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sábado, 20 de septiembre de 2014

ALBERTO RODRÍGUEZ BARRERA, LO QUE EL CASTROCOMUNISMO ES INCAPAZ DE HACER, (GUAYANA, ESCUDO DE DESARROLLO EXTRAORDINARIO)

 El 9 de julio de 1962 se inicia en Venezuela la producción de acero dentro del programa de la Siderúrgica del Orinoco, cuya primera etapa se concluirá a finales de ese mismo año con una capacidad instalada de 760.000 toneladas de acero, a lo cual se agregaba la construcción de la central de Macagua que produciría la fuerza eléctrica (370.000 kilovatios) requerida por la Siderúrgica y para el desarrollo de las industrias conexas. 

 Prevista para 1963 estaba la instalación de una planta de laminación de planos, con lo cual el envasado de productos, especialmente agropecuarios, se realizarían en condiciones ventajosas; refrigeradoras, lavadoras, automóviles, camiones, puentes y edificios serían ensamblados y fabricados con acero venezolano; materias primas y productos intermedios y finales constituirían un poderoso impulso para el desarrollo de las empresas privadas, para la fabricación de artículos de consumo durable y, en general, de toda clase de bienes de capital. (También para fines de 1962 se finalizarían las principales plantas de fertilización y la expansión de la Petroquímica.)

     Invisible también para los extremistas de izquierda y derecha, que ahora conspiraban juntos, unidos como cuando el régimen de Medina Angarita, la institucionalidad democrática pensaba en el futuro de una tierra que contenía recursos que no se encontraban en igual concentración en otra parte del mundo, consistente en hierro y acero, energía, aluminio, manganeso, maderas aprovechables, petróleo y gas natural, que permitían estimar un desarrollo industrial de tal magnitud, que en un futuro su potencial de exportación anual –en el complejo de hierro y acero solamente implicaba un ingreso en divisas igual o superior al que para ese momento proporcionaba la industria petrolera.

      Paralelamente marchaba la programación de la gigantesca represa del Guri para generar 6 millones de kilovatios. Había conciencia sobre el valor de nuestras riquezas naturales y la fe y capacidad venezolanista para explotarlas en beneficio del país, y una lúcida convicción de estar echando los cimientos inamovibles, sólidos, de una nación de economía diversificada.

     Tamañas inversiones justificaban con creces el que no se podían resolver al unísono todos los problemas del país, como Rómulo lo reiteraba frente al país, pero Venezuela buscaba no depender del solo hilo petrolero para su independencia económica. Por eso también se creaba la construcción de la ciudad Santo Tomé de Guayana, buscando no repetir los errores del desarrollo a la diabla, desarticulada y sin servicios públicos, que con el petróleo se habían ya vivido en Anaco, El Tigre, Cabimas, Lagunillas y Punto Fijo. Ciudad  Guayana  y Guayana toda sería coherente.

     También la meta que se tenía para 1964 de construir 27.000 kilómetros de carreteras pavimentadas en todo el país, con lo cual Venezuela tendría el núcleo vial mejor estructurado de América Latina y otras partes del mundo, ya se habían construido –en tres años- sólo en el Estado Bolívar 367 kilómetros, 90 kilómetros de caminos vecinales y 14 kilómetros de avenidas en Ciudad Bolívar y San Félix. Entre ellas: Upara-El Manteco, Ciurdad Bolívar-Maripa, Santa Elena-Paraitepuy-Icabarú, Caruachi-Upata, Guasipati-El Callao, Puerto Ordaz-San Feelix, Guasipati-El Miamo, El Callao- La Conservita-Las Animas, La Escalera-Santa Elena, Maripa-Caricara, El Callao-Tumeremo-El Dorado, Ciudad Piar-La paragua, con ramales a San Francisco y Santa Bárbara; más 90 kilómetros de vías de penetración agrícola, caminos vecinales y vías de acceso del campesino hacia centros de venta y consumo. De 4 calles pavimentadas que tenía Upata en 1959, para 1962 estaban todas pavimentadas. A esto se agregaba la construcción del puente sobre el río Orinoco, símbolo de la integración de Guayana al desarrollo económico y social del país. Obras grandes y pequeñas en inteligente armonía.

     Así como se desarrollaba un desarrollo inusitado por vía terrestre, se habían ya ampliado o pavimentado los aeropuertos de Ciudad Bolívar, Tumeremo y Guasipati, y se construyeron totalmente los de Paritepuy, Caicara y la Divina Pastora. Igualmente se habían construido 50 edificaciones educacionales, entre liceos, grupos escolares con comedores anexos (26), escuelas rurales (9), La Escuela Normal, la Escuela de Comercio y las Escuelas industriales, una escuela para técnicos y peritos agrícolas y la segunda etapa de la Escuela de Medicina de la (también creada) Universidad de Oriente; todo ello distribuido en las siguientes poblaciones: Upata, El Palmar, San Félix, Caicara del Orinoco, Tumeremo, Guasipati, La Sabanita, Puerto Ordaz, Maripa, El Roble, Ciudad Bolívar, La Paragua, Maitaco, El Frío, Santa Fe, El Dorado, El Arrozal, La Sierra, Las Bermudas, Santa Bárbara, Las Trincheras, Campo Alegre, Tócoma, El Cristo, Los Hicoteos, La Flor, Sierra Maestra, y otras.

     En materia de salud pública, se concluyó el Hospital de Upata, los dispensarios rurales de El Miamo, Las Bonitas, Santa Rosa, El Cristo, Santa Bárbara y Sierra Maestra, el Hospital Antituberculoso de Ciudad Bolívar, El Hospital Siquiátrico de Ciudad Bolívar, el Centro de Salud de Caicara y la Escuela de Enfermeras de Ciudad Bolívar. En materia de viviendas: 502 unidades en Ciudad Guayana (1.000 más en proyecto), 780 viviendas rurales, 800 parcelas en El Roble y San Félix, 450 parcelas en Castillitos y Puerto Ordaz, el Hotel Cunucunuma, 144 apartamentos en Ciudad Guayana, 200 casas en Las Moreas y 20 casas en Upata; en proyecto habían otras 1.000 casas más. En cuanto a remodelación de viviendas, estaban habilitados los créditos que otorgaba el Banco Obrero.

     En materia de electrificación, además de lo implícito en la planta de Macagua y en la represa del Guri, ya se había instalado la Planta eléctrica de El Callao con línea de transmisión a Guasipati, además de las redes pertinentes a Aripao, Santa Rosalía, Las Majadas, Maripa, Santa Bárbara, Macagua Nº1, El Pao, Upata, El Callao y Tumeremo, centros para la transmisión a poblaciones circundantes.

    La electrificación iba paralela a la instalación de acueductos y cloacas –en toda la República-, en lo cual ya se habían cubierto Upata, Guasipati, San Félix, El Roble, Puerto Ordaz, Ciudad Bolívar, Tumeremo, La Urbana, Las Majadas, Las Bonitas, Aricuao, Santa Elena, El Palmar, Santa Bárbara, San Francisco de La Paragua, La Primera Agua, El Rosal, El Manteco, Maripa, El Miamo, Cabeza Mala, Los Linderos, Santa María, San Lorenzo, Sabanita, San Martín, La Urbana, Santa Rosalía, El Callao, Ciudad Guayana, Santa Elena, y otras. La Reforma Agraria había entregado tierras y títulos de propiedad a 1.800 familias, y los créditos a la producción agrícola habían logrado aumentar la producción de arroz en 134% desde 1959. Se habían otorgado más de 9.000 créditos empresariales, incluyendo a la pequeña y mediana industria.

     El Gobierno de Coalición no realizaba una política de desarrollo limitada a las áreas metropolitanas, sino una proyectada en todos los ámbitos del país. Y no eran shows mediáticos adornados con multitudes en las plazas públicas, porque aún no había cundido el virus de hacer de los eventos de inauguraciones un marco para el lucimiento de los líderes políticos. En el Gobierno de Coalición había un equipo de especialistas dirigidos por un Jefe de Estado, revisando la marcha de la administración pública, observando sus fallas y aciertos, atendiendo al obrero, al industrial, al hacendado, al campesino, al profesional, al estudiante. No solo atento a la defensa de las libertades públicas sino que haciendo una obra positiva desde el punto de vista del desarrollo económico, cultural y social de Venezuela.

    Y era una obra que se hacía dentro de tiempos tormentosos, acosado por la doble pinza de esas dos conspiraciones, de izquierda y derecha reaccionarias, que pretendían que el país renunciara a las libres y soberanas instituciones democráticas para establecer un régimen similar al de Cuba, como apéndice foráneo.

     La mayoría de los venezolanos, fuesen o no partidarios del Gobierno de Coalición, reaccionaban al unísono en defensa de la democracia, dedicados a sus actividades normales, a su ímprobo y laborioso esfuerzo cotidiano, no envenenado en cada respiro de su vida por una avasallante priorización de la política.

    Al margen de la lucha antidemocrática, los partidos democráticos de la oposición podían tratar con un Presidente que no actuaba como personero de una determinada parcialidad política, sino en representación de todos los venezolanos y a favor de una tierra que podía comprobar la realización de una labor extraordinaria que beneficiaba a toda Venezuela.

Alberto Rodriguez Barrera
albrobar@gmail.com
@albrobar

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jueves, 17 de julio de 2014

LUIS MANUEL AGUANA, LOPEZ, MIRES Y EL SISTEMA POLITICO

La carta enviada por Leopoldo López a Fernando Mires (verhttp://prodavinci.com/2014/07/10/actualidad/carta-de-leopoldo-lopez-a-fernando-mires/) no pudo ser más clara. Por eso me extrañó que en la entrevista realizada por Deutsche Welle a Mires (ver http://www.dw.de/el-gran-error-de-leopoldo-l%C3%B3pez/a-17780463), este indicara que “él (Leopoldo) no entendió lo que yo quería señalar cuando planteaba que el problema de base venezolano no es el Gobierno, sino el sistema político. 

Yo nunca propuse salir a cambiar el sistema porque eso no se puede hacer a corto plazo. Como muestra, un botón: Michelle Bachelet gobierna en Chile con la Constitución dictada por el general Augusto Pinochet.". Nos preguntamos entonces a qué "sistema político" se estaba refiriendo él, en su artículo titulado "No es el gobierno, es el sistema" (vehttp://prodavinci.com/2014/03/20/actualidad/no-es-el-gobierno-es-el-sistema-por-fernando-mires/).

La pregunta la contesta el propio Mires en su respuesta a Leopoldo (verhttp://prodavinci.com/blogs/respuesta-de-fernando-mires-a-leopoldo-lopez/) “Yo sostuve que los manifestantes, en su mayoría, no salían a derribar al gobierno, sino a luchar en contra de un sistema de dominación.”. Más claro no canta un gallo madrugador. Entonces, ¿por qué dice Mires que Leopoldo estaba hablando de otra cosa?

Precisamente el “sistema” al que alude Leopoldo que debemos desplazar es el mismo “sistema de dominación” al que alude Mires en el artículo que no es otro que el sistema de dominación comunista. Entonces ¿cuál es el desacuerdo? Que Mires es de la idea que no podemos salir en el corto plazo del “sistema de dominación” comunista que están tratándonos de imponer “a troche y moche” los títeres de los Castro en Miraflores: “Derribar un sistema, a diferencia de derribar un gobierno, no es cosa de días sino de años”. Y de acuerdo con este planteamiento todos deberíamos hacer cola frente al partido MUD para inscribirnos allí y esperar “ganar” algún día las elecciones…

Pero lo más interesante que dice Mires es que no es necesario un cambio constitucional para cambiar ese "sistema de dominación” al que alude, dando como ejemplo el caso chileno, porque Bachelet está gobernando con la constitución de Pinochet y porque este dictador aflojó el poder con una oposición unida. Y esa es la receta que plantea, que es la misma receta de la MUD: seguir el sainete electoral.

Pero hay que ajustar mejor el lente porque es posible que eso sea así en el modelo de laboratorio del caso venezolano que tiene el profesor Mires en Alemania. Vistas las cosas desde lejos donde cualquiera podría tener la percepción que los opositores MUD deberían estar haciendo su trabajo opositor, cualquiera caería en el error que Leopoldo y María Corina estaban “dividiendo” a la oposición al plantear “La Salida”, montando un escenario de protestas cívicas a contrapelo de ese plan electoral unitario que les dio resultado a los chilenos.

Y nada más lejano a la realidad. Lo primero que debemos precisarle al profesor Mires-y que tal vez Leopoldo no pueda, deba o quiera decir en su condición de responsable de uno de esos partidos de la MUD-, es que esa unión electoralista no representa ya al pueblo opositor venezolano. Son partidos vacíos que se han alzado con una representación que no tienen y que han pactado con el régimen una supervivencia a cambio de mantener una francachela electoral que le da soporte vital, a sabiendas de una manipulación técnico-electoral fraudulenta. Sugerimos al profesor Mires estudiar a fondo el video de Eric Ekvall, “Elecciones Presidenciales en Venezuela 2012” (http://youtu.be/nSa0kgHgcjs), así como revisar toda la documentación del fraude electoral venezolano desde el año 2004, publicado por ESDATA (http://esdata.info/papers/ ) y la Evaluación de los Resultados electorales presentados por el CNE en la elección Presidencial del 2012 (estudio Febres-Marquez http://esdata.info/pdf/EP_2012_Febres-Marquez.pdf), para que le ponga una lupa a la realidad “opositora” venezolana.

Entonces, lo que ha hecho Leopoldo no ha sido otra cosa que interpretar cabalmente el sentimiento de todos los venezolanos de que no es posible seguirle dando oxigeno a esa falacia so pena de enterrar lo poco que queda de la democracia venezolana. Entonces no es que “La Salida” dividió a la oposición sino que le dio el verdadero sentido al pueblo opositor; y que hasta que ese pueblo en su conjunto no se cale más a esa pretendida oposición de Vichy, habrá la percepción equivocada de dos supuestas “oposiciones”, cuando la verdad es que hay una sola y está en las calles. La otra está negociando con el régimen y no puede ser catalogada como tal.

Es por eso que ante la violación y asesinato de los hijos de una mujer llamada Venezuela por un régimen delincuente, los voceros de esa oposición de Vichy digan que la culpa no es del violador sino de la mujer que no se debió vestir de falda corta, poniendo preso a quienes se indignen manifestando lo contrario. El mundo al revés, pues.

El profesor Mires esgrime en su carta a Leopoldo lo mismo que la MUD:“elecciones tras elecciones la votación opositora ha ido ascendiendo”. Es claro que no puede ser de otra manera por las mismas razones de una manipulación electoral perversa. ¿Cómo se puede decir que todas las instituciones están contaminadas por un régimen como el que indica Mires y dejar afuera la institución electoral? ¿Cómo es posible decir que “Venezuela se puede llenar de muchos sandiegos y de muchos sancristóbales” si son los castro-comunistas los que cuentan los votos? Lo que ocurrió allí, como lo indique en su oportunidad (ver Los verdaderos ganadores del 25M en http://ticsddhh.blogspot.com/2014/05/los-verdaderos-ganadores-del-25m.html) lo decidió el régimen.

Concuerdo con el profesor Mires que con solo UNA oposición unificada podremos estar encaminados a salir de esta tragedia. Y eso es lo que pasará primero. Pero antes deberemos concordar todos que estamos en UNA DICTADURA y que los medios que se utilizan para salir de una son diferentes de aquellos que se usan para cambiar gobiernos en una democracia. Y paradójicamente los UNICOS en Venezuela que dicen que NO estamos en una dictadura son los principales voceros de los partidos a los que el profesor Mires llama oposición. Y eso me lleva directamente al tema Constituyente.

El derrumbe del sistema de partidos en 1998 dio paso a que el pueblo venezolano le diera la confianza a un golpista que ofreció una salida constituyente con la intención escondida de llevarnos al comunismo. Pero los responsables de ese derrumbe aun siguen vivitos y coleando, negocian con el régimen  y pretenden seguir en el juego político habiendo sido los creadores de Chávez pasando como opositores. Ya había explicado en ocasión de otra infeliz expresión del profesor Mires, en “Venezuela no habrá salida sin la MUD” (ver La MUD o el gobierno por otras vías http://ticsddhh.blogspot.com/2014/05/la-mud-o-el-gobierno-por-otras-vias.html) el origen y las pretensiones de quienes detentan la franquicia de la oposición en Venezuela. En efecto no saldremos de esto hasta que no exista una unidad, pero de criterios en relación a quien es y quien no es oposición.

Entonces, si los venezolanos no contamos con verdaderos opositores porque los franquiciantes están abrazados con el régimen y los únicos que hay están presos como Leopoldo, ni tenemos la esperanza de un pronunciamiento militar que nos devuelva la soberanía y haga respetar la constitución, la única vía que le queda al pueblo soberano es la vía constitucional. El que realmente no entendió la carta de Leopoldo fue el profesor Mires. Someter a la consideración del pueblo depositario del Poder Constituyente Originario, si con su firma avala no solo cambiar este “sistema de dominación” y ser gobernado en democracia, sino hacerlo con sus propias reglas.

Es posible que como indica el profesor Mires en su carta eso no sea “cosa de días sino de años”. Puede ser, pero dependerá de muchos factores y solo el tiempo lo pone Dios. Pero mas allá de salir de ese “sistema de dominación” es darnos un nuevo sistema político y constitucional que impida que esta tragedia nos vuelva a pasar en el futuro, con viejos o nuevos actores, reconstruyendo sobre otras bases al país en paz y reconciliados. Y si “en la historia moderna no hay ningún caso en el que un régimen haya sido cambiado por una Asamblea Constituyente” como dice el profesor, tampoco nadie antes de Simón Bolívar había liberado 5 naciones. Eso hizo para el asombro del planeta el bravo pueblo de Venezuela. En todo caso, como en la vida, siempre hay una primera vez…

Twitter:@laguana

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lunes, 24 de febrero de 2014

IVÁN OLAIZOLA D’ALESSANDRO, QUE ALGUIEN NOS EXPLIQUE, PARANINFO DE LA SEMANA

¿Cuántas muertes más tendremos que aportar para impedir que se implante definitivamente el castro comunismo?
Jamás habíamos vivido en Venezuela una situación como la actual. Desde que el teniente coronel felón, hoy difunto, asumió el poder comenzamos a transitar una situación inédita, compleja, difícil. 
El régimen que se instaló en 1999 se inició con toda la apariencia de una verdadera democracia, pero casi inmediatamente se le comenzaron a ver las costuras. El caudillismo comenzó a  tomar fuerza. Los militares se fueron incorporando en mayor número al gobierno. Fidel Castro pasó a desempeñar un papel preponderante en las decisiones del Estado. La democracia se comenzó a poner a un lado suplantándola por un autoritarismo cada vez más fuerte. La autonomía e independencia de los poderes públicos se fue perdiendo. Un solo poder un solo hombre. La política comenzó a copar toda la actividad nacional. La única función del gobierno era hacer política, su objetivo fundamental instaurar su ideología, su tal revolución que fue adquiriendo sucesivas denominaciones hasta llegar a la de socialismo del siglo 21, que por cierto a estas alturas nadie sabe definir, solo Fidel Castro la definió con absoluta precisión: “eso es comunismo”. Hasta la fecha el gobierno rehúsa aceptar ese calificativo, pero aplica sus enseñanzas, y la oposición, nadie explica por qué razón, no lo señala abiertamente.
Así hemos transitado 15 años. Muchas cosas han sucedido. Casi todas, por no decir todas, negativas para el desarrollo del país. La economía de mal en peor, la producción paralizada; la educación, la salud, la seguridad, la infraestructura, el suministro de bienes de primera y de cualquier necesidad, en situaciones precarias, solo bien en la avasallante propaganda gubernamental. Mentiras y más mentiras. Hegemonía comunicacional absoluta. Los derechos humanos y la libertad de expresión cada vez más precarias. Solo unas pocas libertades como para justificación internacional. Presos políticos convertidos en políticos presos. Exiliados. Bandas armadas gubernamentales amedrentadoras de la oposición. Eso sí, elecciones como sorgo, de dudosa limpieza claro. Compra de conciencias. Grosero uso de los recursos y del poder del Estado. Iguales procedimientos, en la compra de apoyo internacional. PDVSA al servicio del partido. La Fuerza Armada igualmente al servicio del partido y la revolución. Pero se insiste en que estamos en democracia. El gobierno justifica lo injustificable. Practica la política del espejo. Lo que yo hago, lo que yo soy, te lo endilgo. Cinismo puro.  Ahora llaman al diálogo eso sí, revolver en mano. Te sientas y me oyes. Y cadenas y más cadenas. Y muertos y más muertos.
Bajo este panorama el país se desangra, se destruye. Cada vez que alguien se atreve a decir algo, a protestar, a pedir algo, a disentir, se les tilda de fascistas, golpistas, apátridas. El ungido se hace más radical, más amenazador, intolerante. Así las cosas llegado a la semana de la juventud, la celebración de los doscientos años de la valiente gesta de los jóvenes seminaristas comandados por el general José Felix Ribas. Y los jóvenes universitarios de hoy se cansaron de ser borregos. Se lanzaron a las calles a reclamar sus derechos, su futuro, sus esperanzas. Imitando a los de 1814. Y al mejor estilo del castro comunismo, el gobierno riposta con agresiones y muertes. Maduro asume el papel de Boves. Pero y ¿quién asume el papel de Ribas? Pienso que tenemos muchos Ribas. López, María Corina, Ledezma y miles más. Pero sin embargo otros, que deberían ser también Ribas, creen en pajaritos preñados y los llamarán creyones. Y así pasan los días. Y más presos, y más idos y más muertos. ¿Se nos va el país? ¿Lo dejaremos ir? Que alguien nos explique.            
iolaizola@hotmail.com
@iolaizola1

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martes, 11 de febrero de 2014

ALICIA FREILICH, PAPELORIO ROJO

El castrocomunismo venezolano es la exitosa empresa funeraria presidida por una junta directiva marca PSUV cìvico-militar. Su clientela va en aumento, el 2013 cerró con casi veinticinco mil asesinados por violencia armada, la mayoría de ellos en su intocado emporio Barrio-Adentro. 
TROZOS DE PAPEL ROJO DESECHADO
Además practica una actividad conjunta, los velorios por papel destruido, costumbre que al estilo tropical celebra con jolgorio. Los dividendos son claros. Sale más barato invertir en propaganda del  cada nuevo operativo policial cuando la inocente víctima es famosa, que limpiar el núcleo primario, al modo Lula, en asalto policial sorpresivo a los focos urbanos donde sus fichas y colectivos hacen vida de la muerte desde la droga y el armamento ilegal, vendidos por sus propios agentes, adeptos y empleados bajo vigilancia, también una corporación revolucionaria civil-castrense. No pueden desmantelar esos protegidos guetos en cárceles y barrios humildes cada día más populosos,  porque eso implicaría su fracaso político y  financiero.
El Papelorio chavista es de naturaleza fundacional. Su dictador lo inauguró en el ex -Congreso, Enero 2000, cuando al juramentarse ante su benefactor Rafael Caldera dijo que desde ya era polvo la moribunda Constitución Nacional, ese volumen despreciable, libraco burgués y pro yanqui, el mismo que le perdonó su fallido golpe militar con intento de asesinato del presidente Carlos Andrés Pérez en Miraflores y de su familia en La Casona,  fecha patria, 4 de Febrero 1992. A la nueva Carta Magna de 1999 de facto le violaron todas las leyes, hoy  papelillo en el basurero de su trapiche en diario proceso.
El resto es crónica viva. Su Ministerio de Educación bota o fragmenta todo manual y programa pedagógico que  informa sobre la evolución civilista del país desde la Colonia hasta la democracia constitucional a fin de imponer sus cartillas militares inspiradas en Stalin, Hitler, Fidel y Hugo Chávez.
En las antiguas bibliotecas públicas su método es el descarte con pretextos como “libros viejos desactualizados”. Sólo en el estado Miranda de Dios dado Cabello, la red bibliotecaria de 65.000 libros fue convertida en pulpa de papel para su venta. En el de Henrique Capriles, la competente ex -directora de la Biblioteca Nacional, Virginia  Betancourt, pudo restituir algunos ejemplares desparecidos en la guatireña  “Don Luis y Misia Virginia” así llamada en homenaje a sus abuelos paternos que allí residieron.
Casi eliminado el periodismo informativo y de opinión con el cierre y compra de estaciones radiales y televisivas, la censura previa mediante reglamentos y multas no les resultó definitiva para su confesa  hegemonía  comunicacional. Ahora buscan volver cenizas  a la sobreviviente prensa escrita, aún libre en diez diarios. Sustituyen la censura directa del lápiz comisarial usado por la anterior dictadura, durante meses le bloquean a El Nacional la solicitud regular de divisas para compra de papel y le niegan su acceso a la subasta del Sicad.  Alegre velorio, esta vez por papel abortado. ¿Calle ciega?
La criminalidad maoista, soviètica, nazi fascista y castro cubana se auto delata en muestras de su propaganda represiva que guardaron en archivos, después prontuario para juicios y temas del cine y la literatura. Papelitos clandestinos o Samizdat  antisoviéticos que circularon de  mano en mano luego también tema de novelas, teatro y filmes, afiches, documentos y fotografías entubados en el subsuelo del Gueto de Varsovia certificaron los métodos  previos al exterminio en el Holocausto. Blog cubano que pasa a libro de circulación exterior. Video mundial  instantáneo versionado por escrito, a veces protegido bajo tierra. El papel aguanta todo, ese noble papiro tan temido en cada régimen tiránico porque hoy, salvada la palabra impresa o manuscrita, puede valer por mil borradas imágenes del medio audiovisual, en caso de accidente de las redes digitales, censura  estatal o cualquier otro imprevisto.
Esta dirigencia partidista de comunismo caribeño perdió su gran base popular y su unidad militar chavista. Criaron con diligencia sus cuervos milicianos y grupos dispersos, hijos y nietos de su revolución que juntos  constituyen un cuerpo paramilitar autónomo ya sin control. Ante su derrota político-hamponil Miraflores simula un diálogo con los opositores pero bajo condición armada. Para preservar su poder ilegítimo y dividido, culpa a la disidencia, promueve más caos y así  justifica una represión mayor.
Pero la historia universal  de libertaria señala que para salir de un sistema totalitario, sus insobornables víctimas inventan soluciones. En legítima defensa, el periodismo venezolano basado en su Código ético, va por las suyas. Y ya no basta el tradicional análisis reflexivo. Imaginar es el prólogo de la acción.

alifrei@hotmail.com

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martes, 14 de enero de 2014

ALBERTO RODRÍGUEZ BARRERA, CÓMO SUPERAR UNA ENFERMEDAD DEGENERATIVA

“En las democracias el pueblo es lo supremo, pero en las oligarquías, los pocos; y, por lo tanto, decimos que estas dos formas de gobierno también son diferentes.” Aristóteles
La sociedad venezolana ha logrado sobrevivir a duras penas –sin caer en la desgracia de la sumisión castrocomunista- porque ha sido menos dependiente del gobierno, porque logró consolidar en la democracia otros centros de poder independientes de él, y que no se dejan aplastar. Antes del castrochavismo, Venezuela venía encaminada hacia el pluralismo, tanto en la sociedad como en el cuerpo político. Un pluralismo de organizaciones que buscaba concentrarse más en las funciones únicas de cada sector: negocios, escuelas, salud, valores, hábitos. Ya habíamos comenzado a “separarlas” de la política, como debe ser en los tiempos modernos.

El castrofascismo, inspirado en el pasado de fracasos todopoderosos del comunismo, lo ha querido concentrar todo en sus manos, al estilo “que nadie respire mientras pienso en qué hacer”, al estilo feudal. Su verdad única ha venido frenando la expansión coherente que exige el mundo actual: pluralismo de grupos dedicados a sus causas sectoriales específicas. Veníamos en el camino de la descentralización deseada, acorde con el desarrollo que plantea el siglo 21, y donde ninguna de las verrugas era tan desastrosa como el acaparamiento de la verruga única del castrochavismo. Creyéndose “expertos del todo”, como el totalitarismo fracasado en todas partes, recaen en el error de siempre querer centralizarlo todo: el hogar, la crianza, la educación, los negocios, los sindicatos, los medios, la salud... Todo lo cual hacían mejor las familias solas hace 100 años, al igual que las instituciones de un solo propósito, con una autonomía que no era oficial o política.

El castromadurismo no ha sabido manejar el negocio de la evolución contemporánea, y siguen la línea absolutista y monopólica que en Rusia, Alemania y Cuba demostraron ya su ineficiencia, en su afán por absorberlo todo, triturando la libertad de acción autonómica y aboliendo los avances descentralizadores. Al afincarse en la subordinación de toda la sociedad, de todas las instituciones y de todas las funciones sociales, el totalitarismo de izquierda o de derecha fracasa, y no solamente en cuanto a crear una nueva sociedad viable sino también en sus intentos de someter las más convenientes realidades del pluralismo. Ahí donde comunistas, nazis y fascistas lograron salir del “hueco” inútil, fue porque se retractaron –con una pequeña ayuda de los amigos- y devolvieron la autonomía. Y en todo ello, como lo evidencia el castrocomunismo, tanto de Chávez como de Maduro, el único éxito bien logrado ha sido la destrucción.

En el pluralismo, cada institución cumple una función específica, limitadas con un estrecho propósito que es lo que les da fortaleza. El castrofascismo, como pesadilla totalitaria, pierde eficacia al salirse de la órbita específica que le corresponde a un gobierno moderno.  Al perseguir el pasaje gratis que los lleve al control de todo, su poder se disuelve como la sal en el agua; porque la politización exacerbada olvida que en un pluralismo social lo que importa es la función, y las funciones por sector no son políticas –casi que son apolíticas-, haciendo que la efectividad social se mida por el poder de contratar, colocar, trasladar, distribuir y fijar tareas y normas de nuevas instituciones pluralistas, cosa que es algo muy diferente al viejo absolutismo.

Lo que el madurismo castrocomunista impide, deteniendo el desarrollo integral, es que los sectores activos de la sociedad venezolana multipliquen las maneras de ganarse la vida, se seguir una profesión o oficio, de contribuir, de ser productivos. La querencia de sirvientes sumisos hace que el castrofascismo regrese a lo que Marx –hace más de 120 años- escribió respecto a que el proletario trabajaba más para un amo que para una organización. Hoy el problema no son los proletarios explotados; hoy las personas en su mayoría trabajan para organizaciones, y no como sirvientes; hoy los trabajadores son más que obreros, sin amos, pese a los esfuerzos que hace el castrocomunismo.

Lo que hoy pasa no es igual a hace 100 años, cuando los objetivos políticos eran la abolición de la autonomía dentro de la sociedad y la concentración de todo en un gobierno central. Eso “peló bola” olímpicamente hace rato. La “soberanía” no está ahí. El castromadurismo se mueve en una magnífica carroza de lujo, pero es una carroza fúnebre. Buscando el poder ilimitado superan a Stalin y llegan hasta el zarismo ruso de sangre azul, cuando esa circulaba abstractamente. Y los “negocios” ya ni siquiera son como los pintados por Henry James, Dickens o Balzac.  Porque el mundo siguió andando; llegando a un pluralismo de acción por función que no admite vuelta atrás.  Hoy negocio es administración, algo que debería ser bueno para todos en la medida en que se ajusten a una función social específica.

Cuando el castromadurismo infla una burocracia colocando en nómina a sólo sus panteras rosas y eliminando a todo lo que se le oponga, creyendo que eso es “poder”, actúa como en el orden monárquico: el rey por encima del duque, el duque por encima del conde, el conde por encima del caballero y el caballero por encima del aldeano. Es decir: con un pluralismo a la antigua, sostenido por una banda hamponil asesina...

La resistencia venezolana, que hoy está en una carrera decisiva para impedir el atraso crítico que representa el castromadurismo, cuenta hoy con una gran fuerza representada por la diversidad de organizaciones pluralistas existentes y sobrevivientes en la sociedad. Este es un valioso ejército para actuar en base a las funciones por sector que requieren los venezolanos con urgencia. Pero hay que diferenciar entre sus integrantes genuinos y los bichitos que siempre merodean como sádicos. Una organización pluralista no se interesa en el gobierno ni en gobernar. No es un todo. Es un órgano de la sociedad cuyos resultados se generan “por fuera”. Su “producto” es un venezolano satisfecho, un venezolano defendido y seguro para desarrollar sus quehaceres sociales multidisciplinarios, un venezolano con hospitales y pacientes curados, un venezolano con centros educativos que le permitan poner en práctica la diversidad de saberes que aprende...

En ningún caso se trata del derecho divino a que aspira la enfermedad degenerativa que es el castrocomunismo.

Alberto Rodriguez Barrera
albrobar@gmail.com

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sábado, 4 de enero de 2014

ALBERTO RODRÍGUEZ BARRERA, VORACIDAD EN EL REINO DE LOS BILLETES

“...debemos considerar si hay sólo una forma de gobierno o muchas, y si son muchas, qué son, cuántas son, y cuáles son las diferencias entre ellas.” Aristóteles

En las ciencias políticas ya es una especie de ley tácita que cualquier gobierno se hunde en la ineficiencia cuando se centra en la satisfacción de electorados diferentes, cuyos valores y exigencias son distintos, ya que se pretende arropar a todos con clichés únicos.

Esta presión es la que ha llevado al castromadurismo a reiterar su ramillete de promesas, generalmente beneficiando a un grupo a expensas de otros. Mientras tales favoritismos ilógicos suceden, no hay capacidad para la prioridad que es mantener el orden, y se genera la inseguridad monumental que hoy nos rodea, donde los ciudadanos no duermen tranquilos y andan por las calles aterrorizados, en guardia ante la desesperación de ataques desaforados.

El castrocomunismo no abandona o descarta sus errores, los consolida y repite, los sigue manteniendo, los incrementa, los expande, los vuelve ilimitados, botando el dinero estúpidamente. 

Al asumirlo todo, todo se gangrena; y sigue creyendo que todo se compra con dinero. También hemos comprendido los venezolanos que el gasto descocado del gobierno ha empeorado las cosas. Y las ha empeorado en su incapacidad para proteger a los pobres y oprimidos, que es lo más triste. Como el fanatismo hace presa de la ignorancia, el castrmadurismo no atiende a las zonas de pobreza suministrando empleos, alcantarillados, agua potable, transporte, escuelas, para así mantener viva la esperanza de una vida decente. Lo que ahí hay en cuanto a estas materias es lo que se hizo antes, con algunos pequeños detalles nuevos que tampoco han incrementado este fin.

Con verborradia y slogans no se modifican las condiciones sociales de los pobres. En esto, el fracaso del castrocomunismo ha sido uniformemente desalentador; de hecho, ha superado todos los fracasos de gobiernos anteriores.

En peores condiciones ahora, lo que ya eran condiciones de existencia escasa se han transformado en habitaciones del crimen, dominadas por el miedo, vándalos, suciedad. Los pobres se han vuelto más pobres, más desaventajados para valerse por sí mismos, ya que hasta los pocos favorecidos “con carnet” y subsidios personales asumen una dependencia que los paraliza y los deja sin energías para la lucha. A pesar del chorro de dólares petroleros y la succión exacerbada por vía de los impuestos, no hay redistribución idónea del ingreso ni se fomenta la justicia y la igualdad económica.

El propósito original de los impuestos, que era favorecer a los pobres con los aportes de los ricos, está sirviendo en el fascismo castromadurista para el traspaso de los recursos ecomómicos hacia nuevos ricos; es una redistribución que no está determinada por la productividad. Porque otra verdad comprobada hoy es que más productividad genera menos desigualdad. El igualitarismo del castromadurismo trabaja por una nomenclatura ínfima que se reserva toda clase de privilegios, dándose a sí misma el nivel de vida e ingresos de los muy ricos. De ahí la inflación que expropia a la clase media y destruye la productividad. Los impuestos que pagamos los venezolanos generan todo tipo de efectos catastróficos, sociales y económicos.

El castromadurismo, en su afán de succionar ilimitadamente a los venezolanos para aumentar sus rentas, desvía el flujo de ingresos de los gastos productivos hacia el gasto público improductivo, perjudicando gravemente a la economía. El aumento de las rentas del fisco deprime y produce la llamada “estanflación”, porque el gasto público del castrocomunismo fascista es una amenaza, una piratería fiscalista que va abriendo las puertas para una rebelión tributaria, una provocación para que la gente no trabaje y haga trampas, en retribución a las trampas que hace el gobierno. La “economía roja” se hace una “economía gris”, monumentalmente peor que la del capitalismo.

La succión permanente y creciente, conjuntamente con la pésima distribución de los recursos, están minando la cohesión moral de la sociedad y produciendo un veneno político, el cinismo de la verdad única, la incitación a la dependencia absoluta del gobierno, esa “cubazuela” de la bancarrota donde los bienes de abajo sólo sirven para el lujo y los muy bien provistos privilegiados de arriba, que invierten la pirámide de la lengua para afuera, siendo tan sólo dignos del aplastamiento que los espera.

La amenaza de un gobierno que no admite límites en sus actividades desnaturalizadas es evidencia de su incapacidad para generar cualquier tipo de cambio social. La vorágine en los billetes es más que un síntoma, es una rapiña que justifica la incredulidad que generan sus promesas reencauchadas.

Ya los “estados gastadores” son una fea verruga de inconsciencia, ya que sus presupuestos y decisiones pasan por encima de los recursos disponibles para la idoneidad social y sólo obedecen a los deseos infinitos de apropiación lujuriosa, donde la voracidad sólo alcanza para pavonearse y regodearse –sólo ellos- en la titilante alfombra roja que tampoco fue de su hechura.

Alberto Rodriguez Barrera
albrobar@gmail.com

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