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lunes, 24 de marzo de 2014

CARLOS BLANCO, INSACIABLE BESTIA PARDA, TIEMPO DE PALABRA

"Es un hecho crucial para el chavismo y para la oposición saber que el régimen ha enloquecido"

INSACIABLE BESTIA PARDA


El régimen argumenta que la oposición anda en planes malévolos como si querer el reemplazo del procerato rojo lo fuera. Sólo este chavismo en su fase de descomposición anda en el plan malévolo del autogolpe. Ya llegó al punto en que dejó de importarle la apariencia democrática que Chávez se esmeró en conservar aun cuando sacara la cachiporra con la izquierda. Nicolás Maduro no tuvo la capacidad de hacer ese juego de cintura de su padrino, porque nunca ha sido un jefe sino, apenas, el administrador roñoso de una herencia disputada; carece de recursos políticos, de visión, de capacidad de juego, de muñeca suelta para maniobrar; en vez de buscar tácticas novedosas en su inédita sabiduría política busca imitar al mentor y lo hace muy mal. Tal vez no sea incierto que peregrina a la tumba del fallecido monarca a buscarle conversación a ver si en una de ésas le dice algo, una voz que lo guíe y resuelva sus incompetencias; y no es de dudar que lo haya escuchado alguna vez soplándole: "¡Nicolás: eres un error de la historia!"

El causahabiente juega un juego suicida: intentar obligar a la oposición que acepte su reinado imperial o, de lo contrario, promete suprimirla. Este heredero sin mérito actúa sin cordura porque está literalmente colgado de la brocha de la represión; no puede aceptar disputa alguna de su poder porque siente que se cae: cuando no lo derriban los de afuera, vienen los vahídos por las intrigas de los de adentro.

Es un hecho crucial para el chavismo y para las fuerzas democráticas saber que el régimen ha enloquecido en su conducta represiva. Las capas de la cebolla se han desprendido; cada una de las coartadas democráticas se ha desvanecido, y después de desollar las instituciones no queda nada, sólo el gas y la metralla, la prisión y las fieras togadas. Nicolás de tanto dialogar con la muerte se ha convertido en su mensajero. Su debilidad es lo que permite el cogobierno de Diosdado Cabello. No es que el uno disienta del otro, lo que ocurre es que los dos, al lado del tercer jugador que se ha colado en el mando -Miguel Rodríguez Torres- dan órdenes como si hubiese una junta de gobierno y no la vaga pretensión presidencial del ungido.

CAÍDA Y MESA LIMPIA.

La prisión de Leopoldo López, el encarcelamiento de los alcaldes Ceballos y Enzo Scarano, y la delirante idea de allanarle la inmunidad a María Corina Machado para luego apresarla, podrían ser manifestaciones de la pérdida total de la cordura. En realidad parece más bien el intento postrero de evitar la licuefacción de un régimen que perdió cualquier amago de solidez.

El poder se les desliza de las manos y no comprende que la calle alzada es la cosecha de lo que el régimen labró a ciencia y paciencia por años. Son las humillaciones de los empleados, las listas de perseguidos, las prisiones arbitrarias, los crímenes impunes, la robadera descarada, las desigualdades profundizadas, las escaseces multiplicadas, el miedo convertido en compañero de los ciudadanos, y las penas acumuladas, lo que ha generado esta explosión social. No es un hecho fortuito sino capas sedimentarias de iniquidad y desprecio, de vilezas repartidas desde arriba, lo que estalla. El que no entienda esto en el Gobierno o en la oposición no entiende nada.

LA VIOLENCIA.

La oposición, en ninguna de sus formas, ha propuesto una estrategia violenta para la salida del régimen. La violencia que se ve es producto de la represión extrema de quien ya no puede sostenerse con ciertos barnices de legitimidad.Esta conducta destinada a aplacar, asustar y castigar, exacerba la protesta. La ciudadanía traspasó el umbral del miedo y cuando se llega a este borde, los represores pierden el control: la muerte, la cárcel, la amenaza, dejan de tener el efecto disuasivo en el que habían confiado.

La delirante represión de las semanas que corren es un brote pestilente de los intestinos ideológicos del régimen. No es nuevo el fenómeno aunque sea más virulento. Tal es el código genético del Orden Rojo; no sabe actuar sino con violencia y a su través, lo que va desde el lenguaje descalificador, machista, humillante e indigno, hasta las balas que dispara y matan. La respuesta de la sociedad civil ha venido desde la entrañas de ese continuo estado de sitio y de represalia. Es como si se hubiese dicho ¡no más! ¡Nunca más!

LA DIRECCIÓN.

Entender que ha emergido una fuerza de las entrañas de la sociedad es condición para poder acompañar el proceso. Los intentos de "dirigir" a través de maniobras como la del diálogo con el gobierno o la nonata y mentirosa "comisión de la verdad" no sirven para nada. Así como el gobierno no puede controlar el río de la protesta tampoco puede hacerlo nadie en nombre de la oposición. Esto no quiere decir que la protesta no tenga objetivos o dirección; los tiene, se han ido articulando de manera compleja, los líderes están allí, brotan como hongos de universidades y liceos, de gremios y partidos, sí y también de las barricadas; manan de los aciertos y los errores; hasta la propia violencia de esas barricadas puede servir para dar paso a la protesta civil y pacífica de los mayores, tal como aconteció hace pocos días en la Plaza Altamira.

LA UNIDAD.

La unidad electoral se produjo a través de la MUD. 

La unidad para el reemplazo constitucional del régimen se da ahora en la calle y bajo las atmósferas de presión que ésta porta. 

Cada proceso ha tenido su tiempo y su ritmo; el de estas semanas está signado por la decisión de enfrentar la represión, desmontar la trampa del diálogo gubernamental y la necesidad de abrirle camino a las ansias de cambio que se guarecen en la ciudadanía. La calle, en su pasión y convicción, ha creado el ambiente para una unidad superior, que se desmarca de los conciliábulos y las maniobras, y se abre a la participación. La calle no es violencia sino el encuentro, el lugar de la ciudadanía, de la palabra; es el espacio fraterno, juvenil aunque contenga adultos y superadultos, en el cual se prefigura la libertad y la democracia por venir.

Leopoldo López, María Corina Machado, los alcaldes Daniel Ceballos y Enzo Scarano, Ramón Muchacho y David Smolansky, Gerardo Blyde y Antonio Ledezma, los estudiantes, los ajusticiados, torturados, apresados y perseguidos, gaseados, los padres, hermanos y amigos de los caídos, son símbolos de esta fase dura de la lucha. Ahora hasta los que no querían ver tendrán que admitir que un nuevo tipo de dictadura se ha apoderado del país; por su parte y sin que algo parecido a la vergüenza los asalte, los magistrados y generales, los ministros y policías, rubrican por unanimidad el estado de excepción y el cese de la libertad. Paradójicamente, podría ser el instante en que esté más cerca su recuperación.

Mientras brotan estas palabras se oye como un escándalo universal el silencio impuesto a María Corina en la OEA.

Twitter @carlosblancog
www.tiempodepalabra.com

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ANTONIO JOSÉ MONAGAS, ¿PAZ BAJO FUEGO CRUZADO?, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL

En Venezuela, el término “paz” se vició a conveniencia de un sectarismo insurgente que devino en la fractura alevosa, ignominiosa y triste de la sociedad nacional.
¿PAZ BAJO FUEGO CRUZADO?

El concepto de “paz” tiene distintas acepciones. Desde las que aducen un estado emocional, hasta aquellas que refieren la ausencia de guerra o de violencia. No obstante, cada significación es además consecuencia de las realidades alrededor de las cuales pretende justificar-se. Su concepción, por otra parte, deviene de la ideología que comulgan quienes la llaman o buscan declararla como espacio para la necesaria convivencia. Pero pese a esto, nunca faltan quienes la manipulan con el perverso propósito de ajustarla a sus intereses más inmediatos. De situaciones así alcanzadas, la paz resulta tan efímera que sus resultados tienden a embarullar cualquier pronunciamiento que la exhorte como condición de equilibrio o de estabilidad en cualquier esfera de la vida.

En política, hablar de “paz” compromete otras variables que complican su alcance por cuanto ella no es un absoluto en el sentido de lo que su praxis implica. Así que es un tanto paradójico conseguir la paz obviando la naturaleza de la política toda vez que en su comparecencia es importante respetar a quien pueda confrontar las ideas del otro en medio de un conflicto que no podría suprimirse. Pero sí transformarse. Por eso es que en el se lenguaje de la política, se hace referencia a la transformación pacífica del conflicto sin que, en la complejidad de tan importante proceso social, se aduzca la paz como condición rigurosa-mente ineludible ya que sería un absurdo pensarlo de esa manera. En política, la relación amigo–enemigo si bien no tiene una orientación belicosa, su sentido es de constructiva rivalidad. Es decir, se juega al papel de adversario al validarse propuestas tanto como confrontar cometidos diferentes. Y es precisamente, lo que le imprime contenido a la democracia la cual busca reclinarse en las libertades de expresión, opinión, prensa, comunicación y de pensamiento. De esa forma, se consolida aquella acepción politológica de paz según la cual “es el respeto al derecho ajeno”.

En Venezuela, el término “paz” se vició a conveniencia de un sectarismo insurgente que devino en la fractura alevosa, ignominiosa y triste de la sociedad nacional. Un aforismo hebreo reza: “mejor una mala paz que una buena guerra”. Esto, para decir que será siempre preferible la paz, aunque precaria, que cualquier conflagración. Aunque a decir de la situación venezolana, la paz se tornó en un problema tanto de concepción, como de búsqueda lo cual se debió a razones asociadas con los reveses sufridos por el régimen. Entre otros, la incipiente legitimidad que arroja serias dudas sobre la ascensión de Nicolás Maduro a la presidencia de la República. Asimismo, las erradas estrategias operacionales seguidas por el Ejecutivo Nacional para determinar el camino al cacareado socialismo lo cual se ha traducido en una violencia desatada, una impunidad alcahueta, una alianza cómplice entre los poderes del Estado, una asfixiante corrupción, un atroz desabastecimiento, una cabalgante inflación. Pero sobre todo, un desorden que ha tocado no sólo instituciones públicas. Sino además la naturaleza emocional del venezolano. Y esto es lo que más ha enrarecido el ordenamiento del país mirado desde el comportamiento del venezolano en términos de sus valores morales y los principios de ciudadanía.

No hay duda, hablar de “paz”, en medio del egoísmo que tiene tomada la personalidad de quienes, groseramente se han arrogado el poder en Venezuela como asunto propio, no es nada sencillo. Menos, cuando estos personajes esquivan la humildad como virtud que incita a reconocer las debilidades, cualidades y capacidades para obrar en bien de los demás, sin decirlo. Quizás, cuando se actúe apegado a una visión de vida que entienda a necesidad de proceder al margen de toda soberbia u ostentación en una perspectiva apropiada de la moral, será posible el encuentro apacible con el otro. Lo contrario, no sería distinto de estupideces con aires presidenciales. O sea una paz bajo fuego cruzado.

VENTANA DE PAPEL

¿EFICIENCIA SOCIALISTA?

Cuando quieren resolverse problemas de índole administrativo o jurídico-legal, el régimen cuanta con todo los recursos conceptuales y operacionales para proceder de la mejor manera. Sin embargo, la “mano invisible” del poder encubierto tras la figura del cuestionado presidente Maduro, ha logrado que el rumbo del sistema político venezolano tome el cauce que mejor ha convenido a tan foráneos intereses representados por el régimen castro comunista de Cuba.

Es así como luce absolutamente incomprensible la brecha entre juicios que el mismo régimen amaña por razones puramente politiqueras, y aquellos que conciben de su mayor incumbencia toda vez que sus procesos se aceleran a propósito del castigo que pretende asentir. Para ello se valen de procedimientos espurios, inconstitucionales y arbitrarios. Cabe referir, pese a la impotencia que ello genera, el caso del alcalde de San Diego, Enzo Scarano, a quien lo apresan y condenan en tiempo record. O al alcalde de San Cristóbal, Daniel Ceballos. O aquellos en que la impunidad media como excusa para dejar hace o dejar pasar (laissez faire).

En medio del fango que representa la actual crisis política que padece hoy el gobierno por causa de la obstinación de sus cabecillas, particularmente del “mandón de frondoso bigote”, la administración de justicia está sin el soporte estructural que alude el denominado Estado de Derecho lo cual hace que el país esté a la deriva del desarrollo económico y social.  En ese despelote llamado revolución, los funcionarios de alto vuelo, han pretendido decisiones que sólo han retrotraído al país a condiciones que ni siquiera alcanzaron a vivirse en el siglo decimonónico. Tal vez, en tiempos del salvaje colonialismo.

Pero entrado el siglo XXI, las desvergonzadas muestras de fascismo gubernamental, al mejor estilo esbirro, son la más fehaciente demostración de la degradación a la cual arrastraron a Venezuela. No hay indicador alguno que revele algún adelanto. Salvo las mentiras que irónicamente manifiestan oficialistas con la idea de hacerle creer a los incautos que Venezuela es un país donde la “felicidad” es una realidad sólo por el hecho de haberse creado un viceministerio. Quizás, para atender solicitudes de frustraciones de furibundos amargados. Será entonces por eso que el régimen luce diligente toda vez que sus funciones de represión son demostración de ¿eficiencia socialista?

CULILLO DE CONCIENCIAS VENDIDAS

EL FIN JUSTIFICA LOS MIEDOS
A pesar de las conciencias compradas por cuotas petroleras o puñados de dólares mercenarios a diplomáticos representantes en la Organización de Estados Americanos, OEA, dicha institución dejó ver una actitud que no se correspondió con el papel para lo cual fue creada. Y que no es otro, que la defensa de la democracia en el continente y de los derechos fundamentales de su población. Este viernes, bastó que la representación de Panamá cediera su escaño a venezolanos dispuestos a contarle al mundo político y económico las injusticias y descalabros que vive el país, para que tan vital derecho fuera conculcado.

A juicio de la diputado María Corina Machado, el hecho de haberse impedido que la discusión sobre el caso Venezuela tuviera la resonancia necesaria, no fue óbice para que ello constituyera un importante avance de esa lucha. Y aunque no lo pareciera, fue lo que ocurrió. No hay otra forma para calificar dicho momento, pese a las contrariedades vividas. La jornada en Washington, reflejó el temor del régimen venezolano a que el mundo político conozca la verdad.

El titánico esfuerzo por comprar el silencio de diplomáticos que asisten como representantes de países “beneficiados” por el impudor del régimen venezolano, dio sus frutos. Debe decirse que ante el temor de conocerse las penurias del pueblo venezolano, la censura logró su efecto. Tocó la OEA en perjuicio de las libertades a la que está llamada a resguardar. Cuestión ésta incomprensible e inadmisible. Más cuando es por todos sabido que la represión y la tortura han logrado poner al descubierto el despotismo del régimen venezolano toda vez que se ha valido del un autoritarismo exacerbado e inconstitucional para llevar el país al despeñadero en todos los ámbitos.

La muerte de un alarmante número de venezolanos a causa de la iracundia gubernamental, ha motivado la mayor indignación de una población que no ha dejado de protestar por mantener a flote sus esperanzas y libertades. Así pues luce absurdo que la desesperación de un régimen alucinado por el poder, sea razón para que la OEA tome decisiones quienes viven con culillo de conciencias vendidas.

“Hablar de paz sin entender que política es honrar la diferencia como expresión de libertad, es el más absurdo de los pecados sociales” AJMonagas

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas

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OSWALDO ÁLVAREZ PAZ, NUEVA GENERACIÓN UNIVERSITARIA, DESDE EL PUENTE

Existen realidades a la vista que no merecen mayores explicaciones. Una de ellas, quizás la más importante es la incompetencia del régimen para dirigir al país. Me refiero a todo el régimen, a cada una de las distintas ramas del poder público sin excepciones. Dan pena y lástima. No sirven para nada. De Maduro y Cabello, ni hablar. De todo lo demás sólo pondré el nuevo testimonio que acaba de dar el Tribunal Supremo de Justicia, gracias a la decisión de la Sala Constitucional sobre los alcaldes opositores. Detenidos injustamente Leopoldo López, Simonovic, los comisarios Guevara, Baduel y tantos otros, ahora ordenan detención de Daniel Ceballos de San Cristóbal y de Enzo Scarano en San Diego, Carabobo, agregando la destitución. Pero todos los opositores tienen la pistola montada sobre sus cabezas. Represión y violencia institucional inaceptables e indignantes. Adiós Constitución, adiós Derecho. Viva la fuerza bruta, la audacia de los ignorantes.

Pero no todo es lamento. El ejemplo de María Corina disminuye como pocas veces la autoridad moral de la OEA y la discursiadera de algunos “jefes” militares refleja la enorme crisis interna que atraviesan. No olvide Maduro aquel decir según el cual “los militares son fieles y leales hasta que dejan de serlo”. Normalmente el Presidente es el último en enterarse.

Sin embargo, en medio de este cuadro desolador, contemplamos la insurgencia de una nueva generación universitaria. Generación del cambio y de la victoria. Dignos herederos de las del 28, del 36 y del 58 a la cual pertenezco. Es su hora y su tiempo. Nuestra obligación es apoyarlos en todo, estar cerca para una opinión, un consejo si lo solicitan, para enmendar los errores que puedan cometer. Ellos son ahora los grandes acreedores de la historia. Deudas muy grandes deben quienes no fueron, ni son capaces de hacer de Venezuela el país que algún día juramos construir.

Oswaldo Álvarez Paz
oalvarezpaz@gmail.com 
@osalpaz

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LUIS DANIEL ÁLVAREZ V., ¡CESE LA REPRESIÓN!

Un grito enfático de denuncia sobre la situación se ha vuelto rutinario y cada vez más necesario.

El gobierno esgrime una inusitada violencia que mancilla la dignidad, trayendo una estela de desolación, muerte y dolor. Sin embargo, el discurso va enfocado a los que forman parte de los cuerpos represivos, recordándoles que ellos también forman parte del pueblo. El mensaje, dirigido fundamentalmente a las bases de la Guardia Nacional y la policía, reitera que las órdenes de atacar y matar deben ser superadas por el mandamiento de la vida, pues ningún soldado está obligado a obedecer una orden que mancille la integridad humana. Las leyes inmorales no deben ser cumplidas, pues los uniformados deben obedecer a su conciencia y no a la orden del pecado.

El gobierno debe tomar en serio que no valen sus reformas y llamados si estos van teñidos por sangre; por ello, el resto de la sociedad no debe guardar silencio ante los atropellos a la dignidad humana, estando en la obligación instancias como la iglesia Católica de alzar su voz ante la crueldad y el terror que se impone desde el Estado.

Ese fue el espíritu de la homilía que el arzobispo Oscar Arnulfo Romero dirigió a sus feligreses el 23 de marzo de 1980. Al día siguiente, mientras oficiaba la eucaristía, fue asesinado por los que no quieren la paz, sino que recurren a la represión para imponerse.

Aunque las balas lo mataron, su verbo siguió hablando. 34 años después la palabra de monseñor Romero es un ejemplo de cómo la verdad termina imponiéndose, aunque la represión del Estado y la crueldad de los gobernantes quieran lo contrario. Triste que aún en el mundo existan motivos para recordar al mártir salvadoreño, primero suplicando, luego rogando y finalmente exigiendo que ¡cese la represión!

Luis Daniel Alvarez
luisdalvarezva@hotmail.com
@luisdalvarezva

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SAÚL GODOY GÓMEZ, LA DONCELLA Y EL DRAGÓN

Soy lector de los estudios sobre mitología universal, sobre todo de sus grandes autores, como Joseph Campbell, Robert Graves, J. G. Frazer, Jean-Charles Pichon, el psiquiatra Carl Jung y, especialmente, de Mircea Eliade, con quien últimamente me he embarcado en conocer los orígenes y significados de la figura del dragón en las mitologías nórdicas y centroeuropeas. 

El dragón es un ser muy extraño para nosotros, los que vivimos en el Caribe, una iguana gigante alada, que echa candela por la boca.

El dragón está emparentado con la serpiente, que es una figura mítica mucho más antigua y universal, y configura la maldad, la impureza, la esclavitud ante los poderes infernales; egipcios, iraníes y hebreos tienen las serpientes como enemigas de sus pueblos; son éstas, igualmente, el máximo reto de los héroes fundamentales, para demostrar su valor y templanza, derrotar a la serpiente o al dragón se convirtió en casus belli de muchos pueblos del mundo, era la batalla entre el mundo de la luz y el submundo de la oscuridad.
La doncella, por su parte, deviene de la figura de la virgen; concentra en su figura el ideal de la pureza, el amor, la protección de la familia y la tribu, la fertilidad, la conexión entre el hombre y Dios.  Las figuras de la serpiente y la doncella se enfrentaron desde el inicio de la civilización, fue una serpiente la que sedujo a Eva en el jardín del Edén, y convertida en dragón, representa la naturaleza inferior del hombre. Al matar al dragón, el héroe vencedor supera la herejía y la maldad, así como sus propios deseos primitivos.
La figura del héroe matando al dragón es muy popular en Europa. Es el caso de San Jorge, patrón de Inglaterra, de Cataluña y Aragón; o de Dieudonné de Gozon, tercer Gran Maestre de los caballeros de San Juan de Rodas, que se hizo célebre por matar al dragón de Malpasso; o del héroe yugoslavo Marko Krajlevic, quien vence a un dragón de tres cabezas en la segunda mitad del siglo XIV; un dragón es el símbolo que identifica a Liubliana, la capital de Eslovenia.
Todo esto viene al caso porque, en Venezuela, los socialistas bolivarianos, nos han instalado un dragón en el corazón de nuestro sistema político, se trata del Partido Socialista Único Venezolano (PSUV), una sierpe que ya existía en nuestro país en formas de logias militares golpistas, de una izquierda radical al servicio de los intereses cubanos, de movimientos subversivos violentos, de un Partido Comunista acomplejado y servil, de organizaciones criminales en busca de socios políticos con poder, estos movimientos desarticulados y sin conexión fueron reconvertidos en dragón por el régimen de Fidel Castro, quien le dio alas, lo puso a echar candela por la boca y le insufló el gusto malsano y cobarde de atacar a nuestras doncellas.
El gobierno chavista, que es el gobierno del PSUV, se ha especializado en perseguir, golpear y asesinar a nuestras bellas mujeres, dirigentes, estudiantes, mises… que nos representan en el mundo como símbolo de la vida y de la lucha cotidiana, a madres que tienen que enterrar a sus hijos, a nuestras universitarias que reciamente se oponen a los brutos y matarifes de la Guardia Nacional Bolivariana (el brazo armado del PSUV), a nuestras artistas y periodistas quienes se le enfrentan sin miedo en el medio del fragor de la batalla por la libertad, a nuestras profesionales y ejecutivas que no desfallecen un momento por dar lo mejor de sí en empresas para que produzcan, a pesar de los intentos del gobierno por hacerlas quebrar, acechándolas con inspecciones de institutos gubernamentales y los secuestros express…
Es lo que está sucediendo con la diputada María Corina Machado, una de nuestras más respetables damas,  demócrata a carta cabal, política por convicción, defensora a ultranza de las libertades ciudadanas, que ha venido denunciando a altos jerarcas del gobierno por los delitos de traición a la patria, corrupción, malversación de fondos públicos e, incluso, delitos de lesa humanidad, como los que el Presidente de la República ha incurrido al ordenar a sus escuadrones de la muerte atacar y asesinar a venezolanos inocentes y desarmados por el simple hecho de protestar. Ella personifica la lucha de la justicia en contra de la tiranía.
María Corina Machado ha sido víctima de ataques físicos, de agresiones patrocinadas por el alto gobierno para quebrar la voluntad de lucha de esta tenaz mujer que, con su ejemplo, inspira a muchas otras mujeres a dar la cara por su país, a defender con ardor la patria para sus hijos; su periplo mundial en la búsqueda de aliados, de amigos que quieran escuchar su denuncia sobre lo que ocurre en nuestro país, la ha llevado a diversas capitales y es bien recibida por jefes de estados y altos oficiales de organismos internacionales. Ella y Leopoldo López se han convertido en los líderes naturales de este gran movimiento de liberación nacional contra el comunismo de corte cubano que el PSUV quiere implantar, al precio que sea, en el país. Ambos encarnan el valor y la gesta de una generación de venezolanos que se negó a marchar hacia la oscuridad en silencio, sin dar batalla.
Pretende ahora el desgobierno chavista enjuiciarla y separarla de su cargo de diputada electa por mandato popular, despojarla de su inmunidad por medio de trampas indignantes. El Capitán Diosdado no aprende, mientras más se hunde más se desprestigia, y peor parado queda el PSUV; pero a él ¿Qué le importa?, está viviendo su propia película, donde un camorrero “pata en el suelo”, enriquecido hasta el hartazgo por malversación y corruptelas, se lleva por delante a millones de sus compatriotas en una orgía de sangre y dolor para probar que es bravo… buen cobarde, resultó.
El dragón del PSUV también tiene sus mujeres, unas militantes del castrocomunismo, violentas desarraigadas, sin ninguna conexión con el país nacional, de comportamiento fanático cuando no histérico, que están resguardando el tesoro oculto de los chavistas, el poder que quieren seguir disfrutando para esclavizar a los venezolanos, apoderarse de nuestro petróleo y entregárselo a Cuba, para que continúe con el proceso de destrucción de Latinoamérica; en ese cofre, que custodia el dragón del PSUV, se encuentra el secreto oscuro y terriblemente real de su propio acto de traición, amparado por las horridas chicas del CNE, del Tribunal Supremo, por la Fiscalía, por la Ministra de la Defensa; se esconde la entrega de nuestro componente armado a organizaciones delictivas y terroristas, donde se ha visto involucrado en operaciones que favorecen a la guerrilla extranjera, al narcotráfico, a los negociados con potencias extranjeras para la adquisición, con sobreprecios, de equipos defectuosos y comida en mal estado; se oculta los tratados de cooperación con gobiernos forajidos, el ocultamiento de información de seguridad clave a países vecinos y aliados tradicionales, para favorecer el crimen internacional, las operaciones de espionaje, allanamientos, asesinatos y secuestros de venezolanos, cuyo único delito era pensar diferente… esta información, que el gobierno socialista desea que permanezca oculta, la Sra. María Corina Machado la está haciendo pública, para proteger a civiles y para que sus responsables respondan a la justicia, de allí la saña con que la atacan.
La lucha que iniciaron los estudiantes en Venezuela por sus vidas y el futuro se ha desbordado y ya se ha convertido en una protesta nacional, los abusos del PSUV se hacen cada día más salvajes y criminales, la situación social y económica del país es insostenible, al punto que estamos llegando al momento en que la lucha pacífica ya no tenga sentido, y sea forzoso enfrentar al dragón con la espada.
El país exige que sus armas sean devueltas a su legítimo dueño, que es el pueblo de Venezuela, el soberano, que sus fuerzas armadas defiendan la Constitución, tal como lo juraron cuando se convirtieron en soldados de la República, y no al partido PSUV al servicio de Cuba; necesitamos que esos héroes, que acabaron con el dragón en el pasado, lo hagan ahora, desde adentro de sus entrañas. En caso contrario, el soberano asumirá su propio destino, pero no permitirá que vuelvan a golpear y abusar de nuestras mujeres.

Saúl Godoy Gómez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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ARMANDO BRIQUET, CIFRAS QUE SON PERSONAS

Poco a poco nos van cerrando más las oportunidades. Desde el Gobierno tienen el poder y abusan.

Más de 1.500 detenciones desde el 12 de febrero. 50 casos que denuncian tortura. 101 privados de libertad.

Una realidad que no debemos olvidar ni merece ser metida en el baúl de los recuerdos, ni enmarcarla como un capítulo de nuestra historia. Son una terrible cifra que delata una peligrosa realidad. Venezolanos que llevan para siempre la marca del abuso de poder, de la arbitrariedad, de la soberbia, de lo más terrible del ser humano. Venezolanos con historias de vida, logros, sueños, familias, amigos, afectos, que por salir a la calle a manifestar, vieron y padecieron en carne propia el intento de aplastar su opinión, de burlarse de su criterio, de callar su voz.

Leer las denuncias de violación a los DDHH que encuentran en los informes del Diputado Miguel Pizarro, el Foro Penal y el Centro de Derechos Humanos de la UCAB, por nombrar algunos, tiene que hacer sonar todas las alarmas. Tiene que llevarnos a querer saber la realidad. Denuncias de violaciones a las víctimas y amenazas de violación incluso a menores de edad; descargas eléctricas; hacer declarar a las víctimas delante de sus victimarios; golpes con objetos contundentes como un extintor de incendios; someter a los detenidos a observar cómo torturaban a otros compañeros, son algunos de los más graves y lamentables ejemplos que se han presentado hasta la fecha. Lo más grave es que la lista aumenta día a día y se va llenando de nuevas historias.

Lo que ha pasado en los últimos días, entre muchas otras cosas, ha dejado en evidencia que el sistema de justicia y carcelario venezolano está corrompido a todo nivel. No puede ser posible que la mayor amenaza a un detenido sea llevarlo al Rodeo o Tocorón, demostrando que no es un centro de rehabilitación sino que es lo peor que le puede pasar a un ser humano. No puede ser que las autoridades hayan decidido olvidar que según la ley, torturar es infligir a alguien dolores o sufrimientos graves, físicos o mentales, para castigarlo por un acto que haya cometido o para intimidarlo. Lo cual evidencia que según nuestra legislación, acá sí ha habido tortura.

Se les castigó por pensar distinto. Se les castigó por salir a la calle a manifestar y reclamar para tener un país que sueñan pero ven muy lejos. Se les castigó porque el Gobierno decidió no representarlos y más bien persiste en su actitud de no ceder y mucho menos rectificar. Los castigaron por ser distintos cuando no es verdad. Desde el poder olvidan que las familias de los afectados y la de sus agresores, ellos y nosotros, vivimos en el mismo país, tenemos la misma cédula, padecemos la escasez y la delincuencia.

Poco a poco nos van cerrando más las oportunidades. Desde el Gobierno tienen el poder y abusan de él. Pero no tienen la razón.

Armando Briquet
armando.briquet@gmail.com
@Armando_Briquet

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MILAGROS SOCORRO, POR QUÉ HABLAN DE GOLPE

En reciente entrevista el catedrático norteamericano Scott Mainwaring, experto en política de América Latina, dijo que estaba muy pesimista con respecto al futuro de Venezuela, cuyos escenarios posibles, al parecer del experto, están en manos de las fuerzas armadas. “O bien el Ejército como un bloque acaba derribando a Maduro como una forma de intentar salvar la ‘revolución chavista’ o bien una fracción del ejército toma la decisión de acabar con el actual gobierno”.

A juicio de este observador, no hay otra perspectiva para Venezuela. Y no es el único que tiene esta percepción. El chavismo, con Maduro a la cabeza, lleva semanas insistiendo en que las protestas que se han desbocado por todo el país son un golpe de Estado continuado (como si los golpes de Estado se produjeran por cuotas y pudieran ser asestados por civiles que en las calles portan pancartas y lanzan piedras ala  Guardia Nacional y los escuadrones de la muerte). A esta tesis de la asonada a pedacitos se ha sumado cierta prensa que en la mañana reseña con timidez las violaciones del régimen a los derechos humanos y en la tarde intentan justificarlo con remiendos de consignas gastadas.
El profesor Mainwaring asegura que “la movilización ciudadana en las calles, por sí misma, no va a provocar que Maduro renuncie”, pero prevé que “sí puede provocar mayor represión o facilitar algo el diálogo”. Esto último es la clave del asunto. Cuando comenzó este ciclo de protestas, el Gobierno actuaba como si fuera una monarquía absolutista, que no debía dar cuentas a nadie, ni tenía controles ni escrutinios, ni límites para sus desmanes y francos actos criminales.
La Mesa de la Unidad Democrática se debatía entre dos posiciones, defendidas respectivamente por Henrique Capriles y Leopoldo López/María Corina Machado. La primera apuntaba a que debía desplegarse un trabajo político para configurar una mayoría que garantizara el cambio de gobierno por la vía institucional; y que era el momento de no distraer al país, de manera que el Gobierno quedara solo con su fracaso, sin que nada distrajera las culpas que se le achacarían.
Machado y Leopoldo creían, en cambio, que era preciso dar cauce al inmenso malestar de esa oposición acallada, humillada y perseguida; y que, precisamente porque el Gobierno estaría debilitado por la debacle económica, era el momento de crearle una crisis para obligarlo a negociar.
Luis Miquilena había declarado, en entrevista con Roberto Giusti, del 26 de enero de este año, que debía atenderse “el reclamo popular de una lucha sin cuartel". Los hechos le dieron la razón. Muy buena parte del país quería manifestar su descontento; y lo ha hecho de la manera más terca y valiente.
En esas declaraciones, Miquilena previó que “Cuando hay 100 mil personas levantando banderas reivindicativas puede acudirse, incluso, al camino del entendimiento y del diálogo”. Y dejó muy claro que no se refería “al diálogo entre el amo y el siervo, que fue el caso con los alcaldes, una vergüenza porque no hubo una posición viril y reveladora de la determinación de lucha que debe animar a la oposición”.
Dos meses después de publicada esa entrevista, hemos visto cientos de miles de personas levantando las banderas reivindicativas de las que hablaba Miquilena. También hemos sido testigos de la oprobiosa represión del régimen, que ya es conocido en el mundo por su talante sanguinario y torturador. Pero todavía no hemos visto un verdadero diálogo, que según Luis Miquilena, es el “que se da cuando las fuerzas se pueden parangonar y van a las conversaciones en ciertas condiciones de igualdad. No con una debilidad que impide, ni siquiera, pensar en la posibilidad de un acuerdo porque éste, al final, no serviría para nada”.
Por eso se habla de golpe de Estado. Porque, pese a su debilidad o quizá debido a ella, el Gobierno apuesta a la represión como única forma de acabar con las protestas (pese a la evidencia de que más las estimula). Y habla de diálogo al tiempo que ofende y amenaza. Por eso Mainwaring dice que “en la actual coyuntura la clave se encuentra en el papel que cumplan las Fuerzas Armadas”, porque el régimen no acepta interlocutores sino colaboracionistas.
Se prevé un golpe de Estado porque los Castro creen que con eso afianzarán su poder sobre Venezuela. Quizá porque han comprobado que Maduro no sirvió a sus fines y que es un babieca atravesado en sus objetivos.
Si hubiera una verdadera disposición al diálogo, que pasa por la liberación de los presos políticos y la apertura al nombramiento de autoridades confiables en las instituciones, juego no estaría tan trancado y no se hablaría de golpe de Estado.
Pero la orden es aplastar la cabeza del oponente venezolano y eso no lo van a poder hacer.
Milagros Socorro
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