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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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martes, 25 de noviembre de 2014

JOSE DE JESUS VILORIA, NUEVOS LIDERAZGOS Y NUEVAS LEYES

JOSE DE JESUS VILORIA
NUEVOS LIDERAZGOS
Venezuela reclama un relevo en sus liderazgos  necesitamos dirigentes con argumentos y fuerza real con vigencia suficiente para aglutinar el interés de nuestros ciudadanos.
Debemos dejar claro que la edad no tiene la menor importancia por lo tanto sin querer restarle a la juventud el derecho de ubicarse en primera fila es conveniente señalar que el éxito se logra con trabajo, constancia, dedicación, sacrificios y sobre todo con  mucha claridad en el accionar que permita cultivar la confianza en las personas que nos rodean.
En relación a nuestro país tenemos la posibilidad de lograr la participación de nuevos liderazgos representados en personas de diferentes edades porque los auténticos liderazgos nunca envejecen ni pierden su vigencia en el espacio y el tiempo se construyen sobre la base de la dignidad y la honestidad.
En una nación como la nuestra donde las instituciones están seriamente lesionadas donde la autocracia militar sustituyó a la civilidad organizada como concepto político es imprescindible la presencia de liderazgos con claridad y discurso conocido que puedan contribuir a construir un movimiento de reconciliación nacional capaz de enfrentar los retos del Siglo XXI.
Necesitamos nuevos liderazgos de gran valía intelectual y moral que aseguren el rumbo de la patria por caminos de progreso y bienestar colectivo sin distingos de raza, credo, color e ideología política.
Hace falta nuevos liderazgos que no permitan que el gobierno  imponga sus reglas arbitrariamente en las  Elecciones Parlamentarias del 2015 sin que los representantes de la oposición  movamos un solo dedo para evitarlo.
Venezuela necesita nuevos liderazgos con sangre de gladiadores. Hoy más que nunca está vigente el pensamiento de nuestro Libertador Simón Bolívar “Moral y luces son nuestras primeras necesidades “.  Esta debe ser la premisa de los nuevos líderes.
LAS LEYES NO RESUELVEN LA INGOBERNABILIDAD.

El Presidente Nicolás Maduro se equivoca si piensa que aprobando a última hora por la vía de la Habilitante un bojote de Leyes (28) resolverá los graves problemas por los que atraviesa la crisis del país.
Este gobierno acostumbrado a comportarse de espaldas al orden jurídico no convence a los ciudadanos con discursos mediáticos que no resuelven los verdaderos problemas de la Nación.

Si algo tenemos en Venezuela son suficientes y buenas leyes pero  no se cumplen por parte del gobierno forajido que pretende utilizar nuestra Carta Magna que es la Constitución Nacional como instrumento para hacer campaña política.

Este paquete de Leyes recientemente aprobado por el Ejecutivo Nacional no resolverá los problemas elementales como Desabastecimiento,   Inseguridad   Personal,   Servicios     Públicos,

Desempleo, pésimo servicio de Salud Pública que son entre otros los problemas que más afectan a los venezolanos y venezolanas actualmente.

El país reclama del gobierno gerencia y políticas públicas acertadas que de manera contundente y directa ayuden a mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos que está en el nivel más bajo de nuestra experiencia democrática.

Estamos atravesando una situación financiera delicada y debido a ello necesitamos  directrices políticas serias y efectivas y no  más leyes que no pasan de ser un saludo a la Bandera Nacional.

El país se hunde en el fracaso mientras el Señor Presidente de la República y su gabinete de gobierno se van por las ramas a la hora de gobernar el país.

Venezuela  necesita gobernabilidad y dejar de hablar tanta paja para que más leyes si no aplicamos las que tenemos. Señores.

Jose de Jesus Viloria
drjjviloria@hotmail.com
@epicentro2012

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sábado, 23 de noviembre de 2013

MERCEDES PULIDO, VOTEMOS HOY, PARA CONQUISTAR UN MAÑANA

Estamos en el umbral de unas elecciones para elegir autoridades municipales de importancia capital si entendemos que más del 90% de nosotros vivimos en ciudades que exigen ser gobernadas para dar la base y la organización de nuestra convivencia. Al menos eso decían nuestros libros de moral y cívica  sobre  la importancia de las instituciones locales para el buen gobierno democrático.   

Poca discusión existe sobre planes y programas, tal vez porque sentimos que el caos que nos circunda y las polarizaciones de los aspirantes a asumir estos compromisos trasciende las posibilidades de real gobierno local.

A pesar de la certeza sobre las violaciones del marco constitucional eso no obsta para exigirnos mantener como finalidad la refundación del respeto a la ley con la cual queremos vivir. Los cambios que observamos en lo local también se suceden en lo global. Es así, que el reconocimiento de los derechos humanos  es una exigencia universal  que trasciende las leyes particulares; las amenazas  sobre el ambiente, migraciones, epidemias o hambrunas  trascienden los límites fronterizos; los movimientos de capitales y la proliferación de mecanismos de transacciones financieras no solo trascienden fronteras sino que modifican e imponen sistemas económicos y sociales propios. 

Además del profundo impacto de las redes de comunicación global que influyen en costumbres, tradiciones, imágenes, aspiraciones y oportunidades. Estos nuevos retos plantean que la realidad que vivimos no es estática  y presionaran por  una constante adaptación y participación ciudadana tanto desde lo nacional, como desde lo local. 

No es posible desvincular que el festín de aspiraciones y ofertas de bienes de consumo con cierto "status"  que hemos vivido se relacionan con  la búsqueda  de votos en el proceso electoral. Revestido por supuesto del aura moralizante que significa el slogan del "precio justo"  que en situaciones de arbitrariedad y ausencia de normas legales pierde su sentido colectivo y pedagógico. La ausencia de normas produce desorden y este genera el caos que se pretende controlar por dos vías: la guerra económica y  la guerra mediática mediante un discurso permanente  e ineficaz, buscando en cualquier bloqueo a mi voluntad de mantenerme el poder el chivo expiatorio del enemigo.  Son  procesos que   saturan  y  cansan  y de allí  no queda otra alternativa más que la represión que nuevamente un camino directo al caos.

Votar y elegir nuestras autoridades municipales permitirá la emergencia y formación publica de nuevos liderazgos.  Exigirá  el necesario compromiso con los problemas de la vida diaria, tales como seguridad, salud, preservación del ambiente por encima del negocio, encuentro con la diversidad vecinal. Tal vez lo más importante es que nos hará "corresponsables" del país que queremos. Más que plebiscito con lo que tenemos, es la oportunidad  de decidir el día a día, que hace el mañana. 

Mercedes Pulido
mercedes.pulido@gmail.com

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lunes, 13 de mayo de 2013

ALEXIS MÁRQUEZ RODRÍGUEZ, EL LIDERAZGO DE CAPRILES

Es vieja la tesis de que los líderes surgen según las necesidades del momento.
Capriles viene a confirmarlo. Todo parece indicar que Capriles ganó en las elecciones del 14 de abril, y que se le ha escamoteado el triunfo. De ahí que sea correcta su decisión de demandar la nulidad de esas elecciones y la celebración de un nuevo proceso, aunque sea más que predecible que la nulidad será rechazada por el TSJ.
Es posible, pues, que los supuestos seguidores del difunto Chávez se salgan con la suya, al menos de momento, y se imponga el resultado fraudulento de las elecciones. Pero lo que no podrá ser interrumpido ni devaluado es el liderazgo de Capriles, quien se ha venido creciendo como líder con una velocidad y una firmeza sorprendente.
Tanto, que se dice que el Capriles de ahora, el triunfador en las elecciones del 14 de abril, no es el mismo de las elecciones del 7 de octubre pasado. Aunque sí lo es.
La experiencia de las elecciones del 7-O le señaló a Capriles que ahora la táctica electoral tenía que ser otra, y de nuevo los resultados le dieron la razón. Las circunstancias habían cambiado, y ello aconsejaba una nueva táctica. La escogencia de esta no fue al azar, y aunque se haya hecho con la asesoría de expertos, la decisión final tuvo que ser del propio Capriles.
Mucho ha aprendido Capriles en los últimos meses, sobre todo a partir de las elecciones del 7-O. El auténtico líder siempre está aprendiendo, aun siendo mucha su experiencia.
La política está llena de novedades y de sorpresas, y es virtud del buen liderazgo interpretarlas debidamente y saber actuar en función de ellas.
El liderazgo de Capriles es la resultante de muchos años de actividad política.
En los cuarenta de su edad ha venido acumulando experiencias en las actividades en que ha participado, como alcalde y gobernador ­sin olvidar su pasantía como parlamentario­, y en la condición de dirigente político. Capriles es un caso ejemplar, de hombre que desde su temprana juventud, con evidente sacrificio de otros menesteres, ha dedicado su vida a la actividad política, necesariamente azarosa.
Ese liderazgo de Capriles, asistido por la actividad de muchos otros jóvenes dirigentes desde diversas posiciones políticas e ideológicas, nos permite a las generaciones mayores asistir al calamitoso presente político de nuestro país con la tranquilidad y la certidumbre de que nuestros hijos y nietos podrán gozar, mejor que nosotros, de lasmaravillosas cualidades de una patria como la nuestra, tan dotada de riquezas
grealemar@cantv.net

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lunes, 13 de febrero de 2012

FERNANDO MIRES: VENEZUELA, HACIA LA VICTORIA DECISIVA

Las primarias del 12 de Febrero que dieron como vencedor indiscutido a Henrique Capriles Radonski constituyen sólo la primera fase de un largo trayecto político. La segunda será derrotar electoralmente a la autocracia militarista. La tercera, la reconstrucción política de la nación. La primera fase fue muy importante. La segunda, la que ha comenzado el mismo 12 de Febrero, será la decisiva. La tercera, en cambio, será la más difícil. Pero para eso falta caminar algunos pasos.
Lo más destacable en esta hora es que la oposición democrática venezolana ha resuelto en la primera fase una serie de problemas fundamentales de los cuales, entre varios, cabe mencionar los siguientes: el problema de la unidad, el de la candidatura oficial, el de la hegemonía y el del liderazgo.
Comencemos por el de la unidad. Pues no hace mucho tiempo el tema de la unidad parecía imposible de ser resuelto. El motivo es más que obvio: el arco de la oposición, al ser democrático, es también pluralista, a diferencia de lo que ocurre al interior del chavismo donde las diferencias están prohibidas y son penadas.
En el arco democrático se encuentran partidos y organizaciones muy diferentes. No sólo una derecha, un centro y una izquierda –es decir, el esquema clásico- tiene allí cabida. Hay que contar también con partidos y líderes emergentes quienes de acuerdo a la tónica de los nuevos tiempos trascienden la geometría simple de la política moderna.
La MUD coordina y orienta a las fuerzas de la tradición y a las de la innovación a la vez. Los clásicos COPEI y AD están ahí, pero subordinados a la irrupción de nuevos partidos como Primero Justicia, Nuevo Tiempo, Voluntad Popular, Proyecto Venezuela, Podemos, Patria para Todos, y otros que representan el nuevo perfil político de la nación.
Pero no sólo se trata de nuevos partidos. Hay también nuevos rostros. Capriles y los candidatos que lo secundaron son jóvenes de edad y de ideas. No fue entonces mérito menor de las primarias haber dado a conocer a una nueva generación política, a una que pasará a la historia con el mismo brillo de aquella que lideró el tan recordado Rómulo Betancourt.
La hueste chavista seguirá, por cierto, intentando caricaturizar a la oposición como a “la derecha”, calificándose a sí misma como la “izquierda”. Pero cualquier venezolano medianamente informado sabe que esa es gran mentira.
Chávez representa los moldes políticos más tradicionales y reaccionarios de América Latina; a la demagogia del caudillismo estatista, oligárquico y rural; a una burocracia corrupta formada en largos mandatos, tan similar a las del PRI mexicano o a las del MNR boliviano. Y por si fuera poco, Chávez es el último exponente del militarismo decimonónico. En suma, el centralismo en contra de la diversidad, la fuerza en contra de la razón, el poder omnímodo y vertical en contra de la pluralidad, son partes del dilema central venezolano. Y ese dilema es uno solo: Autocracia o democracia.
Autocracia o democracia es el dilema que deberá resolver el pueblo venezolano en las jornadas que culminarán en Octubre de 2012. Ese dilema dará la pauta, marcará las diferencias y otorgará sentido a la confrontación final.
En Octubre, Venezuela vivirá uno de los momentos políticos más dramáticos de su historia. Todo el mundo estará pendiente, ahí se jugará el todo por el todo, la lucha será existencial. Y eso hará más difícil la posibilidad –por cierto, siempre real- de un fraude de proporciones. También la de un golpe militar.
Frente a la autocracia militarista ha emergido la unidad de la oposición: Una verdadera obra de arte. Egoísmos partidarios, liderazgos artificiales, ambiciones personales fueron dejados de lado para realizar unas primarias ejemplares en las cuales gran parte del pueblo democrático, haciendo uso de su soberanía, eligió a su candidato y líder: Henrique Capriles Radonski.
INCLUIR, RECONCILIAR, GANAR, COBRAR
Candidato y líder. No hay que olvidarlo. Candidato, porque ha sido elegido por la mayoría de la oposición. Líder, porque de ahora en adelante Capriles representará a la unidad democrática más allá de sus diferencias y tonalidades. Henrique Capriles será el representante de la oposición. No de su ideología, no de su región, no de su partido
¿Quién iba a pensarlo? La por Chávez llamada oposición “escuálida” ha terminado por convertirse en la más robusta y unida de toda América Latina. Porque si hay una crisis continental, esa podría llamarse “crisis de las oposiciones”.
La oposición chilena da pena, la argentina da risa. Pepe Mujica gobierna con una ideología de izquierda pero con el programa de la derecha. A la inversa, Juan Manuel Santos gobierna con el programa de la izquierda pero con una ideología de derecha. Dilma Rousseff, pese a la corrupción inagotable de sus ministros, sube y sube en las encuestas. La de Nicaragua está entrampada. En Bolivia es apenas regional. En Ecuador vive aplastada por su propio peso. La de Perú está perpleja. Sólo en Venezuela emerge una oposición como verdadera alternativa de poder. En parte hay que agradecérselo a la constancia de los demócratas venezolanos. Aún en los peores momentos han sabido mantener su altivo 40%. Y lo más probable es que esa cifra seguirá ascendiendo. Pero por otra parte, hay que agradecérselo a Chávez.
Con su agresividad, su odio inmaculado, y su malvada política internacional (alianza con todos los dictadores del mundo) Chávez ha logrado unir en contra suya a la mitad o más de la ciudadanía política. Chávez, lo he dicho otras veces, es el líder negativo de la democracia venezolana.
Entre la crisis política que permitió su ascenso al poder y la crisis social y política que el mismo ha creado, Chávez será recordado como el exponente de un largo periodo de transición entre dos democracias: una muy débil y otra muy fuerte.
La suerte ya está echada. La línea hegemónica de la oposición, también.
Los electores de las primarias al votar por Henrique Capriles, lo hicieron, además, por una línea hegemónica. En efecto, Capriles representa tres dimensiones políticas. La primera, la de unir la lucha por las libertades con un proyecto social incluyente, penetrando así en el campo tradicional del chavismo. La segunda, busca atraer hacia la oposición a los sectores indecisos. La tercera, representa la idea de la reconciliación nacional.
De acuerdo a las tres dimensiones mencionadas, Capriles cumple con la condición diseñada por Teodoro Petkoff en uno de sus programas televisivos: “El candidato deberá ser todo lo contrario a Chávez”. Esa fue precisamente una de las razones por las cuales Capriles fue elegido. De todos los candidatos fue el más diferente a Chávez. De ahí que el pueblo venezolano será llamado a votar no sólo entre dos políticos sino entre dos modos de hacer política.
Allí donde Chávez divide, Capriles une. Allí donde Chávez insulta, Capriles dialoga. Allí donde Chávez grita, Capriles discute. Allí donde Chávez recurre a mitos, Capriles usa la razón. Allí donde Chávez promete, Capriles trabaja. Allí donde Chávez mandonea, Capriles consulta. No puede haber en verdad dos personalidades políticas más diferentes, reflejos al fin de la diferencia radical entre las opciones que cada uno representa. En ese sentido se puede decir que los electores que votaron por Capriles no sólo lo hicieron con el corazón sino también con la mente.
No obstante, si bien la línea que representa Capriles será hegemónica, eso no puede significar que las que representaron los otros candidatos perderán su valor y sentido. Todo lo contrario. A diferencias de la candidatura chavista, cuya partitura fue compuesta para un solista, la de la oposición es polifónica.
Capriles será el candidato a “pre-sidente” que en rigor quiere decir “el que se sienta adelante”. Los que fueron candidatos en las primarias serán, en cambio, los que se sientan un poco más atrás. Eso significa que en la polifonía de la campaña presidencial, la voz popular de Pablo Pérez, la voz valiente de María Corina Machado, la voz solidaria de Leopoldo López, deberán seguir siendo escuchadas, cada una en su tono, cada una en su estilo. Las primarias demostraron, en efecto, que Capriles es un líder entre líderes, la voz predominante en un conjunto polifónico, como es y ha sido siempre el discurso de la democracia.
Más aún, en la generosa producción de líderes opositores que vive Venezuela, hay algunos que no fueron candidatos y que en la campaña presidencial deberán jugar un rol tan importante como el de quienes lo fueron. Para no extenderme, nombraré sólo a dos muy distintos: Antonio Ledezma, representante de lo mejor de la tradición política venezolana, y Henri Falcón, cuyo mensaje, dirigido en parte al chavismo constitucional, podrá sumar las voluntades que se necesitan para alcanzar la última fase, la que, reitero, será la más difícil de todas: la de la reconstrucción política de la nación.

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domingo, 29 de enero de 2012

DAMIAN PRAT: ESTAMOS ENTRANDO AL FUTURO

No voy a hacer pronósticos acerca de quién ganará las elecciones primarias presidenciales.  Lo que hoy veo más importante es otro resultado: el de los liderazgos en crecimiento -de quienes ganen y de quienes no logren el primer lugar- que prefigura parte de la Venezuela del futuro próximo.


La jornada del 23 de enero fue monumental: al mediodía, la presentación del programa de gobierno de Unidad Nacional, paso trascendente de la ‘Unidad’ y el ‘Cambio’ para desmentir a quienes decían “no tienen programa… no tienen proyecto”. Pero además, un señor programa con las grandes líneas estratégicas y muchísimas medidas para los grandes problemas del país. Un programa que deja muy claro que es para entrar al futuro superando al pasado que es Chávez y al anterior pasado.

El debate de la noche de ese 23 de enero -excelente formato y producción de Globovisión y magnífica conducción de Román Lozinski- acaparó el interés del país opacando incluso el primer juego de la final del béisbol.

Cada candidato confrontó -sin agresiones ni descalificaciones- con los otros, mostrando sus ideas y enfoques. Divergentes en varios asuntos importantes. Coincidentes aunque con matices en otros. Nada de voz única ni de órdenes. Tampoco de “línea” y pensamiento único. Que cada ciudadano saque sus conclusiones.

El anuncio de Leopoldo López, al final del debate, que quedó claro con la rueda de prensa conjunta que hizo al mediodía de ayer junto a Henrique Capriles para declinar su candidatura y apoyar a éste, fue otro impacto político positivo.

En tono claramente unitario y, diría yo, con muchas dosis de realismo político. Un apoyo tan legítimo como en su momento fue el de varias organizaciones políticas de acordarse en torno a Pablo Pérez que implicó a su vez, el retiro de candidaturas como las de Antonio Ledezma, César Pérez Vivas y Eduardo Fernández. La respuesta posterior del propio Pablo Pérez y de Omar Barboza también fue legítima y lógica, pues reiteraron su confianza en que su candidato saldría airoso y ganador.

Tantos impactos políticos positivos -sumados a que aún no se repone de los dos minutos demoledores de María Corina en la AN, ya que “expropiar sin pagar es robar” le resuena en sus oídos- obligaron a Chávez a hacer una cadena anoche para tratar de volver a figurar, aunque la receta es la de siempre: promesas repetidas, el mismo populismo barato, mezclando un desaforado autoendiosamiento, con ataques a la oposición y a sus candidatos, aderezado con altas dosis de sembrar miedo. Que “si ellos ganan desaparecerán los ministerios y las misiones”. Está a la defensiva.

Quien necesita sembrar el temor es porque no se siente confiado ni “sobrado”. Quien necesita abusar con cadenas de propaganda es porque no se siente seguro de tener alta audiencia si hace los mismos discursos en un solo canal y deja libres los otros. ¿O no?

Más allá de quién ganará las primarias y por tanto será el candidato de todos, el de la ‘Unidad’ y muy probablemente el nuevo Presidente de Venezuela, hay un hecho que quiero resaltar: estamos entrando en el futuro. Atrás queda Chávez que ya es el pasado. Tuvo su tiempo y su oportunidad y en gran medida la desperdició. Atrás quedaron también los anteriores gobiernos con sus logros y fracasos, sus luces y sombras; sus cosas positivas y carencias.

No sé si ganará Capriles, pero es un liderazgo nuevo sembrado con sus propios méritos. Y está demostrando que es mucho más que un buen gobernador. Tiene guáramo y serena firmeza en sus convicciones. Gane o no estas primarias, Pablo Pérez, ya se ganó un lugar propio y puede ser el eje de una propuesta social demócrata o de la democracia social del siglo XXI. PP es otro con guáramo y personalidad propia.

Leopoldo es otro liderazgo que gana Venezuela para los próximos lustros. Avanzó muchísimo en sembrarse en todo el país con esta campaña, sus propuestas y sueños de la Mejor Venezuela. Tiene carisma y me consta que escucha. Queda “en turno al bate”: 

¿Y María Corina? Tampoco sé si ganará el 12F, pero “hay que quitarse el sombrero” con ella. Coraje político de sobras ha demostrado. Se atrevió a “salirse del molde” para ofrecer al país un modelo. Será un factor del futuro inmediato. Ha construido una referencia. Arria y Pablo Medina son casos diferentes, pero también van a jugar un rol repotenciado.

Lo mejor es que están creciendo otros liderazgos de los que compiten y/o serán gobernadores y alcaldes, algunos ya con proyección nacional. Falcón, Ocariz, Cochiola, Olivares, Núñez, Barreto Sira, Gustavo Marcano, Pillieri, Alfredo Ramos, Miguel Ángel, Stalin, Ecarri, Richard Blanco, Mardo, Blyde, Graterón y un largo etcétera. Igual que no pocos parlamentarios, cuyo verbo y acción no pasan desapercibidos. Y algunos líderes ya hechos y probados como Andrés Velásquez, Ledezma, Ismael García, Montoya, Salas Feo, Pérez Vivas que van a seguir dejando huella. La lista es mucho más larga.

Me gustaría que en el PSUV se viviera un proceso semejante, aunque Chávez no deja que nadie crezca. Al que levanta cabeza con algún mérito propio, lo aplasta. A veces incluso los humilla. Los divide y pone a pelear. El Rey sin sombra. Sin embargo, terminarán por surgir, sobre todo cuando Chávez deje de ser el amo y señor del poder y de las vidas de ellos. Veremos a unos cuantos empinarse. Y eso será bueno para Venezuela. Hará falta una buena oposición.

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