BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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lunes, 12 de marzo de 2012

ZENAIR BRITO CABALLERO:“NO AL SOCIALISMO Y SI A LA EDUCACIÒN Y AL PROGRESO”

Pareciera que algunos mal llamados políticos venezolanos se quedaron estancados en el tiempo y siguen apelando a la trillada ideología socialista-comunista viendo constantemente si aparecen de primeros en las encuestas para  ganar nuevamente el 7 de octubre la ya iniciada carrera por la silla presidencial de Miraflores.
Las ideologías en Venezuela, lo mismo que el “jet set”, en nuestra sociedad no existen. Algunos intentan ubicarse en uno u otro grupo, pero rayan en lo ridículo y hasta en lo vulgar. Venezuela es un país que desde hace mucho tiempo dejó atrás a una población llena de méritos, pero que por razones obvias de longevidad y naturaleza humana ha ido desapareciendo, eso sí, dejando una huella para muchos insuperable. Quedan muy pocos hombres y mujeres que edificaron la Venezuela que marcó la diferencia en América Latina; que fue “modelo” en temas como la educación, la salud, el fortalecimiento de la clase media, el respeto por los derechos humanos y la paz social.
Hoy, quienes nos han gobernado durante 14 años, aferrados a políticas socialistas-comunistas a la cubana, llenos de ambición por enriquecerse lo más rápido posible, quienes optaron por un modelo ideológico bajo el nombre de socialismo del siglo XXI desaparecido ya de muchos países, han ido poco a poco vendiendo esta ideología  a las naciones cercanas como Ecuador, Bolivia o Nicaragua y quieren desesperadamente seguir gobernando para hacernos más parecidos al resto de la región y hasta superarla en corrupción, pobreza y deterioro social.
Quienes lucharon  y gobernaron en la llamada IV República, hoy están en el recuerdo de sus familiares, pero las nuevas generaciones de este país ni siquiera saben quiénes son ni lo que significaron para la historia patria. Eso se debe enseñar como parte del currículum académico en escuelas y colegios e insistir en emular a tan ilustres venezolanos, pero insistir y hacer del socialismo-comunismo en cada elección un “refrito” para ganar votos es cansado, odioso y no tiene lugar en un país donde ideologías gastadas y superadas, mal utilizadas y manoseadas, no ayudan a comprender la dimensión de los problemas sociales, económicos, ecológicos, laborales, fiscales, migratorios, de infraestructura y delincuencia que deberá enfrentar la próxima administración.
A los pobres de este país, a la maltratada clase media venezolana, a quienes les han matado a un familiar por cualquier baratija, a quienes sienten que les roban su dinero cada vez que pasan un peaje por una carretera que ya estaba construida, a quienes se les revuelca el hígado cada vez que deben apelar multas de tránsito, cuyos montos trascienden cualquier lógica en un país que tiene su infraestructura vial deteriorada y de tercer mundo.
A quienes nos duele ver cómo poco a poco nuestros índices sociales se vienen al suelo y en el exterior nos miran como cualquier país caribeño y ya no con aquella admiración y respeto, etc., a toda esta población no le interesa de cuál ideología es tal o cual candidato, si es de derecha o de izquierda, si son rojos, verdes o amarillos, lo que quieren es un gobierno que funcione, que ponga en regla a quienes intentan robarse la patria, a quienes se burlan del fisco, a quienes dejan en libertad a los maleantes, a quienes contratan empresas que cobran miles de millones por obras que deben hacerse una y otra vez porque en Venezuela las hacen mal, pero en otros países las hacen perfectamente, etc.
El gobierno venezolano sigue con el “slogan” que somos lo mejor y que nadie nos puede superar. Esto ya no es cierto y si bien la clase política roja-rojita, manchada, corrupta y con los mismos rostros de codicia y “vende patrias”, aspira a seguir gobernando este país como si fuera su finca o un cuartel militar, es precisamente el pueblo el que debe tomar una decisión: o nos quitamos de encima a este grupo de “politiquillos comunistas” que ya han robado suficiente y empezamos a escoger bien a quien nos va a gobernar, o le decimos adiós a lo poco que queda de una nación otrora ejemplo a nivel mundial.
Apelar a ideologías como el socialismo-comunismo superadas en otras latitudes, tratar de hacer creer a todo un pueblo que todavía existe en otros países es como intentar hacerles creer a los católicos del mundo que Benedicto XVI se convirtió al comunismo. La prensa y en general los medios de comunicación gobierneros tienen mucha culpa del “embrutecimiento” que vive la sociedad venezolana, y ni qué decir de las propias autoridades que, al mejor estilo de gobiernos dictatoriales, parecieran intentar mantener al pueblo sumiso, doblegado y sin mucho conocimiento porque “En boca cerrada no entran moscas”.
britozenair@gmail.com
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martes, 7 de febrero de 2012

SAUL GODOY GÓMEZ: LA ODISEA DE MARÍA CORINA MACHADO

Ya las maquinarias de los partidos políticos se cuadraron con sus candidatos naturales, todas estas organizaciones repartidas en la geografía nacional, trabajan con base en objetivos, visiones y, sobre todo, disciplina. Las maquinarias funcionan bajo un programa, canalizar todo el esfuerzo del partido en promocionar sus intereses políticos encarnados en la figura de un candidato, y su fin único es ganar elecciones, en términos militares, son ejércitos entrenados para ganar batallas en los centros de votación y, para ello, tienen primero que conquistar la consciencia y la voluntad del elector.

Muchas de estas maquinarias que existen, tienen la ventaja de que cuentan con candidatos ganadores, ocupando cargos públicos; María Corina, en su condición de candidata independiente, por ser un rostro nuevo en la política venezolana, no tiene esa ventaja, que sí tienen los partidos establecidos; por ser mujer, está luchando en contra de una tradición machista histórica; por creer en el Capitalismo Popular como propuesta, va en contra de la corriente de más de 40 años de socialismo, y de éstos, los últimos 13 años de comunismo "a la cubana".

Lo que ha logrado María Corina lo ha hecho con esfuerzo propio, con ayuda de sus amigos y con la gente que creemos en ella, y la apoyamos porque es transparente; así como ustedes la ven, así es, habla mirando a los ojos, su sonrisa rara vez se desdibuja, sus gestos son la de una mujer comprometida con la vida, con la felicidad, con la familia, su palabra es una sola... La única ventaja que María Corina tiene sobre las maquinarias es su don de establecer contacto con el alma de la gente, de hablarles directo al corazón y a la razón, nos transmite su preocupación por el país, nos llena de sus ideas para hacerlo progresar, nos anima con la fuerza de quien sabe lo que quiere y como lograrlo, su mente es altamente organizada y preparada para la acción, no hay candidato más articulado al momento de expresar una opinión.

Y es esa ventaja la única razón que la asiste para embarcarse en esta extraordinaria aventura, la de ganarse la consciencia y la voluntad de los votantes, con argumentos, verdades y proyectos viables, no con populismo o promesas vacías; ninguno de los candidatos apoyados por las maquinarias es libre, hay manos que los manejan y voces al oído que le dicen lo que tienen que decir, que en muchos casos, se trata precisamente de los políticos que nos metieron en este brete.

María Corina cree, al igual que muchos que la apoyamos, que en el momento decisivo, el venezolano, al escoger su voto y depositarlo en la urna del centro electoral, vive un instante personalísimo, del hombre y la mujer confrontando su propia consciencia con la realidad que lo atosiga, y con la esperanza que lo mueve a vislumbrar otro país, se trata del voto de opinión, no del voto de intercambio al que nos acostumbraron.

Votar no es una gran lotería, ese acto tan importante no puede estar vendido a promotores de gladiadores dispuestos a derrotar al campeón en la arena de un circo romano; lo que nos jugamos el 12 de febrero es tan importante, que ya no puede estar en manos de los hombres solamente, y mucho menos de militares, se trata de decidir sobre el país que queremos para nosotros y nuestros hijos, y en este tema, las mujeres, que son la mitad del país, tienen la última palabra.

María Corina se embarca en esta particular odisea de llevar al país por buen rumbo, lejos de los precipicios socialistas que nos rodean, impulsada por su idea democrática y republicana, sin otro compromiso que nuestro destino como nación, sin otro premio que brindarle a las futuras generaciones que un país bueno para vivir en paz.

Chávez, el hombre a derrotar, merece caer por la fuerza de una mujer, inteligente y sagaz, que se atrevió a contradecir a los dioses y embarcarse sin miedo en este viaje, donde ahora debe enfrentar a los ejércitos de los vociferantes candidatos, cada uno más vacío que el otro, cabezas parlantes de maquinarias socialistas que ya tuvieron su momento.

Los venezolanos hemos sido generosos en aceptar por mucho tiempo a políticos que vienen con sus "tribus" y hacen campamentos en Miraflores, trayendo sus costumbres y maneras de ser para imponérselas al país, para permitírselo a jóvenes "bonachones" que quieren meter bajo la alfombra 13 años de injusticias y abusos. Es ya hora de que una mujer ocupe la sede del Poder Ejecutivo, una caraqueña recia y valiente que no transa con la maldad y la mentira, con una visión global e incluyente, una ciudadana sensible a los problemas que se han acumulado sobre nuestro pobre país rico.

Este próximo domingo12 de febrero digámosle NO al socialismo, que ya bastante ruina nos ha causado, pongamos a una mujer, que personifica lo mejor de la mujer venezolana, al frente, para que derrote sin misericordia al candidato de los cubanos. Este país se respeta.

María Corina Machado no está sola, la acompaña Venezuela entera.

saulgodoy@gmail.com

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lunes, 19 de diciembre de 2011

OSWALDO LINARES: ¿POR QUÉ ESCRIBÍ EL LIBRO: EXPLICACIÓN CIENTÍFICA DE LAS CAUSAS DEL FRACASO DEL COMUNISMO?

¿Por qué escribí el libro: Explicación Científica de las Causas del Fracaso del Comunismo?
El móvil fundamental que me impulsó a escribir el libro: Explicación Científica de las Causas del Fracaso del Comunismo fue el suministrar a nuestros dirigentes sociales y políticos un conjunto de argumentos con una base científica sobre  el porqué optamos por la democracia liberal , con sus instituciones republicanas, su amplio sistema de libertades, su alternancia política, su independencia de los poderes públicos, su inalterable regla de la ley,  etc.; Entender qué base científica hay en esas instituciones de gobierno, de manera de poder rebatir con una mayor profusión de argumentos la tesis de la dictadura del proletariado, con su densa  gama de  actuaciones contranatura que conducen a los sistemas sociales a los más bajos niveles de productividad.
    Creo que sin un liderazgo con una visión científica del conjunto de fuerzas que activan la dinámica social, es más difícil tomar las decisiones que permitan a la sociedad funcionar en condiciones de resonancia, en su punto de óptima eficiencia, desarrollando al máximo toda su potencialidad, al igual que  lo hacen los sistemas físicos en condiciones de resonancia, o  bien los sistemas físicos  sometidos a  procesos de aceleración endógena.
    La idea expresada por el común del pueblo de que todo el mundo sabe que el comunismo fracasó donde quiera que ha sido experimentado y que tal realidad no requiere de mayores explicaciones científicas, se corresponde con nuestra tendencia cultural a la superficialidad, con el escaso espíritu de profundización en el análisis detallado de los fenómenos observables, con nuestro conformismo cognitivo, que nos hace miembros de ese gran club de sociedades sumideros del mundo.  
Lo mismo se pudo haber dicho de la fuerza de gravedad: todo el mundo sabe  desde el paleolítico que si soltamos una piedra sostenida en la mano, esta caerá. Sin embargo, hubo hombres, sobre todo en las sociedades fuentes, en las cuales históricamente se ha venido generando el grueso del conocimiento actual, que no se conformaron con este inmediatismo cognitivo  y comenzaron a estudiar detalladamente el fenómeno. Fue así como el sabio Galileo Galilei escribió las leyes que gobiernan la caída de los cuerpos y posteriormente  otro gran sabio Isaac newton estudió también el fenómeno y formuló la primera teoría general de la gravitación universal. 
Las determinaciones experimentales concluyeron  en asignar a la aceleración de gravedad  el valor: g= 9.806 metros por segundo al cuadrado. Lo importante es el saber que sin esos estudios hoy no fuese posible la determinación del peso de los cuerpos,   la construcción de los elevados rascacielos,  de los más variados mecanismos en la industria, el diseño de los aviones, los lanzamientos espaciales, los satélites, etc. además de la infinita gama de aplicaciones indirectas de ese conocimiento. En resumen, el estudio a  fondo y en detalle de los fenómenos naturales, venciendo todo el conformismo y la superficialidad cognitiva ha sido el verdadero medio y más eficaz instrumento para el logro de todo el desarrollo del cual hoy disfrutamos.
   Un estudio más a fondo del comportamiento de los fenómenos sociales, con todos los recursos que hoy aportan las ciencias de la naturaleza tendrá sin dudas repercusiones infinitas sobre  el    deseado progreso de la sociedad actual. Esto es lo que pretende el referido libro.
Oswaldo Linares.
oswalisa@hotmail.com

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jueves, 3 de noviembre de 2011

CARLOS PADILLA CARPA: LA MARABUNTA

Las llamadas hormigas soldado, o marabunta, avanzan formando un escuadrón móvil. Van acabando con todo por donde marchan. Cuando avanzan nada sobrevive, todos huyen al paso de la oscura tropa que deja una traza de desolación a su paso. Cualquier entidad que luzca apetitosa puede formar parte del menú.

Esa marabunta se maneja con el dinero y las propiedades de los demás, con los señuelos que aparecen recibiendo dadivas para reforzar la esperanza de que si les toco a ellos pronto me tocara a mí, y con un carismático flautista de amelín que con demagogia y populismo hace de la pobreza su mejor negocio, aniquilando a la clase media, arrinconando a la clase trabajadora y fortaleciendo una oligarquía integrada por quienes detentan el poder y por los que medran a su derredor.

Los más peligrosos para las sociedades son lo que manejan el lema de “patria, socialismo o muerte”, del cual ellos mismos se asustan cuan se sienten individualmente acorralados. Por estos lares conocemos a los que van destruyendo lo que encuentran a su paso, aniquilando la productividad y expropiando todo lo que se le antoje acabando con la mayor pertenencia constituida por uno mismo que es la vida al hacerse de la vista gorda ante la inseguridad considerándola como elemento de control para generar miedo.

En un nivel inferior de peligrosidad están los que se autocalifican de socialistas que oportunamente se suman a quien suponen lograra el poder. Son muchos de los que estuvieron en el segundo gobierno del aniquilador de delfines, acompañaron al principio de la nefasta era del socialismo del “patria, socialismo o muerte” y ahora sin el menor pudor “ideológico” acompañan justicieramente es sus aspiraciones presidenciales a quien según las encuestas tiene la primera opción para derrotar al actual régimen.

En el tercer nivel están los que pertenecen a la internacional socialista, que se hacen llamar social demócratas que aunque le hacen algunas concesiones a la libertad son estatistas y defensores de una economía rentista y mono productora.

La crisis europea es el mejor ejemplo de lo nefasto de su accionar pues eso que los teóricos llaman El Estado de Bienestar, esquema de la social democracia tradicional europea, que propicia una sociedad dependiente del estado, y va generando un descenso social que hace de la base de la pirámide el habitáculo de las grandes mayorías poblacionales a las cuales se les maneja ahora como exigentes de derechos y aniquiladores de obligaciones.

Esperamos que muchos de ellos, tanto unos como otros,  desechen la anti historia sumándose a la contemporaneidad y a los esquemas que hacen de un país una sociedad exitosa y generadora del bienestar en libertad para todos sus conciudadanos.

Desde mi libertad y respetando la de los demás, declaro que el estar comprometido tácticamente con un proyecto electoral unitario para lograr un repunte de nuestra nacionalidad no nos debe inhibir de hacer nuestras apreciaciones sobre lo que consideremos es la realidad.

carlos.padilla.carpa@gmail.com

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miércoles, 14 de septiembre de 2011

KARL KRISPIN: LAS TARAS DEL SOCIALISMO

En estos últimos años de retroceso y populismo demagógico, hemos atestiguado con estupor la forma cómo nuestro país cambió y para peor. Una verdad tan grande como una catedral es que en 1998 Venezuela era un sitio mil veces mejor para sus habitantes. Para no caer en el inventario interminable de nuestras miserias, tengamos en cuenta que en 2010 se fueron de la República más de 500.000 venezolanos de acuerdo con el informe Datos sobre migración y remesas 2011, del Banco Mundial. 

ROMPER LA ALCANCIA
Un retrato más pesimista no es posible. ¿Por qué emigraron? Por un país descompuesto, invertebrado, carente de libertad económica, donde la inseguridad es la regla y en el que la religión oficial nos quiere convertir en socialistas. El socialismo no es sino miseria mal repartida y propicia la inexistencia de estímulos para el futuro. La puja individual es reducida a la nada.

En nuestro país no se puede mover un pie sin que todo el sistema te recuerde el tema de la responsabilidad social. No cabe duda de que es inaceptable vivir en un sistema donde abunden los excluidos.

Toda la enmohecida literatura socialista remacha en el hecho de la supuesta solidaridad de los sistemas colectivistas, pero resulta que en Cuba abundan las enfermedades oculares porque la población no consume las vitaminas suficientes y la gente se muere de hambre. En cambio, en Estados Unidos los obreros tienen casa propia y automóvil, las empleadas de servicio llegan al trabajo con sus carros y la palabra favela o rancho no se conoce.

Por encima de las imperfecciones del sistema, hay trabajo, prosperidad, educación, sistema de salud para todos, así como oportunidades. El imperio, como ignorantemente se lo califica, sí que es un ejemplo para el planeta por su inimitable visión sistémica de crecimiento personal y nacional.

Lo que los izquierdistas no han entendido es que en nuestro país hay exclusión porque nunca ha existido un capitalismo vigoroso. Con capitalismo de verdad no hay exclusión, con libertad de mercado hay crecimiento. Arturo Uslar Pietri me relató una vez una frase de Rómulo Betancourt que, refiriéndose a la izquierda venezolana, le reprochaba que no entendía que la revolución había que hacerla con Estados Unidos. En Venezuela hemos tenido de un arroz con mango económico: un capitalismo de Estado que le suelta migajas al sector privado mientras no merodee entre su espacio vital. 

Basta que una empresa lo haga bien para que el Gobierno empiece a darle vueltas. Los dólares que genera Pdvsa no alcanzan y por eso el estalinista control de cambios, Bolchevique Giordani, insisto, sería un excelente ministro en Mongolia, Corea del Norte o Zimbabwe, pero no para una nación que podría ser la locomotora de América Latina y apenas si llega hoy a carrucha con sus actuales conductores.

Me gustaría escuchar más de libertad económica y de mercado en de los precandidatos. Los únicos a quienes he oído hablar de economía de mercado han sido Antonio Ledezma y María Corina Machado. Hay que enterrar el socialismo para que sea reconocido en el futuro como una pieza arqueológica, producto de unos irresponsables que nunca creyeron en el trabajo y jamás entendieron la libertad. 

Un amigo me comenta que la derecha capitalista es percibida como una vieja encopetada con un camafeo, mientras la izquierda socialista es una catira que baila rueda libre en una barra. En el capitalismo la ética del trabajo antecede todo proyecto. De allí sus detractores que no son más que un ruidoso equipo de vagos que le rehúyen al trabajo exigiendo romper la alcancía.

kkrispin@hotmail.com

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sábado, 25 de junio de 2011

LUDWIG VON MISES: LA INVIABILIDAD DEL SOCIALISMO.

Se piensa con frecuencia que si el socialismo actualmente no funciona, ello se debe a que nuestros contemporáneos no poseen aún las necesarias virtudes cívicas, y que los hombres, tal como son actualmente, son incapaces de poner en el desempeño de las tareas que el estado socialista les asigne el mismo celo con que realizan su diario trabajo bajo el signo de la propiedad privada de los medios de producción, pues, en régimen capitalista, saben que es suyo el fruto de su trabajo personal y que sus ingresos aumentan cuanto uno más produce, reduciéndose en caso contrario.

Por el contrario, en un sistema socialista el que personalmente se gane más o menos no depende ya casi de la excelencia del propio trabajo; en efecto, cada miembro de la sociedad tiene teóricamente asignada una determinada cuota de la renta nacional, sin que varíe de forma apreciable por el hecho de que se trabaje con desgana o con ahínco. La gente piensa que la productividad socialista ha de ser por fuerza inferior a la de la comunidad capitalista.

Así es, en efecto. pero no es éste el fondo de la cuestión. Si fuera posible en la sociedad socialista cifrar la productividad del trabajo de cada camarada con la misma precisión con que se puede conocer, mediante el cálculo económico, la del trabajador en el mercado, podría hacerse funcionar el socialismo sin que la buena o mala fe del individuo en su actividad productiva tuviera que preocupar a nadie. Podría entonces la comunidad socialista determinar qué cuota de la producción total corresponde a cada trabajador y, consiguientemente, cifrar la cuantía en que cada uno ha contribuido a ella. El que en una sociedad colectivista no sea posible efectuar semejante cálculo es lo único que, al final, hace que el socialismo sea inviable.

La cuenta de pérdidas y ganancias, instrumento típico del régimen capitalista, es un claro indicativo de si, dadas las circunstancias del momento, se debe o no seguir adelante con todas y cada una de las operaciones en curso; en otras palabras, si se está administrando, empresa por empresa, del modo más económico posible, es decir, si se está consumiendo la menor cantidad posible de factores de producción. Si un negocio arroja pérdidas, ello significa que las materias primas, los productos semielaborados y los distintos tipos de trabajo en él empleados deberían dedicarse a otros cometidos, en los que se produzcan o bien mercancías distintas, que los consumidores valoran en más y estiman más urgentes, o bien idénticos productos, pero con arreglo a un método más económico, o sea, con menor inversión de capital y trabajo. por ejemplo, cuando el tejer manualmente dejó de ser rentable, ello no indicaba sino que el capital y el trabajo invertido en las instalaciones de tejido mecánico eran más productivos, por lo que era antieconómico mantener instalaciones en las que una misma inversión de capital y trabajo producía menos.

En el mismo sentido, bajo el régimen capitalista, si se trata de montar una nueva empresa, fácilmente se puede calcular de antemano su rentabilidad. Supongamos que se proyecta un nuevo ferrocarril; cifrado el tráfico previsto y las tarifas que aquél puede soportar, no es difícil averiguar si resultará o no beneficiosa la necesaria inversión de capital y trabajo. Cuando ese cálculo nos dice que el proyectado ferrocarril no va a producir beneficios, hay que concluir que existen otras actividades sociales que reclaman con mayor urgencia el capital y el trabajo en cuestión; en otras palabras, que todavía no somos lo suficientemente ricos como para efectuar tal inversión ferroviaria. El cálculo de valor y rentabilidad no sólo sirve para averiguar si una determinada operación futura será o no conveniente; ilustra además acerca de cómo funcionan, en cada instante, todas y cada una de las divisiones de las diferentes empresas.

El cálculo económico capitalista, sin el cual resulta imposible ordenar racionalmente la producción, se basa en cifras monetarias. El que los precios de los bienes y servicios se expresen en términos dinerarios permite que, pese a la heterogeneidad de aquéllos, puedan todos, al amparo del mercado, ser manejados como unidades homogéneas. En una sociedad socialista, donde los medios de producción son propiedad de la colectividad y donde, consecuentemente, no existe el mercado ni hay intercambio alguno de bienes y servicios productivos, resulta imposible que aparezcan precios para los aludidos factores denominados de orden superior. El sistema no puede, por tanto, planificar racionalmente, al serle imposible recurrir a un cálculo que sólo puede practicarse recurriendo a un cierto denominador común al que pueda reducirse la inaprehensible heterogeneidad de los innumerables bienes y servicios productivos disponibles.

Contemplemos un sencillo supuesto. Para construir un ferrocarril que una el punto A con el punto B, cabe seguir diversas rutas, pues existe una montaña que separa A de B. La línea ferroviaria podría ascender por encima del accidente orográfico, contornear el mismo o atravesarlo mediante un túnel. Es fácil decidir, en una sociedad capitalista, cuál de las tres soluciones sea la procedente.

Se cifra el costo de las diferentes líneas y el importe del tráfico previsible. Conocidas tales sumas, no es difícil deducir qué proyecto es el más rentable. Una sociedad socialista, en cambio, no puede efectuar un calculo tan sencillo, pues es incapaz de reducir a unidad de medida uniforme las heterogéneas cantidades de bienes y servicios que es preciso tomar en consideración para resolver el problema. La sociedad socialista está desarmada ante esos problemas corrientes, de todos los días, que cualquier administración económica suscita. Al final, no podría ni siquiera llevar sus propias cuentas.

El capitalismo ha aumentado la producción de forma tan impresionante que ha conseguido dotar de medios de vida a una población como nunca se había conocido; pero, nótese bien, ello se consiguió a base de implantar sistemas productivos de una dilación temporal cada vez mayor, lo cual sólo es posible al amparo del calculo económico. Y el cálculo económico es, precisamente, lo que no puede practicar el orden socialista. Los teóricos del socialismo han querido, infructuosamente, hallar fórmulas para regular económicamente su sistema, prescindiendo del cálculo monetario y de los precios. Pero en tal intento han fracasado lamentablemente.
Los dirigentes de la ideal sociedad socialista tendrían que enfrentarse a un problema imposible de resolver, pues no podrían decidir, entre los innumerables procedimientos admisibles, cuál sería el más racional. El consiguiente caos económico acabaría, de modo rápido e inevitable, en un universal empobrecimiento, volviéndose a aquellas primitivas situaciones que, por desgracia, ya conocieron nuestros antepasados.

El ideal socialista, llevado a su conclusión lógica, desemboca en un orden social bajo el cual el pueblo, en su conjunto, sería propietario de la totalidad de los factores productivos existentes. La producción estaría, pues, enteramente en manos del gobierno, único centro de poder social. La administración, por sí y ante sí, habría de determinar qué y cómo debe producirse y de qué modo conviene distribuir los distintos artículos de consumo. Poco importa que este imaginario estado socialista del futuro nos lo representemos bajo forma política democrática o cualquier otra. Porque aun una imaginaria democracia socialista tendría que ser forzosamente un estado burocrático centralizado en el que todos (aparte de los máximos cargos políticos) habrían de aceptar dócilmente los mandatos de la autoridad suprema, independientemente de que, como votantes, hubieran, en cierto modo, designado al gobernante.

Las empresas estatales, por grandes que sean, es decir, las que a lo largo de las últimas décadas hemos visto aparecer en Europa, particularmente en Alemania y Rusia, no tropiezan con el problema socialista al que aludimos, pues todavía operan en un entorno de propiedad privada. En efecto, comercian con sociedades creadas y administradas por capitalistas, recibiendo de estas indicaciones y estímulos que su propia actuación ordenan. Los ferrocarriles públicos, por ejemplo, tienen suministradores que les procuran locomotoras, coches, instalaciones de señalización y equipos, mecanismos todos ellos que han demostrado su utilidad en empresas de propiedad privada. Los ferrocarriles públicos, por tanto, procuran estar siempre al día tanto en la tecnología como en los métodos de administración.

Es bien sabido que las empresas nacionalizadas y municipalizadas suelen fracasar; son caras e ineficientes y, para que no quiebren, es preciso financiarlas mediante subsidios que paga el contribuyente.
Desde luego, cuando una empresa pública ocupa una posición monopolista —como normalmente es el caso de los transportes urbanos y las plantas de energía eléctrica— su pobre eficiencia puede enmascararse, resultando entonces menos visible el fallo financiero que suponen. En tales casos, es posible que dichas entidades, haciendo uso de la posibilidad monopolista, amparada por la administración, eleven los precios y resulten aparentemente rentables, no obstante su desafortunada gerencia. En tales supuestos, aparece de modo distinto la baja productividad del socialismo, por lo que resulta un poco más difícil advertirla. Pero, en el fondo, todo es lo mismo.

Ninguna de las mencionadas experiencias socializantes sirve para advertir cuáles serían las consecuencias de la real plasmación del ideal socialista, o sea, la efectiva propiedad colectiva de todos los medios de producción. En la futura sociedad socialista omnicomprensiva, donde no habrá entidades privadas operando libremente al lado de las estatales, el correspondiente consejo planificador carecerá de esa guía que, para la economía entera, procuran el mercado y los precios mercantiles. En el mercado, donde todos los bienes y servicios son objeto de transacción, cabe establecer, en términos monetarios, razones de intercambio para todo cuando es objeto de compraventa. Resulta así posible, bajo un orden social basado en la propiedad privada, recurrir al cálculo económico para averiguar el resultado positivo o negativo de la actividad económica de que se trate. En tales supuestos, se puede enjuiciar la utilidad social de cualquier transacción a través del correspondiente sistema contable y de imputación de costos. Más adelante veremos por qué las empresas públicas no pueden servirse de la contabilización en el mismo grado en que la aprovechan las empresas privadas. 

El cálculo monetario, no obstante, mientras subsista, ilustra incluso a las empresas estatales y municipales, permitiéndoles conocer el éxito o el fracaso de su gestión. Esto, en cambio, sería impensable en una economía enteramente socialista no podrían jamás reducir a común denominador los costos de producción de la heterogénea multitud de mercancías cuya fabricación programaran.

Esta dificultad no puede resolverse a base de contabilizar ingresos en especie contra gastos en especie, pues no es posible calcular más que reduciendo a común denominador horas de trabajo de diversas clases, hierro, carbón, materiales de construcción de todo tipo, máquinas y restantes bienes empleados en la producción. Sólo es posible el cálculo cuando se puede expresar en términos monetarios los múltiples factores productivos empleados. Naturalmente, el cálculo monetario tiene sus fallos y deficiencias; lo que sucede es que no sabemos con qué sustituirlo. En la práctica, el sistema funciona siempre y cuando el gobierno no manipule el valor del signo monetario; y, sin cálculo, no es posible la computación económica.

He aquí por qué el orden socialista resulta inviable; en efecto, tiene que renunciar a esa intelectual división del trabajo que mediante la cooperación de empresarios, capitalistas y trabajadores, tanto en su calidad de productores como de consumidores, permite la aparición de precios para cuantos bienes son objeto de contratación. Sin tal mecanismo, es decir, sin cálculo, la racionalidad económica se evapora y desaparece.

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miércoles, 4 de mayo de 2011

DOMINACION B. NELSON MAICA C. POLÍTICA

 “La pasión de dominar es la mas terrible de todas las enfermedades del espíritu humano”.Voltaíre, 1694-1778, Filósofo y escritor francés.

Parte B. Para Goldhagen, las explicaciones vertidas sobre el hecho han dejado una puerta entreabierta que no se ha tenido el coraje intelectual de atravesar. Ya lo sabíamos: sin Hitler y sin los nazis no hubiera habido Holocausto.
Sin las duras reparaciones impuestas a Alemania en el Tratado de Versalles tras la Gran Guerra y sin la profunda crisis económica de los años 30, los nazis no habrían ascendido al poder.
Sin el antisemitismo latente en Europa, y muy en particular en Alemania, el Holocausto no habría tenido lugar. Tampoco sin la tibieza de las democracias occidentales al callar y no actuar, o hacerlo tarde, ante la tragedia que se desarrollaba y nadie parecía querer ver, que nadie se quería creer. ¡Las democracias occidentales no quieren ver cuanto pasa en Venezuela y en Cuba hace 50 años!
Pero tenía que haber algo más que explicara la inmensidad del desastre, la facilidad con la que se urdió, la banalidad del mal. Las sospechas se han ido transformado en pruebas cada vez más clamorosas.
Goldhagen las ha expuesto con toda su crudeza en el libro antes citado. La evidencia más terrible se hace ya incontestable: sin la participación voluntaria de los alemanes corrientes (ordinary people), el régimen jamás habría podido exterminar a más de seis millones de personas: No obstante, fuera cual fuese la influencia de tales factores en la formación y la puesta en práctica del programa antisemita de los nazis, el origen de la voluntad de los dirigentes nazis y de los alemanes corrientes que llevaron a cabo las políticas de perseguir y matar a los judíos no estriba en esos otros factores sino principalmente en el antisemitismo compartido por todos ellos. Mucho ojo con esto.
La participación de sectores del pueblo alemán no sucedió sólo como resultado de una movilización forzosa. Un gran número actuó por iniciativa propia, incluso al margen de las órdenes militares, o cuando la rendición era inminente o ya se había producido.
El odio contra el judío, contra el enemigo-otro, la persecución, el exterminio se llevaron a cabo por propia voluntad, con fervor. Mientras tanto, el resto, los que no habían huido del horror, los que quedaban y no se sentían sobrevivientes, miraban para otro lado. Y callaban, nada vieron, nada sabía nadie…y, agrego,… luego no corran llorando a las iglesias y a las embajadas y a las potencias actuales…
El resto, esta vez sí, fue silencio. Cómo un pueblo pudo llegar a semejante desvarío moral, a una atrocidad tal, es cuestión que el historiador Goldhagen traslada a otros para su dilucidación.
En su trabajo se limita a instruir el caso y a instruirnos de paso, absteniéndose de juzgar o condenar, entre otras razones, porque muchos verdugos han tenido que compendiar y demasiados dedos acusadores tuvo que contabilizar como para sentirse con ánimo para sancionar algo que afecta a personas particulares pero que conmueve al mismo tiempo a una comunidad o pueblo que asedió y maltrató a individuos concretos por pertenecer a una determinada comunidad o pueblo.
No obstante, el testimonio de su revelación representa una imputación suficientemente estremecedora, que coloca las cosas en su sitio, casi siempre incómodo e incógnito. No es ésta la primera vez que se lanza sobre la mesa de la historia tan seria denuncia.
En el año 1944, aún bajo la tormenta bélica, el filósofo vienés F. A. Hayek participa en la contienda, en el frente intelectual democrático, sin armas, pero sin miramientos, y acusa a la causa profunda que engendró a la bestia, y en la que no todos los afectados querían verse ni reconocerse:
Fue el predominio de las ideas socialistas (comunistas), y no el prusianismo, lo que Alemania tuvo en común con Italia y Rusia; y fue de las masas y no de las clases impregnadas de la tradición prusiana y favorecidas por ella de donde surgió el nacionalsocialismo.
Y, por supuesto, deberíamos tener perennemente presente que el socialismo comunismo ha estado siempre asociado a la represión, al terror, y al crimen. Al escudriñar un poco su historia eso se hace evidente.
Tips:
01.   Y todavía, luego de casi 10 meses, no tapan el hueco en la calle los samanes del paraíso, caracas, y tampoco, por supuesto, abren la calle al transito. ¡Que indolencia e incompetencia! ¡Y en una zona de supuesta seguridad!
02.   ¿Hasta cuando demagogia, populismo, militarismo? ¿Hasta cuando engañar al pueblo? ¿Por qué el gobierno fija precios? Porque: a. el gobierno no tiene una explicación que convenza a la mayoría del pueblo para hacerlo; b. hay escasez de artículos; c. hay exceso de dinero en circulación. Para nadie es un secreto que cuando el gobierno fija precios esta, de inmediato, estimulando la escasez; esta favoreciendo solo a un sector minoritario de la población y esta acabando con productores.
03.   Tampoco es un secreto para nadie, porque ya aconteció durante la segunda guerra mundial, que cuando el gobierno fija precios es porque esta en guerra con otro país (se entiende que la economía debe ser dirigida por el gobierno solo en ese caso) o quiere someter a obediencia, a la esclavitud absoluta al pueblo, por medio del hambre (es una ventaja política para quienes detentan el poder – imposición por la fuerza del socialismo comunismo), entonces instala una política inflacionaria. Siempre acompañan estas imposiciones con una perorata contra la supuesta voracidad de los comerciantes. ¿Este pueblo esta en guerra contra cual otro pueblo? ¿Usted lo conoce? ¿Este pueblo se dejara esclavizar?
04.   Más demagogia: mantener el precio de determinados artículos o grupos de ellos, por debajo del precio del mercado. Argumento: son artículos de primera necesidad y los pobres tienen derecho a adquirirlos. ¿Quiénes y cuantos son los pobre? ¿Dónde esta la definición de “pobre”, en cual ley? Para cuantificar los recursos que se destinan a ellos; de lo contrario nunca se conocerá el monto que se les destina como tampoco si realmente les llega a los necesitados. Las cuentas del gobierno no convencen en esto.
05.   ¿Quién determina la distribución de la carne? ¿El poder adquisitivo y/o la necesidad? Tanto el precio como la necesidad.
06.   Consecuencias de mantener el precio por debajo del mercado: a. incremento de la demanda, por ser barato y porque se puede comprar mas; b. se reduce, de inmediato, la oferta del producto porque al comprar mas las existencias se agotan mas rápido; c. la producción se contrae; d. los márgenes de ganancia y reposición se reducen; e. los productores pequeños y marginales desaparecen; f. los productores mas eficientes tienen perdidas. Hay suficientes experiencias pasadas en todo el mundo sobre esto. Recordemos a Jorge Agustín Nicolas Ruiz de Santayana, 1863-1952, filosofo, poeta y novelista español en ingles: “Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”.
07.   Es el gobierno quien provoca la escasez cuando fija el precio y eso entra en contradicción con la cantaleta del propio gobierno de que quiere que todos vivan bien. Acuden al expediente de más controles, más burocracia: racionamiento, control de costos, subsidios y más fijación de precios. Pura demagogia. Populismo. Militarismo. Socialismo comunismo. Control y sometimiento por hambre de toda la población.
08.   Cuando se hace evidente la escasez, tal cual en estos momentos, de algún o algunos productos regulados, el gobierno y su grupo llegan al cinismo de acusar a los consumidores de mayor poder adquisitivo de comprar en demasía, de comprar mas de cuanto consumen y a las empresas de acumularlos, de acapararlos, y aprovecha el momento para establecer prioridades para las compras o a quienes se les asigna o como deben adquirir el producto. Se raciona el producto. Es el racionamiento cubano. Es el racionamiento socialista comunista. Se limita la demanda y se quiebra a los productores.
09.   En la medida en que el gobierno interviene los precios provoca la escasez de los productos. Más racionamiento y más subsidios. Menos producción. Toda una “maroma” porque compra quien tiene recursos. Los contribuyentes, quienes pagan impuestos, se subsidian así mismos. ¿Quién paga los subsidios? El pueblo, el ciudadano, el que paga los impuestos. ¿Se ha inventado alguna forma mediante la cual el pueblo, el ciudadano, obtenga algún bien a cambio de nada? Negativo, hasta el presente. Toda esa perorata justificativa es parte de la demagogia y de la campaña electoral. Cuando un ladrón nos quita el dinero no podemos comprar nada. Cuando nos despojan del dinero mediante impuestos para pagar burocracia inútil pasa lo mismo.
10.   El gobierno ha elaborado toda una campaña informativa para importantizar y justificar su control de precios y el supuesto éxito obtenido. Hasta se atreve, con cinismo, exhibir una falsa consigna sobre “el buen vivir”. Pregona que el control de precios funciona, aderezado, además, en un patrioterismo falso y chabacano y en una supuesta crisis mundial que solo le sirve a sus propósitos. Pero las dificultades económicas, sociales, políticas, nacionales, crecen, no se detienen. La demanda de bienes regulados excede a la oferta. Ahora la escasez se extiende a varios rublos y, por supuesto, todo gobierno totalitario, generalizara el control. El pueblo, el ciudadano buscara sustitutos, los no controlados y racionados: aparecerá, como en efecto ocurre, el mercado negro y se profundiza y generaliza la matraca. Seguirá la inmensa corrupción.
11.   El gobierno estimulara la aparición del mercado negro porque esta o estará en manos de sus acólitos y funcionarios. Seguimos en el próximo.

Voltaíre, 1694-1778, Filósofo y escritor francés.

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miércoles, 6 de abril de 2011

FORO INTERNACIONAL ADVIERTE SOBRE LOS PELIGROS DEL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI. ANTONIO MARÍA DELGADO. EN LE NUEVO HERALD

La adaptación del lema de Karl Marx y Friedrich Engels sonaba extraña en boca del heterogéneo grupo de foristas reunidos para alertar sobre los riesgos del comunismo en América Latina, pero los expositores insistieron en que nunca antes hubo una mayor necesidad de escuchar el mensaje: “¡Propietarios del mundo, uníos!”

Y es que la propiedad privada peligra en América Latina bajo los embates del comunismo, dijeron los ponentes congregados en un hotel de Weston para advertir sobre los peligros del Socialismo del Siglo XXI.

La revolución bolivariana exportada y financiada por el presidente venezolano Hugo Chávez, no es más que el modelo comunista de Fidel Castro, reempaquetado con un nuevo nombre y endulzado con cucharadas de democracia para confundir el paladar de los incautos y para servir de excusa a una comunidad internacional que por conveniencia han decidido no hacer nada, sostuvieron los foristas que incluyó al presidente interino de Honduras Roberto Micheletti.

Y si bien el Socialismo del Siglo XXI es más fácil de digerir para las sociedades latinoamericanas que el régimen de Cuba, los ponentes dijeron no tener dudas de que se trata del mismo veneno.

“El Socialismo del Siglo XXI ni es socialismo, ni es del siglo veintiuno. Es comunismo del siglo diecinueve”, dijo José Obdulio Gaviria, un cercano asesor del ex presidente colombiano Alvaro Uribe.

Los expositores dijeron estar convencidos de que el mencionado modelo político está en expansión en América Latina, financiado por una marejada de petrodólares otorgados por Chávez y ejecutados por los antiguos líderes de la insurgencia izquierdista que durante las pasadas décadas habían fracasado llegar al poder por la vía armada.

Es por ello que emprendieron el foro “Antídoto contra el Socialismo del Siglo XXI” a lo largo del hemisferio para denunciar que los países de América Latina se encuentra ante una peligrosa toxina y que ninguno de los sistemas democráticos de la región está inmune al gradual proceso de infiltración político financiado por Chávez.

Los ponentes, quienes ya han realizado el foro en Honduras y el Sur de Florida, piensan realizarlo próximamente en Nueva York y Colombia.

Según el diputado ecuatoriano Leonardo Viteri, su país enfrenta un cuadro de intoxicación avanzado, que ha dejado a la nación andina sin mecanismos para defenderse de la gradual pérdida de libertades, mientras simultáneamente deja el campo libre para que impere la corrupción dentro de los diferentes organismos del Estado.

“Hoy por hoy, usted por donde lo toque, sale pus”, dijo Viteri en el evento realizado el jueves en la noche en el Hotel Hyatt Regency de Weston. “No hay ninguna institución que no esté involucrados en actos de corrupción”.

Asimismo, el modelo copiado en Ecuador se ha dedicado a destruir sistemáticamente aquellas instituciones democráticas que le estorban incluyendo aquellas que se dedicaban a velar por la seguridad y el orden dentro del propio estado, añadió.

En Venezuela el proceso ha estado acompañado por la gradual destrucción del aparato productivo ante la percepción del presidente Chávez de que el empresariado es el natural enemigo del modelo político que adelanta.

“El factor económico dentro del modelo castro-comunista es el elemento fundamental para doblegar y llevar a la sociedad a su mínima expresión”, dijo el expresidentes de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecamaras), Carlos Fernández.

“Uno de los objetivos principales que tiene el modelo castro-comunista es acabar con la economía de mercado, cercar al sector privado, eliminar al sector privado de la economía, para llevar a una economía que ellos llaman centralizada-socialista y que es un capitalismo de Estado”, añadió.

El proceso, sin embargo, conduce a la generación de miseria ya que destruye progresivamente la capacidad del país de autoabastecerse.

En el caso del país petrolero, la producción de alimentos ha registrado un importante declive desde que Chávez asumió las riendas del país y el país ahora importa el 80 por ciento de la leche que consume cuando previamente solo compraba el 20 por ciento en el exterior, dijo Fernández.

Micheletti, quien asumió brevemente la presidencia de Honduras tras los turbulentos acontecimientos de 2009, dijo que el plan político fomentado por Chávez constituía una amenaza para el sistema democrático de su país de tal magnitud que no dejó más opción que forzar la salida del entonces presidente Manuel Zelaya.

El sistema democrático estaba en peligro, dijo Micheletti, y los hondureños no estaban dispuesto a permitir que sucumbiera, incluso cuando corría el riesgo de que la lucha emprendida pudiese ser malentendida por la comunidad internacional.

“Los pueblos del mundo no entendieron, o no quisieron entender, que nosotros asimismo esta lucha porque estábamos cayendo en el Comunismo del Siglo XXI”, comentó Micheletti por video conferencia.

Gaviria explicó que el modelo político exportado por Chávez está siendo ejecutado a lo largo de la región por algunos de los protagonistas de la lucha armada izquierdista.

Señaló que en las investigaciones que realizó cuando asesoraba al presidente Uribe en materia de seguridad, pudo corroborar que no hay ningún tipo de coincidencia en las relaciones mantenidas por Chávez con elementos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

“Las FARC y Chávez forman parte de la misma corriente política”, denunció Gaviria. “No es que haya una relación casual, no es que haya una coincidencia histórica, sino que hay un proceso político en marcha”.

Este es un reenvío de un mensaje de "Tábano Informa"

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martes, 8 de febrero de 2011

EL SOCIALISMO OFRECE EL CIELO Y DA EL INFIERNO. CARLOS R. PADILLA L. EN ANALITICA

La demagogia y el populismo son las artimañas preferidas de los que se hacen llamar socialistas para atraer a los incautos y fracturar los corazones de quienes no lo son tanto y creen que darle un mendrugo de pan a un hambriento soluciona todos sus problemas existenciales. Todo ello a cambio de la libertad y del libre albedrío con la engañosa oferta que desde el poder se podrá imponer, sin participación individual, en absoluto lo que todos tenemos que hacer para navegar hacia un ficticio  mar de la felicidad.

¿Qué no han ofrecido que después de llegar a la posibilidad de resolver no cumplen? La respuesta definitiva es: ¡todo!

Abundar en particularidades es ocioso. No podemos esperar que nos lluevan las soluciones.  Lo sensato es pensar como cada quien puede resolver sus problemas con una actitud emprendedora en busca de soluciones con una rentabilidad aceptable al nivel siempre creciente de nuestras necesidades espirituales, familiares, sociales y materiales.

La frase célebre del político liberal mexicano Benito Juárez, "Entre los individuos, como entre las Naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz", nos enseña que nadie puede tener el derecho de imponerle a otro, conductas mas allá de las que han sido aceptadas por todos pues la libertad es el fin político mayor y el derecho mas sagrado que el ser humano posee.

En el socialismo que conocemos, y parece no existir otro, el estado funciona bajo la premisa de que si un solo individuo es incapaz de usar su libertad eficazmente, a nadie puede admitírsele ser libre; pero la libertad es una condición de desigualdad que reconoce las diferencia estructurales inherentes al ser humano en temperamento, carácter, personalidad  y capacidad.  No somos iguales y ninguna ley puede hacernos. No es justo privar a nadie de su libertad por suponer que abusara de ella.

Solo con igualdad de oportunidades, sin esperar igualdad de resultados  evitaremos la represión ya que todo lo importante es creado por el individuo que trabaja en libertad. Si ponemos la igualdad jerarquizada por sobre la libertad acabaremos sin ninguna de las dos.

El principio que diferencia la libertad de la esclavitud es la acción voluntaria contra la obligatoriedad que nos obliga a no buscar a otro para culparlo de nuestros problemas.

El objeto y práctica de la libertad reside en la limitación del poder del estado. El ser humano no  es libre a no ser que el gobierno esté limitado. Aquí hay una clara relación causa-efecto tan clara y predecible como una ley física: Cuando el estado se expande, la libertad se contrae.

La libertad que el ciudadano disfruta no se mide por la maquinaria gubernamental bajo la que vive, ya sea representativa u otra, sino por la escasez de limitaciones que se le imponen. Lo que es siniestro es la facilidad con la que alguna gente pasa de decir que no le gusta algo a decir que el gobierno debería prohibirlo. Si tomas ese camino, no esperes que la libertad sobreviva por mucho tiempo.   Ni la vida, ni la libertad, ni la propiedad de nadie están a salvo cuando las leyes son hechas con criterio socialista.

Si sumamos la ausencia de libertad, el aumento de la regulación, el crecimiento desmesurado e ilimitado del ámbito de competencia del gobierno a la ineficiencia e improvisación permanente de una sola voluntad,  la sociedad es destruida inexorablemente con una velocidad pasmosa y su recuperación será inversamente proporcional en el tiempo a lo que transcurrió para ser arruinada, a menos que nos propongamos decididamente a  instaurar  la libertad, el respeto y la moral  como los valores mas altos para enmarcar el proceso de reconstrucción.

carlos.padilla.carpa@gmail.com

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