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lunes, 21 de febrero de 2011

TRIBUNA LIBERTARIA. COMPENDIO OPINÁTICO. RAUL AMIEL. 21/02/11. OPINIONES DE JÓVITO ALCIDES VILLALBA VERA, ALBERTO BARRERA TYSZKA Y LUIS BARRAGÁN

Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano. Martin Luther King

1.- NO SOLO PRIMARIAS. JÓVITO ALCIDES VILLALBA VERA
2.- 2012. ALBERTO BARRERA TYSZKA
3.- DE LA LEGITIMACIÓN DEL CINISMO. LUIS BARRAGÁN

La Fuerza de la esperanza se mueve. Esfuérzate, anímate y trabaja. Solo faltan 685 días. Artículo 231. Constitución de 1999. El nuevo Presidente tomará posesión el 10/01 del primer año de su período constitucional.- @raulamiel


NO SOLO PRIMARIAS. JÓVITO ALCIDES VILLALBA VERA

El clamor por las primarias  hace ya mas ruido que el caudaloso Caura cayendo en el Salto Pará pero, como ya se va haciendo costumbre, se le van dando largas al procedimiento para luego argumentar falta de tiempo, o cualquier otro elemento pretendidamente justificador de su no-realización.
La primarias no son solamente un procedimiento válido para la escogencia del candidato oposicionista a la presidencia, sino también, para la escogencia de candidatos a las gobernaciones y alcaldías que se elijan en un solo evento electoral, o en comicios separados, de acuerdo a las instrucciones que reciba la señora Lucena desde la oficina de su jefe.

Las elecciones primarias son tambien importantes como elemento de cultura para la èlite política mal acostumbrada a realizar acuerdos de espaldas a los gobernados, nariceando a los electores de acuerdo con intereses ajenos a los de la colectividad y la Nación. Realizar estas elecciones es tambien una forma de asestar un golpe demoledor a los cultores de la antipolítica mediática, y de la real.

Por las informaciones de prensa pareciera que todo el mundo esta de acuerdo con el procedimiento pero, algunos de los que dicen aceptarlo no se atreven a manifestar enfáticamente una fecha concreta para realizarlo; prefieren las salidas tangenciales buscando pretextos para el diferimiento, con la esperanza que, en el camino, algun suceso permita eludir esa forma de selección.

Particularmente, creo que  las primarias presidenciales deben realizarse, a mas tardar, el 20 de noviembre de este año, que, dicho sea de paso, coincide con la fecha aniversaria de la Revolución del “Sufragio Efectivo y la No-reelección”, mejor conocida como Revolución Mexicana de 1910.

Esas primarias podrían servir tambien para la elección de los candidatos a Gobernadores y Alcaldes, asi como  para la inclusión de un referéndum consultivo con una pregunta muy importante para la oposición: ¿ Esta Ud de acuerdo con una tarjeta única para las elecciones de: Presidente, Gobernadores,  Alcaldes? Esas preguntas habría que abrirlas de manera que se pueda votar, sí o no, para cada nivel de gobierno.

Otro de los argumentos esgrimidos contra las primarias es el del padrón electoral y el agente realizador de las primarias. Creo que las experiencias de Táchira y Aragua nos permiten concluir que, si bien el CNE y sus directores no son de fiar y obedecen ciegamente las instrucciones de Miraflores, no es verdad que nosotros seamos retrasados mentales  e incapaces de supervisar lo que es de nuestro propio interés.

Por otra parte y, precisamente, porque  es el CNE quien debe realizar el esfuerzo de esas primarias, es que me pronuncio por un padrón electoral cerrado, es decir, el que corresponde a las firmas solicitando el Referéndum Revocatorio de 2004, evitándose con ello cualquier manipulación de un gobierno gansteril capaz de todo.

Esta decisión dejaría por fuera del proceso seleccionador del candidato a las miles de personas cuyo desencanto las ha venido sumando a la oposición desde esa fecha, pero obsérvese, y creo que ellos tambien lo comprenderán así, que no se les esta excluyendo del acto final de votación sino de una primaria que es necesario proteger.

La inscripción de los pre-candidatos si debe ser abierta y ponerles como condición la firma de un compromiso público de acatamiento de los resultados de la consulta, asi como la fijación de una contribución para los gastos de propaganda que genere el proceso, con prescindencia de los que ellos mismos puedan gastar en la promoción de sus pre-candidaturas.

Pareciera que existe alguna preocupación sobre una supuesta proliferación de candidatos y creo que llevan razón quienes la manifiestan pero, en una sociedad de egos inflados y hasta folclóricos no es posible evitar que ello suceda; sin embargo, ello no debe ser visto como fatal.

Por otra parte, de esa misma proliferación derivará el hecho de que el pre-candidato ganador  lo será con un porcentaje de votos bastante bajo pues la torta de los electores, de por sí reducida por razones ya conocidas, habrá que dividirla entre mas personas, lo que no quiere decir que el candidato electo solo sea respaldado por ese bajo porcentaje. El solo hecho de convertirse en el candidato de la oposición con tarjeta única le potenciara los apoyos hasta colocarlo por encima de Chávez, creo yo, con bastante comodidad. No hay que olvidar que el prestigio de Chávez es un prestigio que se fue.

2012. ALBERTO BARRERA TYSZKA

Cada vez que leo o escucho a alguien agitando la certeza de que en 2012 la oposición ya tiene ganadas las elecciones, me asalta de pronto un susto particular. Es un escalofrío casi ontológico, una suerte de estornudo en el ánimo, un frío en la fe. No puedo evitarlo. Soy optimista por naturaleza, sin argumentos, de manera irracional, pero aun así, cualquier triunfalismo siempre me produce desconfianza.

Hay quienes parecen estar empeñados en distribuir la certeza de que el presidente Chávez ya está derrotado. Hablan como si ya tuvieran los resultados en la mano, como si lo único que faltara de aquí a las elecciones de 2012 fuera el tiempo. Como si nuestra principal tarea fuera, simplemente, esperar.

Desde su perspectiva, el trabajo político ya está hecho. O peor: suponen que el trabajo político de la oposición lo debe hacer el Gobierno. Creen que la ineficiencia de la gestión y el desgaste natural de los años en el poder garantizan, desde ya, la derrota oficial en las próximas elecciones.
Es la manera más cómoda de aspirar al poder: aguardando.

La caída de la popularidad de Chávez es su principal agenda política. El país sólo es una sala de espera.
Se trata, nuevamente, de confiar en una solución mágica y veloz de la historia. Ya no es el golpe de la Fuerza Armada Nacional. Ya no la intervención milagrosa de alguna potencia extranjera o de alguna organización internacional. Ahora la salida mesiánica la tiene el propio poder: hay que apostarle a su derrumbe.

Sospecho que esta ilusión se alimenta, además, con la idea de que estos doce años son un espejismo que puede deshacerse con sólo tronar los dedos. Que este tiempo no nos pertenece en realidad. Que es una historia de otros, un fenómeno que nos han impuesto y que podemos desvanecer fácilmente. Respira ahí una versión del país estrecha, que sigue gravitando en 1998, que todavía no ha entendido que esto que pasa es, también, esto que somos.

Una de las grandes ventajas que han favorecido, desde 1992 hasta ahora, la ambición y los planes militaristas de Hugo Chávez es, precisamente, la subestimación que hacia él han cultivado, de manera constante, casi todos sus adversarios. Le conviene. Casi podría pensarse que la promueve. Su estilo parece reforzar, a cada rato, la percepción de que es un simple chapucero con suerte, un Bucaram con canciones de Quilapyun en su repertorio. Un improvisado que siempre puede estar a punto de caer.
Pero la historia parece empeñada en demostrar lo contrario.

Ha tenido un éxito contundente en el control y en el sometimiento de la sociedad venezolana. De manera muy eficaz ha destruido lo que había y está imponiendo su proyecto. Chávez tiene una escandalosa capacidad de reinventarse. Cuenta con mucho poder y pocos escrúpulos. Es una combinación explosiva.

De aquí a 2012 estará en ese permanente estado de combustión. Y ya tiene a su favor el miedo. Actúa sabiendo que está en peligro, que se encuentra obligado a ganar.
Del otro lado, el triunfalismo es una gran tentación. Es mucho más fácil, y más agradable, repartirse la sexta república que dividirse las tareas para derrotar a Chávez. Suele el futuro ser más seductor que el presente. Todavía no está hecho.

Basta con asomarse al debate de las precandidaturas para entender que la democracia es una dinámica exigente, que la pluralidad cuesta trabajo, implica participar en un proceso duro, complicado, incluso doloroso. Es mucho más fácil y simple berrear en coro: “¡Ordene, comandante, ordene!” que intentar un intercambio de ideas con Manuel Rosales, o que sentarse a debatir sobre los tiempos y las edades de la historia con Eduardo Fernández o con Oswaldo Álvarez Paz. Aceptar que cualquiera tiene un legítimo derecho de aspirar y de ejercer el poder es también una ardua faena. La democracia requiere paciencia.

Francisco Suniaga, esta semana, ha destacado la importancia de decidir lo antes posible el candidato único que deberá enfrentar al Gobierno en 2012. Más allá de las razones de la MUD, Suniaga señala un elemento crucial: no se trata simplemente de una decisión electoral. Nos enfrentamos, también, a la elección del nuevo líder de la oposición. Es cierto. Y creo que no retrasar ese proceso es una buena manera de fraguarnos desde la dificultad, desde la complejidad que somos. Ni la crisis económica, ni la ineptitud oficial ni la corrupción harán el trabajo político que debe hacer el candidato, el nuevo líder, que represente y sume a los venezolanos que queremos un cambio.

El sueño de 2012 no se ha cumplido. No existe. A esta altura, creerse ganador casi es un camino directo a la derrota. Aquí nadie ha ganado nada. Aquí todavía necesitamos sobrevivir.

DE LA LEGITIMACIÓN DEL CINISMO. LUIS BARRAGÁN

Probablemente, la más importante sospecha y exigencia planteada por la oposición en medio de las consabidas y particulares interpelaciones parlamentarias realizadas, ha sido la de auditar las cifras que expone el gobierno.  Y no sólo porque la realidad cotidiana y palpable las contradice, sino por el inescrupuloso e infatigable maquillaje en el que se empeña el totalitarismo mediático.

Una poderosa maquinaria publicitaria y propagandística, se ha encargado de falsificar situaciones o acontecimientos que los sabemos nada paradisiacos. Cualquier persona puede constatarlos al acudir a los cuerpos policiales para denunciar un delito desestimado por su frecuencia, sin recibir ya constancia alguna;  cerciorarse de la tergiversación de casos que se procesan en las inspectorías del  trabajo, procurando una bondad estadística donde priva la injusticia; o sumirse en la perplejidad, dada la metodología del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) que haya empleo o consumo diario de calorías donde no los hay.

Cuentan más las exhibiciones públicas de la venta estatal de alimentos, con sus desesperadas y muy extensas filas de personas, que el costo real de la inaccesible canasta básica y las intimidades de un negocio que no admite siquiera una investigación parlamentaria de estilo. De modo que, en ese esfuerzo de legitimación del cinismo en el que se empeñan, caben otras distorsiones, aún las más inimaginables, con el objetivo de prolongarse en el poder impunemente: no hay ni admitirán costo político alguno, por más visible que sea la sola  punta del iceberg.

Recientemente, en lugar de la objetiva reseña,  nada más y nada menos que la agencia de noticias del Estado respondió a las declaraciones del diputado Abelardo Díaz, denunciante de la  tendenciosa actuación del canal televisivo de la Asamblea Nacional. Y, aunque no reveló el parlamentario un novedoso señalamiento, la agencia agigantó y agravó la versión.

Poco importa la pluralidad política y los matices expuestos por la dirigencia opositora, pues Díaz fue presentado como diputado del “partido de derecha Copei”, irrespetuoso  de “los trabajadores y trabajadoras del canal”, del presidente de la República y de la Fuerza Armada Nacional a la que literalmente se le canta “honor y gloria”, con el debido comentario del ministro Izarra. Además de la descalificación, es obvia la distorsión procurando y avivando el desprecio el de los empleados del canal, sin que – por un instante – concretamente se diga algo en torno a una televisora más del partido de gobierno adueñado de sus horas de transmisión, la manipulación y censura de las cámaras en el hemiciclo y la radical ausencia de los diputados de la oposición en una estación a la que lógicamente pertenecen, al menos, en teoría.

Asistimos cada día a ese insólito esfuerzo de legitimación de la mentira, fraguada en el cinismo más burdo. Y, por si fuera poco, suscitando odios y revanchismos.

raulamiel@gmail.com
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LAS REVOLUCIONES ÁRABES NO SON ENDOSABLES- FERNANDO MIRES (DESDE CHILE)

El corolario es el siguiente:
“la derrota electoral de una dictadura popular sólo puede ocurrir si esa dictadura ha perdido las calles antes, durante y después de la elección”.

Cada vez que ocurren revoluciones en cadena en cualquier lugar del mundo no faltan quienes imaginan que el fenómeno se repetirá en otras naciones marcadas por diferentes historias y tradiciones. Tal creencia ha traído consigo –está casi de más decirlo- calamidades de enorme magnitud.

Basta saber que los revolucionarios franceses de 1789 estaban plenamente convencidos de que el bacilo de la revolución antimonárquica iba a expandirse a lo largo y ancho de Europa. Sin embargo, en lugar de provocar la revolución continental precipitaron la contrarrevolución europea la que terminó por demoler a los propios ejércitos franceses en Waterloo (1815)

Los bolcheviques –quienes heredaron todos los errores franceses- imaginaron por su cuenta que la revolución soviética era sólo el eslabón más débil de la cadena imperialista (Lenin) o el inicio de una revolución permanente de carácter mundial (Trotski) Los recién fundados partidos comunistas -también en América Latina- fueron llamados por la URSS en los años veinte del pasado siglo a formar “soviets” proletarios, incluso en países en donde apenas había clase obrera. Los resultados de tan absurdas aventuras fueron espeluznantes. Miles y miles de comunistas repartidos a lo largo del mundo pagaron con sus vidas las fantasías trotskistas y leninistas.

El ejemplo de la revolución cubana no es de mucha data. A partir de una pésima lectura de esa revolución, Che Guevara -reinterpretado en lenguaje metafísico por Regis Debray a quien prologó Fidel Castro en un disparatado libro titulado “revolución en la revolución” - llamaba a la creación de focos armados en las montañas de diversos países (incluyendo a los que no tenían montañas) Cientos de jóvenes y adultos con formación profesional, entre ellos el Che Guevara, fueron exterminados como conejos.

Los que tuvieron más suerte se perdieron entre los montes para regresar después de mucho tiempo, viejos, cansados y sobre todo, ignorados. Más todavía: la genial idea cubana destinada a exportar la revolución sólo consiguió enardecer a diversos generales latinoamericanos. Entre el golpismo castrense de los años setenta y el revolucionarismo castrista de los años sesenta –hay que decirlo alguna vez- existe más de alguna directa relación.

Quizás es necesario agregar que estas palabras las estoy escribiendo sólo como advertencia y no sin cierta preocupación. Porque recién está comenzando la revolución democrática árabe y ya algunos publicistas latinoamericanos, imaginando ser líderes de grandes masas, llaman a seguir el ejemplo árabe, como si las revoluciones fueran pandemias.

Por lo tanto, de acuerdo a la intención preventiva que estoy usando no es mala idea recordar que la revolución democrática de los países árabes tuvo lugar en contra de dictaduras radicalmente antipopulares. Estoy seguro de que a muchos el concepto “dictadura antipopular” puede parecer redundancia y, sin embargo, no lo es, pues guste o no guste es posible afirmar que no siempre las dictaduras han sido impopulares.

Las propias dictaduras árabes fueron muy pero muy populares en sus inicios. De acuerdo a la impronta “nasserista” que las caracterizaba, casi todas fueron erigidas sobre la base de profundos movimientos nacionalistas y anticolonialistas. A ello agregaban la ideología del socialismo del siglo XX (mucho más magnética que la alternativa que hoy nos ofrece esa ridiculez denominada “socialismo del siglo XXl”) Ahora, que después de la Tercera, los partidos sobre los cuales se sustentaban esas dictaduras hayan pasado a formar parte de la Segunda Internacional, sólo demuestra hasta que punto la idea del socialismo ha sido pervertida por los propios socialistas. Pero ese no es ahora el tema.

Parece elemental decirlo, pero hay muchos que no lo entienden: la primera condición para una insurrección democrática es la pérdida de popularidad de una dictadura. Para poner algunos ejemplos: las dictaduras fascistas europeas fueron extraordinariamente populares (y tal vez por eso, plebiscitarias) de ahí que ninguna fue derribada por efecto de una revolución interna. Pero no es necesario ir tan lejos.

Miremos el caso de las dictaduras latinoamericanas del pasado reciente, sobre todo la uruguaya, la argentina y la chilena.

La dictadura militar uruguaya así como la chilena fueron derrotadas no a partir de insurrecciones populares sino a través de plebiscitos en los cuales ambas perdieron la mayoría electoral pero no toda su popularidad. Hay que recordar que ninguna de ellas obtuvo en el plebiscito menos del 40%. Para ser más precisos: En Noviembre de 1980 la dictadura uruguaya obtuvo en el plebiscito destinado a reformar la Constitución el 42,51% de los votos en contra del 56,83% de la oposición. En Octubre de 1988 la dictadura chilena obtuvo en un plebiscito convocado para prolongar el mandato de Pinochet el 44,01% de los votos en contra del 55,99 de la oposición.¿Qué nos dicen esas altas cifras alcanzadas por las respectivas dictaduras? Algo muy simple: que ambas perdieron la mayoría electoral pero no perdieron ese mínimo de popularidad que impide un estallido insurreccional. Porque convengamos: tener más de un 40% de votación a favor no es un signo de impopularidad. Todo lo contrario: en cualquiera democracia pluripartidista sería suficiente para gobernar de modo holgado. No obstante, una dictadura para mantenerse electoralmente necesita no sólo muchos, sino la mayoría absoluta de los votos. La razón es sencilla: ninguna dictadura admite una alternativa intermedia. O se está con ella o en contra de ella.

Ahora, tanto la dictadura chilena como la uruguaya eran dictaduras no sólo populares; además eran plebiscitarias. No fue ese el caso de la argentina, la que no se vino abajo a través de un plebiscito sino como consecuencia de contradicciones internas, del pésimo manejo de la economía, de la aventura de las Malvinas, hechos que trajeron consigo no una insurrección al estilo árabe, pero sí amotinamientos, asonadas y demostraciones callejeras que hicieron imposible la continuidad de la gobernancia militar.

Las dictaduras comunistas de Europa del Este, por su parte, eran muy impopulares, y lo último que se les habría ocurrido a sus respectivos gobernantes habría sido llamar a un plebiscito. En gran medida todas reposaban sobre tanques rusos. Sólo cuando Gorbachov aseguró que los tanques no marcharían en contra de los pueblos, surgieron esas revoluciones democráticas a las cuales se parecen tanto las árabes de nuestros días. Es cierto que tanto las dictaduras de Europa del Este como las árabes mantenían algunas fachadas democráticas. Por ejemplo, en casi todas existían simulacros parlamentarios. Pero los parlamentos no legislaban y un parlamento que no legisla -obvio- no es un parlamento. Incluso si hay debates, esos son inútiles si los debates no se convierten alguna vez en leyes.

Ahora, las dictaduras populares salvo raras excepciones (la España de Franco o la Cuba de los Castro) no han querido o sabido resistir la tentación electoral y/o plebiscitaria. ¿Por qué? Primero, y aunque parezca tautología, porque son populares, es decir, sus personeros están convencidos de que son los verdaderos representantes de la voluntad nacional, voluntad que se mantendrá a través de los tiempos, amén. Segundo, porque como Mirabeau piensan que nadie se puede sentar sobre las bayonetas y por lo tanto no basta el apoyo –siempre escurridizo- de los militares sino también aquel que proviene de la legitimidad de los pueblos, sobre todo cuando se trata de ejercer la representación exterior.

Sin embargo, Franco (quien se creía ungido por Dios) y Castro (quien se cree ungido por la Historia) han demostrado en contra de Mirabeau que –bajo ciertas condiciones- es posible sentarse sobre las bayonetas aunque eso signifique romperse el culo, intenso dolor que no aceptan los dictadores plebiscitarios y /o electorales quienes no sólo quieren ser amados por sus pueblos sino, además, como ocurre con los amantes neuróticos, intentan verificarlo cada cierto tiempo.

Hay que recordar por lo demás que tanto la dictadura uruguaya como la chilena convocaron a plebiscitos bajo absoluto convencimiento de que los ganarían, si no por popularidad, al menos por el miedo y el terror. Si ambas dictaduras no hubiesen sido tan vanidosas quizás todavía tendríamos a los militares en el poder en esos países.

En fin, hay dictaduras plebiscitarias y otras que no lo son. Las árabes no lo eran.

¿Hay, además, dictaduras electorales? Mi respuesta no es muy categórica: sí y no. Sí, porque ha habido casos en que las dictaduras celebran elecciones (amañadas o no, no viene al caso discutirlo) No, porque cada elección es convertida por una dictadura en un plebiscito. Lo normal entonces es que las dictaduras populares sean plebiscitarias y las no populares no lo sean.

Sinteticemos: es muy difícil, casi imposible (no se conoce ningún caso) que pueda surgir una insurrección exitosa en contra de una dictadura popular. La tarea entonces, bajo esas condiciones, es lograr que esa dictadura sea cada vez menos popular. Y, como la mayoría de las dictaduras populares son plebiscitarias, el plebiscito (o una elección plebiscitaria, lo que es lo mismo) usado como un arma política de las dictaduras, puede convertirse también en un arma política de sus adversarios. En ese caso el plebiscito (o elección plebiscitaria) que pierde una dictadura se convierte en una insurrección –valga la paradoja- constitucional.

Por cierto, una dictadura popular después de haber sido derrotada tiene la alternativa de desconocer el resultado de la elección y en su lugar repartir plomo. Mas, en ese caso, las dictaduras arriesgan el estallido de una insurrección auténticamente popular, es decir, precisamente lo que se quería impedir con las elecciones. Pinochet, por ejemplo, era partidario de desconocer el resultado electoral adverso. Dos hechos lo convencieron de lo contrario. Uno: la gente ya estaba en las calles, como hace algunos días en El Cairo. Dos: a algunos generales –como también ocurrió en El Cairo- no les fascinaba la idea de pasar a la historia como genocidas. De todo esto se deduce un corolario.

El corolario es el siguiente:

la derrota electoral de una dictadura popular sólo puede ocurrir si esa dictadura ha perdido las calles antes, durante y después de la elección.
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RIQUEZA, BANCA E INSTITUCIONES (PRIMERA PARTE). RICARDO VALENZUELA. REFLEXIONES LIBERTARIAS. DESDE MEXICO.

El flagelo más doloroso que ha sufrido la humanidad durante toda su historia es la pobreza. Sin embargo, cualquier economista debería sorprenderse de lo persistente de esta peste sobre todo cuando encontramos que los avances tecnológicos y el capital, son transferibles sin mayores dificultades y la gente alrededor del planeta puede ser entrenada para trabajar con más eficiencia.

Pero si echamos un vistazo por el mundo, nos daremos cuenta que a excepción de Europa, sus ex colonias como Canadá, EU, Australia, Nueva Zelanda y algunos otros países como Japón, Corea, Taiwán, el resto presenta un rotundo fracaso del pobre para abandonar ese infierno. Ese fracaso para crear riqueza está íntimamente ligado a la baja productividad de la mano de obra. En los países pobres los nivel de productividad y capital, tan abundante en los desarrollados, son prácticamente inexistentes. En algunos de ellos se ha llegado al dramático extremo en donde productividad e ingreso per cápita, durante años han estado declinando.

POBREZA EXTREMA
Se pensaba que el origen de la pobreza alrededor del mundo eran las barreras para el flujo de capitales y tecnología. Sin duda esa era una válida consideración durante los primeros 80 años del siglo pasado. Sin embargo, durante los últimos 20 años muchos países se han embarcado en un esfuerzo para “liberalizar”— privatizando, abriendo mercados a los capitales y al trabajo, reduciendo barreras para el comercio internacional, es decir, se han embarcado en la nave de la competencia. En algunos este proceso ha hecho la gran diferencia provocando crecimiento y aliviando la pobreza. Pero en otros como Argentina, Indonesia, Venezuela etc, el proceso se ha estancado. 

Los fracasos en estos países ahora amenazan con regresar la historia a la época del proteccionismo, nacionalismo y control estatal del proceso productivo. Cientos de años de historia nos indican que esta regresión sería fatal para la pobreza, pero los procesos y cambios políticos no son siempre racionales, desafortunadamente, en muchos casos, son reactivos. Las amenazas en contra de la liberalización, aun cuando totalmente erróneas, son predictibles como respuestas a eso fracasos tan vergonzosos como el de la Argentina.

Entonces, la pregunta sigue en el aire: ¿Por qué la pobreza ha sido tan persistente y por qué los esfuerzos para importar desarrollo económico algunas veces han fallado? Enfatizamos la palabra “algunas” puesto que también hay historias de éxito—Los EU y Japón, hoy día dos de las economías más grandes del mundo, eran ejemplos de inestabilidad hasta mediados del siglo XIX. Japón es tal vez la historia más interesante.

Los EU iniciaron como una región poblada, controlada y gobernada por Inglaterra bajo sus instituciones políticas y legales. Es decir, EU es un producto de una nación ya desarrollada. Pero Japón es un ejemplo de creación de riqueza habiendo iniciado de la nada. Lo mismo podemos decir de Corea y Taiwán durante el siglo que acaba de fenecer. Estas historias de éxito se esculpieron sobre libre comercio, grandes exportaciones y la propiedad privada de los medios de producción. Entonces la pregunta no debería ser ¿por qué globalización y liberalización fallan en producir desarrollo? sino ¿por qué “algunas veces” fallan?

Casos de salidas de caballo fino y luego estruendosos fracasos incluyen México, Indonesia, Tailandia, Malasia, Turquía y más recientemente en nuestro traspatio; Venezuela y gran parte de los países en América Latina. El único caso de no solo recuperación sino de corrección de rumbo y desarrollo milagroso, ha ocurrido en Chile. Ahora, cuando los programas de liberalización fallan, lo hacen estruendosamente para convertirse en graves catástrofes como la que vivimos en México durante 1995. Este fenómeno se comporta como una montaña rusa en la cual las caídas son mucho más memorables que las tan ansiada ascensiones.

La respuesta al por qué durante cientos de años la pobreza sigue presente es la misma. Hay toneladas de literatura económica clásica, desde Adam Smith, Mill, Locke y más reciente Hayek, que nos advirtieron del importante papel de las instituciones para que  florezca ese fenómeno de la creación de riqueza. A menos de que los países tengan instituciones propiamente construidas, el desarrollo y el “combate a la pobreza” no se pueden dar. No es suficiente privatizar, reducir tarifas o liberalizar los flujos de capital. Debe haber instituciones domésticas que permitan a los agentes económicos producir eficientemente para los mercados mundiales, sin cargar los changos en la espalda que no se lo permiten.

Estas instituciones deben definir y proteger los derechos de propiedad; los contratos deben ser confiables y expeditamente ejecutados; las empresas deben de competir en un campo limpio, parejo y claro—no a través de las conexiones gubernamentales—y los riesgos tomados por individuos y corporaciones deben resultar en sus pérdidas o ganancias, y no en los bolsillos del gobierno si son ganancias, o en pasivos del pueblo si son pérdidas.

En los países pobres los empresarios, la tecnología y el capital disponible de los ricos, no pueden por si solos resolver el problema de la pobreza si las instituciones han sido construidas para sabotear sus esfuerzos. Si los derechos de propiedad no están protegidos, no habrá incentivo para crear activos en esos países puesto que pueden ser robados por ladrones clásicos, o gobiernos tipo Chávez, Morales y Ortega.

Si los contratos no pueden ser confiables los negocios operan en el limbo. De esa forma no solo tienen que enfrentar los riesgos anormales que esos países presentan en mercados inestables, sino también la incertidumbre de si los contratos de hoy se podrán traducir en costos, ingresos, entregas, el día de mañana. Ahora, si la firma no compite en un campo parejo, eficiencia e innovación no son recompensadas. Un empresario que introduce una nueva idea o encuentra usos más productivos del trabajo y capital, se le limitará el usarlos para posicionarse mejor en el mercado. Los clásicos “empresarios estatistas” sabrán que es mucho más ventajoso invertir su tiempo y dinero consiguiendo favores políticos (el rentismo) y usarán el mercado como herramienta política para neutralizar la competencia.

Finalmente, los empresarios estatistas saben que si la apuesta les falla; ahí estará el gobierno mecánico y plomero para rescatarlos, entonces el verdadero capitalismo nunca emerge puesto que los “empresarios” saben que pueden hacer esas apuestas arregladas—águila gano, sello, pierde el pueblo. Esto ha formado una clase empresarial que no tiene noción de lo que es arriesgar prudentemente. Arriesgan todo de la forma más irresponsable sabiendo que las cartas están marcadas, y así nunca se promueve el responsable análisis de la verdadera factibilidad, mucho menos la eficiencia y productividad que resultan de una sana competencia.

Ricardo Valenzuela
chero@cox.net
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EL PREDOMINIO DE LOS PUSILÁNIMES. ALBERTO MEDINA MÉNDEZ. DESDE ARGENTINA

A veces cansa escuchar a tantos que dicen mucho y hacen poco para cambiar el curso de los acontecimientos. Mucho discurso y poca acción. Es interesante tener diagnósticos adecuados, pero mucho mas desafiante es pasar a los hechos, esos que pueden marcar el comienzo de una revolución, de un verdadero cambio con mayúsculas. Algunos están mejor preparados. Esos no tienen perdón alguno. Eligen la comodidad de su presente y condenan a sus hijos a un futuro innecesario, además de elegir lo incorrecto, eso que no dignifica y que solo nos hace transitar sin mas por esta vida.

Espero que el material sirva para leer, porque no polemizar, y en buena hora si se puede reflexionar y difundir.

Un saludo

Alberto


No resulta necesario deambular demasiado para encontrarnos con valientes que se llenan la boca con grandilocuentes discursos, con corajudos de café o audaces de laboratorio.

PURA PAJA 
Los críticos del sistema abundan por doquier. Los encontramos en cualquier parte. Y motivos para estar enojados no les faltan. Los problemas cotidianos son múltiples y todo hace pensar que quienes se conforman, viven otra realidad, o simplemente se han entregado mansamente al destino que perciben como inmanejable.

Pero, a poco de andar, y casi en cualquier ámbito vemos como se reitera aquella fabula conocida en la que todos coinciden en la necesidad de “ponerle el cascabel al gato” y aplauden con fervor y entusiasmo esa decisión. Celebran haber acordado y encontrado la solución, pero ante la siguiente inquietud, esa que plantea quién será el que se ocupará de la cuestión, de tomar la iniciativa, de tener el valor suficiente para protagonizar la ejecución de esa idea consensuada, aparecen los silencios y “cada animalito huye hacia su cueva”.

Es que sobran los que vociferan, pero faltan los que estén dispuestos a hacer la tarea, y sobre todo a tomar esos riesgos, a descender de los privilegios, a abandonar la comodidad del presente y arriesgarse a un futuro incierto.

Y no se trata de pobres o ricos, de sectores sociales diversos, ni mucho menos de mayor o menor cultura general, o acceso a la educación. Es mucho más simple que eso, solo tiene que ver con la ausencia de determinación, con la incapacidad de comprometerse, con un cortoplacismo patológico, pero fundamentalmente con esa indignidad, esa que empuja a recorrer caminos incorrectos, que incluyen humillaciones personales y situaciones que no deberían digerirse con tanta naturalidad.

Queda claro que nos han quebrado, pero también es cierto que nos hemos puesto en situación vulnerable. Privilegiamos cuestiones superficiales y le hemos perdido el respeto a los valores fundamentales. Queda poco decoro y escaso pudor. Hemos dejado atrás la vergüenza para dar paso a un interminable mar de justificaciones, esas que le ponen un manto de piedad a nuestros errores, esas que intentan atenuar la importancia de nuestras equivocadas decisiones como ciudadanos, escudadas en cuanta trampa nos ponen en el camino, como si fuéramos ingenuos personajes de la realidad.

La lucha por la libertad implica sacrificios y para merecerla hay que estar dispuesto a ello. Nunca más exacta aquella frase que le atribuyen a Bernard Shaw que dice “ la libertad significa responsabilidad, por eso la mayoría de los hombres le tiene tanto miedo”

Algunos deberían aprender a tener el tino de llamarse a silencio. Al menos si no van a mover un dedo, podrían tener el buen gusto de dejar de ufanarse de una valentía que no les cabe. La hipocresía del doble discurso ha tomado demasiado vuelo y en sus filas reúne a muchos, demasiados quizás. Tanto pusilánime dando vueltas satura. Es difícil de aceptar que cierta gente, que aparentemente tiene determinadas cualidades que la distancian del promedio, puede dejarse aplastar por el temor, por los miedos. Queda claro  que prefieren evitar su responsabilidad cotidiana, ya no como parte de una sociedad, sino como ser humano, como individuo con algo de dignidad.

Estos que hablan en privado como eruditos e ilustrados, bien podrían tener al menos una cuota de recato y dejar de faltarle el respeto a la inteligencia de sus interlocutores, como si ellos no se dieran cuenta de las contradicciones que los rodean a diario.

Alinear discurso y acción no es tarea sencilla. Pero es muy sano entender lo que está pasando, lo que sucede. Estamos como estamos porque hacemos lo que hacemos, y porque hemos elegido voluntariamente, y lo hacemos a diario, dejar de hacer ciertas cosas que podrían cambiar el curso de los acontecimientos.

Vale la pena asumir que lo que nos pasa, tiene que ver mucho con lo que hemos decidido hacer de modo individual. No es casualidad, en todo caso es lo esperable. Los más preparados e inteligentes, los más hábiles y talentosos están en otra sintonía, ocupándose de “lo suyo”. Pues entonces lo que sucede es lo inevitable, lo que se puede esperar cuando se delega poder, se lo concentra en pocas manos y se decide no solo desligarse de la tarea sino del control hacia quienes hemos encomendado esas misiones.

Tal vez cierta obsesión por una forma de transcurrir la vida sea uno de los escollos a vencer. Es probable que cierta mirada sobre el éxito nos esté nublando la vista y hayamos perdido el norte. “Intenta no volverte un hombre de éxito, sino un hombre de valor” reza cierta frase de Albert Einstein. Por ahí lo que sigue faltando es coraje, valentía, e inteligencia en un sentido más amplio.

Mientras los mejores sigan “durmiendo la siesta”, y los más aptos insistan en la teoría de que esto se resuelve cuando “otros” o “alguno” tomen la posta, estaremos girando en círculos, volviendo al principio de tanto en tanto, para permanecer indefinidamente en este pantano plagado de lo peor de nosotros mismos.

La historia se repite y casi nada nos hace pensar que podamos revertir la inercia que estamos recorriendo. Al menos no, mientras siga vigente el predominio de los pusilánimes.


Alberto Medina Méndez
amedinamendez@gmail.com
skype: amedinamendez
www.albertomedinamendez.com

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EGIPTO TAMBIÉN, ¿Y NUESTRA MUD?: INTER-PELANDO. RONNY PADRÓN

Ya lo hemos referido. No le exigimos a nuestra dirigencia política organizada en la MUD, el heroísmo de los demócratas árabes. Los más de 4OO asesinatos políticos, costo pagado por Túnez y Egipto a cambio de su muy reciente liberación, es un precio que la generalidad de nuestros líderes no alcanzan siquiera a comprender. Bastó con aquel 11 de abril para entender, que en Venezuela solo el pueblo demócrata, considerado en estricto sensu, es capaz de ofrendar su vida a cambio de la libertad.

Aclarada la hipótesis, pasemos a las exigencias posibles. Cómo podemos aceptar que en el recientemente iniciado ciclo de interpelaciones a los ministros de esta tiranía, nuestros diputados resultaran incapaces siquiera de hacer mella en el discurso siempre farsante de la doctrina socialista.

No se atreven nuestros parlamentarios a atacar con la firmeza requerida la raíz del problema hoy en gobierno: El propio socialismo. Porque lo hemos alertado, la generalidad de nuestra dirigencia demócrata, padece cuando menos de un grave filo-socialismo, el mismo que le impide refutar con eficiencia ese discurso colectivista, tan eficaz históricamente engañando incautos como mediocre es para gobernar.

No podemos concebir que estos 12 años de caos resulten insuficientes para que nuestra propia dirigencia se decida a concretar en la praxis lo que Europa y el resto de nuestra América logró ya desde hace mucho: ganarle al socialismo la más importante de las batallas políticas, la batalla de las ideas. Mientras en Venezuela perviva el falso discurso de la redención colectiva, los Hugo Chávez se hallarán siempre a la vuelta de una esquina, pues al tiempo siempre se topan con alguien que les creerá.

Vemos en tal sentido, como en razón de las precitadas interpelaciones, no se intentó evidenciar siquiera la inviabilidad socialista, más allá de las publicitadas críticas ante "otro" pésimo gobierno venezolano. Será tan difícil comprender, que diatribas tan "constructivas" dan pie para que nuestro pueblo mantenga esperanza en la muy socialista farsa.

Al tiempo presente, cuando el porqué de la prosperidad de los pueblos es tan conocido como el porqué de la necesidad de comer, permitir que el socialismo en gobierno se siga haciendo pasar por otra mala administración, en vez de hacerle ocupar el puesto correspondiente a un símbolo de destrucción, es de una inopia procaz.

¿Cuándo algún socialismo en gobierno ha resultado exitoso en su gestión administrativa y menos aún en su gestión de la economía? ¿Es que alguno podrá serlo manteniendo su postulado de colectivizar a los medios de producción? Mientras el mundo desarrollado se debate por reducir aún más la gestión del Estado, hasta solo un mínimo indispensable, en Venezuela nuestros diputados se sienten impedidos de proclamar, que mientras empresas mercantiles como Pdvsa y la CVG continúen gerenciadas por el Estado, representarán siempre un modelo a la ineficiencia y la corrupción, vicios estos que siempre pagamos sus propietarios, nosotros los venezolanos.

Entiendo también que de momento, no merecemos un mejor liderazgo, el actual es fiel reflejo de nuestra realidad como sociedad, pero igualmente comprendo que es nuestro humano derecho el trabajar día a día por alcanzar un futuro mejor. ORA y LABORA.

caballeropercival@hotmail.com


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EL SUEÑO DE UN UCEVISTA: MONUMENTO ÚNICO AL LIBERTADOR. ARTICULO PÚBLICADO EN LA REVISTA VISIÓN UCEVISTA. UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA NO- 8 NOVIEMBRE 2007. ARQ.IVÁN ENRIQUE LEÓN HERNÁNDEZ. PERIODISTA:GLENDA GRISELL GONZÁLEZ

"He tenido la oportunidad de viajar a varias partes del mundo y en muchas ciudades existen grandes monumentos para honrar a los héroes patrios. Sin embargo, me doy cuenta de que aqui en Venezuela no existe una construcción de esa magnitud, pues a mi juicio el Panteón Nacional es pequeño para rendirle el debido tributo a Bolivar"

 Iván León se graduó de arquitecto en la Universidad Central de Venezuela hace 33 años y asegura que a pesar del tiempo transcurrido siente gran emoción al encontrarce nuevamente en esta magna casa de estudio, donde también ejerció la docencia y ha sido colaborador de la Facultad de Arquitectura. Recuerda que en su época de estudiante fue un rebelde dirigente estudiantil y junto a sus compañeros de la época promovió marchas y movimientos en pro de lograr mejoras estudiantiles y sociales.

"A pesar de los años, considero que soy todavia como aquel estudiante", expresa "y por eso hoy me apoyo en esta universidad para presentar mi sueño: La Propuesta Invitación arquitectonica del Monumento Único al Libertador". Se trata de un proyecto ideado por el arquitecto que plantea la creación en Caracas de un gran espacio que abarque desde el Parque del Este hasta La Carlota, que permitira al peatón caraqueño disfrutar de mayores áreas de esparcimiento, a la par de erigir un gran monumento a Simón Bolivar, "digno de su estatura como Padre de la Patria, tal como se estila en las grandes ciudades del orbe".

"He tenido la oprtunidad de viajar a varias partes del mundo y en muchas ciudades  existen grandes monumentos para honrar a los héroes patrios. Sin embargo, me doy cuenta  de que aqui en Venezuela no existe una construcción de esa magnitud, pues a mi juicio el Panteón Nacional es pequeño para rendirle el debido tributo a Bolivar".

Iván León muestra tambien gran preocupación por la situación del peatón en las ciudades del pais y desea que su proyecto contribuya a recuperar las aceras como espacios libres para el caminante.

"Sueño con peatones sin Barreras y que la ciudad se convierta en un parque, y pienso que para llegar a ello solamente hace falta un cambio de actitud". Tal interés deriva de sus estudios de Un Master en "Transporte peatonal" realizado en la "University of Texa Austin",, de Estados Unidos.

Paralelamente considera que su Propuesta Invitación evitaria la edificación de un complejo habitacional en La Carlota, donde se ubica ahora la base aérea, "idea que se ejecuta bajo criterios politicos más que por interés social". Añade que le preocupa el cambio de uso de estos espacios, considerando que hasta un geriátrico seria de mayor utilidad social que las viviendas multifamiliares.

"Los edificios habitacionales no siempre son lo más adecuado para un determinado espacio y benefician a una minoria", asegura al tiempo que menciona haber sido uno de los estudiantes de arquitectura que se opuso a la construcción de Parque Central en el año 1972, "y miren ahora los problemas que enfrenta esa estructura", acota.

 " Por tales razones y con esa experiencia, soy terco al tratar de evitar que en el pais se sigan haciendo cosas que no deberian realizarse". Por ello insite en que el desarrollo habitacional  que se pretende ejecutar redundará en logros económicos para unos pocos y provocará el colapso de los servicios públicos del sector.

Un ideal posible


Iván León vino con sus planos a la UCV para exponer su Propuesta Invitación al Rector Antonio Paris, quien muy receptivo y entusiasmado lo remite al Decano de Arquitectura, Azier Calvo, dependencia ucevista que está estudiando la Propuesta y cotejándola con las gestiones que se llevan adelante desde la facultad.

El arquitecto muestra mucha alegria por tal receptividad, en virtud de que desde hace un año ha estado presentando su plan ante diferentes organismos del Estado, incluyendo la
Presidencia de la República, sin obtener respuesta alguna.

    "He enviado cartas al Presidente Hugo Chávez y me he entrevistado con ministros, recibiendo muy poco apoyo. Varios medios de comunicación social del pais han reseñado la Propuesta, pero hasta ahora no tengo ningún resultado"

    Sin embargo, León es optimista y cree que su ideal si es posible, pues con ello quiere motivar al venezolano e incentivar el amor al pais, que tanta falta hace debido a la poca valoración de lo que poseemos.

    Agrega que la Propuesta del Monumento único al Libertador puede integrarse a un Plan Maestro para la ciudad de Caracas, "que con poder de sintesis abarque todos los aspectos y permita resolver desde los detalles más pequeños hasta todo lo que involucra el funcionamiento cabal de una gran ciudad, lo cual es muy necesario para solventar el caos en que se ha envuelto la metrópolis y al cual nos hemos acostumbrado".

En qué consiste la Propuesta

El Gran Monumento Único al Libetador con el que sueña el arquitecto seria desarrollado en los terrenos de La Carlota, integrados al Parque del Este como unidad y estaria conformado por los siguiente elementos:

 -. Museo y Mausoleo Simón Bolivar
 -. Pasos Peatonales
 -. Pasos Vehiculares
 -. Metro de Caracas
 -. Áreas de Usos Multiples
       Con dos niveles: superficial (caminerias, áreas verdes tratadas, fuentes) sin areas deprtivas
       y sótano para un gran estacionamiento público.
 -. Metrobús
 -. Centro de Convenciones
 -. Helipuerto
 -. Comandancia General de la Aviación (remodelada):
       Sede Fundación, Monumento Único al Libertador
       Sede Instituto Nacional de Parques
       Sede Instituto Autónomo Museo de Transporte
 -. Centro de la Tercera Edad en Marcha sin Barreras
 -. Centro de congestión )en caso de emergencia, terremostos, inundaciones, etc.
 -. Boulevar Rio Guaire
 -.Torre Mirador de gran altura, con dos niveles en la parte superior

Esfuerzos y beneficios

León está consciente de que desarrollo de esta magnitud requieren del esfuerzo conjunto del gobierno )por el requerimiento económico y la necesaria autoridad para supervisar y control) y empresas privadas (con capacidad técnica para proyecto y construcción) además de la total participación de todos los venezolanos interesados. Pero está seguro de que lograr este objetivo no se limita al simple aporte economico, sino que es un problema de decisión. Por ello, destaca las siguiente ventajas de su Propuesta Invitación:

    -. Es una Propuesta INCLUYENTE, para beneficio de toda la población
    -. No persigue fin económico
    -. Integraria al pueblo en el conocimiento global de nuestro gran Simón Bolivar
    -.Incremento el orgullo nacional
    -. Área de expanción y recreación a escala de la necesidad actual y futura
    -. Integraria peatonalmente sectores de la zona norte-sur-este-oeste a través del diseño y construcción de pasos peatonales
   -. Forma´ra parte del patrimonio de la nación
Fin del Articulo

Un Peatón sin Barreras

Arq.Iván Enrique León Hernández
www.peatonessinbarreras.tk
peatones.sin.barreras@gmail.com
arq_ivan_leon@cantv.net
Venezuela-Caracas, 20 de Febrero de 2011.

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PIDO LA PALABRA / UN REFUGIO LLAMADO VENEZUELA. ANTONIO JOSÉ MONAGAS

Las contradicciones que vive el país, a consecuencia de las patéticas equivocaciones cometidas por un régimen convencido de las ilusas bondades del socialismo pretendido, son groseramente escandalosas. Es tal su atrevimiento que no sólo ofrece lo que no existe, sino además dispone de lo que no tiene. Así que entre conjuros de desarrollo económico y manifiestos de inclusión social, ocupa el tiempo pautado para las presuntas conclusiones de lo prometido. Sin embargo al final del correspondiente período, sigue blandiendo demagogia. Cada discurso continúa mostrando palabras huecas cuyos efectos lucen como briznas de paja echadas al viento.

Los engañosos dictámenes elaborados bajo el camuflaje de la contrariada Ley Habilitante, resultan vergonzosos al momento de comedir su impacto en el contexto del problema representado por los llamados damnificados. El régimen, aprovechando tan tristes circunstancias, se ha dado a la tarea de acentuar su proselitismo de cara a las elecciones presidenciales a celebrarse en diciembre de 2012. Así ha venido jugando con la miseria del necesitado valiéndose de la condición de “damnificado” de familias que perdieron sus viviendas por causa de las torrenciales lluvias que azotaron una población asentada en medio de críticos cordones de pobreza y ausentes de la atención gubernamental. Estos gobernantes esquilmaron aún más la apesadumbrada condición social de estos grupos familiares ubicándolos en improvisados establecimientos con la mezquina intención de paliar tan grave situación.

No conscientes de las secuelas que sus acciones infringían, las atribuciones habilitantes presidenciales expresadas a través de la Ley Orgánica de Emergencia para Terrenos y Vivienda, tanto como de la Ley especial de refugios dignos para proteger a la población, devinieron en canales de abuso gubernamental. Mediante tan conspicua combinación de inverosímiles razones para cometer arbitrariedades al margen de preceptos constitucionales que exaltan derechos económicos, políticos y sociales inalienables, el régimen se ha dedicado a animar comportamientos grupales que buscan conmover la paz nacional al amparo de una solapada impunidad.

El problema de apropiarse de espacios y construcciones privadas mediante el uso de la violencia por parte de estos grupos incitados por el discurso presidencial y favorecidos por el desafuero de decretos leyes reñidos con valores democráticos y principios de justicia, constituye un exabrupto de marca mayor. Según ello, dichas circunstancias resultan ajustadas a este socialismo de perversas mañas. En consecuencia, cualquier conjunto de personas que alegue condición de “damnificado”, puede apropiarse descaradamente de todo lo que a su juicio constituye propiedad privada en manos de la “burguesía pitiyanqui”.

Todo galpón que pueda lucir inoperante o de precario uso, es objeto de la agresión permitida de estos grupos anárquicos dominados más por el resentimiento y el egoísmo socialista, que por otras necesidades. Y es que este tipo de decisión, que raya con el vandalismo, no constituye una solución al verdadero drama que esconde la situación en cuestión. Los refugios, tal como están concebidos, no solucionan la tragedia de los damnificados. Por el contrario, la magnifican toda vez que en ellos sucumben esperanzas ante el ultraje, el abandono, la mala alimentación y la incertidumbre que su penumbra acoge. Pero es la crueldad de estos gobernantes que sólo piensan en su usufructo. Que sólo piensan en soluciones estériles pues imaginan que el pueblo se conformará con vivir en un refugio llamado Venezuela.

VENTANA DE PAPEL

“Aunque usted no lo crea”

La ley del karma asegura que aquellos que causan sufrimiento a otras personas, tienen que experimentar un sufrimiento equivalente al ocasionado, ya sea de inmediato o en el futuro. Fue así que Confusio (551-479 aC) escribió: “No hagas a otro lo que no quieras que te hagan a ti”. Mencio (370-289 aC), exhortaba al trato respetuoso. De esta forma planteó: "Esfuérzate en tratar a los demás como querrías ser tratado, y verás que es el camino más corto a la benevolencia". No hay duda pues que la necesidad de comportarse fraternalmente con quienes nos rodean, es una manera común de vivir desde las culturas milenarias. Un segmento informativo que pone al aire el único canal de noticias que todavía tiene el país, Globovisión, destaca el polémico caso que vive la Asamblea Nacional, en tiempos de Cilia Flores como su presidente, y en la actualidad con Fernando Soto Rojas a la cabeza de esta institución. Este momento de televisión, acuñado bajo la denominación de “Aunque usted no lo crea”, pone de relieve el áspero trato de la diputada Flores hacia la diputada Pastora Medina, de la oposición democrática, cuando groseramente la interrumpe en cuanto al tiempo de micrófono respecto del anterior ponente, Carlos Escarrá, del PSUV, a quien le permitió un espacio mayor. Sin embargo, con motivo de la interpelación a algunos ministros, Cilia Flores debe vivir el amargo instante que ella le propinó a Pastora Medina cuando no sólo la interrumpe, sino que la ofende. Es justo cuando Soto Rojas la ciñe al tiempo reglamentario recordándole que la ley es para todos. Decisión precisa que hace reflexionar sobre lo que el Talmud, Sabbat 31, dice: "Lo que a ti mismo te contraria, no lo hagas a tu prójimo." Aunque usted no lo crea.

Comunicación continua: necesidad inminente

Indiscutiblemente, las libertades de prensa, de expresión, de opinión, de información y de pensamiento, son los verdaderos acicates de la democracia. Es harto sabido y demostrado que la democracia se construye sobre las libertades y los derechos fundamentales del Hombre como exactas razones para vivir plenamente política, económica y socialmente. La dinámica de los actuales tiempos, busca instar la necesidad de mantenerse informado pues de ella depende, de alguna forma, la posibilidad de actuar en consonancia con las realidades tal como se suscitan en tiempo real. Por tanto, las decisiones suelen estar más apegadas a las condiciones que determinan los hechos. Esto deja ver que las preferencias del hombre del siglo XXI, se debaten alrededor de los medios que informan expedita y debidamente sobre el discurrir más inmediato a sus necesidades e intereses. Por eso, busca la información en los medios más convenientes. Más que música, va al encuentro de la información fidedigna, veraz y oportuna desde emisoras con apropiados contenidos. La Internet ha podido resolver parte de estos requerimientos. Y Mérida, no ha estado rezagada en esta materia. Nuevas emisoras comienzan a ocupar las redes sociales con estos propósitos. La novel emisora comunicacioncontinua.com, abanderada por la experiencia, pero sobre todo por la disposición y espíritu emprendedor del periodista Leo León, así lo expone. Aunque en período de prueba, promete catapultarse como pionera en información por cuanto habrá de distinguirse por ese valor político y social tan significativo como es el de brindar comunicación continua en aras de afianzar el conocimiento sobre lo que acontece en el complejo mundo actual. Éxitos a comunicacióncontinua.com

Un ejemplo que explica el socialismo

Un profesor de Economía de una reconocida universidad, alegó que él nunca había reprobado a ninguno de sus estudiantes. Pero que en una ocasión, tuvo que raspar al curso entero. Cuenta que ese curso le insistió en probar el socialismo puesto que éste funcionaba como modelo docente. Que bajo dicho sistema no existían ni pobres ni ricos, sino una total igualdad. El profesor les propuso a sus alumnos hacer un experimento en clase sobre el socialismo. Todas las notas iban a ser promediadas y a todos los estudiantes se les asignaría la misma nota de forma que nadie sería reprobado pero que nadie sacaría 20 puntos. Después del primer examen, las notas fueron promediadas y todos los estudiantes sacaron 15. Los estudiantes que se habían preparado muy bien estaban molestos. Mientras que los estudiantes que estudiaron poco, estaban contentos. Pero cuando presentaron el segundo examen, los estudiantes que estudiaron poco estudiaron aún menos, y los estudiantes que habían estudiado duro decidieron no trabajar tan duro ya que no iban a lograr obtener 20. Y por tanto, estudiaron menos. El promedio del segundo examen fue 10 puntos. Por supuesto que nadie estuvo contento. Pero cuando se llevó a cabo el tercer examen, todo el salón sacó 05. O sea, ¡todos salieron aplazados! Las notas nunca mejoraron. Los estudiantes empezaron a pelearse entre sí. Se culparon los unos a los otros por las malas notas hasta llegar a insultos y resentimientos pues nadie estaba dispuesto a estudiar para que se beneficiará otro que no lo hacía. Para el asombro de la clase, todos perdieron el año y el  profesor les preguntó si ahora entendían la razón del porqué el gran fracaso del  socialismo. Les dijo a sus alumnos que ello tenía una sencilla explicación. Simplemente, dijo “se debe a que el ser humano está dispuesto a sacrificarse trabajando muy duro cuando la recompensa es atractiva y así justifica el esfuerzo; pero cuando se elimina ese incentivo, nadie busca hacer el sacrificio necesario para lograr la excelencia. De ahí que el fracaso es general”. Y usted ¿qué cree?

Antonio José Monagas
amonagas@cantv.net
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PUEBLOS EN REBELIÓN. REPORTE SEMANAL – INFOPOLÍTICA. SEMANA DEL DOMINGO 13 AL SÁBADO 19 DE FEBRERO DE 2011. ANALÍTICA PREMIUM. ALFREDO MALDONADO

Las rebeliones del las masas populares son parte de la historia; y en los países musulmanes esa historia está renaciendo

LOS TIRANOS SE EQUIVOCAN

La sucesión de rebeliones populares en el Medio Oriente ha venido demostrando dos viejas verdades. Una, que cuando los pueblos se deciden a actuar, hay que matarlos para frenarlos. La otra, que matar a los pueblos no es fácil ni siempre da resultados, mas bien al contrario.

Fue el pueblo quien se rebeló, no grandes líderes en particular (aunque seguramente había dirigentes naturales y dirigentes entrenados mezclados entre la masa de manifestantes), ni los generales, ni siquiera los comacates egipcios los que actuaron, ni se produjo una desobediencia a ningún “Plan Ávila”. Y como ha dicho más de una vez Rafael Poleo, al final los militares salieron a dirigir el tráfico.

Lo harán con mano dura, pero comprensiva, no está la masa egipcia para bollos militares, y el pueblo va a seguir pendiente de las viejas y polvorientas calles egipcias.

Pero los militares egipcios asumieron una posición de –digamos- complicidad y de no involucrarse, le dijeron al gobierno “resuelve tu y nosotros nos encargamos después”. Encargarse después significa que consciente o inconscientemente están permitiendo que las cosas cambien más. Están permitiendo que transcurra el tiempo necesario para que los partidos políticos se organicen ahora sin la garra de Mubarak alrededor de sus cuellos, y que los Hermanos Musulmanes puedan convencer a más egipcios de que no son fanáticos islamistas, sino musulmanes religiosos y democráticos dedicados a ayudar a los más pobres en nombre de Dios, las enseñanzas del Profeta y la guía del Corán. De ahora a dentro de pocos meses, el primer trabajo de los militares en el poder será mejorar las condiciones económicas de los egipcios, origen real de todo el problema que no es asunto fácil en un país que vive fundamentalmente del turismo.

En unos meses, con estas circunstancias, las cosas van a ser muy diferentes en Egipto, y eso va a cambiar todas las delicadas relaciones entre Estados Unidos y Egipto, entre los dos e Israel y en general en el entramado de gobiernos musulmanes monárquicos o tiránicos. Va a ser un año interesante en el Medio Oriente, pero esta vez, aunque los precios reaccionen especialmente por temores y percepciones de los especuladores en Nueva York y particularmente Londres, el nombre del juego no es ni será petróleo, sino pueblos hartos.

MEDIO ORIENTE 1939
Diferente es la realidad en dos países de los llamados duros; uno de esos gobiernos, Irán, percibe la peligrosidad del pueblo en la calle; el otro, Libia, falto de práctica en política comprensiva de los derechos de los pueblos, está disparando balas y dando palos de ciego. El resultado es el mismo, ambos gobiernos están reprimiendo con ferocidad, están cerrando toda puerta a negociaciones de cualquier tipo que no sea el sometimiento total.

HAY DOS DIFERENCIAS IMPORTANTES QUE HAY QUE TOMAR EN CUENTA.

El actual gobierno de Irán tiene un origen democrático  -¿le suena conocido?- y un fuerte respaldo de dirigentes religiosos con poder; el gobierno libio es una tiranía militar alrededor de un líder carismático –que ha venido perdiendo ese carisma a medida que ha envejecido él, controlando a nuevas generaciones libias que no recuerdan para nada los tiempos de jefes beduinos- y su única legitimidad de origen es la rebelión militar, hace medio siglo, que substituyó un rey absolutista e indiferente respecto a las necesidades de los más pobres, que eran la inmensa mayoría, por el crecimiento alrededor de un dictador demagógico y populista que hizo del desierto y del pasado beduino un escenario y del aprovechamiento de la Guerra Fría un campo de acción. El régimen iraní, más o menos, se renueva; el libio no, hasta ahora.

La otra diferencia que hay que tomar en cuenta, es la de origen. Los libios, como los marroquíes, algerianos y otros, son musulmanes árabes. Los iraníes son musulmanes persas, que no es lo mismo. Con la excepción de Egipto –que no son ni árabes ni persas, son egipcios por encima de las mezclas- y de Irán, hay poca historia más allá de las leyendas del desierto, de tribus que se mataban entre ellas, de orgullos fatuos pero ancestrales –acuérdense de la historia y las marramucias de Lawrence de Arabia-, de monarquías sin historia de origen propio –árabes sauditas, varios micro estados del Golfo y Jordania nacen gracias a los intereses (o torpezas) de los ingleses.

Los palestinos y los israelitas también nacen como países actuales de una arbitrariedad inglesa para quitarse de encima un problema, los judíos, de quienes los europeos querían deshacerse; después de todo, Hitler y los nazis fueron los más brutales e inmorales perseguidores y asesinos de judíos, pero no los únicos ni los primeros. Los europeos –todos- tuvieron a los judíos del timbo al tambo por 2.000 años, y la persecución, el maltrato, la confinación a ghettos, el desprecio y el odio, fueron parte de la historia de los judíos en Europa desde que los romanos al mando de Tito –luego emperador- los sacaron de su país.

En Palestina musulmanes palestinos y judíos palestinos vivían tranquilos, hasta que los ingleses, con el respaldo y el alivio de Estados Unidos y Europa, les informaron que de repente su país quedaba dividido en dos partes, de aquí para allá es de los judíos que estamos dejando venirse desde Europa, y de allí para acá es de los palestinos musulmanes (los palestinos judíos tuvieron que irse con los judíos que venían de Europa, no por ser palestinos sino por ser  judíos). Casi de inmediato la decisión se convirtió en una motivación política para los dirigentes árabes –que tampoco fueron consultados- para armar un escándalo, recordar las glorias de Saladino y convocar a una guerra según ellos santa.

A nadie –entendiendo por nadie tanto las potencias propietarias de grandes empresas productoras de petróleo como las potencias grandes consumidoras de petróleo baratísimo, necesariamente coincidentes- le convenía un Medio Oriente petrolero con unos árabes desordenados y predominantes. Ayudaron a los judíos a defenderse y los judíos, muchos de los cuales además venían de tener experiencia de combate moderno terrestre y aéreo en la todavía reciente segunda Guerra Mundial, no sólo se defendieron, sino que ganaron la primera de varias guerras relámpago que desde entonces no han dejado de ganar.

Sobre el orgullo herido de los países musulmanes árabes del Medio Oriente, se irguieron las rebeliones militares de los coroneles de Egipto –Naguib, primero, militar militar y Nasser casi inmediatamente después, militar político- y de los coroneles de Libia –Ghadaffy & partners- que levantaron dos banderas que, en esos momentos, eran emocionantes para las masas musulmanas: la liberación de monarquías corrompidas, decadentes y políticamente estúpidas pues estaban alejadas de sus pueblos, y reparar la ofensa de las derrotas ante los judíos –derrotas que obviamente involucraban al Occidente, blancos cristianos, y particularmente a los Estados Unidos, el siempre recurrido “imperialismo yanky”. Sobre este escenario se montaron los soviéticos –recordemos que eran tiempos de la Guerra Fría- y buscaron influencia, y causar un nuevo problema a Washington y la OTAN, dando armas a los militares árabes, que cayeron en el error de creer que la diferencia en combate estaba en los jets y los tanques rusos y los jets y los tanques norteamericanos y franceses, y no en las personas que los usaban. Fueron una y otra vez derrotados –los árabes y el orgullo de la República Árabe Unida y Saladino siguió enterrado en sus remotas arenas.

Con olfato político, Nasser deja de llamar a Egipto simplemente Egipto, y lo renombra República Árabe Unida, en busca de convertirse en líder de todos los árabes, objetivo logrado en teoría pero nunca en la práctica. Ghadaffy, que lo único que tenía en Libia era petróleo y arena, y un ejército que no se comparaba con el egipcio y mucho menos con el israelí, se inventó una revolución “verde” y le cambió el nombre a Libia por el de república también árabe pero más pomposa y socialista (para diferenciarse de los imperialistas), “Gran República Árabe Libia Popular y Socialista” (“Al-Yamahiriyya al-‘Arabiyya al-Libiyya ash-Sha’biyya al-Ishtirakiyya al-‘Uzmà”, para los detallistas, aunque faltan varios acentos que no tenemos en nuestro teclado) y después se afilió a la República Arabe Unida, aunque la unión no duró mucho.
Ghadaffy se dedicó a apoyar al terrorismo, lo cual terminó por causarle problemas económicos y hasta un bombardeo estadounidense, mientras Nasser se dedicaba a clamar por la unidad árabe.

Desde entonces, Nasser obtuvo una victoria discutible (en realidad fue un enfrentamiento entre europeos del cual el ganador fue Nasser) al quedarse con el para entonces estratégico Canal de Suez, que terminó convertido en una fuente de ingresos para el gobierno de El Cairo, pero jamás pudo derrotar a Israel y finalmente se murió sin calzar las sandalias de Saladino; fue sustituido tras su muerte tranquila por su hombre de confianza, el también militar Anwar el Sadat, que tuvo la inteligencia de aceptar un acuerdo con Israel, presionado por Estados Unidos y sabedor de que militarmente jamás iba a poder derrotar a los israelitas, con lo cual quitó un peso a su gobierno hasta que fue asesinado por un extremista musulmán –suicida, por supuesto- y relevado por su militar de confianza Hosni Mubarak, quien tuvo la prudencia –como ahora la están teniendo los militares que lo han relevado en el poder- de respetar los acuerdos internacionales incluyendo los que garantizan un status quo de tensa paz con Israel.

El problema es que toda esta historia es la de medio siglo en la cual poco o nada ha cambiado para los pueblos musulmanes, egipcio y árabes. Siguen estando olvidados, confinados a sus barrios, relegados a servir por poco dinero pero no a participar. Tres jefes en Egipto y toda una revolución en Irán/Persia, mientras en Libia sigue el mismo coronel y en las monarquías árabes las mismas familias mandando.

En Irán/Persia la monarquia prooccidental de la primera parte del siglo XX fue un invento de europeos y especialmente estadounidenses en defensa de una importante fuente petrolera. Nunca entendieron que el padre del Sha había sido un tirano militar y su hijo un rey absolutista y militarizado inventado y que ambos Pahlevi, a su vez, no tenían relación con el pueblo iraní, mientras los dirigentes religiosos, como los párrocos y obispos venezolanos, sí tenían esa relación. El del Sha Reza Pahlevi, con todo su esplendor de revistas del corazón y su gran poderío militar, fue un régimen incompetente que supo perseguir brutalmente a la oposición pero no fue capaz de impedir que los encendidos mensajes del líder religioso exiliado en París, Ruhollah Jomeini, enviados en cassettes, llegaran a la estructura religiosa y a través de ella al pueblo.

Hasta que, como en Egipto, el pueblo terminó en las calles y el poder  militar y el esplendor del Sha se desmoronaron y el poder quedó en manos de la única organización estructurada, prestigiosa y confiable para las masas iraníes, la religiosa comandada y ejercida por ayatollahs y mullahs (para ponerlo en católico, aunque no sea tan exacto, obispos y párrocos). Por eso siguen, porque la organización religiosa sigue siendo fuerte y bastante unida, porque el poder de Mahmoud Ahmadinejad, un político seglar, depende de la jerarquía religiosa y de un líder religioso que es el jefe máximo, sucesor de Jomeini, actualmente Alí Jamenei.

De manera que en Irán hay el recurso adicional –lo cual debe tener nervioso a Ahmadinejad- de que si las cosas se ponen delicadas y fuera de control, la jerarquía religiosa siempre podrá recurrir, por la paz y en nombre de Dios, del Profeta y del Corán, a aceptar la voluntad del pueblo y sacar del poder a Ahmadinejad, quien como Presidente de la República Islámica de Irán no es más que un administrador del poder confiado por esa jerarquia; que eligió a Jamenei, y mañana puede elegir a otro, dicho sea de paso. A Irán hay que verlo y analizarlo con ojos distintos al resto del Medio Oriente, empezando por una fuerte base religiosa que no tiene Ghadaffy.

En Egipto Mubarak cometió el error de no abrir a tiempo (o sea, hace años) el puño para permitir una república más o menos parlamentaria con visos de libertad democrática, y al final cometió el segundo error al no entender a tiempo que ese tiempo se le había acabado. Los militares egipcios, que como los militares de todas partes son disciplinados y rígidos, pero conviven con esposas, hijos, hermanos, amigos y vecinos que forman parte de la comunidad civil, entendieron que no tenía sentido ir a la calle por ese dictador y dejaron que las cosas siguieran su curso. Si el pueblo se echaba para atrás, o se diluía, y Mubarak seguia en el poder, ellos seguían bien porque no se habían rebelado; si Mubarak se desplomaba y se iba o moría, ellos quedaban bien porque no se habían manchado las manos con sangre del pueblo ni la dignidad institucional  con represión a los egipcios. Y allí están ahora, mandando, esperando a ver qué pasa en los próximos meses, con el cambio de constitución y elecciones populares y el gran problema por delante de que el pueblo sienta que su situación económica empieza a mejorar.

En la Gran República Árabe Libia Popular y Socialista, quizás esté pasando  que, como le pasa a los dictadores de mucho tiempo, el coronel Ghadaffy no se lo cree y está cometiendo el error de enfrentar a su pueblo –ese mismo que no recuerda ni le importan mucho las leyendas del desierto y que quizás las descubra vía internet- y de permitir que unos militares, menos inteligentes que sus colegas egipcios, disparen. Al momento de redactar este Informe, iban, según informacion via CNN, más de 200 muertos en 48 horas, que es mucha sangre y mucha violencia.

Mientras a Ghadaffy le incendian en Trípoli, Bengazi y otras ciudades, la famosa tienda con la cual ha tratado de hacerse pasar por tradicional jeque beduino, el mismo tipo de pueblo se lanza a las calles en Bahrein –pequeño país con monarquía rica y pueblo pobre- y, aún más llamativo, en Argelia y Marruecos, república autoritaria montada sobre poder militar la primera, monarquía pedante y millonaria la segunda. En Yemen, también dictadura militar, el pueblo lleva nueve días en las calles, mientras en Jordania, también monarquía inventada y de escasa historia, pero con un monarca mejor prepararado y con pensamiento joven que  parece haberse adelantado a los reclamos y estar tomando medidas.

Podría decir uno –sin ánimo de internacionalista experto, que no lo somos- que hay ya un antes y un después en el mundo árabe y posiblemente en todo el islamismo. Si Ghadaffy se salva, que en este momento casi parece un difícil milagro, va a tener que, o cambiar ciento por ciento, con lo cual perderá su poder, o gobernar con puño aún más duro y armado, con lo cual sólo logrará correr la arruga y terminar perdiendo el poder. El fantasma de Mussolini fusilado por partisanos y después colgado de los pies y escupido, anda flotando por la Libia que una vez invadió.

Pero con un Egipto en proceso de cambio hacia una democracia, una Libia en sea lo que finalmente sea sin Ghaddafy, un Maruecos con una monarquía presionada y luchando por su propia supervivencia, una Jordania que posiblemente dé un paso importante hacia un rey con menos poder, muchas cosas van a cambiar. Incluso ya se hablaba, en esta madrugada caraqueña, de militares libios que en Bhengazi empezaban a sumarse a los manifestantes. Si es así, y si ya hay en manos de los rebeldes tanques y armamento, y si Ghaddafy sigue atrincherándose en Tripoli, entonces en vez de nuevo gobierno y democracia, podría caerse en guerra civil y, en tal caso, no les extrañen intervenciones de los gobiernos que ustedes saben.

Y no pierdan de vista a Siria.

Elaborado por: Alfredo Maldonado

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