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martes, 10 de enero de 2012

CARLOS SABINO: TENDENCIAS LATINOAMERICANAS (RECIBIDO DE CADAL)


Panorama electoral

Dos resultados electorales poco sorprendentes han contribuido a consolidar el personalismo que abruma a la región. En Argentina, Cristina Fernández no ha tenido dificultad en imponerse en la primera vuelta electoral con un 54% de los votos; y en Nicaragua se impuso en elecciones objetables el sempiterno Daniel Ortega, con el 62,6% de los votos. Por otra parte, en la segunda vuelta electoral en Guatemala triunfó sin dificultad Otto Pérez, con el 54% de los votos.

Los Indignados y el Estado de Bienestar


Ha aparecido en la región una versión imprevista de los indignados del norte, y lo ha hecho justamente en el país que, en muchos sentidos, es el verdadero modelo para los demás: Chile. La izquierda chilena, como la de casi todas partes, no acepta de buen grado que un país crezca y se desarrolle sin que, paralelamente, se vaya construyendo un estado de bienestar de estilo europeo, sin que aumenten los impuestos y se cree una estructura estatal amplia y diversifi cada que atienda a la población en todas sus necesidades. Lo curioso, lo que de algún modo puede considerarse hasta cierto punto anacrónico, es que esta ofensiva se realice precisamente en el momento en que dicho tipo de estado esté haciendo crisis en buena parte de Europa. Son los compromisos sociales adquiridos –no los gastos militares o de seguridad- los que han hecho tambalear las economías europeas.

Carlos Sabino Licenciado en Sociología y Doctor en Ciencias Sociales. Es profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala y miembro del Consejo Académico de CADAL.


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jueves, 5 de enero de 2012

PEDRO AGUILAR: LOS MITOS INSTITUCIONALES DEL POPULISMO LATINOAMERICANO (DESDE COSTA RICA)

Tras soportar las consecuencias del colapso económico y la descomposición social, originadas por las irresponsables políticas populistas de los años ochenta, y, tras pasar sin pena ni gloria los años noventa en medio de reformas liberales inconclusas, América Latina buscó poner la casa en orden en años recientes, y ahora, mira con esperanza el inicio de la segunda década del siglo XX, en lo que los especialistas han vaticinado puede ser “la gran década” para la región.
Sin embargo, existen una serie de condicionantes y trampas que es oportuno identificar. Impulsadas por demagogos ideológicos hambrientos de poder, están en peligro las oportunidades de crecimiento económico, estabilidad social y eficacia política. Hoy, como en aquellos años ochenta, los impostores han regresado por una nueva estafa; algunos son viejos conocidos y otros malos por conocer.
Ejercer una denuncia responsable es un deber como ciudadano, pues estas élites representan la mayor amenaza para nuestro sistema democrático, de eso que ellos mismos han denominado “populismo latinoamericano”.
La inteligente manera de llevar sus pintorescos mensajes a las masas, la tiranía disfrazada de promiscua benevolencia y la carencia de información de parte de la sociedad, hacen un llamado para desnudar al gran impostor frente a la verdad y la justicia, en pro de la preservación de los valores democráticos y con el fin único de buscar las alternativas que permitan de la manera más pronta, alcanzar el bienestar social y económico en sociedades con libertad, oportunidades y gobernanza entre quienes las conforman.
Por ello, he intentado desmenuzar algunos de los grandes mitos que vulgarmente los populistas latinoamericanos pretenden seguir promoviendo en sus campañas políticas, que imponen a los medios de comunicación cuando llegan al poder, y que, más que mitos, representan la praxis opuesta de sus políticas al hacerse de la bandera y los actos oficiales.
Propongo tres mitos, no son los únicos, tampoco los primeros ni los últimos, pero encierran tres de las principales falacias en el orden económico, político y cultural, que forman ese triunvirato de conspiración y engaño, hecho patraña populista cuando llega al poder.
MITO I: ECONOMÍAS CENTRALIZADAS TRAERÁN CRECIMIENTO ECONÓMICO
 “En efecto, ¿quién hace la riqueza? ¿Es la riqueza obra del gobierno? ¿Se decreta la riqueza? El gobierno tiene el poder de estorbar o ayudar a su producción, pero no es obra suya la creación de la riqueza” - Juan Bautista Alberdi
Dentro del árbol genealógico intelectual de cualquier caudillo populista, existe la creencia, de que, es a través del proteccionismo de las industrias nacionales y la nacionalización de las principales instituciones, la mejor manera de preservar los intereses de la sociedad. Imponer un Estado Empresario, sintonizar la burocracia como modelo de negocio y otorgar subsidios a los grupos clientelistas, forman parte de la estrategia económica de estos gobiernos, a los que no les parece importar el deterioro económico permanente al que van desenfrenadas sus economías.
Y es que, como parte de los vicios de los demagogos populistas, se encuentra una necesidad por nacionalizar cuanto recurso se les aparece en el espectro económico, sin medir los costos monetarios y no monetarios de sus decisiones, y , olvidando que la primera necesidad de los países latinoamericanos es atraer inversiones, generar valor agregado y esto solo puede lograrse con garantías claras y condiciones amigables para la inversión extranjera, las multinacionales y el pequeño y mediano empresario nacional.
Dependiendo de la industria, las medidas autoritarias que atentan contra las libertades económicas varía; desde el control de precios para mantener cuotas de producción y consumo, hasta la expropiación de tierras y capital de empresarios que han logrado establecer actividades comerciales en los países, generando fuentes de empleo y transferencia de capital tecnológico y conocimiento. En economías enlazadas de forma cada vez más progresiva, a través de las tecnologías de la información y los adelantos científicos, resulta más fácil para los pequeños competidores aprovecharse de las ventajas del intercambio comercial. Pero, sin las condiciones estructurales y la estabilidad política necesaria, las oportunidades terminan en utopías.
Han sido muchos los países que inicialmente no contaban con la mayor cantidad de recursos naturales, mano de obra calificada, y mas bien, tenían índices socioeconómicos alarmantes, pero que bastó un compromiso político firme y honesto para darle a la comunidad internacional señales de confianza de que existían proyectos políticos serios, en pro de la movilidad de capitales y de la atracción de inversiones, como forma de fomentar la investigación y el desarrollo y para establecer en una sociedad emprendedora el secreto del desarrollo. El caso de los tigres asiáticos y los países de Europa del este que vivieron por décadas en el oscurantismo soviético, son buenas lecciones de cómo crecer responsablemente y lograr bienestar para la sociedad.
Los gobiernos, más que establecer políticas de personalistas, debe enfocarlas como políticas de Estado, entendiendo que es a través de la apertura y el provecho a las ventajas comparativas, la mejor forma de sacarle ventaja al mercado. El experimento del Estado Empresario está comprobado como experimento fallido y resulta grotesco que algunas cabezas calientas pretendan imponerlo de nuevo, cuando hay conciencia de las externalidades negativas y el costo de subdesarrollo de décadas que la sociedad presente y muy futura acabaría pagando con resignación. Que no se repita la historia.
MITO II: UN ÚNICO PODER ES MÁS EFICAZ
 “El principio de que el fin justifica los medios se considera en la ética individualista como la negación de toda moral social. En la ética colectivista se convierte necesariamente en la norma suprema; no hay, literalmente, nada que el colectivista consecuente no tenga que estar dispuesto a hacer si sirve «al bien del conjunto», porque el «bien del conjunto» es el único criterio, para él, de lo que debe hacerse” - Friedrich Hayek
Una de las principales discusiones al analizar cómo lograr Estados más eficientes, que permitan una gobernanza efectiva dentro del sistema democrático, está relacionada con las ganas de encontrar mecanismos que agilicen el ejercicio de la función pública.
Para algunos, otro de los aspectos importantes dentro de lo que ahora se llama democracia real participativa, está relacionada con la incorporación de las diferentes élites en la construcción de los Estados. Así, las minorías proponen sus agendas y a las mayorías se les integra un proceso de reingeniería cultural, que con mayor o menor lentitud, se termina incorporando a la cotidianidad, a veces disfrazada de compartimiento, y en otras, de tolerancia.
Para otros, es esta petitoria de ejercer un contrapeso de poderes, lo que ha provocado aparatos Estatales clientelistas, predispuestos al mejor postor, y que por lo tanto, siempre será un juego de suma cero, donde el gran capital se impone, sin importar si se habla de minorías, de Estado de Derecho o de convivencia democrática.
Es este último el vil mercadeo político de los populistas latinoamericanos. Han manipulado sus mensajes con el afán de promover la concentración del poder en el caudillo y sus secuaces. Así, comienzan a imponer la creencia, de que, las urgentes reformas estructurales de los países llegarán solo a través de amañadas Asambleas Constituyentes, decretos hegemónicos e indivisibilidad en el poder. Lo anterior, da paso a nombramientos a conveniencia, imposibilidad de fiscalizar y crear mecanismos de rendición de cuentas, transparencia y mucho menos cumplimiento del Estado de Derecho que a partir de este momento desaparece de forma automática.
Está en una mayor coordinación institucional, la manera para fomentar un Estado más ágil, donde las acciones de gobierno se sincronicen entre sus diferentes representantes e incorporen al sector privado, en un proceso de concertación de intereses, pero siempre, bajo el respeto de la seguridad jurídica, la independencia del poder Judicial y la representatividad del poder legislativo, de manera que se respete el Estado de Derecho como forma de preservar la sana convivencia democrática.
MITO III: LA GLOBALIZACIÓN ES PARA LOS RICOS
 “El lenguaje político…está diseñado para lograr que las mentiras parezcan verdades y el asesino respetable, y para dar una apariencia de solidez al mero viento” - George Orwell
El populista latinoamericano entiende bien que la sociedad latinoamericana es susceptible al sentimentalismo político, a esa retórica exacerbada que le abre sus puertas al nacionalismo. Es la necesidad de encontrar culpables al subdesarrollo, es el furor que quema su pintoresco espectro ideológico y la convierte en demonio de infinitas caras, capaz de presentarse a las elecciones democráticas, interrumpir con la estabilidad del sistema y alzarse con el poder.
Ya ha pasado la época de las revoluciones y las guerrillas, la era de los combates asimétricos, los trajes camuflados y las intervenciones terroristas de asaltos a ministerios y atentados contra estatuas o espectáculos públicos. Ha sido otra de las lecciones aprendidas; ahora, los populistas intentan llegar al poder a través de las elecciones libres, donde a excepción del régimen totalitario cubano, ya hay democracia en todos los países de la región.
Sin embargo, aunque se han resignado a aceptar las urnas como juez con veredicto, hacen uso de una domesticación barata contra una sociedad plasmada en desesperanza y desconcierto. Un pueblo desinformado, carece de razón, y sin ésta, puede ser capaz de cualquier disparate.
Así, han sido muchos los populistas que recientemente han llegado a los gobiernos de los países latinoamericanos. Una vez instalados en el sillón presidencial, comienza el mayor proceso de desbaratamiento institucional del marco establecido.
Los alarmantes niveles de pobreza y la mendicidad de los indicadores económicos necesitan algún culpable. ¿Qué mejor manera de denunciar la corrupción del sistema capitalista como fuente de todos los males?
Quizá, lo más preocupante, es la sustitución de valores que los populistas intentan imponerle a su gente. Cuando los gobernantes convierten sus fines en los fines de la sociedad, comienza una degeneración de todas las estructuras del orden presente, por una imposición de costumbres, gustos y preferencias a través de la represión y la violación a las libertades políticas y civiles.
Los gobiernos autoritarios necesitan el control de los medios de comunicación, infiltrarse en las organizaciones no gubernamentales y en cualquier posible organización de libre pensamiento. En la medida que sus intereses se encuentren alineados con otros grupos, principalmente militares e Iglesia, se formará un triunvirato capaz de sostener a través de la represión mental y física a la sociedad en un adormecimiento progresivo, donde el deterioro en la calidad de vida, la disminución de oportunidades y la condena al subdesarrollo son las consecuencias más fatales obtenidas como resultado.
Dentro de las actividades culturales más comunes de los populistas, se encuentra el interés desmedido por ensalzar cualquier manifestación antiimperialista, entendiéndolo en términos tropicales como una guerra no tan fría contra los Estados Unidos de América, que por si fuera poco es uno de los principales socios comerciales para la mayoría de países de la región.
En el discurso de los populistas, tiende a existir una masificación que termina provocando nauseas; después de tomar el control de los medios de comunicación y empoderarse como la única voz oficial y con criterio para opinar de asuntos relevantes, se ponen en práctica lemas y conductas vergonzosas, donde el consumismo es castigado como traición, cuestionar al gobierno es desterrar los valores nacionalistas, querer comodidad es dejarse llevar por las transnacionales que le mienten al mundo y donde opinar a favor del mercado, de la libre movilidad y acceso a las tecnologías de la información es estar corrompido por el sistema.
El mercado, lo dibujan en las vallas publicitarias como el pulpo capaz de dejarse todo en sus ramificaciones para entregarlo a las transnacionales y robarle los recursos a los campesinos, que por si fuera poco, son más pobres después de la titulación de las tierras que le fueron expropiadas a la empresa privada, pues nunca contaron con la capacitación ni las herramientas para hacerle frente a sus cosechas.
El sentido de una sociedad emprendedora no existe. Se busca en una primera parte, el crecimiento insostenible de ciertas variables económicas, aplicando políticas de regalías a todos los sectores, con irresponsabilidades en el manejo fiscal y monetario, comprando así conciencias y terminando de desbaratar a una sociedad desinformada.
Cuando ya la burbuja es insostenible, comienzan los desordenados controles de precios, descontroles inflacionarios y los límites en la capacidad de la deuda comienzan a estallar. Al llegar a tal nivel, solo queda soportar las noches negras que se aproximan; una sociedad echada a la mala cabeza de sus gobiernos. Los signos son claros. América Latina está sobre aviso.
CONCLUSIONES
Los latinoamericanos debemos asumir a la democracia como el sistema menos imperfecto, capaz de establecer metas y homologar intereses disímiles en propuestas comunes. Para esto, es trascendental la representatividad real, la cogobernanza de las minorías con sus respectivas agendas y el respeto al Estado de Derecho, como forma de garantizar la propia convivencia democrática.
La libertad es indivisible a la democracia. Los gobiernos deben de preocuparse por garantizar el respeto a la Ley, por el fortalecimiento y la transparencia institucional, que generan la confianza necesaria en la sociedad civil, empresarios, en la comunidad internacional y en los diferentes grupos. Si las reglas están claras, el funcionamiento del Estado permite conducir hacia proyectos de largo plazo, donde los intereses individuales se encuentren coordinados a través de las relaciones socioeconómicas que mediante la manifestación política en democracia pueden validarse.
El autoritarismo, las políticas represivas, el control a las actividades económicas y la violación a las libertades civiles y políticas, nunca podrán ser justificadas, ni siquiera cuando se disfrazan con benevolencia por caudillos que esconden pasiones ideológicas enfermizas y que no han comprendido la mutación de las relaciones geopolíticas de este mundo globalizado.
Buscar la participación política, va más allá de la simple actividad en grupos oficiales, sino que, interviene un factor de compromiso democrático, con los valores tendiente a fortalecer una sociedad heterogénea en características, pero afín en sus fines. Todos los grupos desean prosperidad y tienen la esperanza de un mejor mañana. Por esto, el Estado debe de brindar la libertad de pensamiento, de asociación y garantizar la transparencia en el funcionamiento de sus instituciones, que deben estar en función de los intereses sociales y no de los intereses de quienes sostienen el poder.
Los populistas no entienden nada de lo anterior, son ágiles y sutiles y están dispuestos a emboscarnos una vez más. Aún es tiempo Latinoamérica.
*Pedro Aguilar es Economista de la Universidad de Costa Rica y miembro de la Red de Escritores Plumas Democráticas.

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martes, 6 de diciembre de 2011

ANTONIO JOSÉ MONAGAS: PIDO LA PALABRA / DE ENGAÑO EN ENGAÑO

Los políticos sólo se esfuerzan por hacer lo posible imposible. O sea, se especializan en hacer de cada solución un problema para lo cual juegan al engaño apostando a la mentira. Es lo que en Ciencia Política se denomina “populismo”.
Las realidades son relativas. Engañan a quien deja engañarse. Aunque son múltiples las razones que juegan al engaño, nada es tan peligroso como dejarse engañar por quien miente más. Sin la voluntad necesaria para buscar el sentido exacto de las cosas, es fácil hundirse en las mentiras. Sobre todo, cuando tienen la carga de perversidad que le confiere quien, desde las alturas del poder, manipula la situación a su más descarado antojo.
Desde esta perspectiva, puede decirse que la política es tan controvertida que se presta para mezcolanzas de este impúdico género. Tanto que el actor estadounidense Groucho Marx, manifestaba que “la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”. Por eso se dice, y con razón, que los políticos sólo se esfuerzan por hacer lo posible imposible. O sea, se especializan en hacer de cada solución un problema para lo cual juegan al engaño apostando a la mentira. Es lo que en Ciencia Política se denomina “populismo”.
Desde el populismo se pretende construir una visión tan fantasiosa del mundo que, quienes caen en tan sutil trampa viven una ilusión apegada a sus sentidos tanto que su imaginario llega a disfrutarla. Sólo que en algunos casos, dicho disfrute es demasiado precario pues la persona se ve obligada a entender que el momento de lo ilusorio nunca existió. Por tanto debe “aterrizar” produciéndose un duro golpe cuando alcanza a explicarse qué provocó tan brusco desencanto.
En otros casos, el crédulo tontamente sigue aferrado al imaginario que le ha procurado el populismo a través de la palabra hueca del dirigente o del funcionario que presume sabérselas todas cuando advierte que su discurso sigue cultivando seguidores sin importarle la condición de engañados que cándidamente ostentan. De ahí que el político francés Charles de Gaulle afirmaba que “como los políticos nunca creen lo que dicen, se sorprenden cuando alguien sí lo cree”. Es entonces que sobre esta población apuntan sus baterías y abren su demagógico “fuego” convencidos que de mantener su aguerrido ataque, podrían garantizarse el arribo a la cima del poder político.
Sin embargo, el problema se suscita cuando un balance de la situación en cuestión deja ver que hay personas que persisten en vivir engañados buena parte de sus vidas. Mientras que hay otros, conscientes, que reconocen su equivocación y se encaminan por decisiones firmes y claras. Aún así, resulta inadmisible e insólito que siga existiendo una clase política aferrada a una falsa realidad. Ni tampoco existirá por cuanto es sólo producto de la locura de quienes por imberbes o eunucos políticos se atreven a perseverar en un engaño que ni siquiera ellos se lo creen. Solamente para ganar espacio a su favor con el concurso de un proyecto político ideológico de gobierno ambiguo e insostenible. A decir de la jerga popular, no hacen otra cosa que “pescar en río revuelto”. Así cualquier afanoso o roñoso podría afincarse en el poder, “de engaño en engaño”. Sólo que en lo que respecta Venezuela, el país ya despertó de tanto engaño. Ahora sabrá sacudirse tanta mentira descaradamente declarada como gestión de gobierno.
VENTANA DE PAPEL
VENEZUELA ES UN SÓLO HUECO
El hundimiento de las vías en todo el país, es un reflejo palpable de la displicencia gubernamental. No hay vía pública, nacional, regional o local que se salve de la indiferencia revolucionaria. La sordidez para atacar los compromisos que acarrea el mantenimiento vial, se convirtió en “cuchillo” para su propia garganta. El frágil estado de la infraestructura del país, explica la inconsistencia del proyecto de gobierno asumido como oferta electoral que le valió al arribo al poder en 1998. Ni siquiera la multiplicación y exagerada diversificación del Ejecutivo Nacional, ha servido para paliar  la falta de mantenimiento y de inversiones necesarias para su expansión conforme a las necesidades del país.
Ante esta situación, resulta vergonzoso el modo dispendioso como se han utilizado los inmensos recursos que se han dispuesto por concepto de ingresos petroleros para que hoy día Venezuela sea un solo hueco. Un inmenso hueco al que ha contribuido a agrandar la terrible condición de edificios públicos a lo que hay que sumarle la casi paralización de la producción de la industria primaria con sede en la región de Guayana, principalmente. Mientras tanto, la obstinación gubernamental se empeña en castigar al sector industrial privado pues, a todas luces,  es evidente la incapacidad del sistema creado por el régimen a pesar de los enormes subsidios que se otorgan sin control alguno. Estas realidades, demuestran el desplome del régimen que ahora pretende subsanar con una costosa campaña electoral en desmedro de básicas necesidades que enfrenta el país. Mientras tanto, Venezuela es un solo hueco.
GOBIERNO NARCISO
La egolatría del alto gobierno, tiene al país sumido en problemas que no terminan ni de entenderse ni de atenderse. En otras palabras, el narcisismo que padece distrae recursos y tiempo exaltándose una ideología que ha resultado pura bagatela. Por eso se sirve del culto a la personalidad de aquellos líderes que presumen de ser fundamentales. Es el caso del presidente de la República. Y todo sucede sin reconocerse que por esta situación, el país está cayendo en una peligrosísima atrofia pues el narcisismo gubernamental está creando serios problemas de interacción con quienes intentan aportar ideas al proceso de gobierno. El país está acusando el grave riesgo de sufrir los embates determinados por los delirios y arrebatos del presidente.
Es ahí cuando este funcionario se rodea de un amplio comité de aplausos que lo elogien de palabra y mediante fotografías colocadas por doquier. Además, busca depurar sus cuadros de allegados por la paranoia de estar infiltrados por insurgentes o desarraigados (agentes del imperialismo yanqui). No hay duda de que este problema lo vive el país desde que se convirtió en víctima de una barbarie originada por la perturbación mental de quienes se volvieron narcisistas por aferrarse al poder y vivir a su amparo. Mientras se dan la mejor de las vidas, pretenden engatusar al pueblo ilusionándolo con el cuento de que en el socialismo vivirán con la holgura que anima la esperanza (¿?) El país debe cuidarse pues cuando el personalismo se convierte en el factor dominante, las rencillas personales y los complejos del gobernante, comienzan a desarreglar todo el Estado y su sistema político. Y hasta la sociedad sale abatida por tales locuras.
SE PERMITE INJURIAR
El país cayó en desgracia ética. Gracias a la degradación de jueces incultos cuyo nivel de educación cívica y moral llega apenas a nivel de gallinero. Con la impúdica justificación de preservar la libertad de expresión del conductor del programa de VTV, La Hojilla, Mario Silva, la abogado Dinorah González, jueza 15 de Juicio, cometió el exabrupto de librarlo de toda culpa. Por tan descarriada decisión, optó por consentir el uso de la infame expresión “hijo de put…” la cual podrá utilizarse sin que la misma implique ofensa. Cuando por el contrario, tan nocivo dictamen refleja una vulgar canallada que permitirá injuriar sin que ello genere consecuencia legal alguna. Esto significará que en lo sucesivo, la expresión aludida podrá utilizarse en cualquier instancia o programa de radio y televisión sin restricción de horario, ni de supervisión por parte de padres o representantes ya que pasaría a clasificarse como lenguaje tipo A.
Ahora, su restricción atentaría contra la libertad de expresión lo cual resulta totalmente contradictorio en virtud de lo que ha vivido el país cuando se ha criticado o protestado los desafueros gubernamentales. La defensa del conductor del programa que trasmite todas las noches VTV, interpuso varias objeciones para lograr dejar sin efecto la denuncia formalizada en el mes de julio por Miguel Henrique Otero Castillo, presidente de El Nacional. El argumento esgrimido adujo que la presunta agraviada era María Teresa Castillo, madre del demandante. Y absurdamente, sólo a ella correspondía el derecho de ejercer acciones judiciales en defensa de su honor y reputación. Por tan irracional motivo, la denuncia fue considerada “carente de fuerza y legitimidad”. O sea, que ahora puede ofenderse a cualquier sin la responsabilidad de ley. Ahora se permite injuriar. ¿Eso es ser bolivariano?. ¿Así es como se gobierna?
ENTRE MALANDROS Y HOLGAZANES
A decir de Jesús Antonio Petit da Costa, “el lumpem es ahora en Venezuela la fuerza de choque del comunismo contra el pueblo”. Delicada consideración. Sin embargo, vale saber que hay detrás del concepto “lumpem”. Particularmente, porque el problema toca la política de gobierno que sigue ordenándose desde Miraflores. Con este término se designa a la población situada socialmente por debajo del proletariado. O sea, aquella parte de la población que para su subsistencia desarrolla actividades al margen de la legalidad o en la marginación social (delincuencia, prostitución, etc.) En otras palabras, son los degradados, desclasados y no organizados del proletariado urbano.
La necesidad de ganar votos, hizo al populismo armarse de los pretextos necesarias para justificar la participación de todos. Así que obviando toda posibilidad de exclusión, los sistemas políticos basados en la democracia apostaron al concurso de todos. Principalmente, de quienes serían presas fáciles de la verborrea politiquera. Y justo, estaba el lumpem. Sólo que su manipulación devino en equivocaciones que con el tiempo determinó lo que se conoce como “clientelismo”. De manera que la situación se desfiguró al extremo que estos individuos se valieron de su condición para reclamar prebendas gubernamentales a cambio de actuar apegados a la ley. Pero más pudo el afán de poder de los politiqueros de oficio, que la visión de una política digna. Al final, el lumpem impuso su cuota de acción en nombre de la inclusión. Ahora no sólo vota, sino que se convirtió en un actor social con capacidad para intervenir realidades políticas trayendo como consecuencia que el país se vea sumido en vaguedades y conflictos por causa de quienes actúan como subversivos del orden y que en el caso propio, son ahora malandros, mantenidos y holgazanes.
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@ajmonagas
 amonagas@cantv.net

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EDITORIAL DIARIO LA NACIÓN: ¿CRECIMIENTO VERSUS INFLACIÓN? (DESDE ARGENTINA)

Concepciones económicas erróneas llevaron a desbordes que tuvieron que ser corregidos causando un inmenso daño

Ha sido común en la Argentina que los gobernantes que fracasan en controlar la inflación esgriman que en alguna medida es necesaria para hacer crecer la economía. Con este mismo prejuicio se interpreta que las políticas antiinflacionarias forman parte de un supuesto catecismo neoliberal y que ocasionan pobreza y estancamiento.
 Este es uno de los tantos errores conceptuales que han llevado a desbordes que, finalmente, se tuvieron que corregir con inmenso daño, particularmente sobre los estratos más pobres y menos defendidos de la sociedad. Porque lo cierto es que, cuando se provoca inflación por exceso prolongado del gasto público o por una política deliberada de exacerbación del consumo, la corrección resulta finalmente inevitable, ya sea mediante programas planificados de ajuste o por situaciones incontroladas de recesión o de devaluación e inflación. La Argentina tiene varias de estas historias para contar.

Nuestro país lleva ya seis años de una inflación de dos dígitos, que se ha ubicado en torno del 25 por ciento anual en los últimos 24 meses. La actitud del Gobierno ha sido la de desconocer el fenómeno, forzando al Indec a falsear los índices desde enero de 2007.

La palabra inflación había desaparecido del discurso oficial hasta el 22 de noviembre pasado, cuando la Presidenta la mencionó en su disertación en la Unión Industrial Argentina. Sin embargo, en esa exposición volvió a insistir en presentar el crecimiento como antagónico con las políticas antiinflacionarias. Expresó que le preocupaban las metas de crecimiento y no las metas de inflación, "porque ese esquema es del Consenso de Washington, y llevó a la destrucción de la economía y el empleo de la Argentina y otros países".

Ese mismo día el ministro de Economía Amado Boudou decía: "Cuando los gobiernos tienen metas de inflación, terminan enfriando la economía". Se trata sin duda de errores conceptuales.

Las denominadas metas de inflación son un instrumento de apoyo a la ejecución de las políticas monetaria y cambiaria, y son utilizadas por gran parte de los bancos centrales del mundo, independientemente del signo ideológico o político de los gobiernos.

En el universo de los negocios hay suficiente conciencia de que la inflación perjudica las decisiones de invertir, y la ciencia económica demuestra que es la inversión la que sustenta el crecimiento genuino de una economía.

China crece a altísimos niveles porque sus tasas de ahorro y de inversión superan el 40 por ciento de su PBI. La Argentina creció durante siete años a tasas "chinas" con una mucho más modesta tasa de inversión gracias a que había una importante base de equipamiento e infraestructura creada en la década anterior.

Además, durante este proceso se alimentó la demanda de consumo con políticas expansivas y mediante una macrodevaluación inicial se impulsaron las exportaciones y se desalentaron las importaciones. Se contó además, con excelentes precios para los productos agrícolas y con un mundo que también creció y demandó alimentos.

Pero este cuadro ya se ha modificado. La falta de respuesta de la producción industrial y de la oferta ya había comenzado a presionar sobre los precios a comienzos de 2006. El intento de neutralizar esta presión retrasando el tipo de cambio y las tarifas públicas, y controlando precios al estilo de Guillermo Moreno, no hizo más que creardistorsiones y una extendida desconfianza sobre el peso.

La consecuencia es la fuga de capitales, la caída de reservas y la morigeración de la actividad económica. La Argentina está ahora en camino de volver a demostrar que con inflación no se crean las bases de un crecimiento sostenible. Por lo contrario, países de la región como Chile, Uruguay, Brasil, Perú o Colombia, que instrumentaron programas más prudentes y menos expansivos, indujeron y atrajeron importantes inversiones y están hoy en mejores condiciones de sostener el crecimiento junto con la estabilidad de sus monedas. El verdadero planteo de un gobierno serio y que mira más allá del corto plazo no es crecimiento versus inflación, sino crecimiento con estabilidad.

http://www.lanacion.com.ar/1429976-crecimiento-versus-inflacion

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martes, 30 de agosto de 2011

SANTOS MERCADO REYES: NIÑOS MALCRIADOS DE CHILE O LA IZQUIERDA ATACA DE NUEVO (DESDE CHILE)

Salen a las calles, organizan marchas, plantones y enfrentamientos contra la policía, son los niños malcriados de Chile. Levantan sus banderas: “queremos educación gratuita y de calidad”, “no queremos vivir endeudados”, “el Estado debe garantizar el derecho a la educación”, “la educación no es una mercancía”, se sienten los iniciadores de una gran revolución.
Todo empezó porque Augusto Pinochet echó abajo el viejo sistema de educación pública y gratuita que tanto defendió el comunista Salvador Allende (que se suicidó para no ser juzgado por el daño que le hizo a los chilenos). El viejo sistema de educación pública consistía en que todas las escuelas y universidades de Chile estaban subsidiadas y controladas por el gobierno, era un monopolio educativo donde se educaba a los niños y jóvenes según el interés y la visión del gobierno socialista. Nadie podía salirse de la línea trazada por el Estado pues corría el riesgo de ser clausurado y vetado para enseñar. Naturalmente los resultados de esa educación gubernamental fueron nefastos: solo tres de cada cien niños lograban alcanzar un título universitario; los pobres ni soñando llegaban a la universidad, si acaso sólo terminaban la instrucción primaria; todos eran educados para ser empleados pues les enseñaban a odiar a los empresarios; empobrecimiento intelectual con décadas de retraso respecto a lo mejor de la ciencia;  odio al capitalismo y amor al socialismo; adoctrinamiento marxista que se ajustaba a las necesidades de Salvador Allende para perpetuarse en el poder, como lo hacen todos los dictadores comunistas. 
Augusto Pinochet sabía que tenía que desmantelar ese  viejo sistema de monopolio educativo como requisito ineludible para lograr la prosperidad de los chilenos. Decretó que todo el que quisiera educarse en las universidades públicas tenía que pagar por su educación. Por increíble que parezca, con este decreto se eliminaba un sistema inmoral e injusto. En efecto, cuando las universidades eran “gratuitas” en realidad los costos se los cargaban a los chilenos pobres, los que no se podían defender del fisco y que nunca llegarían a las universidades, y quienes realmente las aprovechaban, sin pagar un centavo, eran los alumnos cuyas familias tenían buen poder adquisitivo. En otras palabras: los pobres pagaban la educación de los ricos, la vieja paradoja de la gratuidad. Cosa que nunca le gustó a Augusto Pinochet.

A los estudiantes ricos no les afectó el decreto pues tenían con qué pagar. A los alumnos que no eran tan ricos, Pinochet les ofreció financiamiento. Estos alumnos “de escasos recursos” podían acudir a un banco que les prestaría para pagar la colegiatura y para solventar sus gastos de libros, alimentos, transportes y más. De hecho, nadie podía alegar que por falta de recursos no podía estudiar y lograr un título universitario, pues tenía todo el financiamiento necesario, claro, luego tenían que pagarlo. Los padres de familia, realmente estaban contentos con el sistema de Pinochet, pues ya no tenían que preocuparse demasiado por cubrir los gastos de sus hijos universitarios. Con el sistema de Pinochet, el derecho a la educación está más que garantizado pues basta que cualquier joven decida entrar a una universidad y es bien recibido, como cualquier cliente que entra a una tienda.
Si todos estaban contentos, ¿por qué estalló la violencia de los estudiantes chilenos contra el gobierno? Veamos.
La demanda de gratuidad de la educación significa, en realidad, pasarles la cuenta a los chilenos pobres. Pero, si yo me como una hamburguesa, ¿por qué la debe pagar mi vecino? Es una demanda propia de niños malcriados, caprichosos e ignorantes.
Que la educación sea pública quiere decir que la burocracia gubernamental retome el control total y decida lo que deben aprender los niños y jóvenes. Es el modelo soviético que ya demostró que así se destruyen los talentos. ¿Los estudiantes defendiendo el monopolio educativo del Estado? ¡Qué absurdo!
Querer educación gratuita y de calidad significa que no comprenden que estos conceptos son opuestos, contradictorios. Si es educación gratuita, necesariamente tiene que ser educación pobre, carente de calidad, como se demuestra en cualquier país donde impera ese sistema, sea en Francia, Cuba, Corea del Norte o México.
Que la educación no debe ser considerada una mercancía. Significa que el alumno no debe tener derecho de elegir; que debe aceptar la imposición del Estado. ¿Eso quieren?
Por ahora, los estudiantes chilenos dejan un mal sabor de boca pues enarbolan demandas absurdas que impactan contra ellos mismos y contra el pueblo chileno.

En el fondo, confío en la buena razón del alumnado y por eso busco la explicación en otro lado.
Mi conjetura es que la izquierda chilena, los marxistas y comunistas quieren renacer su movimiento y obstaculizar las reformas del presidente Sebastián Piñera, a quien  tachan de neoliberal, derechista y antimarxista.
Los izquierdistas quieren que las universidades regresen al sistema de subsidios directos del gobierno pues así les basta llegar a los puestos de dirección y tendrían  un arca enorme de  recursos públicos que pueden usar para organizar la vuelta al socialismo.
Los marxistas quieren que las universidades vuelvan a ser centros de adoctrinamiento “para luchar contra los burgueses, los empresarios y contra el sistema capitalista y neoliberal”. Así es como piensan cumplir las promesas juradas  en el Foro de Sao Paulo y hoy se sienten muy fortalecidos con la izquierda en el poder en Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Perú, Argentina y otros.
Sebastián Piñera, el presidente de Chile,  debe dar una lucha sin cuartel contra estos comunistas. Pero esa lucha debe ser fundamentalmente en el terreno de las ideas. Piñera debe rodearse de los mejores intelectuales con pensamiento austriaco para rebatir punto por punto las demandas absurdas de la izquierda puestas en boca de los estudiantes. A los delincuentes que queman tiendas y destruyen propiedades les debe hacer que paguen todos los daños pues la tarea fundamental de un gobierno liberal debe ser la defensa sagrada de la propiedad privada.
El mundo libre se encuentra amenazado y lo menos que puede hacer la gente que cree en la libertad del ciudadano, en los mercados libres y en el capitalismo  es defender a Chile para que no se instale otra bandera más de los comunistas. FIN. 28agosto2011
santosmer@hotmail.com

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miércoles, 24 de agosto de 2011

AGUSTÍN LAJE (*):¿ENTRE LA IZQUIERDA Y LA IZQUIERDA? (DESDE MONTEVIDEO)

Las posibilidades de que la imagen de que el socialista Hermes Binner, de acá a octubre, siga en crecimiento, podrían posicionarlo rápidamente como la alternativa más clara a la socialista-populista Cristina en las próximas elecciones. Y tanto es así, que incluso se han escuchado voces que señalan la existencia de un plan elaborado por Oscar Aguad, junto a Elisa Carrió y Federico Pinedo, consistente en instar el corte de boleta para octubre y apoyar al ex gobernador santafesino.
Lo que en esta oportunidad cabría preguntarse es lo siguiente: ¿en qué consisten las verdaderas diferencias ideológicas entre Binner y Cristina?.
Hay, en este sentido, dos consideraciones a hacer (una positiva y otra negativa). Mientras al santafesino no se le conocen casos escandalosos de corrupción, al régimen kirchnerista se les cuentan de a montones. Han sido corruptos desde el año 2003, son corruptos en el presente y lo seguirán siendo en un eventual futuro mandato. En efecto, tal como se demostró en las primarias, el latrocinio oficialista vigente no es un factor que la mitad de los argentinos tenga en cuenta a la hora de definir su voto (vale decir, no se paga costo político por ser corrupto). En este punto, Binner claramente se diferencia entonces de su competidora.
Por contrapartida, desde una perspectiva programática e ideológica, Binner y Cristina no están tan alejados como podría pensarse. Vale recordar que el bloque socialista apoyó en el Congreso muchos proyectos K (verbigracia, la asignación universal por hijo, la estatización de las AFJP y de Aerolíneas Argentinas, la ley de matrimonio homosexual, la nueva ley de radiodifusión, entre otros despropósitos). Sendos personajes son, en definitiva, izquierdistas, aunque con diferencias de estilo y honestidad.
Así las cosas, de consolidarse la figura de Hermes Binner como alternativa al régimen kirchnerista, los argentinos estaremos decidiendo entre la izquierda y la izquierda. ¿Acaso entre una izquierda “buena” y una izquierda “mala”, o entre el mal menor y el mal mayor?
(*) Agustín Laje tiene 22 años, es autor del libro “Los mitos setentistas”. Su página web es www.agustinlaje.com.ar

La Prensa Popular | Edición 31 | Lunes 22 de Agosto de 2011
http://www.laprensapopular.com.ar/

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domingo, 24 de julio de 2011

EDITORIAL II DEL DIARIO LA NACION DE ARGENTINA: PROGRESISMO Y POBREZA

Los gobiernos en apariencia más comprometidos con la lucha contra la pobreza por declamar su filiación progresista son los que peores resultados han obtenido en ese capítulo en América latina, incluso con un contexto económico favorable. Por qué Chile, Brasil, México, Colombia y Perú han alcanzado mejores promedios en la reducción de la pobreza que Venezuela, Ecuador y Bolivia, cuyos gobiernos, de tendencia izquierdista, afirman que buscan antes que nada la equidad social. El ranking surge del Indice Ethos de Pobreza, elaborado cada año en México.

Ese índice se obtiene del promedio simple entre el componente de pobreza del hogar y el del entorno. Existen diversos métodos para medir la pobreza en el mundo. La Fundación Ethos, centro de investigación independiente, ha instrumentado el suyo con herramientas acaso más simples y más certeras. En sus mediciones incluye sólo a ocho países de América latina, considerados casos testigos. No está en su lista la Argentina, cuyo índice de pobreza, según el nada confiable Indec, sería del 9,9 por ciento, por lo que afectaría a más de cuatro millones de personas. Según mediciones privadas, la pobreza triplicaría las cifras oficiales: un informe de la Universidad Católica da un índice de pobreza del 25%.

El Indice Ethos apunta a la promoción de un modelo de gobierno responsable que, como señaló en 1999 Amartya Sen, premio Nobel de Economía, está en manos de los regímenes democráticos porque, "al pasar por un proceso electoral y hacer frente a las críticas de la opinión pública, tienen más incentivos para tomar medidas que eleven el nivel de vida de la población".

Según el Indice Ethos, esto se mide con una combinación entre la pobreza del hogar (ingreso, educación, agua potable, servicios sanitarios, estado de la vivienda y electricidad, entre otros factores) y la del entorno (salud pública, instituciones, economía, democracia y seguridad jurídica, por citar algunos). Chile es el menos pobre de los ocho países relevados. Le siguen Brasil y México. Venezuela, cuyo gobierno ha sido el mismo desde 1999 y ha recibido cuantiosos ingresos por el aumento del precio del petróleo, es el caso más inexplicable: no ha sido capaz de resolver el problema. Lo mismo puede afirmarse de los dos últimos del ranking, Ecuador y Bolivia, también regidos por presidentes de pretendida filiación progresista. La baja calificación en esta materia es proporcional a la menor esperanza de vida de la gente, la falta de respeto a las libertades civiles y los derechos políticos, y una deficiente cultura democrática. En los países con calificaciones altas y pobreza en baja, se impone la fortaleza de las instituciones, el aliento a la inversión privada y la reducción de las tasas de violencia.

Está claro que entre ambos extremos de la lista de países analizados por el Indice Ethos no debería dudar la Argentina en parecerse más a los primeros (Chile y Brasil) que a los últimos (Venezuela, Ecuador y Bolivia). Para ello debería empezar el Gobierno por sincerar sus estadísticas y -si realmente está dispuesto a entablar una lucha frontal contra la pobreza en lugar de favorecer el clientelismo, alimentar el populismo y fomentar la corrupción- apuntalar sus instituciones.

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jueves, 14 de abril de 2011

¿SERÁ QUE EL POPULISMO EN NUESTRA AMÉRICA ES MÁS FUERTE QUE LA RAZÓN?. YON GOICOECHEA MARTES

Hay países que se suicidan, Perú acaba de lanzarse por el balcón. En la primera vuelta de las elecciones presidenciales, celebrada el pasado domingo, la mayoría de nuestros hermanos peruanos decidieron por opciones que, a falta de calificativo mejor, son muy curiosas. En primer lugar, con 29,3% del 75% de votos escrutados, resultó electo para continuar a la segunda vuelta el izquierdista nacionalista Ollanta Humala (nacional-socialismo ¡mal augurio!). El segundo lugar lo obtuvo, con 22,9% de los votos, Keiko Fujimori, heredera biológica y política de un reciente dictador y violador de Derechos Humanos.

Sería un reduccionismo pretender que estos resultados se deben a causas superficiales, debe llamarnos a la reflexión el hecho de que un país que pareciera ir bien, con la tasa de crecimiento económico más alta y sostenida de toda América (incluyendo EEUU), decida dar un vuelco radical ¿Por qué? ¿Es que la riqueza no permeó a los sectores populares? ¿No hubo atención suficiente al asunto social? ¿Será que el populismo en nuestra América es más fuerte que la razón? ¿Por qué empieza a pasar en Perú lo que pasó en Venezuela?

Los peruanos están ahora ante una grave amenaza de la democracia. Keiko Fujimori supone un regreso a la era de su padre, marcada por la corrupción, el control del Ejecutivo sobre el resto de los poderes públicos, la censura de la libertad de expresión, entre otros males de las dictaduras populistas de derecha. Humala es el resentimiento, la destrucción, la manipulación de la pobreza y la exclusión para hacerse con el poder. Pero Humala, además, es será una catástrofe para la economía. Sin duda alguna, los candidatos que perdieron eran infinitamente mejores, Alejandro Toledo tuvo una presidencia muy respetable y Kuczynski es un exitoso hombre público.

¡Qué vaina con las pasiones humanas! Los latinoamericanos no terminamos de entender que la política no es hablar bonito sino respetar y servir a la gente.

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martes, 4 de enero de 2011

AGONÍA Y MUERTE DE LA IZQUIERDA DEMOCRÁTICA. CARLOS ALBERTO MONTANER. TABANO INFORMA DESDE ARGENTINA

¿Quiénes la formaban? Fundamentalmente, el peruano Víctor Raúl Haya de la Torre (APRA), el venezolano Rómulo Betancourt (AD), el costarricense José Figueres (Liberación), el guatemalteco Juan José Arévalo, el boliviano Víctor Paz Estenssoro (MNR), el dominicano Juan Bosch (PRD), los cubanos Ramón Grau y Carlos Prío (PRC) y el puertorriqueño Luis Muñoz Marín (PP).

Con Carlos Andrés Pérez muere también el último gran representante de la Izquierda Democrática, una corriente ideológica con vocación internacional que cuajó en América Latina a mediados del siglo XX.

¿Quiénes la formaban? Fundamentalmente, el peruano Víctor Raúl Haya de la Torre (APRA), el venezolano Rómulo Betancourt (AD), el costarricense José Figueres (Liberación), el guatemalteco Juan José Arévalo, el boliviano Víctor Paz Estenssoro (MNR), el dominicano Juan Bosch (PRD), los cubanos Ramón Grau y Carlos Prío (PRC) y el puertorriqueño Luis Muñoz Marín (PP).

Todos, menos Haya de la Torre, que era el más culto y brillante, gobernaron en sus respectivos países. Todos, menos Muñoz Marín, sufrieron persecuciones y exilios. Todos, menos Juan Bosch, que en 1963 fue electo democráticamente y a los siete meses lo derrocaron los militares, hicieron reformas profundas que dejaron una honda huella en la sociedad de su tiempo. El primero de ellos que llegó al poder fue Arévalo en 1945, pero su obra de gobierno no tuvo continuidad en la convulsa Guatemala de aquellos tiempos.

¿En qué creían? Eran demócratas convencidos, antimilitaristas, nacionalistas, anticomunistas, intervencionistas, estatistas y, en alguna medida, pronorteamericanos. Se habían reconciliado con Washington y con el capitalismo. Pensaban que los males económicos nacionales se corregían con la mítica reforma agraria, la nacionalización del crédito y el control por el Estado de ciertos servicios públicos "esenciales". Aspiraban a formar clases medias nutridas y reclutaban a sus partidarios entre los trabajadores asalariados.

Naturalmente, eran keynesianos, al menos en el sentido de que creían que el empleo, la inflación y la creación de riquezas se podían modular mediante la manipulación del gasto público. Eran, también, cepalianos en lo tocante a la colocación de barreras arancelarias para provocar la industrialización mediante la paulatina sustitución de las importaciones por bienes producidos acionalmente. Confiaban en la planificación económica como el camino moderno hacia el desarrollo.

En realidad, la Izquierda Democrática era la expresión latinoamericana de la socialdemocracia europea. Procedía, como ella, de un polvoriento y ya entonces descartado análisis marxista, pero lo teñía con un fuerte componente antimilitarista porque en esa época, en Hispanoamérica, el gran enemigo era, en primer lugar, el ejército, al que había que someter a la autoridad civil. Había, sin embargo, otros tenaces adversarios: la oligarquía rural y, muy destacadamente, los débiles pero siempre insidiosos partidos comunistas pro soviéticos.

El ejercicio del poder no fue exactamente glorioso para la Izquierda Democrática. En general, tras la experiencia de varios periodos de gobierno en diversos países, la sociedad descubrió que el estatismo, la planificación centralizada y gasto público excesivo, conducían a la inflación, la corrupción de la clase dirigente coludida con los empresarios y cortesanos mercantilistas, a la creación de burocracias parásitas que obstaculizaban y encarecían la creación de riqueza, al atraso tecnológico y al crecimiento de la pobreza y la desigualdad.

Algunos políticos de la Izquierda Democrática, o sus sucesores, vivieron lo suficiente para rectificar los errores originales. El primero fue Víctor Paz Estenssoro. El hombre que en los años cincuenta hizo la violenta revolución nacionalista boliviana, en los ochenta, más sabio, regresó al poder para devolverle la autoridad a la sociedad civil de su país reduciendo el peso del Estado, controlando el gasto público y confiando más en el mercado que en las decisiones de los burócratas.

En Perú, Alan García fue un caso parecido. Su segundo mandato ha sido, felizmente, la negación del primero. Algo similar sucedió en Venezuela: Carlos Andrés Pérez regresó al poder en 1989 dispuesto a corregir los errores de su primer mandato (74 al 79). Lo hizo, muy acertadamente, pero las rencillas políticas, llevadas al plano judicial, consiguieron,  primero, sacarlo del poder, y luego condenarlo a arresto domiciliario, maniobra que desgastó peligrosamente la débil institucionalidad democrática venezolana.

En Costa Rica --donde más éxito tuvieron las ideas de la Izquierda Democrática a partir de la revolución de José Figueres--, Oscar Arias dedicó sus dos periodos presidenciales a tratar de corregir los errores parciales de la teoría inicial. Ya contaba con los copiosos análisis del premio Nobel de Economía James Buchanan y de sus discípulos de la Escuela de Virginia sobre el comportamiento pernicioso del sector público, más la impresionante obra de pensadores como Mises, Hayek, Gary Becker, Douglass North y otra media docena de gigantes. Sencillamente, el punto de partida estaba equivocado.

¿Qué paradigmas quedan vigentes en América Latina? Fundamentalmente, dos: Chile --el de la Concertación y el de Piñera, que es el mismo con matices diferentes-- y el alboroto chavista (nadie toma en serio la tumultuosa cleptocracia argentina). Ya no hay Izquierda Democrática. Se acabó.

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domingo, 2 de enero de 2011

ES EL MODELO, ESTÚPIDO. LA ECONOMÍA POPULISTA: UN VERDADERO FRACASO PARA LA ARGENTINA Y EL MUNDO. NIDIA G. OSIMANI. FUENTE TABANO INFORMA. DESDE ARGENTINA.

Si algo hay que reconocerle a Fidel Castro es su extraordinaria agudeza intelectual, independientemente que la misma haya sido usada durante más de 50 años de manera tan nefasta.

Fue él mismo quien hace un par de meses atrás, reconoció el modelo como inservible al decir: “este modelo económico no funciona, ni siquiera para Cuba”.

Terminar este año 2010 con esta polémica confesión del máximo referente cubano, una megadevaluación en Venezuela del 65 %, la profunda crisis en Bolivia porque el Gobierno admite no poder seguir sosteniendo subsidios en virtud de lo cual aumenta abruptamente el valor del combustible en más de un 80 % y los manotazos de ahogado que sigue dando nuestro Ejecutivo nacional arañando dinero de donde sea y a como dé lugar para seguir sosteniendo esta farsa de la cual todos ya nos dimos cuenta, constituyen pruebas más que irrefutables que el modelo es un rotundo fracaso.

La primera razón es más que evidente. Este modelo no se sustenta en las ideas altruistas de distribución de la riqueza o inclusión social como sus líderes y correspondiente séquito devenido a millonario a partir de ser funcionales al dictador de turno nos quisieron siempre hacer creer. El mencionado modelo es el producto de políticas populistas que esconden lo más miserable de la condición humana en sus propios referentes.

Mientras sus líderes viven en la más absoluta opulencia, se dan el gusto de dilapidar a capricho miles de millones que ni siquiera son de ellos, sino fondos públicos, en sus propias tierras siguen muriendo seres humanos por desnutrición, falta de acceso a las condiciones mínimas de salud o higiene, en pleno siglo XXI.

En septiembre, Cuba anunciaba su nuevo plan de despidos: más de medio millón de empleados públicos a los que les prometió inserción laboral como cuentapropistas.

Venezuela no pudo seguir sosteniendo la tasa de cambio preferencial y tuvo que devaluar corriendo el precio del dólar de 2,60 a 4,30 bolívares, teniendo una inflación cercana al 30 %, además de experimentar una contracción económica de casi un 2 %. Sin embargo, esta devaluación se llevó a cabo ahora para no tener que hacerlo en 2012, ya que ése será un año electoral, aunque esta devaluación resulte un tremendo impacto para el promedio de los venezolanos en tanto la misma afecta fundamentalmente medicamentos y alimentos.

"Dale un pescado a un hombre y comera por un dia... enseñale a pescar y comera por siempre" 

Mientras la versión oficial en Bolivia es que el gasolinazo de más del 80 % se hizo para evitar el contrabando de combustible, la realidad es que el Gobierno ya no puede sostener más la política de subsidios, y que los reclamos del sector privado y ciertas comunidades de que se deje en sus manos la explotación y comercialización del mismo soportando la correspondiente carga impositiva, no fue escuchado.

El gobierno de Morales quiso mantener el control estatal del combustible y como es inviable seguir con los megasubsidios al sector, se llegó a esta crisis donde además, son fundamentalmente quienes lo llevaron a la presidencia de la Nación los que piden su renuncia por estas horas.

Lo mismo está ocurriendo en la Argentina, el famoso modelo no da para más pero el circo continúa, todos los días con una nueva puesta en escena.

Los acontecimientos de los últimos días y los que vienen no son producto de afiebradas mentes golpistas de derecha que lo quieren tirar abajo (argumento siempre esgrimido por los regímenes aludidos), sino que son el único resultado posible de la política llevada a cabo por personajes siniestros, llenos de odio, de violencia, de mezquindades y con psicopatologías profundísimas que no dudan en cometer los delitos más atroces, las falsificaciones más graves, recurrir a la hipocresía más escandalosa con tal de beneficiarse única y exclusivamente ellos en todos los ámbitos.

En nuestro país, todo hace preveer que también iniciaremos un 2011 convulsionado. Si bien el Gobierno está tomando a zarpazos el dinero de donde pueda para seguir manteniendo subsidios a todo nivel para que no se le oscurezca más el panorama, habrá varias sorpresas que terminarán de agotar la paciencia de muchos. Por ejemplo, a la falta de billetes o corralito encubierto, se sumarán una devaluación (también encubierta) y el precio de las cuentas bancarias gratuitas legalizadas últimamente con la excusa por ejemplo, de la inseguridad por las salideras.

Ya están previstos incrementos de comisiones para cuentas corrientes, tasaciones inmobiliarias para garantías para empresas, tarjetas, transferencias al exterior, cajas de seguridad, créditos hipotecarios para compensar la pérdida que resulta para el sector financiero la normativa emanada del BCRA.

Los bancos argumentan que la gratuidad para las extracciones de la cuenta sueldos, cajas de ahorro y transferencias inferiores a $ 10.000 provocaron un efecto negativo para el sector.

Este 2010 termina muy convulsionado en todo el mundo y Latinoamérica no es la excepción a la regla. El modelo griego de un Estado omnipresente llevó a ese país a un caos superlativo.

Ese mismo modelo, con más o menos variantes y salvando las idiosincrasias, fue el implantado por los gobiernos locales antes mencionados.

Las consecuencias están a la vista. Evidentemente, es el modelo, capaz de esconder para algunos, solo para algunos, la verdadera esencia de sus ejecutores.

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Tribuna de Periodistas - 02-Ene-11 - Economia
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