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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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jueves, 25 de junio de 2015

GOLFREDO DAVILA, LA ORGANIZACIÓN SOCIAL DEL FUTURO

La crisis que viven las organizaciones sociales en nuestro país no es nueva, ellas sufrieron un deterioro junto con la debacle de los partidos políticos y el agotamiento del modelo puntofijista. Hoy las cosas son peores, no sólo por el peso del control partidista o estatal, sino que la gente volcó su mirada a las tareas de sobrevivencia.

Para lograr un mejor futuro hay que corregir las fallas del pasado y el presente. El manejo de la renta petrolera hizo muy apetecible al Estado venezolano, que parió el nuevo riquismo y alimento el clientelismo en función del control social, a lo que se suma un vicio que se hizo cultura  política, y es que en el marco de la lucha por la hegemonía, los partidos políticos, convirtieron al movimiento sindical, gremial, estudiantil y vecinal, en sus apéndices. Se decía que el sector sindical colocaba presidentes, pero luego respondían a los intereses del empresariado. Actualmente todavía se asume la organización social como un trampolín para acceder a cargos públicos.  

El control social no es exclusivo del régimen chavista, pero éste lo reforzó tomando preceptos del dictador fascista de Italia, Benito Mussolini “El pueblo es el cuerpo del Estado, y el Estado es el espíritu del pueblo.” "Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado.” Veamos la secuencia de sus acciones; 1- Toma de la UCV en marzo de 2001, para controlarla; 2- creación de los círculos bolivarianos y cerca de 200 mil cooperativas, ensayos fallidos; 3- luego se empeña en destruir el movimiento sindical y vecinal organizado, que ya venían en caída; 4- acentúa el plan de división y polarización de la sociedad, impone las misiones y los consejos comunales; 5- al saberse sin el control total, comienza a ejecutar la política de la derrotada reforma constitucional de 2007, y 6- remata con las leyes del poder popular aprobadas por la AN en 2010 y el impulso de la falacia del Estado comunal, para suprimir aún más la autonomía de las organizaciones sociales.

En consecuencia, hoy no hay intermediación entre el Estado y la sociedad, los asuntos de la participación se dirimen entre un Estado que controla todo, que orquesta la anarquía, que brinda protección e impunidad a grupos violentos y a mafias; mientras la disidencia que se hizo mayoría tiene que labrar entre ínfimos espacios en los medios de comunicación privados, la desarticulada resistencia en la calle que accionan partidos políticos y sociedad civil y el cobijo que brindan a diario las redes sociales, que sin los abusos, los insultos, la descalificación y la contra información, son un instrumento valioso de comunicación.

Ahora bien, la sociedad debe darse la organización que más convenga a sus intereses y necesidades, exponer un recetario de medidas es caer en el mismo error. Sólo abordamos acá algunos criterios básicos, teniendo como premisa el cambio de rumbo político del país: 1. Autonomía, amplitud e inclusión, son instancias de los ciudadanos que no son propiedad ni del Estado ni de los partidos políticos, cada quien en su espacio y en su rol, coordinan y articulan en función del interés nacional, a la vez que combaten las posturas hegemónicas; 2. Promover la cultura democrática mediante la cual la sociedad controla al Estado y no al revés como ha sido hasta ahora; 3. Orientar el uso adecuado de la tecnología, asumir las redes sociales como instrumentos alternos de organización y de lucha, sin dejar de acompañar a la gente. Estas son ideas para el diálogo social, a partir del cual podrán alcanzarse senderos de grandeza.
                 
Golfredo Davila
golfredodavila@gmail.com
@golfredodavila

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viernes, 5 de junio de 2015

GOLFREDO DAVILA, LA IZQUIERDA

Algunos amigos me solicitaron hablar de la izquierda y sus fundadores, eso significaría hacer un libro. Acá sólo haremos énfasis en los argumentos que llevaron a la mayoría de ellos y a los sectores del progresismo a no acompañar la mal llamada revolución, aunque no es el tema de debate hoy en día, porque más allá de lo ideológico, lo que está en boga es la espantosa crisis del país.

Quienes desde la izquierda hemos criticado la hechura y la charlatanería de este régimen, lejos de caracterizarlo como socialista, hemos dicho que han profundizado el viejo modelo capitalista de Estado, con una economía cada vez más dependiente, tanto de la renta petrolera y los impuestos como de las economías de otros países. Acompañado de un ejercicio de poder despótico, autoritario, antipopular y de rasgos fascistas. Nada más lejos de la izquierda que el sectarismo, el desconocimiento del otro, la corrupción y la represión, propias de mentes retrógradas, reaccionarias y conservadoras.

Sin embargo, no se puede ocultar, que la nefasta gestión del régimen es vista como el fracaso de la izquierda en el poder. Tal confusión ideológica es causada por su hegemonía comunicacional y por el enorme aparato de propaganda con el cual lograron convertir en basura los conceptos. Igual pasó con la debacle del otrora socialismo real en la URSS y sus satélites que arrastró consigo a toda la izquierda mundial. Pero la historia ha de reconocer el papel jugado por las fuerzas de izquierda venezolana de la década de los 60 y 70 que atinaron en condenar aquel modelo, a excepción del Partido Comunista de Venezuela. Casualmente, esas fuerzas son las mismas que rechazan a este régimen. En esos trazos de la historia saldrán a relucir, personajes como Simón Sáez Mérida, Domingo Alberto Rangel, Francisco Prada, Moisés Moleiro, Armando Díaz, entre otros ya fallecidos y de quienes viven como Teodoro Petkoff, Pompeyo Márquez, Douglas Bravo, Gabriel Puerta, Américo Martín y Rafael Venegas, por nombrar sólo algunos.

La izquierda, no solo ha sido embestida por modelos como el de la ex URSS, China, Europa del Este, Corea del Norte, Cuba, también el populismo Latinoamericano le hace daño, toda vez que algunos sectores lo asocian, dado que los populistas hacen demagogia con las tesis de la justa y equitativa distribución de la riqueza y la participación ciudadana, para después de llegar al poder, tal cual alimañas corruptas, sólo reparten esperanzas a la gente y pequeñas dádivas a los pobres. Los dictadores y los populistas se asemejan en que su ideología es el poder y en ambos el único interés que prevalece es el personal.

La izquierda, por principios defiende los intereses de los trabajadores por encima de los intereses de los dueños del capital. No hay hasta ahora ninguna experiencia en el planeta de un gobierno que haya representado los intereses de los trabajadores. Todos son modelos capitalistas, unos desarrollan la economía mixta, otros convirtieron en dogma el mercado y los mal llamados socialistas practican el rancio capitalismo de Estado, es decir, al controlar el aparato estatal, de la noche a la mañana se adueñan de los capitales y se convierten en patronos explotadores de la clase trabajadora.

Otra confusión común es en torno a la economía de los países nórdicos, Islandia, Noruega, Dinamarca, Suecia y Finlandia, se ha dicho que son ejemplos exitosos de socialismo, sin embargo no son economías socialistas, ellas se inscriben en el capitalismo desarrollado y en lo que llaman Estado de Bienestar. Si hacemos una retrospectiva marxista, pudiéramos decir que, dado su desarrollo, son modelos susceptibles de construir el socialismo. Explico, Marx planteó que un  modo de producción deberá ser sustituido por uno superior y que la sociedad suprema es aquella donde las comunidades han suprimido al Estado y asumen el autogobierno, no por decreto ni por los deseos de la gente, sino que llegan a ese estadio como producto de la dinámica socio económica y de procesos ininterrumpidos de desarrollo. No sería extraño, entonces, que economías como la de los países nórdicos con sociedades avanzadas, den paso a modos de producción superiores, por estar en mejores condiciones. Lo contrario sucede en Venezuela, que no hemos retrocedido al feudalismo porque la dinámica de la sociedad lo ha impedido.

La izquierda deberá seguir siendo alternativa, pero está obligada a renovarse, ella debe ser una síntesis del desarrollo histórico de la humanidad, asumir con sentido crítico y autocritico toda la experiencia, tanto los aciertos como los errores, sobrevivir a la adversidad, colocarse a tono con las exigencias del mundo de hoy, innovarse sin abandonar los principios, reinventarse y recrear el socialismo impregnándose de cultura democrática, asumir nuevas formas de hacer política tomando como norte la ética.
        
Golfredo Davila
golfredodavila@gmail.com
@golfredodavila

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domingo, 10 de mayo de 2015

GOLFREDO DAVILA, DEMOCRACIA O DICTADURA (PARTE III)

Cerrando esta serie de artículos, se aborda el hecho electoral, pero antes veamos lo que decía Humberto Maturana sobre la democracia; es la convivencia en el respeto por nosotros mismos y por los demás, es reconocer al otro en su legitimidad, en la diferencia y en la crítica; es un hacer responsable y ético, en la colaboración y la co-inspiración; es el espacio para la alegría y el bien-estar. En la dictadura se da una convivencia en la exigencia de obediencia y sumisión.

Él se remonta al Ágora de las Ciudades-Esta¬dos griegas, donde “...aparece la cosa Pública y los temas de la comunidad aparecen como temas accesibles a la conversación, a la mirada, al escrutinio, a la opinión, a la acción de todo ciudadano.” Cuando fenece la monarquía, se instaura lo público, accesible a todos, para reflexionar, allí nace la democracia, en la cosa pública, en el espacio de conversaciones y decisiones sobre los negocios de todos los ciudadanos. Cuando un grupo pequeño ejerce presión por apropiarse de los temas de la comunidad, entonces entra en conflicto la democracia.

Dice, los seres humanos arrastramos la cultura patriarcal desde unos 7 mil años a. C. Hay un sinfín de elementos que hace que nuestra cultura esté centrada en la guerra, en la jerarquía, en la autoridad en el control de la sexualidad, en el dominio de la mujer por el hombre. Las emociones y el lenguaje son decisivos para la convivencia humana, pero si la emoción surge de lo patriarcal-matriarcal, entonces, sigue anclada la cultura de la violencia, del sometimiento, de la desconfianza y del irrespeto.

Por ello su mirada a la cultura matrística en el ser humano, perteneciente a la infancia, donde existe el respeto mutuo en la relación materno-infantil; que coloca el amor, que es la emoción fundamental, en el plano de las relaciones de igualdad, colaboración y participación, en las que el otro aparece como legítimo otro en condiciones seguras. Entre más distante esté una socie¬dad de formas de convivencia matrística, más difícil evocar y elegir la democracia como modo de vida.

Hay la tendencia a confundir la democracia con la elec¬ción de presidentes, parlamentarios y administradores, que apenas tienen un respaldo mayoritario porcentual, además la comunidad los elige para una responsabilidad, no para ejercer poder sobre ella, “...nadie detenta el poder sino es endosado por otros. El poder surge en la obediencia del otro. Si yo digo algo y ustedes hacen lo que digo me conceden poder.”

IKEDA planteaba que no es raro que un hombre sea electo sólo por sus habilidades para la manipulación o que la gente ignore a líderes serios y diligentes, por carecer de dotes propagandísticos. También puede ocurrir que el pueblo elija y le confiera el poder casi absoluto a un hombre cuyo objetivo es destruir la democracia y perpetuarse como dictador.

TOYNBEE, decía, los políticos ganan elecciones por el arte de convencer al electorado, pero ello no les permite ganar el respeto de la ciudadanía. “Los votantes los eligen pero a la vez los desprecian, y el descrédito de los políticos también hace que pierda credibilidad el régimen constitucional,...” al llevar individuos a cargos públicos de los que no son dignos. En los últimos tiempos ha crecido la incredulidad debido a la brecha que hay entre las pretensiones de los políticos y su desempeño real. “El público ha desenmascarado la hipocresía y la falta de idoneidad de sus candidatos y funcionarios, pero no ha encontrado la forma de elegir mejores gobernantes.”


En Venezuela hay todo eso y mucho más, a las debilidades, defectos e injusticias que subsisten en cualquier elección, se agrega que en los últimos tiempos representan una válvula de escape frente a la barbarie, con todo y el ventajismo aberrante y la poca transparencia del “árbitro”, han servido para evitar situaciones extremas de violencia. Y en medio de una polarización asfixiante, elegimos a ineptos, a personas que creen haber sido conferidas de un poder para adueñarse de lo público y controlar al ciudadano y también a muchos que habiendo triunfado, desaparecen como por arte de magia y aparecen cuando se acerca el próximo proceso. Todo lo cual indica que no vivimos la democracia. Para ello el antídoto es construir entre todos el vivir democrático en función del bien-estar. 

Golfredo Davila
golfredodavila@gmail.com
@golfredodavila

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jueves, 23 de abril de 2015

GOLFREDO DAVILA, LA CRÍTICA

Cada vez cobra mayor importancia la crítica, no sólo como instrumento para el ejercicio democrático, sino como mecanismo de lucha y defensa de los derechos de la gente. Toda crítica debe tener contenido y objetivos, ella en sí misma no significa nada si no cumple con su rol de incidir en el cambio de la realidad, ya sea logrando la autocrítica o corrección de la persona o institución a la que va dirigida o sirviendo de modelo para mucha gente.

Wikipedia dice, la crítica es la acción de discernir la verdad evidenciando, previamente, la falacia o el error; colabora con la filosofía y su herramienta la lógica, siendo la filosofía el “humano deseo de conocer” racionalmente “la verdad”. 

La crítica es un instrumento educativo, ella tiene dos acepciones, la positiva o constructiva y la negativa o destructiva, la primera va al hecho, señala soluciones y previene problemas potenciales, la segunda va a la persona y no a la conducta, ejemplo, no es lo mismo decir tu eres estúpido que decir has cometido una estupidez.

¿A qué vienen estos comentarios? pues muchos no entienden el papel de la crítica en la sociedad, sin ella no se puede hablar de democracia. Tenemos un gobierno cerrado, que niega la crítica y por ende la verdad y la democracia. Su rasgo fundamental es la intolerancia y el irrespeto. Conductas no exclusivas del poder central, regional o local, también se encuentran en la sociedad. De todo hay en la viña del señor, hay quienes critican sin fundamento, hay quienes no escuchan a nadie, algunos sólo la usan para destruir, hay a quienes le duele o le causa escozor toda crítica, esos nunca se evalúan ni son autocríticos, están los que practican la doble moral o el cinismo, “ven la paja en el ojo ajeno y no aprecian la viga en el propio”. 

Los opositores tenemos sobradas razones para criticar las políticas del régimen, pues ninguna ha servido para sacar al país del caos, pero hay quienes discursean contra el régimen, asumiendo la misma conducta. Entonces la crítica pierde validez y genera incredulidad. Es como escuchar a Diosdado despotricando de la burguesía, allí escupe para arriba, o al gobierno con su antiimperialismo de pacotilla que ha permitido la invasión de cubanos, la injerencia del imperio chino y la ocupación de los guyaneses.

Un pecado que nos afecta a todos, es la polarización que es promovida y reforzada por las hegemonías. La sociedad se encuentra entrampada, sin querer se asume un silencio cómplice de las fallas de unos y del fracaso de otros. Cada vez que se señalan los errores y se critican prácticas antidemocráticas, viene la respuesta, los trapos sucios se lavan en casa. Encontramos este dilema en los procesos electorales de los últimos tiempos, donde prevalece el voto negativo o el voto en contra, por encima del propositivo; es decir, la gente no vota por la calidad del mensaje y la propuesta, sino en contra del gobierno o viceversa, no vale discurso o imagen, lo que motiva su participación es restarle fuerza al otro; por ello se imponen candidatos sin importar su condición, hay otros que apoyan a alguien sólo por el carisma, así éste sea un demagogo.

Todo proceso electoral está envuelto de emocionalidad, pero se han dado pasos importantes en la búsqueda de la elección consciente, hoy la sociedad actúa con mayor racionalidad, ojalá el proceso de elecciones parlamentarias de este año, sea el último en el que tengamos que escoger el mal menor, se están creando las condiciones para que en los futuros procesos se escojan a los mejores. El pensamiento crítico se ha diseminado y eso es un buen augurio, no podemos concebir el mundo del futuro con personas sumisas, acríticas o robotizadas.

Golfredo Davila
golfredodavila@gmail.com
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viernes, 23 de enero de 2015

GOLFREDO DAVILA, RECONCILIACION NACIONAL, EL NUEVO PACTO

El 23 de enero de 1958 comienza a ejecutarse el pacto de punto fijo, este 23 de enero de 2015 se pondrá a prueba nuestra maduración política, para construir un nuevo pacto entre los venezolanos, cuyo primer paso es la reconciliación. Al juzgar por el verbo y la conducta de los jerarcas del poder, tendrá que ser un proceso librado fundamentalmente en el seno del pueblo.

Si en aquel momento hubo necesidad de un pacto político fundamentado en la construcción de un modelo de democracia representativa, que devino en el llamado bipartidismo de AD y COPEI y que en el transcurrir del tiempo se deterioró y se agotó, hoy, como consecuencia del fracaso estruendoso del régimen actual, es tarea de primer orden para la sociedad democrática, reconciliar a la familia venezolana e iniciar un nuevo pacto social y político de largo aliento, que vaya más lejos de un reacomodo partidista y que se desmarque de la polarización. Se trata en principio de un gran acuerdo que incluya a los trabajadores, los profesionales, el movimiento estudiantil, los intelectuales, la sociedad civil organizada, las ONGs, los empresarios, los productores del campo y la ciudad, la base social chavista, las organizaciones comunitarias en todas sus expresiones, las iglesias y los partidos políticos. Estas son las fuerzas motrices para llevar acabo la unidad nacional. Es básico entender lo señalado, estaríamos fritos si la dirigencia política sigue actuando a la vieja usanza.

No puede verse la reconciliación con prejuicios, los que piensan que con ella se eludiría la justicia contra los corruptos, contra los que han hundido al país, o contra el crimen y la violencia no han entendido su propósito, todos sabemos que los crímenes y los actos de corrupción no prescriben. Cuando se llama a reconciliar la familia venezolana, es porque sin darnos cuenta, caímos en la trampa de la división y la polarización, con las que sólo se beneficiaron las hegemonías, esta obra politiquera fue inducida por los corruptos para atornillarse en el poder, además muy en el fondo de nuestras conciencias tenemos que admitir que no hubo ni hay razones para estar confrontados y que nunca hubo un fundamento para el odio entre sectores del pueblo que siempre han padecido las mismas calamidades.

El llamado a la reconciliación tiene su base en aquel principio de la democracia, que es el respeto por el otro, la aceptación y reconocimiento del otro en su dignidad y en la diferencia, esta es la premisa para entendernos en cualquier proceso. Como quiera que viene una transición y para que esta tenga éxito, el liderazgo del país tiene que actuar con prudencia, con sagacidad para poder aislar los extremos de un lado y otro, que en el corto plazo no estarían en capacidad de asumir un cambio con moderación. Se dice esto por cuanto, sectores minoritarios del campo opositor interiorizaron tanto la violencia que asumen conductas similares a las de los representantes del régimen. No nos extrañe que el G2 cubano infiltre esos grupos para azuzar acciones que terminen por favorecer al poder. Están fuera del poder y descalifican e insultan a todo aquel que piense distinto a ellos, o a quienes tengan el menor rasgo de cordura y paciencia; le dicen traidor a todo aquel que llama a la protesta pacífica y democrática, ¿cómo actuarían con cierto poder?

EL pacto para este 23 de enero tiene su base en el respeto y en el propósito de conversar, en la aceptación de nuestras diferencias, en hacer hincapié en las coincidencias para llegar a acuerdos y en convencernos que todos somos necesarios para sacar este país del caos.

Golfredo Davila
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jueves, 25 de diciembre de 2014

GOLFREDO DAVILA, NAVIDAD

GOLFREDO DAVILA
Las festividades navideñas son propicias para el compartir, para darnos aliento, para reforzar los lazos de amor y confraternidad con nuestros semejantes y desearnos éxitos para el venidero año. En estos tiempos también se evalúa el año que culmina, y como eso implica una lista muy larga de cosas negativas y sobre las cuales innumerables articulistas ahondaron durante todo el 2014, es preferible, más bien, unir voces por una navidad sin presos políticos, por la reconciliación entre la familia venezolana y por unos días de tregua al acostumbrado discurso violento y de odio del régimen.

Estas exigencias, han sido un clamor de la ciudadanía y una constante por parte de la oposición durante estos últimos años, sin escucha por parte del régimen, pero en ellas debemos insistir. Para cualquier gobierno, un llamado como este, sería atendido de manera sencilla, pero aquí todo se dificulta porque los nuevos oligarcas no piensan en función del país. El Estado involuciona en forma permanente, en contraste con una sociedad, que desde hace rato, ha internalizado que no existe política sin diálogo y tampoco existe democracia si no se respeta ni reconoce al otro. Veremos qué lectura hace la cúpula del PSUV tutelada por los Castro, luego de la reconciliación entre Cuba y los EEUU.

Esta Navidad, en especial, también nos debe convocar a reflexionar sobre la UNIDAD. Esta sigue siendo una necesidad, es una de nuestras principales tareas; no se trata de la unidad de un sector para confrontar con el otro, la que se requiere va más allá de la MUD y de la sociedad opositora. Venezuela exige la unidad nacional y un proyecto de cambio. Lograr que confluyan las mayorías, ya es garantía no sólo de gobernabilidad y estabilidad política, sino del gran salto hacia un futuro de desarrollo de nuestra nación. Esto no lo resuelven decretos o medidas burocráticas, es una labor tesonera, sistemática y firme de los millones que de verdad creemos en la unidad.

En un país polarizado como el nuestro, alcanzar el objetivo de la unidad, también requiere de mucho juicio y sentido común. Es necesario que la fuerza de la razón se imponga sobre las emociones y más en un año que se vislumbra sombrío y muy duro para el pueblo. No podemos caer en la trampa que nos quiere colocar el régimen, provocando salidas intempestivas para oxigenarse y para, entre otras cosas, tener argumentos que deslicen sobre terceros las causas del desastre al que condujeron al país. Es tiempo entonces de la reflexión colectiva, no de situaciones sobrevenidas, cuyos resultados los conocemos. Sólo así podemos sentar las bases para enfrentar la crisis y lograr el cambio

No nos hagamos eco, entonces, de las voces agoreras e intrigantes de los extremistas del twitter, que llevan un año repitiendo “a Maduro le queda una semana”, como si eso solucionara la crisis. Es la típica respuesta irracional del desesperanzado, muchos de ellos combaten el odio con más odio, colman las redes sociales con mensajes igualitos a los discursos de quienes criticamos. Buscan aprovecharse de la emocionalidad del venezolano, cualquiera da cuatro gritos diciendo que hay que salir de Maduro y las redes lo convierten en héroe nacional. Es la misma película de la década de los 90, no aprendemos la lección, es el mismo razonamiento que llevó al difunto a convertirse en lo que fue, en aquel tiempo decían que el comandante las tenía bien puestas para acabar con tanta inmundicia. Esa es la cultura del caudillismo que todavía arrastramos.
Los problemas nacionales para que sean resueltos requieren del concurso de todos los sectores sociales y la unidad es el instrumento. La clave ahora es promover que se encuentren los ingentes esfuerzos por construirla y el descontento del 80% de los venezolanos. Esa potencialidad no debe ser tirada por la borda, por ello se hace imprescindible que todos asumamos la vía pacífica, electoral y democrática para lograr el cambio. Las salidas aventureras, también pueden generar cambios, pero volátiles. Además, crearían una inestabilidad de tal magnitud, que los actuales dueños del poder u otros igualitos a ellos, saldrían por una puerta y entrarían por otra. El hilo constitucional une a la sociedad polarizada, por tanto es el garante de la legitimidad global. Hace más largo el camino, pero seguro.

FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO 2015

Golfredo Davila
golfredodavila@gmail.com
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martes, 16 de diciembre de 2014

GOLFREDO DAVILA, EL PARTIDO

GOLFREDO DAVILA
Recientemente Vanguardia Popular - Zulia celebró dos exitosos talleres, en el marco de los preparativos de la Conferencia Nacional a realizarse el mes de marzo de 2015. Ambos de extraordinario significado en tiempos de escasez, no precisamente la de productos, sino del debate político al interior de los partidos que por décadas ha estado ausente. Creemos que la construcción de la alternativa que responda a la dura crisis del país, que diseñe el programa de cambio para la Venezuela que soñamos todos, pasa por el diálogo, la confrontación de ideas y el encuentro cotidiano con la dinámica social.

El primer taller sobre la democracia y los valores, brindó pautas para optimizar mecanismos que contribuyen a frenar el espantoso retroceso de la democracia y el avance de los antivalores en la sociedad venezolana. La democracia no es un simple mecanismo de participación política o social, se trata de vivir la democracia, construirla como cultura de vida, que no es vivir en la democracia, lo que implica asumir con responsabilidad nuestros actos y sus consecuencias ante la sociedad, vivir en la dignidad, respetando la de los otros y sus maneras de vivir, haciendo lo posible por la construcción colectiva de un proyecto común de convivencia. Esta manera de entender la relación entre los humanos, de respeto de tolerancia y reconocimiento del otro en su dignidad, es una respuesta a los antivalores, muchos de los cuales engendra este poder corrompido que niega e irrespeta al otro, que manipula y miente, caldos de cultivo para la violencia y el crimen que ha causado la terrible cifra de 200 mil asesinatos en 16 años de chavismo y una impunidad del 94%. 

La militancia del partido es activa, crítica y asume su accionar como un apostolado de servicio a la gente, con principios orientados por un claro compromiso social y unas sólidas bases éticas y morales, además de mantener conexión con la gente y la política. Pero eso no es suficiente, por ello el segundo taller se refirió a la construcción y desarrollo del partido y su perspectiva frente al país, en el marco de un esfuerzo individual y colectivo para la formación política, para el análisis de la realidad concreta, para conducir al pueblo en momentos de crisis. Allí se tocó la debacle que desde 1980 viven los partidos políticos y su cruce con la crisis nacional. Como se sabe, estos instrumentos perdieron su esencia, se burocratizaron, se corrompieron y cercenaron la democracia para dilucidar colectivamente su política, causando incredulidad, frustración y rechazo por parte de la sociedad. Ahora bien, con la crisis de la vieja política, aparece la antipolítica de clara inspiración irracional, alimentada por la frustración, la desesperación y el inmediatismo, fue convertida en un mecanismo para hacerse del poder, ella se aparea con la sumisión, el ordeno y mando y con los partidos de maletín, construidos para hacer negocios.

Hay partidos que asumen el poder como un fin, se inflan con la clientela, no les importa el pueblo ni la solución de los problemas del país, su afán es solo eternizarse allí. Es básico internalizar y exteriorizar que el poder es un medio para garantizar condiciones de existencia dignas para todos: igualdad social, libertad, justicia, progreso, bienestar, soberanía y democracia, que los conduzcan al logro de la satisfacción de todas sus necesidades materiales y espirituales, a su realización plena como seres libres de toda forma de opresión, explotación, dependencia, alienación, iniquidades e injusticias.

Vanguardia Popular como partido de izquierda y democrático debe, también, desentrañar las confusiones y complejidades que implican tener en el poder a un régimen que se dice de izquierda y socialista, pero que al contrario es profundamente reaccionario, conservador y antipopular. Es lamentable que su fracaso sea percibido como el fracaso de la izquierda en el gobierno y que algunos sectores por reacción frente al discurso y la práctica oficialista acojan ideas de derecha. La verdad de dicha anomalía es que la polarización y el enfoque maniqueo, ha impedido una caracterización correcta del régimen. Sin embargo, en pro de nuestras formulaciones, se debe destacar que el fracaso de estos nuevos oligarcas no induce a las mayorías a alejarse de las ideas del progresismo, del compromiso social, la inclusión, la lucha contra la pobreza, la democracia efectiva y la defensa de la soberanía, por el contrario, crece el rechazo a los modelos autoritarios, militaristas de vocación totalitaria y negadores de las libertades y los derechos humanos.

Vanguardia Popular hará un esfuerzo por colocarse al frente de los procesos de lucha, por unir a la Venezuela decente, por lograr eficacia y claridad de rumbos, al tiempo en que combate el pragmatismo, la burocracia y las prácticas perversas de quienes han contribuido a degradar la política, enfrenta la corrupción, los antivalores que carcomen a la sociedad y sus instituciones. Este país saldrá adelante con trabajo, con producción de bienes y servicios, con un Estado eficiente y democrático y recuperando las instituciones, entre ellas los partidos que están llamados a innovar y a construir nuevas formas de hacer política.

Golfredo Davila
golfredodavila@gmail.com
@golfredodavila  

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lunes, 24 de noviembre de 2014

GOLFREDO DAVILA, ENTRE ELCHIKUNGUNYA Y ESTE GOBIERNO

GOLFREDO DAVILA
Aquí entre el Chikungunya, la basura, la inseguridad, la inflación, la escasez, el desabastecimiento y este gobierno

Así se responde por doquier al saludo de alguna persona amiga, un familiar o vecino, para indicar que todo anda mal, el diario conversar es un ritornelo que gira siempre alrededor de los problemas, es como un desahogo, que es replicado por el otro “sí, así andan las cosas en este país, esto se lo llevó quien lo trajo”. Como un consuelo queda el saber que no se está solo con las penurias, que las mismas golpean a todos, a excepción de la Boliburguesía y los enchufados, que disfrutan de las mieles del poder.

En el 2011 la Organización Panamericana de Salud advirtió la necesidad de un plan de prevención contra el virus Chikungunya en las  Américas, mejorando los programas para el control del dengue, pues ni lo uno ni lo otro se hizo, porque el número de casos de dengue aumentó en 54% y el Chikungunya ha afectado a más de 4 millones de personas. La reaparición de enfermedades, la crisis hospitalaria y la escasez de las medicinas, colocan en evidencia la inercia del gobierno y su incapacidad.

La salud está enferma, pero no es la única, lo está también la economía, la educación y los servicios públicos en general. Son más de 7 plagas las que nos han caído, y para colmo el petróleo, nuestro único sostén, el que produce el 97% de las divisas al país, está bajando de precio. Si con el barril a un promedio de 100 dólares lo hemos pasado tan mal, que nos espera para el 2015 si continúa bajando. Esta situación debe ser motivo de honda reflexión y preocupación. Para las mayorías ya luce insoportable este régimen, el descontento que no baja del 70% hace prever un 2015 mucho más conflictivo, por lo que los opositores debemos echar a un lado las sandeces y ocuparnos de unir a esas mayorías, articular sus luchas, ofrecer un proyecto de cambio que exprese de verdad un compromiso social y nos conduzca al desarrollo nacional. 

La clave para el proyecto, es combinar tres ejes realizables e ineludibles: 1. El Estado debe promover la producción nacional y reactivar el aparato productivo, enmarcado en un plan de desarrollo económico, sostenible, soberano e independiente, para atacar el desempleo, la inflación e ir amainando en forma progresiva la pobreza; 2. Garantizar salud, educación, seguridad y servicios públicos de calidad, dejándole a la sociedad las cosas que ella sabe hacer, partiendo de su organización y participación; 3. Reinstitucionalizar el país sobre la base de una sólida democracia, inclusiva, transparente y con respeto absoluto de la disidencia y de los derechos humanos.

Sabemos que la lucha política es muy compleja y el país está demasiado enredado y anarquizado, pero las soluciones señaladas no son cosa del otro mundo, menos cuando ha habido un intenso debate nacional sobre el rumbo que debe tomar el país, además, se cuenta con una reserva moral de proporciones inimaginables, no sólo la intelectualidad, la academia, los profesionales, técnicos, científicos, también está la clase trabajadora y este pueblo humilde, sobre quienes ha caído todo el peso de la crisis, y que estamos seguros empujarán en la dirección correcta.

Golfredo Davila
golfredodavila@gmail.com
@golfredodavila

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lunes, 20 de octubre de 2014

GOLFREDO DAVILA, ¿Y QUE ES DE LA VIDA DEL MOVIMIENTO SINDICAL?

A propósito de celebrarse este 06 de noviembre el primer encuentro regional de la unidad sindical y gremial del Estado Zulia, es conveniente decir algunas cosas referidas al proceso de deterioro del movimiento sindical venezolano.

El sindicalismo por naturaleza es autónomo, libre, plural y democrático, la sumisión y el corporativismo, ejemplo los consejos de trabajadores no forman parte de la vida sindical, eso es otra cosa, llámese entreguismo o colaboracionismo y en muchos casos esquirolismo; también son ajenos al verdadero sindicalismo, la corrupción, el burocratismo o las mafias organizadas, que se aprovechan de los trabajadores para estafarlos, venderles empleo, chantajearlos y hasta asesinarlos vía sicariato.

Lo descrito viene ocurriendo en el mundo del trabajo en Venezuela. ¿Cómo llegamos a esta realidad?, pues antes de la llegada del actual régimen al poder, el movimiento sindical llevaba años en crisis; corruptelas, burocracia; excesivo partidismo, cada partido manejaba una central, AD a la CTV, COPEI a CODESA y el PCV a la CUTV; los reiterados acuerdos antiobreros que hacían los cogollos sindicales con los gobiernos de turno y la cúpula de Fedecamaras. Situación que es altamente aprovechada por el actual poder para terminar de hundirlo, al punto que en estos 15 años sólo le ha quedado el llamado pataleo de ahogados y un sinfín de intentos por refundarse, con leves y muy exiguos éxitos.

Este régimen ha avanzado en su plan de acabar con el sindicalismo, golpeando su libertad y su autonomía; comenzó por querer adueñarse de las organizaciones sindicales, repetir la historia de tener su propia central gobiernera, impulsando sindicatos paralelos por todos lados, entre otras maniobras. Agotada esa vía, acabó con la contratación colectiva, que es el alma del sindicato, acudiendo a los “aumentos” del salario mínimo por decreto, junto con los ridículos y burlados decretos de inamovilidad laboral; descalifica los sindicatos y promueve los consejos de trabajadores. Además, la represión brutal; despidos masivos por doquier, siendo el más emblemático los 23 mil trabajadores de PDVSA; la lista Tascón; la criminalización de la protesta, con más de 2000 trabajadores bajo régimen de presentación, por acudir al legítimo y constitucional derecho de protestar.

Es lamentable la debilidad del sindicato en medio de tanta violación de los derechos laborales, las inspectorías del trabajo hacen lo que les da la gana, apoyan al patrono, mayoría gobierno, dándole luz verde para que cometan desmanes contra los trabajadores. No conforme con eso, bajos salarios y alta inflación, utilizan el desempleo como mecanismo de chantaje, el trabajo precario y voluntario, una Ley de seguridad social incoherente, a la que se le anexa la inefectividad en su cumplimiento y la quiebra del aparato productivo, que dejó a centenares de miles de trabajadores en la calle.

Pero no todo está perdido, hay una tendencia al renacer ante la crisis, muy a pesar de las amenazas, la clase obrera ha estado respondiendo, ejemplo los sidoristas, aunque de manera dispersa, pero se adelantan esfuerzos por la unidad, por dignificar el trabajo, por conquistar nuevos espacios junto a las comunidades y al movimiento estudiantil. El descontento y la articulación de las luchas, advierten un despertar, pueden ser la chispa para motorizar los cambios, porque de algo hay que estar seguros, los trabajadores del campo y la ciudad representan la fuerza con mayor capacidad para reconstruir el país.

Golfredo Davila
golfredodavila@yahoo.es
@golfredodavila

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lunes, 29 de septiembre de 2014

GOLFREDO DAVILA, LA FARSA DEL ESTADO COMUNAL

Venezuela retrocedió en materia de participación y autonomía organizativa. Con la llegada del actual régimen resurgió y cobró fuerza el caudillismo y el presidencialismo, que combinados con el abuso y la excesiva concentración de poder en manos de una cúpula corrupta y la imposición de un sinfín de formas organizativas obedientes, causan asfixia en la vida ciudadana.

Ninguna sociedad evoluciona por los antojos de alguien, se trata de esfuerzos sostenidos y sistemáticos que la gente va desarrollando para darse la forma organizativa más útil a sus intereses, no de quienes detentan el poder. Esa es la razón por la que el régimen ha fracasado con todos sus aparatos de control, tal como sucederá con el mal llamado Estado comunal. Se llegó a pensar que las incongruencias semánticas y de conceptos, promovidas desde el poder, eran por ignorancia. Pero no es así, ellos tienen claro lo que quieren, lo imponen así tengan que valerse de la mentira y la manipulación. Se dice esto por cuanto las palabras “Estado comunal” son incongruentes o antagónicas, es como estar con Dios y con el diablo. Históricamente el Estado es una cosa y la comunidad otra. En la Italia fascista, Benito Mussolini corporativizó la sociedad al Estado a la fuerza y fracasó.

La experiencia soviética nos explica cómo lograron pervertir los conceptos, al punto que hoy se usan normalmente los términos “gobiernos comunistas” o “Estados comunistas”, pero conceptualmente, jamás un gobierno o un Estado son comunistas, pudiera ocurrir que los miembros del poder ejecutivo en un país sean comunistas, pero la institución no puede ser catalogada como tal. Explico; el surgimiento del comunismo lleva implícito la extinción del Estado y por consiguiente del gobierno, por ello ningún país ha llegado al comunismo. Carlos Marx y Federico Engels en sus tesis se refirieron a la sociedad comunista, que sí es coherente, como también lo sería organizar el territorio en comunas, pero decir Estado comunal es impropio.

La sociedad creo el Estado para normar sus relaciones, pero el aparato Estatal pasó a dominarla. Una verdadera revolución apuntaría a la extinción del Estado. Veamos algunas opiniones de Marx sobre la Comuna de Paris (1871); la comuna es el primer intento de la revolución proletaria de destruir la máquina del Estado burgués, y la forma política, “descubierta, al fin", que puede y debe sustituir a lo destruido. "...No se trataba de destruir la unidad de la nación, sino por el contrario, de organizarla mediante un régimen comunal. La unidad de la nación debía convertirse en una realidad mediante la destrucción de aquel Poder del Estado que pretendía ser la encarnación de esta unidad, pero quería ser independiente de la nación y estar situado por encima de ella. De hecho, este Poder del Estado no era más que una excrecencia parasitaria en el cuerpo de la nación..."

El actual poder se asienta sobre el Estado democrático burgués, pero pretenden sustituirlo por el Estado comunal. Nada más falso. Preguntémosle a Maduro o a su gabinete, si están dispuestos a renunciar, pues la respuesta sería un no rotundo. Un régimen que actúa contra la organización autónoma de las comunidades, sólo usaría el “Estado comunal” como mampara para imponer un poder monárquico, a través del servilismo comunal. 

Golfredo Davila
golfredodavila@yahoo.es
@golfredodavila

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jueves, 18 de septiembre de 2014

GOLFREDO DAVILA, LA MUD

En lo que va de año se han vertido infinidad de opiniones negativas sobre la Mesa de la Unidad Democrática, muchas de las cuales han caído, injustamente, en el terreno de la descalificación y el insulto, resquebrajando su unidad interna, dispersando sus fuerzas y creando angustia, escepticismo, frustración e incredulidad en buena parte de la sociedad venezolana. Situación que debe motivar una profunda reflexión y un esfuerzo dirigido a corregir fallas y a su recomposición política y organizativa.

Esta alianza de fuerzas de diversos signos, surgió para confrontar al régimen chavista en el terreno electoral. Cosa que de antemano significa un capital de gran valía, al lado de ser uno de los instrumentos más importantes que tiene la oposición venezolana para buscarle una salida a la profunda crisis del país; pero con el paso del tiempo, hemos venido advirtiendo el exceso de electoralismo y de vicios burocráticos en su accionar. Es indudable que la MUD ha acumulado méritos, pero urge dotarla de mayor dinamismo y coherencia, frente a una realidad que es exigente, muy cambiante y a veces impredecible.

Han estado de relieve las diferencias respecto de la apreciación del momento político y de la táctica a seguir, pero en el fondo de tales diferencias subyace una pugna por el liderazgo y la hegemonía en la lucha por derrotar al régimen. Pugna sobre la que algunos intentan, engañosamente, pasar de contrabando sus propios intereses en nombre de los intereses nacionales. Los conflictos al interior de la MUD obligan a su recomposición, sin abandonar la ruta democrática y electoral, por ser la más idónea en la actual coyuntura, además, los pocos éxitos que ha obtenido la oposición han sido por esa vía, asumiendo, desde luego, que es con la combinación de diversas formas de lucha que el movimiento puede crecer cualitativa y cuantitativamente.

Construir una nueva mayoría pasa por reforzar la presencia de la MUD en la calle, por encima de todos los obstáculos, provocaciones y agresiones que con toda seguridad va seguir interponiendo el régimen, sin perder de vista que el cortoplacismo, el camino de la violencia o la aventura son contraproducentes y fortalecen al régimen. Son muchas las razones para la lucha: la criminalización de la protesta, la corrupción, las libertades y derechos laborales y sindicales, la libertad de expresión e información, pero el momento exige acumular fuerzas y para ello hay que acompañar la protesta social, por vivienda; contra la inseguridad, el desempleo, la escasez y el desabastecimiento; por mejores servicios públicos, entre otras tantas.

Es clave, además, unificar criterios en torno a la valoración del nuevo cuadro político y la necesidad de dotar al descontento social de un instrumento que lo articule, así como hacer esfuerzos por integrar todas las corrientes democráticas interesadas en producir un cambio en nuestro país. Todo conectado a un proyecto político alternativo de poder frente al fracaso del gobierno, el cual tendrá su expresión en un Gobierno de Unidad Nacional.

Golfredo Davila
golfredodavila@yahoo.es
@golfredodavila

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jueves, 31 de julio de 2014

GOLFREDO DAVILA, SERVICIOS PÚBLICOS (PARTE II)

En el artículo anterior se planteó que la crisis de servicios públicos en nuestro país obedece  a la inercia en las instituciones públicas, a la corrupción y a la concepción reaccionaria y retrógrada de la cúpula gobernante, que además de violar la Constitución Nacional y las leyes de la República, hacen recaer los problemas, por ellos causados, en la población.

En Venezuela hay escasez de bienes y servicios y también de soluciones. A la anarquía y a la desidia se le agrega la privatización de los servicios públicos, los dueños del poder se ufanan sintiéndose dueños de lo público. Sólo han democratizado las colas y la impunidad. Escasea el agua, los productos básicos y los alimentos, mientras que abundan los apagones, los crímenes y las colas. La cúpula no hace colas. Solo pensar en la letanía y diversidad de colas que se consiguen por doquier, ya causa angustia. Las más comunes; las que genera el destartalado transporte público y la mala vialidad, las de los supermercados, los meses de espera para una intervención quirúrgica en cualquier hospital y pare de contar. Lograr servicios eficientes y acabar con las colas, no es una quimera, se requiere orden, buenos planes, voluntad política para cambiar la forma de gobernar y un esfuerzo por promover la organización y participación de la gente en el proceso de toma y ejecución de decisiones.

Un Estado ajustado a derecho puede restablecer la normalidad del país. El que tenemos no lo logrará por la excesiva y absurda concentración de poder en el gobierno central. Ellos convirtieron todo en cuerpo del Estado, al viejo estilo del dictador fascista Benito Mussolini. Un Estado que controla, asfixia y manipula a la gente, que se apropia de las organizaciones sociales y frena toda iniciativa autónoma de la sociedad, no podrá promover nada bueno y menos cuando se comporta complaciente con el delito y el crimen y es cruel contra quien disiente.

El cambio que se requiere pasa por reinstitucionalizar el País, democratizar el poder, descentralizar y adecentar la administración pública y promover la participación ciudadana. La sociedad no puede esperar y debe ir abonando el terreno para lograrlo. Atarse de manos frente al aberrante centralismo es un craso error. Experiencias indican que si se puede avanzar con la participación organizada de la gente; también, desde lo local y regional se pueden marcar caminos y pautas, ello implica, por supuesto, luchar por conquistar gobiernos locales abiertos que junto con los vecinos resuelvan asuntos de su competencia, ejemplo mitigar el caos del transporte y la crisis de la basura.

Bien vale la pena estudiar y emular la experiencia de Curitiba en Brasil, Santiago de Surco en Lima Perú y la de algunos municipios en nuestro país, que han logrado un desarrollo sustentable y sostenible junto con los ciudadanos. Desde lo local y comunitario no se podrá erradicar la crisis, pero si se puede mitigar e ir revirtiendo el grave deterioro acumulado.

Golfredo Davila
golfredodavila@yahoo.es
@golfredodavila

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miércoles, 23 de julio de 2014

GOLFREDO DAVILA, SERVICIOS PÚBLICOS (PARTE I)

Los servicios públicos en Venezuela son una calamidad y no es por falta de recursos. Lo que ocurre se resume en la combinación de varios elementos; están los conceptuales, la ineficiencia, el negocio o carencia de ética y la falta de voluntad política.

Para el progresismo, un servidor público debe ser un promotor social, es decir un agente que promueve la participación ciudadana en función del desarrollo social. Papel que deberían cumplir todos y cada uno de los miembros de la administración pública. Lamentablemente aquel precepto de que lo público es para servir a la gente, ha sido pervertido desde hace rato. Por el contrario, el poder se esfuerza para servirse de lo público, es decir servirse de la gente, hay sus excepciones por supuesto. Y si a esta conducta de irrespeto al ciudadano, le sumas la modorra y la incapacidad gerencial, logras ciudades llenas de basura, anarquizadas y carentes de los más elementales servicios.

Por si eso fuera poco, existen mafias y/o grupos de intereses que les importa un comino lo público, hacen negocios con el caos; allí participan funcionarios de cualquier nivel o personas que dirigen tras bastidores, que actúan en complicidad con los jefes de alguna dependencia gubernamental. Ellos están allí para hacer negocios, ¿qué les puede interesar cumplir con sus funciones? Lo más grave de esto es que dicha práctica se traduce en baja autoestima de la población, la gente se individualiza en su quehacer cotidiano, para sobrevivir a los estragos de la crisis económica.

Pareciera que no hay para dónde agarrar, la administración pública es como una rémora, un pesado fardo para la sociedad, es un problema más. Cabe preguntarse, ¿habrá alguna posibilidad de cambiar la anomia colectiva, hoy convertida en paradigma?, ¿será posible que quienes dirigen el Estado cumplan las leyes y normas sociales?, ¿qué la convivencia democrática de la ciudadanía se convierta en cultura de vida? y ¿Qué se pueda reconstruir el tejido social y progresar en armonía con la naturaleza? Claro que sí, pero hay que sacudirse de quienes gobiernan a puerta cerrada y de espaldas a la gente.

La participación ciudadana, que es un principio fundamental de las leyes y la Constitución de la República, es olvidada y echada a un lado por la mayoría de los funcionarios públicos. La sociedad los elije, les paga sueldos y les cubre sus gastos operativos y no cumplen sus funciones, entonces le corresponde a la ciudadanía el papel de participar y exigir el cumplimiento de sus derechos. Los “escasos recursos” o la baja participación ciudadana, no pueden ser la excusa y el escudo para la ineficiencia gubernamental.

Todos, de una u otra forma somos coparticipes de lo bueno o lo malo que ocurra, por lo tanto debemos organizarnos y luchar por lograr gobiernos abiertos, participativos, democráticos, inclusivos y unitarios para que pasen cosas buenas. Ojalá logremos que los representantes de los poderes públicos cumplan con la norma y se conviertan en promotores sociales. Así tendríamos un país distinto.

Golfredo Davila
golfredodavila@yahoo.es
@golfredodavila

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martes, 18 de febrero de 2014

GOLFREDO DAVILA,, EL FASCISMO DE ESTOS TIEMPOS (PARTE II)

Cada vez que nos ha tocado escribir sobre el fascismo, siempre hemos dicho que no hay manera de aplicarlo fuera de las esferas del poder, éste tiene su asiento en el Estado totalitario; pero como es costumbre los gobernantes de esta estirpe acuden a la mentira a la manipulación y acusan de esta conducta a quien disiente.

Este régimen, tal como las dictaduras fascistas de Hitler y Mussolini, en la Europa del siglo XX, usa escuadrones de civiles, bandas armadas, llamados colectivos para sabotear, amedrentar y asesinar jóvenes, para tratar de acallar la protesta. Y la diferencia de estos grupos parapoliciales con aquellos llamados camisas pardas o negras, es que no los anima el fanatismo o la adoración a un líder, simplemente son mercenarios que aplican el terror a cambio de dinero y la protección de un gobierno que se ha mantenido inerme y cómplice frente a la acción impune de la delincuencia, que dejó 24.768 muertos durante el 2013, que ha descargado, sin embargo, la fuerza de su aparato policial-militar contra el estudiantado y la sociedad democrática.

Ningún gobernante admite las protestas en su contra, todos, absolutamente todos, las deslegitiman, las descalifican y en el menor de los casos, no le encuentran ninguna justificación. Todos han acudido en mayor o menor medida al expediente de la represión contra quienes protestan, buscan desviar la atención sobre los problemas reales. El colmo es este régimen, que pretende que todos seamos ciegos o toreemos la realidad; acude al chivo expiatorio, proyecta en otros su culpa, inventa una supuesta guerra económica y a través del control mediático desinforman a la población con la verborrea de un plan desestabilizador con pretensiones de derrocarlo.

Hoy más que nunca, existen razones para la protesta y ninguna para la defensa de lo indefendible ¿cómo alguien puede estar de acuerdo con la inseguridad, la violencia y el crimen, con la crisis de la salud; o con la inflación más elevada de América que cerró con el 56,2%, que en el renglón de alimentos fue de 79% y un índice de escasez de 22% (según cifras del BCV); o con la quiebra del aparato productivo y el desempleo; con la debacle de PDVSA y la CVG producto de la corrupción? Tendríamos que ser eunucos políticos para apoyar la incapacidad, el desangramiento de este país y el colapso económico.

Es importante la calle, pero no es la única tarea, hay que evitar los extremos y no generar falsas expectativas, sobre las salidas inminentes del régimen; hay que repensar el País, trabajar por reconstruir su tejido social, unir a la Venezuela decente, ir a las bases populares a promover la unidad de todos. La tarea es aislar este poder pervertido, ir al encuentro con quienes todavía cifran cierta esperanza en que mejoren las cosas en manos de esta camarilla. Y más temprano que tarde, serán sólo quienes se roban los dineros del pueblo, los que saldrán a defender al régimen. Será el día de la reconciliación nacional y del cambio.

Golfredo Dávila
@golfredodavila  


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martes, 20 de agosto de 2013

GOLFREDO DAVILA, EL PLAN DEL REGIMEN ES TERMINAR DE LIQUIDAR LA CRÍTICA

Desde sus comienzos, este régimen desarrolló una estrategia de confrontación permanente, combinada con la destrucción del aparato productivo, la creación de poderes paralelos a la institucionalidad existente y el cercenamiento de la libertad de expresión. En una primera fase, enfrentó la crítica y la voz disidente con sus fuerzas de choque, no se nos olvidan los llamados círculos bolivarianos golpeando periodistas o destruyendo sus equipos de trabajo, tal cual las camisas negras (cuerpo paramilitar) de Mussolini en la Italia Fascista.

Luego el difunto utilizó el insulto y el vilipendio contra medios críticos y la creación de medios gobierneros, el canal 8 dejó de ser una institución estatal, para pasar a ser un órgano de del partido de gobierno, así como otros medios televisivos e impresos; las llamadas emisoras comunitarias, que nunca tuvieron que ver con la comunidad, nacieron como aparato difusor de las consignas, símbolos y mensajes de los dueños del poder; posterior a ello el 27 de mayo de 2007 se produjo el cierre de Radio Caracas Televisión y aquella burda y cínica maniobra de argumentar razones legales para quitarle al pueblo una de sus principales vocerías. Con el cierre de RCTV y el control del 90 % de los medios de comunicación, se producen nuevas formas de control, en tanto que comenzó a operar la autocensura, como mecanismo de defensa.

Durante el año 2009 el gobierno dejó fuera del aire a 34 emisoras, en un acto totalmente inconstitucional, que violó el derecho a la defensa, el debido proceso, el derecho a la información y dejó cientos de trabajadores sin empleo. La guerra del gobierno contra la libertad de expresión no ha cesado nunca, son continuas sus amenazas a los medios, niega la entrega de divisas a impresos críticos, como lo es el caso de Versión Final que tuvo dos semanas paralizado, por quedarse sin papel; se propuso cerrar Globovisión, pero en este caso preparó su destrucción a cuenta gotas, acosándola, cercándola económicamente, para luego realizar la embestida final, el pasado 14 de abril, después de la dudosa victoria de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales, un grupo del sector asegurador vinculado al chavismo compró la estación.

Comenzaron con prohibir las transmisiones en vivo de los actos de Henrique Capriles, fue suprimiendo los programas que le disgustaban al gobierno, “Buenas Noches”, “El Radar de los Barrios” y “Tocando Fondo” y muy a pesar del cambio de su línea editorial el Ilegítimo a la usanza del difunto volvió a exclamar en días pasados “es un canal golpista”, pues el viernes 16 de agosto sale fuera del aire “Aló Ciudadano” y con la entrega de la cabeza de Castillo, se produce la capitulación final de la emisora y la definitiva domesticación de los medios audiovisuales venezolanos.

Con la inexistencia de espacios para la disidencia y las voces críticas, muere la democracia, porque se cierran las vías para enfrentar la crisis institucional, social, moral y económica que cada día es más grave, continuará impune la violación a la Constitución Bolivariana de la República de Venezuela y los más grandes escándalos de corrupción de nuestra historia. Ante esta nueva arremetida hay muchas razones para protestar en la calle, hambre, desempleo, desabastecimiento, escases, violación flagrante de la libertad de expresión y la solidaridad para con los medios sometidos debe expresarse en buscar mecanismos alternativos para difundir la verdad.

 golfredo davila 

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