BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

viernes, 6 de septiembre de 2013

LUIS UGALDE, ¿CORRUPCIÓN INVENCIBLE?

El político Gonzalo Barrios hace unas décadas sentenció agudamente que en Venezuela se roba porque no hay razones para no hacerlo. Lamentablemente, los hechos parecían darle la razón. Más adelante, un Presidente desde su solemne tribuna “revolucionaria” afirmó que en Venezuela muchos tenían justificadas razones para robar. Ahora, desde el Gobierno, se dice: “Si no acabamos con la corrupción, ella acabará con nosotros”. ¿O ya lo hizo?

Es un chiste decir que Maduro y su predecesor no han podido combatir la corrupción  porque la población y la Asamblea Nacional no les han dado un especial poder habilitante para legislar.

Corrupción no es solamente el robo, es también el nepotismo que ha florecido de manera frondosa y descarada en los últimos años, empezando por la familia presidencial. Corrupción es el nombramiento de personas incompetentes e ineptas para los cargos por el mero hecho de ser leales a la “revolución”. En consecuencia, en sus manos se hundirá esa empresa, ministerio o instituto. Corrupción es apropiarse del poder judicial para ayudar a los míos y a la “revolución”, y perseguir a los otros. Corrupción es despojar a la mitad del país de su condición respetable por no ser del partido oficial, ni comulgar con el fracasado modelo soviético-cubano, y es elaborar listas para expulsarlos de su trabajo y convertirlos en delincuentes “fascistas” y “lacayos del imperialismo”. Corrupción es desviar los ingresos petroleros en lugar de invertirlos para incrementar la capacidad productiva nacional de bienes y servicios prioritarios y generar más trabajo fructífero. Corrupción es no producir para 70% más pobre del país una educación de calidad que les permita salir de la pobreza y disuadir a los que tienen vocación de educadores con una descalificada carrera y pobremente remunerada; es dejar que los hospitales públicos se caigan a pedazos, abandonar las políticas de salud, pagar una miseria al personal y empujar a los médicos fuera del país. Corrupción es tratar los bienes públicos como botín privado de un grupo que se los apropia para sí y los suyos, y con especiales facilidades e impunidad para los que ejercen altos puestos.

La corrupción no es una fatalidad sino la falta de voluntad eficaz y competente para vencerla por su carencia de virtudes públicas, transparencia y sanciones. Cuando la sociedad y las empresas están ante funcionarios que se compran y venden, la corrupción se vuelve ley porque, como dijo Guzmán Blanco: “Aquí ningún negocio prospera sin mi bendición, ni fracasa si yo participo y respaldo”. La oscuridad y falta de transparencia, cultivadas sistemáticamente en las finanzas y presupuestos multimillonarios son criaderos de corruptos. Si además le preparamos el piso cultural haciendo creer que somos un país riquísimo, donde lo público no cuesta sino que llueve del cielo, fomentamos la cultura del saqueo y de la corrupción.

Si los recursos son abundantes como el aire, no es delito despilfarrar, sin ahorrar, invertir, sin  crear, sin rendir cuentas, sin producir ni administrar bien. Éste es el mejor terreno para que la población tolere y cultive la corrupción y la apropiación de lo público, siempre que se deje algo para los demás. Corrupción es impedir que se enseñe en la escuela el “no matarás”, “no robarás”, “amarás al prójimo como a ti mismo”; es también anunciar una Constitución como “la mejor del mundo” y violarla cuando impide adueñarse del poder y perpetuarse en él. Corrupción es obligar a los medios de comunicación social a deformar y ocultar la realidad o vender lo falso como verdadero.

Se me acaba la página y no puedo mencionar los cientos y cientos de casos escandalosos y multimillonarios que se han denunciado y no han sido investigados porque son de “nuestro bando” (ver el Estado Delincuente de Carlos Tablante y Marcos Tarre Briceño).

¿No les parece una tomadura de pelo decir que con todo esto el Ejecutivo nada puede hacer sin poderes especiales “habilitantes” para el Presidente y si la Asamblea no le concede sus funciones de legislar? ¿No sería mejor que renunciara si no puede?

La primera fuente de anticorrupción es la responsabilidad ciudadana y el respeto a la dignidad de los venezolanos con la profunda convicción de que los actos de robo, corrupción y asesinato son atentados a la vida digna de los venezolanos, sobre todo de los más pobres. Es lamentable que estas cosas tan sencillas y evidentes se conviertan en politiquería y nos quieran tapar el sol con un dedo.

lugalde@ucab.edu.ve

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ALBERTO RODRÍGUEZ BARRERA, LA CONSTRUCCIÓN DE LA FELICIDAD EN VENEZUELA


Extracto del mi libro Raíces Democráticas de Venezuela

     Resumir el itinerario o las raíces de la acción de gobierno que arrancó el 13 de febrero de 1959, bajo la Presidencia de Rómulo Betancourt, es siempre una tarea incompleta y que no debe descender a la demagógica plebeyez, especialmente cuando para combatirla y desfigurarla han trabajado al unísono extremistas de derecha e izquierda. Pero la tarea  de la recuperación de Venezuela y de su saneamiento fiscal  y económico es también una faena de informar más y mejor de lo que aquí se ha hecho y seguirá haciendo, en beneficio de la nación y del pueblo. La obra político-administrativa de los siguientes cuarenta años que se inician en 1958, independientemente de las incuestionables e ineludibles fallas que acarrea toda empresa creadora, demuestra una voluntad de servicio, deseo de acertar y empeño no sólo de garantizar las libertades públicas sino también de ejecutar un programa coherente de desarrollo económico y justicia social.

    
Este es el inicio de una Revolución Democrática. De país despotizado se pasa al respeto de las libertades y de la dignidad del hombre. De país donde el capital foráneo invertido en las industrias básicas -hierro y petróleo- obtenía ganancias exageradas, ha pasado a ser uno donde la nación recaba por impuestos al Estado y salarios a los trabajadores una proporción justa de los ingresos de las empresas. El latifundio ha sido batido en el campo y la reforma agraria se adelanta en forma acelerada. La educación deja de ser privilegio de minorías y el pueblo tiene acceso a ella en todos sus escalones, desde primaria hasta las universidades. Ya la renta nacional no se distribuye en la proporción de un 90 por ciento para el 10 por ciento de la población, y se prorratean más equitativamente los ingresos del país. El manejo del erario público se sustituye por una manera más aséptica de administrar los dineros de la colectividad. Se adelanta una vigorosa política de industrialización para bajar la dependencia del petróleo y del hierro. El gobierno civil es acatado y respaldado por las Fuerzas Armadas

     En toda esta labor están los argumentos irrebatibles de las cifras, contradiciendo siempre a quienes se empeñan en desvíos interesados causando dudas sobre la posibilidad abierta a los regímenes democráticos que están animados de mística creadora y de vocación social para realizar en los pueblos cambios estructurales y profundos por vías verdaderamente pacíficas y con apego a procedimientos legales, siempre en contra de la arbitrariedad erigida en fórmula de gobierno. Porque cuando un vastísimo frente civil confluye en empresa libertadora, fracasa el podrido armatoste del despotismo.

     Eso sucedió con la aurora de la libertad recuperada en nuestra tierra, consolidándose el ansia de vida libre y digna, como pasión de libertad entrañable, inextinguible, irrenunciable. La derrota aplastante de la dictadura fue posible porque decenas de venezolanos ilustres lucharon y murieron en las cárceles, en el destierro o asesinados en las calles. Todo ello y más hace que sobre nosotros gravite como inexorable mandato el no cejar en el empeño de hacer de Venezuela una patria ya para siempre inserta dentro de un estilo de vida democrática, inmunizada contra la recurrencia dictatorial. Por encima de las tumbas, Venezuela se hizo una nación de conciencia cívica adulta, capacitada plenamente para transitar por los caminos pacíficos de la ley democrática hacia el logro de su estabilidad institucional.

     No sucedió al despotismo unipersonal la enconada disputa entre grupos por el poder, no advino una situación caótica tras eliminar el orden mecánico impuesto a la sociedad por el terror. Hubo brotes aislados de inadaptabilidad, pero fracasaron ante la actitud institucionalista de las Fuerzas Armadas y ante la decisión de los venezolanos de todos los estratos sociales y de todas las condiciones económicas de cerrarle el paso a los representantes del retroceso. En esto hay que honrar a quienes encarnaron y respetaron la voluntad democrática de Venezuela en los doce meses de provisionalidad posteriores al 23 de enero de 1958, como el militar civilista Wolfgang Larrazábal y Edgar Sanabria, entre otros. Porque los venezolanos sellamos un pacto de unidad nacional, escrito en la conciencia de todos, para preservar la libertad recién recobrada.

     La Revolución Democrática tiene raíces en el hecho de que patronos y obreros llegaron a fórmulas de avenimiento que no entorpecían el normal proceso de la producción; los gremios profesionales suscribieron un pacto solemne comprometiéndose ante el país y ante la historia a no prestar jamás sus servicios técnicos a un régimen de usurpación; el estudiantado evolucionó hacia la constitucionalidad; las Fuerzas Armadas se marginaron al debate político y a la controversia ideológica; y los partidos políticos dieron una revelación impresionante de clara conciencia de sus responsabilidades con el destino de Venezuela.

     Los partidos políticos venezolanos, obligados por el despotismo a laborar en la clandestinidad, convinieron en una acción concertada y unida para abrirle a Venezuela caminos hacia el orden democrático, tal como sucedió en las jornadas de diciembre de 1957 y enero de 1958. Hubo tregua en la pugna interpartidista y un esfuerzo coordinado para ofrecer a la nación soluciones a sus problemas básicos, políticos, económicos y sociales. Fue un compromiso acordado entre colectividades partidistas con plataformas programáticas diferenciadas, con estilo y filosofía políticos propios, que en el trienio 1945-1948 habían contenido ásperamente. Esta discordia fue reducida el mínimo, en señal de madurez.

    Fue más profundo el sentido que se dio a la tregua partidista: en pacto público suscrito el 31 de octubre de 1958, AD, Copei y URD (que obtendrían más del 92% de los votos) adquirieron compromisos concretos con la nación, en vísperas de iniciarse la campaña electoral, donde sostenían y elevarían el tono principista, erradicándose el desfogue verbal y la acrimonia personalista; comprometiéndose a respetar y hacer respetar el resultado de los comicios; a popularizar un programa común de gobierno y a que se gobernase dentro de un régimen de coalición.

     Acción Democrática, una vez ganadas las elecciones, relevó de responsabilidades disciplinarias a Betancourt para la escogencia del equipo ministerial, para la integración de un gobierno de ancha base nacional, pensando en lo más apropiado para la buena marcha de la República. Prevalecieron en el gabinete una mayoría de técnicos, políticamente independientes, eminentes ciudadanos con capacidad indiscutible. Se respetó así "el espíritu del 23 de enero". El Pacto de Punto Fijo, que será posteriormente denigrado en gesto de gran estupidez, permitió avances que superaron lo anteriormente logrado en toda la historia de Venezuela (afirmación que no es una exageración fanática, como seguiremos viendo).

     Habiendo dejado la dictadura al país al borde de la bancarrota, se aplicó una audaz política de austeridad. El nuevorriquismo derrochador desapareció de las costumbres oficiales, eliminándose lo ornamental y suntuario en las obras públicas, con mano firme se puso en vigencia la Ley contra el Enriquecimiento Ilícito de Funcionarios Públicos y se afrontaron las tareas inaplazables del desarrollo económico nacional, así como del mejoramiento de las condiciones de vida del venezolano. Se encaró la necesidad de diversificar y de venezolanizar su producción, creándose múltiples instituciones financieras, protegiéndose la producción nacional para preferir lo nacional a lo importado, con la defensa de los intereses del consumidor.

     Se aplicaron bien estructurados programas, como los de la petroquímica y la siderúrgica, perfilándose la creación de una Venezuela grande, próspera y feliz. Carreteras de penetración, electrificación, puertos, aeropuertos, obras de riego, telecomunicaciones; todo con estudios y realización de obras técnicamente elaboradas. Se hizo una utilización racional del crédito público para aplicar aportes fiscales cuantiosos y continuados a la atención de problemas de primera magnitud, como el desempleo generalizado, las condiciones infrahumanas de vivienda, la ausencia de servicios sanitarios de ninguna especie (acueductos, cloacas), el analfabetismo, la carencia de planteles educacionales, de maestros y profesores, escasos servicios asistenciales, la construcción de hospitales; todo a escala nacional.

     Se echaron las bases para un orden social nuevo, donde CORDIPLAN pensaba más allá del quinquenio, desechando planes parciales, desarticulados e inconexos, en una coordinada y vasta acción de conjunto de gobierno y nación, planeada con detenimiento y ejecutada con acometividad agresiva, recabando el concurso de la iniciativa privada y la cooperación de todos los venezolanos con sensibilidad social. Lo mismo sucedía con la política internacional, integradora y respetuosa, defendiendo los intereses nacionales y colocándole un cordón sanitario a los regímenes que no respeten los derechos humanos, que conculquen las libertades de sus ciudadanos y los tiranicen con respaldo de políticas totalitarias.

     Toda la política nacional e internacional se realizó a la luz del día, en diálogo constante y abierto, a conciencia de que los gobernantes no son sino mandatarios de la nación, y porque la permanente vigilancia del pueblo y de la opinión pública impiden al gobernante desviarse hacia el ensimismamiento ególatra, hacia la vacua presunción de infalibilidad. Sin arrogancia, se consultó a todos los sectores de la colectividad con respecto a los rumbos políticos y administrativos por imprimirle a la nación, creándose inclusive un nuevo modus vivendi con la Iglesia.

    Con crudeza de plantearon las dificultades y problemas venezolanos, aunque con firme optimismo de futuro. Hubo creencia en que conjugando recursos, voluntades y esfuerzos públicos y privados, Venezuela lograría estabilizar un régimen democrático, de libertades ciudadanas y creador de riqueza, cultura y bienestar general. Porque el gobierno constitucional nacía asistido de un sólido aval de opinión colectiva, y con el respaldo leal de las Fuerzas Armadas, donde se inyectó un afán de superación, de estudio, de trabajo, dentro de un concepto de profesionalización y apoliticismo de la institución toda.

     Esto dijo Rómulo Betancourt al asumir la Presidencia el 13 de febrero de 1959: "Estoy seguro de que cuando dentro de cinco años venga aquí a cumplir con el imperativo constitucional de transferirle la banda presidencial a quien habrá de sucederme en la jefatura del Estado, se podrá decir que he cometido muchos errores y desaciertos en mi gestión de Presidente de la República, porque la infalibilidad y la aptitud para acertar siempre, no son virtudes que se hayan dado nunca en ningún ser humano. Pero Venezuela reconocerá entonces -estoy seguro de ello, porque tengo dominio de mis convicciones- cómo durante los años en que cumplí el mandato de Presidente de la República, no actué nunca con intención distinta de la de procurar con lealtad, con empeño creador, con fe si se quiere fanatizada, la gloria de Venezuela y la felicidad de su pueblo".

albrobar@gmail.com

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FORTUNATO GONZÁLEZ CRUZ, LA POLILLA DE "VENEZUELA", POR LA CALLE REAL

Mi hermano gemelo tiene en su casa de La Quebrada una hermosa mujer tallada en un tronco de pino, obra de Dimas, un artista de La Mesa de Esnujaque. 

Se trata de un altorelieve que muestra la belleza de una campesina de cuerpo proporcionado y rostro con una expresión de serena angustia. La llamó “Venezuela”. A la talla le cayó polilla que ya destruyó parte de una pierna y la tiene cundida de agujeritos. El poco peso revela que por dentro ha perdido madera. Ha sido tratada con diversos productos pero la polilla sigue depredándola.

Conversaba con Francisco sobre el saqueo al Centro de Historia de Trujillo, perpetrado por un colectivo de ignorantes que creen haber reescrito la historia trujillana a partir de lucubraciones personales, observaba la talla que aún conserva su belleza, pero carcomida por fuera y por dentro por un mal que no ha sido posible curar. Recorremos los campos de la infancia y en cualquier casa nos reciben con una taza de café recién colado. Se cultiva hasta en las laderas más empinadas que ofrecen generosas su increíble fertilidad. 

Me pregunto cómo se sostiene la yunta de bueyes en aquellos precipicios. Aquí el tema político se ve: Una que otra casa conserva un afiche de Capriles o de Maduro, las vías son trochas intransitables,  montones de arena esperando un cemento que no llega, cualquiera  tala el bosque y no hay autoridad ambiental, el pueblo destruido porque no hay autoridad urbanística. Aquí también hay boliburgueses que alardean de su dinero mal habido. A pesar de todo, en el paisaje destaca el trabajo honrado porque es lo que los quebradeños hacen desde siempre. Pero allí, en aquellos lejanos parajes, como a “Venezuela”, como a Trujillo y como a todo el país, ataca la más voraz de las polillas.

El grupito que saqueó el Centro de Historia de Trujillo es una reproducción en pequeño del que saquea a Trujillo y al país, responsable de la carcoma que lo mantiene en el atraso pese al esfuerzo de su gente. Porque los muchachos van a la escuela, los campesinos a su barbecho, los trabajadores a sus lugares de trabajo: es buena la madera con la que está hecha el venezolano; pero la escuela imparte muy mala educación, la infraestructura productiva está destruida, los productos básicos no se consiguen y sobre todo hay desafueros, mala educación, conductas insociables gracias a la polilla de maleducados, altaneros y ladrones que nos ha caído como una maldición.

Fortunato González Cruz 
morochodos@gmail.com

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JESÚS ISRAEL FERNANDEZ G., AMBITO VENEZUELA: CARTA CON TUFO HABANERO, CASO SIRIA

La carta del "heredero" de Hugo al Sr Presidente Barack Obama tiene tufo habanero, es el clásico enfoque castrista de esconder las atrocidades de criminales genocidas aliados en un fariseismo y engañoso llamado a la paz, en este caso, el imborrable recuerdo del ataque a las torres gemelas, el gobierno venezolano tardó tres días en hacer una nota diplomática sin la respectiva solidaridad al pueblo estadounidense y estuvo a la espera “celebrando” tan osado y perverso ataque terrorista planeado con vehemente odio contra los Estados Unidos de Norte América.
La epístola carece de un enfoque histórico para esgrimir desde esa visión estadista mundial una sugerencia para una salida al conflicto con el más alto reparo a los ciudadanos sirios y a la estructura de las ciudades y pueblos donde cada “terrón” esta compuesto de polvo y pólvora, este enfoque demuestra que esas cartitas de amor y de odio narradas desde la habana para adelantar quien es el culpable por anticipado, es una literatura barata para iletrados analfabetas funcionales. En la carta se describe una referencia no usual recordándole al Sr Presidente de los Estados Unidos de Norte America Barack Obama su origen afroamericano, como si esa cualidad está por encima de los intereses estratégicos de EEUU y sus aliados que en el siglo pasado pararon al socialistoide de Hitler a tiempo, de lo contrario, ¿donde estaríamos, incluyendo a los de color?.
Para exigir con moral indiscutible es necesario una ética política  y la única organización mundial con sus defectos pasados es la Iglesia Católica y demás organizaciones religiosas mundiales, que observan la descomposición y la obsesiva retención del poder sin importarles actuar en contra de las mayorías de los pueblos que rechazan estos modelos totalitarios. Razón tienen los brasileros, que han analizado la contratación de médicos cubanos como trabajo ESCLAVO y no es ético su contratación.
Quienes ven el conflicto desde una perspectiva ideológica equivocada , vomitan más odio que soluciones a un impasse que esta diezmando un pueblo con crueldad indiscutible y quienes se asocien  a este genocidio son caimanes del mismo pozo.
Asesinar niños, mujeres y ciudadanos indefensos con gas Sarín es una bofetada a la civilización que debe actuar como arbitro.
La paz se construye evitando el mayor daño al futuro, es allí donde debe ubicarse el conflicto.
brumatenaz@gmail.com

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LUIS VICENTE LEÓN: “ES EL DÓLAR, ESTÚPIDO…”

Ha sido interesante oír las declaraciones recientes de Nelson Merentes, Ministro de Finanzas, pues de ellas se desprenden, sin necesidad de mucho pensamiento abstracto, que el gobierno está buscando (sin encontrarlos) mecanismos desesperados para desanudar el enredo que la revolución misma ha creado con el absurdo control de cambio —con topping de Ley de Ilícitos Cambiarios—  que tiene a la economía literalmente boqueando.

Pero lo interesante realmente no es que el ministro diga eso. Lo había hecho antes, de una y otra manera. Incluso desde que estaba en BCV, una de las razones por las cuales se creía que había sido nombrado en Finanzas: para representar a los pragmáticos en el nuevo gobierno y buscar soluciones más modernas que las que hemos visto en concreto. Lo clave es que lo diga así, como si lo dijera usted o yo. Es decir: como cualquier otro que observa pero no tiene la capacidad de influir en las decisiones de Estado. Como si él no tuviera vela en ese entierro.
Merentes le ha dicho a cuanta misión extranjera que pasa por Caracas —que, por cierto, empiezan a reducirse dramáticamente al ritmo de la caída en el precio de los bonos venezolanos— que pronto habrá cambios inminentes en el modelo de control.
De lo que dicen entender los visitantes, uno interpreta que Merentes piensa que es imposible avanzar en la estabilización de la Economía sin permitir que las empresas tengan acceso a las divisas y sin que el mercado negro sea despenalizado. Que su propuesta concreta es regresar a un mercado múltiple legal, en el cual una parte de las importaciones reciba divisas baratas y las otras (no susceptibles a recibir  dólares regalados por CADIVI y SITME) se realicen a través de algún mecanismo equivalente a la permuta del pasado, pero algo más regulado por el Estado.
Merentes parece partir de la premisa de que, tal como está el marco jurídico vigente, las acciones económicas del Estado están amarradas por una camisa de fuerza que los condena a mantener la locura que heredaron del gobierno anterior. Y me refiero al gobierno de Chávez y Giordani, no al de la Cuarta República, que ya parece tan lejano como el Imperio Romano (y resulta ridículo seguir echándole la culpa de todo).
Así que uno se pregunta: si el Ministro está tan clarito y, además, tiene razón, ¿por qué es que todavía seguimos en este merequetén? Probablemente la respuesta esté en el plano político y no en el de la racionalidad económica. Es evidente que, con la excepción de Giordani (quien tiene una teoría económica propia y creativa, distinta a la planteada en cualquier modelo moderno y exitoso que se ejecute en cualquier parte del mundo de hoy), todos los economistas, buenos, regulares y malos, por fin coinciden en que el cuento del control de cambios estricto y la subsidiadera a toda la economía es inaguantable. Y también están de acuerdo en que mantener el mercado paralelo prohibido e ilegal, lejos de evitar la crisis, le echa candela. Y en que la razón real de que el dólar negro sextuplique al oficial es la mezcla explosiva de ausencia de oferta con costos añadidos por la ilegalidad de sus operaciones, cuando la mismas son indispensables para que el país siga operando.
No hay ninguna otra forma de salir del ojo del huracán que no sea pagando el costo de los errores cometidos. Es decir: si quieren resolver el problema, tendrán que reconocer que la embarraron y asumir el costo de la devaluación y la inflación inicial (con todas sus implicaciones políticas), como el único medio para rescatar equilibrios a mediano plazo y poder maniobrar exitosamente en el futuro.
En una campaña electoral que se les ha convertido en plebiscito, los grados de libertad para tomar decisiones inteligentes pero costosas se restringen. Sin embargo, es preocupante saber que, desde el principio del gobierno de Nicolás Maduro, Merentes reconocía las causas de la crisis y aún no haya pasado nada para resolverla. No hay país que aguante la decisión de mantener el regalo de dólares a Bs. 6,30 (o Bs. 10, en el SICAD). La demanda es infinita y el precio es absurdo.
La historia ha demostrado sistemáticamente que una vez que permites que el precio del dólar innombrable toque un pico, incluso cuando hagas lo correcto, siempre regresará a ese punto alto. Porque lo que refleja el costo del dólar negro es la ausencia de oferta y la ilegalidad de operar con él. Si no se resuelves ambas cosas, es imposible bajar su precio.
Ha sido el propio Merentes quien se ha mostrado más claro en cuanto a la necesidad de apertura en el mercado cambiario, pero no ha avanzado en ese sentido. Tiene toda la razón cuando señala que el mercado negro está desatado debido a las restricciones legales, pero eso era algo completamente previsible desde el principio de las medidas de control cambiario. Ninguna de las distorsiones cambiarias de hoy puede sorprenderlos, porque es algo que sucede al establecer los controles y restricciones.
Desde cuando el precio del dólar innombrable cuadruplicaba el oficial, todas las voces alertaron sobre el impacto demoledor en la economía. Hoy, cuando lo sextuplica, las consecuencias son muchas y las acciones obvias. El Gobierno podría quemar algunas reservas para subsidiar parte del mercado, pero ni siquiera las reservas enteras le alcanzarían para subsidiar toda la economía nacional. No existe ninguna forma de rescatar equilibrios perdidos sino pagando el costo del error cometido (y sostenido durante tanto tiempo) y despenalizar el mercado negro.
El mercado negro es apenas una pequeña parte del mercado total, pero afecta toda la economía y determina su desenvolvimiento. Mientras más se tarden en abrirlo para restablecer el equilibrio, más alto será el costo a pagar en devaluación requerida. El problema cambiario que se vive en Venezuela no es un asunto de ingresos petroleros, sino de criterio económico. El control es devastador.
Es inviable que el gobierno persista intentando subsidiar con dólares baratos a toda la economía, pero no hay ingreso que aguante una hemorragia permanente de dólares regalados. La despenalización del mercado negro abrirá una nueva ventana para atender el problema de desabastecimiento y permitirá que la economía vaya recuperando poco a poco su capacidad de reacción, controlando la demanda excesiva de dólares con lo único que se puede controlar: el bloqueador del precio.
El Gobierno ha demorado mucho en tomar decisiones indispensables y, con la tasa de cambio negra actual, la brecha es tan estrambótica que los costos de salida serán estelares. Pero el costo de no hacerlo será infinitamente mayor, pues significa el colapso cantado de la oferta de bienes y servicios, además de la inflación galopante e imparable de la economía nacional.
El ministro Merentes tiene razón: hay que entregar divisas a los empresarios y liberar el mercado cambiario y, aunque sin duda tendrá costos políticos de corto plazo, la situación se vuelve desespero y cada semana que pasan haciéndose los pendejos se pagará con creces.
El Ministro parece haber hecho una modificación a la celebre frase del escritorio presidencial norteamericano que decía “la economía, estúpido”, adaptándola al caso venezolano: un potente: “El dólar, estúpido”.
luisvicenteleon@gmail.com

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HUMBERTO RUIZ, LOS TICOS, EL EJÉRCITO Y LA CULTURA, CASO COSTA RICA

Costa Rica se ha convertido en un emporio turístico sustentable.

Extraño título y quizás poco entendido.

El año pasado Costa Rica fue el tercer destino en los viajes de luna de miel del mundo, precedido por París y Roma.

¿Cómo lo han logrado los ticos?

Pues entre otras cosas al tener casi una tercera parte de su territorio como zona ecológicamente protegida y contar con una gran diversidad biológica que le hace un destino único. El turismo supera a las exportaciones de café, que es sin duda alguna, uno de los mejores del mundo, ahora con la etiqueta de ser ecológicamente sustentable su producción.

Para nosotros los venezolanos, cansados del culto a la personalidad -del innombrarle- y a la exagerada incidencia del estamento militar en la vida política,  visitar el Cuartel Bella Vista en San José de Costa Rica es grato y además nos llena de envidia. En diciembre de 1948, el gobierno del presidente de ese entonces, José Figueres, eliminó el ejército y dedicó el lugar al Museo Nacional de Costa Rica. La justificación no requiere mucha explicación. Lo que se dedicaba del menguado presupuesto público de Costa Rica al ejército, se invertiría desde ese momento en educación. Y ademas, no se convertirían esos servidores públicos en hegemones de la vida política del hermoso país.  Actualmente, Costa Rica tiene una de las poblaciones más educadas de América Latina y una verdadera vocación civilista es parte de su cultura ciudadana. Por ello, no es de extrañar tampoco que su principal rublo de exportación sean las tecnológicas y se ha convertido en el país que  produce mayor cantidad de chip, ese adminiculo tan importante hoy en el mundo.

El Museo Nacional de Costa Rica, que ocupa el antiguo Cuartel Bella Vista comienza con un hermoso mariposario que permite al visitante ser cubierto prácticamente por cientos de mariposas de la inmensa cantidad de variedades que existen en ese país. Luego hay una larga sala que explica el origen del edificio y la razón por la cual ahora, en vez de un cuartel, es un museo. Muy orgullosos están los ticos de esta decisión y creo que los demócratas del mundo les acompañarán en esto. 

Los calabozos para castigar a los soldados y apresar a la disidencia política, ahora son la muestra de una época que ningún país debe tener. Los venezolanos debemos soñar e impulsar que los calabozos del Helicoide se conviertan en museo cuando salgamos de esta pesadilla que comenzó en 1999.

La siguiente zona del Museo Nacional de Costa Rica lo ocupan varias salas que muestra el orgullo por los ancestros prehispánicos de los ticos. Nunca, por supuesto, con la historia y complejidad de las culturas Azteca, Maya o Inca, pero igualmente fue una época rica y compleja en una zona que logró nutrirse y relacionarse con las grandes sociedad prehispánicas, del norte y del sur del continente.

Finalmente, para nuestros lectores, queremos destacar que en estos últimos meses, el Museo Nacional de Costa Rica, ha tenido una importante exposición sobre los estudios de la biodiversidad del trópico. Tal como ocurre en buena parte de las universidades latinoamericanas, estas han sido y son el centro del esfuerzo por conocer y preservar lo mucho e importante que tenemos como pueblos y regiones geográficas en nuestras sociedades.  

En el caso que nos ocupa, la exposición ha sido la organizada por la Universidad de Costa Rica y el Centro de Estudios Tropicales.  A cuatro investigadores, tantos costarricense  como extranjeros, se les rinde homenaje y se muestran muchos de los logros obtenido a lo largo de varias décadas de investigación sobre los trópicos y su diversidad, fundamental biológica. Da pena saber que, en el caso venezolano, no se entienda la función que estas instituciones cumplen y se les someta a una crisis presupuestaria como la que viven actualmente. Y que además, se deje que paralicen sus actividades sin asomo de preocupación, por parte del gobierno nacional, por el deterioro que ello genera para las instituciones y sus estudiantes. Pero además, sin entender la importantísima función de investigación que ellas realizan, pese a las lamentables condiciones de existencia institucional.

Sirvan estas reflexiones sobre los ticos, su hermoso país, su decisión civilista y ciudadana de  no contar con ejército y por ser un país que resolvió vivir en paz entre ellos y con el resto de la humanidad, para soñar los venezolanos con un país de respeto  y progreso, sin confrontaciones, sin creernos el centro de la revolución internacional del siglo XXI, en donde no hay comida, ni energía eléctrica, ni tan siquiera papel higiénico. 

Dentro de la sencillez de un país pequeño y que en el pasado se pudo catalogar de pobre, han logrado construir una sociedad justa, que progresa y se siente responsable por el destino de la humanidad con su aporte cultural por preservar e incrementar una riqueza que mucho continúan sin entender, la diversidad biológica. 

Como ellos dicen de seguido: PURA VIDA.

hruizc2@hotmail.com

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RUBÉN CONTRERAS, CON JACINTO CONVIT LA GUAYRA RATIFICA SER LA CUNA DE LA CIVILIDAD Y DE LA MEDICINA EN VENEZUELA

Muchos pueblos tienen él  orgullo de presentar un historial cargado de hechos significativos, por las diversas circunstancias acontecidas a lo largo de su historia y La Guayra, la ciudad amurallada como la llamó Luis Oscar Martínez,  o la que por sus calles empinadas orientan hacia el cielo, como las calles andaluzas, como la llamó Andrés Eloy Blanco, es rica por su diversidad procera, libertaria, científica y  cuna de la civilidad venezolana, como también la llamó el poeta cumanés.

Cada vez que leemos crónicas históricas, así como escritos relacionados con esa franja costera, encontramos nuevos elementos que nos alimentan para testimoniar la grandeza de su historia, y eso es lo que estamos haciendo hoy al pretender hacer un símil entre dos grandes hombres dedicados al estudio de la ciencia y de la civilidad, José María Vargas y Jacinto Convit.

Cuando nace José María Vargas en 1786, Venezuela va a sentir y vivir la grandeza de un hombre dedicado a hacer bien sin mirar a quien, estudioso para buscar la transformación de un  país rural, atrasado, en un país con sentido del orden y del progreso, con interés en la formación de sus ciudadanos por los estudios, como base para el desarrollo de la civilidad y la democracia. Uno de los  grandes homenajes que le dedicó el estado venezolano, a ese guayreño de excepción, fue declarar como fecha del día del médico en Venezuela, el día de su nacimiento el 10 de marzo, cuestión que ostentan con orgullo los venezolanos en general.


Así como La Guayra parió a José María Vargas,  a casi un siglo después de la muerte de este, va a llegar a La Guayra, por los años de 1950, específicamente al lazareto ubicado en Cabo Blanco, en La parroquia Maiquetía, un médico bisoño cargado de sueños y expectativas y de ansias de trabajo por atender y curar a los enfermos que padecían una de las enfermedades más segregacionistas de toda la historia de la humanidad, como es la lepra.  

Ahí empezó a trabajar con el buril de su constancia el Dr.  Jacinto Convit, en el Leprocomio de Cabo Blanco, alternando con la UCV, en la cual mantuvo también su tenacidad investigativa en el Instituto de Medicina Tropical, buscándole una solución al problema que representaba dicha enfermedad. Así en ambas instituciones cada día que salía el sol, renovaba sus bríos y deseos, contagiando a sus  amigos y colegas acerca de la posibilidad de descubrir la cura, razón por la cual alimentaba también a los que padecían de dicha enfermedad a no desmayar y a dar la cara en los momentos difíciles, afrontando el riesgo de recibir  expresiones dudosas, de quienes no entendían de la tenacidad ni del optimismo del médico en el reto que asumía por el bien de la humanidad.

Esa tenacidad y convencimiento de sus estudios, permitió que en el propio Leprocomio de Cabo Blanco se instalase el laboratorio para estudiar los diferentes casos que presentaban los enfermos, cuestión que le alimentaba en su teoría acerca de la cura de la misma  y la búsqueda de los elementos que le proveyesen su razón existencial. Así fue que cuando el antiguo Leprocomio dio paso al progreso por la construcción del nuevo aeropuerto a partir de 1969, el gobierno decidió construir el Hospital Martín Vegas en La parroquia Catia la Mar, sector Ezequiel Zamora y allá fue el médico sanitarista cargado de sueños y saberes, con su compromiso benefactor.

En ese nuevo laboratorio, experimentó con las diversas especies de animales hasta conseguir al cachicamo, quien le va a producir la inmensa satisfacción de proveerle la medicina para la cura milagrosa, que prácticamente ha erradicado tan inogminiosa enfermedad de nuestro país, pero nos ha contado el Dr. Luis Guillermo Pilonieta, alumno del Dr. Convit, que solamente en la India se han curado 9 millones de enfermos, en Brasil 3 millones y en toda África, los curados superan los 15 millones, razón por la cual en esa diversidad de países, es visto prácticamente como un dios benefactor.

El 11 de septiembre de 2013, el Dr.  Jacinto Convit cumple sus primeros 100 años de vida, razón y motivo para que los venezolanos en general estemos orgullosos de tener con vida a tan excelso benefactor de la ciencia médica y para los guayreños, es otra satisfacción que se suma a la honra de nuestro epónimo José María Vargas, ya que si él fue el iniciador de los estudios médicos y sanitaristas en el país, ahora esta gloria se complementa con lo hecho por el Dr. Jacinto Convit, debido a que los espacios de la geografía guayreña fueron sede para que este nuevo redentor de la ciencia médica pudiese culminar su investigación, que ha puesto en alto la ciencia de la medicina y los estudios universitarios en ese campo.

Esto nos lleva a expresar que el Dr. Jacinto Convit es honra y orgullo de la ciencia médica y del gentilicio venezolano y guayreño en sí.

Rubén G. Contreras G. 
rubencontrerasg@gmail.com

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ANDRÉS HOYOS, LA GUERRA O LA PAZ, CASO COLOMBIA

LA PRADERA ESTABA SECA Y ALGUIEN LE PRENDIÓ FUEGO DELIBERADAMENTE
Entonces la protesta legítima dio paso al incendio en el reciente conflicto colombiano. Pero tiene que quedar claro que el vandalismo del jueves no fue espontáneo ni de origen campesino. 

Por todo lo que se sabe está conectado con las Farc a través de la Marcha Patriótica, así espontáneos enardecidos se hayan sumado al jaleo. Los pirómanos niegan esta conexión con vehemencia y atribuyen los desmanes a la Policía, fieles a la tradición de mendacidad casi cincuentenaria de las Farc. Todavía hay incautos que les creen.

Uno no entiende bien lo que pasa por las fosilizadas y calenturientas cabezas de los dirigentes de las Farc. Si lo que están negociando en La Habana es la paz, ¿qué sentido tiene que sigan recurriendo a métodos de guerra? Dice el leninismo que hay que agudizar las contradicciones porque un obrero o un campesino enardecido es un revolucionario potencial, mientras que otro satisfecho es un aspirante a pequeñoburgués. Las cosas, según esta óptica, tienen que empeorar primero para “mejorar” después. La violencia, y ellos lo saben, nunca tuvo efectos ecualizadores; por el contrario, empobrece a la gente y agudiza la desigualdad. Esto, en vez de preocuparles, les parece ideal.

La pregunta del millón es: si el vandalismo ya no les conviene a las Farc ahora que quieren salir a hacer política, ¿por qué lo ejercen? Hay varias respuestas posibles. La primera es que crean que sí les conviene porque de ese modo van a ablandar las posiciones del Gobierno en La Habana, sin entender que es al revés, que en la medida en que el vandalismo fortalece a la derecha, el Gobierno tendrá que virar a la derecha en la mesa. La segunda es que así dan contentillo a las fracciones radicales y que el recurso a la violencia sirve para mantener la unidad. Puede ser, pero ¿qué van a hacer estos encapuchados cuando no exista un norte de lucha armada y no puedan presionar como antes porque no tendrán armas ni verdaderos instrumentos de coacción? No van a servir para nada. La última posibilidad, quizás la más lamentable, es que a estos señores no les guste la lucha pacífica porque se acostumbraron a la violencia y no quieren dejar de ejercerla, pase lo que pase, y que, en caso de que terminen por firmar algo y entregar las armas, será a regañadientes y dando patadas hasta el final. Peligrosa actitud.

En todo caso, los campesinos se vieron obligados a ceder en los bloqueos al día siguiente de los desmanes. Siempre es así, a menos que la revolución esté ad portas de triunfar. De ahí que en tiempos normales episodios como los del jueves debiliten la protesta social, ya que la gente se asusta y deja solos a los violentos. Los encapuchados son un bumerán: un día parecen mandar la parada y al siguiente te hacen perder las elecciones.

Habrá que repetirlo una y mil veces: si no desterramos la violencia, quedaremos atascados por mucho tiempo más en el barro sangriento de la guerra. No soy de los que dicen que ésta no se puede ganar. Se puede, aunque a un costo colosal. Si el conflicto, según estimativos conservadores, cuesta el 1% del PIB al año y dura diez años más, su costo total llegaría a 80 billones de pesos de hoy. En vidas humanas tan sólo de la Fuerza Pública, la prolongación de diez años produciría 3.700 muertos y 23.000 heridos, para extrapolar las cifras de 2012. Las cifras de la guerrilla serían más del doble. Terrible perspectiva.

andreshoyos@elmalpensante.com

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jueves, 5 de septiembre de 2013

EMILIO NOUEL V., EL DEBER DE INJERENCIA DE LOS GOBIERNOS DEMOCRÁTICOS Y SIRIA


Los salvajes que cometen esas fechorías son horribles,
y los civilizados que les dejan cometerlas, espantosos." Víctor Hugo
Las pruebas sobre la utilización de armas químicas en Siria por el gobierno genocida de Al Assad son concluyentes y contundentes.  Los que lo niegan más allá del gobierno sirio están ciegos o les interesa mantener en el poder a esa tiranía.

Las oficinas de inteligencia de varios países lo han verificado. La investigación que sigue la ONU, con seguridad, lo confirmará, aunque sus resultados se tardarán semanas. La lentitud proverbial de esa organización estará también influida por los intentos de lograr una solución político-diplomática al conflicto.

Sobre una negociación en la que el tirano Assad y su mafia cedan, soy muy escéptico, además están apoyados, aunque no de la Unión Árabe, la cual pide acciones contra él. Pareciera que el único lenguaje que entiende es la fuerza. Ojalá me equivoque, y en el marco de una instancia internacional como la ONU se termine esa tragedia humanitaria.
De lo que estoy convencido es de que hay que parar a como dé lugar la matanza, y así intentar abrir un camino, que será difícil, hacia una solución a corto y mediano plazo de ese drama, en el que están envueltos otros países de dentro y  fuera de la región.

No hay que olvidar tampoco los problemas persistentes del entorno inmediato, que, desgraciadamente, no han alcanzado un feliz término, después de muchos años de marchas, contramarchas y estancamientos en las negociaciones.  

Cualquier solución, siendo realistas, pasará por hacer algunas concesiones, incluso a gente que apoya a la mafia de Al Assad. Iniciar una transición en ese país hacia un régimen distinto no será tarea fácil, pero habrá que intentarlo corriendo muchos riesgos. A la oposición siria actual habrá que solicitar ciertos compromisos que coadyuven al logro de una estabilización política con salvaguardias frente a los movimientos islamistas fanatizados.

Por lo pronto, repito, hay que frenar la carnicería. Debe ser ésa una condición previa a cualquier posible negociación, en la cual factores externos tendrán que jugar un papel importante.

Decir que hay que dejar en manos de los sirios la solución del problema no es realista, sobre todo, en el nivel en que está la confrontación.

De nada sirve enarbolar los principios de soberanía y de autodeterminación de los pueblos, muy caros al derecho internacional, cuando ellos sólo sirven de burladero para que el tirano Al Assad se proteja.

Estos principios han permitido, ayer y hoy, a dictadores tener una coartada para que la comunidad internacional no intervenga ante los desmanes al interior de las fronteras en que gobiernan. Basados en esos principios, con mucha frecuencia, gobernantes asesinan a mansalva con toda libertad. Recuerdo que Pinochet en su momento se acogió a esos principios.

El deber de injerencia de los gobiernos democráticos es un imperativo moral cada vez que un gobernante masacra a su pueblo, violentando principios y normas internacionales.  Voltear para otro lado frente a estas iniquidades horrendas o decir que sea el pueblo víctima de ellas el que resuelva su problema solo, fundamentándose en el principio de autodeterminación de los pueblos, es volverse, en los hechos, casi un cómplice propiciatorio de las matanzas. 
Razón tienen quienes dicen que ser neutral frente a situaciones de injusticia es ponerse del lado del opresor.

Para cualquier hombre sensible, lo que está ocurriendo en Siria es intolerable, repudiable. No intervenir para frenar esa tragedia carece de toda justificación ética y política. Esperar, sólo por un afán formalista, un acuerdo imposible de los 5, en el Consejo de Seguridad, significará una prolongación indefinida de la escabechina.   

Y de nuevo, para finalizar estas líneas, recurro al filósofo Glucksman: “El deber de detener a un perpetrador de masacres está autorizado por la masacre misma, no por una firma en blanco conferida por señores que desvían la mirada. El que libera no tiene por qué rendir cuentas más que a los liberados y a los demás liberadores.”  

@ENouelV 

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NICOLÁS MÁRQUEZ, LA MUERTE INDIGNA DEL KIRCHNERISMO, CASO ARGENTINA

Tras el revés electoral que sufrió el régimen kirchnerista el 11 de agosto pasado, si el gobierno tuviese una mínima cuota de amor propio, entereza y orgullo, no vacilaría en reafirmar sus convicciones (supuesto que las tengan), ni tampoco en sostener su pretendida revolución nacional y popular manteniendo los mismos valores y las mismas banderas que dicen venir empuñando desde hace una década, independientemente de las resultas del ocasional marketing electoral.

Sin embargo, temerosos de la confirmación y/o profundización de la derrota en las elecciones de octubre y del triste desenlace de su proyecto político (con el fantasma de la cárcel a cuestas), en las últimas horas los kirchneristas pegaron un inocuo giro copernicano reconociendo tardíamente que existe inseguridad, que la inflación no es la del INDEC, que hay una galopante crisis energética y encima modificaron el impuesto a las ganancias durante un corto plazo meramente electoralista.

Como si estas traiciones al discurso de ellos mismos fueran insuficientes, el Frente para la Victoria escogió como candidato en las tierras bonaerenses a un tal Martín Insaurralde, vagamente conocido no por su militancia revolucionaria ni por su desaliñado perfil estético de tinte “seisieteochezco”, sino por lucir higienizado, hablar pausado, mostrarse amable y ser un habitual frecuentador de vistosas bataclanas de farándula. Seguidamente, a los efectos de popularizarlo un poco más, la Presidente se llevó al galán bonaerense a entrevistarse y fotografiarse con el “ex genocida” Papa Francisco, en gesto de notoria hipocresía que obró de antesala para que luego el Alcalde de Lomas de Zamora asistiera a mendigar votos nada menos que al canal TN, del demonizado Grupo Clarín.

Lo cierto es que esta repentina amabilidad preelectoral y las muchas incongruencias que viene protagonizando el kirchnerismo en las últimas horas, no han hecho más que confirmar que al oficialismo nada lo ata a valores objetivos, sino que su angurria por la conservación del poder los ha llevado cultivar la discordancia ideológica a extremos tan audaces, que si las encuestas así lo indicaran hasta serían capaces de permutar su relato setentista maldiciendo a los montoneros y abrazándose con Alfredo Astiz, si es que tal meneo les permitiera conseguir algún votito extra en las contiendas que se avecinan.

A pesar de estas zigzagueantes maniobras de último momento, todos los sondeos y estudios estadísticos confirman que la muerte del kirchnerismo de cara a octubre sería terminal e irreversible, por más retrasada cordialidad que sus personeros pretendan ofrecer en el minuto 90´ del segundo tiempo (futbolísticamente hablando).

El kirchnerismo (o lo que queda de él), nunca ha tenido magnanimidad en sus años de exitismo electoral ni tampoco han sabido vivir con altura su hegemonía. Ahora, cuando la suerte les es hostil y se les acortan las perspectivas de vida, Cristina y sus lacayos, fieles a su esencia modificaron todos sus paradigmas de un martes a un jueves especulando con conseguir de esta manera alguna cuota de supervivencia política. Vale decir, el kirchnerismo llega al ocaso de sus vidas demostrando que no sólo no tienen entereza para soportar la adversidad con las botas puestas sino que además no cuentan siquiera con dignidad para morir. ¿Dónde quedó la supuesta épica camporista tan divulgada en los insufribles entretiempos de las transmisiones de Fútbol para Todos?

Pero como nadie muere hasta que no está definitivamente muerto y como el kirchnerismo es una enfermedad que sólo se cura con la muerte, resulta indispensable que las cosas no queden libradas al azar y que en octubre la tripulación que detenta el poder del Estado sea colocada en su justo sitio, porque tal como dijo cierta vez ese notable artista francés del Siglo XX Francois Desnoyer “Hay muertos a los que conviene matar”, por lo tanto, al proyecto político kirchnerista no debe dársele siquiera la posibilidad de una muerte digna, dado que, como vimos, tampoco han hecho el menor mérito para merecerla.

@nickymarquez1

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ÁLVARO VARGAS LLOSA, PSICOSIS EMERGENTE.

Los diarios están ahítos de noticias sobre la estampida de capitales de los países emergentes y las consecuencias inevitables: depreciación de sus monedas, apreciación del costo de endeudarse para sus gobiernos y empresas, y el desplome de sus Bolsas.

Lo que está sucediendo no se debe, por desgracia, a "buenas" razones, es decir, a que ciertos países no han hecho sus deberes y por tanto justifican plenamente la desconfianza. Se debe a malas razones: la política inflacionista de Estados Unidos contra la cual algunos pesados llevamos años bramando.

En la última década, cada vez que el banco central estadounidense emitió moneda artificialmente y los intereses bajaron, los capitales se precipitaron a los mercados emergentes. Ni que fueran tontos: se endeudaban en casa por muy poco y obtenían allí rentabilidades superiores. Esto empezó a gran escala desde que en 2002, tras el fin de la burbuja de las punto.com, Alan Greenspan se dedicó a inflar la moneda. Luego vino la siguiente burbuja, que estalló en 2007/8, después de la cual la Reserva Federal, ahora con Ben Bernanke al mando, volvió a apretar el acelerador inflacionista. Los capitales se precipitaron de nuevo a los mercados emergentes por las mismas razones.

Era cuestión de tiempo para que el banco central estadounidense desacelerase esa política delirante. Ahora sabe que ha ido demasiado lejos y le gustaría ponerle freno. Pero como no se atreve a hacerlo, ha preferido dar a los mercados pistas sobre la intención de hacerlo pronto. Esto ha bastado para provocar lo antes descrito.

La Reserva Federal ha más que triplicado su balance desde 2008 (otra forma de decir que ha bombeado una verdadera catarata del Niágara de moneda artificial). A inicios de aquel año, su balance equivalía al 6% de la economía: hoy equivale al 21%. Hace bien en querer detener el avance de esta locura. Pero no hace bien en no atreverse a hacerlo del todo: ante la estampida de capitales de los países emergentes, la subida de los intereses y las quejas de las instituciones financieras, que quieren más droga, ha dado señales, últimamente, de que podría postergar un poco el inicio de las políticas de desaceleración de la emisión monetaria. Cuanto más tarde, peor.

Los emergentes, como queda dicho, están sufriendo el impacto, pues los capitales, que esperan una continua apreciación del bono en los países ricos a raíz de las señales emitidas por Bernanke, vuelven a casa. Desde mayo, cuando el Presidente de la Reserva Federal hizo el amago, se han evaporado 1,5 billones de dólares en las Bolsas subdesarrolladas. El índice más representativo de ellas está 30% por debajo de su pico en 2007. El real brasileño ha perdido casi 40% en relación a su nivel de hace dos años. La rupia india se ha desplomado. Las empresas latinoamericanas, asiáticas, africanas y de otros lugares han disminuido su ritmo de emisión de deuda al nivel más bajo en cinco años porque ahora es más caro pedir prestado.

Paso de puntillas sobre la ironía de que tantos gobiernos de países emergentes se quejaran hasta hace poco de la apreciación de sus monedas y hoy pongan el grito en Marte por lo contrario. Lo que importa es que estamos pagando todos los platos rotos de la Reserva Federal. Y eso que no hemos visto nada todavía. El verdadero dolor de cabeza para Ben Bernanke y su sucesor o sucesora (será reemplazado a fin de año) no será cuándo desacelerar esta política, sino cuando revertirla. Porque hay tal cantidad de dinero artificial acumulado en la banca, que en algún momento (cuando la Reserva Federal decida que las cosas van mejor) habrá que empezar a retirarlo para evitar una inflación como en los años 70. ¿Se atreverán? Si el solo anuncio de que querían empezar a reducir el ritmo de creación de dinero ha provocado esta psicosis, no quiero imaginar la que se apoderará de los espíritus quebradizos cuando empiecen, si alguna vez ocurre, a desandar de verdad el camino andado.

En ese momento, claro, será más cierta que nunca la frase que tanto le gusta repetir a Warren Buffett: "Sólo cuando baja la marea descubrimos quién estaba nadando desnudo". Pero esa es otra historia.

@avllo

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FERNANDO OCHOA ANTICH, FUERZA ARMADA Y CRISIS POLÍTICA

La semana pasada tres brillantes intelectuales venezolanos tocaron un tema que empieza a ser parte del debate nacional: los golpes militares. Me refiero a Luis Ugalde, Eduardo Mayobre y Fernando Rodríguez. Los tres presentaron un panorama realmente preocupante. 
Un  punto común: la creciente crisis económica que vive Venezuela. El padre Ugalde sostuvo que “la impaciencia y la indignación llevan a algunos opositores a pensar que lo militar sólo se vence con lo militar y que luego los buenos ángeles armados entregarán gustosos el poder a los ciudadanos”; Eduardo Mayobre mantuvo que de continuar la inflación se abriría una crisis militar que nos conduciría a una dictadura como la de Pinochet; y Fernando Rodríguez nos convenció que “pareciera que podemos estar caminando hacia el abismo, con la mayor inconsciencia”
         El tema es apasionante y creo debe discutirse a profundidad. Voy a tratar de hacerlo, aunque reconozco que los venezolanos tienen sobre los golpes militares una posición tomada: un amplio sector los rechaza y otro, de mayor importancia, los respalda. Ciertamente, en nuestra historia las grandes crisis políticas, sociales y económicas han sido resueltas mediante intervenciones de la Fuerza Armada, pero es falso que la responsabilidad de dichos hechos se pueda atribuir exclusivamente a sus miembros ni que siempre terminan en feroces dictaduras que violan los derechos humanos. También debe resaltarse que la mayoría de las insurrecciones militares fracasan y que sólo algunas logran alcanzar el poder. En el siglo XX venezolano triunfaron los golpes de Estado del 18 de octubre de 1945, del 24 de noviembre de 1948 y del 23 de enero de 1958.
         Hace algunos años escribí un artículo en esta misma página que titulé “Golpes buenos y Golpes malos”, orientado a aclararle a mi amigo Tulio Hernández la injusticia que cometía al descalificar todos los alzamientos militares ocurridos en nuestra historia, ya que en Venezuela había habido actuaciones políticas de la Fuerza Armada que condujeron a trascendentes aperturas democráticas. También recordé que muchas de las insurrecciones militares que habían fracasado iban orientadas a reemplazar gobiernos que violaban las libertades ciudadanas.  Me refiero a las insurrecciones militares contra las dictaduras de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez. No se puede olvidar que numerosos oficiales de la Fuerza Armada sacrificaron sus vidas y su libertad en la lucha por restablecer en Venezuela regímenes respetuosos del estado de Derecho.
         Las crisis históricas, que permiten el triunfo de un golpe de Estado, se producen cuando coincide un importante descontento militar con una profunda crisis política, social y económica. En la Fuerza Armada, con gran facilidad, se genera el descontento, ya que su mando exige una conducción profesional justa y equitativa. Las crisis políticas, sociales y económicas se producen normalmente por una tendencia casi natural en los jefes de Estado de no percibir con claridad los signos de descomposición que empiezan a amenazar al régimen imperante y su incapacidad de rectificar antes de que los hechos se hagan incontrolables. En Venezuela, la principal causa de las crisis históricas ha sido siempre la negativa de los gobiernos de dialogar con la oposición convencidos que tienen suficiente fuerza para prolongarse eternamente en el poder. 
         Nicolás Maduro se equivoca al imaginarse que un gobierno que surge de unas elecciones tan cuestionadas es capaz de establecer una hegemonía política. Venezuela está a las puertas de una crisis histórica. No es fácil determinar con precisión su evolución, pero la insistencia del oficialismo en negarse a dialogar con la oposición y querer destruirla conduce a la violencia. Además, la exagerada politización de la Fuerza Armada, y la presencia cubana en Venezuela genera un profundo descontento en sus cuadros. 
La única manera de evitar esa crisis histórica es restableciendo la credibilidad en el sistema electoral, rectificando la política económica, rechazando la tutela de los Castro, permitiendo la libertad de opinión e institucionalizando a la Fuerza Armada. Aprender de la historia es un buen consejo, no hacerlo es revivir nuestro pasado…       
Caracas, 1 de septiembre de 2013.
fochoaantich@gmail.com.                                                    
@FOchoaAntich

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