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sábado, 20 de septiembre de 2014

ALBERTO RODRÍGUEZ BARRERA, LO QUE EL CASTROCOMUNISMO ES INCAPAZ DE HACER, (GUAYANA, ESCUDO DE DESARROLLO EXTRAORDINARIO)

 El 9 de julio de 1962 se inicia en Venezuela la producción de acero dentro del programa de la Siderúrgica del Orinoco, cuya primera etapa se concluirá a finales de ese mismo año con una capacidad instalada de 760.000 toneladas de acero, a lo cual se agregaba la construcción de la central de Macagua que produciría la fuerza eléctrica (370.000 kilovatios) requerida por la Siderúrgica y para el desarrollo de las industrias conexas. 

 Prevista para 1963 estaba la instalación de una planta de laminación de planos, con lo cual el envasado de productos, especialmente agropecuarios, se realizarían en condiciones ventajosas; refrigeradoras, lavadoras, automóviles, camiones, puentes y edificios serían ensamblados y fabricados con acero venezolano; materias primas y productos intermedios y finales constituirían un poderoso impulso para el desarrollo de las empresas privadas, para la fabricación de artículos de consumo durable y, en general, de toda clase de bienes de capital. (También para fines de 1962 se finalizarían las principales plantas de fertilización y la expansión de la Petroquímica.)

     Invisible también para los extremistas de izquierda y derecha, que ahora conspiraban juntos, unidos como cuando el régimen de Medina Angarita, la institucionalidad democrática pensaba en el futuro de una tierra que contenía recursos que no se encontraban en igual concentración en otra parte del mundo, consistente en hierro y acero, energía, aluminio, manganeso, maderas aprovechables, petróleo y gas natural, que permitían estimar un desarrollo industrial de tal magnitud, que en un futuro su potencial de exportación anual –en el complejo de hierro y acero solamente implicaba un ingreso en divisas igual o superior al que para ese momento proporcionaba la industria petrolera.

      Paralelamente marchaba la programación de la gigantesca represa del Guri para generar 6 millones de kilovatios. Había conciencia sobre el valor de nuestras riquezas naturales y la fe y capacidad venezolanista para explotarlas en beneficio del país, y una lúcida convicción de estar echando los cimientos inamovibles, sólidos, de una nación de economía diversificada.

     Tamañas inversiones justificaban con creces el que no se podían resolver al unísono todos los problemas del país, como Rómulo lo reiteraba frente al país, pero Venezuela buscaba no depender del solo hilo petrolero para su independencia económica. Por eso también se creaba la construcción de la ciudad Santo Tomé de Guayana, buscando no repetir los errores del desarrollo a la diabla, desarticulada y sin servicios públicos, que con el petróleo se habían ya vivido en Anaco, El Tigre, Cabimas, Lagunillas y Punto Fijo. Ciudad  Guayana  y Guayana toda sería coherente.

     También la meta que se tenía para 1964 de construir 27.000 kilómetros de carreteras pavimentadas en todo el país, con lo cual Venezuela tendría el núcleo vial mejor estructurado de América Latina y otras partes del mundo, ya se habían construido –en tres años- sólo en el Estado Bolívar 367 kilómetros, 90 kilómetros de caminos vecinales y 14 kilómetros de avenidas en Ciudad Bolívar y San Félix. Entre ellas: Upara-El Manteco, Ciurdad Bolívar-Maripa, Santa Elena-Paraitepuy-Icabarú, Caruachi-Upata, Guasipati-El Callao, Puerto Ordaz-San Feelix, Guasipati-El Miamo, El Callao- La Conservita-Las Animas, La Escalera-Santa Elena, Maripa-Caricara, El Callao-Tumeremo-El Dorado, Ciudad Piar-La paragua, con ramales a San Francisco y Santa Bárbara; más 90 kilómetros de vías de penetración agrícola, caminos vecinales y vías de acceso del campesino hacia centros de venta y consumo. De 4 calles pavimentadas que tenía Upata en 1959, para 1962 estaban todas pavimentadas. A esto se agregaba la construcción del puente sobre el río Orinoco, símbolo de la integración de Guayana al desarrollo económico y social del país. Obras grandes y pequeñas en inteligente armonía.

     Así como se desarrollaba un desarrollo inusitado por vía terrestre, se habían ya ampliado o pavimentado los aeropuertos de Ciudad Bolívar, Tumeremo y Guasipati, y se construyeron totalmente los de Paritepuy, Caicara y la Divina Pastora. Igualmente se habían construido 50 edificaciones educacionales, entre liceos, grupos escolares con comedores anexos (26), escuelas rurales (9), La Escuela Normal, la Escuela de Comercio y las Escuelas industriales, una escuela para técnicos y peritos agrícolas y la segunda etapa de la Escuela de Medicina de la (también creada) Universidad de Oriente; todo ello distribuido en las siguientes poblaciones: Upata, El Palmar, San Félix, Caicara del Orinoco, Tumeremo, Guasipati, La Sabanita, Puerto Ordaz, Maripa, El Roble, Ciudad Bolívar, La Paragua, Maitaco, El Frío, Santa Fe, El Dorado, El Arrozal, La Sierra, Las Bermudas, Santa Bárbara, Las Trincheras, Campo Alegre, Tócoma, El Cristo, Los Hicoteos, La Flor, Sierra Maestra, y otras.

     En materia de salud pública, se concluyó el Hospital de Upata, los dispensarios rurales de El Miamo, Las Bonitas, Santa Rosa, El Cristo, Santa Bárbara y Sierra Maestra, el Hospital Antituberculoso de Ciudad Bolívar, El Hospital Siquiátrico de Ciudad Bolívar, el Centro de Salud de Caicara y la Escuela de Enfermeras de Ciudad Bolívar. En materia de viviendas: 502 unidades en Ciudad Guayana (1.000 más en proyecto), 780 viviendas rurales, 800 parcelas en El Roble y San Félix, 450 parcelas en Castillitos y Puerto Ordaz, el Hotel Cunucunuma, 144 apartamentos en Ciudad Guayana, 200 casas en Las Moreas y 20 casas en Upata; en proyecto habían otras 1.000 casas más. En cuanto a remodelación de viviendas, estaban habilitados los créditos que otorgaba el Banco Obrero.

     En materia de electrificación, además de lo implícito en la planta de Macagua y en la represa del Guri, ya se había instalado la Planta eléctrica de El Callao con línea de transmisión a Guasipati, además de las redes pertinentes a Aripao, Santa Rosalía, Las Majadas, Maripa, Santa Bárbara, Macagua Nº1, El Pao, Upata, El Callao y Tumeremo, centros para la transmisión a poblaciones circundantes.

    La electrificación iba paralela a la instalación de acueductos y cloacas –en toda la República-, en lo cual ya se habían cubierto Upata, Guasipati, San Félix, El Roble, Puerto Ordaz, Ciudad Bolívar, Tumeremo, La Urbana, Las Majadas, Las Bonitas, Aricuao, Santa Elena, El Palmar, Santa Bárbara, San Francisco de La Paragua, La Primera Agua, El Rosal, El Manteco, Maripa, El Miamo, Cabeza Mala, Los Linderos, Santa María, San Lorenzo, Sabanita, San Martín, La Urbana, Santa Rosalía, El Callao, Ciudad Guayana, Santa Elena, y otras. La Reforma Agraria había entregado tierras y títulos de propiedad a 1.800 familias, y los créditos a la producción agrícola habían logrado aumentar la producción de arroz en 134% desde 1959. Se habían otorgado más de 9.000 créditos empresariales, incluyendo a la pequeña y mediana industria.

     El Gobierno de Coalición no realizaba una política de desarrollo limitada a las áreas metropolitanas, sino una proyectada en todos los ámbitos del país. Y no eran shows mediáticos adornados con multitudes en las plazas públicas, porque aún no había cundido el virus de hacer de los eventos de inauguraciones un marco para el lucimiento de los líderes políticos. En el Gobierno de Coalición había un equipo de especialistas dirigidos por un Jefe de Estado, revisando la marcha de la administración pública, observando sus fallas y aciertos, atendiendo al obrero, al industrial, al hacendado, al campesino, al profesional, al estudiante. No solo atento a la defensa de las libertades públicas sino que haciendo una obra positiva desde el punto de vista del desarrollo económico, cultural y social de Venezuela.

    Y era una obra que se hacía dentro de tiempos tormentosos, acosado por la doble pinza de esas dos conspiraciones, de izquierda y derecha reaccionarias, que pretendían que el país renunciara a las libres y soberanas instituciones democráticas para establecer un régimen similar al de Cuba, como apéndice foráneo.

     La mayoría de los venezolanos, fuesen o no partidarios del Gobierno de Coalición, reaccionaban al unísono en defensa de la democracia, dedicados a sus actividades normales, a su ímprobo y laborioso esfuerzo cotidiano, no envenenado en cada respiro de su vida por una avasallante priorización de la política.

    Al margen de la lucha antidemocrática, los partidos democráticos de la oposición podían tratar con un Presidente que no actuaba como personero de una determinada parcialidad política, sino en representación de todos los venezolanos y a favor de una tierra que podía comprobar la realización de una labor extraordinaria que beneficiaba a toda Venezuela.

Alberto Rodriguez Barrera
albrobar@gmail.com
@albrobar

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martes, 24 de junio de 2014

JUAN FRANCISCO MISLE, LA SALIDA DE GIORDANI TESTIMONIO Y RESPONSABILIDAD ANTE LA HISTORIA



El juicio que se está haciendo a través de los medios de comunicación a lo expresado por Jorge Giordani en su ya celebérrima carta al país tiene visos de injusticia en lo que se refiere a la responsabilidad atribuida al monje en el naufragio que experimenta hoy Venezuela. 
Salida de GiordaniEs evidente que el hombre tiene pocos dolientes al interior del PSUV y sus aliados que sean lo suficientemente valientes para atreverse públicamente a defenderlo. El responsable del estado actual de putrefacción del país en todos sus ámbitos no es otro que el difunto teniente coronel y a lo sumo a Giordani solo se le puede atribuir autoría ideológica por su innegable contribución a la ruina económica e institucional de la nación.
Ha sido dicho por otros opinadores y me sumo al señalamiento: lo más reprochable de lo dicho por Giordani en su extensa misiva es la escandalosa ausencia de autocrítica por su gestión macroeconómica, y la cobardía de no haber denunciado todos esos pestilentes chanchullos políticos y administrativos antes de ser despedido por Maduro.
Giordani no aporta ningún testimonio ni asume responsabilidad alguna ante la historia por la catástrofe económica, financiera e institucional que nos deja como herencia de su gestión. A él hay que atribuirle, por ejemplo, que la deuda externa de Venezuela haya pasado de $39 mil millones en 1999 a $102.000 millones mientras fue ministro de Planificación y Finanzas. Ese irresponsable endeudamiento externo ocurrió a pesar de que PDVSA se benefició del mayor ingreso petrolero de su historia causado gracias un incremento sostenido en el  precio del barril que se situaba $11 al final de 1998 a $100 (o más) en los últimos 5 años. Súmele a eso lo correspondiente a deuda interna que a finales del 2013 alcanzaba a la inimaginable cifra de Bs. 216.000.000.000.000. El férreo control de cambios que impuso Giordani no impidió las constantes devaluaciones del bolívar, ni la fuga de capitales que ha experimentado la república. Giordani, que aún reivindica como un logro la pulverización de la autonomía del BCV, es responsable como nadie que la inflación haya pasado de 20% anual en 1999 a 70% proyectada para 2014. Él, junto a Merentes y Rafael Ramírez, tiene que dar cuenta al país del gigantesco déficit fiscal que solo en 2012 llegó al 15% del PIB a consecuencia del exhorbitante gasto público gestionado para garantizar la elección del difunto presidente.
No hay que olvidar tampoco que  el monje fue responsable principal del injusto encarcelamiento de los directivos de Econoinvest. En su rol de planificador, Giordani fue el ideólogo de la estatización de la CANTV, la Electricidad de Caracas, SIDOR, Cementos, Agroisleña, Banco Venezuela, y más de 73 empresas privadas que antes de ser arrebatadas al sector privado producían ganancias al fisco, y que desde entonces solo contribuyen al déficit financiero del Estado gracias al saqueo por parte de sus gerentes y a la improductividad consecuencia del abultamiento de sus nóminas con actvistas políticos sin preparación técnica ni escrúpulos morales. Según lo reportan las cifras de exportaciones del BCV en el primer sexenio de Chávez, 83,4% de los ingresos en divisas obtenidos por exportaciones provenía de las ventas de crudo y combustibles de Petróleos de Venezuela. Esa cantidad se elevó a un promedio de 93,85% para el período 2007-2013.
Entre tanto, la destrucción del sector privado que promovió Giordani  a lo largo de estos 15 años ha inhabilitado a los productores nacionales de capacidad para abastecer el mercado interno y los incrementos en el consumo han debido ser respondidos con importaciones, siendo el estado el principal importador del país. Pero la nefasta influencia de Giordani no se agota en los límites de la actividad económica sino que se extiende también al área institucional. Giordani fue el enterrador del proceso de descentralización económica, política y administrativa que con tanto éxito se había iniciado a mediados de los años 90 en Venezuela. La sistemática subestimación del precio del petróleo en los presupuestos nacionales fue un timo creado por este hombre para ahogar financieramente de recursos a las regiones que elegían como gobernadores y alcaldes a líderes de la oposición.
Es evidente que en Venezuela no hay un “golpe lento” como los creativos publicitarios del régimen han tratado de mercadear nacional e internacionalmente. Tampoco hay ninguna guerra económica. Lo que si hay es una implosión lenta del poder y la salida de Giordani es una estación importante en esa via crucispor la que recorre el gobierno de Maduro. A Giordani no lo derrotó el corrupto Ramirez, sino su ceguera ideológica. Irá a parar al basurero de la historia.
Juan Francisco Misle
 jfmisle@gmail.com
@elsim55

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martes, 11 de diciembre de 2012

ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA, NUESTRA GRAVE RESPONSABILIDAD ANTE LA HISTORIA

1

               Pocos recuerdan los momentos apremiantes que vivió Rafael Caldera en los comienzos de su mandato, cuando falto de todo piso político no hallaba literalmente de qué palo ahorcarse. 

J.V. MAQUIAVELO RANGEL
Bajo esa circunstancia, se celebró una importante reunión en casa del futuro operador político del régimen que ya se avizoraba, José Vicente Rangel. Entre los asistentes, desde luego el gran gurú del régimen al acecho, don Luis Miquilena; el líder de la llamada izquierda democrática, Teodoro Petkoff; el ex teniente coronel Hugo Chávez, amnistiado con generosa celeridad por el personaje en discusión; algún empresario por entonces chavista declarado y uno que otro periodista y un directivo del canal de televisión que hasta entonces pusiera y depusiera presidentes, de propiedad de un otrora apóstol de nueva burguesía. El pretexto: una monumental paella encargada por doña Anita Ávalos de Rangel, a un conocido restorán cercano al domicilio de los gentiles anfitriones, en La Florida. El tema: qué hacer con el tambaleante anciano chiripero, aferrado al clavo ardiente del golpismo sobre cuya ola surfeara para empatarle el partido de presidencias en ejercicio a su ancestral adversario y mortal enemigo, Carlos Andrés Pérez.

                En vísperas del inicio de una semana que se pronosticaba extremamente noticiosa, se fueron asignando roles para cada uno de los presentes, todos ellos ya comprometidos para entrevistas en programas matinales de televisión. El objetivo: resaltar la fragilidad de un gobierno tambaleante y avanzar posiciones en el tablero político con el objetivo de avanzar hacia un eventual jaque mate. Sólo Hugo Chávez tuvo la clarividencia y el ánimo como para asegurar que él no se andaría por las ramas, y le pediría directamente la renuncia. Cosa que hizo. Él ya comprendía que todo se conjuraba para entregarle el Poder en bandeja de plata  y mientras más celeridad en dar el paso, menos problemas para él y los suyos. Todos los presentes comprendían en profundidad la naturaleza de la crisis de gobernabilidad que se vivía y la necesidad de sacar a Caldera con viento fresco. Sólo uno se excusó de asumir su papel en los Idus de don Rafael, en lugar de lo cual corrió a echarle el cuento de lo que se cocinaba en los fogones del golpismo vernáculo. Fue premiado con un ministerio de lujo – el primero y último de su vida - a cambio de prestarle una de las muletas, la de la llamada izquierda democrática. La otra se encontraba presta en la carpintería de Acción Democrática bajo las indicaciones del caudillo monaguense Alfaro Ucero.

                Así fue como don Rafael pudo culminar su mandato y contribuir a la construcción del puente que nos trajo a estos lodazales. Que tras catorce años de manguareo se enturbian al extremo de demandar otros concursos, si bien con parecidas contribuciones. En el centro del debate los mismos factores, más algunos asomados en estos 14 años de contubernios, alianzas, acomodos y complicidades. El mismo editor, los mismos operadores, las mismas tendencias políticas, con la sumatoria de las nuevas caras de la llamada nueva política.

                No cambia la paella, no cambia el restorán, no cambia la mansión, no cambia la mesa ni los comensales. Pero la crisis de un decrépito anciano tambaleante que ya reposa el sueño eterno se ha trastocado en la agonía de un caudillo con tremendos aprestos  y el gobierno en auxilio se ha extendido hasta convertirse en régimen y conmover los cimientos de la República misma. Vivimos la más grave crisis existencial de la República en su historia bicentenaria. No bastan las muletas.

2

                Basta haber presenciado la alocución presidencial de este sábado por la noche y haber seguido las intervenciones de los diputados el mediodía del domingo, para concluir deduciendo la gigantesca hondura y gravedad alcanzados por la crisis que hace 15 años se resolvía con una paella en casa de los Rangel Ávalos, una asistencia del tosco y ágrafo secretario general de un partido histórico maleado hasta el tuétano y un nombramiento ministerial para el perdedor nato de la historia política venezolana. Venezuela soltó amarras y naufraga a la deriva. Gústeles o no les guste, sépanlo o ignórenlo sus desventurados pasajeros.

                En primer lugar: el presidente se muere. O, si sobrevive, lo hace al precio de una amenaza mortal que lo incapacita para culminar su período – de hecho vuelve a escaparse al único lugar del planeta donde lo pueden congelar, cuartear, animar, graficar, zurcir, tatuar, pegar, inflar, convertir en semblante electrónico y transformarlo en un títere manejable a control remoto a los fines de sus titiriteros, sedientos y hambrientos insaciables de los recursos que administra. Hasta podrían permitirse la broma macabra de ponerle punto final a su existencia un 17 de diciembre, para lograr el tercer récord venezolano de fechas ilustres para muertes de caudillos primarios.

                En segundo lugar – y esta no es ninguna mera hipótesis de trabajo – se muere con absoluta seguridad luego de asumir su mandato el próximo 13 de enero de 2013, si lo asumiera. Pues ayer noche el propio electo nos expresó sin ningún género de dudas, que mintió descaradamente jurando que estaba absolutamente sano como para ser electo, sabiendo él, los hnos. Castro y seguramente el entorno que anoche ponía cara de circunstancias, que el cáncer se lo estaba devorando, que su gravedad no era ni es reversible, que se muere o se muere en los próximos meses, que todo lo que se intente es paliativo y que en buen cristiano, se lo lleva la chingada, que ya lo jala de sus extremidades inferiores.

                En tercer lugar, que burlándose del país, las instituciones y sus ciudadanos volvió sólo a escenificar una ceremonia absolutamente humillante, extemporánea, dictatorial e inaceptable en una democracia moderna, por subdesarrollada que sea, como proceder según las viejas tradiciones monárquicas a ungir a su sucesor – nada más y nada menos que con la espada del Libertador, como si del Rey Arturo y su Excalibur se tratara – deshaciendo el nudo gordiano en que se debaten las dos fuerzas encontradas en el interior del chavismo: las militares nacionalistas representadas por el por ahora derrotado Diosdado Cabello y las castro comunistas presididas por los Castro y el G2, representadas por el ungido, Nicolás Maduro.

                En cuarto lugar, que como si de una tierra arrasada se tratara y no existiera más realidad que la que representan las sierpes, cocodrilos y tiburones del PSUV y sus aliados uniformados, puede el representante de los Hnos. Castro decidir lo que sucederá en Venezuela cuando desaparezca. Dejando atado y bien atado lo que considera su cuartel de Tierra Firme. Y el país, ¿qué?

3

                Dada la inmensa gravedad alcanzada por la crisis con las recientes y tardías revelaciones del presidente de la República, inútiles conjeturas y juego con cartas marcadas si no proceden a una inmediata separación del cargo, como de hecho pautan los hábitos de democracias adultas y consolidadas, no es del caso referirse al talante intelectual, moral y político de los representantes de la oposición democrática. Que deberían haber salido al unísono a exigir esa inmediata separación y el cumplimiento sin demora ni menoscabo de los pasos que pauta la Constitución para el caso que nos aflige.  Si Chávez no puede culminar su período, lo que es un hecho, que asuma el mando y culmine el período el vicepresidente de la República. Si no puede asumir el 13 de enero de 2013 en su calidad de presidente electo, por espuria que haya sido esa elección dado el ocultamiento de un dato tan trascendental, que lo asuma el presidente de la Asamblea y convoque a nuevas elecciones presidenciales en un lapso no mayor a los días expresamente pautados para tal fin.

                La humanidad, en cuyo nombre suelen cometerse las más atroces tropelías, no tiene absolutamente nada que buscar en el caso. Quienes comienzan por recurrir a sus principios humanitarios apostando sus haberes al pronto restablecimiento de la salud presidencial – como si padeciera de una virosis gástrica - olvidan sus deberes patrióticos y constitucionales y demuestran carecer de la más elemental estatura intelectual y política como para cumplir el mandato para el que fueron electos. Poniendo al desnudo la grave falencia en cultura política, experiencia y grandeza que asola a quienes tienen la inmensa responsabilidad de enrumbar al país en medio del naufragio en que nos encontramos.

                Vivimos la más grave crisis existencial de nuestra historia y estamos al borde de despeñarnos en el abismo del caos, la desintegración y el enfrentamiento. La oposición, lejos de cabildear buenos propósitos o buscar acomodos de partidos mediante acuerdos espurios, debe unirse bajo una voluntad férrea, mirar al futuro, asirse a los principios constitucionales y enfrentar cualquier propósito golpista por parte de aquellos sectores que tratan al país como a un cuartel y creen ser dueños de una Nación que le pertenece a 28 millones de venezolanos. Jamás debió aceptarse que el presidente de Venezuela, electo por millones y millones de venezolanos, entregue su destino a brazos extranjeros, interesados en la posesión de nuestras riquezas y el control de nuestras instituciones. Jamás debió autorizarse su salida sin informes médicos de comprobada seriedad y cientificidad. Y jamás debió aceptarse que los diputados que representan a la mayoría nacional se convirtieran en comparsa de fanáticas y fanáticos seguidores asalariados de una facción del país que detenta el poder sin respetar la composición real de nuestro país político.

                La oposición venezolana debe asumir su grave responsabilidad ante la historia. De no hacerlo, no tendrá perdón ni excusa. El futuro le exigirá rendición de cuentas.

sanchezgarciacaracas@gmail.com


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