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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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sábado, 18 de julio de 2015

CESAR GUILLEN CITTERIO, CONOCIENDO AL ENEMIGO DE LA LIBERTAD

Las estrategias antidemocráticas, deben tenerse siempre presente para entender muchas de las situaciones que hoy afectan a nuestros países Latinoamericanos. La actitud inescrupulosa y manipuladora del Comunismo, se puede demostrar en las aventuras en el África de los años 70, estas acciones fueron en parte producto de la torpe política de los gobiernos democráticos de entonces y de Norteamérica. Principalmente por La “prudencia del comportamiento democrático”

Esta actitud de indecisión y temor a la condena internacional recientemente terminado el conflicto de Vietnam, permitió que los Rusos y sus aliados cubanos volcaran enormes recursos en hombres y equipos militares, a las fuerzas marxistas de la región (Angola, Mozambique, Congo, Etiopia, etc.) bajo la falsa bandera de ayuda a la “liberación de los pueblos del África del yugo capitalista y Colonial”.
El presidente para entonces Gerald Ford y su gabinete no lograron conseguir el apoyo del congreso para enviar recursos, en 1975 todavía estaba fresco el síndrome de Vietnam. El congreso norteamericano autónomo, prohibió toda ayuda exterior (Enmienda Clark). Esta política tuvo su mayor aplicación durante el mandato del presidente Carter (Hoy Convertido en  un mercader del arbitraje democrático)
Mientras las democracias se ajustaban a los procedimientos habituales del apego a las leyes y al respeto de la constitución, los regímenes comunistas sin permiso ni debate, enviaban 300 mil soldados cubanos al África. Los rusos suministraban toda la logística militar. Esa zona paradójicamente en la actualidad, sigue desestabilizada y asolada por  conflictos internos, ahora agravados por el terrorismo islámico.
En las sociedades democráticas, las protestas de los ciudadanos en las calles ejerciendo sus derechos de opinión de la guerra de Vietnam eran manipuladas en favor del comunismo internacional. Tomaban lo que en una democracia es muy normal “Protestar”, como una interpretación de apoyo.
Sin embargo toda manifestación de protesta ciudadana desapareció, al descubrirse posteriormente  la violencia del régimen de Hanoi, el intento de invasión de la China de Mao al propio Vietnam, el genocidio criminal de Camboya a manos del líder rojo Pol Pot, el descalabro socio-económico de Cuba y  la posterior invasión militar Soviética de Afganistán.
El popular estribillo libertario del “1, 2, 3 Vietnam” del Che Guevara, entonado por la juventud radical y emotiva latinoamericana quedó en desuso vergonzosamente, traicionado por sus propios promotores.
Hoy en nuestra América latina, un atribulado “Foro de Sao Paulo” trata de revivir el pasado, a costa de la desgracia de sus pueblos, conducido por los resentidos de esa época y por la falta de coraje de los demócratas de turno.
Cesar Guillen Citterio
cesarguillencittrerio@gmail.com

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domingo, 22 de diciembre de 2013

RUBÉN DARÍO BUSTILLOS RÁVAGO, EL ENEMIGO ESTA EN CASA

Para que una democracia funcione los políticos tienen que saber cual es la diferencia entre un adversario y un enemigo.
Un adversario es alguien que tu quieres vencer, mientras que un enemigo es alguien a quien tienes que destruir. Con tu adversario puedes adquirir un compromiso hoy, ya que mañana podría convertirse en tu aliado, mientras que un compromiso con el enemigo es una señal de debilidad que pudiera considerarse un acto de traición.
La confianza es posible entre adversarios, quien podría vencerte si pudiere hacerlo, pero ellos aceptan el veredicto de una buena confrontación.
Esto y una buena disposición para competir bajo las mismas reglas es lo que demanda la democracia venezolana.
La confianza entre enemigos es imposible. Ellos no juegan bajo las mismas reglas y si lo hacen y te vencen, ellos cambiaran las reglas para continuar venciéndote una y mil veces más.
Eso es lo que nos ha pasado a los venezolanos durante los últimos 15 años. Acostumbrados a un sistema electoral manual, que funcionaba entre adversarios políticos, hemos estado participando en elecciones con un sistema electrónico amañado en manos de quienes mil veces han confesado ser nuestro enemigo aun cuando nuestra dirigencia se empeña en verlos y tratarlos como adversarios.
Los venezolanos hemos estado luchando infructuosamente en contra de una banda dedicada a destruir la sociedad democrática para perpetuarse en el poder. Para conseguir sus objetivos nos tratan como lo que somos: sus enemigos. Obviar esto ha sido el error capital de nuestra dirigencia política.
El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y fundamentalmente,  su dirigencia, son enemigos de la democracia y por ende de Venezuela y como tal tienen que ser tratados. Para permanecer en el poder han violado la Constitución Nacional de la Republica y acabado con el estado de derecho. Han llegado al extremo de imponer ilegalmente a un extranjero en la posición de la Primera Magistratura solo para imponer un sistema castrocomunista a trocha y mocha.
¿Puede el pueblo venezolano continuar considerando adversario a quienes dejan de reconocer la voluntad popular expresada en las recientes elecciones del 8D y les nombran alcaldes paralelos a sus posiciones de autoridad?
Por esas y muchas otras razones los venezolanos estamos obligados a desconocer la ilegitima autoridad  del régimen que actualmente rige los destino del país, de acuerdo a lo establecido en los artículos 333 y 350 de nuestra Carta Magna, hasta restituir la democracia y el estado de derecho.
Para concluir este escrito no podríamos olvidarnos del viejo adagio que reza: “…el amigo de mi enemigo es mi enemigo”. Y esos tienen nombres y apellido: los Sátrapas Dictadores de Cuba Fidel y Raúl Castro Rus, a quienes la dirigencia del PSUV les ha entregado nuestra patria y su patrimonio para que ocupen todas las posiciones fundamentales que requiere una nación independiente como son las de identificación, inteligencia y seguridad de la Republica. Fuerzas estas de ocupación que tienen que ser desalojadas de nuestros territorio para lo cual se requiere el concurso de la obligación constitucional de la FAN de defender la patria y sus instituciones para restituir la libertad, la independencia y podamos volver a ejercer soberanía en todo nuestro territorio nacional.-
rdbustillos@gmail.com  @rdbustillos.-

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lunes, 20 de mayo de 2013

RODOLFO DASILVA, SE BUSCA UN ENEMIGO

Si algo caracteriza a los gobiernos fascistas [o totalitarios, o comunistas, o dictatoriales, total, es la misma cosa, semántica aparte], es tener a un enemigo a quien echarle la culpa de sus fracasos, y de paso, entretener a sus seguidores y hasta a sus adversarios. Los que estamos viviendo en Venezuela, no es la excepción.
La URSS “vivió” y entretuvo a sus “partidarios” luchando contra el capitalismo y sus demonios. En una carrera competitiva por la supremacía en todos los terrenos cobraron millones de vidas. Vidas, literalmente dicho. Tratando de ser los números uno en el deporte, aterrorizaron y obligaron al sacrificio de vidas enteras de jóvenes deportistas. Por demostrar las ventajas del comunismo, inventaron planes quinquenales [también inflaron las cifras de producción] que dejaron a las Repúblicas Soviéticas en la carraplana. Al diluirse la URSS, lo que quedó fue un chatarrero obsoleto que hasta botarlo salía más caro que reactivarlos. Ni que decir de la carrera espacial, prácticamente los dejó en la ruina. Bueno, el resultado lo sabemos, el “enemigo” los sobrepasó holgadamente.
Otro ejemplo, a herida abierta, lo tenemos en Cuba. Han “vivido” del gran enemigo del norte. Siempre están a punto de ser invadido. Sus líderes los guían en la lucha por defender la “dignidad de un pueblo libre”. Con el cuento de “Socialismo o muerte”, lo que han tenido es hambre e insuficiencias. Chulearon a la URSS, hasta que ésta no podía ni con ella misma y ahora viven del petróleo venezolano. Pero se justifican con un enemigo que les impuso un bloqueo.
Aquí en Venezuela, el gobierno viene siguiendo ese modelo para justificar su cadena de desastres. Cuando el fallecido, lanzaba sus cañones a todos lados, buscando desesperadamente a un enemigo. Recordemos que en una de sus tantas e inútiles cadenas, mandó unos tanques contra Colombia. Menos mal que conociendo el aguaje del tercio, aquí no le hicieron mucho caso ni Uribe tampoco. Pero han tratado de fabricarse  enemigos. Con los EE UU, no hayan como entablar un “guerra”. El fallecido hasta utilizó el recinto de la ONU para llamar diablo a Bush. Aquello quedó como una gran payasada. También han lanzado dardos a España y tampoco le han cuajado los intentos de un enemigo real.
Ahora, donde han sido constantes en su intento de proveerse de un enemigo cierto ha sido a lo interno. Burgueses, apátridas, escuálidos, pitiyanquis y ahora insisten con eso de acaparadores y saboteadores. Los fallos eléctricos, no es culpa del gobierno, ya sabemos a qué y a quiénes le han echado la culpa. La inseguridad, sólo existe el Miranda, ya sabemos a quién le quieren arrimar el fracaso en ese reglón. La inflación, es causa de un ataque despiadado del imperio contra la moneda. Y ahora resulta que la escasez que nos agobia, es culpa de la Polar. ¡¿Qué tal?!
rdasilva2005@gmail.com

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viernes, 25 de enero de 2013

ENRIQUE KRAUZE, EL OCASO DEL LÍDER, UN POSIBLE DESPERTAR, DE VENEZUELA, DESDE ARGENTINA,

En su agonía, Chávez deja al país en medio de una grave situación económica que complicará al oficialismo y podría abrir la oportunidad de la oposición
Es probable que, con su agonía, Hugo Chávez haya logrado la inmortalidad que buscó siempre, esa certeza de veneración eterna reservada a los santos, los mártires, los redentores. Las imágenes en las calles de Venezuela son inequívocas: no comparan a Chávez con Bolívar -su numen secular-, sino con Jesucristo. Algunos carteles van más lejos, más hondo: "El pueblo es Chávez", "Todos somos Chávez"; un nuevo milagro de la transubstanciación.
ENFRENTAMIENTO
AMIGO-ENEMIGO
No es imposible que los jerarcas de Cuba, en cuyas manos está el desenlace, decidan que Chávez siga gobernando como el Cid Campeador, que ganaba batallas después de muerto. Pero si, como es lo más probable, Chávez muere, en cuanto su muerte se haga pública lo que sobrevendrá será el doloroso duelo de un amplio sector de la sociedad venezolana . Algo similar ocurrió con Eva Perón, la heroína de "los descamisados", que murió de un cáncer fulminante a los 33 años. Su santificación fue instantánea y perdura hasta hoy.
A partir de esa premisa, los escenarios futuros son diversos y, como siempre, inescrutables. El mío es el siguiente: el duelo durará varios meses y Venezuela convocará a elecciones. Si éstas tienen lugar, el sentimiento de pesar, aunado a la gratitud que un amplio sector de la población siente por Chávez, serán factores determinantes en el probable triunfo de un candidato chavista. A ello contribuirán también los órganos electorales, fiscales, judiciales y -en parte- los legislativos, que seguirán en manos del chavismo. En esta misma lógica, el candidato más probable será Nicolás Maduro, el ungido por Chávez (y los Castro), pero las complicaciones de la sucesión pueden favorecer finalmente al candidato menos atractivo para Cuba, Diosdado Cabello. Tampoco es descartable un triunfo de la oposición. En cualquier caso, creo que el escenario de violencia es remoto.
Mientras transcurre el duelo, Venezuela vivirá un chavismo sin Chávez. Su retrato en tiempos de gloria, su silla vacía, su imagen retransmitida interminablemente acompañarán por un tiempo al nuevo presidente. Pero en todas las religiones (y en la naturaleza humana) los duelos tienen un fin. Y en ese momento, que será como un extraño despertar, todos los venezolanos, chavistas y no chavistas, deberán enfrentar la ineludible y gravísima realidad económica. Ocurrió en la URSS en 1989, ocurrirá definitivamente en Cuba, ocurrirá en Venezuela.
Los indicadores de alarma son de dominio público. El déficit fiscal es del 20% del PBI, unos 70 mil millones de dólares. El tipo de cambio oficial es de 4,3 bolívares por dólar, pero en el mercado negro llega a 18. La inflación, por varios años, ha sido la más alta de la región. El desabastecimiento (que debido al desmantelamiento sistemático de la planta productiva, el éxodo de la clase media profesional y la falta de inversión se ha convertido casi en una tradición venezolana) sólo se palió en 2012 a un altísimo costo, cuando el gobierno de Chávez echó la casa por la ventana en la compra de todo tipo de productos para agradecer (aceitar, inducir) el voto de sus partidarios. Pero ahora Venezuela padece una aguda carestía de divisas. ¿Cómo explicar que un país que en la era de Chávez ha percibido más de 800.000 millones de dólares por ingresos petroleros presente cuentas tan alarmantes?
Buena parte de la explicación está en el petróleo. En 1998, Venezuela producía 3,3 millones de barriles diarios y exportaba (y cobraba) 2,7 millones de barriles diarios. Ahora la producción se ha desplomado a 2,4 millones de barriles diarios, de los que sólo cobra 900.000 (los que vende a Estados Unidos, el odiado imperio). El resto que no se cobra se divide así: 800.000 van al consumo interno, prácticamente gratuito (y que provoca un jugoso negocio de exportación ilegal); 300.000 se destinan a pagar créditos y productos adquiridos en China; 100.000 se restan por importación de gasolina, y 300.000 van a países del Caribe que pagan (si es que pagan) con descuentos y plazos amplísimos, o pagan como Cuba (a la que se exportan 100.000), simbólicamente (con envío de personal médico, educativo, y policial), y se benefician del petróleo venezolano hasta el extremo de reexportarlo. Con respecto al inicio del gobierno de Chávez, el ingreso efectivo de Venezuela por exportaciones de petróleo ha disminuido a la tercera parte.
En medio del duelo o inmediatamente después, un presidente chavista deberá enfrentar esta realidad y encarar al público. Pero ese presidente chavista ya no será Chávez, el hipnótico Chávez, Chávez el taumaturgo, Chávez el líder que lo explicaba todo, lo justificaba todo, lo amortiguaba todo. Fiel a la antigua cultura política de raíz hispana, el pueblo reaccionará a esas situaciones con indignación: culpará a los chavistas de no estar a la altura del líder y su legado, dirá "Chávez no lo habría permitido", "Chávez lo habría resuelto". Ése podría ser el fin del chavismo sin Chávez. Y la gran oportunidad de la oposición.
Después de largos años de inconsistencias y errores, la oposición venezolana ha estado unida, eligió a un líder inteligente y valeroso, Henrique Capriles, y tuvo un desempeño notable en las elecciones: reunió casi 7 millones de votos.
Durante la agonía de Chávez, sin dejar de alzar la voz de protesta, la oposición ha mostrado una notable prudencia. Y ha hecho bien: cualquier desbordamiento de las pasiones puede ser leído como una provocación y desembocar en la violencia. Pero si la oposición -que ha esperado tanto- conserva la cohesión y el ánimo, podría avanzar en las siguientes elecciones presidenciales y recuperar -sobre todo después del duelo- las posiciones que ha perdido. En ese despertar, una fuerza ahora apagada y latente deberá despertar también: los estudiantes. Tuvieron un papel clave en el referéndum de 2007 (que impidió la conversión abierta de Venezuela al modelo cubano) y quizá lo tengan una vez más ahora.
Lo que está en juego no es sólo la recuperación económica de Venezuela ni la normalización de la democracia, trece años secuestrada por el redentorismo político de Chávez. Lo que está en juego es la convivencia elemental en una sociedad desgarrada por la intolerancia, la discordia y la propaganda de odio inducida desde el poder.
Carl Schmitt, el filósofo del nazismo, acuñó la teoría del "amigo/enemigo" como el binomio esencial de la política. Chávez ha sido su discípulo fiel. Pocos gobernantes latinoamericanos han practicado con igual fanatismo esa doctrina. Tras el duelo, ese binomio debe desaparecer del debate público. Sólo así llegará la reconciliación de la familia venezolana.  
@EnriqueKrauze
© LA NACION.
http://www.lanacion.com.ar/1547786-un-posible-despertar-de-venezuela

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viernes, 7 de octubre de 2011

JUAN MIGUEL MATHEUS: CICERÓN Y SUS AMIGOS (SOBRE LA DISPOSICION AL DIALOGO Y AL ENTENDIMIENTO)

La lectura de la obra cuyo título encabeza este artículo, escrita en 1865 por el célebre clasicista francés Gastón Boissier, sugiere algunas ideas sobre la disposición al diálogo y al entendimiento que deben poseer los políticos criollos a quienes corresponda reconstruir el orden republicano en Venezuela. Con un estudio epistolar que roza los umbrales de la psicología, el autor da a conocer cómo fueron las relaciones de Cicerón con otros políticos de su tiempo: Ático, Celio, Bruto, Octavio y, por supuesto, el controversial Julio César. En esas relaciones Cicerón aporta un trío de rasgos, en torno a los cuales merece la pena reflexionar.

En primer lugar, el respeto de lo que podría denominarse amigo cívico. Cicerón no sostuvo amistad personal con cada uno de los sujetos mencionados. Por el contrario, en muchos casos los enfrentó abiertamente: se les alejó en lo personal. Sin embargo, se unía a ellos a través de un vínculo mucho más excelso, mucho más noble que la amistad particular: la República, fuente de la amistad cívica que se sobrepone necesariamente a toda diferencia de opiniones o de posiciones. Por eso, para Cicerón ningún republicano debía ser considerado un enemigo. Sólo existían adversarios y, en las circunstancias más extremas, cuando se conjuraba vilmente en contra de la República, enemigos de Roma (v.g. Catilina), lo cual tenía un significado diametralmente distinto al de una relación de enemistad entre personas.

El segundo de los rasgos referidos era la comprensión -aunque no se los compartiera- de los legítimos intereses políticos de los amigos civiles adversos, de los no partidarios. Una suerte de reconocimiento del derecho político de otros a existir y a aspirar a conducir los destinos de la República. Pero para Cicerón todo lo anterior traía aparejado un deber moral complementario: el de señalar al otro, por todos los medios al alcance y cuando fuera oportuno, que cualquier interés legítimo en política, por excelente que fuera, debía ceder en obsequio del bien superior de Roma. O, para decirlo con otras palabras, que toda aspiración política recta era sacrificable a la salud de la República, a la salus populi romani.

Finalmente, un aspecto enteramente aplicable a la futura transición democrática de nuestro país: el apreciar lo valioso de todos los amigos cívicos -partidarios o adversos- y el darles cabida en la construcción de una paz duradera. Cicerón presenció y, en cierto sentido, fue un actor relevante en dos de las más sangrientas convulsiones internas de la República romana: la segunda guerra civil, que arrojó a Julio César como vencedor sobre Pompeyo; y la cuarta guerra civil, en la cual Octavio Augusto se hizo con el poder derrotando a Marco Antonio. Aunque en ambas conflagraciones Cicerón tomó partido (Pompeyo y Octavio, respectivamente), pasó la página de la historia. Recurrió al olvido. Pero -acaso lo más importante- fue factor de engranaje entre vencedores y vencidos. Apostó a la reconciliación, que siempre le lució como un camino seguro para la justicia.

Esperemos, entonces, a los cicerones criollos. Existen y aparecerán. No lo dudemos.

Juan Miguel Matheus Fernández
jmmfuma@gmail.com
Twitter: @JuanMMatheus

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miércoles, 24 de agosto de 2011

IVÁN ENRIQUE LEÓN HERNÁNDEZ :VENEZUELA NECESITA URGENTEMENTE NUEVOS LIDERES

“….Un futuro que ya está aqui, en el cual no tiene sitio ni uno solo de los dirigentes de la generación de Chávez y mucho menos de Carlos Andres Pérez, asi como rápidamente se lo van negando a si mismo, por su automático sometimiento a los patrones antiguos, dirigentes que pudieron se nuevos….”
Esta incapacidad en las alturas, en contraste con la sofisticación intelectual del cuidadano, impide homologar el cambio histótico de hoy con las caidas de Castro, Gómez o Pérez Jiménez. En aquellas ocasiones hubo una elite responsable que condujo los acontecimientos. Habia una dirección desde arriba. Ahora el vigor mental está en la calle. Y no bajo la sola forma de las turbas que los gobernantes ineptos dejaro´n acumular en torno a las ciudades, sino de una burguesia capaz y frustrada. Este pais consciente y molesto ha desarrollado un sentido critico y tiene conciencia de su poder. No habrá manera de que crea en los politicos salidos del estereotipo ADECOPEYANO. No acepta sin análisis lo que le decimos en los medios de comunicación. Sabe por qué vota cuando vota y ha aprendido a conocer el mecanismo de la politica y las motivaciones de sus ejecutores. Maneja datos precisos sobre la penetración de los oligopolios, sus relaciones con los politicos y los medios, sus vinculos con el capital transnacionales. De este mundo saldrán los dirigentes del futuro inmediato. Un futuro que ya está aqui, y en el cual no tiene sitio ni uno solo de los dirigentes de la generación de Chávez-Pérez. Asi como rápidamente se lo van negando a si mismos, por su automático sometimiento a los patrones antiguos, dirigentes que pudieron ser nuevos, como Antonio Ledezma, Leopolodo López, Henrry Ramos Allup y Diosdado Cabello entre otros.
Ese nuevo lider o algún militar, que son los venezolanos con más posibilidad de gobernarnos en los próximos años, deben considerar esta nueva realidad, tan llena de peligros y de promesas.
EL DESENGAÑO ES EL CALDO PARA UN COLAPSO DEL SISTEMA.
Los militares severos y seguros de si mismos transmiten un mensaje de seguridad en medio de la crisis, se quedan plasmado en el subconsciente colectivo en estos momentos de alta sensibilidad. Frente a ellos, el estamento politico (PSUV) lo que ofrece es una imagen de torpeza suicida, colaborando con las maniobras de un gobernande repudiado que trata de prolongar su presencia no sólo contra la ley natural, sino contra el sentido común y los hechos aplastante que se acumulan en su contra. El PSUV han hecho de tripas corazones para pedir, luego de evidentes dudas, la salida del gobernante indigno, pero el PSUV se exhibe como una banda de ,maniobreros capaces de sacar de la manga cualquier carta marcada que le permita quedarse otro ratico. Lo de los del PSUV es trágico. Mientras más éxito tengan en la demora peor para ellos. Electoralmente………?
Un Peatón sin Barreras
peatones.sin.barreras@gmail.com
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sábado, 30 de julio de 2011

ALBERTO MEDINA MÉNDEZ: EL MAL MENOR. (DESDE ARGENTINA)

Dicen que lo excelente es enemigo de lo bueno. Y es cierto que muchos perfeccionistas crónicos descartan lo disponible por buscar lo casi imposible. Es que en muchos ámbitos de la vida nos vemos obligados a elegir entre opciones que no nos satisfacen. Sabemos que debemos seleccionar una de las alternativas pero en realidad ninguna de ellas nos genera orgullo y, en muchos casos, solo terminamos descartando lo peor.

Resulta razonable que sea así, en muchas ocasiones, sobre todo cuando la fatalidad nos plantea esas posibilidades o en situaciones impredecibles que nos van arrinconando y colocando en esta tan incómoda disyuntiva.

La estrategia del “mal menor” es una variante tolerable, fundamentalmente cuando las condiciones por las que se llega a esa opción, no permitieron hacer algo antes y nos vemos finalmente compelidos a esa difícil decisión.

Lo que no es admisible es convertir esa circunstancia en algo crónico y hacer de esa dinámica una forma de vida, responsabilizando siempre al entorno, a lo externo, por habernos puesto allí, en ese indeseable trance.

En la política escuchamos esto con demasiada cotidianeidad. Gente que termina votando a un candidato o a otro, aduciendo que no tiene chances, que sus alternativas están limitadas y que solo puede elegir el mal menor, optando por el menos despreciable o el que menos repugnancia le genera.

Que cierta displicencia ciudadana nos haya puesto en ese brete en alguna ocasión se torna aceptable, que algún sistema electoral que limita a las minorías o que nos plantea una segunda vuelta, nos proponga elegir a uno de dos, cuando ambos no nos conforman, está en la lista de posibilidades.

Pero eso no se puede transformar en un hábito indefinidamente. Los ciudadanos no podemos suponer que las opciones de las que disponemos son producto SIEMPRE de una conspiración del sistema para perjudicarnos.

Al menos no es posible que asumamos eso como una cuestión natural, que pueda suceder reiteradamente. Lo cierto es que los que tenemos que tomar decisiones también somos responsables de esas pocas variantes. Lo somos por acción y también por omisión.

A veces tomamos el camino del “voto útil” y terminamos apoyando al que creemos que tiene más posibilidades de triunfar o hacer un buen papel, pero para ello le quitamos oportunidades concretas de seguir en carrera a gente mejor, a dirigentes profesionales y serios, a candidatos que aun sin grandes campañas tienen formación superior y demuestran estar debidamente preparados para la tarea para la que se postulan.

Dinamitamos esa ocasión que tienen de dar la batalla de igual a igual, solo porque pesa sobre ellos el estigma de no tener estructuras, una tradición política de décadas o porque no tienen antecedentes suficientes.

Los ciudadanos nos convertimos así, por momentos, en el principal escollo para que nuevas figuras puedan estar en la vidriera, para que la oferta electoral sea superior, y que el marco competitivo obligue a más argumentos, mejores ideas y mayor seriedad para proponer proyectos.

La sociedad se queja de la política, descree de los partidos, pero termina renovándoles el crédito a muchos hasta la próxima elección. Y tal vez, ello no sería tan desacertado, si se aceptara esto como la “última vez” que apela a esta dinámica, y no como un hábito perverso que legitima a los peores.

Es cierto que la política es compleja, que el candidato perfecto no existe, porque los seres humanos somos incompatibles con el concepto de excelencia, pero eso no nos debe privar de buscar a los mejores, de ser exigentes a la hora de brindar apoyos.

Y no menos exacto es que si el sistema, por sí mismo no tiene mecanismos para incentivar a los mejores, a los más honestos y profesionales a sumarse al ruedo, pues entonces los ciudadanos debemos ser protagonistas, participando directamente o bien incentivando a esos, a los que consideramos diferentes, a tomar los lugares de poder desde los cuales se puede cambiar el rumbo de los acontecimientos.

La democracia no supone solo la participación en el acto electoral, es mucho más que eso, y los candidatos entre los que debemos optar son la consecuencia de un sistema y no la causa. Tenemos los candidatos que tenemos, mejores y peores, porque hasta aquí, hicimos lo que hicimos.

Nuestra inacción, las decisiones equivocadas, también tienen precio, y si hoy nos sentimos encerrados, no es por casualidad y no podemos responsabilizar a otros porque mucho de lo que pasa tiene que ver con lo que hicimos y también con lo que dejamos de hacer.

Tal vez sea tiempo de hacerse cargo cívicamente de los errores propios. Recurrir al mecanismo vigente no es un pecado, pero sí lo es, aceptarlo como una rutina indefinida, y en cada turno electoral sentirnos atrapados, para empezar el recitado de insatisfacción y reclamos tan propios del momento previo a la elección, enojándonos porque no tenemos opciones.

Existe mucha responsabilidad en el sistema político, en la perversidad de sus normas, en el monopolio de los partidos, en los retorcidos mecanismos de selección internos que expulsan a los mejores, pero nada de eso explica la falta de compromiso ciudadano, el desinterés de los electores, no solo al momento de votar, sino en la construcción que precede a las candidaturas.

Si en poco tiempo, estamos nuevamente frente al dilema de tener que apelar al mal menor, aceptémoslo como parte de las reglas de juego, pero reflexionemos sobre la responsabilidad que nos cabe, y al día siguiente de la elección propongámonos hacer algo al respecto. Probablemente si nos metemos de lleno, podamos hacer algo para que en la próxima oportunidad en las que nos convoquen a votar, los candidatos que tengamos en la grilla nos generen mas expectativa y terminemos votando a alguien con entusiasmo y convicción, y no debamos reiterar esto de elegir el mal menor.

Alberto Medina Méndez
amedinamendez@gmail.com
skype: amedinamendez
www.albertomedinamendez.com
54 – 03783 - 15602694

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martes, 10 de mayo de 2011

DOCTRINA DE LA GUERRA COMUNICACIONAL CHAVISTA: EL ENEMIGO INTERNO. ANDRÉS SIMÓN MORENO ARRECHE

Una nueva concepción doctrinaria acaba de ser añadida oficialmente al Manual de la Guerra Comunicacional que se adelanta desde el Comando Estratégico Operacional –C.E.O.- de la neo dictadura chavorrevolucionaria (Teodoro Petkof dixit). 

Se trata de la conceptualización de enemigo interno, que más allá de su aplicación nefasta, cuyo origen se remonta a la Escuela de las Américas que los Estados Unidos establecieron en el fuerte Gulick, en Panamá, viene a integrarse como pieza clave de la nomenklatura oficial, con la que el régimen del teniente coronel iniciará el procedimiento de ‘ablandamiento conceptual’, paso necesario en la construcción de una matriz de opinión con la que, nuevamente, intentará polarizar al país mientras en simultáneo genera un escenario ficticio, una especie de rizo caótico envolvente, para que las oposiciones se desgasten, y como lo aconseja la milenaria estrategia china Jie dao sha ren ‘matar con cuchillo prestado’ matará, figurativamente hablando, a las oposiciones con un cuchillo facilitado por ellas mismas, que en nuestro caso es la incorregible manía de caer en la diatriba estéril, una afición que se estimula también desde la MUD.

El término enemigo interno, también señalado como ‘enemigo endógeno’ no es, como vemos, ni original ni nuevo. Lo novedoso del asunto es que ahora es oficial. Con él se institucionaliza, desde el régimen y su partido, un nuevo apartheid social, aún más terrible y grave que las tristemente célebres listas Tascón y Maisanta, porque no requiere del soporte ¿didáctico? de una lista. Basta que alguien (incluso de su bando) manifieste inconformidad o disenso con ‘las líneas de Chávez’ que son las mismas del todo el régimen, para que pueda ser señalado y hasta acusado de enemigo interno... proyanki... etc. en un ‘tribunal comunal’. 

Así mismo como lo leyó: en un ‘tribunal comunal’. Lea a entre líneas y con detalle la pomposa Ley de las Comunas y podrá deducir que tal exabrupto legal está de anteojito... Casi que sugerido por el legislador.

Y la oficialización del término, como parte de la doctrina de la guerra comunicacional del régimen, viene de la mano del mismo general multisoleado, Henry Rangel Silva, a la sazón comandante del CEO, el mismo aquel que afirmó que, aunque la oposición triunfare en las elecciones del 2012, los militares desconocerían tal renegado triunfo, por considerarlo ‘atentatorio’ contra el espíritu socialista de la fuerza armada nacional, convertida desde ese mismo instante en guardia pretoriana del comandante-presidente. 

Si algo hay que reconocerle a los actuales actores del régimen cuasi dictatorial es que, con la mano férrea de su caudillo, adelantan paso a paso, sin prisas pero sin pausas, la consolidación del régimen, utilizando para ello las estrategias y las tácticas de la moderna confrontación, la guerra de cuarta generación, una denominación dentro de la doctrina militar que es fundamentalmente propagandística y que comprende a la guerra de guerrillas comunicacional, diversos planteamientos comunicacionales tomados de la guerra asimétrica, la comunicación persuasiva de baja intensidad, las hostilidades de la descalificación y la guerra sucia y el terrorismo de Estado, todo ello en combinación con estrategias no convencionales de combate ideológico que incluyen medios no convencionales de comunicación persuasiva con la población civil y la promoción de la autocensura de los medios masivos, ‘inducida’ por el resultado de la confiscación írrita de otros medios.

El novedoso pensamiento militar revolucionario oficializa el término enemigo interno con un propósito múltiple: El primero de ellos es que re oxigena la ya desgastada dualidad entre patriotas y escuálidos, que en su momento sirvió para la necesaria polarización social, especialmente para cohesionar bajo el ala patriótica a los segmentos poblacionales D y E, mayoría electoral a la que se le asoció el término patriota con los beneficios (hoy comprobadamente inútiles) de unas misiones. Así les funcionó el ensamble semántico, hasta que la realidad se hizo tan evidente que la dupla patriota – misiones se embadurnó con las heces, públicas y notorias, de su ineficiencia. La percepción, (verdadero escenario de la guerra comunicacional) les obligó a implementar tácticas dilatorias y de ‘diversión’ que en la terminología militar consiste en la acción de distraer o desviar la atención y fuerzas del enemigo. De esa necesidad surgieron, como puntuales maniobras distraccionistas los muchos magnicidios ficticios, las envalentonadas amenazas al imperio yanqui, a las que solo faltaron el rastrillar del machete de Noriega y la inclusión en el diccionario de la nomenklatura, de términos como guerra asimétrica.

El enemigo interno o enemigo endógeno es otro de esos términos de nuestro particular ‘folk’ revolucionario. Es la tropicalización chavista del ‘enemigo único’, la regla propagandística con la que Joseph Goebbels arreciaría la campaña comunicacional persuasiva de apoyo a la discriminación y el posterior extermino de 6 millones de judíos, ‘diversión’ táctica que sirvió como cortina de humo comunicacional para avalar uno de los más perversos genocidios de la humanidad, cuyo resultado práctico conocemos hoy como ‘El Holocausto’. Sostiene Jean-Marie Domenach, en la página 56 de su texto ‘La Propaganda Política’, (Capítulo V – Reglas y Técnicas)   que la regla de la simplificación y del ‘enemigo único’...”Se tratará, en la medida de lo posible, a ese lote ínfimo de adversarios reconocidos (recuérdense los términos ‘escuálidos’ y ‘victoria pírrica’)- como una sola categoría inferior, como si se tratara de un individuo”. No es, por lo tanto, ni casual ni descontextualizado, que el régimen haya oficializado doctrinariamente el término enemigo interno. Es una más de las designaciones ‘inesperadas’ en las que se confunden como en un intragable menaje semántico lo más perverso del apartheid, los presuntos beneficios ofertados en una política social y la filosofía de una ideología aberrante.

En la explotación comunicacional del enemigo interno subyace una táctica de extraordinaria eficacia política y también psicológica: consiste en asignar al adversario la violencia y los errores propios, en una exhibición que desconcierta a las audiencia, desconcierto útil y necesario para que el líder del proceso pueda realizar de manera pública, pero velada por las apariencias, una catarsis de sus insoportables pecados, y al mismo tiempo una auto purificación de sus odios internos al ventilarlos públicamente, aun cuando se los endilgue al otro, que en este caso es el enemigo interno. 

La confesión de Hitler a Raushning corrobora esta regla, tal y como nos lo relata P. Rainwald: “Todos llevamos el judío en nosotros, pero es más fácil combatir al enemigo visible que al demonio invisible”


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martes, 5 de octubre de 2010

HUGO SE SIGUE EQUIVOCANDO. ENRIQUE PEREIRA

Los errores se pagan… más tarde o más temprano.

Actuar sin tomar en cuenta que más de cinco millones de venezolanos no están de acuerdo con sus políticas y su manera de pensar es sin duda alguna una aberrante manera de manejar un país, que tarde o temprano lo llevará a una condición irreversible de pérdida de popularidad. El equilibrio de sus fuerzas es tan delicado, que estamos a tiro de cualquier evento que voltee por completo sus adhesiones. Su grupo estará firme y compacto, mientras no se abra una pequeña fisura en su estructura de soporte, digamos que es como el muro de una represa, una pequeña grieta no tardará en convertirse en un gran boquete.

El caudillo pisotea cada nuevo día a más gente. Los empleados de Agroisleña, sus familiares y sus amigos no está precisamente muy contentos de ver como este gobierno se lleva sus ilusiones en una firma y cuatro groserías. Grandes temores asaltan a los agricultores que año tras año confiaron en esa organización para proveerse de sus necesidades. La excusa de Chávez es que ésta compañía explota a los agricultores. Ahora esa simple explicación –sin demostración alguna- es suficiente para arrebatar el trabajo de años a sus legítimos propietarios. Qué clase de explotación ejerce Sidor a sus clientes, a quienes obliga pagar por adelantado sus compras, al precio que ellos deciden. Eso por nombrar a una sola de las compañías del estado.

Tampoco están muy contentos los dueños de hoteles que bajo presión oficial, han tenido que ceder el uso de sus propiedades para sacar la pata del barro a un gobierno que nunca toma previsiones. El gobierno está haciendo uso de sus propiedades para albergar a refugiados de las lluvias, en lugar de usar las que le son propias. La fuerza no puede ser el patrimonio de un gobierno que todos los dias pretende reducir nuestras capacidades productivas.

A este país se le están abriendo muchas grietas y heridas. La grieta que tiene la industria petrolera es de dimensiones inconmensurables. El día que esa herida se abra, entenderemos con profundidad los que estaba debajo de las curitas que este gobierno le puso para ocultarnos la verdad. Esa herida será incurable, pues ese es el único ingreso que mantiene en pie a este gobierno. No sólo ha acabado con la capacidad de producción, ha vendido a futuro nuestras reservas para levantar dinero por adelantado que le ha servido para correr la arruga. Los diputados de la saliente Asamblea pasarán a la historia como los celestinos de esta historia que permitieron que esto sucediera al tiempo que sus miradas complacientes acompañaban a sus lacayas manos alzadas.

No me queda duda alguna de que vamos de salida de esta década de manifiestos errores. Nos dejará un gran aprendizaje, que si entendemos como aprovechar, servirá como base para reconstruir un país que perdió su rumbo, sus maneras y su capacidad de producir progreso para sus conciudadanos. Hugo pagará sus errores.

estagrande@yahoo.com - @pereiralibre

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sábado, 7 de agosto de 2010

CARA DE CULPABLE, RAMÓN GUILLERMO AVELEDO

Para sacar del primer plano el sainete de Zelaya y el tema de la injerencia del gobierno venezolano en la crisis hondureña, el Presidente de la República buscó el conflicto por la cooperación militar entre Colombia y Estados Unidos para el combate del narcotráfico.

En el caso de la nación centroamericana, nuestro gobierno ha hecho lo posible por quedar mal. No sólo porque el rol de abanderado de la Doctrina Betancourt no le luce, sino porque a diferencia de los países serios e incluso de la OEA, aparece echándole leña al fuego, atizando el conflicto y de paso convirtiéndose en el mejor argumento para quienes tomaron el poder en Honduras y han sobrevivido en él hasta ahora, no obstante la condena de la comunidad internacional.

Pero la contención escogida para armar un alboroto es de doble filo. Si con Washington nos llevamos bien y acaban de normalizarse las relaciones entre los dos gobiernos, y con Colombia todo marchaba sobre ruedas desde que Uribe y Chávez se abrazaron, ¿Por qué deberíamos sentirnos amenazados por la cooperación militar entre esos dos países? Máxime si se trata de

combatir el narcotráfico que es, si no atenemos a las declaraciones de los jerarcas del régimen de aquí, un enemigo común. Si la presencia militar de una potencia por estos lados nos parece inconveniente, que puede ser, ¿Por qué anteayer le estábamos ofreciendo a los rusos nuestro territorio para bases militares?

Luego el gobierno de Bogotá dice que ha capturado armas suecas en manos de la guerrilla. En seguida, el Presidente en persona sube los decibeles, denuncia una agresión y ordena la revisión integral y, de inmediato, el congelamiento de las relaciones con Colombia. La cancillería colombiana alega que hace tiempo, en la reunión de San Pedro Sula, se lo había informado discretamente al mismo canciller venezolano que ha descalificado el asunto como “maniobra mediática”.

En cada caso nos las hemos arreglado para quedar mal. Nuestro gobierno termina con una cara de culpable que no puede con ella y, claro, inevitablemente el país se afecta.

En pleno apogeo de la situación hondureña, ha pasado por debajo de la mesa una declaración grave originada en el gobierno israelita en la cual, también, nuestro gobierno aparece con vínculos indeseables. Pero me temo que tarde o temprano reaparecerá. Lo mismo que el sórdido tema del tráfico de estupefacientes, inseparablemente unido a la guerrilla colombiana y con el cual cada vez con más frecuencia aparece vinculado el nombre de nuestro país.

EL ENEMIGO TÁCTICO

Por temperamento y porque es su única manera de ejercer el poder, el Presidente de la República necesita un enemigo que le sirva para pelear, para excusarse de lo que no hace o hace mal, y para distraernos. Ese enemigo es el imperio, casa matriz de la oligarquía y el capitalismo. No importa quién lo gobierne. Con el actual Presidente norteamericano, popular internacionalmente y liberal el libreto se le hace más difícil, pero buscará y encontrará el modo, porque le es indispensable. Eso sí, nunca dejará de venderle petróleo.

La garra más cercana del monstruo imperial vendría siendo Colombia y su oligarquía. Así era con Pastrana y es con Uribe. Y todo el que aquí discrepe, critique, se oponga o plantee una alternativa es un títere servil del imperio y, por lo tanto, un traidor a la patria.

Ese es el argumento. A partir de allí se construyen tramas, se escriben episodios, se improvisan escenas, como en una telenovela.

Uribe, por su parte, cuya sagacidad es real y cuya inteligencia es mucha, convierte a su vecino en una excelente palanca para ganar apoyos y, qué pena, tener que hacer lo que no quisiera. Lo provoca y el de aquí cae, le pone peines y el de aquí los pisa. Por lo pronto, ha logrado amarrar la alianza con EEUU, antes con Bush y ahora con Obama, y encontrar en las amenazas del de Miraflores el mejor argumento para seguir en la Presidencia.

EL PRECIO DEL SHOW

Todo esto sería pintoresco si no hiciera daño. El permanente show del Presidente lo pagamos en discordia y división entre nosotros, y en mala imagen para Venezuela en el exterior. Eso redunda en inversiones perdidas, oportunidades que se van, empleos que no se crean o desaparecen, calidad de vida que se deteriora.

Las relaciones entre Venezuela y Colombia son intensas y complejas. Cosas de la vecindad y la estrecha interrelación entre dos pueblos que conviven, en medio de sus semejanzas y sus diferencias, separados-unidos por una frontera anchísima y viva. De esos vínculos dependen miles de puestos de trabajo aquí y allá. Sin contar la multitud de familias que son binacionales. Esa realidad no admite caprichos y es afectada tanto por los ataques de amor como por los de encono, así que los vaivenes le hacen daño. Daño real, objetivo a personas de carne y hueso cuyas vidas el Presidente, embriagado de poder y preso de sus fantasías revolucionarias, desprecia olímpicamente.

Además, eso no es gobernar. Por esa distracción de tiempo y recursos en delirios de grandeza y otros dislates, la pobreza aumenta, los servicios empeoran, la delincuencia crece, la inflación sube, la producción cae y el país entero retrocede, se atrasa con relación al mundo y ofrece menos posibilidades de progresar a los venezolanos.

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