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sábado, 12 de septiembre de 2015

ARIEL PEÑA, SUPUESTA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA OTRO FRACASO DEL MARXISMO, DESDE COLOMBIA

El presidente Santos por la crisis de la frontera con Venezuela,  asevero que la revolución bolivariana se autodestruía sola, a lo que respondió Nicolás Maduro de forma virulenta, diciendo que esta era la peor ofensa que un gobierno Colombiano le había hecho a ese país en 200 años, por ello independiente de cómo se tomen las expresiones del mandatario Colombiano, al interior del   país por parte de la oposición o los amigos del gobierno,   importante es ir a la esencia de esas afirmaciones, lo que se conoce como el quid del asunto.

 Es indudable que la tal revolución Bolivariana no es más que una careta del  marxismo leninismo, propiciada por el foro de Sao Pablo, en donde el sátrapa de Fidel Castro es quien orienta todo ese entramado, para que Latinoamérica se convierta en una nueva Unión Soviética, como lo buscaba  Hugo Chávez, quien era un nostálgico de la guerra fría, y no concibió la caída del muro de Berlín, de ahí que es indiscutible que los comunistas totalitarios ultrajan la memoria del libertador al usar su nombre para mezclarlo con el de Karl Marx.

Los granujas del socialismo del siglo XXl, perversamente nunca mencionan, que de acuerdo a una carta  del 14 de Febrero de 1858 dirigida a Engels, el señor  Marx se refiere a Bolívar como el”canalla mas cobarde, brutal y miserable” y en una biografía escrita por el mismo sujeto dice que el libertador había cometido una felonía con Francisco Miranda al haberlo entregado a los españoles, entonces  hacer simbiosis entre Bolívar y Marx es una afrenta  a la inteligencia que envilece  la historia.

La burocracia parasitaria  de Venezuela que está en la dirección  del ese estado, acusa a Colombia de promover el paramilitarismo en la frontera, cuando es bien sabido que el país vecino se ha convertido en la retaguardia de los grupos terroristas marxistas de las Farc y Eln, que son los que han gozado de protección por parte del socialismo del siglo XXl, además sobre   las referencias que hacen acerca de  los horrendos crímenes que ha cometido el paramilitarismo en Colombia, no podemos olvidar que ese lastre surgió desgraciadamente como hijo bastardo de la guerrilla quien declaro hace 51 años una guerra para la toma del poder, siguiendo las instrucciones de  Moscú  y La Habana al amparo de la guerra fría, pues a principios de la década de los sesenta del siglo pasado se crearon 26 grupos guerrilleros en 13 países de América Latina, incluyendo a  Venezuela, en donde fue derrotada la guerrilla en el primer gobierno de Rafael Caldera.

Así que el paramilitarismo que se  reciclo en bandas criminales o bacrim, después de ser desmantelado en un alto porcentaje por  el gobierno de Álvaro Uribe,   apareció hace décadas como consecuencia de las actividades vesánicas de la guerrilla marxista leninista, porque a  toda acción le surge una reacción y toda causa tiene su efecto, pues  haciendo una  analogía   se podría traer el ejemplo de un barrio tranquilo en cualquier ciudad colombiana, en donde irrumpe una pandilla que comienza a asolar al vecindario con toda clase de  crímenes, y si no  hay presencia del estado en alianza con los habitantes para enfrentar a la delincuencia,  lo más probable es que eso se degrade y surjan otras pandillas  que se van a enfrentar a la primera, lo cual agrava el problema, y desafortunadamente igual sucedió con la aparición  del paramilitarismo, lo demás es puro  acomodamiento.

En Venezuela  ha fracasado  el bodrio marxista leninista como ocurrió hace 25 años en Europa oriental, pero en el país vecino le pusieron el mote de revolución bolivariana descrestando a los  ignorantes, por ello para   superar el espejismo que ofrece el comunismo totalitario, hay que educar a las masas, impulsando la lucha ideológica en toda Latinoamérica, porque el destino de la estafa comunista del marxismo leninismo es  el basurero de la historia.


La fabula de la revolución bolivariana, utilizada como artimaña en Venezuela para engañar, es otro nombre que usan los comunista totalitarios escondiendo su marxismo, ya que esa deformidad no  es presentable, pues  ha sido de  lejos la organización criminal   que le ha traído a la humanidad las peores desgracias y sufrimientos de todos los tiempos,  por eso ocultan su miseria con diferentes disfraces, especialmente en nuestros países, usando  acepciones para timar incautos,   como las de bolivarianismo, sandinismo, revolución ciudadana, indigenismo, socialismo del siglo XXl, teología de la liberación y otras por el estilo,  además algunos demócratas se prestan para esa confusión y acuñan nombres como el  castrochavismo, subrayando que todos esos términos son el mismo veneno con diferente marca.

Ariel Peña
arielpena49@yahoo.com
@arielpenaG

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domingo, 28 de junio de 2015

DARIO ACEVEDO CARMONA ABANDONAR O AFERRARSE AL DOGMA COMUNISTA

Abundan en el mundo entero los casos de personas que, habiendo militado con el credo y en organizaciones comunistas, enfrentan, a la hora de renunciar o renegar de tales experiencias, una tormenta de insultos, anatemas y descalificaciones morales.

La doctrina marxista en la medida en que se cristalizó en programas de partidos se asimiló cada vez con mayor fuerza a una vivencia religiosa o si se quiere, a una religión civil. Por eso, abandonar el dogma era considerado un acto de traición y el mayor pecado. El marxismo se vendió como un pensamiento científico o una ciencia, pero, a diferencia de esta, no toleraba la duda, la incertidumbre ni los cuestionamientos a las altas directivas  o al gran líder.

De manera que dejar de ser o cambiar de ideas, algo normal en todo sistema de pensamiento crítico, siempre ha sido objeto de punzantes comentarios y agravios en las esferas comunistas y en las de otras ideologías de corte fundamentalista.

Para facilitar la comprensión del problema que quiero plantear,  haré a un lado los casos de oportunismo de quienes cambian abruptamente de bando motivados por un “plato de lentejas”, ambiciones de gloria o simple arribismo, sino a aquellos cuya renuncia es motivada.

Huele a traición allí donde se jura el sacrificio de la propia existencia en nombre de la finalidad suprema. El marxismo, doctrina que da sustento a los partidos y grupos que se reclaman comunistas, convoca a la revolución proletaria, al uso de la violencia revolucionaria, a la instauración de la dictadura del proletario, a agudizar la lucha de clases y a abolir el capitalismo.

La realización de actos de heroísmo como levantarse en armas contra el sistema, está escrito en el libreto del militante. Por eso se integra en estructuras encriptadas, secretas, verticales, en las que la disciplina, el compromiso, la lealtad y la disponibilidad de tiempo completo, son parte de sus atributos. No obstante su proclamada irreligiosidad, los comunistas reconfirman su fe en la victoria y su compromiso con la causa, a través de rituales cuasireligiosos. Utilizan himnos, consignas, canciones, matrimonios, héroes, onomásticos, fiestas revolucionarias, mártires, banderas, narraciones elegíacas e historias ejemplares en el despliegue ceremonial de votos y juramentos.

En esa atmósfera nace la condena, el vituperio y el calificativo de renegados contra quienes abandonan las filas, cambian de pensamiento o de militancia. No se admite ni se tolera ese pecado. Y si llegare a darse ante comunistas en trance de lucha armada, puede terminar en fusilamiento.

Renegar, renunciar o abjurar del credo y la militancia comunista no es pues asunto fácil, puesto que como buenos fundamentalistas (igual que los de extrema derecha, extrema izquierda, ultranacionalistas, racistas o extremistas religiosos), no toleran la renunciación. El compromiso, según su evangelio, debe ser para toda la vida aunque se derrumbe el edificio en que habita esa “razón suprema”.

Los comunistas que se aferran tercamente a su credo a pesar del fracaso del modelo y el dogma, marcan con dedo acusador a todo aquel que, por el desencanto causado por la revelación de los crímenes horrendos de los dictadores comunistas, o por análisis críticos o por observación sistemática de la experiencia negativa o por pérdida de la fe, se han atrevido a alejarse del credo y a cambiar de ideas políticas.

“¿Cómo es posible, exclaman, que fulano de tal, tan comunista ayer sea hoy defensor del ‘Sistema’?” como si la creencia en el paraíso terrenal marxista fuese inmune a los yerros, crímenes, locuras, al fanatismo y el dogmatismo y al paso demoledor de los hechos, de los tiempos y de la inteligencia.

Me atrevo pues a preguntar ¿qué hay de malo en renegar o renunciar a una ideología totalitaria y dictatorial cuya aplicación ha sido un fiasco económico y ocasionado un mar de sangre inocente? Grandes y reconocidos intelectuales, filósofos, artistas, literatos y dirigentes políticos han transitado, en medio de amenazas, inculpaciones, incomprensiones y sufrimientos, el espinoso camino de renegar de la militancia o simpatía con el comunismo.

Tan difícil era cuestionar o elevar una crítica que hasta entre los mismos camaradas se desataba la carnicería como le ocurrió a la vieja dirigencia bolchevique y a León Trotsky, creador del ejército rojo ruso, expulsado del partido, del país y luego asesinado por orden de Stalin.

El balance dejado por el comunismo ha llevado a algunos países a tomar medidas prohibicionistas para evitar su retorno o acceso al poder: Italia, Hungría, Ucrania, Alemania, Austria y República Checa, entre otros, prohibieron la publicidad, la organización de movimientos y la exhibición de símbolos comunistas, fascistas y nazis.

Para quienes creímos, en medio de delirios románticos y fiebres juveniles, en la doctrina comunista, militando o como simpatizantes en una de las mil secciones que tuvo en Colombia, y luego, a partir del análisis de la experiencia, de reflexiones filosóficas y éticas y de descubrimientos históricos, hicimos el tránsito hacia la imperfecta y siempre inacabada democracia liberal y a los valores clásicos de la Modernidad, ha sido un alivio poder vivir y pensar en libertad y sin el misticismo que surge de la búsqueda de la perfección humana o del paraíso en la tierra.

Ruben Dario Acevedo Carmona
rdaceved@unal.edu.co
@darioacevedoc

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miércoles, 15 de abril de 2015

RAFAEL O. MARCANO A., NO EXISTE REAL CIUDADANÍA EN EL MARXISMO

En el reciente asueto de Semana Santa, aprovechando la relativa paz de esos días, pasó ante mi vista un pequeño escrito, hecho con fina pluma, pero inquietante; en él su autor pretende describir lo que los diferentes sistemas socio-políticos pretenden hacer con los seres humanos.

Al referirse al socialismo marxista, sin nombrarlo, el articulista dice que “los regímenes autoritarios y burocráticos como los de China, Cuba, Venezuela etc., quieren producir ovejas sumisas, rebaños obedientes, espíritus vencidos, esclavos ideológicos, masas que aplaudan al caudillo corrupto de turno”. No hay manera de no estar en sintonía con tal aserto. Su enunciación es ¡impecable!

Pero cuando aborda al capitalismo como sistema (llamándolo por su nombre) afirma que éste “pretende transformarnos de ciudadanos a consumidores, de generadores de cultura a depósitos de basura comunicacional y publicitaria. De hijos de la poesía y la lectura a masas de iletrados que tragan incansablemente lo que se anuncia por los medios, de gente que ni lee ni observa”. A este respecto, el disenso del suscrito es tajante.

Es alarmante que a estas alturas, incluso entre gente culta, haya quienes no entiendan la muy evidente relación entre el capitalismo (economía de mercado sin planificación central) y la democracia occidental tal como la hemos conocido desde la Revolución Francesa (por lo menos) hasta nuestros días.

La democracia, así entendida, es el correlato jurídico-político de la economía de mercado, y viceversa. Una no puede vivir sin la otra. Se argumentará en contrario que en la historia se han dado casos en los que ha habido economía de marcado (capitalismo) sin libertad; ¡es cierto! pero ¿cuánto han durado? Sólo dos ejemplos: Marcos Pérez Jiménez (1952-1958) y Augusto Pinochet (1973-1990).

Por el contrario, aquellos gobiernos de economías centralizadas seguidores de las erradas propuestas marxistas (por ejemplo: “Los regímenes autoritarios y burocráticos como los de China, Cuba, Venezuela, etc.”) sólo pueden subsistir si limitan las libertades públicas y los Derechos que les son inherentes, o sea, los Derechos Humanos, para así poder “producir ovejas sumisas…que aplaudan al caudillo corrupto de turno”.

En una economía de mercado, entonces, un ciudadano es justamente eso: un ciudadano con Derechos (y Deberes) y con garantías para ejercerlos. Es en dentro de este sistema que existe el Derecho a la Defensa, el Juicio Justo, el Juez Natural, Estado de Derecho en virtud del cual el Estado (gobierno) está sujeto al cumplimiento de la ley, lo que implica que está limitado y controlado mediante una real especialización institucional que permite la partición del Poder Público en ramas que se contrapesen y controlen entre sí.

En cuanto a la “conversión” de los ciudadanos en consumidores, hay que expresar que se trata de una falacia puesto que los ciudadanos somos seres humanos, y en cuanto tales, tenemos necesidades que debemos satisfacer en función de su naturaleza e intensidad y de los medios disponibles para ello. 

Así que ser consumidor no es un pecado ni una falencia. Se trata simplemente de una condición natural que se ejerce libre y catalácticamente sin problemas de conciencia, dentro de un ambiente “ganar-ganar”; de no ser así, ninguna sociedad sería exitosa. El ciudadano tiene un múltiple rol de consumidor, ahorrista, inversionista, emprendedor, etc. según sus aptitudes cuando así lo decida de manera libérrima.

Por eso los países socialistas han sido predominantemente unos fracasos emigratorios.

No se trata de que el Capitalismo sea perfecto, no lo es, pero no podemos adjudicarle defectos que no tiene.

También leí hace poco un texto de CEDICE-Libertad que lo he dejado a propósito como broche de oro para estos comentarios:

“El libre mercado es el sistema que promueve una sociedad basada en la libertad de elegir, comerciar y competir. Donde hay respeto a los derechos de propiedad y donde el consumidor tiene el poder para escoger aquello que satisfaga sus necesidades sin coacción ni privilegios, como base para la democracia”.

Rafael O. Marcano A.
romarcanoa@gmail.com
@romarcanoa

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lunes, 23 de marzo de 2015

ARIEL PEÑA, COMUNISMO, CASTRISMO Y MARXISMO SON LA MISMA VAINA, DESDE COLOMBIA

La nomenclatura  venezolana oficialmente  anuncio la muerte de Hugo Chávez el 5 de de marzo de 2013, copiando el deceso del dictador soviético, Joseph  Stalin en 1953 quien había dejado de existir  varios días antes; Chávez quien gobernó  por 14 años fue un desgracia para el hermano país y los  resultados de su magra gestión son  patéticos, con una pobreza cercana al 50%, la inflación más alta del mundo, uno de los países más inseguros de la tierra, desabastecimiento de los productos de la primera necesidad y represión infame contra  la oposición, entre otras “bondades”.

Chávez a pesar de su edad, era un simple pichón de comunista, que veía en el genocida de Fidel Castro a  su ídolo, supuestamente por aguantar  más de 50 años al imperio, cuando  la dirigencia de USA, no le  ha interesado  gastar pólvora en gallinazo, tumbando a una dictadura cuyas consecuencias llevarían a millones de Cubanos al país del norte, aumentando el problema  migratorio, entonces los delirios de grandeza del fallecido orate Venezolano, lo alucinaban para   proclamar la unidad  Latinoamericana, no por el progreso social y humano de los pueblos, sino para crear la Unión Soviética Latinoamericana, en donde apareciera  como el emperador y, por eso compro a varios gobiernos con  el petróleo, fundado organismo inanes  como el Alba, Unasur o la Celac, además apoyo a la guerrilla Colombiana, brindándoles el territorio Venezolano de retaguardia, para que impulsaran  su proyecto político militar.

Precisamente como una maldición para la región en 1990, el sátrapa de Fidel castro, quien  conociendo perfectamente el atraso conceptual e ideológico de  una buena   parte de la población Latinoamericana, en compañía de líder sindical brasileño, Lula  da Silva, monto el foro de Sao Pablo, sacando del basurero de la historia los desechos del  marxismo leninismo repudiados en Europa con la caída del muro de Berlín, para  implementarlos en nuestros países, convirtiendo a  Venezuela posteriormente    bajo la  férula del socialismo del siglo XXl en un sanitario comunista.

Es incomprensible que Lula da Silva, quien  después de ser dirigente sindical se convirtió en presidente del Brasil en 2002, por el partido de los trabajadores,  se haya prestado para crear la patraña del    foro de  Sao Pablo, juntamente con el asqueroso criminal de Fidel Castro, cuando Lula como  sindicalista debía conocer la historia del movimiento obrero, que demuestra  sin atenuantes  que a  Carlos Marx fundador del Comunismo totalitario, lo repudiaron los trabajadores en la primera internacional del siglo  XlX, por sus posturas estatistas, burocráticas y embrutecedoras, con las cuales quería llevar a los obreros  a la esclavitud política y, para ello era indispensable la miseria de las masas   volviéndolas  más dúctiles, como condición necesaria para que el estado comunista  prevaleciera.

“Detesto el comunismo, porque es la negación de la libertad y no concibo nada humano sin Libertad” esa frase no fue de un miembro de la  CIA o de un anticomunista, fue de Bakunin el padre de los Libertarios, quien derroto  filosófica, ideológica y políticamente a Marx en la primera internacional y a raíz de esa situación, los comunistas totalitarios no tuvieron  mas remedio que disolver la organización de los trabajadores, por ello es incomprensible que   Lula    expresidente  del Brasil quien siendo sindicalista, debió conocer la historia,  impulsara el foro de Sao Pablo en  1990 teniendo como base  al esperpento marxista, necesariamente   tuvo que haber ignorancia o mala fe de parte del personaje de marras, de ahí que las futuras generaciones no podrán perdonar ese desaguisado.

El marxismo es irracional  absolutamente, buscando que los trabajadores actúen como borregos y por eso dice que no deben de tener ideología sino “conciencia de clase” para usarlos como  herramientas en provecho de la camarilla comunista, ya sea en el poder del estado o tratándolo de conquistarlo,  por ello también  se camufla de varias maneras como   chavismo, castrismo o  sandinismo y, de forma  malévola utiliza las causas étnicas  y ecológicos, pero su fin es un camino de envilecimiento a los pueblos.

Además los marxistas por su  práctica inescrupulosa, se aprovechan de  la memoria de personajes  muy   destacados de Latinoamérica en su historia, casos de Bolívar, Emiliano zapata, Pancho Villa, José Martí, Sandino, Gaitán, Perón etc, porque a  los más conspicuos  líderes comunistas no los pueden poner de referentes, ya que han sido repugnantes asesinos como: Stalin, Pol Pot, Mao  Zedong,  Kim il Sung y Fidel  Castro, quienes le han regalado a la humanidad en el último siglo más de 100 millones de asesinatos.

Es curioso que en Colombia, por el conflicto armado de 50 años algunos demócratas o personas despistadas, lleguen a decir que las Farc desviaron su camino y dejaron la doctrina marxista leninista, la cual no ha sido aplicada correctamente, dedicándose   al narcotráfico, pues no, la guerrilla comunista lo que busca es el poder y, el narcotráfico es un medio análogo a lo que hacía   Stalin quien  comenzando el  siglo XX para financiar la “revolución “ aparte de ser asaltante de bancos era un proxeneta manejando varias casas de lenocinio, por ello es inocuo exculpar los dogmas marxistas, porque el comunismo totalitario cambia de táctica pero no de estrategia, ya que  en casos como  el grupo terrorista de   las Farc  podrán  desistir de tomarse el poder por medio de las armas, si hay un acuerdo en la Habana, pero  buscaran la vía electoral y por eso pretenden que el gobierno de Santos les desbroce el sendero para sus objetivos.

La   secta criminal y burocrática del marxismo, cuyos integrantes se consideran “ungidos” para someter a sus caprichos a los demás mortales, se coloca la  careta de acuerdo a  las condiciones de la nación en donde actúa, camuflándose para engañar imbéciles, que luego los convierte en sus idiotas  útiles, por ello así como en Sudáfrica la minoría blanca tuvo que renunciar a la segregación racial de la doctrina del Apartheid para que hubiera paz en ese país, de la misma manera en Colombia las Farc deben de renegar a estafa comunista del marxismo leninismo, para llegar de una manera digna por parte del estado Colombiano al fin del conflicto, pues chavismo, castrismo y marxismo son la misma perra con distinta guasca, como diría Jorge Eliecer  Gaitán.

Ariel Peña
arielpena49@yahoo.com
@arielpenaG

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miércoles, 1 de octubre de 2014

ARMANDO RIBAS, SOCIALISMO; DEFLACIÖN Y CRISIS

Los fracasos del socialismo son tan obvios, que solo pueden ser ignorados por los intelectuales.  Thomas Sowell
      Hace treinta años publiqué un libro titulado “Política Fiscal y Teoría Monetaria; Un Nuevo Enfoque”. En el mismo propuse la teoría de que en la medida que aumenta el gasto público en relación al PBI, se reduce la tasa de crecimiento económico.

Esa proposición se ha hecho más que evidente en el proceso económico de la Unión Europea. El aumento del gasto público que ha tenido lugar entre la década del sesenta y la actual, en que el mismo fluctúa entre el 45% y el 56% ha producido una caída en la tasa de crecimiento que en algunos casos se ha reducido a cero. Consecuentemente ha producido una crisis, que se traduce a un nivel de deuda que como promedio supera el 100% del PBI y amenaza la estabilidad del Euro como moneda internacional. Dicho lo que antecede es necesario establecer las causas determinantes de ese proceso y consecuentemente la política a seguir para corregir esa situación. Es evidente que la reducción en la tasa de crecimiento ha sido consecuencia de la caída en la inversión privada como consecuencia del incremento del nivel de impuestos.
Al respecto debemos tener en cuenta la tesis de George Gilder respecto a la política económica expuesta en su “Wealth and Poverty”, donde escribió: “Dado que el gobierno se ha convertido en un factor de producción, la única forma de disminuir su impacto en los precios es economizando, tal como se economiza en el uso de la tierra, el trabajo o el capital, reduciendo su tamaño, o incrementando su productividad. No es el déficit federal principalmente lo que causa la inflación. Si el déficit se elimina  mediante  tasas de impuestos más elevadas, y la oferta monetaria permanece constante, el nivel de precios subiría de acuerdo a la ley de costos”. Esto nos recuerdas igualmente que Friedman finalmente determino que el problema no era el déficit fiscal, sino el nivel del gasto (SIC).
    Las observaciones anteriores, son un presupuesto importante para analizar la situación europea y la argentina. La conclusión de las mismas es que la crisis es causada por el aumento del gasto público y la relativa ineficiencia del mismo, cuando determina que se puede vivir sin trabajar. O sea debemos tener en cuenta que el impacto negativo del gasto público se agudiza en la medida que se reduce su eficiencia. Si el gasto se usa para invertir y no para distribuir el efecto es distinto. Pero es evidente que la función del gobierno para la Social Democracia imperante en Unión Europea es la distribución del ingreso en la supuesta búsqueda de la igualdad económica. El problema pendiente es definir cual es la política adecuada para superar esa situación. En Europa no hay inflación y el problema parece ser la deflación. Así el FMI ha recomendado por el contrario que se produzca inflación, es decir una política monetaria  expansiva para superar la recesión, tal como la ha seguido el Federal Reserve en Estados unidos.
    Una vez más se está discutiendo la teoría Keynesiana de aumentar el gasto público a fin de aumentar la demanda. Se pretende ignorar no obstante que al tiempo de desarrollar esa crisis durante la recesión de los años treinta, el gasto público
en Estados Unidos rondaba el 8% del PBI. Por tanto nos encontramos ante una situación sin precedentes, respecto al nivel del gasto público en relación al PBI. Según las últimas cifras del FMI respecto al gasto público en la Unión Europea muestran que  el año pasado en Francia alcanzaba al 56%  del PBI, en Alemania el 44,8%, en Italia el 50,7%, en el Reino Unido el 47.% y en España el 47,7%.
    Como bien hemos dicho el causante de la crisis es el elevado nivel del gasto público, por tanto la pregunta relevante es como debe reducirse. Ante esta situación como ya dijimos el FMI ha recomendado que haya inflación. De esa forma lo que se pretende es que la reducción del gasto se produzca en términos reales, y no en términos nominales que produciría per se una caída en la demanda. Evidentemente la idea sub yaciente es que el actual elevado nivel de la deuda europea se reduzca en términos reales. En ese proceso la política a seguir sería pues la de reducción de los impuestos a fin de que la actividad privada incremente la inversión y consecuentemente la demanda que se reduciría por parte del gobierno.
    La conclusión anterior parte del presupuesto de que si se reduce el gasto nominal y no se reducen los impuestos, caería la demanda agregada. Por tanto es posible que la caída en la demanda agregada  fuere compensada por el aumento de la demanda privada que surgiese como consecuencia de la reducción de los impuestos. Entonces analicemos la situación de Francia que sería ilustrativa respecto a la problemática actual. Tal como se ha dicho el gasto público en Francia alcanza al 56% del PBI, y de acuerdo a The Economist el déficit fiscal es de un 4% del PBI y la inflación un 0,8% anual.
   Es con respecto a esa realidad que el FMI ha recomendado la inflación como un medio de reducir la recesión, pero hasta la fecha la discusión prevaleciente con el presidente Hollande no ha  habido una resolución clara al respecto. Y debe igualmente tenerse en cuenta la posición de austeridad que sostiene la Sra. Merkel en Alemania y que por supuesto contradice la posición de la Sra. Lagarde. En fin todo parecería indicar que la crisis que continúa, determinaría en última instancia la desaparición del Euro, pues es un hecho indubitable que no se puede tener una moneda común entre países que tienen políticas monetarias y fiscales independientes. La vuelta a las monedas nacionales permitiría en cada caso la devaluación y la inflación requerida para la reducción del gasto en términos reales sin que se empeore el proceso recesivo.
      Volviendo  a Gilder vale destacar sus palabras al respecto: “Más tarde o más temprano los liberals americanos y los laboristas británicos van a descubrir que las restricciones monetarias son una forma maravillosa de destruir al sector privado, dejando al gobierno intacto y ofreciendo pretextos para la nacionalización  de la industria”. Y abundando en este tema es importante resaltar la posición de Milton Friedman al respecto que en su “Free to Choose” refiriéndose a la crisis del 30 escribió que la culpa del colapso monetario fue del Federal Reserve por no haber aceptado la propuesta del Federal Reserve de New York de hacer operaciones de mercado abierto comprando bonos del gobierno. La consecuencia fue la quiebra de más de 12.000 bancos. En el mismo sentido se pronunció Charles Kindleberger en su “The World in Depresión” donde escribió: “Llegué a la conclusión de que la depresión de 1929-1939 fue tan extensa, tan profunda, y tan prolongada porque no hubo un prestamista de última instancia internacional” Teniendo en cuenta esa realidad es que la política monetaria expansiva del Federal Reserve ha llevado la tasa de interés a menos del 1% anual y la economía americana se está recuperando.
      Lamentablemente la cierta observación de Sowell es ignorada por los políticos. Es igualmente un hecho indiscutible que hoy la supuesta búsqueda de la igualdad económica es función primigenia para alcanzar el poder. Así recientemente The Economist señaló: “El problema de la Unión Europea es el sistema y el que lo quiere cambiar pierde las elecciones. Aristóteles esta presente en Europa. Eduard Bernstein en 1.899 escribió “Las Precondiciones del Socialismo” donde expuso discutiendo a Marx que al socialismo se podía llegar sin revolución por la vía democrática. Y lamentablemente ha tenido razón. Por ello los franceses no obstante la crisis causada por la Social Democracia volvieron a votar por ella en el sr. Hollande.
    Pero ahora como si fuera poco la crisis de la Unión, tenemos la desunión europea. Según las últimas noticias después de la derrota de los separatistas en Escocia, existen proyectos de separación de distintas zonas en Alemania, Francia, Italia,  Bélgica y por supuesto los catalanes en España. Cada día se hace más evidente la observación de Ayn Rand acerca de Europa cuando escribió: “El tribalismo es un elemento determinante en Europa…La noción tribal del bien común  ha servido como la justificación moral de la mayoría de los sistemas sociales. En fin el problema de Occidente no esta en el Medio Oriente sino en el Medio de Occidente. 
     
Armando Ribas
aribas@fibertel.com.ar  


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viernes, 23 de mayo de 2014

ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA, MARXISMO, NAZISMO, COMUNISMO Y TEORÍA CRÍTICA

1
            Quiso el azar que arribara a Berlín Occidental en plena Guerra Fría, todavía fresca la argamasa con la que se levantaba el muro y recién amontonados los rollos de alambre de púas con los que la dictadura estalinista de Walter Ulbricht y el Partido Comunista montara un brutal cinturón de seguridad que rodeaba a Berlín con campos minados, casamatas trufadas de ametralladoras punto 50 y torres de vigilancia, reflectores y toda la parafernalia de los campos de concentración que habían dominado en los territorios conquistados por el Tercer Reich hacia apenas un suspiro, con el fin de que no se les vaciara ahora su propio territorio. 

A LA BASURA
Una tierra de nadie que obstaculizaba la tentación libertaria que empujaba a los alemanes del Este a querer huir hacia el Oeste en el que veían refulgir la prosperidad de un milagro económico basado, en gran medida, en los principios del capitalismo: respeto a la propiedad privada, emprendimiento, investigación científica, tecnología y mercado de libre competencia. El mago: Ludwig Erhardt.

Berlín Oriental, siendo la capital más próspera y deslumbrante del bloque soviético – había que competir con la vitrina de Occidente con su despliegue de neón, rascacielos, lustrosos automóviles y una febril actividad comercial, industrial, artística – era, en comparación con Berlín Occidental, una aldea que se había estancado en los años cuarenta. Una capital añejada por el estalinismo, de edificios pesados, grises, aburridos y monumentales, al macro estilo soviético. Que hacía patéticos esfuerzos por llevarle el ritmo a Occidente con una versión de la Coca Cola tan apestosa como los jarabes contra la tos de nuestra subdesarrollada infancia y unos programas de entretenimiento televisivo que daban verdadera pena ajena. Los Travant, pequeños automóviles de cartón piedra con los que la Nomenklatura pretendía agasajar a su funcionariado, parecían más aptos para ser montados en tío vivos que para circular incluso por las desérticas autopistas orientales, heredadas de Hitler y su Tercer Reich. Mientras, los Mercedes, los BMW, los Porsche, los DKW, los Taunus, los Bordward, los Opel y los Volkswagen arrasaban en las pasarelas de las ferias del automóvil en el mundo y se paseaban por entre las lujosas vitrinas de la Kurfürstendamm, la Via Venetto de la ex capital del Reich.

         En ese ambiente confrontacional, pocos años después del Puente Aéreo con el que los norteamericanos habían auxiliado desde Frankfurt a la  población berlinesa asediada por las tropas rusas y a meses de la visita de John Kennedy, quien en franco desafío a Kruschev había exclamado en la plaza más popular de Berlín Occidental, Schöneberg,  junto a Willy Brandt: Ich bin auch ein Berliner – yo también soy berlinés -  nos hicimos los jóvenes rebeldes del movimiento universitario a rescatar el pensamiento originario de la izquierda marxista alemana de entre guerras. Jamás olvidaré haber mimeografiado Historia y conciencia de clases, de Georg Lucáks, La función del Orgasmo, de Wilhelm Reich, Marxismo y Filosofía, de Karl Korsch, Reforma y Revolución y otras obras de Rosa Luxemburg, Trotsky, Kautzky y grandes pensadores marxistas y freudianos.  A pesar de tener la Humboldt Universität a tiro de piedra y la realidad del comunismo fotografiable desde las tarimas de cualquiera de los pasos limítrofes, el limes de la Cortina de Hierro,  – You are leaving the American Sektor! – que atravesábamos para pasearnos por la Karl Marx Allée o ir al Theather am Schiffbauerdamm a ver el Berliner Ensemble y los montajes de Bertolt Brecht, teníamos perfectamente clara la profunda, insuperable diferencia que había entre lo que era el socialismo soviético con sus dictaduras burocráticas del Este y la teoría revolucionaria marxista aplastada de manera inmisericorde por el llamado DIAMAT, el materialismo dialéctico con el que Stalin había desfigurado a Marx  hasta convertirlo en una avinagrada religión de Estado.

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         El líder del movimiento estudiantil alemán que desembocó en la revolución de Berlín y el Mayo del 68 para extenderse luego por toda Europa y los Estados Unidos era un "Flüchtling", un fugitivo de la Alemania comunista, hijo de un pastor protestante, llamado Rudi Dutschke, para tener claro que entre el estalinismo del apparatsckik soviético y el marxismo fundacional a cuyas playas del utopismo más delirante nos acabábamos de echar no había ni un adarme de interconexión vital. Muy por el contrario. Éramos marxistas furibundos, pero visceralmente anti estalinistas, anti dictatoriales, anti soviéticos, antimilitaristas, anticomunistas practicantes y ganados para resucitar una práctica revolucionaria total como la que Marcuse ya predicaba en los años 20, Horkheimer veía como única salida al atolladero de la crisis terminal del capitalismo y Lukács refulgir la revolución total como único antídoto a la alienación de la mercancía. Habíamos hecho de los Grundrisse der Kritik der politischen Ökonomie, - los Fundamentos de la Crítica de la Economía Política - publicados por David Riazanov, director del Instituto Marx-Engels y editor de toda su obra en los años 30, apenas hacía unos meses reeditados por el Instituto de Ciencias de la URSS, la obra capital para penetrar en el pensamiento profundamente anti estatista, ácrata, verdaderamente anarco revolucionario de Karl Marx.

En otras palabras: ser marxista, estudiarlo a fondo, conocerlo hasta en sus más íntimos vericuetos no sólo no entrababa nuestra cultura profundamente contestataria, rupturista, anárquica, radical. Muy por el contrario: la cimentaba. Como lo hacía Reich con sus insólitas reflexiones sobre la función liberadora del orgasmo, los estudios sobre el matriarcado en las culturas primitivas localizadas al Este de Guinea, en las llamados Islas Tobriandos, Freud y el psicoanálisis. Era una extraña concepción de revolución total combinada con maoísmo, la cultura psicodélica, la experimentación con sustancias psicotrópicas, los Beatles, los Rolling Stones, el nuevo cine francés y le nouveau roman. Todo lo cual, además, acompañado por la devoción al tío Ho y la atención a la guerra de liberación vietnamita y la aventura guevarista en Bolivia. Entre quemarse las pestañas estudiando a Hegel y gozar del último éxito de los Beatles – Penny Lane, por ejemplo, o Strawberry Fields for ever – no había contradicción alguna. Era, digámoslo sin ambages, la revolución total. Del enfrentamiento entre Eros y Tanatos, Eros. Viva Marx liberado de la Unión Soviética. Y también de Cuba, que a 9 años de nacer ya comenzaba a mostrar su hilacha tiránica y totalitaria. Como me lo demostraba, hiriente, mi amigo Hans Magnus Enszensberger.

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Era, a su modo, una manera de reengancharse con la Alemania perdida a fines de los 30, precisamente: a treinta años de distancia, en las brumas de la República de Weimar, perseguida, reprimida, encarcelada y asesinada por el nazismo. Gaseada por el nazismo. Aplastada por el nazismo. Pues ese marxismo revolucionario, contestatario, profundamente liberador y anti dictatorial del Marx de juventud, había sido desarrollado por una élite de intelectuales judíos que vivían la encrucijada que separó a Gerschom Scholem, el gran especialista en la Cábala y la mística judía, que se iría a Palestina y se engancharía en la construcción del Estado de Israel, de su entrañable amigo Walter Benjamin, quien, a pesar de ser un místico, como lo definiría Scholem, prefirió sumarse a la Escuela de Fráncfort y desarrollar, o intentar desarrollar una teoría literaria marxista con una obra deslumbrante, llamada El origen del drama barroco alemán, y una interpretación de las formas del amanecer del capitalismo industrial en Los Pasajes, uno de los más deslumbrantes ensayos escritos en la Europa de los años 30.

El marxismo que resucitamos tenía dolientes, la máxima expresión del pensamiento crítico alemán del siglo XX, al que nos adhiriéramos como a una secta iniciática libre de ocultismos: Erich Fromm, Theodor Adorno, Max Horkheimer, Herbert Marcuse, Ernst Bloch, Leo Löwenthal, Jürgen Habermas, Georg Lukács. Vivir la emoción de una conferencia de Marcuse, con su perfil hebreo y su melena blanca flotando al viento del inmenso espacio del Aula Magna de la Freie Universität Berlin es uno de los acontecimientos más emocionantes de mi vida universitaria berlinesa. Ver a un profeta en pleno S. XX  proclamando el derecho a la revolución total como única forma de liberación de la esclavitud de la mercancía y el amor libre de sexos emancipados de la mojigatería burguesas. Oír a Ernst Bloch, otro profeta judío, el autor del Espíritu de la Utopía, una obra que conmovió a la Alemania de la primera post guerra, comprender a Hegel desde su personal visión – Objekt-Subjekt – cuya primera edición en español encontré para mi asombró en la Biblioteca de la UCV recién desembarcado en Maiquetía, fue otra impresión indeleble. En ellos revivía el pensamiento como creación pura e infinita: la invención de lo humano. Precisamente allí, en donde se había inventado lo monstruoso inhumano: Auschwitz-Birkenau, Treblinka, Belzec y Dachau, con su cosecha de miles de asesinatos por día. Y un balance final de más de seis millones de cadáveres.

Traigo al recuerdo estos tiempos de rebelión, de furia y esperanzas conmovido por la rebelión de nuestros hijos. Y abrumado por la maldad nazifascista de quienes se creen herederos de Marx. Y no son más que esbirros del Hitler habanero. Rebelión infinitamente mayor que nuestras protestas de esos tiempos. Juego, devaneos y escaramuzas comparadas con las vidas asesinadas y la sangre derramada en el asfalto de nuestras sucias ciudades, en las aceras de nuestras tristes avenidas. Me atrevo a afirmar que esos crímenes fueron cometidos por salvajes incultos y despreciables, militares analfabetos, abyectos y repulsivos.  Animales sin una sola gota de cultura. Ante su barbarie, reivindico el reino de las ideas. Y bendigo a nuestras universidades. 

Pagarán en su momento. Ojo por ojo.

Antonio Sanchez Garcia
sanchezgarciacaracas@gmail.com
‏@Sangarccs

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jueves, 24 de abril de 2014

SAÚL GODOY GÓMEZ, LOS CAMBIOS NECESARIOS,

Hay un sector político de nuestra oposición que tiene su mente programada para gobernar desde un hiperestado, tal como los chavistas lo tenían concebido: grande, costoso, ineficiente, planificador, centralista y autoritario.  

Esta concepción y estilo de gobierno tiene sus bases en la teoría de Estado marxista, que cree que, sin un aparato burocrático de grandes dimensiones, el estado no sería capaz de imponer sus “soluciones” a los ingentes problemas sociales de una nación.

Esta creencia parte de la tesis del estado necesario, es decir, hay políticos que no conciben el desarrollo de un país sin un gobierno fuerte, que esté por encima de las demás instituciones civiles de la sociedad, tanto en tamaño como en autoridad, para de esta manera desarrollar una serie de programas, misiones o gestiones, que den respuesta, desde el gobierno, a las necesidades sociales de los que ellos consideran “una mayoría” depauperada, que necesita de esa ayuda social, que se costea del presupuesto de la nación y se conoce en el lenguaje de los economistas desarrollistas como “inversión social”.
Como ya pueden adivinar, me estoy refiriendo a una serie de partidos políticos de raíces socialistas, que ven en esa mayoría necesitada a su gran clientela política, una rica veta de votos para perpetuarse en el poder por la vía electoral; esos estatistas-populistas usan los recursos del estado, disfrazados de ayuda social, como mecanismo electorero para promocionar sus nombres, la imagen del partido o de sus candidatos, como los grandes mecenas y hombres necesarios en ese público, al que quieren convertir y asegurarse de que permanezcan fieles como clientes de sus gestiones de gobierno, de esa manera se aseguran esas lealtades en las próximas elecciones, a fuerza de favores con los dineros públicos.
Desde hace unas cuantas décadas, en nuestro país, se le ha permitido a los gobernantes que sus logros y obras sean explotadas como un asunto personal o del partido de gobierno, inauguran un dispensario o una carretera y nunca faltan las pancartas de sus rostros en el lugar; si no, están los adeptos al partido repartiendo volantes, haciendo ver que esa obra no corresponde a una gestión de un gobierno o funcionario público, sino a la de un candidato para las próximas elecciones o a un partido en campaña publicitaria.
Esta práctica ha creado una manera de hacer política bastante irregular y dañina para el país, y para la democracia; se pasean las ambulancias con el rostro del funcionario pintada en la carrocería, se hace adjudicación de viviendas en un escenario que bien parece el de la entrega del premio gordo de una lotería, toda obra de gobierno se transforma en una dádiva del funcionario de turno, en un ejemplo de lo que el partido puede hacer por la comunidad, si vuelven a votar por él.  Esto es clientelismo vulgar, convierten la gestión pública en un bazar de favores políticos y hacen del culto a la personalidad, un ejercicio diario de propaganda y manipulación descarada.
Pero tenemos políticos que abarcan mucho más, son aquellos que quieren ser inmortalizados como el hombre que acabó con la pobreza, que salvó al país de la ignorancia, que pudo curarlo de sus dolencias más recurrentes, y para ello diseñan mega programas de acción social, que requieren ingentes cantidades de dinero, una super burocracia de técnicos, expertos y facilitadores, y una campaña de medios de comunicación que catapulten su nombre como el nuevo mesías y, a su partido, como la nueva iglesia que vino a salvar el mundo ¿Les suena conocido?
Fue así como Hugo Chávez se transformó de simple político comunista, en un santo varón cuyas enseñanzas son ahora obligatorias en las escuelas y su memoria honrada como una divinidad, en una de las peores y mas rastreras muestras del tercermundismo cubano.
Esta manera de hacer política ha traído puras calamidades, una serie de superhombres socialistas que dicen tener la fórmula mágica para resolver todos nuestros problemas y que se montan sobre las necesidades de los más humildes, aupados por quienes creen en la bondad cristiana, y terminamos con tiranos necesitando más poder, con estados gigantescos que ahogan a la sociedad civil, con costos faraónicos, con imposiciones y sacrificios para el resto del cuerpo social, desatendiendo lo importante para atender lo urgente y creando una cultura parasitaria que lesiona el sistema democrático.
Esta forma de hacer política se está derrumbando, el país ya no la aguanta más.
Lo que desde ahora debemos buscar, es el estado mínimo y necesario, que sepa como trasladar todos esos programas desde el estado a la sociedad civil, no de manera centralizada y para crear más burocracia, sino de manera regional o federativa, promoviendo y ayudando a las fórmulas y soluciones que nazcan desde el seno de la sociedad, porque es la sociedad misma la que mejor conoce cómo atender sus problemas, no burócratas de oficina en la capital y menos “expertos” en las sedes de los partidos, midiendo cómo la inversión social reporta mejores dividendos electorales.
De allí que hay que promocionar empresas de servicios, ONG’s, fundaciones, corporaciones, organizaciones locales y regionales que se ocupen de estos programas puntuales, que reciban ese presupuesto para que sea administrado eficientemente, incluso hasta produciendo ganancias, porque en la gestión social hay maneras de ser productivo y sustentable en el tiempo.
Esos partidos nacionales con una casita en cada poblado es ya historia; los partidos políticos deben especializarse, como todas las demás organizaciones sociales.  Gestionar un gobierno local, regional o nacional es asunto serio, que requiere de conocimiento y habilidades, son carreras que se estudian en universidades y administraciones que se ganan a fuerza de la eficiencia y la transparencia en la gestión.
Esa manera de hacer política de “dame tantos billones de bolívares para este programita social” se acabó. El gobierno, como buen administrador de los recursos, debe velar por racionalizar el gasto, buscar a los mejores hombres y mujeres al momento de poner los programas en práctica, canalizar los recursos donde se necesiten y luego gerenciar, arbitrar, controlar, supervisar… pero ya no gastar para favorecer afanes personales y menos, apetitos partidistas de gobiernos populistas, sino para hacer efectiva la gestión social.
Pero hay otro problema subyacente en esta manera de ver la política y es que en un país como Venezuela los sectores más vulnerables, que realmente necesitan los subsidios para poder vivir no son la mayoría, la gran clase de los pobres, o el proletariado o las clases C y E, lo que necesitan son oportunidades, empleo, buena remuneración, buenos servicios, una economía sana y con expectativas que puedan controlar, planificar y trabajar para salir adelante y vivir con buena calidad de vida.
Ese gasto gigantesco en programas sociales para hacer política electoral es un error, esos dineros se distraen en clientelismo político y sobrevivencia de una voraz burocracia, es muy poco lo que efectivamente llega para la solución de los problemas sociales, y es un dinero que se debería invertir en productividad, en inversiones, en equipamiento y obras para el país.
Admito que, tras 14 años de socialismo bolivariano, la sociedad venezolana ha acusado un severo golpe en su capacidad de subsistencia, que la economía se encuentra prostrada y que por los momentos hay muchos pobres que deben ser atendidos con programas de emergencia, sobre todo en el abastecimiento de comida, subsidios en algunos servicios y rubros (transporte, por ejemplo), mientras el nuevo gobierno pone orden en la casa; pero estamos hablando de otra cosa, este es un plan de reconstrucción del país, no de programas permanentes.
Si queremos tener una gran clase media, tenemos que invertir en lograr ese objetivo y no destinar una importante parte de nuestro presupuesto en complacer estructuras políticas desfasadas e ineficientes, con la excusa de atender a una minoría que nunca votaba y que los partidos necesitan en las colas frente a los centros electorales. - 

Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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viernes, 24 de enero de 2014

SAÚL GODOY GÓMEZ, LAS TRES RAÍCES DE LA IZQUIERDA,

Cuando hablo de socialismo y marxismo, no hago diferencias con el comunismo, unos soportan al otro como las diferentes partes de un edificio; este trío de doctrinas no sólo se parecen, sino que se tocan y separan para volver a confluir en postulados básicos sobre la naturaleza del hombre y la sociedad.
Pertenecen a un genero de doctrinas que los expertos en ciencias políticas y economía han nominado “Colectivismo”; según el Diccionario de Economía y Finanzas del Dr. Carlos Sabino, es el “Término genérico que se utiliza para designar las ideologías y las propuestas políticas favorables a la supresión de la propiedad privada… Desde el punto de vista económico las posiciones colectivistas proponen la estatización o la conformación de cooperativas organizadas y controladas por el Estado como forma básica de propiedad. También, y como consecuencia de ello, abogan por la planificación central y recusan al mercado como forma de asignación de recursos.”
El comunismo, por supuesto, es mucho más antiguo, algunos autores encuentran antecedentes en la antigua Grecia, con Licurgo en Esparta, con el Rey Agis IV, con Platón que, en su obra La República, expresa la necesidad de que todos los bienes sean comunes, incluso las mujeres.
El comunismo también es visto como una forma de subversión contra el orden establecido, de allí que la figura de Espartaco, el mismo Cristo (en una próxima entrega veremos la relación del cristianismo con el socialismo), los Padres de la Iglesia, en tiempos de Justiniano, que predicaban la comunidad total de bienes y veían el enriquecimiento como falta de honestidad, sean venerados como verdaderos revolucionarios.
Durante la Edad Media tuvieron lugar cruentas rebeliones campesinas contra los dueños de la tierra (la nobleza) buscando aliviar las injustas inequidades sociales; pero fue a mediados del siglo XIX, con la Revolución Industrial, que dos situaciones se hicieron patentes: que la nueva clase burguesa era la dueña de los nuevos medios de producción mecanizados y que había una clase social de privilegiados que acaparaban para sí el grueso de las ganancias (el capital) dejando al proletariado, la gran mayoría, viviendo en la subsistencia.
Es en este momento histórico, que las tres doctrinas conviven en torno a un solo hombre, Karl Marx, quien le daría orden al socialismo utópico, que ya tenía un cúmulo de escenarios planteados en obras literarias y experimentos comunitarios, pero estaba muy fragmentado; Marx le dio unidad y propósito integrándolo a su proyecto histórico, luego vendrían otros como Lasalle que, basándose en la teoría del valor del trabajo de Marx, continuaría su labor entre las clases trabajadoras.
Marx y Engels  se ocuparían de sistematizar el pensamiento comunista, gracias a un encargo de la “Liga Comunista” de Alemania, resultando el panfleto llamado El Manifiesto Comunista (1848), donde aseguran que sólo el proletariado es el llamado a realizar la gran transformación; los autores reniegan de la familia, de la patria, de la clase media, de la religión y predicen la dictadura del proletariado, que abolirá la propiedad privada, el derecho a la herencia y creará ejércitos de trabajadores para servirle al Estado; termina el Manifiesto diciendo: “Los comunistas declaran abiertamente que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente... los proletarios sólo tienen sus cadenas que perder y un mundo que ganar, ¡Proletarios del mundo, uníos!”
El marxismo, que nace de la obra teórica de Marx, como crítica al sistema capitalista, y que desarrolla en El Capital (1867), explora temas como el materialismo histórico, especie de camisa de fuerza que le aplica al devenir de la humanidad, condicionando el orden social a las maneras de producción, y el futuro, a los acontecimientos en el pasado, profetizando que el destino del hombre es, necesariamente, el socialismo.
Pero luego de Marx, cada doctrina tomó una ruta diferente; Lenin se llevó el conocimiento marxista a Rusia y regó su revolución con esa doctrina, de la que resultaría el comunismo soviético; el comunismo de Lenin implicó una reinterpretación del marxismo aplicada a la realidad Rusa, que no era sino una revolución campesina, no industrial, lo mismo hicieron en su momento Trotzky, Stalin, Kushchev, para mencionar sólo los principales reformistas del marxismo leninista.
El marxismo es un método de análisis económico-político usado por algunos partidos políticos que buscaban aplicar las recetas del libro El Capital; sometido a un proceso de diversas interpretaciones, resultó en una plétora de marxismos, sobre todo en Francia, Italia y Alemania, y muchos años después, en Latinoamérica (ya analizaremos el socialismo en Latinoamérica).
El socialismo aunque tuvo su origen organizado en la Revolución Francesa, floreció en Inglaterra estrechamente ligado a las organizaciones laboristas y sindicatos. Una corriente, el Socialismo Fabiano, donde participaron figuras como Bernard Shaw, Sidney Webb y H.G. Wells, le dieron renombre y consistencia ideológica, y se expandió a países donde el régimen parlamentario era una institución respetada y se atuvieron a la consecución del voto y no de la revolución para llegar al poder.
A raíz del Cuarto Congreso de la Internacional, celebrado en Basilea en 1869, cuando se dieron los enfrentamientos entres anarquistas y comunistas, se funda en Alemania el primer partido de los trabajadores socialistas. Cuando se inicia la Primera Guerra Mundial, los partidos socialistas, congregados en una Nueva (Segunda) Internacional, empezaron a alejarse del comunismo y del anarquismo, para llevar, por medios democráticos, no violentos, los cambios que deseaban en sus países; más que una diferencia de contenido era una diferencia en la forma lo que distinguía a un socialista de un comunista.
En los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial surgió en Alemania el partido Nacionalsocialista que, en manos de Hitler, se dedicó, entre otras cosas, a perseguir a los comunistas y hacerlos desparecer como enemigos del Estado; y aunque la propiedad privada seguía, de jure, siendo de los privados, de facto, pertenecía toda al Estado; la fusión indisoluble del partido único con el Estado y el gobierno marcaron este socialismo que mutó en fascismo.
Los socialistas revolucionarios son la cepa más radical del socialismo, en realidad son comunistas disfrazados de nacionalistas, creen en la violencia y los cambios drásticos para alcanzar sus propósitos de poder absoluto sobre la sociedad, para ello apelan a formas harto desfasadas como las comunas, las milicias, el trueque, la democracia tumultuaria, el culto al líder, la sacralización de los valores nacionalistas, el estatismo absolutista y el milenarismo (“para siempre”).
A pesar de que Marx dijo que el capitalismo iba a desaparecer hace más de cien años, el socialismo moderno, ha aprendido a convivir con el capitalismo, y de hecho depende del sistema del libre mercado para llevar adelante su tesis del Estado Bienestar, ha bajado su tono beligerante y se ha concentrado en las reformas sociales y en fortalecer los medios de hacer “justicia social”, por la redistribución a las clases con mayores necesidades de los bienes estatizados. Estas tres ideologías basan su acción principalmente, en la estatización de la sociedad, sacrificando la libertad individual en aras del igualitarismo. – 

saulgodoy@gmail.com

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martes, 9 de julio de 2013

MERCEDES MONTERO, CONTRA LA OBRA SOCIAL DE LAS ORGANIZACIONES CATÓLICAS


La Fe en Dios  expresada mediante la religión  es el norte y la guía que rige la vida para los pueblos  creyentes.  En contraposición  para Marx, como “fundamento de la crítica irreligiosa el ser humano hace la religión; la religión no hace al hombre”, y concluye: “La miseria religiosa es, por una parte la expresión de la miseria real y, por la otra, la protesta contra la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, así como es el espíritu de una situación carente de espíritu pero no como droga, sino como el efecto de un anestésico. Es el opio del pueblo.,.

El marxismo se opone a todas las religiones. En aquellos países como Venezuela  que tienen  gobiernos que se han transformado en regímenes  con ideología marxista, hacen gala de una oposición férrea  particularmente hacia el Catolicismo y el Judaísmo.  Atacar a las iglesias y sinagogas, insultar a la curia, cometer sacrilegio contra las imágenes y esculturas de la virgen  y de los santos  ha sido lugar común, descalificar a la Conferencia Episcopal Venezolana y hasta a los cardenales  católicos han sido agresión frecuente. Es preciso citar algunas expresiones de maltrato verbal del difunto presidente como lo fueron “Maldito seas Israel” y al Foro cristiano evangélico cuando se pronunció en contra de la reforma  constitucional.

Profunda tristeza produce cuando la agresión no se limita a la retórica irrespetuosa sino que también trasciende a la obra que instituciones que gozan del aprecio y reconocimiento popular por el bien que con tanta generosidad llevan a cabo.  El hampa ha hecho de las suyas en contra de las sedes de estas organizaciones, les han robado sus equipos, se han llevado información que le pertenece a las personas que van a esas organizaciones en busca de una ayuda que para ellos es imprescindible, la cual será ahora sumamente difícil podérselas brindar.  A unas autoridades policiales que están sobre cargadas de trabajo al parecer les es imposible hacer las averiguaciones del caso y llevar a los delincuentes a la verdadera justicia, por lo tanto el delito cometido queda impune.

La Conferencia Episcopal y Cáritas de Venezuela fueron víctimas del hampa. La CEV denunció el robo en su  sede de Montalbán..  Entre los objetos  robados se encontraban equipos electrónicos y técnicos, radios entre otros. No se trata de la primera vez que arremeten contra la CEV,  ya que en dos semanas la sede fue violentada más de siete veces.

A Caritas organización de promoción y asistencia social de la Iglesia Católica, la dejaron totalmente desvalijada (8 robos en 2 semanas). Un día los funcionarios de Cáritas Venezuela llegaron a su trabajo y, encontraron la oficina completamente desvalijada. Se llevaron computadoras, impresoras, aparatos para proyectar videos, laptops,  las pantallas de TV y hasta los radios de emergencia.

Ambas instituciones  esperan que el respeto a los más necesitados reine, ya que en la casa de Dios se trabaja en pro de los más desprotegidos.

Las oficinas de  AVESSOC fueron robadas, por lo tanto requieren de ayuda urgente para continuar la solidaria e incansable obra social que llevan a cabo. Los vándalos rompieron el vidrio de la puerta, entraron y por ese hueco sacaron y se llevaron todos los equipos de computación, electrónicos y de sonido. Nada dejaron. La institución tendrá que apelar a la solidaridad  humana para adquirir lo mínimo necesario a fin de poder continuar trabajando a favor de los necesitados.

En la Iglesia de Las Mercedes en Maracaibo, estado Zulia, el párroco colocó en el Altar Mayor en el cual sólo deben ser colocados las pinturas e imágenes de Jesucristo, la Virgen y santos,  una pintura de Hugo Chávez, otra de Francisco Arias Cárdenas, gobernador del estado y el Bolívar negro con la cual el régimen socialista pretende cambiar la imagen del Libertador y versificar la Historia a su conveniencia. A esta acción le suma la descalificación que hace de la curia venezolana con la cual procede de forma muy  parecida a la usada por el difunto y personeros del régimen Castro comunista que desgobierna a Venezuela.

Mercedes Montero ‏
@Mechemon

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miércoles, 3 de abril de 2013

JAIME BALLESTAS, EL FRACASO DEL MARXISMO, SEGUNDA PARTE DE CUATRO

1.- ¿POR QUÉ DURAN LOS SISTEMAS COMUNISTAS?
2.-  ¿CÓMO SE VIVE EN UN PAÍS ROJO YA CONSOLIDADO?

¿POR QUÉ DURAN LOS SISTEMAS COMUNISTAS?
A diferencia de los sistemas democráticos, con todos sus vicios pero donde los ciudadanos pueden castigar a sus malos gobernantes eligiendo a otros dirigentes y a otros partidos, los sistemas rojos una vez instalados eliminan toda posibilidad de votación en contra.
La farsa que montan con elecciones controladas es pública y notoria y evidente, primero con trampas electorales que desilusionan a los votantes opositores, luego con un control del sistema electoral apoyado con el lavado cerebral. Ellas solo le sirven para tratar de legalizar ante la comunidad internacional un sistema ilegítimo. Esta comunidad internacional solo ha tomado medidas para descalificarlos una que otra vez, y según los intereses de las grandes potencias o de gobiernos cómplices, que dejan que sea la destrucción del país quien se ocupe de su derrota.
¿CÓMO SE VIVE EN UN PAÍS ROJO YA CONSOLIDADO?
Cuando no se es invitado oficial del gobierno hay cosas que llaman la atención en todos los países comunistas, pero lo más evidente en el primer encuentro son: el miedo de los ciudadanos, lo apagado de sus rostros, las numerosas vallas con imágenes del líder y las alabanzas a los inexistentes logros de la revolución, por otro lado la carencia o pésima calidad de bienes y fallas de servicios, la pobreza y el abandono de las ciudades, la policía vigilando por todos los rincones y ver pasar a los dirigentes del gobierno – se supone los iguales a su pueblo- en sus lujosos carros oficiales con escolta.
En bajo perfil están el tráfico de moneda y las ofertas de prostitutas que se abalanzan sobre los extranjeros, la única manera de conseguir divisas.
La parte social no visible, y que se dá una vez que el sistema se vuelve absoluto, son: el control total de la vida de los ciudadanos, que son enviados a trabajar y a vivir en donde le conviene a la revolución, la liquidación de toda expresión de propiedad, varias familias viviendo en habitaciones de casas que antes eran propiedad individual, la imposibilidad de viajar al extranjero, en especial de los niños, los técnicos, los deportistas y los artistas y profesionales destacados, la separación forzosa de las familias, la baja calidad de los servicios médicos, la limitación de libros, canales de televisión y películas que están permitidos disfrutar, los sueldos miserables en comparación al de los países no comunistas y un fantasma invisible que siempre flota por doquier: el deseo de todo el mundo de escaparse de ese infierno en el que los metieron engañados.
Muchas de estas desgracias no se ven mientras se aun simulan ser un gobierno democratico.

@otrovagomasreal

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