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jueves, 9 de abril de 2015

ANÍBAL ROMERO, LA GRAN VICTORIA DE HUGO CHÁVEZ

¿Perdió la brújula política la oposición venezolana, o acaso su brújula apunta firmemente en la dirección de apaciguar al régimen chavista y convivir junto al mismo, en lugar de confrontarlo? Formulo la pregunta a raíz de las reacciones opositoras ante la reciente decisión de Washington, dirigida de un lado a precisar de una vez por todas que el régimen venezolano constituye una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos, y de otro lado a sancionar de manera específica a un grupo de funcionarios civiles y militares por acciones vinculadas a la violación de derechos humanos, entre otros asuntos.

Antes de abordar mi interrogante debo dejar claro que separo de mis consideraciones a María Corina Machado, Leopoldo López, Antonio Ledezma y otros pocos, cuya inequívoca postura de enfrentamiento al régimen les ubica en un plano propio.

Dos puntos son obvios: en primer término que la decisión de Washington se refiere al régimen que ahora domina a Venezuela, y no a la nación como un todo ni al pueblo venezolano en su conjunto. La redacción ambigua de un documento puede ser utilizada para manipularle con propósitos de propaganda, pero ello no hace desaparecer su sustancia. En segundo lugar, el hecho de que el régimen chavista procure sacar provecho de lo ocurrido no es sorprendente; tales distorsiones son un conocido y esencial componente del arsenal ideológico castrista, heredado de las técnicas de agitación y propaganda que los bolcheviques inventaron y sus discípulos han perfeccionado durante décadas. En todo esto nada hay de nuevo. Lo que sí llama la atención es la reacción de buena parte de la oposición, que se ha visto una vez más colocada a la defensiva por la cruda y patente maniobra del régimen orientada a confundir, desviar la atención y tender otra cortina de humo que esconda la crisis a la que el chavismo ha conducido a Venezuela.

Veamos: a lo largo de diecisiete años el régimen chavista se ha convertido en un factor fundamental de subversión política en América Latina y más allá. Se ha aliado con los Estados forajidos del planeta y con algunos de los más enconados enemigos de Washington, entre ellos Irán, el Irak de Saddam Hussein, Siria, Corea del Norte y Cuba. Ha respaldado igualmente a los grupos palestinos más radicales y expresado sus simpatías (quizás más que eso) hacia grupos extremistas como Hamas, Hezbola, ISIS, y las guerrillas colombianas.

De paso, el régimen chavista se ha asociado con los principales rivales geopolíticos de Washington en el mundo, es decir China y Rusia, y ha adelantado una política sistemática e incesante de lucha contra Estados Unidos en todos los frentes diplomáticos, tanto bilaterales como multilaterales, creando organizaciones paralelas cuya razón de ser y objetivo primordial es atacar y erosionar en lo posible los intereses e iniciativas de Washington en los diversos niveles de acción internacional y tratándose de lo que sea, desde el tema de las armas químicas que emplea Assad en Siria hasta los ensayos nucleares de Kim Jong-un en la península coreana.

Además de lo expuesto, cabe añadir las fundamentadas acusaciones acerca de las oscuras prácticas del régimen en el terreno de las finanzas internacionales, así como el sensible tema del narcotráfico, que de un modo u otro sitúa a la actual Venezuela en el ojo del huracán, en vista de la notoria masa de drogas ilícitas que según reportes confiables se desplaza por nuestro país, usándole como vía de tránsito.

Para nadie es un secreto que el régimen chavista considera a Estados Unidos su peor enemigo, que su política exterior está nítidamente orientada a mantener y agudizar la pugna permanente contra el “Imperio”, que su retórica y actividades se dirigen hacia –y son justificadas por– un implacable rechazo a Washington, la “democracia burguesa”, el capitalismo y todos los esquemas de alianzas estratégicas que Estados Unidos encabeza en el ámbito regional y global.

Entonces, ¿a qué viene tanta alharaca por el hecho de que, tras diecisiete años de soportar los insultos, ofensas, agresiones, embestidas y agravios del régimen, y de aguantar la iracundia y tropelías de nuestros atolondrados revolucionarios, Washington haya decidido poner los puntos sobre las íes y ajustar su postura política y diplomática a la realidad, tal como es? ¿Por qué tanto alboroto a raíz de que Estados Unidos haya finalmente optado por responder ante el palpable proceso de destrucción de la libertad y la democracia en Venezuela y la violación de nuestros derechos, dejando en claro que lo que está pasando en nuestro país constituye sin duda una amenaza a los principios e intereses que el coloso del norte defiende?

Cabe reflexionar sobre dos temas que se enlazan acá: por una parte, no sabemos qué ingredientes adicionales, aparte del catálogo de fechorías ya señaladas anteriormente, qué locuras suplementarias, qué otros desmanes ha cometido el régimen chavista dentro y fuera de nuestras fronteras, impulsado por sus sueños de enfrentamiento épico y planetario contra el “Imperio”. No sabemos, en otras palabras, si Washington conoce verdades que nosotros ignoramos, relativas a las actividades del régimen chavista en diversos ámbitos internacionales en alianza con gobiernos, grupos, organizaciones e individuos a quienes Occidente ha colocado en las listas de indeseables o de enemigos declarados por sus vínculos con el terrorismo, la proliferación nuclear, los fraudes financieros, el narcotráfico y el lavado de dinero. No sabemos, en síntesis, qué otros elementos puede haber tras la decisión estadounidense de establecer que el régimen chavista constituye una amenaza a su seguridad nacional. Pero no sería extraño que tales elementos adicionales e incriminatorios existan.

Todo esto, en segundo lugar, debería haber hecho entender a la oposición venezolana el impacto disuasivo de la decisión de Washington, y su significado para una lucha que prosigue y seguramente aún producirá numerosos vaivenes.

Uno se asombra, por tanto, al constatar que numerosos dirigentes y comentaristas  de oposición, y figuras que incluyen hasta al cardenal de la Iglesia Católica, no solamente califican de “inoportuna” la decisión soberana del gobierno estadounidense, sino que –lo que es todavía más absurdo– se ponen del lado del régimen que ha llevado a Venezuela al abismo, interpretando lo hecho por Washington como una especie de afrenta a nuestro país, en lugar de asumir la acción estadounidense como lo que sin duda es: una reacción perfectamente explicable ante un gobierno hostil, y un instrumento disuasivo para minimizar y contener el rumbo represivo que claramente ha tomado el régimen chavista, ante el creciente malestar que genera su delirio.

Después de diecisiete años de abandono a la oposición por parte de la comunidad internacional en general e interamericana en particular, y luego de incontables solicitudes de apoyo desde el bando democrático a la lucha por la libertad en Venezuela, finalmente Washington hizo algo, tan solo para recibir a cambio las críticas de una oposición extraviada, que jamás ha entendido o querido entender la naturaleza del régimen chavista.

La claudicación ideológica de la oposición venezolana ha alcanzado su punto culminante estos pasados días, poniendo de manifiesto que Hugo Chávez logró una gran victoria en medio de sus abusos, disparates y desafueros, quizás su más importante y significativa victoria en lo que concierne al incierto porvenir de Venezuela. Chávez convirtió a casi todos los políticos en sus imitadores y “clones” ideológicos, un tanto atenuados quizás, pero en esencia colocados sobre el terreno del populismo de izquierda y del pueril patrioterismo antiyanqui, característicos del ancestral complejo de inferioridad latinoamericano ante Estados Unidos. Chávez movió a todo el país hacia la izquierda, hacia el universo ideológico de lo que Von Mises llamó la “mentalidad anticapitalista”, y con ello logró que la oposición no represente una opción en esencia diferente, sino  más bien una versión mitigada de su socialismo atávico y empobrecedor. En síntesis, en Venezuela (casi) todos somos de izquierda (aunque me excluyo en lo personal), socialistas y antiimperialistas, a pesar de que algunos se cubran con ropajes de centro-izquierda u otros eufemismos semejantes, que a la postre desembocan en lo mismo.

Hacia el futuro, si es que el régimen se degrada mediante un proceso de desgaste, a nuestro país le espera una mediocre pugna entre una izquierda radical, ya sembrada a largo plazo por el chavismo, y otra izquierda pragmática pero también comprometida con el populismo “progresista” que nos ha conducido al foso en que nos encontramos, y que es y será siempre incapaz de sacarnos del atraso.

En función de lo expuesto previamente, puedo ahora dar respuesta a la interrogante planteada al comienzo: la oposición venezolana no ha perdido la brújula, pues su brújula política es la del de apaciguamiento y la convivencia con el régimen chavista. No busca reemplazarlo sino acomodarse al mismo y ajustarse a sus parámetros. No aspira a confrontarlo a objeto de abrir a este país en desgracia una ruta de libertad y prosperidad verdadera y perdurable. Lo que busca la oposición es medrar, evadiendo la verdad.

Anibal Romero
aromeroarticulos@yahoo.com

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domingo, 22 de febrero de 2015

EL ECONOMIST, VENEZUELA, THE REVOLUTION AT BAY, MISMANAGEMENT, CORRUPTION AND THE OIL SLUMP ARE FRAYING HUGO CHÁVEZ’S REGIME, WHOSE OIL IN BRAZIL?


TRADUCCION DEL INGLES AL ESPAÑOL
ADMINISTRACIÓN, CORRUPCIÓN Y RÉGIMEN, REVOLUCION EN CRISIS,  EL PETROLEO SE DESPLOMA,  ESTÁN DESHILACHADOS, HUGO CHÁVEZ, ¿PETROLEO EN BRASIL?
EN un miércoles por la noche unos 30 jubilados se han reunido en una habitación larga, iluminada en una galería comercial en gran parte abandonada en Santa Teresa, un barrio venido a menos y con hacinamiento en el centro de Caracas. Después de un video y algunos anuncios, Alexis Rondón, un funcionario del Ministerio de los movimientos sociales y comunas, comienza a hablar. "Chávez vive," dice. "No se equivoquen: nuestra revolución es más fuerte que nunca."
Palabras incoherentes del Sr. Rondón en los siguientes 45 minutos desmienten esa afirmación. Diciendo que Venezuela se enfrenta a una "guerra económica", dice sobre su audiencia para verificar las colas de alimentos extranjeros, que podrían ser los especuladores o alborotadores, y elaborar un censo del distrito para identificar activistas de la oposición y partidarios del gobierno. "Debemos imponernos fuertes controles", advierte. "Este será un año de lucha".
Sobre esto, al menos, señor Rondón es correcto. Dieciséis años después de que Hugo Chávez asumió el poder en Venezuela y dos años después de su muerte, las más graves amenazas a su supervivencia se enfrenta a su "revolución bolivariana". El régimen se está quedando sin dinero para las necesidades de importación y pagar sus deudas. Hay escasez de productos básicos, leche y harina para pañales champú y desechables. Las colas, a menudo de varios cientos de personas, forman cada día fuera de supermercados. Diez pacientes del Hospital Universitario de Caracas murieron durante el período de Navidad debido a la escasez de las válvulas del corazón.
Tanto impago de la deuda y las medidas que serían necesarias para evitar que se plantean riesgos para el régimen. Está en curso para perder una elección parlamentaria más adelante este año, que podría ser seguido por un referéndum para recordar el sucesor inepto e ignorado de Chávez, Nicolás Maduro. Eso podría traer revolución de Venezuela a un salida pacifica  y democrática tan pronto como 2016. Pero hay otras posibilidades más oscuras. Caracas rumorea con la especulación de que las fuerzas armadas puedn derrocar al Presidente.
Venezuela sufre de la combinación de años de mala administración y corrupción y la caída del precio del petróleo, que representa casi la totalidad de sus exportaciones. Chávez, un oficial del ejército, fue el beneficiario de la bonanza petrolera más grande de la historia. 2000-2012, Venezuela recibió unos $ 800 billones en ingresos del petróleo, o dos-y-uno-mitad veces tanto en términos reales, al igual que en los últimos 13 años. Gastó el dinero en el "socialismo del siglo XXI".
Algunos se fueron en la vivienda de cuidado de la salud y de bajo costo para los pobres, que aclamó a Chávez como un santo secular. Algunos se ha ido en infraestructura: se construyeron unas nuevas carreteras y líneas de metro, años atrasados. Otro pedazo fue entregado en forma de petróleo barato a Cuba y otros países del Caribe, asegurando a leales aliados de Chávez. Tal vez la rebanada más grande era derrochamos o simplemente robada. Llenado de un tanque de 60 litros de gasolina cuesta menos de un dólar al cambio oficial más fuerte. Como era de esperar, gasolina vale $ 2,2 billones al año, según una estimación oficial, es de contrabando a Colombia y Brasil, con la complicidad de las fuerzas armadas.
Además de recompensar a los fanáticos con trabajos de estado (la nómina pública ha más que duplicado en 16 años), Chávez expropió o nacionalizados 1.200 empresas, desde las acerías a un fabricante de productos de limpieza. Ahora la mayoría pierde dinero y requiere préstamos de gobierno sólo para satisfacer su nómina, según Víctor Álvarez, Ministro de industria de Chávez en 2005-06. El estado somete el sector privado todavía es grande a través de controles de precios, que desincentivan la inversión y producción. El resultado es que Venezuela importa gran parte de los alimentos y bienes de consumo que utiliza para producir, aunque no es suficiente para satisfacer la demanda.
Debajo de señor Maduro los controles se han vuelto más draconianos. Culpando a los minoristas de las colas fuera de sus tiendas, este mes el gobierno arrestó a los jefes de una cadena de farmacias grande y una empresa de supermercado, que los cuales ha apoderado. Luego está el laberinto de controles de cambio. Hasta que fue modificado este mes, hubo tres distintas Cotizaciones oficiales, que van desde las 6.30 hasta el dólar para alimentos y medicinas a 50 para muchas otras importaciones. En el mercado negro, un dólar compra 180 bolívares. (Puesto que la denominación más grande es sólo 100 bolívares, transacciones de moneda implican gordos fajos de billetes).
Este sistema es una invitación al fraude: bien conectado que se asignan dólares baratos enviarlos al extranjero o efectivo en el mercado negro. Unos $ 20 billones fue estafado de esta manera en el 2012 solo, según Jorge Giordani, quien como gurú económico de Chávez fue el arquitecto del sistema. Mayor logro del chavismo quizás ha sido la creación de una nueva élite de rentistas del petroleo, apodados "Boliburgueses".
Incluso antes de que se derrumbó el precio del petróleo, "el socialismo del siglo XXI" había llegado a ser inasequible. En lugar de ahorro de los ingresos petroleros extraordinarios, como prudencia dictaría, el gobierno acumuló deuda. Entre ellos, el gobierno y PDVSA, la petrolera estatal, emitió más deuda que cualquier otra economía emergente en 2007-11. El déficit fiscal se dirige a 20% del PIB este año, según economistas independientes.
La economía probablemente contrajo un 4% en 2014 y se encogerá por más que este año (ver tabla 1). En 2013 un tercio de los venezolanos vivían en la pobreza, hasta de un cuarto del año anterior, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. La inflación subió a un 64% en el año hasta noviembre.
Venezuela afronta ahora un abrazo brutal, si el precio de su petróleo (gran parte del cual es pesado y sulfuroso) queda a nivel de esta semana de unos 50 dólares por barril. Incluso si el gobierno reduce aún más las importaciones, con un escueto $ 35 billones (de $ 50 billones en 2014), Venezuela aún enfrentará una brecha de financiamiento externa de $ 30,5 billones este año, según Tamara Herrera de socios GlobalSource, una consultoría económica.
Esto incluye pagos de la deuda por el gobierno y PDVSA añadiendo hasta $ 10,3 billones en 2015. Sin embargo, las reservas internacionales del banco central total sólo $ 21,4 billones. El gobierno se ha comprometido a hacer un pago de deuda de € 1 billón ($ 1,1 billones) vencimiento el 16 de marzo.
Señor Maduro pasó la mayor parte de enero viajar al extranjero buscando préstamos de emergencia, sin éxito tangible. Además de sus reservas oficiales, el gobierno podrá recurrir a otro $ 20 billones en fondos opacos. El 10 de febrero anunció cambios en el régimen de divisas que cobraría unos Importadores más cerca a la tasa del mercado por dólares. Pero el cambio no alcanza a lo que se necesita para ajustar la economía a la escasez de divisas. El gobierno puede ser capaz de tropezar hasta octubre, cuando empezar a pagos de la deuda por un total de $ 5 billones en caída debido. Salvo que haya un aumento en el precio del petróleo, luego enfrentará a una elección dolorosa: impago de su deuda, lo que podría permitir a los acreedores para apoderarse de los activos, incluyendo refinerías extranjeras de PDVSA, o imponer una mayor devaluación y un apretón de importación aún más estrictos.
Un régimen patrimonial
Señor Maduro, un conductor de autobús anterior, carece de atractivo político de astucia y popular de Chávez. Su índice de aprobación ha sumido a alrededor del 20% en las encuestas de opinión. Es por naturaleza indecisa, dice una fuente que le conoce. Pero si se ha negado a tomar cualquiera de las duras medidas necesarias para estabilizar la economía es sin duda porque teme la ira de su propia base política si se retiran las subvenciones. Su primera prioridad es para apuntalar su apoyo dentro del régimen.
Superficialmente, señor Maduro ha sido exitosa. Él había marginado a varios ministros poderosos y reemplazándolas con oficiales militares. Él ha construido una tribu política leal, centrada en su propia familia extendida y la de Chávez, según Margarita López Maya, un sociólogo. Muchos parientes de la esposa del señor Maduro tienen puestos de trabajo en la administración. "Este es un gobierno patrimonial," dice Ms López Maya.
El estado autoritario que ordena que se desliza hacia el totalitarismo. El 27 de enero el Ministro de defensa emitió un decreto inconstitucional permitiendo que las fuerzas armadas a usar sus armas contra protestas si éstos volverse violentos. Agentes cubanos de inteligencia de la policía las fuerzas armadas y los ministerios, atento a cualquier signo de disidencia. Chávez tomó el control de la magistratura y todas las otras ramas constitucionalmente independientes del estado. Un grupo de abogados estudió más de 45.000 sentencias emitidas en 2004-13 por las salas constitucionales, administrativas y electorales del Tribunal Supremo y encontró que en ningún caso hizo la regla contra el gobierno.
Debajo de señor Maduro, ahora es todo lo que el gobierno llama su "hegemonía de los medios de comunicación" pero completa. Los conocedores del régimen, actuando a través de los hombres del frente, compraron medios de oposición después de que estos fueron debilitados financieramente por boicots publicitarios oficialmente promovido y negativa del gobierno a aprobar la importación de papel de periódico. Según Otero, el titular de El Nacional, su periódico es uno de sólo un puñado de independientes que sobreviven. En su caso la supervivencia ha significado reducción de personal de 1.100 en 2008 a 350 ahora y cortando la tirada de 110.000 copias a menos de 50.000.
Incluso a medida que aumenta la represión, el régimen se está debilitando por divisiones internas. Algunos reformistas chavistas, como Sr. Álvarez, sostienen que el gobierno debe desechar el subsidio de la gasolina, unificar el tipo de cambio y confiar en el sector privado para reactivar la economía. Otros critican señor Maduro desde la izquierda. Marea socialista, un grupo de universitarios, acusa al gobierno de ser corrupto y burocrático y señor Maduro de traicionar a Chávez. Se está preparando para dejar la sentencia United partido socialista de Venezuela (PSUV).
Otro signo de decadencia llegó el mes pasado cuando Leamsy Salazar, un capitán naval que durante diez años estuvo a cargo de Chávez personal de seguridad, surgida en los Estados Unidos. Hay reportes de que han dicho a los fiscales que Diosdado Cabello, el jefe de la Asamblea Nacional que es el régimen más potente, conduce un militar el tráfico de drogas "cártel". Sr. Cabello niega la afirmación y dice que demandará.
Una oposición creciente
Una hora de Caracas, en verde rodando país conocida como los Valles del Tuy, Santa Barbara de Dos Lagunas es un barrio de chabolas rural, una solución compartida autoconstruida de pequeño, más o menos terminado casas de ladrillos o concreto. En feroz sol de media mañana, unos 200 residentes, la mayoría de ellos mujeres, se reúnen alrededor de un toldo. Han llegado a conocer a Henrique Capriles, el gobernador de su estado. Sr. Capriles lidera a una facción centrista de la oposición; apenas perdió una elección presidencial a señor Maduro en 2013 (y afirma que en realidad lo ganó).
En esa elección el PSUV ganó cómodamente en Dos Lagunas. Ahora Sr. Capriles, un magro 42 años con ojos vivos y barba oscura, recibe una cálida bienvenida. Reparte vales para materiales de construcción, se compromete a reparar dos campos de deportes y escuchar quejas sobre desbordante de saneamiento y vivienda. Dinero es corto, dice, y debe dar prioridad a los más necesitados. "El gobierno quiere que todos dependen del estado, con el fin de controlarlos y chantajearlos. Eso terminó".
La carta más fuerte del señor Maduro es parte de la oposición. Se divide entre una veintena de partidos y dos corrientes principales. Los radicales, liderados por Leopoldo López, ex alcalde de un acaudalado Distrito de Caracas, quieren expulsar a señor Maduro a través de manifestaciones callejeras. Llevaron a meses de protestas hace un año en el que 43 personas murieron. Sr. López estuvo en la cárcel durante un año en cargos inventados — un preso político, dice.
Estrategia de Sr. Capriles es ganar una elección parlamentaria debido a finales de este año y entonces tal vez desencadenar un referéndum para recordar señor Maduro, que permite la Constitución en el año 2016. Privan de la exposición mediática que Sr. Capriles confía en la política comercial en el que sobresale. Dice que el cambio sólo puede venir por ganar muchos chavistas desilusionados, que ahora ve como sea posible. "El país es muy diferente a hace un año", dice. Las dos alas de la oposición están atrayendo más cerca, con la ayuda de la iglesia católica.
Incluso en el apogeo de la popularidad de Chávez, la oposición contó con el apoyo de un venezolano en tres. Ahora las encuestas sugieren que dos veces como muchos se identifican como simpatizantes de la oposición que como chavistas. Pero muchos se sienten alienados de los líderes de ambos lados.
Los fieles PSUV en repetición de Santa Teresa la línea oficial que Venezuela está amenazada por "el Imperio" (es decir, Estados Unidos) y por los paramilitares colombianos. Sr. López, sostiene la propaganda, es un fascista que se tira de los pobres de todo lo que han adquirido. Señor Maduro se dibuja un paralelo entre su gobierno y el de Salvador Allende de Chile, un marxista electo derrocado por el golpe de estado apoyado por CIA del General Pinochet en 1973.
El paralelo es una falsa. Allende puede haber gobernado mal, pero él gobernó democráticamente, a diferencia de Chávez o señor Maduro. Es la oposición de Venezuela que son los demócratas, a diferencia de algunos de los que conspiraron contra Allende. Y los Estados Unidos, aparte de una reciente iniciativa del Congreso para imponer sanciones a los funcionarios identificados como haber cometido abusos durante las protestas del año pasado, ha mantenido lejos de Venezuela. Un estudio realizado por Datanálisis, una empresa encuestadora, considera que sólo el 22% de los encuestados todavía creer el argumento del gobierno es víctima de una "guerra económica".
Si viene un golpe de estado será porque el ejército decide que señor Maduro ya no es capaz de defender a sus intereses o debido a las dificultades solicita la explosión social es temor más profundo del régimen. La verdadera amenaza que puede venir en las elecciones parlamentarias, que en presentar las tendencias es casi imposible ganar. Por primera vez, chavismo enfrenta a elegir entre perder una elección o recurrir a la venta por mayor fraude electoral — o incluso anular el voto en un autogolpe ("autogolpe").
Incluso una elección limpia no resolverá la cuestión de quién se hará responsable por el doloroso ajuste económico que incompetencia corruptos del régimen ha vuelto inevitable. Se habla de un gobierno de unidad nacional auspiciado por la iglesia después de la votación parlamentaria. Al menos eso aumentaría las posibilidades de una transición pacífica de un régimen fracasado.
http://www.Economist.com/News/Americas/21643223-mismanagement-Corruption-and-Oil-Slump-are-Fraying-Hugo-CH-vezs-regime-Revolution
EL ECONOMIST, VENEZUELA, THE REVOLUTION AT BAY, MISMANAGEMENT, CORRUPTION AND THE OIL SLUMP ARE FRAYING HUGO CHÁVEZ’S REGIME, WHOSE OIL IN BRAZIL?
ON A Wednesday evening around 30 pensioners have gathered for a meeting in a long, brightly lit room in a largely abandoned shopping gallery in Santa Teresa, a rundown and overcrowded district in the centre of Caracas. After a video and some announcements, Alexis Rondón, an official of the Ministry of Social Movements and Communes, begins to speak. “Chávez lives,” he says. “Make no mistake: our revolution is stronger than ever.”
Mr Rondón’s rambling remarks over the next 45 minutes belie that claim. Saying Venezuela is faced with an “economic war”, he calls on his audience to check food queues for outsiders, who might be profiteers or troublemakers, and to draw up a census of the district to identify opposition activists and government supporters. “We must impose harsh controls,” he warns. “This will be a year of struggle”.
CARACAS, HENRIQUE CAPRILES, VENEZUELA, HUGO CHAVEZ, NICOLAS MADURO,
About this, at least, Mr Rondón is correct. Sixteen years after Hugo Chávez took power in Venezuela, and two years after he died, his “Bolivarian Revolution” faces the gravest threats yet to its survival. The regime is running out of money to import necessities and pay its debts. There are shortages of basic goods, from milk and flour to shampoo and disposable nappies. Queues, often of several hundred people, form each day outside supermarkets. Ten patients of the University Hospital in Caracas died over the Christmas period because of a shortage of heart valves.
Both debt default and the measures that would be required to avoid one pose risks to the regime. It is on course to lose a parliamentary election later this year, which might then be followed by a referendum to recall Chávez’s inept and unloved successor, Nicolás Maduro. That could bring Venezuela’s revolution to a peaceful and democratic end as early as 2016. But there are darker possibilities. Caracas buzzes with speculation that the armed forces will oust the president.
Venezuela is suffering from the combination of years of mismanagement and corruption, and the collapse in the price of oil, which accounts for almost all of its exports. Chávez, an army officer, was the beneficiary of the greatest oil boom in history. From 2000 to 2012, Venezuela received around $800 billion in oil revenue, or two-and-a-half times as much in real terms as in the previous 13 years. He spent the money on “21st-century socialism”.
Some went on health care and low-cost housing for the poor, who hailed Chávez as a secular saint. Some has gone on infrastructure: a few new roads and metro lines were built, years behind schedule. Another chunk was given away in the form of cheap oil to Cuba and to other Caribbean countries, assuring Chávez loyal allies. Perhaps the biggest slice was frittered away or simply stolen. Filling a 60-litre tank with petrol costs less than a dollar at the strongest official exchange rate. Unsurprisingly, petrol worth $2.2 billion a year, according to an official estimate, is smuggled to Colombia and Brazil, with the complicity of the armed forces.
As well as rewarding supporters with state jobs (the public payroll has more than doubled in 16 years), Chávez expropriated or nationalised 1,200 companies, from steelworks to a maker of cleaning products. Most now lose money and require government loans just to meet their payroll, according to Víctor Álvarez, Chávez’s industry minister in 2005-06. The state subjugates the still-large private sector through price controls, which discourage investment and production. The result is that Venezuela imports much of the food and consumer goods it used to produce, though not enough to meet demand.
Under Mr Maduro the controls have become more draconian. Blaming retailers for the queues outside their shops, this month the government arrested the bosses of a big pharmacy chain and a supermarket company, both of which it has commandeered. Then there is the labyrinth of exchange controls. Until it was modified this month, there were three separate official exchange rates, ranging from 6.30 to the dollar for food and medicines to 50 for many other imports. On the black market, a dollar will buy 180 bolívares. (Since the largest denomination is only 100 bolívares, currency transactions involve fat wads of banknotes.)
This system is an invitation to fraud: the well-connected who are assigned cheap dollars send them abroad or cash them on the black market. Some $20-25 billion was swindled in this way in 2012 alone, according to Jorge Giordani, who as Chávez’s economic guru was the architect of the system. Chavismo’s biggest achievement has perhaps been the creation of a new elite of oil rentiers, dubbed the “Bolibourgeoisie”.
Even before the oil price collapsed, “21st-century socialism” had become unaffordable. Instead of saving windfall oil revenues, as prudence would dictate, the government racked up debt. Between them, the government and PDVSA, the state oil company, issued more debt than any other emerging economy in 2007-11. The fiscal deficit is heading for 20% of GDP this year, according to independent economists.
The economy probably contracted by 4% in 2014 and will shrink by more than that this year (see chart 1). In 2013 a third of Venezuelans were living in poverty, up from a quarter the previous year, according to the UN Economic Commission for Latin America and the Caribbean. Inflation climbed to 64% in the year to November.
Now Venezuela faces a brutal squeeze, if the price of its oil (much of which is heavy and sulphurous) stays at this week’s level of around $50 a barrel. Even if the government slashes imports further, to a bare-bones $35 billion (from $50 billion in 2014), Venezuela will still face an external financing gap of $30.5 billion this year, according to Tamara Herrera of GlobalSource Partners, an economic consultancy.
This includes debt payments by the government and PDVSA adding up to $10.3 billion in 2015. However the central bank’s international reserves total just $21.4 billion. The government has vowed to make a €1 billion ($1.1 billion) debt payment due on March 16th.  
Mr Maduro spent most of January travelling abroad seeking emergency loans, without tangible success. In addition to its official reserves, the government may be able to draw on another $20 billion held in opaque funds. On February 10th it announced changes to the foreign-exchange regime that would charge some importers closer to the market rate for dollars. But the change falls short of what is needed to adjust the economy to the scarcity of hard currency. The government may be able to stumble on until October, when debt payments totalling $5 billion start falling due. Barring an increase in the oil price, it will then face a painful choice: default on its debt, which might allow creditors to seize assets, including PDVSA’s foreign refineries, or impose a bigger devaluation and an even tighter import squeeze.
A patrimonial regime
Mr Maduro, a former bus driver, lacks Chávez’s political cunning and popular appeal. His approval rating has plunged to around 20% in opinion polls. He is by nature indecisive, says a source who knows him. But if he has refused to take any of the tough measures required to stabilise the economy it is doubtless because he fears the anger of his own political base if subsidies are withdrawn. His first priority is to shore up his support within the regime.
Superficially, Mr Maduro has been successful. He sidelined several powerful ministers and replaced them with military officers. He has built a loyal political tribe, centred on his own extended family and that of Chávez, according to Margarita López Maya, a sociologist. Many relatives of Mr Maduro’s wife have jobs in the administration. “This is a patrimonial government,” says Ms López Maya.
The authoritarian state he commands is sliding towards totalitarianism. On January 27th the defence minister issued an unconstitutional decree allowing the armed forces to use their weapons against protests if these turn violent. Cuban intelligence agents police the armed forces and the ministries, alert for any sign of dissent. Chávez seized control of the judiciary and all the other constitutionally independent branches of the state. A group of lawyers studied more than 45,000 rulings issued in 2004-13 by the constitutional, administrative and electoral chambers of the supreme court and found that in no case did they rule against the government.
Under Mr Maduro, what the government calls its “media hegemony” is now all but complete. Regime insiders, acting through front men, have bought up opposition media after these were financially weakened by officially promoted advertising boycotts and government refusal to approve the import of newsprint. According to Miguel Henrique Otero, the proprietor of El Nacional, his newspaper is one of only a handful of independent ones that survive. In its case survival has meant shrinking from 1,100 staff in 2008 to 350 now, and cutting the print run from 110,000 copies to fewer than 50,000.
Even as repression increases, the regime is being weakened by internal divisions. Some reform-minded chavistas, like Mr Álvarez, argue that the government should scrap the petrol subsidy, unify the exchange rate and rely on the private sector to reactivate the economy. Others criticise Mr Maduro from the left. Socialist Tide, a university-based group, accuses the government of being corrupt and bureaucratic, and Mr Maduro of betraying Chávez. It is preparing to leave the ruling United Socialist Party of Venezuela (PSUV).
Another sign of decay came last month when Leamsy Salazar, a naval captain who for ten years was in charge of Chávez’s personal security, surfaced in the United States. He is reported to have told prosecutors that Diosdado Cabello, the head of the National Assembly who is the regime’s second-most powerful figure, leads a military drug-trafficking “cartel”. Mr Cabello denies the claim and says he will sue.
A rising opposition
An hour out of Caracas, in green rolling country known as Valles del Tuy, Santa Barbara de Dos Lagunas is a rural shantytown, a self-built dormitory settlement of small, roughly finished houses of brick or concrete. In fierce mid-morning sunshine, some 200 residents, most of them women, gather around an awning. They have come to meet Henrique Capriles, their state governor. Mr Capriles leads a centrist faction of the opposition; he narrowly lost a presidential election to Mr Maduro in 2013 (and claims that in fact he won it).
In that election the PSUV won in Dos Lagunas comfortably. Now Mr Capriles, a lean 42-year-old with lively eyes and dark stubble, gets a warm welcome. He hands out vouchers for building materials, promises to repair two sports pitches, and listens to complaints about overflowing sewerage and poor housing. Money is short, he says, and priority must go to the neediest. “The government wants everyone to depend on the state, in order to control them and blackmail them. That’s over.”
Mr Maduro’s strongest card is the opposition’s splits. It is divided among a score of parties and two main currents. The radicals, led by Leopoldo López, a former mayor of a wealthy Caracas district, want to oust Mr Maduro through street demonstrations. They led to months of protests a year ago in which 43 people died. Mr López has been in jail for a year on trumped-up charges—a political prisoner, he says.
Mr Capriles’s strategy is to win a parliamentary election due by the end of this year, and then perhaps trigger a referendum to recall Mr Maduro, which the constitution allows in 2016. Deprived of media exposure Mr Capriles trusts in the retail politics at which he excels. He says change can only come by winning over many disillusioned chavistas, which he now sees as possible. “The country is very different from a year ago,” he says. The two wings of the opposition are drawing closer, with the help of the Catholic church.
Even at the height of Chávez’s popularity, the opposition had the support of one Venezuelan in three. Now polls suggest that twice as many identify themselves as opposition supporters than as chavistas. But many feel alienated from the leaders on both sides.
The PSUV faithful in Santa Teresa repeat the official line that Venezuela is threatened by “the empire” (ie, the United States) and by Colombian paramilitaries. Mr López, the propaganda holds, is a fascist who would strip the poor of everything they have gained. Mr Maduro himself draws a parallel between his government and that of Chile’s Salvador Allende, an elected Marxist toppled by General Pinochet’s CIA-supported coup in 1973.
The parallel is a false one. Allende may have governed badly, but he governed democratically, unlike Chávez or Mr Maduro. It is Venezuela’s opposition who are the democrats, unlike some of those who plotted against Allende. And the United States, apart from a recent congressional initiative to impose sanctions on officials identified as having committed abuses during last year’s protests, has kept well away from Venezuela. A survey by Datanálisis, a polling company, finds that only 22% of respondents still believe the government’s argument that it is the victim of an “economic war”.
If a coup comes it will be because the army decides that Mr Maduro is no longer capable of defending its interests or because hardship prompts the social explosion that is the regime’s deepest fear. The real threat to it may come in the parliamentary election, which on present trends it is all but impossible for it to win. For the first time, chavismo faces the choice between losing an election or resorting to wholesale electoral fraud—or even cancelling the vote in an autogolpe (“self-coup”).
Even a clean election will not settle the question of who will take responsibility for the painful economic adjustment that the regime’s corrupt incompetence has rendered inevitable. There is talk of a church-brokered government of national unity after the parliamentary vote. That would at least increase the chances of a peaceful transition from a failed regime.
Enviado a nuestros correos por
Alberto Rodriguez Barrera
albrobar@gmail.com
@albrobar
ON A Wednesday evening around 30 pensioners have gathered for a meeting in a long, brightly lit room in a largely abandoned shopping gallery in Santa Teresa, a rundown and overcrowded district in the centre of Caracas

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jueves, 19 de febrero de 2015

SAÚL GODOY GÓMEZ, EL LEGADO DE CHÁVEZ,

Por legado se entiende lo que se transmite a los sucesores, una herencia, una última voluntad.

¿Cuál es ese legado que la secta chavista pretende se le ha transmitido al país? ¿Dejó Hugo Chávez Frías algo que pudiera considerarse un legado, y si es así, cuál fue?
Empecemos por decir que la muerte del Comandante Chávez fue uno de los episodios más oscuros de la historia de Venezuela; enfermo de un cáncer terminal se fue a Cuba a recibir tratamiento y a estas alturas no se sabe lo que ocurrió en la isla de Fidel Castro.
El gobierno ha promovido la versión “Oficial” de que Chávez regresó al país con vida y murió en Caracas, pero ya se venía escuchando versiones de que murió en La Habana, donde parece que le aplicaron la eutanasia en medio de un cuadro de acelerado deterioro, dicen que en medio de un coma inducido, para evitar que siguiera padeciendo los dolores que la morfina ya no aliviaba.
Según esta versión, tardaron dos meses en anunciar su deceso para de esta manera darle los últimos toques a ese “legado” con el que la propaganda comunista quiere atragantarnos: dos meses para preparar decretos firmados por el difunto, para planificar exequias, acomodos y estrategias para el continuismo.
Lo del legado es un asunto bastante turbio, Chávez nunca reconoció su mortalidad sino hasta el último momento, entre otras cosas porque los cubanos le garantizaron que seguiría viviendo gracias a sus intervenciones; su batalla contra la enfermedad le restó fuerzas y concentración para poder concretar su disperso pensamiento y obra, la viajadera entre Caracas y la Habana lo mantuvo en tensión los últimos meses; de hecho, en sus pocas apariciones públicas se le veía atolondrado y muy golpeado, los tratamientos invasivos y la quimioterapia minaron su vitalidad y claridad en su discurso mental… al final, en su despedida al país ya no había voluntad, sino miedo y tristeza.
Todo eso nos revela que “el legado” lo preparó su maquinaria política española-cubana-venezolana, que tenía como prioridad no sólo inmortalizar al hombre, sino elevarlo a figura de símbolo de la revolución bolivariana; en este sentido la maquinaria ya venía trabajando en una recopilación de su pretendido pensamiento, principalmente con base en sus discursos improvisados, en sus decretos, en sus programas de radio y televisión, entrevistas… hasta se hizo una recopilación de sus twitters, cuando todo el mundo sabía que el hombre era incapaz de hilvanar por si mismo ideas coherentes, sólo hacía notas en papeles sueltos y en pizarrones llenos de una muy mala ortografía.
El filosofo deconstructivista Jacques Derrida decía del legado de Marx: “Leer es siempre el asunto importante cuando de un legado se trata, y si va a ser heredado, no hay otra opción sino leerlo de manera seria y precisa.”
Como consumado parlanchín, vendedor de elíxires y esperanzas, Chávez no tuvo rival, y todo comenzaba cuando hablaba, porque lo hacía él únicamente, nunca tuvo contraparte ni contraargumento, solamente aceptaba opiniones a favor y comentarios que salpimentaban sus ideas grandilocuentes, vacuas y contradictorias, Chávez siempre careció de textualidad, de modo que no sería de extrañar que su “obra escrita”, su legado, con el transcurso del tiempo tenga varias versiones.
Le gustaba darse la pose de pensador profundo, las fotografías que prefería eran las que lo recogían con la mano en la barbilla y la expresión de su rostro perdida en contemplaciones que trascendían este mundo, pero la verdad que no pasó de ser el perifoneador de ideas de muchos intelectuales mediocres, sobre todo marxistas, y de ellos prefería a los antiimperialistas y anticolonialistas, pues su mente estaba atrapada entre las rejas de esa filosofía de la liberación, que tanto mal le ha hecho al Tercer Mundo, y de la que su mentor, Fidel Castro, era uno de los sumos sacerdotes.
Se creía un pensador no sólo moderno sino lanzado al futuro, a sus manos llegaba cualquier cantidad de libros escritos casi que para él, de los cuales recitaba parrafadas incomprensibles, muchas veces descontextualizadas, llenas de mucho resentimiento histórico… el mundo que era capaz de entrever era la degastada visión utópica rousseauniana del buen salvaje, de ese hombre natural prístino y bueno, anterior al proceso de socialización que lo corrompe.
El plato fuerte de su “pensamiento” era ese panfleto llamado Plan de la Patria: la receta perfecta para el desastre, que fue aplicado a pies juntillas en nuestro país y lo condujo a la debacle económica y social más terrible que se haya producido en la historia de Latinoamérica; porque si bien hay naciones mucho más pobres que nosotros y con menos oportunidades, lo que sucedió en Venezuela, en un país petrolero, boyante, democrático y en pleno desarrollo, una vez aplicado este malhadado plan, que nos llevó a la miseria y la opresión más abyecta, en sólo 16 años, es, sin duda, no un legado, sino una maldición.
El punto de honor que el chavismo y el mismo Chávez predicaban era, precisamente, la construcción de una nueva sociedad y un nuevo hombre, felices, sanos, bien alimentados, libres, educados, seguros… hasta auguraba hacernos una potencia mundial, todo lo contrario a lo que estamos viviendo; su plan nos ha convertido en una vergüenza mundial.
El aparato de propaganda comunista ha tenido que hacer malabarismos semánticos e ideológicos para ajustar ese ideario comunista de la guerra fría a la idea lejana de un triunfo, no les ha quedado más remedio que falsificar una y otra vez sus más caros ideales de justicia social, de humanismo y amor, ante la dura realidad de vernos retratados como el país más violento, más corrupto, más desasistido y al borde de la quiebra en la comunidad de naciones.
La fórmula propia del comunismo, que parte del conflicto eterno entre ricos y pobres, entre explotados y explotadores, de opresores y oprimidos, tratan de perdurarla en la nueva leyenda, que quieren instaurar aún contra toda racionalidad y evidencia; Venezuela vuelve a fracasar como país por ideas equivocadas, que ni siquiera son nuestras.
Desde que Chávez se hizo con el poder empezó a pronosticar la caída de los EEUU como imperio mundial, a predecir el surgimiento de un nuevo orden, la desaparición del capitalismo, todo esto mientras el país recibía un enorme chorro de dinero, producto de los más altos precios petroleros en la historia, cientos de billones de dólares que se perdieron en las cloacas de la corrupción o se regalaron a otros países; esto porque Chávez se alucinaba como el líder mundial, que la humanidad necesitaba para indicarle el camino hacia el paraíso socialista.
El entendió que ese esfuerzo iba a costar mucho dinero, nuestro dinero, pero estaba consciente de que tenía que hacerse y que el pueblo de Venezuela aceptaría ese sacrificio con alegría, de todas maneras, él creía que su sola palabra y presencia bastaba para cambiar los precios del petróleo en los mercados internacionales y que, una vez alcanzados los 100,oo $ por barril, el límite era el cielo.
Su prodigalidad con otros países iba en dirección contraria a su sueño infantil de una Venezuela convertida en un inmenso campamento miliciano, lleno de comunas, practicando el trueque y la solidaridad, en posesión del armamento más mortífero y moderno del mundo, todos atrincherados, como cristianos en las catacumbas romanas, tomados de las manos y cantando loas a Bolívar, a Fidel y a su persona… de nuevo tenía Latinoamérica ejércitos de libertadores.
Su legado a las FFAA fue veneno puro, allí terminó de sembrar el oscurantismo más craso, la cobardía, el vicio y la corrupción.  Obligó a los soldados de la patria a casarse con la guerrilla colombiana, con el narcotráfico mexicano, con el terrorismo vasco, con el fundamentalismo islámico, con la milicia cubana… Chávez le clavó la puntilla de muerte a unas fuerzas armadas, sin importarle en lo más mínimo el futuro de la institución, la llevó de la mano a la traición más infame.
Pero las verdaderas intenciones de estos revolucionarios nunca dejaron de sentirse; era una manada de lobos, de justicieros y conductores de hombres… el precio a la traición al proceso se pagaba con la muerte, su deber, el dominio, su misión, destruir el orden establecido y crear uno propio.
Y detrás de ellos iban no sólo locos y visionarios, sino oportunistas, ladrones y asesinos, muchos de ellos torvos maniáticos sexuales, porque la revolución bolivariana era como un bautismo de sangre, donde todos los pecados serían perdonados y los riesgos premiados con el oro y las mieles del poder absoluto.
Las grandes contradicciones entre lo que se propone como legado y la realidad venezolana e internacional, han disuadido al chavismo de avanzar en su proyecto de instaurar en las personas mayores de edad y con cierto criterio el legado del Comandante; pero se ha escogido fomentar la idea entre nuestros niños, creando la leyenda del arañero de Sabaneta, afincándose en la mitología santera del iluminado, del espinito que florea en la sabana , de Florentino y el Diablo, de lo telúrico de la llanura, del pariente de Zamora, de los hijos de Chávez…
Nunca han dejado de actuar como una secta, nunca dejarán de hacerlo y su mandato es sólo uno: obedeces o mueres. Porque la revolución es lo que importa, por sobre todas las cosas hay que hacer realidad el sueño de Chávez; el odio de clases fue su legado, era lo único que conmovía su indigente corazón. –
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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domingo, 1 de febrero de 2015

JUAN CARLOS MONEDERO: "EL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN SOVIÉTICA ES EL FARO DE REFERENCIA", CASO ESPAÑA,

El número tres de Podemos alaba el régimen soviético, chavista y cubano en una obra reveladora escrita en 2006.
Aún son muchos los españoles y analistas que niegan la ideología comunista que profesa Podemos y sus grandes líderes. Sin embargo, basta acudir a las declaraciones, artículos y obras realizadas por la cúpula del partido que lidera Pablo Iglesias antes de saltar a la opinión pública para constatar el germen totalitario que impregna dicha formación.
Un claro ejemplo es el destapado este jueves por el diario elEconomista. Juan Carlos Monedero, número tres de Podemos, escribió un libro para el Gobierno venezolano de Hugo Chávez en 2006, bajo el título Empresas de Producción Social. Instrumento para el Socialismo del siglo XXI. Algunas de las citas extraídas de esta obra son clarificadoras respecto a la ideología comunista de Monedero y sus socios.
El horizonte al socialismo es incompatible con la propiedad privada de los medios de producción.
Tras denunciar que el capitalismo conduce a la explotación de los trabajadores e incluso a la esclavitud, Monedero deja claro que, en su opinión, el socialismo no puede triunfar en un único país de forma aislada, sino que debe extenderse primero por todo el continente americano y después por el resto del mundo.
El hecho de que el capitalismo, con cinco siglos de historia, siga teniendo profundas raíces nos hace recordar que para doblegarlo es preciso batallar enérgicamente en todo el mundo [...]
Los plazos de acercamiento a ese horizonte dependerán de cada país, de su estructura económica, de las necesidades sociales, del nivel de conciencia y de la suerte del socialismo en el contexto mundial.
De acuerdo con su teoría, cada país deberá avanzar así bajo sus propias circunstancias, aunque siguiendo siempre una misma hoja de ruta y en busca de nacionalizaciones masivas de empresas en sectores estratégicos para la economía.
En la medida en que los grandes medios de producción (hidrocarburos, minería, tierra, etc.) pasen a ser propiedad de todo el pueblo, se sentarán las bases para el desarrollo económico integral del país y la construcción de una nueva sociedad sin oprimidos ni opresores [...]
Las EPS [Empresas de Producción Social] auspician el trabajo consciente y la abolición de toda forma de explotación. De ahí que [...] se vean obligadas, para superar este sistema inhumano a transformar el trabajo en una forma de desarrollo humano al servicio de la libertad y no del beneficio.
Y, por si aún quedan dudas, añade que la gran referencia, el "faro", es el triunfo de la Revolución Soviética en 1917.
El triunfo de la Revolución Soviética en 1917 entregó al mundo un faro de referencia para el socialismo.
Por ello, Monedero intenta distanciarse del socialismo democrático (socialdemocracia) presente en los países desarrollados, puesto que éste acepta, en mayor o menor grado, el capitalismo y el libre mercado.
No se puede construir el socialismo en este nuevo siglo si no se realiza previamente un distanciamiento crítico de los socialismos del siglo XX [...]
Los partidos socialistas europeos intentaron construir un socialismo democrático que incorporara el discurso igualitario [...] y se diferenciara del irrespeto soviético a la democracia formal [...]
Pero la socialdemocracia, al jugar dentro de las reglas del capitalismo, no podía sino reproducir los mismos errores: prolongación de la explotación, participación en luchas neocoloniales e imperialistas en busca del excedente internacional, deterioro de la naturaleza, mutación del Estado social y democrático de derecho en un Estado al servicio de los intereses globales de las grandes empresas.
¿Su alternativa a la socialdemocracia? La dictadura castrista de Cuba.
El caso de Cuba, pese a todos los intentos de estigmatizarla, permanece como estandarte de la dignidad del continente latinoamericano en pos de la construcción de nuestra América [...]
Y, por supuesto, también alaba el régimen chavista de Venezuela, poniendo como ejemplo de progreso y desarrollo a algunas de las empresas públicas de Chávez, tales como Invepal, Invetex o las estatales Coniba y PDVSA, hoy quebradas o bien en la ruina más absoluta.
http://m.libertaddigital.com/economia/2015/01/29/juan-carlos-monedero-el-triunfo-de-la-revolucion-sovietica-es-el-faro-de-referencia-1276539371/

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jueves, 6 de noviembre de 2014

PAULINA GAMUS UN PAÍS PARA ENTENDER, NUNCA SUPIMOS CUÁNTO QUERÍAMOS A NUESTRO PAÍS HASTA QUE LA CATÁSTROFE DEL CHAVISMO

PAULINA GAMUS 
Hace muchos años el ministerio de Turismo de Venezuela utilizaba el eslogan o lema Un país para querer. El mensaje estaba dirigido a los extranjeros porque si de los venezolanos se trataba, nunca supimos entonces cuánto queríamos a nuestro país hasta que nos ocurrió la catástrofe del chavismo. Aquellos que, venidos de otros lares, nos visitaban, quedaban encantados por muchas razones: el clima, las playas, las bellezas naturales, los excelentes restaurantes y, sobre todo, la simpatía y calidez de la gente.

Un país que fue de los primeros exportadores de petróleo ahora importa gasolina.

Hoy no somos un país para querer sino para entender y no solo para que nos entiendan los extranjeros, sino para entenderlo nosotros mismos. Cada día suceden tantas cosas que impiden el aburrimiento y nos mantienen en ascuas a la espera de lo que vendrá, que indefectiblemente es algo peor.

Imposible incluir en esta nota, por razones de espacio y de paciencia de los lectores, todo lo que nos viene a la mente para contar. Elegiré algunos sucederes que jamás creería quien no esté padeciendo en carne propia la revolución bolivariana, mezclada en una licuadora diabólica con el socialismo del siglo XXI:

Champú. Caracas es una ciudad construida sobre riachuelos y quebradas y el país entero tiene agua a montones, menos en la mayoría de los grifos. Quizá por esa razón, heredada según se dice de los ancestros aborígenes, el venezolano de cualquier clase social —hasta el que vive hacinado en el rancho más primitivo— se las ingenia para bañarse a diario y nunca despedir olores desagradables como ocurre en otras latitudes. Como ejemplo cito que hace años, en una pensión de Paris, mi hermano debía pagar dos francos cada vez que utilizaba la ducha. Como era verano y se bañaba hasta tres veces al día, la dueña le preguntó si estaba enfermo. Aquello se transformó en un evento que convocaba asamblea de camareras con el murmullo: ¡el venezolano se va a bañar!

En Venezuela, las policías abundan casi tanto como los delincuentes
Así fue hasta que por efectos de la revolución que ha creado un viceministerio de la Suprema Felicidad Social y, más recientemente, los Círculos del Buen Vivir, el país sufre carencia de casi todo lo que permita la higiene personal. Ante la desesperante escasez de champú, un ministro que no es cualquiera sino el del Hábitat y Ecosocialismo, ha proclamado: "Pues si por la revolución tenemos que dejar de lavarnos el pelo, lo haremos". Basta con dejar volar apenas un poco la imaginación para suponer que la misma recomendación se extiende a otras carencias como la de papel higiénico.

Niñeras. Son un lujo que solo pueden permitirse quienes pertenecen a esa categoría socio-económica que es la burguesía, detestada y anatematizada cada día por los socialistas revolucionarios que llevan tres lustros desplumando a Venezuela. Pero niñeras que viajen en aviones privados y cuelguen en su muro de Facebook fotos de sus visitas a Paris, los Alpes suizos, las pirámides mexicanas y otras maravillas del globo terráqueo, solo las de Bill Gates, Carlos Slim, Amancio Ortega o las de la familia Mendoza de las Empresas Polar de Venezuela, tan hostigada y acosada por el chavismo. ¿Puede entenderse que el funcionario más marxista leninista del régimen, desde que encapuchado quemaba autobuses hasta ahora que es ministro nada menos que de las Comunas —es decir ¡comunismo!— tenga a una niñera que viaja por el mundo con la familia ministerial, incluida la suegra, en aviones oficiales y además con armas de fuego en su equipaje?

El socialismo se construye sin champú pero con mucha ignorancia
Fascismo. Busco en Wikipedia la definición que me parece más ligera: “El fascismo se basa en un Estado todopoderoso que dice encarnar el espíritu del pueblo y que está en manos de un partido único. El Estado fascista ejerce su autoridad a través de la violencia, la represión y la propaganda, incluyendo la manipulación del sistema educativo”. Caramba, ni que los señores de Wikipedia estuviesen instalados en Venezuela presenciando los desafueros del régimen chavomadurista. Un día cualquiera mi automóvil se detiene en un semáforo justo detrás de un autobús absolutamente pintado de rojo y con el siguiente letrero en el vidrio trasero: "Destruido por el fascismo y recuperado por la revolución”. El letrero no cumpliría su cometido si no tuviese a la derecha una imagen de Bolívar y a la izquierda la del difunto Hugo Chávez. ¿Conoce alguien otro país en el cual el fascismo se dedique a destruir autobuses en vez de hacer lo suyo que es destruir a la gente?

Gasolina. Desde el llamado Caracazo, aquellas 48 horas de muerte y destrucción en febrero de 1989 que el chavismo celebra como una efemérides, ningún Gobierno se ha atrevido a subir el precio de la gasolina. Mientras la inflación ya va por los tres dígitos y cada vez se hace más difícil alimentar a la familia o adquirir medicinas, el valor de un tanque de gasolina en Europa es lo que gasta un vehículo venezolano en cuatro años. Y para mantenerla en esos niveles de precio, un país que fue de los primeros exportadores de petróleo en el mundo ahora la importa.

Policías. En cualquier país medianamente normal, las policías sirven para guardar el orden público y dar seguridad a la población. En Venezuela, uno de los países con mayor índice de violencia criminal en el mundo, ciertos grupos paramilitares llamados Colectivos y creados para defender la revolución, logran defenestrar al ministro del ramo y descabezar a la principal policía de investigación del país.

Las policías abundan casi tanto como los delincuentes, para lo cual el Gobierno acaba de crear la Misión Guardianes de la Policía de la Patria. Suponemos que son unos policías cuidando a otros.

Un médico con especialización gana 8.000 bolívares, es decir 80 dólares o 70 euros por mes.

Cárceles. En casi 16 años el chavismo no construyó una cárcel y el hacinamiento en las que existen provoca, cada dos por tres, masacres que horrorizan a la nación. Pero hoy surge una gran esperanza para los presos: la muy sui géneris ministra del área ha prometido la libertad a quienes aprendan cuatro idiomas. Suponemos, dado el nivel educativo de la población penal, que el español será uno de ellos.

Salarios. Durante su ejercicio como primer ministro, Itzhak Rabin, militar y héroe de guerra en un país siempre en alerta bélica, redujo dramáticamente el presupuesto militar para aumentar el de educación. En un país como Venezuela, donde los militares no arriesgan un pelo desde los años 60, cuando enfrentaron con valor y derrotaron a la guerrilla castro-comunista, se les acaba de incrementar el salario en un 45%, además de los regalos de vivienda, automóviles y otras prebendas. Mientras tanto un médico con especialización gana 8.000 bolívares que, para que se entienda, son 80 dólares o unos 70 euros por mes. Sumamos los presupuestos miserables de las universidades, los salarios humillantes de maestros y profesores y entendemos al menos algo: el socialismo se construye sin champú pero con mucha ignorancia.

Paulina Gamus
gamus.paulina@gmail.com
@Paugamus

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