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jueves, 24 de mayo de 2012

HUMBERTO GARCÍA LARRALDE, EL ESTADO CHAVISTA ACOSA LA UNIVERSIDAD. VERDUGOS DE LA UCV

El jueves 17 de mayo la Sala Electoral del TSJ impuso una multa de Bs. 18.000 a cada uno de los miembros del Consejo Universitario de la Universidad Central de Venezuela[1], alegando desacato de una decisión tomada por ella el 10 de agosto del año pasado en la cual se obligaba a esta Casa de Estudios suspender toda elección interna hasta tanto no reformara el reglamento electoral interno, conforme a lo dispuesto en el artículo 34 de la Ley Orgánica de Educación (LOE). 

Asimismo, ordena al Consejo Universitario  instrumentar esa reforma en los 10 días hábiles siguientes y a remitirle el nuevo reglamento. Tal decisión constituye un atropello a la autonomía universitaria, a la libertad de conciencia de los integrantes del máximo organismo universitario y a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), además de a otros preceptos legales. Veamos.

1.       De la aprobación de Ley Orgánica de Educación (LOE):

La LOE fue aprobada “entre gallos y medianoche” del 13 de agosto, luego de una sola discusión en plenaria de la Asamblea Nacional (AN). El proyecto de ley presentado a la consideración del cuerpo legislativo no guardó relación alguna con lo aprobado por consenso en primera discusión en 2001, cuando la AN era mucho más representativa y plural[2]. Lo que se aprobó fue un proyecto nuevo, que requería de dos discusiones en plenaria, no una, conforme a lo establecido en los artículos 207, 208 y 209 de la CRBV. Tratándose de una ley orgánica, debía haberse remitido a la Sala Constitucional del TSJ para que ésta se pronunciara sobre su constitucionalidad y rango orgánico antes de ser promulgada, como obliga el artículo 202 de la Carta Magna, cosa que tampoco se hizo.
El proyecto de ley, cocinado a espaldas incluso de miembros de la Comisión de Educación Cultura y Deportes de la AN, fue conocido por los diputados apenas una semana antes de su aprobación definitiva, sin incluir su Exposición de Motivos. Las reiteradas peticiones de autoridades universitarias y organizaciones sociales comprometidas con el hecho educativo, de posponer su discusión para permitir así una amplia consulta luego del inicio de las clases en septiembre, no sólo fueron desoídas, sino que sus proponentes y acompañantes, al dirigirse en manifestación a la Asamblea Nacional, fueron reprimidas salvajemente por la policía y por bandas armadas pro gobierno.
Por tanto, esta ley carece de legitimidad democrática por violar disposiciones constitucionales para su aprobación, entre los cuales cabe destacar la ausencia de toda consulta a los interesados.

2.       Del artículo 34 de la LOE

El # 3 del artículo 34 de la LOE señala que la autonomía universitaria implica:
Elegir y nombrar sus autoridades con base en la democracia participativa, protagónica y de mandato revocable, para el ejercicio pleno y en igualdad de condiciones de los derechos políticos de los y las integrantes de la comunidad universitaria, profesores y profesoras, estudiantes, personal administrativo, personal obrero y, los egresados y las egresadas de acuerdo al Reglamento. Se elegirá un consejo contralor conformado por los y las integrantes de la comunidad universitaria.
Este artículo contraría al artículo 109 de la CRBV, que señala que:
El Estado reconocerá la autonomía universitaria como principio y jerarquía que permite a los profesores, profesoras, estudiantes, egresados y egresadas de su comunidad dedicarse a la búsqueda del conocimiento a través de la investigación científica, humanística y tecnológica, para beneficio espiritual y material de la Nación. Las universidades autónomas se darán sus normas de gobierno, funcionamiento y la administración eficiente de su patrimonio bajo el control y vigilancia que a tales efectos establezca la ley. Se consagra la autonomía universitaria para planificar, organizar, elaborar y actualizar los programas de investigación, docencia y extensión. Se establece la inviolabilidad del recinto universitario. Las universidades nacionales experimentales alcanzarán su autonomía de conformidad con la ley.
Es decir, se reconoce que el ejercicio autonómico reside en la comunidad universitaria de profesores, estudiantes y egresados, entre otras cosas, para darse “sus normas de gobierno”. Por demás, lo dispuesto en el #3 del artículo 34 de la LOE fue negado en el referéndum sobre cambio constitucional sometido a la consideración de los venezolanos el 2 de diciembre de 2007, que reconocía expresamente “el voto paritario de los y las estudiantes, los profesores y las profesoras, trabajadores y trabajadoras para elegir las autoridades universitarias” (art. 109 del proyecto de cambio constitucional).
Por último, al quedar derogada la Ley de Educación Universitaria (LEU) a comienzos de 2011 por el presidente Chávez en razón de que no fue consultada, necesariamente sigue vigente la Ley de Universidades de 1970, que sostiene, en su artículo primero, que la universidad “es fundamentalmente una comunidad de intereses espirituales que reúne a profesores y estudiantes en la tarea de buscar la verdad y afianzar los valores trascendentales del hombre”.

3.       El voto “1 x 1 x 1” destruirá la universidad

La universidad es una institución con fines específicos de naturaleza académica, especializada en la generación e impartición de conocimientos, en la que la toma de decisiones debe enmarcarse en la prosecución de estos fines. Las autoridades universitarias son primordialmente académicas, no políticas, por lo que su escogencia debe responder a méritos de solvencia académica. Esta verdad demarca el ámbito de los procesos eleccionarios dentro de la universidad, limitada a quienes integren su comunidad académica y, por ende, corresponsables en velar por la prosecución de sus fines específicos.
La democracia universitaria es, por tanto, distinta a la democracia política, en la que todo ciudadano tiene el derecho a expresarse a través del voto para elegir a sus gobernantes. Esta distinción es común a toda institución especializada en la prosecución de fines específicos en los que la existencia de ciertas capacidades, experiencias o méritos, son determinantes para la toma de decisiones. En esto reside, precisamente, su institucionalidad. De ahí que la autoridad, la toma de decisiones y el ámbito de lo electoral en el Tribunal Supremo de Justicia y en la Asamblea Nacional, por ejemplo, esté circunscrita a los magistrados y los diputados, respectivamente, a pesar de tener una amplia gama de empleados subalternos que laboran en actividades de apoyo. Tampoco en la Fuerza Armada votan los soldados. El hecho de que esta verdad tan obvia, tan evidente, sea soslayada por los legisladores oficialistas que aprobaron la LOE y por los magistrados de la Sala Electoral que arremeten contra la UCV, indica que el fin buscado es la destrucción de la institucionalidad universitaria, de las normas, valores y mecanismos para la toma de decisiones que aseguren la prosecución de sus fines.
La propuesta del voto igualitario, en la cual cada profesor, estudiante, empleado, obrero y egresado tiene un voto, subordina la prosecución de fines académicos a los intereses particulares de grupos y gremios mayoritarios. Los profesores serían una ínfima minoría, no obstante ser quienes más competencia tienen para garantizar la supremacía de lo académico. Siendo mayoría los estudiantes y los egresados, éstos impondrían a las autoridades y, progresivamente, los cambios en la normativa interna a favor suyo, en correspondencia con sus intereses y puntos de vista.
Ni la verdad científica, ni la evaluación de los educandos, ni el desarrollo de soluciones a los problemas del país, se deciden por mayoría de votos. La democracia universitaria está en la discusión exhaustiva, desde distintas perspectivas, de las pretensiones de “verdad” de enunciados y descubrimientos, así como de la conveniencia e idoneidad de los métodos utilizados para arribar a ella. No se puede imponer una verdad y menos una razón política a una universidad, sin desnaturalizar sus funciones[3]. Más que poder político, en la universidad priva la autóritas que se deriva de méritos académicos. Las jerarquías universitarias deben asentarse en la ascendencia académica, profesional y ética que las legitime ante la comunidad como conductores y garantes idóneos de los procesos de docencia, investigación y extensión. Si bien el voto permite la competencia entre estilos y propuestas de gestión universitaria, sólo es pertinente si redunda en la preminencia del conocimiento, en un ambiente donde prevalezca la razón y el debate plural por sobre otras consideraciones.
La pertinencia de la universidad se fundamenta en el cumplimiento eficaz de sus fines académicos. La restricción de la autonomía académica implícita en la propuesta del voto igualitario y en el proyecto político que la motiva atenta contra la misión fundamental de la universidad como poderosísimo instrumento para el desarrollo del país. La universidad autónoma proporciona una de las pocas ventanas a la frontera del conocimiento de la humanidad con que cuenta Venezuela. Su capacidad de constituirse en interlocutora de los centros más avanzados en el mundo reside, precisamente, en la competencia para tomar decisiones en estricto apego a criterios de excelencia académica. La sujeción del quehacer universitario a una normativa externa rígida con intenciones de control político, acaba con estas posibilidades. Por ello es menester respetar el régimen autonómico de las universidades, para resguardarlas de presiones políticas, económicas o religiosas que la desvíen de su misión. La eliminación de los méritos académicos como criterio y condición para la elección de los órganos de cogobierno, somete a la universidad a prácticas populistas, de reparto corporativo-gremial, que habrán de desnaturalizar irremediablemente su función y destruir sus pretensiones de excelencia. Con ello se sabotea la necesidad de poner a Venezuela al día con los avances del conocimiento científico, humanístico y tecnológico de la humanidad. Que los estudiantes del futuro y sus familiares se olviden de la “marca registrada” de calidad que significa hoy un título de la Universidad Central de Venezuela, si se logra imponer este mecanismo de elección.
Cabe señalar que en ninguna universidad del mundo hemos encontrado un régimen electoral como el propuesto por el “1 x 1 x 1”, mucho menos en las instituciones del llamado “bloque socialista”, que mantenían un control político estricto sobre sus universidades, como lo sigue haciendo Cuba.

4.       La profundización de la democracia universitaria

Los argumentos esgrimidos para rechazar lo dispuesto en el numeral 3 del artículo 34 de la LOE no pretenden señalar que el mecanismo existente no pueda perfeccionarse. Me atrevería a señalar que existe un consenso mayoritario para revisar el régimen electoral e incorporar al estudiante de postgrado –inexistente como figura en la Ley de Universidades de 1970-, reducir la preponderancia de los profesores jubilados en el claustro, incluir en este cuerpo a los instructores por concurso y considerar una mayor ponderación del estudiantado que el actual 25%. Asimismo, el Consejo Universitario de la UCV conoce desde hace años de una propuesta para abrir espacios de participación en la toma de decisiones de naturaleza administrativa de sus empleados y trabajadores, como en todos aquellos asuntos referentes a sus condiciones de trabajo. La fundamentación de estos cambios requiere, empero, una nueva Ley de Universidades.
En atención a estas consideraciones, el Consejo Universitario, con base en una propuesta presentada por una comisión designada de su seno para analizar las implicaciones de la citada sentencia de la Sala Electoral del 10 de agosto de 2011, y en ejercicio de sus potestades autonómicas, decidió abrir una amplia consulta a la comunidad que hace vida en la universidad sobre los mecanismos electorales deseados. Entre otras cosas, se han realizado discusiones en los Consejos de Facultad y en asambleas de estudiantes, profesores y empleados, y una delegación de empleados y trabajadores consignó una propuesta de reglamento –en este caso recogiendo lo del 1 x 1 x 1- al Consejo Universitario. La imposición de la Sala Electoral corta de tajo esta discusión y vulnera abiertamente la autonomía universitaria, amén de contrariar la recomendación del presiente Chávez cuando vetó la LEU de abrir un debate sobre la legislación universitaria.
Cabe señalar que en las universidades que controla directamente este gobierno tan preocupado por la “profundización de la democracia” y el “respeto por los derechos de participación protagónica e igualitaria” no hay elecciones para nombrar autoridades, consejos de facultad, de escuela, representación estudiantil, ni tampoco para centros de estudiantes. Estos últimos simplemente no existen. Como es sabido por todos, las autoridades de esas instituciones son nombradas a dedo por el alto Ejecutivo.

5.       El compromiso con nuestra conciencia

Convencidos de que la aprobación de un mecanismo como el propuesto en el #3 del artículo 34 de la LOE acabaría con la Universidad Central de Venezuela como la conocemos y es violatorio de preceptos constitucionales y legales, la Sala Electoral comete un atropello de monta mayor al ordenarle al Consejo Universitario que redacte un reglamento con esas características. Si este régimen quiere destruir la institucionalidad universitaria por que no tiene otra manera de controlarla (sus fuerzas se revelan ínfimas en todas las elecciones realizadas internamente) que lo haga directamente y sufra las consecuencias políticas de violar la autonomía. Recurrir a la vía judicial para allanar las potestades autonómicas de la UCV con una orden que obliga a sus autoridades a instrumentar el mecanismo que la aniquilaría como universidad seria, es un atropello a la dignidad y a la libertad de conciencia de quienes integramos el Consejo Universitario. En la Casa que vence la sombra a través del debate de ideas y el contraste de opiniones para encontrar soluciones justas, ordenarle que se someta sin chistar a la opinión del gobierno es negar la esencia del quehacer universitario. La UCV no es un cuartel para estar doblegándose a órdenes de una autocracia. ¡Que se atreva el gobierno a redactar e imponer el reglamento en cuestión!
La Universidad Central de Venezuela puede exhibir orgullosamente un largo historial de aportes a la solución de variados problemas del país y a la promoción de una cultura democrática. De sus aulas han salido legiones de dirigentes, tanto del sector público como del privado, que han contribuido, cada uno a su manera, con el desarrollo del país. Gracias a su conciencia crítica y capacidad de movilización en defensa de los principios libertarios, han dejado huella en la construcción de una república civil y moderna, cohortes de estudiantes y profesores como es el caso de las “generaciones” del ’28, del ’36, del ’57 y la que luchó por rescatar la autonomía vulnerada por el allanamiento del primer gobierno de Rafael Caldera. Hoy el movimiento estudiantil vuelve a levantar las banderas de la libertad en protesta contra el atropello y cierre de medios de comunicación y el desconocimiento de derechos humanos básicos por parte del gobierno. La UCV siempre ha sido un baluarte de democracia, de libertad y de las mejores intenciones para con el país ante abusos del poder. La significancia de este historial no puede ser simplemente echado por la borda. No seremos nosotros los verdugos de la UCV.
Una muestra de que la decisión de la Sala obedece a criterios políticos por encima de otras consideraciones, es su reconocimiento de que la UCV debería acatar su sentencia por ser “un ejemplo” para las demás universidades. Es decir, con el hara-kiri que se nos pide instrumentar, se espera quebrar el espinazo de la resistencia crítica que ofrece el sistema de universidades autónomas ante los intentos de imponer un pensamiento único en el país que acabaría con su razón de ser. Por demás, la retaliación por no prestarnos a sus designios se expresa en que deliberadamente se escogió imponernos la mayor multa posible de acuerdo con la normativa vigente, de 200 unidades tributarias.
En nombre de los intereses superiores del Pueblo alemán –volk- en la noche del 10 de mayo de 1933 fueron quemados por estudiantes nazis frente a la universidad de Berlín, unos 20.000 libros de autores de renombre mundial –alemanes y extranjeros[4]- para dar paso a la edificación de una cultura propia del Tercer Reich, la única aceptable. Asimismo, fueron expulsados los profesores de ascendencia judía de las universidades. Era obligatorio que todo miembro de las profesiones docentes, desde pre-escolar hasta las universidades, perteneciera a la Liga Nacional Socialista de Profesores y jurar “obediencia y lealtad” a Adolfo Hitler.
En este empeño hegemónico, la jurisdicción descentralizada de escuelas públicas y universidades fue sustituida por un control centralizado bajo el Ministerio de Propaganda. La purga de autores o científicos “impuros” de los pensa de estudios fue adelantada en aras de la pretendida supremacía del conocimiento ario, lo cual, desde luego, resultó ser desastroso para el sistema educativo alemán. Fue despedido todo académico que se expresara en contra del Nacional Socialismo, llevando a muchos a guardar silencio antes de perder su carrera. “Era una escena de prostitución” -reflexionaría luego uno de los despedidos, el profesor Wilhelm Roepke- “que manchó la honorabilidad de la enseñanza alemana”. Confiesa tristemente otro ilustre profesor germano el resultado a que llevó la obsecuencia de las universidades ante tales designios: “Las universidades alemanas faltaron, cuando todavía había tiempo, en oponerse públicamente, con todo su poder, a la destrucción del conocimiento y del estado democrático. Fallaron en mantener el faro de la libertad y del derecho encendido durante la noche de la tiranía”.[5]
Constituye un trágico ejemplo de lo que puede suceder si los universitarios nos sometemos dócilmente a los designios de la vocación fascista que se despliega desde el poder. 

[1] Salvo a dos representantes del oficialismo, que votaron en contra del calendario electoral para elegir autoridades, aprobado a comienzos de marzo del presente año.
[2] Este proyecto fue engavetado luego de que el presidente Chávez amenazara recibirlo con “el bate de Sammy Sosa”.
[3] La subordinación del conocimiento a objetivos políticos –casos de Lysenko y del desprecio por la cibernética por considerarla ciencia “burguesa” en la Unión Soviética de Stalin; arrase de la academia durante la Revolución Cultural China-, significó un serio descalabro para las ciencias y las artes de esos países. El atraso en aquellas disciplinas más afectadas fue lamentable y llevó por fuerza a costosos procesos de rectificación. La expulsión de académicos judíos de las universidades y la quema de libros que no expresaran las “verdades” de la prédica nacional-socialista alemana, tuvo similares efectos bajo el Tercer Reich.

[4] Entre otros autores, pueden mencionarse a Stefan Zweig, Thomas Mann, Albert Einstein, Sigmund Freud, Jack London, H.G. Wells, Emile Zolá, Marcel Proust y muchos otros.
[5] Profesor Julius Ebbinghaus, Shirer, Op. cit.,:251-2. Los últimos dos párrafos fueron extraídos del libro de mi autoría, El fascismo del siglo XXI, Random House Mondadori, Caracas, pp. 397-8.

Humberto García Larralde, representante profesoral ante el Consejo Universitario de la UCV, humgarl@gmail.com

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martes, 24 de enero de 2012

MERCEDES MONTERO: CUANDO LAS ELECCIONES SON DEMOCRÁTICAS

Estudiantes oficialistas lanzaron tres bombas lacrimógenas con el fin de robarse las urnas contentivas de los votos, con el fin de evitar el conteo de los resultados y obligar a llevar a cabo otras elecciones

Un sector que ha recibido los embates que les ha infligido el régimen venezolano es el de las universidades nacionales, que han sido atacadas en múltiples formas, no sólo las incursiones de grupos terroristas que tratan de sembrar el odio entre los estudiantes, hasta el punto del ataque personal a sus dirigentes estudiantiles el corte o negación de los recursos presupuestarios que les permitan el funcionamiento regular y la inversión en tecnología y desarrollo de investigaciones, sino hasta el intento de saboteo de las elecciones universitarias para elegir autoridades en las casas de estudio y los respectivos centros estudiantiles en cada una de sus facultades.

                                    En la Universidad Central de Venezuela (UCV) feroces ataques por estudiantes chavistas

La Universidad Central de Venezuela (UCV) nuestra Alma Mater, o la casa que vence las sombras, ha sido atacada ferozmente por estudiantes adeptos al oficialismo.  La Rectora de la UCV, Dra. Cecilia García Arocha ha sufrido ataques contra su persona por parte de encapuchados, que le han disparado y lanzado bombas Molotov contra su oficina del Rectorado, en la que trabaja la mayor parte del día.. Aunque la queja ha sido cursada ante las autoridades pertinentes, no se ha obtenido respuesta satisfactoria alguna en lo que a la defensa de la universidad se refiere. No es de extrañar que en los comicios estudiantiles se hayan dado ataques con violencia similar, los cuales  en muchas ocasiones han obligado a posponer las elecciones o han llevado a enfrentamientos entre los estudiantes.

Al igual que en todo organismo o institución en el que existe la predica y práctica de la democracia, en las diferentes facultades de la UCV, existe un Registro de estudiantes en cada facultad, lo cual les garantiza a  estudiantes, autoridades, y, representantes estudiantiles que quienes asistan a una votación para elegir nuevos representantes tienen el legítimo derecho a elegir, por ser estudiantes debidamente registrados. Esos registros son debidamente publicados en cada facultad,  en las mesas de votación en las que hay representantes de las diferentes planchas que compiten en los comicios tienen una copia de ese registro.  El estudiante que va a votar tiene que aparecer en ese registro, debe presentar su cédula y carnet estudiantil en la mesa, en la que votará. Esos votos son debidamente contados manual y públicamente, sin que haya sombra de dudas por parte de los representantes de los grupos participantes y los estudiantes que participaron en la votación pueden estar presentes durante el conteo.

Las elecciones en las universidades nacionales han dejado muy en claro que cuando de práctica de principios democráticos se trata, quienes los respetan, lucharán con convicción y harán respetar las condiciones que lleven a lograr los resultados  que realmente responden a la voluntad del electorado.

Las Elecciones internas de la UCV se dieron en Noviembre del 2011 y fueron ganadas por la oposición, al igual que ha sucedido en las demás universidades nacionales, siendo esta la forma en la que la juventud venezolana muestra su rechazo a quienes intentan llevar al país a un oscurantismo medieval; lo cual es lógico ya que el régimen venezolano como es harto conocido, ha querido destruir a nuestras casas de estudio. Durante esas elecciones hubo todo tipo de actos de saboteo por parte del oficialismo. Solo las Escuelas de Comunicación Social y Trabajo Social, que eran bastión oficialista  no pudieron culminar su proceso eleccionario en esa oportunidad.

Después de dos intentos fallidos debido a acciones desestabilización por parte de quienes siempre han hecho de la violencia su forma de expresión se logró en este mes de Enero 2012 un nuevo proceso electoral en ambas escuelas, en los cuales salieron victoriosas las planchas opositoras al gobierno, aún entonces cuando se iba a proceder a la contabilización de votos en el Auditorio de la Facultad de Humanidades y Educación, unos estudiantes oficialistas lanzaron tres bombas lacrimógenas con el fin de robarse las urnas contentivas de los votos,  con el fin de evitar el conteo de los resultados y obligar a llevar a cabo otras elecciones.

La Rectora de la UCV declararía “A pesar de algunos hechos irregulares, esta casa de estudios venció a la violencia y eligió a los representantes de las escuelas de Comunicación Social y Trabajo Social.”

Resultados válidos y reconocidos solo se obtienen cuando las elecciones son democráticas, debido a que se han hecho respetar las condiciones electorales que constituyen los derechos de los electores


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lunes, 28 de noviembre de 2011

HUMBERTO GARCÍA LARRALDE: UNA REVOLUCIÓN MALANDRA

Cuando uno creía haberlo visto todo, aparece el presidente Chávez el Día del Estudiante (21 de noviembre) dándole un espaldarazo a Kevin Ávila, estudiante expulsado por el Consejo Universitario de la UCV por faltas graves a las normas de convivencia que rigen esta Casa de Estudios (y de cualquier organización que se respete). Ávila milita en una banda oficialista que emula con fervor los Fascio di Combattimento de Mussolini. Entre los desmanes cometidos por estos forajidos pueden recordarse, la toma violenta –y posterior destrucción de su mobiliario- del Consejo Universitario de la UCV en 2001; el intento de saboteo de la toma de posesión de las actuales autoridades universitarias en acto celebrado en el Aula Magna, en junio de 2008; la agresión a los marchistas que regresaban a la Ciudad Universitaria, luego de acudir al Ministerio de Educación Superior demandando presupuesto justo, el año siguiente y de la cual queda testimonio fotográfico –que circuló internacionalmente- en la mano de un squadristi empuñando una pistola, detrás de la puerta de la Escuela de Trabajo Social; el destrozo de las instalaciones que se levantaban en la puerta de la UCV que comunica con la Plaza de las Tres Gracias y de la puerta de vidrio que da acceso a las oficinas del rectorado en 2010; los insultos y agresiones proferidas contra la rectora Cecilia García-Arocha durante la asamblea realizada en el auditorio de la Facultad de Farmacia en repudio del asesinato, a manos del hampa, del estudiante Pedro Trejo a comienzos de este año; y la irrupción violenta y grosera en un acto conmemorativo de los 10 años de haber sido declarada la UCV Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, esparciendo –en medio de empujones- carne extraída de las cavas del comedor universitario, así como los pasapalos destinados al acto.

Otros incidentes vandálicos, como la quema de dos pequeños autobuses estacionados dentro del recinto universitario el día de la marcha antes citada, la quema del automóvil asignado al Vicerrectorado Administrativo de la UCV al que introdujeron en la entrada de la Plaza Cubierta, la quema -con extendida destrucción de equipos- de las oficinas del Rectorado, el lanzamiento criminal de bombas lacrimógenas dentro de una Sala de Conciertos llena de profesores y estudiantes -con grave peligro para los presentes en ese recinto cerrado- en momentos en que se discutía la crisis presupuestaria de la UCV, los disparos contra la Sala de Sesiones del Consejo Universitario y la quema reciente de dos automóviles más asignados a autoridades de la institución por parte de motorizados encapuchados que llegaron disparando, no han podido atribuírsele, a ciencia cierta a esta banda. Pero de que vuelan, vuelan. Por otro lado, son innumerables las denuncias de amenazas por parte de estos facinerosos –muchas veces armados- contra estudiantes e incluso profesores, que han llegado en algunos casos a materializarse en golpizas con objetos contundentes, como el propinado recientemente a un estudiante de la Facultad de Derecho.

En muchos de los hechos mencionados se ha podido detectar la participación activa, a veces protagónica, del Br. Ávila, sobre todo en los más recientes. Por sólo una de estas actuaciones, la referida a la agresión contra la Rectora en el Auditorio de Farmacia, pudo concluirse con el expediente que llevó a su expulsión, por parte del Consejo Universitario, por un año. ¡Ya era tiempo que se pusiera fin a la impunidad que venía corroyendo nuestra Alma Mater!

Pero en alocución ante un grupo de estudiantes de su tolda el presidente Chávez pidió solidaridad con el truhán, a quien calificó de ¡“digno hijo de la patria”! O sea, todos los actos vandálicos con que se le asocia, son “ejemplo revolucionario”. De manera vergonzosa, tal exabrupto fue inmediatamente replicada por la Fiscalía y la “Defensoría del Pueblo” (¡!), avalando los modos de “lucha” de este joven. Pero ¿debemos sorprendernos de esta actitud, proveniente de quien ha expresado su solidaridad, “amor fraternal” y demás ridiculeces a déspotas de la talla de Yevtushenko, Gadaffi, Mugabi, Amadinejad y el carnicero de Siria, Bashar al Assad o el de Sudán, Omar al Bashir? ¿Nos extraña que quién idolatra al anciano patriarca gallego –Fidel Castro- que ha avasallado a Cuba como feudo propio por más de 50 años, sometiéndola a la miseria y la oprobiosa negación de todo derecho, despliegue tan desfachatadamente la anti-ética de la violencia destructiva?

El 21 de Noviembre es una fecha gloriosa para el movimiento estudiantil, que no merece ser mancillada vanagloriando los antivalores del irrespeto, la destrucción, la violencia, la intolerancia y la discriminación que esgrime Chávez. Ese día, en 1957, valientes jóvenes de la UCV y de liceos de Caracas se alzaron contra el fraude plebiscitario que pretendía perpetuar al dictador Marcos Pérez Jiménez en la Presidencia. Esta sacudida, que no pudo ser ocultada por la dictadura, sirvió de catalizador a las luchas que culminaron con el colapso final del régimen militar el 23 de enero del año siguiente.

Con la exaltación de prácticas fascistas el Día del Estudiante, Chávez pretende acabar con el significado libertario, de lucha por la democracia, la justicia y la dignidad que representa esta efeméride. Se desnuda de cuerpo entero, una vez más, su odio contra instituciones como la UCV, pilares del progreso nacional, así como su miseria humana, empeñada en glorificar las conductas más deleznables porque no soporta los esfuerzos por construir un futuro digno, exento de las lacras de corrupción, ventajismo y violación de derechos humanos que caracterizan su gestión. Ahora que, ante el asomo de la muerte y la evidente bancarrota de su petropopulismo de reparto, doblan las campanas por su “revolución”, se esfuerza por “tirar el resto”. Cual borracho que, tambaleante, arrastra manteles, copas y vajilla en su caída, Chávez se empeña en concentrar sus menguantes energías en profundizar su cruzada destructora, clamando a los cuatro vientos los antivalores de su descomposición moral. Y no hay mejor imagen de lo que ello involucra que la de Hitler en sus últimos días, superbamente representada en la película “La Caída”, chirriando histéricamente por divisiones inexistentes de la Wermacht y dictando la orden de fusilar en el acto a cualquier desertor, mientras las tropas soviéticas tomaban Berlín: la conflagración final que engendraría el ansiado “Nuevo Orden” o, si no, la destrucción total.

La premiación de la barbarie, vulnerando la decisión que, de manera legítima y en ejercicio de sus potestades autonómicas, tomó el Consejo Universitario, augura días difíciles a la UCV. Si en 2001 el asalto al Consejo Universitario de esta Casa de Estudios contó con el apoyo de la Vicepresidencia de la República –bombas lacrimógenas incluidas- ahora acciones vandálicas similares contarán con la anuencia directa del propio Presidente. Con expresiones como la de Chávez ante sus seguidores el lunes 21, vuelve a poner de manifiesto el carácter profundamente primitivo, retrógrado y reaccionario de su “revolución”, atentatoria contra todo lo que signifique progreso, civilidad y paz. Fiel a su naturaleza fascista, cabe también la calificación de “Revolución Malandra” a su gesta destructora. 

Es hora de invocar las fuerzas morales que  anima el historial de luchas y de aportes al desarrollo de nuestra UCV, para poder responder, al unísono: “¡No pasarán!”

Humberto García Larralde, economista, profesor de la UCV

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jueves, 6 de octubre de 2011

MERY SANANES: PÍO TAMAYO EN OTRO OCTUBRE DE SILENCIOS Y ESTRIDENCIAS

Este  05 de octubre se cumplen 76 años del asesinato de José Pío Tamayo. Un joven tocuyano que empuñó su idealidad avanzada para trabajar en dirección a lograr algo fundamental:  introducir una nueva perspectiva histórica para la comprensión e interpretación de la vida de aquella y esta Venezuela. El objetivo era muy claro: romper con el pensamiento tradicional-positivista que hace del caudillo-mesías el punto de partida de la historia y delinear las grandes coordenadas de la historia por construir.
José Pío Tamayo
Una acción que debía tomar en cuenta al pueblo como primer elemento de acción social, regida por un código de deberes, que permitiera enfrentar los males tradicionales que han padecido y siguen padeciendo los pueblos sometidos a la avaricia, la codicia, la corrupción y la descomposición que conlleva un ejercicio despótico del poder.
Su vida y su obra, cargada de futuro y de una propuesta histórica y vital que se enfrentaba a la historia heroica y mesiánica con la que se ha sometido y domesticado al colectivo, desde los tiempos de la invasión inicial, ha sido y sigue siendo sometida al silencio.
En la actualidad se trata de producir ruido y estridencias con el traslado de sus restos, por la vía de la autoridad y la imposición, al Panteón Nacional. Pero lo que se anuncia como un homenaje no es sino una forma de aumentar el silencio y el cerco.
Pío es la aventura del pensamiento, la creación, el camino. Es el poeta, la imaginación, el aporte que se riega por todas partes. Es el artista que se vuelve luchador andante porque le importan todas las causas de todos los destinos. Y por ello,  la intención de encerrar en altos y sólidos muros su pensamiento y su mensaje es algo que no se aviene con su sueño de furtivo creador de amaneceres.
Desde la Cátedra Pío Tamayo y el Centro de Estudios de Historia Actual de la UCV, desde 1983 nos hemos dedicado a la divulgación, difusión y debate sobre la historia de las ideas políticas de este expaís, haciendo hincapié en el mensaje porvenirista piotamayista que traza un compromiso invariable.
En esas labores hemos producido tres volúmenes que recogen parte de las Obras Rescatadas del Floricultor de Hazañas, en cuyos trabajos dispersos, puede encontrarse a plenitud  ideas y propuestas que abarcan la mayor parte de los ámbitos de nuestro destartalado vivir.
Hemos tratado de aportar elementos para una mayor presencia de Pío. Sin embargo,  sigue siendo un silenciado y su obra un conjunto de papeles que no han perdido la clandestinidad que le impuso la tiranía gomecista.
Pìo Tamayo es el introductor de las nuevas ideas inspiradas en el marxismo pero alejado de dogmas y cultos. De allí que no haya un mayor empeño por penetrar en su pensamiento   ni en divulgarlo. Y hay quienes creen que violando su voluntad de ser enterrado en su lar natal, podrán convertirlo en un pensador-valor para una tal ‘revolución socialista’.
Pío estuvo alejado ayer y lo está hoy aún de toda acción o interpretación que haga abstracción de la idealidad, del poder de creación. De vuelo de humanidad. Y esta es  la razón para que en muchas oportunidades se constituya en  una acusación frente a quienes dejaron de lado el código de deberes, para hacer de la acción política una codicia del poder y una defensa de intereses minoritarios, muy lejanos al bienestar del colectivo.
Y constituye una acusación no sólo frente a sus antiguos compañeros y alumnos de su Carpa Roja en el Castillo de Puerto Cabello, sino  ante quienes actualmente usurpan su nombre para crearle más mitos a la vieja historia heroica, que nutre las mayores perversiones y el mayor grado de domesticación-represión.
Afortunadamente Pío Tamayo está mucho más allá de sepulturas y de panteones. De la tierra tocuyana en la quedó sembrado hace 76 años, salió hace mucho para seguir emprendiendo su solitaria cruzada porvenirista.
Viaja por los cauces subterraneos del agua, nutriendo a la inversa el tiempo de floreceres que anunció desde su Tonel de Diógenes o su Bar Júpiter hasta su despedida final aquel 05 de octubre de 1935, frente a los últimos resplandores del dios Helios. Y que se cumplirá el día en que el colectivo logre organizarse como fuerza-acción, en dirección horizontal, para rescatar este expaís y construir un tiempo de porvenires.
merysananes@gmail.com
T: @embusterias

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domingo, 28 de noviembre de 2010

LA RADICALIZACIÓN ¿ÚNICA MANERA DE IMPONER EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI?. MERY SANANES

Cátedra Pío Tamayo
Centro de Estudios de Historia Actual
IIES / FACES / UCV

Un espacio para el debate-reflexión sobre la historia
que estamos obligados a construir

VIII SESIÓN SEMINARIO

¿QUÉ HACER CON Y POR VENEZUELA
DESPUÉS DEL 26S-10?

FORO

LA RADICALIZACIÓN
¿ÚNICA MANERA DE IMPONER
EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI?


Objetivo: Para Carlos Marx lo radical significa ir a la raíz, al fondo, a lo más profundo para transformar la realidad. Y esta es una acción que, indefectiblemente, se adelanta por la vía de la violencia, por medio de la fuerza-imposición.

Pero el problema hoy tiene que ver con esta pregunta: ¿dónde, cuándo y cómo se ha adelantado esa acción que toca las raíces para transformar la realidad? ¿Acaso se puede mantener con solvencia que en los casos de la Unión Soviética y China, Vietnam o Cuba se ha producido cambios radicales para el mejor vivir de la sociedad?

Hasta ahora, lo que se ha vendido como cambios radicales han terminado en la implantación de sociedades que contienen una fuerte carga de las estructuras del pasado. Por ello, nos encontramos con un llamado socialismo montado en el porta-aviones del mercado capitalista mundial.

Esto quiere decir que los cambios llamados radicales no sirvieron para crear un nuevo modo de producir y de vivir. Y ante la suma de fracasos en el campo económico y social se produce la caída de esas falsas experiencias socialistas y su tránsito al capitalismo del cual, materialmente no llegaron a salir.

Por esto, cuando el Golpista Presidente llama a la radicalización no se puede menos que entender que ha llegado a la convicción de que el consejero gubernamental Allan Wood tiene razón cuando lo insta a radicalizar el proceso como única vía para mantenerse en el mando-poder revolucionario.

Y esto tiene una explicación muy clara: este régimen cada vez cuenta con menos apoyo popular. El soberano ya no tiene la fe ciega y carbonaria en su mesías. La inflación más alta del mundo atenta contra la mayor parte de nuestra población. Todas las miserias se acumulan. Y no cuenta el régimen con un partido coherente en lo organizativo para ordenar la respuesta política al descontento cada vez más creciente.

Y a esto se agrega el peligroso cuadro del narcotráfico que invade hoy todos los espacios de este régimen. Walid Mackled es hoy una acusación terminante. Su testimonio es impactante: su inmensa fortuna fue creada en el marco de esta revolución y con la ayuda de muchos funcionarios civiles y militares, cuestión que el ejecutivo no ha podido procesar, más allá del intento de limpieza por la vía del otorgamiento de credenciales que hagan aparecer a implicados en altos delitos como decentes servidores públicos o militares.

El caso del ahora General en Jefe Rangel Silva es la mejor evidencia de lo que decimos.

Y ante este cuadro de tan profunda descomposición, en el que cuesta trabajo saber como puede mantenerse un régimen tan vapuleado por la opinión pública, surge el llamado a la única vía de escape: la radicalización, la fuerza, la imposición. La violencia cada vez más abierta `para exterminar a los Walid Makled que atentan contra la estabilidad del proceso y a toda disidencia con miras a imponer el pensamiento y la acción únicos.

Sólo y de esta manera podrá mantenerse este régimen que ahora intenta imponer el ya también fracasado socialismo del siglo XXI.

Y esto sin duda abre la discusión sobre el llamado proceso de radicalización, es decir, sobre la forma de impulsar la fuerza, la imposición, la violencia para alcanzar el objetivo supremo: la implantación del llamado socialismo del siglo XXI, que se quiere hacer pasar por una novedad, aunque su base-fundamento es la misma doctrina marxista-leninista-stalinista-troskista-maoista-fidelista-guevarista.

Una doctrina que ha sido supuestamente “adaptada a nuestra realidad” con la incorporación del pensamiento bolivariano, zamorano y robinsoniano. El resultado es bien conocido: se ha creado el nuevo y gran pasticho político-ideológico de y para la ‘nuevas revoluciones.

Pero en ningún caso, como lo hemos dicho en muchas oportunidades, se produce un verdadero cambio (de raíz) en la forma-condición de vida de las mayorías que se sienten representadas por el proceso de radicalización que, en teoría, debía quitar la riqueza a las minorías para repartirlas entre las mayorías.

Lo ocurrido en este ex país desde 1999 es otra expresión de ese engaño revolucionario que tanto espacio ha tomado en los últimos tiempos. Las estructuras burocráticas y el poder del Estado asumen el papel de las minorías dominantes que ahora forman parte de la nueva clase revolucionaria: los boliburguerianos.

Pero ante la inexistencia de un gobierno eficiente, que sea capaz de adelantar obras indispensables en el campo de la seguridad social, con infraestructuras y para el tratamiento de los grandes problemas asistenciales, habitacionales, de inseguridad, el apoyo va disminuyendo y la necesidad de radicalización deja de tener relación con cambio de estructuras, sino con la aplicacion del control y la represión necesarios para mantener el colectivo en sus límites.

Esa es la temática a discutir: La radicalización: ¿Fuerza y represión para imponer el socialismo? ¿Podrá esta radicalización contener el malestar que se generaliza y acrecienta? ¿Servirán las medidas extremas de control para acallar las denuncias sobre “una revolución” tomada por el narcotráfico y de lo que el caso Makled es una evidencia que da una firme idea del nivel reinante de descomposición?

¿Se fortalecerá el régimen a partir de la radicalización o crecerá la implosión que ya amenaza con llevarse por delante la propia organización del PSUV? Y frente a lo que para muchos es la proximidad de un nuevo reparto de poderes ¿quiénes se mantendrán al lado del régimen para seguir en el disfrute del “imperio de la corrupción”?

¿Estamos ante una triste historia de sucesión de poderes entre minorías, que deja con vida el pasado y que constituye una nueva desesperanza del colectivo? ¿Hasta cuándo aguantará este colectivo esta historia de burla-engaño-padecimiento y frustración? ¿Transición hacia el socialismo del siglo XXI o hacia una nueva y remozada forma de miseria?

PONENTES
CARLOS AQUINO
DOUGLAS BRAVO
MANUEL FELIPE SIERRA

MODERADOR
AGUSTÍN BLANCO MUÑOZ

LUNES, 29 DE NOVIEMBRE DEL 2010
SALA “E” / 6 pm

Coordinadores
Agustín Blanco Muñoz / Mery Sananes / Danielita Barrolleta
Tlfs 6052536 / 6052563 (0416) 638-7320 (0414) 333-6515
abm333@gmail.com / merysananes@gmail.com / dbarrolleta@gmail.com
http://historiactual.blogspot.com

Mery Sananes
merysananes@gmail.com
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viernes, 19 de marzo de 2010

VIOLENCIA EN LA UCV, INCENDIO EN EL RECTORADO



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miércoles, 26 de agosto de 2009

*A DIEZ AÑOS DE LA APROBACIÓN DEL TEXTO CONSTITUCIONAL, CENTRO DE ESTUDIOS DE DERECHOS HUMANOS, UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

Con motivo de cumplirse diez años de la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente y de la aprobación del texto de la actual Constitución de Venezuela, y con el propósito de contribuir al debate y a la reflexión sobre el tipo de sociedad que queremos, el 7 de julio del presente año, el Centro de Estudios de Derechos Humanos de la Universidad Central de Venezuela convocó a un conversatorio, en el que participaron destacados profesores de Derecho Constitucional, distinguidos miembros del foro venezolano, ex constituyentes, y miembros de la Asamblea Nacional. He aquí algunas de las reflexiones surgidas en ese evento.

La actual Constitución fue saludada con serias reservas por algunos, con grandes elogios por parte de otros, y con muchas expectativas por parte de la inmensa mayoría de los venezolanos. Sin duda, se trata de una Constitución democrática, con algunos aspectos novedosos, en los que se observa un marcado progreso respecto de otros textos constitucionales. Cualquiera que sea nuestra opinión sobre el texto constitucional, ella está en vigor, y tiene que ser cumplida y acatada por todos. Ese es el instrumento jurídico que determina los límites del poder público y que, como parte de esos límites, señala los derechos que tenemos los ciudadanos y que no pueden ser avasallados por quien detente el poder.

Cuando ya están por cumplirse diez años de la aprobación, y de la entrada en vigor, de la actual Constitución de Venezuela, es oportuno realizar un balance del efecto que ella ha tenido en la vida nacional, de la forma como ese texto ha sido interpretado, y del modo como ha sido aplicado.

La actual Constitución señala que Venezuela es un Estado descentralizado, y distribuye el poder público entre las instancias municipales, estadales, y nacionales, señalando precisamente cuáles son las competencias de cada uno; sin embargo, esa repartición de competencias no ha sido debidamente acatada y respetada. En cuanto al Poder Nacional, éste corresponde a los poderes Legislativo, Ejecutivo, Judicial, Ciudadano, y Electoral. En teoría, esa superación del esquema clásico de Montesquieu, repartiendo las competencias del Estado en un mayor número de poderes, debería suponer un mayor control recíproco entre todos ellos, y un mayor equilibrio en el funcionamiento de los mismos. Lamentablemente, ese sistema no ha funcionado adecuadamente y ha fracasado, conduciendo a una mayor concentración de poder, de una manera nunca antes vista.

La independencia del Poder Judicial proclamada por nuestra Constitución es, sin duda, una de las bases del Derecho Constitucional moderno. En nuestro caso, esa independencia va de la mano con el ingreso a la carrera judicial y el ascenso de los jueces por concursos de oposición públicos, que aseguren la idoneidad y excelencia de los seleccionados. Lo cierto es que más del 50% de los jueces son provisorios, pudiendo ser removidos sin más trámite que una simple carta, y el resto son jueces “titulares”, a quienes se ha asignado esa condición sin que se hayan sometido al concurso público previsto por la Constitución. Además, en el caso de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, que deberían ser designados por una mayoría calificada de la Asamblea Nacional, tampoco se ha cumplido con esta condición.

En materia de derechos humanos, la actual Constitución desarrolla ampliamente los derechos sociales, imponiendo obligaciones correlativas al Estado, a fin de garantizar el ejercicio de esos derechos. Esas disposiciones no han sido suficientes para señalar prioridades en la distribución del gasto público, o para asegurar el acceso a la salud, a la alimentación, o a la vivienda, a todos los venezolanos. Es cierto que el artículo 23 de la Constitución le confiere jerarquía constitucional a los tratados de derechos humanos ratificados por Venezuela, y que esos tratados prevalecen en el orden interno, y son de aplicación inmediata y directa; asimismo, es cierto que, de acuerdo con el artículo 31 de la misma Constitución, el Estado debe adoptar las medidas que sean necesarias para dar cumplimiento a las decisiones emanadas de los órganos previstos en tratados de derechos humanos. Pero la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia ha entendido que, en cuanto esos tratados tienen jerarquía constitucional, deben ser interpretados por dicha Sala, y es ella la que debe determinar si otorga su aval a las decisiones de los órganos de protección de los derechos humanos previstos en tratados ratificados por Venezuela. Esa interpretació n constitucional ha anulado de raíz lo que pudo haber sido la voluntad del constituyente, y lo que pudo caracterizarse como un avance significativo en materia de derechos humanos.

Los artículos 57 y 58 de la Constitución, complementados por el artículo 337 de la misma, salvo algunos aspectos menores, desarrollan la libertad de expresión de manera compatible con los estándares internacionales. Sin embargo, sucesivas sentencias de la Sala Constitucional, y leyes como la Ley Orgánica de Telecomunicaciones, la Ley de Responsabilidad Social de la Radio y la Televisión, o la Ley de Reforma parcial del Código Penal, de manera incompatible con estándares internacionales, han ido estableciendo restricciones no previstas por el constituyente, y han ido vaciando de contenido un derecho fundamental en una sociedad democrática, que permite la difusión de ideas e informaciones de toda índole.

El artículo 328 de la Constitución nacional dispone que la Fuerza Armada Nacional es una institución esencialmente profesional, sin militancia política, que está al servicio exclusivo de la Nación, y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna; adicionalmente, el artículo 330 prohíbe a los integrantes de la FAN, inter alia, participar en actos de propaganda o proselitismo político. Pero lo cierto es que esa Fuerza Armada así descrita se ha ido desfigurando, haciendo suyas las consignas políticas del partido de gobierno, asumiendo una ideología que no le corresponde, y haciendo suya una función distinta a la que le asigna la Constitución.

En materia de relaciones internacionales, el artículo 152 de la Constitución afirma que ellas responden a los fines del Estado, y que se rigen, entre otros, por los principios de independencia y no intervención en los asuntos internos de otros Estados, subrayando que “la República mantendrá la más firme y decidida defensa de estos principios y de la práctica democrática en todos los organismos e instituciones internacionales.” Difícilmente se puede sostener que la acción del Presidente de la República y de los órganos encargados de conducir la política exterior ha estado orientada por estos principios. De hecho, junto con permitir que otras naciones asuman funciones que son de competencia exclusiva del Estado venezolano, nos hemos encargado de intervenir en los asuntos domésticos de otras naciones, y hemos mantenido estrechas relaciones con países dominados por gobiernos no democráticos. Adicionalmente, en violación de principios del Derecho Internacional que decimos respetar, repetidamente hemos amenazado a otras naciones con el uso de la fuerza armada.

Si bien las disposiciones transitorias de la Constitución obligan a la Asamblea Nacional, dentro de plazos perentorios, a adoptar diversas leyes que deberían desarrollar asuntos medulares a los que se refiere nuestra Carta Magna, a diez años de la entrada en vigor de la misma, la mayor parte de esas leyes aún no han sido adoptadas.

Uno de los aspectos más resaltantes es el divorcio entre la letra de la Constitución y la interpretació n que de ella ha hecho la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Esto ha significado que haya dos constituciones paralelas: una, la Constitución aprobada mediante referéndum, y otra, la Constitución que de hecho aplican los órganos del Poder Público. Por una parte, el texto normativo que está en vigor y que obliga a todos y, por la otra, la interpretació n desfigurada y torcida de ese texto, pero que es la que se aplica en la realidad. Ante este estado de cosas, pedimos una cosa muy simple: Que los órganos del Poder Público, que son los llamados a aplicarla, respeten la Constitución nacional.



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