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jueves, 22 de octubre de 2015

ENRIQUE MELÉNDEZ, EL FANTASMA DEL IMPERIALISMO

Aquí es donde los venezolanos demostramos por qué somos considerados ampulosos; en este caso, henchidos de corazón. Ahora es cuando hemos visto correr la tinta pareja por esos pasquines del oficialismo con mucha vena antiimperialista; que decir imperialismo para esta gente es hablar de los EEUU; aquí no hay, para ellos, imperialismo rastacuero como el cubano o el chino: hasta Chávez ya tenía pegado el acento cubiche, por su demasiada cercanía con Fidel Castro, y por donde comienza la malformación de la conciencia de esta gente; pero decía que ha llovido la tinta pareja de vena antiimperialista; donde no dejan de haber sus chantajes, por lo demás, hacia nosotros, los que no comulgamos con sus ideas, emplazándonos a que nos pronunciemos, en relación a esta amenaza, que se cierne sobre el país, y la que no pasa de ser una medida de confiscación de bienes y dinero de un grupo de altos oficiales, así como altos funcionarios del poder ejecutivo y legislativo arbitrarios y de conducta muy inescrupulosa; que habían venido invirtiendo parte de su fortuna en los EEUU, y a quienes se les considera que han violado los derechos humanos en nuestro país, por lo cual se ha deducido que por prestarse a hacer semejante papel han tenido que haber recibido soborno, y parte de los dividendos de ese soborno son esas inversiones que han hecho en suelo estadounidense, y que ahora se les retiene; mientras venga un gobierno que reclame por ellas: he allí lo que constituye, supuestamente, una arremetida de Barack Obama contra el pueblo de Venezuela, y su muy “envidiada revolución”.

         Esto es para coger palco: se declaró otra octavita de carnaval, tan pronto apareció el famoso decreto de Obama; desde el viernes de la semana anterior esta gente comenzó a sacar manifestaciones a la calle: Caracas toda se llenó de autobuses, y luego los franela roja marchando por la ciudad. Los cien mil trabajadores de Pdvsa fueron traídos a la capital, y a los que se les unían los empleados de la administración central; de modo que hubo abundante masa de gente pidiéndole respeto a esos gringos; como se leyó en las paredes con los grafitis que dejaba la marea roja a su paso: agua durante el día, que se repartía en cada esquina, para que los marchantes se refrescaran del inclemente sol, que ha estado más bravo que nunca durante estos días, y caña durante la noche con templetes de orquestas y de conjuntos de todo tipo: un gasto dispendioso. ¿Cuánto vale mover a esa gente; repartirle comida y viáticos? Pero, para nada, para darle sustento a una mentira; que, como dice Octavio Paz, su práctica está instituida entre nosotros de una manera constitucional, y alcanza zonas muy profundas de nuestro ser. ¿Quién se ganó unos reales aquí? Primero, el que vendió las franelas; luego, el que las tiñó, y les colocó una consigna que decía: Obama deroga decreto ya, y que a Delcy Eloína le quedaba de lo más bien.
         He allí lo que se conoce como un imposible, y es por esto el carácter bufo de toda esta opereta, que no nos lleva a nada, y que no justifica semejante gasto. Firmas: ¿para qué? Esto tiene mucho de aquel gesto de Chávez, cuando le sacó a Obama el libro de Eduardo Galeano, “Las Venas Abiertas de la América Latina”; que se tomó más como una payasería, que como una expresión de resistencia latinoamericanista de parte de un revolucionario de este continente; porque primero, y principal, el autor de la obra ya incluso ha confesado que no está de acuerdo con algunos puntos de vista, de los que él maneja allí, luego porque Obama no lo iba a leer.
         Sobre todo porque frases, como esa del Libertador, de que los EEUU están llamados a plagar de miseria a los pueblos del sur de su territorio, y que en estos días se ha citado hasta el hartazgo, en la actualidad están en discusión; partiendo del hecho mismo de que Bolívar cuando dice estas cosas, está pensando en la posibilidad de asumir un protectorado inglés, y que es lo que lleva a muchos historiadores a explicar el por qué no se declaran bolivarianos; y esto porque éste partía de la idea de que: “la América es ingobernable para nosotros”, tal como se lo expresa en la famosa carta que le escribe a Juan José Flores poco antes de su muerte; pero, además, porque, aun cuando, un nacionalismo decimonónico hizo gala de su don de visionario a partir de la misma, para elaborar libros, precisamente, como ese de Galeano, a Bolívar la historia no le dio la razón, y en eso estoy de acuerdo con un hombre como Carlos Rangel, quien considera en su libro Del Buen Salvaje al Buen Revolucionario que, sin la presencia del capital de las transnacionales petroleras en nuestro territorio, nosotros no hubiéramos podido pasar de ser otro país bananero, teniendo presente que, cuando arranca la fiebre petrolera, estimulada por la industria automotriz, nosotros no teníamos ni el capital ni la tecnología y mucho menos la inventiva de esta gente.
         Claro, también es explicable el nacionalismo de nuestros abuelos, y es por esto que califico al de nuestros días de decimonónico, habida cuenta de la existencia de un Teodoro Roosvelt, y quien justificaba la intervención estadounidense en casos como el de Panamá, una vez que EEUU decide construir el canal en el istmo: “Habla suavemente con un garrote debajo del brazo, y llegarás muy lejos”. Así mismo había que inventariar aquí las veces que EEUU estimuló la llegada de dictaduras militares al poder en nuestros países, cuando estaba el macartismo en su pleno apogeo, y el temor a la influencia del internacionalismo proletario era muy grande, y entonces así se hablaba de que nosotros no constituíamos sino el patio trasero de estos señores; lo que fue caldo de cultivo para que se acendrara aún más en nuestra conciencia ese complejo de carácter cultural, que sentimos por el hermano del Norte; cuyo desarrollo en ciencia, tecnología y armamento lo vemos con mucha envidia.
Enrique Melendez O.
melendezo.enrique@yahoo.com
@emelendezo


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martes, 7 de abril de 2015

ÁLVARO VARGAS LLOSA, BRASIL Y EL FANTASMA DE LA DESTITUCIÓN

En apenas tres meses de gobierno, la Presidenta Dilma Rousseff ha visto su aprobación caer a 12 por ciento, según Ibope (13 por ciento, según Datafolha), a dos millones de personas lanzarse a las calles a bramar contra ella, la imputación de una cincuentena de políticos -la mayoría de su partido-, la contracción de la economía y el vuelo de un fantasma sobre Planalto: el de su posible destitución. No son pocos sobresaltos políticos e institucionales en una región del mundo riquísima en ellos.

Si hoy tuviese lugar la segunda vuelta de las elecciones que ganó Rousseff en octubre pasado, su rival, Aécio Neves, líder del Partido de la Social Democracia Brasileña, arrasaría y el programa que tanto vituperó junto con Lula da Silva en su campaña gozaría de un prestigio social bastante significativo. Ahora, en cambio, cuando, en un giro copernicano, Dilma trata de aplicar tarde, mal y nunca lo que tanto criticó, y sin el complemento de unas reformas que den sentido a las medidas de austeridad, ocurre lo contrario: una mayoría que supera el 90 por ciento rechaza el recorte de gastos y la subida de impuestos que ha decretado su ministro de Finanzas, Joaquim Levy, un hombre cercano a Neves al que Rousseff ha llamado para evitarle a su país la pérdida del grado de inversión por parte de las calificadoras de riesgo.

Nuevas marchas han sido convocadas para los días que vienen, desde el nordeste pobre hasta el sureste más o menos acomodado, y no pasa un día sin que se hagan conjeturas sobre cuánto más puede aguantar el cuarto gobierno consecutivo del Partido de los Trabajadores. Es generalizada la opinión de que si no fuera porque el vicepresidente, Michel Temer -en quien recaería la responsabilidad de tomar las riendas si Rousseff renunciara- está cuestionado y pertenece a un partido aliado del PT, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño, al que los escándalos de corrupción también han embarrado, hace rato que la calle y la política hubieran exigido al unísono que la mandataria abandone el poder. Por ahora, aunque una mayoría popular pide eso, los principales partidos, incluyendo el opositor PSDB, rechazan esa salida traumática que ya el país tuvo que padecer cuando Fernando Collor de Mello debió abandonar el cargo en 1992, apenas dos años después de asumirlo. Pero nada garantiza a estas alturas que los partidos y líderes puedan seguir resistiéndose a la avalancha social que exige la destitución o la renuncia.

Hace pocos días, tuve la oportunidad de sostener un diálogo con Aécio Neves en un evento realizado en Lima. Compartí con él una reflexión que comparto también con los lectores. A lo largo de casi dos siglos, Brasil, el líder natural de nuestra región, no tuvo un período liberal, en el sentido amplio del término. Cuando se “independizó”, la corona portuguesa fue trasplantada a Brasil por efecto de la invasión napoleónica; surgió el “imperio”. Hacia 1889, al caer ese imperio, nació una república militarista y oligárquica que duró hasta 1930, cuando fue reemplazada por el populismo de inspiración relativamente fascista de Getúlio Vargas. Entre mediados de los 40 y los 60 Brasil vivió la experiencia desarrollista típicamente latinoamericana, la del Estado proteccionista e impulsor de la obra pública. Hasta que llegó, cómo no, la dictadura militar de los 60, que gobernaría durante dos décadas. Cuando llegó la democracia a mediados de los 80, lo hizo con sobresaltos (la muerte de Tancredo Neves, abuelo de Aécio, fue uno de ellos); la Constitución de 1988, símbolo democrático, trajo una gran bocanada de aire fresco pero no resolvió la pesada herencia de esos dos siglos: mediocridad y corrupción antes que desmonte de la herencia e implantación de una democracia liberal moderna. La caída de Collor de Mello y, luego, la crisis hiperinflacionaria así lo confirmaron.

De pronto, un intelectual que había sido desarrollista, Fernando Henrique Cardoso, líder del Partido de la Social Democracia Brasileña, pareció, por una de esas carambolas complicadas que produce la historia (había sido un exitoso ministro de Finanzas de otro gobierno), ofrecerle a Brasil a mediados de los 90 el período liberal que había brillado por su ausencia en casi dos siglos. Hizo reformas, liberalizó parte de la economía, devolvió cierta confianza a las instituciones y actuó como un estadista. Cuando, en 2003, el ex sindicalista del PT Lula de Silva asume el mando y decide preservar buena parte del legado de Cardoso, el mundo celebró que por fin el gigante dormido hubiese despertado: el consenso entre izquierda y derecha llevaría a Brasil hacia el progreso. Sí, el período liberal se había confirmado.

O eso parecía. Apenas una década más tarde descubrimos que era un espejismo. El PT de Lula y Dilma, y buena parte del protoplasmático caos de partidos y partiditos que es la democracia federal brasileña, devolvieron a los ciudadanos a su realidad tradicional. El período liberal había sido un espejismo o, si llegó a existir, un ensayo de corta duración y precarias bases. La crisis de Dilma, hoy, es la crisis de muchos años de hacer las cosas bien y de mucho tiempo de ausencia de un modelo que acaso hubiera podido convertir a Brasil en un equivalente de Estados Unidos.

Neves comparte, grosso modo, esta visión de las cosas pero le añade muchos elementos aun más inquietantes. Entre ellos, un dato que dice mucho: Brasil lleva tres años con un crecimiento económico promedio de cero por ciento, algo que sólo tiene tres parangones en el último siglo: la parálisis de 1930 por efecto de la Gran Depresión, la crisis de la divisa, a comienzos de los años 80 y el Plan Collor, de comienzos de los años 90. Para él, se trata del síntoma de un problema de fondo que tiene que ver con un modelo basado en el estatismo populista y un sistema institucional perverso que impide el desarrollo de una democracia funcional. “Tenemos 28 partidos que en muchos casos son hechura”, dice, “del propio Partido de los Trabajadores, que los crea para volverlos satélites y seguir tejiendo mayorías parlamentarias y mantener políticas artificiales, y por tanto seguir gastando, distribuyendo crédito barato, otorgando rentas a distintos sectores y evitando la competencia y la modernización”. La corrupción es un síntoma también de ese sistema.

Un complemento indispensable de este sistema es la política exterior de Lula y Dilma, siempre según Neves, que aceptaron reglas de juego antimodernas en Mercosur y trabaron alianzas estrechas con el populismo autoritario de Venezuela y compañía, en desmedro de iniciativas como la Alianza del Pacífico y perjudicando el liderazgo de Brasilia en organismos hemisféricos que claman por él.

Sólo un factor le devuelve la esperanza: el sistema de justicia. Contra lo que pudiera pensarse, la oposición, empezando por el propio Neves, cree que la fiscalía y los tribunales son razonablemente fiables en esta coyuntura, y por tanto que seguirán haciendo su trabajo en todos los casos de corrupción, incluyendo el de Petrobras. Un caso, como ya es sabido urbi et orbi, que involucra a compañías constructoras que pagaron sobornos a funcionarios y políticos para obtener contratos y para que el Estado fijara reglas ad hoc.

¿Cómo se sale de una crisis así? Nadie lo sabe. En un sistema de partidos más estable y sólido, lo lógico sería que la oposición organizada e institucionalizada llenara el vacío dejado por el gobierno, o bien cogobernando o bien reemplazando por vías constitucionales a quien gobierna. Pero hoy es la calle, ajena a los partidos, la que se moviliza y los partidos se ven algo desbordados, ya sea porque el desprestigio los abarca a ellos también, porque están evitando desestabilizar la democracia o porque no creen que en estas circunstancias puedan aglutinar una base de apoyo suficiente para tomar decisiones firmes. Por tanto, la calle está dos pasos por delante de los políticos. Y esa calle, como todas las calles, sabe mucho mejor lo que no quiere que lo que quiere.

En cierta forma, Dilma y el PT, cuya ambición es perdurar, agradecen que así sea, pues mientras reine el caos y la oposición parezca desbordada tendrán más posibilidades de seguir al mando. Pero con 12 por ciento de aprobación en un clima de zozobra como el que se vive en Brasil, y con un proceso anticorrupción que no ha hecho sino empezar, es imposible asegurar que el PT culminará su mandato. Por ello, en privado, los políticos de la oposición, aunque preferirían que todo esto siguiera su curso natural, se preparan para la eventualidad de que les cayera la responsabilidad antes de tiempo. No lo dicen, no lo admiten, y no lo quieren porque es preferible que la impopularidad de un ajuste traumático la sufra quien produjo la necesidad de hacerlo. Pero saben bien que es una posibilidad creciente.

Que esto esté sucediendo en el país líder de Sudamérica es especialmente grave, ahora que los países que iban mejor viven un retroceso económico. Si estuviésemos en tiempos de vacas gordas en la Alianza del Pacífico y otros países, el vacío dejado por Brasil se podría llenar aunque fuera a medias. De hecho, eso mismo es lo que pasó entre 2010, último año en que creció bien la economía brasileña, y 2013, cuando todavía los países que habían hecho las cosas mejor gozaban de cierto dinamismo. Pero ahora el vacío que deja un Brasil no lo podemos llenar ni siquiera a medias los demás. Y eso se nota en distintos frentes, incluyendo el de los organismos hemisféricos y las iniciativas de integración regionales, donde el peso desproporcionado de los populistas autoritarios se hace sentir con frecuencia y donde no parece haber nada que sirva de orientación a los demás ni de referencia al resto del mundo. América Latina ha perdido así algo de la relevancia y prestancia que había ganado. Todos somos un poco Brasil.

Me dio gusto escuchar de Neves cosas que no es común oírle decir a un líder latinoamericano y representan una novedad en el Brasil del nuevo milenio, donde el “lulismo” en su doble versión, la de Lula y la de Dilma, ha sido tan adormecedor de las conciencias y el pensamiento crítico. Tiene ideas y equipo, y tiene partido. Fue una verdadera lástima que el destino le birlara el triunfo (se quedó apenas a 1,5 puntos de él en el balotaje) en los comicios de octubre. Pero la pregunta que uno se hace es si todavía hay tiempo o, si antes de que surja la posibilidad de un cambio y de establecer el período liberal que no hubo en dos siglos, Brasil tendrá que empeorar mucho más y hacer una catarsis mucho más profunda. Un proceso que, por lo pronto, podría devolver a la condición de pobres a un porcentaje significativo de esos 40 millones de brasileños que, dando brazadas entusiastas, alcanzaron, o eso creíamos, la orilla de la clase media. Precisamente por eso están tantos de ellos en la calle: porque, como en el cuento de Edgar Allan Poe en el que el techo se va acercando al piso, lo ven venir.

Gran país. Gran problema.

http://voces.latercera.com/autor/alvaro-vargas-llosa/ 
Alvaro Várgas Llosa
avllosa@independent.org
@ElIndependent

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viernes, 3 de abril de 2015

ENRIQUE MELÉNDEZ, EL FANTASMA DEL IMPERIALISMO

Aquí es donde los venezolanos demostramos por qué somos considerados ampulosos; en este caso, henchidos de corazón. Ahora es cuando hemos visto correr la tinta pareja por esos pasquines del oficialismo con mucha vena antiimperialista; que decir imperialismo para esta gente es hablar de los EEUU; aquí no hay, para ellos, imperialismo rastacuero como el cubano o el chino: hasta Chávez ya tenía pegado el acento cubiche, por su demasiada cercanía con Fidel Castro, y por donde comienza la malformación de la conciencia de esta gente; pero decía que ha llovido la tinta pareja de vena antiimperialista; donde no dejan de haber sus chantajes, por lo demás, hacia nosotros, los que no comulgamos con sus ideas, emplazándonos a que nos pronunciemos, en relación a esta amenaza, que se cierne sobre el país, y la que no pasa de ser una medida de confiscación de bienes y dinero de un grupo de altos oficiales, así como altos funcionarios del poder ejecutivo y legislativo arbitrarios y de conducta muy inescrupulosa; que habían venido invirtiendo parte de su fortuna en los EEUU, y a quienes se les considera que han violado los derechos humanos en nuestro país, por lo cual se ha deducido que por prestarse a hacer semejante papel han tenido que haber recibido soborno, y parte de los dividendos de ese soborno son esas inversiones que han hecho en suelo estadounidense, y que ahora se les retiene; mientras venga un gobierno que reclame por ellas: he allí lo que constituye, supuestamente, una arremetida de Barack Obama contra el pueblo de Venezuela, y su muy “envidiada revolución”.

Esto es para coger palco: se declaró otra octavita de carnaval, tan pronto apareció el famoso decreto de Obama; desde el viernes de la semana anterior esta gente comenzó a sacar manifestaciones a la calle: Caracas toda se llenó de autobuses, y luego los franela roja marchando por la ciudad. Los cien mil trabajadores de Pdvsa fueron traídos a la capital, y a los que se les unían los empleados de la administración central; de modo que hubo abundante masa de gente pidiéndole respeto a esos gringos; como se leyó en las paredes con los grafitis que dejaba la marea roja a su paso: agua durante el día, que se repartía en cada esquina, para que los marchantes se refrescaran del inclemente sol, que ha estado más bravo que nunca durante estos días, y caña durante la noche con templetes de orquestas y de conjuntos de todo tipo: un gasto dispendioso. 
¿Cuánto vale mover a esa gente; repartirle comida y viáticos? Pero, para nada, para darle sustento a una mentira; que, como dice Octavio Paz, su práctica está instituida entre nosotros de una manera constitucional, y alcanza zonas muy profundas de nuestro ser. ¿Quién se ganó unos reales aquí? Primero, el que vendió las franelas; luego, el que las tiñó, y les colocó una consigna que decía: Obama deroga decreto ya, y que a Delcy Eloína le quedaba de lo más bien.
He allí lo que se conoce como un imposible, y es por esto el carácter bufo de toda esta opereta, que no nos lleva a nada, y que no justifica semejante gasto. Firmas: ¿para qué? Esto tiene mucho de aquel gesto de Chávez, cuando le sacó a Obama el libro de Eduardo Galeano, “Las Venas Abiertas de la América Latina”; que se tomó más como una payasería, que como una expresión de resistencia latinoamericanista de parte de un revolucionario de este continente; porque primero, y principal, el autor de la obra ya incluso ha confesado que no está de acuerdo con algunos puntos de vista, de los que él maneja allí, luego porque Obama no lo iba a leer.
Sobre todo porque frases, como esa del Libertador, de que los EEUU están llamados a plagar de miseria a los pueblos del sur de su territorio, y que en estos días se ha citado hasta el hartazgo, en la actualidad están en discusión; partiendo del hecho mismo de que Bolívar cuando dice estas cosas, está pensando en la posibilidad de asumir un protectorado inglés, y que es lo que lleva a muchos historiadores a explicar el por qué no se declaran bolivarianos; y esto porque éste partía de la idea de que: “la América es ingobernable para nosotros”, tal como se lo expresa en la famosa carta que le escribe a Juan José Flores poco antes de su muerte; pero, además, porque, aun cuando, un nacionalismo decimonónico hizo gala de su don de visionario a partir de la misma, para elaborar libros, precisamente, como ese de Galeano, a Bolívar la historia no le dio la razón, y en eso estoy de acuerdo con un hombre como Carlos Rangel, quien considera en su libro Del Buen Salvaje al Buen Revolucionario que, sin la presencia del capital de las transnacionales petroleras en nuestro territorio, nosotros no hubiéramos podido pasar de ser otro país bananero, teniendo presente que, cuando arranca la fiebre petrolera, estimulada por la industria automotriz, nosotros no teníamos ni el capital ni la tecnología y mucho menos la inventiva de esta gente.
Claro, también es explicable el nacionalismo de nuestros abuelos, y es por esto que califico al de nuestros días de decimonónico, habida cuenta de la existencia de un Teodoro Roosvelt, y quien justificaba la intervención estadounidense en casos como el de Panamá, una vez que EEUU decide construir el canal en el istmo: “Habla suavemente con un garrote debajo del brazo, y llegarás muy lejos”. Así mismo había que inventariar aquí las veces que EEUU estimuló la llegada de dictaduras militares al poder en nuestros países, cuando estaba el macartismo en su pleno apogeo, y el temor a la influencia del internacionalismo proletario era muy grande, y entonces así se hablaba de que nosotros no constituíamos sino el patio trasero de estos señores; lo que fue caldo de cultivo para que se acendrara aún más en nuestra conciencia ese complejo de carácter cultural, que sentimos por el hermano del Norte; cuyo desarrollo en ciencia, tecnología y armamento lo vemos con mucha envidia.
Enrique Melendez O.
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miércoles, 1 de abril de 2015

SAÚL GODOY GÓMEZ, EL FANTASMA EN LA MAQUINA,

Además de ser el nombre de un álbum de música del grupo The Police, la frase fue originalmente acuñada por el filósofo ingles Gilbert Ryle (1900-1976) en su libro, The Concept of Mind (1946), y se refiere a la idea desarrollada por Descartes sobre la dualidad cuerpo-alma, como metáfora a la creencia, que la maquina, el cuerpo, esta conducido por un alma o espíritu, el fantasma.

Ryle fue profesor de la universidad de Oxford y es considerado uno de los pioneros del movimiento de la psicología conductista  que ya venias  siendo desarrollada por los norteamericanos J.W. Watson y posteriormente por B.F. Skinner.
Como buen filosofo de la escuela analítica, y desbrozando la lógica del lenguaje utilizado por Descartes, se dio cuenta que este había cometido un error  categorial cuando- según lo explica Alex Scout-  “intenta analizar la relación entre la “mente” y el “cuerpo”, como si fueran términos pertenecientes a la misma categoría lógica. Esta confusión de categorías lógicas puede observarse en otras teorías sobre la relación entre mente y materia. Por ejemplo, la teoría idealista de la mente efectúa un error categorial cuando intenta reducir la realidad física al mismo estatus de la realidad mental. La teoría materialista de la mente esta en un error categorial básico cuando intenta reducir la realidad mental al mismo estatus de la realidad física”.
Cuando vemos a una persona actuar en situaciones ordinarias, los que creen en el dualismo cartesiano, buscan razones en un mundo interior , oculto, al que llaman ‘mente’, y al que le atribuyen las directrices de esas acciones, a estas personas les resulta inverosímil  que esas mismas acciones de la persona actuante sea su manera de pensar,  Ryle nos conmina no a buscar ‘causas interiores’ sino mas bien, capacidades, basta con ‘saber como’ para que el sujeto actúe en una determinada circunstancia.
El planteamiento de que el cuerpo corresponde al mundo físico y sus leyes, y el mental al mundo espiritual, pero aun así, a pesar de que cuerpo y alma pertenecen a dos mundos y sustancias diferentes, se encuentran estrechamente interrelacionados, esto plantea una serie de problemas y contradicciones insolubles, el darle un lugar a la mente en el mundo físico fue, durante mucho tiempo, una de las interrogantes fundamentales de la filosofía.
Si bien en la época que Ryle escribe no había explicación para fenómenos como los sueños, escuchar música o ver colores dentro de la cabeza, éste los denominaba “estados mentales” o “eventos mentales” y aceptaba, que algunos de ellos estuvieran asociados al campo de la imaginación, bien fuera consciente o inconsciente.
Para Ryle lo que se llama mente, debe ser el cuerpo, los procesos mentales son procesos físicos, las propiedades mentales no pasan de ser patrones de comportamiento, ve cómo actúa una persona y sabes cómo piensa, y esos otros fenómenos como las conversaciones mentales que sostenemos con nosotros mismos son simples abreviaciones del discurso verbal que queremos decir o vamos a decir.
La memoria, el conocimiento, la voluntad o los sentimientos no son sino comportamientos explicados por disposiciones, habilidades del individuo, no por procesos mentales, y dice algo importante, una persona “sabe” algo, cuando tiene la disposición de estar en lo correcto al presentarse la situación y “cree” algo, si tiene la disposición para actuar de cierta manera cuando la situación se presenta.
Los comportamientos observables de las personas son el final de una cadena de procesos cerebrales, no hay nada mas allá de este desempeño, lo no observable, como por ejemplo las creencias y los conocimientos,  los denomina como ‘conductas potenciales’, pero las deja para futuros estudios y ampliación de la teoría.
Ryle conjuntamente con Wittgenstein abarcaron el problema de los lenguajes privados en las personas, por supuesto, cada uno a su manera y por su lado, dichos lenguajes afectan con mucho la forma como percibimos a nuestro prójimo, atribuyéndoles características y dimensiones equivocadas, estos lenguajes privados son usos de palabras y expresiones que los individuos emplean para hablar de sí mismos y de lo que les sucede en determinado momento como por ejemplo, cuando alguien dice “me duele” o “estoy triste”, donde asumimos a una persona en control de sus actos y reconociendo una sensación, o sentimientos, respondiendo a supuestos procesos interiores, en vez de describir un comportamiento producto de una cadena de causales físicas.
Uno de los problemas a los que apunta Ryle es la gran cantidad de predicados mentales que usamos en el lenguaje ordinario, para aludir a procesos internos, esta profusión de palabras y constructos son el legado de varios siglos de permanencia del concepto dualista cartesiano considerado como verdad indiscutible en la cultura occidental.
Ryle llama la atención sobre un punto extremadamente difícil de notar en las acciones humanas, lo que distingue el movimiento de un cuerpo de otro, es un aspecto casi imperceptible, y es el hecho de si ese movimiento es intencional o no.  Y aquí surgen las palabras que califican esa intencionalidad, gusto, volición, razón.
Julia Tanney, filosofa experta en la obra de Ryle nos dice que para entender esta diferencia debemos comprenderlo con este otro símil: “De manera similar, lo que distingue la significación de un pronunciamiento de una persona, de una expresión fonética similar hecha por un loro, es el aditivo, en el primer caso de el acto mental de ‘significar’. Lo que distingue un acto de oír de uno de escuchar es el acompañamiento de ‘entender’.” 
Los comportamientos inteligentes, no todos, pueden ser atribuidos a operaciones teóricas a priori hechas por un sujeto, alguien que ejecute una rutina como jugar ajedrez o realizar el desarrollo de una compleja explicación en una pizarra, muchas veces esa persona no pasa de ser tan hábil como una foca de circo bien entrenada en su acto, o como el exacto funcionamiento de un reloj de precisión, a estas acciones no las llamamos “inteligentes”, para que sean inteligentes no solamente deben satisfacer criterios, sino aplicarlos, debe actuar de manera critica detectando y corrigiendo lapsos, repetir y superar los éxitos, enriquecerse de los errores y observaciones de otros.
Es por ello que sea tan común equivocarse juzgando a una persona en sus actos y atribuyéndole características que no están allí, admirar una habilidad mental cuando en realidad se trata de comportamientos aprendidos y repetidos.
Recomiendo la lectura de la obra de Ryle, sorprenderá a muchos la claridad de su pensamiento, y no puedo dejar de mencionar que este filosofo fue el maestro y tutor de la tesis de ese otro gran teórico de la conciencia y otros de mis héroes intelectuales, Daniel Dennet quien fue su alumno en su pasantía por Oxford.-
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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domingo, 8 de marzo de 2015

JOSE DE JESUS VILORIA, EL FANTASMA DEL GOLPE ES UNA OBSECION DEL GOBIERNO. EPICENTRO,

El pueblo de Venezuela atraviesa una de las circunstancias más difíciles en la vida republicana del país después de 16 años de Revolución Bolivariana que implanto un modelo de fracaso, corrupción e ineficiencia despilfarrando la millonada de dólares que recibió la nación producto de la renta petrolera ahora resulta que tratan de distraer a los ciudadanos con el cuento  del golpe de estado.

Este proyecto de país que comenzó con el llamado Socialismo del Siglo XXI una idea trasnochada del Comandante eterno Hugo Chávez Frías nos llevó a la precariedad que vivimos con una moneda pulverizada por la inflación más alta de nuestro continente y la destrucción del aparato productor que se traduce en desabastecimiento, encases y miseria acentuando  la crisis económica y social en que se encuentra atrapada nuestra amada Venezuela. 

Ahora resulta que los responsables de la desgracia que vive nuestro país es el sector de la oposición como lo señala a diario el Presidente de la República en sus interminables cadenas que son cortinas de humo `para tratar de tapar sus errores al frente del gobierno nacional.
La última comedia que inventó este gobierno es pretender señalar que la llamada transición planteada en un documento público de fecha 11 de Febrero por tres dirigentes opositores es la hoja de ruta para un golpe de estado que tiene en peligro la estabilidad del régimen que preside Nicolás Maduro.

Ese famoso documento no tiene carácter subversivo  de ninguna naturaleza y quienes lo hemos leído con detenimiento solamente encontramos una férrea crítica al modelo de gobierno del oficialismo y unas acertadas sugerencias para implantar otra forma de gobernar que permita al país  salir del callejón en que nos metieron los irresponsables que hoy nos gobiernan.

Hasta cuando carajo en este país el gobierno se burla de los venezolanos alegando un supuesto golpe de estado y magnicidio para justificar el desgobierno que presiden.

Venezuela será lo que los Venezolanos busquemos para ella a través del cambio de rumbo que decidamos.

Vamos a comenzar a construir una nueva Venezuela empecemos por las Elecciones Parlamentarias para escoger una nueva Asamblea Nacional.  Señores.

NO PUEDE HABER PAZ CON IMPUNIDAD.

La Resolución Nº 008610 del Ministerio de la Defensa cobra su primera victima en la persona de un Estudiante de Bachillerato menor de edad en la ciudad de San Cristóbal. Estado Táchira.

Resulta aberrante como un funcionario de la Policía Nacional accionó un arma de fuego contra un joven indefenso en una calle de San Cristóbal  que estaba participando en una manifestación de estudiantes de la Universidad Católica  del Táchira.

Es realmente criminal la actuación del policía que sin mediar palabra con el menor estudiante sacó su pistola de reglamento  y la acciono disparando a la cabeza del muchacho que falleció de manera instantánea en el sitio de los acontecimientos.

Esta situación coloca en evidencia la alta peligrosidad que representa para cualquier ciudadano en nuestro país esta aberrante, inconstitucional e ilegal resolución que autoriza el uso de armas de fuego por los funcionarios del orden público al momento de reprimir manifestaciones en la calle.

Este crimen debe servir de  motivo para que el gobierno nacional accione los mecanismos legales para la inmediata anulación de esta Resolución  que demuestra el peligro que corre la vida de inocentes ciudadanos que tienen todo el derecho de protestar públicamente como lo establece nuestra Carta Magna La Constitución Nacional.

Basta de seguir descontextualizando el contenido de la Constitución Nacional permanentemente manoseada por un gobierno irresponsable que pretende utilizar su texto  así como las demás leyes como si fueran un traje a la medida de sus intereses.

El Presidente Nicolás Maduro debe tomar la iniciativa de ordenar la suspensión de esta Resolución para salvaguardar la vida de nuestros ciudadanos y que no se presente otro hecho lamentable como el del Estado Táchira. No se puede seguir derramando la sangre de nuestro pueblo.

Hasta la proxima semana amigo lector.

Jose de Jesus Viloria
drjjviloria@hotmail.com
@epicentro2012

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viernes, 25 de julio de 2014

ALFREDO SCHMILINSKY OCHOA, LA TRAMPA O EL FANTASMA

Reseña la noticia publicada en Últimas Noticias hoy 24 de julio: "Ramírez se reunirá con la banca internacional en busca de financiación para los planes del gobierno".

Mayor manifestación de que el país se encuentra total y absolutamente quebrado, no la puede haber. Porque eso de recurrir al principal instrumento del Fondo Monetario Internacional para saquear y apoderarse de las riquezas de los países como es la citada banca, no quiere decir otra cosa que lo que una vez dijera Luis XV, después de haber arruinado a su país con sus inmorales excesos. A este monaca se le acercaron unos cortesanos para hablarle acerca de la crítica situación de su país y del creciente descontento de los subditos. A estas observaciones el rey respondió: "despúes de mí, el diluvio". Con lo cual quería significar que a él le importaba un carajo la suerte de Francia. El mismo significado tiene ahora el hecho de que el gobierno nacional, en actitud mendicante, recurra a los organsimos financieron internacionales en solicitud de créditos, pues con eso no dice otra cosa que: "el que venga a trás que arrée.
 
Para refrescarle la memoria a esa masa amorfa, ignorante y fanática del chavismo, quiero recordarle que  esa banca internacional a la que se refiere la noticia,  es la misma que le ofreció a Carmona Estanga un crédito por más de 10 millones de dólares inmediatamente después de haberse juramentado. ¿Por qué? Porque ellos saben que ese dinero u otro que puedan venir más tarde, no va a ser utilizado para promover el desarrollo y el progreso del país en cuestión, sino que los gobernantes corruptos y degenerados que lo reciben se lo van a robar. Con lo cual el país queda endeudado y sin la menor posibiidad de cancelar la deuda. Una vez que esto se produce, es decir, que el país caiga en mora o en default, como dicen los expertos, viene el Fondo Monetario Internacional con sus fatídicas recetas, exigiendo que la víctima privatice todo los que de valor pueda tener, incluyendo los servicios como los de la educación, la salud , el agua , la electricidad, la gasolina y pare usted de contar.  Esto fue lo quer hizo el gobierno de Carlos Andrés Pérez y lo que condujo a los sucesos sangrientos del 27 y 28 de Febrero.
 
Ahora, lo verdaderamente escandaloso, lo que indigna hasta las entrañas y no podría tener ninguna justificación y mucho menos perdón, es que después de haber recibido Venezuela en estos 15 años una inconmensurable y descomunal montaña de dólares, producto de la ventas de su petróleo, estos hijos ...bueno...estos bandidos, anden por el mundo mendingando "ayudas", cuando lo que debía suceder es que Venezuela debía ser la prestamista y no la prestataria. Si yo estuviera en esa maldita mafia que es PSUV, lo cual es absolutamente imposible, estaría tratando de promover entre los compañeros una renuncia masiva a esa organización delictiva. Porque qué sentido tiene militar en un partido que ha superado los delitos de los gobiernos contra los cuales supuetamente insurgió. 
 
Tal como hace uno o dos años lo vaticinamos, caímos en la trampa del Fondo Monetario Internacional,          

Alfredo Schmilinsky Ochoa
alfredoschmilinsky@hotmail.com
@alfredosch

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domingo, 8 de junio de 2014

AMÉRICO MARTÍN, EL FANTASMA DE CANTERVILLE

No fue el primero pero sí, quizá, el más inesperado. El presidente Correa, pieza clave de la inocua ALBA y estrecho aliado del presidente Chávez, se ha permitido desmarcarse en lo fundamental. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, relacionó la exacerbación de los conflictos políticos con los errores económicos cometidos por el gobierno de Maduro. Guardando como es natural las formalidades diplomáticas, Correa se permitió criticar a quien ha sido su estrecho aliado:

Desde mi punto de vista, dicho sea con mucho respeto, las contradicciones políticas se extreman por los problemas económicos, que yo también tengo en Ecuador, pero no tienen cabida porque los hemos tratado bien.

Correa es egresado de la Universidad de Harvard, tenida como la de más alto nivel en el mundo. Es natural que en privado se mese los cabellos oyendo declarar a los voceros oficiales de Venezuela y más todavía viéndolos insistir en exabruptos que vienen de regreso de los últimos residuos del modelo revolucionario, Cuba remando también en esa dirección. Nadie le atribuye ya –lo impide un mínimo de amor propio- el descalabro de Venezuela a una supuesta guerra económica promovida por la alternativa democrática y la más alta tasa inflacionaria del Hemisferio, a los especuladores. Todos se preguntan cómo es que en un mercado petrolero en alza por más de una década, un barril de petróleo promedio de USD100 y un asesino endeudamiento interno y externo apuntalado por un déficit fiscal de 15% del PIB, la sedicente revolución haya desatado los demonios de la inflación, la recesión, el desabastecimiento, la devastación de la economía real y la conversión del país en una economía de puertos atada a un producto que le proporciona el 96% de las divisas por exportaciones. ¿Y semejante colapso es el pomposo SSXXI?

Los beneficiarios latinoamericanos de las liberalidades del nuevorriquismo socialista se ven impelidos a buscar caminos propios, prevenidos como están que la crisis venezolana va hacia una noche más lóbrega y no parece tener retorno con un gobierno como el actual.

Es de conocimiento universal la debilidad del presidente Maduro. La ineptitud de sus colaboradores y la borrachera de la corrupción oficialista, animada probablemente por la urgencia de raspar la olla antes del naufragio.

La incompetencia, la ignorancia del gobierno y en especial de su presidente están irritando a sus propios seguidores, que en número creciente se alejan o se permiten disentir abiertamente. Para ganar puntos en un movimiento que exalta a los héroes reales y ficticios, Maduro ha entrado en una erupción represiva que deja atrás la de Chávez y la de los años que van de 1948 a 1998.

Despierta sentimientos de rechazo incluso en su partido el ensañamiento contra los estudiantes, vecinos y líderes opositores, la salvaje persecución contra los trabajadores y sus maltratados dirigentes y la violencia descargada en barrios y urbanizaciones que protestan por las consecuencias sociales de la crisis. Su estilo divisionista, su exaltación del odio y el escarnio, la tortura, el exhibicionismo armado de sus fasci di combatimento, sin contrabalancearlo con obras materiales dignas del recuerdo.

En ese cuadro el ahora denominado “Alto Mando” del PSUV (la resonancia militarista los ha inficionado hasta la médula) vuelve con la lata del golpe y el magnicidio. ¡Otra vez lo mismo, Señor! En la historia republicana de Venezuela los mandatarios no eran muy dados a dar gritos hasta enronquecer denunciando que querían matarlos, siendo tan escasos los magnicidios reales desde la fundación de Venezuela republicana en 1830 hasta este mes de junio de 2014. Pero en un año de desaciertos Maduro ha “descubierto” alrededor de 15 dirigidos contra él.

Un rasgo los identifica y es la ausencia de pruebas, indicios, documentos capturados. Por eso hasta ellos terminan por no hablar más del asunto. Han comprendido que esos anuncios alarmistas suscitan la befa colectiva. No obstante asediado por el temor a los fantasmas reales e imaginarios que se agitan a su alrededor, el “Alto Mando y el presidente Maduro se decidieron a doblar la mano duplicando también la falacia. Aparecieron nombres propios: María Corina Machado, Henrique Salas Römer, Diego Arria, Gustavo Tarre. Montaron un escenario a lo grande. El medio de prueba, unos e-mails de sospechosa factura. La respuesta de los acusados no pudo ser más terminante. Sus alegatos merecían ser considerados por la pobre Fiscalía, testigo mudo de las acciones de Jorge Rodríguez y Nicolás Maduro.

No se les pide que sean juristas de la talla, por tomar dos nombres al azar, de René de Sola o Arminio Borjas, pero no les vendría mal escuchar a un estudiante de primer año que hubiera aprobado Introducción al Derecho.

Maduro condena a quienes critican a Jorge Rodríguez por usar material que la Fiscalía o los tribunales no podrían entregarles y agregó:

Critican a Jorge porque dice la verdad y no a los magnicidas. Yo ordené que siguiera el procedimiento.

Esperaría aplausos de la tribuna oficialista, pero lo que encontró fue un decepcionado malestar. Resulta que a Maduro no le corresponde determinar cuál es la verdad. No es tribunal ni el Ministerio Público los ha imputado. No hay debido proceso ni derecho a la defensa. Nada, Maduro ya los sentenció. Son culpables porque a él le da la gana.

Lo cómico es que al condenarlos por magnicidio da por supuesto que el delito se consumó. En suma: Maduro no existe, es un fantasma

Su tragedia es similar a la del fantasma de Canterville de Oscar Wilde, que por mucho que se esmeraba no asustaba. @AmericoMartin

Americo Martin
amermart@yahoo.com
@AmericoMartin

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sábado, 18 de junio de 2011

ENRIQUE PEREIRA: DE PRESIDENTES Y FANTASMAS.

Oculto en las sombras de un apagón o recuperándose en Cuba. Sean serios.

No tengo ninguna opinión sobre la salud del presidente. No me gusta elucubrar sobre lo que no conozco y menos hacer suposiciones, sobre temas tan delicados. No creo en rumores de palacio y por lo tanto no esperen leer acerca de los males ocultos de un presidente en recuperación. Algo le pasa, o algo le pasó.

Lo que sí está claro para mí es qué en la silla de Miraflores está sentado un fantasma. El que la usa no está. Esto no sería un problema en un país serio, con un equipo de gobierno serio, con unas instituciones solidas y un gobierno que entiende las reglas de juego de la Constitución que regula nuestras relaciones políticas, económicas y sociales. No puede ser honesta  la cantidad de interpretaciones a  mampuesto que hacen los entes del gobierno, en las decisiones que se requieren para darle continuidad a la gestión diaria de la administración pública. Este país lo maneja un caudillo, que ahora no está en Venezuela.

El lleva copias de las aprobaciones que hace, contra los dineritos que tienen reservados para los proyectos del pueblo. Esas copias las cuelga en un gancho –según sus palabras- para revisarlas de vez en cuando y saber si cumplieron los ministros. Él es el motor del plan vivienda. El ordena las expropiaciones, le da órdenes a los militares, a la milicia, a Conatel y a cuanta institución tiene colgada la foto suya en un cuadrito. Un país que se mueve así, requiere algo más que un fantasma en la silla de Miraflores.

Un país requiere de estar informado acerca de la salud de su presidente. El país que está acostumbrado a la verborrea de sus actores políticos, incluyendo al enfermo, ahora escucha un enervante silencio, roto solamente por las palabras del Canciller Maduro en dos ocasiones: una para decir que el presidente fue operado de un absceso pélvico (junio 10) y la segunda para afirmar que se recuperaba satisfactoriamente (junio 11). Han transcurrido seis días y no hemos tenido más noticias. De los fantasmas no se habla, pero de los presidentes tampoco.

Mientras el presidente se recupera en Venezuela la vida continua. Alguna cantidad de muertos, entre veintidós y treinta y siete, dejaron de hacer vida en una prisión venezolana. Una banda de mafiosos bolivarianos se destapa en el caso de las ventas de hierro guayanés. Los médicos en huelga y protestas y la Universidad Central reclamando lo suyo. El país de los apagones eléctricos, no tiene energía eléctrica para darle luz a sus fantasmas, pero menos a su presidente. Menos mal que no está aquí para vivir la oscurana.

Aquí pasa una de dos cosas: o están generando un vacío informativo para que luego el presidente aparezca jugando pelota con Fidel y riéndose de los venezolanos con un regreso digno de Sábado Sensacional, o Chávez tiene un serio problema médico que nos intentan ocultar. Lo único cierto es que presidente en Venezuela no hay.
                                                                         
@pereiralibre
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jueves, 20 de agosto de 2009

*UN FANTASMA RECORRE EL CONTINENTE, (A PROPÓSITO DE CHÁVEZ Y URIBE), LEANDRO AREA

A todo Chávez le toca su Uribe. Y viceversa. Y Así como a Zelaya se le plantó Micheletti, al Socialismo del Siglo XXI le salió la Sayona en Honduras. No hay de qué extrañarse pues es cosa de equilibrios y repelencias complementarias. El personaje que por ejemplo representa a Piedad Córdoba, para no detenernos en mayores ejemplos científicos, es el producto más genuino de esa relación atormentada en la que Álvaro es el progenitor y Hugo ha prestado el vientre de su revolución para parir esa joya única y familia íntegra de la Lina Ron vernácula la cual pertenece, con sus peculiaridades y tintes, a ese mismo sistema de fecundación in vitro al que las FARC han prestado su tecnología y quirófano. Turbante o casco motorizado no constituyen gran diferencia si te pones a ver. ¡Total!

Porque entre ambos dos que son uno, gemelos más que homólogos, Hugo y Álvaro, hay un sistema de referencias y energías, una química que los construye y al mismo tiempo es capaz de aniquilarlos. Imán y criptonita guardados en el mismo frasco. Se dan pila y se la gastan mientras otros derrochan en el control de la imagen. Se aman y se dejan como en la canción de Sandro. Uribe y Chávez: la pareja. Batman y Robin bailando pegaos, pero ni piensen que bolero o vallenato sino tango que es más dramático. A la luz de un farol, “un pensamiento triste que se baila” al decir del maestro Discépolo y que refleja, como ninguna otra danza quizás, el carácter y tema de ese drama. ¿Sin final? Sombras nada entre tu vida y mi vida, con la presencia de los Kirchner melifluos con todos los gastos pagos. ¡Cómo si los necesitaran! Uribe y Chávez parecen querer separarse, sobre todo en público, pero no pueden, porque se necesitan a morir, y porque son títeres, sin mal decir, de fuerzas externas que deciden sobre ellos y los ejecutan. ¡Viagra!
A todas estas, Colombia y Venezuela, una sola ficción, se desgañitan e insultan mientras colombianos y venezolanos, los de hueso y carne, los de verdad, vivimos en el patio común en tanto vecinos íntimos que somos. Ya no podemos ser tema de la grandilocuente política exterior sino de la turbia, cotidiana e intensa política interna que moldea vidas y sueños.

Lamentablemente estos destinos penden en buena medida de los apetitos, cálculos e insatisfacciones de los mandatarios que nos gastamos. Por cierto: ¿Los elegimos para ser lo que son y hacer lo que hacen? ¿Qué hay que transformar en nosotros para que ya sea suficiente?

Pero es que el ritmo de los tiempos, del cual somos acompañantes más que protagonistas, nos desdibuja y teje. Así a las FARC, al narcotráfico y a los vecinos, se les instala un sistema de bases militares colombo-estadounidenses, un neologismo, que no irritaba a nadie mientras estaba en Ecuador; y a Miami le molesta a morir el concierto de Juanes, el de la camisa negra, en La Habana; Chávez prefiere, a qué dudarlo, la reelección de Uribe en Colombia que a Juan Manuel Santos como Presidente de la República. Mientras tanto, Obama juega en el laberinto de su imagen; Putin se relame con su mirada de K.G.B.; Fidel revive en el spa de la guerra fría y apoya el bloqueo a Honduras como para vengarse de lo que a él le hicieron desde la OEA; Lula se lava las manos en su arcoíris carioca como Pilatos enjabonó las de él; Evo, Correa y Ortega pendientes en subida del amo. Suecos, además iraníes e israelíes cerca de la frontera wayúu. ¡Cosa más grande!

Globalización en salsa de conflicto ideológico podría ser una ilustración culinaria de estas ocurrencias que no son mías sino de la realidad que aparece en las noticias. A menos que ellas también sean falsas o erróneas o manipuladas como suelen ser. Chávez sin duda quiere ser el muchacho de la película como el jamaicano o jamaiquino, que da igual para lo rápido que es, Usain Bolt. Y Uribe por su parte aspira imponerse, circunspectito él, como juez de pista que dicta las reglas del juego. Ninguno de los dos acepta la servidumbre del otro y por eso se enganchan a terceros y pelean entre ellos como muchachos siempre frente a planetario público, solos jamás. ¿Para qué? Son relamidos y se conocen como a su sombra. No se dan tregua. Viven inacabados y ocupan territorios significativos de espacio y tiempo de su gestión y digestión en calcular la próxima jugada del oponente. Sueñan que son el otro y por ende no duermen.

Y mientras todo ocurre y nada pasa, un fantasma recorre el continente: las computadoras de alias Raúl Reyes cual curare en el aire buscando presa.

Leandro Area
leandro.area@gmail.com
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