde 2010 establece el Fondo Nacional de CTI para la administración, recaudación y control de los aportes para el sector, la LOC ahora crea el Fondo Nacional para la Cultura. A partir de su vigencia, las empresas con ingresos brutos mayores a 100 mil unidades tributarias (UT) (LOCTI) ó 20 mil UT netas (LOC) deben aportar cada año a estos fondos, en menoscabo de las contribuciones que ellas hacían a sectores científicos o culturales, de común acuerdo entre las partes. Así se agrega un impuesto recurrente más a los 24 ya existentes.

Por LOCTI, el monto oscila entre 0,5 y 2% de los ingresos brutos anuales, mientras que por LOC, el tributo será del 1% de las ganancias. No son magros los montos que maneja el régimen a través de estos fondos. Por LOCTI, la información oficial señala que se recaba alrededor del 2,69% del producto interno bruto (PIB). Tomando datos oficiales del Banco Central de Venezuela (PIB 2012, Bs. 1.635 millardos), el fondo de CTI rondaría los Bs. 40 mil millones en 2012 y una cifra similar en 2011.

Si estas enormes sumas sirvieran de verdad para el impulso a las actividades de estos sectores, sería de regocijarnos. Pero la realidad es terca: las cifras anunciadas oficialmente como aportes a programas de CTI cubren apenas una fracción de esos montos, mientras la productividad científica declina sin cesar desde 2008, encontrándose ahora en nivel similar a la que teníamos en 1996.

¿A dónde ha ido tanto dineral? Probablemente al mismo lugar adonde irá el fondo de cultura. Mala señal es que la LOC haya sido aprobada en una sesión de la Asamblea Nacional en la que se enseñoreó la incultura por boca de un diputado rojo, que con lenguaje soez de bajos fondos, dio fe de la degradación institucional en esta era pseudo-revolucionaria.

gioconda.sanblas@gmail.com



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lunes, 1 de octubre de 2012

ELINOR MONTES, DILEMA O COMPLICIDAD

El tiempo aclara la naturaleza totalitaria del régimen cuya promesa es radicalizarse aun más, lo que significa mayor daño, mayor crueldad.  
Hoy quiero hablarle a aquellos que entienden el régimen de injusticia y opresión que rige a Cubazuela, pero que no saben si votar a favor o en contra de la jefatura porque reciben prebendas, contratos, casitas, misiones, etc. El lucro proveniente de cualquier relación con un régimen que  mantiene el poder a costa del saquero de la nación, de la discriminación, de la corrupción espiritual y material, del odio, de la división, de la disolución de la familia, de la tortura, de los asesinatos morales y físicos, entre otros, los convierte en cómplices o al menos en colaboradores del sufrimiento, con frecuencia masivo, de sus conciudadanos y familiares. “Vivir” en semejante contexto no es problema sólo para quien por desconocer la dignidad de la persona humana, incluyendo la propia, está tomado por la incivilidad y corrompido por la avaricia. Es necesario recordar que el mantenimiento de este régimen significa profundizar y ampliar el dolor de cada víctima de su injusticia: de los presos de conciencia que envejecen en condiciones infrahumanas y el de sus familiares; de los desolados por las expropiaciones-despojo de sus bienes provenientes del trabajo de su vida; de la pérdida de la bondad del niño, del joven y de la gente sencilla tras el adoctrinamiento de una cultura de muerte; de la negación de la condición de persona de la nación…
Por otra parte ¿De qué sirve el dinero y los bienes, si no se tiene libertad ni para pensar? ¿Si ni siquiera hay paz en el hogar porque gracias al régimen estamos “bajo control del hampa”? En un secuestro se puede perder todo, hasta la vida, entonces ¿De qué vale lo mucho o poco que, por ahora, les “da” el régimen? Sin libertad habrán perdido su cualidad de ser personas para convertirse en seres sin misión de vida, sin sueños, sin futuro… sin alma. 
La indiferencia también es complicidad. El grupo juvenil de resistencia  “La Rosa Blanca”  en la Alemania Nazi escribió: 
“…si el alemán no despierta por fin de esa indiferencia; si no protesta allí donde pueda, contra esa camarilla de criminales, si no tiene compasión con esos cientos de miles de víctimas. Y ha de sentir no sólo compasión, sino mucho más: complicidad, pues con su apático comportamiento da a esos personajes turbios la posibilidad de actuar, soporta ese «gobierno» que ha cargado sobre sí una culpa infinita; ¡él mismo es culpable de que pudieran cometerse esos crímenes! Cada uno desea liberarse de esa complicidad, cada uno lo hace y vuelve a dormir con la conciencia más tranquila del mundo. Pero no puede absolverse ¡cada uno es culpable, culpable, culpable! Sin embargo aún no es demasiado tarde para desembarazarse de este gobierno, el más abominable, para no cargar aún más culpa sobre sí mismo…”.
Es su vida y la de su familia lo que está decidiendo, lo cual no tiene precio. 
elmon35@gmail.com

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jueves, 5 de enero de 2012

RONNY PADRÓN|: DIEGO ARRIA SÍ SABRÁ "GANAR Y COBRAR".

No son deseos sino realidades. Su trayectoria como gerente público eficiente en Venezuela, diplomático exitoso en el extranjero, lo confirma.

Hoy, Venezuela atraviesa una etapa sombría sólo comparable a los tiempos de la guerra independentista, con un agravante: para aquel entonces nuestro país contaba con una dirigencia patriota convencida y dispuesta respecto a los sacrificios implícitos a la causa política de entonces.

En la Venezuela presente, el estatismo petrolero, en mala hora consagrado en la propia Carta Magna, configuró una sociedad acomodaticia, acostumbrada a exigir derechos al Estado, sin embargo ajena al cumplimiento de sus deberes, auténtico certificado de una efectiva ciudadanía.

De allí qué luego de "Las bacanales del petrodólar", viabilizadas por la estatización de la industria petrolera a partir del 1º de enero de 1976, y su muy lógica "resaca" económica en los cercanos 90, el pueblo venezolano buscó con denuedo el cambio político en la comprensible necesidad de recuperar el orden institucional perdido. Ello es del todo loable. El problema estriba en que una vez electo el llamado a corregir tales entuertos, a saber "Hugo Chávez", éste no sólo resultó peor que cualquiera de los anteriores jefes del estatismo venezolano, lo que es más grave aún, nosotros, luego de 13 años, habíamos resultado incapaces de promover una dirigencia política apta para el necesario reemplazo.

Dicha tragedia, descrita en tan escuetos términos es por supuesto debida a un cúmulo de factores entre los que destaca la referida perversión política llamada estatismo, que hace posible un Estado nacional, gerente y administrador de la casi totalidad de la riqueza venezolana (yacimientos petrolíferos, auríferos y demás minerales económicamente valiosos) encargado además del enorme poder fáctico implícito en su condición de representante jurídico y político de la nación. Tal hipertrofia funcional convierte a cualquier presidente de Venezuela en verdadero monarca medieval y a nosotros los venezolanos en súbditos pedigüeños de la peor condición.

Así entonces nos encontramos en la particular circunstancia donde ante un régimen político evidentemente totalitario, por ende criminal, socialista para más señas, tolerante con la Constitución sólo en la medida que ésta le posibilite sostener la muy valiosa "fachada democrática", un precandidato presidencial ha sido capaz de ensalzar la recuperación del orden institucional como la prioridad política nacional, ese es Diego Arria.

Porque más allá de buenas intenciones, quién si no un dirigente político independiente, de certificada experiencia gubernativa, nacional e internacional, exitosa por lo demás, estaría en real capacidad de capitalizar la mayoritaria voluntad de cambio de la fuerza demócrata nacional hasta alcanzar lo que no hemos podido desde hace cuando menos 30 años: un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia, al servicio de ciudadanos libres y dignos, capaces de merecer la prosperidad y el Bien Común mediante el trabajo lícito y justo, algo característico de cualquier país desarrollado.

Sólo alguien dispuesto a consagrar lo que le reste de vida en pro de restaurar la constitucionalidad democrática en Venezuela tendría oportunidad para hacer lo que corresponde hacer, sin pensar en las próximas elecciones, sino en las próximas generaciones. Quién sino aquél que ha sido idóneo para coordinar transiciones políticas de regímenes aun más violentos que el vigente en Venezuela, verbigracia: Bosnia, Serbia, Sudán, se atrevería a solicitar sólo 3 años de mandato popular para conforme a la Constitución "poner orden en la casa". Esta es sin dudas una propuesta política que merece consideración. ORA y LABORA.

caballeropercival@hotmail.com

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miércoles, 21 de septiembre de 2011

PACIANO JOSÉ PADRÓN VALLADARES: CERRAR CAPÍTULOS

         Éste, el de la revolución bolivariana ya está largo. Basta de este capítulo de locura, del que hace rato debimos pasar la página. El año que viene es de cambios, nada justifica prorrogar lo ya agotado y darle días adicionales a un capítulo nefasto en nuestra historia de pueblo.

         La mayoría de los venezolanos vio con esperanza -hace ya casi 13 años- el inicio de un nuevo capítulo en nuestra vida republicana. Esa esperanza se ha teñido de rojo sangre. Pasemos la página.  Cerrar capítulos en el camino de los pueblos y de los hombres es un imperativo de vida.

         Es una necesidad cerrar el capítulo del Estado conducido por un solo hombre, por los caprichos de uno solo, al que se someten todos los poderes públicos.  La independencia de los poderes es consustancial a la democracia; por el contrario, el sometimiento de todos a la voluntad de uno es a tiranía. Ningún pueblo puede avanzar cuando uno solo piensa y uno solo decide.

         Es imperativo cerrar el capítulo del Estado ciego ante la delincuencia, que se desentiende de homicidios, violaciones y robos. No queremos un Presidente que diga que en Venezuela lo que hay es “una sensación de delincuencia”; queremos un Presidente que tenga la “sensación” de que 150 mil homicidios en menos de 13 años es negación de la vida y expresión de lo que no puede continuar.

         Es urgente cerrar el capítulo del Estado sordo ante la corrupción, donde la Policía, los Tribunales, la Fiscalía y la Contraloría no escuchan sino la voz del amo. No queremos un Presidente botarate, que regala afuera lo nuestro, que gasta sin control y dilapida sin temor, quien después de gastar más que ningún otro gobierno en toda la historia republicana, pide prestado sin miramiento, haciendo crecer la deuda pública a niveles nunca imaginados, que heredarán nuestros hijos y nietos, sin beneficio alguno para la patria. Pidieron prestado, dilapidaron y robaron.

         Es menester cerrar el capítulo del Estado maula, que se apropia de los bienes de los ciudadanos, que dice “expropiar” cuando lo que está haciendo es confiscar, arrebatar sin contraprestación alguna, por la fuerza y porque le da la gana, y no “por causa de utilidad pública”.  La propiedad ha sido envilecida.

         Es indispensable cerrar el capítulo del Estado opresor, violador de Derechos Humanos, perseguidor de libertades. Nunca más debemos ver morir a un Señor Brito, ni saber de inhabilitaciones por decreto;  tenemos derecho a que se nos devuelvan Radio Caracas TV y los otros medios cerrados, derecho a rescatar la libertad de expresión.

         Es indispensable cerrar el capítulo del Estado ineficiente, el de componendas y amiguismo que no sirve para nada bueno. Fin al Estado que en lugar de funcionarios al servicio de la patria, tiene activistas de la causa del Presidente. Los servicios públicos deben funcionar; tenemos derecho a electricidad, agua potable y vivienda, a hospitales que sirvan y escuelas que enseñen, a carreteras transitables y ambiente vivible, en fin, a un país con calidad de vida.

         Cerrar el capítulo de Hugo Chávez Frías es una necesidad histórica, de la cual nos vamos a beneficiar todos, incluso quienes hoy puedan sentirse afectados por estas afirmaciones.  Del desmoronamiento del país somos víctimas por igual quienes solo usan camisas rojas, como quienes preferimos la policromía.  Cerremos el capítulo de Chávez.

PACIANO PADRÓN
E-Mail: pacianopadron@gmail.com
Twitter: @pacianopadron
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miércoles, 24 de agosto de 2011

ALEARDO F. LARÍA: EL PARTIDO-ESTADO (DESDE ARGENTINA)

El sociólogo Ricardo Sidicaro ha analizado el período 1946-1955 en el que el peronismo se organizó como partido político. Su tesis es que en ese período el peronismo dio lugar al nacimiento de lo que en las taxonomías de partidos políticos se conoce como un "partido-Estado". Este modelo partidario no es equivalente al "partido único" de los regímenes totalitarios, pero tampoco consigue superar las exigencias de los modernos partidos democráticos.
Un dato peculiar de esta etapa, destacado por diversos analistas, es que el peronismo recién se constituyó como partido cuando ya había alcanzado el poder y detentaba el control del Estado. Esta particular situación, que lo convirtió en el partido del gobierno durante diez años, hizo que su extrema proximidad al poder lo configurara de un modo especial, obligándolo a adaptarse al liderazgo personalista de Perón.
Durante ese período se preservó el sistema electoral democrático y los partidos de la oposición, aunque con dificultades, pudieron desarrollar su cometido. Pero estuvieron sometidos al fuerte desgaste de un discurso político que los deslegitimaba por ser integrantes de la "partidocracia liberal". En el imaginario peronista, el "movimiento peronista" encarnaba la representación del "pueblo" y enfrente estaban los partidos demoliberales que eran la expresión de los intereses "oligárquicos e imperialistas".
La confusión entre partido y Estado dio lugar a otro fenómeno que ha sido reflejado por Sidicaro. El partido peronista no tenía estructuras partidarias capaces de promover la politización activa de sus adherentes y la publicidad de los principios doctrinarios fue asumida por el Estado. Por otra parte, la mayoría de las personas corrientes que votaban al peronismo lo hacía trasladando la alteridad "pueblo-antipueblo" al espacio de sus relaciones personales. El otro, el antiperonista, era generalmente el empleador o empresario para el que trabajaba.
El fuerte liderazgo ejercido por Perón impidió la consolidación de una estructura política que mediara entre el líder y su base. La fragilidad de los vínculos entre la cúpula dirigente, rodeada de personalidades mediocres y burocráticas, y el pueblo peronista se puso en evidencia en ocasión del golpe militar de septiembre de 1955. Las elites gubernamentales –dice Sidicaro– carecieron de iniciativa frente a un reducido número de militares sublevados, porque el peronismo jamás se había dotado de estructuras partidarias capaces de movilizar a sus adherentes. Luego, con el correr de los años, muchos peronistas reconocerían que se había incurrido en errores evidentes y excesos intolerables.
Las reflexiones de Sidicaro referidas al decenio del "primer peronismo" permiten comparar aquel panorama con el actual, para percibir que, en lo esencial, las cosas no han variado demasiado. El "partido-Estado" se muestra fulgurante como en su primera época. Transcurrido más de medio siglo de aquellas desafortunadas prácticas, el uso partidista de los recursos públicos no ha menguado.
Tampoco ha disminuido la persistencia del discurso maniqueo que expulsa a la oposición fuera del campo del "pueblo" bajo el anatema de ser la sempiterna "derecha destituyente". Acaso esas voces se han apagado temporariamente en este período especial de prudencia preelectoral, pero el riesgo de que la visión partisana de la política regrese es muy elevado.
Otro aspecto, menos visible pero de influencia notable en los resultados electorales, se vincula con la persistencia de una cultura popular que, intuitivamente, adhiere al discurso oficial. La reivindicación del papel del Estado en la economía, los derechos humanos, la protección social de los más humildes y una retórica antioligárquica que el pueblo lee en clave anticapitalista son el aderezo actual. La plasticidad proteica del peronismo le permite ofrecer hoy un rostro progresista (Kirchner) como ayer una cara conservadora (Menem), pero esas diferencias sutiles no perturban las mitologías instaladas firmemente en el inconsciente colectivo de los sectores populares.
Si denominamos populismo a este conjunto de elementos, comprobaremos que siguen provocando el mismo efecto distorsivo en el funcionamiento normal de la democracia que Sidicaro verificara en la década del primer peronismo. La anomalía mayor es que la desnivelación del terreno democrático que produce el uso partidista de los recursos públicos limita las posibilidades de la alternancia, un tema decisivo para garantizar la legitimidad democrática. La debilidad de los partidos políticos argentinos es responsabilidad de sus dirigentes, pero no se pueden negar las dificultades añadidas que genera el "hiperpresidencialismo".
La segunda servidumbre que provoca la persistencia del partido-Estado es que bloquea la posibilidad de habilitar un proceso de modernización de la Administración pública, lo que se paga en términos de ineficiencia estructural en un mundo de economía globalizada. Los saltos productivos que consiguieron los países que emergieron del subdesarrollo lo hicieron luego de habilitar procesos de modernización del Estado, garantizando su profesionalidad, imparcialidad y eficacia. Mientras persista la anomalía populista del partido-Estado, ese desafío no podrá ser abordado en Argentina.
Este es un reenvío de un mensaje de "Tábano Informa"
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miércoles, 17 de agosto de 2011

JUAN DE DIOS RIVAS VELÁSQUEZ: CONFLICTOS E INCERTIDUMBRES (UTOPÍAS Y LÓGICAS)

La Nación está muy enferma por culpa, responsabilidad e ineficacia de un estado que hace años que intenta gobernar con un poder ejecutivo totalitario, expropiador, excluyente y comunista. Lo cual le impide acertar en lo productivo, económico, social y en obras tangibles. Los conflictos son generados por el propio estado maula e irresponsable. Solo la corrupción reina en la Administración Pública Nacional y con el mayor de los cinismos. Es duro y triste “en lo humano espiritual” tener que reescribir sobre estas cosas desastrosas y dar malas noticias, presagiar adversidades y comunicar conjeturas lógicas, que traerán consecuencias nefastas para un pueblo oprimido en sus derechos humanos, sin dinero para la sesta básica, acosado por el crimen y la delincuencia.
CAJA DE PANDORA
Este será unos de los peores “entretantos malos” años del régimen, lleno de incertidumbres y  nefastos presagios. Nada será positivo en lo que queda del año 2011. Tendremos que seguir ajuntándonos la correa del pantalón de las carencias y necesidades, habrá más desestímulos para los inversionistas, mucha contracción en lo económico e inflación hambreadora todos los días. El pueblo es hoy más pobre (menos capacidad de compras) y más recortado en su calidad de vida, nadie que trabaja honestamente en la clase media y trabajadora puede capitalizar y ahorrar. La gente está siendo botada del trabajo y está viendo muy negro su porvenir; las quiebras que generan las malas políticas del gobierno aumentan. Sólo los corruptos de la oligarquía militar y la burocracia roja pueden seguir comprando las camionetotas y lujosos apartamentos. Un caso público “que sigue sin aclarar” es el señalado por la prensa sobre el ministro “ex dirigente sindical” José Khan, quien compró un apartamento playero en Bs. 1.010.240,00; eso ¿Cuándo lo desmiente? es asqueaste y debería dar inicio a un juicio por corrupción.
Pero es evidente que ya son miles de denuncias sin molestarse en aclarar, ¿qué pasa? en las empresas de Guayana, en las cementeras expropiadas, en AgroPatria (antes AgroIsleña), en la Previsora, en los Bancos: el de Venezuela, el Industrial, el del Pueblo y el de la Mujer, lo del Hipódromo es un prevaricación constante y descarada, en cada organismo hay miles de cuentos, indicios y verdades ¿y la contraloría qué? Lo que sí es obvio, y hablado todos los días, es la desbordada codicia corrupta de estos malhechores del oprobioso socialismo del siglo XXI “comunismo a la cubana”, hay gente sin talento e instrucción que hoy son más ricos que “Cadafi, Fidel o Berlusconi”; las riquezas visibles y ostentosas andan por todo el país y por América Latina, Europa y EE.UU; y se dice que esto está tocando a muchas tuercas con vía a las elecciones del 2.012 (ya hay denuncias que verificar), a los cuales tratan de tapar con investigaciones y falaces mentiras sobre la victoriosa MUD ¡Qué riñones!, pretender dañar a la Unidad del pueblo es imposible. Van a intentar de todo, comprar gente, ofrecer villas y castillos. Para “intentar” fregarnos a todos con el mismo RE abultado y puyado de ayer, con lo cual ellos ya perdieron elecciones y perderán en las elecciones 2.012. Solo los salva un golpe de estado “chambón” y con seguridad que nuestra fuerzas armadas no lo van a sostener y pondrán orden de inmediato.  
El país está endeudado –por encima de cualquier lógica- en forma irresponsable y salvaje. Mientras no pagan a nadie y se roban los reales de las prestaciones, de los compromisos laborales, del mantenimiento de vías, del Metro y de los hospitales. Están orquestando una devaluación salvaje y habrá más impuestos en leyes chucutas e irresponsables, para desgraciar más al pueblo con  sus políticas empobrecedoras y corruptoras.
 Ya va siendo bueno que en la Asamblea Nacional se responda con la integración de varias comisiones de diputados para verificar las cifras del BCV, INEA, MPPP, etc., etc., para ver los destinos de los compromisos de PDVSA, Relaciones Exteriores, los negocios con el eje del mal “Cuba, Libia, Nicaragua, Bielo Rusia, Bolivia, Irán, Ecuador, etc. etc.”, y ¿qué hizo el Hiperlíder de Miraflores con las fortunas de presupuesto que se le ha asignado en 12 año? Insistimos que hace falta una Comisión de Diputados para determinar las realidades de pobreza en la que están el 80% de los Venezolanos, y las zonas en miseria crítica y otras para ver lo de las viviendas y la electricidad (huele a otro guiso a lo pudreval), para constatar el mal estado de vías y carreteras, y otra para resolver la problemática laboral de los trabajadores “la peor en 60 años”. Integrar estas Comisiones es urgente y fundamental para evitar sufrimientos mayores a los venezolanos, para atenuar la corrupción y cumplir con el mandato constitucional de controlar que tiene la Asamblea Nacional.
     
rvjuandedios@gmail.com

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sábado, 30 de julio de 2011

FERNANDO OCHOA ANTICH: VENEZUELA, LA CRISIS IDEOLÓGICA DEL CHAVISMO

La crisis del chavismo supera ampliamente las circunstancias que rodean la enfermedad de Hugo Chávez y su ya irreversible fracaso administrativo. Esa es la verdad. En su seno hay, sin lugar a dudas, un problema de ambiciones personales que se han puesto en evidencia con la ya confirmada gravedad, pero el fracaso de su gestión es un problema ideológico de fondo que, a mi criterio, es de mayor importancia ya que se mantendrá, aún después que se conozca de manera cierta la evolución de la grave enfermedad. En estos días leí una importante polémica entre Heinz Dieterich, un marxista de categoría internacional quien había respaldado, en el tiempo, la Revolución Bolivariana y un chavista de nombre César O. Guevara, quien en justicia muestra una interesante cultura.

Trataré de resumir las ideas expuestas en sus escritos para después dar mi opinión personal sobre su contenido. El largo artículo de Dieterich se titula “La conducción política de Fidel y Hugo Chávez“. Sus ideas principales son las siguientes:

“Todo sistema de conducción del Estado es un sistema de dominación política que se constituye sobre tres tipos de influencias: las circunstancias objetivas del momento, la intervención de las masas y el carácter de los líderes; a los cuales Marx consideraba, dentro de la dinámica objetiva, como parte de los ‘eventos aleatorios’ o de casualidad (“der ´Zufall´ des Charakters der Leute, die zuerst an der Spitze der Bewegung stehn“), que aceleran o desaceleran los proceso objetivos”.

“Los líderes máximos de la Revolución Cubana y de la Revolución Bolivariana comparten muchas características. Ambos son carismáticos, tienen una gran oratoria, inteligencia y vitalidad… Sin embargo, los modelos de dominación política son cualitativamente diferentes. El sistema político de la Revolución Bolivariana es carismático y bonapartista, mientras que el de la Revolución Cubana es básicamente burocrático y tradicional. Hoy día, ambos modelos comparten dos deficiencias fundamentales: a) su configuración histórica está estructuralmente agotada, es decir, su ciclo de vida productiva ha terminado; b) su carencia sistémica es su inadecuada cibernética (dialéctica) frente a la complejidad de los procesos y la nueva estructura de clase del siglo XXI”.

El señor César O. Guevara inicia su artículo “Respuesta a Heinz Dieterich” afirmando: “En absoluto se trata de “casualidades históricas”, como subtitula usted, o de “eventos aleatorios”, como los denominó Marx. Las condiciones objetivas de un tiempo histórico determinado, el comportamiento de las masas en ese tiempo y el temperamento y carácter de quienes las lideran, ocurre dentro de una dinámica causal, no casual. A su símil biológico, las revoluciones socialistas proponen lo inverso: que sea la sociedad el subsistema cibernético y el Estado la realice. Es decir, que el pueblo mande y el Estado obedezca. Lo contrario es dictatorial. Es verdad, la burocracia tiene el carácter de neurotransmisores, al fallar, el sistema se desorganiza y perece. La URSS es un ejemplo.

El modelo de dominación de Hugo Chávez es bonapartista. Esa característica es negativa y muy lamentable. Por allí puede penetrarle de la flecha de París, porque no es un rasgo simpático ni siquiera para su entorno. La “identificación semi-religiosa de sus partidarios con el líder”, es porque la masa de la población venezolana históricamente, excluida de los privilegios de los que sí gozan sus élites económicas, confía en que el Comandante remediará sus males. Cuba es un milagro de supervivencia. Sin embargo, Fidel ha declarado que dado el mundo actual, ese sistema ya no sirve ni para ellos. En superar esas fallas estoy totalmente de acuerdo con usted, pero difiero en su tesis de confrontación de clases. Yo buscaría la cooperación entre ellas.

Imaginarse que es posible superar las fallas del marxismo es sencillamente desconocer la historia. La tesis de cooperación entre las clases es la base fundamental de la socialdemocracia. Eso sí, respetando las libertades democráticas y la separación de los poderes. Ciertamente, el modelo de dominación chavista es bonapartista, aunque es una frase elegante para evitar decir que en Venezuela lo que existe es un autoritarismo arbitrario que vulnera la libertad ciudadana. Pensar que en nuestro país quien gobierna es el pueblo es ocultar la verdad: en Venezuela los que dirigen el régimen es una camarilla arbitraria que se está enriqueciendo descaradamente. La historia no es causal. Eso es determinismo, casi positivismo. En ella interviene permanentemente el azar.

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domingo, 17 de julio de 2011

GABRIELA CALDERÓN DE BURGOS: ECUADOR: ¿QUIÉNES LLEGAN AL PODER?

Guayaquil, Ecuador—  Muchas personas que creyeron en “la refundación de la patria” consideran que ha sido un “mero accidente” que el proyecto haya derivado en abusos de poder. Muchos creen que el problema no es la Constitución de Montecristi o el proyecto de planificar detalladamente la vida de los ecuatorianos, sino la calidad moral de las personas a la cabeza. Pero puede que no sea un accidente que personas de dudosa calidad moral hayan llegado al poder, sino una consecuencia inevitable de los sistemas que concentran el poder en el Estado.

El Premio Nobel F. A. Hayek argumenta esto en un capítulo de su libro Camino de Servidumbre (1944) titulado “Por qué los peores llegan a la cabeza”. Hayek escribió este libro cuando las ideas colectivistas (nacionalismo, socialismo, comunismo, fascismo) sostenían una influencia mucho más importante alrededor del mundo.

Hayek explicaba que un líder que pretende establecer un sistema colectivista no lo puede hacer sin un grupo de personas que, eventualmente, lleguen a someterse a una disciplina totalitaria y estén dispuestos a imponerle esta a los demás mediante la fuerza. El factor que agrupa no solo a los colaboradores del líder sino a la masa que lo sigue suele ser un objetivo negativo como el odio a un grupo de personas. El deseo del individuo de pertenecer a un grupo “muchas veces es el resultado de un sentimiento de inferioridad” y “por eso su deseo solo será satisfecho si la membrecía del grupo le confiere algún grado de superioridad frente a las personas que no pertenecen al grupo”. Nosotros, “los de corazones ardientes y manos limpias” versus “los pelucones”,  “la prensa corrupta”, etc.

Esto tiene que ver con la diferencia entre amar o temerle al poder. Los liberales tradicionalmente le han temido al “poder sobre los hombres ejercido por otros hombres” mientras que los colectivistas buscan obtener y crear ese poder. Los liberales consideran que robar, torturar o traicionar está mal sin importar la finalidad —loable o desagradable— mientras los colectivistas pueden considerar que hacerlo está bien si contribuye al “bien común”. “El principio de que el fin justifica los medios en la ética individual es considerado como la negación de toda moralidad. En la ética colectivista, este se convierte necesariamente en la norma suprema”, decía Hayek.

Por esta razón las personas que tienen ideales morales o que desean preservar cierta independencia personal no les parece atractivo ser parte de un sistema que tiende hacia el totalitarismo. “Los únicos gustos satisfechos son el gusto por el poder en sí y el placer de ser obedecidos y de ser parte de una maquinaria inmensamente poderosa y en buen funcionamiento, ante la cual todo lo demás debe ceder”. En este sistema las personas pacíficas y honestas no prosperan y “La buena disposición para hacer cosas malas se convierte en un camino a la promoción y al poder”.

El sistema que se ha venido implantando aquí ha requerido de individuos dispuestos a confiscar propiedad privada sin seguir el debido proceso, a coartar la libertad de expresión para silenciar a las voces independientes, a destruir las instituciones que hubiesen limitado el poder, y a trastornar la vida de varias personas solo por no haberse alineado al “proyecto”.

Gabriela Calderón es editora de ElCato.org, investigadora del Cato Institute y columnista de El Universo (Ecuador).
Este artículo fue publicado originalmente en El Universo (Ecuador) el 13 de julio de 2011.

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viernes, 3 de junio de 2011

NELSON MAICA C: ¿CÓMO ENTENDEMOS EL TOTALITARISMO? ¿ES IGUAL, PARECIDO O DISTINTO A LA “AUTOCRACIA”, LA “DICTADURA”, A UN “SOLO PARTIDO”? TOTAL 2

En una nota anterior TOTAL 1, 03/07/06, nos acercamos al tema con un enfoque ligeramente distinto. Con este pretendemos recordarlo y complementarlo. El tema es, a mi manera de ver, significativo.

Si intentamos una definición de totalitarismo como la siguiente, por ejemplo,… “un sistema de reglas basadas en una ideología que busca el control y dirección de todos los aspectos de la actividad política publica, económica y social para aplicarle a la población sus proyectos por medio de la fuerza bruta, la propaganda, el engaño y el terror”,… seguramente que alguno de ustedes, de inmediato, observara que no es completa, que le falta algún elemento, algún complemento para hacerla comprensible y actualizada.

Por eso es casi indispensable recurrir, entonces, a la historia, a la memoria, a los textos, a las diversas fuentes, hasta donde nos permiten las actuales circunstancias para poderlas acceder.

En un primer acercamiento podemos observar que su uso, en un principio, no formo parte de juicios críticos a gobierno alguno.

En algunos textos se atribuye la palabra “totalitarismo” al filosofo italiano Giovanni Gentile, 1925, en pleno fascismo italiano, para describir un sistema sociopolítico “comprensivo”. Se comenta, además, que Mussolini se sintió muy feliz al utilizar el término, mientras que Hitler lo evito y Stalin lo refería a Italia y Alemania y nunca a Rusia. El termino “totalitarismo” llego para quedarse y luego de 1945 se extendió su uso.
Los historiadores Carl Friedrich y Zbigniew Brzezinski, Usa, 1956, le dieron forma a una definición y le encontraron seis características principales:
01. Una definición ideológica, una ideología oficial, a la cual toda la población obligatoriamente tiene que adherirse. Es o pretende ser perfecta, sin defectos y es la finalidad de la población.
02. Esa ideología debe ser sustentada en un solo partido, único, total, jerárquicamente organizado y entrelazado con la burocracia del estado y con un solo jefe único, especie de Dios.
03. Control total y absoluto sobre las fuerzas armadas de la nación. La disidencia se castiga con la muerte.
04. Monopolio total sobre los medios de comunicación de masas.
05. Control, por medio del terror, de la población. Uso indiscriminado de las fuerzas armadas y policiales para este fin. Someter a la población mediante el terror. Impunidad al crimen.
06. Dirección y control total de la economía de la nación. El gobierno toma el control de la economía.
Estas características fueron muy usadas durante el periodo de la guerra fría para caricaturizar el estado comunista principalmente y, posteriormente, como un instrumento para comparar y señalar el comportamiento de los estados con relación al ejercicio democrático plural, así como también, para atribuirle diferencias de grado a los mismos.
Para recordar y no olvidar tenemos la Italia de Mussolini: el fascismo, su policía del terror, su corporativismo, la sumisión y uso de los medios de comunicación.
La URSS de Stalin: ideología única, partido único, jefe único, control total sobre la economía, campos de concentración, gulag, cero libertades en ningún sentido.
La Alemania, el tercer reich de Hitler: ideología racista, nacionalismo extremo, uso y abuso de los medios de comunicación, control total de las fuerzas armadas, control total de la economía, exterminio de los judíos.
La Cuba de Fidel, todos los demás juntos...Pinceladas para recordar.
¿Algún parecido con el régimen que actualmente gobierna en Venezuela? ¿Algún parecido con las medidas políticas, económicas y sociales tomadas y las anunciadas? ¿Algún parecido con el planteamiento del partido único? ¿Con el control total de la economía? ¿Con el control de divisas? ¿Control de precios? ¿Escasez de alimentos y de casi todo? Etc. ¿Un gulag del siglo XXI?
¿En donde es posible la libertad y la democracia plural? En donde se puedan establecer industrias con capital privado y seguridad jurídica y física para operar, en donde exista la propiedad privada y se respete y se defienda.
En donde exista libertad en todos los sentidos. En donde exista tolerancia y respeto por las minorías y por los derechos individuales.
En donde no se oprima y chantajee a las personas e instituciones. En donde exista la pluralidad de creencias y prácticas políticas.
En donde los totalitarios no puedan usar los mecanismos democráticos para imponer su dictadura.
Tips.
01. En las vías de comunicación terrestre no hay canales de circulación para motos. ¿Quién las supervisa y controla, empezando por las ahora oficiales?
02. ¿La “oposición” debería tener programas, espacios, para expresarse y difundir sus ideas por todos los medios de comunicación administrados por el régimen? Esos medios son de todos los venezolanos, estén o no en el gobierno.
¿Se dejara esclavizar este pueblo venezolano tal como esta el pueblo cubano? De Usted depende. Tiene que escoger entre esclavitud y libertad, entre socialismo comunismo y democracia plural. Bueno, escoja, es hora.
“El sufrir merece respeto, el someterse es despreciable”, Víctor Hugo, 1802-1885, Novelista francés.


nelsonmaica@gmail.com
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martes, 5 de abril de 2011

JUGAR A LAS ESCONDIDAS. ALBERTO MEDINA MENDEZ (DESDE ARGENTINA)

Es difícil comprender como hemos llegado hasta aquí. Aunque en realidad, cabría decir que mucho de esto era más que predecible.

La versión más inocente, dirá que los ciudadanos entendieron que algunas tareas no podrían resolverlas sin la existencia de una institución neutral, equidistante, objetiva. Así nacía la utopía estatal, ese engendro que resolvería lo que los humanos no podíamos por nosotros mismos. Debía ocuparse de las tareas encomendadas y para ello precisaría fondos, esos que solo podían financiarse con impuestos, es decir, quitándoles a los ciudadanos, su dinero, es decir una parte del resultado de su trabajo.

De aquel ingenuo comienzo a este presente hostil pasaron siglos, y en ese camino, lo que se presentaba como un mal necesario, parece haberse convertido mágicamente en la panacea,  en el altar de las bondades.

Pero a las atrocidades del creciente desarrollo estatal, a la permanente vocación  por apropiarse de recursos y libertades ajenas, en nombre de cuanta causa justa fuera capaz de crear, ahora se agrega la osadía del ocultamiento del uso de los dineros obtenidos.

A medida que los gobiernos avanzaron, se sofisticaron, se complejizaron, han inventado una maraña de normas, pérfidas ideas y extrañas argumentaciones, que los exime misteriosamente de mostrar que hacen con el dinero público, con ese que previamente le quitaron de forma arbitraria y compulsiva a cada uno de los ciudadanos, a esos que les gusta llamar “contribuyentes”, para evitar el nombre adecuado, el de saqueados.

Es que ya sabemos que cuando un particular le quita compulsivamente a otro su dinero, eso se llama robo, pero que cuando el que se lo arrebata, también por la fuerza, es el Estado, solo se llama “impuesto”, apelando a ese viejo eufemismo, moralmente aceptado.

Queda claro que la política y las corporaciones, han hecho un pacto de impunidad, de silencio cómplice. Nadie parece tener demasiado interés en revelar lo imprescindible, en hacer lo obvio, en plantear lo correcto. Se trata de no transparentar esos recursos, de no contar como aplican esos fondos.

El ocultamiento, la desinformación, la oscuridad en los números, les permite trabajar sin frenos, disponer sin explicaciones, no rendir cuentas y mucho más aun, utilizar esos dineros con criterios discutibles, las mas de las veces haciendo política, y en ocasiones rozando lo delictual, cuando no lo ilegal.

Para ello, han generado una creativa batería de ardides, extraños mecanismos, y retorcidos artificios para no enseñar nada, no divulgar cifra alguna con claridad. Y cuando todo eso no resulta suficiente, apelan a la especialidad de la casa, ignorar el reclamo popular hasta que la comunidad se agote en su propia falta de perseverancia cívica.

Cuando se usan recursos ajenos, y mucho más aun, cuando se trata de los que provienen de los bolsillos de los ciudadanos, esos que detrae de lo conseguido con esfuerzo y trabajo por cada habitante, bajo el más cruel mecanismo de la recaudación impositiva, lo menos que se puede esperar es una cuota de seriedad y algo de responsabilidad.

Sobre todo si tenemos en cuenta que quienes lo gastan, lo hacen en nombre de otros, y no a titulo propio. Son meros administradores y no propietarios de esos recursos. Deberían comportarse como tales.

Muchos dirán que el presupuesto aprobado por los cuerpos legislativos es suficiente. No es sensato creer que con publicar algunos renglones, cuyos conceptos son genéricos, ambiguos y difusos, puede alcanzar para cumplir con los preceptos elementales de cualquier democracia sana. Solo son generalizaciones, tramposas por cierto, elegantemente presentadas, disfrazadas de tecnicismos, que ocultan más que transparentan lo que implica cada asignación.

Los ciudadanos tenemos derecho a conocer hasta el último detalle del gasto de cada repartición, de cada oficina  funcionario del sector público. Somos los legítimos propietarios de esos dineros, y lo menos que podemos esperar es que quienes han sido elegidos para administrarlos, no oculten nada.

No se trata de una pretensión exagerada, el ocultamiento, en todo caso, implica un despropósito, una inmoralidad indefendible. Y no deberíamos reclamarlo, tendría que estar publicado en lugares visibles, más aun en estos tiempos de disponibilidad tecnológica casi ilimitada. El dinero de todos no está para financiar propaganda de funcionarios, ni tampoco para solventar elogios serviles a personajes contemporáneos de la política.

La austeridad republicana debería primar como criterio para el gasto estatal, pero la visibilidad, la transparencia, la absoluta claridad de la administración de esos recursos de todos, no puede ser siquiera discutida.

Que los que usan el dinero ajeno sigan defendiendo eufemismos para rotular las partidas presupuestarias, justifiquen gastos reservados, y cierta cultura de seguridad pública para disponer a mansalva de lo ajeno, no puede sorprender. El que gasta con lo de los demás, siempre encuentra argumentos inteligentes para sostener su parodia.

Lo patológico, es que la ciudadanía, esa que es saqueada vía impuestos, de esos directos, y de los otros, valide semejante atropello, y que ni siquiera sea capaz de exigir el mínimo respeto cívico, ese que merecen los miembros de una sociedad. Su derecho a la verdad, a estar informados de donde esta cada centavo, de cómo se usa cada partida.

El esperpento estatal no solo tiene defensores, los más de ellos, esos que viven a sus costillas. Ahora la argumentación se ha perfeccionado, parecen intentar convencernos que no solo hay que gastar mucho, sino que también corresponde no rendir cuentas, ocultar todo y jamás hacer lo adecuado.

La política sigue abonando a su propio desprestigio, casi en caída libre. Ni unos, ni otros, ni los que están, ni los que estuvieron, ni siquiera los que mañana pretenden estar, se encuentran dispuestos a prometer algo tan elemental y básico como la transparencia. No esperemos milagros, solo la sociedad civil puede exigir lo que la política no está preparada para ofrecer. Deben tener sobrados motivos para no hacerlo. Parece mejor no preguntar demasiado. Son hábiles, capaces de dilatar respuestas comprometidas hasta el infinito. Son especialistas en jugar a las escondidas.

Alberto Medina Méndez
amedinamendez@gmail.com
skype: amedinamendez
www.albertomedinamendez.com

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viernes, 4 de marzo de 2011

VARGAS LLOSA Y LOS ARGENTINOS. EDITORIAL I. LA NACIÓN - 03-MAR-11 - OPINIÓN


Tratar de impedir la presencia del flamante premio Nobel en la Feria del Libro revela un inocultable desprecio por la libertad

Antes de que la Argentina, por causa de algunos compatriotas desorbitados, se sumiera una vez más en el ridículo internacional, un oportuno llamado de la presidenta Cristina Kirchner puso las cosas en su lugar, recordándoles de paso a muchos de sus seguidores que, mal que les pese a ellos y al Gobierno, el Estado siempre debe garantizar la libertad de expresión. Según el director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, depositario directo del mensaje presidencial, la mandataria dijo que "el Estado debe intervenir sólo como garante específico del uso libre de la palabra".

La intervención de la Presidenta, que seguramente previó una avalancha de críticas frente a la trasnochada tentativa de evitar que Mario Vargas Llosa hablara en la inauguración de la Feria del Libro de Buenos Aires, el mes próximo, puso orden en un desgraciado episodio del que el director de la Biblioteca Nacional se convirtió en protagonista central.

Es cierto que González fue uno más entre los intelectuales oficialistas (la mayoría integrantes del grupo kirchnerista Carta Abierta) que expresaron su repudio a la presencia del premio Nobel 2010 como orador principal en una de las más prestigiosas ferias del libro del mundo. Sin embargo, el hecho de que, además de ser un intelectual reconocido en el ámbito local, sea por sobre todo el director de la Biblioteca Nacional lo transformó en el adalid natural de esta causa lamentable.

Borges se refirió alguna vez a la perpetua obsesión por el "desnivel que siempre acecha".

¿Alguien podría haber conjeturado que quien se desempeña al frente de la institución que fue dirigida por José Mármol, Paul Groussac y Jorge Luis Borges podía oponerse a que una entidad del ámbito privado y dedicada a exaltar a los libros y la cultura invitara a su acto de apertura al flamante premio Nobel de Literatura?

Nadie, por impropio e inoportuno, hubiera sugerido siquiera esa posibilidad, ante la presencia de uno de los talentos literarios más reconocidos de la contemporaneidad, una de las glorias vivas de la lengua que hablamos los argentinos y el resto de Hispanoamérica.

Es cierto que González rescató en todo momento la "hondura humana y política" de la novelística del gran escritor peruano. Habría sido, sin duda, un esfuerzo inhumano pretender negarla. Pero la abierta disidencia de Vargas Llosa con el gobierno de los Kirchner, y con los gobiernos más autoritarios de América latina, no autoriza a nadie a aconsejar que se desista de la invitación que le había sido formulada.

Claro que no siempre se puede ordenar a toda la tropa al mismo tiempo, porque, a pesar de haberse alineado con la decisión presidencial, el jefe de gabinete, Aníbal Fernández, volvió a criticar ayer al escritor. Con su habitual desparpajo, Fernández se permitió observar que aunque lo había leído, pensaba que es un talentoso escritor que pertenece "a la derecha más reaccionaria, enemigo de los gobiernos populares y, particularmente, del argentino, al que ha insultado millones de veces, gratuitamente y sin ninguna necesidad".

No es la primera vez, lamentablemente, que Vargas Llosa es maltratado por parte de algunos argentinos. Podríamos recordar que pocos años atrás fue objeto en Rosario de vejaciones, e incluso corrió riesgos físicos, por culpa de un grupo del que nunca se dilucidó con exactitud si eran más guevaristas que kirchneristas. En el fondo, daba lo mismo, porque los unía un idéntico desprecio por las ideas liberales que campean desde hace tiempo en el escritor experimentado que, después de las frustraciones de la militancia en la izquierda radicalizada, se convirtió en un infatigable cruzado de la libertad que detestan por igual los dogmáticos de todos los credos.

Habría más de una razón para que Vargas Llosa, que justamente recibirá mañana en México la Orden del Aguila Azteca en una ceremonia encabezada por el presidente Felipe Calderón, termine privándonos a todos del honor de inaugurar la Feria del Libro. Y, si esa contingencia se produjera, no faltarán tal vez voces que señalen al director de la Biblioteca Nacional como "uno de los que hizo más méritos" para lograr tal propósito.

Por el bien y el honor de la cultura argentina, es de desear que el premio Nobel no se desanime -ya conoce el paño-, venga a inaugurar la Feria del Libro 2011 y les dé a sus lectores y a todos los argentinos que saben apreciar la coherencia y la libertad de su pensamiento el gusto enorme de recibirlo una vez más.

http://www.lanacion.com.ar/1354366-vargas-llosa-y-los-argentinos
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lunes, 21 de febrero de 2011

NO ESTOY HABLANDO DE VENEZUELA. ENRIQUE PEREIRA

Se acaban los atornillados a las sillas de gobierno. La libertad está de moda.

Sociedades que durante décadas han aceptado los desmanes de gobiernos autoritarios, montados sobre ideologías que dicen defender al pueblo y nacer desde el pueblo. Pueblo como expresión abstracta que todo lo justifica. Por más que lo intento, jamás podré entender ninguna razón que le de valor a la insana practica de gobernar indefinidamente. Aquí –en este mundo-  parece haberse acabado ese derecho. Al otro lado del océano, la energía de los pueblos vibra al unísono para acabar con esa histórica práctica.

Príncipes bañados en oro, militares llenos de insignias y dictadores que disfrutan la buena vida al tiempo que sus pueblos trabajan para sostener sus lujos. Milicias armadas que dicen estar preparadas para defenderse de conspiraciones extranjeras, y que al menor signo de protestas la emprenden con el pueblo que dicen amar. La careta se les viene abajo y en un efecto de tipo dominó, pareciere que uno por uno, tendrán que abandonar sus privilegios bajo la presión de pueblos hastiados de mentiras, de promesas de futuro y de restricciones. No estoy hablando de Venezuela; estoy hablándoles de Libia, Yemen, Argelia, Bahréin, Jordania, Irán y Marruecos.

Un poquito más cerca, en una isla –que tampoco es Venezuela- un virus libertario está dando vueltas por todos los rincones. Los Castro no son pendejos y huelen de lejos y con tiempo, la necesaria transformación de las funcionalidades estatales para poder seguir en pie. No hay forma de seguir engañando a los cubanos acerca de lo malo que es el capitalismo. Todavía hay seguidores de Chávez que argumentan que Venezuela está ayudando a los cubanos a liberarse de un cerco imperialista, con el regalito del cable submarino, que permitirá comunicaciones libres a ese pueblo oprimido por los gringos. Los únicos cubanos que usarán ese cable son los opresores comunistas, porque el pueblo no tendrá acceso a esa libertad comunicacional.

Así las cosas, la resistencia pacífica, masiva, contundente y sostenida es la única solución para hacerle saber al mundo y a los gobiernos, que los pueblos  no estamos dispuestos a permitir que se  lleven a nuestros países por otros rumbos. Este país se lo debo a mis hijos, me refiero a un país progresista, unido y armonioso, donde no tengamos que bajar la voz para hablar del gobierno y donde no tengamos que odiar a nadie, menos por nuestras diferencias políticas. Este país pide resistencia y la tendrá, téngalo usted por seguro.

Se acaban los días. Se los llevan a cuestas como un fardo de fantasmas que intentan nublar la vista de un país. Se levantará este pueblo para acabar con la infamia, de la misma forma que lo hicieron nuestros gloriosos antepasados. Algo me recuerda aquel enero del cincuenta y ocho. Encuentro un paralelo entre aquellos pueblos buscando libertad y los que aquí se levantaron en contra de la dictadura perejimenista. Está por amanecer para los pueblos que reclaman sus libertades. Está por amanecer para que se abran los ojos de muchas personas obnubiladas por las siempre inconclusas promesas de quienes engañan a sus pueblos. No estoy hablando de Venezuela.


Enrique Pereira @pereiralibre

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