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lunes, 21 de septiembre de 2015

THAYS PEÑALVER, LA SUPERVIVENCIA VENEZOLANA

Allende cayó por una mezcla de inflación, corrupción, expropiaciones, especulación y economía de sálvese quien pueda. No fue la CIA

Lo que hoy pasa en Venezuela es muy simple, es el ABC de la supervivencia. La inflación se comió los ingresos y la gente buscó protección en el abastecimiento, el trueque, el contrabando y la reventa. El asunto es sencillo porque ha ocurrido en todas las naciones y en todas las sociedades en tiempos de crisis. Lo que peyorativamente llamamos “bachaqueo”, no es otra cosa que una alternativa de supervivencia. Si usted tiene un billete de 100 Bolívares y una inflación del 100% usted no tendrá nada, pero si usted tiene un kilo de cualquier cosa, usted tendrá el mismo kilo y por tanto, el mismo valor a final del año.

El problema que han tenido siempre los comunistas y sobre todo esa izquierda decimonónica que tanto daño ha hecho a Venezuela, es que terminaron por creerse sus propias mentiras y hubo poca o ninguna reflexión sobre los errores cometidos en América Latina por Fidel y más aún, los de Allende. Aunque dentro de Cuba o de Chile, internamente para el allendismo, hay que reconocer que sí existieron algunas reflexiones. En su libro sobre el gobierno de Allende, Luis Corvalán [i], el famoso presidente del Partido Comunista deja claro que no fue (únicamente) la CIA la que sacudió los cimientos de su proyecto: “Los de la Unidad subestimamos la importancia política de la inflación, es decir no nos preocupamos por ella”. Así como no les importó, tampoco se dieron cuenta del drama que los jóvenes tenientes y capitanes vivían ya que habían recibido un aumento del 15% en sus sueldos y de pronto el impacto del 163% de inflación los llevó a ellos y a sus familias a terminar batallando en colas para comprar los pocos artículos existentes en los anaqueles. Pedro Vuscovic, el ministro comunista de economía de Allende reconoció que la CIA no tuvo nada que ver: “gastamos más de lo que podíamos y debíamos gastar (...) evidentemente ello llevaba a incrementar la masa monetaria transformándola en un factor inflacionario” a partir de allí “todo se vino abajo” y así “llegó el desabastecimiento que afectó principalmente al pueblo”.

El Ministro de Minería de Allende, de insospechable tendencia socialista, nos explica en su libro que la escasez de alimentos se debió principalmente a la “expansión de la demanda y secundariamente, a la menor oferta provocada porque “las expropiaciones se multiplicaron espectacularmente (...) y hubo una clara relación entre la velocidad expropiatoria y el nivel de producción” es decir a mayores expropiaciones menor producción. ¿Qué fue lo que propició para el comunista Corvalan la escasez? Pues la verdad que tampoco le echó la culpa a la CIA porque primero reconoció que fue: “la mayor capacidad de consumo de la población” en segundo lugar, “las insuficiencias en la administración de empresas en manos del estado” y tercero “la especulación” de la que hablaban los sindicalistas. Corvalan en su libro destaca como los sindicalistas se oponían a la corrupción de los interventores y trabajadores y de las colas de revendedores (bachaqueros): “En la época del desabastecimiento se formaron grandes colas para comprar telas, que luego se revendían” (pág. 62). Otro sindicalista explicaba: “no faltaron (entre los dirigentes) quienes conciliaron con el oportunismo y no atacaron la corrupción (...) de quien en su momento recibió mercaderías como parte del salario y esas mercaderías las llevaba al mercado negro” (pág. 23).

Lo mismo lo expresa Sergio Bitar, quien nos explica que: “la economía paralela o mercado negro surgió ya en 1972, ampliándose apreciablemente en 1973” y era ya de carácter sistémico y masivo: “numerosos sindicatos exigieron una parte del salario en especies, para protegerse de la inflación y obtener ganancias con los productos elaborados que escaseaban en el mercado. La situación –peligrosa a todas luces- fue advertida (cuando) percibieron allí el nacimiento de un fenómeno que podía alcanzar graves consecuencias políticas y morales” Lo que había comenzado, como en Venezuela en el comercio de automóviles, pasó a los bienes duraderos “para culminar con los productos de consumo esencial”.

Bitar explica la lógica del Mercado Negro como una simple conducta de supervivencia (págs. 206-210) las inmensas colas sistémicas buscaban no solo abastecerse con lo esencial sino “protegerse de la inflación” galopante: “la economía paralela fue una nueva modalidad del sistema para eludir las transformaciones y reproducir la estructura de ingresos ”[ii] y esta estructura gigantesca de Mercado Negro (que nosotros mal llamamos bachaqueo) se estimaba que tenía un impacto nada menos que “del 35% del ingreso nacional” (Sarras-Schmidt 2011) y que “directamente involucró a la ciudadanía” y que “se originaba en la fuga de alimentos repartidos por el estado que eran obtenidos por individuos que los vendían a un precio mayor, lo cual se vio favorecido por la escasez de productos”.

De allí, que según Sergio Bitar comenzara el inmenso contrabando fronterizo en busca de protegerse en moneda fuerte “durante 1972 el contrabando de artículos farmacéuticos, repuestos automotrices, cigarrillos, conservas y otros venía creciendo, mientras en Chile se agudizaba su escasez. El gobierno no podía contener este flujo mediante un control férreo de las fronteras”. Mientras Corvalán y los comunistas le dijeron: en la cara a Allende que “nunca sería criticado por su pueblo si aplica medidas enérgicas contra el mercado negro y quienes hacen contrabando en el exterior (...) como hemos visto el contrabando masivo de ganado hacia argentina”. Para colmo de males el secretario privado de Allende expresó lo siguiente, cuando se enfrentó a las mafias creadas en las ciudades fronterizas y sobre las que conocía su situación gracias a un informe pormenorizado: “Este documento fue impactante por la crudeza de las cifras que nadie se había preocupado de investigar (...) solo por vía de (los bancos del estado) se importaban mensualmente alimentos para una población cinco veces la de la ciudad y sus alrededores (...) el gobierno no había estatizado la banca para ser permisivo con la especulación” que para colmo “eran financiados por la banca estatal” [iii].

Por eso insisto en que la caída de Allende, tal y como lo analiza Corvalán, “no puede explicarse como la simple derrota militar” la “derrota política estuvo sellada antes del 11 de septiembre”, “no hubo capacidad de autocrítica y corrección oportuna de los errores” y se “perdió toda la confianza”. En fin, que la mediocridad que ha secuestrado el mundo de la política en América Latina y las últimas tres décadas a Venezuela, ya nos tiene acostumbrados a que: “la estupidez insiste siempre”.

[i] El gobierno de Salvador Allende, Luis Corvalán, Lom Ediciones, 2003

[ii] Chile, 1970-1973: asumir la historia para construir el futuro. Sergio Bitar. Pehuén Editores, 1996.

[iii] Allende, el hombre y el político: memorias de un secretario privado, Ozren Agnic Krstulovic, RIL Editores, 2008.

Thays Peñalver
thays.penalver@me.com
@thayspenalver

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domingo, 22 de junio de 2014

ELIDES J. ROJAS L., MERCADO NEGRO REVOLUCIONARIO

Cuba es uno de los países donde este mercado ilegal crece. Al final lo estimula el propio gobierno

Una figura típica de las economías distorsionadas. Es un término usado para describir la venta clandestina e ilegal de cualquier cosa, violando las leyes y normas que controlan precios o el mecanismo de racionamiento que con toda seguridad habrá impuesto el Gobierno. 

Está claro entonces, que el mercado negro o economía subterránea, aparece cuando la autoridad genera las condiciones para que proliferen las ventas ilegales o como producto de algún impacto externo en la economía local. En el caso venezolano el monstruo es obra de la orientación castrocomunista del modelo económico del clan del poder.

Cuba, por ejemplo, es el reino del mercado negro. La centralización, escasez, falta de producción y control excesivo obliga a la gente a buscar ciertos productos donde los hay. En Cuba le ofrecen desde guayaberas hasta tabacos. O licores importados y hasta rones locales. Todo ilegal, pero es la forma en que ese mercado destruido opera. Por efecto de la copia del modelo cubano en Venezuela está ocurriendo exactamente lo mismo. Hay falta de divisas, hay escasez, hay control de precios y de cambio, no hay producción suficiente. Son elementos reconocibles es este desastre chavista que vive el país. Mercado negro parejo, contrabando parejo y una red de mercadeo ilegal que termina de desviar los golpeados números de la economía.

En grandes ciudades, Caracas por ejemplo, lo que no se consigue en los supermercados o abastos está en las calles. La buhonería tiene de todo. ¿De dónde sacan los productos? Ese es otro detalle que el Gobierno conoce perfectamente. La misma autoridad que controla y confisca alimenta a la cadena ilegal. Incluso militares. Harina precocida, azúcar, café, cauchos, baterías para vehículos y hasta desodorantes diferentes al de la bolita se encuentran en las redes callejeras. A la vista de todo el mundo, incluso del régimen. Pero así opera este mercado. Y más cuando se genera en un sistema altamente corrupto.

El discurso oficial va por una parte y la realidad por otra. Es el caso del contrabando en la frontera básicamente con gasolina, alimentos, cabillas y hasta cemento. Son sectores que controla el Gobierno de manera completa. No se trata solamente de control de precios. Es que el mismo produce y fabrica. Poco, pero lo hace o lo importa. A Colombia, a Brasil y al Caribe se van millones de dólares en gasolina. ¿Cómo sale? El régimen sabe perfectamente quién controla estas mafias. No es prudente acusar a un sector que en la práctica es el sostén del propio gobierno militar-revolucionario. En Cúcuta, por ejemplo, todo el mundo sabe cómo entran los alimentos o la gasolina y quienes miran para otro lado mientras pasan las gandolas.

Así es como se gobierna. Así.

Elides Rojas
erojas@eluniversal.com
@ejrl

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lunes, 11 de noviembre de 2013

EUDES VERA, CÓMO ELIMINAR EL MERCADO NEGRO Y LA FUGA DE DIVISAS

Si el gobierno en verdad desea eliminar el Mercado Negro y la Fuga de Divisas; y al mismo tiempo reducir significativamente el circulante, la inflación y aumentar considerablemente las reservas internacionales,  ponemos a su disposición para su ejecución inmediata la siguiente estrategia que llamaremos Cambio Libre Automatizado y Selectivo (CLAS).
El CLAS es un régimen de cambio libre cuyo objetivo fundamental es no permitir que la salida de capitales en un año exceda una cifra predeterminada y establecida por el gobierno nacional, en función de los ingresos petroleros de la nación. El plan debe ser administrado y controlado por el Banco Central de Venezuela, ya que su puesta en vigencia supone la eliminación de CADIVI. Supondremos como ejemplo y referencia que la cifra máxima de divisas que venderá la República a empresas y particulares, a través del BCV, no debe exceder los 60.000 millones de dólares anuales que fue el monto de las divisas liquidadas por CADIVI en el año 2012. Eso implica que el monto máximo de divisas a ser vendidas mensualmente no debe exceder los 5.000 millones de dólares y diariamente el tope de divisas a ser vendidas no debe sobrepasar los 200 millones de dólares.  A continuación explicamos las características del CLAS.
1.      Cada comprador debe hacer su solicitud de compra a través de la página Web del Banco Central de Venezuela en el día bancario que le corresponda según el último dígito de la cédula de identidad (personas naturales) o el penúltimo dígito del RIF (personas jurídicas)
2.      Las divisas se asignarán según dos criterios a ser establecidos por el Banco Central, a saber, Divisas para Fines Esenciales y Divisas Para Fines No Esenciales
3.      Las Divisas para Fines Esenciales son aquellas destinadas a la importación de alimentos, medicinas, textos escolares y universitarios, para la dotación de universidades, escuelas, liceos, hospitales, viajes al exterior por razones de salud, remesas a estudiantes en el exterior, insumos, maquinarias y equipos para la industria y agricultura nacional, etc., siempre que no se produzcan en el país o su producción no satisfaga la demanda nacional
4.      Las Divisas Para Fines No Esenciales son aquellas destinadas a la importación de bienes y servicios no esenciales, o para viajes turísticos
5.      El BCV asignará diariamente un monto máximo de divisas a ser vendidas tanto para fines esenciales como para fines no esenciales. Por ejemplo, para fines esenciales puede establecer un tope diario de 175 millones de dólares y para fines no esenciales un monto máximo diario de 25 millones
de dólares. Dentro de este último renglón el BCV le puede dar mayor prioridad a ciertos bienes y servicios que a otros
6.      La liquidación de las divisas otorgadas por el BCV se hará por medio de
         Cita en el banco, fecha y hora establecida por el BCV para cada comprador
7.      Si a un comprador calificado no se le asignó divisas por haberse agotado el
Cupo diario en el día y semana que le corresponde, el BCV lo pondrá en cola para la siguiente semana

De esta manera el BCV mantiene en todo momento el control sobre la salida de capitales y ésta en ningún caso excederá el límite pre establecido, por ejemplo, los 200 millones de dólares diarios.
Admitimos que el régimen de cambio libre que proponemos no es absoluto, pero hay que tomar en cuenta que en ningún país del mundo el cambio libre es absoluto. Por ejemplo, en los Estados Unidos no está permitido extraer más de 10.000 dólares. Si un régimen cambiario similar a éste se hubiera aplicado en los últimos 30 años todavía el tipo de cambio sería de Bs 0,0043/dólar y Venezuela sería el país con el estándar de vida más elevado del planeta.
Otras medidas complementarias que aseguren la disminución del circulante y la inflación, el retorno de capitales,  el aumento sustancial de las reservas internacionales y un precio razonable para la gasolina y los servicios públicos incluirían un Proceso de Mini Revaluaciones Diarias por el lapso de 1 año, como lo sugiere Jairo Larotta en su artículo (http://www.aporrea.org/actualidad/a176465.html).
Las mini revaluaciones consistirían en lo siguiente.
•        El día 1 del régimen CLAS se establece por decreto un tipo de cambio inicial de Bs 6,30 por dólar y un precio inicial del litro de gasolina de Bs 0,1 el litro.
•        A partir del día 2 del régimen CLAS se disminuirá el tipo de cambio en Bs 0,0145 diario y el litro de gasolina se aumentará diariamente en Bs 0,001.
•        De esta manera, al cabo de 365 días, el tipo de cambio se habrá reducido a 1 Bs/dólar y el litro de gasolina habrá aumentado a Bs 0,50, de manera que el galón de gasolina pasará a costar aproximadamente 2 dólares, lo cual reduciría significativamente el contrabando de extracción y el subsidio.
Nada impide aplicar este régimen cambiario cuanto antes. Vacilar es perdernos.
eudesvera3@gmail.com; @eudesve

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lunes, 11 de febrero de 2013

NICOLÁS MÁRQUEZ, LE ESTALLA LA BOMBA A LA DICTADURA KIRCHNERISTA, DESDE ARGENTINA,

La inflación es la emisión de moneda sin respaldo. Su consecuencia es el aumento generalizado de precios, por la sencilla razón de que el valor de la moneda se envilece y se necesita cada vez mayor cantidad de papeletas iguales para comprar el mismo bien de consumo. Es decir que la inflación refleja la disminución del poder adquisitivo de la moneda: una pérdida del valor real del medio interno de intercambio y unidad de medida de una economía.
Junto con Venezuela, Sudán del Sur y Bielorrusia, la Argentina kirchnerista lidera los ránkings más altos de inflación mundial. Sin embargo, los tres primeros países mencionados (más serios y confiables que la Argentina), al menos tienen el decoro de mostrar sus respectivos índices reales de inflación, en cambio, en el caso local, como se sabe, el régimen de Cristina Kirchner miente con las cifras inflacionarias de un modo morboso y escandaloso por medio del deslucido INDEC.
La Argentina viene padeciendo inflación de manera constante desde los años 40´, cuando promediaba la dictadura populista de Juan Perón. Desde entonces y excepción de tres períodos espaciados[1], nuestro país viene siendo víctima (y culpable) de este flagelo adictivo.
¿Cómo y por qué funciona el perverso mecanismo estatista de la inflación?
Supongamos que invitamos a una docena de amigos a una fiesta en casa, y en el afán de agasajarlos implementamos un alegre programa doméstico titulado “vino tinto para todos”. Pero resulta que mis modestos ingresos personales sólo me permiten comprar vino para abastecer a sólo tres comensales y no a doce. En vez de cancelar o achicar la fiesta, decido sin más llevarla a cabo, pero no la voy a financiar trabajando más horas para poder comprar más bebida o adquirir un préstamo a un tercero para tal fin, sino que apelo a un método facilista y artificial consistente en echarle agua al vino para abastecer a todos los invitados. ¿Resultado de este sortilegio?, pues el vino se va envileciendo, perdiendo sabor, diluyéndose sus propiedades y a la postre, sólo tendremos agua algo coloreada.
Este ejemplo de libro básico, nos sirve para explicar cómo maneja el kirchnerismo la economía local, siempre imprimiendo papelitos de manera indiscriminada en la pretensión de financiar el “paratodismo”, banquete en el que una porción enorme de la población recibe favores transitorios o regocijos volátiles sin dar contraprestación alguna, sin llevar a cabo el menor esfuerzo y virtualmente sin trabajar.
Este generoso “plan económico” (por llamar de algún modo a este conjunto de chapucerías populistas) en verdad lo heredó en el año 2003 Néstor Kirchner y éste lo “profundizó” apelando al concurso de personajes de sórdida reputación que obraron de Ministros de Economía, tales como la bolsera Felisa Michelli, el imprentero Amado Boudou y ahora dicen que hay un tal Hernán Lorenzino que hace la parodia, pero que en verdad dicha Cartera la maneja el vituperado  turista Axel Kicillof.
El excelente contexto internacional del que goza la Argentina desde hace una década hizo que el país no sufriera en lo inmediato los desatinos de este infausto despilfarro estatista, pero ya las secuelas del derroche se están empezando a hacer notar de manera cada vez más dramática y pronunciada. Luego, el régimen intenta paliar el mal por ellos creado no rectificando el rumbo sino congelando precios, receta nada original que ya se aplicó en la Argentina repetidas veces con resultados siempre calamitosos.
Luego, para aminorar la inflación en serio, el kirchnerismo tendría que dejar de emitir moneda y con ello deponer la financiación de subsidios y entretenimientos pasajeros a su plebe. Esta medida sería razonable pero antipática, dado que le haría perder al kirchnerismo muchos clientes y en pleno año electivo dicha maniobra sería desde el punto de vista proselitista demasiado riesgosa. Ante esto, el régimen, como siempre, elije sacrificar la lógica por una especulación electoral y así proseguir repartiendo sonajeros para mantener amenizada a su muchedumbre mendicante y eventuales votantes.
Pero el problema no es tan sencillo para la banda que detenta el poder del Estado. Seguir emitiendo implica proseguir la política dadivosa pero a la vez significa castigar el poder adquisitivo de la gente. Y los sectores que menos posibilidades tienen de defenderse de la inflación son los de menores ingresos, que es precisamente el espectro social que la pandilla gubernamental pretende conservar o secuestrar electoralmente.
Congelar precios es un artificio de naturaleza efímera, algo así como intentar tapar la humedad de la pared no arreglando la pérdida de agua del caño que la ocasiona sino volviendo a pintar la pared procurando así que la infiltración se disimule por un rato. Pero para las elecciones faltan más de “un rato”: ocho meses. ¿Podrá disfrazarse la corrosión salarial que causa la inflación de aquí al mes de octubre?
Si el régimen achica el gasto se queda sin clientes, si lo mantiene pero disfraza la inflación congelando precios corre el riesgo de que la bomba estalle en sus manos antes de octubre y la suerte electoral del oficialismo quedaría del todo liquidada. ¿Qué encrucijada verdad?
El populismo empieza a quedar preso de su propia trampa y la dictadura kirchnerista comienza a advertir que el vino sabe demasiado aguado y que la fiesta deja de causar algarabía para dar paso a un creciente y evidente malestar. Pero ante ello el régimen prefiere seguir echando agua y entonces todo indica que la dictadura se irá convirtiendo poco a poco en un contradictorio populismo impopular.
La gran duda es si la mentada impopularidad que trae consigo el estallido de la bomba inflacionaria acontecerá antes o después de octubre…
 [1] Desde entonces la estabilidad monetaria se consiguió durante el paso por la cartera de Economía del Ingeniero Alvaro Alsogaray en 1958 (durante la Presidencia de Arturo Frondizi), de Adalbert Krieger Vasena en 1966 (Presidencia del Gral. Juan Carlos Onganía) y finalmente en los tiempos de la “Convertibilidad” (creada por Domingo Cavallo en 1991) durante la presidencia de Carlos Menem.
La Prensa Popular | Edición 173 | Lunes 11 de Febrero de 2013
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