BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

martes, 7 de abril de 2015

NOEL ÁLVAREZ, DOLARIZACIÓN DE LOS SALARIOS

En la mal llamada “Venezuela Revolucionaria”, hasta hace muy poco,  era casi un sacrilegio hablar del incremento de la gasolina o de la dolarización de la economía. Sin embargo, el giro de timón que ha dado el gobierno con el tema del aumento de  la gasolina, deja un único tabú: la dolarización económica.

Los gobiernos “satanizan” el tema de la dolarización, anclaje cambiario, para atemorizar al pueblo, sin embargo, Ecuador con su proceso económico es uno de los países más prósperos de la región. Un sistema como éste restringiría “el señoreaje”, nombre que recibe la facultad que tienen los gobiernos de imprimir dinero para financiar su gasto publico, proceso que he denunciado en artículos anteriores como el primer responsable de la carestía de la vida que sufre nuestro país.

Aun cuando el anclaje cambiario no es oficial, en Venezuela hace tiempo que extraoficialmente los precios de todos los servicios y bienes de consumo, con excepción de los perecederos de origen agrícola, están dolarizados. Esto trae como consecuencia  que al estar  los  gastos dolarizados, mientras los ingresos continúan en bolívares, no haya ingreso en moneda nacional que, trabajado y ganado honestamente,  alcance para pagar los bienes en calidad y cantidad suficiente que permitan mejorar la calidad de vida del pueblo.

Los venezolanos estamos sometidos a un proceso de empobrecimiento acelerado, sin posibles cambios positivos en el corto plazo. Primer ejemplo: en el año 2010 el salario mínimo era 1.223,89 bolívares al mes, el dólar marcador rondaba los 9,24 bolívares, es decir el salario mínimo representaba 132,45 dólares al mes. En marzo 2015, el salario mínimo 5.622 bolívares mensuales más 2095  bolívares por concepto de cesta ticket, suma 7.717 bolívares mensuales, con un dólar marcador 248,52 bolívares, lo que representa un salario de 31,05 dólares mensuales.  Sin  hacer otras consideraciones, hemos perdido 101,40 dólares mensuales.

Otro ejemplo: el salario mínimo en Colombia es 273 dólares mensuales;  en Argentina 346,76 dólares mensuales; en Ecuador 354 dólares mensuales;  en  USA una jornada de 8 horas remunera 64 dólares. 

Con la inflación quienes más pierden son los pobres, los que ganan un salario mínimo, los que viven de una renta, los pensionados y tantas personas que no tienen como preservar el valor de sus ingresos; por eso mi preocupación es que  se logre un mecanismo que salvaguarde la capacidad adquisitiva de los ingresos de quienes menos tienen y eso solo se logra atando el valor de los salarios, pensiones y rentas a una moneda fuerte cuyo nombre es lo menos importante.

Noel Alvarez
noelalvarez14@gmail.com
@alvareznv

*Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente

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CARLOS PADILLA CARPA, DOS CONCEPTOS CAÍDOS EN DESPRESTIGIO: SOCIALISMO Y CONSENSO

Después del estruendoso fracaso del llamado Socialismo del Siglo XXI y conocida la ruina causada por otros de la misma denominación en nuestro planeta en tiempo presente y pasado nadie quiere esa denomiacion tanto es así que después del derrumbe del Muro de Berlin y aparecido el Foro de Sao Paulo los seguidores del marxismo prefieren llamarse progresistas.

Donde los “socialistas” han capturado el poder haciendo uso de una demagogia extremista se han caracterizado por el manejo de técnicas propagandistas totalitarias de origen nazi fascista, el empobrecimiento intencionado de la población, manejo del populismo clientelar y la represión más tenaz contra cualquier disidencia.  Destruyen los valores tradicionales de las sociedades implantado modelos de corrupción que garantizan la permanencia de sus cuadros dirigentes mediante una complicidad manifiesta. Su alianza con los sectores del hampa común les garantiza un clima de inseguridad que torna temerosa al resto de la población que se hace sumisa a sus designios.

Nadie que se autodenomine como socialista será aceptado de buena gana en el poder; tanto es así que los acompaña el rechazo que  se refleja en las mediciones de opinión publica que se efectúan bajo anonimato.  

Otra palabra que en nuestro país ha caído en desgracia es la de consenso pues ella se identifica con el manejo cupular de las decisiones que les pudieran pertenecer a un colectivo y son tomadas por un exclusivo sector que se atribuye un poder de decisión que nadie les ha otorgado. Tal es el caso de las decisiones tomadas sobre candidaturas por sectores de los extremos polarizadores de la política venezolana, lease Madurismo y Mudismo,  quienes a espalda de sus bases y a desprecio de estas han decidido de manera hegemónica y dedocrática  quienes serán los nominados como candidatos en las próximas elecciones parlamentarias que deberán celebrarse en la fecha que fije el ejecutivo nacional.

En rechazo ante ambos conceptos y procederes, que se hermanan en su ejecutorias, existe marginada una sociedad que busca cauces para materializar su descontento en atropellada marcha disidente que deberá ser organizada por los ciudadanos y dotada de moral de victoria por quienes comprendan el momento histórico de las saciedades afectadas por tales prácticas doctrinarias y procedimentales.

Carlos Padilla Carpa
carlos.padilla.carpa@gmail.com
@chino121

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CARLOS MALAMUD, LA VII CUMBRE DE LAS AMÉRICAS

Los próximos 10 y 11 de abril se celebrará en Panamá la VII Cumbre de las Américas. Sin duda tendrá mucho más morbo que todas las anteriores. Mucho más que la V (Trinidad Tobago, 2009), cuando Hugo Chávez y los restantes mandatarios americanos y caribeños, salvo Raúl Castro, se encontraron con Barack Obama, la gran estrella del firmamento internacional de entonces. O que la IV (Mar del Plata, 2005), cuando Néstor Kirchner y Hugo Chávez enterraron el ALCA (Acuerdo de Libre Comercio de las Américas) frente al mismísimo George W. Bush.

Lo que hace especial a esta Cumbre es la participación de Cuba, ya preanunciada en Cartagena de Indias. Sin embargo, nadie entonces hubiera asegurado que el estreno cubano tuviera lugar en medio de intensas negociaciones bilaterales para reabrir embajadas y restablecer plenamente las relaciones entre EEUU y Cuba.

Cuando todo parecía ir sobre ruedas para tener una cumbre exitosa, Obama proclamó una orden ejecutiva imponiendo sanciones a siete altos cargos venezolanos, acusados de violaciones de derechos humanos. Utilizando la ocasión para desviar la atención mundial sobre un país que enfrenta una grave crisis económica y política, Nicolás Maduro adoptó rápidamente el papel de agraviado y comenzó una cruzada interna y externa para presentar a EEUU como el agresor.

Bajo la mirada indiferente, cuando no cómplice, de los presidentes regionales, diversos organismos latinoamericanos como ALBA, Unasur o CELAC, mostraron su solidaridad con Venezuela. El presidente Maduro, jaleado por sus tradicionales compañeros de ruta (Evo Morales, Rafael Correa y Cristina Fernández), amenazó con llevar a Panamá sus reclamaciones antiimperialistas.

De ahí que las principales preguntas formuladas en los días previos al encuentro giren en torno al clima en que éste se desarrollará, si habrá intervenciones virulentas o si todo transcurrirá en un tono armónico, aunque sea impostado, y a la actitud de algunos actores clave. Entre ellos destacan, como no podía ser de otro modo, Obama y Castro, pero también Maduro, en un segundo plano, sin olvidar a los presidentes de Brasil, México y Colombia.

Es obvio que la magnitud de la respuesta venezolana dependerá, en buena medida, del interés de las autoridades cubanas en utilizar la Cumbre para avanzar en la relación con EEUU. A mayor interés, mayor presión sobre los bolivarianos para que atenúen el volumen de sus quejas. Pero, como ya se ha visto tras el anuncio de Obama y Castro de diciembre pasado, cada bando tiene en casa a sus enemigos más enconados.

En Cuba, Fidel Castro se ha convertido en el referente del sector más propenso a boicotear los acuerdos. Rápidamente dejó constancia de su “tradicional desconfianza” con EEUU. Tras el anuncio de las sanciones contra los siete venezolanos volvió a mostrar su solidaridad con Venezuela y su temor a una invasión militar del agresor imperialista. Y el sábado 4 de abril, una semana antes de la Cumbre de Panamá, ¡oh casualidad!, reapareció en público junto a un grupo de venezolanos.

El mensaje a su hermano, a los reformistas y aperturistas es muy claro: Venezuela es nuestra amiga y aliada, y EEUU nuestro principal enemigo. Según la versión oficial, Fidel Castro “mostró su especial preocupación por la batalla que ahora libra la nación sudamericana para que su soberanía e integridad sean respetadas”. Y concluyó rotundo, plasmando lo que Moisés Naim denomina una clara falsedad: “hay que trabajar rápido, sumar muchas firmas destinadas al presidente Obama para que Venezuela deje de ser catalogada una amenaza a la seguridad del país norteño”.

Desde el anuncio de las sanciones han proliferado los análisis que señalan el daño que la medida ha hecho a la política de Obama hacia América Latina. Con todo, sería necesario matizar algunas conclusiones, comenzando por señalar que, a diferencia de la segunda mitad del siglo pasado, EEUU no tiene una política de conjunto para la región, sino una suma de políticas bilaterales. Esto responde básicamente a la profunda fragmentación que caracteriza la coyuntura geopolítica latinoamericana. Esta fragmentación impedirá obtener logros concretos en esta Cumbre. Lo mismo hubiera ocurrido si Obama no hubiese firmado su orden ejecutiva o sin el anuncio de negociaciones con Cuba.

La principal apuesta de Obama para la ocasión será estrechar lazos con México, América Central y el Caribe, como se verá en los encuentros bilaterales, formales y casuales, que mantenga durante la Cumbre. EEUU está utilizando la pérdida de peso de Petrocaribe para recuperar influencia en la zona. Paralelo es su interés decreciente en América del Sur, especialmente en el ALBA y Mercosur.

Más allá de la retórica, la pregunta es hasta dónde llega el compromiso de cada gobierno latinoamericano en su apoyo a Venezuela. Esto es relevante para un Brasil muy necesitado de restablecer relaciones de confianza con Washington, pese a las anteriores prevenciones. El ofrecimiento de Obama a Dilma Rousseff va en esa dirección, pero dado el desconcierto imperante en el gobierno brasileño no se puede descartar nada.

La pregunta también es importante para Colombia, ya que su gobierno piensa, cada vez más erróneamente, que Venezuela sigue pesando en las negociaciones de paz en La Habana. Eso lo inhibe de tomar decisiones autónomas que le permitirían ganar presencia internacional e inclusive subir la voz frente a las FARC, al mostrarse menos dependientes del gobierno atrabiliario de Maduro.

Seguramente la agenda oficial de la Cumbre pasará a segundo plano. Su lema “Prosperidad con equidad: el desafío de la cooperación en las Américas” ha dejado de tener sentido en la hora actual. Según los organizadores, los mandatarios se reunirán para “debatir sobre aspectos políticos compartidos, afirmar valores comunes y comprometerse a acciones concertadas a nivel nacional y regional con el fin de hacer frente a desafíos presentes y futuros que enfrentan los países de las Américas”. Si el debate está garantizado y la afirmación de valores comunes se cuestionará seriamente, será totalmente imposible comprometerse en acciones regionales concertadas dada la fragmentación latinoamericana ya aludida.


Carlos Malamud
cmlamamud@geo.uned.es.
@CarlosMalamud
Fuente: http://www.infolatam.com/2015/04/05/la-vii-cumbre-de-las-americas/?wpmp_...

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ÁLVARO VARGAS LLOSA, BRASIL Y EL FANTASMA DE LA DESTITUCIÓN

En apenas tres meses de gobierno, la Presidenta Dilma Rousseff ha visto su aprobación caer a 12 por ciento, según Ibope (13 por ciento, según Datafolha), a dos millones de personas lanzarse a las calles a bramar contra ella, la imputación de una cincuentena de políticos -la mayoría de su partido-, la contracción de la economía y el vuelo de un fantasma sobre Planalto: el de su posible destitución. No son pocos sobresaltos políticos e institucionales en una región del mundo riquísima en ellos.

Si hoy tuviese lugar la segunda vuelta de las elecciones que ganó Rousseff en octubre pasado, su rival, Aécio Neves, líder del Partido de la Social Democracia Brasileña, arrasaría y el programa que tanto vituperó junto con Lula da Silva en su campaña gozaría de un prestigio social bastante significativo. Ahora, en cambio, cuando, en un giro copernicano, Dilma trata de aplicar tarde, mal y nunca lo que tanto criticó, y sin el complemento de unas reformas que den sentido a las medidas de austeridad, ocurre lo contrario: una mayoría que supera el 90 por ciento rechaza el recorte de gastos y la subida de impuestos que ha decretado su ministro de Finanzas, Joaquim Levy, un hombre cercano a Neves al que Rousseff ha llamado para evitarle a su país la pérdida del grado de inversión por parte de las calificadoras de riesgo.

Nuevas marchas han sido convocadas para los días que vienen, desde el nordeste pobre hasta el sureste más o menos acomodado, y no pasa un día sin que se hagan conjeturas sobre cuánto más puede aguantar el cuarto gobierno consecutivo del Partido de los Trabajadores. Es generalizada la opinión de que si no fuera porque el vicepresidente, Michel Temer -en quien recaería la responsabilidad de tomar las riendas si Rousseff renunciara- está cuestionado y pertenece a un partido aliado del PT, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño, al que los escándalos de corrupción también han embarrado, hace rato que la calle y la política hubieran exigido al unísono que la mandataria abandone el poder. Por ahora, aunque una mayoría popular pide eso, los principales partidos, incluyendo el opositor PSDB, rechazan esa salida traumática que ya el país tuvo que padecer cuando Fernando Collor de Mello debió abandonar el cargo en 1992, apenas dos años después de asumirlo. Pero nada garantiza a estas alturas que los partidos y líderes puedan seguir resistiéndose a la avalancha social que exige la destitución o la renuncia.

Hace pocos días, tuve la oportunidad de sostener un diálogo con Aécio Neves en un evento realizado en Lima. Compartí con él una reflexión que comparto también con los lectores. A lo largo de casi dos siglos, Brasil, el líder natural de nuestra región, no tuvo un período liberal, en el sentido amplio del término. Cuando se “independizó”, la corona portuguesa fue trasplantada a Brasil por efecto de la invasión napoleónica; surgió el “imperio”. Hacia 1889, al caer ese imperio, nació una república militarista y oligárquica que duró hasta 1930, cuando fue reemplazada por el populismo de inspiración relativamente fascista de Getúlio Vargas. Entre mediados de los 40 y los 60 Brasil vivió la experiencia desarrollista típicamente latinoamericana, la del Estado proteccionista e impulsor de la obra pública. Hasta que llegó, cómo no, la dictadura militar de los 60, que gobernaría durante dos décadas. Cuando llegó la democracia a mediados de los 80, lo hizo con sobresaltos (la muerte de Tancredo Neves, abuelo de Aécio, fue uno de ellos); la Constitución de 1988, símbolo democrático, trajo una gran bocanada de aire fresco pero no resolvió la pesada herencia de esos dos siglos: mediocridad y corrupción antes que desmonte de la herencia e implantación de una democracia liberal moderna. La caída de Collor de Mello y, luego, la crisis hiperinflacionaria así lo confirmaron.

De pronto, un intelectual que había sido desarrollista, Fernando Henrique Cardoso, líder del Partido de la Social Democracia Brasileña, pareció, por una de esas carambolas complicadas que produce la historia (había sido un exitoso ministro de Finanzas de otro gobierno), ofrecerle a Brasil a mediados de los 90 el período liberal que había brillado por su ausencia en casi dos siglos. Hizo reformas, liberalizó parte de la economía, devolvió cierta confianza a las instituciones y actuó como un estadista. Cuando, en 2003, el ex sindicalista del PT Lula de Silva asume el mando y decide preservar buena parte del legado de Cardoso, el mundo celebró que por fin el gigante dormido hubiese despertado: el consenso entre izquierda y derecha llevaría a Brasil hacia el progreso. Sí, el período liberal se había confirmado.

O eso parecía. Apenas una década más tarde descubrimos que era un espejismo. El PT de Lula y Dilma, y buena parte del protoplasmático caos de partidos y partiditos que es la democracia federal brasileña, devolvieron a los ciudadanos a su realidad tradicional. El período liberal había sido un espejismo o, si llegó a existir, un ensayo de corta duración y precarias bases. La crisis de Dilma, hoy, es la crisis de muchos años de hacer las cosas bien y de mucho tiempo de ausencia de un modelo que acaso hubiera podido convertir a Brasil en un equivalente de Estados Unidos.

Neves comparte, grosso modo, esta visión de las cosas pero le añade muchos elementos aun más inquietantes. Entre ellos, un dato que dice mucho: Brasil lleva tres años con un crecimiento económico promedio de cero por ciento, algo que sólo tiene tres parangones en el último siglo: la parálisis de 1930 por efecto de la Gran Depresión, la crisis de la divisa, a comienzos de los años 80 y el Plan Collor, de comienzos de los años 90. Para él, se trata del síntoma de un problema de fondo que tiene que ver con un modelo basado en el estatismo populista y un sistema institucional perverso que impide el desarrollo de una democracia funcional. “Tenemos 28 partidos que en muchos casos son hechura”, dice, “del propio Partido de los Trabajadores, que los crea para volverlos satélites y seguir tejiendo mayorías parlamentarias y mantener políticas artificiales, y por tanto seguir gastando, distribuyendo crédito barato, otorgando rentas a distintos sectores y evitando la competencia y la modernización”. La corrupción es un síntoma también de ese sistema.

Un complemento indispensable de este sistema es la política exterior de Lula y Dilma, siempre según Neves, que aceptaron reglas de juego antimodernas en Mercosur y trabaron alianzas estrechas con el populismo autoritario de Venezuela y compañía, en desmedro de iniciativas como la Alianza del Pacífico y perjudicando el liderazgo de Brasilia en organismos hemisféricos que claman por él.

Sólo un factor le devuelve la esperanza: el sistema de justicia. Contra lo que pudiera pensarse, la oposición, empezando por el propio Neves, cree que la fiscalía y los tribunales son razonablemente fiables en esta coyuntura, y por tanto que seguirán haciendo su trabajo en todos los casos de corrupción, incluyendo el de Petrobras. Un caso, como ya es sabido urbi et orbi, que involucra a compañías constructoras que pagaron sobornos a funcionarios y políticos para obtener contratos y para que el Estado fijara reglas ad hoc.

¿Cómo se sale de una crisis así? Nadie lo sabe. En un sistema de partidos más estable y sólido, lo lógico sería que la oposición organizada e institucionalizada llenara el vacío dejado por el gobierno, o bien cogobernando o bien reemplazando por vías constitucionales a quien gobierna. Pero hoy es la calle, ajena a los partidos, la que se moviliza y los partidos se ven algo desbordados, ya sea porque el desprestigio los abarca a ellos también, porque están evitando desestabilizar la democracia o porque no creen que en estas circunstancias puedan aglutinar una base de apoyo suficiente para tomar decisiones firmes. Por tanto, la calle está dos pasos por delante de los políticos. Y esa calle, como todas las calles, sabe mucho mejor lo que no quiere que lo que quiere.

En cierta forma, Dilma y el PT, cuya ambición es perdurar, agradecen que así sea, pues mientras reine el caos y la oposición parezca desbordada tendrán más posibilidades de seguir al mando. Pero con 12 por ciento de aprobación en un clima de zozobra como el que se vive en Brasil, y con un proceso anticorrupción que no ha hecho sino empezar, es imposible asegurar que el PT culminará su mandato. Por ello, en privado, los políticos de la oposición, aunque preferirían que todo esto siguiera su curso natural, se preparan para la eventualidad de que les cayera la responsabilidad antes de tiempo. No lo dicen, no lo admiten, y no lo quieren porque es preferible que la impopularidad de un ajuste traumático la sufra quien produjo la necesidad de hacerlo. Pero saben bien que es una posibilidad creciente.

Que esto esté sucediendo en el país líder de Sudamérica es especialmente grave, ahora que los países que iban mejor viven un retroceso económico. Si estuviésemos en tiempos de vacas gordas en la Alianza del Pacífico y otros países, el vacío dejado por Brasil se podría llenar aunque fuera a medias. De hecho, eso mismo es lo que pasó entre 2010, último año en que creció bien la economía brasileña, y 2013, cuando todavía los países que habían hecho las cosas mejor gozaban de cierto dinamismo. Pero ahora el vacío que deja un Brasil no lo podemos llenar ni siquiera a medias los demás. Y eso se nota en distintos frentes, incluyendo el de los organismos hemisféricos y las iniciativas de integración regionales, donde el peso desproporcionado de los populistas autoritarios se hace sentir con frecuencia y donde no parece haber nada que sirva de orientación a los demás ni de referencia al resto del mundo. América Latina ha perdido así algo de la relevancia y prestancia que había ganado. Todos somos un poco Brasil.

Me dio gusto escuchar de Neves cosas que no es común oírle decir a un líder latinoamericano y representan una novedad en el Brasil del nuevo milenio, donde el “lulismo” en su doble versión, la de Lula y la de Dilma, ha sido tan adormecedor de las conciencias y el pensamiento crítico. Tiene ideas y equipo, y tiene partido. Fue una verdadera lástima que el destino le birlara el triunfo (se quedó apenas a 1,5 puntos de él en el balotaje) en los comicios de octubre. Pero la pregunta que uno se hace es si todavía hay tiempo o, si antes de que surja la posibilidad de un cambio y de establecer el período liberal que no hubo en dos siglos, Brasil tendrá que empeorar mucho más y hacer una catarsis mucho más profunda. Un proceso que, por lo pronto, podría devolver a la condición de pobres a un porcentaje significativo de esos 40 millones de brasileños que, dando brazadas entusiastas, alcanzaron, o eso creíamos, la orilla de la clase media. Precisamente por eso están tantos de ellos en la calle: porque, como en el cuento de Edgar Allan Poe en el que el techo se va acercando al piso, lo ven venir.

Gran país. Gran problema.

http://voces.latercera.com/autor/alvaro-vargas-llosa/ 
Alvaro Várgas Llosa
avllosa@independent.org
@ElIndependent

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CARLOS ALBERTO MONTANER, LA CUMBRE DE LOS PAISES DESNORTADOS

La próxima función del circo itinerante de la OEA será en Panamá. El gobierno de ese país ha hecho un gran esfuerzo por tener la fiesta en paz, pero no es seguro que lo consiga. La vicepresidente y canciller, Isabel Saint Malo, que ha montado la carpa, tiene experiencia y es una persona seria y competente, pero no puede hacer milagros.

El número clave será el abrazo entre Barack Obama y Raúl Castro. Poco antes, tal vez el lunes 6 de abril, se anunciará que los Estados Unidos y Cuba elevan sus relaciones diplomáticas a la categoría de embajadas. Se trata de un fenómeno simbólico más que real. Hasta ahora, y durante cuarenta años, han sido “oficinas de intereses”. Es cuestión de cambiar los letreros y desempolvar los trajes de etiqueta.

Previo al encuentro, se divulgará una encuesta rigurosa realizada dentro de la Isla. Raúl preferiría que la ocultaran. El gobierno cubano y el sistema comunista salen muy malparados. Obama, en cambio, y su esfuerzo por enterrar el hacha de la guerra, tienen el respaldo casi total de los cubanos. Las expectativas son tremendas. El pueblo quiere y espera prosperidad y libertades.

Obama está decidido a “normalizar” las relaciones con la dictadura castrista. Cree que ése será su legado diplomático. Tal vez, supone, puede lograr algo positivo en Cuba tras tantos fracasos en el Oriente Medio o en Ucrania. Para lograrlo, vuelve a la tradición de mantener buenos vínculos con las tiranías, como hacía Estados Unidos con Trujillo, Somoza o Stroessner, sin renunciar a los discursos de la libertad.

Pero ni siquiera es coherente esa expresión ambivalente de cinismo. Hace pocas fechas Obama denunció a Venezuela como una amenaza para la seguridad norteamericana, algo que es cierto, pero, simultáneamente, trata de reconciliarse con Raúl Castro, el ventrílocuo de Nicolás Maduro y quien le elabora y suministra la papilla subversiva con que lo alimentan todas las mañanas. Es como castigar al chico travieso y premiar a la nana que lo induce a comportarse mal.

Pero lo más grave es que Estados Unidos ha latinoamericanizado su política exterior. Improvisa, no se sabe muy bien quépretende, y desconcierta a amigos y adversarios. Al paso que vamos, el mundo que Obama dejará en enero de 2017, cuando abandone la presidencia, será infinitamente más incierto que el que recibió en el 2009.

El país, por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra mundial, carece de un marco de referencia teórico que le permita trazar objetivos de corto, medio y largo plazo, y dictar medidas de gobierno para tratar de alcanzarlos. Da palos de ciego.

Se supone que la finalidad de la política exterior de las democracias es defender los ideales e intereses generales de la sociedad a la que se sirve, con el objetivo de lograr que prevalezca el tipo de gobierno y de organización económica libremente seleccionado por sus ciudadanos.

Ello implica identificar y mantener a raya a los enemigos, privilegiar a los amigos y juntarlos para armar la defensa común. A Estados Unidos, y a casi todo el mundo, le conviene que haya paz, que las personas sean libres, que el comercio sea intenso para que aumente la prosperidad colectiva, y que se respeten los Derechos Humanos.

¿Cuáles son los enemigos naturales de esos objetivos? El terrorismo, la corrupción que pudre a los gobiernos, las mafias, las potencias que vulneran el orden internacional y tratan de enfrentar a los países latinoamericanos con los Estados Unidos y con Europa.

Es obvio que los gobiernos de países del llamado Socialismo del Siglo XXI, más el de Argentina, que les baila el agua, son los enemigos de los ideales republicanos, del mercado, y del sistema de libertades occidentales. Es evidente que los petrodólares chavistas han servido para instalar gobernantes que luego se pasean del brazo con los iraníes protectores de Hezbolá o con los rusos que intentan convertir al Caribe nuevamente en una plataforma militar antinorteamericana.

Si América Latina tuviera la capacidad de formular una política exterior coherente y en consonancia con sus valores e intereses –cosa que nunca ha hecho–, en lugar de establecer relaciones peligrosas con Irán, o de invitar a la Rusia de Putin a jugar a las provocaciones en el vecindario americano, irresponsabilidad que sólo puede traerle desgracias al Hemisferio, estaría haciendo exactamente lo contrario.

No es así. En 1948 Truman impulsó la creación de la OEA para defender a las Américas del espasmo imperial de los soviéticos. En el 2014, es un organismo capturado por el chavismo a fuerza de petrodólares, dominado por los enemigos de la democracia y de la libertad económica, en el que mandan los cómplices de las narcoguerrillas de las FARC, aliados a los islamoterroristas que viajan por el mundo con pasaportes venezolanos impresos en Cuba (173 descubiertos hasta ahora).

Estados Unidos, que era la única fuerza capaz de crear una diplomacia coherente y enrolar en ella a América Latina, ha perdido el músculo de la iniciativa. No le interesa y no sabe qué hacer. Ése es el dato más evidente que trasciende de esta Cumbre. Menudo circo.

Carlos Alberto Montaner 
montaner.ca@gmail.com
@CarlosAMontaner
Vicepresidente de la Internacional Liberal


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JOSÉ JOAQUÍN URDANETA CASTRO, EL COGOLLISMO EN VENEZUELA

El cogollismo es una enfermedad endémica del actual acontecer socio- político venezolano, es el hijo bizarro del caudillismo en la historia nacional. La alianza de políticos mediocres sin arraigo popular alguno, sin agenda política, la han instituido para repartirse la torta electoral, han logrado con sus acciones y decisiones tener “menos pueblo, y proporcionalmente ser más aislados y sectarios”.

El cogollismo es la causa madre de la apatía, el escepticismo y la abstención electoral, los dirigentes partidistas la han hecho la norma y no la excepción, la realidad política deriva en la ausencia de masas, la carencia de verdaderos líderes carismáticos, valientes y decididos a entregar su vida y su libertad por el bien de la nación, mientras menos trabajo de calles, menos visión de estadistas, menos liderazgo, promueven más reuniones secretas para definir cargos de elección popular. Mejor dicho “Alfaro revivido”, el enterrador de AD.

Por lo visto 16 años fuera del poder nacional no produjo enseñanzas ni escarmientos. Si analizamos las causas de la abstención, ellas están inmersas profundamente como grietas en el manto terrestre en los errores de los eternos dirigentes. Son las mismas bestias que se golpean dos veces con la misma piedra y no aprenden. “Lo único infinito además del Universo, es la estupidez humana”, decía genialmente el premio Nobel Albert Einstein.

El Artículo 5 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece que: “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos”.

Nosotros los ciudadanos comunes y corrientes, los electores, sin filiación política alguna, ni aspiración a ningún cargo de elección popular, solo aspiramos una verdadera democracia,  estamos cansados de los malos y cobardes dirigentes, cansados de las componendas y el cooperacionismo conchunpado, no podemos ser gobernados por los peores ciudadanos, como  dijo Bolívar “El crimen trabaja en las sombras del misterio”, describiendo a los herejes que se creen ungidos por el eterno creador para decidir por el pueblo.

Para derrotar electoralmente al chavismo se le debe derrotar primero políticamente, Leopoldo López, MCM y Antonio Ledezma lo tienen clarísimo, la agenda no puede ni debe ser solamente electoral, por esa razón no suman, no suman pueblo descontento, si la M.U.D., es derrotada en las venideras elecciones parlamentarias está condenada a su desaparición.

Las primarias en el Estado Mérida son un claro ejemplo de lo que exige la sociedad venezolana. Los pseudolíderes se volvieron sordos, obesos y eunucos acostumbrados a las mieles del poder, no escuchan el clamor popular.

La falta de pluralismo político, los consensos y la negación de las primarias a nivel nacional sin discriminación alguna, las decisiones ocultas y la férrea determinación de los partidos de oposición con sus continuos errores de mantener en el poder a un régimen apátrida, régimen que pervirtió los peores defectos en el corazón de los venezolanos, que destruyó principios y valores, que gobierna de crisis en crisis y que convirtió a la nación venezolana en un país inviable, sin futuro lógico y armónico inmediato.

El cogollismo venezolano de la oposición riñe permanentemente con la ética, es el alimento especial del chavismo, su mayor aliado, es antipolítica real y simple,  un enemigo implacable de la descentralización, representa la espada de Damocles que pende sobre la democracia con un hilo cada vez más frágil, amenazando con sepultar la libertad, así como  los derechos individuales y colectivos de los ciudadanos.

Jose Joaquin Urdaneta Castro
josejoaquinurdanetacastro@yahoo.es
@josejurdaneta

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MIGUEL ANGEL MEGIAS ASCANIO, SEÑORES FUNCIONARIOS: ¡USTEDES SON NUESTROS EMPLEADOS!

Con mucha fanfarria, acaba de concluir un ciclo más de la declaración de impuestos (ISLR) ante el SENIAT. Ese organismo, por boca de su presidente José David Cabello, asegura que se ha cumplido la meta al 153% a la vez que se amenaza a quienes no hayan declarado o hayan defraudado al estado con penas de multas o incluso prisión. Hasta aquí todo bien, es encomiable que el estado conmine a personas y empresas para que aporten su grano de arena al bienestar nacional; también deben ser castigados quienes no cumplan con las obligaciones fiscales.

El tema que me trae hoy a este escrito es el escaso conocimiento del ciudadano (o empresario) del destino de esos recursos, y de sus derechos como contribuyentes. En principio, el presupuesto nacional es financiado con los recursos recaudados. Los técnicos realizan estimaciones, el SENIAT mantiene durante meses una campaña de concienciación, muy loable por cierto, y así se obtiene finalmente, el 1 de abril de cada año una cifra de dinero muy importante. Según datos oficiales, los ingresos no petroleros representan el 69,8% (Bs. 517.455 millones), constituidos principalmente por los tributos internos generados por la actividad productiva  Desde luego, esto incluye el ISLR, el IVA y los demás impuestos, incluidos los aduaneros.

¿Qué se hace con esa inmensa masa de dinero? Pues financiar los gastos del Estado. Y esos gastos incluyen, desde luego, los sueldos de todos los funcionarios, desde el presidente hasta el último obrero pasando por ministros, presidentes de institutos autónomos y un largo etcétera. E incluye, naturalmente, los sueldos y otros beneficios que perciben los alcaldes que son, según nuestro criterio, los que más directamente afectan nuestra vida diaria. Lamentablemente, la noción de ser “contribuyente”, es decir “contribuir a los gastos del estado”, no forma parte de la cultura del venezolano. Incluso, el pago del IVA (Impuesto al Valor Agregado), que nos afecta en cada compra, no es percibido por el ciudadano como un dinero con el que se pagan los sueldos y salarios de los funcionarios además de costear todo tipo de obras, bienes o servicios.

Por el contrario, en otros países, la noción de ser contribuyente, las obligaciones que ello crea y los deberes que le generan al estado, están claramente definidas y le dan el derecho al ciudadano de conocer en detalle en que se gasta hasta el último céntimo. Es decir, la transparencia fiscal existe, es real y ello facilita reclamos o demandas en casos de corrupción.

En España, por ejemplo, se ha promulgado recientemente la Ley de Transparencia que está siendo aplicada a todos los organismos del Estado, con algunas excepciones (Ministerio de la Defensa y otros). Hasta tal punto que hasta la institución de la monarquía (que hasta hace poco era completamente opaca) también se ha visto obligada a publicar sus ingresos y egresos; todos los gastos que se originan para el mantenimiento de la familia real, sus sueldos, los de sus ayudantes, su servidumbre, en fin, todo lo que se consume está publicado en la página web de la corona. Esto ha permitido, por ejemplo, saber al céntimo cuanto ganan tanto el presidente Mariano Rajoy como sus ministros, cuanto perciben los presidentes de las comunidades autónomas, etc., etc. Con lo cual, sabido esto, es muy difícil enriquecerse en forma ostensible, sin que algún organismo lo detecte (Ministerio de Hacienda, por ejemplo). O pero aún, se conocen abusos, tal como lo señala el diario El País, al publicar que el ministro Jorge Moragas percibe 113.000 euros mientras que Rajoy sólo 78.185. Según señala el artículo 12 de la Ley de Transparencia, “todas las personas tienen derecho a acceder a la información pública”. ¿Sabremos algún día cuanto ganan nuestros funcionarios venezolanos?

En los Estados Unidos de Norteamérica, por ejemplo, la “revolución libertaria” de las colonias americanas tuvo lugar, entre otras razones, como consecuencia del cobro de impuestos (azúcar, tabaco y timbres fiscales) en episodios donde los colonos exclamaban “no hay tributación sin representación” (no taxation without representation). Para ese entonces, a mediados del siglo XVIII, ya el pueblo de las trece “colonias” estaba claro en que los tributos generan, por parte del estado, obligaciones y una de ellas, tal vez para ese momento la más importante, era la de tener representantes en la toma de decisiones del gobierno central (Inglaterra).

Todo esto nos lleva a pensar que al no tener esa conciencia clara de los derechos y deberes que se generan a partir del cobro de tributos (que debería ser impartida en escuelas y universidades) los ciudadanos venezolanos, al no estar informados, no exigen ni protestan cuando perciben que sus impuestos no están siendo utilizados adecuadamente. La cultura de lo que hemos llamado “el pataleo” (la protesta) es escasa y debe ser estimulada. Desde luego sin caer en lo que el gran Francisco de Miranda calificó de “bochinche, bochinche”.

Lo que Venezuela necesita (además de un estado de derecho) es un “estado de transparencia”, donde el ciudadano pueda quejarse cuando un servicio es deficiente o cuando perciba que el destino de sus impuestos en vez de convertirse en mejor educación o mejor sistema de salud o mejor seguridad ciudadana van a parar al bolsillo de los pillos que aprovechan amistades y contactos para tomar su tajada de nuestros aportes. Es un deber ciudadano exigir transparencia y reclamar cuando ello sea preciso.

En especial, ya que los sueldos de todos los funcionarios los pagamos entre todos, usted y yo, debemos exigirles a los gobernantes, con firmeza y seriedad, el cumplimiento de sus deberes. Señores funcionarios (presidente, ministros, diputados, alcaldes, concejales, etc., etc.): ¡ustedes son nuestros empleados! ¡Trabajen para nosotros, a quienes deben sus sueldos!

Miguel A. Megias
autonomiaspoliticas@gmail.com
@mmegias

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ALBERTO JIMÉNEZ URE, ARS DE PENSADOR LIBERTARIO

«La Utopía no designa, rigurosamente, todo aquello fantástico o irrealizable fuera de los sentidos. Es también un género literario que puede irrumpir desde la ficción en la cual hiberna hacia la infausta que padecemos» 

La todavía utópica «revolución» a la cual (yo) adheriría enseñaría a los niños a jugar con cualquier cosa que no sea un «fusil kalashnikov», como el que estigmatiza al bárbaro Estado Islámico (ISIS) y afines organizaciones de genocidas. Vindicaría la meditación, el pensamiento y quiescencia. Estoy persuadido que una auténtica y sempiterna «revolución» es concebible sin el empleo de  instrumentos letales, sino mediante la Praxis Doctrinal de la Inteligencia que pronto proscribiría las armas y el adoctrinamiento miliciano-mercenario para instaurar la paz social. Ilegalizaría esa calamidad que llaman Ejército y la Institucionalidad del Jerarca-Comandante-Jefatural-Supremo. Cualquier administrador con experticia puede sustituirlo sin consecuencias letales.

La «revolución»  a la cual (yo) adheriría exigiría la creación de escuelas, liceos y universidades. Invertir los tesoros de las naciones en artes, literaturas, tecnologías, investigaciones científicas, agricultura, ganaderías, producción avícola, industrias para la pesca, empresas textiles, centros de atención médica, comedores, viviendas, agricultura, palacios para cultos religiosos y áreas destinadas al hedonismo […]

La todavía utópica «revolución» a la cual (yo) adheriría propugnaría respetar al prójimo y sus propiedades, amar la Humanidad. Propiciar el trabajo, la conducta responsable y actividades recreativas con el propósito de purgar –filosófica y materialmente- nuestras pasiones.

[…] Que seamos orgullosamente honestos, piadosos, humildes, filántropos, fraternos, inofensivos, solidarios e igualitarios aun cuando no idénticos por cuanto ello es imposible […]

[…] Quienes se presumiesen «pre-claros» o «revolucionarios» deberán –inexcusablemente- caminar por el sendero del progreso que nada semeja al que transitan los inicuos o bárbaros. No batallarían porque las fuerzas armadas habrían sido abolidas. Unos a otros se «pasarían por las palabras» cuando tuvieren diferencias que dirimir. Y quienes exhibieren conductas criminales serían apresados, pero se les castigaría apartándolos de las comunidades sin mantenerlos confinados en hospicios o cárceles. Al que infligiere daño capital sería depositado en regiones inaccesibles, selváticas, donde podrá entenderse con el salvaje que le aguarda. Al agresor menor se le re-educaría y conminaría a realizar trabajos a favor del bienestar de los habitantes […]

Alberto Jimenez Ure
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor

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LUIS UGALDE, ESCUELA Y ESPIRITUALIDAD, FE Y ALEGRIA,

¿Cuál es la clave del éxito de Fe y Alegría, que partiendo desde una pobre escuelita con decenas de niños en Catia en marzo de 1955, llega a sus 60 años como movimiento mundial con 2.000 centros en 20 países y millón y medio de alumnos? El secreto está en que Fe y Alegría es un gran movimiento espiritual que impulsa a hacerse hermano del niño necesitado, desatarlo educativamente y apostar con él por su futuro de dignidad.

En 1954 el P. José María Vélaz fundó con un grupo de jóvenes de la UCAB (en el primer año de existencia de esta universidad) la Congregación Mariana con una espiritualidad que los llevó, saliendo de sí mismos, a encontrarse en Catia con niños pobres sin escuela. La misma espiritualidad llevó al vecino Abraham Reyes a entregar la mitad de su casa para hacer la primera escuela. Juntos vecinos, padres y universitarios decidieron convertir la necesidad de los otros en vida.

A Europa le cayó una automaldición al  imponerse que su escuela debe ser aséptica y que toda espiritualidad es enemiga de una buena escuela laica. Cortadas las raíces espirituales, pronto mueren los árboles más frondosos. Se comprende la reacción laicista en sociedades con siglos de cristianismo obligatorio como religión oficial y en alianza con la espada para imponerse como reino de este mundo (en contradicción con el rechazo de Jesús: “Mi reino no es de este mundo”): quien no acepta la religión oficial es un delincuente y candidato a la hoguera, a la horca, o a ser decapitado en nombre de Dios. De esto se libró la Europa democrática, no así el fundamentalismo islámico ni otras imposiciones estatales como los totalitarismos marxistas o fascistas.

Tras mucha sangre y sufrimiento, Occidente vio también que en el pluralismo religioso (por ejemplo, católicos y hugonotes en Francia) no habría paz ni unión nacional mientras que el Estado fuera confesional. El Estado no confesional es una necesidad, pero lo es también el cultivo de la espiritualidad en todas las personas y en todas las escuelas, no solo en las familias y en las iglesias. Un cultivo con nutrientes espirituales diversos para compartir frutos plurales, sin imposición de las propias creencias al otro, se logra  en la escuela si de verdad enseña a amar al prójimo, incluso al distinto y al extranjero. Esta es la enseñanza trascendente del corazón, más que el estudio de una religión como materia o la imposición de unas prácticas confesionales.

A algunos secularistas a la europea les molestaba el nombre mismo de Fe y Alegría. No por la alegría, sino por la fe. Pero resulta que la fe con amor mueve montañas, transforma personas y las lleva a encontrarse y afirmar la dignidad del distinto. Por el contrario, la fe sin amor y con fanatismo lleva a negar los derechos, la dignidad y aun la vida de los que no son de mi religión.

Fe y Alegría es un gran movimiento espiritual sin fronteras. Más de un centenar de diversas congregaciones religiosas católicas sacan agua fresca de su propio pozo espiritual para crear escuelas de vida donde antes había calles de abandono y desesperanza. Decenas de miles de educadores son Fe y Alegría, movidos a enseñar en la escuela el cultivo espiritual para que florezcan jardines humanos, sin confesionalidad impuesta. Hay escuelas de Fe y Alegría en el Chad, donde el director  y los alumnos son musulmanes. Los jesuitas dirigimos en la India y Japón universidades católicas de siembra espiritual con mayoría de profesores y alumnos no cristianos.

Nada es más necesario en Venezuela que el renacer de una espiritualidad que lleva a abrirse al otro y a afirmarlo formando un “nosotros” con él. Descubrir que la verdadera fuente de riqueza nacional es el potencial infinito de la interioridad despreciada y descuidada de millones de venezolanos. Madres y padres se agolpan a la puerta de una escuela de Fe y Alegría. ¿Por qué, si no se reparte leche ni harina PAN? Porque saben (aunque no lo expliquen) que ahí se cultiva el bien más escaso y necesario en Venezuela y la más firme defensa contra el virus de la delincuencia: que el tesoro más grande de la vida es amar a Dios y al prójimo por encima de otros poderes, haberes e ídolos. Fe y Alegría cultiva sistemáticamente esta formación espiritual en sus docentes y de ella se nutre la lucha por hacer una buena escuela en las situaciones más adversas y precarias. Cuanto mayor sea el desierto, más necesarios son los oasis.

Ni confesional, ni escuela donde se cortan las raíces espirituales, pues sin ellas avanza el desierto nacional, sin virtudes republicanas, ni familiares, ni personales.

Luis Ugalde S.J.
lugalde@ucab.edu.ve

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PACIANO PADRON, PERLITAS: LO LEÍ, NO ME LO CONTARON (Nº 436)

v “Copiloto estrelló a propósito avión con 150 personas”. ¿Y el piloto de Venezuela, con 30 millones de personas a bordo, adónde nos lleva?
v “Han asesinado a 60 niños y adolecentes en 2015”. Herodes le canta a Nicolás: “Te pareces tanto a mi…”.
v “Redes pedirá a Maduro auditar a PDVSA”, el pueblo pide auditar Miraflores.
v “Venezuela es esperanza para el mundo” y el régimen de Maduro es amenaza para todos, incluido los EE.UU.
v “Mataron por error a Jefe de Seguridad de PDVSA”. Por error matan a miles de venezolanos cada mes, el error de que Nicolás ejerza la presidencia.
v “Se cuadriplicó la importación de papel toalet el año pasado”. Así será la suciedad del régimen.
v “Paradas 80 % de obras por falta de cabilla y cemento”, paradas por falta de un gobierno que gobierne.
v “Diosdado anuncia su Lista Negra” con su conciencia del mismo color. A Diosdado le va a salir el diablo.
v “Si no firman, a los trabajadores los amenazan con despido y a los pacientes con no darles atención médica”. Pasamos la rayita, ¿seguimos?       
v “La Fiscala Ortega Díaz advirtió que las redes sociales deben ser reguladas”, es decir, también controladas por Nicolás.
v “En instituciones públicas obligan a firmar carta a Obama”, y el Defensor del Pueblo y la Fiscala callan como siempre.
v “Aportes a PDVSA inundaron la calle de dinero inorgánico”, lo que se traduce en inflación. Nicolás, renuncia.
v “En cada paciente de Barrio Adentro se gastan $ 2.000”. Qué estafa, ¿ineficiencia o corrupción? Las dos, las dos ligaditas.
v “Ceballos sigue preso y será juzgado por conspiración”. ¿Por qué tanta retaliación contra ese muchacho?
v “Hallaron cadáver de ingeniero secuestrado”. Nuestro país está secuestrado ¿Y el secuestrador? Nicolás es el nombre.
v “Lista Obama anunció Diosdado Cabello”. Este desvergonzado hace público lo que constituye delito, y no pasa nada. ¿Y Luisa Ortega? Calla.
v “La Venezuela que viene ha de ser la que nuestros hijos lleven en sus corazones”. Por eso hay que luchar hoy. Pa’lante.
v “Herida fiscal del Ministerio Público en intento de robo”, por supuesto que no es Luisa Ortega, quien tiene un pelotón de guardaespaldas.
PACIANO PADRÓN
E-Mail: pacianopadron@gmail.com
Twitter: @padronpaciano

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JOSÉ ANGEL BORREGO, REVOCATORIOS A GOBERNADORES

La clase política pareciera no tener clase ni ser política. A menos la que, en forma de jauría, aspira morder una tajada de las parlamentarias sin haber justificado para ello más que inconformidad con la actitud de la MUD.

No es que estemos contestes con la decisión referente a primarias o consensos. Aunque sí suscribimos reservarse para la dirigencia nacional los puestos de lista.

Pero mucho inconforme quiere que se exponga todo al criterio del elector de primarias, sabedor de que no será escuchado y convencido de que si lo fuera tampoco obtendría el apoyo necesario para integrar las postulaciones que irán al CNE.

Particularmente pensamos que se le hace un favor al oficialismo, que supone uno tiene a David De Lima u otro maletinero similar intentando, como se hizo en ocasión de las alcaldías, drenar votos hacia candidaturas amigdalíticas para restarle posibilidad a la oposición.

Ahora mucha gente intenta ahorrarle cobres al oficialismo tirándole piedras a la luna. Y hay algo que escapa al olfato de estos señores. Dentro de pocos meses se presenta la ocasión de revocar los mandatos a los gobernadores que lo han hecho mal. Es decir, a todos. Y en lugar de malgastar energías dividiendo a la oposición, los líderes que se creen con posibilidad de atraer al electorado deben dirigir su musculatura política para demarcar la ruta que puede conducir al pueblo a castigar a quienes defraudan su confianza.

No tenemos la más mínima duda de que más de un insensato estará pensando que falta mucho para ese momento o que la tarea es ciclopea. Pero con seguridad, llegada la fecha oportuna todos querrán asomar sus perfiles para un nuevo desacato a la MUD.

Es hoy el momento preciso porque los gobernadores tienen muy baja puntuación en el reconocimiento de sus estados. Y la gente, naturalmente, quiere alternativas.

José Angel Borrego
periodistaborrego@gmail.com
@periodistaborr1

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LUIS MANUEL AGUANA, ESA FIESTA NO ES NUESTRA

Así decíamos cuando en nuestra juventud por alguna razón algún vecino amigo montaba una fiesta y los invitados no eran los usuales de la comunidad y alguien de los que nunca falta nos invitaba a ella, porque él "si era invitado" y claramente nosotros no.

Obviamente la respuesta invariable era, no gracias pero "esa fiesta no es nuestra". Algo semejante nos está pasando con ese juego de las Parlamentarias y las primarias de la oposición oficial.
Por alguna razón muchas personas  aun piensan, a mi juicio equivocadamente- incluso aquellos que han simpatizado con nuestra propuesta constituyente- que seguirle el juego electorero al régimen contribuye a “mantener” los espacios opositores y que hay que invertir energías en ese esfuerzo. No los contradigo. El hecho que hayan o no hayan parlamentarias no cambiará en absoluto, ni el resultado que algunos piensan será favorable al campo opositor (lo cual dudo porque las condiciones electorales no han variado en nada), ni la manera en que el régimen seguirá ejecutando su Plan de la Patria comunista.

Sin embargo es importante destacar que aunque las elecciones parlamentarias pueden ser el mecanismo de permanencia del actual sistema de partidos ante un régimen que ha desconocido abiertamente el escenario parlamentario, no solo expulsando ilegalmente a destacados miembros opositores, sino desconociendo la representación proporcional expresada en mas curules para menos votos, nuestra propuesta constituyente del Proyecto País Venezuela (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/) va en el sentido de un cambio constitucional precisamente de esas estructuras. Y que cualquier energía y esfuerzo que dediquemos debe estar dirigido a eso.

Es del pensar de algunos que si ese esfuerzo se hace desde adentro será mucho más efectivo. Yo difiero de ese planteamiento. Los cambios “socialistas” que están en pleno desarrollo ya tienen su propia dinámica que se protege a sí misma. Se ha construido una super estructura de desmontaje del sistema democrático y a la vez de protección del sistema socialista-comunista autocrático imperante que se hace imposible que desde adentro se pueda actuar para desactivarlo.

Chávez usó el sistema democrático, que en 1998 a duras penas funcionaba y sus bajas defensas, para destruirlo. Destruyó a las Fuerzas Armadas desde adentro. Construyó un sistema comunal inconstitucional al margen de los municipios, financiando acólitos que se han encargado de sabotear la estructura institucional establecida en la Constitución, debilitando el funcionamiento de la institución municipal.

Cualquier esfuerzo que se haga haciéndole el juego a este sistema perverso que ha distorsionado nuestro sistema democrático, abona para que se perpetúe.

Sin embargo todavía muchos creen, algunos de buena fe, que los esfuerzos para restituir nuestra maltrecha estructura institucional, deshecha por una Constitución que le arrebató la representación histórica a nuestros Estados en el Congreso, instituyendo una Asamblea a la cubana, podrá realizarse por una vía electoral controlada por un sistema automatizado perfeccionado en ese país comunista. Sin embargo hay que dejarlos que se maten por sus propios ojos y experiencia. Muchos desean ser engañados por la actual dirigencia de la oposición formal porque es muy difícil encarar que para enfrentar los que nos sucede hay que hacer mucho más que salir a votar en unos comicios controlados por el régimen. Pero de eso viven los partidos del “status quo” opositor.

Estos partidos nos llevaran unas las urnas “marcadas” por el régimen tantas veces como les sea posible con tal de no perder sus trabajos en una Asamblea que no ha decidido hasta la fecha absolutamente nada a favor de la población pero si para mantener al régimen en pleno control del país. Cuando la excusa no sean las Parlamentarias será “el revocatorio de Maduro en el 2016”. Y al perderse este, serán las elecciones del 2019. Y así “ad infinitum”…

Entonces ustedes dirán, como decía antes la vieja canción, “tu lo que quieres que me coma el tigre”. Pues no. Lo que quiero es que los venezolanos abran los ojos y empecemos todos a trabajar para construir una opción diferente que le indique a los que trafican con la política que como sociedad civil podemos organizarnos para resolver este problema. Algunos hemos indicado una manera y su vía, otros están pensando también en formas diferentes que pueden ser válidas en tanto se hagan con honestidad, desprovistas de oportunismo. Poco a poco nos encontraremos en el camino y sorprendentemente, cuando menos lo esperemos, habremos hallado una solución donde quepamos todos y que nos sintamos participando de la misma fiesta.

Luis Manuel Aguana
luismanuel.aguana@gmail.com
laguana

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