BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

viernes, 12 de octubre de 2012

LENINVALERO,¡QUEDAMOS VIVOS!

No pasó nada. Mientras hay vida hay esperanza. Una derrota no es un fracaso. Fracaso es cuando se pierde la dignidad, el coraje y la fe. Eso quedó intacto; es más, creo que esos valores se elevaron en esta contienda. Es verdad que hay tristeza entre nosotros por no haber logrado convencer a la mayoría de nuestros compatriotas, pero al mismo tiempo nos quedó la esperanza que surgió de un sueño, la voluntad de una juventud que está enamorada de su patria y la prudencia que debemos guardar quienes hemos conocido las derrotas, pero hemos quedado vivos para disfrutar de la dignidad y del coraje que es lo que realmente nos valora como hombres y como mujeres de lucha.
El camino está allí, sólo nos queda levantarnos, sacudirnos y seguir adelante. Es la lucha por la libertad, por la paz y por la justicia lo que nos anima. Avanzamos mucho, no todo lo que deseábamos, pero avanzamos. Seis millones y medio de venezolanos votamos por un cambio de gobierno, pero no alcanzamos el número necesario para lograrlo. Hubo un déficit de votos que nos afectó, pero al mismo tiempo hubo un superávit de coraje y de dignidad que no se agotó allí y que nos permitirá seguir en el camino con la frente en alto, aceptando humildemente que no somos mayoría, pero convencidos de que la lograremos, tal vez mañana o pasado, pero la lograremos.
Si alguno desea “tirar la toalla”, hágalo. Está en su derecho. Nadie lo puede obligar,  porque la lucha que continúa ahora, será de conciencia, de convicción y de coraje. Debemos entender que en esta lucha fuimos unidos y debemos mantenernos unidos, porque no hay espacio para la disidencia entre nosotros. No es el “yo” el que predomina, no es la facción la que tiene la fuerza, no es un color el que lidera y no fue cizaña lo que sembramos. Dimos todo lo mejor de nosotros, pensando en nuestra patria, en nuestra familia y en el futuro de nuestros hijos, y usted amigo lector que tal vez  dio más que muchos otros, entiende que la lucha por la felicidad de ellos: de nuestra patria y de nuestros hijos, no la podemos parar. Ya veremos cómo hacerla, pero la haremos.
 En esta campaña brotó la mejor semilla que hayamos logrado sembrar en las más productivas cosechas de nuestra vida republicana.  Cuentan que la generación del 28 fue muy parecida a esta nueva generación que hemos visto florecer. Los del 28 lucharon contra la dictadura del General  Juan Vicente Gómez y constituyeron las bases de la democracia en Venezuela. Hoy día, podemos decir que nuestra juventud levanta los cimientos de lo que será la democracia del futuro, sin exclusión, civilista, humanista y sobre todo una sociedad de oportunidades, donde todos ayudemos al que menos tiene, conscientes de que en él está Dios, dándole libertad al espíritu del hombre y no amarrarnos como esclavos de lo material.
El 16 de diciembre próximo habrá una nueva contienda. Vamos ahora a elegir a los nuevos gobernadores de estado y a los diputados de los consejos legislativos regionales. Son espacios de poder que no podemos dejar a merced de quienes sueñan con tener en sus manos la totalidad del poder. Los que han estado en la cárcel relatan que un rayo de luz en la prisión, es vida para ellos. Y cuando nosotros conquistamos un espacio de poder, nos llenamos de esperanza, sentimos que estamos vivos, que hay un mañana y que la felicidad se nos pone más cerca. A la lucha compañeros. El camino continúa.

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LEOPOLDO MARTÍNEZ NUCETE, SIGUE HABIENDO UN CAMINO: LO ESTAMOS CONSTRUYENDO

He recibido muchos mensajes y llamadas de amigos y colaboradores. 
Para ellos debo escribir estas líneas. Me siento en la obligación de sacar varias cosas de adentro para llevarlas a todos ustedes que me preguntan  ¿Leo qué paso? ¿Leo y ahora qué hacemos?
Lloré esta derrota junto a mi esposa, mi hija y mis hijos. Van horas de quebranto al conversar sobre el tema con mis padres, hermanos y toda la familia. Los abrazos y apretones de mano con a mis amigos y compañeros de trabajo del Comando Venezuela en Washington llegaban con una dolorosa resignación, porque trabajamos mucho en alcanzar la Victoria. Las llamadas telefónicas no me han permitido regresar a la rutina.
Ayer perdimos las elecciones; y no hay ningún indicio de fraude electoral. Perdimos una batalla. Todavía no somos mayoría. Confieso que creí que ya la habíamos construido, tuve dudas durante la campaña, pero las reprimí y la esperanza se apoderó de todos mis sentidos. Le dije hace días a Analuisa, mi compañera incondicional, paciente, entregada, perceptiva y llena de amor que me acompaña en este difícil mundo de la lucha política, que en cualquier escenario el 7 de Octubre nunca seria el final de nada, sino el comienzo de una nueva y difícil etapa.
Fue un día muy duro, porque todos tenemos derecho a aspirar, a soñar con una Venezuela que progrese; y Henrique nos permitió mirar el futuro, y acariciar esa posibilidad.
Henrique Capriles, a quien conozco desde hace muchos años y con quien he tenido el privilegio de luchar en equipo y recorrer este camino al progreso, es un Venezolano tallado en una sola pieza. Hizo un esfuerzo admirable, yo diría que colosal. La espectacular campaña que dirigió Armando Briquet, quizás uno de los mejores operadores políticos que conozco, nos mostró el camino que debemos seguir: el de salir al encuentro de millones de Venezolanos con un mensaje de unidad y tolerancia, promoviendo la reconciliación nacional y la solución de problemas concretos y prioritarios para la gente. En la moderación radicó la fuerza que alcanzó la propuesta. Una propuesta respaldada por 6.468.450 Venezolanos.  Y detengámonos allí para tomar la primera nota que todos deben hacer.  Con Henrique Capriles a la cabeza, y la Unidad timoneada por ese Maestro de la política que es Ramón Guillermo Aveledo, pudimos sumar algo mas de 2 millones de compatriotas a la votación que habíamos obtenido en el 2006. Mientras tanto, el presidente Chávez pudo crecer solamente 750 mil votos. Miren la tendencia. Aprecien el alcance de lo que logramos junto a Henrique y con la Unidad. Es cuestión de tiempo y de profundizar el recorrido. Hay que llevar el mensaje y otros se irán sumando y transitando el camino que estamos construyendo.
La plataforma que lo hizo posible fue la Unidad. La Unidad que nos otorgó el derecho de escoger nuestros lideres nacionales, regionales y locales en elecciones primarias. La unidad que convocó toda una confluencia de talento para presentar una propuesta sensata y moderna, en la que lo privado y lo público cooperan para ofrecer al país mayor crecimiento económico con justicia social, y así derrotar la inseguridad ciudadana. Esa Unidad, con sus liderazgos nacionales, regionales y locales, a cuya cabeza está Henrique Capriles Radonski, siguen siendo el camino.
Conozco a Henrique muy bien ¿Lo recuerdan preso frente a la arbitrariedad? ¿Han visto alguien con tan disciplinada dedicación como la que tuvo en campaña?  Entonces como alguien puede haber votado por Henrique el 7, lleno de esperanza y guiado por la autenticidad de su mensaje; y amanecer el 8 dudando de “El Flaco”, al conceder la derrota ¿Puede alguien creer que ese Venezolano tan integro recocería una derrota que no ocurrió? Comprendo que el dolor es intenso, y hasta puede cegar. Pero no dude nadie que Henrique Capriles y todos los que estamos en el Comando Venezuela o la Mesa de Unidad Democrática estábamos decididos a defender cada voto emitido por los Venezolanos; y de hecho, nos preparamos para contarlos y defenderlos uno a uno con la Operación Victoria. Tuvimos presencia en toda Venezuela y el exterior del país 133 mil testigos de mesa y una red de organización y voluntarios que involucró a más de 250 mil personas. A ellos debemos agradecerles con toda el alma el enorme esfuerzo que hicieron.
Pero como dijo Henrique, hay que saber ganar y saber perder. Y no hay pueblo derrotado.
¿Qué pasó?
No hubo fraude electoral. Hubo ventajismo en las elecciones, que es algo muy diferente. Y lo sabíamos, pero no hay otra alternativa que luchar contra ese ventajismo a través de la participación.
Un ventajismo que convierte la lucha democrática, pacífica y electoral contra Chávez en una empresa titánica, porque es la lucha del ciudadano contra un Petro-estado. El día de las elecciones los votos emitidos fueron contados. No hay indicios de fraude. Incluso a esta altura ya se auditaron las mesas con la papeletas depositadas por nosotros. Si alguien quiere recontarlos que lo haga. No hace falta pedirlo al CNE, en el Comando Venezuela están todas las Actas. Por eso mas adelante les propondré algo mas útil para nuestro tiempo.
Sin embargo, gritar fraude en una situación de decepción colectiva tan delicada como la que vivimos puede encontrar eco y conquistar voluntades, y lo mas grave, inhibir a mucha gente de continuar luchando. Por eso, y porque ya nos picó esa culebra una vez, me detengo en el tema. Ya pasamos por allí después del referéndum revocatorio que perdimos en el 2004 (que incluso no sabemos ni cómo o dónde lo perdimos porque entonces, a diferencia de hoy, no teníamos testigos en todas las mesas del país, ni siquiera en la mitad de las mesas electorales de nuestra geografía nacional). ¿A dónde nos llevó aquel grito de fraude? A la abstención ciudadana que causó las derrotas regionales en Miranda y Carabobo, y la pérdida de importantes Alcaldías como la de Maracaibo. ¡Cuidado! No fue hace tanto tiempo como para haberlo olvidado. Recuerden que de allí terminamos en un hueco donde nadie quería votar, y un año después en el 2005, en lugar de asumir la reconstrucción de la confianza en el voto, terminamos entregando la Asamblea Nacional.
Pero hasta aquí de historia, para analizar el presente, aprendiendo de esa historia.
En cada mesa electoral se nos entregó un Acta. Todas ellas fueron contadas (y ninguna diferencia en alguna mesa o centro tiene incidencia sobre el resultado). Allí está documentado lo que pasó, y nada de lo que hoy nos dice el CNE es distinto a lo que dicen esas Actas de Escrutinio. Los resultados no se “voltearon” de pronto. Temprano en la tarde teníamos aproximaciones al resultado con base a “encuestas en boca de urna”, pero estas perdieron eficacia al alcanzar la participación electoral los niveles que alcanzó, en todos los centros del país. Cuando empezaron a llegar Actas comenzaron los Conteos Rápidos (Quick Counts), que permiten hacer proyecciones con una muestra representativa de mesas electorales, y contando cada voto efectivamente emitido en ellas (no haciendo encuestas en la calle). Y esos conteos nos indicaron lo mas doloroso, que estábamos perdiendo. Es decir, quienes dicen que se “voltearon” los resultados comparan peras con manzanas. Estuvimos 2 puntos arriba por un rato en las encuestas en boca de urna, pero luego siempre abajo en los conteos rápidos. Era evidente que habíamos perdido. Pero no lo concedimos hasta mirar la data en toda su profundidad.
Ahora les explico a quienes me envían mediocres ejercicios matemáticos que todo es mas sencillo. Somos 18.903.937 Venezolanos inscritos en el RE. Votaron en una participación histórica el 80,94% de los electores, es decir, se emitieron 15.300.847 votos. El primer boletín del CNE incluía solo el 90% de las Actas escrutadas y trasmitidas  (es decir, el 90% de esos votos emitidos) que suman 13.770.761 votos, y se nos dijo cuantos eran votos nulos: 263.954. De allí las primeras cifras que arrojan a Chávez con 7.444.062 (54,42%) y a Henrique con 6.151.544 (44,97%) de los votos válidos. Hoy sabemos el escrutinio del 97%. Todo cuadra y no faltan ni sobran votos:

Lo que pasó fue otra cosa:
1)   En primer lugar los recursos. Henrique recorrió a Venezuela compitiendo contra un líder popular y populista, y contra todos los recursos del Estado. Hay un grave desequilibrio institucional en Venezuela. Y nadie ni ninguna institución lo corrige. Las elecciones en Venezuela son libres pero no son justas. No sólo se financia la Campaña del gobierno con todo el dinero del Estado, sino que hay una hegemonía comunicacional del gobierno. Durante la Campaña hubo 47 horas de cadenas presidenciales. La cobertura informativa de televisión en medios públicos de Chávez alcanzó 180 horas, la de Henrique 27 horas. Cada Campaña podía comprar 3 minutos de TV y 4 minutos de radio, por medio de comunicación, al día; pero el gobierno aprobó un crédito adicional al presupuesto nacional empezando la campaña donde asignó 300 millones de dólares a la compra de publicidad gubernamental. La pauta publicitaria oficialista fue el 85% del total, Capriles el 13% y el CNE el 2%.  Cuando se mira el espectro de las radios AM la realidad de ventajismo oficialista es mucho mayor.
Al Flaco no le quedó otra alternativa que patear la calle (cosa que siempre debemos hacer si queremos construir la mayoría) pero su mensaje no pudo alcanzar la difusión, magnitud y volumen que tuvo el gobierno. Y les doy un último dato, la semana de cierre de la campaña  (de Lunes a Jueves) el desequilibrio informativo se agudizó. Por ejemplo en VTV Chávez tuvo cobertura de 9 horas y Henrique de 2 minutos. Piensen en esto y encontrarán respuestas que no están en el grito de un fraude el día de las elecciones, porque no lo hubo, y quizás (de ser posible, que es muy difícil cuando hay testigos de mesa) ya no era siquiera necesario.
¿Y ese candidato, con ese inmenso poder sólo saco 700 mil votos más que en el 2006, mientras nosotros crecimos en 2 millones? Por allí hay muchos cuentos chinos y de chinos o muertos que votan. No se como pudieron votar fantasmas si había capta-huellas para poder activar la maquina de votación, pero en todo caso, ¿si Chávez inscribió ese gentío que dicen, para votar sin derecho a ello, cómo es que de casi 3 millones de electores nuevos en que creció el RE nosotros sacamos 2 millones de votos y Chávez solo 700 mil? Se fijan que los que crecemos somos nosotros.
Esto pone de relieve que el aparato comunicacional del gobierno cercó el alcance electoral, y vendió una mentira por todos rincones de Venezuela a donde no pudo llegar caminando Henrique, por falta de tiempo no de ganas. Además, en las últimas semanas de campaña cuando se agudizó el desequilibrio informativo, el gobierno se dedica a la comunicar la infamia de que Henrique tenia un plan secreto que les quitaría sus beneficios sociales o los despediría de su trabajo. Henrique repitió casa por casa que no lo haría, que por el contrario su ley de misiones las mejoraría y las llevaría a todos sin distingo de preferencia política, pero eso recibió minutos de cobertura frente a horas de comunicación de la mentira.
Para quienes quieren entender mejor porque digo que no hay irregularidades en el tema del Registro Electoral o comprender mas a fondo los desequilibrios en medios de comunicación social les recomiendo leer los estudios de la Universidad Católica Andrés Bello en www.monitorelectoral.org, y les destaco el Informe sobre Consistencia Demográfica del Registro Electoral y sus informes de seguimiento al cumplimiento de la normativa electoral.
2)   Segundo; el Miedo. Para nadie es un secreto que el gobierno presiona a quien recibe algo o tiene un empleo público o contrato con el Estado. Y el Estado es cada vez mas grande e influyente, en el modelo económico de este régimen. Son vastos sectores profundamente vulnerables. La relación con un gobierno convierte sus derechos en prebendas, de las cuales depende su estabilidad personal y familiar. Pero el miedo tiene muchos rostros. Y el miedo es libre. Una de las consecuencias de la hegemonía comunicacional del gobierno es que no se puede conocer masivamente el plan o mensaje alternativo que se propone frente al del gobierno de Chávez.
Entonces se enfrenta la duda con lo conocido. La incertidumbre genera también miedo al cambio. La encuesta Gallup viene sistemáticamente revelando en sus estudios sobre Venezuela que cerca del 56% de los Venezolanos quiere soluciones concretas pero no un cambio radical del sistema en el que vive. Esa tendencia viene decreciendo, pero hay un camino por recorrer. Por otra parte, los estudios del Centro Gumilla revelan que 42% por ciento de los Venezolanos tiene miedo de hablar sobre política abiertamente en su comunidad; y los estudios de Varianzas indican que un porcentaje similar tiene dudas sobre el carácter secreto del voto. Y aunque el voto si es secreto, y se puede demostrar que es secreto, el CNE no invirtió un centavo en propaganda para aclararlo al país dejando a esos Venezolanos a merced de la duda.
3)   Tercero, faltó tiempo. Crecimos en 2,100,000 votos. Y el gobierno está desbordado por la inviabilidad de su sistema.  Pero también ha establecido una vocación social que debemos asumir. Por eso la necesidad de cambios como los que propuso Henrique es urgente en Venezuela, si el gobierno no los asume crecerá nuestra caudal electoral siempre que sigamos haciendo exactamente los que hicimos estos últimos meses, para capitalizar el descontento.
La tarea es mantener la Unidad. Luchar por nuestros espacios de participación. Votar masivamente y derrotar el miedo.
En estos meses la esperanza derrotó al miedo en 2 millones de almas. Hay mucho donde crecer todavía, pero no seamos miopes o utópicos pensando que esos otros votos están solamente en el 20% que no votó. Hay muchos allí, pero lograr que vote el 80% de un padrón electoral en una proeza. Los votos están entre los 8 millones de personas que votaron otra vez por Chávez. Hay que entender sus razones y aspiraciones. Y a ellos debemos hablarle sin ofender, como lo hizo Henrique, reconociendo su existencia y aspiraciones. Reconociendo los resultados. Promoviendo y aceptando el dialogo con el sector del gobierno si de el puede salir algo mejor para Venezuela. Tenemos que logar que millones de hermanos Venezolanos nos abran la puerta de sus hogares y escuchen un mensaje que ya sumó dos millones a nuestras filas. Es cuestión de tiempo, pero hay que trabajarlo con dedicación y humildad, abriendo nuestros corazones hacia ese pueblo hermano que necesita una agenda política, social y económica que garantice la inclusión. 
Hay muchas cosas en el plano social, no solo las misiones, que ha hecho el gobierno de Chávez que debemos estudiar, reconocer y cuando hay alternativas para mejorarlas, convertirlo en propuestas. No podemos quedarnos en la critica insensible. Y así debemos actuar frente a cada problema urgente del país. La campaña que hicimos marco la pauta en esa dirección, hay que continuarla, convertirla en activismo político.
Henrique con su estilo místico lo recordó, al reconocer lo sucedido el 7 de Octubre en la noche: “El tiempo de Dios es perfecto”. Siempre recuerdo en este tipo de situaciones a Churchill: “la paciencia es un árbol de raíces amargas, pero con frutos dulces”
4)   Finalmente, hay dos realidades en Venezuela, pero seguimos siendo el mismo pueblo y un solo país. Las realidades no se dividen sólo por razones políticas o socioeconómicas. También en el plano geo-económico, entre la dimensión urbana y rural del país hay inmensas diferencias. Hay que continuar abriendo caminos para conocerlas mejor, ganarnos su confianza, sembrar en ellas la esperanza y reconciliarlas en una unidad mas amplia que la que ya tenemos.
¿Que Hacer?
Yo les propongo una tarea mas útil, práctica y trascendente que dejarnos arrebatar por el dolor de la derrota.
Les propongo seguir organizándonos en torno a la Unidad y su liderazgo, siguiendo la pauta de Henrique Capriles y Ramón Guillermo Aveledo, con los líderes regionales y locales electos en nuestras primarias de Febrero del 2012. Organizarnos para ganar en todos los estados que podamos el próximo mes de Diciembre. Organizarnos para seguir votando y conquistar espacios municipales en Abril del 2013; y finalmente alcanzar la mayoría en la Asamblea Nacional el 2014.
Hay que hacer política y confiar en el equipo que tenemos. Hoy Henrique fue categórico: “Tenemos que levantarnos de la tristeza. El Radicalismo y la Antipolítica nos hizo mucho daño, no caigamos en lo mismo”.
El que se radicaliza pierde. Si Chávez se radicaliza más aún, perderá en otro momento. Nosotros debemos seguir encontrando fuerza en la moderación.
Sigue habiendo un Camino: lo estamos construyendo.
http://tribuna-leopoldomartinez.blogspot.com/2012/10/sigue-habiendo-un-camino-lo-estamos.html

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THAELMAN URGELLES, CÓMO TRANSFORMAR LA DERROTA EN VICTORIA

Transformar la derrota en victoria es una de las premisas de todo diseño estratégico. En la guerra, la política, los negocios y hasta en la vida personal existen maneras de convertir los fracasos en triunfos. De igual modo existen ejemplos históricos de lo contrario: ejércitos, líderes, movimientos políticos y empresas que al administrar con desacierto sus triunfos terminan al cabo derrotados.
Los teóricos de la estrategia han elaborado principios y reglas para transformar las derrotas en victorias. Las 4 más importantes son: aprender de la derrota –sus causas, los errores que nos condujeron a ella y los aciertos del adversario para vencernos-; conocer a nuestro adversario –cuál es su posición, cuáles sus fortalezas y debilidades-; descubrir nuevas oportunidades de batalla en las que podamos vencer; y muy especialmente, no atribuir nuestras derrotas a terceros o a causas fortuitas como la suerte, las trampas del adversario, etc. 
La culpa de tus derrotas o victorias siempre será tuya. Dicho en venezolano actual: “deja el llanto y échale bolas y ovarios a la próxima batalla”.
La Unidad Democrática venezolana tiene ante sí una oportunidad dorada para convertir su reciente derrota en un triunfo que equipare las cargas en la extensa contienda que libra con Hugo Chávez Frías y su revolución personalista. Apenas a 9 semanas de esta crucial batalla perdida tenemos por delante un nuevo enfrentamiento, el cual estará desagregado en 24 refriegas regionales, cuyos protagonistas serán distintos que Henrique Capriles y Hugo Chávez, quienes sin embargo gravitarán con fuerza sobre todos los espacios de esa batalla fragmentada y diversa.
El adversario tiene sólidas fortalezas: está altamente moralizado por el reciente triunfo de su líder, lo favorece la inercia gananciosa que suelen generar las victorias y posee ingentes recursos del Estado para emplearlos en cada campaña regional. Sus debilidades provienen casi todas de esas fortalezas: tuvo que emplearse muy a fondo para obtener una ventaja de apenas 5 puntos por encima de la línea de triunfo. Los inmensos recursos del Estado utilizados con el mayor ventajismo y falta de escrúpulos, la amenaza y coacción de sus potenciales electores, el indiscutido ascendiente de su máximo líder sobre una franja considerable del electorado, la movilización intensiva y extensiva de sus recursos humanos hasta el último instante de la confrontación y una significativa dosis de trampas puntuales y específicas, apenas le sirvieron para obtener una mayoría nada holgada frente al candidato debutante que los enfrentó con recursos escasos y toda la desventaja mediática e institucional.
De nuestro lado, tenemos dos serias debilidades y amenazas: un electorado fuertemente golpeado por el resultado electoral, una franja de ellos sometida a las dudas y presiones que generan los irresponsables cantos de fraude de algunos sectores del propio campo opositor y la misma escasez de recursos que sufrimos en la campaña presidencial. Si superamos con prontitud las dos primeras y acometemos la precariedad material con imaginación, entusiasmo y entrega ciudadana, no tengo dudas que todo lo demás son fortalezas.
Pese a las ventajas que tuvo el adversario en la contienda nacional, obtuvimos resultados parejos en no menos de 10 estados, en los cuales tenemos estupendos candidatos a gobernador legitimados en elecciones primarias, quienes podrían llevar el barco exitosamente a puerto, esta vez sin la presencia personal de Chávez en las naves contrarias. El adversario no tiene candidatos lanzados en la mayoría de esos estados, en algunos de ellos son opciones muy cuestionadas por su propia militancia y aquellos mandatarios incumbentes gozan de serio desprestigio por su incompetencia y corrupción.
Y sobre todo, porque tendremos al frente de nuestra flota a un Almirante que goza en estos momentos de la admiración de propios y extraños, no sólo en Venezuela sino en todo el mundo: Henrique Capriles Radonski, quien como líder de la Unidad Democrática y Progresista estará a disposición de todos los candidatos regionales para entregarles el testigo en cada una de sus circunscripciones. ¿Podrá Chávez ejecutar esa misión, más allá de las vallas y los afiches? No parece probable.
En este escenario, si superamos de inmediato el desaliento y los fantasmas de fraude, no es descabellado aspirar a triunfos seguros en por lo menos 6 estados: Táchira, Miranda, Mérida, Lara, Zulia y Nueva Esparta; bastante probables en otros 4: Carabobo, Anzoátegui, Monagas y Bolívar; y perfectamente peleables en otros tres: Aragua, Sucre y Yaracuy (pese a la pronunciada desventaja reciente). Serían entre 6 y 13 gobernaciones. No estaría mal para ser logrado dos meses después de una derrota que hace dos noches pareció devastadora.
Si somos capaces de superar el natural desconcierto y frustración producidos por la derrota y los cuentos de camino de supuesto fraude; y si los partidos conservan la generosidad y cohesión que han mantenido hasta ahora, sería la perfecta conversión de la derrota en victoria, algo que han anhelado todos los estrategas y conductores políticos y militares de todo tiempo.
¿Seremos capaces de alcanzarlo? Tengo fe en que sí. Depende de cada uno de nosotros.
@TUrgelles

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CHEN CHI-YI , SUPERACIÓN DE LA POBREZA: MITO Y REALIDAD

La superación de la pobreza ha sido siempre un deseo de la humanidad. Pero la lucha no fue exitosa en toda su extensión, pues la pobreza subsiste aún en las sociedades más prosperas. El esfuerzo históricamente fue guiado por dos tipos de planteamientos ideológicos: el de orientación de derecha y el de orientación de izquierda. Cada uno traza sus propios caminos apoyándose sobre supuestos divergentes y a veces contradictorios.
Los supuestos de tendencia "derecha" afirman que no existe posibilidad de superar la pobreza sin que aumente previamente la riqueza generada por un    sistema eficiente de gestión. El bienestar se distribuye por efecto de "desbordamiento"  de la riqueza acumulada y gracias a los esfuerzos magnánimos de los dueños de  los medios de producción.
Los supuestos de tendencia "izquierda"  atribuyen la existencia de la pobreza a la mala distribución de los resultados del crecimiento económico. Si se colectivizaran los medios de producción, eliminando la propiedad privada, la pobreza  desaparecería automáticamente por efecto de la eliminación de la plusvalía perteneciente al trabajo.
Parece que ambos planteamientos contienen sus aspectos reales y míticos. Es un mito piadoso, cuando suponen que los ricos, propietarios de los medios de producción, reparten los "excedentes" a los pobres, por caridad, simpatía, responsabilidad social u otras virtudes. Ninguna religión, cristiana, budista o cualquiera  otra, ha creado ese hombre "virtuoso", dispuesto voluntaria y colectivamente, a repartir los supuestos  "excedentes" de producción. Igualmente es otro mito, suponer  que  la desaparición de la propiedad privada contribuya a la aparición de un hombre nuevo, capaz de generar mayor rendimiento del sistema productivo y redistribuirlo equitativamente.
La sabiduría aconseja a los que  toman decisiones,  en materia de lucha contra la pobreza estructural, a que reflexionen sobre las estrategias o políticas  indispensables en la materia. En primer lugar,  está  la necesidad de moldear al hombre para que esté dotado de las "virtudes" y "capacidades" esenciales. En  segundo lugar, han de tomarse las medidas concernientes a las decisiones públicas conducentes a tal fin.  En realidad, se trata de unas nuevas alternativas que combinan las experiencias exitosas tanto de la derecha como de la izquierda descartando los planteamientos mitológicos.
Las virtudes que podrían considerarse, como indispensables para superar la pobreza estructural, son múltiples. Creemos que se debe mencionar, desde el principio, la alta propensión a autosuperarse. Dicha actitud produciría una serie de decisiones vitales, tales como comportarse con responsabilidad y honestidad en el trabajo y en las relaciones con el tercero. Por definición, el hombre virtuoso en los asuntos financieros debe tener alta inclinación a ahorrar e invertir, y  por encima de todo, un afán  incontenible en la adquisición de conocimientos y experiencias.
Entre las políticas públicas conducentes directamente a la superación de la pobreza estructural se destacan:
a) Consolidación de la confianza colectiva. Es decir, que las leyes, las reglas y los acuerdos se cumplan con cabalidad;
b) Multiplicar y consolidar  el sistema educativo admitiendo el dicho común de que no existen países subdesarrollados sino solo hombres subcapacitados;
c) Dado que el aumento de la riqueza depende exclusivamente del crecimiento económico, es imperativo impulsar  un alto  nivel de inversión para generar mayor cantidad de bienes, servicios y  empleo productivo;
d) Mantener la estabilidad monetaria a nivel nacional e internacional como condición  para garantizar el valor adquisitivo del ingreso familiar;
e) Multiplicar los estímulos a la iniciativa privada como motor principal del progreso económico y social, donde el Estado cumpliría solamente la función supletoria;
f) Mitigar el  subsidio al consumo para evitar la aparición de la dependencia crónica y perversa que desanime el afán de autosuperarse. Los programas sociales, llámense "misiones" u otras denominaciones, son políticamente rentables y necesarias en tiempo de dificultades, pero carecen de la efectividad para superar la pobreza estructural, cuando no las completan con políticas de largo alcance.
En forma de epílogo se recuerda a todos los que proponen las estrategias y políticas para superar la pobreza estructural, que es importante discernir el mito   de  la realidad.
chichen123@gmail.com

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LUIS MANUEL AGUANA, PROPUESTA A LOS QUE DICEN QUE GANÓ

¡Acabazón de mundo! El mismo Henrique insiste en que perdió sin fraude. Ni modo, nada que hacer. Al final, el mundo no se acabó el 7-O como muchos de nosotros dijimos. Sin embargo va a ser de fotografía lo que se le viene al liderazgo conocido de la oposición en Diciembre, que ahora declara rampante por Globovisión que “un candidato que tenia 200 millones de dólares y la fuerza del gobierno, ¿cómo iba a perder?” o esta otra mejor todavía: “era impresionante como estaba todo el país lleno de construcciones, cabillas, bloques de la Misión Vivienda, era imposible ganar ante eso!!!”. ¡Qué asco! Dan de verdad ganas de vomitar. ¿Esta es la oposición que está dando la cara por esa torta de magnitud impresionante? Bien le valiera Henrique darles la misma patada que le dio al pobre Juan Carlos Caldera.
Briquet_08oct
¿Será que nos vieron cara de estúpidos? No hayan como explicar lo inexplicable. Ni el mismo Henrique lo quiere explicar cuando corta a todo el mundo con este cuchillo de cartón: “¡el gobierno ganó y punto!”. Pues Henrique, no subestimes la inteligencia del venezolano. Sabes tan bien como todos nosotros, o mejor aún que nosotros, todas las irregularidades de ese proceso y las trampas del CNE. Y aun así aceptaste las condiciones. En lo personal te lo compro porque no te quedaba otra al haberte dejado convencer por los técnicos del Grupo La Colina y al haber aceptado sin pestañear  todas las condiciones electorales obscenas que nadie en el mundo hubiera aceptado para ir a un proceso de ese calibre. Pero lo hiciste y perdiste.
Pero Henrique, está bien que digas y aceptes que perdiste con el gobierno, pero busca una mejor explicación para la derrota que simplonamente decir que el gobierno tenía más votos que tú en las poblaciones donde las maquinitas del CNE te declararon perdedor, ya que sabes mejor que nadie como fue eso porque tú mismo las visitaste. ¿Crees que ese mismo venezolano al que le viste a los ojos y le transmitiste seguridad votará por la oposición de nuevo si no le dan una explicación creíble? Lo dudo.
Y para evitar que se repita el mismo efecto abstencionista del 2005 o peor el próximo Diciembre, es bueno que vayan buscando otra explicación plausible más allá de decir que el gobierno tenía mucho real y tenía a todos los medios de comunicación. Eso ya lo sabían ustedes y aun así tenían un discurso vencedor. Las elecciones no se ganan sino con votos. Y la calle, al menos para mí y para mucha gente, incluyéndote, decía que tú tenías esos votos.
Ahora bien, no soy de los que lloran leche derramada. Se limpia y a otra cosa. Lo importante son las consecuencias de no dar la cara como es y creo, como muchos, que la dirigencia opositora se quebró al dar las explicaciones que el venezolano común esperaba. 
Creo firmemente que la única explicación que cobra fuerza en todo este sainete opositor es la explicación del fraude técnico. Ya habrá tiempo de escribir sobre eso y como se manifestó. Ahora lo importante es recoger los vidrios que dejo el vaso de leche que se derramó al piso.
En ese sentido les ofrezco una propuesta a la dirigencia de la MUD para que al menos den una respuesta creíble a la población venezolana. Aunque soy de la corriente que cree que el gobierno y el CNE trampearon muy bien los resultados, logrando, entre otras cosas, hacer votar a los chavistas más rápido que los opositores usando esas mesas de verificación infames en contra nuestra, y dejando fuera a cientos de venezolanos en las colas cuando el candidato aceptaba los resultados, estoy en posición de considerar el triunfo del gobierno (y creo que también muchos venezolanos) si el Comando Venezuela nos muestra una relación completa del 52,98% de las mesas que fueron auditadas, donde Chávez aparezca claramente vencedor con el 54% de los votos o algo similar.
Esto si sería una explicación más creíble y técnica, no esa payasada demostrada en los canales de televisión, ya que nos demostrarían, con las actas en la mano, que los votos que ellos vieron en las auditorías superaban ampliamente los votos de la oposición. Y que sea de veras ampliamente, ya que la diferencia a favor de Chávez fue nada menos que más de millón y medio de votos, de acuerdo a los últimos boletines del CNE.
Esto es, si Chávez aparece vencedor en ese 52,98% de mesas que se suponían debieron haber sido auditadas -y donde nosotros hayamos visto con testigos que ganó en el conteo de verificación -, entonces cabe esperar que el restante 47,02% debiera haber seguido esa tendencia. En otras palabras no debería ser posible que en las cajas que se abrieron gane Capriles y al mismo tiempo en las que no se abrieron gane Chávez.
Si por el contrario en ese 52,98% de mesas auditadas aparece claramente vencedor HCR en el porcentaje que se estimaba, entonces cabe esperar lo mismo de las cajas que no se abrieron. Pero según la oposición que dice que Chávez ganó, con los números que indica el CNE, eso simplemente debería ser imposible. Y si esto pasa no busquen más excusas, el gobierno hizo fraude.
De acuerdo a la conformación final de las mesas a verificar debieron haberse auditado        9.556.558 votos. En otras palabras, si el Comando Venezuela tiene todas las actas que dijeron que iban a tener, pueden perfectamente hacer el ejercicio y decirnos, actas en mano, que Chávez tuvo mayoría en esos más de 9 millones y medio de votos.
El número de votantes que no se iba a auditar asciende a  9.245.781.  Si el Comando Venezuela nos dice cual fue finalmente el porcentaje de votos que se llegaron a auditar y nos demuestra que auditaron al menos mas del 50% de las cajas, y sus testigos vieron a Chávez ganar a Capriles sobrado que justifique ese millón y medio de votos en al menos ese porcentaje de las cajas auditadas, entonces cabe esperar estadísticamente que el restante porcentaje minoritario siga esa tendencia. Solo así me tragaré que ganó Chávez.
Muestren el 52,98% de actas auditadas en donde nuestros testigos vieron los votos con una mayoría roja del 54% y la gente se convencerá de este bodrio electoral. Eso será infinitamente mejor que salir declarando que el gobierno nos ganó porque la oposición se “percató” de que existía una Misión Vivienda o porque tenía ventajismo comunicacional.
Y si además de hacer eso, expresan que van a comenzar la lucha por Elecciones Auténticas, que van a pelear por que se abran todas las cajas y se audite el RE para los próximos procesos electorales, el pueblo cerrado les acompañará, no solo a las elecciones de Gobernadores y Alcaldes, sino a todas las elecciones que sean necesarias hasta sacar al sátrapa de Miraflores. Y no se equivoquen, el pueblo venezolano no es pendejo.
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

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JESÚS GONZÁLEZ CAZORLA, ¿POR QUÉ PERDIERON?, EL OMBUDSMAN

EXORDIO: No debe sorprender a nadie la ratificación de Chávez en la presidencia y digo ratificación porque de ninguna manera eso se puede llamar victoria. El dictador continúa pero esta consulta de popularidad le sirvió para evaluarse y se encontró que existe la mitad del país que no lo quiere y un gran porcentaje de ellos que lo odia. La oposición no perdió, todo lo contrario, ganó. Ganaron espacio político, ganaron adeptos, despertaron a un 20% de los abstencionistas y se encontraron a menos del 10% de ser la mayoría. ¿Quién perdió? Pues el país y Chávez que redujo la cantidad de votos o sea que no ganó nuevos adeptos todo lo contrario, incrementó sus opositores. Ahora ¿Por qué no se ganó la presidencia?  
HIPOCRITA UNIDAD: Sigue siendo la mayor debilidad de la oposición la verdadera unidad, los partidos continúan siendo el mayor obstáculo para lograr dos objetivos que resultan imprescindible para ganar elecciones: Unidad operacional y unidad jerárquica. La maquinaria electoral definitivamente fue la principal fortaleza del enemigo, la cual está jerárquicamente organizada y operacionalmente disciplinada, amén de contar con los recursos del estado para funcionar y convencer a los ignorantes necesitados o bien a los rentistas interesados que en definitiva representan un gran porcentaje de la población. Ganó el equipo mejor organizado.  
POSIBILIDAD DE FRAUDE: Sigue siendo un fantasma del proceso de elección, el Registro Electoral, la oposición continúa desestimando la depuración del electorado como una necesidad importante, donde se estima que existen unos 4 millones de venezolanos fantasmas cedulados y unos 2 millones de esos inscritos en el REP. Claro, como la oposición no es una organización permanente sino que solo se activa en las postrimerías de las elecciones no pueden desarrollar una operación que permita hacer esta depuración la cual misteriosamente el CNE no se dedica a ejecutar. La pregunta ¿Dónde estaban esos votos?
CONVICCION DICTATORIAL: Hasta la saciedad hemos tratado de convencer al mundo y a los venezolanos que este no es un sistema democrático y que las elecciones son solo plebiscitos del dictador las cuales se permiten mientras se está seguro que la van a ganar, pero que siguiendo la doctrina del Libro Verde de Kadaffi solo permite democracia verdadera en los cargos inferiores o sea en los que él no participa. Sinceramente jamás vimos esa película en la que el dictador entregara la banda presidencial a su contrincante. Es el modelo castrista, ¿o es que acaso no hay elecciones en Cuba? ¿Y es eso una democracia?
LA AUSENCIA DE LIDERAZGO: Sigue este país con una verdadera ausencia de liderazgo, no creemos que Chávez es el gran líder, quizás lo fue pero hoy solo se ha convertido en un excelente manipulador electoral. La contienda es y sigue siendo de “Chávez contra Chávez” pero la oposición sigue buscando un líder, en esta columna presentamos al principio de la campaña la gran cantidad de deficiencias que tenía el candidato, recomendaciones que en gran porcentaje corrigió pero para nadie es un secreto que las elecciones fueron su escuela y fue casi al final cuando su discurso y su oratoria finalmente tomaron cuerpo y enamoraron a un sector de la población pero no logró captar al chavismo. Ahora ¿Correrá la misma suerte de Salas, Mendoza o Rosales? Veremos.
EL DISCURSO: El programa fue una de las razones para no captar chavistas, lo no preparación de un programa a tiempo, cargado de demagogia y populismo lo puso en desventaja con un cuadro de falsas promesas de su contendor. El terror a la agenda oculta, al paquetazo, al programa neo liberal fue su mayor muro de contención y el candidato fue a las primarias sin discurso y tuvo desde febrero hasta julio para hacerlo pero no lo hicieron y lo intentaron utilizando una metodología no adecuada y durante la campaña. Ante la incertidumbre los chavistas prefirieron un malo conocido que un bueno por conocer.
RECOMENDACIONES: Aquí no hay perdedores, ¡Ganamos! Hoy somos más, estamos más cerca, solo nos queda organizarlos y dirigirlos adecuadamente, vivamos los errores y sin descanso preparémonos para las contiendas que se nos avecinan. La lucha continua provoquemos la victoria. 
EPILOGO: Este 29 de abril se cumplieron 3 años en el que el régimen me mantuvo  ¡preso! confinado a este estado, sin libertad de salir de este país y obligado a presentarme como un reo ante la justicia cada 30 días por defender mi libertad de predicarle al mundo la verdad. Este 21 de Mayo el gobernador Adán Chávez extorsionó a los dueños del Diario La Prensa para retirar esta columna de su edición, No obstante, no les tengan miedo, conviértase en mi detective, denuncie a mi correo electrónicoelcomandantecazorla@gmail.com o bien llámeme a mi teléfono 0424-536-5735, síganme mientras se puede por mi twitter @cazorlaonline Los que deseen saber quién soy  busquen: www.tu.tv/videos/quien-es-el-comandante-cazorla no obstante: A los malandros, ahí les dejo mi bien ganada reputación para que la hagan pedazos.
elcomandantecazorla@gmail.com

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JUAN CARLOS SOSA AZPÚRUA/ 07 DE OCTUBRE: CEMENTERIO DE LIBERTAD

Hace más de un año, cuando comenzaron a perfilarse las elecciones presidenciales, insistíamos en que nos parecía un disparate hablar de comicios democráticos cuando todos los poderes públicos, y especialmente el CNE, están secuestrados por un régimen autócrata y totalitario.
Afirmamos con reiterada narrativa que estábamos a punto de producir el clon de una película que ya habíamos visto y que no nos había gustado nada. Nuestro silogismo se fundamentaba en las premisas que si uno repite las mismas estrategias, usa los mismos actores y aplica el mismo guion, el resultado tiene que ser igual y no diferente.
Recordábamos el famoso dicho que se le atribuye a Albert Einstein: la definición de locura consiste en la repetición de las mismas acciones esperando resultados diferentes.

Si aplicamos el pensamiento del genio alemán para construir un silogismo sobre las premisas que acabamos de experimentar, la conclusión irremediable es que Venezuela está loca; que es lo mismo que decir que los venezolanos perdimos la chaveta. El mal que padecemos, la forma de locura que sufrimos, es similar a la que padeció Patty Hearst cuando la secuestraron.
Tras catorce años de vivir secuestrados, hemos demostrado que somos un caso de libro del llamado Síndrome de Estocolmo. La única opción al síndrome, es padecer masoquismo, y eso también es una forma que tiene la locura de manifestarse.
Entiendo que muchos apoyen a Chávez, y esos sí que no están locos. Al final del día, el comunismo sigue siendo una filosofía de vida muy atractiva para decenas de millones de personas en todo el mundo. El comunismo es tan atractivo porque responde perfectamente a la naturaleza humana en sus estadios menos evolucionados, cuando las bajas pasiones dominan la psique y empujan al individuo a resentir del éxito ajeno y querer apoderarse del mismo sin que medie esfuerzo alguno; partiendo de la base que todo aquel que tiene algo es porque se lo quitó a otro.
En el comunismo no se comprende que la riqueza puede ser producto del trabajo, del esfuerzo, del ingenio; esas cualidades jamás  son reconocidas o apreciadas por los comunistas; éstos buscan arrasar con todo, ser genuinas fábricas de pobres, igualar siempre hacia abajo, que todos seamos iguales compartiendo la miseria; evidentemente salvando de la regla a los jerarcas comunistas, quienes nunca aplican para ellos las mismas medicinas (venenos) que pretenden aplicar a sus vasallos.
En el comunismo eventualmente el espíritu involucionado encuentra armonía, deja de sentirse excluido del éxito, que se considera inalcanzable. Al ser todos fracasados, la envidia duerme y entonces se vive mejor.  Allí radica el éxito de Chávez con su público incondicional. Esa es la explicación del porqué tras catorce años de sistemática destrucción, donde el país se parece más a un basurero que a una nación, sean tantos millones de personas los que sigan viendo en Chávez a un redentor y no a una salvaje destructor.
Chávez redime la envidia y lo feo; mientras destruye la riqueza y lo bello; ese es el paraíso comunista. Y en ese olimpo de antivalores, Chávez siempre será un emperador imbatible.
Pero no estoy analizando aquí al comunismo, ni a Chávez ni nada de eso que ya todos sabemos.
Lo que importa tratar de entender es porqué las personas que no comulgan con el comunismo, que tienen a Chávez como lo que realmente es; en lugar de luchar por diferenciarse completamente de lo que representa, buscan en cambio parecerse a él. Y esa fue la estrategia electoral de la MUD y allí reside buena parte de la crítica que necesariamente tenemos que hacerle a los responsables de la estrategia que culminó en la hecatombe del 07 de octubre.
Los resultados electorales fueron para mí totalmente predecibles, incluyendo los porcentajes anunciados por el CNE. Jamás pensé que existiera oportunidad alguna de vencer a Hugo Chávez en una elección presidencial, y de esta convicción dejé constancia de múltiples maneras.
Cuando decidí apoyar a Henrique Capriles, siempre lo hice dándole un voto de confianza a la posibilidad de que al final del proceso, y habiendo conquistado millones de voluntades, Henrique tendría la fuerza necesaria para desconocer lo que fue una farsa desde el principio, deslegitimándola y haciendo un llamado público al desconocimiento colectivo de la autoridad usurpada de un régimen que hace años perdió toda legitimidad, de origen y de ejercicio.
Y aun dándole mi apoyo personal al candidato, nunca abandoné las suspicacias que me generaban los voceros de su campaña, quienes jamás perdieron la oportunidad de legitimar al CNE y activar una agresiva estrategia para imprimirle a la gente confianza absoluta en el voto.
Partiendo del falso supuesto que hablar de irregularidades en el ente comicial generaría abstención, la estrategia de la MUD consistió en blindar al árbitro y crear un manto protector que tapara cualquier rasgo perverso que pudiese asomarse.
Y una vez anulada toda posibilidad de exigir condiciones mínimas para que al menos el acto de votar fuera menos estéril, la MUD emprendió la segunda parte de su estrategia: el contenido de los mensajes de la campaña.
Otra vez subestimando muchas cosas, la MUD concluyó que confrontar a Chávez sería perjudicial y que mientras más parecido fuera Capriles al autócrata, mayores serían las opciones de conquistar voluntades. Al hacer estos supuestos y activar sus acciones siguiendo esas pautas, se abandonó por completo la posibilidad de enseñarle a los venezolanos que efectivamente es posible tener un país diferente y mejor al que ha ofrecido y logrado Chávez. 
Esta campaña era la oportunidad perfecta para quitarle el velo a la bruja y enseñar toda su fealdad sin anestesia. Horrorizados por el espanto de semejante esperpento, entonces se tenía que haber enseñado lo que puede ser un país liderado por personas que no comparten la filosofía del fracaso, y que son capaces de implementar en Venezuela un sistema genuinamente libre y capaz de generar prosperidad a través de la materialización de una filosofía de vida antagónica al comunismo y los antivalores que le dan forma; una manera de concebir la vida y la humanidad diametralmente diferente a la de Chávez; no rindiéndole culto a nada de lo que el autócrata implementó para engañar al pueblo, para hacerle creer que regalándole cosas la vida mejora.
Una de las implicaciones más terribles de la campaña diseñada por la MUD fue el homenaje que le hizo a la “obra” de Chávez, aplaudiendo sus misiones se reivindicó una mentira y en lugar de ofrecer una alternativa se cayó en la trampa del régimen, en su farsa.
Más allá de la frescura del candidato, de su juventud e ímpetu innegable, la falla mortal consistió en no representar ante los ojos de los comunistas ninguna diferencia respecto al emperador que ya tienen; mientras que en aquellos que no somos comunistas, más que emoción y convicción, la campaña nos generó decepción en su contenido y simple resignación de votar por alguien sencillamente por no ser Chávez, y no por representar intrínsecamente una diferencia en la forma de concebir la vida, en la filosofía que arroparía a las políticas públicas que se emprenderían.
Hasta aquí podemos referirnos a dos fallas: 1) Blindar con titanio las irregularidades del CNE; 2) Una campaña electoral fundamentada en mejorar lo que Chávez ha hecho; sin diferenciarse estructuralmente, lo que conllevó implícitamente a un reconocimiento de la “obra” de gobierno chavista y su consecuente legitimización.
Y a estos puntos hay que añadir un tercero: el caso omiso que se hizo de la naturaleza totalitaria y delincuencial del régimen que se confronta; transformando un evento absolutamente aberrante por lo desproporcionado e injusto; en una carrera de iguales donde el vencedor gana en justa lid y el vencido reconoce su derrota, felicitando al primero por una legítima victoria que ontológicamente jamás podía darse.
Son múltiples las razones por las cuales la carrera era una competencia nula y tenía que haberse suspendido a tiempo para exigir la justicia que le estaba negada.
Primero: Chávez no podía ser candidato. Su candidatura violaba el principio constitucional de alternancia en el poder  y el referéndum que permitió la relección es doblemente inconstitucional, porque viola este principio de alternancia y porque fue producto de una segunda consulta en el mismo período constitucional. Además, su candidatura violaba otra vez la constitución por tratarse Chávez de un militar activo según la nueva ley de las Fuerzas Armadas y constitucionalmente un militar activo no puede optar por la presidencia de la República.  
Segundo: El uso indiscriminado de las arcas del Estado para promover y consolidar la candidatura del autócrata. Nunca fue tan pública y notoria la corrupción administrativa del régimen como en esta campaña.
Tercero: El abuso desproporcionado de los espacios televisivos y radiales para encadenar el país promoviendo su candidatura; sin que mediara sanción alguna por parte del CNE, organismo que supuestamente es autónomo según la MUD.
Cuarto: De cinco rectores que tiene el CNE, cuatro han estado inscritos en el PSUV, violando la ley electoral.
Quinto: Un REP de 19 millones de personas que rompe toda lógica matemática, estadística; histórica y demográfica.
Sexto: La existencia de presos políticos a quienes se les ha negado toda justicia porque de manera pública y notoria el autócrata ordenó que así fuera. Esto evidencia sin duda el carácter ilegítimo del régimen.
Y podríamos añadir muchos puntos más, pero a los fines de este análisis los anteriores son suficientes para ilustrar el por qué no podía convocarse al país a un proceso que solamente puede darse cuando existe separación de poderes, autonomía de los mismos, transparencia y posibilidades reales de hacer una competencia equilibrada y razonablemente civilizada, con competidores legítimos y capaces de optar para el cargo que aspiran.
De no existir estos supuestos, la convocatoria de unas elecciones presidenciales es un acto que contempla riesgos mortales, haciendo que todo el proceso sea una completa farsa, independientemente de lo que suceda el día específico cuando las personas depositan su voto.
Y es bajo esta premisas que hacen totalmente ilegítimo a Chávez, que abrigamos la esperanza que Henrique Capriles así lo entendiera y usara las voluntades conquistadas para hacer lo correcto: desconocer la autoridad de entidades ilegítimas, convocar a los venezolanos a acompañarlo en su gesta, hacer un llamado a todas las fuerzas vivas del país, convocar a la comunidad internacional y exigir el restablecimiento del orden constitucional vulnerado por el régimen de Chávez. Esa actitud quizás no hubiese rendido frutos inmediatos, pero definitivamente hubiera herido de muerte la legitimidad de Chávez, erosionando su base de poder y conllevando a su desplome en un tiempo perentorio.
Pero en lugar de hacer esto, Henrique hizo lo peor que pudo haber hecho. Al conocer los resultados de las elecciones, su discurso, en contenido y forma, logró lo siguiente:
1)  Consolidación de confianza sobre un proceso que nació abortado, blindando con más fuerza al CNE y despistando cualquier posibilidad de cuestionar su autoridad y su legitimidad como poder público secuestrado por Chávez. También colocó un obstáculo infranqueable para cualquier posible auditoría que cuestionase la veracidad de lo dicho por un CNE que no cumple con las exigencias constitucionales. Los resultados electorales, sean los que fueren, quedaron tapiados con acero indestructible.
2) Legitimación de Chávez como candidato en justa lid y como presidente demócrata de un país libre.  El discurso de Henrique jamás mencionó las premisas que hicieron que todo el proceso fuera una morisqueta; y cuando se aceptó derrotado, lo hizo con una narrativa que ponía a su contendor en igualdad de condiciones en todos los sentidos, jamás poniendo en entredicho la aberrante victoria de un hombre que cometió todas las faltas posibles antes y durante la competencia, viciándola de nulidad absoluta.
Visto lo anterior es evidente que la MUD y su candidato jamás entendieron lo que realmente estaba en juego en estas elecciones. Nunca asumieron el reto como la oportunidad real de salvar a Venezuela de la esclavitud, liberarla para llevarla a estadios donde los valores humanos sean la premisa, no los antivalores que hoy padecemos.
Lo que se deduce de esta historia, es que la MUD y su candidato concibieron este proceso como la oportunidad de sumar apoyos para sus respectivos partidos políticos, y salvaguardar ciertos espacios que les permitan a ellos seguir respirando como entidades partidistas, cuidar algunas gobernaciones, conquistar ciertas alcaldías y obtener recursos financieros para su operatividad.  Esta premisa se evidencia a la luz de todo lo que fue la campaña, de las actitudes tomadas el día de la votación y de las declaraciones que han dado sus voceros desde el domingo hasta el momento de escribir estas líneas.
Afirman que respecto a las elecciones del año 2006, la oposición avanzó dos millones de votos, mientras que Chávez no llegó al millón. Celebran esos resultados como una victoria e invitan al país a acompañarlos en los próximos eventos electorales.
Los voceros de la MUD continúan sus discursos libres de autocrítica, alejados de reflexión, completamente orientados a los siguientes comicios, a la continuación indefinida de su estrategia electoral, que es lo mismo que decir, orientados a la continuación indefinida de su concepción de país y de su entendimiento de lo que representa el régimen de Chávez y las maneras de confrontarlo.
Uno tendría que preguntarse: ¿Ha sido la MUD exitosa en su estrategia?
Sus acciones, ¿han llevado al país opositor a lugares donde queremos vivir, a situaciones que nos den paz y armonía?
¿Ha contribuido la MUD a desenmascarar al tirano disfrazado de demócrata, o más bien sus acciones han fortalecido la máscara, haciéndola parte inseparable del horrendo y verdadero rostro que tiene la tiranía de Chávez?
Esos espacios conquistados por la MUD, ¿han frenado algo el avance de la revolución chavista y su destrucción de Venezuela?
Con cada proceso electoral: ¿se fortalece la sociedad venezolana o se reitera que el interés partidista y temporal respira con independencia del interés trascendental de libertad y progreso de dicha sociedad?
El 07 de octubre apenas marca un capítulo en la historia indefinida y continua de los partidos políticos. Para éstos, el 07 de octubre es un día para sacar cuentas de cuánto dinero recaudaron, de cuántos feligreses reclutaron; de qué posición ocupan entre ellos y cómo enfocarán sus futuras movidas.
Para los partidos políticos y sus dirigentes todo indica que la Venezuela de Chávez es un tablero de juego donde ellos son fichas que pueden circular respetando ciertas reglas impuestas.
Dentro de este tablero, las elecciones son fundamentales. Ganen o pierdan, para los partidos siempre es ganancia una elección, permanecen en el tablero y algunos réditos acumulan con cada ficha que mueven, en cada espacio donde se mueven, sobre los espacios que el dueño del juego les permite tener.
Y el dueño del juego es inteligente y por eso el juego se llama democracia, aunque lo que no sea parte del juego se esté hundiendo en la más oprobiosa tiranía.
Cabe preguntarse, ¿son los intereses de estos jugadores los mismos intereses que tienen los que no juegan?
Si se deslegitima el juego… ¿quiénes pierden y quiénes ganan?
El problema se acentúa cuando extendemos la mirada y nos damos cuenta que efectivamente estamos secuestrados, y padeciendo el síndrome de Estocolmo.
¿Por qué afirmo esto?
Porque es evidente que una matriz de opinión no se crea únicamente con el esfuerzo de los partidos políticos. Que son muchas las personas que a pesar de estar secuestradas piensan que el juego de Chávez puede seguir siendo el juego del país.
Articulistas de prensa, representantes de la iglesia, empresarios, periodistas, amas de casa, otros profesionales y estudiantes contribuyen con sus acciones y palabras al fortalecimiento del juego de Chávez.
Ante la incertidumbre de lo desconocido, optan por lo que creen es el mal menor, aplicando el dicho que mejor malo conocido que bueno por conocer, se resignan a ser seguidores de los dirigentes políticos y, al hacerlo, también se vuelven fichas del juego de Chávez, aunque sin recibir los mismos cuantiosos réditos que reciben las fichas principales.
Y es que deslegitimar el juego implica paralizarlo. ¿Quieren las fichas de un juego ser engavetadas o prefieren continuar jugando?
Cuando un país carece de una dirigencia con visión trascendental, caemos en la trampa donde nos encontramos. El síndrome de Estocolmo que la mayoría padece, ha hecho que los venezolanos se precipiten en el embrujo de una fantasía que jamás se cumplirá, pero que tiene suficiente fuego para mantenerla caliente por mucho tiempo.
A los cubanos les pasó, también a los europeos del Este durante el reinado de la Unión Soviética. En estos países, el sentimiento de rechazo mutó en rabia, para dar paso a la aceptación y finalmente a la resignación. Esta fórmula se está aplicando en Venezuela.
Y ocurre que la única salida que tenemos al dilema que hoy nos condena pasa por asumir actitudes que lucen lejanas.
Se insiste en tapar el sol con un dedo; en decir que la tierra es cuadrada y el cielo es verde.
No hay luz que permita ver a alguien que desea ser ciego.
Lo estamos viendo hoy. Los primeros que insisten en negar la farsa son los primeros que deberían querer evidenciarla.  Y las discusiones caen en terrenos estériles, como tratar de discutir cuántas espinas tiene el erizo. 
El fraude ya no está en cuántos votos sacó uno y cuántos el otro; el fraude ni siquiera pasa ya por el organismo que cuenta los votos; el fraude es todo el juego con sus reglas, lo que hay que erradicar de tajo es el juego entero, y eso tiene costos e implica riesgos, y los jugadores, ninguno de ellos, quiere eso.
Venezuela está atrapada y sin salida. La única solución que yo veo implica asuntos que son muy complejos y no parece existir ni el entendimiento, ni la voluntad, ni tampoco la fuerza para materializarlos.
La dirigencia actual tendría que revisarse, y es obvio que no lo hará.
Los seguidores de esa dirigencia tendrían que exigirle cuentas a la misma, hacerle críticas y solicitarle cambios de estrategias, y nada de eso ocurrirá.
Y aún si esto se hiciera, muy probablemente tendría que surgir una nueva dirigencia con la visión, determinación y apoyos suficientes para implementar las acciones necesarias que permitan romper la pared del callejón sin salida que hoy nos entrampa.
¿Dónde están esos líderes? ¿Quiénes son estos pensadores, políticos y sociedad civil que deben tomar la batuta? ¿Existen entre nosotros?
La respuesta es terrible. Si existieran, muy probablemente ya los conoceríamos, pero todo indica que esto no es así.
Quizás lo que resta es resignarse al juego actual, esperando que suceda un hecho fortuito que cambie la dirección de las cosas para lograr el milagro de curarnos la locura y permitirnos la posibilidad de ser genuinamente libres.  Esta conclusión es desoladora, pero así veo hoy al país, con desolación.
Para aquellos que no somos fichas del juego de Chávez, ni seguidores de los jugadores, el 07 de octubre fue una hecatombe trágica, dura, y final.
Para nosotros, los que ni somos fichas del juego, ni fanáticos del mismo, ni locos ni víctimas del síndrome de Estocolmo, lo que ocurrió el domingo no puede ser positivo en ningún sentido que se le vea.
Para nosotros, el saber que somos seis, ocho o diez es irrelevante, igual de irrelevante que saber que en lugar de cuatro, ahora son seis los pasajeros de un avión al que se le apagó el motor en pleno vuelo.
Para nosotros, el 07 de octubre representa un día de luto, como si hubiese sido el día en que asistimos al entierro de un ser querido asesinado. En este cementerio, el muerto se llama Libertad.
Todo lo que mató a ese ser querido está representado por estrategias fallidas, líderes equivocados y una sociedad integrada por tres tipos de seres: los comunistas (esclavos por decisión propia); los locos (incluyendo a los masoquistas y víctimas del síndrome de Estocolmo) y los reaccionarios, estos últimos los que salimos llorando del cementerio, ese seco 07 de octubre de 2012.
Hasta que los venezolanos estemos dispuestos a ser distintos a lo que hemos sido, estaremos condenados a repetir los errores una y otra vez, hasta la eternidad; tal y como Einstein diría, signados por la locura, con el coco patinando en una pista congelada por el frío de la esclavitud.
Lo primero que deberíamos hacer es sentarnos a reflexionar. Hacer un juicio muy crítico de lo que nos ha ocurrido, y mejorar en nosotros aquello que haya contribuido a traernos hasta donde estamos.
Tenemos que exigir cuentas. Lo que ocurrió el 07 de octubre es muy grave, para los hombres y mujeres libres la muerte de la Libertad es algo serio.
Hecho lo anterior, abracemos a aquellos dirigentes conocidos que estén dispuestos a cambiar, a reconocer sus erradas estrategias, teniendo la capacidad de ofrecer alternativas a los caminos que ya hemos recorrido y que condujeron a este callejón sin salida, al cementerio de la Libertad.
Busquemos nuevos dirigentes y apoyémoslos para que tengan fuerza y puedan liderar al país con más sabiduría y aciertos.
Al final, lo que nos queda es repetirnos que la esperanza es lo único que sobrevive. Pero aquí también hay que hacer una salvedad.
La esperanza que se cultiva en el terreno de la mentira es el arma perfecta de los dictadores.  Todo país esclavizado es víctima de este tipo de esperanza, si no pregúntenle a algún cubano si uno de cualquiera de los 53 años de dictadura sufridos ha sido un año en que ha dejado de pensar que sería el último que viviría como esclavo.
La esperanza se tiene que abonar en el terreno de la verdad. Y la verdad a veces es muy dura.
Pero a menos que tengamos la valentía y determinación de asumir el costo de la verdad y confrontar la realidad, estaremos condenados a vivir en el juego de la fantasía, un juego que se llama democracia pero que no tiene un final feliz.
La opción de ese final es tarea pendiente.
venezuelafenix@gmail.com
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