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domingo, 3 de noviembre de 2013

ANGELICA MORA, HOSTIGAMIENTO EN EL AEROPUERTO: ÚLTIMA MODALIDAD REPRESORA CUBANA

La bloguera Yoani Sánchez y su esposo Reinaldo Escobar, fueron los últimos opositores sometidos a humillantes retenciones y minuciosos registros en el aeropuerto José Martí de La Habana a su regreso a la Isla.

Joani Sánchez, Eliecer Avila, Rosa Maria Payá y Berta Soler.
"El regreso a Cuba es como pasar de la bocanada de aire, a estar zambullida nuevamente en la desconexión, el miedo, la vigilancia ... Finalmente puedo salir del aeropuerto! No me confiscan nada pero evidentemente han hecho copia de archivos y documentos personales..." escribió en Twitter, la conocida bloguera.

Este último hostigamiento, en el registro aduanal en La Habana, fue uno más de los que llevan a cabo los funcionarios contra los disidentes  que vuelven a la isla, luego de una gira por el exterior.

El jueves pasado, 31 de octubre, la represión contra las Damas de Blanco se extendió hasta el Aeropuerto José Martí, donde  varias activistas y sus acompañentes fueron detenidos cuando intentaban recibir a su líder Berta Soler, luego de su gira por Estados Unidos.
Luego de varias horas fueron puestos en libertad.

A fines del mes de mayo pasado, el activista Eliécer Avila fue sometido a un minucioso chequeo por parte de funcionarios de inmigración  y miembros de la policía política a su regreso a Cuba.
El registro duró más de 4 horas y le fueron confiscados libros y revistas.

Avila fue el primer opositor que viajó fuera de Cuba, tras las reformas migratorias del 14 de enero y realizó una gira internacional que lo llevó por varios países del continente europeo y Estados Unidos.

angelicamorabeals@yahoo.com

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jueves, 17 de marzo de 2011

LA ZONA DE EXCLUSIÓN AÉREA. ADOLFO R. TAYLHARDAT

Ante los despiadados, indiscriminados desproporcionados y cobardes ataques lanzados por el sátrapa libio contra los rebeldes, empleando artillería pesada, cohetes, bombas y toda clase de armas de guerra, estos han pedido a la comunidad internacional que establezca una zona de exclusión aérea.  Los países miembros de la OTAN reconocen que esta sería una medida eficaz para impedir que Gadafi siga masacrando cobardemente a la oposición.

Sin embargo una medida de esa naturaleza requiere el cumplimiento de, por lo menos, tres condiciones: 1) La aprobación del ente regional  del cual forma parte Libia, en este caso la Liga Árabe. 2)  Una decisión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) autorizando la medida. 3) Que en su ejecución participe alguno de los países de la organización regional.

La cautela y la prudencia obedecen a las experiencias previas de decisiones de esa naturaleza, tomadas sin el pleno respaldo de la comunidad internacional, que provocaron reacciones adversas de algunos países y no surtieron el efecto perseguido.

La primera condición se ha cumplido. La Liga Árabe se pronunció y solicitó expresamente el establecimiento de la zona de exclusión aérea.

Cuando escribo este artículo (domingo 13-03) la segunda condición está en proceso de materializarse.  Los miembros del CSNU adelantan consultas informales sobre el tema. Al parecer Rusia estaría dispuesta a votar favorablemente la implantación de la zona de exclusión. Líbano, país integrante de la Liga Árabe y también miembro no permanente del CSNU trata de convencer a China para que no vete la medida. Muy probablemente, para la fecha de hoy, en que sale publicado el artículo, ya el CSNU habrá tomado una decisión y estarán en plena ejecución las acciones necesarias para ejecutarla. Un  poco tardíamente, pero más  vale tarde que nunca.

Imponer una zona de exclusión aérea no es tarea fácil. Su finalidad específica es impedir que Gadafi continúe bombardeando a los rebeldes. Para lograrlo será necesario penetrar en el espacio aéreo libio para interceptar, y de ser necesario, derribar los aviones de la fuerza aérea leal a Gadafi. Para ello será necesario incursionar previamente en el espacio aéreo libio, neutralizar los sistemas de defensa antiaérea libios y desactivar las estaciones de radar que les sirven de apoyo. Pero aún esto no será suficiente protección ya que el ejército libio, como prácticamente todos los ejércitos del mundo, incluido el nuestro, cuenta con lanzadores individuales de misiles tierra-aire que han demostrado ser muy eficaces para derribar aviones “enemigos”.

La implantación de la Zona de Exclusión aérea requerirá además un gigantesco operativo de apoyo logístico. Las autoridades militares norteamericanas han señalado que será necesario contar con portaviones, buques portahelicópteros, buques de apoyo de diversa índole y abundante material de guerra moderno y sofisticado.

Esto nos lleva a la tercera condición. La participación de alguno de los países de la región. Entiendo que concretamente se tiene en mente a Egipto, que cuenta con una de las fuerzas aéreas mejor equipadas de la zona. Su participación además de constituir un apoyo político y militar importante a la operación, también permitiría contar con bases terrestres cercanas para el reabastecimiento de los aviones que intervienen en la medida.

Los países de la Liga Árabe no solamente están  de acuerdo con la zona de exclusión sino que coinciden - con la única deshonrosa excepción de Siria - en que Gadafi debe ser destronado. Egipto y  Túnez tienen especial interés en esto último porque el derrocamiento del sátrapa libio pondría fin al gravísimo problema del flujo de refugiados que se han visto obligados a recibir.

Lo que ocurre en Libia debe servir de advertencia a los petróleo-dictadores que hay en el mundo. Ni los petrodólares, ni el armamento moderno y sofisticado, ni la existencia de una milicia fanática, ni la obediencia comprada o impuesta - y por ello frágil - de la fuerza armada, podrán, llegado el momento, prevalecer frente a una acción mancomunada y solidaria de la comunidad internacional para apoyar a un pueblo que lucha por poner fin a los abusos y atropellos de gobernantes forajidos que pretenden perpetuarse en el poder.

deAdolfo Taylhardat
adolfotaylhardat@gmail.com

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miércoles, 27 de mayo de 2009

MARIO VARGAS LLOSA ES RETENIDO MÁS DE UNA HORA EN AEROPUERTO DE VENEZUELA,ENVIADO A NUESTROS CORREOS RECOMENDANDO SU PUBLICACIÓN, 27/05/2009

Mario Vargas Llosa es retenido por más de una hora en aeropuerto de Venezuela
Personal de aduanas le advirtió que como extranjero "no tenía derecho a hacer declaraciones políticas" en el país. El escritor le respondió que hablaría "con toda la libertad como lo hago siempre".
AP
Miércoles 27 de Mayo de 2009 16:07

CARACAS.- El escritor peruano Mario Vargas Llosa fue retenido hoy por más de una hora en el aeropuerto internacional por funcionarios de migración, tras arribar al país para participar en un foro de intelectuales promovido por una organización privada opositora al Gobierno.
Tras salir de las instalaciones interiores del aeropuerto, el escritor relató a la prensa que un funcionario de aduanas "amablemente me advirtió (...) que como extranjero yo no tenía derecho a hacer declaraciones políticas" en Venezuela.


"Yo también con mucha amabilidad le respondí que estando en la tierra de (Simón) Bolívar, el libertador de América del Sur, nadie podía ponerle cortapisas al libre pensamiento, a la libre expresión, y que yo iba hablar con toda libertad como lo hago siempre", comentó.


"Me revisaron todo el equipaje y han comprobado que no traigo nada de contrabando, ningún material explosivo, ni subversivo, salvo algunos libros de poesía", agregó.

El episodio fue parecido a lo ocurrido con su hijo, el periodista Álvaro Vargas Llosa, que el lunes fue retenido unas dos horas antes de permitírsele el ingreso al país tras una revisión de sus documentos de identificación.

Durante su retención, periodistas pudieron observar a Mario Vargas Llosa sentado en el área de aduana esperando, al parecer, que los funcionarios venezolanos le autorizasen a salir de la terminal del aeropuerto.

El ganador de múltiples premios literarios como el Planeta, Rómulo Gallegos y Cervantes, tiene previsto participar el 28 y 29 de mayo en el encuentro sobre libertad y democracia, organizado por la entidad privada Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad, CEDICE.

Al evento también fueron invitados el ex Presidente boliviano Jorge Quiroga; el ex canciller mexicano Jorge Castañeda; el mexicano Enrique Krauze; y el colombiano Plinio Apuleyo Mendoza, entre otros intelectuales.
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sábado, 25 de octubre de 2008

*FERNANDO MIRES ESCRIBIÓ: LA INTIMIDACIÓN


*FERNANDO MIRES ESCRIBIÓ: LA INTIMIDACIÓN

El sábado 18 de octubre del 2008 fui detenido en el aeropuerto internacional de Caracas por un grupo de la guardia nacional venezolana en el corredor que conducía hacia la puerta del avión Lufthansa número 535 con destino a Frankfurt.

En ese lugar fui sometido a un largo interrogatorio mientras la tripulación del avión esperaba con impaciencia que dicho procedimiento llegara a su fin. Ya dentro del avión –donde la gente me miraba como si yo fuese otro Antonini- comencé a hacerme la pregunta que no quisieron contestarme los interrogadores. ¿Por qué a mí? ¿Por qué precisamente a mí? ¿Parezco acaso traficante de drogas? ¿O drogadicto? Mas bien parezco –creo, y así me lo han dicho- lo que soy: un profesor jubilado de algo ya lento andar. ¿Por qué a mí entonces? ¿Porqué precisamente a mí? Todavía no logro encontrar respuesta a esa pregunta.

En la gran mayoría de los países donde se respetan los derechos humanos, ciertos pasajeros son interpelados por la policía (nunca por miembros de un ejército) a partir de indicios basados en determinadas informaciones. Pero, yo que ni siquiera -lo digo casi con ingenua vergüenza- ha probado en una ya no corta vida un solo pito de marihuana, o que no ha mascado una hoja de coca por razones medicinales, como algunos adictos aconsejan, ¿por qué a mí entonces?

Después de que el avión emprendió el vuelo recorrí los pasillos mirando, esta vez yo, a los pasajeros. De verdad, había entre ellos más de algún sospechoso de consumir algo raro. Pero todos pasaron el corredor sin problema. Entre los más sospechosos de consumir no solo coca cola, había un grupo de europeos que en estado alucinado coreaban ¡jafez! ¡jafez! Palabra que en español significa Chávez. Ya los había visto al entrar al aeropuerto chanceando con miembros de la guardia nacional quiénes reían junto con ellos. Probablemente venían de uno de esos encuentros multitudinarios que cada cierto tiempo organiza el gobierno, siempre tan dadivoso. Yo, en cambio, viajaba solitario e invitado por ningún gobierno a pronunciar un discurso como ocasión del aniversario de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Caracas.

Cierto es que yo no soy un simpatizante del gobierno de Chávez; y es mi derecho personal no serlo. Además, no encuentro –por más que quiera- ningún motivo para serlo. Pero tampoco soy un simpatizante de Bush y teniendo la visa en orden, he entrado y he salido de los EE UU cuantas veces he querido. Entonces ¿por qué a mí? ¿Por qué precisamente a mí?

La verdad es que esta vez yo no tenía muchos deseos de viajar a Caracas. La expulsión del embajador de los EE UU -nación que financia el extraño "socialismo del siglo XXl" con sus compras de petróleo y con sus ventas de alimentos- más la expulsión del defensor chileno de los derechos humanos, el señor José Miguel Vivanco, no hacían presagiar buenos augurios para hacer visitas a Venezuela. Al fin decidí viajar por dos razones: La primera, porque mis queridos amigos de la UCV querían tenerme junto con ellos y de que yo hablara en el acto de aniversario. La segunda: porque ellos me pidieron explícitamente no hablar de política contingente. Y me atuve al acuerdo. Hice un discurso sobre el tema de "la libertad" basado en el pensamiento de Platón, San Pablo, San Agustín y Hannah Arendt, discurso que será impreso por la Facultad. Nada de lo que hablé tenía que ver con la situación política venezolana. Entonces ¿por qué a mí? ¿Por qué precisamente a mí?

Estuve, cierto, a punto de suspender mi visita a Venezuela como resultado de las denuncias de magnicidios lanzadas desde la presidencia destinadas seguramente a crear un clima de hipertensión pública. Pensé que la situación podía volverse complicada y yo no tenía ningún deseo de líos inútiles; además, las autoridades estaban involucrando a honorables personas, incluso ancianos, y por si fuera poco, hasta un muerto. Pero mis amigos pronto me calmaron. Las informaciones- según me dijeron- eran absolutamente falsas- y provenían de un periódico dedicado a la pornografía política llamado La Hojilla. Además -me recordaron- ya son más de veinte las veces en que el gobierno anuncia operaciones magnicidas y hasta ahora no hay un solo detenido, una sola persona, un solo nombre que haya pasado por los ecuánimes salones judiciales de la nación. El magnicidio –me dijeron- es un simple recurso electorero. Pensé que después de todo mis amigos tenían razón y decidí a viajar. Comencé, sin embargo, a arrepentirme apenas llegué a Caracas y compré los periódicos.

Ahí me enteré de los problemas que han aquejado a distintas personas en el principal aeropuerto de la nación. Fotocopiar pasaportes de representantes de la oposición (nunca a los oficialistas) ya es normal. A un destacado sociólogo le fue simplemente arrebatado el pasaporte, quedando semanas sin documentación. En fin, como me dijo un periodista venezolano, aquí hay una maquinaria destinada a intimidar. Se trata de aplicar la política de la intimidación. Todavía no es implantado el terror como política oficial pero se trata de anunciarlo.

El ejemplo parte de la propia presidencia. El lenguaje del Presidente que siempre fue procaz hoy es ya terrorífico. Quienes en naciones normales disienten, son llamados por el magno, traidores y cobardes. Ganar elecciones, significa: pulverizar a la oposición. Un personero de gobierno, siguiendo el ejemplo que viene de arriba, anuncia que los opositores deben ser "quemados vivos". Los opositores, para el mandatario, no son personas equivocadas: son desgraciados e imbéciles. Creo que en ningún país del mundo el idioma político ha alcanzado tanta degeneración como ocurre hoy en el oficialismo militarista venezolano.

La política de la intimidación es practicada por las propias autoridades. Parlamentarios comandan piquetes que eligen medios de comunicación como "objetivo militar", los que son apedreados como "acto de prevención". La idea es sólo una: aterrorizar, sembrar el miedo; en fin: intimidar.

Una muestra pequeña de la política de la intimidación pude observarla en el propio acto de aniversario académico donde tuve el honor de ser "orador de orden". Justo cuando el acto estaba por comenzar fue interrumpido violentamente por un pelotón de estudiantes oficialistas que rabiosamente entraron al recinto llenando las mesas de platos de comida. Protestaban en contra de la calidad del almuerzo que reciben gratis en la universidad. Miré el contenido de los platos. Mas o menos lo mismo que se sirve en las universidades europeas, con la diferencia que en Europa a los estudiantes les cuesta entre cuatro y cinco euros. Pero dejemos de lado los gustos gastronómicos de los minoritarios estudiantes chavistas. Lo que resultaba evidente era que el objetivo del "operativo" no era la calidad de la comida sino simplemente interrumpir y violentar el acto académico. No traían ningún planteamiento que diera forma discursiva a la protesta. Sólo insultos y gritos en contra de la rectora de la universidad. Pensé, inevitablemente, en mis tiempos estudiantiles. Quizás más de una vez me vi envuelto en tonterías parecidas. Pero, según recuerdo, tales métodos de lucha eran aplicados como último recurso y siempre con el objetivo de sumar fuerzas a nuestras causas. Para los estudiantes chavistas, en cambio, la violencia es el primer recurso. El objetivo no es ganar mayorías sino sembrar miedo, interrumpir y, si es posible, destruir. En fin, llevar a cabo la política de la intimidación que, por el momento, es la dominante en el país. Cuánta razón tuvo Hannah Arendt cuando en su libro "Violencia y Poder", escribió que la violencia nunca es ejercida por quienes son o luchan por la mayoría. Será y es, el recurso de grupos que no la tienen, o que temen perderla. De tal modo, que después de lo visto, a diferencia de otras ocasiones, deseaba abandonar lo más pronto posible Caracas. Pese a que había llovido mucho, el aire estaba denso, muy espeso.

Es difícil abandonar Caracas. Para llegar al aeropuerto, donde hay que estar tres horas antes del vuelo, se requieren de horas adicionales para sortear las dificultades del tráfico que lleva a Maiquetía. Creo, además, que es uno de los aeropuertos peor organizados del mundo. Y por si fuera poco, está lleno de militares que vagan de modo anárquico a través de los pasillos, no sé bien con qué otro objetivo que no sea el de "sentar presencia". La inspección no es rigurosa pero sí, muy lenta. Y por si fuera poco, hay que repetirla dos veces. Pero que importa: sacarse los zapatos dos veces con tal de salir pronto de ahí, otorga ánimo. Lo cierto es que después de la inspección, en cualquier aeropuerto tú te sientes al fin liberado para dedicarte, si quieres, a hacer tus compras. No así en el de Caracas. Tú puedes ser objeto de acosos sorpresivos, como a mí me sucedió, justo en el momento de abordar el avión.

Al lado del avión había un grupo de militares, al parecer con el objetivo de re-inspeccionar a algún desafortunado pasajero que pasara cerca de ellos. Yo supe que iba ser objeto de esa irracional práctica aún antes de que ellos se acercaran a mí. Dos de ellos me vieron avanzar desde lejos como quien espera a un antiguo amigo. Dejaron pasar a mucha gente y esperaron que yo me acercara. ¿Su pasaporte? Aquí está. ¿Qué lo trajo a Venezuela? Una invitación de la Universidad. ¿Cuántos días estuvo? Aquí esta la hoja de entrada y salida. Cuántos, pregunto. Cuatro. ¿Dónde se hospedó? Respondo. ¿Qué lleva en el bolso de mano? Dos libros y un par de calcetines ¿En qué trabaja? Soy profesor. ¿Cuánto dinero lleva? Cincuenta euros. Por mientras, otro militar repite cada cierto tiempo, como el cucú de un reloj: no se ponga nervioso señor. ¿A que Universidad vino? A la UCV. Ahhhh, la UCV (lo dijo como sí se tratara de un prostíbulo internacional) ¿Tiene invitación escrita? Si, aquí está. No está firmada. Me la enviaron por Internet, pero ahí está el número, llame de su celular. No respondió.

De pronto aparece una mujer con uniforme que se presenta como miembro de la comisión de drogas y comienza a recitar algo así como que las leyes son diferentes en cada país y mi deber es aceptar la situación, lo que he estado haciendo con infinita paciencia. La mujer no da nunca la cara y mira siempre hacia abajo. Ella comienza ahora a preguntar. Su pasaporte. Aquí está. ¿Qué lo trajo a Venezuela? Etc. etc. Todas las preguntas fueron hechas por segunda vez. El militar sigue repitiendo como el cucú: no se ponga nervioso señor. Otra vez me piden que me saque los zapatos. Otra vez inspeccionan mi maletín. Después del rosario de preguntas, comenzaron de nuevo a hacerme las mismas preguntas por tercera vez. Hace rato que no hay nadie en el pasillo. Un grupo de azafatas observa la escena con extrañeza, desde la puerta del avión. Yo pido, ya muy cansado, justo cuando comienza la cuarta ronda con las mismas preguntas (el interrogatorio lleva más de media hora) que me dejen llamar por teléfono. La mujer mira hacia abajo y no responde. Le digo que si no me permiten hacerlo a mí, llamen ellos a la embajada alemana, o a la chilena, pues ahí saben quien yo soy. La mujer mira hacia abajo y no responde. Sólo me dice que las leyes son diferentes en cada país. La mujer que mira hacia abajo llama a los demás miembros del operativo y deliberan cuchicheando. Al fin, la mujer que mira hacia abajo me pregunta si estoy dispuesto a dejarme hacer un examen de orina. Yo ya estoy agotado y les digo, rendido, que me dejo examinar lo que ellos quieran si es que me permiten viajar. La mujer que mira hacia abajo llama a su gente y cuchichean de nuevo. De pronto, aparte de un militar que está sentado en una silla, no hay nadie más en el corredor. El grupo del operativo ha desaparecido repentinamente sin dar una sola explicación. El militar sentado, me hace un gesto para que entre al avión. Busco mi maletín. Yace abierto, lejos de mí; los calcetines y mis anteojos de lectura, en el suelo. Ordeno mis cosas y entro al avión. Me duele mucho la cabeza

jueves, 27 de marzo de 2008

*LA CARLOTA Y SUS CONSTRUCCIONES. (NOTICIAS VENEZUELA) EN LA GRAFICA INICIAL EL PROYECTO PARQUE


www.cav.org.ve/.../la-caracas-de-todos.html


*LA CARLOTA Y SUS CONSTRUCCIONES.
TOMADO DE [VENEZOLANOSENLINEAUSUARIOS@GMAIL.COM]

Estas cosas suceden debido a que hay políticos nuevos o nuevos políticos, que hacen populismo y demagogia para parecerse al personaje de la Presidencia. Esta idea genial de construir viviendas multifamiliares en el Aeropuerto de La Carlota, fue del Sr. Leopoldo López en un afán desenfrenado de parecerse a Hugo Rafael Chávez, lanzo esta propuesta para solucionar el problema de la vivienda. A lo mejor el gobierno le tenia ganas y zuas, este personaje los ayudo con su palabrería populista y barata.

Ahora vemos a los ciudadanos de Baruta y zonas aledañas furiosos muy molestos porque el gobierno hace caso omiso a sus reclamos. Si nos hubiésemos enfrentado a esta propuesta desde el principio cuando fue lanzada, y no nos hubiésemos hecho cómplices de esto quizás ahora, las cosas fuesen diferentes, pero como fue propuesto por el simpaticon de López todo el mundo callo. Ahora al régimen que no necesitan que lo ayuden hace lo que le da la gana.

Estimados amigos el aeropuerto la Carlota no se puede modificar. La ciudad de Caracas necesita esta salida. Recuerdan la tragedia de Vargas?. Ese fue el centro de llegada y salida de la gente afectada por esta tragedia, el terremoto y tantas otras eventualidades que han sucedido. Caracas es una ciudad fácilmente sitiable, y si no tenemos este desahogo quedaríamos presos ante cualquier eventualidad.

Tampoco parques, debe quedar como esta. Cualquier metrópoli, tiene un aeropuerto en la ciudad.

Esto sucede en este Pais Bizarro, les recomendamos a estos políticos… que piensen bien cuando van a hablar pues por mas simpáticos que sean algún día todo se les devolvera, como al personaje que funge en estos momentos como Presidente. Cada quien que asuma su responsabilidad.

A los políticos no se les consiente se les exige, pues son empleados elegidos por nosotros para administrar un cargo, por lo que se deben al ciudadano no el ciudadano a ellos.

Nuestra Ciudad, nuestro País necesitan propuestas serias, llamando a todos los integrantes de la sociedad, para asi construir un país mejor. Basta ya de populismo BASTA

Las cosas hay que decirlas para que no vuelvan a suceder, por callar y ser cómplices es que estamos en este momento triste de nuestra nación.

Sabemos que quizás a alguno de ustedes no le gustara este editorial pero las cosas se deben decir para corregir rumbos.