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viernes, 17 de julio de 2015

MANUEL MALAVER, VENEZUELA: EL CHAVISMO SE AHOGA EN LA TORMENTA PERFECTA DEL ESEQUIBO

La tormenta perfecta del Esequibo y la forma en que está devastando la petrodiplomacia del chavismo en el Caribe, Centro y Suramérica, serviría para escribir tratados y tratados que prueben cómo las dictaduras socialistas y totalitarias son fenómenos esencialmente políticos, y las cuestiones que afectan la economía, el territorio, la sociología y la ideología son irrelevantes y absolutamente negociables.

Lo demostraron, Lenin cuando a meses de la “Revolución de Octubre”, el 3 de marzo de 1918, firmó con el imperio alemán aquel Tratado de Brest-Litovsk que significó la pérdida de un tercio del territorio ruso de preguerra, pues su interés estaba concentrado en ganar la guerra civil que veía aproximarse; Stalin con la firma del Pacto Germano-Soviético de 1939, con el cual intentó repartirse con Hitler la Europa Central como un primer paso para deshuesar a la democracia occidental; y Fidel Castro, que mientras incendiaba América Latina contra el imperialismo yanqui, toleró su presencia en la Base Naval de Guantánamo, pues, simplemente, no perturbaba el poder total que estaba imponiendo a sangre y fuego en la isla caribeña.

En lo que toca a Chávez, no hay dudas que, con la asesoría de los dictadores cubanos, Fidel y Raúl Castro, desde que asumió el poder a finales de los 90, se trazó forjar una alianza con el mayor número posible de países del Caribe, Centro y Sudamérica, a fin de procurarse los votos que necesitaba para derrotar a los Estados Unidos, y las democracias de la región, que suponía se opondrían a que una nueva Cuba surgiera en el Continente.

A este respecto, cabe recordar que ya no había guerras ni batallas que empeñar, pues, el fin de la “Guerra Fría” imponía que sería en los organismos e instituciones multilaterales donde se ganaría o perdería la vigencia del nuevo orden jurídico internacional.

Particularmente le preocupaba la OEA, institución controlada por una mayoría de estados democráticos, y cuya “Carta Democrática” (aprobada en la Asamblea General del 11 de septiembre del 2001, en Lima, Perú) se había instrumentado para que dictaduras de izquierda o derecha no volvieran a infestar la región.

Cuba no hacía parte de la OEA -pues había sido expulsada en 1962 después que el gobierno de Rómulo Betancourt la acusó de injerencia en los asuntos internos de Venezuela- pero los 18 estados del Caribe angloparlante asociados en el Caricom sí, y, cómo desde los inicios de la revolución cubana y de la independencia de los ahora llamados también países afrodescendientes, se habían consorciado en sus penas y alegrías “antiimperialistas”, pues nada más natural que la Antilla Mayor fungiera de influencia dominante entre las Menores.

La estrategia castrochavista, entonces, lució clara y se dirigió a ganarse los votos del Caricom y de otras islas y países pobres del continente, a fin de constituirlos en un bastión de manos alzadas, con el cual el neodictador venezolano pudiera destruir la democracia y el estado de derecho en el país.

Para lograr tal “milagro” se prestó, idealmente, la riqueza petrolera y los petrodólares provenientes del ciclo alcista de los precios del crudo (2004-2008) que fluyeron a torrentes entre aquellos emblemas del Tercer Mundo, a través de la agencia de repartos que igualmente llaman “PetroCaribe” y que vendieron su pobreza a cambio de despojar a los venezolanos de sus derechos humanos e institucionalidad.

Pero el Caribe angloparlante, asociado en el Caricom, quería más, mucho más, y la próxima presa a la cual le puso las garras fue al Esequibo, “Territorio en Reclamación” entre Venezuela y Guyana, cuyas riquezas petroleras y mineras ya estaban evaluadas y que, si se “conquistaban”, era el sucedáneo perfecto para cuando Chávez y su Venezuela rica y regalona dejaran de ser.

Y la entrega del Esequibo  por votos en la OEA -y donde fueran necesarios-, es lo que ocurre en la tristemente célebre visita de Chávez a Guyana en febrero del 2004, donde proclama que “el asunto del Esequibo será eliminado del marco de las relaciones sociales, políticas y económicas de los dos países”. y que “el gobierno venezolano no será un obstáculo para cualquier proyecto a ser conducido en El Esequibo, y cuyo propósito sea beneficiar a los habitantes del área”.

Es cierto que no se trataba de una cesión de “derecho”, porque en cualquier caso podía alegarse que el petrodictador no tenía facultades para derogar el “Acuerdo de Ginebra” que había “constituido” en el 66 la “Zona en Reclamación”, pero sí “de hecho”, puesto que, si permisas que Guyana haga lo prohibido, como era explotar el Esequibo, entonces llegará un día en que poblacional, económica y políticamente dejará de pertenecemos.

Pero de regreso a casa el “Comandante en Jefe”, “Gigante” o “Presidente Eterno” tenía otras cuentas que arreglar, como era pulverizar los intereses petroleros imperialistas en Venezuela, expresados en aquella “Apertura Petrolera” de los tiempos del segundo Caldera que, autorizaba a Pdvsa a asociarse con transnacionales de los hidrocarburos para acometer la explotación de la “Faja Petrolífera del Orinoco”.

La cuestión no era sencilla, porque la legalidad de los contratos de la “Apertura” era irreprochable, autorizados por la Corte Suprema, el Congreso Nacional y ratificados por el Máximo Tribunal en el 2002, pero Chávez modificó la Ley de Hidrocarburos, valido de una Ley Habilitante, y obligó a las petroleras que ya habían invertido, o a acatar una nueva ley de su puño y letra o irse del país.

Fue aquí donde el chavismo chocó con la Exxon Mobil, la trasnacional que era, por cierto, la que más había invertido en la “Apertura”, cuya presencia en el proyecto “Cerro Negro” era avasallante, que no aceptó el cambio de las reglas de juego y decidió someter el caso de la expropiación al arbitraje internacional del Ciadi.

Y es que, como dice el experto, José Toro Hardy, en su brillante artículo, La venta de Chalmette: una estupidez soberana, “Nadie niega el derecho soberano de una nación a modificar sus leyes. Lo que sí debería criticarse es la falta de criterio para cometer soberanas estupideces y eso fue lo que hizo el gobierno venezolano”.

El 9 de octubre del 2014, hace exactamente 9 meses, se conoció la decisión del Ciadi, -que es una instancia del Banco Mundial- y en ella, como era de esperarse, se obliga al gobierno venezolano a pagarle a Exxon Mobil, en compensación por la expropiación de sus activos, 1600 millones de dólares.

Yo diría que, con esta decisión, empieza a formarse “la tormenta perfecta del Esequibo”, pues, a los herederos de Chávez les resulta imposible aceptar que sea la transnacional expropiada por “el Gigante”, que, además, le ganó un juicio a la nación por 1600 millones de dólares, la que empezará a compartir con Guyana y el Caricom la inmensa riqueza petrolera que, se cree, sustituirá a Venezuela como centro energético de la región.

Y ello quedó fuera de toda duda cuando, el 6 de marzo pasado la prensa internacional trajo la noticia, confirmada un día después por las autoridades de Georgetown, de que Guyana se había asociado con Exxon Mobil, y una petrolera china, ExenPetroleum Company, en la explotación de reservas petroleras descubiertas en la Fachada Atlántica de la Guayana Esequiba, o sea, en el corazón de la propia “Zona en Reclamación”.

En otras palabras que, final más atroz para una política fundamentada en la venta de las riquezas nacionales para comprar votos en la OEA para destruir la democracia venezolana, no podía imaginarse, y que, simplemente, se nutre de un giro que la trasnochada revolución chavista no puede admitir: el petróleo, como los ciclos alcistas, no dura para siempre y, una vez que los “ricos” se convierten en “pobres”, los clientes que, una vez los esquilmaron, voltean hacia otros ricos.

El nuevo rico, en lo que se refiere a recursos petroleros y energéticos, son los Estados Unidos de Norteamérica, el país de la Exxon Mobil, que, con el descubrimiento de nuevas reservas convencionales, y la explotación del petróleo y gas de esquistos, pasó a convertirse, hace un mes, en el primer productor de crudos del mundo, desplazando a Rusia y a Arabia Saudita.

Y hacia este imán, han comenzado a moverse los rascabucheadores de siempre, raspacupos y bachaqueros del tipo Raúl, Fidel Castro, y los “hermanos” del Caricom que, incluso, con una grosería innecesaria le están diciendo a los revolucionarios bobos venezolanos: “Si te he visto, no me acuerdo”.

A este respecto, nada más oportuno que recordar la reunión del presidente Obama, el 9 de marzo, -un día antes de la VII Cumbre de Las Américas de Panamá-, en Kingston, Jamaica, con el Caricom, y en la cual conminó a sus miembros a escapar de la pavorosa crisis económica chavista-madurista, del fin de su industria petrolea y ponerse bajo la umbrela energética de EEUU.

Pero ¿no habló también Obama del Esequibo, no les dijo a “sus nuevos mejores amigos” que Exxon Mobil contaba con el respaldo de su gobierno y que no se preocuparan de Maduro porque su otro “nuevo mejor amigo”, Raúl Castro, se había comprometido a apaciguarlo?

Lo cierto es que, más allá de especulaciones, Obama y Raúl Castro, se mantuvieron en Panamá lo más alejados posible de Maduro, dándole a entender que era un “perdedor” y que, o aceptaba la entrega del Esequibo o encontraría a todas las multilaterales que contribuyó Chávez a crear con petrodólares venezolanos, en su contra.

Creo que, a esta dramática realidad fue a la que aludió el presidente guyanés, David Granger, cuando declaró hace unos días que “Maduro está aislado”, y de inmediato vimos cómo el Caricom apoyó a Guyana en su reunión anual de Barbados, y sin que los presuntos aliados de Venezuela, los hermanos Castro, el Alba, la Unasur, la Celac, Ortega, Correa, Evo Morales, y el Mercosur hayan emitido una palabra de respaldo a estos “hermanos” que arruinaron a Venezuela comprando votos que, simplemente, se vendieron al mejor postor.

Soledad de soledades, vergüenza de vergüenzas, ridículo de ridículos, colmo de colmos con los cuales es imposible que un gobierno, no digamos pueda recobrar El Esequibo… mantenerse en el poder.

Manuel Malaver
manuelmalaver@gmail.com
@MMalaverM

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sábado, 22 de marzo de 2014

ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA, LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA DEL SIGLO XXI

“Un gobierno asesino, fracasado, no tiene derecho a permanecer en el poder”. Santos Yorme
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TORMENTA PERFECTA
Se veía venir un importante reacomodo de fuerzas en función de las profundas transformaciones en las relaciones entre los partidos políticos tradicionales – de AD a PJ y de Copei a UNT – y la sociedad civil, que ha hecho crisis a partir de los últimos sucesos. Pues desoyendo la estrategia imperante en todos los partidos de la MUD, el movimiento popular ha asumido otras banderas que las electoralistas imperantes en el seno de la oposición desde que Teodoro Petkoff, Julio Borges y Manuel Rosales se hicieran a mediados del 2006 con el principal caudal de la protesta, expresada de manera notable con el arrollador abstencionismo de diciembre de 2005, y encasillaran toda la energía de la indignación popular por los canales del CNE, provocando una interrupción de la energía contestataria de la sociedad venezolana hasta llegar a las graves e intolerables frustraciones de las dos últimas candidaturas presidenciales de Henrique Capriles. Pues ese encasillamiento acompañó el práctico abandono de las exigencias por condiciones electorales mínimamente aceptables y sirvió en bandeja de plata la voluntad contestataria a la sumisión electorera.
Dos fenómenos vinieron a sepultar la estrategia de la MUD de pasar agachados durante lo que consideró un año sabático y las proyecciones de volver a candidatear a Henrique Capriles para las presidenciales del 2019. Teniendo como estación intermedia las elecciones parlamentarias del 2015. 
En los hechos, una tregua unilateral – que continúa la que se impuso desde el 11 de abril hasta este 12 de febrero – que le dejaría a Nicolás Maduro las manos libres para consumar su proyecto de asegurar la transición del caudillismo chavista al comunismo castrista. Comimos de sus envenenados frutos con las municipales, de las que se eliminaron todas las aristas que pudieran sonar a agresividad, mientras el gobierno acometía la clásica táctica bifronte del castrochavismo, que llevamos 14 años sufriendo sin provocar la menor preocupación en los sectores proclives a transar con el régimen en función de sus intereses inmediatos: desatar el caos con la zanahoria del Dakazo, que no encontrara oposición ninguna en un liderazgo cataléptico, y llamar a conversaciones a ese mismo liderazgo para atenuar cualquier eventual reclamo ante el feroz agravamiento de la crisis. La gracias dadas por alcaldes y alcaldesas rompieron el saco de la vergüenza.
Las fúnebres “celebraciones” navideñas y el ominoso asesinato de Mónica Spear y su esposo, así como un agravamiento de los problemas económicos debido al práctico agotamiento de las reservas internacionales, comenzaron a indicar que en lo profundo de la sociedad venezolana se estaba gestando lo que calificáramos ya entonces de TORMENTA PERFECTA. A desmedro de lo que quisieran los factores políticos dominantes en la Mesa de Unidad Democrática, dos fenómenos incidirían de manera dramática sobre una eventual irrupción de la protesta, esta vez a nivel nacional y con un claro y unívoco mensaje político: la desaparición de Chávez y con ella la evaporación de toda legitimidad, no sólo del mismo Nicolás Maduro, cuya incapacidad había alcanzado niveles de saturación solo comprensibles desde el Principio de Peter, sino del régimen mismo. 
Que se sostuviera durante 14 años apalancado por el carisma y el insólito poder de seducción tribal de las masas populares por parte del caudillo. Desaparición que dejaba al régimen a la intemperie de toda legalidad y legitimidad mientras el encargado por los Castro trataba de realizar un auténtico triple salto mortal: pasar del caudillismo autocrático chavista al comunismo burocrático castrista. Sin dinero y con tarjetas de racionamiento. En Venezuela, la cuadratura del círculo.
2
El otro factor que dejaría la crisis al desnudo, también señalado en LA TORMENTA PERFECTA, sería la inexistencia de elecciones en el primer año sabático vivido por el país chavista, con la práctica desaparición de los colchones de apaciguamiento y distracción social y política tradicionales del sistema, en los que la oposición partidista participaba de buen grado, dado su convencimiento de que el régimen ni era dictatorial ni su gobierno perfecto. Sin elecciones por delante, ni los partidos tendrían de qué ocuparse ni sus militancias y adherencias en qué distraerse. La energía contestaría, que ya hervía, podría desatarse sin cortapisas, a sus anchas. Los partidos, para fortuna de la sociedad civil, hacían mutis.
Es preciso señalar que al darle libre cauce a dicha energía, la única capaz de derrotar y expulsar a la dictadura, como han insistido en señalarlo Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma, ésta debió derribar muchos, muy prestigiosos y afamados tajamares de contención de la propia élite mediática y política de la oposición electorera. La indignación causada por las Guarimbas – el único instrumento eficaz, de fácil construcción y sin otros costos que la voluntad, la decisión y el coraje de la juventud revolucionaria venezolana – sacudió a comunicadores, columnistas, parlamentarios y dirigentes políticos de la oposición. Que conminaron a “los guerrilleros” de las guarimbas a que se fueran a incordiar a otro país, que reclamaron escandalizados por poner en riesgo las vidas de jóvenes manifestantes, que “ellos jamás tendrían la irresponsabilidad de cometer”, que acusaron a quienes promovían tales acciones de precipitarse a acciones violentas sin que estuvieran dadas las condiciones objetivas, que auguraron una rapidísima extinción de las acciones y que hasta se burlaban por su elitismo exclusivista y excluyente, apenas concentradas en el Este de Caracas. Escuché a muchos dirigentes políticos de las organizaciones ya tradicionales, así nacieran al fulgor del asalto del chavismo, y a no pocos comunicadores súbitamente agriados preguntar escandalizados por qué los guarimberos no salían de la Plaza Altamira y se iban a Catia o a Caricuao. Ahora no era Internet el que no subía cerros. Tampoco lo haría la protesta revolucionaria.
La incomprensión y el rechazo fueron mayoritarios y cundieron entre los sectores acomodados de la clase media. Hasta que la sangre derramada vino a demostrarles que esos jóvenes estaban dando sus vidas por la democracia que desde esos feudos comunicacionales se reivindicaba a diario dientes afuera. Que la sangría de nuestra juventud constituía el sacrificio de toda una nueva generación que no toleró más lo que nuestros mayores, viejos próceres y ex candidatos presidenciales, no habían trepidado en pasar por bajo cuerda para ir a sentarse ellos o sus mandados con el sátrapa en Miraflores. Hasta que, para inmensa, gigantesca sorpresa, de los apaciguadores, paniaguados y acomodados del sistema la opinión pública internacional vino a ponerse de parte “de los guarimberos” y desde Ucrania a los Estados Unidos se levantó una ola incontenible de solidaridad con las luchas, no de esos mártires y la generación del 14, de Leopoldo López prisionero, María Corina maltratada o Antonio Ledezma en solitario sino del pueblo venezolano. SOS Venezuela. Que hayan sido Madonna, Rihanna, Ricky Martin, Rubén Blades, Chayanne, Jared Leto y grandes figuras de Hollywood y el espectáculo de fama mundial, acompañados por los “guerrilleros” ucranianos, quienes universalizaron nuestras luchas habla a favor de los nuevos tiempos. La imaginación de la protesta, uno de los aspectos conmovedores de esta revolución democrática, supo activar las ansias libertarias del planeta.
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Contrariando todas las previsiones, derribando todos los diques de la incomprensión, echando por tierra taras y prejuicios inveterados de una clase política exangüe, anémica, carente de imaginación, de grandeza y coraje, un llamado de Leopoldo López y de María Corina Machado, oportuna y generosamente respaldado por el político de mayor jerarquía, experiencia y categoría de la tradición democrática venezolana, Antonio Ledezma, había puesto en pie la mayor insurrección popular de que tengamos memoria desde los notables sucesos del 23 de enero de 1958.
El país ha sido conmovido hasta sus cimientos. Ya nada es como parecía. Las tripas del régimen se desangran a vista y conmoción del mundo que nos observa estupefacto. Y admirado. Corren las cancillerías a ver cómo logran ponerle atajo a lo que ya luce como inevitable: la salida del poder del encargado de los Castro y salvan lo poco que pueda salvarse de este naufragio. Lo hacen no sólo por espíritu de cuerpo. Saben que este huracán libertario podría extenderse por América Latina, como en su momento sucediera con la Primavera Árabe. Pues como nos lo acaba de recordar en un conmovedor artículo Laureno Márquez, el aleteo de la mariposa que echo a volar en los Andes venezolanos puede provocar un tsunami incalculable en las pampas argentinas. No hablemos del causante primordial de esta tragedia que subiera a escena hace tres lustros: la abyecta tiranía cubana.
Se acomodan los partidos tradicionales, que aún no logran dominar la situación y sentirse a sus anchas. Sus problemas no se resuelven con cambalaches de militantes que buscan ubicarse en mejores puestos de la tribuna de este espectáculo sin precedentes. Por ahora el protagonismo está en la arena del duro batallar del día a día. No en las secretarías generales o en las curules. De allí saldrá seguramente la generación política de recambio, las nuevas ideas y la nueva dirección que se le imprima a un país que quiere renacer de sus cenizas. Pues el 12 de febrero constituyó un giro copernicano que nada ni nadie podrá detener.
Está naciendo la Venezuela del Siglo XXI. Tendrá que echar por la borda sus viejas taras y sus añejas certidumbres. Está compelida por la historia a modernizarse en todos los ámbitos de su vida como sociedad. A comenzar su nueva andadura con un proyecto de nación moderna y auto sustentable. Libre de la miseria y la ignorancia, el estatismo esclavizador y el compadrazgo politiquero. A ser productiva, laboriosa, cívica y respetuosa de las leyes. Poderosa en el ámbito regional e intraficable en el mercado de las hienas que esperan al acecho.
Sólo me cabe recordar los versos de una maravillosa canción compuesta por un compañero de generación mientras estudiaba en Berlín hace medio siglo: you may say I’m a dreamer, but I’am not the only one (usted puede decir que soy un soñador, pero no el único). Le respondería con otra frase excepcional, que acuñara nuestra bienamada María Corina: Somos mayoría. Que Dios nos acompañe.

Antonio Sánchez García
sanchezgarciacaracas@gmail.com
@Sangarccs

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jueves, 18 de abril de 2013

AXEL CAPRILES M., LA TORMENTA PERFECTA

Un gobierno sensato buscaría entendimientos en lugar de pensar en la descalificación

Se están reuniendo los vientos para la tormenta perfecta, el choque entre poderosas corrientes con distinta presión atmosférica que pueden llevar al estallido social. 

Estamos en frente de una crisis política de dimensiones mayúsculas que, de no resolverse a tiempo, llevará a una profunda crisis de gobernabilidad. 

La desconfianza en el sistema electoral solo puede calmarse con la auditoría manual y la revisión exhaustiva y total de los escrutinios. 

Sin ellos, el gobierno carecerá de la legitimidad necesaria para sortear la confluencia de factores que amenazan la paz. 

Ya existen dentro de la revolución condiciones anárquicas que tienden a la desintegración social. La turba que acabó con el módulo de la Policía Nacional en Ciudad Caribia donde se habían refugiado los policías huyendo de una poblada de damnificados que los perseguía por haber detenido a un malandro armado, o el asalto del colectivo Ho Chi Minh a la sede policial de El Amparo para rescatar a dos detenidos capturados con armas cuando hacían destrozos en San José, son expresiones de los espacios de caos aupados por la revolución. Si los aunamos con la ausencia de la fuerza cohesionadora del liderazgo carismático del comandante, la autocrítica, las envidias, divisiones y pugnas internas o las nuevas exigencias de los minipartidos, tenemos un cuadro interno del chavismo de gran precariedad.

Y si a la crisis de identidad del chavismo le agregamos la crisis política, la menguada legitimidad del gobierno, el descenso de las expectativas, el déficit fiscal, las devaluaciones abiertas y ocultas, la mayor hiperinflación de los últimos lustros, la escasez, la depreciación de las materias primas en los mercados internacionales, el deterioro terminal del aparato productivo y la profundización de la recesión económica, una estanflación, pareciera que tenemos todos los condimentos para una explosión social. Un gobierno sensato buscaría entendimientos en lugar de pensar que basta la descalificación y el poder para mantener el control.

@axelcapriles

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miércoles, 22 de junio de 2011

ELIDES J. ROJAS L.: SER REFUGIADO EN TIEMPOS DE REVOLUCIÓN

La catástrofe, una de las causas para generar la condición de refugiado, se convirtió para este gobierno revolucionario en una gran oportunidad electoral, y su accionar, si acaso hay alguno realmente efectivo, no está dirigido a solucionar el problema de los afectados. Por mucho que los chavistas lloren en cámara y caminen de un refugio a otro con las cámaras de VTV, o en cadena, es notorio el proselitismo y el único interés por impresionar a un potencial número de electores.

Será a punta de maquetas
Como en todo lo que hace el chavismo, su fin es ideológico y pragmático, es decir; en dos platos: busca adeptos o busca votos. Busca agradecidos o busca súbditos. No hay nada gratis. Siempre busca prensar a la víctima a objeto de que cuando se le pida devuelva el favor, o votando por micomandantepresidente o hablando en cámara sobre las virtudes del proceso. No es la única forma de pagar el favor recibido de la revolución, sea casita, empleo, misión, crédito o cupo en una universidad chavista. Se paga con votos, en principio. Pero esta gente sabe cobrar y además saben crear muy bien las condiciones para que los conejos no se le escapen.

Si usted es empleado público, debe estar agradecido de que el proceso lo mantenga ahí o que lo meta en alguna de las nóminas, especialmente las buenas, como la de Pdvsa. Pero ese 15 y último no es gratis. Usted debe ir a las marchas, debe cantar y bailar, debe aplaudir a micomandante, debe gritar histérico cuando vea a Elías Jaua, debe correr al balcón del pueblo para escuchar a micomandante cantando rancheras, debe colgar fotos del líder intergaláctico en su oficina, debe usar franela o chaquetón rojo, debe pasar escoba por las calles cuando se lo pidan, debe pintar de amarillo las orillas de las aceras que le pidan, debe inscribirse en el PSUV, debe aprenderse el himno del partido, debe convivir en las oficinas públicas con otros damnificados, debe llevarse bien con sus jefes militares, debe aceptar las amenazas con talante de sacrificado mártir de guerra y finalmente debe ir a votar, ser testigo, mover votantes, hacer las empanadas para los camaradas, pegar afiches, cargar cajas. Dejar que lo saquen de su casa en caso de que sean las cuatro de la tarde y no haya votado. Es decir, usted se convierte en esclavo del chavismo, en un damnificado político.

Casas de pura paja
Y es lo que está ocurriendo con los damnificados por las lluvias, víctimas del agua, pero la desidia del gobierno que se pasó 12 años hablando paja y no construyó las soluciones habitacionales que requería el país y muy especialmente los pobres. Ser damnificado bajo el ala de este gobierno es casi como ser empleado público. La diferencia es que no le darán un empleo sino una casa o un apartamento un día de estos. Y para que no lo dejen fuera usted debe hacer todas las tares que ya se enumeraron para un empleado público. Mientras tanto recibe un techo en un centro comercial o en un hotel invadido, le llevan las tres comidas, le prestan médicos cubanos para que les regalen la pastillita azul, calarse los maltratos y abusos de los militares y morir callados, bien callados. Si protestan o hablan demasiado, chao casita.

Y lo pero es que, por los vientos que soplan, esas casas están más lejos que nunca. Las casas no se construyen con discursos ni cadenas. Mientras tanto, 53% de Venezuela, cree en que Chávez completará la Misión Vivienda.

Otros creen que será a punta de maquetas.

Twitter: @ejrl

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viernes, 10 de diciembre de 2010

URBANISTA POR DEFECTO. ENRIQUE PEREIRA

Terminen de darle el título. Tal vez no hay mucho honor, pero hay causa.

Llegar al Aeropuerto Internacional de Maiquetía y descubrir que parte de su estacionamiento fue usado para construir viviendas es tan sólo una parte de los actos de desprecio a la profesión de los urbanistas, que este gobierno ha manejado, encabezado por el comandante presidente.

Hay quien se quema las pestañas para ir a la Universidad a estudiar Urbanismo y entender que el hábitat de un conglomerado social -la trama urbana- no es un acto de prestidigitación, ni una aventura del pensamiento creativo; es una ordenada colección de relaciones y de distribución de capacidades que asegure que la sociedad que convive allí lo hace con un estándar de calidad de vida. Ordenar los espacios públicos es también una suerte de predicción del futuro, que considera cómo crecen los pueblos, para asegurarse que las previsiones de demanda posterior están consideradas en las planificaciones urbanas. Para eso sirven los ordenamientos que le confieren a la tierra usos y variables urbanas predeterminadas.

Saltarse a la torera los planes urbanos no es otra cosa que conducir a las ciudades a un caos. Convertir un estacionamiento de un aeropuerto en viviendas es un acto de improvisación en que se dejan de considerar las variables de servicios, transporte, fuentes de trabajo, seguridad, educación, cultura, entretenimiento, abastecimiento y tantas otras que intervienen en la configuración de planes urbanos. Me parece una grosería que un dedo levantado y el populismo agarrado con un lacito en ese “dedo urbanista” pueda decidir, sin miramiento alguno, donde construir viviendas. Esa es la improvisación que tipifica las conductas de un presidente que sigue manejando esto como una finca de ñames.

El general Pérez Jimenez, a quien no puedo apoyar por haber jugado con la libertad de un pueblo, entendía este tema con mucha mayor claridad. Hombres formados, arquitectos de renombre, urbanistas e ingenieros de muy buen nivel, acompañaron su gestión. Bajo su celosa mirada Caracas fue convirtiéndose en una suerte de metrópolis suramericana, siguiendo una planificación que incluía vías de comunicación, desde y hacia otras zonas del país, Hospitales, la Universidad Central, El Silencio cómo núcleo de oficinas, vivienda y comercio, coronando el centro histórico de la ciudad capital. El banco Obrero y el taller de arquitectura del Banco Obrero, generaron el plan nacional de viviendas 1951-1954, que conducido por el Arquitecto Carlos Raúl Villanueva, amparado por los conceptos urbanos de urbanistas como Clarence Perry, Maurice Rotival y Gaston Bardet produjeron una trama urbana que todavía hoy nos muestra visos de su original esplendor.

Nuestro presidente está convirtiendo este país en un modelo estructurado –al parecer ex profeso- de caos y anarquía, que crece cada minuto bajo su irresponsable conducción. Los campos de golf de Caracas se convirtieron en su nuevo objetivo. Ya casi le pica el dedo para levantarlo en el próximo Aló presidente.

vienegrande@yahoo.es
Enrique Pereira @pereiralibre
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domingo, 5 de diciembre de 2010

TRIBUNA LIBERTARIA. COMPENDIO OPINÁTICO. RAUL AMIEL. 05/12/2010. ESCRIBEN JOAQUÍN SANTIAGO RUBIO, EMETERIO GÓMEZ, ALONSO MOLEIRO Y. ELYS RIVAS


"La felicidad está en la libertad, y la libertad en el coraje." Pericles

*POR EL ESTADO A LA UTOPÍA. JOAQUÍN SANTIAGO RUBIO
*EL NIETZSCHE DE HANS KÜNG. EMETERIO GÓMEZ
*EL GOBIERNO Y SUS TORMENTAS. ALONSO MOLEIRO
*POLÍTICA DE LA HIPOCRESÍA. ELYS RIVAS

POR EL ESTADO A LA UTOPÍA. JOAQUÍN SANTIAGO RUBIO

Es claro que el Estado no es una creación de extraterrestres, una inhumana invención “ex novo” o divina. Es fruto de la evolución del hacer complejo de los hombres cometiendo errores y, de vez en cuando, suprimiéndolos. Pero no lo es menos que la exacerbación del Estado, con asentarse en muchos buenos propósitos, sirve en demasiadas ocasiones a las más bajas pasiones, aquellas que disfrutan con la exclusión, con el victimismo y con la dudosa gloria de una existencia parasitaria.
Bajo la sensación del hundimiento de las dictaduras comunistas de Europa oriental, se aceptó de puertas afuera que el omnímodo Estado era el fracaso y que su contrario, la sociedad abierta y los mercados libres, su única alternativa. Pero no se asumió más que como quien acepta provisionalmente el infierno cuando el cielo prometido, la utopía del Estado Total, cierra por reforma. Sólo en el paraíso del Estado Social, dijeron mientras tanto, está la solución y, si no se hubieran conjugado las fuerzas del egoísmo, tan humano él, con las de la codicia, tan nefasta ella, el Bien Supremo del comunismo hubiera adelantado la enésima venida de la Gran Utopía.

El Estado Social, esa reinvención de la barbarie patrocinada por el aparato administrativo público, sigue en las mentes, en los programas y en las proclamas, de forma que él y sólo él es capaz, dicen sus promotores, de lograr que partes más o menos pudendas del Bien perdido en la extinta URSS puedan reencarnarse en las sociedades democráticas para contener al Gran Mal.
Se trata de un argumento circular, de un antirrazonamiento, de un discurso que se anula a sí mismo pero que, en su absurda formulación, encandila a poetas y a clérigos, a opinantes y a mitineros, a gentes de barra y tertulia, a decaídos de sillón y telediario, a bondadosos santurrones de oenegé en contacto solamente con la marginalidad que produce la propia acción social . Porque si el comunismo, ese Gran Bien, cayó víctima de su propia incapacidad para generar la dinámica económica que cumpliera su promesa, ¿cómo su vástago, el Estado Social, puede lograr lo mismo con presupuestos coincidentes?
El gobierno de Zapatero, por boca de su más desmoralizante representante, él mismo, ridículo optimista e irresponsable, dice que la salida a la crisis será social o no lo será. Es decir, que será fruto de sus causas, que se saldrá de ella por la misma vía por la que se entró. Porque, al parecer, la virtud del Estado Social, la vida subsidiada, traerá una existencia feliz que, por no ser de este mundo, no cargará con ninguna responsabilidad. Las culpas del que será su nuevo, enésimo fracaso, recaerán nuevamente en la egoísta y codiciosa naturaleza humana, abstraída en un ente manipulado llamado “los mercados” que, por desgracia y por más que lo intentan, nunca llega a “actuar”.
Los que sirven al Estado Social y se sirven de él, incluso al precio de vivir en la imbecilidad, son más generosos, más humanos y creen y están más con “la gente” que quienes promueven la responsabilidad, el respeto a la propiedad, el amor al esfuerzo y al ahorro. La versión actual del Estado Social sobre dimensiona la codicia de los bienes ajenos promoviendo el subsidio y el dinero inflacionario para arreglar luego sus fracasos con más moralina generosa, es decir, más subsidios y más dinero fácil.
Es la existencia del Estado en su forma moderna lo que promueve el Estado Social. Es esa institución decantada evolutivamente partiendo de la interacción social la que incrementa el utopismo más letal. Es, o parece que es, a impulsos del cíclico hundimiento de cada paraíso de fantasía como la historia humana avanza. Utopía, implosión de la misma y vuelta a empezar. ¿Podrá la memoria histórica, la de verdad, recoger las enseñanzas y aplicar verdaderas soluciones, es decir, verdaderas críticas a los errores?

EL NIETZSCHE DE HANS KÜNG. EMETERIO GÓMEZ

A Nietzsche le debemos la poderosa idea de que del Espíritu no hay conocimiento y menos aún "verdadero" ¡¡sino interpretaciones!! Eso aplastó a la filosofía y al pensamiento racional. Al menos, repito, en cuanto atañe al Espíritu -es decir, a la ética, la estética y la religiosidad- se acabó "La Verdad". Para la empiria, los perros, triángulos y planetas -aunque fuese con v minúscula- algún pequeño margen de verdad restaba: nadie va a decirme que no es cierto que estoy sentado en esta silla. La ciencia (que según Wittgenstein: "nos resuelve todos los problemas que no son importantes") se encargó de ese superficial segmento de la Realidad: la geometría y el mundo empírico.

Pero podemos trampear a Nietzsche, aplicándole a él su propio esquema: eso de que "del Espíritu no hay Conocimientos, sino Interpretaciones". Porque esta misma tesis no es una Verdad sino una Interpretación, ¡¡una mera opinión!! Tan Verdad es que no hay conocimiento verdadero acerca del Espíritu, como que sí lo hay; tan cierto es que Dios "ha muerto", como que está convaleciente. Porque todas y cada una de las ideas de Nietzsche son verdaderas... y falsas. Por ejemplo, esa necedad suprema según la cual la ética cristiana es una "moral de esclavos", en tanto que la verdadera moral sería la de los aristócratas.

Porque Nietzsche y su Superhombre -su Ubermensch- pueden ser interpretados desde dos perspectivas muy distintas. Una es asumirlos como un llamado ateo a la autotransformación del Hombre ¡¡a partir de sí mismo!! A partir de su propio esfuerzo para convertir su Ser en Devenir, Acción o Voluntad de Poder; a partir de su Posibilidad de Ser, como dirá Heidegger, negado tercamente también -igual que Nietzsche- a aceptar a Dios. La otra perspectiva es interpretar elUbermensch como un llamado (al hombre) a transformarse, no a partir de sí mismo o de sus impulsos éticos, psíquicos o estéticos; o sea, no a partir de su finitud o "de este Mundo", sino desde su Espiritualidad infinita, trascendente, absoluta y en última instancia religiosa. Una dimensión que reside en ti, pero que -indudablemente- te trasciende, que estando en ti es un "más allá": la noción de Dios; independientemente de que Nietzsche y Heidegger la aceptasen o no.

Que es, creo, la perspectiva desde la que Hans Küng (¿Existe Dios?, Editorial Cristiandad), teólogo católico, asume a Nietzsche. Porque, sin duda, las dos nociones básicas de éste, el Superhombre y el Eterno Retorno, son una disolución radical -del Ser platónico-aristotélico y del Yo moderno- no en el Devenir sino, mucho más profundo, en el Infinito, lo Absoluto y lo Incognoscible, es decir, en Dios. Esa carencia de lo místico que a los No-creyentes les impide entender el Eterno Retorno. ¡¡Porque esta noción, disfrazadita, es simplemente la idea de Dios!! Esa intuición insondable que le permite a Nietzsche -¡con toda propiedad!- decir que "la razón es sólo un instrumento y Descartes un superficial" (Más allá del bien y el mal, citado por Küng, pág. 522). Llamar superficiales -acertadamente, insisto- a Descartes y a la Razón es barrer el suelo con la Cultura Occidental. ¡¡Y pudiera haber usado el mismo adjetivo para Platón y Aristóteles!! Una crisis moral espantosa que sólo puede afrontarse -tal como intenta Küng- reivindicando la noción de Dios. Porque frente a ésta, cualquier conocimiento, racional o científico; y cualquier valoración ética o estética, son por supuesto superficiales.

Posdata: ruego a mis muchos amigos pudientes, aportar para la creación de un Fondito que le permita a estas ideas sobrevivir.

EL GOBIERNO Y SUS TORMENTAS. ALONSO MOLEIRO

El presidente alberga damnificados en Miraflores; arenga personalmente a las masas de Antímano para que abandonen los terrenos más inestables; ordena a desalojar todas las oficinas del Palacio Blanco para atender necesitados; obliga a hoteles de mediano tamaño a alojar familias sin hogar.

Promete alberges seguros con comida y atenciones básicas. Las casas vendrán a mediano plazo, cuando algunos nudos gordianos del terreno administrativo terminen de ceder y todo el país comprenda cuales son las bondades de su revolución

No hay demasiadas noticias en este comportamiento. Pienso, incluso, que en esta conducta no hay imposturas. Hugo Chávez ha dado probadas muestras de ser portador de una genuina sensibilidad social; esa conexión con las masas en circunstancias como las actuales han explicado su popularidad en estos años. Puede que algunos encuentren esta reflexión excesivamente deslastrada de pasiones, extraída con una precisión quirúrgica. Se trata, de cualquier forma, de una realidad consolidada que ha dominado la vida de todos en ésta década.

Puede uno observar, sin embargo, como la población comienza a fastidiarse de esa gerencia por crisis que se ha convertido en el emblema del comportamiento revolucionario a la hora de plantarle cara a los problemas nacionales. Un comportamiento atropellado y surcado por excusas en los cuales la gerencia pública hace lo posible por desplazar su responsabilidad hacia terceros. Tal como ocurrió, también, con la crisis eléctrica.

La verdad es que durante esta administración, salvo paños calientes asistenciales y dosis importantes de cargas emocionales, no hay un solo problema serio que este en trance de resolverse. Lo que le ha ocurrido a cientos de miles de compatriotas de las zonas populares de Caracas y el interior es, en el fondo, el estallido de una serie de pasivos acumulados que se han agravado severamente tras casi 12 años de chavismo. La gravedad del drama de la vivienda; la acumulación de barriadas miserables sin servicios elementales; la postergación de promesas incumplidas a damnificados de situaciones de desastre anteriores.

Entre densas capas de la periferia urbana que vive en los bolsones marginales de este país, y el gobierno nacional, tiene lugar un lento pero visible proceso de enfriamiento y desconexión. Esta circunstancia ya expresado una sintomatología previa: los líderes de la oposición ya se pasean enseñoreados en lugares para ellos antes impenetrables. El gobierno ha pedido casi todas las ciudades importantes en las pasadas elecciones y obtuvo un resultado global que no deja de ser, por mucho que disimulen, preocupante.

Esto es lo que explica a un Hugo Chávez exhibiendo un apuro notorio por retratarse junto al pueblo que antes lo idolatraba y salir de pie de este costoso trance. Y esa es la causa de la renuencia a rendir un examen razonado y autocrítico sobre la infinidad de expectativas propuestas de un líder político que, en las primeras de cambio, en algún momento de 1999, le declaró al periódico Quinto Día “denme 10 años para componer este desastre”.

Muy por el contrario, vemos a un elenco gobernante arisco, mezquino, grosero con cualquier adversario político, completamente a la defensiva. Negado a cooperar y entenderse

Sabedor de que, por el camino que van, los meses en el poder, los 24 meses restantes en el poder, los tiene, en efecto, contados.


POLÍTICA DE LA HIPOCRESÍA. ELYS RIVAS


Dicen que el poder corrompe. Pero para el politólogo francés Jean Meynaut, el poder no corrompe, corrompe el entorno y se corrompe el espíritu mediocre del que detenta el poder. Y eso lo vivimos en carne propia en Venezuela, país que se cae a pedazos bajo la desidia gubernamental de quienes han tenido en sus manos la oportunidad de gerenciar el erario público durante la última década. La crisis de los servicios públicos cada día se acentúa más y las consecuencias de la improvisación permanente la padecemos cada vez que se presenta una contingencia. Un caso particular, el de las intensas lluvias de los últimos días que han estado azotando diversas regiones en todo el territorio nacional y que ha llevado a los distintos gobiernos locales a declarar la emergencia.

Bien reza el “manual de la gobernabilidad” que el fin de todo gobierno es garantizar el bienestar general de todos los ciudadanos, y queda claro que eso va más allá de la ideología que profese o del color de la camisa que porte, no sólo él sino el pueblo que lo eligió. Dado que el siniestro no discrimina a la hora de presentarse. De modo que hay que establecer una diferencia clara entre lo político e ideológico y el interés social. En estos momentos de catástrofe debe privar la sensatez y la racionalidad porque sólo debemos tener claro que quienes en estos instantes sienten la tragedia no son ni chavista ni opositores, sino hermanos venezolanos. Por ello urge la unidad y la solidaridad, como condición humana, para con quienes se encuentran sumergidos entre las aguas esperando ayuda para mitigar su dolor.

Es lamentable que un gobierno que siempre se la pasa predicando sobre el poder del pueblo, haciendo referencia sobre la voz del soberano y promoviendo la participación, en estos momentos de angustia, donde se requiere una demostración de gobernabilidad establezca prioridades discriminando entre colores para brindar una ayuda que por el solo hecho de ser ciudadanos venezolanos quienes viven la tragedia ya se la han ganado, mas allá de los tintes políticos. Con esto lo que se está demostrando es que todo no es más que una política de hipocresía donde lo que reina es la pantalla de la falsedad. El gobierno está desnudo en estos momentos de crisis donde hasta la naturaleza se opone y le pide que rectifique y cumpla con sus obligaciones que no son otras sino las de garantizar bienestar al pueblo.

No basta con rasgarse las vestiduras y darse golpes de pecho desde la comodidad de un escritorio en cadena nacional. Lo que los venezolanos en situación de desastre quieren es ver que se les brinde la ayuda que requieren en estos momentos de emergencia, donde han perdido todos sus enseres y han tenido que abandonar el calor y la seguridad de sus viviendas. Este es un gobierno que está demostrando que no tiene una verdadera administración de desastres cónsona con la realidad, cuando el país ya ha vivido situaciones como las que se padecen en estos momentos y los personeros del gobierno no han sido capaces de aplicar los principios mínimos y universales de toda administración y a los que podemos sumarle los de la planificación estratégica.

Meses atrás se armó todo un show mediático para recoger ayuda para los hermanos lejanos de Haití, pero no se ha dicho nada ni promovido una campaña en solidaridad para los hermanos que tenemos cercas y que son ciudadanos y compatriotas venezolanos: ¿cuánta hipocresía? ¡Ah, política hipócrita la de este gobierno! Hoy queda demostrado que del dicho al hecho existe mucho trecho. Desde esta trinchera nos solidarizamos con todos aquellos venezolanos que se encuentran sufriendo las inclemencias de la naturaleza, al tiempo que responsabilizamos al gobierno nacional por no reconocer cuáles son sus obligaciones y hacia dónde apuntan sus responsabilidades y asumir una gerencia eficiente, eficaz y efectiva en el sentido de los resultados y la productividad.

En estos momentos el liderazgo nacional deja ver sus costuras, y es necesario que los liderazgos regionales y municipales, más allá de los tintes políticos, se hagan sentir arando con los bueyes que cuentan y demuestren que el bienestar general de los ciudadanos no tienen color, porque un gobernante debe gobernar para un colectivo y no para una parcela política determinada. Estoy plenamente convencido que como el Ave Fénix todas estas regiones, con el esfuerzo de sus respectivos liderazgos locales, se levantarán de sus propias cenizas una vez más y saldrán fortalecidos porque históricamente el espíritu de los venezolanos así lo ha demostrado. De modo que pretender castigar al pueblo en un momento difícil, porque piensa distinto, es un suicidio político.
raulamiel@gmail.com
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sábado, 27 de noviembre de 2010

LAS LLUVIAS QUE SON UNA BENDICIÓN DEL CIELO, PARA LA SUPERVIVENCIA DE LOS SERES VIVOS, HOY LE TEMEMOS, CUANDO VEMOS TODO LO QUE ARRASTRA. IVAN E. LEON

Las lluvias, que son una bendición del cielo, para la supervivencia de los seres vivos, hoy le tememos, cuando vemos todo lo que arrastra con su paso.

Caracas, con su alta densidad de ranchos, nos está alertando que tarde o temprano viene una tragedia anunciada de proporciones gigantescas, incalculables, debido a la indulgencia, indiferencia y hasta la falta del sentido común, como si la misma vida humana no tuviera valor alguno!!!!.

Hoy tenemos otra vez LLUVIAS y más LLUVIAS cómo todos los años, que va dejando una gran huella de destrucción y preocupación a su paso, pero que termina siempre siendo una gran alarma que no debemos descuidar, cómo siempre acostumbramos hacerlo, que nos demuestra una vez más a nosotros mismos y por si queda duda al mundo entero, que "SI" somos un gran pais, que a la hora de las lluvias siempre estamos preocupados, pero NO ocupados, qué ya se nos ha hecho parte de nuestra habitual-familiar forma de vida. Dios, Dios, Dioooooooos!!!!!.

El grato olor a tierra mojada, después de un palo de agua, lo relacionamos con el campo abierto, frescura, libertad, dulces recuerdos de la niñez, pero que hoy lo vemos transformado en señal de ALARMA, de TRAGEDIA anunciada, hasta entramos en pánico, lo que es una bendición del cielo, para la supervivencia de los seres vivos, hoy le tememos, cuando vemos todo lo que arrastra con su paso. Dios, Dios, Dioooooos!!!!.

Al mencionar PANICO, no estoy exagerando. Caracas, con su alta densidad de RANCHOS, nos está alertando que tarde o temprano viene una TRAGEDIA de proporciones gigantescas, incalculables, debido a la indolencia, indiferencia y hasta la falta del sentido común, como si la misma vida humana NO tuviera valor alguno ¿qué estamos esperando para cambiar de ACTITUD....?. La lluvias van a seguir, o ¿es qué no somos un pais tropical....?. Dios, Dios., Dioooooos!!!!.

La naturaleza nos esta hablando con su lluvia, el pueblo nos está hablando con sus llantos en SILENCIO. NO podemos ser sordos ante estos llamados, en esos ranchos viven seres humanos todos PEATONES-CIUDADANOS, que cuando decidan bajar, será la peor huella dejada no por causa natural, sino por la indiferencia de nosotros mismos. A los gobernantes en ejercicio y elegidos especialmente a los alcaldes-diputados, por su mayor cercania al pueblo y en especial a los CARAQUEÑOS TODOS, se nos dijo claramente, Caracas esta vuelta M....., no me abandonen!!!! Si estas son verdaderas alarmas, cabe la preguntas: ¿Qué estamos haciendo para desactivar, efectivamente estas alarmas? ¿Qué pasa con el cauce de los rios? ¿Qué pasa con las construcciones indiscriminadas? Y eso por mencionar algunas. Dios, Dios, Dioooooos!!!!

Es deber de TODOS, el cambio de ACTITUD, especialmente de nuestros gobernantes y más aún de nuestros recien elegido DIPUTADOS, de quienes esperamos ver sus promesas cumplidas.
POR QUE SIEMPRE ESPERAR PRIMERO QUE OCURRA LA TRAGEDIA, PARA DESPUES ACTUAR...............Dios, Dios, Dioooooooooos!!!!.

Un Peatón sin Barreras
Arq.Iván Enrique León Hernández
peatones.sin.barreras@gmail.com
Venezuela-Caracas, 27 de Noviembre de 2010.

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sábado, 30 de octubre de 2010

CICLON SOBRE EL ORIENTE VENEZOLANO (ANZOATEGUI, MONAGAS, SUCRE, NUEVA ESPARTA Y DELTA AMACURO)


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domingo, 31 de mayo de 2009

*TORMENTA PERFECTA, AMERICO MARTIN, ENVIADO A NUESTROS CORREOS RECOMENDANDO SU PUBLICACIÓN, 30/05/2009

Tormenta perfecta: punto de encuentro en lapso determinado o determinable de todas las variables conflictivas y situaciones complicadas. Es el primer y más difícil reto. Una concentración inmanejable de problemas, que no dejan dormir al presidente Chávez.

No haré la lista completa de adversidades; necesitaría un espacio mayor, pero por donde se comience se llegará rápidamente al fondo. El gobierno, lo sabemos, se ha quedado sin dinero para sostener el presupuesto aun si lo depurara, como lo está haciendo, de gastos indispensables para sostener su espacio popular. Observa, impotente, como se esfuman las reservas internacionales incluso en fondos especiales que le servían para usos múltiples, legales, ilegales e inmorales. La capacidad industrial y agrícola se ha debilitado mientras sigue la descapitalización y se fugan inversiones nativas y foráneas: matemáticamente resulta imposible importar entre 40 y 50 mil millones de dólares para que la gente pueda comer. Queda la deuda, pero se agota la obligada disposición de la banca a absorber papeles que difícilmente serán honrados, o la colaboración de países ''amigos'' en la compra de bonos de la jaqueada PDVSA sin descuentos ruinosos. No se hable del explosivo asunto de las expropiaciones bajo el frenesí de un régimen que no vive de sueños, sino de pesadillas. Y sin embargo, como muñeco al que se le acaba la cuerda, el hombre sigue prometiendo lo que no cumplirá. ¡Olvídense, aliados, de refinerías, gasoductos y, pronto, de petróleo gratuito!

La economía se resentirá más que cualquier otra porque la revolución la hizo petróleo-dependiente como nunca antes, y al perder impulso, la cotización internacional de ese carburante y debilitarse PDVSA, corazón de tan vulnerable sistema, no queda sino anticiparse al malestar social dándole vueltas al torniquete militar-represivo. Amordazar los medios, destruir Globovisión, no renovar concesiones en el espectro radioeléctrico, estrangular universidades, congelar salarios laborales y negarse a discutir contratos colectivos, expropiar empresas en forma enfermiza sólo porque no puede pagarles (como ocurre con las contratistas del petróleo y de Guayana, emporio de la industria pesada) mantener sueldos de hambre para los trabajadores de la enseñanza y la salud, dejar libre el crimen callejero porque las policías son para reprimir manifestaciones y perseguir adversarios... En fin, la lista es larga.

El ahorro que no se produce es el de los faraónicos viajes del presidente. El personaje debe correr cada vez más para permanecer en el mismo lugar. Va a Ecuador a engarzar a Correa en la heroica lucha contra la libertad de expresión y le promete un desarrollo gasífero que se quedará en palabras. Se entrevista horrorizado con Lula ya no sólo porque nadie habla del famoso gasoducto del sur sino porque siguen los desacuerdos entre PETROBRAS y la ahora poco confiable PDVSA en el modesto proyecto de refinería de Pernambuco.

De paso le pide un préstamo al presidente de Brasil, que desaparecerá en segundos en los arenales de su desierto financiero. Busca a Cristina cuando Néstor le critica por el cierre de Globovisión y el asedio a los medios. ¡Y no es la crisis mundial, sino su incomprensión de la economía, su ruidoso irrespeto a la ley, la propiedad y los contratos y su insensibilidad social! Casi todos en América capearán mejor este vendaval financiero internacional que el país que dispuso de más recursos que nadie.

''La tormenta perfecta'' --según me informan amigos que a uno le van quedando en esos predios-- es una expresión nacida en el laboratorio situacional de Miraflores. Cálculos sobre la incidencia de todos esos factores en una fecha tentativa hablan de un próximo aguacero para el cual el gobierno, imprevisivo como siempre, no compró paraguas

Americo Martin


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