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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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lunes, 27 de abril de 2015

ANTONIO LÓPEZ VILLEGAS, VISION SIN ACCION ES UN SUEÑO

La acción sin visión es una pesadilla, y la visión sin acción es solo un sueño. El día de hoy quiero compartir con mis lectores la posibilidad, hoy más cercana que nunca, de acabar con la decadencia y caída brutal de la calidad de vida del pueblo de Venezuela. 

Esta caída no puede negarse por más apasionada que sea la persona y por más comprometida y/o perseguida que esté. 

Sabemos que lo que pasa actualmente solo tiene un apoyo minoritario de personas, debido a razones que no voy a explicar aquí, pero que muchas de ellas obedecen a la incompetencia inconsciente. 

En otras palabras, No saben que no saben.  Esta es la etapa más dura del proceso del aprendizaje. Lidiar con alguien que no sabe que no sabe es tarea cuesta arriba. Porque no hay manera de demostrar que podemos vivir mejor. 

Por mucho desastre que vemos cada día debido a un peor desempeño del régimen, quienes aún lo apoyan están cegados con esa idea utópica de que pueden seguir recorriendo el camino de que todos somos iguales. Cuando todos sabemos que no lo somos ni lo seremos nunca.  

Esta vertiginosa caída naturalmente tiene que tener un “,hasta aquí”. Científicamente no es posible que las caídas duren para siempre. Llegará el momento en que no se puede ya bajar y caer más. 

Ya hemos visto que con este régimen estamos lejos de vivir cómodamente en un país con una devaluación como la que hay, la más grande del planeta. Y aún hay quienes ciegos,  apoyan esto y se hace de oídos sordos, pero cada día que pasa afortunadamente son cada vez menos. 

Hay que sentarse a reflexionar acerca de cómo sumarnos a la tarea de no olvidar cada desastre y repetirlo hasta la saciedad, delante de aquellos ingenuos que aun suspiran con ese sistema ya comprobado que no funciona ni funcionara jamás. 

Amable lector, busca la manera de sumarte a la campaña que, seguimos en caída libre y si no hay una sensibilización de todos, costará más despertar de la pesadilla.

Antonio López Villegas
altatribuna@yahoo.com.mx
@lopezvillegas7

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lunes, 29 de septiembre de 2014

LEANDRO AREA PEREIRA, LA PAZ EN COLOMBIA: SUEÑO Y PESADILLA

El mejor termómetro para entender hacia dónde van los tiros de la fiebre de paz que se suda en Colombia es leer, oír y seguirle muy de cerca los pasos a  Juan Manuel Santos, pues él es quien mejor los transpira. 

Toda la tramoya de esta aventura, sin previsible capítulo de cierre, pasa por su mente y  su hígado. El fin del conflicto es su razón de ser. Destino, gloria, abismo, ya qué importa. Él ha deshidratado a su país en un desmedido desierto de utopía y éste se le ha plantado crítico, atravesando estados reactivos de tolerancia primeriza, escepticismo y desilusión, llegando  hasta  el rechazo sustantivo de hoy.

Es una nave frágil, saturada de ilusión, que atraviesa la borrasca creada por: el discurso sibilino del equipo negociador de las FARC en La Habana  coreado por los hechos de guerra que siguen vigentes; los resultados de las encuestas sobre el caso que indican desconfianza en el proceso, además de rechazo a la impunidad de los crímenes; la oposición política y, finalmente, las contradicciones  del propio gobierno frente a los diálogos, sus resultados y la metodología del post-conflicto.

Pero ya no hay marcha atrás porque Usted podría, por ejemplo, “desgolfizar” la relación con Venezuela por cincuenta años, como lo pretendía Luis Carlos Galán en su momento, pero no se puede congelar, “despacificar”, la realidad interna de Colombia. La libertad, la prosperidad y la paz de un pueblo no se pueden aplazar o posponer así no más.

En esa ansiedad, excitación, apuro que a veces se trastoca en codicia, Santos no ha hallado qué inventarse y le ha brotado un frenesí por el sensacionalismo, el maniqueísmo, el mitómano que lleva dentro, el mesiánico, el monotemático y el político efectista y populista con campañas de mercadeo como las de “Yo soy capaz” o la de la publicación de los documentos oficiales de las conversaciones en La Habana (www.mesadeconversaciones.com.co).

 Por eso mismo lo  hemos visto en  menos de 24 horas escribir en su cuenta de twitter @juanmanuelsantos: “Dado de baja cabecilla #55 durante nuestro gobierno: alias “Tomate” de la columna Alirio Torres de las FARC. FELICITACIONES A LAS FUERZAS” para seguidamente aparecer en la ONU pontificando: “En un mundo lleno de malas noticias de guerra, de terrorismo, de enfermedades, quisiera traer en esta Asamblea una luz de esperanza. La esperanza de lograr la paz en Colombia”.

Timoleón Jiménez, “Timoshenko”, Comandante del Estado Mayor Central de las FARC-EP, que no va a La Habana a dialogar y que sigue en las montañas de Colombia, algunos dicen se esconde en Venezuela, territorio camarada y servicial, le ha advertido: “¿Será que el exaltado optimismo oficial y mediático apunta a crear una idea fantasiosa para cuando aparezcan las dificultades previstas poder romper y echarnos todas las culpas a nosotros? Esperamos no sea así, Santos”.

La guerra renuncia a la paz para vivir su pesadilla mientras  la paz huye de la guerra para seguir soñando. Suerte.

Leandro Area Pereira
leandro.area@gmail.com
@leandroarea

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lunes, 17 de marzo de 2014

ANTONIO SEMPRUN, INSOMNIO EN VENEZUELA

Los pueblos son  dueños de su destino,  corresponde a sus habitantes luchar por el  contra quienes pretenden apropiárselo.

Venezuela vive hoy las dolorosas  consecuencias de  erradas políticas, económicas y  sociales implementadas  durante más de una década por un régimen que adopto como forma de gobierno  las ideas fracasadas  del comunismo.

Maduro, en su delirio de poder y su deseo de mantener contentos  a  los hermanos Castro que lo apalancan  con mercenarios enviados desde Cuba  para conservar abierta a como dé lugar la bombona de oxigeno que  da vida a su sanguinaria dictadura, ha desatado los demonios en la banda de ladrones, corruptos y asesinos que conforman su desgobierno.

Maduro, ha ensangrentado las calles de Venezuela con la  sangre inocente de venezolanos que salieron a  exigir mejor calidad de vida y el derecho a elegir su propio destino en un país rico que se cae a pedazos por la miseria, la inseguridad, la corrupción y el desabastecimiento, como consecuencia de la ineptitud e irresponsabilidad de quienes la dirigen.

La pesadilla en la que por años vivían los venezolanos, hoy se convirtió en insomnio, en las calles del país está un pueblo luchando para que lo respeten; Venezuela y los venezolanos  han decidido no conciliar el sueño hasta que hayan erradicado al  régimen dirigido desde la Habana, que le ha robado la tranquilidad.

Cnel (GN) Antonio Semprun
coronelantoniosemprun@gmail.com
@antoniosemprun

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sábado, 15 de marzo de 2014

SAÚL GODOY GÓMEZ, DESTRUIR LA RACIONALIDAD,

Es como vivir un sueño absurdo, una pesadilla sin sentido de esas en que, cuando hablas, dices lo contrario de lo que querías expresar, donde todos los nombres de las cosas están cambiados y la gente hace lo contrario de lo que verdaderamente intenta. El gobierno de Chávez ya venía practicando esa ruptura con la racionalidad, su insistencia en que la suya era una revolución pacífica, pero armada, que todo lo que hace lo hace por amor, que su gobierno es humanista, cuando la verdad, en la calle, era otra muy distinta.
La historia está llena de estas situaciones que sólo son estrategias de los gobiernos totalitarios para dominar a sus poblaciones, desestabilizando su proceso racional de pensamiento para crear cortocircuitos, confusión e imposibilitar la comunicación, dejar al colectivo en indefensión ante las acciones violentas y las mentiras del régimen; es parte de lo que se conoce como guerra psicológica, sumir al enemigo en caos mental, de modo que no tenga defensa contra lo que se dice y hace.
Chávez actuaba destruyendo la propiedad privada, atacando a la familia como unidad básica de la cohesión social, a la iglesia como institución fundamental, a las empresas como motores productivos, y al comercio como forma de intercambio de bienes, siempre con la Constitución en la mano, diciéndonos en sus cadenas infinitas que las invasiones, los cierres de empresas, los robos de haciendas, eso era lo que decía la ley, cuando la verdad era todo lo contrario.
Negaba la existencia de los presos políticos, de la censura impuesta a los medios de comunicación, decía que en el país había libertad absoluta de expresión, “exceso de libertades” llegó afirmar en una ocasión, mientras todo el aparato estatal se dedicaba a encarcelar disidentes, cerrar empresas, perseguir periodistas, aprobar leyes restrictivas de la libertad.
Mientras desplegaba actos patrióticos, aprovechando las fechas históricas, realizando grandes desfiles militares, donde se destacaba la gesta heroica de nuestros libertadores, la escuela militar y los cuarteles se convertían en centro de ideologización cubana, para inducir el comunismo en las mentes de nuestros soldados y preparar la entrega del país al enemigo extranjero.
La libertad de la información y la libre expresión fueron objetivos estratégicos de guerra para el régimen chavista, había que acabar con las fuentes de información libres e independientes, que continuamente objetaban al gobierno y la realidad que quería imponer, no se podía permitir que el Presidente dijera que era de día y los medios replicaran que era de noche, que Chávez remachara, una y otra vez, que éramos la economía más pujante del hemisferio, con oportunidad a convertirnos en potencia mundial, y que los medios reflejaran cómo habíamos retrocedido en productividad y calidad de vida.
El gobierno chavista se ha definido por su irresponsabilidad ante las fallas de su propia gestión, principalmente por la falta de inversión en las estructuras básicas de servicio del país, vialidad, agua, luz, viviendas, agricultura y por la gran ineficiencia en la administración del estado. Como es usual en los gobiernos comunistas, la culpa siempre se endosa a otros; en el caso del suministro de la luz eléctrica, es notable como la propaganda, por demás absurda, ha querido tapar las interrupciones del servicio eléctrico con excusas tan insólitas que daban ganas de reír.
Toda aquella estrategia propagandística sobre un país libre de analfabetismo se les cayó al poco tiempo, porque la realidad contrastaba, de manera rotunda, con la mentira gubernamental; igual sucedió con los “éxitos” de la Misión Barrio Adentro y el nuevo sistema de salud que querían imponer; pasó también con el modelo educativo, con las nuevas universidades, todo, todo lo que hacía el gobierno era mentira, actos de propaganda, que involucraban una puesta en escena costosa, multitudinaria y transmitida diariamente en cadena nacional.
Una cosa era lo que el gobierno decía y presentaba, y otra lo que la gente constataba en la realidad; pero lo peor estaba por ocurrir y fue la manera como se manejó el tema de la salud del presidente, una vez que se conoció, a pesar de la negaciones reiteradas del mismo Chávez, su condición de enfermo terminal.  Esta situación, por demás macabra, se ligó con unas elecciones donde el candidato-presidente insistía públicamente en que jamás se había sentido mejor, engañando descaradamente al pueblo para continuar en el poder.
Su posterior tratamiento y muerte en Cuba fueron sujetos de una de las campañas de desinformación más grandes de las que se tenga recuerdo en el hemisferio, porque se negaba una realidad imposible de ocultar, las mentiras taparon los hechos y el pueblo de Venezuela se tuvo que conformar con conjeturas y rumores, ya que era imposible creer la información del gobierno.
Con Maduro, esa práctica de cambiar los términos de la realidad se exacerbó desde el mismo momento en que toma el poder, por medio de un fraude electoral y de una falsificación de sus documentos de identidad, intensificando la desinformación, y añadiendo el elemento de violencia que caracteriza al resentido, a alguien que procede pero se encuentra inseguro de lo que hace; la sola referencia a la oposición política adquiere ribetes de insultos y amenazas graves, dedica los expedientes policiales y de inteligencia política a probar elusivos magnicidios, golpes de estado prolongados, guerra económica internacional contra el país, intentos de los EEUU por desestabilizar el régimen, conspiraciones nacidos en la derecha colombiana, arremetidas de CNN y otros desvaríos que justificarían finalmente el empleo de componentes militares para aplacar la indetenible protesta pacífica de los ciudadanos, que solo se presenta en “algunos pocos municipios en manos de la oposición”.
Nos arropan la resistencia estudiantil y el ambiente de crisis, azuzado por las paranoias gubernamentales y su lenguaje atrabiliario, estallan los enfrentamientos asimétricos entre componentes armados y ciudadanía indefensa, de donde resulta una gran cantidad de víctimas; la cobertura de los enfrentamientos, por la prensa y las redes sociales, da cuenta de excesos, torturas, desapariciones, violaciones, detenciones ilegales, y, a medida que la espiral de violencia se acentúa, el gobierno hace un desesperado esfuerzo por negar lo que ocurre, presentándose como víctima y defensor del pueblo, a quien viene gaseando con armas químicas tóxicas desde hace un buen tiempo.
La reacción internacional no se hace esperar y el gobierno chavista tiene que responder a una serie de acusaciones y señalamientos sobre graves violaciones de derechos humanos; su ofensiva diplomática, institucional y de prensa están marcadas por ese lenguaje artificial y por un desmontaje de la realidad, tan descaradamente irracional, que deja en evidencia su intención de ocultar sus crímenes, una estrategia que no tiene límites, y algunos altos funcionarios empiezan, incluso, a cuestionar conceptos básicos del lenguaje, como el significado e implicaciones de la palabra “tortura”, para enredar los expedientes que se levantan en las instancias internacionales, presentando como evidencias montajes burdos y manipulaciones infantiles de la versión oficial de los hechos.
Dos son los principales enemigos de toda democracia, la mentira y el secreto, ambos afectan la posibilidad de que el ciudadano esté informado de lo que ocurre en su entorno, ambas destruyen las bases de la convivencia y el orden; los chavistas han sido cultores de estas prácticas, ya que sólo pueden gobernar en medio de la incertidumbre y la oscuridad, no en la transparencia; como buenos vampiros del conocimiento, les aterra la claridad.
Lo peor de todo es esa estrategia, que ellos denominan “Conferencias de Paz”, que se promociona como solución mientras diezman a la población con sus fuerzas paramilitares y militares, invitando a esas reuniones públicamente, con insultos y amenazas, haciendo partícipes a personas que no representan a nadie, dejando por fuera a los verdaderos voceros de la oposición, imponiendo con arrogancia cuáles son los organismos multilaterales que pueden mediar para la búsqueda de la paz social en el país, en un clara declaración de que su interés no es la paz.
No creemos que el país pueda sentarse a conversar de paz con una persona que no sólo tiene sus manos manchadas de sangre de jóvenes venezolanos, sino que, actuando de manera esquizoide, niega la realidad y le confiere significados distintos a las palabras que utiliza; nadie puede conversar con un loco y, mucho menos, pedirle a un tercero que medie en una discusión con un criminal, que acaba de cometer una masacre y quiere castigar a los testigos de sus actos violentos.
Los términos de partida de las “conversaciones de paz” están todos viciados; no puede haber paz desde la imposición de la guerra, al menos que lo que se quiera sea la rendición incondicional de todo un pueblo que clama por justicia y libertad. Si es así, se debería empezar por llamar las cosas por su nombre.
Saúl Godoy Gómez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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miércoles, 22 de mayo de 2013

EGILDO LUJÁN NAVA, ¿DESPERTANDO DE LA PESADILLA?, FORMATO DEL FUTURO,

Una gran parte de los venezolanos que se ha negado a convivir pasivamente con los “postulados” del llamado socialismo del siglo XXI, y que, además, ha dedicado tiempo, insomnios y hasta recursos personales para evitar que se insista en imponerlo, cuando ha cuantificado el resultado de tan meritorio como respetuoso esfuerzo voluntario, muchas veces ha terminado decepcionado planteándose dos interrogantes: ¿es que alguna vez despertaremos de esta pesadilla?; lo que está sucediendo ¿es porque nos lo merecemos política e históricamente?.
La otra parte disidente, que no se sabe si es mayoritaria o minoritaria, admite ser menos impaciente. Pero también que está segura de que el pragmatismo de lo posible en la política, conduce al país hacia un lugar de no retorno y, además, de no continuidad en los términos como se han estado planteando las cosas durante la última década. Es por eso por lo que ha preferido convivir con lo que otros han tratado de convertir en logro histórico por la fuerza, aunque, realmente, sin dejar de confrontarlo. De hecho, en atención a dicho objetivo,  aporta y actúa a favor de la vigencia del derecho de propiedad, de la importancia de la empresa privada, del valor social de seguir generando fuentes dignas de trabajo; en pocas y gigantes palabras,  hace país.
Y lo lleva a cabo de esa manera, porque, a su juicio, de nada sirve inmolar ideas, capitales, sueños y esperanzas, cuando, con semejante acto de pirotecnia irracional, lo que se está haciendo es sembrar ruinas. Y no es sobre ruinas, precisamente, que mañana será posible recuperar la fuerza productiva que hoy ya no está; muchos menos, serenar a quienes, legítimamente, saldrán a reclamar el derecho a vivir mejor y que hoy se les niega, bien por deliberadas acciones excluyentes, o porque, tanto fue el daño que se le provocó a la estructura productiva nacional, que se hará necesario subsidiar por años el paro forzoso que hoy es sólo un frío renglón en los análisis estadísticos públicos criollos e internacionales.
Lo cierto, en todo caso, es que es hacia estas consideraciones que hoy se encaminan disímiles, como numerosas reflexiones, luego de que las actuales autoridades del país, en el medio de un inexplicable discurso presidencial cargado de ruidos contra toda posibilidad constructora de confianza, han optado por tratar de darle vida propia a la economía nacional, sacarla del marasmo, del quietismo de los últimos meses y cuya costosa cosecha no ha sido otra que la vaciedad de los anaqueles del comercio formal, el disgusto de marca mayor de los consumidores en general, mientras se vociferan acusaciones sobre una supuesta “guerra económica” dirigida, supuestamente, a desestabilizar ¿acaso lo desestabilizado?.
Tales llamados gubernamentales se han hecho exhortando a la conversación, al diálogo sobre situaciones y compromisos a soluciones de injustificada tardanza, especialmente en cuanto al cumplimiento de disposiciones normativas relacionadas con la concepción administrativa de la burocracia de los nuevos tiempos. En todo caso, el paso se ha dado y queda ahora la incógnita acerca de si, como lo exponía Formato del Futuro la pasada semana, se trata de simples paliativos de ocasión, y no las respuestas a revisiones estructurales de aquello que se comenzó a arraigar en el país desde hace ya treinta años, y se exacerbó durante la última década, en el medio de un desorden administrativo de magnitudes inestimables.
Horas de palabras, promesas y compromisos oficiales se han puesto sobre la mesa del entendimiento durante estos días recientes que, en muchos casos, han cumplido un rol oxigenante para el funcionamiento de un importante número de pequeñas y medianas empresas. También han aparecido garantías de que no se incurrirá nuevamente en el error de comprometer respuestas positivas en materia de asignación de divisas, si la caja no da para eso. Y, de igual manera,  se ha hecho sentir desde la voz ministerial que procura generar alianzas empresariales de largo plazo y sin condicionamientos distintos a los que implica trabajar juntos que ¡oh, sorpresa¡ bastarían apenas 24 meses para que Venezuela pueda vivir, una vez más, en el reinado de la libre convertibilidad. Pero…
Pero queda camino por transitar. Y ese espacio faltante, sin duda alguna, tiene que ver con la disposición -y voluntad- gubernamental de no fundamentar tanto compromiso, tanta garantía a la circunstancia del encuentro inicial. También tiene que convertirlo en componente activo de las llamadas mesas técnicas de  trabajo que se han convocado para su realización a partir de mañana lunes, e impedir que terminen por convertirse en una variable en pleno 2013, de aquella Constituyente Económica a la que se indujo a participar al empresariado privado del país hace ya varios años, y cuyos resultados prometidos –y esperados- siguen siendo un misterio, sencillamente, porque son inexistentes, en vista de que nada se constituyó, nada se convirtió en la verdad descrita en el formato motivacional inicial.
Sobran las razones para creer que, en efecto, hoy no es posible apelar a diálogos que no se pueden dar, ni a entendimientos influidos por fines estrictamente utilitaristas. Y todo porque la economía venezolana no está en condiciones de seguir siendo sometida a los imponderables de las improvisaciones impulsadas por las circunstancias: ella demanda respuestas, compromisos y acciones que trasciendan el coyunturalismo efectista, y penetre de lleno en el mundo de lo estructural.
El empresariado privado del país no sólo cree que es en atención a dicha convicción, que se debe actuar a partir de ahora, más allá del juicio ajeno acerca de que lo mercantil está minimizando la necesidad de apuntalar la Democracia. Especialmente, porque para una parte importante de ese mismo conglomerado empresarial que apuesta por la producción, la distribución, la comercialización y el consumo dentro y fuera del país, de lo que se trata es, precisamente, de darle contenido social a una forma de gobierno, cuya dependencia del rentismo petrolero y del costoso populismo ha terminado por convertir el estatismo en una respuesta mágica a todo.
Respuestas de ese tipo, en verdad, siempre se han manifestado como una farsa que ha concluido en ineficiencias. Y tantas han sido, inclusive, que hace apenas pocos meses hubo necesidad de diseñar una estructura ministerial que se ocupe de convertirlas en eficiencias.
En todo caso, lo prevaleciente, predominante y trascendente de hoy ante los ojos de propios y extraños al país, es que hay una brecha para el diálogo que se ha abierto y que no debe desestimarse ni desaprovecharse.  Y que aun cuando todo hace suponer que las cifras macro de la Nación no son esperanzadoras para llegar hasta allí, la pretensión de convertir el instante en un momento ideal para las decisiones que se sobrepongan a lo coyuntural, deben activarse y aligerarse. Por encima, inclusive, de la multiplicidad de diferencias de criterios entre ministerios y dependencias medias, ya que, de no hacerse en esos términos, los acercamientos de hoy, simplemente, no pasarán de ser una simple garantía para el funcionamiento de una estructura gerencial pública imposibilitada de generar nada distinto a más de lo mismo ya vivido, y convertido en la causa de  la mayoría de lo que sucede actualmente en el territorio nacional, en lo económico, social, político y hasta moral.
egildo egildolujan@gmail.com
Enviado a nuestros correos por Edecio Brito Escobar (CNP-314)
edecio.brito.escobar@hotmail.com

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lunes, 11 de junio de 2012

CAROLINA JAIMES BRANGER,¡ RENUNCIE, CARAMBA!

"Esa 'señora' no puede ser directora ni de un refugio para gatos"'


Indignación, rabia, impotencia, tristeza, desolación. Sentí todo esto cuando el martes de la semana pasada hablé con mi muy llorosa amiga Marisol. 

Marisol vive en Barquisimeto. Su pequeña tiene Síndrome de Down. Acaba de terminar preparatorio en un preescolar donde fue integrada, aceptada y querida. 

Marisol y su marido fueron a buscar cupo a un colegio que "se adaptaba a las necesidades de cada niña". La entrevista fue una pesadilla. 

"¿Para qué la voy a aceptar si los voy a tener que llamar para decirles que se la lleven?", les preguntó la "directora". Marisol le mostró el informe del preescolar en el que recomiendan que se incorpore a un colegio regular. "Yo no lo voy a ver... ese informe lo hicieron para enamorarme". 

El marido de Marisol le pidió un voto de confianza: "Profesora, tal vez sea usted quien nos llame a decirnos que la niña se quedará en el colegio". Su respuesta fue una de las más descarnadas que he oído en mi vida. Y la peor viniendo de una "pedagoga": "Te voy a explicar algo: tú puedes ser bruto, yo puedo ser más bruta que tú y puede haber alguno más bruto que yo. Pero todos nosotros vamos a pasar. Tu hija, no". 

Yo no quiero nombrar el colegio porque incurriría en una injusticia al calificarlo por la conducta de una sola persona. Pero esa "señora" no puede ser directora ni de un refugio para gatos. 

Estoy consciente -como mamá de niña especial que soy- de que la integración escolar no es fácil. Pero lo que no puedo aceptar es la inhumanidad de la "señora" al recordarles a esos padres lo que no necesitan que les recuerden... ¡lo tienen presente todos los días! 

No pude evitar comparar con mi experiencia personal en Maracay, tan distinta. Primero en el Colegio CEDI de las hermanas Álvarez Bolívar y luego en el Instituto de Educación Integral, donde la insigne, humana e ilustre pedagoga Luisa Teresa Lanz de León me dijo cuando fui a buscar cupo para mi hija que "las puertas de su corazón y de su colegio estaban abiertas para mi hija". 

En fin... la sensibilidad, la compasión, el altruismo, la piedad son valores elevados que no todos tienen. Señora directora, yo sé que este artículo va a llegar a sus manos. Ya muchas personas conocen la historia. La insto a que renuncie. Usted es una vergüenza no solo para el magisterio: lo es para el género humano. 


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