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sábado, 17 de mayo de 2014

EDDY BARRIOS, HÉROES CIVILES II

En nuestro pais suempre se ha privilegiado la exaltación de héroes militares, incluso falseando - en algunos casos innecesariamente - su palmares cuando con sólo revisar las batallas triunfantes bajo su dirección bastaba para el mayor  reconocimiento. 

A algunos , como pasa con la imagen de Jesús de Nazareth, se intenta una ridícula metamorfosis forzada' de su fenotipo para hacerlo coincidir con el  de un ario rubio de ojos azules, el tipo caucásico de un hombre de los países nórdicos.

Las acciones menos estridentes y sin el boato propio del militar, de los ciudadanos que se han distinguido en sus labores civiles,   de gobierno civil (cacofonía voluntaria de mi parte) o forjadores de nuestro sistema democratico, de libertades y de aficiencia económica o en pro de ellas es, tan poco valorada que , un ciudadano como el iustrísimo Dr. Jacinto Convit , quien ha debido recibir los mas altos honores y sus cenizas o restos sembrados en el Panteón Nacional y que una universidad lleve su nombre, es "ninguneado" por unos y otros, al punto de que muchos conciudadanos no saben ni siquiera que existió. No obstante que,  personajes de menor monta, de nefasta y subalterna como odiosa e insignificante recordación , se les intenta elevar por encima de quienes sí tienen sobrados méritos para estar a la altura del altar de mayor y mas pura veneración ciudadana de nuestra patria.

Con que facilidad se habla mal de un Páez, se defenestra y mezquina su gloria, mientras elevamos a un Zamora por encima del héroe de Carabobo y Puerto Cabello , plazas donde se sellaron las oportunidades de la corona de continuar su dominio imperial. Pero, igualmente se soslayan a un José Maria  Vargas , a un Arturo Uslar Pietri, o al Dr. Beltran Prieto Figueroa para solo nombrar tres de cientos que han formado nuestra idiosincrasia y han construido las raíces civicas de nuestra nacionalidad.

Jacinto Convit , el sabio abnegado y discreto,  deja una obra inconmensurable, monumental y gigantesca, en provecho de la humanidad y no solamente de Venezuela;  por lo que,  me atrevo a decir que le queda grande incluso al continente. Es un sabio universal.

Eddy Barrios
eddybarrios@gmail.com
@eddybarrios2

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jueves, 15 de mayo de 2014

CARLOS E. AGUILERA A., VENEZUELA EN DEUDA CON JACINTO CONVIT

Creo no estar errado si afirmo, que el eminente médico-científico Jacinto Convit , a lo largo de su esplendorosa existencia, ha sido testigo en cuerpo presente de los acontecimientos más importantes ocurridos en nuestra nación. Obviamente, vivió en carne propia la felonía de dictaduras (la de Gómez y de Pérez Jiménez) y las bondades de la democracia con todos sus defectos, pero democracia al fin.

Este grande hombre que recién acaba de cumplir cien años de edad mantiene latente la esperanza de muchas personas que padecen de cáncer. Es digno de admiración, porque no se envanece por los numerosos reconocimientos internacionales, que le han sido conferidos a lo largo de su fructífera carrera como médico y científico, y tampoco “le quita el sueño el Premio Nobel”, como lo afirmara a una periodista que lo entrevistó hace apenas unos días. Sigue en su empeño y mantiene latente su afán y fe por brindarle a la humanidad,  la noticia final de que la enfermedad que se ha convertido en la más terrible pesadilla del ser humano, encontró por fin el antídoto que permitirá a quienes la padecen,  sonreírle a la vida agradecidamente.
El Dr. Convit es el más digno y vivo  ejemplo para los venezolanos,  que debemos sentirnos orgullosos de este bondadoso hombre, que mantiene consultas gratis con pacientes que acuden a él en procura de sus sabias atenciones. Digno de admiración, porque no deja de lado la esperanza de conocer en vida el resultado de su tenaz esfuerzo científico. No habrá reconocimiento alguno que pueda recompensar el fruto de su ardua labor investigativa,  que Venezuela entera le agradece. Su empeño y afán por ser útil a la humanidad lo llevó a crear una fundación que preside, y que entre sus proyectos contempla la instalación de una plataforma tecnológica, con la cual se puedan realizar estudios genéticos y moleculares, así como diagnósticos a pacientes, a través de un centro de medicina molecular.
Creemos no pecar en exceso, si nos atrevemos calificarlo como uno de los venezolanos más preclaros del pasado y presente siglo y que su obra dejará honda huella en nuestro país y en el exterior , pues su investigación científica no se detiene y por el contrario pese a su centenaria edad, mantiene viva la esperanza de alcanzar su más anhelado sueño del diagnóstico precoz de tumores en la recién creada Unidad de Diagnóstico Molecular de Tumores Pediátricos, para cuyo efecto firmó un convenio con el Hospital de Niños J.M. de Los Ríos .
En esta tarea lo acompaña otro eminente médico y también científico, el Dr. Alberto Paniz  Mondolfi,  quien actualmente se encuentra realizando investigaciones en el Laboratorio de Microbiología Clínica de la Universidad de Yale en los Estados Unidos, debido a que las plataformas tecnológicas para los estudios de genoma no están disponibles todavía en Venezuela. Pero existe la confianza de que pronto se conocerán interesantes resultados del trabajo científico, que llevan adelante y que serán publicados y conocidos durante la presentación oficial de la Fundación.
Esta fecunda obra de carácter científico que se llevará a cabo en la Fundación Dr. Jacinto Convit, abordará otros proyectos de investigación, cuyo fin es el de proteger, conservar y darle continuidad al legado del eminente científico venezolano, pues además del cáncer también promueve la investigación del mal de chagas, leishmaniasis, lepra  y otras enfermedades endémicas y tropicales.
Venezuela está en deuda con el Dr. Jacinto Convit, quien muestra su alegría y satisfacción porque internacionalmente se está empezando a tocar el tópico de la inmunología tumoral, uno de los pilares fundamentales de su investigación conjuntamente con el Dr. Paniz Mondolfi.
Hace más de dos mil seiscientos años Buda decía que el ser humano tendría siempre que lidiar con el sufrimiento y la pena sin importar el lugar en que viva ni la posición económica y social que tenga. Decía, que todas las personas deben sobrellevar al menos ochenta y tres problemas relacionados con el trabajo, la seguridad económica, dificultades con las relaciones personales, temores por las potenciales enfermedades, ansiedad frente al éxito o fracaso y otras razones más; y, sin embargo, que el problema mayor era otro, el número ochenta y cuatro: la ansiedad permanente de no querer tener ningún problema. Y esa pareciera ser la filosofía de la vida del Dr. Convit.
Así como existen responsables de hacer obras públicas, educar con las ciencias, administrar justicia, entregar la palabra divina, y otros asuntos, deberían existir autoridades éticas que den ejemplo a la comunidad, que combatan éstas enfermedades que amenazan con no tener remedio, en cada hogar, barrio y ciudad. Y una de estas autoridades innegablemente sería  el Dr. Convit, quien con su labor científica, para muy pocos venezolanos desconocida, nos permite solazarnos y alegrar el espíritu, en momentos en que el país enfrenta la mayor crisis que jamás se pudo haber imaginado
Gracias Dr. Convit, Venezuela está en deuda con su fecunda obra y su intachable conducta ética, ejemplo para las generaciones del presente y del futuro. ¡Que Dios le de muchos años más de vida y feliz existencia!
Carlos E. Aguilera A. 
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
CNP-122

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lunes, 30 de septiembre de 2013

CARLOS E. AGUILERA A., VENEZUELA EN DEUDA CON JACINTO CONVIT,


Creo no estar errado si afirmo, que el eminente médico-científico Jacinto Convit , a lo largo de su esplendorosa existencia, ha sido testigo  en cuerpo  presente de  los acontecimientos más importantes  ocurridos  en  nuestra  nación.  Obviamente,  vivió en  carne  propia  la felonía de dictaduras (la de Gómez y de Pérez Jiménez) y las bondades de la democracia con todos sus defectos, pero democracia al fin.

Este grande hombre que recién acaba de cumplir cien años de edad mantiene latente la esperanza de muchas personas que padecen de cáncer. Es digno de admiración, porque no se envanece por los numerosos reconocimientos internacionales, que le han sido conferidos a lo largo de su fructífera carrera como médico y científico, y tampoco “le quita el sueño el Premio Nobel”, como lo afirmara a una periodista que lo entrevistó hace apenas unos días. Sigue en su empeño y mantiene latente su afán y fe por brindarle a la humanidad,  la noticia final de que la enfermedad que se ha convertido en la más terrible pesadilla del ser humano, encontró por fin el antídoto que permitirá a quienes la padecen,  sonreírle a la vida agradecidamente.

El Dr. Convit es el más digno y vivo  ejemplo para los venezolanos,  que debemos sentirnos orgullosos de este bondadoso hombre, que mantiene consultas gratis con pacientes que acuden a él en procura de sus sabias atenciones. Digno de admiración, porque no deja de lado la esperanza de conocer en vida el resultado de su tenaz esfuerzo científico. No habrá reconocimiento alguno que pueda recompensar el fruto de su ardua labor investigativa,  que Venezuela entera le agradece. Su empeño y afán por ser útil a la humanidad lo llevó a crear una fundación que preside, y que entre sus proyectos contempla la instalación de una plataforma tecnológica, con la cual se puedan realizar estudios genéticos y moleculares, así como diagnósticos a pacientes, a través de un centro de medicina molecular.

Creemos no pecar en exceso, si nos atrevemos calificarlo como uno de los venezolanos más preclaros del pasado y presente siglo y que su obra dejará honda huella en nuestro país y en el exterior , pues su investigación científica no se detiene y por el contrario pese a su centenaria edad, mantiene viva la esperanza de alcanzar su más anhelado sueño del diagnóstico precoz de tumores en la recién creada Unidad de Diagnóstico Molecular de Tumores Pediátricos, para cuyo efecto firmó un convenio con el Hospital de Niños J.M. de Los Ríos .

En esta tarea lo acompaña otro eminente médico y también científico, el Dr. Alberto Paniz Mondolfi,  quien actualmente se encuentra realizando investigaciones en el Laboratorio de Microbiología Clínica de la Universidad de Yale en los Estados Unidos, debido a que las plataformas tecnológicas para los estudios de genoma no están disponibles todavía en Venezuela. Pero existe la confianza de que pronto se conocerán interesantes resultados del trabajo científico, que llevan adelante y que serán publicados y conocidos durante la presentación oficial de la Fundación.

Esta fecunda obra de carácter científico que se llevará a cabo en la Fundación Dr. Jacinto Convit, abordará otros proyectos de investigación, cuyo fin es el de proteger, conservar y darle continuidad al legado del eminente científico venezolano, pues además del cáncer también promueve la investigación del mal de chagas, leishmaniasis, lepra  y otras enfermedades endémicas y tropicales.

Venezuela está en deuda con el Dr. Jacinto Convit, quien muestra su alegría y satisfacción porque internacionalmente se está empezando a tocar el tópico de la inmunología tumoral, uno de los pilares fundamentales de su investigación conjuntamente con el Dr. Paniz Mondolfi.

Hace más de dos mil seiscientos años Buda decía que el ser humano tendría siempre que lidiar con el sufrimiento y la pena sin importar el lugar en que viva ni la posición económica y social que tenga. Decía, que todas las personas deben sobrellevar al menos ochenta y tres problemas relacionados con el trabajo, la seguridad económica, dificultades con las relaciones personales, temores por las potenciales enfermedades, ansiedad frente al éxito o fracaso y otras razones más; y, sin embargo, que el problema mayor era otro, el número ochenta y cuatro: la ansiedad permanente de no querer tener ningún problema. Y esa pareciera ser la filosofía de la vida del Dr. Convit.

Así como existen responsables de hacer obras públicas, educar con las ciencias, administrar justicia, entregar la palabra divina, y otros asuntos, deberían existir autoridades éticas que den ejemplo a la comunidad, que combatan éstas enfermedades que amenazan con no tener remedio, en cada hogar, barrio y ciudad. Y una de estas autoridades innegablemente sería  el Dr. Convit, quien con su labor científica, para muy pocos venezolanos desconocida, nos permite solazarnos y alegrar el espíritu, en momentos en que el país enfrenta la mayor crisis que jamás se pudo haber imaginado

Gracias Dr. Convit, Venezuela está en deuda con su fecunda obra y su intachable conducta ética, ejemplo para las generaciones del presente y del futuro. ¡Que Dios le de muchos años más de vida y feliz existencia!

Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)
careduagui@yahoo.com // @_toquedediana

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viernes, 6 de septiembre de 2013

RUBÉN CONTRERAS, CON JACINTO CONVIT LA GUAYRA RATIFICA SER LA CUNA DE LA CIVILIDAD Y DE LA MEDICINA EN VENEZUELA

Muchos pueblos tienen él  orgullo de presentar un historial cargado de hechos significativos, por las diversas circunstancias acontecidas a lo largo de su historia y La Guayra, la ciudad amurallada como la llamó Luis Oscar Martínez,  o la que por sus calles empinadas orientan hacia el cielo, como las calles andaluzas, como la llamó Andrés Eloy Blanco, es rica por su diversidad procera, libertaria, científica y  cuna de la civilidad venezolana, como también la llamó el poeta cumanés.

Cada vez que leemos crónicas históricas, así como escritos relacionados con esa franja costera, encontramos nuevos elementos que nos alimentan para testimoniar la grandeza de su historia, y eso es lo que estamos haciendo hoy al pretender hacer un símil entre dos grandes hombres dedicados al estudio de la ciencia y de la civilidad, José María Vargas y Jacinto Convit.

Cuando nace José María Vargas en 1786, Venezuela va a sentir y vivir la grandeza de un hombre dedicado a hacer bien sin mirar a quien, estudioso para buscar la transformación de un  país rural, atrasado, en un país con sentido del orden y del progreso, con interés en la formación de sus ciudadanos por los estudios, como base para el desarrollo de la civilidad y la democracia. Uno de los  grandes homenajes que le dedicó el estado venezolano, a ese guayreño de excepción, fue declarar como fecha del día del médico en Venezuela, el día de su nacimiento el 10 de marzo, cuestión que ostentan con orgullo los venezolanos en general.


Así como La Guayra parió a José María Vargas,  a casi un siglo después de la muerte de este, va a llegar a La Guayra, por los años de 1950, específicamente al lazareto ubicado en Cabo Blanco, en La parroquia Maiquetía, un médico bisoño cargado de sueños y expectativas y de ansias de trabajo por atender y curar a los enfermos que padecían una de las enfermedades más segregacionistas de toda la historia de la humanidad, como es la lepra.  

Ahí empezó a trabajar con el buril de su constancia el Dr.  Jacinto Convit, en el Leprocomio de Cabo Blanco, alternando con la UCV, en la cual mantuvo también su tenacidad investigativa en el Instituto de Medicina Tropical, buscándole una solución al problema que representaba dicha enfermedad. Así en ambas instituciones cada día que salía el sol, renovaba sus bríos y deseos, contagiando a sus  amigos y colegas acerca de la posibilidad de descubrir la cura, razón por la cual alimentaba también a los que padecían de dicha enfermedad a no desmayar y a dar la cara en los momentos difíciles, afrontando el riesgo de recibir  expresiones dudosas, de quienes no entendían de la tenacidad ni del optimismo del médico en el reto que asumía por el bien de la humanidad.

Esa tenacidad y convencimiento de sus estudios, permitió que en el propio Leprocomio de Cabo Blanco se instalase el laboratorio para estudiar los diferentes casos que presentaban los enfermos, cuestión que le alimentaba en su teoría acerca de la cura de la misma  y la búsqueda de los elementos que le proveyesen su razón existencial. Así fue que cuando el antiguo Leprocomio dio paso al progreso por la construcción del nuevo aeropuerto a partir de 1969, el gobierno decidió construir el Hospital Martín Vegas en La parroquia Catia la Mar, sector Ezequiel Zamora y allá fue el médico sanitarista cargado de sueños y saberes, con su compromiso benefactor.

En ese nuevo laboratorio, experimentó con las diversas especies de animales hasta conseguir al cachicamo, quien le va a producir la inmensa satisfacción de proveerle la medicina para la cura milagrosa, que prácticamente ha erradicado tan inogminiosa enfermedad de nuestro país, pero nos ha contado el Dr. Luis Guillermo Pilonieta, alumno del Dr. Convit, que solamente en la India se han curado 9 millones de enfermos, en Brasil 3 millones y en toda África, los curados superan los 15 millones, razón por la cual en esa diversidad de países, es visto prácticamente como un dios benefactor.

El 11 de septiembre de 2013, el Dr.  Jacinto Convit cumple sus primeros 100 años de vida, razón y motivo para que los venezolanos en general estemos orgullosos de tener con vida a tan excelso benefactor de la ciencia médica y para los guayreños, es otra satisfacción que se suma a la honra de nuestro epónimo José María Vargas, ya que si él fue el iniciador de los estudios médicos y sanitaristas en el país, ahora esta gloria se complementa con lo hecho por el Dr. Jacinto Convit, debido a que los espacios de la geografía guayreña fueron sede para que este nuevo redentor de la ciencia médica pudiese culminar su investigación, que ha puesto en alto la ciencia de la medicina y los estudios universitarios en ese campo.

Esto nos lleva a expresar que el Dr. Jacinto Convit es honra y orgullo de la ciencia médica y del gentilicio venezolano y guayreño en sí.

Rubén G. Contreras G. 
rubencontrerasg@gmail.com

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