BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
Mostrando entradas con la etiqueta LUIS MANUEL CUEVAS QUINTERO. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta LUIS MANUEL CUEVAS QUINTERO. Mostrar todas las entradas

jueves, 28 de mayo de 2015

LUIS MANUEL CUEVAS QUINTERO, UN PAÍS NO PUEDE SER UNA CÁRCEL. RESPUESTA A ORLANDO VIERA BLANCO Y AL FINAL UN COMETARIO DEL RESPONDIDO

Si algo conmueve es la Topofilia, es esa suerte de amor por el país que no tiene una explicación absoluta en la lógica racional, sino que se juega entre lo concreto de los lugares y la imaginación que dibuja la representación del país que es noción de territorios y es en consecuencia construcción de culturas.


Yo como otros tantos me encuentro en el extranjero haciendo mi doctorado para formarme más y mejor para Venezuela y resisto. Resisto cuando el Estado acorrala a las Universidades, les suprime recursos, conculca el derecho a formarse y deja en el desamparo a miles de estudiantes con la complicidad del silencio de muchos, y el ruido que unos pocos pueden hacer para hacerse escuchar frente al monopolio mediático del Estado. Resisto ante la ausencia de una comunidad clara en sus intereses y en sus funciones.

Resisto cuando veo que la tecnología del poder ahoga a millones de venezolanos y los humilla en largas colas sin un plan serio de recuperación nacional. Resisto el país portátil sin paisaje visible en su horizonte.

Resisto a la inercia del mudismo que calcula solapadamente sus pasos como el Gatopardo. Resisto cuando el plan del sistema político construye una dictadura sobre las necesidades y reduce el espacio para vivir. En fin, me resisto a ver el país recortado en la "Casa Tomada" el célebre cuento de Cortázar.
Cada vez  en medio  de palabras y frases tales como: quédate; emigra; olvídate el país se jodió; aquí en medio del pensamiento doblegado por la ideología no vas a poder desarrollar lo que aprendiste; vas a regresar a este desastre; eres un privilegiado; o el peor de todos: es mejor que te calles pues en esta mierdd... no hay nada que hacer; medito más y más sobre el camino no tomado como en el poema de Robert Frost, me planteó el tema del retorno expuesto magistralmente en Regreso de Tres Mundos de Mariano Picón Salas; o me sumo en la sensibilería de, Vuelta a la Patria de Pérez Bonalde.
También en la soledad del extranjero se vive el país que siempre vuelve multisensorialmente a la memoria.
Cada ves más la delgada línea de la fe en mí mismo parece resquebrajarse como si de repente te sumieras en la peor de las derivas: la pérdida de la Patria. Entonces, sólo entonces, la radical autonomía emerge y asume su condición de historicidad y pregunta parada en el puerto de las incertidumbres, por el papel que me toca en todo esto; reacciono entonces frente a la espera de quien se sienta a ver televisión mientras el país se derrumba y su mapa se desdibuja en una geometría del poder, ¿de qué poder?
Al fondo, un país que construir. Cada quién decide; pero no es ético convertirse en un lotófago, en un holandés errante sin patria. Los que recibimos el don de la palabra debemos luchar con ella contra el despotismo, es la recomendación. La toma de la palabra como decía el historiador jesuita Michel De Certeau es garantía de porvenir.
Estimado Orlando Viera, sus palabras conmueven, es decir movilizan emocionalmente. Espero que los profesionales y los ciudadanos unidos sepamos leer el mensaje que se hermana con el de Leopoldo y el de otros tantos que no renuncian a defender activamente los valores de una nacionalidad y de unas libertades formales vulneradas por el resentimiento, el olvido, la pulsión de destrucción, y la invención de una pseudohistoria que gira alrededor del despotismo.
También el ejemplo de quiénes están injustamente presos es válido para seguir luchando, ellos y sus familias llevan un peso tal vez peor que la saudade, que la melancolía que sentimos. Ellos exigen un compromiso con la Libertad.
Sin embargo, en este Teatro Nacional, hay otros tantos que están presos en las cárceles de una ideología y de un hábito; conforman una alteridad que no podemos ni entender, ni compartir pues viven en la enajenación del modelado totalitario de un "hombre nuevo" condenado al simulacro. Ellos no ven porque la voz de su amo les dicta la realidad.
En medio de esta caverna imaginada por un Platón posmoderno del siglo XXI, ¿cual es nuestra función? ¿tendremos salida sin pensar y moverse?
Un país es imaginación abierta al horizonte, un país es radical autonomía para construirlo en diálogo, un país es confianza de futuro. Un país no puede ser una cárcel.
Saludos amigo; todo esto te lo digo en el espíritu de Cicerón contenido en de amicitia.

Prof. Luis Manuel Cuevas Quintero, Universidad de Los Andes-Universidad Nacional Autónoma de México

Luis Manuel Cuevas Quintero

luimanc@yahoo.com

DE ORLANDO VIERA-BLANCO PARA LUIS MANUEL CUEVAS QUINTERO

Al fondo de lo que me habéis escrito, volvere luego‎. Lo que si debo decir sin retardo, es que si cada vez que escriba mi columna, recibir respuestas como estas, pues no queda mas, escribir cien o mil, o lo que me quede de vida!


Si, renovemos el amor por la patria posible y la que queremos que sea...

Al decir de Platón, solo basta un poco de spoude, de seriedad y sacrificio, por nosotros mismo...

Salut y gracias por vuestros hermosos conceptos.

Sinceramente;

Orlando Viera-Blanco}
vierablanco@gmail.com
@ovierablanco

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, TERCERA VIA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD, NACIONALES, VENEZUELA, NOTICIAS, ENCUESTAS, INTERNACIONAL, ALEMANIA, ESTADOS UNIDOS, ESPAÑA, COLOMBIA, ARGENTINA,

miércoles, 4 de febrero de 2015

LUIS MANUEL CUEVAS QUINTERO, LA LISTA DE JONATHAN

La magnifica operación lógica-analítica del profesor y matemático Jonathan, muestra que el lenguaje y la estrategia que sirve para atacar a los opositores inventando malabares discursivos en entre líneas y con premisas supuestas por parte del gobierno; también sirve y con mayor gravedad y seriedad, para desmontar los juegos del lenguaje y las prestidigitaciones de masas que usa el poder encapsulado en su ideología oscurantista y totalitaria de que hace gala la "nueva clase gobernante". La larga lista que ofrece Jonathan, parte y desafía la lectura de Borges y de Foucault en nuestro contexto cultural, producen un vértigo sobre lo que clasifican, y ordena a las palabras en un espacio que termina siendo constitutivo de una fragilidad que nos acecha. Las largas colas son su correlato, y las caras aún inocentes e ingenuas muestran el poder del modelado.
Que nos salve Wittgenstein, pero si el lenguaje es el límite del mundo, las muestras de los discursos de los funcionarios del gobierno, nos hablan del imperio del absurdo, de la propagación de una inercia con lenguaje cuartelario que desdeña del diálogo y se pronuncia en monosílabos e interjecciones, nos habla de la anulación de la alteridad, de la paradoja de la corrupción que habla de sacrificios, en medio de el vuelo mesiánico de las aves, que exhibe la carestía en medio del festín 
-hoy amenazado-, de sus cuentas en dólares y de sus propiedades producto del peculado que tanto les asusta.
Como vemos, el individuo desaparece y el Estado se impone dejando a un lado toda posible ficción. ¿Qué queda entonces?¿Hasta cuando los politiqueros de siempre seguirán sembrando vientos? y más allá, ¿qué esperan cosechar?
Al final de todo, la sabiduría anarquista propone acciones, también Hamann con su metáfora de las vírgenes vestales y la necesidad de "generación" que citaba Isaiah Berlin, también nos habla de lo que no queremos nombrar, de la contingencia que hace risible toda irreversivilidad y socialconformismo.
LA LISTA DE JONATHAN CARACTERÍSTICAS CHAVISTOS(AS)
Alguna de las siguientes características pudieran estar presentes en algún chavista v… o bien en algún chavista p…
Chauvinista, capitalista, idealista, contradictorio, irrealista, analfabeta emocional, usuario de lenguaje predominantemente emotivo-expresivo, usuario de lenguaje predominantemente imperativo-directivo, fanático, iluso, militarista, amenazador(a),  incomprensión lógica del condicional causa efecto, divergencia valorativa de los hechos, uso frecuente de verosimilitudes para tratar de crear asentimiento (incluye desperdicio de palabras en funciones de tipo social), totalitarista, incapaz, populachero, propagandista, terrorista, alienado, censor, usuario frecuente de lenguaje bélico, victimario, expansionista, fascista, racista, opresor, golpista, exterminador racial, sectario, agresor, esnobista publicitario, idólatra, paradójico, falaz, errata, ineficiente, corrupto, nacionalista, vago, mitómano, extorsionista, demagogo, populista, especista, clasista, fabulista, doctrinario, injerencista, imitador, prepotente, contrabandista, miliciano, servil, paramilitar, usurpador, ufano, irrespetuoso, vacuo, redundante, superfluo, inútil, adulante, mediocre, sofista, idiota o socialista.
Algunas de ellas caracterizaron a los nacionalsocialistas alemanes, mientras que otras caracterizaron a los fascistas seguidores de Benito Calo Mussolini.
La lista no es exhaustiva y alguna característica pudiera ser un caso particular de otra. 
Luis Manuel Cuevas Quintero
luimanc@yahoo.com

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, DIARIO DE OPINIÓN, SIN SOCIALISMO, OTRA VENEZUELA ES POSIBLE, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, ELECCIONES, UNIDAD, ALTERNATIVA, DEMOCRÁTICA, CONTENIDO NOTICIOSO,

miércoles, 29 de octubre de 2014

LUIS MANUEL CUEVAS QUINTERO, EL PROFESOR, ¿UN NUEVO ENEMIGO? APUNTES SOBRE EL DISCURSO ANTIUNIVERSITARIO, DESDE MEXICO

“La humanidad logra tomar distancia; riéndose de su propio pasado […] cuando alcanza a ver que su propio tiempo se ha vuelto incapaz de renovarse y se ha quedado inmerso en formas viejas” Remo Bodei. “Dialéctica, contradicción y desarrollo en lo moderno
La crisis actual que atraviesan las universidades en Venezuela, no puede reducirse a una trama simplista de buenos y malos. Tampoco a las condiciones materiales y no materiales de merma de un presupuesto, o a la liquidación de la autonomía a través de la cancelación y supresión de sus proyectos de formación de personal al bloquear el suministro de recursos para los planes de becas y sabáticos. Ambas condiciones, la material y la imaginaria, en el sentido de cohesión en torno a una visión de país que se corresponden con un universo no restringido de conocimientos en construcción, convierten nuestra situación en un campo complejo que debe ser abordado desde múltiples puntos de vista.
Enfrentados con la crisis de modernidad que vivimos, los actores en medio de un vasto teatro nacional se reparten roles que a veces lucen intercambiables. Cada uno se atribuye la autoridad moral, y cada uno reparte la culpa. Envueltos en el temor de la penitencia, -una herencia de la atormentada conciencia cristiana-, cada uno a su vez posterga su arrepentimiento para una situación final que ya se presiente.
El trauma nacional de nuestra historia patria impregnado de megalomanía parroquial,  permite situar la crisis interna que se vive en el sistema nacional y su fundamentación como comunidad imaginada. En un contexto como este, los modos de orientarse de las Instituciones se han visto afectados, su lenguaje ya no puede dar cuenta de la realidad y la inventa, la moldea alrededor de la paranoia. Se vive pues, una disociación entre discurso y praxis. La puesta en escena de esta crisis, permea los órganos deliberativos dejando como significante vacío a la palabra diálogo y su referente principal, los derechos y deberes constitucionales que vienen acompañados de un sentido de ética oscurecido por luchas de poder.
Si guardamos distancia, lo que se observa es una crisis de conciencia y una expresión gestual de los políticos de siempre que se muestra en simulacros. En este escenario de vaudeville, el discurso antiuniversitario es compartido con ligeras diferencias, entre la actitud de quién quiere imponerle a la universidad un pensamiento único, y quién desde la Universidad, en medio de una situación de derecho vulnerada, se refugia en el entreguismo, en la evasión y la falta de compromiso en torno a la autonomía como fundamento.
Todo luce como si en un partido de futbol, los jugadores o se entran a patadas o buscan evadirse sin encarar el objetivo primordial en un juego que aburre. El resultado es claro, no hay juego, no hay vencedores ni vencidos, tampoco las cosas cambian, y el costo es la discordia entre facciones y el desencanto político dentro de una violencia silente cuya proyección puede cambiar al ser contingente. Como señalaba Henry Lefebvre, lo social puede pasar por encima de lo político y lo económico, generando un nuevo espacio para la acción humana. Los ejemplos contraculturales de Hong Kong, Grecia, España, Egipto, y de los movimientos de nuevo cuño, como el de las jornadas estudiantiles de 2007 en Venezuela, parecen confirmar que hay límites a la acción de ciertos poderes que se consideran omnímodos y que pretenden controlar hasta los modos de soñar y consumir.
En lo que sigue de estas reflexiones, nos referiremos a las actitudes del gobierno oficial, y del de los universitarios que cargan con ciertos sentidos los discursos referentes a uno de los puntos clave de la modernidad, la condición para la producción de conocimiento o su censura:
a) Acerca del Gobierno. El profesor, como enemigo.
Recuerdo que cuando era estudiante de la Escuela de Historia de la Universidad de Los Andes, vino un historiador ruso de apellido Maidanik, en sus crudas y agudas exposiciones sobre el régimen soviético y sobre la Perestroika de Gorbachev, este investigador, decía que uno de los principales objetivos del autoritarismo era la destrucción de la imagen universitaria; un Doctor de la Lomonosov en este esfuerzo destructor por parte del aparato ideológico comunista, pasó a ganar menos que un taxista de Moscú. La situación de desdibujamiento llegó a tal punto que la conciencia crítica puesta de rodillas ante las necesidades primarias, temerosa, angustiada, incapaz de enfrentar con razones el avance del autoritarismo, sucumbió abriendo paso al control de la inteligensia por parte del Estado omnipotente. El correlato trágico de este hecho puede encontrarse en la novela Todo Fluye de V. Grosman que muestra como en la Unión Soviética el cerco y la censura demolieron a la crítica universitaria y profesional aplastando al individuo.
En Venezuela, la Imagen bizarra que el gobierno construyó en su nueva "guerra antifeudal universitaria" como les gusta denominar anacrónicamente sus acciones en su intento "modernizador", implica homologar al nuevo chivo expiatorio, al profesor, con el enemigo imaginario que el totalitarismo y su misión salvacionista necesita para actuar impunemente en nombre de la Nación.
En su simpleza y practicidad, no se trata solo de cercar a las universidades en términos presupuestarios, sus últimas operaciones tratan de limitar su derecho a formar, un aspecto clave para entender el carácter fundante de la autonomía en tanto que ejercicio de la razón y apertura al movimiento de los conocimientos. En medio de ésta crisis -que ya mencioné en un artículo privado a varios amigos en diciembre de 2010 y del cual tomo fragmentos-, la pregunta se mantiene en el contexto de crisis de modernidad que se ha agudizado y muestra un resquebrajamiento en nuestros espacios de experiencia, y en la reducción del horizonte de expectativas, fundamentos como se sabe, del giro en la modernidad postardía y de una crisis como patogénesis de la que hablaba ya Koselleck y en la cual nuestra situación en una escala espacial menor se inscribe. En un contexto como este, la interrogante se mantiene: ¿es posible pensar una universidad autónoma en un contexto autoritario?
El ejemplo con el cual Kiva Maidanik ilustraba uno de los factores más dramáticos de la imposición de un control y de una censura, -un hecho que transcurrió en otras latitudes y en otro contexto histórico-, parece repetirse cada vez que surgen pretensiones totalitarias, como es el caso de gobiernos que construyen su autoridad dentro del espacio limitado de una ideología y con una concepción vertical de la comunicación. De este modo, toda disidencia o disentimiento encarnado en quién ejerce el oficio intelectual, es visto como amenaza potencial, y en consecuencia, no se percibe su función crítica como posibilidad de dialogar y reflexionar sobre el sentido de las políticas públicas y del sentido de país.
La situación de la Universidad venezolana dentro de este paisaje luce triste. El gobierno logró un objetivo discursivo, poner a circular la idea de que el profesor universitario es un burgués y que los empleados, obreros  y estudiantes y sobre todo el pueblo, constituyen una clase “explotada” y “marginada” por ese sujeto sin consciencia social que deviene en un “lacayo del imperio”.
Transformado en una especie de figura de revista Hola, una vedette de socialité a vencer por dar muestras de alienación burguesa antinacional y consumista, la imagen fantasmal del profesor funciona bajo un concepto de comunidad aislada, un sujeto que será superado por la nueva razón del poder. El profesor es percibido como un habitante no de un país, sino de una torre de marfil de espaldas a la sociedad – las actitudes de algunos profesores parecen confirmar tal situación-, y en consecuencia, el universitario se observa ausente de todo compromiso con la ciudadanía. Su reducto de ciudad letrada asediada por la barbarie de los márgenes tiende a resquebrajarse, y su función social se vuelve más exigente.
Aquí, en el entorno asfixiante de una operación ideológica, la tragedia es doble, quien exige en este caso es un gobierno que trata de imponer un modelo de pensamiento único, y por el otro lado, tenemos una Universidad que se muestra incapaz de enfrentar como comunidad el reto que supone frenar el avance totalitario y que debe proponer como alternativa, proyectos para solucionar problemas puntuales dentro de un país que muestra un deterioro alarmante de sus condiciones materiales, y sobre todo, de sus valores, ámbitos que son condiciones de posibilidad para generar confianza.
Los informes sobre los sueldos universitarios supuestamente "burgueses" como por ejemplo el elaborado por el  profesor de la UCV, Francisco Zapata del año 2010 para solo mencionar uno, desmienten con datos concretos el supuesto enriquecimiento, y hablan de una caída de la calidad de vida del sector universitario. Derriba al mostrar en la crudeza de los números, la fantasía discursiva elaborada en los laboratorios del poder del Estado que construyó la imagen del profesor burgués que devenga sueldos inmorales en un país pobre. Esta tipología definiría al profesorado en un artificio metonímico, es decir, de la parte por el todo. Sin embargo, los datos contradicen todo intento por dar sustentación a esta idea. Las comparaciones entre los sueldos de los profesores con los sueldos de los militares, los diputados, el personal administrativo de PDVSA y los ministros, disuelven cualquier duda posible. De fondo, ¿Cuantos sueldos de obreros socialistas caben dentro del sueldo de un militar, de un ministro, o de un diputado?
Con las más altas tazas de ingresos petroleros del mundo que la bonanza de quince años de producción y ventas produjo, la operación del poder del ejecutivo que controla el Estado, se dirigió a segregar a los profesores en sus reivindicaciones laborales, lo contrario sucedió en los sectores públicos y en el sector militar. Como se sabe, los incrementos en los sueldos en estos sectores, superan en gran manera a los sueldos de los profesores, y hasta ahora no se ha elaborado con precisión el cuadro evolutivo de este movimiento asimétrico cuyo objetivo, se concentra en la destrucción de la figura del profesor, no sólo en términos morales, al debilitar la imagen de sí mismo, sino también de las materiales.
El binomio de la acción de fuerza del poder ejecutivo opera en consecuencia en el contexto de una dictadura sobre las necesidades y sobre una dictadura sobre la conciencia. Hoy con una inflación galopante cuya visibilidad está en el cuadro de relaciones: desabastecimiento, distribución, inflación, especulación y mercado negro de divisas; la recesión económica se agudiza en medio de una guerra silente de carácter geopolítico con centro en los mercados petroleros cuya solución escapa a la megalomanía parroquial que fundamenta muchos de los discursos impregnados de historia patria.
Viendo con detenimiento el nuevo cuadro de miseria que exponen con toda su dureza los informes sobre la valoración de sueldos universitarios contrastados con la crisis económica, se impone una nueva actitud que con convicciones elabore un contradiscurso y un plan de acciones bien pensadas que deben concentrar la atención en torno al problema comunicativo que respalda toda acción. ¿Qué comunicar?
Obviamente que el memorial de agravios no constituye el único objetivo de la acción comunicativa, no se trata de difundir la queja, o de hacer del twiter, un instrumento de difusión que no pasa de crear la ilusión de simples twiteros cuya ejercicio de Doxa nada dice más allá de la poca seriedad con que enfrentamos los problemas.
Hace falta reencantar con un discurso que dé respuesta al país, que crezca en la calle, que se centre no en juego del gatopardismo, sino en una genuina “toma de la palabra” como proponía el jesuita Michel de Certeau como único reducto de libertad y condición de ampliación de su ejercicio. En las palabras, se dibuja un nuevo horizonte de expectativas que permite concebir la acción ciudadana no como un enlace con los tiempos heroicos, sino como una acción de cara a la modernidad dentro de planes más realistas que den respuestas a los problemas nacionales.
Como dice Kublinski, ante las decisiones emotivas se imponen las decisiones razonadas. Ésta pienso, es la diferencia entre un orden normativo sustentado en la objetividad, y un estado de anomia alentado por las pasiones. En medio de estas expresiones confrontadas que exige nuestra atención, están no obstante, las emociones como un mecanismo de movilización política.

b) Acerca del Gobierno Universitario. Controlar y destruir los planes de formación.
Si el profesorado habita en una casa, y entendemos por casa la universidad, y por habitar, el sentido de conciencia en tiempo y espacio en una escala mayor a la cual esta se debe y que implica a la sociedad del conocimiento; ésta luce cada vez restringida. Reducida ante un temor que la cerca, la realidad cada vez se parece en el fondo a la “Casa Tomada” de Julio Cortázar; en ella además de una queja y el temor de una fuerza que presiona desde afuera, existe la evasión continúa de sus personajes hacia un espacio cada vez más estrecho.
Resulta interesante observar el conflicto y la evasión en dos niveles, el  primero remite a la situación presupuestaria, el segundo a los valores de la autonomía y a la situación derivada de esta que remite a una función no sólo de formación y producción de conocimientos, sino a una función crítica que aún no logra discernir la relación jerárquica entre economía y principios que se juegan en el mundo de la vida.
El cerco a la Universidad por parte del poder Ejecutivo, implica no sólo una reducción del presupuesto, sino que ahora acelera sus acciones tratando de obtener el control absoluto. El primer movimiento limitó los planes de formación, como sucedió con la imposición de áreas autorizadas para becarios universitarios en el extranjero, una medida que excluía sin discusión importantes espacios de conocimiento. El segundo movimiento es más grave, se trata de suprimir literalmente el derecho que tiene la Universidad a formar a su personal. De este modo en una operación de fineza maquiavélica se deja sin recursos a miles de venezolanos. Se violan sus derechos educativos y culturales como reza la Constitución Nacional.  Se desdibuja sin resistencia el Artículo 109 que da rango constitucional a la Autonomía universitaria.
Al bloquear el acceso a divisas, gran parte de las posibilidades de manutención de muchos venezolanos que se forman para su país se clausuran, de esta manera, se verán forzados a dos elecciones: o a devolverse en un retorno que carece del aroma de una Ítaca con Ulises y Penélope, o de la atmósfera romántica y nostálgica de  una vuelta a la Patria cargada de rabia sin Bonalde que la cante; o una solución peor, sobre todo por lo que el recurso humano significa, es decir la migración de talento.
Los datos de esta migración forzada son de escándalo en un país que sólo apostó por una estadística para agradar al estándar cuantitativo de la UNESCO y no por la calidad de sus recursos humanos que pueden escaparse al condenarse su espacio de acción claves de la actualización y de la modernización del pensamiento. Ésta lección la conoce la Cuba del barco Mariel, pues en ella no sólo se fueron los indeseables que expulsaba la moral socialista, sino también, miles de profesionales sin futuro en su propio país. Las consecuencias de ese debilitamiento por causa de la arrogancia de un poder absoluto aún las pagan.
No obstante, ésta estrategia de cerco, incubada por varios años y dirigida a controlar uno de los pocos reductos de libertades en Venezuela, como lo son las universidades autónomas, -al menos nominalmente junto a la Iglesia- cuenta con un juego cómplice. Aquí los roles se intercambian. Ante la grave situación, la apuesta no es por los derechos, sino por la resignación y por la conservación de un micropoder que a veces parece nominal.
En medio de todo el desastre, las culpas que los dos bandos enfrentados, el gobierno nacional y el gobierno universitario se repartían, ahora se dirigen a la crisis de los mercados petroleros; de fondo, como participantes de un naufragio, miles de personas que aspiraban una mejor formación para ponerla al servicio no de un color, sino de un país, ven como su proyecto intelectual se disuelve sin mayor resistencia y las soluciones se vuelven metafísicas.
Las respuestas de las autoridades universitarias, es decir de la representación de toda la comunidad universitaria parecen cada vez más insólitas; ante la presión de CENCOEX-CADIVI, se ha optado por “migrar”, palabra que por cierto no está tipificada en lado alguno de las normativas que rigen las solicitudes de divisas, y que en medio del ingenioso artificio de los eufemismos esconde un crudo: “resuelvan solos”.
También se aconsejado buscar las miles de becas sueltas por el mundo, como si en medio de un doctorado de alto nivel y exigencia, eso fuese así de fácil. Otros han aconsejado trabajar, una opción que muchos pueden considerar dentro de un alto costo de reducción de las condiciones que rigen la investigación doctoral en un país extranjero, y que sin embargo, los contratos firmados entre el becario y la Universidad patrocinante limitan. Otros aconsejan a apelar a un acto de fe, o prepararse para los tiempos difíciles, como si de un acto de estoicismo dependiese la posibilidad de continuar formándose; los menos, plantean la renuncia, como si destruir una expectativa de futuro fuese un simple acto de decisión sin consecuencias espirituales y morales. Todos comparten el debilitamiento de la voluntad. El juego queda abierto a la intervención universitaria o a una muerte por inanición material y espiritual.
Con una situación tal, la relación de fuerzas que debe enfrentar el becario debe medirse, y cada uno “arrojado” literalmente en el mundo, deberá resolver. En el fondo, dos fuerzas actúan sobre él, el deseo de volver a contribuir con el país, y por el otro, el deseo de evadirse buscando en la migración real la solución a un rompecabezas nacional de difícil ensamblaje.
Estas condiciones deben considerarse y la actuación ética le corresponderá al sujeto que no quiere seguir el juego del gato y el ratón, que no quiere seguir huyendo de la realidad en la “Casa Tomada”, y que siente emocionalmente que debe enfrentar sus circunstancias, que no quiere habitar en la isla de la sinrazón. Y que todo sueño de la razón, puede leerse como un fármaco que cura o mata.
En “el laberinto de la soledad”, se teje la consciencia de país que sabemos se fragua de modo distinto en el extranjero. Hay distancias que ayudan a ver mejor, incluso que permiten leer nuestro lado trágico y que muestra resistencia a la “inercia mental” que parece arrasar a nuestras universidades como apreció en algún momento Miguel Martínez Miguelez.
Los juegos retóricos y las narrativas que se han puesto en marcha, convierten a toda acción en una representación heroica, ridícula o realista según el sujeto de la comunicación que le da carta de existencia. La decisión en todo caso, no está en uno sólo, sino en la emergencia situada de una nueva comunidad científica e interpretativa que no se reduce a los Consejos Universitarios, que al fin y cabo son órganos de representación. Se requiere abrir espacios de esperanza como diría Harvey para una nueva comunidad imaginada de país más incluyente y plural, que entienda que la ilusión y el pesimismo son los dos enemigos a vencer.
La Universidad es un poder, solo que no se lo cree, y en consecuencia no se tiene confianza. La autonomía no sólo se enuncia, se defiende y se construye en cada circunstancia, en cada giro intempestivo de la historia. Nos hace falta una buena dosis de dialéctica.

Luis Manuel Cuevas Quintero
luimanc@yahoo.com

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, DIARIO DE OPINIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

miércoles, 15 de octubre de 2014

LUIS MANUEL CUEVAS QUINTERO, A LOS UNIVERSITARIOS, A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA AMPLIADA.

Estimados Universitarios.
Si es que existe un sentido de comunidad expresado en términos pertinentes al interior de la Universidad y al entorno social que la rodea y la hace posible en medio de esta crisis, las preguntas fundamentales girarían en torno a lo que nos hace comunidad: ¿comunidad científica? ¿Comunidad interpretativa? ¿Comunidad con sentido de país? ¿Comunidad universitaria? Estas interrogantes no son meras posturas retóricas, son realidades, forman parte del Nuevo realismo que se le exige a la autonomía distanciada del cliché y la frase vacía.
Veo las exigencias de FAPUV, y todas son de índole material, lo que está muy bien, es un derecho laboral, pues éste es una condición fundamental de la vida cotidiana y del proyecto a futuro. Sin embargo, todo no debe reducirse a ello, menos en un marco de dictadura sobre las necesidades como es el actual, cuestión que no se restringe a la condición material, sino que abarca el proceso de un imaginario Instituyente de dominación y sumisión al que hay que hacer frente con decisión atendiendo las afinidades electivas.
En medio de tanto ruido, pregunto en nombre de los becarios X, Y, Z, los nombres reales no importan, son pasajeros, también pregunto  por los que vendrán, ¿QUÉ VA A PASAR CON EL PROGRAMA DE FORMACIÓN UNIVERSITARIA?
¿Están conscientes las autoridades de lo que nos estamos jugando?, ¿estarán conscientes los gremios de profesores, obreros y empleados del capital simbólico que supone una Universidad Autónoma con un personal formado en las mejores universidades del mundo?, ¿estarán conscientes de la MISIÓN DE LA UNIVERSIDAD EN TIEMPO PRESENTE? ¿Entenderán las distintas agrupaciones y facciones estudiantiles lo que se están jugando al no pronunciarse sobre el naufragio institucional con espectador, al no entender que la única posibilidad de formarse bien, con un personal actualizado y de cara al progreso depende de los planes de formación?
El sentido de comunidad es contrario al atomismo sin sentido. No defender el proyecto de formación universitario es claudicar, es el cierre del sentido de lo universal, de lo diverso y para emplear una categoría de nuestro tiempo es: “clausurar la geometría del poder”.
La disolución del sentido de enseñar, aprender y producir conocimientos tiene sus puertas abiertas si se permite truncar el desarrollo intelectual de los profesores, es alterar la cadena de transmisión y de innovación de conocimientos, es pasar de la Universidad al parroquialismo intelectual sin exigencia y rigor, sin imaginación creadora que produce modernizaciones fallidas.
Comprenderá la sociedad y el gobierno que esto de la FORMACIÓN DE BECARIOS EN EL EXTERIOR no es un asunto de colores,-a menos que se requiera extirpar la piedra del juicio en el cerebro de los críticos-, que por el contrario, es un asunto de pensamiento diverso dentro de un plan de progreso para un país en crisis que requiere de una concepción correlativa de exigencia tanto para el profesor becario, como para el empleador, y más allá, para un gobierno que dice estar de frente con un giro que apunta al progreso, ¿cual progreso? Y ¿qué dice la sociedad?
Cuando veo que se convoca una marcha, me detengo a observar el discurso que transporta, y por ningún lado aparece defender el Proyecto Universitario cuya misión  en medio de una sociedad del conocimiento, es cada vez más competitiva y exigente; y requiere de un plan rector, ¿lo tenemos claro? TENEMOS CLARO EL VALOR AGREGADO QUE SUPONE FORMAR A LOS PROFESORES BECARIOS EN UN CONTEXTO DE INTERNACIONALIZACIÓN CON SENTIDO DE PAÍS.
Una universidad que no entiende que su condición de ser está en la Universalización y en la globalidad localizadas, es decir en la interacción y en los intercambios multiescalares, que no defiende su DERECHO A FORMAR su personal para garantizar la modernización, está condenada a disolverse, está condenada a no entender que la comunidad es autoreflexividad históricamente situada.
Obviamente en su pragmatismo que expresa lo inconciliable, tipo novela de Kafka, Damier o de Benedetti, el funcionario temporalmente de turno, en un cargo con licencia para opinar y votar, tratará de descalificar cualquier discurso que dibuje lo porvenir con frases de, “ya basta de filosofemas o filosofadas”, este funcionario, confunde principios con acciones sin pensar. También, cuando el funcionario señala que mandará a los becarios a cuenta y riesgo, la actitud deja sin sostén y expectativas a toda una estructura organizacional.
La crisis de confianza y extravío del sentido, es potenciada, y el desamparo queda, pero NO en nuestro nombre y todos esos X, Y, Z, “arrojados al mundo”, tendrán que resolver sus problemas no sin antes reclamar: POR QUÉ LA FAPUV NO ACTÚA EN NUESTRO FAVOR, UNA ACCIÓN QUE TAMBIÉN ES SU GARANTÍA DE SUPERVIVENCIA INTELECTUAL. La pregunta en la casa de Asterión nos ronda inquietantemente: ¿Lo creerás?, el Minotauro apenas se defendió.
Luis Manuel Cuevas Quintero
luimanc@yahoo.com

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

lunes, 4 de agosto de 2014

LUIS MANUEL CUEVAS QUINTERO, EL 31 BRUMARIO, EL III CONGRESO DEL PSUV: ACTORES EN CRISIS Y EMPODERAMIENTO DEL EJECUTIVO.

“Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal” Karl Marx.

Las comparaciones y las analogías se constituyen en recursos para establecer relaciones entre conceptos, procesos e ideas. De este modo se pueden comparar sin hacerlos necesariamente conmensurables tiempos distintos en los que las condiciones históricas siendo diferentes, remiten sin embargo, a la condición humana en las que encontramos semejanzas. Así pues el 18 Brumario de Luis Bonaparte, puede compararse con el Congreso del PSUV del 31 de julio de 2014. El enfoque dialógico que remite a tiempos y espacios diferentes queda abierto, y la metáfora que se esconde tras la palabra “brumario” se convierte en un acceso al conocimiento, se transforma en instrumento hermenéutico para la comprensión y crítica del tiempo-espacio del presente.
El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte es uno de los textos más lúcidos e irónicos de Marx. Publicado en New York en 1852 en la revista Die Revolution, fue escrito como una contribución para la comprensión del  “Coup d´état” (golpe de Estado) por estímulo de Joseph Weydemeyer un oficial del ejército norteamericano. En ésta excepcional obra, se muestran las relaciones temporales de los procesos de cambios políticos y sociales enmarcados en los regímenes de temporalidad envueltos en conflicto dentro de un contexto de inestabilidad política, moral y social.
El movimiento de la historia suscitado por la dialéctica, produce en medio de la crisis, una tensión entre el pasado y el futuro; el presente afectado por estas dos líneas temporales, no acierta a mirar el carácter “intempestivo” de la historia y las circunstancias que presionan los acontecimientos, un concepto que según Jacques Derrida era clave dentro del pensamiento Marxista; todo ello a pesar de que en el siglo XIX la preocupación por identificar las leyes, en este caso las de la historia para predecir o calcular el futuro, era común a muchas ciencias.
La tragedia del movimiento revolucionario según Marx, radica en sus deficiencias, así como la de los defensores del antiguo régimen y de los herederos de la Revolución Francesa radica en su postura cerrada. Estas debilidades son puestas en cuestión en esta obra que ofrece un magnífico retrato de psicología social de los actores implicados en las disputas por el poder. Una comedia representada con la más absoluta seriedad por sus actores como calificaba Marx a todo el teatro político de las luchas de mediados del siglo XIX en Europa.
El aparente progresismo, sus expresiones retóricas, las tácticas y estrategias empleadas por los políticos para controlar la opinión pública y vender su mesianismo, el reclutamiento de gente pobre para usarlas como fuerzas de choque, los disfraces de “héroes de la patria sin heroísmo”, se convierten en el problema central y delimitan un campo en el que es posible distinguir  el divorcio de la mirada con respecto a la realidad cuyo único lado visible, es el que dicta la cosificación y petrificación de la acción ciudadana; una actitud que conduce a la muerte de las libertades públicas y privadas.
Un pesado manto de contradicciones como se aprecia en la frase final de la obra de Marx, puede “derribar la pesada estatua de Bronce del héroe” de turno que ha llegado al poder por la acción demagógica y las luchas de clases.
Los resultados del Congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela el 31 de julio no fueron sorprendentes por sus debates y acuerdos que se resumen en 32 decisiones expuestas en la Plenaria Nacional. Con debates muy breves en el tiempo empleado, y por el contrario, muy efectivos en el ruido propagandístico realizado para un contexto en crisis como el que ofrece actualmente Venezuela, el Congreso fue sorprendente por cuatro razones:
1- Nunca en la Historia de la Democracia reciente en Venezuela unos pocos, 537 Delegados elegidos por un poco más de un millón quinientos mil electores del PSUV dentro de un Universo de un poco más de siete millones de electores según el padrón de militantes del partido, deciden por aproximadamente un poco más de treinta millones de habitantes (30.405.207 en diciembre de 2013 para ser exactos). Sorprende ver como en medio de una retórica de democracia protagónica y participativa, una retórica para ilusos y nostálgicos del contra sistema “capitalista”, esos pocos en un simulacro de diálogo, convalidan lo que el plan rector les ha indicado sin mayor oposición. Queda por ver como el órgano central podrá hacer viables las conclusiones a la que llegó la militancia en las 13 mil 683 unidades Bolívar Chávez o UBCH.  Estas unidades y no la ciudadanía, se convierten en el único interlocutor válido para un gobierno que ya no habla de sociedad sino de comunas, distorsionando un viejo concepto anarquista del siglo XIX. Con un modelo de esta naturaleza no hay elección posible.
2-  Sorprende ver que el órgano legítimo para dirimir las materias de interés nacional que es la Asamblea Nacional,  permanece muda. Se convierte así de repente y en una reunión de proselitista, en una Institución silenciada y sin poder de equilibrar el asalto de un partido a la razón democrática y libertaria.
3. La pasividad de la oposición. Aunque la historia no se repite, si hay acontecimientos que en ciertas condiciones, entre ellas la condición humana, se asemejan. Tomemos el ejemplo de la demolición por parte del estalinismo del Templo de Cristo Salvador, símbolo espiritual de los valores culturales de Rusia ante los ojos pasivos de los moscovitas. O el caso de la sociedad alemana y su pasividad y complicidad con el ascenso de Hitler y el incendio del  Reichstag, el símbolo supremo del Parlamento alemán que fue controlado de forma absoluta luego del hecho terrorista atribuido a los tradicionales chivos expiatorios o “enemigos del pueblo” que implicaban -luego de derogar los derechos civiles-, a comunistas y judíos como conspiradores.
4- El divorcio entre retórica y realidad tal vez haya sido lo quedó más expuesto mostrando una dimensión perturbadora. Luego de un simulacro dialógico, lo que salta a la vista es el empoderamiento no de las comunidades - aunque la retórica pregone que las UBCH fueron, “el espacio del mayor debate, el alma y el cuerpo del III Congreso Socialista”, sino del Estado encarnado en el Ejecutivo a través del primer y segundo punto aprobados que no son otros que, el reconocimiento del líder único Chávez, de su sucesor Maduro quién fue electo como Presidente del Partido, situación que agregó al Presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello, electo como Vicepresidente del PSUV para equilibrar los intereses internos de la alianza cívico-militar.
En este contexto y de cara a las oposiciones, conviene recordar la frase de Maduro en diciembre al convocar a Gobernadores y Alcaldes: “el Plan Patria debe ser cumplido a cabalidad”, una jugada magistral de “sometimiento” al Poder Ejecutivo dada las condiciones exigidas por Maduro que fueron muy claras. En otras palabras, aquí se aplica el Plan Patria de forma inexorable, es decir sin debate y discusión.
Los puntos diez y  dieciocho de los acuerdos del III Congreso del PSUV  garantizan el apoyo irrestricto al proyecto y plantean para tales fines, la formación doctrinaria dentro del socialismo, base necesaria para crear confianza en un proyecto socialista que exige fidelidad sin crítica, y condición normativa para acceder a cargos del partido y de “la administración pública”, una evidente exclusión de los que no comparten dicho proyecto. El punto once sirve de eje a través de las cinco tesis de Maduro que apuntalan la marcha del proyecto. Estas tesis son a saber:
“a- Sin socialismo no es sostenible la independencia y la soberanía en Venezuela. b- La tarea más importante es el desarrollo de una economía productiva socialista. c- El socialismo es democracia, d- La primera Revolución es en el espíritu, la Revolución del Amor, e- El mundo multicéntrico, pluripolar, y la unión latinoamericana y caribeña garantiza la paz y el equilibrio en el planeta”.
[http://www.vtv.gob.ve/articulos/2014/07/31/conozca-las-32-decisiones-que-emanaron-del-iii-congreso-del-psuv-video-3502.html]
         Es necesario volver a preguntar dado este complejo rompecabezas, ¿es confiable el dialogante? O tal vez para despersonalizar el conflicto, se puede preguntar de otro modo: ¿Un diálogo puede admitir la inexorabilidad?, y si esta se admite, entonces, ¿para qué dialogar? Toda condición dialógica supone construcción de confianza y apertura de campos que son contrarios a una delimitación que apunta a consolidar un poder y conservarlo por encima de lo que los ciudadanos reclaman como razón última de su derecho a existir y de su derecho a la propiedad. Estos son vulnerados por un socialismo que mira hacia al pasado y evade abiertamente aclarar su posición en torno a este tema.
El miedo del Estado frente a la democracia participativa y protagónica, hizo que ésta quedara confiscada, anulada en sus alcances. El movimiento táctico tuvo por instrumento al PSUV. Su propia nominación, el enunciado “único”, deja sin efecto cualquier posibilidad real de un diálogo horizontal, sustituyéndolo por una verticalidad de mando y obediencia de carácter militarista y contradictorio con el ideal democrático. Recordemos por ejemplo, que las estructuras de los soviets respondía al mismo simulacro asambleísta: los “bucólicos y predestinados delegados” tenían muy poco que decir, y se abstenían de contradecir las líneas de mando que habían sido diseñadas bajo un designio de “suprema felicidad” que enmarcaba coactivamente todo futuro posible. Sus resultados visibles, eran los planes quinquenales que llevaron a la URSS a la peor  de las hambrunas, y en el campo de la Ciencia, a las ideas de Trofim Lysenko y su reducción de toda ciencia a ciencia proletaria y a ciencia sometida al Estado.
En el caso nuestro, el descontento que podemos concebir como irritabilidad e impotencia frente al sistema implantado o en vías de consolidación según se quiera poner el acento, ha sido frenado en su expresión activa por tres factores:
a) La ausencia de una cultura política que estimule la autonomía de pensamiento y su responsabilidad moral (un presupuesto kantiano que todos debemos defender), cuyo deterioro social en el campo de los valores, denunciaron Arturo Uslar Pietri, Cabrujas, Manuel Caballero y Luis Castro Leyva.
b) Una clase política opositora que controla la comunicación y que generacionalmente está en un promedio de 50 a 55 años (los delegados del PSUV están en una media de 35 a 45 años). Mentalmente se encuentra prisionera de un discurso plagado de voluntarismo, de gatopardismo y secretismo. La arrogancia exhibida es también un obstáculo que impide ver la realidad a esta clase política que por el contrario, debe hacer un esfuerzo de humildad y recurrir al mejor recurso de que dispone el país: la clase profesional universitaria que aún cree en Venezuela, un grupo que no es consultado, y que se va reduciendo cada día en número por la solución migratoria o su desencanto político al ver cerrados sus espacios de participación.
Para disipar cualquier duda, tres indicios sintomáticos de la arrogancia política y de la indiferencia ciudadana sirven de ejemplo. Leopoldo López señaló: “Si mi encarcelamiento sirve para que el país despierte, ha valido la pena”, lo encarcelaron bajo cargos de dudosa credibilidad, le violan sus derechos y el país duerme. María Corina Machado tratando de imitar los parlamentos de calle del chavismo, se expuso sin mayor trabajo de propaganda o marketing político a interactuar en un barrio y fue agredida. Anteriormente había sido agredida en la Asamblea Nacional, y luego por actividades contrarias a los Reglamentos de sus funciones como diputada –que por cierto violan constantemente los afectos al gobierno- fue sancionada y expulsada. Tampoco pasó nada significativo ni la sociedad se indignó ante el atropello físico. 
 c) La MUD (Mesa de la Unidad Democrática) llamada a integrar los descontentos de las oposiciones, no consulta a las bases ni a la sociedad. Comparativamente es innegable que pese a todo el control hegemónico, el PSUV deja acceso libre a su información, mientras que la MUD, la  oculta, carecen de páginas WEB y definitivamente olvidaron el control de la calle, una cuestión que se soluciona no con twiters, sino con panfletos y estrategias de comunicación simples y bien pensadas. Para ella, para la MUD,  no existe la memoria  de las jornadas que condujeron a la solicitud de referéndum en contra de Chávez, y  sobre todo,  del  movimiento estudiantil liderado por Goicoechea que se activó en rechazo a la reforma de 2007, tal vez, la peor derrota electoral que ha sufrido el chavismo. Jornadas que significaron la toma del control comunicacional en las calles, una verdadera toma de la palabra.
A la situación anteriormente descrita se agrega, el socialconformismo ante la creciente escasez y la inercia mental ante el empoderamiento del Estado venezolano sobre las necesidades y sobre la posibilidad de elegir. Cuestión que ha cristalizado de forma cruda y dura el concepto de Agnes Heller de “Dictadura sobre las necesidades”. Un control al que se ha llegado luego de profundizar –a lo mejor deliberadamente- la crisis que ha arruinado a gran parte del país, y que arruinará a la larga, a ese sector empresarial sin patria y conciencia que ha pactado con el chavismo sin establecer condiciones, entre ellas el derecho a la libre iniciativa y a la propiedad privada, debilitadas por los acuerdos del Congreso del PSUV contenidos en 32 decisiones muchas de ellas dirigidas a apuntalar el imaginario de gobierno centrado en su teleología del “Árbol de las Tres Raíces” ahora devenida en cuatro con la incorporación de Chávez, El Plan Patria, y las cinco tesis de Maduro.
En este marco ideológico, el punto de partida es una supuesta “lucha anticapitalista y antiimperialista”  transformadora o destructora de un modelo de libre mercado y su articulación multiescalar (Lugares, Regiones, naciones, espacio global). Bajo esta lógica, el capitalismo es depositario de los males sociales que deben enfrentarse tal y como señalan los puntos 17, 27-29 y 31 de la Plenaria socialista. 
A la clase empresarial que medró bajo el Estado y que solo tiene su razón de ser dentro de una economía de mercado le llegará su sábado, sino es que ya le ha sido anunciado. Aunque no quieran percibir la realidad, y pacten momentáneamente pequeños acuerdos de recursos financieros, de bienestar y de acceso a divisas. Sobre ella oscila un movimiento pendular que en cada giro, se dirige a cortar el pacto que rige el respeto a la propiedad privada, punto central de todo socialismo de cara al pasado.
Se prefigura un acontecimiento en formación que se ha planteado decretar el quince de agosto una serie de medidas que según su propia expresión, “busca profundizar la revolución socialista”, las medidas siguiendo la costumbre de “los usos del miedo”, serán dictadas en una fecha vacacional para el país, un momento en el que muy pocos venezolanos ya debilitados en la cultura política, estarán pendientes de los noticieros.
 El descontento, un motor de la dialéctica, ha sido neutralizado momentáneamente, sobre todo,  luego de la protesta estudiantil de febrero a abril, y de la anestesia del falso diálogo sin condiciones que protagonizaron los dos adversarios que monopolizan el espacio público de la comunicación, el gobierno y la MUD. El 31 de Julio brumario puede parecer victorioso. Habrá que esperar el acontecimiento y recepción social que supondrá el aumento de la gasolina, cuyas opciones, van del doble a más de mil % de incremento según adelantó Rafael Ramírez (Vicepresidente para el área económica, Ministro de energía y Presidente de Petróleos de Venezuela). A ésta medida espectral que recuerda al 27 de febrero de 1989, se suman otras restricciones en materia alimentaria, de salud, devaluación de la moneda, y de respeto al individuo y sus libertades de elección en medio de un país en estado de anomia y de acidia.
Las fuerzas de la historia no son inexorables, son intempestivas y contingentes. Nadie entre el 4 de diciembre de 1988 fecha de la elección abrumadora de Carlos Andrés Pérez, y el 26 de febrero de 1989, imaginó que por unos centavos (30% de aumento de la gasolina) el día después, se iba a encender la mecha de estallido social que significaron las jornadas de protesta y de saqueo entre el 27 de febrero y la primera semana de marzo de 1989. Un hecho sobre el que por cierto, no hay acuerdos explicativos sobre sus causas, más allá del solo argumento del paquetazo neoliberal. Sin embargo, sobre este acontecimiento, gravita una apropiación por parte del discurso chavista quién ve en esas jornadas y en los golpes de Estado de 1992, su origen para legitimarse como una revolución anómala o excepcional.
Las analogías entre procesos pueden alertar sobre el ejemplar aleteo de una mariposa, una metáfora ambientalista y sistémica que puede explicar el caos; este puede emerger en el contexto de un sistema político producido por decisiones erradas.
En su conjunto los pocos sorprendentes acuerdos del PSUV se pueden reducir al concepto de mayor Estatización y centralización, y una construcción más avanzada de un imaginario socialista compuesto ahora de cuatro raíces. Mimetizada para consumo de las masas y de políticos iracundos con un maquillaje asambleario la inercia parece seguir su curso. Concretamente significa el fin de la vida privada y de las libertades de elección, también de la autonomía de los poderes, sobre el todo el legislativo, que quedará solo como una Institución de adorno para convalidar las decisiones del partido.
Como en las novelas de denuncia del siglo XX que referían a estados totalitarios; el eclipse de la vida individual sumergida ahora por una razón comunal, anula toda posibilidad de crítica, ésta por el contrario es una “imperfección” que perturba el inexorable curso de implantación del modelo y su reproducción de felicidad controlada.
Cuando preguntamos sobre qué es lo que ha cambiado, no solamente hablamos del cambio en las fuerzas productivas o del el concepto de trabajo. El cambio observable es tan denso que se hace multidimensional. Así tenemos cambios culturales, sociales, económicos e Institucionales en el seno de una sociedad profundamente conflictiva y fracturada en sus expectativas de futuro. Esto envuelve a todos los grupos o clases sociales, es decir, que afecta  a quienes solo les preocupa su propio bienestar y no se dan cuenta de la inserción de sus prácticas dentro de contextos mayores con los que interactúa y de quiénes recibe y recibirá presiones y límites de acción, como también envuelve a los afectos al gobierno que ven positivamente el empoderamiento del Estado sobre sus libertades, una especie de olvido y renuncia de la atmósfera social anterior y su ritmo urbano y rural ahora dirigido por un rector moralista. De este modo una cola para comprar productos de primera necesidad se vuelve normal porque el Estado Bienhechor te ayuda en medio de una crisis que es atribuida a terceros, en este caso, al imperio o a traidores a la patria; una estrategia de “de los usos del miedo” propiciada por el mismo modelo restrictivo y asfixiante. En la cúspide de la pirámide, la burocracia “socialista” se ha convertido en una clase opulenta.
El brazo represor de cualquier protesta ciudadana ha sido la Guardia Nacional y los Colectivos de motorizados armados. Recientemente Maduro creó la “Brigada Especial contra las Actuaciones de los Grupos Generadores de Violencia”, una fuerza represiva dependiente del Ministerio del Interior y del Ejecutivo. (Para aquellos que gustan revisar el pasado, está acción no es una rareza, recordemos que durante los días de las Revolución Bolchevique se creó la “comisión pan-rusa extraordinaria de lucha contra la contrarrevolución, la especulación y el sabotaje” llamada “La Checa”).
También ha cambiado el concepto de Nación, en el régimen histórico anterior, este servía pese a sus inconsistencias, de marco identitario sobre el que se cimentaba la democracia moderna venezolana (1958-1999), con la llegada de Chávez, entró en crisis terminal. Desdibujado y erosionado por las prácticas políticas de los partidos tradicionales y el alejamiento de muchos intelectuales de su función de denuncia, el relevo del discurso nacional surgió del seno de una Academia Militar  impregnado de Historia Patria, y por lo tanto poco crítico. Fundado en mitologemas, es decir en un material mítico constantemente reelaborado, este discurso se vinculó luego del golpe de Estado de 2002 al discurso geopolítico del modelo autoritario de Fidel Castro.
Así pues dos modelos de autoritarismo constituyen la base del actual gobierno, su expresión geométrica es la línea vertical. ¿Cabe en esta situación un diálogo?, Entendiendo por este, la necesidad de historias plurales que reconfiguren una nueva idea de nación que debe reconocer la autonomía de las regiones y de los lugares como verdaderas unidades de autogestión abiertas al mundo. Una idea que por cierto sostiene Doreen Massey en World City (2007), al señalar que el enfoque de división binaria, es simplista, así pues la oposición entre lo local y lo global oculta el verdadero problema, este no es otro, que la sumisión de los lugares por parte del monopolio centralista.
Si estamos de acuerdo con esta teórica de la geografía radical, necesitamos de un internacionalismo local que construya un imaginario geográfico alternativo frente a las tradiciones dominantes de control territorial. Una idea que está en contradicción con la apropiación que realizó el chavismo de la tesis de la Geometría del poder. “Las autoridades locales deberían tener su “propia política exterior” señala Massey. Su condición de posibilidad está reñida con un modelo que apunta a un mayor centralismo y a la reducción de todo contacto posible entre los lugares y el mundo global.
En este sentido no se trata de diluir el concepto de nación, sino de revisarlo y ajustarlo a una visión más realista de las escalas en interacción. De este modo, cuando hablamos de Nación, ¿sobre cuáles premisas y contextos socio-territoriales, regionales y locales concebimos su naturaleza? Y más allá, a cuáles esferas se limita la autonomía y la autogestión en este caso de las UBCH cuya función será dirimir sobre cuáles huecos tapar en sus calles, mientras el gobierno central se reserva y dirige la política internacional hipotecando los recursos de la nación a través del fondo chino y del otorgamiento de dinero en una carrera geopolítica que ha agotado los recursos de la nación y de sus espacios concretos: regiones y lugares.
Bajo el marco de estas interrogantes, es lógico comprender la tendencia dentro de una situación de inestabilidad política y su solución de continuidad a través de la estrategia del control absoluto de las Instituciones bajo una dictadura de partido. Unido por un pacto de fidelidad y lealtad, aglutinado en mensajes de “amor”, y la convocatoria de un Congreso bajo el slogan bélico atribuido a Augusto Mijares, que reza, “¡Unidad, Lucha, Batalla, Victoria!” (Conviene recordar que Mijares era contrario a ideas proselitistas, y confiaba fervientemente en el papel del nuevo ciudadano, que era contrario a la “administración aberrante” de un Estado que anulaba al individuo) los resultados de este Congreso no son crípticos, son de un duro realismo socialista.
La construcción teleológica y sincrética del Proyecto socialista se fundamenta sobre un Discurso que se representa como “El árbol de las tres raíces” con Chávez como “cuarta raíz” y “síntesis del proceso” según el punto 3 de las Conclusiones del PSUV,  una idea que para los pocos conocedores de la semiótica cultural, base por cierto de muchas de las ideas del Marketing político, es dejada de lado. Considerada como una simple locura esta sin embargo, termina por permear la mentalidad colectiva y se convierte en dispositivo para articular y hacer equivalentes la asociación Bolívar, Simón Rodríguez, Zamora y Chávez como encarnación del Pueblo. Queda abierta entonces su reducción a la unión cívico-militar bajo la esfera de un socialismo que deviene en nostalgia por el pasado épico. Recordemos nuevamente a Marx, “La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos”.
 En un plano concreto, tal mentalidad se ve impedida de atender las exigencias de una parte de la población que ve con desconfianza tales movimientos. Sin embargo, las jornadas de tatuaje con la firma de Chávez, la proyección de la película Libertador plagada de anacronismos, la edición de libros educativos con iconografías que muestran un Chávez paternal y la celebración del cumpleaños de Chávez, no fueron casuales. Si se observa con humildad, la estrategia de control simbólico desplegada en una sociedad aquejada por el trauma de su historia y su relación con los distintos tiempos en los que nos orientamos como nación y comunidad imaginada ha sido eficaz.
La dimensión teórica ahora práctica de un proyecto ya anunciado en el Plan Patria y el Cuaderno Azul de Chávez, nos muestra la verdadera naturaleza del gobierno. Contrario a la libre iniciativa y la libre empresa, antiindividualista y en consecuencia contrario a las libertades formales base las modernas democracias, el proyecto de control sigue su curso. Visto en el contexto internacional y progresivo de las conquistas en materia de Derechos Humanos, los derechos políticos e individuales, a los que se agregan los derechos económicos, sociales y culturales que son más recientes, quedan al margen al imponerse un modelo único que impone su modelo de “suprema felicidad”.
Como  en un acto de prestidigitación EL PSUV sustituye a la Asamblea y crea la atmósfera social para el despliegue de un argumento moralista y falaz para legitimar las acciones de gobierno el 15 de agosto. Esta nueva violación de la Constitución ¿se dejará pasar por alto por millones de venezolanos? En todo caso y como recurso comparativo, recordemos salvando las diferencias de contexto, estas palabras del 18 Brumario de Karl Marx: “La Asamblea Nacional elegida está en una relación metafísica con la nación, mientras que el presidente elegido está en una relación personal. La Asamblea Nacional representa, sin duda, en sus distintos diputados, las múltiples facetas del espíritu nacional, pero en el presidente se encarna este espíritu. El presidente posee frente a ella una especie de derecho divino, es presidente por la Gracia del Pueblo”
¿Una democracia tutelada por un partido? En este sentido un régimen asambleario con Instituciones débiles, una cultura política crítica inexistente, un control sobre la necesidades, hegemonía comunicativa, control de los recursos, poder de represión, un crecimiento exponencial del clientelismo, una crisis económica, a lo que se suma la caída de la división de poderes base del equilibrio democrático subyugado ahora por el ejecutivo, muestran un paisaje poco alentador para la salud democrática, pese a ello, es posible percibir en su interior su ruido de fondo, su negación dialéctica.
Las historias de protesta y de reclamos por lo derechos surgen de esta asimetría del poder, la lucha entre grupos hegemónicos y grupos subalternos marcan el ritmo de la historia. Entonces si una democracia es tutelada por un partido, y  el partido es tutelado por un solo hombre, ¿cómo es posible nominarla como democracia? Sin eufemismos, la respuesta está en cada uno de los venezolanos e intelectuales para quiénes este principio de contradicción llame la atención y los golpee en lo más profundo de la conciencia.
Las oposiciones, ese cuerpo atomizado no están a altura de este reto, y la sociedad parece sacada de una obra de Luigi Pirandello, es decir de “personajes en busca de un autor”. Para superar ésta situación dramática, y tener al menos opciones, deben salir de sus pequeñas parcelas de interés, pues lo que se está jugando es la confrontación entre dos ideas y modelos de país, de cuya tensión agonista se deriva el futuro próximo: la dictadura de partido de tipo asambleario o la democracia parlamentaria.
Por el momento estos polos coexisten en un espacio político dividido tal y como mostraron las más recientes elecciones presidenciales, un hecho que cuantitativamente revela una Venezuela bipolar cuyas decisiones en consecuencia, al ser de interés nacional, no pueden depender del arbitrio de un partido, ni de líneas de mando verticales. El  campo muestra una transición de los poderes públicos y sus funciones de contrapeso y límite hacia el PSUV, y  luego de este  al monopolio del Ejecutivo. Maduro es presidente de la República y presidente del partido socialista, no se puede soslayar este detalle que es clave en una estrategia personalista de empoderamiento inscrita en una línea de orientación que se inicia con la administración anterior.
La ecuación humana del totalitarismo y sus circunstancias ha triunfado en este “31 Brumario”, debajo de su linealidad, en su subsuelo, podemos observar como las logias militares se mueven como sombras chinescas.
En este sentido, dos caminantes se preguntan Quo vadis Venezuela (a dónde vas Venezuela). Los rumbos de la historia se bifurcan y el carácter intempestivo y contingente de los movimientos de la sociedad civil son un fármaco para el debilitamiento de los horizontes de expectativas, son un bálsamo alesida cuando la confianza se pierde y las expectativas se disuelven sobre un tempestuoso paisaje con fondo gris.  [En Colonia Roma, 1 y 2 de Agosto de 2014]

Luis Manuel Cuevas Quintero
luimanc@yahoo.com

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

lunes, 28 de julio de 2014

LUIS MANUEL CUEVAS QUINTERO, VENEZUELA, SALIDA O DIÁLOGO. ¿DIALOGAR QUÉ? ¿SALIR DE DONDE?, ¡¿IR HACIA DONDE?, DESDE MEXICO

 “El postulado inicial de la colectividad, y es aquí precisamente, donde se evidencia su carácter ficticio- ha de ser llevado a la realidad mediante la plena igualación de todos los individuos. Su camino es el terror y su método la ideología”
Reinhart Koselleck, Crítica y Crisis.

1-      VENEZUELA UN POLÍTICA ATOMIZADA.

El conflicto expresa un malestar, un desequilibrio, cuya dinámica social e individual es difícil de aprehender dentro de un cuadro lógico dado el debilitamiento del sentido. Despojado de su negatividad, el conflicto es una fuerza dialéctica que mueve a una sociedad en la que se aspira a un cambio y a un orden. Para Niklas Luhmann, es un mecanismo regulador de las posibilidades y los límites de la cooperación.

El conflicto es una fuerza que muestra la existencia de un problema. En este sentido, si los actores que discrepan en torno a ciertas situaciones identifican y definen qué es lo que quieren discutir, las puertas a la dimensión dialógica están abiertas. Si lo que se quiere debatir es la situación de un país, hay que definir el tipo de crisis que lo sacude, ésta apertura y reconocimiento no se puede reducir a un solo factor. Más allá de los roles de poder y de los intereses que asumen los actores que expresan su malestar, está todo un sistema social que muestra un creciente aumento de su complejidad. Dadas estas condiciones, el cálculo para un consenso en la Venezuela actual es tal vez el obstáculo más difícil de vencer.

Distintas fuerzas políticas se despliegan dentro de  un campo en crisis como es el que muestra la historia reciente en Venezuela. Este pluralismo de grupos políticos se agrupa para hacer comprensible el problema en dos campos: por un lado, el de los afectos al gobierno y por otro, el de los afectos a la oposición. En tal sentido, dos grandes estructuras como lo son la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que funciona en cierto modo como grupo de presión, y el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), grupo que monopoliza el control de las Instituciones deliberativas y burocráticas del Estado, dominan el espacio comunicativo.

Al margen o debajo de ellos, en resistencia o subalternizados, incluso indiferentes, coexisten otros grupos cuyo rol aún no toma la claridad debida, pero que muestran que el esquema bipolar no es absoluto y que podría dada la agudización de la crisis, ser irritados por las diversas formas de protesta que pueden emerger en los próximos meses, sobre todo, si las medidas de emergencia del gobierno causante de la crisis, son impopulares como ha sucedido en Grecia o en España producto de las medidas neoliberales cuyo peso y sacrificio recae en la población motivando las protestas.

Recordemos entonces las palabras del discípulo de Bobbio, José Fernández Santillán quién advierte que frente a los poderes oligárquicos (una categoría que para el caso venezolano incluye tanto al gobierno –pese a su vacía retórica antioligárquica- como a algunos sectores de la oposición que frenan toda acción ciudadana), “la sociedad civil es la base de sustentación de cualquier proyecto alternativo al juego de poder de los grupos”.

Aún cuando los distintos sectores de la sociedad sufren la acción de fuerzas que pueden escapar a su control y a su voluntad, la tensión y la dialéctica nos hablan de un esfuerzo y un trabajo que deberá definir su plan de acciones: o realiza sus potencialidades, o se detiene a contemplar como el entorno de su hábitat social y cultural se reduce y el poder extraño, invisible, se disemina acorralando a sus ciudadanos, a su habitantes; situación de creciente temor cuya atmósfera asfixiante relató con todo detalle julio Cortázar en  “Casa Tomada”.

2- LAS OPOSICIONES.

Dentro del campo heterogéneo de las oposiciones, un sector en Venezuela ha planteado la idea de la “salida” del  gobierno, ésta ha sido liderada por Voluntad popular, Alianza un Bravo Pueblo (ABP) y Vente Venezuela, su cabeza más visible es Leopoldo López, quién como sabemos, se encuentra preso junto a un grupo de estudiantes acusados de fomentar entre otros delitos un golpe de Estado. Otra de sus caras es María Corina Machado que lideró una acción de propaganda en el extranjero que le valió su expulsión como diputada dentro de un proceso de dudosa fidelidad a los reglamentos parlamentarios y totalmente controlado por el presidente de la Asamblea Nacional.

La acción de estos grupos políticos se explica por el momento, dentro del  espectro de acciones políticas posibles en  respuesta a la crisis nacional. También es en cierto modo, un cálculo político que intentó aprovechar las violentas manifestaciones estudiantiles y civiles que fueron el único mecanismo que encontró la ciudadanía en el mes de febrero para mostrar el descontento ante el desabastecimiento y el deterioro de la vida pública y privada de millones de venezolanos.

Este movimiento civil y  espontáneo de estudiantes enmarcado dentro de una tradición de rebeldía contra los gobiernos y el Estado –una idea que sostengo frente a otros historiadores que sin mayor evidencia hablan de complot foráneo y de peregrinas teorías conspirativas del imperio-, sin una rectoría política tradicional, arrancó muy bien, ganándose el apoyo de la sociedad civil y  mostrando sobre todo, las debilidades del poder al obligarlo a ejercer la represión.

Luego, como en las jugadas del ajedrez político, este movimiento aupado en su segunda fase por la “salida”, no supo plantear una tregua condicionada a tiempo para ganar mayor fuerza ante la opinión pública. Sus barricadas (guarimbas), símbolo de valentía y percibidas como una lucha entre David y Goliat, entre los individuos y el Estado, fueron demonizadas por el gobierno que aprovechó el descontento que se formó por parte de otros ciudadanos que veían  alterado su ritmo de vida luego de meses de resistencia infructuosas.

Anuladas por la acción conjunta de la Guardia Nacional y los colectivos de paz, un eufemismo que acuñó el gobierno para referirse a los grupos de motorizados civiles armados que fueron dirigidos para enfrentar pueblo contra pueblo (hay suficiente material gráfico y de videos para reunir una evidencia fuerte que sustenta todo esto y que inexplicablemente los actores políticos de la oposición no han usado con fuerza Y persistencia para denunciar estas acciones violatorias de las garantías constitucionales) la espontaneidad y voluntarismo de estos grupos se disolvió por varios factores.

El movimiento de descontento civil iniciado en febrero cuya cabeza visible eran los estudiantes, terminó por disolverse por la acción de tres fuerzas: la ausencia de una rectoría intelectual con propósitos y discursos más claros;  la acción de cálculo llevada a cabo tanto por parte del gobierno y su represión, y finalmente, la ejercida por los patrocinantes de “la salida” y su decisión de impulsar una revuelta popular conducente a la renuncia del gobernante, cuando el movimiento originario lo que pedía era ser escuchado en condiciones de igualdad.

Pese a ello quedó flotando en la sociedad la idea de solicitar la salida del gobernante, una cuestión que no es rareza en Italia por ejemplo o en Francia. ¿Es subversivo pedir la renuncia de un gobernante? No si el camino que se sigue es el de la Constitución, pues allí está tipificada su figura legal. Pareciera entonces que su camino contrario es la rebelión o la revolución (argumentos fundantes de la retórica chavista contra un gobierno electo pero considerado unilateralmente despótico y corrupto que sólo es aplicable a conveniencia).

El corolario de esta “rebelión estudiantil y ciudadana”, fue la denuncia que interpuso en su contra el Gobierno ante la sede de la ONU en Ginebra, criminalizando la protesta al calificar el movimiento como terrorista. Las puertas para ejercer una represión mayor quedan abiertas, pues ésta sería legitimada al tratarse de un acto de defensa del Estado contra “terroristas”. El maquillaje legal oculta entonces la realidad y la naturaleza de la protesta, que es como se observó y se observa en las calles, un reclamo constante por el deterioro de las condiciones de vida, una cuestión que valientemente a denunciado el Foro Penal Venezolano.

El camino es claro por la vía Constitucional, pero exige un mayor trabajo político, el otro, es el que  hoy se llama ingobernabilidad, esta como sabemos pone en el límite la capacidad de tolerar y crea las condiciones para salidas contrarias a la Constitución.

Finalmente hay otra ruta que luce como un Calvario, el de esperar los mecanismos de elección de los gobernantes y de los diputados en 2015 y 2019. Mientras tanto, el proyecto pars destruens, pars construens, del Plan Patria (cuyo fundamento encontramos en La anomalía salvaje: ensayo sobre poder y potencia en Baruch Spinoza de Antonio Negri), sigue experimentando con el país en su aspiración metafísica y su pasaje práctico en un campo geopolítico internacional complejo.

Afortunadamente, frente al deseo de los políticos y la toma de decisiones acertadas o equivocadas, está el peso de la historia con toda la fuerza de su “contingencia e incertidumbre” que pone en suspenso toda “irreversibilidad y predeterminación” del porvenir.

Otro sector de la oposición ha planteado “el diálogo”, esta postura es asumida por la Mesa de la Unidad Democrática, MUD, un conglomerado de partidos y de líderes. Ante la crisis y como una solución a él, la necesidad del diálogo ante la violencia desatada que cobró en su momento 42 víctimas, la mayor parte jóvenes, permitió poner por un momento de acuerdo al gobierno y a un sector de la oposición para frenar la escalada del conflicto.

Los primeros encuentros con el gobierno iniciados a partir del 10 de abril que fueron televisados, mostraron la  valentía de este conglomerado al expresar claramente un memorial de agravios y proponer ideas, muchas de ellas sueltas y fundamentadas en un deber ser que no han sido acatadas por el gobierno.

También en medio de la historia más recientes de la reuniones entre gobierno y oposición y para tener una idea más clara del conjunto en una línea temporal, hay que recordar, el movimiento estudiantil que alentó Jon Goicoechea llevándolos a exponer ante la Asamblea mayoritariamente controlada por el gobierno sus ideas contrarias a la reforma que el gobierno pretendía imponer.

Este hecho de movilización social marcó una de las derrotas más significativas para Chávez en su intento de reforma de la Constitución en diciembre de 2007, proyecto que centraba su eje en el poco conocido proyecto de la Geometría del Poder de la connotada geógrafa Doreen Massey.

Aplicado de manera distorsionada, este proyecto servía de base para el reordenamiento territorial y el “supuesto empoderamiento” de las comunas. La agenda centralista del gobierno y su línea vertical no podían ocultarse en una reforma plagada de contradicciones con la Constitución Bolivariana de Venezuela.

Con las elecciones presidenciales, de gobernadores y Acaldes, los juegos de manipulación de la geografía electoral fueron evidentes, un simple estudio del mapa electoral lo muestra. No obstante, y como un gesto del gobierno, alcaldes y gobernadores fueron a hablar a Miraflores el 18 de diciembre de 2013.

A todos se les olvida un detalle que fue fundamental y pasó desapercibido por los críticos de la situación política. Las exigencias de Maduro que era el convocante se reducían a tres “requerimientos”: El primero era el acatamiento absoluto de la Carta Magna (Constitución Bolivariana de la República de Venezuela), el segundo, el reconocimiento de Maduro como Presidente Constitucional. Y finalmente y tal vez el más delicado, el reconocimiento del Plan de la Patria, que Maduro calificó como una “Ley de la Nación” que debía “ser cumplido a cabalidad”, es decir, que no estaba sometido a ninguna deliberación.

 Las reglas las imponía el pitcher del juego, es decir el gobierno construía un mensaje claro, la irreversibilidad del proyecto por un lado, y el desdibujamiento de una oposición que aceptando las imposiciones, aceptaba inconsciente y tácitamente que habían desacatado la Constitución, y que reconocían la validez de la elección presidencial puesta bajo sospecha, sobre el Proyecto Patria ya no había nada que discutir. Todo se redujo en este caso a una jugada con la cual la politiquería venezolana mostró su escaso sentido del manejo de discurso, su pobreza intelectual y su pérdida del sentido de la realidad al no reconocer al contrincante o adversario que enfrentan. A estas reuniones siguieron otras tales como la de las organizaciones políticas con UNASUR y el Consejo de Estado para la “transformación del Estado”, cuyos resultados no han sido claros y por el contrario muestran la poca importancia que estas puestas en escena para los consumidores de imágenes deliberativas tienen dentro de un contexto en el cual lo que se observa es el avance del rodillo socialista y su proyecto bajo la lógica lineal del poder Ejecutivo Nacional.

Dado todo este contexto en el cual las cosas toman formas insospechadas, la percepción general de lo que piensa la sociedad en su conjunto sobre la MUD y su apuesta al diálogo, aún no ha sido estudiada, pero una simple incursión en redes sociales que no es el mejor indicador para llegar a conclusiones generales, muestran por el momento un creciente descontento y visceralidad, además de los señalamientos de ingenuidad, sobre todo cuando es el gobierno el quien toma las decisiones, y como se observa, no ha dado muestras de dar un giro a su proyecto político, por el contrario lleva un avance inexorable en sus política de Estado.

Recientemente Henry Ramos Allup,  Secretario General de Acción Democrática,  al tratar de explicar en una entrevista televisada por qué fueron suspendidas las reuniones entre la MUD y el Gobierno, plantea que este último no cumplió con algunos acuerdos y medidas que debía tomar. En medio de su optimista apuesta por el diálogo, su lapidaria opinión pone bajo sospecha toda esperanza: “No queremos heredar un país inexistente o que haya que construir desde el subsuelo hacia arriba porque todo está destruido”; esto como es de suponer en la mente de un político opositor realista, pasa en primera instancia  por las decisiones que debe tomar un gobierno por encima de los extremistas o “radicales”. Lo más significativo a la hora de identificar la naturaleza del dialogante lo ha expresado el propio Ramos Allup, al plantear el derecho a expresarse y a criticar. En tal sentido, según Ramos Allup, “El gobierno no puede considerar que Estado, patria y gobierno son una misma cosa”.

En medio de este contexto crítico en contra de la aparente falta de carácter de la MUD, Antonio Ledezma ha pedido “una agenda de país”, una idea que también ahora impulsa María Corina Machado a través de su propuesta de un Congreso de ciudadanos, tal vez una replica tardía al Congreso del PSUV que el gobierno ha convocado. El olor a una nueva constituyente ya se percibe en el ambiente, pero, ¿están dadas las condiciones políticas para arriesgarse en una empresa como ésta?

Gerardo Blyde partidario del diálogo, ha visto en la salida una respuesta desesperada que quiso vender una falsa esperanza. Para Blyde, "La Salida" no terminó de sacar a Maduro pero está terminando por dividir completamente a la unidad”. Tocando el problema de fondo, ha señalado que: “Hay que reflexionar, ¿el problema es la Constitución del 99 o son quienes no la cumplen?, empezando por el chavismo que no deja ser independientes a los poderes, o ha desarrollado aguas abajo, cuando no la pudieron modificar en 2007, un ordenamiento legal inconstitucional.”.

El dilema toma un giro poco aconsejable hacia un proceso instituyente que sin mediar mayor reflexión, ve la salida en el papel constitucional y no en la estructura del Estado, el desequilibrio producido por la sumisión de todos los poderes al ejecutivo, y los extravíos de las funciones burocráticas favorecidas por el reclutamiento sin méritos de muchos de sus funcionarios cuyas prácticas condenan a los ciudadanos a un recreación del Castillo que imaginó Kafka.

En su conjunto cada líder político de las oposiciones funge como vocero ante los medios de comunicación de sus respectivas organizaciones; así tenemos que Capriles Radonski es Primero Justicia, Luis Guillermo Aveledo, Secretario Ejecutivo de la MUD vinculado al partido Social Cristiano Copei, Antonio Ledezma es Alianza un Bravo Pueblo, Gerardo Blyde es UNT, Leopoldo López es Voluntad Popular, Ramos Allup es Acción Democrática, María Corina Machado es Súmate y ahora Vente Venezuela y está el grupo de Henry Falcón e Ismael García alineados en el progresismo. Uno se detiene y piensa, muchos de estos nombres de partidos parecen salidos de un marketing político desterritorializado y sin cargas semánticas claras, parecen a-conceptuales y en este aspecto radica su falta de definición ante la crisis y lo que pueden y deben reclamar como contrario al ejercicio de las libertades.

Como se observa, no se puede generalizar entonces cuando hablamos de oposición, el plural es entonces una palabra clave para mostrar un campo complejo que se muestra pese al esfuerzo de la MUD como un campo atomizado.

Además de ellos, existe una zona oscura, la de los llamados “nini” o indiferentes que forman el cuerpo de apolíticos que pese a sufrir las acciones de los otros grupos políticos y de las políticas gubernamentales responsables de esta crisis, no poseen una conciencia clara de lo que es actuar políticamente, viven en una zona de confort, o sencillamente muestran el desencanto político. Este es un reducto de electores plurales que deben ser convencidos.

En el fondo de esta imagen teatral de el espacio político venezolano que recuerda las comedias de Shakespeare y las dubitativas tormentas internas de sus personajes, nuevamente un político sagaz como Ramos Allup vuelve a alertar sobre las actitudes de los  políticos: “Personalmente no me hago ilusiones: si no hay rectificaciones, si la vanidad, el engreimiento, la soberbia y las ínfulas de superioridad siguen orientando conductas se perderá todo.  He sugerido que todos debemos proceder como manda la religión católica, confesando nuestros pecados, haciendo contrición de corazón y sobre todo propósito de enmienda” (El Republicano Liberal del 22 de julio de 2014).

Fausto Masó paralelamente ha alertado sobre la necesidad de construir un mensaje, una política y una estrategia coherente que logre unificar el país (El Republicano Liberal, 22 de julio de 2014).

Para Luis Ugalde, s.j. el problema está en el despliegue de un modelo político dictatorial y en la necesidad de reformar la conducta de la oposición, así pues, “Urge una oposición actualizada sincerada con la realidad a julio 2014, unida con el sufrimiento del país con la única obsesión de recuperar la democracia, con justicia social y productividad.

No merecen gobernar quienes no son capaces de tomar en serio las necesidades de la inmensa mayoría” (El Nacional, 26 de junio de 2014) finalmente Enrique Capriles Radonski, ha señalado otro punto de partida, tal vez uno de lo más obvios, la naturaleza del fracaso no está solamente en el gobierno, sino en el modelo económico.

Todos estos aspectos son válidos, pero para completar el rompecabezas nacional, se tendría que agregar el problema cultural. Este refiere como sabemos, a la crisis de valores y a la crisis de identidad que afecta seriamente a todos los sectores.

En la clase media y los sectores profesionales no alienados con alguna ideología la evasión es la solución, emigrar de un país que cada vez ven más extraño y que sin embargo, desean, lo que genera una crisis existencial de proporciones no calculadas.

Para los sectores populares, la realidad de pobreza y la ficción de bienestar es indisociable; si bien las misiones han cumplido en algunos aspectos dando oportunidades, lo cierto es que tras quince años de modelado social y de retórica de una “participación protagónica” doblegada por la línea vertical de mando, la vida de los barrios sigue siendo dura y violenta. La despersonalización por impacto del poder los convierte en sujetos dirigidos, controlados por el Estado a través de su política clientelar del carnet rojo, los subsidios y la “dictadura sobre las necesidades”, lo que los fuerza a hacer sin ningún pudor colas interminables para comprar una despensa de no más de doce productos mientras la nueva clase chavista o boliburgesía se exhibe en su opulencia y derroche.

Vistos en conjunto los diversos sectores de la sociedad venezolana comparten una crisis de temporalidad. Esta experiencia temporal como señalaba Thomas Hora, el eminente psicoterapeuta, se convierte en obstáculo, pues los grupos tienden a aferrarse al pasado o a preocuparse por un futuro incierto mientras olvidan su presente.

Más allá de la fe que este sombrío paisaje suscita, están las acciones. De fondo y dentro de un anarquismo y liberalismo renovados, y dentro de una identidad nacional que articula pluralidades dentro de un sentido de la diferencia y la de la idea de comunidad imaginada, no se trata de eliminar al Estado, pero si de limitarlo hasta el punto que no se convierta en obstáculo para el desarrollo de la autonomía que va de la mano con la responsabilidad social e individual. Dentro de un espacio del deseo que ofrece posibilidades para el desarrollo material y espiritual del venezolano coexiste una cruda realidad del hombre nuevo una etiqueta fallida de un experimento social sin resultados. Una observación atenta de las noches en las calles Caracas y La Habana son una evidencia contundente de la violencia y el socialconformismo.

2- ¿Un gobierno Unido?, lo que puede señalar el Congreso del PSUV. El juego de palitos chinos.

Por su parte está el gobierno y sus seguidores. En medio de un clima constante de tensiones desde la elección de Chávez, -con pocos meses de calma y estabilidad a lo largo de quince años y hasta el día de hoy-,  el proyecto socialista del Siglo XXI se ha movido entre tres fuerzas que muestran los retos que enfrentan: Los leales al proyecto del segundo Chávez (convencido del poder electoral y vinculado al proyecto geopolítico cubano), los reformistas y las logias militares (vinculadas al primer Chávez).

La actitud de lealtad y fidelidad a Chávez y su legado (cuya “heroicidad socialista” se muestra en un primer plano en el Libro Azul, revela los fundamentos del planteamiento ideológico del “árbol de las tres raíces” o Sistema EBR, Ezequiel Zamora, Robinson y Bolívar, concebido como un destino inexorable de despliegue en “tiempo espacio” de una ideología). Este grupo de fieles hacen frente a una de las peores crisis nacionales cuyos actores se debaten en enfrentar con innovaciones o continuar apegados a la inmutabilidad de las ideas. Sus acciones dibujan no muy claramente, la idea de infalibilidad del gran arquitecto que es Chávez y propone profundizar una política económica cuyo resultado más visible, es el no reconocimiento del desastre mayúsculo de la baja productividad, el desabastecimiento, la inflación, la falla de los servicios públicos, el crecimiento de la deuda externa  y la disolución de la idea de mercado interno.

La otra fuerza de leales lo constituye un grupo de “reformistas” que viendo el desastre y la crisis, busca reanudar el diálogo, que supone dejar a un lado los extremismos y producir un consenso. Este grupo además, intenta combatir la nueva clase que se gestó al calor del erario público y cree agruparse bajo el lema de una revolución dentro de la revolución, una frase que por cierto ya muestra su escasa consistencia y posibilidad realista de éxito ante la red de intereses que se disponen como el “juego de palitos chinos”.

La tercera fuerza en juego la constituye la logia militar que es el núcleo originario del proyecto nacional de Chávez devenido luego en “transnacional” al aceptar la tutela cubana. Este segmento se exhibe con aspectos no muy claros, sobre ello volveremos más adelante cuando toquemos el punto del Congreso del PSUV.

Pese a mostrarse al menos durante el último tiempo de Chávez y post encarcelamiento del General Baduel, salida de Miquilena, Falcón e Ismael García y pérdida de afectos de intelectuales de valía entre otros, como un grupo sólido, coherente y unido que ha ganado un buen número de elecciones, el PSUV es percibido por la opinión pública con fisuras. Al ser cuestionado por sus últimas decisiones y sus medidas por líderes con peso histórico dentro del proceso como los son Jorge Giordani y recientemente Navarro, su situación interna alerta de que algo no cuadra dentro del retrato del líder con familia y su hogar apacible. Pese a la existencia de tensiones entre los tres grupos las acciones del poder ejecutivo no se han visto menoscabadas ni limitadas por cuanto el Presidente Maduro fue investido de poderes casi absolutos por una Ley Habilitante que le permite legislar e imponer leyes no necesariamente justas por encima de toda deliberación. Un ambiente como este no es ni puede ser propicio a ningún diálogo, una condición que por cierto ha sido pasada por alto por el liderazgo de las oposiciones.

Independientemente del valor moral de muchos de los denunciantes y de sus consistencias conceptuales, y pese a la arrogancia universitaria que exhiben, estos afectos al proyecto de Chávez hoy disidentes del “madurismo”, expresan un malestar interior. Sin embargo, sus denuncias, no son garantías del cambio posible, pues lejos de crearse una ilusión de quiebra del sentido de unidad, se deben enfrentar al menos tres obstáculos para pensar en un quiebre del partido:

Primero, se ha creado una cultura con prácticas políticas clientelares, segundo, se ha construido un imaginario “bolivariano y chavista” que disocia la realidad y funciona de manera inconsciente en muchos de sus afectos; tercero, se ha diseñado un control vigilante y coactivo de conciencias, lo que produce límites a la acción crítica ante el temor de perder cargos y otras prebendas políticas. En cuarto lugar y tal vez, el obstáculo más visible en el espacio social es la “dictadura sobre las necesidades”, un punto clave sobre el que he venido insistiendo y que tiene como únicos responsables a la acción maquiavélica del Estado despótico en contra de los ciudadanos al someterlos a indignantes colas (que los líderes investidos de moralismo nunca hacen), junto a ésta acción está la especulación de unos empresarios que lejos de fundamentar su riqueza en la producción, terminan por hacerle el juego a la estrategia del gobierno anti-mercado, generando más especulación sobre el costo real de los productos; el resultado es claro, la muerte de la noción de mercado interno. Finalmente como quinto obstáculo, encontramos la gestación de un espacio del temor caracterizado por el  monopolio de la violencia que ha transitado del Estado a las manos de militares, de colectivos armados y de la deliberada impunidad que reina en las calles ante una justicia que perdió el sentido del orden.

En un contexto como este, las fidelidades se inclinaran como en toda práctica clientelar hacia donde está el monopolio del erario público, hoy alimentado por el endeudamiento del país en los tratados firmados con China cuya real dimensión se aleja cada vez más de un proyecto socialista y se inscribe en una pugna por ganar zonas de influencia y control entre el capitalismo de Estado encarnado por China y el Capitalismo de la Tercera Ola representado por los EEUU con Rusia y la Comunidad Europea como factores no desdeñables.

En todo caso los acuerdos firmados con China sin consultar a la población, ya que esto si es materia de interés nacional, suponen una hipoteca de los recursos de la Nación, sobre todo los referidos a los hidrocarburos. La asignación del “chorro de dinero Chino” de seguridad se dirigirá a levantar clientelarmente los apoyos y a lanzar “migajas” a la población sometida a esa “dictadura sobre las necesidades”. El poder ejecutivo se convierte sin ninguna barrera y contrapeso, en el lugar desde donde se distribuyen los beneficios y las cuotas de poder que siguen un orden concéntrico que fortalece y reproduce el sistema de dominación.

La situación del contexto interno del PSUV puede tomar caminos imprevistos por la asesoría cubana. Puede agravarse la situación de disentimiento por cuanto el equilibrio entre el factor civil interno del PSUV integrado también por varios partidos - unificados en la organización macro- y las fuerzas armadas se ha roto. Es difícil imaginar un diálogo político con sus tensiones entre militares y civiles. En todo caso el Congreso que ha convocado el PSUV entre el 26 y  31 de julio, sigue una costumbre clara, es decir se articula e inscribe dentro de la conmemoración de una fecha patriótica, el 24 de julio, es decir luego de una exhibición militar en Illo tempore. El lema de la convocatoria es claro si es que debemos darle alguna seriedad al afiche que le hace propaganda, ¡Unidad, Lucha, Batalla, Victoria! Términos que aluden a la situación de stress bélico que alimenta la promesa de lo porvenir dentro de la teleología chavista.

Este Congreso mostrará hasta donde ha llegado la ruptura del equilibrio entre dos grupos. Por un lado,  las organizaciones políticas civiles y sus representantes que dicen “llevar la voz del pueblo” (537 delegados elegidos por un poco más de millón y medio de electores. Es significativo que el registro del PSUV señala un poco más de siete millones de afiliados. Esa cifra da para pensar sobre la confianza de los ciudadanos comunes en dicho proyecto) y por otro, el ingreso de componentes de la fuerza armadas autorizados por una decisión del Tribunal Supremo de Justicia para participar políticamente sin restricción alguna. Se ha producido sin duda alguna, una nueva situación política que sin embargo ya se esperaba dada la naturaleza pretoriana del proyecto originario del primer Chávez.

El punto de vista de Gerardo Blyde no deja de causar perturbación en su llamado de atención y muestra un escenario poco favorable a la democracia y sus actores, “Maduro se debatía entre sus orígenes de la Liga Socialista y del otro lado estaba esta logia militar que ha venido tomando más poder y en ese debate perdió el mundo civil de izquierda”.

Tal vez en este pulso cívico y militar es que se pueda ver la dimensión de las dos cartas que escribieron Giordani y Navarro, aunque en ellas silencien entre otros aspectos, la acción de la o las logias militares. Los silencios también muestran los temores.
Imaginar entonces un debate serio y crítico dentro de un Congreso de Partido en el cual, civil que disienta será escuchado y no sentirá la presión de los militares y de los grupos de paramilitares uniformados es improbable, salvo que existan actores impregnados de furor heroico y conscientes del sacrificio que vale la palabra “democracia participativa”.

No cabe imaginarse la palabra disidencia y objeción, o más sencillamente, cuesta oír en un ambiente partidista vertical, un no estoy de acuerdo, máxime cuando tienes a tu lado gentes uniformadas dentro de una atmósfera que ya huele salvando algunas diferencias, a partido bolchevique o a Nacional Socialismo Alemán. El aroma a la acción de las feroces ovejas en los Consejos convocados en La Granja, la célebre novela de George Orwell se percibe.

La jugada en el fondo es clara, con la medida del TSJ se incorpora ya sin ningún límite a la libre expresión de su filiación política a los militares, uno de los grupos que ha obtenido gruesos privilegios en el curso de los quince años de gobierno, un enriquecimiento que les ha velado la realidad de que son un estamento cercado y acosado por las redes de espionaje y los grupos de fuerzas nuevas que se han creado con mando directo en Miraflores. El triunfo relativo ha sido entonces de la logia militar cuyo hilo conductor se remonta al grupo conspirativo formado en la Academia Militar de Venezuela que ha ido incorporando nuevos actores y nuevas ideas dentro de una línea de mando y obediencia clara cuyas coordenadas, pueden verse de forma clara y a veces en entre líneas en EL Libro Azul de Chávez su testamento político.

4. El diálogo se hace banal ante el control hegemónico de la comunicación

Otro signo de la banalidad que puede tomar la palabra diálogo en la boca de una mentalidad autoritaria que niega toda crítica proveniente de la sociedad civil, lo muestra el reciente anuncio para modificar la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión. Introducir un nuevo modelo comunicacional en el país no es algo novedoso y forma parte de toda acción que no admite crítica, una largo movimiento de ajedrez que el presidente Chávez ya venía realizando y que hoy le permite controlar casi el ochenta por ciento de los medios.
Amparado en un discurso moralista exhibido dentro de la puesta en escena de los consejos comunales, la “lucha por la comunicación” se  fundamenta en una cruzada de los antivalores y los valores, obviamente, unos son impulsados por el capitalismo “demonizado” y otro por el “socialismo angelical”. Esta imagen de lucha de valores con el control estratégico del espacio comunicacional que el gobierno durante quince años ha proyectado, contrasta la materialidad del deseo con los logros obtenidos. La violencia del discurso político se corresponde cada vez más con una Venezuela violenta que los datos estadísticos del Estado ya no pueden ocultar pese ala censura sobre los periodistas y que ya causan un escándalo internacional.

El control absoluto de las esferas de decisión y de la burocracia estatal centralizadas con la anulación de las fuerzas policiales locales de las alcaldías y municipios, y la creación de grupos parapoliciales y militares alternos a los tradicionales y férreamente encadenados al mando central, no ha servido para respaldar con un cambio observable en la atmósfera social lo que el discurso dice haber logrado. Esto es un ejemplo del fracaso de las misiones, de lo errático de las políticas comunicacionales y del simulacro del cambio que dichos proyectos socialistas dicen encarnar. Sería bueno revisar el resultado cuantitativo con el cualitativo de los logros pregonados, también sería bueno preguntar al pueblo venezolano si se siente más seguro, si su noches son más tranquilas si su voz de reclamo puede expresarse libremente.

En fin, una ley  comunicacional de esta naturaleza, busca como sabemos implantar de una vez por todas la lógica unívoca del socialismo, una muestra más del contrasentido que reina en un modelo “democrático socialista” que habla de libertades y de participación protagónica. En un contexto como este, enervado por multitud de tensiones, ¿de qué diálogo está hablando el gobierno?, y más allá,  ¿es confiable el dialogante que ya exhibe su ambición de hegemonía comunicativa?

5. La toma de la palabra…

El panorama político luce pues complejo, ¿pero cómo lo leen en el contexto plural de la sociedad los ciudadanos comunes esta situación?, ¿cual es su percepción?
Contra la arrogancia y “sabelotodismo” de los políticos, es muy poco lo que conocemos de las exigencias de los ciudadanos. Las opiniones más cercanas a la realidad cuando más, las sustraen de lo que ven y escuchan episódicamente en las calles, pero contar con un estudio verdadero y argumentado no. Esta si es una tarea de los movimientos que apuestan por la democracia. Y es para decirlo con mayor claridad la base fundamental de la participación social. Razón tenía Michel de Certeau al señalar que “la toma de la palabra” era el factor clave, la piedra angular que permitía movilizar y recomponer el panorama social descompuesto y confiscado por la mentalidad esclerosada de los políticos y sus prácticas encaminadas a disputar o a controlar sus pequeños espacios de poder. En una visión de conjunto, el espacio en el que este conflicto se desenvuelve, nos muestra un campo lleno de obstáculos de alteridad y de pérdida de confianza.

En este sentido y siguiendo a Luhmann la fuerza constitutiva de la confianza “…está implicada cuando la expectativa confiable hace una diferencia para una decisión; de otro modo, lo que tenemos es una simple esperanza”. Este es uno de los dilemas que enfrenta el campo político de una Venezuela atomizada. Se necesita entonces, de un trabajo intelectual que logre construir un mensaje confiable, que sume y no reste, que esté consciente en que los mesianismo no son viables dentro de una cultura de cara a la modernidad globalizada que articula los espacios locales y no se encierra en pequeños discursos paradójicamente megalomaníacos y tendenciosamente chovinistas.
La toma de decisiones fundada en el concepto de confianza implica como también señala Luhmann “una empresa arriesgada”. En este riesgo radica la diferencia que se establece, sobre todo cuando se quiere generar un mensaje alternativo que satisfaga por el momento la necesidad del cambio y su condición de posibilidad, y no una vuelta hacia atrás. La diferencia en un contexto como el venezolano que enfrenta el proyecto de colectivización o comunal regido por un jefe de una “democracia rousseoniana” y pseudo marxista, y una oposición que aún no logrado construir más allá del temor por el avance del proyecto totalitario, un discurso coherente, radica en despertar una conciencia clara sobre el sentido que está tomando la desconfianza política en un país en crisis económica, política, social y cultural.
En términos generales, y con la ciudadanía como espectadores rabiosos o conformistas, el grupo de opositores se muestra aún atomizado, un grupo apuesta por el diálogo y otro grupo no, un grupo lo concibe como posibilidad de intercambio de ideas y de ser escuchados y otro como una mesa con convidados de piedra.

La pregunta también debe dirigirse al lado contrario de la oposición, ¿apuesta por el diálogo el gobierno? ¿Es el diálogo solo una posición retórica desprovista de un referente claro de lo que se tiene que discutir sin atropellar los derechos del individuo? Y a todas estas, ¿Qué és dialogar?

Una breve explicación realista y concreta sobre este punto ayudaría pedagógicamente a dejar las reglas en claro, permitiría armar una mesa servida para que los participantes de ella puedan llegar a un consenso antes de que la marea termine por ahogar toda posibilidad de cambio, y la pérdida de confianza en términos absolutos suma en la anomia a todo el país ante el desbordamiento del Estado, o termine por aplastar a los individuos en nombre de un colectivo ficticio que pretende regir la vida privada según los deseos de una dirigencia moralista que por cierto, se ha constituido paradójicamente en una nueva clase, ostentosa y arrogante.

         El eclipse de la vida en común con sus ritmos de cotidianidad alterados por el temor que reina hoy en las relaciones interpersonales en Venezuela, es un factor de explosividad que no se debe descartar y que puede tomar la forma real y concreta de una sociedad indignada que decida tomar la palabra confiscada hoy por los políticos.

         Como señalé recientemente, “En medio de tanto ruido, acoso y distorsión comunicativa, sólo nos queda actuar muy en serio y en tiempo presente para ganar espacio”. Un diálogo es deseable pero sólo si se fijan condiciones que permitan el despliegue de su naturaleza, que no es otro que la razón y acción comunicativa.

Luis Manuel Cuevas Quintero
luimanc@yahoo.com

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,