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martes, 7 de julio de 2009

*CRÍTICAS A LA OEA Y A CHÁVEZ POR SU ACTUACIÓN EN LA CRISIS HONDUREÑA, JOAQUIM IBARZ | 07/07/2009

AP La aproximación de Manuel Zelaya a la revolución bolivariana, siguiendo el libreto reeleccionista de Hugo Chávez, trastocó la vida política hondureña

"Hemos enviado a un valiente piloto de combate que ha logrado lo que queríamos". Hugo Chávez reveló sin dobleces que el fallido retorno de Manuel Zelaya a Honduras fue planificado desde Caracas. El avión que pilotó un oficial de la Fuerza Aérea bolivariana pertenecía a la petrolera estatal venezolana Citgo. Más claro agua. El presidente venezolano se ufanó de haber ganado la partida al gobierno de facto de Roberto Micheletti: "Ha sido una gran victoria moral, no se atreven a tocarle un pelo a Zelaya pero arremeten contra el pueblo".

En medios moderados de Honduras causa preocupación la intromisión sin pudor de Hugo Chávez en la crisis nacional. Varios analistas consultados por este enviado consideran que el presidente venezolano ofende a la dignidad y a la soberanía hondureña. Y denuncian que con su silencio ante esta abierta intromisión de Chávez, la Organización de Estados Americanos (OEA) parece aprobar su conducta.

La OEA ha mostrado doble vara de medir en su actuación en la crisis hondureña. La organización panamericana no expulsó a Perú tras el autogolpe de Estado del presidente Alberto Fujimori, quien en 1992 anuló la Constitución peruana con el apoyo de las bayonetas militares. Aún fue más descarado el silencio de la OEA ante el derrocamiento militar de los tres presidentes constitucionales de Ecuador anteriores a Rafael Correa: Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez. Correa voló a Washington y a san salvador para apoyar al depuesto Zelaya. Al presidente ecuatoriano se le ha olvidado pronto que él mismo avaló el golpe de Estado contra su antecesor Lucio Gutiérrez. No sólo eso. Correa formó parte, como ministro de Economía, del gabinete de Alfredo Palacio. Si Micheletti es golpista, también lo fue Palacio. Tanto Zelaya como Lucio Gutiérrez fueron sacados del palacio presidencial por los fusiles automáticos del Ejército.

La OEA se movilizó de inmediato para tomar sanciones contra el golpe de Estado en Honduras. Los presidentes más activos en la condena son los mismos que día tras día irrespetan la legalidad de sus países. Y el secretario general José Miguel Insulza viajó a Honduras dejando muy claro que no iba a negociar sino a exigir la restitución del presidente Zelaya. La condena de Raúl Castro al golpe contra la democracia de Honduras habla por sí misma.

El ex comandante guerrillero del FMLN salvadoreño, Joaquín Villalobos comentó que "sin duda que hay que rechazar el golpe pero la comunidad internacional debe tener en cuenta que las políticas autoritarias de Bolivia, Ecuador; Nicaragua y Venezuela se han convertido en una seria provocación para las fuerzas conservadoras y centristas de toda la región. (…) La polarización ideológica chavista debilita sociedades amenazadas por miles de pandilleros y poderosos carteles".

La comunidad internacional condena con la misma firmeza que el primer día el golpe militar en Honduras, pero ya cada vez hay más denuncias y críticas al papel de la OEA y de los presidentes que respaldaron al depuesto Manuel Zelaya en su fallido viaje de regreso a su país.

Las mayores críticas provienen de Venezuela, donde la Mesa de la Unidad Democrática, que agrupa a once partidos de la oposición, denunció que la OEA está volcada en el caso de Honduras y no se preocupa de lo que ocurre en territorio venezolano.

En Venezuela "no existe Estado de derecho, pero eso no lo ve la OEA ni (su secretario general, José Miguel) Insulza", "parcial a favor de Hugo (Chávez) y de la 'banda de los cuatro': Nicaragua, Bolivia, Cuba y Ecuador, beneficiarios del dinero que nos roban", dijo Henry Ramos Allup, de la socialdemócrata Acción Democrática.

"Señor secretario general de la OEA: no se haga el tonto, sabemos que usted sabe lo que está ocurriendo en Venezuela; tenga vergüenza y no se convierta en un altavoz del tirano (Chávez)", comentó Allup.

La alianza opositora hizo esta denuncia en respaldo del alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, quien desde el pasado viernes cumple una huelga de hambre en la sede del organismo interamericano en demanda de que la OEA verifique "in situ" que en Venezuela "no hay democracia".

Teodoro Petkoff, director del diario "TalCual" y ex candidato presidencial, señala que "la huelga de hambre del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, arroja más luz sobre un tema que el sistema interamericano; la OEA va a tener que pronunciarse muy pronto sobre esta huelga de hambre si es que no desea pasar a ser totalmente irrelevante como organismo internacional. Ledezma está reclamando que la OEA eche un vistazo al golpe de Estado del cual él ha sido víctima".

Petkoff destaca que la alcaldía de Caracas es el segundo cargo electivo en importancia de Venezuela. "Sin embargo, ha sido despojada de su sede, de sus atribuciones y de su presupuesto por decisión del presidente de la República. Este acto se une a otros semejantes, cometidos contra varios gobernadores de definición opositora. ¿Estos atropellos, que desconocen resultados electorales absolutamente legítimos y legales, cuándo es que entran en el radar de la OEA? ¿Cuándo es que se puede aplicar la Carta Democrática? ¿Sólo cuándo se producen golpes militares que derrocan presidentes?", comenta el periodista.

Petkoff hace una revelación que compromete el futuro de Insulza como secretario general de la OEA. El diplomático chileno busca la reelección del relevante cargo internacional. "¿Los presidentes –se pregunta Petkoff- poseen algún tipo de inmunidad que les permite atropellar sus propias constituciones y a los demás poderes públicos sin que la OEA se de por enterada? Así ha sido hasta ahora. A mediados de mayo tuve ocasión de conversar con Insulza, en su oficina en Washington, por invitación suya, dicho sea de pasada. Nos habíamos encontrado en la presentación de un libro y me pidió que lo visitara al día siguiente. Lo hice, acompañado de un amigo venezolano, que fue testigo de la conversación".

Al explicarle Petkoff a insulza la situación en Venezuela, en la víspera de la reunión en la cual la OEA iba a considerar el tema de Cuba, el secretario general le contestó que "en el fondo, no podíamos ponernos "demasiado exquisitos" con lo de Cuba porque "en el continente hay al menos siete gobiernos que no pasarían el examen de la Carta Democrática". Dada la gravedad de lo que está ocurriendo en Honduras, me siento obligado a cometer la infidencia de transcribir lo que me dijo de seguidas: "Entre ellos el de tú país"".

Henry Ramos Allup denunció que Zelaya intentó volver a su país a bordo de un avión del Estado venezolano.

"El capitán Araña (Chávez) puso el avión, los pilotos, la ruta y dio las instrucciones, pero desde aquí no más; el 4 de febrero de 1992 (fecha del fallido golpe de Estado dado por Chávez) fue igual" y mientras los soldados bajo su mando peleaban, "se quedó en el Museo Militar".

Chávez no acompañó a Zelaya "por prudencia"; el presidente depuesto tuvo el apoyo de los presidentes de Argentina, Ecuador y Paraguay. Los tres han recibido críticas en sus respectivos países por su participación activa en la crisis hondureña.

La argentina Cristina Fernández, el ecuatoriano Rafael Correa y Fernando Lugo pensaban viajar con Zelaya a Tegucigalpa, pero se dirigieron a San Salvador al saber que las autoridades hondureñas impedirían aterrizar al avión venezolano en el que viajaba Zelaya.

Mauricio Macri, alcalde de Buenos Aires y líder de la opositora Propuesta Republicana (PRO), consideró que la crisis en Honduras es "importante", pero opinó que Fernández debe darle "más prioridad" a los temas locales.

El gobernador de la provincia de Chubut, Mario Das Neves, dijo que la presidenta Fernández no debía haber viajado a El Salvador, ya que el país tiene "problemas serios que resolver". La diputada Fernanda Gil Lozano, de la opositora Coalición Cívica, consideró "inoportuno y fuera de lugar" el viaje de Fernández. "En Argentina estamos con problemas gravísimos como la gripe A como para que ella se ausente", declaró Gil Lozano a la agencia Efe.

La prensa argentina ha dirigido duras críticas a la presidenta Cristina Fernández por dedicar varios días a la crisis hondureña cuando en país enfrenta acuciantes problemas. Joaquín Morales Solá fustiga en "La Nación" a la presidenta por su participación en fallido regreso de Zelaya a Honduras. Cree que la mandataria va "donde no la necesitan" y la compara con los "presidentes serios de América Latina" que dejaron el conflicto en manos de las instituciones internacionales".

En "Crítica", Susana Viau, percibe que Cristina Fernández quiso llamar la atención de sus conciudadanos, "como en riesgo de quedar emparentada con el hondureño en un destino común". Fernando González, de "El Cronista", dice que la presidente viajó en el Tango 01 y "dejó en la Argentina una cantidad desconocida de enfermos de gripe A".

El presidente paraguayo Fernando Lugo fue criticado por sus propios partidarios. El dirigente campesino Belarmino Balbuena, de una agrupación de izquierda afín al Gobierno, sostuvo que el gobernante "llamativamente" se ausenta del país cuando "hay conflictos".

La presidenta del opositor Partido Colorado, Lilian Samaniego, cuestionó la ausencia de Lugo en momentos en que las autoridades sanitarias tratan de articular nuevas medidas de prevención para frenar la expansión de la gripe A. "El presidente tiene que entender que tenemos problemas graves en el país, a lo económico y social ahora se ha sumado el de la salud. Él debería estar liderando una campaña para hacer frente a esta situación", afirmó Samaniego.

Correa también fue puesto en tela de juicio por el hecho de que en 2005 estuviera de parte de los que destituyeron a Lucio Gutiérrez como jefe de Estado de Ecuador e incluso fuera miembro del gabinete golpista de Alfredo Palacio, quien le reemplazó tras la ruptura constitucional. En un artículo publicado por en el diario "La Hora", el analista José Hidalgo dice que lo de Honduras ha evidenciado "la fragilidad e inmadurez de las democracias latinoamericanas" y opina que la "indignación" de algunos se debe solo "al afán de defender a uno de los suyos".

Correa "saltó a la escena política formando parte de un Gobierno nacido de otra sucesión ilegal y a quien no le pareció mal que, ya en su administración, el Tribunal Supremo Electoral se bajara al Congreso, en una maniobra tan burda y grave como la que ahora rechaza indignado", señala Hidalgo. Para el analista, también resulta "irónico" que el presidente de Venezuela "se dio a conocer, precisamente, cuando quiso derrocar a un Gobierno (bueno o malo) democráticamente constituido", en 1992.

El obispo nicaragüense Bernardo Hombach coincidió en que es "importante defender la democracia y la legalidad" en Honduras, pero contrastó la "gran beligerancia" mostrada por la OEA e Insulza en este caso con el silencio del organismo en torno al presunto fraude en los comicios municipales de noviembre pasado en Nicaragua.

"Muchos nicaragüenses se preguntan: cuando hubo fraude en Nicaragua, allí la OEA no intervino de ninguna forma", reprochó el religioso, quien también criticó al gobernante Daniel Ortega por dar prioridad a la crisis de Honduras y no a los problemas de su país.

En el mismo sentido se pronunció el ex vicepresidente de Nicaragua José Rizo, quien destacó que si bien los problemas de los vecinos no les pueden ser indiferentes, "la responsabilidad primaria" de un "Gobierno responsable" es con su propio país.

El diputado opositor nicaragüense Eduardo Montealegre recriminó al secretario general de la OEA, por no haber demostrado interés en defender la democracia en Nicaragua "luego del fraude electoral", como lo ha hecho con el caso de Honduras

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*LA TIRANÍA DE LA DEMOCRACIA, TOMADO DEL BLOG HONDURAS POSIBLE DE MARGARITA MONTES

El pueblo de Honduras sigue firme en su defensa de la democracia y la Constitución Política de la República y en su rechazo al regreso al poder de Zelaya Rosales, aunque el mundo considere miopemente lo contrario. Comprendemos perfectamente que la comunidad internacional está impactada por la forma en que ocurrieron las cosas el domingo 28 de junio. Pero si bien la remoción del entonces Presidente de la República no se hizo de la forma más elegante, los gobiernos y organismos internacionales no han podido ver el fondo del asunto.

El mundo se niega a entender que la Corte Suprema de Justicia, el Congreso Nacional y las Fuerzas Armadas, actuaron con el apoyo de la gran mayoría del pueblo hondureño, hecho sin precedente en la historia política de Honduras y de América Latina. No entiende que el pueblo removió a un Presidente democráticamente electo porque había roto el Estado de Derecho, al desconocer y retar a los otros dos poderes del Estado, y al pretender derogar ilegalmente la actual Constitución Política vigente desde 1982.

La comunidad internacional se niega a ver que si en Honduras ha habido un golpe de Estado, fue el que dio el Sr. Manuel Zelaya Rosales, al ignorar repetidamente las órdenes de la Corte Suprema de Justicia y del Congreso Nacional de la República en contra de sus pretensiones dictatoriales. El hecho que su destitución como Presidente no se haya dado de la forma más apropiada, eso no invalida ni descalifica nuestro derecho soberano como pueblo de remover del poder a un Presidente que se negaba a gobernar en el marco del imperio de la ley, por muy democráticamente que haya sido electo.

Pareciera que hemos caído en el mundo en una especie de “tiranía de la democracia”, en el sentido que un Presidente democráticamente electo es intocable, aún si éste reiteradamente viola la Constitución y las leyes de su país. La tiranía de la democracia parece elevarse sobre los conceptos de soberanía del pueblo y del imperio de la ley, que a punta de sangre conquistó la Humanidad. El caso de Honduras ha demostrado que los gobiernos y organismos internacionales corren a sacar conclusiones precipitadas cuando escuchan que un Presidente electo ha sido removido del poder. Escuchan esa frase hasta allí nada más y, desconociendo todo el contexto, se ponen del lado equivocado de la ecuación democrática, bajo la ilusión óptica de estar actuando precisamente en defensa de la democracia, cuando no siempre necesariamente es así.

Pero para que la comunidad internacional, es decir, la prensa internacional, organismos internacionales y gobiernos, salgan de sus esquemas rígidos de democracia, se requieren dos elementos: primero, que vean todo el contexto de un caso, y segundo, que escuchen a los pueblos, antes de tomar posiciones de condena, como que si la verdad fuera monopolio de un Presidente, por el hecho de haber sido democráticamente electo. Nos ha costado tanto alcanzarla, que las sociedades hemos llegado a idealizar tanto así la democracia, que la hemos revestido de un aura de santidad e infalibilidad, que más bien la niegan y socavan.

Si los que ahora nos condenan, incluyendo el autoproclamado abanderado universal de la democracia, los Estados Unidos, se tomaran el costo de investigar los motivos, y no solo la forma, de la remoción de Zelaya Rosales como Presidente de Honduras, descubrirían a un hombre que no reconocía la institucionalidad de una democracia; que administraba el país como capataz a su hacienda y a un hombre que hacía tiempos se había divorciado de su pueblo, para seguir sus caprichos políticos autoritarios y dictatoriales.

Será solamente con el tiempo, cuando se presenten otros casos similares al de Honduras, que la comunidad internacional hará ajustes a su rígido paradigma democrático, borrando de la fórmula el ingrediente de omnipotencia con el que paradójicamente se ha revestido a esa misma democracia que tanto la ha costado a la Humanidad hacer triunfar sobre la tiranía y el despotismo.

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