BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

domingo, 1 de agosto de 2010

RECHAZAMOS LA TOMA DE LA FINCA DE GUILLERMO ZULOAGA POR PARTE DEL GOBIERNO. RED POR LA DEFENSA AL TRABAJO, LA PROPIEDAD Y LA CONSTITUCIÓN

Cada día es más evidente que el gobierno utiliza el poder del estado para afectar económicamente a quienes considera adversarios a su proyecto de hegemonía política y se convirtió en práctica de ejercicio público el confiscarle, invadirle o simplemente quitarles sus propiedades.

Cuando analizamos las afectaciones de fincas, empresas etc. la casi totalidad son personas que disienten del gobierno o se han convertido en estorbo al opinar o ejercer actividades que los molestan.

La toma de la finca del señor Guillermo Zuloaga es un acto de violación a sus derechos civiles ya que el juicio que se le sigue es por acaparamiento y no hay justificación para que se le confisquen sus propiedades.

Rechazamos por inconstitucionales estas acciones emprendidas por el estado que demuestran como se pisotea nuestra carta magna y se desconocen los derechos civiles de ciudadanos por denunciar al gobierno de querer imponer un modelo político contrario a lo establecido en la constitución.

Vicente Brito

Presidente

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LA GUERRA TIBIA, JUAN CARLOS APITZ

Entre Venezuela y Colombia no habrá guerra ofensiva, ni guerra defensiva, ni guerra de guerrillas, ni guerra de baja intensidad, ni guerra asimétrica, ni guerra de cuarta generación, ni guerra electrónica, ni guerra fría; ni siquiera una guerra comercial, apenas una guerrita tibia para satisfacer el ego de Esteban, pues las denuncias de amparo y protección al movimiento guerrillero neogranadino son ciertas.

Los nexos históricos y las relaciones económicas, políticas y sociales entre Colombia y Venezuela van mucho más allá de las diferencias limítrofes, impasses militares y altercados diplomáticos. Las estrechas relaciones entre ambas economías, la cantidad de inmigrantes colombianos en Venezuela, y el intenso comercio en la frontera, obligan inevitablemente a las buenas relaciones entre ambos países vecinos.

Ya para el año 2005 con la captura del guerrillero colombiano Rodrigo Granda, miembro de las FARC, cuya captura fue hecha en tierras venezolanas, se ordenó abruptamente suspender los lazos comerciales con Colombia. Tiempo después, en agosto de 2007, Esteban participó como mediador en la liberación de algunos secuestrados colombianos, cuya labor fue suspendida pues se comunicó con los militares vecinos directamente, vulnerando las reglas acordadas para ese proceso, ante lo cual Venezuela decidió volver a congelar las relaciones con su vecino país.

En marzo de 2008, la situación empeoró debido al bombardeo hecho por el ejército colombiano a un campamento guerrillero ubicado en territorio fronterizo ecuatoriano, que produjo la muerte de Raúl Reyes, uno de los cabecillas más importantes de las FARC. Ante este hecho, Esteban ordenó el envío de tanques hacia la frontera colombiana y solicitó el retiro del personal de la embajada en Colombia. Cuando la situación aún era tensa, fueron encontrados en poder de las FARC algunos lanzacohetes que habían sido adquiridos originalmente por Venezuela, ante este hecho Esteban manifestó que se trataba de una nueva agresión del Gobierno colombiano y una vez más congeló las relaciones.

Luego, con el acuerdo militar firmado entre Colombia y Estados Unidos en el 2009 para el uso de siete bases militares en esa nación, esto se calificó como una amenaza para Venezuela y se hizo un llamado al pueblo para "prepararse para la guerra" afirmando que si EEUU nos agredía militarmente comenzaría la "guerra de los 100 años que se extendería por todo el continente".

Ahora bien, es innegable para el Gobierno de Colombia que comparte con Venezuela una dilatada frontera, con una línea limítrofe de 2.216 kilómetros de extensión, en que la selva ocupa la mitad, y se libra un conflicto bajo la ley de la selva. Allí combaten 295 hombres del Frente 33 de las FARC, 300 del ELN y 50 del Ejército Popular del Liberación (EPL). Mantienen más de 100 rutas de la droga las Aguilas Negras y las Aguilas Doradas, bandas paramilitares de ultraderecha, y hay 150 hombres armados del grupo paramilitar Los Rastrojos en alianza con la guerrilla del ELN. Si se les agregan los 1.500 contrabandistas de gasolina y los miembros de los grupos delincuenciales que se mueven por ese vasto territorio, se tiene una idea de la naturaleza de ese viejo conflicto.

No creo que sea el momento para falsos patriotismos ni para apoyar a un gobierno cuyo espíritu marxista y socialista lo une manifiestamente a las FARC y al ELN; que fue motor impulsor de su lucha guerrillera y se transforma hoy en el capitalismo más salvaje: su lucha es por rutas de comercio ilícito de drogas y territorios de secuestros, sicariato y extorsión, cuyas cifras han aumentado al amparo de este gobierno bribón en más de un 50%.

El que tenga rabo de paja que no se acerque a la candela… será apenas una guerrita tibia.

justiciapitz@gmail.com

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SANTOS: EL NUEVO HÉROE DE CHÁVEZ Y LAS FARC, MANUEL MALAVER, LA RAZÓN / ND

Hasta donde puede la retroizquierda (que también llaman borbónica o castrochavista) torcer los principios y políticas que tan sacrosantamente predica y dice practicar, puede saborearse en el caso de Juan Manuel Santos, el recién electo presidente colombiano que, luego de pasar 4 años acusado de ser la “bestia negra” y enemigo público No 1 de la paz de Colombia, Ecuador, Venezuela y toda Sudamérica, de narcotraficante, mafioso y genocida, ahora es saludado como “señor” y “presidente entrante”, amigo y jefe de estado razonable que puede rehacer los entuertos que, supuestamente, hizo su antecesor, Álvaro Uribe.

Transfiguración que, si recordamos, también sufrió, pero en sentido inverso, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, saludado como “bueno, pacifista y amigo de los pueblos y pobres del mundo” durante la campaña electoral que lo llevó a la presidencia y era percibido como anti Bush (el Uribe de la política norteamericana) y tratado después como “imperialista, terrorista, genocida, bushista, gran garrote, traidor” y un enemigo al que se debía combatir y desacreditar, luego que decidió enfrentar y derrotar a los enemigos internos y externos del país que lo había elegido.

Otro caso que merece mencionarse es el del presidente de México, Felipe Calderón, calificado de “ilegítimo, ladrón de votos, y cachorrito de Bush” mientras pareció que seguiría la política de su predecesor, y compañero de ideas y partido, Vicente Fox, (crítico sin tregua de Chávez, los Castros y las FARC), pero que en cuanto de vio venía con ánimos de cerrar el pico, y no darse por aludido de los atropellos a la democracia que se ejecutan a diario en los países donde gobierna el castrochavismo, es tratado con indiferencia, y si no …con cariño.

Tampoco debe olvidarse el calvario del expresidente chileno, Ricardo Lagos, al principio de su gobierno crítico de Chávez, y después obligado a callar, cuando el teniente coronel lanzó a su compinche, Evo Morales, contra él y su política exterior, y dijo que soñaba bañarse en una de las playas que Chile le había robado a Bolivia,

En otras palabras: que la única vía para que Santos mantenga la “indiferencia, y si no… el cariño” de Chávez, Fidel Castro, las FARC y adláteres de la retroizquierda, es comportándose como Calderón o Lagos, y no como Obama, haciéndose la vista gorda de la destrucción de la democracia y del estado de derecho en los países donde imperan los “retros” y, lo que es más importante, negándose a ver las amenazas contra la paz colombiana y del continente que acecha desde sus vecinos del norte y el sur y que es una fórmula para mantenerlo a raya si Chávez, Fidel Castro y Alfonso Cano juzgan que pone en riesgo la “paz farista y castrochavista”.

Asignatura tanto más difícil de aprobar si tomamos en cuenta que, Santos, como Obama, tiene una política de seguridad y defensa nacional que atender y fue electo con el voto de una mayoría abrumadora de colombianos, no para que caiga en las carantoñas de los enemigos internos e externos de Colombia, sino para que continúe la política de Álvaro Uribe de combatirlos, tenerlos al borde de la derrota y obligarlos a unas negociaciones de paz donde no pierda el pueblo colombiano.

Y para ello es indispensable que oiga las propuestas “de paz y amor” de leones vegetarianos, y halcones sin garras como Chávez y Correa, pero sin perder de vista que los mismos actúan como aliados de las FARC, y en la idea, de que una negociación sin compromisos y un cese al fuego que no conlleve la liberación de los secuestrados, la entrega de las armas y la desmovilización de los guerrilleros, es simplemente preparar las condiciones para una guerra futura quizá más cruel, devastadora y sangrienta que la actual.

Se debe sospechar, igualmente, en la oferta de negociación del ahora también pacifista, comandante general de las FARC, Alfonso Cano, quién, primero dijo que la elección de Santos era producto de un gigantesco y escandaloso fraude, pero que en la medida que ha percibido que existe la posibilidad, la remota posibilidad, pero posibilidad al fin, de que Santos resulte un Felipe Calderón y no un Barack Obama, ha corrido a anotarse en el “santismo” de la retroizquierda que tiene como sumo sacerdote a Chávez, el hombre que vociferó hace menos de 2 meses que rompería relaciones “totales” con Colombia si el presidente electo era el hoy presidente “entrante”.

A este respecto, lo que hay que subrayar es que se trata, en primer lugar, de una propuesta de paz de un Chávez aislado en el continente, con las manos fuera de Centramérica y el Caribe después que el liderazgo político y militar hondureño evitó que el país de Morazán se colocará bajo su órbita, y de una Colombia, que no solo apoyó la política del presidente Uribe de enfrentamiento con las FARC, ELN y otros grupos subversivos, sino que eligió, abrumadoramente, para sucederlo, al hombre que había sido artífice y voz principal de esa política, el entonces ministro de la Defensa, Juan Manuel Santos.

Para colmo, los países democráticos de la región (Colombia, Perú, Chile, Brasil, Uruguay) y los no tan democráticos (Argentina, Paraguay), escapan a la recesión global, crecerán con promedios de entre 3 y 7 puntos en el 2010 y convierten a la región en el primer foco de atracción de inversiones del mundo occidental, en tanto que la Venezuela del ciclo alcista de los precios del crudo, se sumerge en la crisis y será con Haití el otro de país de crecimiento negativo en la región durante el año en curso.

O sea, que es un país devastado, pero no por el terremoto que redujo en un 70 por ciento a la infraestructura haitiana, y fue la causa de 200 mil fallecidos, sino por el empeño de Chávez en desatar en Venezuela un terremoto aun peor, como es imponerle a los venezolanos a la machimberra, y a trancas y barrancas, un modelo inviable, anacrónico y que se ha revelado como consumidor neto de energías y recursos, pero sin ningún fin ni resultado específicos, como no sea otro que darle base a una dictadura atroz, monstruosa y supercaciquista que, de paso, le permita pasearse por el mundo dándose ínfulas de “redentor, amigos de los pobres y salvador de la humanidad”.

De qué tipo de estafa, engaño, maleficio y catástrofe estamos hablando, puede percibirse volteando a ver a la destruida Cuba, devenida en una economía y sociedad en ruinas, viviendo de las ayudas que le suministra Chávez y otro países del continente y UE, y por tanto, tratando de zafarse de una coyunda que le ha significado la pérdida de 55 años de historia y su conversión en unos de los países más pobres de la región y del mundo.

Caso que no es distinto al de ese país y sociedad sui géneris que llaman las FARC, aun con 12 mil hombres en armas, y territorios importantes, aunque selváticos, bajo su dominio, pero con la economía por el suelo en la medida que la siembra, producción y transporte de cocaína ha descendido dramáticamente y los ingresos de industrias como el secuestro, también caen en picada.

De modo que, tiempo para sacar la bandera blanca y apostar a que un presidente “entrante” como Santos, sea distinto al “saliente” Uribe, y hablar de paz, de negociaciones y de la hermandad de todos los colombianos y de venezolanos y colombianos.

Y ojalá que se logre, pero sobre la base de negociaciones que no ignoren que Chávez le está dando protección y abrigo en Venezuela a los guerrilleros de las FARC y el ELN derrotados en Colombia, y que negociaciones de paz sin liberación de los secuestrados, entrega de las armas y la desmovilización de los irregulares, es preparar las condiciones para una guerra más cruel, cruenta e implacable que la que se ha conocido hasta ahora.


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MISIÓN PÁNICO, ELIZABETH ARAUJO

Por lo visto, hasta el 26 de septiembre, el país tendrá que soportar a un Hugo Chávez desesperado, multiplicando las becas, presidiendo graduaciones masivas, reinventando misiones e inaugurando por tercera vez la sala de algún hospital abandonado, con la sola excusa de promover, mediante abusivas cadenas, a los candidatos chimbos de su partido y hasta ni habla de su responsabilidad de la comida podrida que ha dejado a millones de venezolanos sin los productos esenciales.

Pero al mismo tiempo aparece un Hugo Chávez que tratará de imponer el terror a los adversarios, desmoralizando a los que apuestan a la posibilidad del triunfo y desmovilizando a la franja de potenciales electores indecisos que a casi dos meses del día D no saben a quién privilegiar con su voto.

Se trata sin dudas de una estrategia militar, concebida para la guerra, en un intento vano por crear una atmósfera de imbatibilidad, mientras nubla la iniciativa al contrario robándole la posibilidad de transmitir mensajes y propuestas constructivas, con una desconfianza tal que les parezca un absurdo salir a la calle para pregonar que los venezolanos han dicho basta.

Si se observa bien la sucesión de cortinas de humo, que se expresan en forma clara con la pelea en solitario contra el cardenal Urosa, o la tesis del nuevo Juan Manuel Santos víctima del boicot de Uribe o el deplorable show de la exhumación de los restos del Libertador, a cualquier ciudadano de a pie no se le hace difícil comprender que a Miraflores no están llegando las encuestas que la revolución desearía ver.

En circunstancias como éstas, hasta los mismos dirigentes del PSUV se privan; no saben cómo actuar y dejan que sea el Presidente el que dicte la pauta, por muy descabellada que la acción pueda parecerles.

Lanzarse a una batalla sin fin contra la Iglesia, tildándola de golpista, oligarca y aliada del imperio, mientras las autoridades eclesiásticas le responden con el silencio, lo que le crea más angustia, y terminan por dejarlo hablando solo, está llevando al presidente Chávez al camino de una mayor radicalización de su gobierno y, por ende, a darle la razón a quienes lo acusan de llevar al país a una dictadura comunista.

No se trata de vender falsas ilusiones, pero es obvio que la manera desbocada con la que el presidente Chávez se ha manifestado en las últimas semanas presagia resultados electorales poco convincentes para su proyecto autoritario.

¿Qué vendrá después de la amenaza de romper con el Vaticano, del anuncio de la toma de las acciones que Mezerhane tiene en Globovisión y de las amenazas con sacar a la fuerza a los senadores chilenos que vendrán a observar las elecciones? Nadie lo sabe. Chávez, ya se ha dicho, es impredecible y no pocas veces actúa de modo irracional. Pero una cosa es segura: este Presidente que trata de asustar a empresarios y sacerdotes con amenazas de meterlos en prisión o de imponer a Mario Silva en la fantasiosa junta directiva del canal de noticias, en el fondo es un hombre asustado. Tiene miedo. El 26 de septiembre se ha vuelto su peor pesadilla, de la que no encuentra la manera de despertar.

elizaraujo@hotmail. com.

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HUGO JUEGA A LA GUERRA, POR JAMES NEILSON

SOLDADO CHÁVEZ. Su amenaza contra Colombia no es tomada en serio por la comunidad internacional, pero no por cómico deja de ser peligroso.

El mundo está crispado, a la espera de una de sus convulsiones periódicas. Los norcoreanos amenazan a los Estados Unidos y a Corea del Sur con una “guerra sagrada” nuclear. Israel enfrenta la alternativa nada agradable de atacar a Irán antes de que quienes fantasean con borrarlo de la faz de la Tierra adquieran una bomba atómica propia, o resignarse a convivir con el peligro que le supondría. Para desesperación de Barack Obama y de muchos otros, en Afganistán y Paquistán la OTAN se bate en retirada. Y en América latina, el venezolano Hugo Chávez, resuelto a agravar aún más la fiebre prebélica que está difundiéndose por el planeta, se ha puesto a hablar de una guerra contra Colombia de la que los Estados Unidos serían “el gran responsable, el planificador, el instigador”.

El clima internacional se parece bastante a aquel que, según Shakespeare (y Plutarco), precedió al asesinato de Julio César. En Venezuela, incluso, “se abren las tumbas, vomitando a los difuntos”, ya que poco antes de embestir contra Colombia, Chávez exhumó los presuntos restos de Simón Bolívar con miras, dijo, a determinar si había sido víctima de la malignidad colombiana hace más de un siglo y medio.

Por tratarse de Hugo, muy pocos toman en serio sus arengas marciales. Su amor por las bravuconadas es mundialmente famoso y hasta sus admiradores comprenden que, si realmente temiera ser víctima de un zarpazo norteamericano, actuaría con más cautela. Si bien últimamente ha comprado una cantidad impresionante de armas, un militar profesional como él no puede sino entender que, de estallar una guerra de verdad, su país correría el riesgo de sufrir una derrota humillante a manos de los colombianos que, por cierto, están mucho mejor preparados que sus hipotéticos enemigos venezolanos, ya que cuentan con décadas de práctica.

Es natural, pues, que, tanto dentro de la región como en el resto del mundo, la decisión de Chávez de romper todas las relaciones con Colombia, poner sus fuerzas armadas en alerta máxima y, por si acaso, jurar que dejaría de vender petróleo a los Estados Unidos si se les ocurriera apoyar a su aliado, no haya causado mucha preocupación. Virtualmente nadie cree que América del Sur esté en vísperas de una guerra convencional. Antes bien, se da por descontado que sólo es cuestión de una típica farsa chavista.

Y puesto que de común acuerdo Chávez es un provocador irresponsable capaz de decir cualquier cosa, muchos culpan al presidente saliente colombiano, Álvaro Uribe, por lo que está sucediendo. Lo hacen no sólo porque ubican a Uribe en el lado malo, el derecho, del mapa ideológico con otros conservadores filoyanquis, sino también porque lo suponen un hombre cuerdo que a esta altura debería haber aprendido que le convendría manejar con mucho cuidado a su vecino extravagante. Por su parte, Chávez habrá entendido que ser considerado un excéntrico imprevisible le otorga algunas ventajas muy valiosas. Como el norcoreano Kim Jong-il y el libio Moammar Khaddafy, cree que su reputación le asegura un grado de libertad negado a otros mortales.

Según quienes piensan que los presuntamente sensatos deberían limitarse a complacer a quienes claramente no lo son, Uribe cometió un error imperdonable cuando optó por llevar a la Organización de Estados Americanos el problema planteado por la presencia en Venezuela de campamentos de los narcoterroristas de las FARC, ya que a su juicio hubiera sido mucho mejor dejar las cosas como estaban. Que casi un centenar de tales campamentos existan ha sido un secreto a voces desde hace mucho tiempo, y ni siquiera ha sido un secreto la viva simpatía que siente Chávez por los “revolucionarios” colombianos que han provocado centenares de miles de muertes en el “país hermano” colindante.

Así las cosas, lo único extraño es que el gobierno de Uribe haya demorado tanto en reclamar el envío de una comisión internacional para investigar el asunto para entonces proceder a tomar las medidas necesarias, entre ellas sanciones económicas, para obligar a Chávez a dejar de apoyar a quienes siguen tratando de dinamitar la democracia colombiana. De estar convencido Chávez de que no hay guerrilleros colombianos en territorio venezolano, sería el primero en reclamar que la OEA, la ONU, o cualquier otra organización de autoridad equiparable se encargaran de mostrar al mundo que Uribe estaba mintiendo. Huelga decirlo, optó por reaccionar como alguien a quien encontraron con las manos en la masa.

¿Por qué esperó Uribe hasta último momento, cuando ya se alistaba para abandonar el palacio presidencial, para denunciar la colaboración de Chávez con los narcoterroristas? Parecería que suponía que, andando el tiempo, el caudillo bolivariano rompería sigilosamente con las FARC por comprender que no era de su interés brindarles un santuario en su propio territorio, pero que al llegar a su fin su gestión entendió que no tenía la más mínima intención de hacerlo. De ser así, la actitud de Uribe se asemeja a la del gobierno norteamericano hacia la colaboración con los talibanes de sectores de los servicios de inteligencia paquistaníes. Obama y sus asesores sabían que era un problema mayúsculo, pero suponían que hablar de él sin tapujos haría todavía peor una situación ya sumamente complicada, de suerte que fingían pasarlo por alto hasta que, algunos días atrás, un alud de secretos militares filtrados llegó a la prensa mundial, obligándolos a enfrentarlo. Cuando la realidad resulta intolerable, los gobiernos democráticos suelen preferir una ficción tranquilizadora, mantener cruzados los dedos y rezar para que todo salga bien.

Para el sucesor elegido de Uribe, Juan Manuel Santos, que asumirá el 7 de agosto, el intento tardío de su ex jefe de sincerar la relación con Chávez habrá sido una sorpresa ingrata, ya que a partir de su triunfo electoral aplastante ha tratado de hacer pensar que, a pesar de la fama de duro que adquirió como ministro de Defensa, se proponía abrir un nuevo capítulo caracterizado por la amistad y el respeto mutuo. Aunque el reemplazo por Santos de Uribe – según Chávez, “un enfermo, lleno de odio”– dará al venezolano una oportunidad para “normalizar” las relaciones, no le será nada sencillo lograrlo a menos que eche de una vez a sus huéspedes de las FARC, algo que es claramente reacio a hacer, si bien ha moderado un tanto su postura pidiéndoles abandonar la lucha armada. Sea como fuere, hasta que Uribe se haya alejado de la presidencia colombiana, persistirá el riesgo de que un pequeño incidente dé pie a un conflicto inmanejable. Cuando dos ejércitos en “alerta máxima” se enfrentan, puede ser más fácil empezar una guerra que conservar la paz.

Chávez tiene motivos de sobra para odiar a Uribe. Su archienemigo no sólo ha logrado reducir a las FARC a un residuo paródico de lo que eran antes de su llegada al poder hace ocho años; también ha conseguido hacer de Colombia un “país emergente” muy prometedor, con una economía en plena expansión que los inversores internacionales encuentran muy atractiva. El contraste con lo hecho por Chávez, el autoproclamado inventor del “socialismo del siglo XXI”, difícilmente podría ser más llamativo. Gracias a su arbitrariedad, el estado de la economía de la Venezuela bolivariana es catastrófico. Aunque todos los años el petróleo le asegura el equivalente de vaya a saber cuántos planes Marshall, sufre la tasa de inflación más elevada de América latina, una crisis energética devastadora, desabastecimiento, desocupación en alza y, desde luego, una marejada de delincuencia que ha hecho de Caracas una de las ciudades más peligrosas del mundo.

Como buen demagogo, Chávez sabe que el fervor patriotero posee propiedades anestésicas, lo que ayuda a hacer comprensible la vehemencia de su renovada ofensiva verbal contra Colombia. Al acercarse las elecciones legislativas fijadas para el 26 de septiembre, necesita con urgencia una crisis externa que sirva para distraer la atención de los votantes del desaguisado interno que se las ha ingeniado para crear.

En su condición de secretario general de la Unasur –la OEA sin los Estados Unidos y Canadá–, Néstor Kirchner debería ser la persona indicada para encontrar una solución pacífica para la disputa entre Venezuela y Colombia, pero sería poco probable que su eventual intervención sirviera para mucho. Además de ser “amigo” de Chávez, no querría arriesgarse oponiéndosele, puesto que en tal caso el caudillo bolivariano podría desquitarse aprovechando el tema de la “embajada paralela” en Caracas y otros asuntos turbios protagonizados por integrantes de sus respectivos círculos áulicos. Otro pacificador en potencia es Luiz Inácio “Lula” da Silva, al que le encantaría recordarnos que Brasil lleva la voz cantante en América del Sur, aunque a él también le costaría desempeñar un papel neutral.

En la larguísima lucha contra las FARC, el ELN y otras bandas “revolucionarias”, los gobiernos democráticos de Colombia no han disfrutado del apoyo del resto de la región. Por miedo a la reacción de la izquierda, totalitaria o blanda, local, todos han preferido mirar para otro lado. Por esta razón, los colombianos han tenido que depender cada vez más del respaldo de los Estados Unidos, país que, por motivos comprensibles, no quiere que América latina degenere en una región inenarrablemente violenta dominada por pistoleros de retórica marxista, demagogos populistas y narcotraficantes multimillonarios.

Este es un reenvío de un mensaje de "Tábano Informa"

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LAS ÚLTIMAS JUGADAS, TRINO MÁRQUEZ

El teniente coronel no halla qué ni cómo hacer para evitar que el desbarajuste en el cual él convirtió al país, se le venga encima y termine por triturarlo. Tal es caos que ha sembrado por todos lados, que los gobiernos anteriores a 1999, incluso aquellos que podrían considerarse los peores, deslumbran frente a la improvisación, irresponsabilidad y corrupción que muestra la administración Chávez.

El 26 de septiembre luce como una fecha en la que el mismo pueblo que antes lo aclamó, cobrará venganza con su voto por la manera como el comandante desperdició la bonanza petrolera. Le reclamará la inseguridad personal, el desastre de los servicios públicos –especialmente lo que sucede con la electricidad en el interior del país y con el metro en Caracas-, la inflación desaforada en los alimentos, la falta de viviendas, el deterioro de la infraestructura vial, el drama de los hospitales y de la salud en general, los ataques sostenidos e inclementes a la propiedad privada –las expropiaciones, confiscaciones y embargos caprichosos- y la corrupción desaforada, convertida en emblema con el caso de Pudreval, metáfora de un gobierno que mezcla en dosis iguales la incompetencia y la maldad. Lo peor es que todas esas calamidades se combinan en un conjunto al que el caudillo ha denominado socialismo del siglo XXI, pero que en realidad no es otra cosa que el mismo comunismo de siempre: un coctel de estatismo, autoritarismo, colectivismo, centralismo, militarismo y demagogia. Además, el marxismo, aderezado con gotas de bolivarianismo, convertido en religión laica. Pensamiento único, intolerancia, sectarismo.

El fracaso de su gobierno, Chávez pretende encubrirlo con hechos noticiosos cada vez más extravagantes, pero nada le sale bien. Ser el centro de la noticia no siempre genera réditos. La cita del 26-S trata de transformarla en plebiscito en torno de su figura y su gestión como Presidente. “Vienen por mí” es el grito desesperado y lastimoso del hombre carente de resultados concretos, que se da cuenta de que el mundo se le viene abajo, porque –al igual que en la parábola de los talentos- los recursos y el poder que el pueblo le entregó –muchos más de cinco talentos, por cierto- los desperdició, los malbarató, con sus amigotes comunistas -Fidel Castro, Daniel Ortega, Evo Morales- y con otros panas más pragmáticos, pero igualmente aprovechadores, Rafael Correa y la dupla Kirchner. El comandante, en medio de su desconcierto, concibe jugadas estrafalarias cuyos resultados lo perjudican aún más.

Las dos últimas -agredir al cardenal Urosa Savino y a la jerarquía eclesiástica, y romper relaciones con Colombia- no parecen muy acertadas. La respuesta del prelado de la Iglesia Católica frente a los improperios desconsiderados del Presidente y de los diputados fue serena y firme. Su intervención en la Asamblea Nacional fue una lección de aplomo y consistencia. No se anduvo por las ramas, como los voceros del oficialismo, quienes pretenden imponer el comunismo, pero lo edulcoran con eufemismos.

Quieren hacernos sentir a los venezolanos como imbéciles, incapaces de distinguir entre los horrores de la dictadura y las bondades de la democracia; entre los peligros de la propiedad estatal y colectiva y las virtudes transformadoras de la propiedad privada.

El Cardenal llamó a las cosas por su nombre: el marxismo es una doctrina totalitaria; el Presidente se declaró marxista y la dirección que le está imprimiendo a su gobierno apunta hacia allá; las leyes que discute y aprueba la Asamblea Nacional poseen un claro sesgo comunista. No hay lugar para los sofismas.

Su mensaje es claro, por eso ha penetrado en las capas católicas y no católicas de la población. Urosa Savino le dio una clase magistral de comportamiento e inteligencia al jefe de Estado. La otra jugada, la ruptura de relaciones diplomáticas con Colombia, estuvo rodeada de tanto melodrama que al país no le ha gustado. Los venezolanos sabemos de la hermandad entre Chávez y su gobierno con las FARC y el ELN

Esos amoríos han sido expresados públicamente. Los reconocimientos a Marulanda, a Raúl Reyes, al Secretariado de las FARC, el apoyo a Rodrigo Granda, son ampliamente conocidos. En vez de tanto sainete, el país esperaba que Chávez condenara a las FARC, rompiera con ellas y apoyara la lucha que la democracia colombiana libra contra esos desalmados. Pero, pudieron más las vecindades ideológicas. Ahora tiene en contra a los millones de colombianos que viven en Venezuela y que él mismo ceduló. Otra mala jugada. El gran estratega no pega una.

trino.marquez@gmail.com


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ESTIMADO SEÑOR DIOS, RAFAEL BELLO

Cuántos años de atraso ha sufrido Venezuela durante esta década de destrucción.

Desde la cima de los cerros que son ciudades de zinc, cartón y desdicha, se elevan oraciones con fe: "No nos abandones, Dios mío", es el recurso en el que se refugian los habitantes sin más opción que seguir allí mismo, en el barrio, donde Dios, rondan también los mismos espacios de la miseria y el dolor.

Señor Dios: se te pide que tu mano santa haga justicia. La justicia que está latente en el sentimiento venezolano que ama a sus semejantes, que no anida resentimientos en su alma, ni destruye todo lo bueno, necesario y útil que con esfuerzo, trabajo y dedicación fuimos capaces de construir para acercarnos a la modernidad, y desterrar de todos los lugares del país, enfermedades que diezmaban a la población en general, sobre todo a los más débiles.

Pero ahora, Dios del cielo y la tierra, estas enfermedades vencidas por el hombre de manos con la ciencia en beneficio de la humanidad, por el aventurerismo y la ignorancia, han regresado a nuestro país cuando una inmensa fortuna se ha despilfarrado de manera vil y antihumana. Sí, antihumana, por el daño causado a la población. Por eso y muchas cosas más, te pedimos que en virtud de tu inmenso poder divino se haga justicia en esta tierra tuya y de la Virgen, para que impere la salud, la convivencia social y la paz.

Cuántos años de atraso ha sufrido Venezuela durante esta década de destrucción y perversidad arrogante. Es incuantificable el daño causado al pueblo venezolano desde finales del siglo veinte hasta el presente. Dios, ante este drama en que estamos envueltos todos tus hijos, refuerza nuestros valores espirituales y afirma las convicciones democráticas de los venezolanos para salir avante en esta lucha por la libertad. Para la prosperidad en justa valoración a los sentimientos más elevados que se anidan en nuestro espíritu y que la paz reine en esta tierra bendita y generosa.

bello.rafael@yahoo.es


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CINISMO MADURO, LA RATONERA ROJA, EDITORIAL DE EL NACIONAL - SÁBADO 31 DE JULIO DE 2010OPINIÓN/7, ENVIADO POR RAUL AMIEL EN SU TRIBUNA LIBERTARIA

Ya es casi imposible que el Gobierno pueda salir indemne de las denuncias que Colombia llevó a la Organización de Estados Americanos y que ahora reposan en las manos de las cancillerías de los países miembros, y en las redacciones de los medios de comunicación de América Latina. Se trata de una jugada que había sido cantada desde tiempo atrás y que sólo la torpeza de la diplomacia rojo rojita dejó que sucediera, cuando era vox populi que esa espada de Damocles pendía sobre Venezuela.

Sólo a un gobierno idiota e ineficiente se le puede ocurrir que un hecho tan notorio como la presencia de narcoguerrilleros en territorio venezolano podía pasar inadvertida no sólo para las autoridades de ambos países, sino para la prensa, los alcaldes y gobernadores y, desde luego, los representantes indígenas de Zulia, Apure y Amazonas, así como la Iglesia Católica, que lleva muchísimos años predicando la fe en esas zonas.

La mentira oficial de que todo estaba bajo control y que no era verdad que los narcoguerrilleros estuvieran a sus anchas de este lado de la frontera era imposible de esconder bajo un amplio camuflaje, ya que establecidos en el sitio escogido, a los grupos armados se les dificulta disimular sus necesidades de alimentos, medicinas, transacciones económicas y desplazamiento hacia los centros poblados. Cualquiera que visite, a su propio riesgo, esas zonas descubrirá que no hace falta una cámara fotográfica ni de video para comprobar la presencia de los irregulares colombianos.

Lo que sí es difícil es obtener declaraciones de los alcaldes, de los grupos comunales o de los jefes indígenas porque con ello se juegan la vida. Todos los venezolanos que moran en esas zonas de penetración guerrillera saben que si hablan tienen por destino la muerte y el destierro de su familia. Los narcoguerrilleros imponen en tierra venezolana su ley y la hacen cumplir con la implacable violencia de quienes son expertos en hacer sufrir a la población civil inéditas y monstruosas torturas que, por ser los venezolanos como somos pacientes y tranquilos, no nos imaginamos que alguien pueda llegar a hacer. Y los subversivos colombianos las practican a diario.

Puede parecer una exageración y un acto de propaganda estas afirmaciones pero, en verdad, nos quedamos chiquitos. Recordemos la matanza de Cararabo, donde los guerrilleros colombianos utilizaron el "método de la corbata" que consiste en abrir la garganta de nuestros infantes de marina y sacar por allí la lengua de la víctima. Pues esa gracia se le olvida al canciller Maduro que predica la paz en Colombia como una manera de evitar que los narcoguerrilleros se conviertan en un problema económico y político para Venezuela y para la imagen tan deteriorada del Presidente.

Con ello trata de disimular que el gobierno bolivariano es cómplice de la narcoviolencia colombiana al hacerse la vista gorda ante lo que ocurre en nuestro patio. Qué cinismo.


EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA

CINISMO MADURO, LA RATONERA ROJA, EDITORIAL DE EL NACIONAL - SÁBADO 31 DE JULIO DE 2010OPINIÓN/7, ENVIADO POR RAUL AMIEL EN SU TRIBUNA LIBERTARIA

Ya es casi imposible que el Gobierno pueda salir indemne de las denuncias que Colombia llevó a la Organización de Estados Americanos y que ahora reposan en las manos de las cancillerías de los países miembros, y en las redacciones de los medios de comunicación de América Latina. Se trata de una jugada que había sido cantada desde tiempo atrás y que sólo la torpeza de la diplomacia rojo rojita dejó que sucediera, cuando era vox populi que esa espada de Damocles pendía sobre Venezuela.

Sólo a un gobierno idiota e ineficiente se le puede ocurrir que un hecho tan notorio como la presencia de narcoguerrilleros en territorio venezolano podía pasar inadvertida no sólo para las autoridades de ambos países, sino para la prensa, los alcaldes y gobernadores y, desde luego, los representantes indígenas de Zulia, Apure y Amazonas, así como la Iglesia Católica, que lleva muchísimos años predicando la fe en esas zonas.

La mentira oficial de que todo estaba bajo control y que no era verdad que los narcoguerrilleros estuvieran a sus anchas de este lado de la frontera era imposible de esconder bajo un amplio camuflaje, ya que establecidos en el sitio escogido, a los grupos armados se les dificulta disimular sus necesidades de alimentos, medicinas, transacciones económicas y desplazamiento hacia los centros poblados. Cualquiera que visite, a su propio riesgo, esas zonas descubrirá que no hace falta una cámara fotográfica ni de video para comprobar la presencia de los irregulares colombianos.

Lo que sí es difícil es obtener declaraciones de los alcaldes, de los grupos comunales o de los jefes indígenas porque con ello se juegan la vida. Todos los venezolanos que moran en esas zonas de penetración guerrillera saben que si hablan tienen por destino la muerte y el destierro de su familia. Los narcoguerrilleros imponen en tierra venezolana su ley y la hacen cumplir con la implacable violencia de quienes son expertos en hacer sufrir a la población civil inéditas y monstruosas torturas que, por ser los venezolanos como somos pacientes y tranquilos, no nos imaginamos que alguien pueda llegar a hacer. Y los subversivos colombianos las practican a diario.

Puede parecer una exageración y un acto de propaganda estas afirmaciones pero, en verdad, nos quedamos chiquitos. Recordemos la matanza de Cararabo, donde los guerrilleros colombianos utilizaron el "método de la corbata" que consiste en abrir la garganta de nuestros infantes de marina y sacar por allí la lengua de la víctima. Pues esa gracia se le olvida al canciller Maduro que predica la paz en Colombia como una manera de evitar que los narcoguerrilleros se conviertan en un problema económico y político para Venezuela y para la imagen tan deteriorada del Presidente.

Con ello trata de disimular que el gobierno bolivariano es cómplice de la narcoviolencia colombiana al hacerse la vista gorda ante lo que ocurre en nuestro patio. Qué cinismo.


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INFAMIA O AGRESIÓN ?, VICTOR RODRIGUEZ CEDEÑO

Si el gobierno de Colombia ha inventado la presencia y el apoyo a grupos terroristas en territoiro venezolano merece una seria condena, por irresponsable e injerencista. Sería una burda intromisión en los asuntos internos de Venezuela. Una infamia. De igual manera sería condenable que los terroristas de las FARC, apoyadas por el régimen bolivariano, utilicen el territorio venezolano como santuario para desde acá agredir a Colombia. En este caso estaríamos ante hechos muy graves que deben ser denunciados y tratados con seriedad por las instancias internacionales y no simplemente sudamericanas, como lo dice irresponsablemente el Canciller brasileño.

En el primer caso estaríamos ante un acto inamistoso y despreciable, mientras que en el segundo estaríamos ante un crimen de terrorismo, por la cooperación brindada a grupos reconocidos como tales; o de agresión, definida por la Asamblea General de la ONU como “el uso de la fuerza armada por un Estado contra la soberanía, la integridad territorial o la independencia política de otro Estado, o en cualquier otra forma incompatible con la Carta de las Naciones Unidas (Resolución 3314/XXIX, aprobada por la Asamblea General el 14 de diciembre de 1974).” La agresión comprende “la planificación, organización, preparación o participación en el uso de la fuerza inicial de un Estado contra la integridad territorial y la independencia política de otro Estado en contravención con las normas de la Carta de la ONU, independientemente de la existencia de una declaración de guerra.” (Terminología de Derecho Internacional, en edición, Ed. El Nacional). Se plantea la responsabilidad del Estado y, eventualmente, en el 2017, cuando la CPI pueda conocer este crimen, la resposanbilidad penal individual.

La actitud de Colombia sería objeto de una sanción política, de una condena regional y universal, por irresponsable. La política venezolana, si se confirmara la denuncia, activaría otros mecanismos políticos y eventualmente jurídicos, para detener la agresión y evitar que se afecte la integridad de Colombia.

La denuncia de Colombia es grave, pero mas lo es la falta de respuesta del régimen bolivariano que debería permitir una encuesta internacional imparcial que verifique los hechos y asi demostrar que la denuncia no sería mas que una infamia del saliente Uribe.

Haciendo gala de su torpeza, el régimen bolivariano buscó distraer la atención, promoviendo una reunión de UNASUR para tratar el tema. Dos planteamientos asomó Caracas: las bases militares en Colombia y un Plan de Paz para Colombia. Dos propuestas de corte injerencista que nada tienen que ver con la respuesta que Caracas debía dar a la comunidad internacional, acerca de la protección a grupos terroristas, en territorio nacional. La reunión culminó sin acuerdo, sin ninguna resolución, para sorpresa del conductor de la política exterior de Venezuela, Nicolás Maduro; aunque se ratificó el compromiso de construir las condiciones para la paz en la región y que « para preservar la paz es necesario que los países dispongan un claro compromiso por evitar la presencia de grupos irregulares que afectan la armonía en la región... »

La crisis bilateral planteada interesa a todos, por sus graves consecuencias. Los Lulas, Morales y Correas sugieren la « normalización de las relaciones entre los dos países » ignorando lo central del asunto : la denuncia de Colombia en contra del régimen bolivariano obligado ahora a reparar el daño mediante una « satisfacción » hacia Colombia. Difícil que los bolivarianos, esencialmente arrogantes y torpes, se retracten de las tan repetidas frases de aliento y de reconocimiento a Reyes y a los dirigentes del grupo terrorista y las alabanzas a su lucha « legítima » y retiren los monumentos del « prócer” Marulanda, hechos de fraternidad que buscan acorralar al Gobierno colombiano, para satisfacción de la hoy callada Piedad Córdoba.

Se espera la solidaridad internacional en favor de la paz y no que la OEA y los Gobiernos de la región, se laven las manos favoreciendo con un silencio elocuente, el debilitamento del Estado colombiano. No se trata de un asunto personal como irriverentemente lo afirma Lula. Es una cuestión de paz y de seguridad internacionales.

vitoco98@hotmail.com

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"CHÁVEZ SE DEBATE ENTRE SU ARROGANCIA Y LAS PRUEBAS APORTADAS POR COLOMBIA", CARLOS BLANCO // TIEMPO DE PALABRA

ARROGANCIA Y FARC

En los regímenes autocráticos los jefes se creen sus propias historias. Comienzan con un cuento y al final el cuento se los come, ayudados por los que comen cuentos. El principal efecto es que piensan que tienen todo el poder y que les durará para siempre. El horizonte es siempre una línea que retrocede. Más que un fenómeno psicológico que captura a algunos líderes es una situación política real. Su voluntad cree derribar todo límite legal, moral o institucional, estimulada por cortesanos que mantienen su poder vicario en la medida en que le den fuelle al del jefe. Cuando el poder demuestra su limitación y su temporalidad, las rodillas se aflojan y el temple falla.

Chávez no ha sido una excepción al embrujo del poder, con dos acentos importantes: dinero a chorros y vocación expansionista; ambas características conjugadas para producir un personaje que carece de límites; que no entiende de reglas y que solo es detenido cuando siente un poder mayor que se le contrapone. El 4 de febrero de 1992 entendió primero que todos los demás oficiales el fracaso del golpe (aunque varios de éstos arguyen que primero se rajó y después fracasó la operación); el 11 de abril de 2002 fue quien, en contradicción con los que le pedían que no aflojara, ofreció la renuncia, pidió el vuelo a Cuba y la protección de las sotanas. Es posible que en ambos casos haya tenido razón; tal vez supo con esa intuición de los cazadores de fortuna y desvalijadores de viudas que no podía ir más allá, salvo comprometiendo el valor máximo del que podía disponer: su propio pellejo. Ya se sabe que el pellejo de los ególatras es el límite de todo heroísmo. Muchos piensan que el señor Presidente está chiflado, conseja que hace estragos entre chavistas y antichavistas; sin embargo, el sentido del peligro no lo había abandonado hasta ahora. Puede que en estos días esté sobreexpuesto, pero también es verosímil que un leve contacto con la realidad no le sea extraño.

LAS FARC.

De sobra se conoce lo ocurrido. La idea de Chávez de promover la revolución continental ha sido parte esencial de su proyecto. Esta idea lo ha llevado a establecer convergencias con todo aquel personaje, movimiento, club de vividores, sablistas, líricos violentos, partidos, a los cuales la música bolivariana -si paga, mejor- les haya sonado como sinfonía de querubines. Los contactos con los grupos guerrilleros de Colombia tenían la excusa de la contribución a la paz pero como es sabido solo buscaban potenciar su fuerza para convertirlos en protagonistas políticos, eventualmente electorales, para saldar la supuesta deuda de Santander con Bolívar, por la vía del golpe noble a la "oligarquía colombiana".

Hay algo más. Una de las necesidades políticas de Chávez ha sido el dejar de ser el clásico militar golpista latinoamericano para ser revolucionario a lo Fidel. Desde luego el padrinazgo del cocodrilo caribeño ha sido esencial, pero también la condescendencia con él de personajes y grupos de la izquierda mundial. Las FARC y el ELN han cumplido el papel de coro indispensable para dotarlo de legitimidad zurda al aportarle esa nebulosa aura guerrillera de la cual tanto necesita y carece.

También concurre otro hecho significativo. Chávez sabe que la estrategia acordada con Fidel es explotar al máximo ese carnero de oro que son las elecciones montadas en las insatisfacciones populares y con ellas, a través de procedimientos plebiscitarios, hacerse del poder total. Es la experiencia exitosa del barinés y de otros como él. Entonces, ¿por qué no enfrentar a la guerrilla que opera en el país o lo usa como santuario? Primero, porque no quiere tener críticos en el flanco siniestro por su necesidad de legitimidad en la izquierda más atrasada; segundo, porque si los motivos son justos -según su visión-, cómo condenarlos por sus métodos cuando sus fines son altruistas. Recuérdese cómo le espetó a la presidenta de la Corte Suprema de Justicia la noción según la cual si alguien roba porque sus hijos tienen hambre no se le puede condenar. Como extensión: si alguien mata, se alía con el narco, con fines elevados, ¡cómo no comprenderlos!

En esta opereta se requiere la amenaza del "imperio" como terrible Goliat que busca aproximarse con sus portaaviones. Como no puede hacerlo directamente, entonces el astuto gigante se vale de su marioneta colombiana para lograr el despropósito. Se sabe que todo esto no son sino tonterías: ni EEUU quiere ni puede invadir a ningún país de América Latina en estos tiempos; ni la dirigencia de Colombia está interesada en la aventura; ni el uso compartido de bases militares entre ambos países tiene ni el propósito ni la capacidad para hacerlo. Pero la narrativa heroica de una revolución sin Sierra Maestra y sin Cuartel Moncada necesita este capítulo para argumentarse como gesta, y no como el gobierno malo y maluco que es.

Este narrador dirá algo sobre el cual pueden saltarle en plan de polémica algunos opositores. Salpicado en agua bendita lo dirá: es posible que Chávez sí se haya distanciado hace poco de la guerrilla colombiana por los problemas que con claridad él ha expuesto, según los cuales el tránsito hacia Venezuela es "la excusa" del imperio para atacarlo. Pero no puede romper públicamente con la guerrilla porque se descalificaría en un sector que considera importante; por esta razón, en cierta medida es su rehén político. Esa ambigüedad es la que permite que otros niveles "revolucionarios" se sientan autorizados a amparar a estos grupos. No en balde el que insulta y veja a los que se le oponen, casi ha implorado, con lenguaje suavecito, a las FARC y al ELN que se dejen de esas cosas por el amor de Dios.

RENDICIÓN (DE CUENTAS).

La jugada de Uribe logró su objetivo sea en acuerdo con Juan Manuel Santos o no. Colocó a Chávez en una situación dramática desde la perspectiva internacional. Nótese que nadie lo ha defendido de la acusación; sus aliados han llegado a decir que están con él, pero sin defender su causa y no hay nadie que discuta los hechos, a lo más la oportunidad. Defenderse en razón del socialismo o de un proyecto político tiene su fascinación, pero hacerlo acusado de vinculaciones con grupos ex ideológicos, terroristas y asociados al narcotráfico, es otro cantar.

Chávez se encuentra en este jaleo. Ha olido los límites; se debate entre la arrogancia que lo caracteriza, precisamente ahora convertida en su última línea de defensa, y la evidencia aportada por Colombia que en vez de ser desmentida ha dado origen a una pataleta muy sospechosa. La ruptura de relaciones pasará, la guerra es difícil que exista (lo cual no excluye incidentes militares), lo que queda es una gravísima acusación escrita con tinta indeleble.

www.tiempodepalabra.com

twitter @carlosblancog

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CON LOS BUENOS DIAS TIPS NOTICIOSOS NACIONALES E INTERNACIONALES, CARLOS EDUARDO SOSA NÚÑEZ, DOMINGO, 01 DE AGOSTO DE 2010

  • Esteban habla de guerra. Reviso las coordenadas y se burlo. Crea distritos militares en la frontera. Revelo que un helicóptero colombiano violo nuestro espacio aéreo. Admitió que chequea planes de guerra.
  • Venezuela manda tropas a la frontera
  • Asesinan 3 personas en una peluqueria
  • Arrestan profugo de narcolavado
  • Expropian terrenos de la sede de Diario La Noticia
  • Quieren inhabilitar a Maria Corina
  • Puntos del documento final que Maduro saboteo
  • Atrapado Alfonzo Cano en Tolima, indica Caracol
  • "30 barcos varados en Puerto Cabello!!"
  • Vicepresidencia autorizo compras "fantasmas
  • "Detenido William Azuaje"
  • Chile reconoce al gobierno hondureño de Porfirio Lobo
  • Nueva ley de seguros ordena libre ingreso a las emergencias. La norma ocasionara reducción de la oferta de pólizas a precios asequibles y limitara las coberturas. Colapsaran las emergencias.
  • Cuerpos policiales en alerta por aumento de secuestros.
  • En Caracas criminales difuntos son venerados como protectores
  • La Fosforito amenazo con inhabilitar a María Corina. "Legal y democráticamente ni van a pararnos y tampoco a lo harán con calumnias y amenazas". Expreso Maria Corina
  • Hace un año cerraron 32 emisoras.
  • Denuncian quema de alimentos en Valencia y ruleteo de comida podrida.
  • Para la Academia de la Historia la exhumación de Bolívar fue in grave irrespeto.
  • Propuesta de Brasil no vio luz en Unasur. Las FARC plantean conversa con Santos.
  • Inician operación limpieza en el Metro de Caracas.
  • Planta Centro peligra por fallas en la turbina.
  • CNE adelanto auditoria de tinta indeleble.
  • Pasaporte podrá renovarse 8 meses antes de su vencimiento.
  • Redireccionan barcos para aliviar Puerto Cabello.
  • Chile reanudo relaciones con Honduras.
  • México campeón de los juegos.
  • Con la bolsa pública en el país operaran 4 tipos de cambio.
  • Denuncian destrucción de comida en sede militar en Carabobo.
  • Esteban espera rectificación del Cardenal y habla de una puerta secreta en la oficina de Mezerhane.
  • Saludos.
  • Increíble la jaladera de bolas que le montaron ayer al Presidente en el canal 8.Esteban se refirió al gigantesco ramo de flores que le envió Lina Ron. El 3 de Agosto se cumple un año del asalto de Lina Ron a Globovision!!!

carlos7672@gmail.com

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