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jueves, 7 de mayo de 2015

EDUARDO GUZMÁN PÉREZ, CONSECUENCIAS IMPREDESCIBLES

La herencia  dejada al fallecer  por Hugo Chávez, tras  doce años de  su pasantía   por   el poder, que se caracterizó por una absoluta anarquía económica, el despilfarro, el populismo  y  una monstruosa corrupción,    e igual en lo    político y  lo  social.  Herencia  que recibió  el protempore presidente obrero Maduro,  que ya toco fondo,  y de qué manera, Todo  debido a su  incapacidad  para   enfrentar esa explosiva herencia, que  ha conducido el país  al  actual desastre. 

Luego de que malversaron y despilfarraron una suma monstruosa cercana al billón 480 mil millones de dólares americanos. Anarquía global a la que  Maduro no detuvo, más  ha  profundizado. 

Tragedia  que ahora   quieren ocultar utilizando una estrategia comunicacional  trazada desde la Habana de constantes  show, para  no asumir la responsabilidad de que ellos, solo ellos  son los únicos responsables  y tendrán que pagar. Entre ellas la tremenda crisis monetaria-fiscal, inflación y el absoluto desabastecimiento de los alimentos básicos,  así como  de la  monstruosa corrupción que  el  ahora llamado régimen cívico militar de  Maduro   continua,  que tejieron  durante 16  años para impulsar el  sofisma ‘Socialismo del siglo XXI’,  con el solo fin de mantener   y  sostener una  corrupta elite en el poder . Sin importarle las consecuencias  desbastadoras que  hoy vive el pueblo, cuyas consecuencias están siendo catastróficas.

Lejos  de frenar la tragedia a su llegada al poder , Maduro es presa  de un entrejido  perverso forjado en la  Habana , que hoy   solo le hace ofertar  promesas repetidas en   TV en  largas  e inútiles peroratas,    mientras anuncia falsas guerras económicas, presuntos e hipotéticos magnicidios e inculpando a otros de su  desastre actual . Y tratando de ocultar entre engaños y mentiras y mentiras y engaños el desastre del país   de cara a su incompetencia para resolver   el drama del abastecimiento  absoluto de alimentos y el alto costo de la vida con una inflación que ya en este mes de mayo se acerca al 60% en alimentos,  medicinas y otros bienes esenciales,. Inflación   que el pasado año  2015  fue  cercana al 70  %, y  como lo señalan  ahora Barclays y Bank of América  este año será de   un 96,8 % y una contracción de la economía del 7  % del PIB. En tanto el Fondo Monetario  Internacional  estima que   la inflación e será de un 180 %.
 A  sabiendas de que no estaba en capacidad  de rebasar el caos por que el problema son ellos,   Maduro anuncio que iba a  “enderezar la economía” a finales del  2014, y que se entregaría a esa misión “en cuerpo y alma”. En abril dijo: “Pagaremos de manera inmediata 30  % de las divisas a los importadores privados” para  regularizar las importaciones y  detener la escasez, asegurando ue revisaría control de precios para impulsar la producción: “Buscaremos el punto de equilibrio en el abastecimiento de 50 productos”. A sabiendas de que eso era una falacia de promesas más. Estimándose que la deuda  con el sector privado supera los 10.000 millones de dólares, las importaciones en el 2014 cayeron 30  %  y 18,2  % en lo que va de 2015, agudizando la escasez a niveles  insostenibles con las consecuencias que ellos esperan.  Mientras el dólar del mercado paralelo  es el que fija los precios en la economía real  del país, pues   los otros no existen. Cuando Maduro asumió la presidencia, el precio de ese dólar fluctuaba  entre 20 y 22 bolívares,  ya en octubre del 2014 rebaso  los  BsF  100 bolívares y en febrero del 2015 llego a Bs. F 280. Esta es la tragedia del país y no habrá manera de detenerla Alea jacta est

Jose Eduardo Guzman Perez
guarauno2000@gmail.com
@guzmanperez1

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sábado, 12 de abril de 2014

PACIANO PADRON, CONTROL NO HAY, SOBRA LA ANARQUÍA

         Desgracia la de un pueblo que no tiene un gobierno que gobierne, ni organismos públicos que ejerzan la función contralora, en el sentido más amplio del término.  Primero con Chávez y ahora con Maduro, el Ejecutivo Nacional actúa como le viene en gana, contraviene normas y desprecia los derechos humanos. No hay presencia y reacción de los órganos del Estado concebidos constitucionalmente como entes autónomos de control. Todo es un despelote, reina la sumisión y la corrupción; la ineficiencia se premia y se castiga la rectitud. Nadie controla, esa sola razón es suficiente para que la calle no calle y la protesta continúe, hasta alcanzar el restablecimiento del Estado de Derecho.

       
Centremos esta reflexión sobre el Poder Ciudadano, es decir la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía General y la Contraloría, sin dejar de recordar que no tenemos Poder Judicial, solo jueces y magistrados postrados ante el Presidente y prestos a recibir sus instrucciones.  Tampoco existe Poder Legislativo, la Asamblea Nacional no ejerce ninguna de las tres funciones que le son propias: no legisla, no controla ni representa al pueblo que elige a sus diputados, representan al Presidente, lo que significa que quien debe controlar representa al controlado.

El Poder Ciudadano  -en cabeza de la Defensora, la Fiscala y la Contralora- tiene constitucionalmente misión protectora del pueblo, debe ser expresión de los ciudadanos para prevenir, investigar y sancionar los hechos que atenten contra él, así como contra la ética pública y la moral administrativa, existe para defender los derechos humanos y la legalidad.

La Defensora del Pueblo es -al decir popular- defensora de su puesto, no  defiende los derechos humanos y sus garantías, y por desgracia a la actual Defensora, Gabriela Ramírez (así como a su predecesor) se le ha visto siempre defendiendo al gobierno y no al ciudadano; ¿recuerda usted si la ha visto cumplir algunas de sus obligaciones, tales como “velar por el efectivo respeto y garantías de los derechos humanos” o “por el correcto funcionamiento de los servicios públicos”? Nadie recuerda que la Abogada Ramírez, en tantos años de cobro del sueldo de Defensora, haya interpuesto por lo menos una acción de inconstitucionalidad, amparo, hábeas corpus, hábeas data o algún otro de los recursos que tiene el deber de accionar en defensa de los ciudadanos. ¿Alguna vez la Defensora ha instado al Ministerio Público a intentar acciones contra funcionarios infractores, o ha solicitado sanciones a funcionarios por violar los derechos de los ciudadanos como usuarios consumidores? Tenemos una caricatura de Defensoría.

La Fiscal General de la República tiene nada menos que la función de garantizar, en los procesos judiciales, el respeto a los derechos y garantías constitucionales. Nunca antes habíamos tenido un Ministerio Público tan genuflexo ante el Ejecutivo, al punto que Isaías Rodríguez -quien no pudo hacerlo peor- quedó “reivindicado” ante la actuación de su sucesora, Luisa Ortega Díaz.

Corresponde a la Contraloría General ser el órgano de control y fiscalización de los ingresos, gastos y bienes públicos. Esa contraloría no existe, aquí no se controla nada y el robo de la cosa pública es abierto e ilimitado. El Contralor General, Clodosbaldo Russián, murió hace dos años, y el sustituto que debió ser electo un mes más tarde, todavía no aparece. No quiero irrespetar la memoria del Contralor Russián, pero la verdad es que su ausencia no se ha notado.

En la calle protestamos por el país descontrolado y luchamos por una nueva sociedad, por un gobierno que gobierne y sea controlado por el pueblo y sus órganos constitucionales de vigilancia y fiscalización. Que la protesta permanezca hasta el cambio; que la calle no calle. 

Paciano Padrón
pacianopadron@gmail.com..
@padronpaciano

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jueves, 14 de noviembre de 2013

MARIANELLA SALAZAR, SAMPABLERA ELECTRÓNICA

El sábado cuando iba conduciendo por la avenida Río de Janeiro, pude presenciar, frente a Daka de Bello Monte, las hordas que obedecían el irresponsable mandato presidencial de dejar vacíos los anaqueles de electrodomésticos. El caos reinante en la zona, que simultáneamente se producía en casi todas las tiendas de electrodomésticos del país, en la mayoría de los casos, contó con la presencia de la Guardia Nacional, que en Bello Monte intentó imponerse disparando algún perdigón, pero no hizo mella en los presentes, que en vez de dispersarse se agruparon dispuestos a entrar, a como diera lugar, para obtener el botín.

Fue una visión estremecedora, con el agravante de quedar atrapada en una cola, a merced de los asaltantes, que en casos similares actúan impunemente –como pasó durante el saqueo del camión de carne procedente de Colombia, en la autopista del este– y con la colaboración incluso de funcionarios policiales. La situación ha sido mucho peor en los casos de saqueo, donde se programó la ausencia de los cuerpos policiales, o donde algunos de sus miembros participaron de la expoliación, como puede constatarse en imágenes que navegan a través de las redes sociales.

Los individuos que han participado en la sampablera electrónica, los que también han querido aprovechar la golilla de hacerse con plasmas y neveras importados –los últimos que se encontraran en el país hasta que venga otro gobierno que ordene la economía–, esos que han participado en la rapiña, desvalijando comercios, han obrado sin ningún tipo de escrúpulos con el mismo afán de saqueo que ha definido la cultura política del chavismo durante los últimos quince años.

Inminente hambruna

El hombre nuevo creado por la revolución no acata sino las leyes de la selva. La barbarie no es una sensación, es un componente de la crisis terminal que estamos presenciando y sufriendo, es una fase violenta del cambio y el fin de un proceso histórico que se acelera en manos de un elemento como Maduro, que instiga a delinquir y se ufana de su conducta inmoral.

La degradación del régimen ha llegado a su más nivel más bajo al propiciar el caos y la anarquía, cuando perfectamente pudo aplicar los instrumentos legales vigentes, para poner un freno a la especulación y penalizar a los usureros, que se aprovecharon del control de cambio para justificar los desorbitantes precios de los productos importados.

El gobierno tiene el mismo concepto de “suprema felicidad” de los atracadores que azotan diariamente a la población, que se sienten supremamente felices cuando despojan con violencia a los ciudadanos de sus pertenencias. Exactamente igual sucede con los que han obtenido televisores y neveras sin costo alguno. Las medidas han sido tomadas para diluir los efectos del desabastecimiento de productos de primera necesidad y la inminente hambruna que ya se comienza a sentir y se agudizará en las próximas semanas.

En pocos meses usurpando la Presidencia, Maduro no ha hecho otra cosa que humillarnos, condenarnos a la pobreza y lesionar al pueblo en su dignidad. Ha llegado el momento de cambiar de rumbo, el descontento de la población civil comienza a expresarse en movilizaciones como la de los “autoconvocados”, que el gobierno intentó ahogar con su llamado al saqueo de los comercios. Sin embargo, la capacidad de indignación, que es el motor para reaccionar, no está vacía, solo falta un liderazgo que no ande cuidando “espacios” exclusivamente, que venza el miedo, que convoque y canalice esas manifestaciones para rescatar los valores morales y lograr el cambio definitivo.

@aliasmalula

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miércoles, 13 de noviembre de 2013

PEDRO PAÚL BELLO, EN EL BORDE DEL HURACÁN

Comparado con la orientación actual del gobierno, destaca el modo hábil y sin duda inteligente que tenía Chávez para manejar  --con sus orientaciones e ideología  particulares--  la conducción del gobierno, así como para hacer posible el proyecto que había asumido desde su primer encuentro en La Habana con Fidel Castro.  Pero es cierto aquello de que “Quod natura non dat, Salmantica non præstat”, por eso, aunque en este caso Salamanca no juega papel alguno, naturaleza parece haber sido muy avara con el “equipo” del actual gobierno y, de manera especial con el designado a dedo por el difunto.

El designado cada vez que habla  --y lo hace con demasiada frecuencia--   muestra desesperación creciente porque tiene conciencia de que no está capacitado para enfrentar la crisis galopante que cada día ve que se profundiza más. Leí en un twitter, no sé hasta qué punto verdadero, que tomará la decisión de controlar la indetenible inflación, que agobia a todos los venezolanos, mediante un decreto. ¿Será que no tiene a su lado alguna persona que le asesore y le indique cuales son los factores que actúan para que la inflación se produzca?  Esto lo dijo anoche cuando apenas el miércoles de la pasada semana, en una de sus aburridoras cadenas que lo son mucho más que las del “comandante eterno”, había anunciado que realizaría cambios de la política económica del gobierno y sobre el dólar paralelo.

¿Es que acaso propiciar lo que ocurrió el sábado va a resolver la crisis económica del país? ¿Nadie de su entorno puede hacerle ver que el resultado de ese infausto hecho va a profundizar aún más gravemente esa crisis? En una de sus múltiples declaraciones reconoció la existencia de la crisis pero dijo que peor sería si gobernara la oposición. Pésima estrategia, por cierto, en momentos cuando las encuestas serias realizadas muestran un muy claro alejamiento del llamado sector chavista respecto a las próximas elecciones municipales.

¿Qué salida tiene el gobierno? ¿Suspender las elecciones del 8 de diciembre? ¿Cubrir las elecciones con la declaración hecha para fijar esa fecha como día del desaparecido Presidente? Falta casi un mes para ese día: ¿no es muy posible que, desde hoy hasta entonces, la crisis se haya hecho mucho más aguda y viva el país todo graves situaciones de emergencias y protestas?

Parece, en todo caso, que en Venezuela vamos a llegar a un momento político sin visibles salidas en días muy cercanos, cuando ya la anarquía se expande por todas partes y un desgobierno incompetente se muestra incapaz de encontrar soluciones pertinentes para enfrentar el futuro muy inmediato.

Pedro Paúl Bello    

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miércoles, 6 de noviembre de 2013

ESPERANZA AGUIRRE, VENEZUELA, DESDE ESPAÑA

La comunidad internacional, y en primer lugar, España, no puede permanecer impasible ante los comportamientos dictatoriales del régimen bolivariano. Un régimen en el que no están garantizados ni la libertad de los ciudadanos ni algunos derechos tan elementales como el de informar

EL próximo 9 de noviembre hará justo 24 años que caía el Muro de Berlín. Aquel día, en que los alemanes de la llamada irónicamente Alemania Democrática pudieron salir, por fin, libremente de su país, se ha convertido en el símbolo del triunfo de la libertad sobre el comunismo, que, además de haber tenido sojuzgados a sus ciudadanos, ha demostrado una incapacidad absoluta para promover el bienestar y el progreso.

Todos los amantes de la libertad recibimos con inmenso júbilo la noticia que llegaba desde Berlín.

En Occidente algunos pensaron que aquella demostración tan palpable del fracaso del comunismo -o del socialismo real, como también se le llamaba- iba a actuar como un reclamo para acabar con los regímenes totalitarios de todo el mundo. Y creyeron que la caída del Muro iba a vacunar a todos los intelectuales y políticos que aún se consideraban comunistas contra esa ideología, que niega conceptos como la propiedad y la libertad, que han sido fundamentales para impulsar el progreso de la Humanidad.

«El virus del totalitarismo ha demostrado una diabólica capacidad para mutar y reproducirse»

Pero hemos comprobado que aquellas ilusiones han resultado vanas. Para empezar, algunos países siguen con regímenes comunistas. Como Cuba y Corea del Norte, donde gobiernan unas siniestras dinastías que no por ridículas son menos nefastas para sus pueblos. Además, el virus del totalitarismo ha demostrado una diabólica capacidad para mutar y reproducirse en formas distintas a la del comunismo derrotado en Europa.

Una de esas nuevas formas de totalitarismo la encontramos en algunos regímenes islámicos y, por supuesto, en el fanatismo de todos los grupos, que, como Al Qaida, practican el terrorismo contra los países libres.

Y otra manifestación de esas mutaciones del virus totalitario la tenemos en la aparición de regímenes populistas en algunos países de la América Hispana. Regímenes en los que, en nombre de los pobres, se están cometiendo cada vez más violaciones de las libertades fundamentales y, lo que es también muy importante, no sólo no se está promoviendo el menor progreso para esos «pobres» a los que, de boquilla, dicen que quieren ayudar, sino que, en algunos casos, se les está hundiendo en la escasez, en la miseria y hasta en la hambruna.

El caso más evidente es la Venezuela chavista, donde un populismo desenfrenado se une a políticas copiadas de la dictadura castrista para provocar, como está provocando, la anarquía y el caos en las calles, y la ruina económica, social y moral de un país que lo tiene todo para ser uno de los más ricos y prósperos del mundo.

La comunidad internacional, y en primer lugar, España, no puede permanecer impasible ante los comportamientos dictatoriales del régimen bolivariano. Un régimen en el que no están garantizados ni la libertad de los ciudadanos ni algunos derechos tan elementales como el de informar, con una prensa sojuzgada y unas televisiones controladas.

Un régimen que, tras las más quedudosas elecciones del pasado mes de abril, permitió que agredieran a puñetazos impunemente en el Parlamento de la Nación a los políticos más destacados de la oposición, entre los que se encontraba la diputada más votada del país, María Corina Machado. Un régimen, además, que está demostrando una total incompetencia en el ejercicio de sus funciones, como lo atestigua la carencia de artículos de primera necesidad que sufren los venezolanos.

Un régimen que utiliza todo el poder del Estado para difamar y amenazar a sus opositores, como acaba de hacer llenando las calles con miles de carteles en los que acusan a sus principales oponentes (el líder de la oposición, Henrique Capriles, la diputada María Corina Machado y Leopoldo López, presidente del partido Voluntad Popular) de «dejar a los ciudadanos sin luz, sin comida y sin paz».

La pasada semana todas las televisiones han prestado atención a la increíble intervención del actual presidente, Nicolás Maduro, en la que enseñaba una foto del túnel del metro de Caracas con la presunta figura de Chávez entre las piedras. Una intervención, inimaginable en un país medianamente serio, que provocaba la risa de todos los espectadores. Pero tiene muy poca gracia. Muchos dictadores totalitarios también han tenido aspectos ridículos y no por eso han sido menos dañinos.

Los que creemos en la libertad tenemos que poner todo nuestro empeño en lograr que la comunidad internacional actúe eficazmente contra estas dictaduras, que, como en el caso de Cuba, además hablan español. Y debemos denunciar con firmeza todos los desmanes y todas las violaciones de derechos fundamentales que se perpetran en Venezuela.

http://www.abc.es/internacional/20131104/abci-venezuela-esperanza-aguirre-201311041205.html

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domingo, 8 de septiembre de 2013

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, VENEZUELA: PAÍS AMENAZADO, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL

Esto está tendiendo a convulsionar el país por la perversidad que entraña toda  esta barahúnda de equivocaciones cimentadas sobre razones absolutamente populacheras y electorales.

VENEZUELA: PAÍS AMENAZADO

No toda amenaza tiene una razón que la justifique, ni tampoco una causa que la coloque fuera del problema en cuestión. El hecho de dar a entender con actos o con palabras que quiere perjudicarse a otro, o de intimidar a alguien con el anuncio de provocarle un daño grave, puede derivar en un delito de marca mayor. Sobre todo, cuando arroja consecuencias en torno a la libertad de las personas y su derecho a la paz y la tranquilidad. Aunque también, cuando la situación termina concretándose en un plan premeditado y con la mayor saña posible para aterrorizar una comunidad. O peor aún, para ocasionar algún tipo calamidad en un colectivo.

Precisamente, es lo que está aconteciendo en el país toda vez que los chantajes que están acuciándose a lo largo y ancho de la geografía nacional  son producto de una estrategia gubernamental alevosamente pensada con el temible propósito de fundamentar sus bárbaros avances contra quienes se le oponen. Estos dirigentes de gobierno obran en contrario a lo que pregonan en tiempos electorales. No tienen idea de que “una injusticia hecha al individuo, es una amenaza a toda la sociedad” (Montesquieu).

El país ha venido sucumbiendo precipitadamente sin que hasta ahora haya podido frenarse alguna de las devastadoras decisiones elaboradas por el régimen. Las invasiones a propiedades, así como las confiscaciones o expropiaciones de bienes de personas jurídicas o naturales, o la inopia que padecen los establecimientos de salud pública,  dan cuenta del guión elaborado, en nombre de un perverso socialismo, con el fin único de desarreglar la organización sobre la cual descansa la dinámica económica y social de un país el cual, como Venezuela, no le resultó nada sencillo haberse adentrado en fases de desarrollo que, inclusive, causaron envidia ajena. Ahora, la intención del régimen es valerse del esfuerzo privado para proyectar una imagen que, si bien en principio pudo ofrecer una imagen en consonancia con un discurso falsamente halagüeño, finalmente resultó transgredida a causa de la improvisación y la desidia propia de esta gestión gubernamental.

En el plano de las contradicciones que el propio régimen ha animado, el problema de las invasiones se ha agravado. Luego que la reforma del Régimen Prestacional de Vivienda y Hábitat (2008) prohibió las invasiones u ocupaciones indebida de terrenos públicos o privados, un dictamen del TSJ (Diciembre 2011), declara la muerte a la propiedad privada al juzgar que la invasión ya no sería un delito. Aún así, el ministro de Vivienda recién advertía del error que cometían quienes actuaban como invasores, razón por la cual exhortó a no cometer dichos abusos para evitar problemas mayúsculos. No obstante, en medio de tal confusión, las invasiones continuaron siendo noticia del día. Incluso, funcionarios del gobierno central y cuerpos del Ejército siguen prestándose a acompañar invasores a ejecutar sus cometidos. Ejemplos sobran. Lo sucedido en la Torre Confinanzas (Caracas), distintos hoteles, edificios privados, casas particulares, terrenos concebidos para fines educacionales, sedes de organizaciones y empresas privadas, ejidos y tierras comunales, entre otros casos igualmente terribles, confirman la anormalidad que sucumbe al país.

En el fondo, pareciera conjurarse una suerte de maleficio político–social coadyuvado por el embrollo urbano incitado por el efecto de invasiones ausentes de derechos legales convirtiendo zonas urbanas en terrenos marginados debido a la saturación de servicios que, a su vez, conduce al deterioro de la ya fustigada calidad de vida. No ha habido forma de actuar sobre el ordenamiento urbano establecido por ley. Por el contrario, con la institucionalización de la Gran Misión Vivienda, muchos creen resolver su problema habitacional cuando en verdad, esto está tendiendo a convulsionar el país por la perversidad que entraña toda esta barahúnda de equivocaciones cimentadas sobre razones absolutamente populacheras y electorales. Lejos de asegurar ciudades de excelencia, el régimen está embarcado en propuestas que, de continuar, garantizarán la mayor invasión no tanto a terrenos públicos o privados declarados para fines distintos a los de vivienda. También, y peor aún, al sentido necesario de ciudadanía y de identidad por cuanto de su comprensión y praxis depende la libertad, la justicia y la democracia. No hay duda, estas amenazas acechan el futuro nacional. Así puede decirse: Venezuela, país amenazado.

VENTANA DE PAPEL

LA ANARQUÍA SE MUEVE EN DOS RUEDAS


Anarquizar a una sociedad, no necesariamente proviene de problemas políticos. También resulta del descontrol que incita la anomia. O sea, la falta de normas o incapacidad que padece la estructura social para dotar a ciertos individuos de lo necesario para convivir en un marco de respeto, tolerancia y dignidad. Esto, por supuesto, deviene en una grave ingobernabilidad que termina animando una situación groseramente caótica. Este exordio vale para hacer referencia a los motorizados cuyo número, en algunas ciudades supera caramente la proporción automóvil–habitante.
Peor aún, la relación entre el espacio de desplazamiento que ocupa la movilidad de un transeúnte a nivel de las aceras y el que debe corresponder a un automóvil a nivel de calle. Los motorizados que utilizan su vehículo para el transporte de pasajeros, conocidos como moto–taxistas, constituyen un caso de estudio. Algunos son obedientes de las reglas de tránsito. Sin embargo, muchos son la apología de un comportamiento no social en virtud de la conmoción que los caracteriza en medio del tráfico citadino. Su actitud, toda irreverente y atrevida, es expresión del desacato a la norma lo que impulsa el caos al momento de conducir. En ese motociclista hay poco valor ante la necesidad social de favorecer la solidaridad orgánica produciéndose así la imposibilidad de acceder a los medios que sirven para obtener los fines establecidos socialmente o de manera contraria.
Por esta razón, su presencia en el flujo automotor adopta manifestaciones de peligroso arrojo y falsa heroísmo que ponen el riesgo la vida de ellos, sus pasajeros y peatones en su libre albedrío. El irrespeto al derecho del otro, o los excesos cometidos, son parte de su habitual conducta. Las salas de emergencia están atiborradas de estos motociclistas. Muchos han perdido la vida por demostrar sus habilidades. Otros quedan lisiados. La venta de motos se convirtió en  un negocio que incita su adquisición sin avisar de sus peligros. Ahora el transeúnte teme más ante la imprudencia de un motorizado, que de un automóvil lo que retrata la magnitud del problema. Sin duda que la anarquía se mueve en dos ruedas.

NI SABOTAJE NI GOLPE ELÉCTRICO

Se dice que la indolencia es la “madre de todos los vicios”. Y en socialismo, más aún. Y es que por tan desnaturalizada razón, este tipo de régimen actúa al margen de compromisos que sensibilicen resultados. Por eso estos gobernantes se endurecen ante el dolor. Esta teoría, ha servido en tiempos de opresión para justificar decisiones fríamente calculadas cuyos efectos pueden determinar resultados de alto riesgo. El serio apagón nacional del pasado martes, pudo obedecer a un equivocado ensayo para medir reacciones y consecuencias capaces de desequilibrar la estructura política y social sobre la cual descansa el poder del régimen.
El susodicho problema, superó a los anteriormente sucedidos. Sin embargo, en una situación debidamente controlada, no debería generarse el colapso que por tantas horas afectó a más de la mitad del país pues los propios sistemas de protección de subestaciones y de plantas de generación de electricidad, cuentan con mecanismos de compensación que inducen una pronta respuesta. Pero el problema condujo a una respuesta alejada de lo estructuralmente diseñado con las consabidas secuelas. Los valores de operación se saltaron dada la improvisación con la que ha venido actuándose. Menos puede pensarse absurdamente asumiendo que fue un “golpe eléctrico” cuando las respectivas instalaciones son custodiadas por efectivos militares.
El único ensayo posible, y mal procedido, debió autorizarse por la alta dirigencia gubernamental. Pero el retorcido experimento se salió de control, arrojando el resultado del cual el país es testigo de excepción. Un efecto dominó pudo devenir de la maniobra ejecutada sin que pudiera controlarse la sincronía necesaria para mantener la generación al tope de la demanda eléctrica. Aunque también se alega la falta de inversiones ajustadas a la realidad como causas posibles ante todo aquello que compromete la estabilización del sistema eléctrico nacional. Otras serían las razones.
La corrupción, por ejemplo. Así que ni sabotaje ni golpe eléctrico.

 “Donde se estaciona el engaño, se alientan conflictos cuyas crisis consiguen en el populismo burdas excusas que avalan el desenfreno del socialismo”

Antonio José Monagas ‏
@ajmonagas

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martes, 27 de noviembre de 2012

MARÍA ISABEL PÁRRAGA B., EN MEDIO DEL CAOS

Son días muy raros estos que estamos viviendo. Es como tener una "anarquía" más que un gobierno, pero al mismo tiempo sentir que estamos a las puertas de un cambio de modelo del cual solo hemos visto el "esbozo". 

Sí, es verdad, el régimen tiene omnipresencia en casi todas las actividades de nuestra vida pretendiendo llevarse por delante lo que fue la voluntad popular cuando mayoritariamente se le dio un rechazo al intento de cambio constitucional, pero no es menos cierto que mientras nuestro futuro se ve comprometido en esta autopista con rumbo al barranco del socialismo vetusto y fracasado, en nuestras calles lo que se siente es el imperio del "me da la gana" por todas partes. 

Hay quienes pensarían que un Estado fuerte sería el que le pondría coto al desorden pero no, pareciera que es el que nos da "licencia para el caos". De hecho, éste es su principal insumo. Cuando reina la anarquía es tal la locura que solo podemos "sobrevivir". Temas como los desvaríos ideológicos o, incluso, cómo le dan un "zarpazo" al sistema escolar, a nuestra vivienda o a los gobiernos locales quedan relegados a comentarios en los medios o a los grandes titulares, pero no debería ser así, ya que con estos "ajustes revolucionarios" nuestro amanecer en enero seguramente ya será muy tarde, pues despertaremos "enratonados" en un país distinto. La capacidad de reacción ha sido superada y en medio del "desgobierno" siguen avanzando. 

"Anillo al dedo" 

¿Caos planificado? No se puede afirmar, pero sí se puede decir que éste viene como "anillo al dedo". 

En estos "días raros" que estamos viviendo suceden cosas extrañísimas como que, por ejemplo, el ministro Giordani afirme que "se acabó la regaladera" y no hacía referencia a las dádivas a Cuba y a otras naciones "amigas", sino al esquema sobre el que se ha levantado la ingeniería de votación que ha permitido los últimos triunfos del oficialismo. Ahora el "gurú" de la economía revolucionaria ¿qué pretende anunciar? ¿Un paquete neoliberal, con el fin de algunos subsidios? ¿Una reforma tributaria que estrangule aún más a la clase media? 

Tal vez esa sea la idea, disminuir a este sector de la población y minimizarlo con dos objetivos: empobrecerlo o procurar que se vaya del país. Tradicionalmente es este grupo el que más protesta por esto no conviene que tenga fuerza. 

Enero y febrero suelen ser meses polémicos, pero el menú de principios de año se está cocinando ahorita, ante nuestros ojos y camuflado en medio del caos. 

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jueves, 14 de junio de 2012

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, PIDO LA PALABRA, ¡LÁNGUIDOS Y OJEROSOS!

¡LÁNGUIDOS Y OJEROSOS!

Así van a quedar quienes creen tener a sus pies un país sometido: lánguidos y ojerosos. Resulta insólito aceptar que luego de haber vivido importantes experiencias que, incluso, costaron la vida de muchos y el esfuerzo de otros tantos, el país se encuentre en un estado de postergación propio del más crudo abandono en términos del desarrollo económico y social en el cual debería estar incurso.

Hoy, Venezuela se exhibe entre las naciones con mayor atraso en el concierto de países con comportamientos profundamente democráticos y administraciones debidamente transparentes. Tan crítico es el balance de la actual gestión de gobierno, que sólo puede compararse con países cuyos niveles de desarrollo reflejan una crasa desatención ante necesidades de inmediata consideración. Tanto que para algunos analistas, Venezuela se ha “africanizado”. Apelativo éste que suele emplearse para ilustrar las deplorables y precarias condiciones políticas, sociales, judiciales y económicas de muchos países latinoamericanos.

La dramática y peligrosa paradoja es que, entrada la segunda década del siglo XXI, se cierne sobre Venezuela la amenaza de un socialismo sin fundamento constitucional bajo cuyo contenido este gobierno militarista pretende imponer perversos y anacrónicos mecanismos de discriminación política. Pero también, de un cometido gubernamental mediante el cual se intenta el descalabro del sector privado para lo cual estos conspicuos gobernantes han venido sirviéndose de medidas inconstitucionales dirigidas a expoliar propiedades y desfalcar empresas productivas en aras instituir la persecución, el desprecio y el odio por quien no presuma la oscura condición de “socialista o revolucionario bolivariano”.

La anarquía se ha fundido con la anomia para que desde tan explosiva combinación, poder destrozar la institucionalidad democrática. Las principales ciudades del país se convirtieron en inmensos basureros, terribles estacionamientos, horribles cárceles, sangrientos escenarios de guerra y horrorosos urbanismos. Pero sobre todo, han llegado a ser inmensas rancherías cuyos espacios sociales y políticos se hallan dominados por antivalores donde la convivencia se redujo a su mínima expresión. En ellas, el insulto, el empujón, el engaño y el menosprecio en cualquier plano de la vida, pasaron a ser caracterizaciones propias del momento político actual.

Lánguidos y ojerosos, así quedarán quienes en el momento político presente están creyéndose inmutables, intocables e indefectibles sólo por el hecho de mostrarse partidarios del proyecto político del gobierno. O peor aún, borregos de una ideología política cuyos postulados nacieron envejecidos. Estos vasallos del régimen, actúan tan equivocados como si su permanencia en el poder fuera interminable. O desconocen que la política es susceptible de las variaciones que en su entorno ocurren de manera incesante, lo que obliga a reformular planteamientos, reconvertir procesos y rehabilitar estructuras.

Pareciera que bajo la mirada de los celebérrimos funcionarios de gobierno, nada mejor se justifica que las decisiones que sus sectarios criterios animan. Esto ha llevado a que la vida del venezolano esté dándose como en un pueblo del Salvaje Oeste donde el ambiente prevaleciente sigue la exclusiva norma del “sálvese quien pueda”. Pero como dice el sabio refrán: “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”, está acercándose el momento de “pasar el rubicón”. O sea, de tomar una decisión importante, afrontando los riesgos necesarios. Ya el agobio hizo mella en el venezolano. Ya se rebasaron los límites del estoicismo. En lo sucesivo, el forjamiento de la democracia irrumpirá con determinaciones precisas. Así habrá de emprenderse un nuevo camino que dejará atrás el caos que ha intentado establecerse desde la cúpula populista-militarista. Y entonces estos inconmovibles funcionarios, quedarán desconcertados ante la vorágine de los nuevos tiempos. Quedarán lánguidos y ojerosos.

VENTANA DE PAPEL

EJERCER CIUDADANÍA

Desde las primeras elecciones democráticas en Venezuela, promovidas por Acción Democrática, donde votaron por vez primera los mayores de dieciocho años, las mujeres y los analfabetas, resultando  electo el escritor Rómulo Gallegos, el voto es considerado universal, directo y secreto. Sin embargo, el actual régimen descubrió mecanismos perversos como el de la Votación Asistida, que al igual que el de los Votantes Turistas, constituyen un arma brutal para chantajear y maltratar a los venezolanos. No sería nada extraño que ahora, y con el auxilio de foráneos contratados para tan retorcidos propósitos, estén diseñándose nuevas formas de degradar el acto de votación al margen de lo que la ley sentencia cuando explica que “el voto es secreto, libre y su ejercicio se garantizará frente a cualquier coacción o soborno”. De todos modos, es necesario prevenir a la ciudadanía demócrata frente a lo que pudiera estar ocurriendo. A decir de quienes manejan el tema, nada de esto deberá suceder de estar preparado para “picarle adelante” a quienes busquen desviar la pulcritud del proceso eleccionario. Y la forma expedita de lograrlo, es mediante la presencia de testigos de mesa y de agentes políticos soberanos en el momento de los escrutinios. Sólo así, podrán garantizarse unas votaciones libres de coacción y soborno. Sólo así podrá asegurase el ejercicio de una ciudadanía con honradez.

CUIDADO CON DORMIRSE

El temor que vive el gobierno central, es sobrecogedor. Es la razón para que, incitado por la intromisión del G-2 cubano, intente un programa de “acondicionamiento psicológico” para neutralizar posibles reacciones por parte de quienes democráticamente estén atreviéndose a desafiarlo. El interés debe estar dirigido a conocer y entender los instrumentos de guerra psicológica que están pretendiéndose. Por consiguiente, deben seguirse las siguientes recomendaciones a fin de reaccionar en contra del susodicho ataque psicológico. Al respecto, se tiene que: 1. El comunismo necesita imperiosamente neutralizar o silenciar a las mayorías. 2. La revolución ha montado una calculada guerra psicológica, y procura disimularla con un señuelo de “Guerra convencional abierta-represiva”. 3. El régimen intenta provocar en la resistencia opositora, el conocido proceso en línea Psy-War: confusión-decepción-frustración-adaptación. 4. El régimen aplica un ataque psicológico de “Destrucción de la Mentalidad Despierta”. 5. Manipulación de leyes: De esta forma se procura crear la sensación de decepción-frustración en el adversario disminuyéndole cualitativamente la cohesión de sus bases. 6. Ocultar la reacción neurálgica: El régimen sabe que pisa arenas movedizas y busca ocultarlo. Para ello acelera el intento de desmoralización de quienes han reaccionado. 7. Crear una guerra de sensaciones para que los opositores experimenten la sensación de que no hay nada que hacer. 8. En la medida en que la resistencia opositora permita que el ataque psicológico la afecte, la revolución se mantendrá “ganando”. 9. Las personas en la resistencia tienen que seguir luchando, cada uno desde su entorno, con perseverancia, sin miedo y con inteligencia. Así que, cuidado con dormirse.

¿CÓMO DEFINIR A VENEZUELA?

Aunque no es nada fácil definir un país, menos lo es de ser el caso Venezuela. No sólo por lo que  es, sino por lo que ha sido y lo que podría ser. Aún así y en medio de la brevedad de este espacio,  debe reconocerse que pese a cualquier esfuerzo en esa dirección, “no se tiene claro lo que somos ni lo que vamos siendo”. Así lo expresó el escritor Alberto Barrera Tyska. No obstante, pudiera agregarse que este es un país para el cual muchos valores se han extraviado. Un tanto, por la confusión que a su interioridad se ha animado en el contexto de una cultura que ha venido desperdigándose. Otro tanto, por la tergiversación de una cultura incitada por el rentismo visto como factor dominante no sólo a nivel de la economía, sino también en el plano de las emociones que al final son las que incitan el comportamiento de toda persona. No falta quien asegura que Venezuela es un país inmensamente rico, cosa que es una gran paradoja. Por tanto, se vive con la fantasía de que la riqueza existe y no hay que producirla. Sin embargo, es la razón para comprender buena parte del problema que se vive toda vez que muchas situaciones han conducido al fracaso del país de cara al desarrollo. Entonces, ¿cómo definir al país? Según la visual que cada quien pueda trazarse. Sólo que las libertades deberán encauzar aquella definición que se elabore desde una visión profundamente democrática.

@ajmonagas
antoniomonagas@gmail.com

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miércoles, 23 de mayo de 2012

ALBERTO LOSSADA SARDI, EL CANTO DEL CISNE

En la actualidad se sabe que el cisne no canta ni cuando está próxima su muerte ni nunca. De hecho lo más que emite es un ronquido sordo. Pero antiguamente existía la leyenda de que esta ave tan cantada por los poetas de la Antigüedad y luego por los renacentistas y los modernistas, emitía el más melodioso de los cantos como premonición de su propia muerte. (…) Así aparece en las obras del poeta Virgilio o en las de Marcial por citar algunos autores de la Antigüedad. (Ver fuente original)

La “Ley Orgánica del Trabajo, de los Trabajadores y Trabajadoras” (LOTTT -¡habrase visto un nombre más ridículo que este…!) es, desde la óptica particular del sarcomandante, su real y definitivo canto del cisne. Después de instar a analizar el retiro del país de la CIDH, la grandilocuencia narcisista del futuro “de cujus” nos presenta una ¿ley orgánica? que desmejora las condiciones laborales de los trabajadores y agrava la situación de quienes crean los empleos para ellos…

Trece años del mayor caos y la mayor anarquía jamás vistos en una administración pública hacen que, efectivamente, esta tal LOTTT parezca un melodioso canto de cisne después de los destrozos causados y el estado de asolación en que deja al país que alguna triste y luctuosa fecha se entregó al mayor resentido que haya pisado su suelo.

No le ha bastado el despilfarro de los fondos públicos en compra de aliados, en pura y simple corrupción –la mayor jamás conocida en nuestro país que, ya de por sí, ostentaba una triste experiencia al respecto-, latrocinio y manejo de altísimas sumas sin rendición de cuentas. La apertura del país al narcotráfico y la total impunidad de la delincuencia de todo tipo son condecoraciones de las cuales pareciera sentirse muy orgulloso el arañero de Sabaneta; el odio –ya repetido tantas veces- creado entre compatriotas, familias y amigos; la inseguridad y el aumento indiscriminado de la delincuencia; la extinción de la justicia; la debilitación de las Fuerzas Armadas a favor del fortalecimiento de los grupos paramilitares armados y las milicias conforman un cuadro en el cual, paradójicamente, la tal LOTTT sería algo así como la “joya de la corona”…

La lista de absurdos es interminable. Cuando se reclama algo, la primera excusa que salta es “en la IV también pasaba”. ¡Infelices!, ¿y no fue para resolver estos problemas de la IV que lo eligieron…? La constante mención del “pueblo” como justificación de cualquier barbaridad nos hace repensar la noción de “pueblo”: se trata de algo abstracto, indefinible, que quieren hacer pasar como una masa uniforme, unívoca, perfectamente ideologizada , con los mismos deseos y esperanzas y para quienes cualquier capricho del sarcomandante es la expresión más fiel de la “voluntad popular”, una masa compacta de carne de cañón –pero que a su conveniencia es alterada para crear odios y rencores- que hará frente a una “burguesía” (ya antes fue el “escualidismo”, la “aristocracia”, los “pitiyanquis”) igualmente uniforme y creada exclusivamente para “perjudicar” al “pueblo glorioso”. Todos los males son culpa de la burguesía o del imperialismo, a través de sus agentes, llámense CIA, DEA, FBI, caballeros templarios, hermanitas del divino retén o jilgueros de la mesa rectangular, cuyo único papel en el mundo es perjudicar al pobre pueblo…

¿Alguien ha logrado entender qué quiere decir “Ministerio del Poder Popular para…? ¿Será que el “Poder Popular” requiere ministerios para su ejercicio? ¿O el “Poder Popular” es un todo, indivisible, que envuelve toda actividad de dirección del país…? Ese es el problema de los nombres rimbombantes utilizados por quienes ni siquiera conocen su significado…

La suma de conflictos y problemas generados por la más absoluta nulidad y capacidad intelectual de los altos funcionarios del gobierno es verdaderamente espeluznante: El Rodeo, La Planta, el altísimo nivel de inseguridad, la anarquía más total en los servicios públicos, la audacia que da la ignorancia (“¡General, colóqueme diez batallones en la frontera,,,!”), la incapacidad en el manejo de la única actividad que produce ingresos a este país son hechos que claman al cielo. Viendo los dantescos espectáculos de El Rodeo y La Planta, donde los reclusos (me niego a llamarlos “privados de libertad”) mantuvieron a raya a la Guardia y, en el caso de El Rodeo, a un batallón de paracaidistas traídos expresamente, me hace temblar de pensar qué sucedería si al “imperio”, o para el caso, a los vecinos se les ocurriera invadirnos. Con un alto mando escogido entre los últimos de sus respectivas promociones en base a su lealtad al delirio chavista, poco podríamos hacer más allá de levantar las manos y someternos a los designios de los invasores.

El veneno que destila por cada uno de sus poros lejos de unificar separa, y de la manera más miserable. Ya no es por conflictos partidarios; es entre padres e hijos, entre hermanos, entre amigos; es un odio visceral como nunca se vio en nuestra historia – ni Boves ni Zamora tuvieron catorce años para fomentar ese odio irreparable.

La inocultable corrupción es algo descarado y sin sanción alguna, moral o legal. Con solo comparar los ingresos con el tren de vida y las propiedades, más de uno terminaría en un calabozo con las llaves echadas a las profundidades del Mar Caribe. ¿Nadie se da cuenta cómo personas sin bienes de fortuna alardean de costosos vehículos y viviendas en sectores que requieren altos ingresos? ¿Nadie averigua el destino de los fondos que, en muchas oportunidades, se erogan dos o tres veces (por “inflación”, “error de cálculo”, “aumentos no previstos”) para un mismo proyecto? ¿Dónde están las cuentas que DEBE presentar el ejecutivo del dinero entregado para obras de todo tipo? ¿Es válido que aún no existan los insumos más esenciales en los hospitales? ¿O en escuelas y liceos públicos?

Por todo esto, esta LOTTT, mal concebida y peor redactada, pero que requirió un esfuerzo, por mínimo que haya sido, tendrá que ser su canto del cisne. Así como dice el viejo refrán que en el país de los ciegos el tuerto es rey, ante el caos, la anarquía, la inseguridad y el derrumbe de todo lo que fue Venezuela, la única melodía que se escuchará antes de su muerte será esta…


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