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domingo, 12 de julio de 2015

CARICATURAS del 12 de julio de 2015 EL REPUBLICANO LIBERAL, DIARIO DE OPINION, RAFAEL RIOS Y/O EDUARDO SANTOS, HUMOR, DEL DÍA, FORMA ESPECIAL DE OPINAR, RECOPILACION, MAS RECIENTES, VENEZUELA,


















Rafael Rios
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Eduardo Santos
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FERNANDO MIRES, EL CRUCIFIJO DE EVO MORALES, UNA INTERPRETACIÓN


Pasado el momento de la primera impresión -una mezcla de perplejidad, indignación, asombro y de ese inevitable sentimiento que llamamos “vergüenza ajena”- tenía que llegar el momento de la reflexión. ¿Qué habrá pasado por la cabeza de Evo Morales al regalar al Papa Francisco ese adefesio con la cruz, el martillo y el Cristo crucificado?

Más allá de que el absurdo objeto haya sido producto de la mente atormentada de un mártir, el sacerdote español Luis Espinal –quien en su desesperación no talló el objeto para que fuera obsequiado al Papa- el hecho es que si Evo Morales decidió usarlo como regalo fue porque pensó que el objeto tenía un alto valor simbólico. Ahí justamente yace la pregunta del problema. ¿Dónde reside para Evo Morales el valor simbólico de la hoz y el martillo con una minimizada crucifixión en un mango? Creo que justamente a partir de esa pregunta podría comenzar nuestra interpretación.

1. Símbolos y símbolos

Evidentemente se trata de un objeto que contiene dos símbolos: en una dimensión grande, la hoz y el martillo de los comunistas y en una dimensión mucho más pequeña, el símbolo de los cristianos. Queda claro entonces que en el objeto, la hoz y el martillo dominan por sobre la crucifixión pues la hoz y el martillo no forman parte de la crucifixión sino esta última es la que aparece integrada en el símbolo del comunismo.

La fusión de los dos símbolos corresponde, es lo primero que salta a la vista, a un deseo de Evo. El poder del Papa abarca en el extraño objeto una parte diminuta. El poder de Evo, en cambio, es la parte más grande: la verdadera religión: el poder terrenal por sobre el poder espiritual.

Para muchos cristianos, una inaceptable blasfemia. La hoz y el martillo no es ni siquiera el símbolo de los socialistas. Es el de una ideología nacional surgida de un proyecto de poder basado en la imaginaria alianza entre la clase obrera (el martillo) y la clase campesina (la hoz) dirigidas ambas por un solo partido, por un solo estado y por un solo líder. Un símbolo que, además, rememora a uno de los genocidios más sangrientos que conoce la historia, en un país donde gran parte de la clase obrera no era más que una masa de esclavos moribundos, en un país donde la clase campesina fue físicamente eliminada por Stalin, en un país, en fin, donde fueron asesinados miles y miles de comunistas, más incluso que en la propia Alemania nazi.

Esa es la verdad que se esconde detrás de la hoz y el martillo y todos los comunistas, incluyendo Evo y su corte, lo saben.

Adivino la respuesta. ¿Y no simboliza el Papa y su Iglesia un pasado tanto o más sangriento que el comunismo? ¿No fueron diezmados los indios de América en nombre de la Cruz? ¿No impuso la Inquisición en Europa el reinado del terror? ¿No fueron asesinados miles y miles de musulmanes y judíos en nombre de la “verdadera religión”? ¿No fue la de Franco una “dictadura cristiana”? ¿No representa el regalo de Evo al Papa la fusión de dos creencias, decididas ambas a hacer borrón y cuenta nueva y emprender un “nuevo comienzo” en la lucha común en contra de la pobreza y la injusticia social?

En primera instancia, la argumentación comunista podría ser considerada desde el punto de vista formal, correcta. Por una parte el comunismo ha sido siempre una ideología practicada como religión. Basta ver a los comunistas cuando están juntos. Se reúnen en lugares repletos de signos. Recuerdan con fervor a sus mártires. Recitan frases aprendidas de memoria. Levantan el puño cerrado y terminan cantando la Internacional con el mismo éxtasis con que los católicos cantan el “Alabado sea el Santísimo”. En cierto modo, el comunismo, para muchos de sus acólitos, ha sido la religión perfecta, tan perfecta que ni siquiera necesita de Dios.

Por otra parte es innegable el compromiso de muchos cristianos con las luchas sociales, su abnegación y sacrificio por las causas de los pobres de América Latina y de África. Es evidente, además, que algunos saben de marxismo más que cualquier dirigente marxista, hecho que he comprobado cada vez que me he trenzado en discusiones con egresados de la universidad de Lovaina. El guevarismo, el castrismo, incluso el chavismo, han contado con muchos seguidores cristianos ¿En dónde reside entonces el problema?¿Qué tiene de malo que Evo haya obsequiado a Francisco un objeto que fusiona los símbolos de dos creencias?

El problema, digámoslo de una vez, no está en cada símbolo por separado. El problema está precisamente en el intento de fusión. Con eso quiero decir que al haber elegido un objeto que fusiona los símbolos del cristianismo con los del comunismo, Morales evidenció al mundo que el no conoce el valor y el significado de los símbolos. Problema grave pues si la vida es simbólica, la vida política lo es mucho más.

Pero antes de proseguir, una pregunta necesaria: ¿Qué es un símbolo? Un símbolo, opinión que debemos a Paul Ricoeur (“Los caminos de la interpretación”), no es solo un signo como seguramente cree Morales. Porque si bien todo símbolo se expresa en signos, no todo signo es un símbolo.

2. Los símbolos y sus significados.

Un símbolo es una forma de representación de una identidad colectiva: puede ser una bandera en el caso de una nación, una estrella, una media luna, un crucifijo en el caso de una religión. Por lo mismo los signos marcan diferencias, no semejanzas de identidades, como supuso tal vez Morales cuando regaló al Papa en un mismo objeto los signos de una ideología y los de una religión. Luego, los símbolos, además de establecer las diferencias, marcan las distancias.

“Se puede estar juntos pero no revueltos”, dice un dicho popular. Y bien, esa diferencia entre una reunión diplomática ocasional y la revoltura que representa el objeto del regalo, muestra que Evo Morales es una persona que “no sabe guardar las distancias”, no solo entre un Presidente y un Papa, no solo entre una cruz y un emblema partidario, sino, sobre todo, entre una ideología y una religión.

Que el Papa no haya protestado frente a tamaño desacato, fue, para algunos, algo difícil de entender. ¿Obedeció Francisco a la máxima cristiana de amar a sus enemigos? Pero Jesús, si bien dijo, “hay que amar a nuestros enemigos” nunca dijo que no deberíamos tener enemigos. No podría haberlo dicho. Enemigos tuvo muchos y todavía los tiene. La palabra de Cristo era controversial. No apuntaba a la unidad por la unidad. “No piensen que vine a traer paz sobre la tierra; no vine a traer paz, sino espada” (Mateo 10:34)

Lo cierto es que ni Pepone ni Don Camilo, quienes en la ya legendaria película trabajaron juntos como ha sucedido a veces entre cristianos y comunistas frente a un enemigo común, jamás entregaron partes de su identidad al otro. Nunca Don Camilo habría aceptado una hoz y un martillo al lado del crucifijo. Nunca Pepone habría aceptado un crucifijo al lado de la bandera comunista.

Imaginemos que en uno de los encuentros que han tenido los Papas con representantes del Islam estos últimos hubieran obsequiado a los primeros una Media Luna con un crucifijo chiquitito. O al revés, que un Papa hubiese obsequiado a un Imam un crucifijo con el símbolo de la Media Luna en la cruz. Tanto lo uno como lo otro habría sido considerado una ofensa suficiente para generar una ruptura de relaciones entre ambas grandes religiones. Y con razón

¿Por qué entonces el Papa acepta ese regalo, no de un representante de otra religión, sino de una vulgar ideología? ¿En nombre de la unidad entre los hombres? Si fue así, ocurrió todo lo contrario.

En la ex URSS, y en los países comunistas, viven millones de descendientes de seres asesinados en el GULAG bajo el signo de la hoz y el martillo. Tantos por lo menos como descendientes de judíos asesinados en los campos de concentración nazi. En la ex Checoeslovaquia, en Hungría, en la RDA, en Polonia, hay también miles de descendientes de seres asesinados caídos en nombre de la hoz y del martillo. ¿No pensó el Papa que para esos europeos que lo veían en la televisión, muchos de ellos tan o más cristianos que el sacerdote Luis Espinal, la hoz y el martillo no puede tener un significado distinto al de la cruz svástica para los judíos?

3. El valor de los símbolos

El problema adquiere aún más gravedad si intentamos reflexionar sobre la teoría de los símbolos.

Inevitable, si hablamos de símbolos, no pronunciar el nombre de Jacques Lacan. De todos los pensadores de nuestro tiempo, Lacan ha sido el que más ha insistido en el valor de los símbolos como elementos constitutivos de una vida psíquica no patológica. La separación del campo psíquico entre los espacios de lo real, de lo simbólico y de lo imaginario, propuesta por Lacan (Seminario 5) contiene un alto valor no solo psicoanalítico y filosófico, sino, además, y aunque parezca extraño, político. Haber descubierto la potencialidad política del psicoanálisis lacaniano es a la vez la deuda que mantenemos con autores como Žižec y Laclau, entre otros.

Ahora, si quisiéramos interpretar a un crucifijo en idioma lacaniano, deberíamos decir: el crucifijo es una imagen que pertenece al campo de lo imaginario, convertido en símbolo por la cristiandad. La muerte de Jesús, en cambio, ya anuncia la entrada del ser al campo de lo indecible y por eso mismo de lo impensable, es decir “de lo real”.

“Lo real” según Lacan, es el espacio no simbolizado, es decir, el espacio infinito y eterno que nos rodea y acosa: lo desconocido (lo “Unhemlich”, según Freud) Ese espacio existe, pero no puede poseer, al ser desonocido, ninguna representación simbólica. Es, si se quiere, la verdadera realidad, pero situada más allá de nuestro pequeño mundo simbolizado.

La representación simbólica es, por lo tanto, ese lugar que nos permite ser y estar en este mundo. Faltando la simbolización, caemos en la tierra de las patologías en la cual las imágenes, al no estar articuladas entre sí, se transforman en entidades fragmentadas y amenazantes (del mismo modo que un exceso de simbolización lleva a la neurosis).

El estadio que separa a la infancia del ser adulto reside precisamente en la capacidad de simbolización, o lo que es igual, del encajamiento de las imágenes en símbolos –gramáticos y visuales – correspondientes. Es por eso que el mundo mal o no simbolizado, pertenece a los niños, a los soñantes, a los llamados locos y a los grandes poetas ¿Qué tiene que ver esto – se preguntará más de un lector- con el crucifijo de Evo? Aunque a primera vista no parece ser así, tiene que ver mucho.

El crucifijo de Evo, en lugar de separar dos símbolos –condición elemental del saber pensar- los une en un solo objeto. Como en los sueños cuando por ejemplo aparecen conversando dos personas: una que vimos ayer junto a otra que murió hace mucho tiempo. El mundo onírico, como el crucifijo de Evo, desconoce los tiempos y los espacios, las identidades y la particularidades de los signos simbólicos. El objeto del obsequio representa, en cierto modo, un sueño de Evo.

¿Es Evo Morales entonces un presidente con características patológicas? No necesariamente. Pero sí es algo muy parecido: Evo es un presidente populista.

4. Populismo y simbología

Fue Ernesto Laclau, quien llevando las lecciones de Lacan a sus estudios sobre el fenómeno populista, descubrió que las representaciones simbólicas del populismo no son equivalentes entre sí (como no lo es un crucifijo con una hoz y un martillo). Todo lo contrario, la simbología populista es opaca, difusa, incongruente. Y no puede ser de otra manera pues el populismo es la representación de significantes múltiples, a veces contradictorios entre sí y por lo tanto imposibles de ser entendidos desde la perspectiva de una lógica racional. En nuestros términos, la forma populista corresponde a la fase infantil o pre-política (salvaje) de la política.

Como en los niños, las representaciones simbólicas del populismo son incoherentes (dislocadas, según Laclau), como incoherentes son las acciones de sus propios líderes. Perón escribiendo cartas personales a Mao Tse Tung, Chávez declarándose católico y protestante, trotskista y gramsciano en una sola frase, Maduro con sus eternas “guerras”, visitado por pájaros y confundiendo panes con penes, y no por último, Evo Morales obsequiando al Papa una locura tallada en madera, son actos que corresponden precisamente a la lógica-ilógica de “la razón populista”.

Quizás para Francisco, argentino al fin, dichas representaciones no son del todo desconocidas. De ahí su frase paternal dirigida a Evo ante el escándalo del crucifijo: “Eso no esta bien”.

Mucho más paternal habría sido el Papa si hubiera dicho a ese presidente vestido de andaluz que tenía frente a sí: “Eso está mal, muy mal”.

Porque no nos olvidemos: el símbolo de la cruz tiene una enorme significación en la teología y en la poética cristiana. La cruz es la representación no solo del sufrimiento de Dios hecho hombre sobre la tierra. Es, además, el símbolo de la santa trinidad. Clavada en la tierra extiende los dos maderos horizontales sobre el mundo, elevando un madero vertical hacia el cielo. Muriendo, el Hijo (el ser humano) asciende hacia el Padre (Dios) y extiende sus brazos hacia todos nosotros (el Espíritu Santo).

No, el cristianismo no es una ideología seguida con religiosidad o un sustituto pobre de una religión como fue el comunismo. Si no es la religión verdadera, es al menos una verdadera religión, tan verdadera como la judía y la musulmana. Si el presidente boliviano no lo sabía, había llegado el momento de enseñárselo, ante él y ante el mundo.

El Papa Francisco perdió así una gran oportunidad evangélica y pedagógica: la de dar a conocer a la nación boliviana el verdadero sentido y el verdadero significado simbólico de la crucifixión de Jesús.

Fernando Mires
fernando.mires@uni-oldenburg.de
@FernandoMires1

Fuente: http://polisfmires.blogspot.com

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MARIO VARGAS LLOSA, EL CABALLERO CIPOLLA Y EL DESVARÍO GRIEGO, PIEDRA DE TOQUE

El referéndum convocado por Tsipras ha sido una obra maestra de confusión y delirio hipnótico

La magia y el hipnotismo colectivos pueden encaramar al poder a cualquier demagogo sin escrúpulos

En el verano de 1926, Thomas Mann y su familia pasaron unas vacaciones en Forte dei Marmi; era una época en la que el fascismo estaba en pleno apogeo y los discursos de Mussolini retumbaban por toda Italia. Con estos recuerdos y el interés que en aquel decenio se despertó en Europa (y en Alemania en particular) por el hipnotismo, el espiritismo y las ciencias ocultas, el autor de La montaña mágica escribió Mario y el mago, un relato aparecido en 1930 en el que la crítica ha visto siempre una parábola sobre el efecto encantatorio de líderes carismáticos como Hitler y Mussolini sobre las masas, que, seducidas por la palabra del jefe, abdicaban de su soberanía y poder de decisión y lo seguían, ciegas y dóciles, en sus extravíos.

El espléndido y ceñido relato admite muchas interpretaciones y es, además de una parábola política, una historia que pone los pelos de punta. En un pueblecito de la costa, junto al mar Tirreno, Torre di Venere, el narrador describe un espectáculo en el que un mago hipnotizador, el caballero Cipolla, hombre malvado, repelente y deforme pero dotado de una fuerza psíquica irresistible, enajena a todo su auditorio y lo obliga a humillarse y hundirse en el ridículo más espantoso.

La verdad es que la lectura de Mario y el mago en clave política es tan actual como cuando los dictadorzuelos carismáticos campeaban por el mundo entero; en nuestros días, el caballero Cipolla se encarna no sólo en caudillos fascistas y comunistas, sino, también, en aparentemente benignos dirigentes democráticos, que ganan limpias elecciones y son capaces, gracias a sus poderes comunicativos, de imbecilizar a sus propios pueblos, privándolos de razonamiento y sentido común; en otras palabras, llevándolos a la ruina. ¿No es el caso de un Perón, un Evo Morales, un Rafael Correa, un Daniel Ortega? Ningún ejemplo es más doloroso que el de Argentina, el país más culto de América Latina: ¿cómo es posible que todavía la sociedad argentina siga cautiva de la hipnosis suicida con que la sedujo hace sesenta o setenta años un coronel inculto y fascistón y que ha llevado al país que fue el más avanzado del continente americano y uno de los más prósperos y modernos del mundo a la decadencia, la ruina económica y la miseria moral que representa la presidenta Kirchner?

La culta Europa no se queda atrás: el espíritu del caballero Cipolla está transustanciado últimamente en el joven, apuesto y carismático primer ministro griego, Alexis Tsipras. El líder de Syriza convenció a sus compatriotas de que los terribles males que aquejan a su país son obra de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, empeñados en humillar a Grecia luego de destruirla económicamente, abrumándola de deudas y exigiéndole reformas monstruosas que salvarían a los bancos pero empobrecerían más aún a sus desamparados ciudadanos. También les hizo creer que, en vez de someterse a estos poderes malignos, si Syriza ganaba las elecciones iniciaría una política económica diametralmente opuesta a las de los Gobiernos anteriores, sirvientes de la plutocracia internacional: repondría a los burócratas despedidos, inyectaría fondos para dinamizar la economía y crear empleo y rompería todos los compromisos con los organismos financieros, dejando de pagar la deuda, a menos que los acreedores le concedieran una quita radical y admitieran que los pagos se hicieran sólo en función del crecimiento económico. Los griegos le creyeron, llevaron a Syriza al poder y ahora han confirmado su fe en la palabra del joven carismático dándole un respaldo contundente en el reciente referéndum.

Screen Shot 2015-07-11 at 9.34.11 PMEsta última consulta griega ha sido una obra maestra de confusión y delirio hipnótico. Los electores tenían que responder una pregunta incomprensible, sobre si aceptaban o rechazaban una propuesta que la Unión Europea hizo a Grecia el 25 de junio, ¡pero que ya no existía! Impertérrito, Tsipras explicó a los griegos que el no le daría fuerzas para negociar con más éxito en Bruselas, y los griegos —el 70% de los cuales no quiere que Grecia se retire del euro ni de Europa— le creyeron también y el 6l,8% de los electores votaron por el no. Este resultado es pura y simplemente manicomial. La única manera de entenderlo es recurriendo a la sinrazón y poderes ocultos del caballero Cipolla. Para toda persona en uso de sus facultades mentales, si algo se votaba en el referéndum era saber si el pueblo griego quería seguir en Europa, respetando los compromisos políticos y económicos que ello implica, o romper con la Unión Europea negándose a aceptar dichos compromisos (que era lo que había venido haciendo el Gobierno de Alexis Tsipras en las negociaciones). Ahora bien, el 61,8% que votó por el no creía votar por una opción inexistente que sólo aparecía en el discurso del primer ministro griego: no respetar las obligaciones a que los países de la Unión se comprometen al formar parte de ella y seguir en Europa, pero exigiendo que aquellos compromisos sean cambiados radicalmente pues así lo decidió en ejercicio de su soberanía el pueblo griego.

¿Hasta cuándo puede durar este espectáculo lastimoso en el que vemos empeorar día a día la situación de Grecia? En los meses que lleva en el poder Syriza, la situación se ha agravado y el país, ahora misérrimo, está al borde de un colapso económico del que le llevaría décadas recuperarse. Al corralito seguirá el corralón, sus bancos quebrarán, no habrá empresas que quieran invertir en un país en el que la inestabilidad es generalizada y difícilmente asumirá Rusia (o China) la vertiginosa deuda en la que la ineficacia y la corrupción de sus Gobiernos han ido sumiendo a Grecia.Screen Shot 2015-07-11 at 9.34.32 PM

La verdad es que Europa y los Gobiernos anteriores al de Syriza sabían muy bien que Grecia no estaba en condiciones de pagar su estratosférica deuda. Dos quitas habían ya indicado que este supuesto era aceptado por los acreedores y la Unión Europea había dado muy generosas muestras de comprensión, en función de los esfuerzos de los Gobiernos griegos de hacer reformas e ir cumpliendo con los compromisos contraídos. Al igual que Irlanda, España y Portugal, Grecia comenzaba a salir (muy despacio, es cierto, pero crecía al 3%) del pozo, haciendo los sacrificios inevitables que debe hacer un país semiquebrado si quiere rehacer su economía y emprender una genuina recuperación. Todo eso se fue al tacho con el triunfo de Syriza y desde entonces Grecia (su economía ahora decrece) ha retrocedido hasta el borde mismo del abismo. No será el mago hipnotizador Alexis Tsipras quien encuentre el remedio para esta catástrofe en la que la cultura que inventó la filosofía, la tragedia y la democracia ha caído por la irresponsabilidad y desvarío de su clase política. Y no es refugiándose en el nacionalismo reaccionario (¿por qué será que el Frente Nacional de Marine Le Pen, el facha y eurófobo británico Nigel Farage del UKIP y los nazis de Amanecer Dorado celebran con tanto entusiasmo el no del referéndum griego?) que Grecia superará la crisis de la que es ella sola responsable.

La magia y el hipnotismo colectivos pueden encaramar al poder a cualquier demagogo sin escrúpulos, sin duda, tanto en una dictadura como en una democracia. Pero los problemas económicos no admiten recetas mágicas ni son sensibles a los hipnotizadores. La receta es una sola y es la que han seguido los países a los que la crisis puso al borde de la catástrofe como Portugal, España e Irlanda, que están ahora superando aquella prueba y volviendo a crecer, a atraer inversiones, a recuperar la confianza y el crédito internacionales. Y es la que, más tarde o temprano, tendrá que resignarse a seguir el pueblo griego una vez que descubra que detrás de los magos y pitonisas a los que se ha rendido sólo había hambre de poder, mentiras y vacío.

Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Ediciones EL PAÍS, SL, 2015

© Mario Vargas Llosa, 2015

Mario Vargas Llosa
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SUSANA MORFFE, EL APLIQUE DE EVO (ENTRE CIELO Y TIERRA)

No están obligados a entender y considerar mi malestar, cada quien drena su angustia o  el “rollo” de acuerdo a los instrumentos que tiene a la mano. Me conformo con la potencialidad que tiene la paz y mi  alma acondicionada para soportar con tranquilidad los embates de la vida. Hoy ha correspondido instalarse en el país una vida tortuosa por demonios desatados en personas que a base de mentiras intentan controlar a Venezuela con fecha de caducidad. El actual es tan perverso que seguidores de la nefasta revolución adoran al difunto, quien fue menos malo de lo que tenemos ahora, según ellos.

En la semana que terminó hubo noticias nacionales e internacionales que han abonado el terreno para el horror y descontrol colectivo, suma más individualidad en una suerte de autoprotección, así tenemos que cada quien va cuidando su “parcela” sin importar la de otros. El individualismo crece en nuestra sociedad como un monstruo gigante que camina y aplasta lo que encuentre, no hay razonamiento, ni consideración. Estados Unidos y Venezuela están cabeza a cabeza en materia de individualismo como fenómeno social. Tanto es así, que el patriarca del Vaticano en su reciente gira por países latinoamericanos, menos Venezuela, llamó a salir del individualismo.
Cuando se aborda el tema de la crisis, ésta comienza por desmembrar los valores de la estructura humana y cada vez el “monstruo” va aniquilando todo ser viviente o alguna cosa que se mueva, como obstáculo para avanzar en su afán de apoderarse de todo contra todos. El pequeño monstruo boliviano lanzó sus coca-flechas, como un veterano por su origen en este tipo de armas, intentando acaparar la atención del mundo y de los locuaces comunistas regados minoritariamente en nuestro planeta, así pretendió deslumbrar y poner en evidencia su ignorancia supina que, por lo contrario, recibió el más enérgico rechazo al colocar una hoz y martillo en la cruz del Redentor. Evo y su combo de amigos son un injerto de Rastafari con Ku Klux Klan, Sendero Luminoso y cuanto bicho extraño ideológico ha nacido en el mundo.
El tirador de flechas sigue obnubilado por sus creencias fariseas de que el mundo tendrá que ser poseído por el comunismo, como religión y poder político. No hay nada más hostil que habitar en un desierto como lo es Cuba, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Brasil, Argentina y Venezuela, países empeñados en darle vigencia a un sistema obsoleto donde los recursos son escasos y la vida resulta difícil. En esa onda desértica también se ubican los equivocados que aparentan lo que no es, así tenemos supuestos doctores, maestros, políticos y gobernantes a los que les falta legitimidad. El asunto no se queda solamente en ese punto, además hay que tener autenticidad y credibilidad para arrogarse un título en un quehacer.
No solo por tener cierto poder se llega a creer que se  agarra el sartén por el mango. Los más creídos también se derrumban. Es la razón por la que no se puede ser tan “evo” como para apabullar a los que son auténticos seguidores de la verdad. Cuentos de caminos son los que cada día inventan y están atados a una cuerda muy frágil y fácil de romper. 
Un ejemplo de esa fragilidad es el  cuento de la guerra entre Guyana-Venezuela y Colombia-Venezuela ¿Por qué no la terminan de hacer o concluir?  Es la manera de dar el “pan de cada día” a la escuálida mesa del pueblo, que no ve luz en la economía de los comunistas, como estrategia que están aplicando para rendir el tiempo que les queda. 
El refrán callejero expresa: “quien a hierro mata a hierro muere”; pues con la hoz y el martillo quedarán aniquilados los comunistas, cada quien tendrá lo suyo, incluidos los que alaban a Jesús y son los Judas del siglo XXI. Sobran episodios en la Biblia donde Dios utilizó y utiliza las herramientas de los enemigos para su propia destrucción.  Yo no sigo a Evo, sigo a Dios. Hay maneras de no ser tan inmaduros y tan evo…
Susana Morffe
susana.morffe@gmail.com
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MILOS ALCALAY, CUANDO LAS FRONTERAS SE AGITAN

La adopción de medidas conflictivas en el campo internacional por parte de un Gobierno que cree que puede actuar impunemente  sin consultar ni con sus propios ciudadanos, ni cumpliendo con la normativa establecida por el Derecho Internacional, puede tener como consecuencia producir un creciente aislamiento del país, ya que las Fronteras se agitan.

Después de varios lustros  en los que la diplomacia “bolivariana” silenció las diferentes disputas fronterizas en búsqueda de alianzas regionales, de repente deja de “pecar por defecto” para pecar “por exceso” al asumir posiciones agresivas en el vecindario. En diplomacia, el asumir posiciones que se acercan a ambos extremos son igualmente negativas poniendo en peligro las justas reivindicaciones territoriales de Venezuela.
Tanto Guyana como Colombia, reaccionaron de manera vehemente denunciando los alcances unilaterales establecidos en el Decreto 1787 que  deja de lado los mecanismos de solución pacifica negociada entre las partes. Es cierto que la Cancillería Venezolana ha reformulado los alcances del Decreto,  pero la alarma por el tono “militar” inicial, ha permitido que Guyana obtenga el respaldo de 50 países miembros de la Commonwealth, mientras que los vecinos del CARICOM han mostrado su preocupación por un posible conflicto exhortando a que se encuentren los mecanismos de solución pacifica.
Las reacciones del Presidente Santos, su “nuevo mejor amigo” también reaccionó de inmediato exigiendo se reanuden las conversaciones a nivel bilateral, con el agravante de que abrir negociaciones simultáneamente es contraproducente, porque los argumentos que Venezuela puede oponerle a Guyana, tendrían un efecto contradictorio ante la reivindicación Colombiana.
Pero los tonos globales del Decreto 1787 también preocupan a otros países, ya que al dejar los mecanismos de dialogo que entrañan los mecanismos de delimitación de fronteras de lado, le pisa los callos a Surinam, la Guayana Francesa, las Antillas Neerlandesas y otros Estados del Caribe.
En otro orden de ideas, el Gobierno de Honduras también expresó su preocupación por el respaldo que la Misión de Venezuela en la OEA le ha dado al Ex Presidente Zelaya.  Washington también le cierra la frontera a varios altos funcionarios, ya que el Registro Federal ha anunciado esta semana el cumplimiento de las normativas que emanan del Decreto Ejecutivo firmado por el Presidente Obama en respuesta a la exhortación del Senado y de la Cámara de Representantes por las acusaciones de violación de derechos humanos contra los manifestantes de abril del 2014 que le costó la vida a más de 40 ciudadanos. Se sanciona a 7 altos funcionarios de la Administración de Maduro cuyos nombres han sido anunciados ante la opinión pública, que se suman a otros 56 aprobados por el Senado, cuyos nombres no se han divulgado, pero que no podrán cruzar la frontera Norte Americana porque sus visas serán revocadas y sus bienes confiscados. De esa manera queda claro que las fronteras se agitan.
Milos Alcalay
milosalcalay@yahoo.com
@milosalcalay

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GABRIEL S. BORAGINA, EN TORNO A LA "GOBERNABILIDAD", TEORIA POLITICA, DESDE ARGENTINA

En los comentarios y análisis políticos actuales es bastante frecuente encontrar preocupación por “garantizar” o "asegurar" la gobernabilidad de tal o cual país o región por parte de un determinado partido político o candidatos con posibilidad de acceder al poder. Esta inquietud de analistas y comentaristas políticos y -por fuera de ellos- de personas que no se dedican a tales actividades pero que han incorporado el vocablo gobernabilidad como una especie de muletilla que "queda bien" introducir en alguna que otra charla política, parece agudizarse en épocas pre y post electorales. Así, es habitual leer y escuchar que admonitoriamente una mayoría de personas advierten adustamente que hay que “garantizar” o "asegurar" la "gobernabilidad" a “tal” o “cual” gobierno de “tal” país por "cual" o “tal” persona o partido político.

Pocas veces, en cambio, se emplea tiempo en decir, aclarar o explicar por esas personas, en qué consiste la "gobernabilidad", cuya “garantía” tanto les intranquiliza. Veamos si podemos aclarar un tanto los términos.
El prestigioso y ya clásico Diccionario del Profesor Ossorio[1] define la palabra “gobernar” del siguiente modo:
Gobernar
Regir un estado o una corporación pública. |
Mandar con autoridad. | Dirigir, guiar, conducir.
(Dic. Der. Usual).[2]
En cambio, no registra la palabra “gobernabilidad”, pero, si podemos hallarla en el diccionario de la Real Academia Española. Y allí se especifica de esta manera:
Gobernabilidad.
1. f. Cualidad de gobernable.
2. f. gobernanza (‖ arte o manera de gobernar).
De donde se nos remite a gobernable:
gobernable.
1. adj. Que puede ser gobernado.[3]
Por cuanto resulta más que claro que la gobernabilidad es aquello que puede ejercerse o directamente se ejerce sobre lo gobernable, y lo gobernable es lo que puede ser gobernado, es decir una persona, un grupo de ellas, una sociedad, un país, etc.
Entonces, cuando se pide que se “garantice” o “asegure” la gobernabilidad”, lo que en realidad se está requiriendo es que se avale que un determinado gobierno tenga a quien gobernar, o sea, a quien regir, mandar con autoridad, dirigir, guiar, conducir[4] en suma, a quien someter, doblegar, sojuzgar, etc.
Desde este punto de vista, resulta claro que la "gobernabilidad" es un término de contenido aborrecible para alguien que defienda o se posicione en una sociedad libre.
No es casual que quienes mayoritariamente efectúen dicho reclamo sean miembros de la clase política, quienes aspiran a mandonear desde posiciones de poder, las que la ocupación de cargos dentro del gobierno les asegura.
Lo pavoroso del caso, es cuando quienes hacen el pedido son los gobernados mismos en favor del gobierno, lo que implica la inconsciente confesión de su vocación servil, revelando de esta manera su enorme espíritu de rebaño.
Hay que tener en cuenta que en las democracias republicanas o liberales quien gobierna es el pueblo y no los políticos. Estos son simples instrumentos del público, mediante los cuales la sociedad ejerce su soberanía. El político -en una democracia liberal- es una simple herramienta, de la cual se vale el pueblo para ejecutar el poder.
En contraste, en las democracias antiliberales, antirrepublicanas, populares o populistas (que en definitiva, son todas pura demagogia), el pueblo pasa a ser instrumento gobernable por parte de la casta política.
En cualquier caso, el vocablo “gobernabilidad” denota y recae sobre el sujeto pasivo de la relación de gobierno, es decir sobre el gobernado y nunca sobre el sujeto activo (el gobernante) con absoluta independencia de quien cumpla el papel de activo o pasivo.
Pero lo usual en nuestro tiempo es que, con esta malograda palabra se desee designar el ilimitado poder de los políticos que circunstancialmente ocupan cargos en los órganos del estado-nación. Algo que -a luces vista- se da de bruces con los conceptos clásicos de democracia liberal o republicana, y se acerca más a los sistemas fascistas o socialistas.
Entonces -en pocas palabras- la “gobernabilidad” que pretenden los políticos, constituye un pedido de absoluta sumisión ciudadana al mando y capricho de los funcionarios estatales, elegidos (en las democracias republicanas o liberales) justamente para todo lo contrario, es decir para obedecer los mandatos del pueblo y no a la inversa. Lo terrible -como apuntábamos- es cuando la ex-ciudadanía (por darle un nombre realista) asume la "corrección política" de tal pervertido uso de la palabra, y asiente dócilmente a ser servil instrumento del político de turno en el poder.
La "gobernabilidad" es una "luz verde" o un "cheque en blanco" que pide y exige dicho político o partido al frente del poder para hacer, prácticamente, cuanto antojo se le ocurra, sin que nadie se le oponga ni se queje.
Este fenómeno, ha sido harto acostumbrado en Latinoamérica, lo que no implica que países de otros puntos del planeta se hayan encontrado exentos de este mal.
No pocas veces, el partido o político gobernante esgrime el vocablo para lamentarse de los partidos opositores cuando -precisamente- cumplen con su rol de tales, es decir de opositores. El partido oficialista, entonces, blande un clamor (y una interpelación al mismo tiempo) por una “mayor gobernabilidad”, en buen romance, una menor o -si es posible- nula oposición. Pero esto desconoce -a la vez- el espíritu de la democracia republicana, que se nutre necesariamente del disenso y de la pluralidad ideológica, y del derecho constitucional reconocido a ambos, al tiempo que deja al desnudo la vocación totalitaria del partido o la fuerza oficialista que pretende que le dejen “las manos libres”. Despotricar de que la oposición política despliegue indispensablemente su función opositora acusándola de "impedir" o "dificultar" con ella la "gobernabilidad" del partido oficialista, es lo más antidemocrático y totalitario que puede alegar el oficialismo en el poder. Tiempo atrás, esta misma excusa oponían los oficialistas, pero con otra palabra que fue moda política: “desestabilizar”. Y quien se resistiera al partido gobernante era -en consecuencia- tachado de “desestabilizador”, lo cual llegó a constituir un anatema político de cierta gravedad.
En conclusión, la demanda de "gobernabilidad" es una de impunidad para quien, detentando el poder, posee aspiraciones totalitarias o dictatoriales.

[1] Ossorio Manuel. Diccionario de Ciencias Jurídicas Políticas y Sociales. -Editorial Heliasta-1008 páginas-Edición Número 30-ISBN 9789508850553)pág. 439
[2] Ossorio Manuel. Diccionario....ob. cit. Pág. 439
[3] Real Academia Española © Todos los derechos reservados
[4] Ossorio Manuel. Diccionario....ob. cit. Pág. 439

Gabriel Boragina
gabriel.boragina@gmail.com
@GBoragina

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ENRIQUE GUILLERMO AVOGADRO, TRAS LAS MÁSCARAS Y LOS AFEITES, CASO ARGENTINA

"Hay que respetar las leyes, siempre que las leyes sean respetables". José Luis Sanpedro
Como en las indigestas ensaladas megalomaníacas de los discursos presidenciales -como el que nos descerrajó el Día de la Independencia cuando, sin ponerse colorada, dijo que en realidad ésta fue declarada el 25 de mayo de 2003, cuando asumió su marido- este gobierno siempre ha disfrazado sus reales intenciones con mantos edulcorados y apelaciones a conceptos caros a la sociedad, y ha tenido un enorme éxito en esa política. La Ley de Medios Audiovisuales para aplastar al Grupo Clarín, las medidas adoptadas para "proteger la mesa de los argentinos", la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central para saquear sus reservas, la estatización del 51% de YPF, la toma de la administración de Aerolíneas Argentinas, o la confiscación de los fondos de las AFJP's para hurtar los depósitos de los particulares, fueron todos actos recibidos mayoritariamente bien recibidos por la opinión pública.

El mayor de ellos, sin lugar a dudas, fue el cambio en la composición del Consejo de la Magistratura -recibido sin protestas por la población y el Poder Judicial, que aún no ha declarado su inconstitucionalidad- que, curiosamente, debía su forma anterior a un proyecto presentado por la entonces Senadora Cristina Fernández de Kirchner; con esa nueva y esencial arma en las manos, adquirida sin temor al papelón de tan flagrante contradicción, está intentando lograr lo que no pudo hacer al ver frenada su pretendida "democratización" de la Justicia.

Tal vez, como ya sucedió cuando nominó al inefable Daniel Reposo para ocupar el cargo de Procurador General, con el reemplazante que eligió para reemplazar al Juez Luis Cabral como subrogante en Casación, el experto en neumáticos Claudio Marcelo Vázquez, esté intentando una maniobra parecida. En efecto, el curriculum de Reposo era de una pobreza tal que el candidato se convirtió en un hazmerreír social; entonces, el Gobierno sacó de la manga a la Dra. Alejandra ¡Giles! Carbó, de impecables antecedentes, que ganó la modificación de su apellido cuando los senadores de la oposición unánimemente confirmaron esa designación, y se hizo de otra arma fundamental, al que acompañó con el nuevo Código Procesal Penal, que le permitió colonizar a la Justicia con miles de jueces, fiscales y empleados jerárquicos militantes.

Disiento con los analistas que, en general, atribuyen esas maniobras exclusivamente al objetivo de garantizar a la Presidente, sus familiares, sus testaferros y sus cómplices, públicos y privados, la impunidad frente a los enormes delitos cometidos, como los de traición a la Patria -la cesión de territorio para la base china en Neuquén- y de corrupción, algunos de ellos constitutivos de verdaderos genocidios, como bien pueden explicar los chicos desnutridos, las víctimas de Once y los miles de "ni-ni" que pueblan los conurbanos de todo el país; hasta los muertos de la AMIA y el Fiscal Nisman se han sumado a esos crímenes impunes luego de la firma del inexplicable memorandum con Irán.

Aumentó mi diferendo esta semana, cuando un decreto presidencial otorgó a la Agencia Federal de Inteligencia y a la Procuración General la facultad, manifiestamente ilegal, de realizar espionaje interno para prever "guerra económica o golpe de mercado". El jueves, el tan confiable Oscar Parrilli, titular de la AFI, nos tranquilizó: no usará esas nuevas atribuciones; entonces, ¿para qué se las dieron?, ¿o comenzarán a perseguir y encarcelar a economistas, periodistas y banqueros atribuyéndoles una presión sobre el dólar cuya única causa es la política demencial del Gobierno? Espero, a pesar de todo cuanto he aprendido en estos años sobre la actitud de la Corte Suprema, que ésta tome rápida intervención en el tema y decrete la inconstitucionalidad del decreto de Cristina, que viola dos leyes trascendentales de la democracia.

Cuando recuerdo que este recientemente reciclado organismo (la ex SIDE) ha sido colonizado con varios cientos de jóvenes, graduados en inteligencia en pocas horas y todos ellos militantes guevaristas en las villas e integrados en los "colectivos" entrenados por las FARC colombianas y por el Sendero Luminoso peruano, adiestrados en Cuba, comienza a correrme un frío por la espalda porque tiendo a pensar, como siempre, que sólo para alguna función non sancta tienen que haber sido reclutados.

Todos esos movimientos nos acercan a la Venezuela bolivariana, donde los opositores son expulsados del Congreso y encarcelados sin juicio o con procesos amañados por una Justicia allí absolutamente dependiente del poder central, los medios de prensa son perseguidos y clausurados, el narcotráfico y la corrupción están imbricados en el Gobierno y se fraudan las elecciones. Si el kirchnerismo continuara en el poder, dada la escasez de recursos con que contará para paliar la crisis autogenerada, ya me imagino a cualquiera de sus personajes gritando por televisión "¡Exprópiese!", como hacía el papagayo caribeño ya fallecido. Es cierto que en la Argentina aún podemos decir y escribir cuanto queramos, pero ¿seguiría respirándose por esta estrecha ventana de libertad si el régimen inaugurado en 2003 se mantuviera cuatro años más? Francamente, lo dudo.

Los hechos descriptos me convencen de que la noble viuda se está comportando como si fuera a permanecer en el poder, malgré quienes creen que, esta vez al menos, estará dispuesta a respetar la Constitución y los plazos que ella impone; si pensamos que ahora, además de su libertad, se está jugando la de sus hijos y, como mínimo, una parte de la fortuna familiar mal habida, aún resulta menos esperable que entregue el poder pacíficamente en diciembre, si el triunfador en los comicios fuera, como creo que sucederá, Mauricio Macri.

Otro aspecto a considerar es la presencia de Carlos Chino Zannini -que hoy intenta pasar desapercibido- en la fórmula presidencial del ¿Frente para la Qué? que encabeza ese hombre corajudo y audaz que es Daniel Scioli; éste, con su máscara y sus afeites habituales, concedió reportajes a radios "opositoras" para ratificar que, de triunfar en el ballotage de noviembre, quien mandará será él mismo, como titular del Ejecutivo, mientras que su compañero se limitará a cumplir las intrascendentes funciones que la Constitución encomienda al Vicepresidente, o sea, tocar la campanita en el Senado.

Como no creo que don Lancha tenga, ni pueda tener en el futuro, los redaños necesarios para asumir tal actitud, tampoco me parecen verosímiles las anécdotas que relató Carlos Pagni el martes, en La Nación; alguien que ha hecho del "felpudismo" más abyecto su modo de vida no romperá ahora esa inveterada tradición, en especial porque los súbditos del Chino estarán en el Congreso esperándolo y porque aquél dispone de carpetas que contienen los datos -hoy ocultos por la reiterada negativa a entregar su manifestación de bienes, ni siquiera los "blancos"- de la fortuna de su futuro jefe, aquí y en Italia.

Sigo pensando que quien ejercería verdaderamente el poder en un improbable gobierno de Scioli sería el Chino, con lo cual toda la actuación geopolítica de la Argentina y, con ella, la política interna, estarán definitivamente marcadas por la influencia nefasta de la ideología que profesa este personaje, a quien se atribuyen los mayores mamarrachos legales y  zafarranchos judiciales cometidos por el kirchnerismo desde la lejana época de la Gobernación de Santa Cruz.

Para concluir, una sola pregunta para que todos reflexionemos: ¿dónde va Martín Lousteau a buscar los votos necesarios para acercarse a Horacio Rodríguez Larreta en la legítima pero innecesaria segunda vuelta de la ciudad de Buenos Aires convocada para el próximo domingo? Si quienes ya eligieron al PRO, sin duda volverán a hacerlo, y los partidos de izquierda han anunciado que votarán en blanco, la única respuesta posible es que intentará pescar en las aguas del ¿Frente para la Qué?; o sea, buscará aliados entre los tiburones oficialistas para oponerse a una fórmula de su mismo espacio. ¡Linda manera de iniciar una carrera política!

Enrique Guillermo Avogadro
ega1@avogadro.com.ar
@egavogadro

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DARÍO ACEVEDO CARMONA, COMO VAMOS, VAMOS MAL, MUY MAL, CASO COLOMBIA

La última encuesta Gallup, relegada a planos secundarios por los grandes medios, arroja unos resultados que deben preocuparnos muy seriamente por la suerte del país. En muy pocos aspectos se salvan del desastre algunas políticas públicas sin que eso quiera decir que en ellas se estén obteniendo buenas notas.

Por ejemplo, el 87% de los colombianos están en desacuerdo con el manejo dado por el gobierno al problema de la seguridad. La desaprobación a la gestión del presidente Santos va en aumento, cae al 66%. El 84% considera que el manejo de la corrupción está empeorando, el 77% está en desacuerdo con el manejo dado a la guerrilla, el descreimiento de que se va a llegar a un acuerdo con la guerrilla se elevó a 62%. Piensan que vamos por mal camino un 63%. Aumenta el porcentaje de quienes están por derrotar militarmente a las guerrillas, mientras decrece el de los que siguen creyendo en la salida negociada 45%. Se oponen a la participación de guerrilleros en política un 85%.

Comparadas con encuestas anteriores, se puede concluir que no estamos ante una respuesta coyuntural sino ante una tendencia, al parecer irreversible. Señal inequívoca de la sensación de estar mal gobernados y de estar viviendo una situación delicada y peligrosa.

Al comparar el manejo de unas cuantas variables entre Alvaro Uribe y Juan Manuel Santos, los resultados confirman una caída estrepitosa. Las cifras deben leerse en porcentaje. Algunos datos iniciales de Uribe en 2002 son herencia de Pastrana y los de Santos en 2010 son herencia de Uribe. Veamos:

Consideran que el país está mejorando (2002-2015): Uribe recibió en 32 y entregó con 52, con pico más alto en 73 (operación Jaque). Santos recibió en 52 y cae al 22, pico más alto 61 (luna de miel de 2010 y  muerte de Jojoy).

Piensan que se maneja bien la economía (2006-2015): Uribe subió de 42 a 46, Santos cae de 46 a 27.

Sobre empeoramiento en manejo de la guerrilla (2006-2015): Con Uribe se redujo de 46 a 36, con Santos de 36 se subió a 77.

Inseguridad (2006-2015): mejorando: con Uribe bajó percepción de 48 a 22, con Santos bajó de 22 a 8. A la inversa, empeorando: Uribe de 41 a 62 y Santos de 62 a 87.

Aprobación de gestión del presidente (2002-2015): Uribe inicia con 30 y termina en 75, Santos inicia con 75 y cae a 28. Rechazo a gestión del presidente (2002-2015): Uribe inicia en 25 y termina en 17, Santos inicia en 17 y cae a 65.

En materia de favorabilidad personal (2002-2015): Uribe inicia en 70 y terminó en 75, su pico más alto fue 85 y el más bajo 63. Santos inició en 75 y cae a 57, su pico más alto fue 80 (muerte del Mono Jojoy) y el más bajo 46 (paro agrario).

La desfavorabilidad del Congreso (2002-2015): con Uribe subió a 56 en todo el apogeo de la “parapolítica”, con Santos ha subido a 72.

La imagen negativa de los partidos políticos (2006-2015) mantiene su caída constante, con Uribe alcanzó tope máximo de 61, Con Santos llegó a 81.

La Fiscalía General tuvo un nivel alto de favorabilidad con Uribe hasta un 60, con Santos cae al 42.

La favorabilidad de las Fuerzas Militares (2002-2015) Con Uribe subió de 79 a 85, con Santos cae de 85 a 77.

Favorabilidad de la Corte Constitucional (2001-2015): con Uribe subió de 53 a 63, con Santos cae de 63 a 33.

Favorabilidad del sistema judicial (2005-2015): Con Uribe cae de 49 a 37, con Santos cae de 37 a 19.

La favorabilidad de la Corte Suprema de Justicia (2008-2015): Con Uribe va de 60 a 61, con Santos cae de 61 a 29.

Creencia de que Fuerzas Militares están en capacidad de derrotar a las guerrillas (2002-2015): Uribe aumentó de 63 a 85, Santos la redujo de 85 a 72.

Creencia de que guerrillas se pueden tomar el poder por las armas (2002-2015): Uribe la redujo de 33 a 13, Santos la subió de 13 a 35.

El presidente Santos presenta mejores resultados en los rubros de empleo y relaciones internacionales, y hay pocas diferencias en vivienda de interés popular, infancia, percepción sobre democracia, garantías y medios de comunicación.

El país, pues, está retrocediendo a ritmo constante, en algunos temas hasta los niveles críticos de 2002. Se ha deteriorado la confianza en las instituciones, en particular, es grave la caída de la confianza en los órganos de la Justicia. Hay retrocesos en el manejo de las guerrillas y la seguridad. Entretanto, aumenta la desazón con las negociaciones en Cuba y crece la idea de que la guerrilla si puede llegar a tomarse el poder por la vía militar.

Ahí están las cifras, contundentes y a la vista. En mi concepto, todo ello es el fruto de políticas erradas, de propuestas fracasadas, de la violencia guerrillera y del mal gobierno de Santos. Urge una profunda reconsideración para recuperar el terreno perdido y evitar que las guerrillas se aprovechen del caos reinante y de la falta de fe de la población en las instituciones. Llegó el momento de ponerle, cuanto antes, un tope cronológico, temático, procedimental y penal a las conversaciones de paz.

Si el gobierno no reacciona en defensa del Estado de Derecho, de sus instituciones, de la democracia y la libertad, a la Oposición no le queda otra alternativa que convocar a la población a la resistencia civil y callejera, pacífica pero clara, en el objetivo de evitar que Colombia se convierta en un estado fallido.

Ruben Dario Acevedo Carmona
rdaceved@unal.edu.co
@darioacevedoc

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