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jueves, 9 de junio de 2011

LEANDRO FLEISCHER: ¿EDUCACIÓN? ¿GRATUITA?

El uso de la razón es una capacidad humana que suele ser destruida mientras una persona crece. Esta bella virtud que nos regaló la naturaleza, la perdemos gracias a la "educación" que recibimos desde que somos pequeños e indefensos. Este "aprendizaje" lo único que logra es arruinarnos nuestra capacidad creativa, limitar nuestro conocimiento, nos produce un especial desinterés en aprender y nos adoctrina de tal forma que terminamos justificando la violencia estatal en casi todos los aspectos de la vida.

Debemos entender que la "educación pública", ni es educación ni es gratuita como muchos piensan ¿por qué? Veamos.

En primer lugar, este tipo de "educación" suele ser obligatoria. O sea, se obliga a los padres, a punta de pistola, a llevar a sus hijos a una de las instituciones públicas, en las cuales el programa de estudios es decidido por una persona que cree tener el derecho de decirnos cómo educar a nuestros hijos o a nosotros mismos y tiene el suficiente poder y las suficientes armas como para hacernos obedecer a la fuerza. Si analizamos sólo este aspecto y nos alejamos del adoctrinamiento estatal, podremos observar cuán inmoral y autoritaria es esta realidad. Si yo obligara a un niño a educarse como a mí se me ocurre, apuntándole a él y a sus padres con un revólver, pues mucha gente diría que soy un psicópata y que, claramente, mi interés no es educar, sino lavarle el cerebro a ese pequeño con algún maligno propósito. Sin embargo, cuando esto lo hace el Ministro de Educación, nadie tiene sospecha alguna y, de hecho, justifican esta criminal acción.

En segundo lugar, debemos entender que no existe un sólo tipo de educación. No para todas las personas es lo mismo. Hay estilos diferentes y cada uno va marcando su camino. Lo importante del aprendizaje, desde que somos niños, es quitar la obligación del camino. Todos, desde que nacemos, tenemos interés en aprender cosas nuevas y ese deseo de educarnos, es natural. Podemos observarlo, incluso, en los bebés que repiten lo que los padres dicen o intentan encontrarle uno o más usos a un determinado objeto o prueban caminar por sus propios medios, etc, etc, etc. Del mismo modo, a medida que ese bebé va creciendo, puede continuar su educación de manera libre y entretenida. Lo importante es incentivar lo que un individuo (niño o adulto) quiere hacer de forma voluntaria y no obligarlo a acoplarse a un sistema monopólico y cruel, en el cual las personas pierden interés en estudiar por placer y se dedican únicamente a aprobar exámenes para satisfacer a sus padres y profesores, pero no a ellos mismos. El único remedio para curar esta enfermedad es terminar con el mito de que existe una sola manera de educarse y que esa es la que decide el Ministro de Educación de turno.

En tercer lugar, debemos analizar de qué se trata la "educación" pública. Un sólo sistema de estudios, en el cual el programa debe ser autorizado por un burócrata y consiste en adoctrinar a los estudiantes con el fin de que estos justifiquen las diversas inmoralidades que comete la clase dirigente y las califiquen como "actos morales por el bien social". Por brindar algunos ejemplos: la violenta y extrema recaudación impositiva, las limitaciones al mercado que sólo generan una disminución en las inversiones y, por lo tanto, producen un enorme daño al desarrollo y a las oportunidades labores de un país determinado. También el mismo sistema suele inculcar a los "estudiantes" un serio desprecio por las libertades individuales y los individuos suelen justificar prohibiciones ridículas, las cuales castigan de forma extremadamente violenta a las personas que "no cuidan de sí mismas" como a los burócratas de turno les parece que deben hacerlo, aunque no se le haga ningún tipo de daño a un tercero. Todo esto es un adoctrinamiento religioso autoritario el cual incita a las personas a someterse a un Dios (burócrata de turno) y respetar los mandamientos de la Biblia (ley) sin titubeos y con la justificación de que "está escrito". Así como en la religión, la moralidad o inmoralidad de estas leyes, no tiene ninguna importancia.

En cuarto lugar, este sistema público está basado en la crueldad y en la discriminación. El alumno no decide absolutamente nada, sino que todo se decide por él y más le vale adaptarse o, de lo contrario, será catalogado como un holgazán, un estúpido o un delirante por el resto de su vida, por el simple hecho de no adaptarse a este sistema monopólico.

Para cumplir este objetivo, el Ministerio de Educación, dicta las clases que cree convenientes y de la manera que le place, sin importarle en lo más mínimo los intereses del estudiante. Éste después es evaluado en base a ello y se le da un límite de tiempo para estudiar, se lo evalúa con un número y se lo castiga si utiliza un ayuda memoria o mira la hoja de su compañero durante un examen. Con este ejemplo, podemos observar cómo le destruimos al individuo su interés por el estudio, pues deja de hacerlo porque quiere, sino para complacer a otros. Además le producimos una sensación de fracaso y decepción por no lograr alcanzar una nota determinada en una materia que no le interesa o no le agrada la forma en la que es enseñada y el alumno comienza a sentirse atrapado y angustiado, intentando cumplir con el cruel ultimátum ¿Esto acaso incentiva a las personas a aprender o al revés?

En quinto lugar, este sistema no es gratuito como muchos piensan. No es solamente desastroso y opresivo, sino que además es extremadamente caro. Todas las personas deben pagar a la fuerza por él. Debido a que el pago no es voluntario, sino coercitivo, se desperdician millones, pues no existe competencia alguna en el mercado que los obligue a cuidar el dinero. Ese capital con el que se mantienen esos horribles centros de adoctrinamiento no crece de los árboles, sino que es quitado a la fuerza de las personas que lo obtuvieron de forma honesta y le hubieran podido encontrar una utilidad. No existe ningún tipo de control para ningún servicio, sólo el mercado es el que se limita a sí mismo y no permite derroches de capital.

El lector dirá: "este hombre critica mucho, pero no brinda soluciones". Lo cierto es que no existe una solución. La educación debe ser completamente libre. El mercado se encargará de brindarla de la mejor manera y las personas podrán elegir qué tipo de educación quieren. Los educadores deberán esforzarse para atraer alumnos e intentar por todos los medios posibles que se interesen por lo que ellos enseñan, sin calificaciones, sin limites de tiempo y sin otra crueldad de ningún tipo. Deben alentar a que los estudiantes aprendan por el placer de aprender y no para satisfacer a los padres, al profesor a o un burócrata. Si no lo logra, pues su remuneración será menor. De este modo, los educadores se verán en la obligación de brindar un buen servicio a bajo costo y no dedicarse a castigar y limitar a los alumnos, para seguir recibiendo el sueldo de forma coercitiva.

Es el cliente, o sea, el estudiante quien debe decidir qué, dónde y cómo estudiar y nadie más. Es él quien debe decidir si ser evaluado o no y en caso de quererlo, sólo él puede elegir cuándo y con quién.

Por último, es necesario aclarar que el sistema de educación libre, lejos de ser excluyente, es todo lo contrario, pues al no existir un monopolio, la educación no será una sóla y mucha gente podrá aprender a realizar tareas útiles, sin necesidad de estar obligada a recibir un papel firmado por un burócrata, sino únicamente será evaluado según sus capacidades laborales.

Si nuestro objetivo es educar, el Ministerio de Educación de cualquier país debe cesar de existir.

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NARCISO GUARAMATO PARRA : EL PRECIO JUSTO [ECONOMIA AL ALCANCE DE TODOS]

En Venezuela se ha puesto de moda hablar del “precio justo”, ¿Qué es? ¿Cómo se calcula? en verdad ¿es justo?. Estas son algunas dudas, de muchas que se presentan y que trataremos de explicar en el siguiente artículo. Un vez más, veremos que un simple eslogan que a primera vista parece lo más lógico, puede que no se pueda aplicar o sea simplemente una voz suelta, sin ningún sustento empírico o práctico que lo respalde.

En primer lugar es importante señalar que este no es una idea novedosa, el precio justo formó parte de la doctrina de la iglesia católica del siglo XVI. El principal teórico fue el sacerdote mexicano Luis de Molina (Cuernavaca 1535 – Madrid 1600), jesuíta, teólogo y precursor del estudio de la ciencia económica (recordemos que hay un acuerdo general de establecer el año de 1776, cuando se publicó el libro de Adam Smith, como inicio de la Economía como rama del saber).

Para la época en que vivió el padre de Molina, la iglesia católica era parte importante del poder, y su influencia era muy fuerte en las políticas públicas. ¿Qué era para ellos el precio justo?. La clave nos las dio el economista Ludwig von Mises, en su libro: La Acción Humana, tratado de economía”: “…la noción de precios y salarios justos guarda y guardó siempre una relación con un determinado orden social que reputan como el mejor posible. Aspiran la implementación de su ideal y de su eterno mantenimiento. No toleran el más leve cambio en el ordenamiento establecido (…) Estiman justos cuanto favorece al mantenimiento de su inalterable utopía, e injusto todo lo demás.”

Según lo expresado en el párrafo anterior, justo o injusto tiene una valoración subjetiva muy grande, cualquier situación que me mantenga en mi misma posición social o la mejores es justa, y si la desmejora es injusta. Cualquier aumento de precios, al productor o comerciante le parece justo y al consumidor injusto, o viceversa, toda disminución le parecerá injusto al productor y justo al consumidor

Para poner un ejemplo, tomado de mis vivencias, como dirían algunos, yo lo viví no me lo contaron. Nuestro principal producto de exportación, ha experimentado en los últimos años, importantes aumentos en su precio (actualmente supera los 100 $/barril), lo cual a los venezolanos no ha parecido justo. Pero, la visita a dos países hermanos: República Dominicana en el 2000 y Chile en el 2004, ambos importadores netos de combustible, me hicieron ver la cara opuesta. Todas las personas con las que hice amistad me hablaron de lo injusto del aumento y como estaba afectando su calidad de vida.

Otro punto vital que hay que precisar es que el precio justo sólo sería factible en el régimen de la economía de mercado. En una economía de trueque no existe el precio de venta, simplemente, si le conviene a las partes se realizará el intercambio de bienes y servicios. En el caso de la economía centralmente planificada, la cual se basa en la teoría del valor trabajo de los bienes, no se puede establecer un precio de venta. Si se le asigna una cuota de producción a una fábrica, el administrador tratará de cumplir la meta sin importar el costo en que incurra, y si no se puede calcular el costo ¿como se puede poner un precio de venta?. Sólo el mercado puede fijar un precio para los bienes y servicios, que este precio sea justo o injusto, solamente depende de la percepción individual de los participantes en ese mercado. ¿Qué cree usted?

Para finalizar veamos que nos dice sobre el tema el Padre Jesuita Luis de Molina: “Debe observarse, en primer lugar, que el precio se considera justo o injusto no en base a la naturaleza de las cosas consideradas en si misma, lo que llevaría a valorarlas por su nobleza o perfección, son en cuanto sirven a la utilidad humana; pues en esa medida las estiman los hombres y tienen un precio en el comercio y en los intercambios (…) en segundo lugar, que el precio justo de las cosas tampoco se fija atendiendo sólo a las cosas mismas en cuanto al hombre, como si, céteris paribus, fuera la naturaleza y necesidad del empleo que se les da de forma absoluta determinase la cuantía del precio, sino que esa cuantía depende, principalmente de la mayor o menor estima en que los hombres desean tenerlas para su uso (…) 

En resumen, el precio justo de las cosas depende, principalmente, de la estimación común de los hombres de cada región; y cuando en alguna región o lugar se suele vender un bien, de forma general, por un determinado precio (¿es, o no es parecido al precio de equilibrio del mercado?), sin que en ello exista fraude, monopolio ni otras astucias o trampas, ese precio debe tenerse por medida y regla para juzgar el justo precio de dicho bien en esa región o lugar, siempre y cuando no cambian las circunstancias con las que el precio fluctúa al alza o la baja.”

nguaramato@gmail.com
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VICTOR MACHADO: SEÑALE UD. AL CULPABLE

Muchos opinan que el capitalismo estadounidense está en decadencia. Tienen razón.

Pero ¿por qué tienen razón? Porque en los EUA la pobreza, la inflación y el desempleo han ido aumentando progresivamente a cifras preocupantes.

Se ha confirmado que el capitalismo aplicado "en toda su extensión pura", ha demostrado que ayuda a una nación a mantener pleno empleo, precios y remuneraciones competitivas y reducción sistemática de la pobreza, además de más y mejor calidad de vida para la población con muy baja inflación.

Pero, cuando una nación que tradicionalmente ha ejercido el capitalismo "puro", como el caso de los EUA, y sus autoridades comienzan progresivamente a aplicar políticas como por ejemplo:

1.- Control de las tasas de interés financiero.

2.- Cierre sistemático a la competencia extranjera en algunos renglones, como el caso de los productos agrícolas, o subsidio a los mismos para evitar alzas inflacionarias.

3.- Préstamos a empresas en bancarrota por mala calidad de productos o pésima gestión gerencial ( Caso de las tres grandes automotrices estadounidenses).

4.- Excesivo déficit fiscal, y, en consecuencia, aumentos de impuestos y de la deuda interna.

5.- Aumento sostenido de aranceles.

6.- Creación de empresas "privadas" con capital del Estado para otorgar créditos hipotecarios a personas necesitadas de viviendas que eventualmente son utilizados (los créditos) por constructores y vendedores especuladores.

7.- Políticas que obligan a quien no posea seguro médico a adquirirlo a "precio solidario" (caso del nuevo Plan de Salud rechazado por el Partido Republicano).

Y hay otros ejemplos de controles y regulaciones del Estado que han ido proogresivamente alejando la confianza del inversionista en el capitalismo estadounidense.

No es casualidad que este capitalismo ya no es "puro" en los EUA.como solía serlo en el pasado. La mayoría de estas políticas "anticapitalistas" han sido aprobadas en gobiernos y congresos dominados por los Demócratas (conocidos como los izquierdistas de EUA).

Saque UD. sus propias conclusiones y señale al culpable de la progresiva decadencia del capitalismo estadounidense.

PD: Las encuestas señalan que Obama sería re-electo si las elecciones para Presidente ocurrieran hoy 9 de junio.

Saludos, Víctor Machado

machquality2@yahoo.com

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VICTOR MION: ES POSIBLE LOGRARLO…

El haber vivido estos 12 años y espero no sean muchos más, en Venezuela la otrora tierra bendita, me han permitido llegar a una conclusión muy cruel.

Aborrezco a mis padres, desprecio a mis maestros, odio lo que he aprendido. Y como no hacerlo si me enseñaron educación, me instruyeron sobre la honorabilidad y la  dignidad; fui aleccionado sobre respeto al prójimo y se me inculco el poder del estudio y del trabajo, la moral y el civismo;  es decir, tuve casa y familia, tuve escuela.

Pero, no me enseñaron a vivir en esta sociedad en donde se miente, se defrauda, se engaña, se roba, se usurpa, se priva, se estafa, se despoja, se malversa, se asalta, se expropia, se desvalija, se asesina, se secuestra, se extorsiona, se trafica drogas todos los días y no hay ley, ni justicia, ni criterio ni ganas para imponerla, ni quien quiera porque los encargados de hacerlo, lo único que nos ofrecen es “patria, socialismo y muerte”.

El desconcierto que ya está asimilándose en el ADN de todos los venezolanos que vivimos esta pesadilla llamada “socialismo del siglo XXI” solo verá su fin cuando entendamos que la base de la sociedad es la familia y no el estado; que una economía sana es cuando el país goza de una clase media grande, fuerte y prospera y no una economía opresora de estado comunista; que la mejor manera de crecer es el estudio y el trabajo, y no la venta de drogas, el robo o las misiones.
Cuando comprendamos que los gobernantes son nuestros empleados a quienes pagamos para que hagan su trabajo y no nuestros dueños, ni de nuestras pertenencias. Que han de trabajar por nuestro beneficio y no para su propio peculio.

Que las leyes son para nuestra protección y no para parapetarse tras ellas y poder traficar, robar y asesinar impunemente.

Y que solo en libertad y democracia es posible lograrlo.

Arq. Víctor Juan Mión Pivetta
www.vmreporte.blogspot.com
vmreporte@gmail.com
@Mionvi
09.06.2011
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TEÓDULO LÓPEZ MELÉNDEZ: HUMANISMO SOCIAL

El hombre busca su interpretación. Es probable –al menos lo queremos creer- que estemos en las puertas de un nuevo humanismo social. Todos los indicadores apuntan que en el mundo globalizado la cultura creativa del ser humano prevalecerá sobre otras consideraciones.

CREATIVIDAD E INOVACION
En verdad la globalización acentúa la propia identidad y provoca reacciones frente a lo puramente racional. Ejerce una presión para decidir cerca de uno mismo e invita al holismo frente al pensamiento unidisciplinario. Estímulos existen para que seamos optimistas frente a un proceso de reconsideración social del hombre. El destino indefinido es siempre incierto, pero la salida siempre pasa por un reconocimiento del sí mismo. Todo proceso de individuación conlleva a la autoafirmación y esta al pensamiento propio. Dicho en otras palabras, el hombre cínico y nihilista buscará ser protagonista de su propia historia y de la historia de los demás. Allí debemos dirigir nuestros esfuerzos.

Estamos ante un cambio social, uno crucial, pero uno que debemos mirar en la multiplicidad de ellos que se han producido. Para mirarlos se recurrió primero a la Filosofía de la historia y se desplegó una Teoría General de la Sociedad. Luego se introdujo la noción de evolución social y el materialismo histórico, finalmente, un concepto polémico de desarrollo. Ahora se asoma la tesis de la homogeneización, tal como lo hemos visto. Los escépticos elencan los eventuales males.

El sociólogo inglés neomarxista T. B Bottomore (Introducción a la sociología) trazó una diferenciación al colocar las teorías sobre la evolución social en dos vertientes, las lineales y las cíclicas. Entre las primeras, cita todas aquellas que hablan del cambio acumulativo, como aumento del conocimiento, de la complejidad y el movimiento hacia la igualdad socio-política. Entre las segundas aquellas que vuelven a una Filosofía de la Historia. Para él, sin embargo, es el aumento del conocimiento un factor determinante de un cambio social, tesis que se corresponde con lo que ahora vivimos.

Alain Touraine (Un deseo de historia) estudió la aparición de los valores y como impulsan la acción de las colectividades y fijó dos posibilidades para estudiar el cambio: historicista y evolucionista.

Antes que enumerar teorías prefiero referirme a la necesidad de una reflexión filosófica sobre el hombre, sin entrar en distinciones entre filosofía y cosmovisión. En cualquier caso es menester tener una visión de conjunto sobre el hombre y el mundo en que actúa. Así, las críticas que hemos advertido sobre la era industrial, con sus conjuntos alienantes, y para lo cual sirvió estudiar a Marx, nos llevan a bosquejar la globalización como una contrapartida del hombre-masa. Los fines estrictamente humanos desaparecieron en una sociedad industrial proclive a fomentar una existencia impersonal. Ese es el hombre que estamos heredando, el mismo que enfrenta la nueva perspectiva y al cual, creemos, hay que señalarle la imperiosa necesidad de conformar una voluntad.

Peter Sloterdijk (Esferas) ha trazado una “imagen de pensamiento” que le permita al hombre ser en el mundo como un espacio de apertura a lo ilimitado. Este es el principio cardinal que hago en mis consideraciones. Tenemos a un hombre dominado por la apatía y el conformismo con el consecuencial aplastamiento de la idea democrática. Lo que Sloterdijk busca es un nuevo análisis del dinamismo social (lo cual incluye todas sus facetas) y volver a definir lo que es real. Esto, es, la globalización carece de sentido si no se observa como objeto teórico lo cual implica reconstruir el motivo de la “esfera”. Hay que analizar, en consecuencia, el enfrentamiento entre la modernidad terminada y la globalización asomada y en vías de ejecución en una clave espacial, lo que quiere decir que la cultura en este nuevo mundo abandona un modo unilateral de actuar. Vamos hacia un mundo denso y así cabe definir densidad como la posibilidad de un agente de encontrarse a otro sobre el cual actuar. Y he aquí el elemento que los lectores seguramente se plantean: como es la estructura de los procesos de decisión que hacen pasar la teoría a la praxis. El hombre de la era terminada actuaba en la incertidumbre, una que continúa, sólo que ahora, el hombre debe pasar a ser uno que está en capacidad de auto aprovisionarse de razones suficientes para pasar de la teoría a la práctica. Y ello implica un proceso deliberativo interior, uno que excede a la aplicación universal de los derechos humanos, por ejemplo, más bien de la convicción pragmática de que significa libertad o moral. Así, la comunicación que sustituye a la información adquiere un rango ontológico, porque es de esta manera que el mundo podrá definirse para bien. Y para bien es que esa comunicación sea para poner frente a frente dimensiones donde los grupos sociales se obligan recíprocamente a desistir de actuar por un interés unilateral y, en consecuencia, a procurar entre todos el bien común.

Aún así las palabras crean mundo, conforme al antiguo adagio, y se habla, por ejemplo, de economías del conocimiento para abrir actividades de valor agregado intangible. Lo cierto es que cada vez es más notoria la presencia de organizaciones sociales participando en eventos de definición del futuro lo que hace realidad el entorno habilitador. Así saltan expresiones como sociedades de la comunicación incluyentes y equitativas, el rechazo a expresiones como el de “neutralidad tecnológica”, el apelo a una sociedad visionaria, el rechazo al desarrollo basado únicamente del rédito económico y el apelo a nuevos mecanismos para canalizar los recursos financieros de manera vinculada a la solidaridad social.

Los desafíos que el nuevo mundo plantea son tan abundantes como para retar al hombre a dejar su narcisismo, su encierro nihilista y su cinismo manifiesto en la era que termina y en este interregno de incertidumbre conservada.

teodulolopezm@yahoo.com

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ZENAIR BRITO CABALLERO: “CUANDO SE PIERDE LA FE”

La fe, como estado de conciencia, como adhesión a una proposición que no goza de certidumbre ni puede ser demostrada, o como aceptación que va más allá de la evidencia lógica o perceptiva, es el sentimiento más arraigado y desarrollado en todos los seres humanos. Nosotros, como ninguno de los entes que nos acompañan en la aventura de la vida, nos encontramos ante la permanente encrucijada de creer o no creer, de confiar o dudar, de recelar o asegurar lo azaroso de las contingencias que se nos presentan.

¿DONDE ESTA EL PUNTO QUE SOMOS EN LA VIA LACTEA?
Mas nuestra pequeña dimensión de lo que somos, de lo que sabemos y de lo que podemos, nos obliga necesariamente a tener fe, a confiar en algo o en alguien, habida cuenta que sin esperanzas o sin ilusiones, jamás alcanzaríamos un poco de seguridad, y sin garantía nunca podríamos arrostrar las vicisitudes sociales a las que generalmente estamos expuestos. La fe es, de modo general, una creencia; pero una creencia determinada por el interés que tal o cual hecho nos conmueve. Un ambicioso utilitarista, por ejemplo, tiene fe en las ganancias exorbitadas de su negocio o de su empresa; los padres tenemos inquebrantable fe en el porvenir de nuestros hijos; una mujer deposita su fe en el cariño y en la protección de su esposo, etcétera.

Es por esto que la fe es un convencimiento voluntario, es una fuerza del espíritu que nos impulsa a creer en las cosas que se quiere que sean, no como probables, sino como seguras. Y esto es así, porque entre las cosas que no vislumbramos con exactitud, siempre están aquellas en las que creemos. Por ello es que la fe se basa en la certidumbre que no somos engañados y, por esto mismo, damos crédito a una cosa, no porque veamos que es tal, sino porque estamos persuadidos con la ilusión o la creencia que subjetivamente nos acompaña. Sin embargo, y aun cuando "todo es más fácil si en la fe se fía", como asienta el verso final de un soneto de Lupercio; y aun cuando, análogamente, "quien pierde la fe ya no puede perder más", según la sentencia del poeta latino del siglo primero antes de Cristo, Publio Siro, nadie puede negar que en más de una vez suele perderse la fe, pese a que sólo sea en una mínima parte de la infinita gama de cosas o de hechos que a nuestro derredor acontecen.

De esta guisa, muchas veces, sin quererlo, hemos perdido la fe en la justicia como "reina y señora de todas las virtudes", según la definió el más grande orador que tuvo Roma, Marco Tulio Cicerón (106 - 43 a. de C.), o en los jueces que dejan impunes muchos delitos, pero que condenan a no pocos inocentes. Hemos perdido la fe en la medicina, cuando ésta resulta peor que la enfermedad, como lo señala el poeta romano Publio Virgilio (70 - 19 a. de C.), en su poemario Eneida; en algunos médicos que exhiben en el camposanto los mejores trofeos de su profesión, según los versos finales del poeta y dramaturgo español Manuel María de Arjona (1585 - 1614), en su irónica obra A un Médico.

 Hemos perdido la fe en cierto sujeto o individuo que se hacía pasar como el más incondicional de nuestros amigos, pero que, en aras de su inmoralidad o de la conveniencia personal, nos abandonó ante el barrunto de los primeros riesgos, cumpliéndose axiomáticamente lo dicho por el ilustre dramaturgo mexicano Juan Ruiz de Alarcón, en su obra Los favores del mundo, en el sentido de que "no hay enemigo peor que el que trae rostro de amigo". Hemos perdido la fe en algunas hombres que sólo nos amaron en tanto no les faltó la magia encantadora del dinero; de esos hombres (por fortuna no todos), que siendo infieles por naturaleza, llevan el amor en la lengua y la perversión en el corazón.

Hemos perdido la fe en algunos gobernadores que, según la bien orquestada propaganda difundida por la dictadura del poder, son los mejores hombres (qué sería si en vez de imponernos los "mejores", nos impusieran los peores), que, como todos sabemos y sentimos, sólo nos llevan a la más desesperante de las crisis y a las más tortuosas de las situaciones. Hemos perdido la fe en algún hijo, en quien depositamos la más amorosa y sublime de las confianzas y, en cambio, tan ciega creencia se convirtió en la más deprimente de las decepciones. Hemos perdido la fe en determinado líder sindical, al advertir la falsedad de sus actividades o declaraciones, o bien su enriquecimiento ilícito, amén de anteponer su beneficio personal y el de sus familias, ante la demanda de mejores prestaciones salariales para sus representados

Hemos perdido la fe en no pocos funcionarios, mayores, menores o simples "gatos", quienes olvidándose que sus jugosas percepciones económicas provienen del trabajo mancomunado de los grupos contribuyentes, tratan con despotismo e indiferencia a quienes se les acercan en solicitud de un servicio propio de sus encargos. Hemos perdido la fe en las románticas declaraciones oficiales, cuando éstas se divulgan por todos los medios de comunicación, sólo para calmar los desesperados, pero justos reclamos de la clase trabajadora, pero no para resolver los lacerantes problemas que a todos nos aquejan y cada vez agudizan la más sensible pobreza.

Hemos perdido la fe en ciertos amigos y amigas a quienes, alguna vez, desinteresadamente ayudamos o protegimos, que en lugar de reciprocarnos las atenciones recibidas o los favores prodigados, nos muerden la mano, no como perro (el perro es noble y fiel con quien le demuestra su afecto), sino como el más venenoso de los ofidios, o el más agresivo de los animales salvajes. Hemos perdido la fe en quienes, ocultando el acíbar de la falsedad, nos engañaron con la apariencia de los más deliciosos almíbares. Hemos perdido la fe en el matrimonio, que en vez de funcionar como el más polífono de los dúos, desentona como el más desafinado de los duetos. Hemos perdido la fe en no pocos hombres, que situados en la cumbre de nuestra decantada admiración, de pronto se desploman, al advertir sus perversidades, sus deslealtades o felonías.  Con todo, si perdiéramos la fe en algo o en alguien, nos quedan muchísimas cosas en las que podemos seguir teniendo fe, toda vez que si perdiéramos la fe en todo cuanto nos rodea, sería preferible morir, dado que la fe, sin ser la primera de las virtudes, es, por lo menos, el mayor de nuestros consuelos. La expresión "la fe mueve las montañas", tiene su origen en el pasaje de San Marcos, capítulo XVII, donde se cuenta que Jesús dijo: "...pues en verdad os digo que si tuviesen fe siquiera como un grano de mostaza, diréis a este monte: pásate de aquí allá y se pasará y nada os será imposible". 

La fe es el mejor abrigo y el más fuerte escudo para la seguridad de nuestro camino; por eso yo, permítase que sin ser vanagloriosa diga yo, sigo conservando y robusteciendo mi fe, no obstante que en más de una vez, me haya querido traicionar la desesperanza.

britozenair@hotmail.com
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LLEGARON LOS VENEZOLANOS. REPORTAJE EN LA REVISTA SEMANA DE COLOMBIA

La migración de venezolanos hacia Colombia está disparada y ya se hacen sentir en la industria petrolera, el comercio, la cultura y la farándula.



"El mejor presidente que ha tenido Colombia es Hugo Chávez -dice una venezolana de la más refinada élite de Caracas, que decidió mudarse a Bogotá-. Gracias a él, la mayoría de venezolanos bien preparados y con dinero para invertir están hoy aquí".


Y es verdad. La presencia de los venezolanos en Colombia, y en particular en Bogotá, ha dejado de ser una simple curiosidad, para convertirse en un fenómeno. Y aunque muchos colombianos pueden no haberse percatado, lo que está ocurriendo es interesante porque se trata de uno de los pocos casos de migración de alto impacto para Colombia en sus dos siglos de historia republicana.
El éxodo tuvo un primer quiebre pronunciado a partir de 2005, cuando comenzaron a llegar los expertos del petróleo que habían sido despedidos en masa, sin misericordia, de Pdvsa. Pero en realidad, el momento cumbre ha sido 2011, pues cada día hábil el DAS está entregando en promedio 46 cédulas de extranjería a venezolanos para vivir en Colombia.

A pesar de tratarse de una diáspora de apenas cinco años, hay que decir que ya ha dejado una huella significativa en la estructura del país. Y tiene que ver con que un puñado de los cerebros fugados de Pdvsa han sido los protagonistas del boom petrolero de los últimos años en Colombia.

Pero los venezolanos no solo se han metido en el corazón de la economía. La semana pasada se estrenaron las dos nuevas grandes superproducciones de Caracol y RCN, y en las dos aparecieron venezolanos en papeles destacados: en La bruja, Gledys Ibarra es 'la Negra', y en El Joe, Andrés Suárez es Francisco Vergara. Por citar apenas un ejemplo.

En cualquier sector al que se mire hay un venezolano. Desde los más exclusivos, como las galerías de arte, hasta otros más populares, como son los espectáculos musicales o de humor. La galería La Cometa expuso hace un par de meses al venezolano Carlos Cruz Díez, uno de los maestros del arte óptico en el mundo, y vendió las 41 obras por precios hasta de 120.000 euros. "La mitad de las obras fueron compradas por venezolanos. Estoy feliz con ellos", dice Esteban Jaramillo, el dueño de la galería. Y en lo que va corrido del año se han presentado, por lo menos uno cada mes, espectáculos con artistas venezolanos. Yordano, tal vez el más conocido en Colombia, ya ha dado dos conciertos este año en Bogotá. Una cuenta de Twitter que se llama Venezolanos en Bogotá, con casi 7.000 seguidores, ayuda a poner en contacto a la colonia.

Los venezolanos también se han colado en la vida diaria de los colombianos. Como las tiendas de productos para la salud Locatel y Farmatodo, cuya franquicia fue traída por ellos. O restaurantes y cafés como Picollo Venezia, Ciboulette, Positano, Budare's, la Arepería Venezolana, Pan Sueko y Andrea's, por mencionar solo algunos, recién montados por venezolanos. Una revista, El Librero, hecha en Bogotá por el reconocido periodista Sergio Dabhar, exdirector adjunto del diario El Nacional de Caracas. Y hasta un miembro de la Academia de la Lengua del vecino país, Rafael Arráiz Lucca, que ahora es profesor universitario en Colombia.

La primera oleada: el factor P

Esta nueva migración es además interesante porque hasta hace unos años a pocos venezolanos -por no decir a ninguno- se les ocurría poner sus ojos en Colombia. Por el contrario, había una evidente animadversión. "El venezolano no veía a Colombia como una opción de turismo o de inversión. A Venezuela nos llegó lo peor de lo peor: colombianos indocumentados, sin preparación y buscando empleo", explica la venezolana.

¿Qué fue entonces lo que les hizo cambiar de opinión? En un primer momento, sobre todo las clases media y alta, que huían de Chávez, buscaron refugio en Miami. Pero a partir de 2005 los petroleros comenzaron a abrir la puerta.

Todo comenzó cuando a finales de 2002 los trabajadores de Pdvsa se unieron en un paro para pedir la renuncia del presidente Hugo Chávez. Fue uno de los episodios más críticos de la ya larga estancia de Chávez en el poder. Las pérdidas se calcularon en más de diez mil millones de dólares y el presidente, ni corto ni perezoso, despidió de manera fulminante a unos 18.000 empleados, incluidos los que habían llevado a la petrolera a ser la tercera más grande del mundo.

Todos esos cerebros, cargados de experiencia, buscaron otros mercados. Y fue así como llegaron a Colombia, primero Luis Giusti (presidente de Pdvsa 1994-1999), luego Ronald Pantin (el segundo de la petrolera hasta 2000) y Humberto Calderón Berti (quien había sido presidente de Pdvsa, canciller de Venezuela y presidente de la OPEP). Ellos crearon las tres firmas que han sacudido el mundo de los hidrocarburos en Colombia: Pacific Rubiales, Alange y Vectra.

Entre ellas tres producen hoy un buen pedazo del crudo del país. Pero lo más importante es que han sido protagonistas de primera línea del crecimiento de la industria del petróleo en Colombia, que, según informó el gobierno esta semana, está a unos cuantos barriles de producir el millón diario.

Los tres petroleros, consultados por SEMANA, coinciden en que llegaron a Colombia por el cambio del modelo petrolero en el país cuando se creó la Agencia Nacional de Hidrocarburos y se dieron condiciones favorables para los inversionistas. Con ellos se vino una camada de ingenieros, geofísicos y todo tipo de científicos bien calificados. En los datos de inmigración se nota el primer gran salto en 2004, cuando los venezolanos crearon la primera compañía, en ese entonces Pacific Stratus (ver gráfica). "Según informaciones que me llegan, pueden estar laborando en este país cerca de 1.300 petroleros venezolanos", dijo Luis Giusti a esta revista.

Tres años después compraron Petro Rubiales, en 2008 fusionaron las dos compañías y ahí nació Pacific Rubiales. Para dar una idea de la dinámica que le imprimieron los vecinos venezolanos al negocio del petróleo, basta escuchar lo que dice Pantin, presidente de Pacific Rubiales: "Cuando llegamos, en 2007, la compañía producía 24.000 barriles y para finales de este año estaremos en 275.000. Colombia producía 560.000 barriles por día y hoy produce un poco más de 900.000".

Y Humberto Calderón, presidente de Vetra, agrega: "Colombia tardaría muchísimos años en formar el capital humano que ha llegado. Para formar un buen ingeniero de petróleos se requieren 15 o 20 años, y los que llegaron a Colombia son personas con 30 o más años de experiencia".

Sin duda, gracias a los petroleros, se corrió la voz en Caracas de que Colombia era un buen puerto.

La segunda oleada: ¡a salvar la plata!

Sin embargo, el quiebre más pronunciado en el éxodo se ha dado en los últimos meses (ver gráfica). Mientras en 2004 se daban cada semana dos cédulas de extranjería a venezolanos, el promedio en 2010 fue de 162 a la semana y en lo que va de 2011 la cifra ya llegó a 230.

Si en la primera oleada llegaron a Bogotá expertos del petróleo por el despido inclemente de Hugo Chávez, en la segunda fase fue toda la burguesía que había aguantado la que huyó despavorida. "Burguesía apátrida (…) me han declarado la guerra económica. Pues me declaro en guerra económica", dijo en junio del año pasado. "Vamos a ver quién puede más: si ustedes, burgueses de pacotilla, burgueses sin patria, o nosotros", les espetó.

Entusiasmado con ese grito de batalla, Chávez primero eliminó el dólar paralelo o 'cambio permuta', lo cual hizo mucho más difícil el acceso de la gente a las divisas que necesitaban para hacer negocios o para tener sus ahorros a salvo, teniendo en cuenta que estaban viviendo con una inflación del 30 por ciento. Y después, en diciembre, confiscó a empresarios seis conjuntos residenciales que estaban en construcción y ocho más los puso en suspenso.

Por eso no es extraño que desde entonces se haya destapado un particular interés de los venezolanos por hacer negocios en Colombia. Vienen a abrir restaurantes, a instalar negocios, a comprar finca raíz. Lo que les importa es salvar el dinero que les queda.

Y por eso también los que aterrizan en Bogotá son miembros de la más refinada burguesía venezolana. Apellidos como Oteiza, Pocaterra, Priange, Machado, Mussi, Cohen, Mishaan y otros que han sido presidentes, ministros, de la banca, la bolsa, el arte o destacados intelectuales de ese país. Aunque, advierte una de ellos, "en Colombia no están los potentados, sino los hijos de los potentados".

Prueba de ello es que en la ciudad amurallada de Cartagena, por ejemplo, venezolanos han comprado cinco mansiones antiguas, así como uno de los mejores hoteles boutique.

Camilo Herrera, gerente de la firma de consultoría Raddar, le dijo a la revista Dinero que en la historia de su compañía no había tenido tantos pedidos como los que ha recibido desde octubre de 2010. "Hemos tenido requerimientos de al menos 15 compañías o inversionistas venezolanos interesados en estudios de mercado y consultoría".

El mismo frenesí se ha sentido en el sector inmobiliario. Una alianza de las principales constructoras de Colombia, que se llama Casa Propia Colombia G-5, y la página web mudateacolombia.com han hecho solo en este año cuatro ferias en Venezuela. Y también se creó ya un bufete de abogados binacional, Arciniegas, Briceño y Plana, que pretende ayudarles a inversionistas venezolanos a establecerse en Colombia.

La situación ha llegado a tal punto que la principal empresa de alimentos de Venezuela, Polar, a pesar de tener su casa matriz en el país vecino, exporta desde Colombia. En los últimos meses han llegado o han anunciado que van a llegar a Colombia el grupo Dipromuro (concesionarios de vehículos), Ovejita (una tradicional marca de ropa), Proseín (multinacional de remodelación) y Valmy (cosméticos), entre otros. Todos para poner plantas de producción o tiendas. De todas maneras, las cosas no son fáciles para todos. Algunos, como los del café Cotti, no han resistido y han cerrado.

Estamos sin duda en medio de un fenómeno nuevo en Colombia. El éxodo de personas de otras nacionalidades no ha sido común en nuestro país. Las grandes migraciones fueron las de españoles y afros en la Conquista. Y las de árabes -sirios, libaneses y palestinos- a finales del siglo XIX. Las demás han sido de menor tamaño, de manera que apenas si han llegado a convertirse en colonias que pueden tener un impacto en localidades, pero no llegan a permear a la sociedad. ¿Hasta dónde llegarán los venezolanos?

Humberto Calderón berti Ha sido presidente de Pdvsa, canciller de Venezuela y presidente de la OPEP. A raíz de la persecución que hizo Chávez a sus opositores, buscó nuevos horizontes en Colombia. Hoy es la cabeza de Vetra Energía.


Luis Guisti Presidente de Pdvsa (1994-1999), fue el primero de los cerebros petroleros en llegar. Junto con Ronald Pantin y Miguel de la Campa, fue artífice de las firmas que han sacudido el negocio de los hidrocarburos en Colombia.acific Rubiales, Alange, y Vectra.


Ronald Pantin Segundo de Pdvsa hasta 2000. Hoy es el director ejecutivo de Pacific Rubiales, después de Ecopetrol, la mayor productora de petróleo hoy en el país . Tiene 35 bloques de exploración en Colombia.




 
El mundo del arte Carlos Cruz Díez (segundo de izquierda a derecha) expuso su obra en la Galería La Cometa. Se vendieron todas sus 41 obras y más de la mitad fueron compradas por venezolanos.




Carlos Martínez Creó una cuenta en Twitter que se llama Venezolanos en Bogotá. Ya tiene casi 7.000 seguidores. Promueve a los artistas venezolanos, que trae a Colombia a hacer hasta dos o tres presentaciones en un mes.

Ana Carolina Troconis Estudió su posgrado de Odontología en la Universidad Javeriana en 2008 y dice que allí alcanzó a contar a más de 70 compatriotas. Según el DAS, hay 1.036 venezolanos con visa de estudiante. Ana trabaja ahora en Bogotá.


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PEDRO A. PALMA: VENEZUELA SALIDA DE CAPITALES

Cuando cualquier persona dispone de recursos financieros, una de las preguntas obvias que se hace es dónde y cómo invertirlos, de tal forma de obtener un retorno atractivo sin incurrir en grandes riesgos. 


Una de las primeras decisiones que debe tomar es si conviene invertir esos fondos localmente o en el exterior, para lo cual debe comparar cuánto espera ganar de colocar esos recursos en el país, versus cuál es el retorno esperado de enviarlos a mercados foráneos.

La ganancia local estaría determinada fundamentalmente por la tasa de interés interna menos la tasa esperada de inflación, es decir, por la tasa de interés real, ya que si, por ejemplo, él coloca o presta esos recursos a plazo de un año a una tasa de interés de 15% y el aumento esperado de los precios en ese lapso es de 5%, el rendimiento real que obtendría sería 10%, es decir, 15% que cobraría de interés menos 5% de pérdida de valor de esos recursos debido a la inflación.

De igual forma, de enviarlos al exterior, su retorno básico estaría determinado por la tasa de interés real existente en la economía hacia donde dirija sus fondos.

Sin embargo, otra fuente de ganancia en el exterior se daría si ese inversionista esperara a que la moneda local se depreciara con respecto a la divisa externa, pues, de producirse esa depreciación, al cabo de un tiempo él podría vender la divisa por una mayor cantidad de moneda local a la que hoy tiene que pagar para obtenerla. Finalmente, el inversionista se podría inclinar por enviar sus recursos a otro país si de esa forma se protegiera de algún riesgo, tal como una posible expropiación o confiscación de sus recursos, prohibición de tener acceso a los mismos, etc.

Basado en esos conceptos podríamos analizar la realidad venezolana. De acuerdo con datos del BCV, las salidas de capitales privados durante los últimos años han sido muy elevadas y crecientes, y debemos preguntarnos a qué se deben las mismas y qué tan efectivo ha sido el control de cambios que tenemos por más de ocho años para evitarlas.

Una primera razón es que la tasa interna de interés real es profundamente negativa, ya que la tasa de interés nominal está en niveles muy inferiores a la tasa esperada de inflación.

Si bien la tasa de interés real en importantes mercados foráneos, como Estados Unidos, es también negativa, los retornos que se han podido obtener en los mercados de valores externos después del desplome producido por la crisis de 2008 han sido muy atractivos. Otra razón es el convencimiento de muchos de que el bolívar seguirá perdiendo valor frente al dólar y a otras divisas. Esto es particularmente cierto en un ambiente en el que se ha podido adquirir moneda extranjera a través de la adquisición de bonos emitidos por entes públicos a un precio muy inferior al existente en el mercado paralelo, el cual, a pesar de ser ilegal, sigue estando muy activo.

¿A quién no le resulta atractivo comprar dólares a un tipo de cambio implícito inferior a seis bolívares por unidad cuando su precio en el mercado negro es mucho mayor, y se espera que continúe aumentando en los meses por venir? Pero, quizá es la percepción de riesgo la principal causa que explica las masivas fugas de capital de los últimos tiempos. La violación flagrante de los derechos de propiedad, las expoliaciones de empresas, las expropiaciones arbitrarias de medianos y pequeños negocios y de terrenos y edificios, la condenatoria de pérdida de inmuebles alquilados debido a la nueva y absurda Ley de Arrendamientos, y tantas otras acciones injustas y violatorias de derechos fundamentales, ha llevado a muchos venezolanos a buscar protección de sus patrimonios, y la única forma que encuentran para ello es liquidándolos y enviándolos al exterior. Poca efectividad tendrán los controles, prohibiciones y acciones conminatorias para impedir las salidas de capitales, las cuales continuarán mientras se insista en imponer las absurdas políticas públicas recientes. 
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ENRIQUE PEREIRA: LA VINO TINTO GANÓ EL JUEGO.

Cuando las almas mueren, los cuerpos fallecen. No antes.

No sé mucho de football. La pelota va y viene y uno puede sentir emociones y tener su propia opinión acerca del juego. Entre eso y saber de football, hay una gran diferencia.

Lo que si me queda claro es que la vino tinto ayer nos dio una clase de coraje, de entereza y de esa capacidad de lucha que se demuestra con marcadores adversos. La vino tinto no se rindió, la vino tinto peleó cada balón como si estuviera decidiendo la copa del mundo. Batalló en la cancha, midiéndose con un rival de altura, que posee credenciales más que sobradas para haber hecho lo que hizo. No era un rival cualquiera y cada hombre nuestro salió a la cancha a buscar su espacio y retar a su adversario con un juego bonito, bien construido y a mi entender, lleno de ganas de ganar. El alma de la oncena siempre estuvo viva, un gol en los primeros minutos, no pudo acabar con su coraje. La vino tinto ganó ese juego, demostrándonos que aun en las peores condiciones, las almas duras no se doblegan.

Esa es la actitud requerida. No importa de qué tamaño es tu adversario, importa de qué tamaño es tu decisión de ganar.

Esa es la actitud que Venezuela toda exhibirá en su próximo encuentro, ahí cerquita en dos mil doce. Almas vivas en cuerpos vivos, con la firme decisión y actitud de movernos hacía una mejor Venezuela, la Venezuela posible, la Venezuela que se siente vino tinto.

Es vino tinto, es Dudamel, es la patria verdadera y es el color de la posibilidad de convertir este país en lo que todos aspiramos que sea: la Venezuela del bienestar, del progreso y de la paz. Es la Venezuela que quiere, cree y puede lograr la transformación de nuestra patria.

Una docena de años, no ha podido enterrar a los venezolanos que sabemos lo que esta patria puede dar. Una docena de años no ha servido para que nuestras juventudes se hundan ante la presión ideológica de la revolución de Chávez, plagada de mentiras, de ocultamiento, de ineficiencia y de destrucción. La mejor Venezuela, cambiará de cancha en dos mil doce y entonces, sólo entonces, retomaremos el rumbo de la Venezuela posible, para tener el orgullo de entregarle un mejor país a nuestros hijos.

En cada rincón de Venezuela, en muchas canchas, millones de venezolanos estamos trabajando para un gran partido: la final de la democracia en dos mil doce. Lo hacemos con la convicción de que será un encuentro difícil, con un adversario que juega rudo, esconde los balones y nos hace una falta en cada avance. La decisión que nos acompaña es más grande que sus trampas. En ese juego tendremos la ventaja de jugar contra un adversario que no ha demostrado nada en doce años, su débil media cancha, llena de jugadores mediocres, que se cambian de posición en cada juego, nos sugiere un equipo de fracasados. Mejor será que se pongan a entrenar rápido. Ya puedo escuchar los gritos de los espectadores. 

Venezuela va a ganar ese juego.


vienegrande@yahoo.es
@pereiralibre

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NELSON MAICA C.: ECONOMIA INFLACION

Indudable, la inflación beneficia, brevemente, a muy corto plazo, a sectores preseleccionados de la población, en detrimento, y por sacrificio, a juro y por las armas, en nuestro caso, de otros grupos, también, con necesidades apremiantes.

A largo plazo, como lo estamos sintiendo ahora (luego de 12 años), las consecuencias son desastrosas para todos, incluyendo los promotores.

Allí esta, ahora, la escasez y las matracas y el mercado negro y la sumisión y el desempleo, la no producción y el control por hambre. Desarticulación de la estructura productiva.

Las y “que empresas socialistas”, todo un contra sentido, una mentira, a expensas de las que existían, son una “mascara”, y un camino seguro a la ruina. Pésima inversión y malversación del dinero público.

Nada fácil detener la inflación. Al tratar de hacerlo generalmente se cae en la depresión. Y los grupos que se han beneficiado de la inflación se opondrían a que se elimine la inflación, de eso viven ahora.

Casi imposible controlar el valor del dinero en tiempos de inflación. El valor del dinero depende también de las valoraciones subjetivas de sus dueños, consecuencia, a su vez, de las cantidades en posesión y de la calidad de ese dinero.

Tan pronto queda implantada la inflación, mejor dicho la súper inflación en nuestro caso, tal como sucedió después de la segunda guerra mundial, el valor de la unidad monetaria desciende rápidamente por encima de la cantidad de billetes emitidos o que puedan agregarse a los que están en circulación.

Al llegar aquí estamos en un desastre completo y la quiebra económica del país es y/o será indetenible. Por ahora lo medio salva el abultado precio del petróleo.

Da la impresión, por la propaganda del régimen, de que jamás se termina el entusiasmo por la inflación para determinados grupos sociales, los socialistas comunistas, y, además, que les encanta que los maltraten, los engañen, los exploten, los esclavicen, los conviertan en una cosa, en un objeto y los traten como tales. Parece que no pueden vivir sin un Stalin, sin un Hitler, sin un Fidel, sin un Gadafi, etc.

Uno de los mas usados argumentos a favor de la inflación es que pondrán en movimiento la industria, industrializaran el país; otro, que lograran el pleno empleo. Empleo para todos. Tamaña mentira no tiene comparación.

Tratan de ocultarle al pueblo el hecho cierto de que la inflación provoca mutaciones en las relaciones entre precios y costos.

Y cuando decretan aumentos de salarios en realidad están defraudando a los trabajadores, reduciendo los salarios reales, mediante un alza en los precios. Lo peor es que algunos trabajadores lo celebran.

En la actual situación inflacionaria que padecemos es muy improbable que este régimen consiga ninguno de los objetivos políticos y económicos que se ha propuesto, afortunadamente, y, mucho menos que los venezolanos sean esclavos de los cubanos socialistas comunistas.

Los trabajadores en general, y en particular los de los sindicatos que más ingresos perciben, sienten como se les esfuma el salario y como, de inmediato, tienen que exigir nuevos aumentos sin ni siquiera llegar al índice del costo de vida.

Este régimen, defensor e implantador de la inflación, es mentiroso. Hasta se engañan a si mismos. Adoran el papel moneda porque lo pueden imprimir rápidamente, pues hay una fábrica de papel moneda, creyendo que así aumentan la riqueza. Solo ellos lo creen.

Al pisar la depresión, un defectuoso ajuste de la estructura salario – costo – precio - , se provoca un desajuste en las relaciones entre precios de materias primas y productos acabados o entre distintos precios y salarios.

Esos desajustes quitan todo incentivo a la producción o la impiden, contagiando la depresión causada por la interdependencia orgánica de nuestra economía con el mercado. Mazazo a la producción y al empleo.

La inflación siempre la adorna este régimen con un cuento idílico para engañar a toda la población. A una parte de la población les encanta que los engañen, una y otra vez.

¿Quién no se siente mas rico cuando oye al régimen decir que la renta nacional ha crecido en comparación con algún periodo anterior? El empleado u obrero que reciba Bs 40 diarios y ahora recibe 50 cree que ha mejorado su situación, pero ahora todo le cuesta el triple que cuando ganaba Bs 40. Parece que no se da cuenta de la real situación. El régimen trata por todos los medios de que la población se autosugestione, es como si le inyectara dosis grandes de calmantes, los tiene bobos por todos los medios de comunicación, además, que controla desde mira bobos.

Este régimen socialista comunista del siglo XXI ha venido implantando la “economía planificada”, economía inflacionaria, la misma que llevo a la ruina, a la quiebra, a la Urss, China, Cuba, Alemania del Este, etc., y tiene en la lista a Grecia, Portugal, España, etc., y todas las demás que han fracasado; pero aquí, ya, en 12 años, sentimos como se trastoco todo el proceso económico y ya padecemos escasez y ruina por todas partes.

Las obras públicas no crean nuevos empleos y tampoco reactivan la economía y menos cuando se realizan a expensas de los excesivos impuestos pagados por el pueblo.

Por cada bolívar gastado en obras publicas, el ciudadano, que lo pago en impuesto, dejo de gastarlo en si mismo y en su familia y por cada empleo que creo el régimen impidió y/o destruyo un empleo de la industria privada.

Y lo peor es que no le ha bastado eso, sino que, además, han desaparecido recursos y se ha endeudado, ha endeudado al país en cifras astronómicas y lo ha hipotecado a mediano y largo plazo. Subastó la soberanía.

No se puede acumular indefinidamente deuda tras deuda porque tarde o temprano llega la quiebra, la debacle, la liquidación del país.

Está ahora manejándose con presupuestos deficitarios. Otro mal económico. Eso crea, como en efecto ya se manifiestan, poderosos intereses con los privados escogidos y adeptos, los utilitis del régimen para operaciones con el exterior, sobre todo, que exigen su continuación a toda costa. Ganan y sacan fortunas.

Tengamos claro, clarísimo, que este país no puede obtener nada sin pagar un precio.

La inflación, bien examinada, en el fondo, viene a ser como una forma de impuesto, un tributo. 

Es peor, porque a quien mas castiga es a los pobres, a quienes menos tienen.

Pero la inflación va más allá y grava los ahorros y hasta su seguro de vida, afecta a todos pero a unos más que a otros. Se puede conocer cuanto daño causa hoy pero no mañana ni pasado mañana.

La inflación impide un buen cálculo económico, influye en nuestra conducta y en el camino de nuestros negocios. Coarta la previsión y el ahorro. Incentiva el despilfarro y el manirrotismo y aventuras económicas y la especulación y la no producción, el no trabajo. Acaba con las relaciones económicas estables. Desespera al ciudadano. Si, señor, desespera al ciudadano, al pueblo.

La inflación induce al ciudadano a exigir del régimen la implantación de controles totalitarios.

La inflación engendro, ahí la reciente historia, el fascismo y el comunismo. Hubo que acabarlos a plomo limpio, como en casi todas las partes en donde se implanto.

Pero no olvidemos que la inflación conduce, también, a grandes desilusiones, amargos desengaños.

La inflación, como lo cuenta la historia, lleva al país que la padece, a la bancarrota, al colapso de su economía. Fin. ¿Dejaremos que se nos acabe el país? Usted decide.

“Imponer controles para detener un aumento de precios es como intentar curar la fiebre empujando hacia abajo el mercurio del termómetro”. Murray Rothbard, 1926-1995, matemático y economista norteamericano.

Nelson Maica nelsonmaica@gmail.com
Caracas, Venezuela, 20/05/2011.
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