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domingo, 27 de julio de 2014

EDUARDO FERNÁNDEZ, EL CENTRALISMO, PROBLEMAS NACIONALES 3

En esta secuencia de artículos dedicados a los problemas nacionales quiero ahora abordar el problema del modelo político centralista que asumió Venezuela desde el inicio de su andadura como nación independiente

Es más, el modelo centralista hunde sus raíces en la tradición colonial y está presente en los debates políticos que acompañaron a la declaración de la Independencia en 1811.
Bolívar, en la Carta de Jamaica y en el Manifiesto de Cartagena, al examinar las causas de la caída de la Primera República, atribuye la principal responsabilidad al carácter federal que prevaleció en nuestro diseño constitucional originario. El Ejecutivo plural y la organización federal son, según el pensamiento de Bolívar, la causa del fracaso de la Primera República.
De allí seguramente se originan dos de nuestros más graves problemas: el presidencialismo y el centralismo.
La guerra federal en el siglo XIX se supone que se libró entre los partidarios de un modelo federal y los partidarios de un modelo centralista. Nada más alejado de la realidad. Es recordada la cínica frase de Antonio Leocadio Guzmán según la cual: “Nosotros dijimos federalismo porque ellos habían dicho centralismo”. Lo cierto es que la Guerra Federal se libró por causas muy diferentes a la lucha por el modelo de organización política.
Venezuela siempre se ha proclamado como un Estado federal y siempre ha sido un estado centralista. “Venezuela es un Estado federal en los términos consagrados por esta Constitución”, decía la Constitución de 1961, y al leer los demás artículos uno advertía que la organización federal brillaba por su ausencia y lo que prevalecía era un centralismo absoluto, reforzado por el rentismo petrolero.
En otro artículo decía la Constitución del 61 que los gobernadores serían elegidos por los ciudadanos en cada estado, pero agregaba: “Mientras se dicta la ley que reglamente esta disposición, los gobernadores serán designados por el Presidente de la República”. Y agregaba más todavía: “Para aprobar esta ley se requerirá una mayoría calificada”
Esa mayoría solo pudo asegurarse en 1989 cuando, sumados los votos de AD, Copei y otros partidos, por fin se dio ese primer paso en la dirección de descentralizar la vida política del país.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernandez
efernandez@ifedec.com
@efernandezve

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domingo, 20 de julio de 2014

EDUARDO FERNÁNDEZ, LOS CONSEJOS DEL NUNCIO

Han sido reiteradas las oportunidades en las que el papa Francisco se ha referido a Venezuela y a sus problemas con amorosa preocupación.

El Vaticano ha sido muy deferente con Venezuela. Juan Pablo II vino a visitarnos dos veces. Benedicto XVI nos envió como nuncio apostólico a monseñor Pietro Parolin, quien después sería llamado por el papa Francisco para designarlo secretario de Estado y elevarlo a la dignidad cardenalicia.
Han sido reiteradas las oportunidades en las que el papa Francisco se ha referido a Venezuela y a sus problemas con amorosa preocupación.
El Papa y el secretario de Estado han autorizado al nuncio apostólico a participar como testigo en la mesa de diálogo entre el Gobierno y la oposición con la facilitación de los gobiernos de Unasur. 
Con motivo de la reciente reunión de la Conferencia Episcopal, el nuncio, monseñor Aldo Giordano, dijo unas palabras muy sabias, con consejos importantes para los líderes políticos o sociales que actúan en la presente crisis venezolana.
Dijo el nuncio: “Mi experiencia como diplomático en Europa me ha entrenado para negociaciones difíciles”. Seguramente esa fue la razón para que lo enviaran a Venezuela. Luego, compartió con los obispos los cinco principios tomados de la exhortación apostólica “La alegría del Evangelio” que lo han guiado durante su participación en el diálogo venezolano: 
1) El tiempo es superior al espacio. Este principio permite trabajar a largo plazo, sin obsesionarse por resultados inmediatos. 
2) La unidad prevalece sobre el conflicto. Cuando se habla de unidad, se refiere a la unidad de todos los ciudadanos y no solo a la unidad de los partidarios del Gobierno o de sus adversarios. 
3) El conflicto no puede ser ignorado o disimulado. Hay que abordar con franqueza y con claridad los asuntos en los que discrepamos, sin abandonar las buenas maneras. Pero si quedamos atrapados por el conflicto, perdemos perspectivas.
4) La realidad es más importante que la idea. Es peligroso vivir en el reino de la sola palabra. Hay que tomar en cuenta la realidad. 
5) El todo es superior a las partes. Venezuela es más importante que el partido del Gobierno o el partido de la oposición. Y, por supuesto, el interés nacional tiene que prevalecer frente a los intereses de partido y mucho más frente a los proyectos individuales.
Bien por su Santidad y bien por el nuncio. Ojalá le prestemos atención.

Seguiremos conversando.

Eduardo Fernandez
efernandez@ifedec.com
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viernes, 11 de julio de 2014

EDUARDO FERNÁNDEZ, RECORDANDO A RÓMULO

Rómulo Betancourt fue el político más importante de Venezuela en la segunda mitad del siglo XX. 

El último gesto político de Betancourt se produjo cuando habló, en febrero de 1981, a la XXI Convención de Acción Democrática.


En ese discurso, Betancourt propuso un gobierno de concentración nacional integrado por gente de los dos grandes partidos políticos que existían para la época y que juntos representaban cerca del 90% del electorado. Además, Betancourt proponía que en ese gobierno se incorporaran figuras representativas del mundo de la producción: empresarios y trabajadores.


Para esa fecha, la CTV y Fedecámaras eran instituciones con amplia audiencia nacional.

Me voy a limitar a citar algunas de las frases que Betancourt incluyó en su discurso. 


“En Venezuela estamos viviendo un momento de crisis”, “una crisis económica”. Pero hay algo peor, decía, “una falta de fe que se ha extendido por todo el país. Una falta de confianza en el régimen democrático”. No hay inversiones, ni inversionistas y “no invierten porque no tienen fe en el sistema de gobierno que existe en el país”.

“Tenemos el problema básico de que, si no se modifica el consumo de la gasolina y otros derivados del petróleo mediante las alzas del precio de la gasolina y otras medidas, dentro de unos años, Venezuela estará consumiendo más de dos millones de barriles de los 2.700.000 que exporta”.


“Y entonces llegará el momento que no habrá dinero, divisas, para alimentar el 75% del presupuesto. Porque nacionalizamos el petróleo -decía Betancourt-, pero seguimos dependiendo de ese petróleo e importamos el 60% de lo que consumimos en bienes, alimentos y servicios que se pagan también con divisas-petróleo”.


“Planteamos la necesidad de un gobierno de concentración nacional. Solo un gobierno con esa fuerza puede ser capaz de enfrentar los problemas que tiene Venezuela y que están allí, mientras el país político se dedica al tiroteo verbalista gobierno y oposición, atiborrando la pantalla chica de la televisión y las páginas de los periódicos con un contrapunteo vacío y, hasta me atrevo a decir, antipatriótico, ante la realidad que vive Venezuela”.


Este discurso fue dicho en febrero de 1981. Yo lo suscribo plenamente 33 años después.


Eduardo Fernandez
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viernes, 4 de julio de 2014

EDUARDO FERNÁNDEZ, PROBLEMAS NACIONALES

Hoy 4 de julio, víspera de un nuevo aniversario de la Declaración de la Independencia, quiero iniciar algunas reflexiones sobre los problemas que considero fundamentales en esta hora de Venezuela.

COOPERACIÓN ROTA
Hoy 4 de julio, víspera de un nuevo aniversario de la Declaración de la Independencia, quiero iniciar algunas reflexiones sobre los problemas que considero fundamentales en esta hora de Venezuela.

El primero y más acuciante es la falta de unidad. No somos un país, somos varios países. Y lo más grave es que esos varios países no se comunican entre sí y, lejos de promover intereses comunes, se confrontan sistemáticamente.

“Reino dividido no puede subsistir…”, dice la Escritura (Mc 3,24). En efecto, los países que tienen éxito son aquellos en los cuales, por encima de comprensibles diferencias, prevalecen acuerdos fundamentales sobre los grandes asuntos colectivos.

Los venezolanos estamos divididos por muchas razones: unas de carácter político, otras de carácter socioeconómico, otras de carácter ético y finalmente otra de carácter cultural.

Los países que tienen éxito comparten en general conceptos políticos que tienen que ver con la organización y el funcionamiento del Estado y de la sociedad.

También comparten conceptos económicos y sociales que tienen que ver con las actividades productivas, con el respeto a la propiedad, con la valoración del trabajo, del ahorro, del esfuerzo y de las inversiones.

Igualmente comparten conceptos de índole cultural y sobre la importancia de la educación, de la ciencia, de la tecnología y de la preparación como instrumento de movilidad social.

En los países que tienen éxito se comparten valores fundamentales como el respeto al Estado de Derecho, la igualdad ante la ley, la honestidad y las normas para la convivencia en armonía.

Hay muchos venezolanos para quienes el respeto a la vida y a la propiedad son valores fundamentales.

Hay otros que han sido inducidos a creer que esos valores no tienen relevancia.

La responsabilidad de los medios masivos de comunicación social en la construcción de valores positivos y unificadores, es de importancia trascendental.

En los últimos 15 años ha prevalecido en la política venezolana una estrategia dirigida a dividirnos cada vez más.

Es la hora de cancelar la cultura de la confrontación y sustituirla por la cultura de la cooperación y de la búsqueda de los acuerdos fundamentales que nos permitan ser un país de verdad.

Seguiremos conversando.

Eduardo Fernandez
efernandez@ifedec.com
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viernes, 20 de junio de 2014

EDUARDO FERNÁNDEZ, MADURO

El hecho político más significativo de esta etapa es que la conducción del Gobierno pasó de las manos de un jefe único e indiscutido a un difuso liderazgo colectivo cívico-militar.

El presidente Maduro tiene una disyuntiva: o renuncia o asume plenamente su responsabilidad. 

Si renuncia, se encarga el Vice-presidente y hay que elegir un nuevo presidente en el lapso de un mes. ¿Estará preparado el país para unas nuevas elecciones presidenciales en el lapso de un mes? ¿Estarán preparados los partidarios del gobierno? ¿Estarán preparados los partidarios de la oposición? ¿Habrá acuerdo sobre el árbitro electoral?

La otra alternativa es que Maduro asuma plenamente su condición de Presidente de la República. De acuerdo con la Constitución nacional, el Presidente es el jefe del Estado, el jefe del Gobierno, el comandante en jefe de la Fuerza Armada Nacional, el conductor de las relaciones internacionales del país y el jefe de la Hacienda Pública.

El hecho político más significativo de esta etapa es que la conducción del Gobierno pasó de las manos de un jefe único e indiscutido a un difuso liderazgo colectivo cívico-militar. En este esquema, el Presidente aparece como una suerte de primus inter pares que tiene que negociar cada decisión y que sigue siendo el director de un gobierno ajeno, cuyo verdadero líder está irremediablemente ausente.

En mi opinión, Maduro debería hacer tres cosas: en primer lugar, cambiar radicalmente la composición humana de su gabinete. Formar un gobierno nuevo. Organizar un equipo de gente reconocidamente competente y honesta que sustituya al gobierno heredado. Pero no hacerlo con cuentagotas, como parece estarlo haciendo con Giordani, sino de frente y radicalmente.

En segundo lugar, cambiar las políticas equivocadas que nos han conducido a esta catástrofe económica. Y hacerlo también abierta y radicalmente. Anunciar al país que abandona las políticas equivocadas y que, con todo coraje, como jefe del Estado y como jefe de Gobierno, asume una rectificación impostergable.

En tercer lugar, tomar las decisiones que tienen que tomarse para enfrentar la crisis sin estar pensando en las próximas elecciones. Para eso sería más cómodo decidirse a no ser candidato a la reelección presidencial.

¿Será demasiado pedirle? Si lo hace bien, pasará a la historia con luz propia.

Seguiremos conversando.

Eduardo Fernandez
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domingo, 25 de mayo de 2014

EDUARDO FERNÁNDEZ, ¡GOBIERNO NUEVO YA!

La solución tampoco puede ser un gobierno de coalición como el que sugiere el ex presidente Lula da Silva

Hace unos días escuché a un amigo decir que en Venezuela se está dando lo que los meteorólogos califican de “Tormenta Perfecta”. Es decir, una situación que involucra varios fenómenos poco frecuentes que tienen lugar simultáneamente. Ello desemboca en un evento de gran magnitud que entraña riesgos impredecibles. Venezuela entró, nos decía, en una situación-país similar al “Huracán Perfecto”.
En efecto, basta contemplar la enorme crisis económica caracterizada por la inflación desatada, estancamiento del aparato productivo, desabastecimiento, desempleo creciente, empobrecimiento de la población, inseguridad, deterioro de los servicios públicos y de la infraestructura física del país, endeudamiento externo e interno, corrupción, aislamiento internacional, incapacidad para producir lo que necesitamos para comer, e incapacidad para importar lo que no estamos produciendo. A todo eso tenemos que agregar la crisis política y la crisis de valores y un larguísimo etcétera que termina de tipificar el desastre nacional que estamos viviendo.
Enfrentar esa multicrisis requiere un nuevo gobierno. Es evidente que el actual gobierno, que es el responsable de la situación, no está en capacidad de asumir la profunda rectificación que las circunstancias requieren.
También es evidente que no parece existir una alternativa democrática seria y coherente que asuma la responsabilidad de gobernar. La solución tampoco puede ser un gobierno de coalición como el que sugiere el ex presidente Lula da Silva del Brasil.
Lo que se impone es formar un gobierno de unidad nacional de amplísimo espectro, asumiendo un programa muy exigente y nada popular. Un gobierno con los venezolanos más competentes en cada sector. Un gobierno que no esté pensando en las próximas elecciones y que no se distraiga en asuntos intrascendentes.
El presidente Maduro tiene la brillante oportunidad de convocar ese gobierno de unidad nacional, y el país tendría que acompañarlo.
Venezuela tiene gente competente para abordar la solución de la crisis. La olla de presión está a punto de estallar. Se trata de integrar un gobierno de salvación nacional. No pierdan más tiempo en dimes y diretes.
Es urgente la formación de un nuevo gobierno ¡Ya! La historia se lo reconocerá.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández
efernandez@ifedec.com
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lunes, 3 de junio de 2013

EDUARDO FERNÁNDEZ, DIÁLOGO (V)

Termino esta serie de artículos sobre el tema del diálogo con algunas citas que son ilustrativas.
La primera es del papa Francisco: "Sigo con atención los acontecimientos que se están sucediendo en Venezuela. Los acompaño con viva preocupación, con intensa oración y con la esperanza de que se busquen y se encuentren caminos justos y pacíficos para superar el momento de grave dificultad que el país está atravesando. Invito al querido pueblo venezolano, de forma particular a los responsables institucionales y políticos, a rechazar con firmeza todo tipo de violencia y a establecer un diálogo basado sobre la verdad, en el mutuo reconocimiento, en la búsqueda del bien común y en el amor por la nación".
Y agrega Su Santidad: "Pido a los creyentes orar y trabajar por la reconciliación y la paz. Unámonos en una oración llena de esperanza por Venezuela". Más claro, imposible.
Cito también la declaración de la Conferencia Episcopal Venezolana del 2 de mayo de los corrientes: "Los obispos de Venezuela, conscientes de la gravedad del momento que vive el país, creemos que la situación a la que se ha llegado debe mover a todos los venezolanos a una reflexión serena con una actitud de respeto y diálogo".
Por último, cito al reverendo padre José Virtuoso, S. J., rector de la Universidad Católica Andrés Bello: "Una sociedad dividida como la nuestra tiene ante sí el reto de reconocer sus diferencias para respetarlas y encontrar sus coincidencias para seguir avanzando como colectividad".
Y agrega el padre Virtuoso: "El diálogo es el mecanismo más civilizado para ello. Un diálogo basado en la verdad, el reconocimiento mutuo, la búsqueda del bien común y el amor por la nación".
Ojalá esos mensajes lleguen hasta los oídos y los corazones de nuestros líderes políticos, tanto del Gobierno como de la oposición, pero sobre todo del Gobierno, que son los que deben tomar la iniciativa y rectificar su cultura de la confrontación por una cultura de diálogo, respeto e inclusión.
En artículos anteriores dejé dicho cuáles deben ser en mi opinión los actores y los contenidos del diálogo.
Estamos a tiempo de ahorrarle a esta generación de venezolanos el trauma recurrente en toda nuestra experiencia como nación independiente, de acudir a la violencia y al odio para dirimir o agravar nuestras diferencias.
Eduardo Fernández
Presidente del Ifedec
@efernandezVE

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lunes, 27 de mayo de 2013

EDUARDO FERNÁNDEZ , DIÁLOGO IV

El país tiene tiempo sin Contralor General. Eso es un escándalo. Y no hay Contralor porque no hay diálogo. Hay que ponerse de acuerdo para elegir a un venezolano de categoría moral e intelectual adecuada para desempeñar esa alta responsabilidad.


El país quiere tener un Tribunal Supremo de Justicia independiente y autónomo, capaz de merecer la confianza de todos los venezolanos. Para elegir magistrados probos, competentes y dignos hace falta diálogo.
El país requiere un Consejo Electoral que merezca la confianza de todos los ciudadanos. No se trata de un CNE que le guste al Gobierno. Tampoco de uno que le guste a la oposición. No se trata de buscar una relación 3 a 2 en lugar de la actual que sería 4 a 1. Tampoco de una formula equilibrada 2 a 2 con uno de común acuerdo. Lo ideal es que se eligiera un CNE cinco a cero; es decir, cinco venezolanos dignos, que merezcan el respeto y el acatamiento de todos los venezolanos.
Para todo eso se necesita diálogo, respeto al adversario, reconocimiento de la otra parte, actitud constructiva, patriotismo, amor por Venezuela. Y esas virtudes son las que están ausentes en la hora actual de Venezuela y son las que reclama con sentido de urgencia, la República.
Se trata de la reconstrucción institucional de la nación. De sembrar un ambiente de confianza y de respeto por las instituciones y de aproximarnos al ideal bolivariano, que pedía un gobierno de instituciones y no de caudillos o de personalidades mesiánicas. Para lograr todo ello es necesario restablecer la dignidad y la majestad de la institución parlamentaria. El Parlamento o Asamblea Nacional, como lo llama la Constitución venezolana es, por definición, el escenario para el diálogo político de altura. Es el espejo de la nación. Allí van o deberían ir todos los venezolanos con recogimiento republicano a encontrarse con sus líderes. De uno u otro bando. Partidarios del Gobierno o partidarios de la alternativa democrática.
Si lo que el pueblo observa en el hemiciclo de la Asamblea es intolerancia, violencia y odio, esa será la cultura que prevalecerá en el país. Si, por el contrario, en el hemiciclo predomina el respeto, el debate civilizado, la confrontación de ideas y el patriotismo, esa será la cultura que prevalezca en la nación.
Eduardo Fernández
eduardof18@gmail.com
@efernandezVE

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martes, 23 de abril de 2013

EDUARDO FERNÁNDEZ, ¿Y AHORA…?

Terminó la campaña electoral. Henrique Capriles liderizó a la alternativa democrática. Hizo una campaña formidable. Obtuvo un resultado extraordinario. Capriles se consolidó como líder de la oposición y el país tiene claro que existe una alternativa frente al actual gobierno.
De acuerdo con el C.N.E. Nicolás Maduro ganó las elecciones por una mínima diferencia. El resultado fue influido por una utilización abusiva y descarada detodo el poder del estado puesto al servicio del candidato oficialista. Tiene razón Capriles, esto no fue una competencia normal entre dos candidatos, fue una competencia entre un candidato contra todo el aparato del estado.
Ganó Capriles y mucho. Ganó Maduro con un triunfo muy cuestionado. La oposición tiene todo el derecho de hacer los reclamos que han sido documentados. El CNE tiene la obligación de procesar, las denuncias presentadas.
Capriles ha tenido un gran triunfo, se ha convertido en un gran líder y tiene una gran responsabilidad hacia el futuro, no sólo con quienes votamos por él, también, con los que no votaron por él.
Maduro ha obtenido una victoria precaria. Sin el desequilibrio que representó el abuso de los recursos del estado, el triunfo habría correspondido al candidato de la alternativa.
A los dirigentes de la oposición quisiera hacerles llegar y una palabra de alerta. ¡Cuidado con repetir errores del pasado! Por la vía electoral hemos crecido de la votación que obtuvo Rosales cercana al 40% de los votos, a la que obtuvo Capriles el año pasado de 43%, a la votación que acabamos de celebrar, que ya está rozando el 50%. La ruta electoral continúa. Por delante tenemos una nueva elección.  Esta vez de alcaldes y de concejales. Más adelante podrían darse las condiciones para convocar algún referéndum de los previstos en la Constitución. Finalmente, habrá elecciones parlamentarias y presidenciales.
Los reclamos que tenemos que hacer hoy, debemos hacerlos a conciencia de que la vía electoral es el camino para construir una nueva mayoría. Nada debemos hacer que convenza a nuestros compatriotas de que no vale la pena votar. 
Frente a los resultados, toca entender que los venezolanos queremos diálogo y queremos que los líderes busquen maneras de colaborar para resolver los graves problemas que afligen a la familia venezolana.
http://www.ultimasnoticias.com.ve/opinion/firmas/firma--eduardo-fernandez/-y-ahora%E2%80%A6-.aspx

efernandez@ifedec.com
ifedec50aniversario@gmail.com


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