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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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miércoles, 28 de enero de 2015

FERNANDO FACCHIN B. MEDIOCRIDAD Y RIDICULEZ

 “Nada va bien en un  sistema político en el que las palabras contradicen a los hechos.” Napoleón.
En la semana que está por terminar hemos sido observadores de  estólidas incoherencias  distraccionistas contra la sociedad, los empresarios, los productores, mayoristas y distribuidores de productos de primera necesidad, por parte de una mediocre y ridícula dictadura mediática, amén del fracasado periplo de la familia miraflorina recién terminado. Definitivamente el chavismo y su causahabiente el madurismo, ha sido la maquinaria más eficiente para destruir al país y a la Sociedad venezolana. La recuperación de esa fatal plaga dejará ruinas eternas al país. Un gobierno que tiende a atacar y reprimir es un gobierno aterrado.

Hemos presenciado la estolidez de personas con la mediocridad incrustada en la frente y ante tanta mediocridad crece la corrupción, los intereses mezquinos y el servilismo, no hay virtudes. En la elite política gobernante hay individuos, que son lacras del Estado, seres que solamente están dispuestos a gozar de los beneficios que el poder les otorga, sin importarle el grado de mediocridad y ridiculez que deben asumir y con ello una insoportable vaciedad discursiva, un contorsionismo dialéctico y una pirotecnia léxica destinada a justificar lo injustificable, que confunde la política comunicacional con la inacción del gobierno, todo con despliegue del aventurismo de los arribistas políticos, demostrando una gran crisis orgánica por la pérdida  de la capacidad de convocatoria y la capacidad de ejercicio del poder.

Estamos obligados a un repensamiento político, evitemos la estupidez del maniqueísmo y la amoralidad que intenta una desvergonzada manipulación del discurso político, es conocido internacionalmente que nuestro país es víctima de una gigantesca estafa política denominada “chavismo/madurismo”, para cuyos seguidores, gobernar es ante todo traicionar.

El presidente y sus conmilitones tienen miedo de la verdad, por eso la enmascaran con cadenas mediáticas, tratan de taparla bajo absurdas amenazas y culpas, discursos simples, sin fuerza convincente, carentes de sentido y de la más elemental lógica, un espectáculo bochornoso la imposición mediática.

 “La mediocridad no es un precipicio, pero si es una pendiente”, una pendiente que empuja y atrae hacia el ridículo y de allí al fracaso, la mediocridad no conoce de moral, la mediocridad es un virus resistente, con ella surge el oportunismo y la audacia para escalar los escaños y las prebendas del poder sin méritos válidos, bajo total y abominable sumisión.

Estamos en el ocaso, eso perturba, la verdad, produce terror, se acaba un gobierno descalabrado, sin norte ni brújula, sin logros de ninguna naturaleza, plagado de corrupción, de asociaciones delictuosas, de descalabro económico, incremento de la pobreza, nepotismo y demás vicios suficientemente conocidos, sus actores deberán pagar por el daño causado al país,  decía Víctor Hugo “Ten miedo cada vez que no digas la verdad”

Las soluciones saturadas de ideológicas mentiras y culpas a otros, no servirán de nada. La realidad es implacable. Si queremos tener futuro,  debemps cambiar nuestra mentalidad y desechar para siempre las estafas ideológicas.

Fernando Facchin Barreto
ffacchinb@gmail.com
@fernandofacchin

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lunes, 26 de enero de 2015

JOSE ERNESTO PONS B., ¿DE CUÁNDO ACÁ LA EXCELENCIA O LA MEDIOCRIDAD SE DECRETA?

En tantos años de trabajo docente a nivel universitario, lograr visualizar tal torpeza es realmente entender que no solo estamos mal encaminados, sino, que la posibilidad de un futuro para nuestros ciudadanos, sus familias y las comunidades se limitara a la mediocridad y la miseria, no solo intelectual, también económica. El esfuerzo de años de trabajo, sudor y muchas lágrimas de nuestros progenitores se van al traste con esta iniciativa enferma y nociva.

Levantar una población, una generación de estudiantes siempre ha sido una labor ardua, tanto para los docentes como para las instituciones universitarias. La innovación producto de la investigación, se logra únicamente con los niveles de exigencias de la institución, el compromiso de ser el mejor y la recompensa al final de tanta preparación, sea el reconocimiento, puestos de trabajo bien remunerados y posibilidades de ascensos sociales producto del esfuerzo propio.

Ni la mediocridad ni la excelencia se decretan; solamente son una parte del proceso Psicoeducativo, que moldeado con las grandes exigencias universitarias logran despertar en el joven estudiante la dedicación y la virtud de ser el mejor. La competitividad es el don que se desarrolla en base a la excelencia de la formación científica, no dependerá de ser pobre o rico, o de ser miembro del PSUV o de la oposición. Insulsas son tales  pretensiones oficialistas.

Maduradas o no, estas verdades hay que decirlas, sean en el eco social reforzadoras del rechazo de un Estado; que busca sostenerse en base a la ignorancia del pueblo y en la confianza que la mediocridad logre ganar en la carrera de la vida institucional. No deseamos los docentes universitarios, profesores y maestros de primaria, que nuestros egresados se parezcan a ninguno de los representantes de este gobierno y de los poderes que le acompañan a tal destrucción. No, pedimos a Dios nos libre de tal peste destructora del ingenio y las oportunidades científicas.

Los grandes hombres y mujeres que moldearon la nación, tuvieron una misma raíz, la academia, las universidades y los grandes colegios de educación media y básica; forjadores de jóvenes que luego fueron hacedores de la Patria Bonita. Cuya raíces en manos de los Salesianos, Jesuitas, Agustinos, Diocesanos, Capuchinos y Mercedarios entre miles más, sembraron la excelencia en nuestras almas y el valor de lograr en vida lo que aprendíamos. Esa Historia viva, no la lograran abolir con tales decretos formadores de mediocridad.

Finalmente, el disgusto y el rechazo a tales pretensiones, no se consumen en frustración. La mediocridad se rechaza por la búsqueda de la excelencia, esa es la experiencia de los que en la formación académica hemos estado en más de tres décadas. 

Nuestros estudiantes en la sinergia del saber, entienden que ser y estar cada vez mas lejos de este régimen, es la salida más honorable para estos, sus familias y la Patria. 

Jose Ernesto Pons B
joseponschene@hotmail.com
@joseponsb

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domingo, 28 de septiembre de 2014

CARLOS E. AGUILERA A., LA CHIKUNGUNYA CHAVISTA

Un amigo lector me sugiere explique que se entiende por Default, termino utilizado en los últimos días con frecuencia.  Bien, según los entendidos de la materia económica Default significa la suspensión de pagos es un término habitualmente utilizado en finanzas para hacer referencia a una situación en la que el prestatario no hace frente a las obligaciones legales que tiene con sus acreedores en la forma establecida en el contrato de reconocimiento de la deuda. 

El default puede producirse con distintos tipos de deuda, ya sean bonos, hipotecas o préstamos.

Desde el punto de vista de la economía internacional, el término "default" es habitualmente utilizado para hacer referencia al impago de la deuda soberana (sovereign default), es decir, cuando un gobierno adopta la decisión de no pagar su deuda externa.

Y eso es lo que se teme ocurra en Venezuela, visto el cuadro que presentan las finanzas públicas, que desde hace 15 años cayeron en un barril sin fondo. Así lo advierten reconocidos economistas y expertos financistas nacionales e internacionales, que temen pueda presentarse una quiebra que viene a ser una situación jurídica en la que el gobierno no pueda hacer frente a los pagos que debe realizar, porque estos son superiores a sus recursos económicos disponibles. La pregunta de rigor es, ¿Cómo el gobierno chavista honrará dichos compromisos con  China, Rusia y otros países con los que ha firmado convenios o acuerdos, cuyos préstamos según algunos entendidos supera los 75 mil millones de dólares, hasta los actuales momentos?

A ello se suma – lo que en recientes días denunciaron Ricardo Haussman y Miguel Ángel Santos – quienes se preguntan si es moralmente honrado pagar los 5.200 millones de dólares en bonos de la deuda externa el próximo mes de octubre, cuando se le deben 3.500 millones a las farmacéuticas, 4.200 a los importadores de alimentos, 3.000 millones a la industria automotriz y 3.700 millones a las aerolíneas. Y la respuesta  de Maduro es que los demandará por participar en una “conspiración internacional”.

El riesgo de default que advierten los economistas es apenas una consecuencia de la profunda crisis de ética política que ha consumido a líderes, partidos y ciudadanos por igual. Hugo Chávez reivindicó la legitimidad de su fracasado golpe de estado contra Carlos Andrés Pérez, tras pedir financiamiento al Fondo Monetario Internacional a cambio de implementar un paquete de medidas, que implicaban: eliminar la tasa de cambio preferencial, liberar los precios de los bienes y servicios, aumentar la gasolina y reducir el gasto público y el déficit fiscal. Con este ofrecimiento populista y demagógico, convenció a quienes lo encumbraron al poder. En mala hora.

No conforme con ello, Maduro se niega a renegociar los términos de la deuda externa y se propone vender Citgo, un activo que la industria petrolera venezolana no podrá recuperar y que la pone en minusvalía frente a otros competidores regionales en los mercados energéticos internacionales. Exige a los funcionarios públicos “eficiencia” para evitar se desangren los recursos que ha perdido el Estado en los últimos 15 años a través de la corrupción, y decreta la creación de un sexto fondo de desarrollo sobre el que no habrá contraloría alguna, que de paso nunca lo ha habido.

Una vez que todos los actores económicos y sociales del país se volvieron dependientes de la liquidación de dólares, el Ejecutivo cerró el grifo de las divisas y arrancó la transición hacia un modelo que impone el control del Estado sobre la libertad de producir, crear, opinar y progresar y ello ha derivado en una profunda crisis que ha afectado mayoritariamente a comerciantes, empresarios, industriales y finalmente al ciudadano común que cada día ve con angustia, desesperación e incapacidad, que el salario mínimo que percibe: Bs. 4.254,oo mensuales, apenas le alcanza, ya que el valor de la canasta básica supera los Bs. 18.000,oo, además de los gastos ordinarios del hogar (alquiler, transporte, ropa, calzado y demás).

Maduro está atrapado en un dilema similar al que entrampó a CAP, que trató de encontrar la forma de hacer que el pueblo pague el coste del ajuste sin que proteste, y aún cuando rote a sus Ministros en el gabinete, conformado en su mayoría por militares, que sobrepasan de 398 en Ministerios, Institutos Autónomos y empresas del estado, no podrá superar tal coyuntura, porque no tiene la ascendencia política ni la capacidad con la que contaban CAP y Chávez,

El chikungunya ha cristalizado la inoperancia de la gestión de Nicolás Maduro en una nueva dimensión. El brote coincide con el punto más crítico de escasez de medicamentos, reactivos e insumos sanitarios que se ha registrado este año por la falta de dólares para cubrir estas importaciones. Mientras los pacientes se mueren de mengua en las emergencias de los hospitales de todo el país, por falta de acetaminofén para tratar el chikungunya o de hilos para hacer suturas en las cirugías, el gobierno insiste en que no hay comida, ni desodorantes, ni repuestos para vehículos por el contrabando de extracción en la frontera con Colombia y el coletazo que dejaron las protestas de principios de año.

Esta es la verdadera Chikungunya que lacera la piel de los venezolanos, por la mediocridad con la que se manejan los destinos de la nación.

José Ingenieros, filósofo argentino, profesor de psicología experimental, considerado uno de los máximos representantes del positivismo en Latinoamérica, como miembro del Partido Socialista, defendió también la idea de que la lucha de clases era una de las múltiples manifestaciones de la lucha por la vida, al mismo tiempo que criticaba al hombre mediocre, como observamos en algunos de sus pensamientos, que a continuación reproducimos:

*  "Cada cierto tiempo el equilibrio social se rompe a favor de la mediocridad. El ambiente se torna refractario a todo afán de perfección, los ideales se debilitan y la dignidad se ausenta; los hombres acomodaticios tienen su primavera florida.

*  El mediocre ignora el justo medio, nunca hace un juicio sobre sí, desconoce la autocrítica, está condenado a permanecer en su módico refugio.

* El mediocre rechaza el diálogo, no se atreve a confrontar, con el que piensa distinto. Es fundamentalmente inseguro y busca excusas que siempre se apoyan en la descalificación del otro. Carece de coraje para expresar o debatir públicamente sus ideas, propósitos y proyectos. Se comunica mediante el monólogo y el aplauso.

* El mediocre no logra liberarse de sus resentimientos, viejísimo problema que siempre desnaturaliza a la Justicia.

*  No soporta las formas, las confunde con formalidades, por lo cual desconoce la cortesía, que es una forma de respeto por los demás

* Los que piensan y actúan así integran una comunidad enferma y más grave aún, la dirigen, o pretenden hacerlo.

* Esta actitud lo encierra en la convicción de que él posee la verdad, la luz, y su adversario el error, la oscuridad

* Se siente libre de culpa y serena su conciencia si disposiciones legales lo liberan de las sanciones por las faltas que cometió.

*  La impunidad lo tranquiliza.

*  Siempre hay mediocres, son perennes. Lo que varía es su prestigio y su influencia.

*  Cuando se reemplaza lo cualitativo por lo conveniente, el rebelde es igual al lacayo, porque los valores se acomodan a las circunstancias.

* Hay más presencias personales que proyectos.

* La declinación de la "educación" y su confusión con "enseñanza" permiten una sociedad sin ideales y sin cultura, lo que facilita la existencia de políticos ignorantes y rapaces".

Carlos E. Aguilera A.,
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)

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sábado, 6 de septiembre de 2014

EMILIO NOUEL, EL SACUDÓN, UN AJUSTE BUROCRÁTICO DENTRO DE LA MEDIOCRIDAD

Lo dicho: plus ça change, plus c’est la même chose. (Cuanto más esto cambia, más es la misma cosa.)

Nada nuevo en el discurso, la misma retórica manida y hueca, ideología de pacotilla para incautos y gente poco informada. Mientras más cambiamos, más somos lo mismo; corrijo, estamos peores. 

Rumbo franco al precipicio, gracias, y parafraseando al poeta, a los vapores de la fantasía de un petrosocialismo fallido, decadente.

Tampoco nada novedoso en los cambios ministeriales; sólo reciclaje y enroques entre la mediocridad imperante. Un incapaz y fracasado en un cargo lo trasladan para que ponga la torta en otro, y la mayoría se queda en su lugar.  ¿Dónde está el sacudón?
La maraña burocrática se hace más intrincada e irracional, y una vez más, la manía nominalista se desmanda para hacer creer que el fondo de las cosas mudará por arte de magia colocando un apelativo diferente para los cargos. De manera solemne y rimbombante se proclama: “Vicepresidente para la soberanía política”, “Vicepresidente para el Desarrollo del Socialismo Territorial”. ¡Vaya usted a saber de qué diablos se ocuparán estos cargos!
Aparte del desvarío que evidencia quien los creó, el único sentido que uno ve en estas designaciones es que se han hecho para repartir cuotas de poder entre alacranes rojos desavenidos. ¿Cuál facción avanza en este reajuste? ¿Cual retrocede? No está claro.
Maduro no asume que haya algún problema en el país, todo estaría marchando a las mil maravillas, a lo sumo, hay dificultades en los trámites burocráticos que debemos hacer los ciudadanos. La grave crisis que golpea inmisericordemente los bolsillos de los venezolanos sería un invento de la oposición.
No hay dólares para importaciones de productos básicos, medicamentos y materia primas, generándose, por tanto, una gran escasez, pero eso no es más, según el presidente, que una patraña difundida por la burguesía.
Para descaminar a la gente, conciben una engañifa acerca del trasiego de  productos de consumo masivo hacia Colombia, haciendo el ridículo ante el mundo con conceptos disparatados como el de “contrabando de extracción interna”.
Los empresarios -los que quedan- pequeños, medianos y grandes, no pueden otear el futuro, incapacitados de hacer cálculos para sus negocios. Inflación, tasas de interés y de cambio, controles, crecimiento del PIB, empleo, producción, en tales índices sólo hay incertidumbre, quedando sólo margen para la adivinación. El BCV esconde ilegalmente las cifras de la inflación mensual desde hace dos meses.  
Un mínimo propósito de enmienda en el gobierno ni por asomo se ve. Brújula pérdida, si es que alguna vez tuvo alguna. Repetición de experimentos de aprendiz de brujo. Reincidencia en los desaciertos propios y los ajenos.
No hay lucidez, ni deseos de rectificar, mucho menos intención de dialogar con el país. No hay conciencia del crítico brete en que estamos. La ideología desquiciada se impone, y cuando no, es una aberrante voluntad de aferrarse al poder por el poder mismo. No es de extrañar que la postergación de medidas económicas necesarias se deba a perspectiva incierta de las parlamentarias de 2015. Mientras tanto, que el país se termine de hundir.
Por lo pronto, seguimos cuesta abajo y sin frenos hacia la debacle. El gobierno quiere arrastrarnos a todos a su curso suicida. Lo que queda claro es que con mediocres y corruptos no saldremos de este angustioso trance. 
 
Emilio Nouel V.
emilio.nouel@gmail.com
@ENouelV

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domingo, 15 de junio de 2014

ISA DOBLES, LA MEDIOCRIDAD SIN LÍMITES

“A Betancourt van a llevarlo a Santo Domingo; Chapita Trujillo quiere darse el gusto de meterlo en un caldero de agua hirviendo y oírlo chillar como las langostas cuando se cuecen“. Así, clarito, lo cuenta en sus “conversaciones” Oscar Zamora Conde, edecán, amigo, hombre leal de Rómulo.

Los mismos sentimientos expresados por el difunto cuando en su impetuoso discurso de campaña pedía las cabezas de los líderes adecos para freírlos en un calderón de aceite – sentimientos que alimentan los que no pueden enfrentar nunca sus complejos, sus debilidades y amarguras.

Mi padre, Alejandro Oropeza Castillo, trató de convencerlo que no fuera. Pero Rómulo esgrimió lo mismo de siempre: ”Van a creer que tengo miedo”. Que nunca tuvo.

Éste no era el primer ataque que sufriría. Nunca hubo duda alguna de la participación de Trujillo, esa historia era ya muy larga. Sus quemaduras fueron muy graves, muy dolorosas. Época terrible de América.

El país estaba en vilo… esperando ver al Presidente, como apareció, impresionante: las manos vendadas como guantes de boxeo; los labios sangrantes, casi cerrados los ojos.

Uno lo veía allí, a horas apenas de aquella explosión, y lo que recibía venía de aquella fuerza íntima, de aquella convicción del reto por cumplir, que no podías menos que escucharlo y grabar en la mente la visión histórica del momento.

“Estoy hablándoles desde mi cama de enfermo. Tendré que ser breve, entre las heridas leves que recibí ayer una quemadura en el labio me dificulta la modulación de las palabras. Quiero decirle al pueblo de Venezuela que debe tener confianza en la estabiidad del gobierno que eligió para cumplir su mandato como he venido diciendo y hoy reitero al pueblo que esa oportunidad y coyuntura deben servirnos para que hagamos un exámen de conciencia. Los enemigos del avance democrático y desarrollo economico de la nacion no han sido definitivamente vencidos… sino derrotados”.

Chapita tuvo historial, evidencias ciertas... ¿Y aquí? Venezolanos escarnecidos, humillados, amenazados que esperan poner entre rejas aunque con ello profundicen su propia tumba. ¡Y Jorge Rodriguez como portavoz. Por Dios! La mediocridad ciertamente no tiene límites.

Isa Dobles
dobisa@cantv.net
@IsaOropeza


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viernes, 11 de octubre de 2013

MERCEDES PULIDO, SUPERAR LA MEDIOCRIDAD: DIFÍCIL PERO NO IMPOSIBLE, CASO REPUBLICA DOMINICANA

Entre los cambios de mentalidad que la tecnología nos está exigiendo, es sentirnos socios y aliados con la diversidad humana en nuestros horizontes y expectativas de vida dejando de ser súbditos y sumisos a las estructuras jerárquicas dominantes que venden el sueño de la felicidad por la acumulación de bienestar.

La reciente tragedia de los migrantes en Italia no es más que la punta del iceberg de la defensa a ultranza de todo lo que pueda afectar nuestro goce de bienestar. En la conferencia Mundial de Población (1994) el Presidente de Senegal, Leopoldo Senghor, poeta y gran demócrata, le respondió a Europa las recriminaciones que le hacían por no poder África impedir el flujo ilegal de sus poblaciones señalando que mientras las imágenes televisadas fueran de un goce infinito de bienestar, él no podía negarle a sus pueblos las aspiraciones de superación humana. El Papa Francisco manifiesta que cada uno de nosotros tiene una visión de lo que es el Bien y también el Mal, debe elegir seguir el Bien y combatir el Mal como instrumentos para cambiar el mundo. Son las actitudes las que tenemos que cambiar.

Y lejos de cambiar las estamos copiando. Me refiero a la decisión reciente de República Dominicana de retirar la nacionalidad a los nacidos dominicanos que fueran hijos de ilegales haitianos, haciendo caso omiso del irrespeto a la retroactividad. El chantaje y compra de conciencias por retener el poder absoluto tal y como lo estamos viendo en nuestra realidad es evidencia de las apetencias de dominio sin relación para solucionar los problemas del caos y anarquía. En algunos recientes sondeos la desconfianza y la creciente carencia de solidaridad es manifiesta al punto que se nos percibe como la sociedad de mayor pérdida de apoyo mutuo o de responsabilidad colectiva. Para muestra un botón, las confrontaciones ante un paquete de harina o un litro de aceite, el asalto a un camión de carne y muerte de su chofer no solo por motorizados sino por automovilistas y transeúntes.

Durante la Revolución Francesa, entre 1790-95, son los mensajes mediocres los que movieron pasiones y decisiones. En tiempos de anarquía la inteligencia se exila y la gente se cansa de la incertidumbre y el caos, revelando que puede ser la violencia organizada la que recupera el orden con el alto costo de la exclusión y libertad, o es la oportunidad para una visión providencial dirigida a encauzar el tejido social recreando las instituciones y nuestras capacidades de aliarnos en las diferencias para innovar y construir alternativas y normas que permitan ser solidarios no solo con las debilidades, sino especialmente con la capacidad de aceptarnos diferentes y comprometidos con un horizonte compartido. Aliados en la búsqueda del Bien, hagamos esfuerzos por recuperar la confianza en el “Nosotros”, tal vez esa ha sido la sorpresa inesperada del Papa Francisco: Intentar la transparencia sin sumisiones
Mercedes Pulido

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viernes, 17 de mayo de 2013

CARLOS SCHULMAISTER, PROSPECTIVA DEL PODER DE LA RAZÓN ÉTICA, PROGRESISMO TRAMPOSO

Desde hace varios años asistimos en Argentina al deterioro  de la educación con el resultado de una creciente mediocridad general. Los stándares que miden la crisis reflejan índices cada vez más atroces, tanto que si los comparamos con los de cien años atrás no podemos menos que estremecernos pensando en el mundo que aguarda a los jóvenes actuales y a las próximas generaciones.
La decadencia constante del sistema educativo y del producto social consiguiente, es decir, la sociedad y la  cultura de los argentinos formados en aquél, revelan una irreversible tendencia al agravamiento de los resultados en el corto y mediano plazo, y por consiguiente en el largo.
Los procesos de expansión educativa y cultural que hemos conocido hasta hace medio siglo atrás son sólo meros recuerdos de un pasado que nunca más ha de volver ya que  la crisis general de la Argentina compromete seriamente la continuidad y crecimiento de la creación, el desarrollo, la calidad y el acceso social a la educación, y en consecuencia la transmisión intergeneracional de la cultura en general.
Por más que se creen nuevas universidades excepcionalmente alguna produce saberes nuevos, originales y útiles, en especial los  científicos. En general se dedican a reproducir pensamientos ajenos como relevamientos temáticos, resumiendo teorías ajenas aunque con diez años de atraso por lo general que habrá de pasar de mente a mente pero jamás se aplicará en ningún campo de la vida.
Tanto el intervencionismo como la desidia del Estado, según ámbitos y campos a considerar, por un lado, y el ideologismo político y sindical por el otro contribuyen a obstaculizar el  crecimiento sustentable o estratégico de aquellas variables, provocando constantes fenómenos de desconexión del sistema, de interrupción, de reducción, de atrofia, simplificación, fragmentación, superficialidad, elementalidad, instantaneidad y fugacidad de procesos inexorablemente sistémicos y estructurales. 
Dada la acelerada profundización de la crisis educativa y cultural es posible prever sus ominosas  repercusiones en los procesos de socialización, a la luz del deterioro constante de los valores humanistas producidos en la Modernidad. 
Por lo tanto, lo que está en zona de riesgo es todo.
Un factor simultáneamente causa y efecto de esta crisis es el impresionante deterioro del prestigio de la razón, cuestionado no sólo desde la incesante controversia intelectual culturosa, es decir, ésa que es movilizada por las izquierdas ociosas que merecen ser llamadas “progres” ya que no llegan a progresistas.
A ello se suma el  deletéreo poder corrosivo que la proliferación –en magnitud y diversidad- de sus producciones, discursos y teorías ejerce cada vez más sobre la comprensión social de la realidad, por un lado, y por el otro sobre la credibilidad de la función intelectual como función sectorial diferenciada.
Así, cada vez más se expande una incómoda sensación colectiva de desencanto con mensajes y con mensajeros, con voces y con voceros, atento a la evidencia de su ineficacia para la solución de problemas reales y concretos de la sociedad.
Aquí y en América latina las teorías, los discursos y los pensamientos supuestamente transformadores, sobre todo los hegemónicos, han perdido la sacralidad y la consideración social que supieron alcanzar en otros siglos. 
Hoy todo el mundo siente que ellos no sólo no alcanzan a producir las transformaciones necesarias para el bienestar del conjunto de la sociedad sino que directamente son mentirosos y tramposos y trabajan en su contra, generando además –como si lo anterior fuera poco- un hartazgo y un rechazo social creciente, y a priori, de pensamientos y pensadores, tanto de los ya conocidos como de los por conocer.
La recurrencia de nuestros fracasos societales de conjunto en lo económico, político y social, junto con el alejamiento y relativismo de la ética y la moral social, así como del  espíritu democrático y de un auténtico anhelo de progreso -a contrapelo de los éxitos habituales de personeros, grupos y corporaciones gobernantes vinculados al control de los resortes del poder- ha llevado en las últimas décadas a un creciente escepticismo respecto del valor del orden y del saber, y en especial del saber científico, para la vida social sustentable.
Ello ha producido reactivamente un  resurgimiento del pensamiento mágico y de nuevas metafísicas de discutible veracidad a la que se aferran los nuevos desencantados de la razón en busca de alternativas éticas y estéticas. Incluso al punto de que lógicas absolutamente incompatibles y tradicionalmente enfrentadas aparecen cada vez más conciliadas y avalándose mutuamente en ámbitos y niveles académicos supuestamente prestigiosos.
No es aventurado suponer -de continuar esta tendencia-  que ambos tipos de pensamiento, el racional y el mágico, colocados en un pie de igualdad, terminarán por agotar la credibilidad y la paciencia humana produciendo un estado colectivo de incredulidad general.
Si detrás de toda creencia subyacen las voluntades que han contribuido a su credibilidad, tanto las que se han convencido de ésta, como las que lo han hecho a partir de actos de fe o mediante opciones sin mayores fundamentos podemos prever que como sociedad en riesgo creciente marchamos hacia el fin colectivo del deseo y la voluntad de creer.
Por este camino, desgraciadamente, lo que triunfará finalmente será lo otro, no la razón ni la metafísica, ni la magia ni la religión, sino el rechazo de todo conocimiento, de todo sistema de ideas organizadoras del mundo. En suma,  el fin del creer en algo, en cualquier cosa, la desaparición por igual de la razón y de la fe, y peor aún, de la voluntad.
Así parecen demostrarlo muchos comportamientos humanos tanto entre nosotros como a escala mundial, cada vez más incomprensibles a la luz de los discursos y prácticas reales actuales supuestamente basados en lo que es tenido como racionalidad política, filosófica y ética.
Desfasajes, desvíos, distorsiones, atajos y justificaciones, tanto teóricas como de hecho, horadan y corroen continuadamente y sin tapujos los tradicionales sistemas y concepciones que por siglos constituyeron elevadas formas de la conciencia política y social del humanismo. Tanto y tan gravemente que han perdido poder explicativo de nuestros derrapes y derivas conscientes e inconscientes.
Mejor dicho, explicar es lo único que pueden seguir haciendo hasta cierto punto, ya que lo que deberían hacer prioritariamente y no pueden es proponer un nuevo sentido a la vida, a la aventura humana, ofrecer nuevos incentivos y generar motivaciones para querer vivir mejor recuperando plenitud vital… pero su alejamiento de la vida se los impide.
Por lo mismo, se nota la ausencia de un nuevo tipo de enfoque, de un punto de observación  distinto con un nuevo objeto de examen, que deje atrás tanta hojarasca inservible que con apariencia crítica termina siempre legitimando la injusticia existente y por consiguiente al sistema en su conjunto tal cual se presenta. 
Se echa de menos la existencia de un nuevo espacio para explorar e investigar más allá de la política que conocemos; quizá una suerte de metapolítica que no sea, sin embargo, la metafísica de la política. 
Probablemente desde ahí haya más posibilidades de descubrir algo nuevo aunque por el momento no sepamos qué es (yo no lo sé, aunque sí existen algunos que saben qué buscar), que sea capaz de facilitar la producción de nuevos comportamientos políticos limpios.
Pese a que algunos consideran que la política en Argentina nunca existió, y a que para otros si bien existió en realidad nació sin vida, como mera fantasmagoría -difiriendo éstos últimos tan sólo en las fechas a considerar- lo cierto es que aquí ha muerto la política pues lo que hoy existe como tal no es digno de ser llamado así, incluidos los políticos en general, culpables principales de su desnaturalización junto con otros integrantes y corporaciones del establishment, amén de la ciudadanía en general, especialmente en los últimos treinta años, desde el retorno de la vida institucional hasta hoy.
Ellos la convirtieron en criptopolítica (“política” de la oscuridad, el silencio y el olvido), “política” degenerada que ha abandonado los supuestos basales del quehacer político, aquellos del servicio y el bien común, que han sustituido descaradamente por la manipulación de la fuerza y la riqueza en beneficio de camándulas de asaltantes del gobierno y del Estado, falsamente legitimadas institucionalmente, en el colmo de la abominación ética.
Por ellos, por las cooperativas y asociaciones de corruptos y corruptores la política se degradó hasta niveles increíbles y se desnaturalizó para no servir ya ni siquiera para la administración de la escasez estructural de recursos económicos genuinos a cargo de los gobiernos, ni para la contención de conflictos sociales cada vez más grandes. Es decir, la concepción grande de la política es creación y bien común, mientras que la concepción mínima atiende sólo a la contención, pero ni siquiera ésta última es posible hoy entre nosotros.
Actualmente la política, tal cual es concebida y sostenida por los empoderados depredadores del sistema, es lisa y llanamente una actividad terrorista y antisocial para robar y humillar a la nación y a la sociedad. 
Este ominoso presente es ya una pesada espada de Damocles sobre la sociedad. La pregunta del millón es hasta cuándo la tensión entre lo instituido y lo instituyente podrá ser controlada, reprimida y sofocada por la fuerza del sistema, o bien cuándo, en qué momento, ésta  será  superada por una fuerza de origen y sentido opuesto.
Sólo una metapolítica, o una política no formalizada pero abierta y transparente, puede ayudar a cualquier sociedad a revertir esa involución compleja que a todas luces conduce a la antipolítica, tanto si se la enfoca desde el poder y de cara a la sociedad como si se lo hace a la inversa.
Si la política se basa cada vez más, de hecho, en la concepción del poder vertical descendente desde una reducida cumbre y como capacidad personal de dominio y autoridad sobre la sociedad, la metapolítica debe buscar aquello que sabemos teóricamente pero que es un inédito posible: una forma horizontal desde unas bases amplias con sentido ascendente como expresión de resistencia social ante la degradación política actual, siendo su tarea principal desmontar críticamente el descomunal edificio político cultural del sistema, pero esto implica llevarlo hasta las últimas consecuencias, no en el sentido de hacer una revolución para crear un nuevo y consiguiente poder conservador, sino en el de discutir y eventualmente tomar partido por nuevas certezas, echando abajo tantos mitos y presupuestos que no sirven a la sociedad ni a sus miembros sino a quienes gobiernan y tienen el poder.
No pienso sólo en los mitos negativos, los clásicos, que pueden ser negativos para la sociedad y útiles para los poderosos, sino en todos los mitos, incluidos los que pueden llamarse mitos inútiles, y sobre todo en los más nuevos. Como se apreciará, no los nombro deliberadamente pues prefiero que el lector piense que existen mitos clásicos, nuevos y novísimos, otros que son negativos/positivos según para quién, y mitos inútiles (inútiles pero que traen cola…).
Me gustaría que alguien los pensara, los buscara, los hallara y los enunciara, y muchos los debatieran. Por mi parte, hace años que vengo hablando de ellos, ahora deseo que activen neuronas los demás, a ver si la lectura de artículos de crítica sirve y dura más allá del tiempo que insume su lectura. Razonar es cosa de todos, no exclusivamente de intelectuales ni de ciertos sectores especiales.
Sólo después de esas tareas será posible y deseable para el conjunto de la sociedad aspirar a lograr nuevas formas saludables de delegación y representación política en un nuevo marco de recuperación del valor  social de los derechos y obligaciones, de las responsabilidades y de la custodia rigurosa de aquello que se haya recuperado o refundado.
Para finalizar, quiero decir al lector, por si no lo ha descubierto aún, que lo más grave que nos aguarda es la resignación, la indiferencia, la muerte de la esperanza, individual y socialmente.
En consecuencia, lo que me mueve en particular es contribuir a que el soplo de vida no se apague. Como podrán apreciar, creo que la esperanza auténtica puede reaparecer… siempre que se trabaje en ella, nunca mágicamente ni por revelación de ninguna clase, ni por consumir un artículo periodístico.
carlos@schulmaister.com

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domingo, 6 de noviembre de 2011

TEÓDULO LÓPEZ MELÉNDEZ: EL PAÍS EMPOBRECIDO

El país da muestras por doquier de cansancio e indolencia. El país da muestras falsas de vitalidad quedándose en lo superficial y en lo anecdótico. El país carece de oxígeno. El país discute acaloradamente sobre banalidades. El país se solaza en la mediocridad y en el absurdo. El país se centra en lo intrascendente y en lo irrazonable. El país da lástima.

Aquí no vemos otra cosa que demostraciones ocasionales de salud mediante un trote que celebra el ingreso a la Academia Militar, convirtiendo el estado físico y mental del Jefe del Estado en una regular parodia cuando en cualquier país decente lo que se hace es informar si el titular del cargo puede ejercerlo, como acaba de suceder con el presidente de los Estados Unidos quien aprobó el examen médico.

Aquí no vemos otra cosa que anuncio de apoyos a precandidaturas presidenciales sobre la base de regionalismos trasnochados, como si ello constituyera base suficiente para decirle al país todo que a tal estado o región ya es hora de que le corresponda un presidente. Parecieran manifestaciones típicas de fines del siglo XIX en que los andinos gobernaban por el hecho de serlo.

Un incidente, provocado o no, inducido o no, maniobra o no, trampa o no, se convierte en una discusión altisonante sobre nuestra capacidad etílica, sobre que personaje del gobierno o de la oposición ha aparecido más en condiciones supuestas o no de intoxicación de licor. Se llega a extremo de hacer campañas mediáticas sobre la borrachera supuesta o no de alguien, a proclamar que los otros no pueden aludir a tales hechos porque los practican más y mejor.

Se debate sobre los términos que inventan los publicistas para remarcar ropa vieja y deteriorada y se asumen porque desde antes que los asesores con sus invenciones destruyeran propósitos había una simpatía originada en afinidades que nada tienen que ver con la decisión sobre el futuro del país.

Se insulta y desde el otro lado se celebra al que gritó respondiendo los insultos con otros más fuertes y sonoros. Se aprovecha cada incidente, banal o no, para fabricas héroes que suplanten la propia voluntad, héroes de corta duración, pero que llenan el espacio de las propias impotencias.

Se recurre a la burla socarrona, a la frase intrascendente, a la menudencia insignificante, para rellenar un espacio que rechaza las ideas y los planteamientos de fondo. Se deteriora, se corroe, se vive del recurrir a alguna expresión supuestamente graciosa para ocultar una mediocridad generalizada que coloca a la nación en uno de sus peores momentos y en uno de sus decaimientos más pronunciados.

La retroalimentación de lo vacuo, cual dos probetas que hierven al son de una llama sin luz, hace el experimento de la competencia por el palmarés de lo muerto un espectáculo lamentable, un teatro de la puerilidad, un escenario de la nimiedad, un derrumbe del edificio de la racionalidad.

El país da pena. Se alega estar en un momento trascedente pero se enmarca, se forra, se envuelve en la más absoluta de las futilidades. Algún supuesto intelectual escribe textos con títulos que incitan a la confusión y que muestran sus desvaríos mentales. El país es un bojote dejado a merced de los depredadores y de la inconsistencia.

El país vive uno de los peores momentos mentales de su historia. El país está tirado allí, dejado allí, sólo y a merced de supuestas ilusiones y de enrarecidos sueños. El país recurre a masturbaciones mentales para evitar un acceso de lucidez o un ataque de conciencia.

El país anda muy mal. El país nos está mostrando como ha languidecido, como ha ido empobreciéndose, como se ha hecho este dolor que muy pocos llevamos a cuestas.


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sábado, 12 de febrero de 2011

LAS TRES M…MINISTROS, MEDIOCRES Y MENTIROSOS. ENRIQUE PEREIRA

Dicen lo que quieren decir, y dejan de contestar lo que deben contestar.

Ayer la Asamblea nos mostró el inicio de lo que no estábamos a acostumbrados a observar. Un país tuvo la oportunidad de escuchar preguntas y respuestas que lamentablemente contrastan con la realidad que todos vivimos.

Verbos construidos para hacer entender a quien escucha, de una realidad que choca con la que todos los días vivimos los venezolanos. Lo que se hizo, se confunde con lo que se hará y lo que se hizo mal, se auto perdona, en medio de vagas promesas de hacerlo mejor.

La revolución aguanta cualquier explicación, incluyendo la posibilidad de que –en aras de la patria grande- los militares cubanos estén sembrados en nuestra fuerza armada. La Constitución prohíbe la acción política de los militares, pero su general de cuatro soles, se baila el librito delante de la nación, expresándose como un político más. El presidente de la Asamblea insulta desproporcionadamente  a un diputado de la oposición, que excedía su tiempo de palabra, sin que se le mueva una ceja.

Asambleístas y Ministros que avanzan en la técnica de descalificar a los otros, en ambos bandos, como herramienta de trabajo. Discursos gritados, con referencias a pasados lejanos, llenos de rencores, imprecisiones, medias verdades y medias mentiras. Eso es lo que hay.

Reconocerse implica respetarse mutuamente. La revolución no puede seguir hablando de un pueblo, que cada vez más es una entelequia antecesora de un cascarón vacío. Pueblo es el qué con sus votos ha venido creciendo en las urnas y se ha manifestado en las dos últimas consultas. La revolución no nos reconocerá hasta que le explotemos en la cara. Tampoco lo hicieron en Túnez y Egipto, hasta que la presión de esos desconocidos e inexistentes empujó las puertas de palacio.

La oposición tiene una combinación interesante, con personas muy preparadas, en la bancada. Aprenderán rápido a manejarse en ese ambiente hostil y a gritar menos y prepararse mejor con información sólida y bien elaborada. El país observa y es el país el que decide. Desnudar a los asambleístas que gritan discursos vacios es una necesidad inminente. Casos concretos, bien soportados, le hablarán a la nación de lo que esta Asamblea ha estado ocultando por años. Procesos de investigación, ahora que se puede hurgar puertas adentro, mostrarán al país la realidad de esta revolución. El juego apenas comienza.

Este debe ser el camino. Extirpar a la revolución de mentiras  se hará por la vía de terminar de convencer a la poca plataforma que los soporta. Sin dinero y sin pueblo, no se puede extender esta sarta de barbaridades que cometen cada día. Los aplausos y las risas no consideran al pueblo que dicen amar y que sufre cada día los resultados nefastos de su gestión. Yo me uno al grito de rechazo de este socialismo de mentiras que acaba con nuestro progreso.

Enrique Pereira @pereiralibre
vienegrande@yahoo.es
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