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jueves, 1 de octubre de 2015

CESAR GUILLEN CITTERIO, EL COMUNISMO, RAICES DE UN FRACASO. (1)

Esta serie tiene un claro objetivo ilustrativo, no está hecho para historiadores, ni intenta generar debate. Solo es información para la gente común que somos la mayoría, sobre los hechos que nos afectan, expuestos de una manera sencilla pero objetiva sobre el conocimiento de aspectos históricos que debemos conocer para evitar el engaño, la manipulación y la reincidencia.

El comunismo es una idea de una sociedad basada en la propiedad común, idea que se remonta incluso desde la antigüedad clásica. Su forma moderna como un movimiento político de masas surgió en Europa  con los trabajadores de la revolución industrial del siglo 19.

Aunque hay indicios de tener su origen en el “Manifiesto de las Comunas” del francés Babeuf, teórico y agitador revolucionario francés, posteriormente guillotinado por esa misma revolución. Las palabras «comunista» y «comunismo» surgen concretamente en Francia hacia 1840, diez años después de los términos «socialista» y «socialismo”.

Fue empleado para referirse a un banquete en las afueras de París en el que participaron más de mil  obreros. En esta reunión se planteó la necesidad de una verdadera igualdad, por medio de la comunidad de bienes y de una dictadura popular fuerte, para destruir los obstáculos y allanar los caminos.

El término «comunismo» fue sustituyendo al de «socialismo”. No eran términos estrictamente equivalentes ya que los comunistas se distinguían de los socialistas por la idea de la “lucha de clases”. Estas diferencias  motivaron a Marx y a Engels para que adoptaran el término «comunista» y no el de «socialista» para llamar a la “liga” que fundaron en 1847 y al “manifiesto” del año 1848.

La historia ha demostrado que este sistema y otros parecidos, degeneran en feroces y largas dictaduras, que no tienen nada de humanistas, producen graves crisis económicas, actúan arbitrariamente y jamás producen un “Hombre Nuevo”, pues lo que reproducen son las más antiguas e injustas formas de gobernar a una sociedad

"Adhuc Stantes"

Cesar Guillen Citterio
cesarguillencittrerio@gmail.com

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domingo, 27 de septiembre de 2015

JESÚS ANTONIO PETIT DA COSTA, EL ERROR ESTRATÉGICO DEL VATICANO EN LOS COMIENZOS DEL COMUNISMO EN AMÉRICA

Para 1998 todos los países cristianos de Europa se habían liberado del comunismo. Fue una gran victoria del Vaticano, que demostró el acierto estratégico de elegir un Papa polaco, el primero de la historia (Juan Pablo II), quien había vivido bajo el comunismo y, en consecuencia, lo conocía perfectamente, así como la idiosincrasia de los eslavos de la Europa Central y Oriental como él. Liberada Europa del comunismo, quedaba un solo país cristiano con gobierno comunista. Era Cuba en América.

En 1998 Cuba se hundía en el colapso total, perdido su sostén que fue la Unión Soviética. Se esperaba la implosión del sistema político-económico como sucedió con el imperio soviético. Y que surgiera un Gorbachov que iniciara la apertura, ya que no había una oposición con la fortaleza que tuvo el Sindicato Solidaridad en Polonia comunista. De allí  la exhortación de Juan Pablo II a la apertura o transición político-económica: “Que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba”.
Lo que se esperaba no ocurrió especialmente por dos motivos:
I) Un agente cubano asumió la presidencia de Venezuela y puso la renta petrolera al servicio de Cuba, no sólo para evitar su implosión, como en efecto la impidió, sino para financiar la expansión del comunismo en América.
II) El comunismo mutó en América. El laboratorio para la mutación fue Venezuela. Consistió en el cambio del modelo soviético por otro autóctono, simulador de democracia, cuyo ensayo estuvo a cargo del agente cubano infiltrado en la FAN que había llegado a la presidencia, quien lo ejecutó así: 1) Llegar al poder por elecciones; 2) Demoler las instituciones democráticas con una Constituyente (forma sofisticada del golpe de Estado); 3) Simular que sigue habiendo democracia, valiéndose de una oposición de comparsa, adaptación tropical del colaboracionismo francés en la II Guerra Mundial; 4) Convertir a la FAN, desde adentro, en Ejército Rojo; 5) Ceder espontáneamente la soberanía a Cuba, transformándose el gobierno en títere; y, 6) Bajo la dirección de Cuba (el Moscú de América, a la cabeza del nuevo Komintern o Foro de Sao Paulo-Internacional Comunista de América), ir implantando progresivamente el comunismo como doctrina de Estado y como sistema económico en cada uno de los países cristianos de América, comenzando por Venezuela.
El Vaticano fue confundido por esta mutación. Juan Pablo II evaluaba los sistemas político-económicos por su experiencia europea en el modelo soviético. Y lo que sucedía en América no le parecía comunismo, porque no encajaba en lo que había vivido. Por eso no atendió las advertencias que le hicieron dos cardenales venezolanos: Castillo Lara y Velasco. No entendió nunca que el comunismo había mutado en América. A este error de apreciación suyo, junto con el cometido por Estados Unidos, se debe que el comunismo se haya expandido en América sin contrapeso internacional cuando había sido derrotado en Europa. En cambio, Castillo Lara y Velasco sí estuvieron claros desde el principio. Eran venezolanos y por su mentalidad latinoamericana vieron la trampa comunista. Angustiados por la experiencia europea, donde el imperio soviético duró muchos años (73 desde la toma del poder en Rusia y 45 desde el fin de la Segunda Guerra Mundial), consideraron que al comunismo había combatirlo en su inicio antes de que se expandiera. Eso explica sus sermones y sobre todo sus actitudes, incluyendo su apoyo a la rebelión popular de 2002. Para desgracia de Venezuela y del Vaticano ambos murieron muy temprano. Han hecho mucha falta. Y más aún ahora cuando el Vaticano ha rectificado su política en América.
Jesus A. Petitt Da Costa
petitdacosta@gmail.com
@petitdacosta

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domingo, 5 de julio de 2015

CARLOS RAUL HERNANDEZ, LA SEGUNDA MUERTE DEL COMUNISMO

Stalin, Hitler, Mao o Fidel Castro, son voces asociadas a estremecedores sufrimientos humanos, al crimen desenfrenado en el poder, mientras muchas naciones florecían a la libertad y la prosperidad. Hoy para cualquier ciudadano medio de una sociedad democrática -francés canadiense, australiano-, suenan como ecos de delirios, equivocaciones en la genética de la historia, serpientes voladoras. Sólo que esas supuestas anomalías ya distantes, remotas, anacrónicas para quienes piensan que la historia posee alguna dirección y que va o debe ir a alguna parte, por el contrario, siempre acechan. Basta que un pistolero inescrupuloso y con talento presione a fondo las instituciones democráticas para que se dobleguen.

Monstruoso, Ricardo III sedujo en plenas exequias de su marido, a la mujer a la que había dejado respectivamente huérfana y viuda. No todas las revoluciones fueron meros anacronismos. Unas abrazaron proyectos modernos. La revolución rusa fue producto del pensamiento social europeo y desarrolló un modelo que dividió la humanidad por la mitad hasta 1989, pese a que Lenin dedicó su último aliento a retornar la propiedad privada al campo y evitar la dictadura feroz que veía en los gélidos ojos de Stalin. En veinticinco sangrientos años, este realiza el proceso de acumulación de capital que en Europa había tardado siglos. La base teórica lucía firme como canta esa oda al industrialismo y el progreso capitalista, el Manifiesto Comunista.

Repartir, repartir…

Dice el Manifiesto que la sociedad burguesa había creado los medios para producir la riqueza y la felicidad de todos, lo que hacía falta era socializarla, distribuirla. Por lo tanto debían conservarse muchos elementos de la vieja sociedad, desaparecer otros y construir la nueva a partir de tales bases. La era revolucionaria nacía maculada con la idea de que el fin justifica los medios, pero sus acciones obedecían a una lógica, un proyecto de “ingeniería social holística” en el sentido popperiano, a una racionalidad que cautivó abrumadoramente a la inteligentzia por siglo y medio hasta que todo se pulverizó con el Muro de Berlín. El modelo era intrínsecamente perverso y obligó a sus detentores a convertirse en carniceros para mantener el poder.

Tiranías terroristas  sin control de megalómanos infernales que asfixiaron la libertad, la producción de riqueza y la vida civilizada. Quienes no accedieran a arrastrarse frente a ellos, pagaban con el horror. Con el Gran salto hacia adelante (1958-1961) Mao imita a Stalin en el proyecto de convertir China en una potencia industrial. Arranca a los campesinos de su labor y trata de convertirlos en obreros siderúrgicos, con lo que produjo un genocidio que Yang Jisheng, Frank Dikötter y Paul Kennedy consideran el mayor del siglo XX, entre treinticinco y cincuenticinco millones de muertos. Ante su defenestración por el mismísimo Partido Comunista, Mao decidió emprender su verdadera revolución: devastar todo para recuperar el poder, con la coartada de “erradicar el viejo orden”.

Mao destruye todo

Empezó por el Partido Comunista, y siguió con el ejército, las universidades, escuelas, instituciones financieras, sociales, culturales (no se salvaron Confucio ni Beethoven) para sustituirlos por el Libro Rojo, y el poder pasó a una organización terrorista llamada la Guardia Roja. En este delirio barbárico se quemaban grandes obras de la cultura china, libros, cuadros, instrumentos musicales, edificios “del pasado”. La hambruna se hizo endémica y la miseria unificó a la sociedad china hasta que, a la muerte de Mao en 1976, Deng Xiaoping derrotó a la esposa de este, Chiang Ching, exprostituta de Shangai conocida en su trabajo como “Manzana Azul”, que aspiraba la sucesión. Los jemeres rojos de Cambodia, emprendieron la aniquilación radical sin etapas previas.

Era el simple odio desatado por las calles. A todo el que supiera alguna lengua extranjera, careciera de callos en las manos o usara anteojos lo asesinaba sin compasión un ejército de niños “no contaminados”. Pol Pot se dedicó metódicamente a arrasar Ponh Penh, a desurbanizar el país y campesinizarlo. Las revoluciones comenzaron con proyectos de ingeniería social, como la soviética, y ocasionaron daños terribles a la humanidad. Pero aún más terribles fueron las que sólo encarnaban resentimiento, odio y megalomanía, como los jemeres, el llamado “socialismo africano” y la Revolución Cultural. Las representaron genuinamente los niños que ponían a sus maestros en un rincón, con orejas de burro y que gastaban el ocio disparando contra pianos Stenweiss y violines de colección. En América Latina no podrá consolidarse una empresa de destrucción ciega. El proyecto bolivariano agoniza.


Carlos Raul Hernandez
carlosraulhernandez@gmail.com
@carlosraulher

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domingo, 28 de junio de 2015

DARIO ACEVEDO CARMONA ABANDONAR O AFERRARSE AL DOGMA COMUNISTA

Abundan en el mundo entero los casos de personas que, habiendo militado con el credo y en organizaciones comunistas, enfrentan, a la hora de renunciar o renegar de tales experiencias, una tormenta de insultos, anatemas y descalificaciones morales.

La doctrina marxista en la medida en que se cristalizó en programas de partidos se asimiló cada vez con mayor fuerza a una vivencia religiosa o si se quiere, a una religión civil. Por eso, abandonar el dogma era considerado un acto de traición y el mayor pecado. El marxismo se vendió como un pensamiento científico o una ciencia, pero, a diferencia de esta, no toleraba la duda, la incertidumbre ni los cuestionamientos a las altas directivas  o al gran líder.

De manera que dejar de ser o cambiar de ideas, algo normal en todo sistema de pensamiento crítico, siempre ha sido objeto de punzantes comentarios y agravios en las esferas comunistas y en las de otras ideologías de corte fundamentalista.

Para facilitar la comprensión del problema que quiero plantear,  haré a un lado los casos de oportunismo de quienes cambian abruptamente de bando motivados por un “plato de lentejas”, ambiciones de gloria o simple arribismo, sino a aquellos cuya renuncia es motivada.

Huele a traición allí donde se jura el sacrificio de la propia existencia en nombre de la finalidad suprema. El marxismo, doctrina que da sustento a los partidos y grupos que se reclaman comunistas, convoca a la revolución proletaria, al uso de la violencia revolucionaria, a la instauración de la dictadura del proletario, a agudizar la lucha de clases y a abolir el capitalismo.

La realización de actos de heroísmo como levantarse en armas contra el sistema, está escrito en el libreto del militante. Por eso se integra en estructuras encriptadas, secretas, verticales, en las que la disciplina, el compromiso, la lealtad y la disponibilidad de tiempo completo, son parte de sus atributos. No obstante su proclamada irreligiosidad, los comunistas reconfirman su fe en la victoria y su compromiso con la causa, a través de rituales cuasireligiosos. Utilizan himnos, consignas, canciones, matrimonios, héroes, onomásticos, fiestas revolucionarias, mártires, banderas, narraciones elegíacas e historias ejemplares en el despliegue ceremonial de votos y juramentos.

En esa atmósfera nace la condena, el vituperio y el calificativo de renegados contra quienes abandonan las filas, cambian de pensamiento o de militancia. No se admite ni se tolera ese pecado. Y si llegare a darse ante comunistas en trance de lucha armada, puede terminar en fusilamiento.

Renegar, renunciar o abjurar del credo y la militancia comunista no es pues asunto fácil, puesto que como buenos fundamentalistas (igual que los de extrema derecha, extrema izquierda, ultranacionalistas, racistas o extremistas religiosos), no toleran la renunciación. El compromiso, según su evangelio, debe ser para toda la vida aunque se derrumbe el edificio en que habita esa “razón suprema”.

Los comunistas que se aferran tercamente a su credo a pesar del fracaso del modelo y el dogma, marcan con dedo acusador a todo aquel que, por el desencanto causado por la revelación de los crímenes horrendos de los dictadores comunistas, o por análisis críticos o por observación sistemática de la experiencia negativa o por pérdida de la fe, se han atrevido a alejarse del credo y a cambiar de ideas políticas.

“¿Cómo es posible, exclaman, que fulano de tal, tan comunista ayer sea hoy defensor del ‘Sistema’?” como si la creencia en el paraíso terrenal marxista fuese inmune a los yerros, crímenes, locuras, al fanatismo y el dogmatismo y al paso demoledor de los hechos, de los tiempos y de la inteligencia.

Me atrevo pues a preguntar ¿qué hay de malo en renegar o renunciar a una ideología totalitaria y dictatorial cuya aplicación ha sido un fiasco económico y ocasionado un mar de sangre inocente? Grandes y reconocidos intelectuales, filósofos, artistas, literatos y dirigentes políticos han transitado, en medio de amenazas, inculpaciones, incomprensiones y sufrimientos, el espinoso camino de renegar de la militancia o simpatía con el comunismo.

Tan difícil era cuestionar o elevar una crítica que hasta entre los mismos camaradas se desataba la carnicería como le ocurrió a la vieja dirigencia bolchevique y a León Trotsky, creador del ejército rojo ruso, expulsado del partido, del país y luego asesinado por orden de Stalin.

El balance dejado por el comunismo ha llevado a algunos países a tomar medidas prohibicionistas para evitar su retorno o acceso al poder: Italia, Hungría, Ucrania, Alemania, Austria y República Checa, entre otros, prohibieron la publicidad, la organización de movimientos y la exhibición de símbolos comunistas, fascistas y nazis.

Para quienes creímos, en medio de delirios románticos y fiebres juveniles, en la doctrina comunista, militando o como simpatizantes en una de las mil secciones que tuvo en Colombia, y luego, a partir del análisis de la experiencia, de reflexiones filosóficas y éticas y de descubrimientos históricos, hicimos el tránsito hacia la imperfecta y siempre inacabada democracia liberal y a los valores clásicos de la Modernidad, ha sido un alivio poder vivir y pensar en libertad y sin el misticismo que surge de la búsqueda de la perfección humana o del paraíso en la tierra.

Ruben Dario Acevedo Carmona
rdaceved@unal.edu.co
@darioacevedoc

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domingo, 21 de junio de 2015

ARIEL PEÑA, DOCTRINA DE LA SEGURIDAD NACIONAL Y DERECHO A LA REBELION, FARC, CASO COLOMBIA

Como en un  disco rayado los cabecillas de las Farc,  repiten   sofismas sobre la doctrina de seguridad nacional y el derecho a la  rebelión, los cuales son utilizados para justificar sus actos terroristas en contra de la población, ignorando que esos dos temas  están desfasados históricamente y  carecen  de vigencia política e ideológica   para  Colombia, sin embargo  cabalgando sobre la ignorancia, la narcoguerrilla insiste en ellos.

La doctrina de seguridad nacional tuvo presencia en la región Latinoamericana en el contexto de la guerra fría, en donde se legitimaba la toma  del poder por parte de los militares (situación que no se vivió en Colombia) para contrarrestar la subversión  prosovietica  propiciada por el Kremlin atraves de Cuba, por eso hubo dictaduras como la de Pinochet en Chile, Alfredo Stroessner en Paraguay, Juan María Bordaberry en Uruguay, Hugo Banzer en Bolivia,  y Anastasio  Somoza en Nicaragua, entre otras, no  mencionábamos  la dictadura de Videla  en Argentina porque fue muy afecta a  los gobiernos de Cuba y la Unión Soviética.

Además los jefes de las Farc  alegan derecho a la rebelión, que  fue incluido  en los derechos del hombre y el ciudadano de la revolución Francesa y es  reconocido por las Naciones Unidas, pero  en el caso de Colombia eso  no existe, porque ello sucede cuando hay  un gobierno ilegitimo, resaltando que  el partido comunista creador de las Farc, ha  participado prácticamente  en todas las elecciones desde que se fundó, llegando al colmo de concurrir  a  unas elecciones en 1951, cuando se abstuvo  hasta el partido liberal por falta de garantías.

 Entonces la perorata de la rebelión en Colombia  en los últimos 60 años, es una falacia de la guerrilla marxista leninista para justiciar su vesania, porque la democracia Colombiana ha sido posiblemente imperfecta, pero persistente, para  que los ciudadanos puedan vivir en concordancia con la libertad y  la ley, ya que en el país no se ha conocido en muchas décadas una autocracia como las  que han existido en los  regímenes comunistas totalitarios verbi y gracia  la de Fidel Castro en Cuba.

Cuando se busca culpar por parte de la narcoguerrilla  al estado Colombiano  como  el responsable del conflicto,  fundamentalmente se    invocan  las barbaridades marxistas,  que mandan destruir el estado existente  para que sobre sus  cenizas  brote uno nuevo  manejado por el comunismo totalitario, de ahí que en el país no  se puede hablar de crímenes de estado, porque eso  ocurre  únicamente cuando existe una  dictadura que maneja  los tres poderes   como sucede en Cuba, Norcorea, China, Vietnam y por ese camino va  Venezuela, pero en Colombia hay independencia de poderes, surgiendo en ocasiones enfrentamientos entre ellos, lo que conocemos  comúnmente como choque el trenes, en ese orden de ideas está demostrado que los crímenes de estado existen  únicamente  en regímenes despóticos que monopolizan totalmente el poder, y  lo que ha habido en Colombia por  sucesos aislados son  crímenes de   agentes de estado.

Para que haya el derecho a la rebelión, este debe de ser reconocido por el consejo de seguridad de la ONU, situación que no ha sucedido en 51 años con las Farc, así que argumentar que hay rebelión  porque  el estado vulnera los derechos fundamentales de la población es un entuerto, ya que  la guerrilla no representa al pueblo, tampoco a sus organizaciones sociales, y dentro de un estado democrático  si hay vulneración de esos derechos fundamentales, las personas o las entidades  pueden acudir a la justicia mediante tutelas, sin necesidad  de que  las Farc asesinen a  nadie, porque es bien sabido  que la representación de la narcogerrilla se reduce únicamente  a su tropa  y  la  notoriedad  del grupo armado ha sido directamente proporcional a los actos terroristas que realizan en contra de sociedad.

El enemigo interno al  que se refería la seguridad nacional en la década de  los setenta, por la guerra fría entre USA y la URSS en Latinoamérica,  con la  entrada de China en la economía de mercado y con la caída del Muro de Berlín se supero, pues  Latinoamérica dejo de ser vital para EEUU, ya que el “plan básico”  que pretendían impulsar las transnacionales gringas en nuestros países, para conseguir mano de obra barata y calificada a mediados de la década de los setenta fracaso,  y fue asumido por la camarilla del partido comunista chino  que en contubernio con el  capital financiero internacional, crearon un capitalismo salvaje en el país Asiático para superexplotar a los trabajadores y repartirse la plusvalía.

 Así que el discurso anacrónico fariano sobre la seguridad nacional es un embeleco, porque al país del norte poco o nada le han  interesado las naciones  del sur del rio grande desde hace mas de 37 años y, eso es patético en las campañas presidenciales gringas, en donde los candidatos prácticamente no mencionan a Latinoamérica a no ser por las migraciones, sin embargo un gobierno como el de Maduro en Venezuela busca darse más importancia de la que tienen con USA.

Ni la seguridad nacional ni el derecho a la rebelión, tienen lógica para Colombia, pero los narcoterroristas se han inventado fantasías sobre esos dos temas para engañar incautos y buscar que  sus idiotas útiles se desgañiten, pretendiendo exculpar   a las Farc  como las  únicas responsables  del  conflicto Colombiano, por eso se tiene  que condenar  la doctrina criminal del marxismo leninismo, la cual es abrazada por las Farc, pues   las desventuras del país por el conflicto de  51 años,   indudablemente son culpa  del comunismo totalitario, el cual es  enemigo de la humanidad  como también lo son   el nazismo, el fascismo y el apartheid.

Ariel Peña
arielpena49@yahoo.com
@arielpenaG

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lunes, 13 de abril de 2015

CARLOS ROMERO SÁNCHEZ, ¿“CASTROCHAVISMO” O COMUNISMO?, DESDE COLOMBIA

 “En lo concerniente a la orientación de la cultura nacional, el papel dirigente le corresponde a la ideología comunista; debemos propagar activamente el socialismo y el comunismo entre la clase obrera y educar de forma adecuada y metódica al campesinado y demás sectores de masas en el socialismo.” (Mao Tse Tung, Sobre la nueva democracia, en Obras Completas, vol. 2, Ediciones en lenguas extranjeras, 1968, p. 394).  
 “Entre las orientaciones impartidas por el Comité Ejecutivo Central [del MOIR] se destacó la de no limitar la campaña educativa a los textos de Marx y Engels, sino ampliarla y sustentarla con los acopios posteriores de sus principales discípulos, Lenin, Stalin y Mao. Recomendación pertinente, pues se trata es de remarcar la trascendencia del marxismo.” (Francisco Mosquera Sánchez, La vigencia histórica del marxismo, en Resistencia civil, Tribuna Roja, 1995, p. 91).   
En la permanente reingeniería social impulsada por la izquierda –no hablo de extrema izquierda pues de suyo la izquierda es extrema, por lo menos acá en Colombia, y, por tanto, decir extrema izquierda es un pleonasmo- la manipulación política del lenguaje para enmascarar la realidad ha sido una de las múltiples formas de lucha incruentas con que se han servido los izquierdistas para destruir la cultura Occidental y así allanar el camino hacia la “construcción” de la “nueva sociedad” que se realizará en total plenitud en el comunismo, objetivo final del Foro Social Mundial, del Foro de Sao Paulo y sus aliados. 
Este enmascaramiento del lenguaje ha tenido tanta popularidad que es frecuente hallarlo en estudios académicos, en artículos de prensa, en libros de historia y en labios de generadores de opinión que sin ningún vínculo con el movimiento marxista ayudan, sin querer queriendo, al profuso éxito cultural de la izquierda.
 A esta subversión del lenguaje, vieja forma de lucha marxista, recientemente la ha puesto de relieve Viviana Padelin en su artículo Políticamente correcto: el lenguaje del neocomunismo. 
(Ver http://www.periodismosinfronteras.org/11846.html). 
Al respecto, la periodista uruguaya subraya el temor de la “oposición” de llamar comunismo al peligro que planea sobre el continente americano. En vez de ello utilizan circunloquios como “populismo”, “gobierno corrupto”, “régimen de Maduro”, “dictadura de Maduro” o “modelo chavista”. A esa subversión izquierdista del lenguaje se ha sumado un sector del coro “opositor” para entonar con potencia, cuales tenores wagnerianos, el eufemismo “castrochavismo” para señalar a los regímenes reinantes en Cuba, Venezuela, Ecuador, Nicaragua y demás lacayos del Foro de Sao Paulo, principal liga comunista contra la democracia, el cristianismo y el capitalismo en América.
Preguntémonos: ¿Fidel Castro, Lula da Silva, Evo Morales, Rafael Correa, Nicolás Maduro, Hugo Chávez, Daniel Ortega, el Foro de Sao Paulo han dicho, escrito o hecho que impulsan o están construyendo el… “castrochavismo”? Dejemos que los socialistas del siglo XXI respondan a tan imbricada cuestión y así sabremos con certeza si la oposición afina o desafina en su aria. Las negrillas son nuestras.
En Cuba, tras la toma del poder por Fidel Castro en sus primeras arengas rechazaba que su gobierno fuese de corte comunista, empero su presunta negativa de aceptar que desde su juventud había abrazado el marxismo-leninismo obedecía a una jugada estratégica que buscaba apaciguar las sospechas que recaían sobre él para así consolidar el poder, como efectivamente sucedió. El dictador lo reitera en una rueda de prensa donde reafirma que desde sus épocas de estudiante, y durante la conformación del Movimiento 26 de Julio, ya era un ferviente y convencido marxista-leninista (Ver: https://www.youtube.com/watch?v=deDqWUxwtEA). Hasta el día de hoy esa ha sido la ideología que profesa y defiende Fidel Castro y su comitiva del Partido Comunista de Cuba. No en vano se llama Partido Comunista y no Partido “castrochavista”.
Mucho antes de la instauración del comunismo en Cuba el Kremlin hizo denodados esfuerzos para poseer países satélites en suelo americano. Recordemos, por nombrar algunos casos, el 9 de abril de 1948 en Bogotá y el prosoviético Coronel Juan Jacobo Arbenz Guzmán durante los años cincuenta en Guatemala. Entonces, aceptar que la agitación marxista en América empieza en enero de 1959 con la llegada de los barbudos al poder y previo a esa fecha los diversos Partidos Comunistas americanos, y otros grupúsculos revolucionarios, han sido unas dóciles oropéndolas que respetan el Estado de derecho no tiene el más mínimo asidero en la realidad.
La toma de la isla caribeña, con la contribución determinante de marxistas camuflados de demócratas, facilitó la tarea chino-soviética de penetrar y debilitar las democracias americanas. La pretensión de acomodar el comunismo en toda América no se diluyó tras el derribamiento del Muro de Berlín. La disolución del bloque soviético –pero no del comunismo o sino pregúntele a un cubano, a un norcoreano, a un vietnamita, a un chino si el comunismo ha caído- fue una fortísima herida de la cual la izquierda lograría curarse.
Corría el año de 1990 y para limpiarse del polvo que había esparcido el Muro de Berlín el líder de Partido de los Trabajadores del Brasil, el socialista Luiz Inacio Lula da Silva emprende un viaje urgente a La Habana para reunirse con el entonces primer secretario del Partido Comunista de Cuba, Fidel Alejandro Castro Ruz, y convocan a todas las formaciones comunistas, socialistas y anticapitalistas a Sao Paulo, Brasil, para redefinir las tácticas, estrategias y/o formas de lucha para persistir en la toma del poder. De allí el nombre de Foro de Sao Paulo. 

HUGO CHÁVEZ: SOY SOCIALISTA

A los dos años el Teniente Coronel del Ejército venezolano, Hugo Rafael Chávez Frías, se alza en armas para tomar el poder en Venezuela e iniciar un traumático proceso revolucionario socialista. El intento fracasa pero el ánimo de llevar a cabo la empresa subversiva no decae. Había que emplear e instrumentalizar otras formas de lucha para tomar el poder, las urnas. Chávez y sus aliados conforman el Movimiento V República y apoyados por el Partido Comunista de Venezuela, por el Movimiento al Socialismo, entre otras agrupaciones izquierdistas, el aprendiz de dictador es elegido presidente en 1998.
Luego de cumplir dos años de prisión por su fallida aventura golpista Hugo Chávez es invitado a la isla-laogai por Fidel Castro. Allí, el 14 de diciembre de 1994, pronuncia un emocionado discurso en la Universidad de La Habana ante el dictador marxista y la plana mayor del Partido Comunista de Cuba donde afirma con voz potente, briosa y orgullosa que es la primera vez que visita Cuba pero que “en sueños a Cuba [comunista] vinimos infinidad de veces los soldados bolivarianos del Ejército venezolano que desde hace años decidimos entregarle la vida a un proyecto revolucionario, a un proyecto transformador”. Más adelante revela que desde tiempo atrás dentro de las filas de Ejército venezolano el prurito marxista –es decir, la infiltración había hecho su trabajo- ha estado presente y proclamaban que la “Cuba [comunista] es un bastión de la dignidad Latinoamericana y como tal hay que verla, y como tal hay que seguirla, y como tal hay que alimentarla”. (Ver: https://www.youtube.com/watch?v=G75tVRv2LQo).
Su admiración e inscripción al marxismo desde su juventud lo reitera en otro discurso pronunciado el 30 de enero de 2005 en Porto Alegre, Brasil, a cuentas del V Foro Social Mundial. Pavoneándose ante un auditorio de 12 mil personas cuenta: “el Vicepresidente chino me trajo un regalo, yo [Hugo Chávez] soy maoísta. Desde muchacho, desde que entré a la Academia Militar comencé a leer a Mao Tse Tung, los escritos militares, los escritos filosóficos, las tesis políticas, el libro rojo […] En fin, me hice maoísta, bolivariano, una mezcla de todo eso y así que el Vicepresidente [chino] me trajo la colección de los escritos completos de Mao Tse Tung, el gran timonel”. De esa lectura, prosigue Chávez, aprende una lección del genocida comunista: que para todo revolucionario es “imprescindible precisar bien cuáles son los amigos y cuáles son los enemigos”.
Como buen totalitario socialista Hugo Chávez ha precisado cuales son esos enemigos: el capitalismo y la democracia liberal. En esa misma alocución insiste: “Yo, cada día me convenzo más, capitalismo y socialismo, no tengo la menor duda. Es necesario […] trascender el capitalismo, pero agrego yo, el capitalismo no se va a trascender por dentro del mismo capitalismo, no. Al capitalismo hay que trascenderlo por la vía del socialismo, por esa vía es que hay que trascender el modelo capitalista, el verdadero socialismo. ¡La igualdad, la justicia¡”. Y con alusiones a reconocidos comunistas como Trotsky, che Guevara, Luis Carlos Prestes, Salvador Allende, Muammar Al-Kadhafi y Fidel Castro, grita: “¡Qué viva el che Guevara carajo¡”. Por otra parte, también menciona la felicidad que le produjo su reciente visita a Rusia para dictar una charla en el Instituto de Filosofía de Moscú. Cuenta el dictador venezolano que se hablaba de Marx y Lenin.
Su fe socialista es renovada el 20 de junio de 2005 en una ponencia sobre la Alternativa Bolivariana para las América, ALBA, proferida en el Palacio Legislativo Bicameral de Asunción, Paraguay. Vociferando que el capitalismo es el demonio y la democracia representativa es una democracia formal o falsa democracia, declara: “Yo [Hugo Chávez] soy socialista y creo en el socialismo como camino y cada día creo –con mayor firmeza- que el único camino para salir de la situación de subdesarrollo, de miseria y de atraso en que está América Latina, en que están nuestro pueblos, es el socialismo, no creo que haya otro camino.”
RAFAEL CORREA Y EL CAMINO  SOCIALISTA
Su homólogo dictatorial, Rafael Vicente Correa Delgado, tampoco se va con medias tintas y expone que la única opción para Latinoamérica es el socialismo. (Ver: http://www.telesurtv.net/news/Correa-El-socialismo-es-la-opcion-de-Latinoamerica-20140819-0070.html y http://www.dailymotion.com/video/xwjo1f_rafael-correa-define-el-socialismo-del-buen-vivir_news). Y añade que se nutre del refrito marxista de la teología de la liberación, del socialismo “tradicional” y de otros socialismos como el “andino” y el agrario mezclado con la Doctrina Social de la Iglesia. Rafael Correa considera legítimo –ojo: como estrategia- hacer alianzas con grupos cristianos siempre y cuando sean orientados hacía la revolución pues el Reino de los Cielos es de este mundo. Pronto llega la contradicción del déspota ecuatoriano al decir que del análisis marxista no toman la lucha de clases pero, a la vez, reivindica la teología de la liberación que propugna ese choque frontal. Rafael Correa y la izquierda mundial sólo desechan o ponen al final de la lista una forma de lucha: la “lucha armada”. Eso no transforma a los marxistas o a los socialistas en demócratas pues persiste, como los hechos lo constatan, la meta de destruir la actual sociedad para “construir” la sociedad carcelaria. (Ver  https://www.youtube.com/watch?v=y5VmGaOUojM).
Luego, en un programa de televisión ecuatoriano Correa Delgado ratifica por enésima vez su credo político al insistir que hay que poner “más ideología en el Ministerio de Relaciones Laborales: nosotros somos socialistas, estamos con la clase trabajadora, estamos con el trabajo humano, estamos con la supremacía del ser humano sobre el capital”. Y en el colmo del estatismo, encomia las cargas tributarias para encadenarlas a una sugerente venia al marxismo. (Ver: https://www.youtube.com/watch?annotation_id=annotation_3413862917&feature=iv&src_vid=YsTcBgyfVWY&v=kNHDCmY15Sc).
EVO MORALES Y GARCÍA LÍNERA: SOMOS MARXISTAS
Más hacia el sur nos topamos con Juan Evo Morales Ayma. De extracción humilde, tras finalizar su servicio militar se muda con su familia a Cochabamba y en el cultivo de la coca los Morales mejoran su estilo de vida. Su carrera pública inicia en el sindicalismo cocalero y minero boliviano. En 1983 Evo Morales ingresa al Sindicato Agrícola de San Francisco; en 1993 es elegido presidente del Consejo Andino de Productores de Coca y en 1994 es reconocido como el líder más destacado de la Confederación de Productores de Coca. Ya su visión del mundo estaba apresada por el marxismo. En 1997 decide lanzarse al parlamento por Izquierda Unida, una coalición revolucionaria dirigida por miembros del Partido Comunista de Bolivia, siendo elegido diputado nacional. En 1999 abandona Izquierda Unida y funda su propio grupo: Movimiento al Socialismo –han leído bien, movimiento al socialismo, no dice movimiento al… “castrochavismo”- y se presenta como candidato presidencial en el 2002 saliendo vencedor su contendor, Gonzalo Sánchez de Losada. Sin embargo, el Foro de Sao Paulo no ceja en su empeño de instalar un títere en la silla presidencial y finalmente, en 2005, Evo Morales es elegido presidente de Bolivia.
Con el firme propósito de erigir el Estado socialista –sí, el Estado socialista no el… “modelo chavista”- Morales ha impulsado un fuerte adoctrinamiento dentro de las FF.AA y en la celebración de los 188 años de independencia de Bolivia declara que “ahora tenemos unas Fuerzas Armadas nacionalistas, socialistas y antiimperialistas para defender la patria”. Como leen no hay discrepancia entre socialismo y nacionalismo: no olviden el nacionalsocialismo. En perfecta concordancia con el dictador, el Comandante en jefe de las FF.AA de Bolivia, General Edwin de la Fuente Jeria, recalca que “los militares serán adoctrinados con el principio socialista y para ser antiimperialistas y descolonizadores”. (Ver http://www.presidencia.gob.bo/fuente/noticia.php?cod=1089). 
Recientemente, durante la III Cumbre de la CELAC celebrada en enero de 2015, Evo Morales ha afirmado que Latinoamérica debe ser anticapitalista para que pueda avanzar pues el “capitalismo le hace daño a la humanidad. La región debe ser antiimperialista, anticapitalista para avanzar. Yo [Evo Morales] soy rojo, soy comunista, soy marxista. Siento que la Celac es una OEA, pero sin Estados Unidos.” (Ver: http://www.nacion.com/nacional/politica/Evo-Morales-presidente-Bolivia-anticapitalistas_0_1466453429.html).  
No es la primera vez que Morales nos dice en nuestras narices la ideología y el sistema político que está implantando en su país y el que poco a poco se ha ido apoderando de nuestras naciones. Corría abril de 2009 y sesionaba la VII cumbre del ALBA, Evo Morales pide la palabra y aprovecha la ocasión para arrojar loas a Fidel y Raúl Castro y declararse un liberticida: “Cuba ha sido expulsada [de la OEA] por ser leninista, marxista, comunista. Yo [Evo Morales] quiero decir a los miembros de la OEA, aquí, yo [Evo Morales] quiero declararme marxista, leninista, comunista, socialista y ahora que me expulsen, quiero que me expulsen de la OEA; no se puede creer que por ser marxista leninista [lo] expulsen de la OEA”. (Ver   https://www.youtube.com/watch?v=5pErBpC3tro).
Evo Morales está flanqueado por el ex terrorista Álvaro García Linera, alias ‘Qananchiri’. Vicepresidente de Bolivia desde 2005, García Linera fue cuadrillero del ejército guerrillero Tupac Katari, EGTK, banda marxista-leninista. Su extenso prontuario criminal, que le valió una condena en prisión, no ha sido óbice para escalar posiciones en el mundo político y presentarse como un intelectual. (Ver: http://eju.tv/2012/07/la-mala-memoria-de-qananchiri/).
Su convicción marxista no ha cambiado un ápice sólo han variado las tácticas, las formas de lucha para llegar al poder y perpetuarse en él. Desde la página web de la Vicepresidencia, alias ‘Qananchiri’ rehace su pasado y se dibuja como un “luchador social” que desde siempre ha “defendido” los intereses de los más “necesitados”, en especial, de los “indígenas” y, aparejado con su pretendida “lucha social”, asegura que ha buscado “conciliar” el  indigenismo con el marxismo. También aprovecha, mientras la “oposición” mira hacia otro lado, para declararse un orgulloso marxista. (Ver http://www.vicepresidencia.gob.bo/spip.php?page=expositor&id_expositor=10).
García Linera no desperdicia ocasión para expresar su incondicional amor por el comunismo y en un homenaje a la Juventud Comunista de Bolivia, organizado por él, realza a los comunistas como los primeros coequiperos en la construcción autoritaria: “Quiero saludar el acompañamiento de la Juventud Comunista, su participación militante junto al presidente Evo [Morales], junto a nuestras organizaciones sociales, junto a los movimientos sociales. Esa es la lucha real que se desenvuelve ante nuestros ojos”. Y acto seguido exige reivindicar el comunismo pues es la única esperanza planetaria. (Ver http://www.semanariovoz.com/2013/07/01/gobierno-boliviano-rinde-homenaje-a-la-juventud-comunista/). 
Su activismo no se ha quedado en palabras. Con el sello de la Vicepresidencia, ‘Qananchiri’ ha organizado y participado en seminarios y lanzamientos de libros que exaltan a Marx y al comunismo. Uno de esos seminarios ha sido bautizado con el nombre de El marxismo en América Latina: nuevos caminos al comunismo. (Ver https://www.youtube.com/watch?v=zdUZnBw-EM8).Ya). Y ha presentado el libro El sentido de la historia y las medidas geopolíticas de El Capital (Crítica a intérpretes del Manifiesto del Partido Comunista) del marxista Jorge Veraza, lanzamiento reseñado por Voz, órgano de propaganda del PCC-FARC. (Ver http://www.semanariovoz.com/2013/11/28/alvaro-garcia-linera-manifiesto-comunista-muestra-virtud-literaria-e-historica/). Otros frecuentes invitados por García Linera han sido el comunista español Pablo Iglesias y el comunista esloveno Zlavoj Zizek.
COMUNISMO ES BARBARIE
¿Y el PCC-FARC también ejecuta su parte instrumental en toda esta enorme orquestación izquierdista? Por supuesto. Aunque en otros artículos hemos remarcado, recalcado, subrayado que las FARC son PCC y militan y defienden el marxismo-leninismo, no sobra insistir sobre ello. Por otra parte, advertir la ideología del PCC-FARC no les otorga o les concede alguna ventaja política, ni relativiza su condición de cartel narcoterrorista; por el contrario: es mostrar todos los aspectos del enorme peligro que representa esa banda-partido: son una amenaza comunista que utiliza, entre otras “formas de lucha”, el terrorismo y el narcotráfico para implantar un sistema político dictatorial y genocida: el comunismo.
En 2010 sale a luz una recopilación de escritos y entrevistas titulada Notas sobre la revolución Latinoamérica de Patricio Echegaray, miembro fundador del Foro de Sao Paulo y, a la sazón, secretario general del Partido Comunista de Argentina. Sí: han leído correctamente: Partido Comunista, no se denomina Partido “modelo chavista” o Partido “castrocomunista” o algo por el estilo. En ese libro, en el que incluye un escrito reivindicando la vigencia del marxismo, el argentino recoge una entrevista que le concedió en el 2004 Luis Edgar Devia Silva, alias ‘Raúl Reyes’, miembro del comité central del PCC-FARC. Entre los diferentes temas abordados, como la construcción del “nuevo Estado” o  la “nueva Colombia” -entiéndase construcción del comunismo-, Echegaray pregunta al cabecilla criminal si así como hay alianzas con otras bandas terroristas marxistas, “¿hay también una política de alianzas hacia sectores de la izquierda política que adoptó formas de lucha dentro del campo institucional, entre ellas el Partido Comunista [Colombiano, PCC]?”. Responde alias ‘Raúl Reyes’: “Claro que sí. La propuesta es un nuevo gobierno con amplitud y participación, y obviamente incluye la izquierda no armada. Esperamos que ellos también hagan su aporte en ese proyecto que nos tendrá que incluir a todos. Porque las FARC-EP, siendo Partido Comunista [Colombiano, PCC], se alimenta de la ideología comunista. Jamás podemos excluir a los comunistas, pues sería destruirnos a nosotros mismos”.
Así es: el mismo ‘Raúl Reyes’ reitera lo que desechan tan alegremente los expositores de la hipótesis del “conflicto armado interno” y los de la “amenaza terrorista”: las FARC son Partido Comunista Colombiano y profesan el comunismo. ‘Raúl Reyes’ no afirma nada indebido, divulga lo que han emitido o escrito otros miembros del comité central del PCC-FARC como lo rubricado en 1967 por Manlio Lafont Herrera en su libro Curso sobre la resolución política del Partido Comunista de Colombia: “El Partido Comunista de Colombia, [no escribe Partido “castrochavista” de Colombia] goza en cambio de gran autoridad y tiene respaldo material sobre el cual fundamentar su política. Las FARC se encuentran bajo su dirección hegemónica [del PCC] y de parte de éstas hay una posición clara sobre el movimiento revolucionario en Colombia y el camino para lograr la unidad del pueblo”.
En sintonía con ‘Raúl Reyes’, el mal llamado “canciller” del PCC-FARC Rodrigo Granda Escobar, alias ‘Ricardo Téllez’, envía un afectuoso saludo revolucionario a sus camaradas cariocas y a Iván Pinheiro, secretario general del Partido Comunista Brasileño, por la celebración del XV Congreso del PCB, y resalta: “Los planteamientos que en sus tesis esboza el PCB alrededor de asuntos como la conquista del poder político para la clase trabajadora, el bloque de poder revolucionario del proletario cuyo propósito es la construcción del socialismo como peldaño hacia la sociedad comunista, la integración de la contrahegemonía socialista en alianza con las capas medias e intelectuales y la juventud son un compendio de ideas muy bien elaborado que compartimos y consideramos pueden ser base para forjar la necesaria estrategia común de emancipación que guíe a los revolucionarios del continente”. Y aplaude el rescate del marxismo-leninismo impulsado por el PCB. (Ver https://www.youtube.com/watch?v=pHDLbLmxJcw).
Otro de los miembros del PCC-FARC Luis Alberto Albán Urbano, alias ‘Marco León Calarcá’, nos espeta en nuestra cara, en tanto que los del “conflicto armado interno” como los de la “amenaza terrorista” persisten en la sordera voluntaria, el futuro que le espera a Colombia. Tutelado por una enorme estampa de Pedro Antonio Marín Marín, alias ‘Tirofijo’ o ‘Manuel Marulanda Vélez’, miembro del comité central del PCC-FARC, el terrorista marxista ‘Marco Calarcá’ reverencia a los organizadores de la conferencia Rosa Luxemburgo. Inicia con un epígrafe de la marxista alemana para luego yacer en el abrasador fuego de la ceguera socialista: “Compañeras y compañeros. Nuestras palabras recogen el sentimiento fariano [y del PCC] de gratitud y solidaridad. Gratitud por posibilitar la entrega de nuestro mensaje no sólo a quienes participan sino también a quienes lo oirán y leerán a través de los canales de difusión de la conferencia, en especial, la audiencia del diario Junge Welt. Y solidaridad porque nunca ha sido tan vigente y legítima la afirmación ‘socialismo o barbarie’ de Rosa Luxemburgo a cuya memoria se rinde tributo hoy”. (Ver https://www.youtube.com/watch?v=TKzFXMwWZoo). 
A esa presunta vigencia de la comunista germana también acude Hugo Chávez en una diatriba revolucionaria bramada en el auditorio Teresa Carreño de Caracas el 13 de agosto de 2005 durante la realización del XVI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. Entre los asistentes estaban Fidel Castro, Armando Hart y el nacional-bolchevique Heinz Dieterich. El primero en hablar fue Fidel Castro. Nuevamente se declara marxista-leninista y un profundo admirador y colaborador del socialismo de la revolución bolivariana. Luego toma la palabra Hugo Chávez y comienza recomendado libros de autores marxistas, alaba a Fidel Castro, envía sus saludos a Muammar Al-Kadhafi para luego concitar a la Luxemburgo en su estruendoso y dañino sermón comunista y anticapitalista: “A estas alturas de la Historia consideramos que ahora sí tiene plena vigencia en tiempo, en tiempo y en espacio, aquel grito de Rosa Luxemburgo, aquel dilema cartesiano de Rosa Luxemburgo, inspirándose en Carlos Marx, cuando lanzó la frase: socialismo o barbarie, socialismo o barbarie”. Y en su visión apocalíptica de la próxima destrucción de la tierra, si no tomamos el camino socialista, Chávez impele a los jóvenes a hablar y a proponer el socialismo: “Por eso es que es tan urgente y por eso es que nosotros, desde Caracas, desde Venezuela, hemos hecho el llamado porque creemos que era el primer paso que había que dar, creemos que era el primer paso porque casi nadie en el mundo se ha atrevido en estos último años a hablar de socialismo, casi nadie, ¿excepciones? La Cuba revolucionaria y socialista”. Y excluido el temor “hay que salir definitivamente de las actitudes defensivas y hay que iniciar en el mundo entero una gran ofensiva hacia el socialismo, hay que decirlo en todas partes”. Así lo ordena: una ofensiva mundial hacia el socialismo, no hacia el… “castrochavismo”, no hacia el… “chavismo”, no hacia al… “régimen de Maduro”.
Y qué es el socialismo: Fidel Castro responde tajantemente: el comunismo (Ver https://www.youtube.com/watch?v=S4EuuLzzQMg).
Tras lo expuesto, sin duda ese sector opositor desafina al señalar lo inexistente: el tal… “castrochavismo”. Seamos claros: la meta absoluta de la izquierda, del Foro Social Mundial y el Foro de Sao Paulo es establecer, como lo pregonan, el comunismo.
Dicho sector de la oposición exige lo que no otorga: llamar a las cosas por su nombre. Exigen dejar la diplomacia para denunciar lo que sucede en Venezuela, pero sobresalen los eufemismos enumerados aquí para denunciar lo que sucede en Venezuela. Exigen dejar el miedo para denunciar a las FARC, pero sobresale el temor para señalar que las FARC son PCC, son comunistas y su ideología es el marxismo.
Una sugerencia que seguramente no será atendida por ese sector opositor: por favor, comiencen por ustedes: otorguen lo que exigen.
Carlos Romero
carromerillo@yahoo.es
@RomSanz

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domingo, 29 de marzo de 2015

CARLOS ROMERO SÁNCHEZ, ¿“CASTROCHAVISMO” O COMUNISMO? DESDE COLOMBIA,

 “En lo concerniente a la orientación de la cultura nacional, el papel dirigente le corresponde a la ideología comunista; debemos propagar activamente el socialismo y el comunismo entre la clase obrera y educar de forma adecuada y metódica al campesinado y demás sectores de masas en el socialismo.” (Mao Tse Tung, Sobre la nueva democracia, en Obras Completas, vol. 2, Ediciones en lenguas extranjeras, 1968, p. 394).  

“Entre las orientaciones impartidas por el Comité Ejecutivo Central [del MOIR] se destacó la de no limitar la campaña educativa a los textos de Marx y Engels, sino ampliarla y sustentarla con los acopios posteriores de sus principales discípulos, Lenin, Stalin y Mao. Recomendación pertinente, pues se trata es de remarcar la trascendencia del marxismo.” (Francisco Mosquera Sánchez, La vigencia histórica del marxismo, en Resistencia civil, Tribuna Roja, 1995, p. 91).   

En la permanente reingeniería social impulsada por la izquierda –no hablo de extrema izquierda pues de suyo la izquierda es extrema, por lo menos acá en Colombia, y, por tanto, decir extrema izquierda es un pleonasmo- la manipulación política del lenguaje para enmascarar la realidad ha sido una de las múltiples formas de lucha incruentas con que se han servido los izquierdistas para destruir la cultura Occidental y así allanar el camino hacia la “construcción” de la “nueva sociedad” que se realizará en total plenitud en el comunismo, objetivo final del Foro Social Mundial, del Foro de Sao Paulo y sus aliados.

Este enmascaramiento del lenguaje ha tenido tanta popularidad que es frecuente hallarlo en estudios académicos, en artículos de prensa, en libros de historia y en labios de generadores de opinión que sin ningún vínculo con el movimiento marxista ayudan, sin querer queriendo, al profuso éxito cultural de la izquierda.

 A esta subversión del lenguaje, vieja forma de lucha marxista, recientemente la ha puesto de relieve Viviana Padelin en su artículo Políticamente correcto: el lenguaje del neocomunismo. (Ver http://www.periodismosinfronteras.org/11846.html). 

Al respecto, la periodista uruguaya subraya el temor de la “oposición” de llamar comunismo al peligro que planea sobre el continente americano. En vez de ello utilizan circunloquios como “populismo”, “gobierno corrupto”, “régimen de Maduro”, “dictadura de Maduro” o “modelo chavista”. A esa subversión izquierdista del lenguaje se ha sumado un sector del coro “opositor” para entonar con potencia, cuales tenores wagnerianos, el eufemismo “castrochavismo” para señalar a los regímenes reinantes en Cuba, Venezuela, Ecuador, Nicaragua y demás lacayos del Foro de Sao Paulo, principal liga comunista contra la democracia, el cristianismo y el capitalismo en América.

Preguntémonos: ¿Fidel Castro, Lula da Silva, Evo Morales, Rafael Correa, Nicolás Maduro, Hugo Chávez, Daniel Ortega, el Foro de Sao Paulo han dicho, escrito o hecho que impulsan o están construyendo el… “castrochavismo”? Dejemos que los socialistas del siglo XXI respondan a tan imbricada cuestión y así sabremos con certeza si la oposición afina o desafina en su aria. Las negrillas son nuestras.

         En Cuba, tras la toma del poder por Fidel Castro en sus primeras arengas rechazaba que su gobierno fuese de corte comunista, empero su presunta negativa de aceptar que desde su juventud había abrazado el marxismo-leninismo obedecía a una jugada estratégica que buscaba apaciguar las sospechas que recaían sobre él para así consolidar el poder, como efectivamente sucedió. El dictador lo reitera en una rueda de prensa donde reafirma que desde sus épocas de estudiante, y durante la conformación del Movimiento 26 de Julio, ya era un ferviente y convencido marxista-leninista (Ver: https://www.youtube.com/watch?v=deDqWUxwtEA). Hasta el día de hoy esa ha sido la ideología que profesa y defiende Fidel Castro y su comitiva del Partido Comunista de Cuba. No en vano se llama Partido Comunista y no Partido “castrochavista”.

Mucho antes de la instauración del comunismo en Cuba el Kremlin hizo denodados esfuerzos para poseer países satélites en suelo americano. Recordemos, por nombrar algunos casos, el 9 de abril de 1948 en Bogotá y el prosoviético Coronel Juan Jacobo Arbenz Guzmán durante los años cincuenta en Guatemala. Entonces, aceptar que la agitación marxista en América empieza en enero de 1959 con la llegada de los barbudos al poder y previo a esa fecha los diversos Partidos Comunistas americanos, y otros grupúsculos revolucionarios, han sido unas dóciles oropéndolas que respetan el Estado de derecho no tiene el más mínimo asidero en la realidad.

La toma de la isla caribeña, con la contribución determinante de marxistas camuflados de demócratas, facilitó la tarea chino-soviética de penetrar y debilitar las democracias americanas. La pretensión de acomodar el comunismo en toda América no se diluyó tras el derribamiento del Muro de Berlín. La disolución del bloque soviético –pero no del comunismo o sino pregúntele a un cubano, a un norcoreano, a un vietnamita, a un chino si el comunismo ha caído- fue una fortísima herida de la cual la izquierda lograría curarse.
Corría el año de 1990 y para limpiarse del polvo que había esparcido el Muro de Berlín el líder de Partido de los Trabajadores del Brasil, el socialista Luiz Inacio Lula da Silva emprende un viaje urgente a La Habana para reunirse con el entonces primer secretario del Partido Comunista de Cuba, Fidel Alejandro Castro Ruz, y convocan a todas las formaciones comunistas, socialistas y anticapitalistas a Sao Paulo, Brasil, para redefinir las tácticas, estrategias y/o formas de lucha para persistir en la toma del poder. De allí el nombre de Foro de Sao Paulo. 

HUGO CHÁVEZ: SOY SOCIALISTA

A los dos años el Teniente Coronel del Ejército venezolano, Hugo Rafael Chávez Frías, se alza en armas para tomar el poder en Venezuela e iniciar un traumático proceso revolucionario socialista. El intento fracasa pero el ánimo de llevar a cabo la empresa subversiva no decae. Había que emplear e instrumentalizar otras formas de lucha para tomar el poder, las urnas. Chávez y sus aliados conforman el Movimiento V República y apoyados por el Partido Comunista de Venezuela, por el Movimiento al Socialismo, entre otras agrupaciones izquierdistas, el aprendiz de dictador es elegido presidente en 1998.

Luego de cumplir dos años de prisión por su fallida aventura golpista Hugo Chávez es invitado a la isla-laogai por Fidel Castro. Allí, el 14 de diciembre de 1994, pronuncia un emocionado discurso en la Universidad de La Habana ante el dictador marxista y la plana mayor del Partido Comunista de Cuba donde afirma con voz potente, briosa y orgullosa que es la primera vez que visita Cuba pero que “en sueños a Cuba [comunista] vinimos infinidad de veces los soldados bolivarianos del Ejército venezolano que desde hace años decidimos entregarle la vida a un proyecto revolucionario, a un proyecto transformador”. Más adelante revela que desde tiempo atrás dentro de las filas de Ejército venezolano el prurito marxista –es decir, la infiltración había hecho su trabajo- ha estado presente y proclamaban que la “Cuba [comunista] es un bastión de la dignidad Latinoamericana y como tal hay que verla, y como tal hay que seguirla, y como tal hay que alimentarla”. (Ver: https://www.youtube.com/watch?v=G75tVRv2LQo).

Su admiración e inscripción al marxismo desde su juventud lo reitera en otro discurso pronunciado el 30 de enero de 2005 en Porto Alegre, Brasil, a cuentas del V Foro Social Mundial. Pavoneándose ante un auditorio de 12 mil personas cuenta: “el Vicepresidente chino me trajo un regalo, yo [Hugo Chávez] soy maoísta. Desde muchacho, desde que entré a la Academia Militar comencé a leer a Mao Tse Tung, los escritos militares, los escritos filosóficos, las tesis políticas, el libro rojo […] En fin, me hice maoísta, bolivariano, una mezcla de todo eso y así que el Vicepresidente [chino] me trajo la colección de los escritos completos de Mao Tse Tung, el gran timonel”. De esa lectura, prosigue Chávez, aprende una lección del genocida comunista: que para todo revolucionario es “imprescindible precisar bien cuáles son los amigos y cuáles son los enemigos”.

Como buen totalitario socialista Hugo Chávez ha precisado cuales son esos enemigos: el capitalismo y la democracia liberal. En esa misma alocución insiste: “Yo, cada día me convenzo más, capitalismo y socialismo, no tengo la menor duda. Es necesario […] trascender el capitalismo, pero agrego yo, el capitalismo no se va a trascender por dentro del mismo capitalismo, no. Al capitalismo hay que trascenderlo por la vía del socialismo, por esa vía es que hay que trascender el modelo capitalista, el verdadero socialismo. ¡La igualdad, la justicia¡”. Y con alusiones a reconocidos comunistas como Trotsky, che Guevara, Luis Carlos Prestes, Salvador Allende, Muammar Al-Kadhafi y Fidel Castro, grita: “¡Qué viva el che Guevara carajo¡”. Por otra parte, también menciona la felicidad que le produjo su reciente visita a Rusia para dictar una charla en el Instituto de Filosofía de Moscú. Cuenta el dictador venezolano que se hablaba de Marx y Lenin.

Su fe socialista es renovada el 20 de junio de 2005 en una ponencia sobre la Alternativa Bolivariana para las América, ALBA, proferida en el Palacio Legislativo Bicameral de Asunción, Paraguay. Vociferando que el capitalismo es el demonio y la democracia representativa es una democracia formal o falsa democracia, declara: “Yo [Hugo Chávez] soy socialista y creo en el socialismo como camino y cada día creo –con mayor firmeza- que el único camino para salir de la situación de subdesarrollo, de miseria y de atraso en que está América Latina, en que están nuestro pueblos, es el socialismo, no creo que haya otro camino.”

RAFAEL CORREA Y EL CAMINO  SOCIALISTA

Su homólogo dictatorial, Rafael Vicente Correa Delgado, tampoco se va con medias tintas y expone que la única opción para Latinoamérica es el socialismo. (Ver: http://www.telesurtv.net/news/Correa-El-socialismo-es-la-opcion-de-Latinoamerica-20140819-0070.html y http://www.dailymotion.com/video/xwjo1f_rafael-correa-define-el-socialismo-del-buen-vivir_news). Y añade que se nutre del refrito marxista de la teología de la liberación, del socialismo “tradicional” y de otros socialismos como el “andino” y el agrario mezclado con la Doctrina Social de la Iglesia. Rafael Correa considera legítimo –ojo: como estrategia- hacer alianzas con grupos cristianos siempre y cuando sean orientados hacía la revolución pues el Reino de los Cielos es de este mundo. Pronto llega la contradicción del déspota ecuatoriano al decir que del análisis marxista no toman la lucha de clases pero, a la vez, reivindica la teología de la liberación que propugna ese choque frontal. Rafael Correa y la izquierda mundial sólo desechan o ponen al final de la lista una forma de lucha: la “lucha armada”. Eso no transforma a los marxistas o a los socialistas en demócratas pues persiste, como los hechos lo constatan, la meta de destruir la actual sociedad para “construir” la sociedad carcelaria. (Ver  https://www.youtube.com/watch?v=y5VmGaOUojM).

Luego, en un programa de televisión ecuatoriano Correa Delgado ratifica por enésima vez su credo político al insistir que hay que poner “más ideología en el Ministerio de Relaciones Laborales: nosotros somos socialistas, estamos con la clase trabajadora, estamos con el trabajo humano, estamos con la supremacía del ser humano sobre el capital”. Y en el colmo del estatismo, encomia las cargas tributarias para encadenarlas a una sugerente venia al marxismo. (Ver: https://www.youtube.com/watch?annotation_id=annotation_3413862917&feature=iv&src_vid=YsTcBgyfVWY&v=kNHDCmY15Sc).

EVO MORALES Y GARCÍA LÍNERA: SOMOS MARXISTAS

Más hacia el sur nos topamos con Juan Evo Morales Ayma. De extracción humilde, tras finalizar su servicio militar se muda con su familia a Cochabamba y en el cultivo de la coca los Morales mejoran su estilo de vida. Su carrera pública inicia en el sindicalismo cocalero y minero boliviano. En 1983 Evo Morales ingresa al Sindicato Agrícola de San Francisco; en 1993 es elegido presidente del Consejo Andino de Productores de Coca y en 1994 es reconocido como el líder más destacado de la Confederación de Productores de Coca. Ya su visión del mundo estaba apresada por el marxismo. En 1997 decide lanzarse al parlamento por Izquierda Unida, una coalición revolucionaria dirigida por miembros del Partido Comunista de Bolivia, siendo elegido diputado nacional. En 1999 abandona Izquierda Unida y funda su propio grupo: Movimiento al Socialismo –han leído bien, movimiento al socialismo, no dice movimiento al… “castrochavismo”- y se presenta como candidato presidencial en el 2002 saliendo vencedor su contendor, Gonzalo Sánchez de Losada. Sin embargo, el Foro de Sao Paulo no ceja en su empeño de instalar un títere en la silla presidencial y finalmente, en 2005, Evo Morales es elegido presidente de Bolivia.

Con el firme propósito de erigir el Estado socialista –sí, el Estado socialista no el… “modelo chavista”- Morales ha impulsado un fuerte adoctrinamiento dentro de las FF.AA y en la celebración de los 188 años de independencia de Bolivia declara que “ahora tenemos unas Fuerzas Armadas nacionalistas, socialistas y antiimperialistas para defender la patria”. Como leen no hay discrepancia entre socialismo y nacionalismo: no olviden el nacionalsocialismo. En perfecta concordancia con el dictador, el Comandante en jefe de las FF.AA de Bolivia, General Edwin de la Fuente Jeria, recalca que “los militares serán adoctrinados con el principio socialista y para ser antiimperialistas y descolonizadores”. (Ver http://www.presidencia.gob.bo/fuente/noticia.php?cod=1089). 

Recientemente, durante la III Cumbre de la CELAC celebrada en enero de 2015, Evo Morales ha afirmado que Latinoamérica debe ser anticapitalista para que pueda avanzar pues el “capitalismo le hace daño a la humanidad. La región debe ser antiimperialista, anticapitalista para avanzar. Yo [Evo Morales] soy rojo, soy comunista, soy marxista. Siento que la Celac es una OEA, pero sin Estados Unidos.” (Ver: http://www.nacion.com/nacional/politica/Evo-Morales-presidente-Bolivia-anticapitalistas_0_1466453429.html).  

No es la primera vez que Morales nos dice en nuestras narices la ideología y el sistema político que está implantando en su país y el que poco a poco se ha ido apoderando de nuestras naciones. Corría abril de 2009 y sesionaba la VII cumbre del ALBA, Evo Morales pide la palabra y aprovecha la ocasión para arrojar loas a Fidel y Raúl Castro y declararse un liberticida: “Cuba ha sido expulsada [de la OEA] por ser leninista, marxista, comunista. Yo [Evo Morales] quiero decir a los miembros de la OEA, aquí, yo [Evo Morales] quiero declararme marxista, leninista, comunista, socialista y ahora que me expulsen, quiero que me expulsen de la OEA; no se puede creer que por ser marxista leninista [lo] expulsen de la OEA”. (Ver   https://www.youtube.com/watch?v=5pErBpC3tro).

Evo Morales está flanqueado por el ex terrorista Álvaro García Linera, alias ‘Qananchiri’. Vicepresidente de Bolivia desde 2005, García Linera fue cuadrillero del ejército guerrillero Tupac Katari, EGTK, banda marxista-leninista. Su extenso prontuario criminal, que le valió una condena en prisión, no ha sido óbice para escalar posiciones en el mundo político y presentarse como un intelectual. (Ver: http://eju.tv/2012/07/la-mala-memoria-de-qananchiri/).

Su convicción marxista no ha cambiado un ápice sólo han variado las tácticas, las formas de lucha para llegar al poder y perpetuarse en él. Desde la página web de la Vicepresidencia, alias ‘Qananchiri’ rehace su pasado y se dibuja como un “luchador social” que desde siempre ha “defendido” los intereses de los más “necesitados”, en especial, de los “indígenas” y, aparejado con su pretendida “lucha social”, asegura que ha buscado “conciliar” el  indigenismo con el marxismo. También aprovecha, mientras la “oposición” mira hacia otro lado, para declararse un orgulloso marxista. (Ver http://www.vicepresidencia.gob.bo/spip.php?page=expositor&id_expositor=10).

García Linera no desperdicia ocasión para expresar su incondicional amor por el comunismo y en un homenaje a la Juventud Comunista de Bolivia, organizado por él, realza a los comunistas como los primeros coequiperos en la construcción autoritaria: “Quiero saludar el acompañamiento de la Juventud Comunista, su participación militante junto al presidente Evo [Morales], junto a nuestras organizaciones sociales, junto a los movimientos sociales. Esa es la lucha real que se desenvuelve ante nuestros ojos”. Y acto seguido exige reivindicar el comunismo pues es la única esperanza planetaria. (Ver http://www.semanariovoz.com/2013/07/01/gobierno-boliviano-rinde-homenaje-a-la-juventud-comunista/). 

Su activismo no se ha quedado en palabras. Con el sello de la Vicepresidencia, ‘Qananchiri’ ha organizado y participado en seminarios y lanzamientos de libros que exaltan a Marx y al comunismo. Uno de esos seminarios ha sido bautizado con el nombre de El marxismo en América Latina: nuevos caminos al comunismo. (Ver https://www.youtube.com/watch?v=zdUZnBw-EM8).Ya). Y ha presentado el libro El sentido de la historia y las medidas geopolíticas de El Capital (Crítica a intérpretes del Manifiesto del Partido Comunista) del marxista Jorge Veraza, lanzamiento reseñado por Voz, órgano de propaganda del PCC-FARC. (Ver http://www.semanariovoz.com/2013/11/28/alvaro-garcia-linera-manifiesto-comunista-muestra-virtud-literaria-e-historica/).

Otros frecuentes invitados por García Linera han sido el comunista español Pablo Iglesias y el comunista esloveno Zlavoj Zizek.

COMUNISMO ES BARBARIE, ¿Y el PCC-FARC 

También ejecuta su parte instrumental en toda esta enorme orquestación izquierdista? Por supuesto. Aunque en otros artículos hemos remarcado, recalcado, subrayado que las FARC son PCC y militan y defienden el marxismo-leninismo, no sobra insistir sobre ello. Por otra parte, advertir la ideología del PCC-FARC no les otorga o les concede alguna ventaja política, ni relativiza su condición de cartel narcoterrorista; por el contrario: es mostrar todos los aspectos del enorme peligro que representa esa banda-partido: son una amenaza comunista que utiliza, entre otras “formas de lucha”, el terrorismo y el narcotráfico para implantar un sistema político dictatorial y genocida: el comunismo.

En 2010 sale a luz una recopilación de escritos y entrevistas titulada Notas sobre la revolución Latinoamérica de Patricio Echegaray, miembro fundador del Foro de Sao Paulo y, a la sazón, secretario general del Partido Comunista de Argentina. Sí: han leído correctamente: Partido Comunista, no se denomina Partido “modelo chavista” o Partido “castrocomunista” o algo por el estilo. En ese libro, en el que incluye un escrito reivindicando la vigencia del marxismo, el argentino recoge una entrevista que le concedió en el 2004 Luis Edgar Devia Silva, alias ‘Raúl Reyes’, miembro del comité central del PCC-FARC. Entre los diferentes temas abordados, como la construcción del “nuevo Estado” o  la “nueva Colombia” -entiéndase construcción del comunismo-, Echegaray pregunta al cabecilla criminal si así como hay alianzas con otras bandas terroristas marxistas, “¿hay también una política de alianzas hacia sectores de la izquierda política que adoptó formas de lucha dentro del campo institucional, entre ellas el Partido Comunista [Colombiano, PCC]?”. Responde alias ‘Raúl Reyes’: “Claro que sí. La propuesta es un nuevo gobierno con amplitud y participación, y obviamente incluye la izquierda no armada. Esperamos que ellos también hagan su aporte en ese proyecto que nos tendrá que incluir a todos. Porque las FARC-EP, siendo Partido Comunista [Colombiano, PCC], se alimenta de la ideología comunista. Jamás podemos excluir a los comunistas, pues sería destruirnos a nosotros mismos”.

Así es: el mismo ‘Raúl Reyes’ reitera lo que desechan tan alegremente los expositores de la hipótesis del “conflicto armado interno” y los de la “amenaza terrorista”: las FARC son Partido Comunista Colombiano y profesan el comunismo. ‘Raúl Reyes’ no afirma nada indebido, divulga lo que han emitido o escrito otros miembros del comité central del PCC-FARC como lo rubricado en 1967 por Manlio Lafont Herrera en su libro Curso sobre la resolución política del Partido Comunista de Colombia: “El Partido Comunista de Colombia, [no escribe Partido “castrochavista” de Colombia] goza en cambio de gran autoridad y tiene respaldo material sobre el cual fundamentar su política. Las FARC se encuentran bajo su dirección hegemónica [del PCC] y de parte de éstas hay una posición clara sobre el movimiento revolucionario en Colombia y el camino para lograr la unidad del pueblo”.

En sintonía con ‘Raúl Reyes’, el mal llamado “canciller” del PCC-FARC Rodrigo Granda Escobar, alias ‘Ricardo Téllez’, envía un afectuoso saludo revolucionario a sus camaradas cariocas y a Iván Pinheiro, secretario general del Partido Comunista Brasileño, por la celebración del XV Congreso del PCB, y resalta: “Los planteamientos que en sus tesis esboza el PCB alrededor de asuntos como la conquista del poder político para la clase trabajadora, el bloque de poder revolucionario del proletario cuyo propósito es la construcción del socialismo como peldaño hacia la sociedad comunista, la integración de la contrahegemonía socialista en alianza con las capas medias e intelectuales y la juventud son un compendio de ideas muy bien elaborado que compartimos y consideramos pueden ser base para forjar la necesaria estrategia común de emancipación que guíe a los revolucionarios del continente”. Y aplaude el rescate del marxismo-leninismo impulsado por el PCB. (Ver https://www.youtube.com/watch?v=pHDLbLmxJcw).

Otro de los miembros del PCC-FARC Luis Alberto Albán Urbano, alias ‘Marco León Calarcá’, nos espeta en nuestra cara, en tanto que los del “conflicto armado interno” como los de la “amenaza terrorista” persisten en la sordera voluntaria, el futuro que le espera a Colombia. Tutelado por una enorme estampa de Pedro Antonio Marín Marín, alias ‘Tirofijo’ o ‘Manuel Marulanda Vélez’, miembro del comité central del PCC-FARC, el terrorista marxista ‘Marco Calarcá’ reverencia a los organizadores de la conferencia Rosa Luxemburgo. Inicia con un epígrafe de la marxista alemana para luego yacer en el abrasador fuego de la ceguera socialista: “Compañeras y compañeros. Nuestras palabras recogen el sentimiento fariano [y del PCC] de gratitud y solidaridad. Gratitud por posibilitar la entrega de nuestro mensaje no sólo a quienes participan sino también a quienes lo oirán y leerán a través de los canales de difusión de la conferencia, en especial, la audiencia del diario Junge Welt. Y solidaridad porque nunca ha sido tan vigente y legítima la afirmación ‘socialismo o barbarie’ de Rosa Luxemburgo a cuya memoria se rinde tributo hoy”. (Ver https://www.youtube.com/watch?v=TKzFXMwWZoo). 

A esa presunta vigencia de la comunista germana también acude Hugo Chávez en una diatriba revolucionaria bramada en el auditorio Teresa Carreño de Caracas el 13 de agosto de 2005 durante la realización del XVI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. Entre los asistentes estaban Fidel Castro, Armando Hart y el nacional-bolchevique Heinz Dieterich. El primero en hablar fue Fidel Castro. Nuevamente se declara marxista-leninista y un profundo admirador y colaborador del socialismo de la revolución bolivariana. Luego toma la palabra Hugo Chávez y comienza recomendado libros de autores marxistas, alaba a Fidel Castro, envía sus saludos a Muammar Al-Kadhafi para luego concitar a la Luxemburgo en su estruendoso y dañino sermón comunista y anticapitalista: “A estas alturas de la Historia consideramos que ahora sí tiene plena vigencia en tiempo, en tiempo y en espacio, aquel grito de Rosa Luxemburgo, aquel dilema cartesiano de Rosa Luxemburgo, inspirándose en Carlos Marx, cuando lanzó la frase: socialismo o barbarie, socialismo o barbarie”. Y en su visión apocalíptica de la próxima destrucción de la tierra, si no tomamos el camino socialista, Chávez impele a los jóvenes a hablar y a proponer el socialismo: “Por eso es que es tan urgente y por eso es que nosotros, desde Caracas, desde Venezuela, hemos hecho el llamado porque creemos que era el primer paso que había que dar, creemos que era el primer paso porque casi nadie en el mundo se ha atrevido en estos último años a hablar de socialismo, casi nadie, ¿excepciones? La Cuba revolucionaria y socialista”. Y excluido el temor “hay que salir definitivamente de las actitudes defensivas y hay que iniciar en el mundo entero una gran ofensiva hacia el socialismo, hay que decirlo en todas partes”. Así lo ordena: una ofensiva mundial hacia el socialismo, no hacia el… “castrochavismo”, no hacia el… “chavismo”, no hacia al… “régimen de Maduro”.

Y qué es el socialismo: Fidel Castro responde tajantemente: el comunismo (Ver https://www.youtube.com/watch?v=S4EuuLzzQMg).
Tras lo expuesto, sin duda ese sector opositor desafina al señalar lo inexistente: el tal… “castrochavismo”. Seamos claros: la meta absoluta de la izquierda, del Foro Social Mundial y el Foro de Sao Paulo es establecer, como lo pregonan, el comunismo.

Dicho sector de la oposición exige lo que no otorga: llamar a las cosas por su nombre. Exigen dejar la diplomacia para denunciar lo que sucede en Venezuela, pero sobresalen los eufemismos enumerados aquí para denunciar lo que sucede en Venezuela. Exigen dejar el miedo para denunciar a las FARC, pero sobresale el temor para señalar que las FARC son PCC, son comunistas y su ideología es el marxismo.

Una sugerencia que seguramente no será atendida por ese sector opositor: por favor, comiencen por ustedes: otorguen lo que exigen.

Carlos Romero
carromerillo@yahoo.es

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