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jueves, 6 de noviembre de 2014

ANDRÉS HOYOS, LAS ARTES Y EL POSCONFLICTO, DESDE COLOMBIA

ANDRÉS HOYOS
A las artes y a quienes de un modo u otro nos dedicamos a ellas les ha ido mal en tiempos del conflicto. El porqué no es demasiado misterioso.

Una sociedad sometida durante décadas a un ejercicio creciente de violencia política organizada puede tener varios destinos, casi ninguno apetitoso. O se impone un bando y extermina al contrario —esto no pasó en Colombia, pero habría podido pasar, al igual que pasó en Camboya— o hay un equilibrio cambiante de muertos que van y vienen hasta que uno de los dos bandos obtiene una ventaja estratégica, como la obtuvo aquí el Estado en los últimos doce años. En el proceso es inevitable que la sociedad se polarice y que esa polarización imponga las prioridades. Porque hay que defenderse y atacar, hay que reclutar para la causa, hay que animar a los combatientes, hay que minimizar la incertidumbre, hay que desecar los pantanos. El conflicto activa de esa manera los clásicos mecanismos de defensa sociales que excluyen la variedad. El grueso de la gente prefiere que no le cuenten demasiado lo que pasa, pues los cuentos suelen ser, como lo han sido en nuestro país, atroces.
Se entiende, por lo tanto, que las élites colombianas se hayan afiliado durante todos estos años a las versiones más tímidas de la responsabilidad social empresarial, que no son otra cosa que una reelaboración de la vieja caridad cristiana. La idea con ellas es cubrirse en salud, reducir los riesgos y evitar las polémicas. Los presupuestos para cualquier otra cosa —lo hemos visto— se evaporan con facilidad.
Las artes son por definición zona de riesgo, en las que la libertad y lo imprevisible son necesarios. Las artes suelen tener, además, un sesgo político hacia la izquierda, que en nuestro caso las ha tornado sospechosas para el establecimiento. Las artes dependen para su salud de que se active la tradición crítica, la cual tampoco es bienvenida durante un conflicto. ¿Cómo así que las cosas no son blancas y negras, cómo así que hay otras explicaciones posibles y que el lío es más complejo de lo que yo pienso? El conflicto induce al maniqueísmo: sus actores no quieren ver los distintos lados de las cosas, no quieren explorar las contradicciones, no quieren heterodoxias, no quieren que unos alzaprimados les lleven la contraria.
Ahora bien, si usted ha visto a los artistas de variado cuño apostándole a la paz no es sólo porque en territorios artísticos la violencia cruda sea mal vista. También, supone uno, es porque vislumbran que el papel de las artes podría potenciarse en forma tremenda en el posconflicto y, en general, en una sociedad en la que la violencia sistemática esté controlada. Las artes, conviene aclararlo, no son ajenas al conflicto; son ajenas a la tentación de resolverlo a los balazos. Las artes permiten que las tensiones de la sociedad transiten por caminos distintos de los que marca el desangre puro y duro.
Que nadie espere en adelante unas artes domesticadas y edulcoradas, porque es casi seguro que el conflicto que hemos vivido se recreará con gran intensidad en el futuro. Así ha pasado en otras partes. La paradoja es que el conflicto lleva a la gente a situaciones extremas, lo que aporta al artista material irresistible, si bien es muy difícil elaborar ese material en medio de la ansiedad y del miedo.
En fin, la paz sería una magnífica noticia para las artes en Colombia. Ojalá no se queme a última hora en la puerta del horno macabro.
Andres Hoyos
@andrewholes
Elespectador.com

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lunes, 26 de septiembre de 2011

NARCISO GUARAMATO PARRA: FIN DEL TRABAJO. [ECONOMIA AL ALCANCE DE TODOS]

 “Primero fue el fin de los campesinos, después el de los obreros. ¿Y que viene ahora? ¿será el fin de los empleados o, sencillamente, el fin del trabajo? Cual dios Saturno que devora a sus hijos, cada etapa del desarrollo capitalista parece devorar la parte de civilización que antes engendró.” (Cohen, 2001)
En el año 1996, la editorial Paidós, publica un trabajo del profesor de la Universidad de Pensilvania Jeremy Rifkin, titulado: “Fin del trabajo”, en el cual trata de explicar como los nuevos adelantos tecnológico generan, cada vez mayores tasas de desempleo. Así mismo alerta sobre el hecho de que las nuevas tecnologías informáticas basadas en el empleo de las computadoras llevarán a la civilización a situaciones cercanas a la finalización del trabajo (Torres Solís).
El libro de Rifkin, ha desatado una serie de trabajos a favor y en contra de su tesis el fin del trabajo. A nuestro entender la discusión está basada en un concepto más específico del capital humano y el saber único, planteado inicialmente en las obras del economista Gary Becker.
Ya es un consenso que el factor productivo más importante en la actualidad es el factor o capital humano y de cómo su mejoramiento continuo es de vital importancia para el desarrollo económico. La velocidad de información es un reto al cual debemos de afrontar diariamente, por lo tanto, el gran profesional, poseedor de un saber único pude caer en la absoluta incompetencia con la aparición de una nueva tecnología. El trabajador específico es por definición quien lo arriesga todo si su empresa cae en la quiebra o debe despedirle, resultando la pérdida del bienestar individual. Si se excluye mucho tiempo del mercado de trabajo, puede caer en la trampa o circulo vicioso de la pobreza y marginalidad.
Como todo proceso hay un reacomodo, es verdad que algunos empleos desaparecerán, como son aquellos que son muy riesgosos y puede se asumido por la robótica -como es el caso de la industria automovilística- o en el caso de que se requiera una milimétrica precisión en la producción, muchas labores requieren que el trabajador adquiera nuevas habilidades y conocimientos, y en muchos casos que agrupe una serie de actividades que anteriormente eran ejecutadas por más de dos personas, por ejemplo, hace algunos años se contrataba a una persona exclusivamente para la elaboración de las presentaciones (gráficos, tablas, etc.), hoy esta actividad forma parte habitual de las actividades diarias de cualquier profesional.
Este último punto es tratado excelentemente por el economista francés Daniel Cohen, quien en su libro: “Nuestros tiempos modernos” (Kriterios Tus Quest editores, 2001), nos describe la paradoja económica del zapeo, es decir, la aparente contradicción entre la reducción del coste de coordinación y la escasa especialización del trabajo ¿Cómo explicar que un bue número de tareas, antes dispersas y especializadas, se realicen ahora por una misma persona? Esta concentración del trabajo es posible porque al igual que un telespectador que zapea buscando un programa de televisión, la informática facilita el zapeo de una tarea a otra, con un solo clic del ratón el jefe de ventas abre el programa de contabilidad. Es mucho más fácil hacer dos cosas a la vez. En términos más precisos se puede decir que la informática, mediante la objetivación de los procedimientos, convierte el saber profesional de cada uno en un bien común de la empresa y no exclusivo del trabajador ¿Estamos ante el fin del trabajo? ¿usted que opina?.
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sábado, 24 de septiembre de 2011

MARÍA CORINA ANTE GANADEROS: LA RENTABILIDAD ES INDISPENSABLE

María Corina Machado, al igual que los demás precandidatos de oposición, asistió a la instalación de la XLVIII Asamblea Anual Ordinaria de la Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela (Fedenaga), donde expusieron algunas ideas sobre el área.

La diputada a la Asamblea Nacional (AN) y precandidata a las elecciones Primarias de la oposición, Maria Corina Machado, dijo que “hay que redoblar la producción en Venezuela, sólo de esa manera se cubrirá la demanda y se podrá exportar una mayor cantidad de productos”.

Machado, al igual que los demás precandidatos de oposición, asistió a la instalación de  la XLVIII Asamblea Anual Ordinaria de la Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela (Fedenaga), donde expusieron algunas ideas sobre el área.

-Hay que pensar en grande, detalló al tiempo que aseveró que “los productores del campo son héroes que defienden su tierra”.

Sostuvo que es necesario crear un “Consejo Nacional de Desarrollo Agroalimentario” para impulsar “una transformación profunda de todo el sector”. Asimismo, indicó que el país tiene que entender que “hay que poner orden y todas las partes tienen que asumir responsabilidades”.
Durante su intervención en la XLVIII Asamblea Anual Ordinaria de Fedenaga, Machado precisó que se necesita “estimular” la inversión en el país, para potenciar la economía en el país, “necesitamos definir reglas de juego. La inversión extranjera necesita reglas claras, la rentabilidad es indispensable”.

Machado abogó por el desarrollo tecnológico para la producción en el país. “Venezuela necesita invertir en educación y desarrollo. Hay que apoyar al pequeño productor con tecnología, acceso a oportunidades y darle valor”, precisó./

Fuente: INTOPRESS

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jueves, 8 de septiembre de 2011

EDDIE A. RAMÍREZ S: MERITOCRACIA

El Metro de Caracas, Edelca, Banco Central  y Pdvsa eran buenos ejemplos de empresas del Estado donde se respetaba la meritocracia. Ésta, según Nelson Olmedillo experto  en recursos humanos, se practica cuando  “se estimula al trabajador como ser humano hasta llevarlo a su máximo crecimiento profesional, intelectual y espiritual, en un ambiente de respeto y disciplina, con reglas de juego claras y conocidas. Se ofrece una carrera, un modo de vida, no un puesto, pero se le exige el cumplimiento de deberes y la observancia de una conducta apegada a los valores de la empresa. 

El mérito se utiliza como patrón de medida para establecer gratificaciones y sanciones, así como para identificar, seleccionar y formar a aquellos cuyas competencias y potencial lo destacan para los ascensos que les correspondan”.

La envidia y el resentimiento son los principales enemigos de la meritocracia. Esta situación  no es de extrañar, ya que en las empresas en las que se practica la meritocracia los sueldos y otros beneficios laborales tienden a ser superiores al promedio.

Como  el sistema meritocrático es manejado por humanos a veces  se cometen injusticias, pero éstas tienden a corregirse en el tiempo si la organización diseña los mecanismos adecuados. Desde luego siempre habrá algún descontento con las evaluaciones, ya que no es fácil aceptar las limitaciones naturales que tenemos. 

En esta época de mediocridad y sumisión, la marabunta roja intenta descalificar la meritocracia equiparándola con la presunción y privilegios. Ciertamente,  por el hecho de trabajar en empresas que aplican la meritocracia algunos trabajadores  se muestran prepotentes y altaneros,  defectos que también se presentan en otros ámbitos pero  que se hacen más visible en quienes pertenecen a un grupo fácilmente identificable.

Es imperativo predicar, practicar y defender principios y valores, entre ellos la meritocracia.   Dejar pasar los atropellos  a cuenta de que “no están dadas las condiciones” es de timoratos. 

Criticar a posteriori acciones de rebeldía  cívica cuando no tienen el éxito esperado constituye una deshonestidad intelectual. El nuevo gobierno que se instalará en enero del 2013 tendrá que reparar todas las instituciones, organismos y empresas del Estado, así como incentivar el regreso de los profesionales que emigraron. 

Una señal positiva que pueden dar nuestros precandidatos presidenciales sería la firma de un acuerdo en el que se comprometan a implantar la meritocracia,   desterrando de los entes del Estado la política partidista y los cargos de libre nombramiento y remoción. 

Como en botica: Algunos escribidores piensan que democracia es decir lo que quieren, pero se ponen rabiosos cuando se les dice lo que no quieren. El Informe de Pdvsa del 2010 evidencia lo que Gente del Petróleo ha denunciado reiteradamente: Pérdidas en el negocio de refinación, disminución de la producción, innumerables accidentes laborales, desfase de los proyectos de gas, desarrollo estancado de la Faja Petrolífera del Orinoco, elevado endeudamiento externo, deuda con proveedores y regalos de petróleo a gobiernos amigos del régimen. No creemos en una supuesta temprana  polarización; todos los precandidatos tienen méritos y ninguno debe ser descartado a priori. Aguardemos los debates. Nuestro reconocimiento al pundonoroso general institucional Ángel Vivas Perdomo y tarjeta roja para Didalco.   ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!   
       
eddiearamirez@hotmail.com   

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sábado, 18 de junio de 2011

JAIME DE ALTHAUS: PERÚ ¿CIUDADANOS O MENDIGOS? (FUETE: ELCATO.ORG)

No es una buena política regalar dinero. Lamentablemente, eso es lo que va a ocurrir con el próximo gobierno, y a raudales, con los programas anunciados y prometidos. No es una buena política por varias razones. Primero, porque nadie sale de la pobreza recibiendo dinero, sino siendo capaz de generarlo. 

Para eso, lo que debe hacerse no es regalar dinero, sino difundir tecnologías y titular la propiedad. El paquete tecnológico para la sierra rural, donde está la mayor parte de la pobreza, está probado, y le permite a la familia campesina que lo adopta salir de la indigencia, acabar con la desnutrición infantil, conectarse al mercado y llegar a obtener ingresos por dos o tres mil soles al mes en dos años. En cambio, programas de subsidios masivos al consumo solo sirven para perpetuar la pobreza porque, ¿para qué me voy a esforzar si me están regalando las cosas?

En segundo lugar, porque lleva a generar una clase de personas dependientes del Estado que tienden a acostumbrarse a esa ayuda y tienen, por lo tanto, menos incentivos para salir por sí mismos de la pobreza. A mayor cantidad recibida, menor interés en trabajar o autogenerar ingresos. Fomentar masivamente la mendicidad no puede ser bueno. No es digno. No es moralmente aceptable. En cambio, no hay nada más humanamente estimulante que ver cómo un campesino pobre, empoderado tecnológicamente, rompe las cadenas de la miseria y se convierte en empresario, en ciudadano libre y autónomo.

La tercera razón es que jamás vamos a desarrollar una clase media de ciudadanos plenos si subsidiamos la informalidad con programas de este tipo. En los últimos 18 años viene creciendo una nueva clase media emergente, pero es aún incipiente e incompleta porque la mayor parte de ella permanece en la informalidad. Por lo tanto, ni tiene todos los derechos ni cumple con todas las obligaciones que competen a un ciudadano pleno y responsable. Y tampoco puede acumular más allá de un punto. Lo que debe hacerse es facilitar su formalización para acelerar la formación de una clase media fuerte y extendida, en lugar de pasmarla con la distribución de pensiones y seguros de salud gratuitos que desincentivan el esfuerzo propio y vuelven menos interesante la formalidad. Pues sin una clase media sólida la democracia no se sostiene en última instancia. Un país de informales es una república populista —si cabe el oxímoron—, pasto de demagogos, y no una democracia liberal de ciudadanos libres y fiscalizadores. No cortemos la evolución de la sociedad peruana. No caigamos en el modelo clásico de los populismos autocráticos que usan la renta petrolera o minera para regalar beneficios sin que nadie pague impuestos. No queremos masa mendicante sino ciudadanía.

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