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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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miércoles, 13 de mayo de 2015

GUILLERMO HIRSCHFELD, MADRID, CAPITAL IBEROAMERICANA

Quizá la ciudad de Madrid represente el ejemplo más notorio de la condición americana de la que goza toda España. La capital de España es la ciudad del mundo que alberga la mayor y más diversa comunidad de ciudadanos latinoamericanos. En Madrid conviven inmigrantes de todos los países de América Latina que se han integrado plenamente en la sociedad que los acoge. Esta circunstancia le brinda a la Villa un carácter único que la eleva a la condición de gran capital iberoamericana.

Una prueba adicional de esta condición iberoamericana de Madrid es el hecho de que es la ciudad del mundo en la que se encuentran radicadas el mayor número de instituciones de alcance iberoamericano. Todas ellas concentradas en el corazón de la ciudad. En efecto, Madrid cuenta con instituciones tan relevantes como la Casa de América , el Instituto Cervantes y el Museo de América; y, asimismo, alberga la sede de organizaciones tan importantes en el ámbito iberoamericano como la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI), la Organización Iberoamericana de la Juventud (OIJ), la Organización de Estados Iberoamericanos para la educación, la ciencia y la cultura (OEI), La Organización Iberoamericana de la Seguridad Social (OISS), la Fundación Carolina o la Fundación Internacional Iberoamericana de Aplicación de Políticas Públicas (FIIAAPP). Además, los dos mayores bancos de desarrollo para América Latina, la CAF y el BID, tienen oficinas en Madrid.

Por otro lado, Madrid también es un puente entre dos continentes, la puerta de acceso a Europa desde América latina. De hecho, Madrid-Barajas-Adolfo Suarez es el aeropuerto con mayor número de pasajeros y más vuelos con América Latina. Un tercio de los vuelos que unen América con Europa aterrizan o despegan en Madrid. El aeropuerto madrileño es, en definitiva, el principal centro de conexión entre Europa y América Latina.

Además, las universidades madrileñas y las escuelas de negocios de la capital reciben a miles de estudiantes latinoamericanos, que todos los años, y en creciente número, completan su formación en esta capital iberoamericana. Asimismo, cada vez son más las empresas multilatinas que, desafiando las fronteras nacionales y cruzando el océano Atlántico, se instalan en Madrid como base europea para desarrollar sus proyectos de internacionalización.

Por todo eso, tanto los que cruzaron el océano para vivir aquí, como los que vienen a estudiar, a emprender o simplemente atraídos por la oferta de ocio, se sienten en Madrid como en su propia casa.

Esta maravillosa ciudad es próspera, libre y abierta. Puedo asegurar con conocimiento de causa que progreso y libertad no han sido para los latinoamericanos de Madrid conceptos hueros o meros eslóganes ideológicos, sino que han constituido los principios rectores de una voluntad de autorrealización que, entre solicitudes de becas, estudios, esfuerzo, sacrificio, perseverancia, tenacidad y trabajo, se ha abierto paso frente a las adversidades de la vida. La vida, entiéndase no como estilo de vida, como modo propio o personal de vivir, sino como el mundo exterior, como el ámbito que nos permite ser y desarrollarnos. Y esa “circunstancia” no es otra que Madrid, la España que los acogía.

Aquí estaba Madrid recibiéndolos a todos, Madrid capital Iberoamericana, Madrid cosmopolita, Madrid, con su pujante industria cultural, con su hospitalidad, con la cordialidad de sus gentes, su magnífica oferta de ocio, con su posición panorámica respecto del mundo.

Este Madrid que ha servido de pretexto para que los que nos sentimos parte de esta ciudad y de todo lo que está del otro lado del océano, al perdernos por el Madrid de los Austrias, el barrio de las Letras, el parque del Retiro, o por alguno de sus prodigiosos museos, nos preguntemos por el mundo posible y por el mundo real; por el mundo del que venimos y por el que construiremos; por la España que hemos encontrado próspera y pacificada gracias al gran acuerdo sellado entre los españoles. Y a la que, ahora que también nosotros formamos parte de ella como españoles, no querríamos ver disolverse ante nuestros ojos por aventuras políticas que únicamente servirían para dilapidar ese extraordinario legado de reconciliación y generosidad.

Guillermo Hirschfeld
guillermohirschfeld1977@gmail.com
@Hirschfeld1977

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jueves, 20 de febrero de 2014

GUILLERMO HIRSCHFELD, S.O.S. VENEZUELA: UNIDAD INTERNA Y AYUDA EXTERIOR

Los episodios de violencia que están sacudiendo a Venezuela y que han acabado con la vida de varios estudiantes en estos días, han puesto en evidencia el desmoronamiento de un modelo que se muestra incapaz de gestionar cualquier función esencial de gobierno, y que además impone el terror en las calles para frenar las protestas sociales que su impotencia ha generado.

El chavismo-madurismo ha demostrado ser generador de caos y desgobierno en todos los órdenes de la vida pública, especialmente en la economía y en la seguridad. Las bandas delictivas, los “malandros” motorizados afines al gobierno, tienen patente de corso para disparar y matar. Se trata del régimen de terror al que nos tienen acostumbrados quienes deciden liberar los demonios del resentimiento para dar barra libre al crimen y la violencia con fines políticos. El país se ha situado entre los más violentos del planeta y está a la cola mundial en todos los índices que mensuran componentes esenciales de la democracia: seguridad jurídica, libertad de expresión, poder judicial independiente o separación de poderes. La consecuencia inevitable del caos es la anarquía y ésta es contraria a cualquier proyecto político viable. Venezuela, como proyecto de República, esta siendo devastada.

En este escenario dramático, es clave que la oposición –que a estas alturas ya se ha elevado a la categoría política de resistencia heroica– se mantenga unida. Su unidad la fortalece, y su fragmentación es funcional a los que la oprimen. Y es clave que esa unidad se produzca en torno a un proyecto político que, citando a Ortega y Gasset, debe ser un proyecto sugestivo de vida en común, empezando por la defensa de los derechos humanos y las libertades fundamentales, porque ser oposición no se reduce a presentarse a elecciones. Se trata de unirse en todos los terrenos para canalizar el deseo de cambio de los millones de venezolanos que así lo expresan estos días.

Es ingenuo pensar que en Venezuela puedan corregir la situación quienes son responsables de ella, quienes han cegado los cauces institucionales por los que debería avanzar el cambio del país. Por esta razón, es alarmante la pasividad que está mostrando la comunidad internacional ante la evolución de la situación en Venezuela. Lo es la displicencia tanto de la Unión Europea como de los EE.UU. frente al atropello totalitario que se está cometiendo en el corazón de América Latina, parte sustancial de Occidente. Más aún cuando esto coincide en el tiempo con una creciente complacencia con la Cuba castrista, un régimen dictatorial que anima a sus aprendices, y en especial a aquellos que cuentan con petróleo.

Venezuela necesita hoy, más que nunca, la unidad de los que luchan por la democracia, la libertad, la paz, los derechos humanos y la justicia dentro de su país; y necesita igualmente un apoyo internacional creíble y eficaz que investigue y sancione con firmeza toda conducta opresora del gobierno, y que amplifique la voz de quienes padecen el yugo del socialismo del siglo XXI.

Hombres libres lograron reinstaurar democracias en más de la mitad de los países de América Latina en los últimos cuarenta años. Nuevamente, de ellos depende en Venezuela.

Guillermo Hirschfeld
ghirschfeld@fundacionfaes.org
@Hirschfeld1977

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jueves, 31 de octubre de 2013

GUILLERMO HIRSCHFELD, ARGENTINA: UN ESCENARIO POLÍTICO ABIERTO Y COMPLEJO

Los análisis previos a las elecciones legislativas del pasado 27 de octubre establecían que para que se iniciara el cambio político en Argentina era necesario que los comicios arrojaran los siguientes resultados:
1) Que Sergio Massa, el ex jefe de Gabinete de Cristina Fernández, ahora representante del peronismo opositor, ganara por un margen cercano a los 10 puntos en la provincia de Buenos Aires.
2) Que Gabriela Michetti, la candidata del PRO, partido liderado por Mauricio Macri, Hermes Binner –líder socialdemócrata de la provincia de Santa Fe– y el radical Julio Cobos en Mendoza, consiguieran holgadas victorias en sus respectivos distritos.
3) Que la oposición obtuviera el triunfo en las cinco mayores circunscripciones electorales del país: Ciudad Autónoma de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza.
4) Que el candidato a senador oficialista Daniel Filmus, por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, no alcanzara los votos necesarios para entrar en la Cámara Alta.
5) Y que sumados los votos de los candidatos oficialistas, estos obtuvieran un techo no mayor de 30 puntos en todo el país.
Los mismos análisis auguraban que si todo esto ocurría, el desmoronamiento del régimenkirchnerista sería inevitable. Pues bien, se dieron todas las supuestas condiciones para el inicio del cambio salvo la última, pues los votos obtenidos por el Frente para la Victoria han superado los 30 puntos en el conjunto del país.
Frente a los deseos de cambio, surgen las dudas y se define un escenario mucho más complejo de lo que se podía pensar. Con una presidenta enferma, un gabinete sin mando, una gestión económica caótica, una oposición fragmentada y un oficialismo que conserva un suelo electoral resistente, las preguntas surgen tanto por el lado oficialista como por el de la oposición.
¿Cómo gestionará los próximos dos años el oficialismo? ¿Acaso se encastillará en sus posiciones más radicales, creyendo quizá que así conservará esa aún consistente base electoral, o moderará las formas recurriendo a un candidato peronista del interior del país con proyección nacional, quizás Urribarri o Capitanich? Una interpretación preliminar por los exégetas del relato kirchnerista podría ser que se le han escapado votos por un extremo en beneficio de partidos de ultraizquierda, que han obtenido mayor respaldo electoral que en otras ocasiones. Con esta lógica, podrían pensar que salir a la caza de ese electorado sería rentable.
No obstante, se trataría de una jugada arriesgada porque el oficialismo conserva un electorado moderado que, ante la radicalización del proyecto, se decantaría por otras opciones más templadas. Además, provocaría en el kirchnerismo fricciones internas que no harían otra cosa que erosionar su capital político.

Por el lado de la oposición, en el caso de Sergio Massa y su proyecto, la pregunta es si estamos de nuevo ante un gatopardismo dentro del peronismo, o si se trata de una auténtica asunción de la importancia que tiene la institucionalidad en una República constitucional. En segundo lugar, la duda que suscita el progresismo encarnado por Hermes Binner, Julio Cobos y la histórica Unión Cívica Radical es si podrá privilegiar lo que los une a estos referentes por encima de lo que los separa, y así conformar una fuerza política sólida. En cuanto al PRO y Mauricio Macri, cabe preguntarse si tendrán la destreza y fuerzas suficientes para erigirse ante el país como la alternativa que representa el cambio y poder así llegar con posibilidades de victoria a una segunda vuelta en las elecciones presidenciales de 2015, en las que cada día parece más improbable la presencia de Cristina Fernández, puesto que la imprescindible reforma de la Constitución para concurrir una vez más se hace ahora imposible.
Por último, aunque no por ello menos importante, está por ver que la sociedad argentina asuma la responsabilidad que le corresponde y exija a la clase política de manera activa que permita una democracia sólida, con alternativas políticas viables para iniciar una transición pacífica hacia la normalización y el progreso.
Guillermo Hirschfeld 

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miércoles, 11 de septiembre de 2013

GUILLERMO HIRSCHFELD, TRES ORILLAS, UNA COMUNIDAD

La integración iberoamericana es un anhelo que comienza en el mismo momento de la emancipación de las naciones iberoamericanas. Mientras la región transitaba del Antiguo Régimen hacia la modernidad tenía lugar uno de los primeros intentos de integración: la Gran Colombia.
Este primer proyecto se materializó tras los Congresos de Angostura y Cúcuta en la Ley Fundamental de la Gran Colombia de 1821. Contó como miembros fundacionales con el Virreinato de Nueva Granada, la Capitanía General de Venezuela, la Presidencia de Quito y la Provincia Libre de Guayaquil. No fue el único, la iniciativa de las Provincias Unidas del Centro de América (1823-1824) o la Confederación PerúBolivia (1836-1839) son también ejemplos de aquella voluntad integradora. Es decir, la construcción nacional de los diferentes Estados de la otra orilla del Atlántico estuvo presidida por una afirmación patriótica, pero no descuidó ni el legado común ni la aspiración de unidad americana.
En el siglo XX, Iberoamérica no se quedó atrás en su interés integrador. De hecho, tiene el mayor número de fenómenos de integración per cápita del mundo. Sin embargo, a pesar de que es una comunidad con una armonía cultural profunda, la historia de estos movimientos no es rica en resultados. Prueba de ello son la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (Alalc) nacida con el tratado de 1960, la Comunidad del Caribe (Caricom) con el tratado Chaguaramas, el Sistema Latinoamericano y del Caribe (SELA) de 1975, la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) de 1980 o el Sistema de Integración Centroamericana, el SICA de 1991. El Mercosur, la Comunidad Andina de Naciones, el Mercado Común Centroamericano o Unasur, dotados de un respaldo inicial fuerte, tampoco han tenido gran recorrido.
Algunos procesos han fracasado por la aparición de otras iniciativas surgidas para bloquear a las anteriores. Por ejemplo, el ALBA como alternativa al ALCA, o la Celac como contraposición a la OEA. Tampoco se puede obviar la entidad de las trabas físicas a la integración: del Río Grande a la Patagonia, América Latina abarca un territorio repleto de barreras naturales casi infranqueables, como la selva del Darién. Sin embargo, hay motivos para ser optimistas. 
El impulso que le ha dado la Alianza del Pacífico a la región es notable. Quizá esto se deba en gran medida a la espontaneidad de su surgimiento, propiciado por la vía de los hechos y no por grandilocuentes proclamas. La Alianza prescinde de la retórica estéril, elude bloques ideologizados y se vale de un pragmatismo funcionalista que recuerda al de los orígenes de la integración europea.
Los países que forman parte de la Alianza –Chile, Perú, Colombia, y México– tienen una población conjunta de más de 200 millones de personas, representan la mitad de las exportaciones de la región, totalizan un PIB de dos billones de dólares, y juntos ocuparían el octavo lugar en la clasificación de las economías más grandes del mundo. El año pasado, los países miembros de la Alianza del Pacífico tuvieron un índice de crecimiento combinado del 5%.
No resulta casual que los gobiernos que forman parte de este ambicioso proyecto que está generando propuestas concretas sean goodperformers. Los miembros de esta alianza destacan en aquellos indicadores de una democracia con Estado de Derecho.
Estas iniciativas de integración demuestran que actualmente los foros internacionales útiles lo son no por sus marcos rígidos, sino porque facilitan el planteamiento de iniciativas concretas. Los procesos de integración no tienen por qué ser excluyentes: pueden y deben complementarse. Es el caso de la Alianza del Pacífico y la Comunidad Iberoamericana de naciones. Las iniciativas de la Alianza pueden incluirse en la agenda de las Cumbres Iberoamericanas, lo que potenciaría una comunidad de naciones que lo tiene todo para ganar. Ello se suma a los avanzados procesos de fortalecimiento del vínculo atlántico económico entre la UE y EE.UU. y al Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica, que confieren una condición geoestratégica privilegiada a las tres orillas que comprende la comunidad iberoamericana.
En cuanto al Viejo Continente y la agenda cada vez más en auge de las multilatinas, España ofrece grandes oportunidades. Su pertenencia a la Unión Europea, su proximidad al norte de África y una economía de considerable peso mundial la convierten en un hub de primer orden.
La comunidad iberoamericana se fortalecería todavía más dotándola de una agenda propositiva que contemplase temas útiles como un Erasmus iberoamericano, una política de visados y migratoria común para el libre tránsito de personas o la armonización del Derecho para facilitar la libre prestación de servicios y establecimiento de empresas. La próxima Cumbre Iberoamericana de Panamá servirá para aprovechar esta ventana de oportunidades abierta de par en par.
Guillermo Hirschfeld, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Rey Juan Carlos.
guillermohirschfeld1977@gmail.com             

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lunes, 11 de marzo de 2013

GUILLERMO HIRSCHFELD, QUE COMIENCE LA TRANSICIÓN

Sinceramente, creo que no es hora de sistematizar en este artículo los índices que ilustran el desmoronamiento de una nación en estos trece años de populismo; estos párrafos no son el lugar para describir el incremento de la violencia, el destrozo de una economía o la pauperización de una sociedad que ha visto rotos sus vínculos fundamentales.
Creo, honestamente, que es tiempo de una reflexión seria que comience a modificar ciertas lógicas de aprehensión de la realidad venezolana. Urge ir más allá de una confrontación con la retórica políticamente correcta del progresismo internacional, que insiste en ensalzar a un personaje que nunca demostró ningún apego por los mínimos componentes del Estado de Derecho. También hay que evitar quedarse solo en el repudio del relato de aquellos que pretenderán hacernos creer que hablan con "el fantasma" para seguir con el legado, como si lo natural fuera la continuidad del caudillismo.
Insisto, tengo la convicción de que es hora de desarticular ciertas lógicas que son funcionales a un paradigma que puede desaparecer con el final de Chávez. Es necesario hablar de estas otras cosas para que esta desactivación pueda facilitarse, por el buen futuro del pueblo venezolano, que en definitiva es lo que nos debe importar.
Tenemos la difícil tarea de reflexionar sobre el futuro de la sociedad venezolana. Evidenciar los dislates del régimen chavista es importante, pero no es en lo único que debe centrar nuestros esfuerzos en este momento. Porque es hora de una transición. Lo importante es detectar cuáles son aquellas variables que se deben encender, a fin de que nos encontremos efectivamente en un proceso de transición y no de continuidad, y mucho menos de involución.
Para ello es clave romper la lógica del enfrentamiento civil. Las grandes transiciones se hacen con esa generosidad, sin el "ellos contra nosotros". El objetivo es una sociedad unida con un horizonte de democracia, libertad y justicia social.
La clave de las transiciones que me ha tocado analizar estuvo en que sus protagonistas y sociedades no dijeron "No puedo ganar" y se conformaron con la resignación. Por el contrario, obraron con generosidad, altura de miras y responsabilidad de futuro: no quiero ganarte porque eres de los míos, eres un compatriota y tenemos que construir juntos una nación democrática y justa. En definitiva, construir una sociedad en la que tú y yo seamos parte de lo mismo. Salirnos del guion.
Hay que trascender esa hora infernal de la venganza y llegar a la de la justicia, la concordia, la paz. Y eso, queridos amigos, no es una tarea nada fácil. Todos sabemos que el populismo alimenta y manipula realidades sociales, en eso el difunto fue un gran jugador. Se trata de desactivar esas realidades. Pero precisamente por ello la alternativa democrática de Venezuela deberá ofrecer un gran proyecto de clase media, un gran proyecto de reconciliación nacional, porque el populismo se derrota con una auténtica democracia, con una auténtica libertad y con unos auténticos programas de desarrollo.
No hay transiciones guionadas, ni continuismos hereditarios a la fuerza; sí hay liderazgos con un proyecto, un programa y un torrente de voluntades que estén dispuestas a que la transición se produzca. Todo ciclo político tiene un final, pero también depende de la voluntad de quienes defienden los valores de la justicia y una actuación que privilegie la concordia sobre el odio, la sinceridad sobre la mentira y que entienda que los ciudadanos de una misma nación forman parte del mismo equipo.
La historia nunca está escrita, de eso trata todo esto. Por eso solo el tiempo nos dirá si los imponderables o la actuación madura de quienes desean una Venezuela en paz logran articular un proyecto nacional. Y, por qué no, una verdadera transición democrática, como la que vivieron España o Chile.
http://twitter.com/Hirschfeld1977

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jueves, 28 de febrero de 2013

GUILLERMO HIRSCHFELD, LA REGIÓN MÁS VIOLENTA DEL PLANETA

Más allá de su crecimiento, America Latina deberá afrontar su principal desafío: La inseguridad
América Latina crece. Sin embargo, mientras la mayoría de sus países exportan materias primas, atraen inversiones, lograron reducir la pobreza --de manera espectacular en las dos últimas décadas, más de 20 puntos--, y se convierten en actores relevantes de un mundo cada vez más complejo, es innegable que uno de los principales desafíos que debe afrontar de manera urgente es el de la inseguridad.
A pesar del “auge” latinoamericano, lamentablemente América Latina es, hoy, la región más violenta del planeta. Las cifras ilustran este drama: El 31% del total de los homicidios cometidos en el mundo en 2010 se produjeron en América Latina, frente al 5% en Europa. La tasa de homicidios por 100.000 habitantes se ha disparado en los últimos años: El Salvador, Guatemala y Honduras forman el triángulo más inseguro del mundo.
El Salvador, con 71,1 homicidios por cada 100.000 habitantes, seguido de Honduras, 67, encabeza la lista mundial por tasa de homicidios. En lo alto de este triste “ranking” están también Guatemala (52) y Venezuela (49). Por comparación: Alemania (0,9). Estados Unidos (5). Chile (3,7). España (0,9). Singapur (0,4). En México, son ya casi 50.000 los homicidios vinculados con el narcotráfico en los últimos seis años. De las 50 ciudades con más de 300.000 habitantes de América Latina, 43 están situadas entre las más violentas del mundo. Además, la delincuencia es el principal problema para los ciudadanos en 11 países de la región. Por otro lado, el PBI de América Latina podría aumentar hasta un 9% si los índices de criminalidad en la región (25 crímenes por 100.000 habitantes) fueran similares a la media mundial (7,6 crímenes por 100.000 habitantes). La quintaesencia del populismo es el ejemplo más acabado: desde que Hugo Chávez llegó al poder en Venezuela las víctimas por homicidio se acercan a las 200.000. Como corolario de este “mapa” los índices de impunidad en América Latina son francamente alarmantes en algunos países que llegan al 95 % de los crímenes cometidos.
Cabe subrayar que cuando hablamos de una región en la que cada país representa un mundo diferente se incurre en inexactitudes, pero analizada en su conjunto, se puede afirmar que este problema se incrementa en la región y está lejos de ser solucionado si no se analiza con exactitud desde un enfoque integral y multifactorial.
La violencia en América Latina presenta diversas caras
La delincuencia callejera, las pandillas o maras en Centroamérica, el crimen organizado y los eslabones de su cadena: el terrorismo y el narcotráfico; los secuestros o la violencia en el ámbito familiar, la violencia sexual contra la mujer (500 episodios por día) constituyen un fenómeno poliédrico que representa uno de los peores retos a los que debe hacer frente la región.
Al tratarse de un fenómeno complejo la tarea de distinguir las causas también exige una visión amplia que contemple la mayor cantidad de variables de la transgresión a la ley penal para poder hacerle frente.
En primer lugar, no se puede negar que subyace un fenómeno sociológico. Cuando en grandes urbes se rompen los lazos funcionales que ahorman una sociedad civil con ciudadanos y oportunidades, la tarea desde la política con mayúsculas es restablecer esos vínculos de organizaciones de forma que sean funcionales al bienestar y al desarrollo del proyecto vital de las personas. La familia, la escuela, la comunidad forman parte del sistema de legitimación de estos vínculos sociales funcionales para los ciudadanos. En segundo lugar, el factor institucional es fundamental, anteponer un Estado de Derecho frente a un Estado paternalista y populista será decisivo para poder establecer sistemas eficaces contra el delito. Especialmente para elevar los costos de quien despliega una acción delictiva. Una sociedad que vive de la limosna del Estado incrementa la falta de respeto a la ley, en comparación con la sociedad de ciudadanos de clases medias. Por último, el papel del Estado para generar una igualdad de oportunidades que garantice una salida con cierta base, con educación, sanidad, y formalidad (tanto en variables como la laboral hasta los registros de la propiedad) y que generen ecosistemas favorables para clases medias.
Por otro lado, no se debe descartar que los individuos en cualquier entramado social realicen un cálculo racional de coste y beneficio a la hora de transgredir una norma No está en el ADN de ninguna región ser más violenta. Pero sí los elementos que convergen y nos llevan a estas dramáticas situaciones. Precisamente por ello es necesario trabajar en estos elementos de manera precisa.
Por ejemplo, la certeza de las penas, es decir la mayor impunidad que “ofrece” una sociedad a sus habitantes, la severidad de las mismas, los beneficios económicos obtenidos por cada crimen y los patrones éticos de los grupos sociales constituyen las variables de una ecuación; y no podrán obviarse en un correcto enfoque de lucha contra el delito.
Para terminar
La importancia de la seguridad estriba en que en la historia no ha existido organización humana que haya podido desarrollar procesos civilizatorios completos sin haber abordado como punto de partida el problema de la protección frente a la violencia. Precisamente cuando el Estado se muestra incapaz de garantizar esta protección, la privatización de la seguridad gana un peligroso terreno, tanto con los sectores desfavorecidos que buscan protección en mafias que funcionan como agencias como los ricos que viven en guetos, protegidos por agentes privados. Así, el Estado como principal garante de la seguridad pierde legitimidad generando un círculo vicioso.
Para brindar soluciones con políticas públicas eficientes se torna imprescindible una agenda de propuestas integrales que abarquen cuestiones como la legislación penal, hasta factores que van desde la profesionalización de las fuerzas de seguridad, la política carcelaria, la cooperación internacional y un relato cultural que encierre la observancia de la seguridad como un valor vehicular para garantizar derechos y libertades. Todo ello será ineludible a la hora de abordar este gran desafío en el que está en juego el futuro de Latinoamérica.
Sin embargo, a pesar de este flagelo, como siempre hay esperanza. Ningún país ni región está condenado al fracaso. Si las políticas son sensatas conseguiremos seguridad, libertad y desarrollo. En cambio, allí donde imperen el populismo, la improvisación y las malas políticas las cosas seguirán igual. Ninguna nación está condenada al fracaso ni tiene garantizado el éxito.

ghirschfeld@fundacionfaes.org
@hirschfeld1977
Guillermo Hirschfeld
Profesor de la Universidad Rey Juan Carlos de España
Coordinador de Programas para América Latina Fundación Faes

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lunes, 28 de enero de 2013

GUILLERMO HIRSCHFELD, COMUNICADO DEL FORO RANGEL, VENEZUELA: EL PELIGRO DE LA DEMOCRACIA DE FACTO


El surgimiento de foros como el G8 o el G20 no ha dejado de ser denunciado, por parte de la izquierda, como la asunción arbitraria de un amplísimo poder de decisión, capaz de trazar políticas de alcance global en virtud de acuerdos que no cuentan con ningún título para atribuirse la aprobación de los ciudadanos.
El panorama de crisis económica ha dado amplio margen a la acción de aquellos cónclaves, haciéndonos ver que el destino de la política no sólo amenaza con la deslocalización de los centros decisorios, dispersando y volviendo opaca la expresión de la soberanía, sino que avanza hacia una razón maquiavélica que, por lo anterior, no es ya ni siquiera la antigua “razón de Estado” ─pues prescinde de las connotaciones territoriales y comunitarias de este último término─, pero que mantiene intacta la noción de una autoridad fundamentada sobre un “quiero y puedo” que todos han de encajar como un irremediable “debo”.
Por supuesto, lo que subyace a la queja de los antisistema es un conflicto de intereses que si cuestiona aquella usurpación es, simple y llanamente, porque no son ellos los que se benefician de tales métodos. Si estuvieran, en cambio, puestos al servicio de su causa, no dudarían en despreciar las “formalidades burocráticas” que uno juzgaría necesarias para circunscribir el ejercicio del poder. Poco puede extrañar ese doble rasero si tenemos en cuenta otras contradicciones que delatan la verdadera ralea del voluntarismo socialista. Verbigracia: el socialismo afirma la naturaleza autoritaria de la democracia representativa con el argumento de que en ella el pueblo sólo vale para refrendar a los políticos, concurriendo borreguilmente y de tanto en tanto a las citas electorales.
Se obvia, por supuesto, que en la medida en que exista un orden constitucional responsable y respetuoso de los derechos individuales, la aquiescencia electoral no puede ser interpretada, por parte de los poderes públicos, como un cheque en blanco para actuar según les venga en gana, sino que han de sujetarse a lo previsto en la ley.
Pero en la alternativa de los socialistas ─la llamada “democracia participativa”, cuyo ideal es el plebiscito constante─, la institucionalidad se desprecia y en cambio se privilegia, precisamente, la recurrencia electoral: no sólo es falso que se le dé más poder al pueblo, sino que, por el contrario, se le convoca una y otra vez como poderdante para autorizar una conducta política que no se considera obligada frente a ningún otro límite ni principio. 
Por lo demás, en contextos que con frecuencia son todo menos plurales ─con partidos muy hegemónicos; con el ventajismo abierto de los aspirantes oficialistas; con un férreo control del Estado sobre la conciencia de los funcionarios; con sistemas corruptos o clientelares─, resulta muy poco ético rendirse al pretexto de que el asentimiento de las urnas consagra sin más la bondad de las acciones gubernamentales.
Los que mandan ahora en Venezuela han reconocido, con la mayor desfachatez, que la letra de la Constitución es para ellos un mero “formalismo”, y han actuado en consecuencia al soslayar, como cosa puramente incidental, la preceptiva declaración sobre la ausencia temporal o absoluta del presidente.
Con todo, esa ostentosa conculcación de las disposiciones constitucionales para la asunción presidencial  (en una palabra: ese flagrante golpe de Estado) ha pretendido disimularse bajo una pirueta sofística según la cual el mandatario no es que se halle ausente: es más bien que no está. Llegados a este punto absurdo, la única forma de seguir fingiendo que en Venezuela no ha habido una ruptura de la legalidad democrática es admitir que el país se rige por una lógica particular, ajena a la racionalidad, y en donde hasta lo más insólito debe verse con la naturalidad propia de Macondo. El pensamiento constitucional, según esto, consistiría en adaptar el mundo de Constant y de Oliver Wendell-Holmes al de Ionesco y Buñuel. Por desgracia, el resultado histórico de este tipo de híbridos no es una comedia de enredos, sino un distopía horriblemente realista y trágica, reconstruida en los testimonios de Solzhenitsyn o de Sebastian Haffner.
Lo que contrasta con este montaje irracionalista, sancionado por todos con cómplice encogimiento de hombros, es la resolución con que, en cambio, la comunidad internacional se apresuró a tender un cordón sanitario alrededor de Honduras y de Paraguay cuando los otros poderes públicos hicieron uso de prerrogativas constitucionales para deponer al presidente.
Por supuesto, la estabilidad política es un valor deseable para la consolidación de las democracias latinoamericanas, y resulta muy disfuncional la utilización de recursos excepcionales y expeditivos para fulminar al contrario con ánimo puramente partidista. Pero sacrificar la legalidad en Venezuela con el subterfugio de tener la fiesta en paz es volver al famoso argumento del “son of a bitch” que, aun siéndolo, es el que mejor sirve a determinados intereses.
El imperio de la ley tampoco puede quedar abolido con el alegato de que el chavismo sigue teniendo el apoyo de las masas. El pueblo tiene derecho a apoyar la opción política que quiera, pero asimismo tiene el deber de saber cuáles son las reglas del juego limpio, y que nadie se las puede saltar.
Es a los propios líderes a quienes corresponde fijar ese principio con el ejemplo de una conducta íntegra. En cambio, el régimen de Hugo Chávez le ha hecho ver a la gente que, a fin de cuentas, la democracia es algo maleable, subastable, viscoso, impreciso, donde ni la transparencia ni el respeto son imprescindibles. Pero si las masas se han avenido a sostener ese modelo inconsecuente, en el que lo aceptable y lo inadmisible dependen de lo que convenga al régimen, ha de hacérselas perfectamente conscientes de que con la misma vara serán medidos los derechos ciudadanos, y de que están sellando un pacto mefistofélico de servidumbre.
Xavier Reyes Matheus y Guillermo Hirschfeld para RANGEL. Todos los derechos reservados.
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miércoles, 22 de agosto de 2012

GUILLERMO HIRSCHFELD, RETRATO DE UN RELATO. DESDE ARGENTINA

En la República Argentina, gobernada por Cristina Fernandez, a los delincuentes comunes se les permite salir de prisión para participar en actos políticos orquestados desde grupos vinculados al poder político.
Bajo ese esquema de locura quien cometió un delito se convierte en militante de la causa que dice gobernar la nación.
En la República Argentina, gobernada por Cristina Fernandez se adoctrina a los niños en las escuelas primarias por grupos de ultraizquierda,  se trata de “la Campora”,  en realidad un brazo de jóvenes oportunistas, que en su mayoría conforman una casta de nuevos ricos que les gusta jugar a la revolución financiados con dinero ajeno que proviene de las arcas del gobierno.
En este caso, el sistema sin compasión avanza en intentar licuarle la cabeza al recurso más preciado y vulnerable puede tener una sociedad: los chicos. Despreciable.
En la República Argentina, gobernada por Cristina Fernandez, se amedrenta por TV y en cadena nacional a periodistas y medios de comunicación “díscolos” en un ejercicio contrario a cualquier sistema que se precie de democrático. 
Ahora, la libertad de expresión, la más protegida por la Constitución Argentina es vulnerada de manera flagrante y con total impunidad. En esa tragicomedia perversa se realizan conferencias de prensa en las que los principales funcionarios hablan en cadena nacional como si estuvieran dialogando en una sórdida pizzería. El modelo es ya no solo repugna éticamente, también produce una nausea estética.
En la República Argentina, gobernada por Cristina Fernandez, se narcotiza mediante dadivas, “premios” y prebendas a opinadores revestidos como profesionales del periodismo  solo por poner la voz impostada y gruesa para que defiendan lo indefendible, desde la falsa autoridad que muchas veces les otorga las credenciales de un pasado ficticio de lucha por los derechos humanos, porque como bien recuerda el valiente periodista Jorge Lanata muchos de ellos bajaron de sierra maestra hace quince minutos. La cooptación de voluntades es otro de los tentáculos de este pulpo de la pampa.
Así las cosas, la violencia está descontrolada, los ciudadanos no pueden hacer con el dinero que ganan más allá de lo que el poder les indica, la inflación es brutal y en el último eslabón de la Chavización se ha iniciado un peligroso proceso de criminalización de la oposición francamente preocupante.
Es una “joyita” el relato. Es  “completito”  el panorama en un país que tiene todo para ganar y para poder subirse a un tren lleno de oportunidades que le ofrece tanto el mundo como los tiempos que soplan  para consolidar un sólido desarrollo sostenible. Pero, lamentablemente el modelo ya contiene todos los vertidos tóxicos del populismo radical, irresponsable y desnortado (que afortunadamente es marginal en una América Latina donde lo que prima es sensatez, moderación y cordura). Sin embargo, en la Argentina gobernada por Cristina Fernandez, esos tres vocablos están ausentes.
Desde el poder, y con fórceps se intenta fracturar al país en mitades que no obedecen a la realidad. Para ellos se trataría de Izquierda o derecha, de ricos o pobres, de revolucionarios o reaccionarios, conservadores y neoliberales.
Sin embargo la única verdad es la realidad y ésta, es otra.  La nación si está fracturada, eso es cierto, pero en mitades que nadie desde el poder quiere pronunciar, porque no es funcional para un discurso político que no oculta que quiere “ir por todo” –básicamente quedarse con lo ajeno para gastarlo- (eso sí, son bastantes sinceros porque de hecho lo dicen).
La Argentina está partida entre aquellos que cumplen la ley y aquellos que están al margen de ella. Este fenómeno trasciende clases sociales, niveles económicos, profesiones e ideologías. Hay, por un lado ladrones, chorros, corruptos, homicidas, impunes y, por otro,  millones de argentinos que se despiertan todas las mañanas para trabajar, llevar la comida a su casa, educar a sus hijos, proteger a su familia y en definitiva son los que logran que el país sobreviva a la barbarie. Esas son las dos argentinas. Lo otro es verso, inventos, cuentos chinos para intentar engañar a un pueblo que no va a dejar ser víctima de una mentira tan grande  mucho tiempo más.
Desde el poder se habla del relato para describir la sucesión de desaguisados que representa la supuesta narrativa política que sostiene el modelo que llevan a cabo. No deja de ser una caricatura grotesca que incorpora elementos del más variopinto pelaje que van desde un esnobismo político frívolo, que provoca urticaria, pasando por una corrupción galopante hasta componentes que recuerdan a las peores pesadillas del siglo XX.
El relato es una gran mentira en Argentina. Una mentira que soslaya problemas acuciantes. Violencia, Inflación, falta de libertad, suma y concentración de los poderes públicos. Con la furia en el corazón y de forma increíble los que queremos a este gran país nos encontramos con que la  Argentina que tiene alimentos para darle comida a diez Argentinas hoy  está envuelta en un modelo de naturaleza cleptocrática que se apropia del Estado mediante una combinación de corrupción, coacciones y un capitalismo “de amigotes” al servicio de quien está cerca del poder.
Solo el tiempo nos dirá si los argentinos que son el motor del país, que llevan los valores de la honradez, sacrificio, trabajo y esfuerzo en su arquitectura moral podrán prevalecer frente a los locura desenfrenada de un grupo de mentirosos cuya una misión es la acumulación de poder y dinero.
@Hirschfeld1977
ghirschfeld@fundacionfaes.org

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jueves, 5 de abril de 2012

FAES / AMÉRICA LATINA / UNA AGENDA DE LIBERTAD 2012

PRESENTACIÓN

La Comunidad Iberoamericana es una prioridad para España y es fundamental para el futuro de la libertad, la democracia y el bienestar en el mundo. La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), consecuente con este principio, trabaja desde hace más de 20 años para convertirlo en propuestas políticas concretas y viables.
En el año 2007 FAES publicó América Latina: una agenda de libertad, un informe estratégico sobre el futuro de la región, producto de la colaboración de muchas personas e instituciones de ambas orillas del Atlántico con las que compartimos ideas y valores.
Con la perspectiva del tiempo podemos decir con orgullo que ese informe, que fue presentado en dieciocho países, se ha convertido en un documento de referencia.
Gracias a su amplia difusión y a su disponibilidad en la red, ha servido de fuente para investigadores y especialistas, ha inspirado programas electorales y ha alimentado el debate y la polémica en foros académicos y políticos.
La Agenda de libertad en 2007 sostenía que América Latina, parte sustancial de Occidente, se hallaba ante el dilema que AMÉRICA LATINA: UNA AGENDA DE LIBERTAD 2012 ya planteó hace más de cien años el argentino Domingo Faustino Sarmiento: la región podía seguir la senda de la libertad, la democracia y la prosperidad, esto es, de la civilización; u optar por el populismo, el autoritarismo, la parálisis y la irrelevancia, antesala de la barbarie.
A lo largo de estos cinco años, América Latina ha continuado avanzando en el respeto por las libertades individuales y los procedimientos democráticos, la vigencia del Estado de derecho y la institucionalidad, y la apuesta por la racionalidad económica y la apertura al mundo. El traspaso pacífico del poder y la alternancia política se han consolidado como regla.
Aunque queda camino por recorrer, se vislumbra un futuro esperanzador para la región.
En un momento de crisis económica y financiera en los países más desarrollados, América Latina ha conseguido mantener tasas de crecimiento elevadas. El alza del precio de las materias primas ha sido determinante, pero también la observancia de la ortodoxia macroeconómica, con presupuestos equilibrados y tasas de inflación bajas, como norma general.
Por desgracia, escapan a este panorama positivo la dictadura cubana y sus satélites, refractarios a la adopción de reformas e incompatibles con la idea de sociedad abierta.
El “socialismo del siglo XXI”, a pesar de su pomposo nombre, no es tal novedad. Toma elementos del socialismo de toda la vida y los combina con algunas de las soluciones políticas que más daño han causado a los latinoamericanos durante el siglo XX: el populismo revolucionario, el militarismo, el caudillismo y el indigenismo racista.
La conculcación de los derechos de propiedad, la inseguridad jurídica, el aumento descontrolado de la oferta monetaria y la imposibilidad de medir con precisión y transparencia las variables económicas, algo inherente a toda economía cerrada, explican que los países del “socialismo del siglo XXI” no hayan podido seguir el ritmo de las repúblicas latinoamericanas donde rige la economía libre de mercado.
Esto ha puesto de relieve el fracaso económico del modelo populista y ha contribuido a su desprestigio incluso entre sectores de izquierda.
En los cinco años transcurridos desde la publicación de la Agenda de 2007, la región ha resistido el embate del populismo, que ha retrocedido pero no ha desaparecido. La victoria de la libertad y la democracia aún no es completa
El populismo es solo uno de los peligros a los que América Latina debe hacer frente. La inseguridad ciudadana, además de un drama humano, debilita la confianza de los ciudadanos en el imperio de la ley al cuestionar el legítimo monopolio de la fuerza por parte del Estado de derecho. El crimen organizado tiene su negocio más lucrativo en el narcotráfico, cuya incidencia es letal en algunos países de la región.
Hay otras debilidades en la región que es preciso abordar La mejora de la calidad de la enseñanza sigue siendo un reto AMÉRICA LATINA: UNA AGENDA DE LIBERTAD 2012 en América Latina; los servicios públicos básicos deben ser accesibles a todos los ciudadanos. Asimismo, la persistencia de una economía informal impide que el Estado ejerza sus funciones con recursos suficientes, perpetúa injusticias al crear divisiones entre quienes respetan la ley y quienes no, y repercute negativamente en la asignación eficiente de los recursos económicos y el crecimiento.
La integración sigue siendo una asignatura pendiente en América Latina. Pese a iniciativas regionales que merecen ser apoyadas, el proceso parece ir demasiado lento, cuando en otras zonas del mundo la integración avanza como respuesta a problemas crecientemente globales. Siguen existiendo demasiados prejuicios particularistas que entorpecen el estrechamiento de los vínculos entre los países de América Latina, una de las regiones más homogéneas del mundo.
En cualquier caso, las luces predominan hoy sobre las sombras en América Latina, y la región se encuentra ante una oportunidad histórica para consolidar su desarrollo. La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, consciente de las notables transformaciones habidas en la región desde la publicación del primer informe, ha creído oportuno publicar una nueva versión, actualizada y ampliada, de la Agenda de libertad.
Durante más de un año, y bajo la dirección de Miguel Ángel Cortés, Alberto Carnero y Guillermo Hirschfeld, se han celebrado seminarios con expertos, se han realizado visitas de trabajo a distintos países del continente americano y se ha consultado a dirigentes políticos y pensadores de prestigio, cuyos valiosos comentarios y contribuciones han enriquecido este nuevo documento.
No obstante, FAES asume la plena responsabilidad de este informe y de todas sus propuestas.
Esta nueva edición de la Agenda de libertad coincide -no por casualidad- con el bicentenario de la Constitución de Cádiz, un valioso patrimonio político que fue alumbrado por “los españoles de ambos hemisferios”. Aquella Constitución, denominada coloquialmente “la Pepa”, es un hito en la tradición que asumieron las naciones hispánicas para instaurar un sistema político liberal, necesario para reconocer y garantizar los derechos de las personas y para fundar un orden civil de libertad.
A la preservación y transmisión de ese legado político quiere servir, con tanta modestia como claridad, esta Agenda de libertad. Estamos convencidos de que el mejor futuro de la Comunidad Iberoamericana exige lealtad a los principios que hace dos siglos defendieron aquellos patriotas de la libertad, los mismos que consagraron el respeto a la Constitución y a la ley.
José María Aznar
Para ver el documento completo visite: 
Presidente de la Fundación FAESEL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA

martes, 7 de febrero de 2012

COLOQUIO SOBRE VENEZUELA HOY MARTES 7 DE FEBRERO 19:30 MADRID EN CASA DE AMÉRICA PLAZA DE LA CIBELES, 2 | 28014 MADRID, ESPAÑA.

HOY MARTES 7 DE FEBRERO 19:30 Madrid en casa de América Plaza de la Cibeles, 2 | 28014 Madrid, España. 

VENEZUELA: PULSO POLITICO EN EL AÑO ELECTORAL (COLOQUIO)
INICIO
GUILLERMO HIRSCHFELD
RAMÓN GONZÁLEZ
MARCOS ROITMAN
En 2012 los venezolanos están llamados a votar, a elegir un nuevo Presidente para el país. Pero la cita es doble. El 7 de octubre los ciudadanos de Venezuela elegirán a quien les gobernará hasta 2019. Antes, el 12 de febrero y de manera inédita, los electores podrán escoger al candidato que la oposición presentará frente al candidato oficial. Dos citas, pues. La Casa de América aborda en esta ocasión las elecciones de febrero y emplaza al público para un próximo acto cercano octubre.
Compiten en las primarias del 12 de febrero cinco precandidatos: Diego Arria, Henrique Capriles, Maria Corina Machado,  Pablo Medina y Pablo Perez, 
Las elecciones de 2012 se disputarán no entre dos partidos políticos tradicionales, sino entre dos coaliciones. Este detalle puede evidenciar la polarización del país, pero también puede entenderse por cálculo electoral de una oposición, reunida entorno a la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que no quiere quedarse fuera de las elecciones, como en el pasado, y necesita presentarse unida si ha de tener posibilidades frente al Presidente Hugo Chávez, candidato del oficialista Polo Patriótico.
Según varias encuestas (la última en diciembre de Alfredo Keller y Asociados), el presidente Chávez parte como favorito para la reelección. Le ayuda un crecimiento económico del 4,2% y los logros en reducción de la pobreza. La oposición pide paso a una nueva generación de líderes pragmáticos y menos retóricos, a la vez que ondea la bandera de la pluralidad frente al socialismo.
Resta un tercer candidato que puede decida la suerte de las elecciones: el rumor sobre el supuesto grave deterioro de la salud del presidente Hugo Chávez. De cumplirse, trastocará las elecciones.
Participan en el coloquio:

- Guillermo Hirschfeld, Ramón González Férriz y Marcos Roitman.
Día: 7 de febrero.
Hora: 19:30.
Entrada libre hasta completar aforo.EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA