BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

jueves, 6 de mayo de 2010

INVASIÓN PACIFICA (CUBANA), CON VOZ PROPIA, ALBERTO JORDÁN HERNÁNDEZ

“Conquistar Venezuela, controlar sus reservas petrolíferas así como lograr el dominio de su posición geoestratégica, eran asuntos de vida o muerte para el proyecto de dominio continental que entonces tenía Fidel Castro”, es la opinión expresada en el libro La invasión de Cuba a Venezuela, de Machurucuto a la revolución bolivariana, por Héctor Pérez Marcano, protagonista de la que fue segunda acción, realizada en mayo de 1967. De los 12 guerrilleros participantes 4 eran venezolanos y 8 eran cubanos.

La primera incursión, que periodísticamente cubrió quien escribe, la efectuaron un año antes otros 15 guerrilleros: 14 cubanos y el venezolano Luben Petkoff. Gracias a la (o)posición de aquel Partido Comunista, el Che Guevara no lideró la acción. Eso nos lo confió personalmente Castro, con el agregado de “otra cosa hubiera sido”

La Fuerza Armada que hoy grita el lema de la revolución invasora: Patria, Socialismo o Muerte, capturó a dos militares cubanos, y debeló el plan.

Las autoridades venezolanas, incluido Luis Beltrán Prieto Figueroa, cuyo pensamiento usurpan quienes se autocalifican revolucionarios, hicieron la denuncia en la OEA y NN.UU.

Desde cuando asumió el Poder, Castro tuvo presente a Venezuela. A los 22 días del triunfo de su revolución, nos visitó con el pretexto de asistir al primer aniversario del derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez -hoy invocado por el comandante presidente.

En verdad vino a solicitarle recursos al presidente electo, Rómulo Betancourt, para tomar el resto de América Latina. Categórica fue la respuesta: “Los recursos de Venezuela son para los venezolanos”

De la FAN que impidió la invasión salió el militar que entrega a Castro los recursos que requiera. No sólo lo hizo padrino de promoción de oficiales, también permite presencia activa en esa fuerza de militares cubanos, tal lo denunció el general Antonio Rivero.

“Cuba y Venezuela son la misma cosa”, –precisó Raúl Castro que siguiendo a su hermano, escogió a Venezuela para la primera gira al exterior.

- La misma patria –resaltaría el comandante presidente.
Cuatro años antes, el vicepresidente cubano, Carlos Lage, dijo: Tenemos un país con dos presidentes.

"Los dos gobiernos en el fondo somos uno solo” determinaría el comandante presidente.
Así, pues, Castro obtuvo pacíficamente los ansiados recursos. Y más de 60 mil cubanos ¡están ayudando! a construir la revolución.

Es que a decir de Antonio Sánchez García, coautor del libro de la invasión de Machurucuto, “Venezuela fue para Castro lo que en comienzos de la Revolución Alemania lo fue para Lenín: la palanca de la revolución continente”

Según Norberto fuentes, el de La autobiografía de Fidel Castro, ese “personaje de opereta” que le resultó el comandante presidente, “es una jugada que, hasta el momento, le está saliendo bien” al dictador antillano, “un satélite muy útil”. Más aún, piensa el escritor que “Castro puede haberle prometido a los norteamericanos que él se encarga de controlar a Chávez, de manera que no le falten los suministros de petróleo a Estados Unidos”.

NOTA AL MARGEN: La intensificación de la hegemonía comunicacional del régimen, la cual incluye liquidación del Colegio Nacional de Periodista en momentos en que académicamente se forman unos 60 mil profesionales; los atropellos que convierten el ejercicio de la actividad en elevado riesgo; y la violación del derecho a la información que como constituyente logramos consagrar en la Carta Magna, nos llevó a aceptar la postulación de presidente de la Junta Directiva del CNP, para las elecciones del 10 de junio”.

albertojordanhernandez@yahoo.es
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QUE SIGNIFICA SER LIBERAL, CARLOS ALBERTO MONTANER

El liberalismo parte de una hipótesis filosófica, casi religiosa, que postula la existencia de derechos naturales que no se pueden conculcar porque no se deben al Estado ni a la magnanimidad de los gobiernos sino a la condición especial de los seres humanos. Esa es la piedra angular sobre la que descansa todo el edificio teórico, y se le atribuye a los estoicos y al fundador de esa escuela, Zenón de Citia, quien defendió que los derechos no provenían de la fratría a la que se pertenecía o de la ciudad en la que se había nacido, sino del carácter racional y diferente a las demás criaturas que poseen las personas.

Antes de definir qué es el liberalismo, qué es ser liberal, y cuáles son los fundamentos básicos en los que coinciden los liberales, es conveniente advertir que no estamos ante un dogma sagrado, sino frente a varias creencias básicas deducidas de la experiencia y no de hipótesis abstractas, como ocurría, por ejemplo, con el marxismo.

Esto es importante establecerlo ab initio, porque se debe rechazar la errada suposición de que el liberalismo es una ideología. Una ideología es siempre una concepción del acontecer humano —de su historia, de su forma de realizar las transacciones, de la manera en que deberían hacerse—, concepción que parte del rígido criterio de que el ideólogo conoce de dónde viene la humanidad, por qué se desplaza en esa dirección y hacia dónde debe ir. De ahí que toda ideología, por definición, sea un tratado de «ingeniería social», y cada ideólogo sea, a su vez, un «ingeniero social». Alguien consagrado a la siempre peligrosa tarea de crear «hombres nuevos», personas no contaminadas por las huellas del antiguo régimen. Alguien dedicado a guiar a la tribu hacia una tierra prometida cuya ubicación le ha sido revelada por los escritos sagrados de ciertos «pensadores de lámpara», como les llamara José Martí a esos filósofos de laboratorio en permanente desencuentro con la vida. Sólo que esa actitud, a la que no sería descaminado calificar como moisenismo, lamentablemente suele dar lugar a grandes catástrofes, y en ella está, como señalara Popper, el origen del totalitarismo. Cuando alguien disiente, o cuando alguien trata de escapar del luminoso y fantástico proyecto diseñado por el «ingeniero social», es el momento de apelar a los paredones, a los calabozos, y al ocultamiento sistemático de la verdad. Lo importante es que los libros sagrados, como sucedía dentro del método escolástico, nunca resulten desmentidos.

Un liberal, en cambio, lejos de partir de libros sagrados para reformar a la especie humana y conducirla al paraíso terrenal, se limita a extraer consecuencias de lo que observa en la sociedad, y luego propone instituciones que probablemente contribuyan a alentar la ocurrencia de ciertos comportamientos benéficos para la mayoría. Un liberal tiene que someter su conducta a la tolerancia de los demás criterios y debe estar siempre dispuesto a convivir con lo que no le gusta. Un liberal no sabe hacia dónde marcha la humanidad y no se propone, por lo tanto, guiarla a sitio alguno. Ese destino tendrá que forjarlo libremente cada generación de acuerdo con lo que en cada momento le parezca conveniente hacer.

Al margen de las advertencias y actitudes anteriormente consignadas, una definición de los rasgos que perfilan la cosmovisión liberal debe comenzar por una referencia al constitucionalismo. En efecto, John Locke, a quien pudiéramos calificar como «padre del liberalismo político», tras contemplar los desastres de Inglaterra a fines del siglo XVII, cuando la autoridad real británica absoluta entró en su crisis definitiva, dedujo que, para evitar las guerras civiles, la dictadura de los tiranos, o los excesos de la soberanía popular, era conveniente fragmentar la autoridad en diversos «poderes», además de depositar la legitimidad de gobernantes y gobernados en un texto constitucional que salvaguardara los derechos inalienables de las personas, dando lugar a lo que luego se llamaría un Estado de Derecho. Es decir, una sociedad racionalmente organizada, que dirime pacíficamente sus conflictos mediante leyes imparciales que en ningún caso pueden conculcar los derechos fundamentales de los individuos. Y no andaba descaminado el padre Locke: la experiencia ha demostrado que las veinticinco sociedades más prósperas y felices del planeta son, precisamente, aquellas que han conseguido congregarse en torno a constituciones que presiden todos los actos de la comunidad y garantizan la transmisión organizada y legítima de la autoridad mediante consultas democráticas.

Otro británico, Adam Smith, un siglo más tarde, siguió el mismo camino deductivo para inferir su predilección por el mercado. ¿Cómo era posible, sin que nadie lo coordinara, que las panaderías de Londres —entonces el 80% del gasto familiar se dedicaba a pan— supiesen cuánto pan producir, de manera que no se horneara ni más ni menos harina de trigo que la necesaria para no perder ventas o para no llenar los anaqueles de inservible pan viejo? ¿Cómo se establecían precios más o menos uniformes para tan necesario alimento sin la mediación de la autoridad? ¿Por qué los panaderos, en defensa de sus intereses egoístas, no subían el precio del pan ilimitadamente y se aprovechaban de la perentoria necesidad de alimentarse que tenía la clientela?

Todo eso lo explicaba el mercado. El mercado era un sistema autónomo de producir bienes y servicios, no controlado por nadie, que generaba un orden económico espontáneo, impulsado por la búsqueda del beneficio personal, pero autorregulado por un cierto equilibrio natural provocado por las relaciones de conveniencia surgidas de las transacciones entre la oferta y la demanda. Los precios, a su vez, constituían un modo de información. Los precios no eran «justos» o «injustos», simplemente, eran el lenguaje con que funcionaba ese delicado sistema, múltiple y mutante, con arreglo a los imponderables deseos, necesidades e informaciones que mutua e incesantemente se transmitían los consumidores y productores. Ahí radicaba el secreto y la fuerza de la economía capitalista: en el mercado. Y mientras menos interfirieran en él los poderes públicos, mejor funcionaría, puesto que cada interferencia, cada manipulación de los precios, creaba una distorsión, por pequeña que fuera, que afectaba a todos los aspectos de la economía.

Otro de los principios básicos que aúnan a los liberales es el respeto por la propiedad privada. Actitud que no se deriva de una concepción dogmática contraria a la solidaridad —como suelen afirmar los adversarios del liberalismo—, sino de otra observación extraída de la realidad y de disquisiciones asentadas en la ética: al margen de la manifiesta superioridad para producir bienes y servicios que se da en el capitalismo cuando se le contrasta con el socialismo, donde no hay propiedad privada no existen las libertades individuales, pues todos estamos en manos de un Estado que nos dispensa y administra arbitrariamente los medios para que subsistamos (o perezcamos). El derecho a la propiedad privada, por otra parte, como no se cansó de escribir Murray N. Rothbard —siguiendo de cerca el pensamiento de Locke—, se apoyaba en un fundamento moral incontestable: si todo hombre, por el hecho de serlo, nacía libre, y si era libre y dueño de su persona para hacer con su vida lo que deseara, la riqueza que creara con su trabajo le pertenecía a él y a ningún otro.

¿En qué más creen los liberales? Obviamente, en el valor básico que le da nombre y sentido al grupo: la libertad individual. Libertad que se puede definir como un modo de relación con los demás en el que la persona puede tomar la mayor parte de las decisiones que afectan su vida dentro de las limitaciones que dicta la realidad. Le toca a ella decidir las creencias que asume o rechaza, el lugar en el que quiere vivir, el trabajo o la profesión que desea ejercer, el círculo de sus amistades y afectos, los bienes que adquiere o que enajena, el «estilo» que desea darle a su vida y —por supuesto— la participación directa o indirecta en el manejo de eso a lo que se llama «la cosa pública».

Esa libertad individual está —claro— indisolublemente ligada a la responsabilidad individual. Un buen liberal sabe exigir sus derechos, pero no rehúye sus deberes, pues admite que se trata de las dos caras de la misma moneda. Los asume plenamente, pues entiende que sólo pueden ser libres las sociedades que saben ser responsables, convicción que debe ir mucho más allá de una hermosa petición de principios.

¿Qué otros elementos liberales, realmente fundamentales, habría que añadir a este breve inventario? Pocas cosas, pero acaso muy relevantes: un buen liberal tendrá perfectamente clara cuál debe ser su relación con el poder. Es él, como ciudadano, quien manda, y es el gobierno quien obedece. Es él quien vigila, y es el gobierno quien resulta vigilado. Los funcionarios, electos o designados —da exactamente igual—, se pagan con el erario público, lo que automáticamente los convierte —o los debiera convertir— en servidores públicos sujetos al implacable escrutinio de los medios de comunicación, y a la auditoría constante de las instituciones pertinentes.

Por último: la experiencia demuestra que es mejor fragmentar la autoridad, para que quienes tomen decisiones que afecten a la comunidad estén más cerca de los que se vean afectados por esas acciones. Esa proximidad suele traducirse en mejores formas de gobierno. De ahí la predilección liberal por el parlamentarismo, el federalismo o la representación proporcional, y de ahí el peso decisivo que el liberal defiende para las ciudades o municipios. De lo que se trata es de que los poderes públicos no sean más que los necesarios, y que la rendición de cuentas sea mucho más sencilla y transparente.

¿Qué creen, en suma, los liberales? Vale la pena concretarlo ahora de manera sintética. Los liberales sostenemos ocho creencias fundamentales extraídas, insisto, de la experiencia, y todas ellas pueden recitarse casi con la cadencia de una oración laica:

Creemos en la libertad y la responsabilidad individuales como valores supremos de la comunidad.

Creemos en la importancia de la tolerancia y en la aceptación de las diferencias y la pluralidad como virtudes esenciales para preservar la convivencia pacífica.

Creemos en la existencia de la propiedad privada, y en una legislación que la ampare, para que ambas —libertad y responsabilidad— puedan ser realmente ejercidas.

Creemos en la convivencia dentro de un Estado de Derecho regido por una Constitución que salvaguarde los derechos inalienables de la persona y en la que las leyes sean neutrales y universales para fomentar la meritocracia y que nadie tenga privilegios.

Creemos en que el mercado —un mercado abierto a la competencia y sin controles de precios— es la forma más eficaz de realizar las transacciones económicas y de asignar recursos. Al menos, mucho más eficaz y moralmente justa que la arbitraria designación de ganadores y perdedores que se da en las sociedades colectivistas diseñadas por “ingenieros sociales” y dirigidas por comisarios.

Creemos en la supremacía de una sociedad civil formada por ciudadanos, no por súbditos, que voluntaria y libremente segrega cierto tipo de Estado para su disfrute y beneficio, y no al revés.

Creemos en la democracia representativa como método para la toma de decisiones colectivas, con garantías de que los derechos de la minorías no puedan ser atropellados.

Creemos en que el gobierno —mientras menos, mejor—, siempre compuesto por servidores públicos, totalmente obediente a las leyes, debe rendir cuentas con arreglo a la ley y estar sujeto a la inspección constante de los ciudadanos.

Quien suscriba estos ocho criterios es un liberal. Se puede ser un convencido militante de la Escuela austriaca fundada por Carl Menger; se puede ser ilusionadamente monetarista, como Milton Friedman, o institucionalista, como Ronald Coase y Douglass North; se puede ser culturalista, como Gary Becker y Larry Harrison; se puede creer en la conveniencia de suprimir los «bancos de emisión», como Hayek, o predicar la vuelta al patrón oro, como prescribía Mises; se puede pensar, como los peruanos Enrique Ghersi o Álvaro Vargas Llosa, neorrusonianos sin advertirlo, en que cualquier forma de instrucción pública pudiera llegar a ser contraria a los intereses de los individuos; o se puede poner el acento en la labor fiscalizadora de la «acción pública», como han hecho James Buchanan y sus discípulos, pero esas escuelas y criterios sólo constituyen los matices y las opiniones de un permanente debate que existe en el seno del liberalismo, no la sustancia de un pensamiento liberal muy rico, complejo y variado, con varios siglos de existencia constantemente enriquecida, ideario que se fundamenta en la ética, la filosofía, el derecho y -naturalmente- en la economía. Lo básico, lo que define y unifica a los liberales, más allá de las enjundiosas polémicas que pueden contemplarse o escucharse en diversas escuelas, seminarios o ilustres cenáculos del prestigio de la Sociedad Mont Pélerin, son esas ocho creencias antes consignadas. Ahí está la clave.
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miércoles, 5 de mayo de 2010

CARTA A UN VECINO, GIOCONDA SAN BLAS, SAN ANTONIO DE LOS ALTOS, 30 DE ABRIL DE 2010

Apreciado amigo:

Las angustias que Ud. refleja en su mensaje a mi persona, son compartidas por muchos. No obstante, la situación política del país requiere de nosotros una actitud fría y racional que nos permita ver el vaso medio lleno y no medio vacío (más ajustado a la verdad del momento: el vaso lleno hasta las ¾ partes y vacío en ¼ parte). De allí que en búsqueda de esa visión y en aras de darle una respuesta a su amable solicitud (y de paso, sistematizar mis propios pensamientos), quiero hacerle varias consideraciones al respecto de la unidad opositora y de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), desde mi modesto punto de vista.

1.- La MUD se conformó en junio de 2009 como un clamor del pueblo opositor en búsqueda de una salida unitaria (la única posible por la vía democrática) a la tragedia nacional en que vivimos desde hace 11 años. A ella se sumaron 16 partidos políticos y más de 40 organizaciones ciudadanas. El documento inicial de conformación de la MUD puede leerse en:
http://politica.eluniversal.com/2009/06/08/pol_esp_documento-leidodura_
08A2375005.shtml .

Luego de laboriosas discusiones originadas por la miríada de visiones en torno al hecho político, las normas de la MUD para la escogencia de candidatos a diputados a ser electos el próximo 26 de septiembre de 2010, fueron aprobadas el 9 de diciembre de 2009 (puede leerlas en:
http://www.juanjosemolina.com/pdf/Reglamento%20Primarias.pdf ).

De manera que todos los ciudadanos sabían desde entonces cuáles serían las reglas de juego, a las cuales la MUD tendría que atenerse rigurosamente si quería mantenerse como una instancia con sólida autoridad moral para llevar adelante una empresa nada fácil como era la de lograr esa unidad representada allí por unas 60 organizaciones políticas y ciudadanas, cada una con su particular visión del país. En ese sentido es de alabar el equilibrio con que los directivos, en particular Ramón Guillermo Aveledo, llevaron adelante este compromiso. Cambiar las reglas del juego en la mitad del partido hubiese sido inaceptable bajo todo punto de vista. En tal sentido lo invito a leer http://twittervenezuela.ning.com/profiles/blogs/las-cartas-sobre-lamesa-de-la


De manera que una vez conocidas y aceptadas por todos los jugadores las reglas de juego, no es cuestión de cambiarlas a última hora para complacer a unos en perjuicio de otros. En ese reglamento y luego de arduas discusiones, se establecieron los criterios que privarían para llegar a consensos, a primarias, a decisiones finales compartidas por todos los participantes de la MUD. Para elaborar y cuestionar las normas hubo el tiempo necesario, desde junio hasta diciembre de 2009. ¿Me preocupé entonces por participar? ¿Me incorporé a las discusiones locales que la MUD regional sostuvo desde junio de 2009 hasta la fecha? Yo no, de manera que no puedo ahora reclamar. Mi silencio de entonces necesariamente significa ahora aceptación de las normas acordadas y los resultados obtenidos. Más aún, a estas alturas considero un milagro que hayamos llegado hasta aquí luego de atravesar momentos cercanos al naufragio. Creo que este desenlace es un signo de madurez política que, espero, perdure en el tiempo para conseguir los objetivos planteados para el porvenir.

El reciente comunicado de la MUD (29 de abril
http://www.eluniversal.com/2010/04/29/pol_esp_comunicado-de-lames_29A3824855.shtml ) es claro al respecto y lo invito a leerlo.

Todos sabemos que es imposible complacer a todo el mundo, no hay suficientes camas para tanta gente. De manera que se hizo lo posible para llegar a un delicado equilibrio. El Grupo La Colina, un grupo especializado en análisis político, nos informa en los diarios de hoy viernes 30 de abril que en su evaluación de los candidatos presentados, 20% de ellos son independientes, 48% son de 5 partidos políticos que habían consolidado 75% de los sufragios en la elección de 2008 y 32% pertenecen a organizaciones nacionales y regionales cuya votación en 2008 no superó el 25%, todo lo cual, a juicio del Grupo La Colina significa que la lista de candidatos a la Asamblea Nacional expresa en gran medida la diversidad política del país democrático. Podrían hacerse otras lecturas de estos datos, pero para mí, ellos revelan un delicado equilibrio conseguido a base de pulso.

2.- La antipolítica, esa nociva corriente de pensamiento según la cual los partidos políticos son dañinos para un ejercicio vigoroso de la democracia, es la que precisamente trajo a Chávez al poder. Coincido con muchos en que fue la degeneración de los partidos (y no su existencia) una de las muchas causas que condujeron a la catástrofe de 1998 cuando los principales partidos, a falta de candidatos sólidos propios, se plegaron irracionalmente a los supuestos encantos de una ex-Miss Venezuela cuya solidez intelectual y política aún está por verse. La oportuna (para él) aparición de Chávez en el firmamento político como representante de esa nueva legión de “antipolíticos” fue ayudada no sólo por el descrédito hacia los partidos políticos (cuando en realidad debió ser hacia los líderes que los dirigían) sino por muchos intelectuales que trabajaron ardorosamente para adornar al teniente coronel con virtudes que no tenía. ¿Con qué fin? Estoy convencida de que quienes así actuaron (muchos de ellos hoy en día ardientes opositores de quien hasta no hace mucho se vanagloriaron de apoyar) lo hicieron porque creyeron con arrogancia que su altura intelectual les garantizaba la manipulación de personaje tan primitivo para lograr que hiciera lo que ellos quisieran. El muchacho les salió zamarro: no tenía ni tiene cultura y apenas un barniz de formación intelectual, pero sus habilidades para hacerse con el poder absoluto no tienen límite y acabó manipulando a los manipuladores. De manera que, repito, el producto acabado de la antipolítica es justamente Hugo Chávez.
¿Queremos seguir por ese despeñadero?

3.- En una sociedad moderna, cada ciudadano tiene un papel que cumplir: yo soy científico, mi vecino es médico, el otro es ingeniero, más allá vive un plomero, una maestra y así vamos. Lejos estamos de las sociedades primitivas en las que todos hacían de todo, porque era muy poco lo que había que hacer o muy pocas las alternativas. El progreso de las sociedades es el que ha hecho necesaria la diversificación de oficios, dado que nuestro tiempo es limitado. Cada quien ocupa el suyo no sólo para ganarse la vida ejecutando el oficio o la carrera para la cual se ha preparado sino también para –desde allí- hacer su aporte a la nación. Hacer política es también otra manera –muy visible- de aportar al país, un oficio que hay que aprender, que requiere de formación, madurez y solidez, si se quiere hacer bien (como toda profesión, por cierto). Muchos de nosotros, interesados en el hecho político, apenas tenemos tiempo para dedicarlo al asunto, precisamente porque nuestras ocupaciones profesionales no nos dan tregua. ¿Qué hacer entonces? Se fundan partidos políticos cuyos integrantes hacen justamente ese trabajo a tiempo completo, como un oficio, teniendo en cuenta que hemos delegado en ellos nuestra representación. Participamos moderadamente para dar a conocer nuestras opiniones, a sabiendas de que ellas son sólo una entre miles y que al final hay que llegar a una decisión que no necesariamente fue la que uno propuso. En eso consiste el consenso: el método por el cual todos cedemos un poco en nuestras posiciones, para llegar a un acuerdo que no satisface ciento por ciento a nadie pero que en grandes líneas nos resulta aceptable. Mal haremos si tratamos de imponer nuestra visión a toda costa, a guisa de autoritarismo, el mismo que tanto criticamos en otros. Por las razones expuestas en las líneas anteriores, para mí la “democracia participativa” (esa según la cual todos nosotros debemos estar todo el tiempo participando en el hecho político) no es más que un espejismo posible de ser cumplido solamente en sociedades primitivas, de poco desarrollo, con escasa población; es sólo la democracia representativa la que puede funcionar en una sociedad moderna compleja, numerosa, altamente tecnificada, en donde cada ciudadano tiene una misión que cumplir.

4.- Dije unas líneas atrás que hacer política es también otra manera –muy visible de aportar al país, un oficio que hay que aprender, que requiere de formación, madurez y solidez, si se quiere hacer bien. Al hablar de la profesión u oficio de político, debo referirme necesariamente a quienes pretenden imponerse sin más crédito que su popularidad o carisma. Esta es una virtud (si así puede llamarse) esquiva, traicionera y sobre todo, difícil de mantener en el tiempo.

Carismáticos han sido Mandela, Indira Ghandi, Martin Luther King, John Kennedy (para hablar sólo de figuras políticas). Pero también lo han sido Hitler, Castro, el Ché Guevara. Y muchos otros que han sido flor de un día. En nuestra nación, el ejemplo más acabado y actual es precisamente la figura de Chávez. Todo esto viene a cuento porque con frecuencia nos dejamos deslumbrar por figuras con indudable ascendiente aunque todavía sin suficiente madurez y preparación y dejamos de lado, sin conocerlos, a otros que podrían hacer un muy buen papel si se lo permitimos. La juventud, por sí sola, no es garantía de éxito en una función política. ¿Por qué querer volar sin haber todavía aprendido a gatear? La mejor manera de aprender el oficio político es ir escalando posiciones paso a paso, aprendiendo de errores y aciertos, formándose intelectualmente con solidez.

5.- Menciona Ud. que Alfonso Marquina, candidato escogido en la MUD y no en una elección primaria, para representar a los Altos Mirandinos en la contienda electoral del 26 de septiembre, no vive en la zona y por eso desconoce los problemas locales. Si Ud. lee con cuidado la Constitución vigente, verá que en su artículo 188 ella establece que entre las condiciones para ser elegido diputado está la de “haber residido cuatro años consecutivos en la entidad correspondiente antes de la fecha de la elección” (el artículo 186 establece que la entidad a la que se refieren es la “entidad federal”, o sea el estado, no una población dentro de él). Más aún, entre las funciones de la Asamblea Nacional (art. 187), únicamente el numeral 9 de ese artículo menciona de soslayo a los municipios, cuando establece que la AN debe autorizar: “… los contratos de interés público municipal, estadal o nacional con Estados o entidades oficiales extranjeros o con sociedades no domiciliadas en Venezuela”. De manera que los diputados a la Asamblea Nacional no irán allí para hacer valer las aspiraciones de los municipios, ya que para eso están los Concejos Municipales y Estadales (artículos 159 a 184 de la Constitución vigente). Las funciones de la Asamblea Nacional, especificadas en el art. 187, están relacionadas con una visión macro del país dentro de la cual los diputados darán sus aportes desde el ángulo estadal que representan.

No conozco a Marquina personalmente. ¿Tal vez hubiese sido más satisfactorio escogerlo en primarias? No lo sé. No obstante, es bueno recordar que Yon Goicoechea, quien ahora hizo causa a favor de las primarias en las cuales él participaría, fue tenaz opositor a ellas cuando se trató el tema de la escogencia del candidato a alcalde en 2008, apoyando abiertamente a quien hoy ostenta el cargo en el Municipio Los Salias. De manera que también Yon se mueve al compás de las circunstancias políticas. Las informaciones recabadas en Internet (repito, no lo conozco personalmente ni me ata ninguna relación con él) indican que Alfonso Marquina es una persona de 46 años (ni muy joven ni muy viejo; ni efebocracia ni gerontocracia), egresado de la UCAB, que inició en su juventud su militancia política, ingresando a AD (como tantos que hoy están compartiendo mesa con el actual gobierno y renegando de su propio pasado). En 2000 fue electo como diputado a la Asamblea Nacional por el Estado Sucre, desde cuyo cargo fue un férreo opositor del gobierno de Hugo Chávez. Retiró su candidatura a la reelección en los comicios legislativos de 2005 argumentando fraude electoral (una decisión que por cierto compartimos todos los opositores y que visto los acontecimientos posteriores, fue un error político garrafal). En UNT se desempeña como Vicepresidente de Asuntos Legislativos. Creo importante contactarlo para que participe de alguna actividad pública en los Altos Mirandinos en la que los habitantes de la región podamos conocer sus ideas, programas, etc. De manera que lo invito a que juntos propiciemos ese encuentro como una manera positiva de limar las asperezas y pasar la página de los despechos, a fin de sumarnos al trabajo común de lograr la meta unitaria propuesta.

En todo caso, es oportuno señalar que la AN que elegiremos en septiembre no será un lecho de rosas. Todo lo contrario. Los diputados opositores tendrán que sufrir embates similares a los sufridos por los pocos opositores que formaron parte de la Asamblea Constituyente de 1999 y la Asamblea Nacional que siguió a ésta. Ud. recordará como ellos no sólo eran sometidos a escarnios verbales y presiones psicológicas, sino también a violencia física de toda índole. De manera que no le envidio el cargo a quienes irán a esa asamblea a defender con su verbo, su mente y su integridad física esa democracia que tanto nosotros queremos pero que no defendemos más allá de parloteos con amigos y vecinos. Por el contrario, debemos estar agradecidos a tanta gente valiosa que está dispuesta a luchar por obtener esas curules y desde allí dar la pelea en representación de nosotros, a fin de que nosotros podamos continuar con nuestras vidas en los terrenos que nos corresponden. Lo mínimo que se nos pide es el voto. Yo lo daré, sin condiciones. Y también estaré dispuesta, como en oportunidades anteriores, a servir de testigo de mesa, para vigilar con gran celo nuestros votos.

6.- Si queremos salir del atolladero en que nos encontramos, la única arma democrática posible será la unidad y nuestro voto por ella. Uno de los candidatos me resulta francamente antipático y votaré a mi pesar por él, pero en las circunstancias actuales “con esos bueyes hay que arar”. No es ésta una época de filigranas exquisitas ni piruetas intelectuales; ellas pueden dejarse para épocas tranquilas, cuando la democracia siga un curso normal, sin sobresaltos. No estamos en la década de los 70. Por el contrario, las urgencias del momento nos imponen el sacrificio pequeño de dar el voto unitario al candidato de la unidad, sin matices. Ya habrá tiempo para resolver otros asuntos que en este momento son de importancia secundaria. Bástenos recordar cómo en 2004 los mirandinos le negamos el voto a Enrique Mendoza en castigo por su errática posición en la Coordinadora Democrática, abriéndole el camino a Diosdado Cabello en la gobernación del Estado Miranda, con los resultados que todos conocemos. Hoy nos puede pasar lo mismo, si no miramos más allá de nuestras narices y nos empeñamos en ver las deficiencias de la MUD, que sin duda las tiene, como toda empresa humana. En ese sentido, me parece muy oportuno el artículo que hoy 30 de abril publica el diario TalCual bajo la firma de Alonso Moleiro “La MUD y la Coordinadora Democrática”que invito a leer (http://informe21.com/blog/alonso-moleiro/mud-coordinadora).

Como si fuera poco, la alianza de oposición también ha suscrito un acuerdo de prioridades y políticas públicas: “100 Propuestas para Venezuela” que puede ser leída en varios sitios web, p. ej.,
http://miguelangelsantos.blogspot.com/2010/04/documento-programatico-100- propuestas.html .

Este es el resultado de meses de discusión y ha sido suscrito por los casi 60 partidos y organizaciones que participan en la MUD, además de todos
los candidatos postulados. En un país con la herencia individualista y divisionista del nuestro, eso no es poca cosa.

Quiero terminar esta larga misiva, haciendo un paralelo de nuestra situación con la que vivió Chile entre 1973 y 1990. Como Ud. debe saber, a finales de 1970 Salvador Allende asumió la presidencia de la república chilena por votación popular.
Su gobierno propició una serie de cambios en las estructuras de su país que por mil razones condujeron al golpe de estado de Pinochet y su entronización como dictador por 17 largos años. Durante ese oscuro período, tanto los izquierdistas como los demócrata-cristianos sufrieron persecuciones, muerte y exilio. Sin embargo, en esa sociedad profundamente escindida, no lograban acercarse unos a los otros porque los izquierdistas reclamaban a los demócrata-cristianos el haber contribuido con su apoyo a la llegada de Pinochet al poder, mientras que éstos no cesaban de acusar a los izquierdistas por el caos nacional conducido por ellos durante el gobierno de Allende. Fue sólo en 1988 cuando ambos, “con el pañuelo en la nariz”, decidieron acercarse para lograr una mayoría del 56% en el plebiscito del 5 de octubre de 1988, que permitió la salida de Pinochet del poder a principios de 1990 (salida nada fácil porque Pinochet pretendió desconocer los resultados del plebiscito y eternizarse en el poder; curiosamente fue un militar, el General del Aire Fernando Matthei, miembro de la Junta Militar, quien hizo la primera declaración pública de reconocer la derrota en la madrugada del 6 de octubre). Durante el año que siguió, tras un acuerdo entre la Concertación y el Gobierno se plebiscitaron reformas para democratizar la Constitución.

Tiempo más tarde, se llamó a la primeras elecciones democráticas desde el golpe de Estado, el 14 de diciembre de 1989, en las que resultó electo el demócrata-cristiano Patricio Aylwin al frente de la opositora Concertación de Partidos por la Democracia. Esta Concertación se mantuvo gobernando a Chile durante los siguientes años, con cambios periódicos de presidentes constitucionales hasta finales del año pasado, cuando por primera vez la Concertación perdió las elecciones generales. Todo esto se lo cuento porque fue precisamente esa precaria unidad entre demócrata-cristianos e izquierdistas en 1988, pasando por alto las mutuas heridas, la que hizo posible que Chile se encaminara nuevamente por la senda democrática. Como si fuera poco, la Concertación hizo acuerdos con el gobierno dictatorial a lo largo de 1989 para garantizar una transición sin más muertes de las que ya había. ¿Seremos nosotros capaces de pasar por encima de nuestros resentimientos y aunarnos contra el adversario común? ¿O seguiremos en esta pelea de muchachos malcriados, entre nosotros mismos, sin advertir el peligro en que nos encontramos? Quedará en nuestras manos esa decisión y sobre nuestras cabezas, el cargo de conci
Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales

encia de haber actuado o dejado de actuar en sintonía con la magnitud del problema.

A pesar de la inusual longitud de mi carta, los puntos que he tratado no agotan el tema, pero creo que con ellos respondo a las inquietudes expresadas en su amable mensaje, a la vez que me han ayudado a sistematizar mi propio pensamiento, por lo cual le quedo agradecida.

Reciba un cordial saludo
Dra. Gioconda San Blas
Investigadora Emérita IVIC
Individuo de Número de la
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LOS FANTASMAS DEL PSUV, PEDRO LASTRA, MAYO 4, 2010

De ese misterioso partido de Estado, rémora de los engendros orgánicos paridos por los dictadores necesitados de un parapeto semi politológico como esa quisicosa llamado PSUV, se puede decir una gran verdad: existen, después de inflados por el caudillo, hasta que ambos se desinflan – caudillo y parapeto. Lo que puede ocurrir diacrónica o sincrónicamente. A veces se le revienta el pulmón al caudillo y no hay quien infle la esmirriada bomba partidista. Otras veces, el globo se revienta solo y cuando menos se espera. Lo lógico es que ambos vuelen por los aires expelidos por sus emanaciones gástricas.

Es lo que parece estar sucediendo en la Venezuela del realismo mágico, esa que parió de la nada una militancia activa y combatiente tan poderosa como la del PCUS en los mejores tiempos de Stalin y que llegara a tener en el zenit del aluvión chavista más de seis millones de inscritos. En su momento, la mitad del país electoral. Un desiderátum que ya hubiera querido Adolfo Hitler: cada votante inscrito en el REP un militante de carnet, curso de educación política y librito rojo.

La verdad ha reventado este domingo en el agriado rostro del caudillo, que acuciado por las colas más vacías de la historia – un oxímoron inventado por Pompeyo Márquez – las cogió contra una modesta y corajuda periodista que le hizo las únicas preguntas pertinentes a quien le huye a la verdad como a la peste y tiene la pésima costumbre de asesinar al mensajero. Búsquesele y rásquesele por donde se le apriete: de esos seis millones y pico de inscritos y carnetizados del PSUV no asistió más de un millón a las urnas. Todo lo demás es cuento.

Y vaya que un millón de votantes para unas primarias es una cifra respetuosa y como para exhibirla con orgullo, salvo que se esté enfermo de delirium tremens y se tenga la insólita auto percepción de estar encabezando la cruzada sagrada de la revolución planetaria del siglo XXI. Tampoco como para hincharse el pecho y salir a pavonearse a los Próceres: si se proyectan los 350 mil votantes que asistieron a las primarias parciales del 25 de abril, la oposición hubiera puesto en pie de guerra a nivel nacional la suma de 1.600.000 votantes. Lo que corresponde, voto más, voto menos, a la verdadera correlación de fuerzas electorales: 60% para la oposición, 40% para el oficialismo.

Una cifra que tampoco corresponde a una proporción áurea. Si las elecciones en Venezuela fueran el fiel reflejo de la realidad y ambos contrincantes nos montáramos al cuadrilátero con un Chávez sin arena en la izquierda y una herradura en la derecha, con un árbitro ciego y nosotros con una mano amarrada, la proporción aumenta para la oposición democrática exponencialmente. Quítesele a Chávez, es decir: al PSUV, es decir al Estado, vale decir: a PDVSA, dígase: a la administración pública, exprésese, a las Fuerzas Armadas el poder de imponerle un voto a sus millones de empleados y permítaseles votar como les salga del forro y ahí sí veremos lo que sucedió con todos los partidos de los regímenes totalitarios: no duraron una hora después que cayó el líder.

Esa es la primera enseñanza de estas primarias fantasmales: las masas brillaron por su ausencia. Aseguran quienes se calaron por razones profesionales el canal de “todos” los venezolanos durante todo este domingo 2 de mayo que no vieron el reportaje de una sola, de una mínima y modesta colita. La segunda es tanto o más grave: de la manga de muérganos que han legislado a las anchas del Supremo violando la voluntad soberana del 2 de diciembre del 2007 y torciendo el espíritu y la letra de la Constitución sólo se legitimaron ante su propia militancia dieciséis de entre los más de cien postulados. Fueron raspados, escupidos, tarjados, evaporados y convertidos en un amargo recuerdo de si mismos voces tan cantantes como las de Calixto Ortega – ¡qué merecido se lo tiene, por coprófago! -, Dugarte, el soplón – correveidile de la policía política del régimen dedicado a hostigar por encargo de Miraflores a quien fuera electo con más de setecientos mil votos para la Alcaldía Metropolitana –, Earle Herrera, kioskero de la mala muerte conocido en los bajos fondos como “car’e guante”, y así decenas de otros. Los que más suerte tuvieron quedarán de suplentes, como Desirée Santos Amaral, rebajada al nivel de su auténtica estatura por quienes no la conocen ni de los especiales del Ocho. Otro arrastrado nuevamente por los suelos, reincidente del fracaso en la aceptación de sus propios camaradas fue el ínclito Mario Silva. La Hojilla no le afeitó un solo voto. Tampoco Papi Papi estará feliz de tener tantos millones mal habidos y no poder comprarse una modesta titularidad.

¿Qué pasará con los despechados? ¿Adónde irán a llorar su desconsuelo? ¿Estarán mirando a la talanquera o a Yare? ¿Estarán golpeando las puertas del PPT o imaginándose unas largas vacaciones en Varadero? Que vayan preparando sus expedientes. Se acerca el momento en que tengan que dar cuenta de las violaciones constitucionales que cometieron o prohijaron. Basura leguleya que hará írritos decenas y decenas de convenios, leyes y decretos. Durarán lo que un ex abrupto intestinal en un chinchorro. Que Dios nos los pille confesados.



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PRIMARIAS Y CONSENSO, JUAN PÁEZ ÁVILA, AQUÍ OPINAN,TALCUAL, LUNES 03 DE MAYO DE 2010

Este importante eslabón en lo que debe ser una cadena de éxitos en el futuro inmediato, hasta la elección del Presidente de la República en el 2012, requiere de una profundizació n de la conciencia democrática Juan Páez Ávila

Al completar 163 candidatos unitarios, con la realización de las elecciones primarias, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), para políticos y analistas de gran experiencia, alcanzó o produjo el hecho político más importante del momento crítico que atraviesa el país, y le abre un claro camino a la victoria de la Alternativa Democrática en las elecciones del 26 de septiembre.

El éxito de las elecciones primarias para escoger 22 candidatos a diputados a la Asamblea Nacional, de la Alternativa Democrática, se puede considerar no sólo como el primer paso importante para que el electorado participe directamente en la selección de sus candidatos, sino también como un ejemplo de que la Mesa de la Unidad Democrática acertó al aprobar unas reglas en las que se contemplan varios métodos o formas de elección, para consolidar la unidad de decenas de partidos políticos, organizaciones no gubernamentales (ONG) y gremios estudiantiles y profesionales.

Las reservas de muchos observadores e incluso veteranos de otrora frustraciones en contiendas internas, para escoger candidatos por el método de las primarias, no sólo por el costo de las mismas, sino también, y esto era lo más grave, por las descalificaciones de los candidatos entre sí, que al final los resultados dejaban más heridas y resentimientos políticos, que ponían en peligro la Unidad de los partidos, fueron disipadas. Y aunque es posible que las primarias celebradas el domingo pasado, dejen alguna estela de disgustos en aquellos que no resultaron ganadores, el objetivo de la Unidad para concurrir a las elecciones convocadas por el CNE para el 26 de septiembre, obligará a superar los momentos difíciles que conlleva toda derrota.

Este importante eslabón en lo que debe ser una cadena de éxitos en el futuro inmediato, hasta la elección del Presidente de la República en el 2012, requiere de una profundizació n de la conciencia democrática, que se extienda a otros sectores de la sociedad que históricamente se han negado a votar, y que convenza a importantes grupos e individualidades del chavismo, acerca de la sinceridad y firmeza para defender una política de reconciliació n nacional, de respeto a los derechos del adversario y de búsqueda de un clima político para trabajar juntos por el bienestar de la mayoría de la población, golpeada por la inflación, la inseguridad, el desempleo y la falta de vivienda, y de todos los derechos individuales y sociales que establece la Constitución de 1999.

Y como la democracia se construye todos los días, con el ejemplo y el actuar políticos, la mesa parece servida, pero el mandado no está hecho todavía, se requiere consolidar la unidad, en un sistema de relación civilizada, como el que ha imperado en la oposición, que la ha convertido en Alternativa Democrática. Los inevitables descontentos individuales porque perdieron en las primarias o no fueron seleccionados por consenso, deben incorporarse a la campaña por el triunfo de los candidatos ya elegidos mediante las reglas aprobadas por unanimidad de los integrantes de la Mesa de la Unidad Democrática. Si alguien se postula por iniciativa propia, por ambición personal, será duramente castigado por los electores.

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martes, 4 de mayo de 2010

ANTANAS MOCKUS... 'EL REY BUFÓN', POR ANDRESOSPINA EL 13 DE ABRIL 2010 ELTIEMPO.COM / BLOGS / EL BLOGOTAZO

Esta es la historia de un demagogo megalómano con afanes exhibicionistas que -con el propósito de dar aún más vistosidad a su interesante trayectoria como educador-, encontró en el escándalo el mejor de sus aliados.

El testimonio vital de un hombre inteligente -y pese a ello, sediento de atención- cuyo afán de ser notado lo condujo a aprovechar su condición de servidor público y de rector de la más importante universidad pública del país, para hacer payasadas que de inmediato lo convirtieron en figura reconocida.

Primero desenfundó una espada plástica y llegó armado de ella a su despacho. Después miccionó sobre la sacrosanta grama del campus a su cargo. Eso fue al comienzo de los 90 del siglo XX.

Luego, sin poder cautivar la atención de un grupo de estudiantes descontentos, en medio de algún encuentro de artistas conceptuales que lo estaban abucheando -porque nada de lo que decía parecía convencerlos-, presa del desespero, se despojó de pantalones e interiores y enseñó su zona glútea a toda la comunidad presente.

¡Qué brillante! ¡Qué magna muestra de genialidad! Semejante triada de actos desaguisados y efectistas no podía ser invisible. ¡Y ya era famoso! Habría bastado con que fuera ministro de Educación.

A continuación, una vez vinculado con esa generación de histriones a los que el país considera dioses y prohombres por el simple hecho de obrar con excentricidad, se hizo alcalde de Bogotá. Y entonces fue 'el Rey Bufón'.

Puesto que la muy de moda 'cultura ciudadana' y la educación fueron desde siempre sus dos más grandes grandes preocupaciones, el Rey Bufón hizo de éstas una política pública. Entonces empezamos a sentirnos más civilizados.

Y el Rey Bufón contrajo matrimonio en un circo. Para mostrarse excéntrico. Para figurar en cuanto fuera posible con el pretexto de pugnar por los derechos infantiles.

No obstante, y aunque pocos lo recuerdan, en su gestión como alcalde el Rey Bufón fue privatizador y cruel, como la mayoría de sus contemporáneos, por más que sus ejecutorias neoliberales fueran opacadas por los payasos, las zanahorias y las imbecilidades espectaculares, por las que aún hoy el país lo admira.

Su prepotencia intelectual llevó al Rey Bufón (aunque mejor le vendría llamarlo 'rey bobo') a considerarse más brillante que el resto de los bogotanos. Y a suponer que éstos eran sus súbditos. Sus diminutos muñecos articulados con quienes ejercitar sus inquietas manos de geniecillo dictatorial, malcriado y manipulador.

No obstante y pese a la lúdica y a los jugueteos propuestos por quien parecía inofensivo, el Rey Bufón -moderna y curiosa encarnación híbrida de Calígula mezclado con Nerón- solía reaccionar con brusca y fascistoide violencia de emperadorcillo consentido, ante cualquier brote de desconocimiento a sus proclamas.

Cuando se negaron a hacerle caso, decretó toques de queda, días sin mujeres, días sin hombres y otro buen número de ejercicios totalitaristas y anticonstitucionales. Y cada vez que podía concedía declaraciones a la prensa con su boca saturada de betacaroteno ya procesado por sus molares y convertido en bolo alimenticio.

'Horas zanahorias', manitas ridículas estampadas en tarjetas rojas (a las que muchos de sus gobernados acogieron, porque ello les hacía parecer civilizados y primermundistas), y excesos odiosos de autoridad, emprendidos en contra de quienes no quisimos continuar con su juego. Porque, contrario a lo que pensamos, no todos somos tan estúpidos como él supone.

Puesto que el hurto era poca cosa para un demagogo de tamañas calidades y anhelos, las buenas reservas que permanecieron almacenadas en las arcas de Bogotá durante su primera administración, dejaron un buen sabor en sus gentes y le garantizaron una envidiable reputación de honesto, cosa que, sin duda, es más que excepcional. Acostumbrados a pésimas alcaldías y a la regla de alternar el oficio de la política con el del latrocinio, cualquier cosa que no se pareciera a las anteriores era ideal, tan solo porque "él no se roba un peso".

La situación, sin embargo, no tuvo nada de perfecta. Embriagado por su propio deseo de ser emperador y de utilizar a sus gobernados como marionetas, el Rey Bufón renunció a la Alcaldía Mayor de Bogotá, para unirse, en calidad de fórmula vicepresidencial a la candidatura de quien hoy es su adversaria, la mujer de la falsa sonrisa de profesora de kindergarden. Perdieron.

No obstante, el tiempo de campaña bastó al Rey Bufón para afrentar al país entero con sus clásicas imbecilidades a las que la nación tomó por genialidad excepcional. En un grosero y ególatra acto el Rey Bufón arrojó el contenido de un vaso de agua sobre el rostro de Horacio Serpa, uno de sus contendores (con el doble fin de ridiculizarlo, de posar de justiciero y de hacer pensar al mundo que su irreverencia y sus 'statements' simbólicos eran un prodigio de la humanidad).

Empero -ya curtido en las lides electorales- el Rey Bufón regresó al solio del burgomaestre, aprovechando la pésima memoria de los bogotanos y su afinidad por la ridiculez, recibiendo latigazos de un chamán en las fuentes pandas del Parque Nacional. Su segunda administración lució calcada de la primera: lúdica, exhibicionista, represiva -si había que serlo- y bastante popular. Bautizó a su partido con el título de 'Visionario', denominación a la altura de su carácter pretencioso, y adoptó el naranja como su color de batalla.

Brillante como es, ahora el Rey Bufón intenta convertirse en primer mandatario de la República, en el que se presume podría ser uno de los más inoperantes, mesiánicos, autócratas y dictatoriales gobiernos de la historia.

Curtido en aquello de generar emociones en sus semejantes, ahora el Rey Bufón está apelando a una propia dolencia motora y neurológica para granjearse las simpatías de los más escépticos. No me extrañaría que aquello de utilizar su padecimiento como estrategia electoral hubiera sido urdido por su mente matemática y ambiciosa. Y me temo que gracias a ello, y a los girasoles expandidos viralmente por la red, el Rey Bufón pueda cristalizar su sueño de convertirse en emperador avalado por el voto popular.

A un sector importante de intelectuales, bohemios, artistas y chocolocos, que como él están convencidos de ser más civilizados que el resto de la humanidad, y quienes gustan de tratar a sus semejantes o de ser tratados ellos mismos como idiotas, la idea parece entusiasmarles. Sobre todo a quienes son demasiado jóvenes como para recordar sus fallas antañonas.

Si tales intelectuales fueran tan intelectuales notarían, tal vez, que tras el antifaz de la pedagogía y la cultura ciudadana no se asoma ningún planteamiento sólido ni estructural alrededor de los serios problemas que agobian al país. Nada más que una retórica prodigiosa y difícil de entender, muy apropiada para despistar a quienes no quieren lucir como ignorantes.

Lo que más asusta del Rey Bufón no es el Rey Bufón mismo, sino sus seguidores.

Los mismos que envían agresivos girasoles vía Facebook y que operan con un espíritu sectario similar al que alguna vez ellos condenaron en los 'furibistas'. Quien no lo crea puede comprobarlo al ingresar a Twitter o a un blog como este para intentar contradecir alguno de los postulados del Rey Bufón, y para ganarse insultos antes solo dignos de mi colega Apolosystemas.

Me pregunto qué será más apocalíptico para los electores entre la hegemonía oligopólica aquella en donde 'los Santos hacen milagros', la sonrisa hipócrita y cancilleril y la indecisión política de la profesora de kínder, o el mesianismo exhibicionista y caligulesco del Rey Bufón.

Ya del Partido Visionario de otrora no queda nada. El Rey Bufón y los suyos se han teñido de verde. Mañana lo harán de azul o de rosa. Todo porque la doctrina no es lo que importa sino el hombre.Eso se llama caudillismo y consiste en que los individuos y la iconografía circundante son más importante que las ideas.

La actual imagen de marca del Rey Bufón se asemeja demasiado a la de Aceite Premier, lo que me que una alianza con la fábrica de dicho producto puede serle tan provechosa como lo habría sido para Galat una con el ponque Gala(t), de Ramo.

Lo triste de todo es que, entre todas las malas opciones presidenciales, el Rey Bufón es -según el consenso de los sensatos- 'la opción menos peor de todas', y que hoy, tal como en los esplendorosos tiempos en que Uribe parecía indestronable, seguimos divididos en dos polos, tan radicales como irracionales. Tan convencidos de que esa única solución con la que deliran tiene nombre propio.

Ahora estoy aún más preocupado que hace dos meses.

Porque vivo en un país despojado de criterios. Porque igual admiramos a un capataz feudal y reaccionario con una visión premoderna y latifundista del país, que a un filósofo-matemático-ilustrado, académico y arrogante al que nadie le entiende nada. Y porque los aulicos de uno y otro son militantes de la irracionalidad agresiva.

El punto, en el fondo, es obedecer a un líder de manera ciega e irracional, y seguir creyendo en la existencia de un solo ser sobre la tierra llamado a salvar a nuestro país de lo inevitable.

En el fondo el Rey Bufón es potencialmente tan peligroso como Uribe, con sus afanes dictatoriales, su mesianismo ciego y sus ínfulas de salvador. ¡Cómo lo siento por nosotros! Porque si Uribe gobernó al país como si fuera su finca, el Rey Bufón habrá de hacerlo como si fuera su circo.

El Blogotazo
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¿QUIÉNES HAN HECHO MÁS, LOS MENDOZA O LOS CHÁVEZ? ALUMBRAMIENTOS MIGUELMUÑOZ,TOMADO DEL REGIONAL DEL ZULIA

¿Quiénes han hecho más, los Mendoza o los Chávez?
Esto viene al caso por aquello de “Quédate tranquilo Mendoza. No me provoques”, lo cual significa “Te tengo en la mira”; situación que se potenció por la acción expropiatoria, casi de seguida, del alcalde de San Francisco, de unos galpones situados en la Zona Industrial de ese municipio, y que ante la pregunta de una periodista, referida a si algunos de esos galpones pertenecían a la Polar, el Alcalde respondió: que sí había un galpón propiedad de Polar y que igualmente iba a ser expropiado porque si se hurgaba bien en la historia, ello significaba: Copei, URBE, Opus dei y los Mendoza, lo que en definitiva significaba oligarquía, explotación y “hambreadores” del pueblo…

¿Quiénes son y qué han hecho los Mendoza? La referencia que de ellos se tiene sobrepasa los cien años, y se trata de personas emprendedoras, término que se utiliza en estos tiempos para referirse a los empresarios innovadores, como los llamara el celebre economista Shumpeter.

Comenzaron sus actividades empresariales exitosas produciendo velas y jabón, pero por esa condición natural de los hombres quisieron crecer y ser mejores, entonces pensaron en instalar una industria cervecera en Venezuela, proyecto que se concretó con la planta de Antímano, barrio de Caracas en 1941… Todas las regiones tienen su nombre. Pero en todas, la cerveza se llama Polar. Con este slogan fueron construyendo plantas cerveceras en Barcelona, Los Cortijos, Maracaibo, San Joaquín y en el presente producen 5 tipos de cervezas y 3 tipos de maltas...
Y siguieron creciendo y diversificándose. Al punto de producir y/o comercializar en la actualidad, 16 tipos de vinos, 4 tipos de cereales, 1 tipo de espagueti, 7 tipos de margarina, 16 tipos de salsas, 9 tipos de bebidas deportivas, 14 bebidas provenientes de cereales, 4 tipos de alimentos del mar, 21 tipos de alimentos congelados, 20 tipos de helados, 8 tipos de alimentos para mascotas, 5 tipos de bebidas gaseosas, 4 tipos de productos de limpieza, y muchos productos mas…

Su desempeño social. A pesar de que ya venían realizando actividades de responsabilidad social, como se le conoce ahora, en 1977 crean la Fundación Empresas Polar, con la finalidad de dar un aporte significativo en las áreas de educación, salud y desarrollo comunitario, para contribuir a mejorar la calidad de vida de niños, jóvenes, adolescentes y adultos del país…

¿Y qué han hecho por los lados del Zulia? Seguramente el alcalde de San Francisco desconozca que en el lapso 2008 - 2009 Empresas Polar realizó las Olimpiadas Matemáticas, que según fuentes documentadas participaron 22.594 niños y jóvenes; el Programa de actualización Matemática (PAM) realizado en todas las escuelas del municipio San Francisco donde participaron y fueron capacitados 195 docentes, 25 directivos de 19 escuelas estadales, 363 docentes de 19 escuelas de San Francisco y 182 estudiantes del área de Educación. Además se beneficiaron 161 personas entre jóvenes y adultos en cursos de inversión social, 14 docentes participaron en el curso “Enseñando a Aprender”, 109 voluntarios capacitaron a 1.228 niños y jóvenes, mejoraron y arborizaron el Parque Metropolitano del Zulia, hicieron 70 donaciones personales y 9 institucionales en pro de la salud, recibieron a 6.048 visitantes en la Planta Modelo, compartieron con los Consejos Comunales en los días de Navidad, Día del Niño y realizaron intercambios deportivos con 1.600 participantes…

¿Y los Chávez que han hecho? Bueno, esa tareíta se las dejo a ustedes…

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domingo, 2 de mayo de 2010

UNAS QUINCE MIL PROPIEDADES ESTÁN BAJO LA MIRA DE LOS CONSEJOS COMUNALES.- RED POR LA DEFENSA AL TRABAJO, LA PROPIEDAD Y LA CONSTITUCIÓN. 2.5.2010

Hoy, unas 15.000 propiedades privadas en todo el país están siendo solicitadas por estas organizaciones y en muchos casos ya han procedido a su ocupación, esta situación se va a convertir en las próximas semanas en la mayor agresión que el gobierno haya emprendido contra lo privado, aquí se incluyen terrenos, fincas, galpones y cualquiera empresa o propiedad privada que ellos consideren conveniente su adjudicación.

Lo triste es que el gobierno crea estas organizaciones comunales no para resolver sus necesidades de agua, electricidad, empleo, seguridad o las situaciones apremiantes de esas comunidades, sino que ofrece lo privado con asistencia técnica y financiera para su funcionamiento, con lo cual se utiliza la propiedad privada como alternativa electoral de reparto evadiendo el gobierno su responsabilidad en las penurias que afectan a nuestro pueblo que esta sumido en este momento en graves calamidades como falta de alimentos, inflación y pobreza creciente, así como servicios públicos no adecuados.

El gobierno que no puede explicar que ha pasado con los grandes recursos manejados en estos 11 años, así como la inmensa deuda al cual nos ha sometido, sigue pretendiendo crear nuevas expectativas, repartiendo lo privado a los que no les cumplió ni les cumplirá ya que todo lo publico llámese empresa o gobierno se han convertido en marañas de ineficiencia y malversación de los recursos de la nación.

VICENTE BRITO
PRESIDENTE
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CONCLUSIONES GRAVES Y CLARAS, OSWALDO ÁLVAREZ PAZ, DESDE EL PUENTE

Ya es fácil determinar la verdadera naturaleza del régimen que gobierna. No es una democracia, ni tiene a la libertad como valor fundamental. Los tipos son socialistas a la cubana, comunistas tropicales del siglo XXI. Autoritarios que aceleran el propósito de concentrar y controlar todos los centros de poder político y económico, públicos y privados, o destruir a quienes no se sometan.

Los públicos van desde las fuerzas armadas, devaluadas con la creación de las milicias mercenarias, hasta PDVSA convertida en instrumento que financia ineficacia y corrupción y los afanes expansionistas del Presidente. Los privados se refieren a los organismos empresariales y laborales, gremios profesionales, universidades y centros culturales y artísticos, medios de comunicación y paremos de contar. Algunos de ellos son de carácter público, pero con grados de autonomía que les daban independencia suficiente para no depender exclusivamente del gobierno. Están bajo control, o reducidos por la creciente asfixia que sufren.


Totalitarismo puro. Todo esto y mucho más es ampliamente conocido. Pero a conciencia de cuanto significa mucha gente se acostumbra, se resigna en actitud pesimista o, simplemente, busca acomodarse a esta realidad. Cuanto señalamos dejó de ser tema de discusión. Lo asume el gobierno y, medido por el silencio ante lo básico, lo tolera buena parte del país y no pocos dirigentes tenidos como opositores.

Venezuela y Cuba “somos la misma cosa”, dijo Castro II. Para el general Rivero, la presencia y actividades cubanas es inaceptable, afecta la seguridad de la nación. Se trata de un alto oficial que participó activamente en los sucesos de 1992 y tuvo posiciones relevantes en el régimen actual.

Rompemos con Colombia, no por haber bombardeado a Ecuador, como dicen farisaicamente los gobernantes, sino por haber destruido el campamento clave de los narcoterroristas de las FARC, conducido por (a) Raúl Reyes, segundo al mando, para quien el Presidente pidió un minuto de silencio. Se levanta un busto en plaza del 23 de enero en honor a Marulanda y se le da ese nombre a la biblioteca de una escuela pública en Aragua.

En la frontera, zona de operaciones calientes, se pretende levantar –quizás ya lo hicieron- bustos de Hugo Chávez, Fidel Castro, “Tiro fijo” Marulanda y Simón Bolívar. Significativo el rechazo de Fidel al busto que se colocaría a la entrada de la Asamblea Nacional de Venezuela. Homenaje demasiado baboso para su gusto, pero propio de los apóstoles criollos. Qué más se necesita. La lucha, no es que menosprecie lo electoral, pero tiene que trascenderlo, se trata de mucho más que eso.

Independientemente del número de diputados que se obtengan, ojalá y sea el mayor posible, necesitamos candidatos convertidos en verdaderos guerreros por la liberación de Venezuela. Estamos atrasados.

oalvarezpaz@gmail.com Lunes, 3 de mayo de 2010
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¿FUERA DE LA CONSTITUCIÓN, TODO? ANTONIO JOSÉ MONAGAS, 02 DE MAYO 2010

Las realidades políticas del subdesarrollo, generalmente están enmarcadas por eventos que reflejan gruesas contrariedades y contradicciones propias de gobiernos dirigidos por quienes desconocen la complejidad característica de procesos sociales democráticos. Pero además creativos, como en efecto son todos aquellos que exhortan las libertades como derechos fundamentales. El populismo, por ejemplo, sirve de escenario para incitar actitudes políticas, lejos de acatar compromisos electorales o lineamientos de gobierno. Por esta razón se generan abusivas diferencias entre la prédica proselitista y el hecho político concreto. Es efectivamente el terreno en el cual se abonan graves divergencias para luego convertirse en causales de nuevas crisis o recrudecimiento de conflictos anteriores.

En Venezuela, esta situación es sencillamente desgarradora. El apetito de los actuales gobernantes por conservar el poder político sin plazo ni parangón alguno, ha devenido en garrafales decisiones que, en ningún momento, se han compadecido de los señalamientos que pauta el texto constitucional. Sobre todo, cuando refiere que “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia” (Artículo 2º, Constitución de la República, 1999) lo cual como principio jurídico-político, arraiga fundamentos que igualmente exaltan consideraciones que buscan ordenar el sistema político venezolano en aras de garantizar el pluralismo político, el carácter participativo de la sociedad en asuntos públicos, el sentido descentralizado de la administración de gobierno y la condición alternativa de la conducción de la nación.

Sin embargo, las realidades son demostrativas de todo lo contrario. Fundamentalmente, al observar y escuchar las arengas de quien funge como presidente de la República cada vez que el fanatismo constriñe su ya obcecada visión del mundo político nacional. En contrapartida, puede recordarse que muchas de sus peroratas estuvieron presididas por rimbombantes exclamaciones en torno a la reivindicación de ideales democráticos que canalizarían el devenir responsable de la gestión de gobierno. El personaje de marras aludía al aforismo: “dentro de la Constitución, todo; fuera de ella, nada”. Mas todo quedó distante, pues las realidades corrieron por cauces diferentes. La praxis política del presidente, reveló no sólo una intención de rebatir lo suyo expuesto. También dejó ver que su autoridad le habría concedido facultades para declararse contra lo argumentado constitucionalmente ya que sería el objetivo revolucionario. Actitudes éstas que bien han sido acompasadas y acompañadas por decisiones tomadas desde los restantes poderes nacionales a saber: el legislativo, el judicial, el electoral y el ciudadano. Todo ello soportado por la fuerza militar ordenada por un Alto Mando al margen de su condición institucional y equilibrada. Se tiene entonces que expropiaciones, acusaciones, detenciones, confiscaciones y donaciones se hacen a desdén del debido proceso jurídico-legal por lo que puede concluirse que el despelote está potenciado. Se está haciendo lo contrario. O sea, fuera de la Constitución, todo.

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LOS CUBANOS AYUDAN, MANUEL CABALLERO, EL UNIVERSAL / ND, MAYO 2, 2010


¿UN EJÉRCITO CON JEFES CUBANOS Y CIPAYOS VENEZOLANOS?

Ahora ya todo está claro, pues el (después de Fidel y Raúl) Tercer Comandante en Jefe acaba de admitirlo: el ejército venezolano cuenta en su plantilla dirigente a oficiales cubanos que, según la misma fuente, han venido a ayudar a sus colegas venezolanos. Lo sospechamos desde un principio (como cualquier Chapulín “rojo-rojito”), a partir de un detalle que podríamos llamar fonético: desde hace algún tiempo, el mismísimo Héroe del Museo Militar parece (muy a la cubana) haberle declarado la guerra a la letra erre: si mis desocupados lectores aguzan el oído y no se han dormido del todo al final de sus peroratas, lo escucharán gritar “¡Patria, socialismo o muette!”.

Como buenos caribeños, los cubanos son poco ceremoniosos. Y acostumbrados como están a leer sólo los titulares del Granma, creen que aquí sea la misma cosa. Así pues, como allá le dicen “Caballo” a Fidel, al pollino nuestro lo llaman con el cubanismo que usa Teodoro Petkoff: “Chacumbele”.

EL ROJO DE LOS CUBANOS

Han sido esos mismos cubanos quienes han impuesto, cuarteles adentro como cuarteles afuera, el uso del color rojo en camisas y pendones. Se nos dirá que en todas partes, por lo menos desde la revolución de 1848 en Francia, el color rojo es el de los partidarios de “la social”, como se decía entonces. Y que en Venezuela, ese color fue excretado por el PUSV de la boina de los paracaidistas. Pero además, si eso es una imposición cubana, ¿por qué no lo usan en Cuba?

La explicación es simple: con el color rojo en los cuarteles, no se está recordando ninguna insurrección proletaria sino una de las más temidas barbas cubanas: las de Manuel Piñeiro, ese “Barbarroja” segundo de a bordo en el terrorífico G2. Para los guerrilleros “castristas” de Latinoamérica Piñeiro era el entrenador y financista de sus movimientos, pero para los cubanos era sobre todo el “ejecutor de bajas obras” de Ramiro Valdés.

PARA SALIR CORRIENDO

De ese mismito Ramiro Valdés que de vez en cuando viene a Caracas a recibir la cuenta del Ministro de la Defensa, porque “Chacu” (como él lo llama con cubanísima confianza) no tiene tiempo de hacerlo ni tampoco entiende mucho de esas cosas de plomo y pólvora, como no sea para salir corriendo.

Pero dejemos el tono zumbón, porque esta es una cosa seria. El propio Comandante en Jefe permite que a militares venezolanos los manden oficiales cubanos y peor aún, que sean los cubanos los encargados de espiar y discriminar por razones políticas a venezolanos de uniforme. Porque nadie se tragó el cuento de que Valdés vino a Venezuela para ayudarnos a resolver el problema eléctrico, desde una Cuba donde ya no se habla de “apagones” por ser lo habitual, sino de “alumbrones” por ser lo raro, extraordinario. No, señores; Valdés vino a enseñar, con clases teóricas y prácticas, lo que mejor conoce: a espiar.

LOS CUBANOS TIENEN RAZÓN

La idea es convertir a cada militar venezolano en un ordenanza de los oficiales cubanos. Se sabe cuáles son las tareas de un ordenanza: hacer de recadero, lustrarle la botas a los oficiales, tenerle listos los uniformes de faena y de gala y aceitarle el arma de reglamento a sus superiores. Pero los cubanos (al menos es lo que se les ha dicho) han venido a otra cosa: a enseñar a los venezolanos cómo se pelea. Y aquí no queda más remedio que darles la razón: así como el gobierno busca que suceda aquí, desde hace muchos años en Cuba casi nadie sabe qué cosa sucedió antes del asalto al Cuartel Moncada y la Sierra Maestra.

Si los cubanos desconocen la historia de Cuba, mucho menos van a conocer la de Venezuela, ni el valor de sus soldados en un siglo de guerras. Ellos creen que la historia militar de Venezuela comienza en 1992, con la gesta del Museo Militar y las carreras de los golpistas a Iquitos.

CUALQUIERA PUEDE INSULTARLO

Con el ejemplo de esos jefes a quienes se les enfría el guarapo al oír el primer tiro ¿cómo extrañar que crean que todo el mundo sea así en el interior de los cuarteles, desde el primer general hasta el último soldado?

Eso no es lo más grave, porque la experiencia y el contacto con los soldados venezolanos, con el pueblo en la calle y con el conocimiento que puedan adquirir de la historia de Venezuela, pronto le quedaría claro a los “ayudantes” cubanos que la cobardía de algunos de sus jefes no es contagiosa. Que, como en toda comunidad humana, en el ejército venezolano hay de todo: desde valerosos combatientes hasta algún jefe lloricón a quien cualquier conocedor de su biografía puede impunemente insultar en público incitándolo a que “sea varón”.

Lo más grave de todo esto es la transformación que se busca de la Fuerza Armada venezolana, nada oculta, sino confesa en roman paladino por su hasta entonces Comandante en Jefe.
A saber, que su más alta jerarquía esté integrada por aquellos “ayudantes” con autoridad para llamar “comemiedda” a los oficiales venezolanos, reducidos con sus soldados a la condición de aquellos gurkas nativos que servían en el ejército británico de la India.

A eso está quedando reducido, por el capricho infantil de un gobernante, ese Ejército que se jactaba de ser “forjador de libertades”. En esas condiciones, ¿podrá seguir pretendiéndose el heredero legítimo de aquellos guerreros cuyos méritos les hicieron jefes de varios ejércitos sudamericanos?

hemeze@cantv.net
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SOÑAR CON LA "COSA", CARLOS BLANCO // TIEMPO DE PALABRA

"Lo que se construye entre los dos países es acierto inesperado de este pillín que es Raúl"

"Me voy muy satisfecho por el avance de relaciones con nuestros hermanos venezolanos, que cada día crece, cada día somos la misma cosa", dijo Raúl Castro. Chávez se apresuró a enmendarle la plana al afirmar que se trataba de "la misma Patria".

En realidad, definir lo que se construye entre los dos países como una "cosa" tal vez es un acierto conceptual e inesperado de este gracioso pillín que es Raúl. Es indefinible lo que está en marcha pero que no alcanza a ser algo que posea corporeidad precisa. Desde el lado venezolano aflora esa pasión adolescente por Fidel, ahora intermediada por el hermano zángano y pragmático; desde el lado cubano brota el espíritu del vividor que ayer se recostaba de la URSS y ahora se refocila acá, con el apareamiento interruptus del "período especial" de los 90, durante el cual no había alguien a quien parasitar fácilmente. La participación cubana en Venezuela ha propiciado lo que ningún reaccionario de uña en el rabo había logrado y es que muchísimos venezolanos detesten indiscriminadamente a quienes les descubren el tono de la isla, por sospechar que es uno de los sapos que invaden pacíficamente el país.

El Comunismo.


A estas alturas nadie debería dudar que la pasión borrascosa y la bruma ideológica que intoxican al caudillo estén dirigidas hacia lo que él concibe como un país socialista. Tanto es el convencimiento que obliga a sus subalternos, especialmente a algunos infortunados y lamentables jefes militares, a desgañitarse con la proclama socialista de la cual no tienen idea, salvo la vaga noción de que hay que repartir desde un lado y agarrar -aunque sea fallo- desde el otro. Sin embargo, tal pasión soviética está dejando mal parado al Comandante y a su entorno íntimo.

Ese socialismo con el cual sueña significa destruir la burguesía y propiciar que el poder vaya a los sóviets, con un partido capaz de controlar el Estado, lo cual incluye mano de hierro sobre la burocracia civil y la militar. El Estado, por su parte, se tendría que convertir "provisionalmente" (la experiencia histórica muestra que es para siempre, mientras dure el experimento) en el articulador de la vida social. El gobierno actual procura todo lo requerido en las líneas anteriores, pero le resulta lo contrario; no logra imitar a Cuba; ni a la China de Mao, ni al Vietnam de Ho Chi Minh, ni a la URSS de Stalin, mientras poco a poco se desliza hacia un despotismo estilo Kim Jon Il, hacia las payasadas trágicas como la de Mussolini, aderezadas con personalismos siniestros como el de Hitler, podredumbres como las de Fujimori y delirios como los de Abdalá Bucaram en su época de cómico-presidente de Ecuador.

En Venezuela se han destruido las élites, en algunos casos con su propio concurso. Sin embargo, la burguesía no ha desaparecido sino que se ha reestructurado. La burguesía más clásica se ha dividido, un sector ha desaparecido como integrante de la élite, se ha venido a menos o se ha dejado llevar, silenciosa, por la tormenta a donde quiera que ésta lo lleve, resignado a sufrir fuerzas que no controla. Otro sector, en algunos casos integrado por jóvenes avezados, se ha insertado en la maquinaria de producir capital rojo y aun no siendo simpatizante del Gobierno, lo surfea, con la conciencia de que la sociedad no funciona sin su concurso. La otra gran fracción es la nueva, la de los boliburgueses, que una vez hurtados los primeros millones de dólares dedican su vida a comprar respetabilidad en el exterior, mientras cuidan -como el ratón cuida el queso- los intereses de sus asociados o representados pertenecientes al régimen. El resultado es que la burguesía no ha desaparecido sino que se ha transformado y ha engrosado sus protuberancias más exóticas y corruptas. El propio Presidente, encandilado por su status social, carece de la sobriedad de los revolucionarios y más bien goza trajes, relojes, aviones, estilos, de aquéllos cuyas riquezas súbitas marean y pierden. Como cualquier rico, pero nuevo.

Estado y Eficiencia.


Un Estado revolucionario de verdad, funciona. Destruye viejas instituciones y crea otras nuevas. En Cuba la institución más profesional y eficiente está constituida por las Fuerzas Armadas Revolucionarias, capaz de descollar sobre el Partido Comunista y la organización social. El régimen venezolano -por el contrario- ha destruido a la FAN, le ha puesto la mano a los mandos de las unidades de combate, ha desarmado el resto, ha pretendido el reemplazo con la Milicia y todo se ha ido por el caño, eso sí, con equipos nuevos que los pícaros del planeta venden a un personaje que compra respetabilidad a realazos.

El Estado se hunde en una ciénaga de ineficiencia, no solo por el imperio de la piratería y el clientelismo, sino porque es un Estado sin propósito ni sentido. La proclama de la austeridad socialista cae en los oídos de quienes todos los días se ven solicitados a través de ayudas, bonos, programas, misiones destinadas a incrementar sus ingresos, a veces en forma engañosa. A la FAN le piden que proclame el socialismo y para aplacar el descontento, en vez de darle un bocado de moralina y una condecoración, le ofrecen 40% de incremento en el salario. Así hasta Bill Gates se vuelve socialista.

Ni qué decir del PSUV, partido sin ideología, sin programa, sin dirección colectiva, construido desde el Gobierno para llenar funciones que sólo una organización nacida desde abajo, sembrada en la sociedad, puede lograr. Ese partido hasta ahora cumple dos cometidos: mecanismo para procesar las contradicciones en el seno del régimen (unos suben y otros bajan sin que el dedo de Chávez se observe) y escalera para el ascenso social de un grupo de izquierda y de militares golpistas. Esta situación del PSUV obliga a sus dirigentes a convertirse en figuras estridentes para obtener el favor presidencial.

El crecimiento del Estado por obra de las estatizaciones y de la nómina no lo ha hecho ni más fuerte ni más eficiente sino más gordo e inútil. Con esa máquina no hay revolución, ni Cuba ni poder popular, sino capitalismo salvaje, a la rusa, con mafias, veneno y puñales.

El Interés Cubano.


A Cuba no le interesa que Venezuela se transforme en otra Cuba. Lo que le interesa es seguirla teniendo como la vaca lechera que garantice recursos para su moribunda economía. A Cuba no le conviene estar asociada con una economía exangüe sino llena de billetes. Por esta razón, quien apartará a Venezuela del comunismo no es el imperio sino los Castro para poder disponer libremente de sus recursos. A los jefes cubanos les conviene marear a Chávez con la ilusión revolucionaria de la cual se cree heredero sin que Venezuela deje de exportar su millón de barriles a EEUU. Mientras Chávez cree que se acerca a Cuba, los cubanos, sigilosamente, se acercan al imperio. Otra jugada maestra de Fidel desde el más allá.

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CHÁVEZ: ODIANDO A SANTOS Y AMANDO A MOCKUS, MANUEL MALAVER, LA RAZÓN / ND, MAYO 2, 2010

A los santos inocentes de la oposición venezolana entusiasmados con “el aluvión Mockus”

No se pueden negar las ganas locas que tiene Chávez de que el derrotado en las elecciones presidenciales de Colombia del 30 de mayo próximo sea, Juan Manuel Santos, y el ganador, Antanas Mockus, o cualquier otro de los candidatos opositores que se le parecen.

Casi tan locas como las que tuvo cuando lució posible que Lula Da Silva derrotara a José Serra (2002), Néstor Kirchner a Carlos Menem (2003), José Luís Zapatero a Mariano Rajoy (2004) Evo Morales a Jorge Quiroga (2005), Daniel Ortega a Eduardo Montealegre (2006), Cristina de Kirchner a Elisa Carrió )2007), Mauricio Funes a Rodrigo Ávila (2009) y Barack Obama a John McCain (2009).

Circunstancias en las cuales, Chávez, juega a ser simpático, la coge por cantar “Sigo siendo el rey”, y no se despega de cámaras y micrófonos para enviarle mensajes a sus postulados mientras grita que les tiende su mano “leal y fraterna” y que cuenten con petróleo, petrodólares y gas venezolanos para sus programas y proyectos -aparte de acceso a bloques en la Faja Petrolífera del Orinoco y la Plataforma Deltana- si es que lo complacen y resultan electos.

Y por supuesto que no les queda mal, que les cumple, pero eso sí, a condición de que se conviertan en sus títeres, lo aplaudan en todos los chistes malos y ridiculeces que perpetra, incluyendo su empeño para desestabilizar la democracia en Venezuela y en el mundo, liderar una revolución socialista local que potencie el regreso del stalinismo y perpetúe el fidelismo, y a nombre de la cual, susurra, es imprescindible imponerle a los venezolanos una dictadura histérica e histriónica, televisiva y engorilada, ambigua y brutal.

Y Lula Da Silva, José Luís Zapatero, los esposos Kirchner, Evo Morales, y Daniel Ortega pueden dar fe de que se trata de un buen negocio, de un excelente negocio, para ellos y sus países, pues la historia de la catástrofe chavista se resumirá algún día, como la de un excéntrico que destruyó su país a cambio de que le permitieran acariciar el sueño que era todo un jerarca de la revolución mundial, y de la estirpe Lenin, Stalin, Mao, Kim Il Sung, el Che y Fidel.

Pero para quienes deciden, después de electos, no complacerlo y se disocian de tamañas y anacrónicas sociopatías, el fuego y la espada, los ataques verbales injusticados y desporcionados, su reconversión en renegados, apóstatas y heresiarcas, o, lo que es peor, la más absoluta indiferencia, como pueden dar cuenta Barack Obama o Mauricio Funes.

Subrayemos que en la situación de las elecciones colombianas del 30 de mayo próximo, todas las líneas, planos, secuencias y escenas de este guión se han extremado, corrigiendo y aumentando algunas, agregándole otras, pero direccionándolas todas a la idea de que, dependiendo de los resultados de las elecciones, el chavismo podría hundirse o sobrevivir.

Y no le falta razón a Chávez, pues los enemigos a vencer son el presidente, Álvaro Uribe Vélez, y su candidato, Juan Manuel Santos, los únicos dos latinoamericanos, que con el hondureño, Roberto Micheletti, han mandado a Chávez “a lavarse ese paltó”, le han propinado soberanas palizas, trasquilado, escaldado y puesto en evidencia, ya que frente a los mismos, y cuando tenía que demostrar que era algo más que un guapetón de barrio, se fue con el rabo entre las piernas, como muchacho regañado y a llorar al valle.

O sea, que no es que haya que temer que va a declararle la guerra, ni invadir a Colombia si gana Santos, sino que hará todo lo que está a su alcance por no pasar por la vergüenza de calárselo, hacerse el loco o seguir con sus alharacas en el vacío, y si se lo permite, buscarse un avenimiento con él.

Y para todo lo cual, Chávez, lleva semanas, no solo insultando, despotricando y ofendiendo a Santos, sino chantajeando a los electores colombianos con la amenaza, de que, si lo eligen, más les valdría meterse a fakires, porque no reabriría el comercio binacional.

Pero lo peor es que lleva semanas promoviendo como futuro presidente de Colombia, al segundo candidato en las encuestas, al académico y matemático, Antana Mockus, un exitosísimo exalcalde de Bogotá, que como todo alcalde exitoso, no ha tenido tiempo de escapar del perímetro de la ciudad objeto de sus desvelos, y del país sabe tanto como un vecino, o tras vecino, situado más allá de las fronteras.

Todo un buen ciudadano, por lo demás, un caballero con buenas intenciones y mejor educación, con una capacidad de penetración sin par en masas de antipolíticos que sueñan con la Jerusalén Libertada, o la Ciudad de Dios de San Agustín.

¿Y por qué no de buenos salvajes latinoamericanos, de los especímenes que con tanto tino descubrió y describió nuestro Carlos Rangel, y después han glosado Álvaro Vargas Llosa, Carlos Alberto Montaner y Plinio Apuleyo Mendoza, de esos que han llegado a la conclusión de que la conquista del paraíso, y de la tierra de prometida, tiene sus etapas, y Mockus puede ser el bautista que anuncie la llegada del redentor?

En todo caso, con referencia a Chávez, ya Mockus declaró que “lo admiraba en muchas cosas”, y después, para retractarse de lo que no puede ser sino un exabrupto dicho por un demócrata colombiano, dijo “que no lo admiraba, pero si lo respetaba”.

En otras palabras: que el regreso al inicio de las campañas electorales donde Chávez postula un candidato para derrotar a sus enemigos, le ofrece el oro y el moro, y si ganan y se convierten en sus títeres, petróleo, petrodólares y reservas de gas y petróleo con ellos, y si no, maldiciones, insultos, ataques, y si lo dejan, agresiones mayores.

El problema al aterrizar otra vez en las elecciones presidenciales de mayo en Colombia, es que para complacer a Chávez, hay que llegar a una suerte de modo operandi con las FARC y el ELN, que luego de permitir un canje humanitario, forzarían al gobierno a cruzarse de brazos frente a los grupos subversivos, mientras se preparan para tiempos mejores, para nuevas ofensivas, como sucedió con todos los Antanas Mockus del pasado.

Pero ahora con un agravante, como es dejarle manos libres a Chávez en Venezuela y Colombia, en los 3 mil kilómetros de frontera, el cual emplearía todos los recursos del petróleo para que sus compinches se recuperen y vuelvan a hacer de las suyas,

Que estoy seguro, no será la opción que asumirá el profesor Antana Mockus si es que sale electo, pero solo para que a los meses, o más tardar a un año, esté Chávez gritando que es un traidor, un agente de Obama y de Uribe, un Santos con barbas y que en cuanto despabile será colgado de un poste por los revolucionarios herederos de Raúl Reyes y Manuel Marulanda.

Y si el resultado es previsible y no podrá ser otro que el que ya se vivió con Obama y Funes ¿por qué estarle creando ilusiones a los electores colombianos, por qué no aclararles que toda convivencia con Chávez tiene que pasar por su compromiso a respetar las democracias de Venezuela y Colombia, a no continuar con sus desplantes de dictador totalitario y cuartelario, y de someterse al ordenamiento jurídico internacional que le impone no entrometerse en los asuntos internos de otros países y respetar la voluntad de los electores venezolanos?

Es una pregunta que dejo a Mockus y a sus seguidores de Colombia y Venezuela que son muchos, pero advirtiéndoles, de que si creen que Chávez y las FARC van a dejar de ser lo que son porque elijan al profesor Mockus presidente de Colombia, entonces es mejor es que se busquen otro candidato. Sugiero a Piedad Córdoba o Alfonso Cano.

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