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martes, 6 de octubre de 2015

CARLOS E. AGUILERA A., LAS FARC Y SU CONCUBINATO CON EL CHAVISMO

 “Las FARC y el ELN no son ningún cuerpo terrorista, son verdaderos ejércitos […] que ocupan espacio en Colombia, por lo que mi gobierno reconoce a esos grupos como fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, que tienen un proyecto bolivariano, que aquí es respetado”  Hugo Chávez

Un día después de la liberación de Clara Rojas y de Consuelo González Perdomo, en julio del año 2008, el extinto presidente, Hugo Chávez, exigió a los países del continente y a Europa que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) no sean más calificados como "terroristas" sino como "fuerzas insurgentes".
La solicitud de Chávez abrió una nueva polémica con el gobierno colombiano, que a pesar de haber agradecido al mandatario venezolano su papel en la liberación de los rehenes, afirmó que "por ningún motivo" aceptaba la posibilidad de que se le levante a las FARC el calificativo de "grupo terrorista".
"Señor presidente de Colombia [Álvaro Uribe], quisiera retomar con usted el diálogo, pero en un nuevo nivel. Le pido que comencemos reconociendo a las FARC y al ELN como fuerzas insurgentes de Colombia y no como grupos terroristas", afirmó Chávez en un discurso pronunciado ante la Asamblea Nacional, en el que agregó: "Las FARC y el ELN no son ningún cuerpo terrorista, son verdaderos ejércitos [...] que ocupan espacio en Colombia, destacó, por lo que su gobierno reconoce a esos grupos "como fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, que tienen un proyecto bolivariano, que aquí es respetado" y que la calificación de terroristas se debe a "la presión de Estados Unidos".
Esta aproximación ideológica, que lo podríamos calificar como un vulgar concubinato político entre las FARC y el régimen chavista, se había hecho latente desde el mismo momento cuando el entonces Ministro de Relaciones Interiores, Ramón Rodríguez Chacín, quien había coordinado el rescate del grupo de rehenes, saludó con voz entrecortada por la emoción a los guerrilleros colombianos, con una frase que quedó impregnada en la mente de los venezolanos: “Que tal camaradas, suerte y éxitos”.
Rodríguez Chacín, es un capitán de navío retirado y fue estrecho colaborador de Hugo Chávez desde los tiempos en que el extinto encabezó, siendo teniente coronel del Ejército, un fallido golpe, en 1992. Durante su carrera militar, Rodríguez Chacín se desempeñó en el área de inteligencia. A pocos días de la liberación de los rehenes colombianos renunció al cargo y al ser preguntado sobre su nuevo destino, dijo que "un revolucionario no es revolucionario temporalmente, lo es siempre. "Yo sigo a la orden y al servicio de este proceso. Voy ahora donde me mande la revolución".
Pero la revolución no lo mandó para otro cargo en el gobierno de Chávez ni en el de Maduro, sino a su bien acondicionada hacienda en los predios llaneros de Barinas, en donde según vecinos y moradores del lugar, suele celebrar periódicas reuniones con altos jerarcas de la guerrilla colombiana, entre otros, el máximo comandante de las FARC, Timoleón Jimenez alias ‘Timochenko’, quien al parecer habita en dicha propiedad y desde donde se habría trasladado hasta una pista en el vecino estado Apure, para tomar el avión de la empresa estatal PDVSA que los llevaría hasta la Habana, a  la reunión por la paz que acordó las FARC con el gobierno de Colombia.
Cabe recordar que durante los últimos años, Rodríguez Chacín se desempeñó como enlace del gobierno venezolano con los grupos insurgentes colombianos y que también fue uno de los promotores de un polémico decreto-ley de inteligencia y contrainteligencia, que obligaba a la población a actuar como informante de los cuerpos de seguridad, el cual Chávez derogó, pocos días después de sancionarla, argumentando que violaba la Constitución.
La relación o aproximación que ya era evidente entre las FARC y el gobierno venezolano, causaba encendidos comentarios en el seno de las Fuerzas Armadas, y al mismo tiempo confusión, por lo que a las primeras de cambio aquellas palabras que condenaban las pretensiones del gobierno -de acuerdo a como lo manifestó en su momento Baduel- de usurpar un modelo socialista y convertir a Venezuela en un capitalismo de Estado, sirvieran para que se especulara que su salida del despacho de Defensa, obedecía a su disgusto con el poder ejecutivo de imponer en los cuarteles el lema: “Patria, socialismo o muerte”
Este cronista autor de la columna “Toque de Diana” que por espacio de 37 años mantuvo estrecha relación con el mundo castrense, logró conocer de fuente fidedigna en aquel momento, que el principal detonante de estas diferencias entre Chávez y Baduel, viejos compañeros de armas que juraron ante el Samán de Güere, se debía la negativa del Presidente de la República a enfrentar el problema de la violencia fronteriza, que era propiciada por la guerrilla colombiana de las FARC. Ello se pudo comprobar días después por declaraciones de Baduel publicadas en el diario El Tiempo de Bogotá, en las que siendo aún ministro de la Defensa expresaba tácitamente: “Las fuerzas militares de Venezuela no son proclives a las FARC”.
Sin embargo, la presencia de guerrilleros de las FARC y del ELN en Venezuela es de vieja data, con el agravante de que en los últimos años desde que detenta el poder el llamado socialismo bolivariano y marxista, estos ocupan extensas zonas de los estados Zulia, Táchira, Apure y Amazonas. Cabe significar que las FARC llegaron a tener en la década 2000-2010, más de 7o personas para canjearlas, cifra que se ha ido reduciendo por posteriores liberaciones, fallecimientos,  asesinatos y fugas hasta los actuales momentos.
En el año 2002 la guerrilla colombiana elaboró una lista de “canjeables” de aproximadamente 60 personas, en las que figuraban seis congresistas, doce diputados regionales, la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt y su compañera de fórmula Clara Rojas, tres estadounidenses y decenas de soldados y policías, pero el canje no llego a producirse.
Cinco años después, en el 2007, hubo un intento de mediación por parte del extinto Hugo Chávez, que fue cancelado por el presidente Álvaro Uribe en noviembre, pero los guerrilleros como gesto de “desagravio” hacia Chávez, liberaron a dos rehenes en el año 2008. Es a partir de entonces cuando se comenzaron a realizar nuevas mediaciones hasta el año 2010, cuando anunciaron la liberación de otros cinco secuestrados, como gesto de desagravio, en esta ocasión, hacia Piedad Córdoba, destituía de su cargo de Senadora, quien por cierto suele visitar Venezuela con mucha frecuencia, y para cuyo fin el gobierno venezolano le facilita aviones de PDVSA y del Ministerio del Interior, amén de una tarjeta de crédito de monto ilimitado.
En la "operación Jaque" (2008) fueron rescatados Ingrid Betancourt, tres estadounidenses y once militares y policías, y la "operación Camaleón" (2010) devolvió la libertad al general de la Policía Luis Mendieta y tres uniformados más.
En las zonas fronterizas, la presencia de la guerrilla colombiana en territorio venezolano es virtualmente notoria, y así lo han denunciado por años comerciantes y empresarios a quienes amenazan  si se niegan a pagar las denominadas vacunas de protección. Un mal que parece no tener fin, por la poca importancia que el régimen le asigna a esta situación que cada día tiende a empeorar, al extremo de que hasta poseen una emisora “Antorcha Estéreo”,  que a juicio de los tachirenses, constituye una prueba más de que los guerrilleros hacen lo que quieren en nuestro país.
Acordados los términos de la paz firmada entre las FARC y el gobierno colombiano, el presidente Santos afirmó que los subversivos no serán extraditados a EE.UU., y podrán aspirar a cargos públicos en Colombia, como parte de los acuerdos de paz con el Gobierno y que al completarse el proceso de dichas negociaciones, en marzo del 2016, cualquier guerrillero podría optar por un cargo público, al argumentar que el proceso busca que dejen las armas y continúen su lucha por la vía legal. Incluso, aseguró que el líder de las FARC, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, con quien logró el acuerdo tras llevarse a cabo intensas negociaciones en Cuba, donde aún continúan, podría aspirar a la presidencia.
¿Y qué garantía tenemos los venezolanos de que una vez firmada la paz, la guerrilla colombiana no siga usurpando nuestra soberanía y deje de hacer de las suyas, ante la complaciente mirada de un régimen que detrás de bambalinas, la apoya abiertamente, por haber sido reconocida por Chávez como “una fuerza insurgente que tiene un proyecto político, que tiene un proyecto bolivariano, que aquí es respetado”?
Carlos E. Aguilera A.,
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)

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lunes, 31 de agosto de 2015

CLAUDIO FERMÍN, COBARDE Y VIL AUTORIDAD

Con el chavismo la guerrilla colombiana, tanto el llamado Ejército de Liberación Nacional como las denominadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, se ha sentido en la frontera venezolana como en su casa.

Para nada importó que los delincuentes que conforman esas montoneras secuestraran comerciantes y ganaderos, asesinaran soldados y policías, mantuvieran toques de queda y el terror en caseríos y pueblos fronterizos. Ser aliados políticos de los gobernantes venezolanos era más que suficiente para tener poder y ser privilegiados.

Esa frontera se convirtió en aliviadero de la guerrilla gracias a la mano generosa de sus camaradas venezolanos en el gobierno. Detrás de ellos vinieron los paramilitares, la venganza, más violencia. Pisotean nuestro suelo, humillan a nuestros productores, atemorizan a nuestra gente. Y no ha habido autoridad en estos años que pusiera coto a esa agresión.

El Ejército y la Guardia Nacional deshonrados. Han tenido que soportar que violadores de nuestro territorio y de la paz, dueños del negocio de la droga y de los secuestros, se hicieran grandes señores de la frontera en sus narices.

Apostados en decenas de alcabalas se dedicaron a matraquear a camioneros, gandoleros y transportistas de cualquier cosa. Esos puestos fronterizos son más buscados que los ascensos. No es posible el contrabando sin la participación de militares venezolanos. Distraídos y corrompidos con ese manjar, ¿para qué preocuparse por la violación de nuestra soberanía, dignidad y tranquilidad por parte de la guerrilla?

Han matraqueado a gente de trabajo por años. En nombre de no se sabe qué causa ahora ultrajan a inmigrantes pobres. Destruyen sus modestas casas, desarraigan a niños quienes son deportados junto a sus padres colombianos. Lo hacen con la más cobarde violencia.

La traición de permitir que ejércitos irregulares extranjeros penetraran nuestro territorio y las violaciones a derechos humanos de humildes inmigrantes han ocurrido por órdenes de una cúpula indigna de respeto y obediencia.

Gobernantes ineptos, quienes con cuantiosos recursos y largos dieciséis años de control de todo el poder, pretenden que desabastecimiento e inseguridad son culpa de indefensas familias a las que expulsan arbitrariamente del país.

Claudio Fermin
claudioefm@gmail.com
@claudioefermin
@claudiocontigo

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jueves, 13 de noviembre de 2014

DARÍO ACEVEDO CARMONA, LA CHISPA QUE NO INCENDIÓ LA PRADERA (II)

DARÍO ACEVEDO CARMONA
En los primeros años del Frente Nacional fueron varios los ensayos revolucionarios que se hicieron, inspirados por la revolución cubana la mayoría. Esto representó la perdida de la condición de liderazgo hegemónico que ostentaba el partido Comunista prosoviético en el ámbito de la Izquierda. Las nuevas agrupaciones criticaron su pacifismo y su revisionismo, lo acusaban de conciliar con el sistema, por privilegiar el reformismo que adormecía a las masas y traidor al dogma de la lucha armada revolucionaria.

Los comunistas debieron sentirse incómodos ante el dilema de mantenerse fieles a la línea del vigésimo congreso del PCUS sobre la “transición pacífica” o sostener los núcleos armados desmovilizados de las autodefensas de “Tirofijo”. No se conoce información documental que nos permita establecer con exactitud cómo se abordó y se resolvió el problema: ¿cómo no ser hostil a la revolución cubana, a la que no miraban con simpatía, sin adoptar su estrategia foquista? Alvaro Delgado, exmiembro del Comité Central en el libro Todo tiempo pasado fue peor, cuenta que fue Manuel Cepeda Vargas el que propuso la fórmula de rescatar la idea leninista de la combinación de todas las formas de lucha, que significa tener un pie en la legalidad y otro en la ilegalidad. Alias “Tirofijo” fue elevado a la condición de miembro del Comité Central del partido Comunista y este organismo, a su vez, nombró comisario político del partido en las FARC a alias Jacobo Arenas, el ideólogo cuya función consistía en el adoctrinamiento comunista de los guerrilleros.
Mientras las izquierdas se estremecían al calor de intensas y furiosas rivalidades ideológicas en torno a cuál era la línea correcta, del otro lado, Estados Unidos, consciente del peligro que representaban esas tendencias en su considerado “patio trasero”, diseñó dos estrategias para contener el avance del comunismo. Por una parte, lanzó la política de la Alianza para el Progreso que se ocupó del financiamiento de proyectos de carácter social como el incremento de la cobertura y la calidad en la educación, la reforma agraria y la salud. De otra, creó la doctrina de la Seguridad Nacional orientada a reprimir grupos guerrilleros, protestas populares y todo foco de influencia a las que los Estados Unidos y sus gobiernos aliados, en el marco de la “Guerra Fría”, consideraran un peligro de infiltración comunista. Esta política estipulaba, cuando fuere necesario, la opción de propiciar golpes de estado para que dictadores de la más baja calaña tomaran el poder y reprimieran a los subversivos. En no pocas ocasiones, esos dictadores extendieron el radio de acción de sus arbitrariedades a fuerzas democráticas.
No hay evidencia constatable de que estas políticas y en particular la segunda provocaran insurrecciones por doquier o hubiesen sido la causa determinante en la escogencia de la vía armada por los grupos que se lanzaron a la guerra de guerrillas, aunque estos en sus panfletos y documentos denunciaban dicha estrategia del “imperialismo yanqui” como una de las causales.
Entre los años 1964 y 1966 surgieron en Colombia tres movimientos guerrilleros inspirados en cada uno de los faros revolucionarios del mundo. El primero de ellos surgió después de una operación del Ejército colombiano en la región de Marquetalia en contra de las llamadas “repúblicas independientes” controladas por las Autodefensas Campesinas de “Tirofijo”, para restablecer, según se sostuvo por parte del gobierno de Guillermo León Valencia, la soberanía sobre el territorio y garantizar el libre juego de los partidos. Por unos meses, esta guerrilla se mantuvo a la defensiva hasta que en 1966 se declaró revolucionaria con aspiración de tomarse el poder y realizar la “revolución agraria democrático-burguesa” denominación usada por el estalinismo y el maoísmo para caracterizar a las revoluciones en países del Tercer Mundo.
Al año siguiente ocurrió el lanzamiento del Ejército de Liberación Nacional (ELN) a través de varias incursiones armadas, la más publicitada de las cuales fue la toma de la población de Simacota y el asalto a un tren en el departamento de Santander. Esta guerrilla se internó en las selvas y montañas del Opón y el Carare. Su liderazgo estaba integrado por los hermanos Vásquez Castaño, provenientes del sector radical e izquierdista del Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) y un grupo de estudiantes universitarios, la mayoría de las universidades Industrial de Santander y Nacional de Colombia. Algunos de estos habían viajado a Cuba con el supuesto fin de estudiar y aprender de su sistema educativo, pero, realmente, el de prepararse en las artes de la guerra de guerrillas. Su estilo, su discurso y su accionar revelaban la influencia del foquismo castro-guevarista y por eso se puede calificar como un intento de calcar la experiencia cubana. A diferencia de otras tendencias, y de ahí su rivalidad y enemistad con los comunistas y las Farc, negaban la necesidad del partido para liderar la revolución, y creían, a la manera del Ché, que el grupo de avanzada haría las veces de chispa que incendiaría la pradera. El ELN fue calificado por otros grupos marxistas de aventurero, voluntarista y aislado de las masas aunque su programa era en esencia el mismo de las Farc.
Finalmente, a comienzos del año 1966, el partido Comunista de Colombia Marxista-Leninista pro-Beijing, fiel al pensamiento maoísta, impulsó en el país la fórmula de la Guerra Popular Prolongada. Esta teoría plantea que la revolución debe iniciarse en el campo y luego rodear las ciudades, el peso principal del esfuerzo militar reside en el campesinado pero bajo el liderazgo de la clase obrera a través de su partido. Contempla la formación de una alianza de los comunistas con otros sectores de la sociedad en un frente patriótico antiimperialista. El aparato militar (EPL) es el ejército del pueblo cuya tarea es conquistar el poder por medio de las armas  bajo la  consigna maoísta “el poder nace del fusil”. El objetivo inmediato es realizar la revolución “democrático-burguesa” fase preparatoria para la instauración del socialismo y la dictadura del proletariado.
Tal como el ELN, los maoístas pensaban, metafóricamente, que una chispa podría incendiar la pradera, pero, se diferenciaban en cuanto consideraban que la guerra era una gesta prolongada y el partido era necesario para dirigir la revolución. Incrustados en las montañas del noroeste colombiano, intentaron, por varios años, construir las bases de apoyo popular a su proyecto.
(Espere la tercera y última parte en próxima columna)

Ruben Dario Acevedo Carmona
rdaceved@unal.edu.co
@darioacevedoc


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lunes, 18 de febrero de 2008

* LIBERADO POR EL ELN DENUNCIA PACTO DE REBELDES CON CHÁVEZ


* LIBERADO POR EL ELN DENUNCIA PACTO DE REBELDES CON CHÁVEZ
Colombia – El Universal


Bogotá.- El ingeniero y geólogo colombiano Jorge Andrés Sierra, quien estuvo veinte meses secuestrado por el ELN, afirmó hoy que los guerrilleros lo llevaron a Venezuela, porque tenían un supuesto pacto con el presidente de ese país, Hugo Chávez, y el país limítrofe era "territorio libre" para ellos.

Sierra, que se exilió tras ser liberado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN), declaró al programa de radio "Colombia Universal", que fue llevado a las selvas venezolanas, porque Venezuela era "territorio amigo", según los captores, reseñó Efe.

Añadió que los insurgentes, que tenían otros seis colombianos cautivos en territorio venezolano, afirmaban que había un "pacto de no agresión" con el mandatario, según el cual "no secuestraban venezolanos y Chávez les permitía estar en Venezuela".

"Cuando sobrevolaban los helicópteros militares venezolanos, los pilotos sacaban la mano por la ventana y se saludaban con los guerrilleros. Yo gritaba que estaba secuestrado, pero me decían que si me escapaba la Guardia Nacional venezolana me volvía a entregar al ELN, explicó el geólogo.

El ELN, fundada en 1964 y con unos 5.000 integrantes, es la segunda guerrilla del país en tamaño después de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Ambos grupos guerrilleros respetan los ideales políticos de Chávez, a quien han pedido apoyo para la apertura de procesos de paz y para la liberación de secuestrados.

Chávez afirmó el mes pasado que esas guerrillas no son grupos terroristas, como considera el Gobierno colombiano, sino "fuerzas insurgentes" y pidió darles "estatus de beligerancia", lo que motivó una protesta diplomática de Colombia.