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martes, 16 de julio de 2013

FREDDY RÍOS RÍOS – JOSÉ LÓPEZ SOTO, EL CODIGO ADUANERO DEL MERCOSUR, IMPLICACIONES PARA VENEZUELA, A CUATRO MANOS

        El Código Aduanero del MERCOSUR (CAM) fue aprobado en agosto 2010 mediante la Decisión del Consejo de Mercado Común (DEC CMC) 27/10, cuyo Artículo 3 establece la obligatoriedad de su incorporación al ordenamiento jurídico de los Estados Partes.

•        De acuerdo a la información oficial que se muestra a la fecha en el portal web del MERCOSUR, la internalización de la DEC CMC 27/10 y del CAM anexo a ésta, solo habría sido efectuada por Argentina mediante Ley 26.795 publicada en fecha 13/12/2012 en su Boletín Oficial.  El Artículo 2º de dicha Ley establece que el CAM entrará en vigencia una vez que haya sido internalizado por todos los Estados Partes, de conformidad con lo dispuesto en el Articulo 40 del Protocolo de Ouro Preto sobre la estructura institucional del Mercosur.

•        La importancia del CAM está plenamente señalada en sus considerandos iniciales donde se destaca que los Estados Partes deberán aprobar el Código Aduanero del MERCOSUR para permitir la implementación de la libre circulación de mercaderías importadas de terceros países al interior del MERCOSUR. Asimismo se señala que la adopción de una legislación aduanera común, sumada a la definición y el disciplinamiento de los institutos que regulan la materia aduanera en el ámbito del MERCOSUR, creará condiciones para avanzar en la profundización del proceso de integración. 

•        Es preciso recordar que los antecedentes regionales de este CAM se remontan al  Tratado de Asunción (1991), donde se estableció el compromiso de armonizar las legislaciones en las áreas pertinentes, para fortalecer el proceso de integración (Artículo 1). En ese sentido, mediante la DEC CMC 01/92 se dispuso un cronograma de adopción de medidas para el logro de los objetivos de la integración, entre otras acciones, la proyección de una legislación aduanera básica MERCOSUR, para la armonización de la legislación.

•        Sobre esta base se diseñó y aprobó, mediante DEC CMC 25/94, el primer CAM del MERCOSUR, integrado por 186 artículos, el cual no llegó a entrar en vigor debido a la falta de internalización en los Estados Partes. Aún cuando su penúltimo articulo establecía que entraría en vigencia a los 30 días del depósito del segundo instrumento de ratificación, es decir, que solo se requería dicha acción por dos (2) de los Estados Partes, Paraguay fue el único país que lo incorporó, transitoriamente, a su ordenamiento jurídico.

•        Por tal razón se dispuso años más tarde, mediante DEC CMC 26/03, aprobar un programa de trabajo que comprendía identificar aspectos conceptuales básicos y definiciones para la revisión del CAM. Asimismo, a través de la DEC CMC 54/04, se acordaron normas para la eliminación del doble cobro del Arancel Externo Común, y un plazo para la puesta en vigencia del CAM. A estos fines mediante la DEC CMC 25/06, se encargó a un Grupo Ad hoc redactar y elevar al Grupo Mercado Común (GMC), el proyecto de CAM, órgano que mediante Resolución 40/06 estableció definiciones y lineamientos a tener en cuenta para la redacción del CAM.

•        Así, mediante DEC CMC 27/10 finalmente se aprobó el CAM, el cual deberá ser internalizado por cada Estado Parte, incluida Venezuela, para que entre en vigencia en todo el territorio aduanero del MERCOSUR y se alcance la aplicación plena en dicho territorio. 

•        Los proyectistas del Código sostienen que entre las fuentes internacionales consideradas para su elaboración figuran instrumentos de la Organización Mundial de Aduanas - el Convenio de Kyoto Revisado (Convención Internacional para la Simplificación y Armonización de los Procedimientos Aduaneros, de 1999) y el Marco Normativo SAFE para asegurar y facilitar el comercio Global (2005) - el Código Aduanero Comunitario Europeo (Reglamento CEE No. 2913/92, 200 artículos) y el Código Aduanero Europeo denominado “Modernizado” (Reglamento CE Nº 450/2008); el Código Aduanero Uniforme Centroamericano (CAUCA III, 2002, 110 artículos), además del GATT de 1994, y el proyecto de Código Aduanero Andino (256 artículos).

•        Se citaron también como fuentes nacionales: el Código Aduanero Argentino (Ley No. 22.415, 1.191 artículos), Código Aduanero Paraguayo (Ley No. 2422/04, 398 artículos, y su Reglamento Decreto No. 4672/05, 391 artículos), Código Aduanero Uruguayo (Decreto Ley No. 15.691/84, 143 artículos), Reglamento Aduanero Brasileño (Decreto No. 4543/2002, 732 artículos y Decreto No. 6.759/09, originalmente con 810 artículos).

•        La estructura del CAM abarca catorce (14) Títulos, 52 Capítulos y 181 artículos que comprenden los siguientes temas:          
- Titulo I -      Disposiciones Preliminares y Definiciones Básicas
- Titulo II -     Sujetos Aduaneros
- Titulo III -    Ingreso de la Mercadería al Territorio Aduanero
- Título IV -   Destinos Aduaneros de Importación
- Título V -    Egreso de la Mercadería del Territorio Aduanero
- Título VI -   Destino Aduanero de Exportación
- Título VII -  Tránsito Aduanero
- Título VIII - Regímenes Aduaneros Especiales
- Título IX -   Áreas Con Tratamientos Aduaneros Especiales
- Título X -    Disposiciones Comunes a la Importación y a la Exportación
- Titulo XI -   Tributos Aduaneros
- Titulo XII -   Derechos del Administrado
- Título XIII -  Disposiciones Transitorias
- Título XIV -  Disposiciones Finales

•        Para su aplicación las disposiciones del CAM se ordenan de la forma siguiente :  
o       Título
o       Capítulo
o         Sección
o              Artículo
o              Numeral
o               Inciso

•        No se puede soslayar el hecho que en el MERCOSUR se ha dispuesto además dictar normas reglamentarias y complementarias del CAM, las cuales deberán ser aprobadas mediante los instrumentos emitidos por los órganos correspondientes, lo cual podría conducir a una dispersión e inflación normativa en la materia.

•        De esta manera, la legislación aduanera común no estaría en un único texto refundido, sino que estaría  conformada por el CAM y por todas las normas reglamentarias y complementarias que se dicten, siendo aplicables en la totalidad del territorio de los Estados Partes y en los enclaves concedidos a su favor, regulando también el tráfico internacional de los Estados Partes del MERCOSUR con terceros países o bloques de países, pero  no se aplicará a los exclaves concedidos en favor de éstos.    

•        El CAM dispone la supletoriedad de las legislaciones aduaneras de cada Estado Parte dentro de sus respectivas jurisdicciones en aquellos aspectos no regulados específicamente por el Código, sus normas reglamentarias y complementarias, manteniendo su validez las normas dictadas en el ámbito del MERCOSUR en materia aduanera - en cuanto no se opongan a las disposiciones del primero - así como los tratados internacionales que se encuentren vigentes en cada Estado Parte a la fecha de entrada en vigor del Código. 

•        Una vez internalizada la normativa aduanera común del bloque, deberá aplicarse preferentemente a la normativa nacional, la cual solo tendrá un carácter supletorio, es decir, que cuando haya una colisión normativa se desaplica la legislación nacional. Los exportadores venezolanos deben solicitar a sus compradores de los otros Estados Partes, información de cualquier intento de  aplicación de legislación nacional del Estado importador, a objeto de verificar que no se trate de prácticas discriminatorias o proteccionistas.   

•        En el sentido de lo expresado se debe tomar en cuenta que en Venezuela, la Ley Orgánica de Aduanas (LOA), cuya última modificación es de febrero 2008, contiene 157 artículos. El Reglamento de la LOA que se aplica como reglamento general, data de 1978, contenía originalmente 525 artículos, habiendo sido modificado un solo artículo en 1991. 

•        Debe enfatizarse también que el articulado del mencionado Reglamento LOA correspondiente a los regímenes aduaneros especiales (extraordinarios), fue derogado en 1996 con la publicación del Reglamento de la LOA sobre los regímenes de liberación, suspensión y otros regímenes aduaneros especiales, contentivo de 152 artículos. Asimismo, el vigente Reglamento parcial de la LOA relativo al Sistema Aduanero Automatizado, del año 2004, consta de 83 artículos y diecisiete disposiciones transitorias y finales. También se encuentra vigente aun cuando no se aplica, el Reglamento Parcial de la LOA Sobre el Régimen Aduanero suspensivo para el Sector Automotor, con quince artículos, el cual sería interesante analizar, a la luz de la política automotriz del MERCOSUR. 

•        Es preciso señalar que el Título VI de la LOA correspondiente al contrabando, fue derogado con la promulgación de una ley especial, Ley sobre el Delito de Contrabando. No obstante, debe tenerse en cuenta que la última modificación de la LOA (2008), volvió a publicar íntegramente como parte de la misma, el Título del Contrabando, lo cual abre una discusión acerca de la vigencia y aplicación de la ley especial señalada.  

•        La internalización del CAM en el ordenamiento jurídico nacional debe ser un ejercicio de transparencia, toda vez que Venezuela aún no ha publicado en Gaceta Oficial normas del MERCOSUR que el Ejecutivo Nacional debió promulgar teniendo en cuenta lo dispuesto en la Decisión CMC 66/12, aunado a   la carencia de una Sección Nacional del Grupo de Mercado Común, lo cual crea riesgos para los operadores económicos, inherentes a la aplicabilidad de una normativa que no ha cumplido con las disposiciones necesarias para su ejecución.

•        De lo expuesto se desprende que la adopción y puesta en vigencia del CAM no es materia que deba tomarse a la ligera, toda vez que estarán en juego normas reglamentarias y complementarias a ser dictadas por el CMC, el GMC y posiblemente la CCM, así como el hecho cierto que las disposiciones de la legislación aduanera nacional que colidan con las normas del MERCOSUR, deben ser desaplicadas.

•        En consideración que lo fundamental del proceso de integración se concreta en la práctica, en la declaración de despacho aduanero y en el reconocimiento de las mercancías, será necesario adecuar la legislación aduanera venezolana, a la normativa aduanera común del bloque, así como evitar la dispersión reglamentaria, mediante la elaboración de un reglamento refundido.     

•        Por último, es necesario resaltar que la aplicación del Arancel Externo Común,  las normas de valoración aduanera, las normas de origen y cualesquiera otras normas comunitarias, sólo se perfeccionan en el territorio aduanero establecido en el Código Aduanero del Mercosur, de donde deviene su importancia fundamental.

Freddy Rios Rios.
friosrios@gmail.com

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FERNANDO OCHOA ANTICH, ¿QUIÉN GOBIERNA EN VENEZUELA?

En realidad, estoy ingratamente sorprendido por el camino que ha tomado este gobierno. Yo llegué a pensar que la audiencia de Nicolás Maduro con el papa Francisco, la entrevista del canciller Jaua con el secretario de Estado norteamericano, y fundamentalmente la larga reunión de los integrantes de la Conferencia Episcopal con el ministro del Interior, eran claras demostraciones de que el gobierno nacional había entendido que era imposible enfrentar la grave situación política de nuestro país sin establecer una amplia negociación con la oposición. 

Este convencimiento surge de la realidad: es un suicidio político querer establecer una hegemonía ideológica sin tener una amplia mayoría electoral y un firme liderazgo dentro del chavismo.

Esa es exactamente la situación de Nicolás Maduro. La mitad de los venezolanos cuestiona su origen electoral y sus seguidores conocen que la diferencia, si es que la hubo,  entre uno y otro candidato apenas fue de 220.000 votos. Además es público, no sólo por la grabación de Mario Silva, sino que se percibe en los actos públicos, la lucha existente en el chavismo entre el sector civil y militar, es decir entre Nicolás Maduro y Diosdado Cabello. Para colmo, la situación económica y social sigue complicándose cada día a un nivel tal que pareciera que el gobierno ya no tiene capacidad de respuesta. De manera inexplicable, en lugar de buscar negociar con la oposición, el gobierno nacional ha empezado una ofensiva que parece tener por objetivo destruir a sus principales dirigentes. .
En un artículo anterior insinué algunas de las medidas que, a mi criterio, era imprescindible realizar si realmente el  gobierno de Nicolás Maduro quería modificar los distintos factores que por catorce años han imperado en Venezuela y que, sin ninguna duda, son la causa de la inmensa crisis política, social y económica que enfrenta nuestro país: libertar a los presos políticos, permitir el regreso de los exiliados, designar un nuevo Consejo Nacional Electoral realmente equilibrado entre gobierno y oposición, nombrar un nuevo contralor general de la República, revisar la Ley de Responsabilidad en Radio y Televisión  para evitar el abuso de propaganda del Estado y  limitar totalmente las manifestaciones políticas de miembros de la Fuerza Armada Nacional.
Si Nicolás Maduro se decidiese a tomar estas medidas de orden político crearía un ambiente favorable para poder enfrentar los problemas estructurales que presenta la grave crisis económica y social venezolana. Además, fortalecería de tal manera su independencia y liderazgo  dentro del chavismo, que le pondría punto final a la conseja popular existente de que él no ejerce realmente esas funciones, sino que lo hace un grupo de altos dirigentes del chavismo. 
Eso sí,  para demostrar que ha logrado ese liderazgo debería continuar su lucha contra la corrupción, pero dirigiendo su vista hacia los altos funcionarios del gobierno, líderes y empresarios chavistas que son responsables del saqueo de los millones y millones de dólares que ingresaron a Venezuela durante el régimen de Hugo Chávez.
Tiene otros dos problemas: el primero, convencer a una gran mayoría de venezolanos que él ejerce la presidencia de la República sin la tutela cubana. Eso no es fácil, ya que justamente una de las fortalezas de Diosdado Cabello surge de ser percibido como un líder independiente de esa coyunda. La única manera de lograrlo  es tomando un conjunto de medidas que elimine la presencia cubana en la Fuerza Armada, en los cuerpos de seguridad del Estado, en los registros y notarías, en el sistema de identificación y en los aeropuertos El segundo, es mucho más complejo. Lograr recuperar la institucionalidad de la Fuerza Armada. Eso podría hacerse, si Maduro respalda a los sectores institucionales que desean recuperar los valores que caracterizan a una fuerza armada profesional.
Este artículo saldrá publicado después de conocerse la designación de los Altos Mandos Militares y los ascensos a general y a coronel. Esa decisión marcará el destino político de Nicolás Maduro. Si decide escoger a los candidatos entre aquellos oficiales con una hoja de servicio intachable y que hayan guardado discreción en los asuntos políticos, demostrará una libertad de acción que le hará entender a los venezolanos que va a ejercer la presidencia de la República según le dicte su consciencia, sin aceptar la más mínima  presión de ningún sector militar ni político. Si así lo hace, y logra además establecer un diálogo constructivo con la oposición, es posible que alcance un puesto relevante en nuestra historia, si no terminará tristemente como el presidente Julián Castro.
fochoaantich@gmail.com
@FOchoaAntich

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AGUSTÍN BLANCO MUÑOZ, UNA SUBASTA EXPAÍS

En este expaís la vida se volvió una subasta. Cada día tenemos que dar más para permanecer supuestamente vivos. Si vas a la calle tienes que estar dispuesto a atender la subasta planteada por el o los asaltantes para continuar  subsistiendo.

Y en el escenario económico, político, social o militar se plantea también la subasta. Quien da más obtiene más. Se conservan los poderes de quienes tienen. Y la mayoría-pueblo sin capacidad para subastar seguirá en su condición de cansancio y agotamiento.

La situación es muy grave. Lo actuado en  los  años de lo que se ha calificado como revolución bolivariana, crea esta situación de bancarrota. Al lado de una economía que depende exclusivamente de la renta-petróleo, está la deuda, la escasez, los altos precios-inflación. La inversión de 900 mil millones de dólares en 14 años sirvió para  financiar  importantes programas sociales, pero no para adelantar planes de capacitación para la producción.

Estamos entonces ante un expaís en quiebra. No producimos. Todo lo compramos en el exterior y los dólares que ingresan no alcanzan para el tamaño del gasto público y los frentes de corrupción.
Y esta economía que depende del dólar  ha puesto a este “socialismo” en una crucial emergencia. ¿Cómo hacer para llevar más dólares a manos de los importadores y obtener dividendos para el gobierno?  El mecanismo acordado es la subasta. ¿Quién da más? ¿Quién paga más? El capital importador podrá completar sus necesidades y traer muchos productos para el mercado.

Pero allí se tropezarán con los precios regulados y vendrá el gran choque, a menos que se pase al libre comercio en el cual prevalece la ley oferta-demanda.

En cualquier caso no estamos en presencia de una solución sino ante la postergación de un tétrico cuadro materialmente imposible de superar en el corto o mediano plazo. Se puede resolver el abastecimiento pero no la capacidad de compra o la inflación.

Y los de a pie no tendrán el privilegio de asistir a subastas de productos de primera necesidad ni ofrecer un precio acorde con la condición de habitantes de un expaís. Y por ello verán crecer su cansancio y agotamiento.

Y  en verdad, Sancho, que en esta exnación sin primavera  la situación de quiebra creciente conduce directamente hacia un estallido social, a una guerra de subastas o de cualquier otro tipo!

@ablancomunoz
abm333@gmail.com

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ROSALÍA MOROS DE BORREGALES, ¡TENGA PIEDAD, SR. MADURO!

Una vez más uso mi pluma para hacer un llamado, a quienes están en posición de autoridad, por la compasión en nuestra nación. 

Muchos dirán que es algo totalmente infructuoso, como lo ha sido en el pasado; sin embargo, soy del pensamiento que debemos cumplir con nuestro deber y nunca dejar pasar las inspiraciones del corazón. 

A pesar de tropezarnos con una muralla cada vez que pedimos compasión, el intento se convierte en una oportunidad de rectificación para quienes obstinadamente han endurecido su posición. Quizá, de esta manera, un día ellos también puedan ser objeto de misericordia; si su soberbia les deja recordar que la Tierra gira, que absolutamente todos los seres humanos algún día, en algún momento, necesitaremos de la compasión de otros, de la compasión de Dios.

Como ciudadana venezolana, como portadora del derecho a expresar mis opiniones decente y libremente, hoy dirijo mis palabras, con respeto a Ud. Sr. Nicolás Maduro. De manera generosa Ud., ha ofrecido asilo al Sr. Edward Snowden; de acuerdo a sus palabras, entendemos que Ud. considera al Sr. Snowden un perseguido del gobierno de Estados Unidos de América, y como una medida humanitaria Ud. le abre las puertas de nuestra casa a dicho individuo. Solo Dios y Ud. conocen las motivaciones de su corazón. Quizá, Ud. es un hombre de principios morales, de ética, que se compadece de un muchacho de 30 años que anda dando vueltas por el mundo buscando un refugio.

No es que seamos indiferentes a las terribles circunstancias que atraviesa el exagente de la CIA, sino que simplemente no entendemos tanta bondad para con un desconocido mientras se priva de los derechos humanos más esenciales a gente de nuestra propia casa. Son unos cuantos los venezolanos exiliados que quisieran regresar a su patria. También son otros tantos a quienes la vida se les va extinguiendo tras los barrotes, a quienes la debilitada justicia practicada en Venezuela los ha condenado, no por razón de las leyes, sino por la razón de un corazón endurecido que buscó mostrar la intransigencia de su poder ejemplarizándolo en casos como el de Iván Simonovis. Razón que Ud. y su gobierno Sr. Maduro siguen izando como causa justa, a pesar de que el país entero conoce y entiende las irregularidades cometidas en el proceso de este caso.

Tal cual se lo expresé al presidente Chávez, nuevamente hoy levanto mi voz, levanto la luz que enciende el hambre y sed de justicia. La compasión, Sr. Maduro, es esa capacidad que tiene el ser humano de sentirse tan vulnerable como cualquiera de sus semejantes en desgracia, la cual despierta el deseo de aliviar la pena o reducir el sufrimiento en quien lo padece. Indudablemente, Ud. ha sentido esa compasión por Snowden, pero recuerde que realmente somos lo que hacemos en nuestra propia casa, con nuestra propia gente. Parece difícil sentir compasión por alguien ajeno si antes no hemos practicado esta virtud con los hermanos que viven bajo el mismo techo.

Solo unos pocos, Sr. Maduro,  tienen el privilegio de ocupar una posición de poder en la que su palabra dada en un esquema de autoridad se convierte en hechos palpables. Recuerde al centurión romano, aquel que le pidió a Jesús que sanara a su siervo: "Señor, no te molestes en venir, porque no soy digno de que Tú entres bajo mi techo; por eso ni siquiera me consideré digno de ir a Ti, tan sólo dí la palabra y mi siervo será sanado. Pues yo también soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: 'Ve', y va; y a otro: 'Ven', y viene; y a mi siervo: 'Haz esto', y lo hace" (Lc.7:5-8). Un ejemplo que nos ilustra claramente el principio de autoridad. Alguien que sabe que está en una posición de poder para dar órdenes que se convierten en realidades, y al mismo tiempo, sabe reconocer la autoridad sobre él.

Reconozcamos que por encima de cualquier autoridad y poder está el de Dios, el verdadero Supremo. Recuerde que la práctica constante del poder sin compasión va transformando al ser humano en una suerte de escorpión, empañando las posibilidades infinitas de bien que podrían resultar del ejercicio compasivo en la administración del poder, impidiendo la restitución de las grandes grietas que tiene la justicia humana. Solo cuando miramos a Dios, cuando consideramos nuestra vulnerabilidad, cuando analizamos atentamente los imposibles que el poder no puede resolver; solo entonces, nos damos cuenta que no hay autoridad en esta Tierra que pueda cambiar la sentencia de la mano de Dios sobre la vida de un hombre. Así pues, Sr. Maduro, haga el bien que tiene en su mano hacer, mientras es el tiempo para hacerlo. Quizá su compasión será tomada en cuenta a la hora de lo inesperado que inexorablemente nos llega a todos.

¡Señor, ten piedad!

rosymoros@gmail.com
@RosaliaMorosB

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"EL 2013 SERA EL AÑO DE PEORES INDICES ECONÓMICOS Y SOCIALES", RED POR LA DEFENSA AL TRABAJO, LA PROPIEDAD Y LA CONSTITUCIÓN.-

RED POR LA DEFENSA
AL TRABAJO, LA PROPIEDAD Y LA CONSTITUCIÓN
 

EL 2013 SERA EL AÑO DE 
PEORES INDICES ECONÓMICOS Y SOCIALES.

Los resultados del primer semestre del 2013, nos demuestran la caída en los índices económicos y sociales a niveles, realmente,  muy preocupantes.

En lo social a pesar de los anuncios oficiales los índices de escasez alcanzan niveles entre 30 y 50%; sobre todo en el interior del país, destacándose los estados Sucre, Cojedes, Trujillo, Amazonas, Yaracuy, como los más afectados.

Los niveles reales de desempleo superan el 10% y en algunas regiones alcanzan el 15% de las zonas rurales.

El costo de la vida luce incontenible y la tendencia es a duplicar al 2012, lo cual afecta gravemente al 60% de la familia Venezolana con ingresos menores a los 6.000 bolívares mensuales, ya que consumen casi el 80% en abastecimiento de alimentos de sus ingresos. La distribución de alimentos por parte de mercal, PDVAL, Bicentenario etc. alcanza el 20% del consumo nacional, un 60% son redes privadas y un 20% está en la economía informal donde se paga 2 y 3 veces los precios regulados.

En lo económico es dramática la caída en los sectores vitales de la producción como lo son la industria y la agricultura, que son los más afectados por la acción   del gobierno en las tomas de tierras y empresas.

Lo triste es que las empresas y tierras despojadas a  los privados a pesar de los miles de millones gastados usurpadores para aumentar la producción los resultados son bajas. Y de escaza productividad.

La economía se sostiene en un gasto publico creciente y en los precios del petróleo, que han permitido que no haya una caída mayor del producto interno bruto, el sector privado ha disminuido un 10% de los niveles del 2012, salvo el sector comercio que se mantuvo con aumento de productos importados. Por ahora.

Nuestros análisis indican que a pesar de los anuncios oficiales de aumento en el consumo de alimentos. En el 80% de la familia Venezolana hay una disminución entre 10 y 20% en la compra de alimentos, no solo por el aumento de precios sino por las dificultades para conseguir estos alimentos. 

Es preocupante la alta dependencia del consumo nacional de las importaciones.
Es la razón! El por qué? A la falta de dólares lo que incide en los niveles de escasez. Se estima  que las importaciones para el 2013 se acercaran a los 50.000 millones de dólares;  convirtiendo a Venezuela en uno de los países del mundo con mayor índice per cápita de importación.  De materia prima y productos elaborados.

Es evidente que las decisiones de gobierno en materia económica solo lograron complicarle la vida a los venezolanos, generando más pobreza y caída de nuestra economía.

Vicente Brito
Presidente
vicent.brito@gmail.com
Raul Amiel
raulamiel@gmail.com

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FORTUNATO GONZÁLEZ CRUZ, LA MALDICION DE MACARAPANA II, POR LA CALLE REAL

La legitimidad del gobernante ha estado siempre vinculada a la tranquilidad y a la prosperidad del pueblo, como lo señala el artículo 3 de la Constitución Venezolana, o en asegurar la máxima suma de felicidad posible como lo afirma la doctrina de Simón Bolívar (Discurso de Angostura). La historia de la humanidad es de esfuerzos teóricos para buscar la clave de la felicidad, y cualquiera que haya sido el camino emprendido, basta mirar al alma humana para descubrirla: la fe en el hombre, la esperanza en el mañana y por sobre todo el amor. 
Una segunda clave es la comprensión del papel instrumental que desempeñan la ciencia y la tecnología para una existencia feliz. El hombre a veces se hace esclavo de sus bajas pasiones entre las que destaca la idolatría del dinero y del poder, inventa ideologías y cree en ellas, y cuando una élite infestada de esos males se hace del poder político, lleva a la sociedad a la ruina.
Es lo que pasa en Venezuela. La izquierda de café y viajes a París, atiborrada de Marx y de buen brandy, y un pelotón de militares se han hecho del poder y entrado en una degradante espiral concupiscente, si es que hubo en algún momento sueños socialistas, los han tirado para que quepan el poder y todo lo que asegura. La vida privada de Mario Silva, puesta al descubierto recientemente, es solo una muestra de que el discurso va por un lado y la vida dispendiosa e incluso asquerosa por otra. 
Atrincherados en su ideología, gozando del poder, se van alejando de una realidad creada por ellos en estos 15 años de ejercicio ilimitado del poder. Veamos un caso: El desarrollo endógeno.
Fue la única política pública que me atrajo porque es la que ha asegurado bienestar, prosperidad y justicia donde ha avanzado. Es el desarrollo sustentable consagrado en la Constitución. ¡Qué buena idea! Algunos disparates venían pegados, como los gallineros verticales y los conucos zamoranos, producto de la supina ignorancia y de las “ocurrencias” del comandante, pero era un gran desafío a la creatividad y al emprendimiento.
A 15 años nadie del gobierno habla de desarrollo endógeno. Los puertos están atiborrados de productos importados que han podido ser producidos aquí. 
Los pequeños comerciantes venezolanos están siendo sustituidos por chinos, que acaban con los pequeños sastres, costureros, zapateros, albañiles, plomeros y demás trabajadores que durante generaciones formaron la sustancia de nuestra producción provinciana. 
Se niega el precio a los productos nacionales pero se importan subsidiados de otros países; nuestros técnicos son desplazados por operarios chinos en las grandes obras financiadas por ellos. Las academias se vacían de talentos porque un cabo del ejército vale más que un summa cum laude. 
Hay acoso a todo el que produzca algo porque el negocio es la rapiña de los dólares petroleros.  Es una manera de ver la Maldición de Maracapana, lanzada por un señor que ni siquiera sabemos donde nació.
Las manos de la fe se alzan al cielo, pero a la vez edifican, en la caridad, una ciudad construida sobre relaciones, que tienen como fundamento el amor de Dios. Lumen Fidei. Papa Francisco

morochodos@gmail.com

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MARCELO CASTRO CORBAT, PERONISMO, JUSTICIALISMO, SINDICALISMO, CRISTINISMO Y... POBRES, CASO ARGENTINA

Tábano Informa 

Segunda República - 12-Jul-13 - Opinión


PERONISMO, JUSTICIALISMO, SINDICALISMO, CRISTINISMO Y... POBRES

Marcelo Castro Corbat


Hace 70 años se instauró en la Argentina rica un gobierno "nacional y popular". Estatizó la economía, destruyó la libertad y  creatividad de la empresa privada productiva, y dilapidó los ahorros del país subsidiando a "descamisados", que iban en taxi a trabajar. Fue la época de oro del peronismo, que quedó en el imaginario popular, y es usada por los eternos herederos apócrifos de Perón y ahora también por ideólogos trasnochados.

Hace 70 años, los argentinos tenían un  ingreso per cápita comparable al de Australia, Canadá,  y Nueva Zelanda. En 2012, el ingreso per cápita en los 4 países en US$, fue: Australia 67.723; Canadá 52.232;  New Zealand 38.222; y Argentina 11.576. (FMI).

El atraso de Argentina es abrumador y la cara visible de la pobreza es el escándalo de los asentamientos denominados "villas miseria".

¿Por qué progresaron los otros países? Encontramos dos razones: a) no tuvieron la desgracia política que apareciera un "salvador de  la patria" y "una defensora de los humildes" y b) se integraron a un mundo en explosivo crecimiento, que les abrió el camino a la prosperidad.

Con esos parámetros, en las próximas elecciones legislativas, para bien del país y su población, no se debe votar a nadie que responda a los "ismos"  del encabezamiento o a contubernios con sus acompañantes.

Este es un reenvío de un mensaje de "Tábano Informa"


tabano.informa@gmail.com
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FAUSTO MASÓ, APOCALIPSIS EN DICIEMBRE

A Maduro las encuestas le anuncian la peor derrota electoral de la historia del chavismo, sólo lo salvaría la frenética campaña abstencionista de sectores de la oposición. En estas elecciones locales habrá miles de candidatos a concejal vigilando las mesas. No hay que tenerle tanto miedo al CNE en este caso.

Diciembre abre la puerta al revocatorio y a las elecciones parlamentarias. Habrá en 2014 que impedir que las suspenda. Diciembre es el principio del fin.

Acostúmbrense a los chinos, llegaron para quedarse: seguirán en Venezuela después de Maduro. Por Los Palos Grandes los vemos altos, bien alimentados, prósperos, vestidos a la última moda y hasta del brazo de un criollo, las chinas, claro. En Maiquetía evitan las colas de inmigración: ahora ocurren peor que en los tiempos de Mr. Danger. Resignación: después de 14 años de socialismo del siglo XXI nos toca bajarnos los pantalones.

Pdvsa se rumbeó el dinero, lo gastó en todo menos en petróleo. Ahora, los chinos, los americanos de la Chevron y otras empresas le impusieron que no administre el dinero de las empresas mixtas, y pronto aumentará la participación de las multinacionales en la explotación de la faja de Orinoco.

A Maduro las encuestas le anuncian la peor derrota electoral de la historia del chavismo, sólo lo salvaría la frenética campaña abstencionista de sectores de la oposición. En estas elecciones locales habrá miles de candidatos a concejal vigilando las mesas. No hay que tenerle tanto miedo al CNE en este caso.

Diciembre abre la puerta al revocatorio y a las elecciones parlamentarias. Habrá en 2014 que impedir que las suspenda. Diciembre es el principio del fin. Sólo un golpe de suerte librará a Nicolás Maduro de una derrota apocalíptica: la inflación y el desabastecimiento unido a que todavía a esta altura el PSUV no ha escogido sus candidatos le ofrecen una oportunidad única a la oposición. El PSUV aguardará a última hora para escoger sus candidatos a dedo, los líderes naturales chavistas no moverán un dedo en las elecciones.

En Nicaragua, una revolución armada que había derrotado a Somoza, con la ayuda de Carlos Andrés Pérez, le entregó al final el poder a Violeta Chamorro cuando perdió unas elecciones. Todavía algunos creen que este comunismo bochornoso llegó para quedarse, o usan ese argumento como pretexto para socavar la dirigencia de la MUD. Es tarde, le dejaron a Capriles tomar vuelo, ahora recorrerá Venezuela pueblo a pueblo, alzando las manos de los candidatos en cada municipio El Gobierno sabe que una derrota clara en diciembre anunciará que perderá el control de la Asamblea, por primera vez será de verdad una minoría, gracias a la MUD, también por primera vez la oposición es una clara mayoría.

A pesar de las bravuconadas con Snowden, Maduro marcha hacia la derecha en política económica pero todavía lo hace con escrúpulos y poco a poco. Le faltará tiempo para conseguir los dólares que necesita, el modelo político exitoso del chavismo requiere inundar de dinero el país antes de las elecciones, algo imposible con una inflación superior a 40%.
¿Qué le queda a Maduro? Lo que está haciendo: volver a los tiempos de dispare primero y entierre después, buscar a su chinito de Recadi, pero ni siquiera da los nombres de los que robaron 84 millones de dólares del Fondo Chino, o investiga en Venezuela a los que están procesados en Estados Unidos. ¿Esta campaña contra la corrupción tocará a algún gobernador? No. Jamás.

Maduro está haciendo un mejor gobierno que Chávez, cosa fácil porque a su papá el famoso carisma lo hizo escoger los peores ministros; creía representar a la historia, la patria y el más allá y gastaba miles de millones de dólares en dejarnos sin electricidad, mientras Giordani administraba la economía. Le faltó un congreso que supervisase, una contraloría y una fiscalía. Se creía inspirado por el Espíritu Santo. Qué error. Ahora quieren subirlo a los altares.

@faustomaso

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lunes, 15 de julio de 2013

CARLOS ALBERTO MONTANER, LA ARROGANCIA Y EL ERROR.

El profesor Haroldo Dilla, exiliado cubano radicado en Santo Domingo, discrepa de mis ideas sobre la gratuidad de la enseñanza universitaria expresadas a propósito de las manifestaciones estudiantiles en Chile. Su texto, La ignorancia y el cinismo, puede consultarse en 7días.com.do del 8 de julio pasado. Se trata de un periódico digital dominicano que posee, me dicen, una extensa difusión.

Es la cuarta polémica que sostengo con otros tantos cubanos últimamente. No me quejo, porque, como decían los campesinos en sus controversias rimadas, “me dan pie para la décima”. La primera fue con el periodista radial Edmundo García, la segunda con el cantautor Silvio Rodríguez y la tercera con el profesor Arturo López-Levy. Todas pueden localizarse en la red. Los tres primeros encarnaban diversas posiciones del oficialismo cubano. Ahora surge este inesperado intercambio con el economista Haroldo Dilla, exiliado en República Dominicana.

El tema que se debate

En efecto, como irrita al profesor Dilla, creo que es inmoral que el conjunto de la sociedad afronte las responsabilidades económicas de unos pocos adultos, generalmente pertenecientes a las clases medias y altas del país, que luego se beneficiarán del ejercicio de las profesiones alcanzadas.

Como escribí en La buena educación (www.elblogdemontaner.com), reproducido en diversos medios, me parece más razonable y justo que el Estado invierta los escasos recursos de que dispone en mejorar notablemente la enseñanza pre-escolar, primaria y secundaria, cuando los niños y adolescentes todavía no han sido declarados adultos responsables, porque es en esa etapa de la vida cuando se crean el carácter, los hábitos y los valores que los van a acompañar hasta su muerte.

Es en esa fase, además, donde están presentes prácticamente todas las personas, y no el porcentaje minoritario que accede a las universidades (desde el 51% en Canadá hasta el 3% en África subsahariana, con un promedio planetario de algo menos del 7%). Si de lo que se trata es de preparar a los ciudadanos para que puedan competir y sobresalir, es en los primeros años donde es más útil poner el acento.

Naturalmente, si la sociedad fuera inmensamente próspera y el Estado igualmente rico, no habría que elegir. Teóricamente, se podría subsidiar a todos, todo el tiempo, siempre que existan suficientes riquezas. Sólo que ese panorama es muy poco frecuente y, cuando existe, como sucede en algunos pozos de petróleo con himnos y banderas del Medio Oriente, las marginaciones son de carácter religioso. En algunos de esos países el todos no suele incluir a las mujeres.

Simultáneamente, el profesor Dilla rechaza mi conformidad con que esos estudios universitarios también puedan ser actividades lucrativas, como suele ocurrir con la enseñanza primaria o secundaria, zona de la educación donde proliferan las buenas, escuelas privadas. Dilla comparte con muchos religiosos el rechazo a la obtención de beneficios producidos por una ocupación a la que le confiere una majestad especial.  

Le escandaliza que una persona, o un grupo de inversionistas, arriesguen sus capitales y su tiempo fomentando una actividad empresarial dedicada a transmitir conocimientos a alumnos universitarios que libremente han decidido pagar por ellos porque los encuentran adecuados. Dilla prefiere obligar al conjunto de la sociedad a que sufrague los costos que eso implica.

Por supuesto, no estoy en contra de que exista enseñanza universitaria pública, pero me parece incorrecto que sea gratuita. Defiendo que conviva con otras expresiones de la docencia: universidades privadas con y sin fines de lucro, o regidas por cooperativas, sectores empresariales o sindicatos. La pluralidad y la diversidad siempre son buenas para la educación.

Desde hace años tengo alguna vinculación académica con la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), que me honró nombrándome Profesor Visitante, una empresa o institución con fines de lucro, y me consta que es una de las buenas instituciones de educación superior del país. Fue allí donde pude desarrollar un curso sobre los orígenes y características de nuestro continente, que luego apareció publicado en dos volúmenes: Los latinoamericanos y la cultura occidental y Las raíces torcidas de América Latina.

La UPC educa a unos 30 000 estudiantes en 9 facultades y 30 carreras. Forma parte de un consorcio global llamado Laureate International Universities que posee y opera 76 universidades en 27 países. Los accionistas de esa multinacional ganan dinero vendiendo buena educación a más de 600 000 universitarios en diferentes países del mundo, actividad que me parece absolutamente meritoria. Como cualquier otro empresario, deben cuidar la calidad y los precios para sobrevivir en el mercado. (Aclaro que no tengo el menor interés económico en esa empresa).

Esta operación, permitida por la inteligente y franca legislación peruana, me parece mucho más limpia y transparente que las universidades privadas, aparentemente sin fines de lucro, que disfrazan la obtención de beneficios por medio de sofismas o contabilidad creativa.

Entiendo, claro, pero no lo justifico, que esa trampa es el resultado de que, en casi todos los países, existe la superstición de que las actividades universitarias no deben rendir beneficios o, si los producen, estos deben reinvertirse en la propia actividad.

A mi juicio, una universidad privada creada con fines de lucro, como sucede con muchas escuelas de niveles inferiores, o con centros que ofrecen servicios médicos, pueden y deben ser empresas sujetas a los mismos riesgos y responsabilidades que cualquier otra actividad concebida para obtener beneficios a cambio de prestar un servicio.

En ese caso, no deben tener ventajas fiscales ni privilegios de ningún tipo. Tampoco suelen poseerlos los laboratorios farmacéuticos, y no creo que nadie ponga en duda la importancia que estos tienen, nada menos que para la preservación de la vida. 

En cuanto al costo de la educación, como he escrito en el artículo citado, creo que el Estado debe avalar los préstamos que necesita el adulto para educarse, si éste no dispone de ahorros o suficiente patrimonio personal. Y, como sucede con cualquier otro bien, puede esperarse que, además del educando, la familia se comprometa con la devolución del préstamo. Si los padres no tienen fe en el estudiante, ¿por qué debe creer el resto de la sociedad?

Por otra parte, es razonable que los liberales, que sostienen las virtudes de la meritocracia, propugnen que se otorguen becas a los buenos estudiantes. Premiar a los mejores, siempre que sean elegidos con criterios imparciales, es algo absolutamente recomendable para que se propague el ejemplo y se eleve el nivel general de la educación.

Otro de los argumentos del profesor Dilla, en el que lleva cierta razón, pero poca, y la poca que tiene no le sirve de mucho, es cuando alega que la educación es un “derecho”, algo que aparece consignado en numerosas constituciones y en la Declaración Universal de Derechos Humanos suscrita (y escasamente respetada) por todos los países miembros de la ONU.

Es verdad, pero el hecho de que exista un derecho, no quiere decir que sea necesariamente gratuito. Casi todos los textos legales hablan del derecho a la propiedad privada, mas eso no implica que el Estado debe regalarles una casa o un automóvil a los ciudadanos. Desgraciadamente, hay cientos de millones de personas que viven en países en donde existe el derecho a la propiedad privada, pero sólo son dueños de la sombra que pisan.

También existe el derecho a la libertad de expresión, lo que no garantiza que el Estado debe proporcionar el medio de ejercerlo. Simplemente, quiere decir que no se puede privar a nadie de esta posibilidad si tiene los medios para realizar esa tarea.

En todo caso, creo que cuando se habla de derechos económicos, o derechos a ciertos servicios o condiciones de vida, se confunde la palabra “derecho” con la expresión “aspiración legítima”, generalmente por razones de despreciable demagogia política.

Hablar del “derecho a la educación”, como del “derecho a una vivienda digna”, un “trabajo bien remunerado” o a “servicios de salud”, es crear una dudosa expectativa que tiene muy poco que ver con la realidad.

Para dotar de educación y servicios de salud a una comunidad hay que crear y acumular riquezas. ¿Cómo puede convertirse en un “derecho” un servicio que cuesta una cantidad de recursos que acaso no tenemos hoy  y se corre el riesgo de tampoco poseerlos mañana?

Para ofrecer un empleo bien remunerado hace falta una empresa, generalmente que agregue bastante valor a la producción, y que, encima, obtenga beneficios. ¿Qué sucede si no existen o no se crean esas empresas? ¿Qué debe hacer el trabajador desempleado? ¿Denunciar en el juzgado de guardia al Presidente y a sus Ministros por violar sus derechos?

Naturalmente, el Estado puede asignarle arbitrariamente un salario al desempleado, como hacen en los estados asistencialistas-clientelistas. O puede nombrar a esa persona en una empresa que no lo necesita, como hasta hace poco hizo el gobierno cubano.

En los años setenta del siglo XX, en Venezuela, el primer Carlos Andrés Pérez creó 50 000 empleos de un plumazo. ¿Qué hizo? Obligó a que cada ascensor, aún los automáticos, fuera operado por un ascensorista absolutamente innecesario. Ese, obviamente, es un camino corto y estúpido hacia el empobrecimiento colectivo, aunque también es una manera de cumplir con el “derecho al trabajo”.

La cuestión personal

Hasta este punto, el planteamiento del profesor Haroldo Dilla me parece un debate importante. Encapsula dos visiones diferentes sobre el gasto público y la misión del Estado que dividen al planeta desde que en 1776 el  escocés Adam Smith, esencialmente un profesor de ética, publicó su extraordinarioIndagación sobre la riqueza de las naciones, libro que sentó las bases teóricas para desmontar el mercantilismo, sistema económico propio del Antiguo Régimen que tanto parecido tiene con los rasgos principales de los estados neopopulistas de nuestros días.

De entonces a hoy, esa discusión se ha ido enriqueciendo con mil nuevos argumentos y experiencias. Hay, incluso, hasta un gracioso debate cantado en versión reguetón entre Hayek y Keynes que puede encontrarse fácilmente en la red. Vale la pena verlo y escucharlo en YouTube porque es muy divertido.

Sin embargo, dada la trascendencia del tema, lamento que el señor Dilla personalice la cuestión y rebaje la calidad de sus razonamientos llamándome “ignorante, alguien que opina sobre lo que no conoce, ofende a sus adversarios y hace de su ideología un credo fanático”. Por supuesto, no voy a responder en el mismo plano. No me interesa tratar de herirlo en su amor propio o defenderme de sus ataques.

Hace muchos años, leyendo a Albert Ellis, entendí que no tiene la menor importancia real lo que los demás piensen de ti, especialmente si no existe un trato personal que justifique el juicio.

No deja de ser una tontería suponer que muchas o todas las personas deben admirarte o quererte. Probablemente, no lo sé, las vagas noticias que acaso el señor Dilla tuvo y tiene de mi existencia, fueron por cuenta del aparato de difamación de la dictadura cubana.

En Granma, como explico en el libro El otro paredón, publicado por e-riginal,me describen como un peligroso terrorista y espía de la CIA, dos acusaciones absolutamente falsas y ridículas con las que ese régimen lleva muchos años intentando (inútilmente) silenciarme mediante la destrucción de mi reputación.

Por mi parte, creo que nunca he conocido personalmente a Dilla y no tengo criterio sobre su persona. He leído algunos artículos suyos que me han gustado y otros que me han parecido parcialmente equivocados o disparatados.

Me han dicho que fue miembro de la juventud o del partido comunista cubanos, algo que no me consta, pero ese dato, de ser cierto, no lo hace mejor ni peor. Lo mismo sucede con los exnazis, los exfascistas y los expinochetistas. La militancia es cuestión de ideas. Lo que importan son las acciones.

Siempre hay tiempo y espacio para rectificar los errores juveniles, mientras no se tengan las manos manchadas de sangre, y no hay ninguna evidencia ni sospecha de que Dilla haya participado directamente en la represión y la violación de los Derechos Humanos de nadie cuando formaba parte de esa lamentable dictadura, aunque fuera lateralmente y en los estribos del poco influyente aparato académico cubano.

Supongo, por el tono de sus escritos, y porque, finalmente, acabó exiliado, que le parecía repugnante la atmósfera de terror que se vivió en la universidad cuando él estudiaba, o cuando era profesor y veía cómo expulsaban y perseguían a algunos de sus compañeros por ser homosexuales o creyentes, y hasta convocaban a actos de repudio para ofenderlos y humillarlos antes de echarlos a la calle condenados a una especie de cruel ostracismo moral.

Alguien, como él, que cree que la universidad debe tener las puertas abiertas, debió sufrir como una gran afrenta la política excluyente por razones ideológicas de esa institución (“la universidad es para los revolucionarios”), aunque no tengo información de que haya manifestado públicamente su descontento por estos atropellos cuando era estudiante, o luego cuando le tocó participar del claustro de profesores. 

Si defendió a las víctimas, debe aplaudírsele. Si calló y otorgó, le cabe algún grado de responsabilidad moral en toda esa barbarie, aunque no seré yo quien se lo eche en cara. No es ése mi papel. Creo que dio un buen paso cuando abandonó al régimen, y ya se sabe que las dictaduras totalitarias contienen este deprimente factor de contaminación general que las hace especialmente repulsivas.

Más que regímenes distintos, las revoluciones totalitarias son un gran charco de inmundicias en el que deben chapotear los partidarios para poder sobrevivir, ascender y mantenerse. Romper con ese lodazal es siempre meritorio y merece aplauso, aunque algunas personas queden parcialmente percudidas y psicológicamente afectadas, especialmente si tienen conciencia crítica.  

Más curioso me resulta, en cambio, que siga siendo marxista, pero ni siquiera eso, a mi juicio, lo descalifica en el orden personal, pese a lo que implica de terquedad intelectual frente a la experiencia de sus propias vivencias en la marxista “dictadura del proletariado” del manicomio cubano, a lo que se agrega un siglo de barbarie, cien millones de muertos a lo largo del siglo pasado, veinte fracasos en todas las culturas y situaciones y bajo toda clase de líderes. Sencillamente, como dicen en España los más barrocos, hay personas “inasequibles al desaliento”, o, como ratificaba el torero, “hay gente pa´to”.

Al fin y al cabo, he conocido seres magníficos y extraordinariamente inteligentes que son espiritistas, partidarios de Sai Baba o convencidos de que no hay mejor guía de conducta que la Cábala, ni mejor modo de pronosticar el futuro que el I Ching. Todos las creencias sobrenaturales son respetables, aún aquellas que no saben que lo son. Finalmente, me parece que el profesor Dilla escribe bien y eso es de agradecer.

Pero vayamos al meollo de la cuestión. El liberalismo

La primera aclaración es que eso que el señor Dilla llama “el neoliberalismo” como dogma ideológico, un método parecido al marxismo, sencillamente, no existe. Hay algunas creencias básicas, extraídas de la experiencia y del juicio moral, a lo que llamamos liberalismo, pero nada más.

No sé con cuántas de ellas el señor Dilla está en desacuerdo, pero le anoto las ocho más importantes para que él, si lo desea, explique por qué las rechaza:

·      Situamos la libertad a la cabeza de nuestros valores y prioridades, y la definimos como el derecho a tomar decisiones individuales sin la coerción del Estado o de otros grupos poderosos.

·      Creemos que la responsabilidad individual es la contrapartida ineludible de la libertad individual. No puede haber ciudadanos libres si no son, al mismo tiempo, responsables de sus actos.

·      Sostenemos que existen derechos naturales que no pueden ser abolidos por el Estado o por grupos poderosos. Entre ellos, existe el derecho a la propiedad privada, ámbito, por cierto, en que mejor puede preservarse la libertad individual.

·      Proponemos la existencia de un Estado limitado por un orden constitucional universal, que no favorezca a persona o grupo alguno, que establezca la separación y balance de poderes, fundamentalmente dedicado a proteger los derechos individuales, preservar la paz e impartir justicia.   

·      Suponemos que la posibilidad de crear riquezas se logra con mayor intensidad, eficiencia y justicia en el seno de la sociedad civil, aunque no descartamos la responsabilidad subsidiaria del Estado.

·      Exigimos la absoluta transparencia de los actos públicos y la constante rendición de cuentas. Para los liberales, el Estado es o debe ser un conjunto de instituciones libremente segregado para beneficio de las personas. Los empleados públicos, desde la cabeza hasta el más humilde, son nuestros servidores y han sido elegidos para obedecer la ley.

·      No creemos en las virtudes de la igualdad de resultados, sino en la de igualdad de oportunidades para luchar por conquistar el tipo de vida que libremente escogemos. De ahí que el método natural de selección de los liderazgos entre los liberales esté basado en la meritocracia, aunque sabemos que ella conduce a la desigualdad.

·      Aceptamos que la democracia representativa es el método menos ineficiente que se conoce para tomar decisiones colectivas en el ámbito público, y estamos de acuerdo en que las elecciones periódicas y limpias entre partidos diferentes que compiten por el poder y se alternan y vigilan en el ejercicio de la autoridad, es un modo razonablemente adecuado de organizar la convivencia, siempre que se respeten los derechos individuales plasmados en la constitución y las leyes.

El liberalismo en el terreno de las medidas de gobierno

Al margen de esos principios fundamentales que unifican a los sectores liberales, la experiencia de los últimos dos siglos ha ido decantando ciertas ideas, proposiciones y posturas de carácter económico que me imagino que horrorizan al señor Dilla o provocan su rechazo intelectual, pero, como en el caso anterior, sospecho que los lectores querrán saber por qué se opone a ellas con tanta vehemencia. A continuación consigno las doce medidas de gobierno más populares entre los que nos consideramos liberales:

·      Suponemos que el libre mercado, a juzgar por la experiencia, es mucho más eficiente que la planificación centralizada desde el Estado para asignar recursos y crear riqueza.

·      Impulsamos la defensa del libre comercio frente al proteccionismo.

·      Propugnamos la apertura al comercio internacional y la inversión extranjeras.

·      Proponemos la existencia de un Estado reducido que haga pocas tareas, pero que las haga bien, y ponga el acento en impartir justicia y en cuidar la vida y la seguridad de las personas.

·      Rechazamos los déficits fiscales, el endeudamiento excesivo y a la impresión de dinero “inorgánico”, políticas todas que conducen a la inflación y al empobrecimiento colectivo. Es decir defendemos la moderación y la austeridad en el terreno macroeconómico.

·      Suponemos que es preferible un nivel bajo de presión fiscal para que la sociedad civil disponga de mayores recursos para crear riquezas.

·      Tenemos la convicción, derivada de la experiencia, de que el Estado es un pésimo empresario, corrupto y malgastador, y, por lo tanto, es preferible privatizar el aparato productivo que tiene en sus manos.

·      Dentro de ese espíritu, preferimos, cuando sea posible, la opción de la “tercerización” de servicios públicos antes que aumentar la burocracia.

·      Rechazamos, en general, los subsidios, por ser una fuente de corrupción y clientelismo, y porque convierten el asistencialismo en el instrumento de grupos de poder que perpetúan la pobreza y convierten a los necesitados en su base electoral.

·      Favorecemos la toma de decisiones de las personas mediante vouchers, antes que colocar esas decisiones en manos de los burócratas del Estado para que decidan cómo, cuándo y qué deben consumir los individuos o cómo alcanzamos la felicidad.

·      Optamos por desregular cuando las normas entorpecen la creación de riquezas, pero regular cuidadosamente para garantizar la competencia, la transparencia y el fair play.

·      Junto a los teóricos de la creación de “capital humano” y “capital cívico”, dos nociones propuestas y muy analizadas por los pensadores liberales, creemos en la importancia extraordinaria de la educación, especialmente en los primeros años, cuando, como he señalado antes, se forjan el carácter, los hábitos y la escala de valores.

Como el señor Dilla me considera un ignorante (y seguramente lo soy, puesto que las cosas que sé son infinitamente menos que las que ignoro); y aunque no soy dado a respaldar mis posiciones con opiniones de autoridad (me parece un dudoso procedimiento para imponer las ideas extraído del método escolástico), advierto que estas doce amplias proposiciones, a las que probablemente se oponga el señor Dilla, porque tienen el tufo de lo que él llama neoliberalismo, cuentan con el respaldo parcial de una notable pléyade de pensadores e intelectuales calificados como liberales, entre los que, a vuela pluma, puedo citar a la siguiente docena de Premios Nobel de Economía: Friedrich von Hayek, Milton Friedman, Gary Becker, James Buchanan, Douglass North, Robert Lucas, Robert Mundell, Edmund Phelps, Edward C. Prescott, Amartya Sen, Robert W. Fogel y Ronald H. Coase. No es conmigo, sino con ellos con quienes debe debatir estas cuestiones que él domina con tanta certeza dado que, felizmente, no es un ignorante.

Asimismo, a los efectos del debate, sería útil que explicara por qué el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, y el Banco Interamericano de Desarrollo suelen recomendar  todas o algunas de estas medidas como expresiones del buen gobierno, o por qué, en Maastricht, cuando los países europeos fueron a adoptar una moneda común, el euro, crearon un marco de referencia bastante ajustado a este recetario liberal que describía a los Estados bien gobernados.

El regreso de la sensatez liberal

¿Cómo llegaron los liberales, o muchos de ellos, a proponer esas medidas de gobierno y, en algunos casos, a llevarlas a la práctica exitosamente? Básicamente, por el fracaso continuado de los planteamientos contrarios.

El profesor Dilla yerra o no sabe lo que dice (con perdón) cuando afirma que: “El neoliberalismo [sic] es una doctrina cuya puesta en práctica no solo ha causado muchos estragos sociales, frustraciones y miserias, sino que ha estado precedido por ellos. Sencillamente, porque sus postulados solo pueden practicarse desde la represión y la inacción social, de lo cual el régimen de Pinochet en Chile –con sus asesinatos, desapariciones y torturas—fue un ejemplo trágico”.

Es asombroso que una persona bien informada, como pretende ser el profesor Dilla, ignore que las mayores y más exitosas reformas liberales del Estado en el siglo XX han sido llevadas a cabo en democracia, con el consentimiento de las mayorías y con arreglo a la ley.

Lo dice con bastante claridad Fareed Zakaria: “Cuando Thatcher llegó al poder, la vida del británico promedio era una serie de interacciones con el Estado: el teléfono, gas, electricidad, agua, los puertos, trenes y aerolíneas pertenecían y eran administrados por el gobierno, así como también las empresas siderúrgicas y hasta Jaguar y Rolls-Royce. En casi todos los casos esto llevaba a la ineficacia y la esclerosis. Tomaba meses el llegar a tener instalada una línea de teléfono en el hogar. Las tasas impositivas marginales eran muy altas, llegando hasta el 83%”.

¿Qué hizo Margaret Thatcher? Sigamos con Zakaria: “Privatizó 50 empresas y los gobiernos de Europa, Asia, América Latina y África siguieron el mismo curso. Los impuestos se recortaron en todos lados. La tasa impositiva marginal más alta de la India en 1974 era de 97.5%. Hoy la tasa más alta es del 40%. En EEUU en 1977, los impuestos sobre las ganancias del capital y dividendo eran del 39.9%; en 2012 la tasa era del 15% (…) Esos cambios se han llevado a cabo bajo gobiernos conservadores, liberales y hasta socialistas. Como declarara Peter Mandelson, arquitecto del ascenso del partido Laborista en los años 90: Ahora todos somos thatcheristas”.

Los neozelandeses, autores de una ejemplar reforma liberal, a finales de los años ochenta, hundidos por el peso del estatismo y el lastre de la fantasía del Estado de Bienestar, más pobres que España en ese momento, decidieron jugar la carta de la apertura económica, y en menos de una década le dieron la vuelta a la situación. ¿Cómo? Reduciendo los subsidios, eliminando los contratos de trabajo sectoriales, liberalizando las relaciones laborales, reduciendo los impuestos y desregulando muchas actividades económicas. Y lo interesante es que esa reforma liberal no la hizo la derecha, sino los laboristas, porque esas políticas públicas que escandalizan a los neopopulistas pertenecen al ámbito del sentido común y de la experiencia.

Le haría bien al profesor Haroldo Dilla leer los papeles del exdiputado sueco Mauricio Rojas sobre la realidad de su país de adopción, especialmente su libroReinventar el Estado de Bienestar. Rojas, que llegó a Suecia como un exiliado chileno que huía del pinochetismo, entonces convencido de las ventajas del estatismo, poco a poco se transformó en liberal. ¿Por qué? Porque fue testigo del peligroso descalabro del mítico modelo socialista sueco cuando, en 1993, el gasto público alcanzaba el 72.4% del PIB y la inflación y el desempleo se dispararon. ¿Qué hicieron para salvar la situación? Según Rojas, liquidaron el monopolio estatal sobre la provisión de servicios abriéndose a la empresa privada, redujeron los subsidios, introdujeron la competencia y delegaron las decisiones educativas y sanitarias en el usuario mediante un sistema devouchers. Es decir, recurrieron a muchas de las medidas propuestas por los liberales.

Otro maravilloso ejemplo de reforma liberal en libertad es el de Israel, el más exitoso de los experimentos sociales del siglo XX. La pequeña nación, que se fundó en 1948 en medio de una peligrosa guerra, con un presupuesto ideológico socialista democrático, basado en cooperativas y kibutz, evolucionó pacíficamente hacia un modelo económico que descansa en las empresas privadas y el mercado, realizando esa revolución sin recurrir a la violencia, hasta convertirse en uno de los países más prósperos y creativos del planeta, pese a los frecuentes conflictos bélicos en los que, muy a su pesar, ha debido intervenir.

Finalmente, qué duda cabe de que el gobierno de Pinochet fue responsable de execrables crímenes que jamás dejé de condenar por las mismas razones que censuraba a los cometidos por los Castro en Cuba, pero las reformas que se llevaron a cabo en ese país, y que cambiaron su faz económica hasta ponerlo a la cabeza de América Latina, no se produjeron porque el general las impulsó a sangre y fuego (lo que no deja de ser un argumento pinochetista), sino porque el país las necesitaba y el régimen, negando la usual tradición estatista y nacionalista de las dictaduras militares, aceptó el consejo de uno jóvenes chilenos formados en la Universidad de Chicago.

¿Qué pasaba en Chile tras la experiencia socialista de Allende? Así lo describe el diplomático chileno Juan Larraín: “Entonces el país gozaba de una inflación del 508%, el déficit fiscal era superior al 25% del PIB, la deuda externa había crecido en un 23%, las reservas internacionales eran apenas 200 mil dólares y había harina sólo para una semana. Por la vía de las confiscaciones, expropiaciones, intervenciones y nacionalizaciones, el Estado se había apropiado de más del 70% de la actividad económica”.

La grandeza de la Concertación que vino después del régimen de Pinochet, cuando se instauró la democracia, fue conservar esas medidas liberales que habían rescatado a Chile de la miseria, de la misma manera que Tony Blair profundizó, en vez de anular, las reformas iniciadas por la señora Thatcher. Por ellas, por las medidas liberales, hoy Chile, pese a todas las dificultades, continúa creciendo, se acerca a los $20,000 dólares per cápita (PPP) y ha disminuido sustancialmente el índice de pobreza.

Pero no sólo Chile hizo reformas de carácter liberal. Sin recurrir a la violencia, la Bolivia del cuarto Víctor Paz Estenssoro (1985-1989) fue rescatada del abismo por esas medidas, luego continuadas durante la presidencia de Sánchez de Lozada (1993-1997). La Costa Rica del primer Óscar Arias (1987-1991); la Colombia de César Gaviria (1990-1994); el México de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) y el de Ernesto Zedillo (1994-2000); el Uruguay de Luis Alberto Lacalle (1990-1995); el Brasil de Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), cuyas reformas luego respetó Lula da Silva; incluso la Argentina de Carlos Menem (1989-1999 en dos periodos consecutivos), a pesar del antiliberal aumento del gasto público y la nauseabunda corrupción que rodeó los procesos de privatización, tuvieron aciertos indudables.

¿Cuáles son hoy los países latinoamericanos que más y mejor crecen en América Latina? Sin duda, los de la Alianza del Pacífico: los que mantienen políticas dotadas de cierta orientación liberal, como México, Colombia, Perú y Chile.

¿Cuál es el peor? Sin duda, la Venezuela del chavismo, cuyo gobierno, dirigido por trágicos payasos, ya fuera el difunto “Comandante eterno” o el peculiar Nicolás Maduro, especialista en onomatopeyas ornitológicas, es el gran enemigo de las ideas de la libertad.

En fin, si el profesor Haroldo Dilla desea continuar este debate en el terreno de las ideas, yo estoy dispuesto. No lo deseo, porque me aburre mucho, pero la pelota queda en su cancha.

carlosa.montaner@gmail.com

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