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BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL
viernes, 28 de septiembre de 2012
COMUNICADO, ARZOBISPADO DE CARACAS, ELECCIONES PRESIDENCIALES 2012, LLAMADO AL VOTO,
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lunes, 2 de abril de 2012
IGLESIA VENEZOLANA PIDE A LAS AUTORIDADES NACIONALES ASUMIR SU RESPONSABILIDAD FRENTE A LA VIOLENCIA. FUENTE INTOPRESS
martes, 5 de julio de 2011
CARDENAL JORGE UROSA SAVINO, CONTRA LA IMPOSICIÓN DE UN ESTADO TOTALITARIO SOCIALISTA-MARXISTA
domingo, 1 de agosto de 2010
LAS ÚLTIMAS JUGADAS, TRINO MÁRQUEZ
El teniente coronel no halla qué ni cómo hacer para evitar que el desbarajuste en el cual él convirtió al país, se le venga encima y termine por triturarlo. Tal es caos que ha sembrado por todos lados, que los gobiernos anteriores a 1999, incluso aquellos que podrían considerarse los peores, deslumbran frente a la improvisación, irresponsabilidad y corrupción que muestra la administración Chávez.

El 26 de septiembre luce como una fecha en la que el mismo pueblo que antes lo aclamó, cobrará venganza con su voto por la manera como el comandante desperdició la bonanza petrolera. Le reclamará la inseguridad personal, el desastre de los servicios públicos –especialmente lo que sucede con la electricidad en el interior del país y con el metro en Caracas-, la inflación desaforada en los alimentos, la falta de viviendas, el deterioro de la infraestructura vial, el drama de los hospitales y de la salud en general, los ataques sostenidos e inclementes a la propiedad privada –las expropiaciones, confiscaciones y embargos caprichosos- y la corrupción desaforada, convertida en emblema con el caso de Pudreval, metáfora de un gobierno que mezcla en dosis iguales la incompetencia y la maldad. Lo peor es que todas esas calamidades se combinan en un conjunto al que el caudillo ha denominado socialismo del siglo XXI, pero que en realidad no es otra cosa que el mismo comunismo de siempre: un coctel de estatismo, autoritarismo, colectivismo, centralismo, militarismo y demagogia. Además, el marxismo, aderezado con gotas de bolivarianismo, convertido en religión laica. Pensamiento único, intolerancia, sectarismo.
El fracaso de su gobierno, Chávez pretende encubrirlo con hechos noticiosos cada vez más extravagantes, pero nada le sale bien. Ser el centro de la noticia no siempre genera réditos. La cita del 26-S trata de transformarla en plebiscito en torno de su figura y su gestión como Presidente. “Vienen por mí” es el grito desesperado y lastimoso del hombre carente de resultados concretos, que se da cuenta de que el mundo se le viene abajo, porque –al igual que en la parábola de los talentos- los recursos y el poder que el pueblo le entregó –muchos más de cinco talentos, por cierto- los desperdició, los malbarató, con sus amigotes comunistas -Fidel Castro, Daniel Ortega, Evo Morales- y con otros panas más pragmáticos, pero igualmente aprovechadores, Rafael Correa y la dupla Kirchner. El comandante, en medio de su desconcierto, concibe jugadas estrafalarias cuyos resultados lo perjudican aún más.
Las dos últimas -agredir al cardenal Urosa Savino y a la jerarquía eclesiástica, y romper relaciones con Colombia- no parecen muy acertadas. La respuesta del prelado de la Iglesia Católica frente a los improperios desconsiderados del Presidente y de los diputados fue serena y firme. Su intervención en la Asamblea Nacional fue una lección de aplomo y consistencia. No se anduvo por las ramas, como los voceros del oficialismo, quienes pretenden imponer el comunismo, pero lo edulcoran con eufemismos.
Quieren hacernos sentir a los venezolanos como imbéciles, incapaces de distinguir entre los horrores de la dictadura y las bondades de la democracia; entre los peligros de la propiedad estatal y colectiva y las virtudes transformadoras de la propiedad privada.
El Cardenal llamó a las cosas por su nombre: el marxismo es una doctrina totalitaria; el Presidente se declaró marxista y la dirección que le está imprimiendo a su gobierno apunta hacia allá; las leyes que discute y aprueba la Asamblea Nacional poseen un claro sesgo comunista. No hay lugar para los sofismas.
Su mensaje es claro, por eso ha penetrado en las capas católicas y no católicas de la población. Urosa Savino le dio una clase magistral de comportamiento e inteligencia al jefe de Estado. La otra jugada, la ruptura de relaciones diplomáticas con Colombia, estuvo rodeada de tanto melodrama que al país no le ha gustado. Los venezolanos sabemos de la hermandad entre Chávez y su gobierno con las FARC y el ELN
Esos amoríos han sido expresados públicamente. Los reconocimientos a Marulanda, a Raúl Reyes, al Secretariado de las FARC, el apoyo a Rodrigo Granda, son ampliamente conocidos. En vez de tanto sainete, el país esperaba que Chávez condenara a las FARC, rompiera con ellas y apoyara la lucha que la democracia colombiana libra contra esos desalmados. Pero, pudieron más las vecindades ideológicas. Ahora tiene en contra a los millones de colombianos que viven en Venezuela y que él mismo ceduló. Otra mala jugada. El gran estratega no pega una.
trino.marquez@gmail.com
jueves, 29 de julio de 2010
EXPOSICIÓN DEL CARDENAL JORGE UROSA SAVINO ANTE LA COMISIÓN COORDINADORA DE LA ASAMBLEA NACIONAL DE LA REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
Ciudadana Presidenta y demás diputadas y diputados de la Comisión Coordinadora de la Asamblea Nacional:
Con la mejor buena voluntad y en espíritu de diálogo abierto, sereno y respetuoso, acudo ante ustedes atendiendo la cordial invitación de la Cdna. Diputada Cilia Flores, Presidenta de este Cuerpo Legislativo. Agradezco también la garantía ofrecida por la Cdna Presidenta con relación a mi seguridad y respeto a mi dignidad y condición humana,
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Con el respeto y reconocimiento debidos a este cuerpo que representa el Poder Legislativo del Estado Venezolano, vengo como Arzobispo de Caracas, es decir, líder religioso y Pastor de los 5 millones de católicos de Caracas sin distinción de simpatías políticas; Cardenal de la Iglesia en Venezuela y presidente de honor de la Conferencia Episcopal Venezolana. En mi tarea pastoral en Caracas me acompañan los Obispos Auxiliares y más de 500 sacerdotes y diáconos, y 1.100 religiosas y religiosos que sirven permanentemente las necesidades pastorales de los caraqueños. También miles de laicos comprometidos que trabajan en las actividades pastorales de la Iglesia. Como sacerdote caraqueño, además de mis labores como formador de sacerdotes en los Seminarios eclesiásticos de Caracas, trabajé durante 11 años en un barrio popular, el barrio Casa de Tabla, conocido ahora como “Cecilio Acosta”, en Maca, Petare.
Soy un Obispo, Pastor de la Iglesia, servidor de Jesucristo y del pueblo venezolano todo. En esa condición he actuado y hablado sobre las cuestiones sociales. No me considero ni me he considerado nunca, y no he actuado en ningún momento como actor u operador político. Soy vocero de Jesucristo y de las inquietudes y del interés del pueblo venezolano por la paz, el encuentro, la inclusión, y por el respeto a los derechos humanos civiles, sociales, y políticos consagrados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. No soy vocero de ninguna parcialidad política.
MISIÓN DE LA IGLESIA Y DERECHOS DE LOS OBISPOS
En los debates de estos días se ha hablado mucho sobre la misión de la Iglesia, más específicamente sobre la competencia y participación los Obispos en la vida nacional. Antes de hacer algunas consideraciones de carácter religioso o teológico sobre el tema, quisiera destacar que el art. 62 de la Constitución claramente afirma el derecho de todos los ciudadanos venezolanos a participar activamente en la vida pública. Cito: “Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de participar libremente en los asuntos públicos, directamente o por medio de sus representantes elegidos o elegidas”. Y el art. 132 va más allá: “Toda persona tiene el deber de cumplir sus responsabilidades sociales y participar solidariamente en la vida política, social y comunitaria del país, promoviendo y defendiendo los derechos humanos como fundamento de la convivencia democrática y de la paz social”. En cumplimiento de esta disposición constitucional, la participación en la vida pública de los Obispos, Pastores de la Iglesia en Venezuela, va en la línea del relacionamiento y convivencia de los ciudadanos en la Polis con el libre ejercicio de sus derechos; no como búsqueda o ejercicio del poder político, ni mucho menos como expresión de la legítima participación de los ciudadanos en partidos políticos. Repito, no somos operadores políticos.
De manera que, cuando los Obispos, desde nuestra misión pastoral, religiosa y espiritual, expresamos nuestras opiniones sobre aspectos de la vida social o política del país, lo hacemos con pleno derecho como ciudadanos venezolanos, y cumpliendo el deber que nos impone la Constitución Nacional de promover y defender los derechos humanos para el logro de la convivencia democrática y de la paz social.
Pero es que, además, nuestra condición cristiana y nuestra misma misión pastoral de constructores de la paz, nos impone el deber de velar por la vigencia de los derechos humanos. Cristo nos dice que seremos juzgados por el amor El nos dice “porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve desnudo y me vestiste, preso y enfermo, y me visitaste”, etc. (Mt, 25)
La Misión Pastoral de la Iglesia no es solamente celebrar actos de culto, sino anunciar a Jesucristo y su Evangelio del amor a Dios y del amor fraterno, del respeto a la vida y los derechos de los seres humanos; es promover la convivencia social en el marco de la libertad y la justicia. Los Mandamientos de la Ley de Dios son un llamado a una convivencia social libre, justa, fraterna. Y eso es lo que nos mueve a los Obispos venezolanos a pronunciarnos sobre la vida social y pública del país.
Al respecto quiero destacar que no es ahora, en los últimos años, cuando los Obispos venezolanos hemos hecho llamados a la conversión moral en lo social y a la renovación del corazón en la vida política, económica y social de Venezuela. Quiero recordar aquí, entre muchos, algunos documentos de aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia publicados a lo largo de estos años, durante diversos gobiernos: el documento “Iglesia y política, de 1973”; “La Situación social del País, de enero de 1974” en el cual se habla de la necesidad de que se promueva un progreso más efectivo, dirigido al beneficio de todos, pero especialmente a los sectores menos favorecidos, y particularmente a los marginados. El documento sobre Las Misiones y los Indígenas, de julio de 1977, en el cual se rechazan abiertamente las violaciones a los derechos humanos de los indígenas; la Carta pastoral de Cuaresma de 1980, profética en su diagnóstico y en sus propuestas, en la cual, al hacer un apremiante llamado a la conversión moral, se afirma que la situación social de Venezuela configuraba una situación personal, colectiva y estructural de pecado; el documento sobre la vivienda, de enero de 1986, y el documento sobre el desempleo, de julio de 1987; el documento publicado en enero de 1988 con motivo de los 25 años del 23 de enero de 1958. Especial relieve merece la Exhortación “La recuperación del país” publicada luego del Caracazo, el 8 de abril de 1989, en la cual se hace un diagnóstico severo y muy claro sobre la situación política, económica y social de Venezuela, y se condena la masacre de El Amparo.
Otro documento de especial significación es el titulado “Constructores de la Paz”, publicado el 10 de enero de 1992, donde se alude, entre otras cosas, a los asesinatos cometidos por funcionarios de los cuerpos de seguridad del estado. Allí advertíamos: “Sin una respuesta pronta y efectiva a esas urgencias, no habrá paz social con los consiguientes peligros de anarquía o de tentaciones a soluciones de fuerza” Tres semanas después sucedieron los hechos del 4 de febrero.
De manera que no ha sido solamente en estos últimos 11 años cuando los Obispos venezolanos, en ejercicio de nuestra misión religiosa y pastoral, y de nuestros derechos constitucionales hemos hecho apremiantes llamados al diálogo, a la atención de las necesidades del pueblo, a la defensa de los derechos humanos, a la inclusión y a la convivencia social, a la justicia como base de la paz. No nos encerramos en las sacristías, ni nos escondemos tras el incienso de las ceremonias. Somos Obispos de una Iglesia viva y activa, comprometida con el pueblo venezolano.
Y esto lo hacemos como respuesta al llamado del Concilio Vaticano. II que nos dice:
“La Iglesia, que por razón de su misión y de su competencia no se confunde en modo alguno con la comunidad política ni está ligada a sistema político alguno, es a la vez signo y salvaguardia del carácter trascendente de la persona humana… Es de justicia que pueda la Iglesia en todo momento y en todas partes predicar la fe con auténtica libertad, enseñar su doctrina social, ejercer su misión entre los hombres sin traba alguna y dar su juicio moral, incluso sobre materias referentes al orden político, cuando lo exijan los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas, utilizando todos y solos aquellos medios que sean conformes al Evangelio y al bien de todos según la diversidad de tiempos y de situaciones” (GS. 76)
Y al Documento de la Vª Conferencia General de los Obispos latinoamericanos y del Caribe, Aparecida, que afirma:
504 “Consciente de la distinción entre comunidad política y comunidad religiosa, base de sana laicidad, la Iglesia no dejará de preocuparse por el bien común de los pueblos y, en especial, por la defensa de principios éticos no negociables porque están arraigados en la naturaleza humana”.
Pero sobre todo, los Obispos hablamos en respuesta al evangelio de Nuestro Señor Jesucristo que nos llama a ser misericordiosos y a atender las necesidades de nuestros hermanos: Recordemos la parábola del buen samaritano. El modelo es quien ayuda a su hermano en la tribulación. (Lc, 10,33 ss).Y el apóstol Santiago, recalcando la necesidad de la caridad concreta hacia los demás nos dice: “La religión pura e intachable ante Dios Padre es esta: visitar a los huérfanos y viudas en su tribulación”… (St. 1, 27)
En el cumplimiento de nuestra Misión pastoral con respecto a la vida concreta de los venezolanos, los Obispos actuamos siempre como ministros de Jesucristo y como pastores del Pueblo de Dios, no buscando el poder, sino como servidores y constructores de la paz. Por eso siempre apelamos a la conversión moral, a la necesidad de modificar las conductas, a la rectificación de políticas que consideremos equivocadas, a la necesidad de que todos nos consideremos hermanos en una casa común, una familia, miembros de un solo pueblo, el pueblo venezolano, sin exclusiones de ningún tipo. Permanentemente invitamos al diálogo entre los diversos sectores, a la convivencia, a la búsqueda de soluciones para los diversos problemas del país. Valores como justicia, paz, diálogo y reconciliación son los que guían nuestro ánimo y nuestros documentos en materia social.
MIS DECLARACIONES
Ustedes me han invitado para que, explique las razones que sustentan las denuncias que presuntamente habría realizado, “en contra del Comandante Hugo Chávez, Presidente Constitucional de Venezuela y de las Instituciones del Estado Venezolano” en recientes declaraciones.
Un punto previo: suelo declarar muy poco. Y en mis actuaciones litúrgicas evito el tema político partidista, y así lo exijo a todos los sacerdotes de la Iglesia en Caracas. Mi predicación es religiosa, y de moral tanto individual como social; no es una predicación partidista.
Ahora bien: quiero decir respetuosamente que en mis declaraciones sí he emitido opiniones, pero no he formulado “acusaciones ni denuncias”. No es mi ánimo o intención. He emitido mis opiniones amparado por los valores consagrados en nuestra Constitución, tales como la democracia, la preeminencia de los derechos humanos y el pluralismo político, consagrados en el art. 2 de nuestra Carta Magna, y, el deber del Estado de garantizar el cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en esta Constitución.
He emitido mis apreciaciones como ciudadano venezolano en pleno goce de los derechos que me otorga la Constitución, a la cual me acojo, teniendo en cuenta que, - como dice el Art. 19 - “El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable… de los derechos humanos…Su respeto y garantía son obligatorios para los órganos del Poder Público, de conformidad con esta Constitución, con los tratados sobre derechos humanos suscritos y ratificados por la República y con las leyes que los desarrollen”. Como ciudadano venezolano también reivindico, a tenor del art. 39, mi titularidad de derechos políticos de acuerdo con la Constitución, y en particular mi derecho a mi integridad física, psíquica o y moral, consagrado en el art. 46. También reivindico el derecho consagrado en el art. 60 que reza: “Toda persona tiene derecho a la protección de su honor, vida privada, intimidad, propia imagen confidencialidad y reputación”
He emitido opiniones con seriedad, expuesto a equivocarme, pero no he dicho mentiras. Mentir es decir algo que uno sabe falso como si fuera verdad. Opinar es emitir una apreciación con algún margen de error. Con humildad pero con dignidad afirmo que no soy mentiroso.
He emitido opiniones acogiéndome al art. 57 de la Constitución que reza: “Toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz, por escrito o mediante cualquier otra forma de expresión y de hacer uso para ello de cualquier medio de comunicación y difusión, sin que pueda establecerse censura. Quien haga uso de este derecho asume plena responsabilidad por lo expresado”.
Y es bueno recordar que, a tenor del art. 141 de la Constitución, la Administración Pública, se fundamenta “en los principios de honestidad, participación eficacia…rendición de cuentas y responsabilidad en el ejercicio de la función pública”. ¿No implica esto que en su gestión los funcionarios están sujetos al escrutinio, opinión y crítica de los ciudadanos? Yo he expresado mis opiniones en ejercicio del legítimo derecho a la crítica sobre la actuación de funcionarios en asuntos de naturaleza pública e interés colectivo.
En este marco, y en concreto, quiero decir dos cosas:
En primer lugar he opinado que el Presidente Chávez quiere llevar al país por el camino del socialismo marxista. Pues bien: no he dicho nada nuevo, pues el Presidente en varias ocasiones ha afirmado ser marxista, como lo hizo, por ejemplo en esta Asamblea el 15 de enero de 2010, y está decidido a convertir a Venezuela en un estado socialista. Opino que llevarnos por este camino implicaría dejar a un lado importantes principios consagrados en la actual Constitución.
El Estado socialista marxista es totalitario, pues copa todos los espacios, tal como sucedió en los países sometidos al régimen socialista o comunista, como los de Europa Central, la Unión Soviética en el pasado, y Cuba todavía en el presente.
En segundo lugar quiero aclarar que en ningún momento he opinado negativamente en contra -y menos he atacado- a la Asamblea Nacional, al Tribunal Supremo de Justicia o a la Fiscalía General de la Nación. Respeto todas las Instituciones del Estado y nunca me he referido a ellas de manera negativa en los medios de comunicación. Respeto igualmente y nunca he ofendido al Ciudadano Presidente de la Republica.
Mis opiniones no van en contra de las instituciones. Simplemente expreso mis apreciaciones sobre algunas actuaciones. Al opinar que algunas leyes me parecen inconstitucionales no ataco, ni desconozco, ni actúo en contra de la Asamblea, sino que me parece que esas leyes van al margen o contrarían el espíritu y en algunos casos la letra de la Constitución. Ejerzo así mi derecho a participar en la vida pública del país, en el marco del pluralismo consagrado por la Constitución, y en uso de la libertad de expresión, tan querida por todos los venezolanos. De hecho se han dado muchos casos, antes y ahora, de que personas o instituciones acudan legítimamente al Tribunal Supremo a cuestionar la constitucionalidad de algunas leyes.
Mi opinión de que algunas leyes contrarían el espíritu o el texto constitucional es sostenida también por algunas instituciones de gran prestigio, tales como la Asociación Venezolana de Derecho Constitucional (15 de dic. de 2009), la declaración de Decanos de Facultades de Ciencias Jurídicas y Políticas de algunas Universidades; El Consejo Superior de la Federación de Colegios de Abogados, entre otros. Esa opinión también ha sido manifestada públicamente en la Asamblea por algunos diputados.
ALGUNAS LEYES PREOCUPANTES
En concreto, algunas leyes que me, en mi opinión, parecen estar en contradicción con la Constitución en algunos aspectos, son:
La Ley del Consejo Federal de Gobierno,
La Ley de reforma de la Ley Orgánica de descentralización, delimitación y transferencia de competencias del Poder Público;
La Ley Orgánica de Educación;
La Ley de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana;
La Ley sobre la Organización y régimen del Distrito Capital;
La Ley para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios (Ley del Indepabis),
La Ley Orgánica de Procesos Electorales.
Y el Proyecto de Ley de Comunas.
En general, esas leyes afectan el pluralismo político, fundamental para la vida democrática, pues incorporan la concepción socialista, para implantar una Patria socialista, lo cual consagra como obligatoria para todos los venezolanos una ideología, un sistema y una partidización, lo cual es ajeno al espíritu y a la letra de la Constitución, que habla de Estado social de Derecho y de Justicia, y propugna como uno de los valores fundamentales el pluralismo político. Van en una línea de centralización del poder, en contra del federalismo y la descentralización, lo cual vulnera las capacidades de acción de los venezolanos de la provincia. Todas estas leyes van en la línea de darle más poder al Gobierno central y a la Presidencia de la República, en detrimento de las capacidades y el poder del pueblo, de la gente, de las regiones, de la familia, del ciudadano, y consagran un Estado y un Gobierno cada vez más poderoso por encima de la acción e iniciativa de la gente, de los ciudadanos comunes.
CONCLUSIÓN
Ciudadana Presidenta;
Ciudadanas diputadas, ciudadanos diputados:
Al concluir esta exposición quiero reafirmar, junto con todos los Obispos de la Iglesia Católica en Venezuela, nuestra actitud de disposición al diálogo, de servicio al pueblo venezolano, de participación en el marco de los derechos que nos otorga la Constitución, y en cumplimiento de nuestro deber como pastores del Pueblo de Dios, que vive en concreto en condiciones históricas sociales, económicas y políticas que todos hemos de procurar mejorar.
Reafirmo mi condición de Pastor de la Iglesia, a la cual sirvo en nombre de Jesucristo, con el propósito de que su “Reino de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de justicia, de amor y de paz”, se haga realidad en el corazón de los venezolanos, a través de la fe en Dios, y a través de la convivencia fraterna y solidaria.
Muchas gracias
Caracas, 27 de julio de 2010
Nelson Maica
miércoles, 28 de julio de 2010
EL TEMOR A LA VERDAD, ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA

Frente a él, la cobardía. Se desmorona el muro de la mentira.
Cada día se hace más evidente y palpable que la revolución bolivariana se desmorona. El poder de movilización de que hiciera gala durante buena parte de este proceso, apalancado desde las vísperas del Referéndum Revocatorio con una gigantesca movilización de recursos y la puesta en práctica de las misiones – por cierto: expediente inventado por la ingeniera de control social y político del G-2 -, ha llegado a su fin. La revolución bolivariana no cuenta más que con la voluntad desaforada del presidente de la república y la camarilla gobernante. Dejó de contar con el proyecto mismo – el nebuloso socialismo del siglo XXI – para mostrarse en su única verdad: legitimar y mantener una dictadura de un caudillo militar que busca entronizarse en el Poder para disponer de los recursos del estado y enriquecerse hasta agotar nuestras reservas. Y punto.
El informe que nos transmiten los candi
datos de la Mesa de la Unidad Democrática a lo largo y ancho del país, confirmado por nuestra propia observación del desarrollo de nuestras movilizaciones electorales en los distintos circuitos de Caracas, demuestran un hecho asombroso: el chavismo no está realizando actividad electoral alguna. Sus candidatos brillan por su ausencia. El resultado es demoledor para sus expectativas: los candidatos de la oposición penetran hasta en los sectores más aguerridos del chavismo, donde hasta las elecciones de alcaldes y gobernadores nuestros candidatos eran recibidos a tiros, encontrando la aceptación agradecida de los atemorizados pobladores y la absoluta apatía del malandraje que constituía la punta de lanza del chavismo.

¿Significa esto que el chavismo dispone de un plan B y que en lugar de elecciones se prepara para formas superiores y extremas de la imposición política, como una guerra interior o un golpe de estado? A juzgar por las informaciones que trascienden desde el mundo militar, ese tampoco es el caso. En los cuarteles se respira la más absoluta quietud y ni siquiera un eventual conflicto con Colombia provoca el menor desasosiego. El tema, muy por el contrario, motiva risas y sarcasmos.
Si esto es así, si esta calma chicha que se vive por los predios del régimen exterioriza la pérdida de control interior, de voluntad de combate y de mística revolucionaria, se hace explicable el discurso del 24 de julio y las ensoñaciones hacia el martirologio del presidente de la república. Cuestión que se ve confirmada por los extraños cálculos expresados por el Señor Presidente en su último programa dominical, cuando por primera vez en su vida llegó a asomar el temor a que la oposición “se acerque al 50% de la asamblea” e incluso supere esa cota, alzándose con la mayoría.
Nunca antes, ni siquiera con ocasión de la comparecencia de militares y civiles responsables de los sucesos del 11 de abril, la asamblea había decidido tratar un tema de tanta significación nacional y de tanto interés para la opinión pública en el absoluto secreto. Todo Venezuela está pendiente de ver y oír a su Cardenal frente a quienes, desde el seno de la asamblea, han pretendido ofenderlo, injuriarlo, humillarlo. Su gesto de virilidad y coraje, de hidalguía y responsabilidad política pretende ser acallado levantando un muro de silencio. Ni siquiera los medios oficiales, entre ellos, el canal propio de que dispone la asamblea, han sido autorizados a dar testimonio público de esta comparecencia.
Impedir la transmisión de las palabras de nuestro Cardenal, en vivo y en directo, expresa un profundo temor. Es el temor a la verdad. El temor a la palabra de la Iglesia. El temor a la reacción de sus fieles. El temor al coraje y la grandeza de un hombre que representa a millones y millones de fieles. En Venezuela y el mundo. Frente a él, la cobardía. Se desmorona el muro de la mentira.
CARDENAL UROSA REITERÓ ANTE LA AN SUS OPINIONES SOBRE EL GOBIERNO DE CHÁVEZ
Ccs. 27 jul (Enfoques365.net).- El arzobispo de Caracas, cardenal Jorge Urosa, reiteró hoy ante la Asamblea Nacional sus opiniones sobre el gobierno del presidente Hugo Chávez, y aclaró que lo ha hecho amparado por la Constitución Nacional., que garantiza el derecho a la ciudadanía.
“He opinado que el presidente Chávez quiere llevar al país por el camino del marxismo socialista, pero no he dicho nada nuevo, porque él en reiteradas ocasiones se ha declarado marxista”, dijo el cardenal en un documento que leyó ante la comisión de la AN que lo recibió en una sesión a la cual no se permitió el acceso a la prensa, pese a haberlo solicitado el religioso.
"Suelo declarar muy poco y evito el tema político, mi predicación es religiosa, no es una participación partidista”, dijo Urosa en un documento que leyó, en una sesión cerrada, ante la Comisión Coordinadora de la Asamblea Nacional.
“He emitido opiniones, bajo los valores consagrados en la Constitución (...) He opinado que el presidente Chávez quiere llevar al país por el camino del marxismo socialista, pero no he dicho nada nuevo, porque él en reiteradas ocasiones se ha declarado marxista”, señala parte del documento que ha circulado entre la prensa.
Aunque el cardenal Urosa solicitó que la sesión fuese pública, la comisión le negó esa posibilidad.
La presidenta de la AN, Cilia Flores, “invitó” a Urosa a la sede del parlamento para analizar declaraciones sobre el gobierno de Chávez emitidas por el religioso y que han causado malestar en el parlamento, dominado por representantes del partido de gobierno, el PSUV.

"He emitido opiniones con seriedad, expuesto a equivocarme, pero no he dicho mentiras. Mentir es decir algo que uno sabe falso como si fuera verdad. Opinar es emitir una apreciación con un margen de error. Con humildad pero con dignidad afirmo que no soy mentiroso", señaló Urosa en otro párrafo de su documento.
Ante los señalamientos hechos por diputados en cuanto a que Urosa, con sus declaraciones en contra del gobierno, se ha convertido en un “desestabilizador” y en un “operador político”, Urosa señaló que las opiniones expresadas por él se amparan en la Constitución, particularmente en el art. 62, que consagra el derecho a participar activamente en la vida pública, y el 132, sobre el deber de cumplir sus responsabilidades sociales promoviendo y defendiendo los derechos humanos.
“De manera que cuando los obispos, desde nuestra misión pastoral, religiosa y espiritual expresamos nuestras opiniones sobre la vida social o política del país, lo hacemos con pleno derecho como ciudadanos venezolanos y cumpliendo el deber que nos impone la Constitución de promover y defender los derechos humanos para el logro de la convivencia democrática y de la paz social”, leyó.
También ratificó su "preocupación" por leyes aprobadas por la Asamblea Nacional, que, en su opinión, “afectan el pluralismo político fundamental para la vida democrática, pues incorporan la concepción socialista, para implantar una patria socialista, lo cual consagra como obligatoria para todos los venezolanos una ideología, un sistema y una partidización, lo cual es ajeno al espíritu y la letra de la Constitución”.
Las leyes a las que hizo referencia Urosa son la del Consejo Federal de Gobierno, la de Reforma de la Ley Orgánica de Descentralización, la de Educación, la de la FANB, la de Organización y Régimen del Distrito Capital, la del Indepabis, la de Procesos Electorales, y el proyecto de Ley de Comunas.
sábado, 17 de julio de 2010
¿QUIÉN SERÁ EL PELELE?, JOSÉ MAYORA, ENVIADO POR RAUL AMIEL EN SU TRIBUNA LIBERTARIA.
De acuerdo con la Real Academia, entre las varias acepciones del vocablo pelele hay dos que merecen mención: muñeco de trapo que se pasea en las festividades carnestolendas o, puede ser también una "persona simple o inútil". Me imagino que esta segunda acepción debió ser la seleccionada por el vasto jurisconsulto Carlos Escarrá para referirse al Cardenal Urosa Savino.
El uso de este vocablo con fines descalificativos es ya una práctica usual en este régimen cuando hay que referirse a cualquier ciudadano que no está de acuerdo con él o con sus ejecutorias. De manera que tal cosa no debe ni extrañarnos ni desvelarnos, aunque tratándose de tan preclaro prelado, nos incomode el trato que se le da. Lo que sí es cierto es que el personaje objeto del ataque es una importante figura de autoridad, que representa una de las pocas instituciones que no ha podido ser destruida. Tan es así que el Obispo Moronta, quien goza del aprecio del comandante, se expresó públicamente en contra de las destempladas palabras dirigidas al purpurado.
Lo importante es no engancharse en una burda estrategia cuya finalidad es la de ahumar la verdadera composición química del régimen, al cual se le hace cada vez más difícil esconder las "bondades de la revolución", de allí que el régimen se esconde detrás de banderas cuya finalidad es desviar la atención ciudadana hacia los hematomas que realmente le duelen. Por cierto que estas magulladuras son autoinfligidas, cosa que es más grave aún. Sin ir muy lejos, el asunto de los contenedores, especie de mácula indisoluble en el ya voluminoso expediente negro de este régimen.
La gravedad de lo que no se puede tapar con un dedo, obligará al régimen a endurecer sus ataques hacia otras instituciones con la finalidad de debilitar más el ya débil tejido institucional de lo que aún queda de sociedad democrática. Quizás el más emblemático de los ejemplos es el sector financiero, cuya destrucción se manifiesta tanto en el control operativo de sus actividades, como en la anulación de sus voceros jerárquicos cuyas vidas están siendo allanadas cuando no encarceladas.
El régimen está lleno de Carlos Escarrá, quienes validos de un poder absoluto que no les pertenece, avanzan hacia un objetivo vital como es impedir que la sociedad democrática logre obtener una decorosa representación en la Asamblea Nacional. Y eso lo van a intentar lograr a costa de lo que sea. Y es aquí donde la sociedad sí debe aguzar el entendimiento. Repetir que nos estamos jugando el destino, no es una afirmación cargada de dramatismo. Está más bien cargada de preocupación y desazón pues no parece ser esa la preocupación de muchos de los afectados. Pensar que lo que a otros está pasando no necesariamente nos ocurrirá a nosotros es no estar convencidos de quién está en el poder y cómo lo ejerce.
El Cardenal Urosa no ha dicho nada que desde el líder del proceso hacia abajo no se haya dicho o hecho. El régimen acusa a la Iglesia de asumir un rol político. Ha pedido incluso a los sacerdotes que se quiten la sotana y se incorporen a la tribuna política. Bajo ninguna circunstancia deben quitarse la sotana, al contrario, de lo que se trata es que con la sotana puesta ustedes deben defender al verdadero pueblo de Dios. La circunstancia le impone a una de las pocas instituciones vivas y creíbles que existe en el país que defienda, desde su trinchera, a todos los hijos de Dios que, diferente al proyecto revolucionario, somos todos.
mayora.j@gmail.com
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domingo, 11 de julio de 2010
EL TSJ LE MADRUGÓ A LA JERARQUÍA CATÓLICA EN LA POLÉMICA CON EL PRESIDENTE
Así se desprende de un comunicado publicado este domingo en la prensa nacional.
En el texto difundido, el TSJ cita documentos de El Vaticano en los que está claramente establecido que los representantes de la Iglesia Católica se apartarían de su verdadera misión si comenzaran a transformarse en sujetos políticos, asumiendo posiciones parciales.
También manifiesta su preocupación porque el Cardenal Urosa Savino junto a la jerarquía de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) han asumido un auténtico rol de interlocutores políticos, y en contravención del convenio entre la Santa Sede y la República, así como de otras normativas, y en desconocimiento de los principios y valores de la Iglesia Católica.
“Queda en evidencia que la actuación del Cardenal y los firmantes de los comunicados de la Conferencia Episcopal Venezolana, no se compadecen con los intereses propios de la actividad pastoral, sino que revelan un aprovechamiento de su alta investidura para adoptar posiciones políticas", reseña el documento.
Igual destacan que “las graves agresiones e injerencias expresadas a través de diversos medios de comunicación social a nivel nacional y de larga data han sido innumerables".
Entre ellas: “Vamos a una dictadura y la quiebra del país”; “se dictan leyes inconstitucionales”; “se pretende implantar un régimen marxista, todo con la complicidad de los poderes públicos y su silencio cómplice”; “hay falta de unos poderes públicos autónomos”; y “los poderes son sumisos”.
El máximo Órgano del Poder judicial precisa que esas declaraciones revisten un carácter político, de oposición a los Poderes legítimamente constituidos.
Expresa que tales actuaciones no se corresponden con la actividad pastoral, pues atentan contra la convivencia y sana relación entre la institucionalidad del país y la Iglesia Católica.
En este sentido, el comunicado indica también que el rechazo a estos constantes ataques e injerencias por parte de la jerarquía católica no debe ser interpretado como una limitación a la libertad de religión o culto.
“Por el contrario está orientado a deslindar lo que pudiese ser un acto pastoral, espiritual y de fe, de aquellos que significan una injustificada y extraña intromisión en los asuntos políticos y de gobierno del Estado así como respeto al funcionamiento del resto de las ramas del Poder Público”, agrega.
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EL CARDENAL UROSA Y EL COMUNISMO, EMETERIO GÓMEZ
sábado, 10 de julio de 2010
COMUNICADO DEL CONSEJO PRESBITERAL DE LA ARQUIDIÓCESIS DE CARACAS
“Si sufre un miembro todos sufren con él…” (1Cor 12,26)
A los presbíteros y diáconos, religiosas y religiosos, fieles laicos de la arquidiócesis y a la opinión pública:
En el Sermón de la Montaña Nuestro, Señor Jesucristo proclama:
“Bienaventurados los que trabajan por la Paz porque se llamarán hijos de Dios” (Mt 5, 9), por eso los católicos somos una comunidad llamada a trabajar por el don inestimable de la paz verdadera y a no aceptar la cultura de la violencia y de la muerte que se expresa en la confrontación
entre hermanos, la descalificación, las ofensas por pensar diferente y la persecución por motivos ideológicos.
Nos mueve también la enseñanza del Apóstol San Pedro en su primera carta: “… No devuelvan mal por mal, ni insulto por insulto; por el contrario, bendigan, pues han sido llamados a heredar la bendición” (1Pe 2,9)
Con estas motivaciones de fe, los miembros del Consejo Presbiteral de la Arquidiócesis de
Caracas, como legítimos voceros del clero que atiende pastoralmente a los fieles en las más diversas realidades (Cf. can. 495 §1), desea dirigirse a todos los hombres y mujeres de buena voluntad de nuestra amada ciudad, en los siguientes términos:

1.- Lamentamos y rechazamos profundamente que el Presidente de la República, presidente de todos los venezolanos, utilice los medios de comunicación, en cadena nacional y en una fecha patria tan significativa como el pasado 5 de julio, fecha cuyo significado está llamado a unir a todos los venezolanos que queremos a este país, para ofender y exponer al escarnio público a un ciudadano venezolano, ampliamente conocido a nivel nacional e internacional por su trayectoria cívica, como Arzobispo de Caracas y luego como Cardenal de la Iglesia Católica;
2.- Como ciudadano venezolano el Sr. Cardenal Jorge Urosa Savino tiene pleno derecho y deber de opinar y contribuir al bien común, según su amplia preparación cultural y sus convicciones personales. Como Arzobispo de Caracas tiene pleno derecho, más aún, tiene el sagrado deber de orientar a todos los católicos acerca de los principios y valores religiosos y morales que están en juego en la actual coyuntura social y política de nuestro país. Esto es parte irrenunciable de su oficio de Pastor principal de nuestra Iglesia caraqueña y de miembro eminente del episcopado venezolano;
3.- En este sentido es de destacar que todas sus declaraciones públicas en temas que afectan a la colectividad y por tanto al bien común, han sido muy puntuales y específicas y han sido hechas desde el plano de los grandes principios del Evangelio, y desde la aplicación sistemática de éste al campo de los temas sociales, es decir, desde la doctrina social de la Iglesia (Cf. GS 76);
4.- En sus palabras, el Sr. Presidente de la República, ha desconocido públicamente y ha exhortado a desconocer, la legitimidad de los pastores que han sido elegidos por el Santo Padre el Papa, Sucesor de San Pedro. En tal sentido, rechazamos la pretensión de injerencia del Primer Magistrado sobre las decisiones internas de la Iglesia, en lo que concierne a la designación de los miembros de su Jerarquía. El Santo Padre, como Pastor Universal de la Iglesia Católica, goza de total autonomía y libertad para nombrar a los obispos para las diversas sedes diocesanas en el mundo entero (Cf. can. 377 §1) y para instituir a los miembros del Colegio Cardenalicio (Cf. can. 351 §§ 1 –2).
5.- El clero de la Arquidiócesis, junto con sus feligreses, reitera su inquebrantable comunión con el Arzobispo de Caracas, el Cardenal Jorge Urosa Savino, nuestro legítimo Pastor;
6.- Finalmente, con esta declaración, manifestamos que no queremos distraer la atención del pueblo de Dios sobre los urgentes y graves problemas que agobian al país.
Que la Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela, siga intercediendo ante Nuestro Señor Jesucristo, como lo hizo en los albores de nuestra evangelización, para que en esta tierra de gracia, todos unidos seamos constructores de una nueva sociedad.
Caracas, 06 de julio de 2010.
Firman los miembros del Consejo Presbiteral de la Arquidiócesis de Caracas
Doy fe,
P. Miguel Acevedo Secretario del Consejo Presbiteral
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jueves, 8 de julio de 2010
DECLARACIONES DEL CARDENAL UROSA SABINO DESDE ROMA
2-Lo primero que debo decir es que el Presidente no tiene licencia para insultar, difamar ni injuriar a ningún venezolano. En varias ocasiones me ha agredido verbalmente, exponiéndome injustamente al escarnio público. Rechazo totalmente dichas agresiones, que desdicen de quien las realiza.

4-Pasando por encima de la Constitución Nacional, el Presidente y su gobierno quieren llevar al País por el camino del socialismo marxista, que copa todos los espacios, es totalitario, y conduce a una dictadura, ni siquiera del proletariado, sino de la cúpula que gobierna. Contrariando la voluntad popular, que el 2 de diciembre de 2007 rechazó la propuesta de reforma estatizante y socialista de la Constitución nacional, a través de leyes inconstitucionales se pretende implantar en Venezuela un régimen marxista, como abiertamente lo ha proclamado en repetidas ocasiones el Presidente. Tal conducta es inconstitucional e ilegal, pero sobre todo, atenta contra los derechos humanos, civiles y políticos de los venezolanos. El fracaso del socialismo marxista en otros países es más que evidente.
5-Por otro lado, la pretensión de copar todas las actividades productivas a través, por ejemplo, del progresivo acaparamiento de la importación, distribución y comercialización de alimentos, va en la línea de desmontar el aparato productivo nacional para que todos dependamos del gobierno hasta para comer. Eso ¿a quién beneficia? No a productores, campesinos y obreros venezolanos, sino de otros países, y, junto con el progresivo endeudamiento del país, conduce a la ruina de nuestra economía así como a una dependencia foránea, totalmente contraria a la necesaria soberanía alimentaria.
6-Preocupado por instaurar el sistema socialista marxista, el gobierno descuida sus tareas constitucionales primarias: proteger la seguridad del pueblo golpeado especialmente en los sectores más pobres por la violencia y la delincuencia; promover una mejor asistencia en el campo de la salud, construir y mantener la infraestructura de carreteteras y medios de transporte, etc.
7-Por otra parte, y tocando otro tema aludido por el Presidente, el nombramiento de todos los obispos de Venezuela y del mundo está en manos de la Iglesia, y concretamente, en manos del Santo Padre, luego de serias consultas a la comunidad eclesial. Gracias a Dios no está en manos de los políticos. Así fue mi nombramiento como Arzobispo de Caracas, y luego, como Cardenal de la Santa Iglesia Romana. Además, los Obispos venezolanos estamos solidamente unidos en la tarea de servir al pueblo como testigos y embajadores de Jesucristo, y pastores del pueblo de Dios en Venezuela.
8-Los Obispos, al igual que todos los cristianos, somos constructores de la paz. Por ello, sin pretender asumir cuotas de poder ni convertirnos en operadores políticos, reivindicamos nuestro derecho a pronunciarnos sobre todo lo que tenga que ver con la vida y el futuro del pueblo venezolano. Queremos el bien, la convivencia y el progreso de Venezuela, con oportunidades para todos, sin exclusiones ni injusticias e intolerancia, con anhelos de unidad, bienestar, progreso y paz. Para eso trabajamos desde el punto de vista social, y por ello mantenemos una mano tendida para el diálogo y el encuentro.
9-Para finalizar, agradezco al episcopado venezolano, al Consejo Presbiteral de la Arquidiócesis de Caracas, y a todas las personas y sectores que en este momento difícil me han manifestado su solidaridad. Y animo a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a trabajar sin descanso y sin miedo, en el marco de la Constitución Nacional, porque en Venezuela reinen la fraternidad y la solidaridad, la libertad, la justicia y la paz.
Roma, 7 de julio de 2010.
Cardenal Jorge L. Urosa Savino
Arzobispo de Caracas
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