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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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martes, 6 de octubre de 2015

JESÚS ANTONIO PETIT DA COSTA, UNA PUÑALADA POR LA ESPALDA A LA VENEZUELA DECENTE

Esto sería el pacto que se dice cocinado para garantizarle perpetuación en el poder e impunidad a los delincuentes que han gobernado el país durante los quince años de oprobio.

Corre en el extranjero el rumor de que Cuba ha pactado con Estados Unidos el resultado de las elecciones parlamentarias en su colonia de Venezuela, que dicho pacto cuenta con la aprobación del Vaticano y la aceptación de la MUD. Lo informa Luis José Semprún, joven abogado y destacado columnista, con estas palabras: “Dentro del marco de un nuevo credo internacional, según el cual lo más importante es garantizar la paz y la estabilidad de las naciones, aunque triunfe la impunidad, Raúl Castro y sus aliados orquestaron un plan…. 
El plan consiste en negociar con la MUD un triunfo apretado de la oposición en las próximas elecciones parlamentarias, para que ésta obtenga una mayoría simple, incapaz de modificar la estructura actual de poder. El nuevo presidente de la Asamblea Nacional sería un conocido dirigente opositor…. En esta operación participan los mismos factores internacionales que promueven una transición controlada en Cuba y un acuerdo de paz con las FARC; es decir, Raúl Castro, el Departamento de Estado y, aparentemente, también el Papa Francisco, quienes consideran que la estabilidad es más importante de la justicia”.
No pongo en duda que efectivamente se haya pactado lo dicho por los indicios siguientes:
1.- El Secretario de Estado de EE UU, John Kerry, declaró al periodista Andrés Openheimer hace poco tiempo que estaba negociando con Cuba sobre Venezuela. Más claro no podía ser: Estados Unidos reconoce a Cuba como propietaria de Venezuela y a nuestro país como protectorado de Cuba. Y, en consecuencia, incluye a Venezuela en el paquete que negocia con Cuba. Esto se llama “política realista”, inmoral pero realista. Merece este trato un país con un gobierno títere sin oposición, cuyo rol está usurpado por colaboracionistas. Y peor aún: un país sin ejército, porque no lo tiene desde cuando perdió la soberanía sin disparar un tiro obedeciendo a un infiltrado cubano en función de Comandante en Jefe.
2.- El líder eterno del partido más colaboracionista declaró textualmente hace pocas semanas: “una nueva mayoría en el Parlamento no implicará la salida inmediata de Maduro, pero sí conducirá a la estabilización del país.” Comunicó así la orden recibida por el pacto entre EE.UU. y Cuba: “ustedes, colaboracionistas, tendrán mayoría pero no suficiente para cambiar el gobierno y el sistema, si acaso lo pretendieron alguna vez, y en consecuencia tienen que garantizarle estabilidad a Maduro.” A buen entendedor, pocas palabras bastan: la victoria de los colaboracionistas será únicamente para darle un respiro a Maduro, a fin de que aguante hasta el final del período. ¿Que las encuestas indican, según los propios colaboracionistas, que podrían ganar con hasta el 75% de los votos? Esto no importa. Se aplica el método del referéndum de 2007, que perdió Chávez por paliza pero nunca se dieron los resultados definitivos dejándolo en una diferencia parcial por una cantidad mínima. En su soberbia el perdedor la llamó “victoria de mierda”. Y lo fue en verdad porque de todos modos hizo lo que le dio la gana.
3.- Al líder eterno del segundo partido más colaboracionista ya lo llaman “presidente” sus propios partidarios, haciendo ver que lo será de la Asamblea Nacional para la cual le han garantizado su elección, apartando a cualquier rival de peso.
4.- Anuncian el regreso del jefe eterno del tercer partido más colaboracionista, no teniendo otra explicación de estar arreglado su juicio para decretarse su libertad inmediata apenas esté en el país.
5.- Finalmente el Papa Francisco ha exhortado a los Obispos de Venezuela, en ocasión de su visita anual, a procurar el diálogo y la reconciliación entre dos sectores que simulan estar enfrentados: títeres y colaboracionistas, cuando son los socios que sostienen la tiranía comunista. Ellos dialogan todos los días y no necesitan reconciliarse porque no están peleados. Si Dios es uno y trino, títeres y colaboracionistas son dos en uno.
Estos hechos hacen presumir el pacto de que se habla, a ejecutar por títeres y colaboracionistas. Los que no somos ni lo uno ni lo otro, debemos  hacernos estas preguntas: 1) ¿Tiene viabilidad este pacto infame, en el supuesto de que se confirme?; y, 2) En todo caso, qué debemos hacer para impedir que queden impunes la traición a la patria, el saqueo a la Nación y los crímenes de lesa humanidad, y de este modo Venezuela quede en manos de una versión criolla de la mafia rusa, en la cual se transformó la jerarquía comunista soviética?
Jesus A. Petitt Da Costa
petitdacosta@gmail.com
@petitdacosta

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domingo, 27 de septiembre de 2015

JESÚS ANTONIO PETIT DA COSTA, EL ERROR ESTRATÉGICO DEL VATICANO EN LOS COMIENZOS DEL COMUNISMO EN AMÉRICA

Para 1998 todos los países cristianos de Europa se habían liberado del comunismo. Fue una gran victoria del Vaticano, que demostró el acierto estratégico de elegir un Papa polaco, el primero de la historia (Juan Pablo II), quien había vivido bajo el comunismo y, en consecuencia, lo conocía perfectamente, así como la idiosincrasia de los eslavos de la Europa Central y Oriental como él. Liberada Europa del comunismo, quedaba un solo país cristiano con gobierno comunista. Era Cuba en América.

En 1998 Cuba se hundía en el colapso total, perdido su sostén que fue la Unión Soviética. Se esperaba la implosión del sistema político-económico como sucedió con el imperio soviético. Y que surgiera un Gorbachov que iniciara la apertura, ya que no había una oposición con la fortaleza que tuvo el Sindicato Solidaridad en Polonia comunista. De allí  la exhortación de Juan Pablo II a la apertura o transición político-económica: “Que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba”.
Lo que se esperaba no ocurrió especialmente por dos motivos:
I) Un agente cubano asumió la presidencia de Venezuela y puso la renta petrolera al servicio de Cuba, no sólo para evitar su implosión, como en efecto la impidió, sino para financiar la expansión del comunismo en América.
II) El comunismo mutó en América. El laboratorio para la mutación fue Venezuela. Consistió en el cambio del modelo soviético por otro autóctono, simulador de democracia, cuyo ensayo estuvo a cargo del agente cubano infiltrado en la FAN que había llegado a la presidencia, quien lo ejecutó así: 1) Llegar al poder por elecciones; 2) Demoler las instituciones democráticas con una Constituyente (forma sofisticada del golpe de Estado); 3) Simular que sigue habiendo democracia, valiéndose de una oposición de comparsa, adaptación tropical del colaboracionismo francés en la II Guerra Mundial; 4) Convertir a la FAN, desde adentro, en Ejército Rojo; 5) Ceder espontáneamente la soberanía a Cuba, transformándose el gobierno en títere; y, 6) Bajo la dirección de Cuba (el Moscú de América, a la cabeza del nuevo Komintern o Foro de Sao Paulo-Internacional Comunista de América), ir implantando progresivamente el comunismo como doctrina de Estado y como sistema económico en cada uno de los países cristianos de América, comenzando por Venezuela.
El Vaticano fue confundido por esta mutación. Juan Pablo II evaluaba los sistemas político-económicos por su experiencia europea en el modelo soviético. Y lo que sucedía en América no le parecía comunismo, porque no encajaba en lo que había vivido. Por eso no atendió las advertencias que le hicieron dos cardenales venezolanos: Castillo Lara y Velasco. No entendió nunca que el comunismo había mutado en América. A este error de apreciación suyo, junto con el cometido por Estados Unidos, se debe que el comunismo se haya expandido en América sin contrapeso internacional cuando había sido derrotado en Europa. En cambio, Castillo Lara y Velasco sí estuvieron claros desde el principio. Eran venezolanos y por su mentalidad latinoamericana vieron la trampa comunista. Angustiados por la experiencia europea, donde el imperio soviético duró muchos años (73 desde la toma del poder en Rusia y 45 desde el fin de la Segunda Guerra Mundial), consideraron que al comunismo había combatirlo en su inicio antes de que se expandiera. Eso explica sus sermones y sobre todo sus actitudes, incluyendo su apoyo a la rebelión popular de 2002. Para desgracia de Venezuela y del Vaticano ambos murieron muy temprano. Han hecho mucha falta. Y más aún ahora cuando el Vaticano ha rectificado su política en América.
Jesus A. Petitt Da Costa
petitdacosta@gmail.com
@petitdacosta

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jueves, 24 de septiembre de 2015

JESÚS ANTONIO PETIT DA COSTA, OBJETIVO POLÍTICO DE EL VATICANO EN AMÉRICA

Cuba ha sido visitada por tres papas (Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco) en 17 años (1998-2015). Esto significa que El Vaticano, que une religión y política (es la única Religión-Estado), tiene un plan para América que está ejecutando. Apartando la finalidad religiosa, el objetivo político del plan se evidencia en estos hechos:
1.- En 1998 El Vaticano había logrado el objetivo político de la desaparición del imperio comunismo soviético en los países cristianos de Europa Central y Oriental, en función del cual había sido electo Papa Juan Pablo II, quien fue escogido, aparte de sus méritos religiosos, por ser un eslavo porque eran eslavos los pueblos cristianos bajo el comunismo.  Todos los papas italianos habían fracasado en esta tarea política.
Desaparecido el comunismo en la Europa cristiana, El Vaticano dirigió su mirada a la América cristiana. Su objetivo: el fin del comunismo en Cuba. Esto explica la visita de Juan Pablo II, cuando sólo Cuba era comunista y estaba aislada viviendo su pueblo una situación terrible de hambre y escasez que se denominó “período especial”. En tales circunstancias el Papa exclamó: “Que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba.” Era una exhortación a la apertura político-económica de Cuba que debía corresponderse con el levantamiento del embargo por Estados Unidos.
2.- No hubo la apertura porque el comunismo se salvó a última hora. En 1999 apareció Chávez regalándole a Cuba la renta petrolera de Venezuela, no sólo para subsistir sino para dominar a América Latina mediante la expansión del comunismo agrupado en una Internacional, el Foro de Sao Paulo. Entonces El Vaticano corrigió su estrategia y decidió repetir la exitosa. Visto que los países CRISTIANOS bajo el comunismo son latinoamericanos, eligió papa a un latinoamericano en 2013; vale decir, un conocedor de la idiosincrasia de estos pueblos y la realidad del continente. Así Francisco, no sólo recibe el papado por sus méritos religiosos, sino por considerársele el indicado para la tarea política: la derrota de la Internacional Comunista de América Latina (Foro de Sao Paulo), con el derrumbe de sus gobiernos en los países cristianos. Para lograrlo es fundamental la rendición de Cuba, el Moscú del comunismo latinoamericano, ante las potencias cristianas: Estados Unidos y la Unión Europea. Es lo que está a punto de conseguir.
Para que no se malogre la operación, El Vaticano cuida de no humillar al que se rinde, sino cortejarlo para que salve la cara. Esto explica la visita del Papa Francisco y su conducta durante la misma.
Jesus A. Petitt Da Costa
petitdacosta@gmail.com
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miércoles, 23 de septiembre de 2015

JESÚS ANTONIO PETIT DA COSTA, ¿QUIEREN QUE NO HAYA ABSTENCIÓN?

Entonces demuestren que dejaron de ser colaboracionistas convocando al pueblo para que amanezca el 7D en las calles y permanezca en ellas hasta que Maduro se vaya.

A la gente le han creado la ilusión infantil de que si vota el 6D amanecerá en otro país, en la Venezuela de su sueños. Es como engañar a un niño. Si haces lo que papá te dice, te llevaré a Disneyworld. Y después papá no le cumple, dejando al niño frustrado. Así tratan los colaboracionistas a sus electores. Como todo irresponsable culpa a otro: no te llevé al parque de diversiones porque esos abstencionistas, que son mala gente, no quisieron venderme los pasajes. Así el niño le coge rabia a esos abstencionistas, que nunca ha visto. Nunca culpan a la tiranía, con la cual colaboran, acusándola de fraude. No, la culpa es de los abstencionistas, una legión de fantasmas que nadie conoce. Llevan más de diez años con la misma excusa. Vamos a desenmascararlos, ya que los niñitos han crecido.
¿Quieren que no haya abstención? Entonces comiencen por reconocer que estamos bajo un gobierno títere de Cuba. Ustedes no lo han reconocido hasta ahora. Han preferido callar y ser diputados títeres, porque lo son los que cohabitan con Maduro. Reconozcan además que este gobierno títere es una tiranía. Ustedes no lo han reconocido, ni siquiera ahora cuando protestan con motivo de la sentencia contra López. Reconozcan que es una tiranía que, por comunista, ha causado el colapso general del país y el empobrecimiento acelerado de todos. Ustedes no lo han reconocido. Hablan contra el modelo económico, sin atreverse a llamarlo por su nombre. Finalmente centren la campaña electoral en salir de Maduro este mismo año para evitar al pueblo más sufrimiento. Si no salimos de Maduro este año nos caerá encima una hecatombe. La clave está en Maduro, no en la Asamblea. Si no centran la campaña en la salida de Maduro, no hay porqué votar por ustedes.
Pero, además de centrar la campaña en la salida de Maduro, para demostrar sinceridad y que efectivamente dejaron de ser colaboracionistas convoquen de una vez al pueblo para que amanezca el 7D en las calles y permanezca en ellas hasta que Maduro se vaya.  Sólo así no habrá abstención. Sólo así muchos renuentes votarán.
¿Qué es mucho pedirles a los candidatos? Es lo menos que podemos pedirles cuando el líder eterno del partido del candidato eterno ha confesado que, si ganan las elecciones, “una nueva mayoría en el Parlamento no implicará la salida inmediata de Maduro, pero sí conducirá a la estabilización del país”. Allí está dicho todo. Significa que darles el voto los colocará en mejor posición para los negocios con Maduro, pero no para salir de Maduro. El voto suyo, estimado lector, servirá para que ellos hagan mejores negocios con Maduro, pero no para cambiar el gobierno, porque no habrá cambio ya que Maduro seguirá en la presidencia. Está claro: su voto será usado por ellos para traficar, en función de sus intereses personales y políticos. ¿Y usted? Seguirá pelando y en cola, dando gracias si no lo matan los delincuentes. A una gente así no se le puede creer ni que jure por un puño de cruces. Lo menos que se les puede exigir es que, desde ahora, convoquen al pueblo a amanecer el 7D en las calles de todas las ciudades y de todos los pueblos del país y allí permanezca hasta que Maduro se vaya, dando cumplimiento al mandato imperativo de salir de Maduro, que es la orden que usted, si vota, le va a dar con su voto. ¿No es así?
¿Y si no ganan? Esto sólo es posible por un fraude masivo. Es la conclusión lógica de lo dicho por el líder eterno del segundo partido más colaboracionista: “Triunfo seguro. Ganaremos en todos los estados.” No deberían tener inconveniente, él y sus aliados, en convocar, desde ahora, al pueblo para que amanezca en la calle y permanezca en ella hasta que Maduro se vaya porque, según sus palabras, sólo pueden perder por fraude y del fraude el culpable es Maduro.
Por consecuencia con sus palabras (“la salida está en la calle”), los líderes de LA SALIDA (López, Ledezma y Machado) deberían ser los promotores de la convocatoria, desde ahora, del pueblo a la calle, cualquiera sea el resultado electoral, hasta que Maduro se vaya, haciendo que los candidatos escogidos por sus partidos sean los primeros en suscribir la convocatoria y luego emplacen a sus aliados a que adhieran.
Jesus A. Petitt Da Costa
petitdacosta@gmail.com
@petitdacosta

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sábado, 19 de septiembre de 2015

JESÚS ANTONIO PETIT DA COSTA, CONDICIONE SU VOTO, (PARA NO PASAR POR P….)

Exija un compromiso solemne y público de convocar al pueblo a permanecer en la calle hasta la renuncia de Maduro, tanto si se pierde como si se gana.
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Le están pidiendo su voto unos individuos con estos antecedentes:
1) En 2004 aseguraron que se ganaría el referéndum revocatorio, porque así lo pronosticaban las encuestas. Cometido el fraude por la tiranía, lo convalidaron quedándose la denuncia únicamente en palabras.
2) En 2005 el pueblo se rebeló con una abstención subversiva (85%), que deslegitimaba totalmente a Chávez. En lugar de llamar estos supuestos líderes al pueblo a la calle para darle el golpe de gracia, le hicieron el favor de satanizar la subversión espontánea, la mayor demostración de desobediencia civil que haya habido.
3) En 2006 hicieron esta promesa: “ganamos y cobramos”, para convencer al pueblo de que no reincidiera en la desobediencia civil y fuera a votar. ¿Qué hicieron? Se declararon perdedores antes de que terminara el escrutinio.
4) En 2010 aseguraron: “esta vez sí vamos a ganar.” Pero convalidaron el fraude diciendo: “de todos modos tenemos suficientes diputados en la Asamblea para impedir que la tiranía haga lo que le venga en gana.” Y, desde entonces, la tiranía ha hecho lo que le viene en gana.
5) En 2013 le volvieron a prometer: ganamos y cobramos. Ganaron la elección presidencial, según ellos mismos. Pero no cobraron. Convalidaron el fraude. Se excusaron diciendo: “no podemos causar derramamiento de sangre.” Y después ha habido una mortandad mientras mantienen al pueblo desmovilizado.
6) En 2013 se descubrió que Maduro ocultaba su partida de nacimiento y el acta de defunción de Chávez, lo que hace presumir su ilegitimidad (por la nacionalidad y por los vicios de la sucesión presidencial). Y los que ahora le piden su voto, dijeron que eso era irrelevante, absteniéndose de demandar la exhibición de ambos documentos. Si es irrelevante tampoco los exigirán si ganan.
7) En 2014 tres disidentes (López, Ledezma y Machado) exclamaron: “la salida está en la calle.” Y los jóvenes se echaron a la calle, exponiendo su vida y su libertad. Es el sacrificio que siempre ha dado la juventud por la patria desde 1814. Fueron traicionados por los mismos políticos que le están pidiendo que vuelvan a votar por ellos.
8) Ahora en 2015 repiten: “triunfo seguro, porque las encuestas muestran que llevamos una ventaja de 25% por lo menos”. Y le prometen a usted que todo cambiará el 6 de diciembre por arte de magia. Será otra Venezuela. Pero como la mentira tiene piernas cortas, el líder máximo del partido más colaboracionista cometió esta indiscreción ante la prensa: “una nueva mayoría en el Parlamento no implicará la salida inmediata de Maduro, pero sí conducirá a la estabilización del país.” Traducido al lenguaje llano: si ganan las elecciones no exigirán la salida de Maduro, quien seguirá en la presidencia con la ayuda de los diputados que usted elegirá, los cuales colaborarán con él para estabilizar el país y al gobierno títere de Cuba. (No lo digo yo; soy el primer sorprendido de esta indiscreción: usted votará para que saquen a Maduro y ellos, en lugar de hacerlo, van a colaborar con él para que llegue al final de su mandato ilegítimo. ¿No lo cree? Búsquelo en internet).
Con los antecedentes penales por estafa política que ya tienen estos señores y su confeso propósito de reincidencia (no van a sacar a Maduro sino a colaborar con él en estabilizar el país para que su gobierno no corra peligro de ser derrocado) nadie en su sano juicio les daría su voto porque pasaría por pendejo. Pero como usted está obsesionado en votar sin mirar a los lados, le recomiendo, para no pasar por pendejo, condicionar su voto. Exija un compromiso público y solemne, firmado por todos los candidatos a diputados que se dicen de oposición, de convocar al pueblo a permanecer en la calle hasta la renuncia de Maduro, tanto si se pierde (porque, si es tanta la ventaja en las encuestas, sólo puede se puede perder por un fraude masivo), como si se gana porque el resultado favorable debe interpretarse como un mandato imperativo: la orden de salir de Maduro. 
Sólo si los candidatos asumen este compromiso solemne y público déle su voto, que si lo pierde porque no cumplen la promesa, por lo menos no pasa usted por pendejo y ya ajustará cuentas con ellos. Pero si el candidato de su circuito no firma, no vote por él por colaboracionista. Ni un solo voto para un colaboracionista. No le quedará a usted el peso de conciencia de haber ayudado indirectamente a Maduro a seguir en la presidencia, porque se dejó engañar una vez más habiéndosele advertido.
Jesus A. Petitt Da Costa
petitdacosta@gmail.com
@petitdacosta

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martes, 8 de septiembre de 2015

JESÚS ANTONIO PETIT DA COSTA, ¿PORQUÉ EN GUATEMALA SÍ Y AQUÍ NO?

Porque en Guatemala no hay colaboracionistas, sino oposición, la cual entiende que la fuerza de la oposición está en calle. Sin calle no hay cambio político posible.
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En Guatemala el pueblo en la calle forzó primero la renuncia de la Vicepresidenta y luego la del Presidente. ¿Qué motivó la movilización popular contra ellos, hasta hacerlos renunciar? El que ambos habían montado una red de corrupción para lucrar defraudando los impuestos aduaneros. Una nimiedad si la comparamos con el saqueo de Venezuela por la delincuencia organizada que detenta el poder desde hace 17 años. Por mucho menos los guatemaltecos hicieron lo que nosotros debíamos haber hecho hace tiempo y deberíamos hacer ahora sin más demora: repetir la gesta del 19 de abril, dos siglos después, con muchísima más razón. Comparemos las situaciones a título ilustrativo.
1.- Guatemala es un país soberano. Los renunciantes no eran títeres de otro país. En cambio, Venezuela perdió su soberanía ante Cuba por la traición a la patria de los que se constituyeron en gobierno títere desde entonces. Somos la vergüenza de América, el único país dominado por otro y, para mayor ignominia, por uno muchísimo más pobre. Este solo hecho basta para permanecer en la calle hasta la renuncia de Maduro, primer paso para rescatar la soberanía.
2.- Guatemala tiene una economía capitalista próspera con crecimiento sostenido del 4% anual. En cambio, Venezuela está en ruinas, inmersa en un colapso total, que ha traído empobrecimiento general, escasez, hiperinflación y depreciación imparable de la moneda, lo que afecta el salario real, todo ello a consecuencia del trasplante del modelo comunista cubano, el peor de todos los comunismos. Este solo hecho basta para permanecer en la calle hasta la renuncia de Maduro, primer paso restablecer la economía de mercado y evitar la hambruna con un estallido anárquico.
3.- En Guatemala los hospitales funcionan, hay médicos y medicinas, con las limitaciones de un país pobre. Aquí el sistema de salud está en el suelo, los médicos se van y las medicinas escasean, conformando un cuadro de crisis humanitaria. Este solo hecho basta para permanecer en la calle hasta la renuncia de Maduro, único modo de evitar que terminemos muriendo de mengua.
4.- En Guatemala hay democracia, porque los poderes públicos funcionan y protegen a los ciudadanos frente a los gobernantes. Aquí padecemos una tiranía en la cual los poderes públicos se confabulan hasta convertirse en azotes de los ciudadanos. Este solo hecho basta para permanecer en la calle hasta la renuncia de Maduro, primer paso para restablecer la democracia.
5.- En Guatemala hay justicia con la cual se combate la delincuencia, que ha aumentado por el narcotráfico, pero no porque el gobierno haya armado bandas paramilitares. Aquí los malandros mandan en la calle y en el gobierno. Estamos bajo la tiranía de la delincuencia organizada. Este solo hecho basta para permanecer en la calle hasta la renuncia de Maduro, único modo de acabar con el malandraje y ponerle fin a la tiranía de la delincuencia organizada. 
6.- En Guatemala los renunciantes gozaban de legitimidad de origen: reunían los requisitos para el cargo y fueron electos en elecciones limpias. Aquí los gobernantes son ilegítimos de origen por el fraude electoral masivo y descarado, por la inelegibilidad de Maduro debido a su nacionalidad colombiana, lo que explica el ocultamiento de la partida de nacimiento, y por la inconstitucionalidad de la sucesión presidencial, lo que explica el ocultamiento del acta de defunción del difunto. Este solo hecho basta para permanecer en la calle hasta la renuncia de Maduro, primer paso para restablecer el imperio de la Constitución.
7.- En Guatemala los renunciantes se deslegitimaron (ilegalidad de ejercicio) por haber montado una red de corrupción aduanera. Es nada comparado con el saqueo super-mil-millonario de la renta petrolera, del patrimonio público y de las reservas nacionales que ha hecho la delincuencia organizada que nos gobierna desde hace 17 años, tanto que somos el único país petrolero en quiebra después del astronómico precio del petróleo jamás habido. Este solo hecho basta para permanecer en la calle hasta la renuncia de Maduro, primer paso para poner fin al saqueo y ajustar cuentas con los saqueadores.
8.- En Guatemala hay oposición, la que se ejerce en la calle, movilizando al pueblo. Aquí el rol de la oposición ha sido usurpado por los colaboracionistas, que le garantizan a los títeres la pasividad del pueblo adormeciéndolo para que sirva únicamente de comparsa electoral.
Conclusión: No hemos salido de Maduro por culpa de los colaboracionistas. Saldremos de Maduro si nos apartamos de los colaboracionistas, que son pavosos.
Jesus A. Petitt Da Costa
petitdacosta@gmail.com
@petitdacosta

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viernes, 14 de agosto de 2015

JESÚS ANTONIO PETIT DA COSTA, LA JUSTICIA TRANSICIONAL EN LA TRANSICIÓN A LA DEMOCRACIA

Cuando restablezcamos la vigencia efectiva de la Constitución de 1961, primera medida a tomar, quedará disuelto el Tribunal Supremo de Justicia e intervenido su órgano administrativo, la Dirección Ejecutiva de la Magistratura, y en su lugar resurgirán la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de la Judicatura, iniciándose así la resurrección del Poder Judicial como poder independiente del Ejecutivo y del partido de gobierno.

Al hacerlo se estará dando cumplimiento al mandato imperativo del Art. 250.

La transición política requerirá de la JUSTICIA TRANSICIONAL, que es la adecuada a esta etapa de reinstitucionalización, cuando se va a pasar de un gobierno títere de Cuba, devenido en tiranía criminal, que viola sistemáticamente los derechos humanos, a una democracia genuina en un país de soberanía recuperada. A la JUSTICIA TRANSICIONAL se la describe así: “es la justicia con un enfoque diferente al convencional, asumido por las sociedades para hacer frente al legado de violaciones generalizadas y sistemáticas de derechos humanos. Este proceso tiene efecto mientras se lleva a cabo el tránsito de un período de conflicto violento o de opresión hacia la paz, la democracia, el Estado de Derecho y el respeto de los derechos individuales y colectivos..….Como las violaciones sistemáticas de los derechos humanos no sólo afectan a las víctimas sino a toda la sociedad, los Estados no sólo deben castigarlas sino asegurarse que no vuelvan a suceder y, en consecuencia, deben reformar las instituciones que estuvieron implicadas en esos hechos o fueron incapaces de impedirlos” (Centro Internacional para la Justicia Transicional).

El presupuesto político-jurídico de la JUSTICIA TRANSICIONAL será la disolución de las instituciones de la usurpación, lo que se logrará con el restablecimiento de la vigencia efectiva de la Constitución de 1961 que tendrá las consecuencias ya dichas. Luego de disueltas se iniciará la transición que incluye la JUSTICIA TRANSICIONAL.

La finalidad de la JUSTICIA TRANSICIONAL es, además del castigo, el escarmiento ejemplar para que nunca más se repita algo semejante. En Venezuela, para que jamás vuelva a existir un régimen sustentado en la traición a la patria, en la violación de los derechos humanos y en el saqueo de la República.
Según la doctrina internacional predominante la JUSTICIA TRANSICIONAL comprende:

1.- El enjuiciamiento y castigo de los funcionarios de la tiranía incursos en delitos graves. En Venezuela serían: primero y por encima de todo, la traición a la patria mediante la cesión de la soberanía a Cuba y la sumisión a su gobierno, para cuya consumación se efectuó la usurpación de funciones ejecutando el Golpe de Estado sistemático y continuado desde 1999. También el saqueo del país que ha constituido el pago a la traición y la violación de los derechos humanos como política de Estado (concurso de delitos).

2.- Las reparaciones a la República y a los ciudadanos por los daños y perjuicios materiales y morales causados por traidores y usurpadores.
El basamento constitucional de la JUSTICIA TRANSICIONAL está en el inciso segundo del Art. 250 de la Constitución del 61 que establece: “Serán juzgados según esta misma Constitución y las leyes expedidas en conformidad con ella, los que aparecieren responsables de los hechos señalados en la primera parte del inciso anterior (el Golpe de Estado sistemático y continuado desde 1999) y asimismo los principales funcionarios de los gobiernos que se organicen subsecuentemente, si no han contribuido a restablecer el imperio de esta Constitución. El Congreso podrá decretar, mediante acuerdo aprobado por mayoría absoluta de sus miembros, la incautación de todo o parte de los bienes de esas mismas personas y de quienes se hayan enriquecido ilícitamente al amparo de la usurpación, para resarcir a la República de los perjuicios que se le hayan causado.”

Conforme al precepto constitucional, los que han participado en los gobiernos sucesivos desde 1999 sólo podrán quedar exentos de la pena por la usurpación si restablecen la vigencia de la Constitución del 61, encabezando o participando en el contragolpe constitucional. Pero no hay eximente penal para el enriquecimiento ilícito, la violación de los derechos humanos y el narcotráfico. Y sobre todo, no puede tener perdón, ni siquiera de Dios, la traición a la patria.

Jesus A. Petitt Da Costa
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miércoles, 5 de agosto de 2015

JESÚS ANTONIO PETIT DA COSTA, EL DIVORCIO IMPOSTERGABLE, POR ADULTERIO POLÍTICO

Repitamos la cartilla como los maestros de escuela, a ver si por fin hacemos lo que debemos hacer:

1) Estamos bajo el dominio de Cuba, concretamente de la monarquía comunista cubana. No tenemos, pues, gobierno propio, porque la soberanía fue cedida a Cuba por el difunto, el más grande traidor a la patria, a quien sucedió el títere escogido por los monarcas cubanos. Es como si tuviéramos otra vez a Emparam y fuese nuestro país Capitanía General. Peor aún, ya no existe Venezuela. Vivimos en Cubazuela.

2) No es el gobierno títere el que dirige la política interior, sino Cuba, que ha trasplantado aquí su modelo político: la tiranía comunista. Todos los poderes públicos están bajo el control de Cuba. Lo que existe aquí es una administración colonial, a la cual se le premia su traición a la patria con el saqueo de la renta petrolera y el narcotráfico.

3) No es el gobierno títere el que traza y ejecuta la política económico-financiera, sino Cuba, que ha trasplantado aquí su modelo de economía comunista. Todas las decisiones las toma Cuba, quedando a cargo del gobierno títere sólo su ejecución. El colapso económico de Cubazuela viene precisamente de imitar a Cuba. Si los comunistas cubanos arruinaron a Cuba, no podía esperarse de ellos otra cosa que la ruina de Cubazuela, su copia, que ha traído por consecuencia lógica el empobrecimiento general de la población, agravada porque Cubazuela sostiene a Cuba.

4) No es el gobierno títere el que dirige la política exterior, sino Cuba que la maneja de acuerdo con su interés nacional. Fue Cuba la que decidió que Cubazuela cediera parcialmente el territorio limítrofe con Colombia a las FARC para que le sirva de refugio y ruta de salida de su negocio: el narcotráfico. Fue Cuba la que decidió que Cubazuela renunciara al Esequibo. Y es ahora Cuba la que decide revivir la reclamación territorial porque sus aliados perdieron las elecciones en Guyana.

5) Así como la monarquía española recurrió a criminales como Monteverde, Zuazola y Boves, entre otros, para reprimir con crueldad a los patriotas instaurando el terror, la monarquía cubana ha recurrido con el mismo fin a criminales organizados en “colectivos” para-militares y bandas de malandros, cuyos jefes o pranes, de nombre semejante a los asaltantes de camino del siglo XIX (Gómez  acabó con ellos en el XX), son llevados a La Habana donde reciben adoctrinamiento y entrenamiento para convertirlos en “criminales comunistas” al servicio de Cuba. Mientras aquellos bandidos españoles hicieron una guerra declarada después de la Declaración de Independencia, los criminales entrenados por Cuba nos hacen una guerra no-declarada (matan más de 25.000 venezolanos cada año, aparte de los heridos, secuestrados y asaltados) sin haber declarado la independencia. Una guerra asimétrica, en la cual los civiles patriotas estamos inermes porque los militares nos han traicionado.

En estas circunstancias liberarnos de Cuba es el objetivo primero y supremo, único modo de que, recuperada la soberanía, volvamos a ser Venezuela y así podamos tener gobierno propio y decidir sobre el modelo político, sobre el modelo económico y sobre las relaciones internacionales. Y para liberarnos de Cuba hay que salir del gobierno títere. Y para salir del gobierno títere hay que hacer renunciar a Maduro; o sea, repetir el 19 de abril de 1810 iniciando el proceso de recuperación de la independencia perdida. No hay otra alternativa.

¿Sirven las elecciones parlamentarias para forzar la renuncia de Maduro sin la cual es imposible que haya cambio de gobierno y mucho menos ruptura con Cuba?

Tal como están planteadas no sirven, porque como los colaboracionistas han usurpado el rol de oposición han desviado a los electores del objetivo (la renuncia de Maduro) hacia la cohabitación con Maduro.

Ahora bien, cohabitar con Maduro es cohabitar con Cuba, lo que han venido haciendo los colaboracionistas todos estos años. Tal como están planteadas las parlamentarias, lo que se busca es prolongar el adulterio político entre títeres y colaboracionistas en mejores condiciones para la pareja hasta ahora tratada como inferior. Siempre con Cuba de proxeneta. Un adulterio en el cual el traicionado es el elector de oposición.

Hay que acabar este funesto adulterio político, consumando el divorcio con la repetición del 19 de abril.

Jesus A. Petitt Da Costa
petitdacosta@gmail.com
@petitdacosta

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jueves, 23 de julio de 2015

JESÚS ANTONIO PETIT DA COSTA, LA FUERZA TODAVÍA SIN NOMBRE Y SIN ROSTRO

Hay tres fuerzas políticas: los títeres de Cuba, los colaboracionistas que usurpan el rol de la oposición y la verdadera oposición hasta ahora sin nombre ni rostro a la que aquéllos llaman radical. La constituye la inmensa mayoría de independientes que estamos contra Cuba, contra el comunismo y contra la tiranía títere, pero también diferenciados de los colaboracionistas que les sirven de comparsa electoral. Es fundamental establecer las diferencias básicas entre las tres fuerzas.

Los títeres, que ejercen el gobierno formal, representan a Cuba a la cual sirven. Son, pues, traidores a la patria, pura y simplemente. Los colaboracionistas colaboran con Cuba al no definirse contra ella, ni convertir la liberación de Venezuela en su objetivo prioritario, por lo cual le hacen creer al pueblo que la lucha es entre venezolanos ocultando que es de venezolanos contra Cuba y sus títeres, los traidores a la patria. Los no-colaboracionistas o radicales fijamos como objetivo prioritario liberar a Venezuela de Cuba, recuperando la soberanía. Si no nos liberamos de Cuba, seguiremos siendo la vergüenza de América, el único país sinvergüenza dominado por otro país sin rebelarse. Sin liberación no seremos soberanos y sin soberanía no somos nadie, ya que no podemos decidir nuestro destino. La liberación es, además, una cuestión de dignidad y honor, de autoestima como Nación. Entonces: primero liberarnos de Cuba y después vendrá todo lo demás.

Los títeres son comunistas que han venido implantando el modelo cubano, obedeciendo órdenes de sus amos. Los colaboracionistas no son comunistas ni anticomunistas. Son ideológicamente oportunistas. Critican el “modelo económico del gobierno” sin calificarlo de comunista, copia del cubano. No atacan el comunismo, ni se atreven a llamar comunistas a los títeres. Los llaman populistas, siendo ellos tan populistas como los otros. Los colaboracionistas se avergüenzan del capitalismo, pero no dicen cuál es su modelo económico. Los no-colaboracionistas o radicales estamos contra el comunismo, cuya implantación es la causa del colapso económico y del desastre general que ha degenerado en el reino del malandraje. Consideramos que el comunismo es una importación traída de Cuba, rechazada en el referéndum de 2007 por el pueblo venezolano que es profunda y radicalmente anticomunista. Estamos conscientes de que sólo nos liberaremos del comunismo si nos liberamos antes de Cuba. Y, desde luego, siendo anticomunistas, adherimos al capitalismo que es el sistema de los países prósperos de América y Europa. No sentimos vergüenza que se nos identifique con el modelo económico de éstos. Vergüenza sentimos pareciéndonos a Cuba.

El gobierno títere hace alarde de ser democrático, cuando en verdad es una tiranía, la peor tiranía por ser la tiranía de los peores. Los colaboracionistas le prestan el antifaz de democracia al legitimar la tiranía convalidando su ilegitimidad de origen con la aceptación del fraude electoral y su ilegitimidad de ejercicio incorporándose a la administración colonial de la cual participan. Los colaboracionistas son o aspiran a ser funcionarios de la administración colonial al servicio de Cuba en calidad de subalternos (diputados, gobernadores, alcaldes). No dicen que estamos bajo una tiranía, y menos aún que es una tiranía comunista de un protectorado de Cuba. Los opositores o radicales estamos contra la tiranía, a la cual llamamos por su nombre, y contra toda forma de colaboración con Cuba y sus títeres.

Para salir de una tiranía, sobre todo la títere de una potencia extranjera, deben combinarse todas las formas de lucha que sirvan para ponerle fin. Todas, sin descartar la electoral pero no para cohabitar sino para demoler o dinamitar a la tiranía. Es lo que sostenemos los no-colaboracionistas o radicales. Los colaboracionistas sostienen lo contrario. Comprometidos como están con la tiranía sólo admiten participar en elecciones fraudulentas de las cuales obtienen el premio de cargos que los incorpora a la administración colonial.

En las filas colaboracionistas surgió una disidencia, que parecía ser la que daría nombre y rostro a la verdadera oposición con la cual coincidió al presentarse con el slogan: “la salida está en la calle.” Pero se detuvo en la puerta de salida del colaboracionismo a la espera de las candidaturas.

Una contradicción insostenible: ser y no ser colaboracionista. Entonces el gobierno títere actuó como tribunal disciplinario del colaboracionismo inhabilitándolos para ser diputados. Están entre la espada y la pared: regresan de rodillas al colaboracionismo perdiendo su oportunidad histórica o dan el paso decisivo de salida aglutinando a la masa de independientes no-colaboracionistas o radicales.

Dicen en mi tierra: chivo que se devuelve, se “esnuca”.

Jesus A. Petitt Da Costa
petitdacosta@gmail.com
@petitdacosta

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miércoles, 8 de julio de 2015

JESÚS ANTONIO PETIT DA COSTA, TRANSICIÓN A LA VENEZOLANA EN DOS PASOS

El primero sería liberarnos de Cuba repitiendo el 19 de abril y el segundo repetir el 5 de julio, doscientos años después, con el restablecimiento de la vigencia efectiva  de la Constitución de 1961 que disolvería la administración colonial.

Es imposible aquí la transición a la española o a la chilena porque nuestra realidad es diferente. La España de Franco y el Chile de Pinochet no eran protectorados de otro país como lo es Venezuela de Cuba. España y Chile eran entonces, y siguen siendo, países soberanos. En cambio, la Venezuela actual (Cubazuela) carece de soberanía. Es un protectorado de Cuba. Franco y Pinochet no eran títeres de una potencia extranjera. En cambio, Maduro y su gobierno son títeres de Cuba. Y al serlo condicionan toda la estructura institucional, haciéndola partícipe de esta subordinación.

Por vía del gobierno títere, que concentra el poder como toda tiranía, todos los órganos de los poderes públicos están subordinados a Cuba, a la cual sirven. Forman la administración colonial que obedece las órdenes de la monarquía comunista cubana, que ha destacado aquí a dos jerarcas para ejercer el poder en la sombra: Ramiro Valdés y Orlando Borrego. Son los que mandan por delegación de los Castro.

La transición venezolana tendrá que ser distinta a la española y a la chilena, porque primero tenemos que independizarnos de Cuba recuperando la soberanía. El paso inicial sería repetir el 19 de abril de 1810 haciendo renunciar a Maduro como entonces los libertadores hicieron renunciar a Emparam, lo que se complementaría con la expulsión de los agentes de la monarquía comunista cubana. Y, el paso siguiente, sería asumir de inmediato la soberanía restableciendo la vigencia de la Constitución de 1961, que sería la nueva Declaración de Independencia por su efecto fulminante: la disolución de los poderes públicos que forman la administración colonial de Cubazuela, sirviente de Cuba, y la reinstalación de los poderes públicos de la Venezuela soberana. No hacerlo y seguir aplicando la Constitución del 99, que ha resultado ser un estatuto colonial impuesto por el Golpe de Estado continuado y sistemático iniciado ese año para cederle la soberanía a Cuba, frustraría la transición a la democracia.

Si no se da el “contragolpe constitucional” ordenado por la Constitución del 61 en el Art. 250, todo se vendría abajo. Lo derrumbaría la cúpula judicial.

Téngase presente que, a diferencia de las dictaduras anteriores, estamos frente a una cúpula judicial ideologizada, que ha hecho profesión de fe “socialista y chavista” y cuyos actos públicos y sentencias son descaradamente políticos. No cabe esperar entonces que adopte una actitud de neutralidad o adaptación al cambio de gobierno y mucho menos de sistema, a diferencia de los magistrados y jueces del gomecismo y del pérezjimenismo (No registra la historia actos solemnes del Poder Judicial durante la dictadura gomecista en los cuales magistrados y jueces hayan coreado: “uh, ah, Gómez no se va”, ni tampoco durante la dictadura militar hubo exclamaciones semejantes en el Palacio de Justicia: “uh, ah, mi general Pérez no se va”). Ni siquiera en tiempos de Franco (España) ni de Pinochet (Chile) sucedió algo parecido.

Al restablecer la vigencia efectiva de la Constitución de 1961 quedaría disuelto, junto con los demás órganos de la administración colonial, el Tribunal Supremo de Justicia, resurgiendo la Corte Suprema de Justicia. Sería revertir el Golpe de Estado que se inició en 1999, dado por traidores a la patria para ceder la soberanía a Cuba, por lo cual a la reversión la llamamos “contragolpe constitucional”.

Pero la transición podría tomar un giro distinto si el TSJ, abjurando de su ejecutoria, se atreve a declarar la ilegitimidad de Maduro para ejercer la presidencia por no cumplir el requisito de nacionalidad exigido por la Constitución y por el fraude constitucional consumado en la sucesión, obligándolo a dejar el cargo por usurpador.

En tal caso el TSJ haría un papel semejante al que tuvo el Cabildo de Caracas el 19 de abril de 1810, cuando pasó de órgano servil de la monarquía española a encabezar el proceso de transición a la independencia de Venezuela.  Sería el más sorprendente, por inesperado, inicio de una transición a la venezolana. Desde luego, no creo que suceda esto último. Pero lo dejo escrito por si acaso alguno revisa el espejo de la historia y allí ve lo que le pasó a los que no desembarcaron a tiempo.

Jesus A. Petitt Da Costa
petitdacosta@gmail.com
@petitdacosta

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miércoles, 3 de junio de 2015

JESÚS ANTONIO PETIT DA COSTA, QUITARLE LA CARETA A LOS COLABORACIONISTAS

A los colaboracionistas, que usurpan el rol de la oposición, hay que quitarles la careta para que podamos lograr el objetivo: el fin de la tiranía comunista
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Hasta 2006 hubo oposición. Solamente puede llamarse así a la que combate a la tiranía combinando todas las formas de lucha, sin descartar ninguna, con el objeto de ponerle fin. Aquella oposición usó indistintamente voto y calle, calle y voto, alcanzando el éxito con la renuncia de Chávez en 2002.
Fue el mayor éxito de la oposición desde el 23 de enero de 1958, cuando puso en fuga al dictador.

Se frustró por culpa de la oligarquía caraqueña que cometió una estupidez mayúscula. En lugar de restablecer la vigencia de la Constitución del 61, dando cumplimiento al mandamiento imperativo contenido en el Art. 250, asumió el poder constituyente para sí dictando decretos sin base constitucional. Entonces todo se vino abajo.

No obstante este tropiezo, se mantuvo viva la oposición, tanto que provocó la intervención de la OEA. Vino a mediar Gaviria, su secretario general. Se instaló una mesa de negociación, la cual demostró que el diálogo sólo sirve a la tiranía porque desmoviliza al pueblo apartándolo de la calle donde radica su fuerza. Aparecieron los primeros colaboracionistas sin dar la cara todavía, iniciando su labor de ablandamiento.

Por su influencia se aceptó la propuesta de Chávez de ir a un referéndum revocatorio, cometiendo este error gente insospechable de colaboracionismo como lo ha demostrado su conducta vertical desde entonces.

He aquí el antecedente de la traición a la rebelión estudiantil de 2014.

Está claro ahora que diálogo y colaboracionismo son sinónimos, porque el diálogo es una maniobra de la tiranía para desmovilizar al pueblo, a la cual se prestan los colaboracionistas.

En 2005 hubo oposición por última vez. Pasando por encima de los partidos, el pueblo se convocó espontáneamente al mayor acto de desobediencia civil que se recuerde. Fue la abstención masiva y militante de 2005. El 85% de los venezolanos no fue a votar. Pero los partidos ya no eran de oposición.

En lugar de convocar al pueblo a la calle para desconocer a las autoridades por ser ilegítimas, fueron presurosos a pedirle perdón al gobierno por la ofensa. Allí nació el espíritu colaboracionista. Identificó Chávez al jefe de partido que concurrió a votar, en contra de la voluntad popular, y lo reclutó como su mejor aliado colaboracionista. Le ofreció darle a él solito la cuota de diputados, alcaldías y gobernaciones sobrante del fraude. Al saberlo, todos los buscapuestos de los demás partidos se alzaron e impusieron la línea del reparto reservado a la comparsa electoral.

Desapareció la oposición, pero los colaboracionistas siguieron haciendo uso de la careta para disimular ante el pueblo. Todos con su careta puesta se sentaron a repartir la cuota asignada por la tiranía. Para organizar el reparto formalizaron una alianza electoral que permite sumar los votos.

Vieron los colaboracionistas que con sólo una alianza electoral corrían el riesgo de que surgieran líderes rebeldes, que se aprovecharan de la suma de votos para conseguir puestos y al mismo tiempo les hicieran competencia, por la derecha y por la izquierda, decidieron amarrarlos a un botalón (así llaman los campesinos al poste grueso de madera que clavan en medio de los corrales y plazas para amarrar a las reses). Con el pretexto de la unidad, constituyeron una estructura que no es partido pero se le parece porque funciona como partido, con un vocero y disciplina. Lo usan los colaboracionistas para garantizarle a la tiranía la comparsa electoral y garantizarse ellos que nadie se atreva a hacerles competencia. Al dejarse amarrar a ese botalón todos los políticos perdieron su identidad ideológica y su perfil propio. Todos quedaron subsumidos en la personalidad de los colaboracionistas, comportándose a su imagen y semejanza.

Estamos presenciando ahora que, sin soltarse del botalón, Ledezma, López y Machado vienen haciendo gestos de independencia, que han tenido el efecto de desesperar a los colaboracionistas, quienes se han retratado de cuerpo entero con el rechazo a la convocatoria de manifestación. Los colaboracionistas han quedado desnudos. Y la careta ha comenzado a caérseles.

Quitarle la careta a los colaboracionistas puede ser tarea que termine uniendo a disidentes como Ledezma, López y Machado con la resistencia, siempre con un objetivo: la renuncia de Maduro, primer paso para el fin de la tiranía comunista que nos ha impuesto Cuba.

Jesus A. Petitt Da Costa
petitdacosta@gmail.com
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domingo, 31 de mayo de 2015

JESÚS ANTONIO PETIT DA COSTA, ¿QUÉ HACER CON EL PODER JUDICIAL (2)?, LA PRIMERA MEDIDA

Concluí el artículo anterior con estas palabras: En Venezuela se ha producido la regresión judicial. Estamos en la situación de Francia ocupada por la Alemania nazi, ya que estamos bajo la ocupación de Cuba comunista. Estamos en la situación de Italia bajo la tiranía de los camisas negras, aquí camisas rojas. Estamos peor que bajo las dictaduras anteriores en todo, incluyendo la justicia. Y como forzosamente llegará a su fin cuando menos lo esperamos es hora de plantearnos: ¿qué vamos a hacer con el Poder Judicial cuando caiga la tiranía comunista que nos ha impuesto Cuba? Inicio la respuesta a esta pregunta.

La primera medida a tomar sería el restablecimiento de la vigencia efectiva de la Constitución de 1961, lo que traería por consecuencia inmediata la reinstalación de la institucionalidad democrática. Es lo que debió hacerse el 12-04-02 cuando triunfó la rebelión popular, apoyada por los militares, que forzó la renuncia de Chávez, en lugar de incurrir en el disparate de los decretos de Carmona mediante los cuales usurpó el poder constituyente. Lo procedente era invocar la Constitución del 61 y, en cumplimiento de la misma, restablecer su vigencia efectiva ejecutando el “contragolpe constitucional”, el único acto de fuerza no sólo autorizado sino ordenado por aquélla en forma imperativa. La motivación era sencilla: todo el proceso político iniciado en 1999 puede y debe calificarse de Golpe de Estado sistemático y continuado conforme a la mejor doctrina constitucional (p.ej. Allan Brewer-Carías: Golpe de Estado y Proceso Constituyente en Venezuela, UNAM, México 2001).
Le recuerdo al lector que la Constitución de 1961 contiene este precepto-Art. 250: “Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o fuere derogada por cualquier otro medio distinto del que ella misma dispone. En tal eventualidad, todo ciudadano, investido o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia.” Y ya sabemos que la derogación de la Constitución de 1961, declarada por la Constituyente de 1999, es nula por habérsela hecho por un medio distinto al que ella disponía (reforma general consensuada en el seno del Congreso), y que la convocatoria de la Constituyente  y la aprobación de la nueva Constitución puede calificarse además de acto de fuerza porque no la aprobó el poder constituyente, que reside en el pueblo, como tampoco aprobó el proyecto que le fue presentado en el referéndum convocado al efecto (apenas el 30% de los electores en ambos casos). Por consiguiente, si aplicamos estrictamente este precepto la Constitución de 1961 está vigente (“conserva su vigencia”), pero no se aplica porque se la ha mantenido suspendida a causa del Golpe de Estado sistemático y continuado iniciado en 1999.
No importa el tiempo transcurrido, ya que “por larga que sea la duración de los regímenes de facto, y en ocasiones se han extendido a varios lustros, al fin desaparecen por la presión del pueblo y hasta de las fuerzas armadas.  Pues bien, desaparecido el gobierno usurpador, la Constitución recobra de inmediato su vigencia. En cierto modo, es como si el régimen de facto…no hubiera existido. Por tanto, las autoridades constituidas a raíz de la desaparición del régimen de facto, no podrán actuar como poder constituyente, sino ajustarán su actividad a las normas constitucionales rehabilitadas…de una Constitución que no pudo ser derogada sino simplemente suspendida por el gobierno de facto” (Ambrosio Oropeza, La Nueva Constitución Venezolana 1961, Caracas, Italgráfica 1971, págs. 147-148). En estas palabras está resumida la intención de los constituyentistas, por lo cual el primer acto del nuevo gobierno sería declarar restablecida la vigencia de la Constitución de 1961 indicando el procedimiento a seguir para hacerla efectiva. Con esta declaratoria cesarán en sus funciones todos los órganos de los poderes públicos que no están previstos en ella, entre los cuales el Tribunal Supremo de Justicia y su órgano administrativo: la Dirección Ejecutiva de la Magistratura.

Jesus A. Petitt Da Costa
petitdacosta@gmail.com
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martes, 19 de mayo de 2015

JESÚS ANTONIO PETIT DA COSTA, ¿PORQUÉ NO HA PASADO NADA?

Porque no hay oposición desde 2006. Su lugar ha sido usurpado desde entonces por los colaboracionistas, que son los bomberos de la tiranía comunista.

En Venezuela debería estar pasando de todo. El país estremecido por la rebeldía popular. Los gobernantes huyendo, la oposición tomando el poder. Es lo menos que cabía esperar de una situación como la que estamos viviendo. Y no pasa nada. ¿Porqué? Todo en política tiene una explicación. He aquí la de porqué no ha pasado nada hasta ahora.
En Venezuela no hay oposición desde 2006. Hasta entonces la hubo. La dirigía la sociedad civil. A la cabeza trabajadores (CTV-Ortega), universitarios (petroleros- Gente Petróleo- profesionales en general) y empresarios (FEDECÁMARAS-Carmona). Esta alianza de clases hizo oposición de calle, demostrando que ni siquiera en sus inicios la tiranía comunista tuvo mayoría. Jamás ha sido mayoría. Ese mito fue inventado por los cobardes para no enfrentarla. Haciendo oposición de calle esta alianza de clases efectuó protestas por todo el país, forzó la renuncia de Chávez, paralizó la industria petrolera y se declaró en rebeldía total desafiando al sistema con la desobediencia civil (abstención masiva) que lo deslegitimaba (2005). La sociedad civil no le dio respiro a la tiranía comunista. Impidió su consolidación, manteniéndola en jaque. Consciente Chávez de que si se mantenía esta línea de acción de la oposición para la elección presidencial de 2006, quedaría él totalmente deslegitimado como quedó Fujimori en Perú, reclutó al partido joven que quería pasar por encima de los viejos. Y a este partido joven prometió darle, para él solito, la cuota parte de cargos que queda sobrante del fraude, si participa en todas elecciones sin poner condiciones y rechaza los actos de rebeldía. Enterada la sargentería de los demás partidos impuso un viraje de su dirección para meterse en el reparto. Uno de los directivos confesó en privado: “si no accedo, los buscapuestos me dejan sin partido.” Así fue como desapareció la oposición, ocupando su lugar el colaboracionismo.
Para cumplirle a Chávez fueron a convencer a un gobernador, que aceptó ser candidato pero sabiendo que sólo sería comparsa exigió que le permitieran regresar a la gobernación para no quedar sin nada. Esta condición fue aceptada y cumplida. El TSJ interpretó convenientemente que la “separación del cargo” de gobernador exigida por la Constitución no implicaba renuncia sino permiso mientras cumplía el papel de comparsa a que se había comprometido, lo cual incluía reconocer su derrota cuando todavía no habían contado los votos. Desde entonces los gobernadores regresan a su cargo después de haberse prestado a la farsa en la elección presidencial. Ninguno ha renunciado para ser candidato. Ninguno ha rechazado prestarse a esta inconstitucionalidad.
Vista la buena conducta de los colaboracionistas se hizo conveniente asegurar su perpetuación en los cargos, no vaya a suceder que surjan unos radicales que pongan en peligro al gobierno títere. Mejor quedarse con los que ya están. Entonces Chávez, como Dios en el Génesis, dijo: “todo ahora está tranquilo, nadie se alza, es bueno que esto continúe. Voy a proponer entonces mi reelección indefinida hasta el día de mi muerte. Y en premio a los colaboracionistas, voy a proponer lo mismo para ellos. Que me acompañen hasta el final en garantía de la paz de la República.” 
Y, desde luego, los colaboracionistas estuvieron de acuerdo. Ninguno hizo campaña contra la reelección indefinida. Y mucho menos por la no-reelección absoluta. Así la tiranía comunista se transformó en un sistema cerrado de casta política, en el cual títeres y colaboracionistas se perpetúan en los cargos hasta que Dios disponga de ellos. Ninguno de los colaboracionistas ha renunciado a la reelección. Parecen haber comprado el cargo como sucedía en la Colonia. Evidentemente un signo distintivo de títeres y colaboracionistas, por igual, es que son reeleccionistas. 
TODO COLABORACIONISTA ES REELECCIONISTA. Enchufado hasta la muerte. No se les ocurre siquiera proponer la enmienda de la Constitución para impedir que Maduro se reelija. Mejor no tocar el tema, porque todo el poder queda reservado para los que están, títeres y colaboracionistas, que son los privilegiados. No hay para nadie más.
La mayor garantía de estabilidad y continuidad del gobierno títere, la tiranía comunista que nos ha impuesto Cuba, han sido los colaboracionistas usurpando el rol de oposición. Pero ya su tiempo se acabó. En cualquier momento todo se les vendrá abajo.
Jesus A. Petitt Da Costa
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