BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

lunes, 17 de agosto de 2015

CARICATURAS del lunes, 17 de agosto de 2015,EL REPUBLICANO LIBERAL, DIARIO DE OPINION, RAFAEL RIOS Y/O EDUARDO SANTOS, HUMOR, DEL DÍA, FORMA ESPECIAL DE OPINAR, RECOPILACION, MAS RECIENTES, VENEZUELA,



















Rafael Rios
rariga2@gmail.com
@rariga

Eduardo Santos
eduardosantos211@gmail.com
@edsantos211

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CARLOS BLANCO, EL RELEVO VIENE “EN MILÍMETROS DE SEGUNDO”

La mayor parte del país procura el reemplazo del régimen de Nicolás Maduro lo más pronto posible, mediante vías constitucionales y pacíficas. Salvo pequeños grupos convivientes, el chavismo y las fuerzas opositoras coinciden en ese objetivo. Es claro que el país no aguanta, menos aún con la crisis humanitaria que asoma sus fauces.

Ese objetivo requiere un liderazgo capaz de plantearse el relevo, de abordar la transición en marcha, de tener un programa viable para el futuro inmediato y de abrir canales para una nueva elección presidencial lo más pronto posible. Se requiere una oposición vigorosa que sea capaz de tender puentes con aquellos representantes del régimen saliente que también buscan el cambio. La oposición no se restringe a la MUD, aunque ésta ha sido la herramienta para la participación electoral. Pero, no lo está haciendo bien. Más bien refleja arrogancia y sectarismo de parte de quienes la controlan.

El fracaso de la reciente convocatoria de la MUD tiene relación con su manejo político. Es obvio que han procurado deslindarse respecto de los liderazgos de Leopoldo López, Antonio Ledezma y María Corina Machado. Los dos primeros presos y la tercera inhabilitada por el régimen. El más reciente episodio lo demuestra. Cuando MCM propuso a Isabel Pereira no sólo lo hizo porque debía aplicarse la misma regla que a los otros inhabilitados (sus partidos propondrían a sus sustitutos) sino que al contar con el apoyo expreso de Leopoldo López, se pensaba que su partido, Voluntad Popular, no se prestaría a sustituirla como querían los fanáticos del “deslinde”. Pero no ocurrió así. Voluntad Popular, de manera insólita, o no le hizo caso a su líder o éste cambió de posición. Así se perdió la oportunidad de que una mujer como Isabel Pereira, de altos quilates intelectuales y ciudadanos fuese candidata.

Sin duda los ciudadanos aprovecharán cualquier oportunidad que tengan para derrotar al régimen. El 6-D es una de ellas. Pero no es lo mismo movilizarse con entusiasmo en una política de victorias sucesivas hasta las elecciones y de allí en adelante, que pensar que los opositores ante la carencia de alternativas diferentes a las elecciones, están atados a la MUD. 

Los votos no bastan, aunque son indispensables; la convicción de que vale la pena hacerlo por el futuro y que esos votos tienen un liderazgo que los defienda, es fundamental. El fracaso del sábado pasado es una señal de alerta.

La unidad debe ser un raudal en el que concurran con entusiasmo muchas vertientes y no el peor-es-nada de los ciudadanos.

Carlos Blanco G.
@carlosblancog .
www.tiempodepalabra.com

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OSWALDO ÁLVAREZ PAZ, UNIVERSIDADES EN LA MIRA

Es difícil jerarquizar los problemas que azotan a la nación. La inseguridad, la escasez, el costo de la vida, la falta de oportunidades para trabajar, el déficit escandaloso en salud y educación, el deterioro de la planta física, la entrega de la soberanía a los cubanos, la increíble actitud ante Guyana y lo que significa la reclamación esequiva, son apenas algunas de las situaciones que al profundizarlas, nos llevan a una conclusión: Venezuela vive la peor tragedia de su historia contemporánea.

Todos los males están sobre diagnosticados, pero es poco lo que se hace para enfrentarlos con ánimo de superación. Uno de los más importantes está referido a las Universidades. Tanto a las nacionales y autónomas como a las privadas que no se han doblegado ante el régimen. Son víctimas de un acoso sostenido. Se agrava progresivamente. La acción va desde la manipulación para interferir las elecciones de autoridades, de estudiantes, profesores, empleados y obreros utilizando a discreción al desacreditado Tribunal Supremo de Justicia, hasta el cerco presupuestario para asfixiarlas colocando a quienes las dirigen en papel de mendigos ante quienes tienen el control total del poder y del dinero que le va quedando al país. Ahora pretenden también determinar el ingreso de quienes aspirar estudiar mediante un rígido control al margen de las normas establecidas de manera libre y autónoma. Se trata de un nuevo intento para infiltrarlas, deteriorar la calidad operacional e ir creando condiciones de ingobernabilidad que justifiquen medidas represivas o, incluso, la intervención definitiva de las mismas. Quedaría liquidada la autonomía universitaria por la cual tantos hemos luchado durante tanto tiempo.
De acuerdo a nuestra legislación y a la mejor tradición, los egresados también somos parte activa de la Universidad. Desde estas líneas quiero enviar un claro mensaje a este sector para que tomemos conciencia de la magnitud del peligro. Tenemos una altísima cuota de responsabilidad con relación al desenlace previsible. La comunidad universitario nos necesita con urgencia. A ese llamado debemos responder con energía y acciones concretas coordinadas con las autoridades de cada institución y con los gremios docentes, estudiantiles y sociales que conviven en cada Universidad.
Los candidatos a la Asamblea Nacional deberían estar a la cabeza de esta lucha.
Oswaldo Alvarez Paz
oalvarezpaz@gmail.com
@osalpaz

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LUIS DANIEL ÁLVAREZ V., NO LLORES, RÍE ARGENTINA

Muchas son las lecciones que deja el proceso de Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias que se celebró en Argentina el pasado domingo, no sólo con miras a definir la política interna de ese país sino como elemento adicional que puede incidir en el comportamiento comicial de otros países de la región y en los  eventuales cambios que pueden empezar a suscitarse.

Lo primero que hay que mencionar es la poca vinculación que el candidato oficialista Daniel Scioli tuvo con la presidenta Fernández de Kirchner, pues aunque reivindica la continuidad del modelo político que emana desde el 2003, considera que deben venir algunos cambios. Probablemente, el símbolo más relevante de la nueva manera de ver la política Argentina está en la ausencia de la presidenta en el comando de campaña del candidato de su partido.

Puede haber dos factores que van a incidir es la posibilidad de que el Frente Para la Victoria se mantenga: el primero, es el creciente nivel de populismo que ha llevado a que un gobierno con resultados deplorables en materia de salud, educación, economía y seguridad tenga una alta posibilidad de mantenerse; la otra variable es la actitud de una oposición que no ha entendido que la prioridad inmediata es la defensa del país y que no es momento de polemizar en torno a gustos y visiones particulares.

Si algún grupo pareció entender esto fue la coalición Cambiemos que dirimió su abanderado presidencial entre Mauricio Macri, Ernesto Sanz y Elisa Carrillo, personajes con notables diferencias ideológicas pero que comprendieron que sólo unidos es posible derrotar al proyecto cada vez más totalitario de la familia Kirchner.
Por el contrario, Sergio Massa jugó a ganar una primaria que buscó exacerbar el descontento y aunque quedó tercero (al vencer en su interna a De La Sota) va a ser fundamental para determinar el futuro de Argentina.

Todo el manto electoral argentino tiene a su alrededor una perversa y macabra normativa electoral qué impide, una vez realizadas las primarias, hacer sustituciones a las fórmulas; es decir que la única manera de derrotar al gobierno es a través de una candidatura verdaderamente unitaria que pueda eventualmente hacer que alguna de las postulaciones se retire a favor de la otra porque ya no hay tiempo de poder fusionar a los sectores.

En octubre tienen los argentinos una enorme oportunidad para propiciar un gran cambio en democracia. Para que más adelante puedan dirimir los conflictos entre radicales, peronistas  y liberales, entre otros, tiene que ganar alguien distinto al actual sistema populista, que además de abusivo en temas ligados a los derechos humanos, ha demostrado ser un rotundo fracaso. En las próximas elecciones, aunque no es sencillo, Argentina puede cambiar, y aquellos que desde el poder dicen "no llores por mí Argentina", verán como la risa de esperanza y cambio derrota al llanto.

Luis D. Alvarez V
luis.daniel.alvarez.v@gmail.com
@luisdalvarezva

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ANTONIO JOSÉ MONAGAS LA HISTORIA CONTADA DESDE EL MILTARISMO, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL


La historia venezolana, pareciera ser el resultado de una enrarecida relación de situaciones que, a decir de quienes la escribieron, dista de quienes la padecieron.

Aunque de la historia, se han hecho injustos comentarios, no hay duda de que en algunos momentos ha servido para mostrarle al hombre el camino de las libertades. Por eso, ha dejado ver no sólo los acontecimientos más heroicos por cuyos efectos ha podido edificarse parte del mundo, sino también ha sido el espejo de contradicciones que han delineado las confusiones y equivocaciones cometidas en nombre del desarrollo de las naciones. La historia contemporánea así deja verlo. Sin embargo, un grave problema surge cuando se enfrentan historias distintas alrededor de un mismo hecho. De ahí derivan confrontaciones que exponen perspectivas que no logran conciliar posturas. Es el conflicto que se da al resaltarse las brechas que se ciernen entre la historia política y la historia militar frente a un mismo hecho lo cual desdice del sentido de construcción que debería fundamentarse desde la historia.

La historia venezolana, pareciera ser el resultado de una enrarecida relación de situaciones que, a decir de quienes la escribieron, dista de quienes la padecieron. Particularmente, si se entienden situaciones que lucieron significativas a los intereses y necesidades de un poder político impositivo y que por ello ha buscado encubrir sus determinaciones mediante un populismo disfrazado. No obstante, las actuales realidades, siguen dejando moverse por las mismas circunstancias que en otrora fraguaron tan cuestionadas realidades.

De hecho, los problemas que hoy afectan el devenir social venezolano se explican, en buena parte, en la manipulación que la historia ha delineado. Es así como destacadas figuras del acontecer político nacional, han desvirtuado el significado de acontecimientos y episodios pretéritos para ajustarlos a su conveniencia. De esta forma, se desfigura el entramado conceptual a partir del cual es posible concienciar actitudes comprometidas con las exigencias de un desarrollo equilibrado no sólo político. También, en cuanto a lo económico y lo social.

El militarismo, como ideología alevosamente engranada, se ha prestado para deformar el conocimiento alrededor de lo que ha implicado el ejercicio de la política entendida ésta en su mayor sentido. Lo mismo ha ocurrido por causa de una historia política cuya narrativa suele modificarse a instancia de los intereses sobre los cuales giran las aspas del poder. Es así como muchas de las guerras de independencia y de las guerras civiles que se dieron en la época del caudillismo, han actuado como referencia para esgrimir una doctrina militarista de la cual se han valido personajes con ínfulas de reyezuelos.

Cuesta así comprender que la historia sea “el progreso de la conciencia de la libertad”, tal como solía expresarlo el filósofo alemán, Friedrich Hegel. Aún cuando para muchos, el futuro sólo puede construirse a partir del hecho histórico debidamente entroncado en el alma de un pueblo, para otros es la narrativa contada por quienes se vinculan con el poder político o con la fuerza militar. Es decir, encarna el peligro de ser adulterada y se derrumbe todo lo que por ella se edificó. Sin embargo, así ha venido sucediendo toda vez que el militarismo venezolano logró desencajar el tinglado de hechos que sirvieron algún momento a estudiosos de la historia para recomponer la estructura civilista nacional.

Hoy es aberrante dar cuenta de cómo el militarismo de marras trastocó el sentido de patria que tanto costó fraguar en el sentimiento de la Venezuela del siglo XX. El saludo militar actual es la aberración de lo que fue la conciencia de una historia vista como filosofía en ejemplos. Asimismo, la denominada Colección Bicentenario, desvirtúa los conceptos básicos de ciudadanía al exponer realidades distorsionadas para así complacer las necedades de un régimen militarista. O lo que equivale a ver la historia contada desde el militarismo.

VENTANA DE PAPEL

SE PERDIÓ LA REPÚBLICA

La vorágine que vive el país desde los años noventa, obliga a decantar ciertos conceptos políticos y así, a aclarar situaciones que se tornan confusas. Una es, el concepto de república lo cual necesita saber cuando es que se dan cada una de las que, constitucionalmente, fueron creándose en el tiempo histórico. Pero a decir por lo sucedido, el país dejó de ser una república civil para convertirse en república militar. Quizás, con la intención de utilizarla para arreglo de componendas ideológicas que servirían a intereses localizados al interior de una estructura político-partidista.
Sin embargo, tales pretensiones no han ido por el camino de la insurgencia que avala toda revolución verdadera. Más, por lo engañosa que ha sido la llamada revolución bolivariana toda vez que se ha servido de un doctrinario socialista inventado sin que hasta ahora se tenga claridad de cuál es su norte social y económico pues todo terminó enmarañándose para luego transformarse en el monstruo que sólo busca comerse a si mismo.
No hay duda de que el país vive una dicotomía que tiende a acentuar la fractura que ha dividido no sólo la historia. Igualmente, la sociedad. Y cómo no fue así, si los procesos autocráticos por los cuales se rige el presente régimen tienden a hacer anacrónica la faz del país volviéndola atrasada tecnológica, económica y políticamente.
De hecho, la concepción de república dejó de ser lo que Montesquieu razonó como el ámbito espiritual bajo el cual las virtudes del hombre fundamentan un gobierno donde domina la paz y las leyes. Ahora la república dejó de ser lo que en principio fue o pretendió ser. Es decir, una república civil o civilista. Fue así como la anomia borró la institucionalidad, La demagogia barrió la democracia. La violencia sembró la inseguridad. La impunidad instaló la corrupción. La desvergüenza desmoralizó la sociedad. Y la arbitrariedad arrasó con los valores.
Al perderse el sentido de república civilista, las realidades sucumbieron para darle paso a lo que luego se impuso: una república militarista en la cual el sector militar se apropió de la estructura gubernamental para vapulear la democracia de manera encubierta. Así podría negarse ante el resto del mundo lo que luego pervirtió las libertades y la justicia venezolana, a pesar de los preceptos constitucionales que exaltan la democracia como sistema político a partir del cual se enarbolan los conceptos y procesos que comprometen las libertades y derechos fundamentales del hombre de cara al discurrir nacional. Lo que ahora vive el país jurídica y políticamente, es una aberración conducida por hombres que no tienen formación como estadistas. Ni siquiera como dirigentes de partidos políticos democráticos.
En Venezuela, la palabra no se tiene como recurso de reivindicación democrática. La palabra resultó aniquilada al conjurarse la libertad de expresión, golpearse la libertad de información y lesionarse la libertad de prensa. Ya no quedan medios libres que no se vean censurados por vías ajenas o por decisión propia. Las amenazas se convirtieron en el recurso de mayor disposición por parte de la fuerza que gobierna al país. Lamentablemente, puede decirse que se perdió la república.

LOS PELIGROS DEL PERIODISMO DEMOCRÁTICO

Si bien es cierto que el periodismo es un oficio que dignifica a quien lo ejerce honestamente, también es cierto que su praxis está constriñéndose a consecuencia del impúdico terrorismo al verse desenmascarado públicamente. Pero también, por la pretensiones hegémonicas de gobernantes acosadores y usurpadores.
Considerar que el periodismo es tan primordial para la vida en democracia, no significa que no está sentado sobre explosivos en riesgo de prenderse. Aunque el caso de México, evidencia la crisis que padece el periodismo, el caso Venezuela no está muy lejos de calcarlo, aún cuando con distinto patrón.
No obstante, la situación del periodismo venezolano no deja de ser alarmante toda vez que hay periodistas víctimas de persecuciones. Medios impresos acorralados por las coacciones del órgano gubernamental de Telecomunicaciones. Medios radiales también inhibidos. O peor aún, arrebatados a sus dueños para luego ser transformados en emisoras al servicio del partido de gobierno.
Sin embargo, el periodismo sigue siendo fundamental para contener la crisis de Estado bajo la cual se debate el futuro del país. Aunque a pesar de esto y mucho más, seguirán advirtiéndose los peligros del periodismo democrático.

“En el militarismo se fortifica la arbitrariedad. Tanto así, que en su terreno yace la democratización cimentada en el sentimiento republicano”

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas

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EGILDO LUJAN NAVAS, LA ENDÉMICA VENEZUELA FORMATO DEL FUTURO…

¿Es Venezuela un país políticamente endémico?. ¿Es el venezolano un ciudadano endémico, apático o patético?. En cualquier caso, huele a tristeza para cualquier venezolano que no sepa cómo definir a su país, y que cuando se atreve a describir un diagnóstico se encuentra ante el hecho de que no puede focalizarlo en un aspecto estrictamente puntual, sino en la pluralidad de calamidades que hoy se posan y rodean al territorio nacional, con millones de ciudadanos adentro.

La pasional identidad criolla con el catolicismo y lo religioso en general permite que, más allá de esa duda cultural antes descrita, prevalezca la convicción de que  se vive en un país bendito por la gracia Divina. Y que ha sido eso precisamente, lo que le permitió tener en sus manos un gran tesoro que, de haber sido utilizado con inteligencia, humildad y sabiduría, le hubiera permitido dar el gran salto y formar parte de la elite de los países del primer mundo. Esa racional y ética conducta administrativa, sin embargo, fue suplantada por el personalismo, la egolatría y la irracionalidad gerencial, y todo se tradujo en un costoso retroceso.
Ese volver atrás se manifiesta en que la petrolera Venezuela se disputa actualmente la mayoría de los últimos lugares, en la casi totalidad  de los índices que producen las investigaciones que realizan los más prestigiosos centros académicos del mundo, incluyendo sus universidades. Sobre todo de índices que arrojan lo peor que hacen o sucede en países que, por múltiples causas, no han superado deficiencias que les permitan adentrarse en lo civilizado.
Es decir, se plantea una situación totalmente distinta a todo aquello que había conquistado esa misma Venezuela petrolera, para adentrarse y alcanzar estándares propios de una nación con posiciones de vanguardia bien apuntaladas, pero que actualmente pareciera estar siendo diezmada por los efectos de una peculiar guerra civil, como por la obligación de vivir en situaciones propias de una economía de guerra. Mejor dicho, de un conjunto de factores naturales -o propios- de un ambiente en donde predominan verdaderas fuerzas del mal, con poder suficiente para neutralizar la importancia de saber capitalizar la utilidad que provoca la combinación de lo tecnológico, lo científico, lo comunicacional, que es, hoy por hoy, la más genuina expresión de lo que producen los seres racionales viviendo en un ambiente de libertad.
El “distraccionismo” a la venezolana provoca una indescriptible abundancia de motivos para evadir el tema. Hombres y mujeres en abundancia, por el contrario, tratan de encontrar respuestas a los hechos a partir de la lectura de horóscopos; otros no muy pocos, de igual manera, se inquietan ante la palabra de un cartomántico o videntes de variadas técnicas o creencias. Y los que más, a la vez que rezan y ruegan a Dios por su apoyo, ayuda y asistencia  ante lo obvio de que, “las cosas no andan bien”, porque el mal entró y se apoderó de Venezuela, no siempre identifican semejante realidad como consecuencia de previas acciones, muchas de ellas cazadas con la creencia a favor de la viabilidad y factibilidad de supuestas acciones mágicas, como de lo probable de construir “milagros” al margen del esfuerzo productivo.
No es un asunto de visiones fatalistas sobre lo que sucede. Tampoco de concepciones catastrofistas acerca del sitio al que se ha llegado, y del que ya supuestamente no es posible regresar. Sí de internalizar lo que plantea el reto histórico para los venezolanos, de superar su sometimiento actitudinal de adoración al mal, para producir un reencuentro con la senda del bien; con el camino apropiado, “en la seguridad de que Dios, nuestro Señor y guía, nos tenderá su mano bondadosamente, e irradiará luces a favor del entendimiento entre los venezolanos”.
Venezuela sí está endémica. Está altamente contaminada.  Enferma de todo y en todo: en lo social, lo político, lo económico y lo moral. No es un problema puntual; tampoco algo que le atañe a pocos. Es un problema de todos los venezolanos y de cada habitante de Venezuela. Por lo que sin la concurrencia y participación comprometida de la mayoría, es imposible resolver el sometimiento a dicha situación. Para quienes presumen de conductores, de ejercer liderazgos, no hay futuro en armonía si se insiste en desconocer que los venezolanos, antes del contagio, siempre fueron  expresión de un pueblo afable, bondadoso, amigable y, sobre todo, emprendedor y trabajador.
Como sociedad, Venezuela registra las incidencias de un cáncer cargado de fuerzas de lento y prolongado avance; de un arrebatador carcinoma que aún no ha hecho metástasis. Se subestima su fuerza maligna, porque se desconoce que se está en presencia de un verdadero cáncer, de esa enfermedad que va convirtiendo a las células del cuerpo social en malignas, deformando funciones y destruyendo paulatinamente los órganos del cuerpo, hasta concluir en su transformación en metástasis y apoderarse del organismo letalmente.
El símil es duro, extremadamente duro y cruel. Inclusive, si  ese cáncer hablara le estaría diciendo o pregonando a todas las células del cuerpo social venezolano  que no luchen; les exigiría sumisión absoluta; que se unan para llegar a ser una auténtica fuerza; que ellos son los mejores y que los glóbulos blancos son representantes del Imperio, y las defensas del cuerpo son apátridas, escuálidos y pelucones. Porque sólo el cuerpo incauto es capaz de registrar el  crecimiento del tumor sin percatarse de que esa expansión la está logrando a expensas de la destrucción general de todas sus funciones vitales. 
Así esta Venezuela. Y todavía una parte importante de la población continúa creyendo en los encantamientos que se gestan y fortalecen desde los laboratorios propagandísticos gubernamentales, mientras esperan ingenuamente que le den el regalito al que creen tener derecho: una casita; una nevera; las bondades de misiones cuya composición financiera no deja de entrar en los bolsillos de apropiadores de oficio.
Llegó la hora de ponerse la bata blanca; de calarse el estetoscopio al cuello, y de, como una verdadera legión de médicos oncólogos, atacar las causas de ese cáncer. La aplicación de la quimioterapia equivale al proceso metafórico de la recuperación del Parlamento; de hacerlo con base en las ventajas de una fuerte dosis de unidad verdadera, y libre de la contaminación de intereses ajenos a la obligación de impedir que se siga avanzando en la desaparición de la Democracia, de la República y de la Nación.
Aún se está a tiempo de hacer un llamado nacional para generar una gran cruzada a favor de Venezuela, y  lograr una selección justa y regionalizada entre los más de cuatrocientos Candidatos Independientes postulados por la Oposición ajena a los de de la Mesa de la Unidad Democrática, y desvinculados del Partido de Gobierno. Hay que darle cuerpo, figura y capacidad de acción a una tercera Fuerza Democrática Independiente en la Asamblea Nacional; promover una alternativa novedosa que se promueva como contrapeso ante la agotada hegemonía de dos bandos o rivales cargados de odios y de diferencias infranqueables.
A la Venezuela que se le ha enfermado desconsidera y malignamente, le corresponde también ejercer su derecho de escoger nuevos y mejores ciudadanos para el ejercicio del liderazgo social, no obedientes exclusivamente a la voluntad de mezquinos intereses grupales o partidistas, y de amiguismos siempre más interesados en velar por sus intereses que por los de todos los venezolanos. Seguramente, sería otra mayoría importante presente en la Asamblea, capaz de  introducir en la misma un tercer bloque de poder o un fiel de la balanza con suficiente fuerza como para inducir respeto y cambiar el concepto del rencor, de la pretensión de cortar cabezas o de cobrar facturas. Asimismo, sería una fuerza con disposición de aceptar la utilidad de corregir equívocos, de mejorar rumbos, de emprender la transformación del país que unos y otros interesados no desean abordar y asumir con seriedad y responsabilidad.
Ante dicha realidad, y con base en el diagnóstico ya conocido, ¿ cómo no proceder con la aplicación de la radioterapia necesaria de  hacer de la descentralización administrativa regional, la autonomía de los Poderes Públicos y del Banco Central de Venezuela, el inicio del establecimiento de un sistema de control administrativo que garantice transparencia y eficiencia en el uso de los recursos financieros de la nación?.
Todo esto tiene que iniciarse para que el ejercicio de la política en Venezuela, además, deje de ser un derecho ciudadano literalmente secuestrado por pretensiones o sistemas de obligatoria ideologización. Porque, después de tanta contaminación y enfermedades que fortalecen la condición endémica nacional,  resulta absurdo convertir también la prescripción facultativa y el récipe con el contenido de la indicación de cambio, en el foco infeccioso de una nueva enfermedad.
De lo que se trata, en fin, es de actuar y trabajar para gozar de buena salud; no de enmascarar la presencia de otro cáncer oculto, mientras se definen supuestas nuevas estrategias que no ataquen decididamente las causas de la dolorosa situación actual que están financiando millones de ciudadanos venezolanos con su empobrecimiento de manera acelerada.
Egildo Lujan Navas
egildolujan@gmail.com
@egildolujan

Enviado a nuestros correo por
Edecio Brito Escobar
ebritoe@gmail.com
CNP 314

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JOSE FELIX DIAZ BERMUDEZ, SOY LA PATRIA

La patria no puede seguir siendo la depositaria de tantos males, infamias y traiciones. La vulneran los malos ciudadanos, los que no tienen el sentido de lo que significa.

Innobles aquellos que se sirven de la patria para sus tropelías: burlarla, someterla y humillarla, otra vez para engañarla siempre. No son patriotas los que se benefician de su nombre y quieren imponer sólo su voluntad, destruir a otros, transgredir los derechos.

La patria no puede seguir siendo el argumento vil tras el cual se establecen ambiciones ilícitas, la improbidad de los que actúan a su sombra para causar su ruina material y moral, destruir la dignidad del hombre y recibir indebidos provechos en vez del beneficio inobjetable como resultado del trabajo y lo que es propio.

La patria no puede seguir siendo la depositaria de tantos males, infamias y traiciones. La vulneran los malos ciudadanos, los que no tienen el sentido de lo que significa, ni de las responsabilidades y conductas que supone.

Patriotismo sin respeto a la patria; patriotismo sin saber lo que es; patriotismo sin deber ciudadano; patriotismo sin derechos ajenos; patriotismo sin honor y virtud no es patriotismo. Silencio, complicidad, indiferencia, culpa: tanto sorprende el tolerado deshonor que nos hace pensar con dolor: ¿de dónde han salido sus enemigos? ¿quién los formó? ¿dónde están sus principios? ¿quién se conduele de la desafortunada Venezuela?

Allí están los hombres del pasado, y sobre el uso de Bolívar nos advirtió Juan Vicente González: “Con el esplendor de tu nombre, un vil se cubre, y pronunciando las palabras que tú enseñabas a los pueblos, y parodiándote, recibe, cual rey de farsa, el torpe incienso de la ignorancia y la maldad”.

La patria no se edifica en el delito, ni en la conducta ruin y la traición; la patria no existe donde se corrompen individuos, se planifica la desgracia, se desconoce la verdad o se desaplica la justicia. La patria no pertenece a un hombre y menos a un: “caudillo de la ignorancia y la ambición”, tal como lo expresó ese ilustre civil, pertenece a sus hijos para el bien y el porvenir de todos. Ningún sacrificio debe omitirse por la patria, la patria es preferible a todo.

Jose Felix Diaz Bermudez
jfd599@gmail.com
@jfdiazbermudez
@jfd599  

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ULISES NADALES, ESTADO APURE, CANDIDATOS, POSTULADOS PARA LA ASAMBLEA NACIONAL, SOLIDARIDAD INDEPENDIENTE, UNIDAD NACIONAL ALTERNATIVA


Ulises Nadales 
asesorjuridico284@gmail.com

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ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA, LA ÚLTIMA ORDEN: ARRASAR CON TODO

Suena a locura inimaginable, apocalíptica, como de ciencia ficción,  pero sucedió. Las dos ideas fijas de Adolfo Hitler fueron suicidarse si no ganaba la Segunda Guerra Mundial, su guerra – lo hizo cuando la vio perdida – y ordenar que sus ejércitos arrasaran con Alemania, su Alemania. Cosa que ordenó. Fue su último decreto antes de volarse la cabeza. No hubo quién le impidiera lo primero, arrastrando consigo a su recién desposada mujer y a Goebbels, su segundo, con su mujer y sus seis hijos. Lo hicieron en el bunker del Tiergarten. La orden de una automutilación colectiva para que los alemanes y todo los construido en siglos de esfuerzos desaparecieran para siempre de la faz del planeta, no le fue secundada. El fanatismo con que millones de alemanes siguieran sus delirios tenía sus límites: la propia supervivencia.

No fueron ideas brotadas del hundimiento del Tercer Reich. Con el suicidio ya había amenazado inmediatamente después de fracasar con el Putsch de la cervecería de Múnich en noviembre de 1923. Su amenaza de arrasar con los alemanes si no estaban a la altura de sus delirios lo confesó sin inmutarse en una conversación con dos cancilleres de países amigos en 1940. Ese camino hacia el holocausto, su propia destrucción y la de Alemania lo inició sin que le temblara el pulso al comprobar que no conquistaría Rusia declarándole la guerra a los Estados Unidos. Algo incomprensible – librar una guerra imposible en dos frentes – sin considerar sus impulsos tanáticos, suicidas, auto destructivos.

No lo cuento por azar. Lo cuento como antecedente de los delirios de Fidel Castro, de cuyas consecuencias somos víctimas todos nosotros, los venezolanos. Por culpa de la infame traición de los ejércitos venezolanos comandados por la felonía de Hugo Chávez y todos quienes se montaron en su cruzada devastadora. Fiel y consecuente discípulo de Hitler, Castro amenazó con hundir su isla y llevarse consigo a los Estados Unidos si le obstruían su camino a la gloria, para lo cual convenció a los soviéticos de proveerlo de misiles provistos de ojivas nucleares. Guevara lo secundó cuando afirmó su disposición a una devastación atómica en aras de la revolución. Y si no hubieran mediado Kennedy y Kruschev, en 1962 hubiéramos vivido el aterrador blow up del hongo nuclear sobre el Caribe.

Asombra la cortedad de juicio de quienes, teniendo en sus manos el manejo de esta gravísima crisis de parte opositora, se niegan a comprender que Maduro, Cabello, El Aissami y los talibanes que los secundan no tienen otro proyecto estratégico que arrasar con Venezuela. La idea fija de Fidel Castro desde que Betancourt le diera con un portazo en las narices y sus mejores oficiales salieran con la cola entre las piernas aventados de territorio nacional por ejércitos patriotas, de esos que desaparecieron en el turbión del Caracazo y la crisis política de los años noventa.

Sólo un imbécil puede negarse a comprender que la revolución se murió, si es que no nació muerta. Que Chávez se ofrendó en aras del castrismo, al que le entregara su vida y le traspasara nuestra soberanía. Que el único motor que le ha dado vida a este burdel uniformado ha sido la renta petrolera, y que esa renta ya no alcanza ni siquiera para alimentar a un pueblo desesperado y fracturado por una crisis congénita. Que lo que había que robar, se lo robaron. Y que puesto que no hay futuro, la única política visible es la hitleriana: arrasar con todo. No dejar ni las chimeneas. Y cuando huyan ante la furia del despertar, querrán cumplir la última orden de Fidel: arrasar con todo.

Todo lo que contribuya a mantener en pie la ficción sirve objetivamente a la devastación de Venezuela. A estas alturas el problema no es impedir que terminen por devastarla. Es hacerles pagar el crimen de haberla devastado. Temo que ninguno de los administradores de la llamada oposición lo entienda. Temo incluso que más de uno sea cómplice de la devastación. No sé quien es más criminal: si quien devastó a nuestra república o quienes se negaron y aún se niegan, ya próximos a la hora final, a impedirlo

Antonio Sanchez Garcia
sanchezgarciacaracas@gmail.com
‏@Sangarccs

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FERNANDO OCHOA ANTICH, UN GOBIERNO SIN DESTINO, II,

En  mi anterior artículo rechacé la absurda tesis esgrimida por Oscar Schémel, según la cual los venezolanos, aunque golpeados por la crisis,  no deseaban un cambio de gobierno sino una rectificación en las políticas establecidas por el régimen de Nicolás Maduro. Mi argumento fue terminante: un gobierno que es derrotado en unas elecciones parlamentarias no tiene suficiente fuerza para reorientar un gobierno que ha perdido totalmente su base de sustentación. Estoy convencido que la única solución posible, después que la oposición triunfe en las elecciones parlamentarias, es construir un importante acuerdo entre distintas fuerzas sociales y políticas, que permita orientar a  Venezuela hacia un referendo revocatorio que le ponga fin a este gobierno al cumplirse, en el mes de abril de 2016, sus tres años de gestión como lo establece el artículo 72 constitucional. Diosdado Cabello mantiene que  la Asamblea Nacional no existe para cambiar presidentes. Justamente, allí es donde  se pueden crear las condiciones necesarias para ese gran acuerdo nacional.

Esta alternativa debe ser analizada a profundidad por los venezolanos. Tiene grandes ventajas. Sería una transición de tres años, con un origen constitucional y democrático, que superaría ampliamente la tradición histórica venezolana de Juntas cívico militares, con apenas un año de duración. Ese origen, y el natural respaldo popular que recibiría un nuevo gobierno, facilitaría poder enfrentar los complejos problemas nacionales, que, sin duda, se originan en la tendencia hegemónica del chavismo y en su equivocada visión económica. Estoy seguro que al ser  la crisis de tal magnitud deben existir sectores del chavismo que respaldarían  esta alternativa, como una forma de solución que permitiría mantener la vigencia de la Constitución de 1999 y los intereses de un gran partido popular como es el PSUV.  Es verdad, que también deben existir sectores de esa organización política que aspiran a conservar el poder a cualquier costo, pero hacerlo sería un gravísimo error que comprometería ampliamente el futuro del chavismo.
El gobierno de Maduro no tiene destino… Creer que imponiendo arbitrariamente numerosas cuñas de televisión y de radio va a fortalecer su desgastada popularidad es un absurdo, que sólo conducirá a un agravamiento de los crecientes problemas nacionales y al surgimiento de delicados estallidos de violencia. Esta realidad debe empezar a ser discutida por todos los sectores nacionales. El tiempo empieza a ser un factor a tomar en cuenta y es quizás la única debilidad que tiene la solución del Referendo Revocatorio.  Analicemos, por ejemplo, aspectos puntuales de la crisis económica. Veamos, lo que significa para la estabilidad de Venezuela la indetenible caída de las reservas internacionales: se están  “quemando” 2.500 millones de dólares mensuales. Venezuela ha gastado en tres meses 7.357 millones de dólares, produciendo tal caída en las reservas que apenas alcanzan a 15,000 millones de dólares. ¿Puede Venezuela resistir tan grave situación? No lo creo. El dólar se acerca a 700 bolívares, 
Otra pregunta, surge de inmediato: ¿Es capaz Nicolás Maduro  de enfrentar tan compleja situación política, económica y social  en medo de la grave desconfianza que genera su gobierno? 
Sin duda que no. Ha perdido toda credibilidad. Tuvo tiempo para haber ejecutado una propia política. No lo hizo. Al contrario, siguió al pie de la letra la forma de actuar de Hugo Chávez sin valorar que la situación nacional e internacional había cambiado totalmente. Esta absurda política fue acompañada con una acción que puede considerarse suicida: no tomar ninguna medida para enfrentar los distintos problemas nacionales. Esa total paralización ha conducido a Venezuela a una de las más graves crisis de su historia. De allí la urgente necesidad de un nuevo gobierno que genere suficiente credibilidad y confianza. Un aspecto de gran importancia es el prestigio personal de quien lo presida. La solución de la  crisis requerirá de importantes créditos internacionales y un ambiente que garantice una plena  seguridad jurídica para pode atraer suficientes inversiones privadas. Votar en las elecciones parlamentarias permitiría abrir ese camino… 
Fernando Ochoa Antich
fochoaantich@gmail.com
@FOchoaAntich.

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BERNARD HORANDE, PAREIDOLIA

En la encuesta de mi artículo de la semana pasada, preguntábamos "¿Cómo ve la situación del país en los próximos 4 meses?".

Las respuestas fueron contundentes: 88,57% dijo "Mucho Peor", y 11,43% dijo "Peor". Nadie dijo "Igual", "Mejor", o "Mucho Mejor". Nadie.

En la última encuesta Omnibus de Datanalisis (fecha de campo: 10 al 23 de julio 2015), 87,2% evalúa negativamente la situación del país. Solamente 11,7% lo hace positivamente.

39,3% dice que la situación es "Muy Mala" y un escuálido 0,6% "Muy Buena".

La evaluación de gestión de Nicolás Maduro es rechazada por el 70,4% de la población. El chavismo que todavía a duras penas lo apoya ya no alcanza ni el 25%.

Todo aquél masivo apoyo que en las clases populares tuvo en una época el chavismo se desvaneció tan rápido como se acabó el dinero que financiaba ese atorrante e irresponsable populismo.

En el plano internacional, el conflicto con Guyana ha dejado al descubierto lo que presumíamos: que los países del Caricom, tan bien alimentados a punta de petróleo y promesas por Chávez en su momento, cambiarían de posición en las primeras de cambio.

El actual presidente de Caricom y primer ministro de Barbados les aclaró al yerno vicepresidente Arreaza y a la folclórica cancillera Delcy Rodríguez, que todo el bloque apoyaba las actuales fronteras de Guyana. Otros como Granada, Dominica, Barbados, Santa Lucía hicieron lo mismo. PetroCaribe ya no tiene el poder de antes y muchos de los países por nosotros financiados muestran economías boyantes, que contrastan con nuestra quebrada Venezuela.

Hay un dicho que reza "Lo que fácil viene fácil se va". En esta simple y sabia frase se resume el auge y caída del chavismo. Dieciséis oscuros años que la mayoría quisiéramos no recordar en un futuro, pero que muy probablemente nos van a resultar inolvidables.

A pesar de todo este cuadro, el régimen venezolano sigue viendo y promoviendo un país que avanza "a paso de vencedores", un país maravilloso que progresa diariamente, un país "potencia", como les encanta decir.

Nada más lejos de la verdad.

Pareciera que los gobernantes venezolanos sufren una intensa crisis de pareidolia. Resulta que la pareidolia es "un fenómeno psicológico donde un estímulo vago y aleatorio - habitualmente una imagen - es percibido erróneamente como una forma reconocible" (Wikipedia dixit).

Pareidolia es, por ejemplo, la visión de animales o rostros de personas en las formas de las nubes o en las cimas de algunos cerros o en edificios. O también la audición de mensajes reconocibles en grabaciones en idiomas desconocidos. O el creer ver imágenes de todo tipo en objetos cotidianos como árboles, rocas, o plantas y hasta en planetas.

Maduro, Cabello y todo el combo que todavía manda en Venezuela están bajo los efectos de la pareidolia. Viendo lo que no existe. Prometiendo lo que no hay. Fantaseando.

Pero la inmensa mayoría de los venezolanos está muy clara de lo que ocurre. Y el 6 de Diciembre les va a pasar factura.

Para concluir, un dato curioso: se dice que la pareidolia puede haber ayudado a las sociedades antiguas a organizar el caos y hacer el mundo inteligible. Resulta que los incapaces revolucionarios venezolanos también en esto han fracasado.

Bernard Horande
bhorande@gmail.com
@bhorande

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GABRIEL S. BORAGINA, "CAPITALISMO DE ESTADO": ASPECTOS POLÍTICOS Y ECONÓMICOS


La expresión "capitalismo de estado" se ha hecho más frecuente que sus equivalentes: socialismo, comunismo y economía planificada (quizás con la posible excepción de la palabra "izquierda"), aunque todos ellos pretenden designar a un mismo y único sistema, como claramente lo explica el profesor Ludwig von Mises:

"Conviene distinguir netamente la economía de mercado de aquel otro sistema - imaginable, aunque no realizable- de cooperación social, bajo un régimen de división del trabajo, en el cual la propiedad de los medios de producción correspondería a la sociedad o al estado. Este segundo sistema suele denominarse socialismo, comunismo, economía planificada o capitalismo de estado. La economía de mercado o capitalismo puro, como también se suele decir, y la economía socialista son términos antitéticos. No es posible, ni siquiera cabe suponer, una combinación de ambos órdenes. No existe una economía mixta, un sistema en parte capitalista y en parte socialista. La producción o la dirige el mercado o es ordenada por los mandatos del correspondiente órgano dictatorial, ya sea unipersonal, ya colegiado."[1]
Curiosamente, no es extraño que con la fórmula "capitalismo de estado" mucha gente quiera aludir -a veces inconsciente e instintivamente- a un régimen de "economía mixta". Pero de momento que el término capitalismo apunta a un sistema donde los bienes de capital son de propiedad privada, lo que implica el uso y disposición de los mismos por parte de su titular (es decir, donde es el particular el que tiene la dirección y el control del bien en cuestión) va de suyo que esto excluye de plano un control semejante por parte del órgano estatal. De donde deviene –a su turno- por completo contradictorio emplear la expresión "capitalismo de estado". Pese a ello, los autores socialistas, (en particular los marxistas) hicieron y siguen haciendo uso de tan equívoca fórmula, pero con un sentido totalmente diferente al enunciado en último lugar.
"«Capitalismo de Estado», versa sobre las políticas acumulativas adecuadas para llevar al Estado paso a paso a lo largo del camino de su «autorrealización». Su efecto consiste en cambiar el sistema social de forma de maximizar el potencial de poder discrecional y poner al Estado en condiciones de realizar plenamente dicho potencial."[2]
"Autorrealización" involucra pues la maximización del potencial de poder discrecional del estado-nación, que sólo puede obtenerse mediante la minimización del poder real residente en la sociedad civil (por oposición a la sociedad política). Este fue el objetivo que se propusieron los teóricos y líderes comunistas. En nuestro propio lenguaje, diríamos que el cambio del sistema social vendría dado por su politización, que es el modo más idóneo mediante el cual el poder estatal puede alcanzar su plena realización.
"La agenda para acrecentar el poder discrecional («¿Qué hacer?») debe abordar primero el problema de disminuir la autonomía de la sociedad civil y su capacidad de consenso. Las políticas por las que tiende a dejarse llevar el Estado democrático que dirige una «economía mixta» erosionarán inconscientemente una gran parte de los fundamentos de esta autonomía, la independencia de los medios de vida del pueblo. Lo que el Manifiesto Comunista llama «el triunfo en la batalla de la democracia» para «arrebatar, poco a poco, todo el capital de la burguesía, centralizar todos los instrumentos de producción en manos del Estado» constituye la culminación de este proceso. De este modo, el Estado socialista pone fin a la monstruosidad histórica y ló­gica de que el poder económico se encuentre difuso por toda la sociedad civil, mientras que el poder político está centralizado. Sin embargo, al centralizar y unificar los dos poderes, crea un sistema social que es inconsecuente con las normas democráticas de adjudicación de la tenencia del poder estatal y que no puede funcionar adecuadamente conforme a ellas. La socialdemocracia debe evolucionar hacia la democracia popular o algo muy parecido, siendo entonces el Estado lo suficientemente poderoso como para imponer este desarrollo y evitar el fracaso del sistema."[3]
El mecanismo por el cual comienza la erosión de "la autonomía de la sociedad civil y su capacidad de consenso", principia entonces con el sistema de "Estado democrático" (equiparado a la "socialdemocracia" conforme se infiere de la última parte de la cita anterior). Aunque este autor parece avalar la factibilidad de una «economía mixta» (la que L. v. Mises reputa imposible, conteste ya hemos visto en la primer cita) concluye que las políticas que tienden a dirigir ese tipo de economía "erosionarán inconscientemente una gran parte de los fundamentos de esta autonomía, la independencia de los medios de vida del pueblo." Lo que luciría acorde con la postura de L. v. Mises, por la cual los intentos de formalizar una "economía mixta" conducirán –inexorablemente- por el camino al socialismo, hasta caer de lleno en el. Esta consecuencia es forzosamente cierta. No obstante, queda pues la incertidumbre de conocer hasta qué punto dicho proceso es consciente o inconsciente, pero -concediendo el beneficio de la duda- podemos dar por innegables las "buenas intenciones" del "estado democrático", las que pese a su "bondad" llevarán ineluctablemente a la sociedad hacia el abismo económico. Es decir, que -según el marxismo- el "estado democrático" (siempre entendido como el que pretende dirigir una "economía mixta") es un simple (pero necesario) eslabón o paso previo al "estado socialista". Inmediatamente, el "estado socialista" (mal llamado "capitalismo de estado") importa la fusión de los dos poderes: el político y el económico en uno solo: el estatal (en rigor el gubernamental). Sin embargo, la concentración de ambos poderes conlleva a la aniquilación de "las normas democráticas de adjudicación de la tenencia del poder estatal", esto es: la desaparición del mecanismo democrático de elección.
La contracara de esta visión es la del estado liberal o capitalista, instrumentado mediante la democracia liberal o capitalista, cuya característica distintiva es –precisamente- la contraria: la más amplia dispersión del poder político y económico dentro de la sociedad civil. En otras palabras, el pleno auge de aquella autonomía que el socialismo procura exterminar.
[1] Ludwig von Mises, La acción humana, tratado de economía. Unión Editorial, S.A., cuarta edición. Pág. 398-399
[2] Anthony de Jasay. El Estado. La lógica del poder político. Alianza Universidad. Pág. 22/23
[3] Anthony de Jasay. El Estado. ..ob. cit. Pág. 22/23
Gabriel Boragina
gabriel.boragina@gmail.com
@GBoragina

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ENRIQUE G. AVOGADRO, ¡SOY MARCIANO!, DESDE ARGENTINA

"¿Han podido las naciones, a no faltarles el juicio, conferir a los que hacen depositarios de sus derechos el de hacerlas constantemente desgraciadas?". Paul Henri Thiry, Barón de Holbach
El lunes pasado, con sangre y dolor, descubrí que no sólo no soy argentino sino tampoco terrícola y, como ahora Marte queda más cerca, estoy convencido que de allí vengo. A ese origen planetario debo atribuir la sinrazón de todos los análisis que me llevaron a conclusiones tan equivocadas en materia política.

Bachelet tiene 12% de aprobación; Rousseff, un penoso 7,7%; Cristina Kirchner, culpable de hechos muchísimo más graves, demostró que dispone del 38%. Que no lo haya visto así prueba lo acertado del título: sólo alguien que recién hubiera aterrizado pensaría que la enorme sucesión de atropellos a la República y los siderales escándalos de corrupción, la permanente inexistencia de obras públicas cien veces prometidas y las recurrentes inundaciones, los daños terminales ocasionados a la economía y el memorable saqueo a las arcas del Estado, harían que los argentinos votaran por terminar con tantos flagelos que, cual jinetes del Apocalipsis, han sido convocados a estas latitudes.

Como marciano, me formulé algunas preguntas: si entre las mayores preocupaciones de la ciudadanía están el narcotráfico rampante y la violencia consiguiente, ¿cómo pudo uno de cada cinco bonaerenses elegir a Anímal Fernández, acusado de ser la cabeza de ese nefasto "negocio", como candidato a Gobernador?; si la Provincia de Buenos Aires ha soportado estos últimos ocho años la peor administración de su historia y carece de caminos y de las obras hídricas que evitarían las recurrentes inundaciones de ciudades y pueblos, ¿cómo pudieron tantos partidos del interior optar por Daniel Scioli, un permanente mentiroso, responsable directo de tantas penurias y "operador" en la Justicia para lograr la impunidad de los Kirchner, como candidato a Presidente?; si La Plata sufrió una tragedia porque los fondos destinados a la canalización del arroyo El Gato fueron "distraídos" y aún no se conoce la cifra de muertos, ¿cómo pudo su Intendente, Pablo Bruera, ser elegido como candidato a auto-sucederse? Evidentemente, debe haber algo en el aire o en la comida de los argentinos que justifique que esos hayan sido sólo algunos (hay muchos más, a veces peores) de los resultados de las Primarias.

Soy testarudo, y seguiré especulando acerca de qué puede pasar en octubre. Hay un dato no menor a considerar: los fiscales -¡fue conmovedor el éxito de su convocatoria!- del PRO y del FR se foguearon en las PASO, y las habituales maniobras fraudulentas que se utilizaron la semana pasada resultarán, para los tramposos, más difíciles de concretar.

Me parece que Anímal, apretado entre María Eugenia Vidal, la candidata del PRO que lo superó por amplio margen, y Felipe Solá, que obtuvo más votos que su presidenciable, no podrá sumar a quienes acompañaron al pre-candidato perdedor del ¿Frente para la Qué?, en especial porque los "barones" detestan, con causa, al segundo en la fórmula,  Martín Sanatella: el oficialismo propondrá a los bonaerenses un dúo conformado por un tipo sospechado de narcotraficante y asesino y por un acomodaticio ladrón y groucho-marxista, y la Iglesia -Papado incluido- se opondrá frontalmente a esa fórmula. Algunas preguntas: ¿por quién se inclinará el millón y medio de votos que acompañó a la fórmula Domínguez-Espinoza en las PASO?, ¿pueden soñar Vidal o Solá con capturarlos?, ¿reeditarán los "barones" -algunos de los más antiguos fueron desplazados de las candidaturas por La Cámpora o tienen a candidatos opositores mordiéndoles los talones- su conducta de 2009 y 2013?

Cuando las aguas bajen turbias y termine la renovada tragedia que afecta a tantos partidos de la Provincia, pienso también que las inoportunas y luego frustradas vacaciones en Cerdeña del actual Gobernador le impedirá, tanto o más que la falta de obras hídricas que la motivaron, obtener los votos que  Lancha necesita para alcanzar el soñado 45%, que le resultó esquivo en las PASO, en especial en el distrito que gobierna tan desastrosamente.

Como se piensa que el ballotage se dirimirá entre Scioli y Macri, las inquietudes de todos se refieren al destino de los votos de los demás candidatos que ya salieron de la competencia o lo harán en octubre. Massa ha sido el más virulento en sus críticas al criminal kirchnerismo reinante; no parece posible que sus votos (20% en las PASO) acudan en auxilio del ¿Frente para la Qué?, a pesar del peronismo de muchos de ellos, y lo mismo sucede con aquéllos que se inclinaron por José Manuel de la Sota que, antes de cualquier filiación política, son cordobeses, hartos de la prepotencia de Cristina.

Margarita Stolbizer, progresista de buena fe y de una honestidad probada, es la peligrosísima denunciante de la causa Hotesur, que jaquea a la Presidente y a su familia; sus votantes (3,51%) obviamente no acompañarán a Lancha ahora, a sabiendas de que éste les garantizará la impunidad. Más inquietud generan los votos de Adolfo Rodríguez Saa (2,11%), porque sus lealtades siempre han sido oscilantes. Quedan los diferentes partidos testimoniales de la izquierda, pero creo que optarán por votar en blanco o anular sus votos.

En las PASO se expresó el menor porcentaje (74%) de ciudadanos habilitados desde 1983. Falta saber quiénes fueron y qué opinarán en octubre los que faltaron el domingo; allí estarán las respuestas y se terminarán todas las alquimias y especulaciones. Por ejemplo, si alguna nueva catástrofe se produjera, un brutal escándalo explotara o la cotización del blue se escapara en los setenta días que faltan para la primera vuelta electoral, aún en medio de una sociedad tan distraída como la nuestra -¿recuerda la inexplicada muerte del Fiscal Nisman, la persecución al Juez Fayt, el desplazamiento del Juez Cabral por el memorandum con Irán o del Juez Bonadío por allanar las oficinas de Máximo Kirchner?-, se producirá una gigantesca caída en la intención de voto de Lancha, de Anímal y del resto de los candidatos oficialistas, que podría resultar en que el ballotage fuera entre Macri y Massa, como sueña éste.

Pero volvamos a la realidad: el 60% de los votantes dijo, claramente, que ya no quiere a los Kirchner ni al "modelo" despótico y suicida que encabezan. La ley impide, desde junio pasado, establecer nuevas alianzas electorales o modificar las fórmulas, resulta impensable pensar que Macri entregue a Vidal para beneficiar a Solá, Massa retire su candidatura presidencial, y parece cerrada la posibilidad de incorporar figuras del Frente Renovador a un futuro gabinete del PRO, ya que éste ha acordado con sus socios -UCR y CC- el reparto de cargos.

Pero habría que encontrar algún camino para alejar, de una vez por todas, la improbable posibilidad de Lancha de hacerse con el triunfo. A la luz de los números detallados más arriba, a Macri y a Massa debería resultarles de sumo interés encontrar una solución, aún contemplando la posibilidad de que fuera el otro quien triunfara. Porque, convengamos, si la situación actual, tan irreductible, se mantuviera hasta octubre y, ante la desunión de los contendientes, Scioli ganara la carrera final -algo improbable pero posible por la exótica forma que aquí tienen los dos turnos electorales- ambos serán responsabilizados de la derrota por la sociedad.

Enrique Guillermo Avogadro
E.mail: ega1@avogadro.com.ar
Twitter: @egavogadro

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