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sábado, 17 de octubre de 2015

ALICIA FREILICH, PERDER EL MIEDO, ESTE SAN NICOLÁS TE COBRA EN VOTOS

Si esta vez pierdes el miedo y ayudas a que se marchen hacia su amada isla imperial, usas la reserva con paciencia mientras tu, por ahora, pobre país resucita para inaugurar por fin tu demócrata y productor siglo XXI.
¡Ay, si los sectores D, E y 2 millones de empleados públicos y los Ni-Ni pudieran escaparle a la maquinaria pesuvista de bandas delincuentes y responder al cambio!
Hambre. Por guerra, evento climático, males ligados a la desnutrición y al régimen político de turno, un padecer atroz que estalla en una masa brava descontrolada y/o produce siervos embrutecidos.
El noruego Knut Hamsun, premio Nobel en 1920, lo expresó con talento en su novela Hambre y fue un ardoroso simpatizante nazi. Porque es el arma predilecta del fascismo en todo tiempo. Monarquías, feudos, califatos, tiranías, colectivismos, la usan igual con el mazo y los Sukhoi. La gran Alemania en ruina física y moral, derrotada en la Primera Guerra Mundial, hambrienta engendró a su Adolfo Hitler. Es en el momento más duro cuando se erige al dios, rey, caudillo, líder salvador de la patria que distrae al agónico pobre y al empobrecido para estimular y luego aplacar su reacción furiosa, conducirla hacia la humillante dependencia, esa gratitud al todopoderoso que le da migas, mendrugos, gotas, promesas de paraíso, anulando por completo el deseo libertario y la capacidad crítica del individuo y la sociedad.
Venezuela es tierra de gracia y este fascio-populismo la regresó a su casi desierto del siglo XIX. Lo admitió un ministro de Educación: mientras más ignorante sea mi pueblo menos chance hay de que se vuelva ‘escuálido’, lo que en su jerga chavista significa gente libre, educada y progresista.
El PSUV gerencia la hambruna física y mental desde el empobrecimiento que produjeron los “exprópiese” de Hugo Chávez y va parejo al enriquecimiento criminal de su parentela y pandilla. Había dólares. Del hambre brutal en colas, cartillas de racionamiento y captahuellas por menos divisas y en el bolsillo oficialista, con el fijo regalo a Cuba que transforma a la colectividad venezolana en víctima y accionista del contrabando y la mendicidad. De eso se ocupa Nicolás Maduro desde joven adoctrinado en dogmas, ignorancia y demagogia por los militares chulos del castrocomunismo. Viaja sin tregua con un cortejo de cien o más parásitos, con o sin familia turistea a millón con caviar y gula.
El chavismo es hambreador por ADN y en su agonía le vende el país a China para que en octubre y noviembre sus circuitos electorales y mercados populares ofrezcan todo lo que ha faltado por años. Ya arribaron 60.000 toneladas de alimentos a los puertos bolichavistas. El ‘dakazo’ les funcionó una vez porque se sabe que amor con hambre no dura.
Nada que ver con el bondadoso San Nicolás capitalista y regalón ni con el Niño Jesús. Este régimen malandro detesta verbalmente el dineral público que llama oligarca y burgués. Lo roba, lo disfruta y a ti quiere cobrarte las limosnas chinas el 6 de diciembre. Ya aprendiste a costa de la miseria repartida que es pan para hoy con hambre para mañana. Pero tú, por ahora, agarra y guarda por si La Habana le ordena la elección parlamentaria a su comisario y claro, si el capitán y su banda les obedecen.
Si esta vez pierdes el miedo y no les pagas con tu voto chantajeado, ayudas a que se marchen hacia su amada isla imperial, usas la reserva con paciencia mientras tu, por ahora, pobre país resucita a fuego lento pero seguro para inaugurar por fin tu demócrata y productor siglo XXI.

Alicia   Freilich
alifrei@hotmail.com
@aliciafreilich


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miércoles, 8 de enero de 2014

PABLO AURE, ¡HASTA CUÁNDO!, UNIVERSIDAD Y POLÍTICA

La universidad, como todas las instituciones del país, está padeciendo los embates de un régimen nefasto y antidemocrático, que inescrupulosamente quiere ponerle la mano a todo aquello que tiene algo de valor, con una voracidad centralista y retrógrada como pocas dictaduras militaristas del pasado han exhibido.
Hoy he querido escribir sobre el tema: activismo político y la participación de los universitarios. Hay quienes ven con preocupación que los académicos nos involucremos demasiado en la actividad política extrauniversitaria pensando que pudiera eso acarrear distracción hacia los graves problemas que internamente viven nuestras casas de estudios. Pienso que es una concepción errada, pues precisamente desde las universidades, y con los universitarios, se puede contribuir a enrumbar al país por la senda del modernismo y la democracia.
Es más, estamos los universitarios llamados más que ninguno a involucrarnos en el quehacer de la política, porque por antonomasia somos buscadores de la verdad y de los valores trascendentales del hombre. El artículo dos de nuestra Ley de Universidades dice: “Las universidades son instituciones al servicio de la Nación y a ellas corresponde colaborar en la orientación de la vida del país mediante su contribución doctrinaria en el esclarecimiento de los problemas nacionales”. Ser universitarios y permanecer aislados de los problemas nacionales sería la mayor demostración de insensibilidad y de traición a nuestra esencia académica.
Gerencia universitaria y activismo político
Así que el activismo político no solo que no es incompatible con la vida universitaria, sino que le es consustancial. Apartarnos del debate político y alejarnos de las comunidades cual élite poblacional sí nos va debilitando, que es lo que en el fondo quieren los enemigos de la universidad. Hemos permitido que ignaros, sin principios ni valores, se hayan apoderado del gobierno central y de las instituciones fundamentales del Estado, entregando, de paso, nuestra soberanía a otro país.
Y hay algo peor, cuando escuchamos a muchos universitarios que les preguntan sobre un asunto de interés nacional, por ejemplo: ¿qué le parece lo que está sucediendo con el sistema político venezolano, la confiscación de ciertas instituciones o la entrega a Cuba de nuestros recursos? contestan con cierta distancia: “soy académico, no soy político” ¿Qué nos está pasando? Cuidado con caer en el juego que interesa al gobierno: los académicos jamás podemos ser ajenos a los problemas nacionales, por el contrario, ya lo hemos dicho: debemos involucrarnos cada vez más con nuestras ideas, para tratar de que con nuestros aportes podamos corregir el rumbo que llevamos. No hay que descartar que el régimen quiera poner en circulación una especie según la cual la vida académica y los problemas sociales y políticos del país están divorciados. No falta quienes por cobardía y aprovechamiento igualmente desde adentro de las universidades coadyuven a ello. Pero seguro fracasarán.
Esa no es ni ha sido la universidad venezolana. La Ley de Universidades en su artículo primero dice que la universidad “es fundamentalmente una comunidad de intereses espirituales que reúne a profesores y estudiantes en la tarea de buscar la verdad y afianzar los valores trascendentales del hombre” ¿Cuáles son esos valores? Valores son virtudes que transforman al hombre en ciudadano. ¿Cómo puede haber un universitario divorciado de la ciudadanía? Libertad, igualdad y fraternidad fueron los tres principios que inspiraron la Revolución Francesa. Esos principios hoy están más vigentes que nunca.
Ante esta situación tan grave que vivimos los venezolanos, quienes de alguna manera estamos involucrados con la gerencia universitaria, no podemos pasar agachados, mirando hacia otro lado, cuando nuestro deber es luchar por un mejor país. Si no defendemos o luchamos por nuestra Venezuela, mañana no tendremos universidades ni nada qué defender. Es más, veo egoísta preocuparnos solo por nuestros sueldos o nuestras reivindicaciones personales y cerrar los ojos ante el cuadro dantesco que dibuja el porvenir político venezolano. El país está al borde de un colapso, se hunde cada día más, y los universitarios no seremos como los músicos del Titanic.
Elecciones universitarias
Un tema que no podemos eludir es el relacionado a las elecciones universitarias, las cuales están suspendidas por orden del Tribunal Supremo de Justicia. En efecto, en todas las instituciones universitarias que eligen democráticamente a sus autoridades, se ha vencido el período de gestión. Ninguna autoridad puede estar alegre ocupando ese interregno. Pero la Ley le impone permanecer en el cargo hasta tanto no sea sustituido por otra autoridad elegida democráticamente. Así las cosas, como Secretario de la Universidad de Carabobo debo manifestar mi inconformidad por la tan arbitraria suspensión de las elecciones en nuestra casa de estudios. Y lo que es peor, queriéndosenos imponer por vía de reglamentos una manera de elegir contraria a la Ley de Universidades vigente, frente a lo cual, muchos, por ignorancia, cobardía, populismo o demagogia han hecho mutis.
Mientras continuemos en el ejercicio del cargo, seguiremos cumpliendo con nuestro deber universitario y académico, pero también con el país, involucrándonos fervientemente en la sana política, porque no hay otra manera de detener el despotismo. No es incompatible universidad y lucha. Al contrario, como contrapeso al atraso que la bota militar significa, la Academia debe hacer acto de presencia. Los invito leer las biografías de José María Vargas y de Miguel José Sanz, académicos que hicieron grandes aportes para construir la democracia en Venezuela.
Perdamos el miedo al miedo
Muchas veces hemos nadado contra la corriente. Quizás, el 1° de enero, cuando recibí un mensaje del ingeniero Ricardo Rivero (expresidente de la Cámara Petrolera y de la Cámara de Comercio de Valencia) me sentí reconfortado. Ricardo en su nota citó al papa Francisco, cuando dijo: “No tengáis miedo de ir contracorriente cuando nos quieren robar la esperanza, cuando nos proponen estos valores que están viciados... Estos valores nos hacen daño. ¡Debemos ir contracorriente! Y vosotros jóvenes -(y tú y yo lo somos)-, sed los primeros: id a contracorriente y tened esa fuerza de ir contracorriente.
¡Adelante, sed valientes y andad a contracorriente! ¡Y estad orgullosos de hacerlo!”. Me dijo Ricardo Rivero: “Pienso que hay mucha falta de coherencia y hasta contradicción entre estas palabras de Francisco; aleccionadoras, animosas, combativas, y los hechos que tú y yo vemos diariamente como expresión de la dirigencia, de los líderes, del comportamiento de muchos. Nos están robando -a ti, a mí, a todos- la esperanza de ver crecer a los nietos, de gozarlos, de acariciarlos cuando nos plazca, de tener la felicidad de llamar a nuestros hijos y decirles: ven, te espero esta tarde.
No creo que ningún padre y abuelo se alegre cuando los hijos se ven en la necesidad de irse... Y no te nombro lo de Simonovis. Maduro reacciona como lo que es. Pero tú y yo tenemos que ponernos de acuerdo en el objetivo: que haya libertad, democracia, paz, para que el país sea un medio para el crecimiento y desarrollo de todos. Dejar el cómo a cada quien, pero dejar de jugar -perdóname mi falta de respeto- al sálvese quien pueda porque al final ni tú ni yo -nadie- nos salvaremos. ¿Esto se consigue con diálogo? No lo creo. Estamos ante un régimen comunista.
Y tú y yo tenemos que convencernos de que no entregarán. Y no te lo digo yo, léete el “Plan de la Patria”. Allí está el cómo para ellos. Aquí habrá diálogo cuando tú y yo les obliguemos a ello. Si no nos mueve el futuro de nuestros hijos y nietos en un país libre y democrático, no sé qué nos puede mover. 
Por 15 años hemos estando buscando excusas y adjetivos, soslayando y creyendo que... pero ya es el momento, como dijo la alcaldesa de Guasdualito, de que “perdamos miedo al miedo”
Mejor no pude sentirme interpretado. Por eso dije reconfortado. Dios bendiga al pueblo venezolano e ilumine el camino que hemos de seguir.
@pabloaure

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jueves, 9 de agosto de 2012

ALBERTO MEDINA MÉNDEZ, PERDER EL TEMOR, DESDE ARGENTINA

Hay que animarse a desterrar el miedo. El cambio viene cuando se dejan de lados ciertos temores. La apatía, el desánimo y la resignación, son aliados funcionales de quienes pretenden que nos quedemos en casa.
Ellos, los verdaderos conservadores, los que no quieren que nada se modifique, apuestan a eso, a que la gente se entregue, que la impotencia le gane a la voluntad y la desidia a las convicciones.
Los dueños de la política, esos que hicieron de esta actividad su espacio propio, ese lugar desde el cual someten a todos intentando convencerlos de que están ahí, en esa situación de mando, por la voluntad de los más, trabajan con ahínco y perfeccionan a diario esta idea de miedo.
Por eso intentan amedrentar, intimidar, asustar. El arte que conocen es ese, el de mantener a raya a la sociedad para que no se anime a desconocer ese poder que usan atemorizando a todos, imponiendo miedo y no respeto.
Ellos conocen este juego hasta en sus más mínimas expresiones. Saben del desencanto de la sociedad con sus decisiones. Conocen también el desprestigio que los rodea como clase dirigente.
Pero también entienden que para que ese poder siga vigente, la estrategia es evitar que los valientes triunfen. Por eso, de tanto en tanto, eligen alguna víctima, para desplegar sus armas y disuadir a los que se animan.
Su poder no se sostiene sobre la autoridad que le confieren sus cualidades,  conocimiento o talento, y mucho menos la que proviene de su integridad personal. Se les teme por lo que pueden hacer con el poder que disponen.
Una de las tantas herramientas que han desarrollado para aplicar sus perversas habilidades, es ocuparse de que la sociedad sienta culpa. Han hecho un culto de esta forma de hacer política y ejercer el poder.
La tarea consiste en que los ciudadanos de a pie, sientan que han cometido algún error en sus vidas, de orden legal, empresarial social y hasta íntimo.
Esquivar algún impuesto, haber recibido un favor estatal, tener un emprendimiento con cierta precariedad, contraer una deuda, haber pasado por tribunales, aunque sea como testigo, o porque no cometer el pecado de ganar mucho dinero y no contribuir con los humildes. A veces inclusive caen en aquello de hostilizar con cuestiones de la vida privada. Todo sirve para poner fuera de juego a los críticos, a los peligrosos, a los que son una amenaza para la continuidad de sus negocios políticos y económicos.
Se han especializado en esto de invalidar a los rebeldes recurriendo a lo que sea. Son muy buenos en ese esquema. Tienen los medios del Estado, cuentan con la información precisa y sobre todo no tienen escrúpulo alguno, ni mínimo código moral, para disponer de lo que sea y usarlo sin remordimiento alguno cuando de sus fines se trata.
Pero en realidad, todo eso que parece estar a su favor, se transforma en realmente importante solo cuando los ciudadanos, acompañan ese juego.
El temor al escrache, a la represalia del poder, a perder dinero u oportunidades por decir lo impropio, hace que los mas se llamen a silencio.
Dicen en privado lo que no se animan a repetir en público. Critican al poder pero no se animan a enfrentarlo en el terreno apropiado y concluyen haciendo lo que los poderosos esperan. El silencio y el manso repliegue.
En realidad, el arma de quienes imponen estas reglas, no es como parece, su supuesto poder, la información, los medios económicos y recursos del Estado. Su poder radica en nuestro temor. Es eso lo que los hace fuertes. No es lo que puedan decir o hacer, sino como impacta esa posibilidad en nuestras vidas cotidianas. Y en esto pasa a tener un rol clave, la comodidad, esa que nos hace aferrarnos al presente por el pánico que nos genera la incertidumbre del futuro.
Los héroes, esos que hicieron lo adecuado, lo necesario, los que se expusieron a todo, inclusive perdiendo las más de las veces, no midieron los pasos. Solo hicieron lo que sentían que tenían que hacer. Muchos de ellos perdieron mucho, inclusive sus vidas en el intento. Pero dieron la batalla, y gracias a ellos muchos hoy gozamos de cierta libertad, pero por sobre todo de un ejemplo a seguir.
No se trataba de seres humanos extraordinarios, sino justamente de seres ordinarios, cuya diferencia era que estaban dispuestos a hacer lo correcto, sin poner excusas mundanas, argumentos pobres desde lo intelectual, o supuestas cuestiones superiores que impidieran obrar en consecuencia.
A riesgo de repetir la frase, nunca más pertinente aquella que una película inmortalizara cuando el protagonista dijera “lo difícil no es hacer lo correcto. Lo difícil es saber qué es lo correcto. Cuando se sabe que es lo correcto, hacerlo es inevitable”.
Los poderosos lo son, no solo por ese arsenal que disponen de un modo ilegitimo cuando se apropian del Estado, sus dineros y recursos. Son poderosos, porque han quebrado moralmente a los ciudadanos, haciéndolos claudicar en sus convicciones, rendirse, resignarse, invirtiendo los roles.
Son ellos los que imponen esas reglas a los ciudadanos que le han delegado ese poder transitoriamente para administrarlo con equidad y criterio. Son los gobernantes quienes deberían rendir cuentas y tener temor.
En realidad lo tienen. Saben que cuando la sociedad despierta, su poder artificial de gobernantes a préstamo, se esfuma. Por eso se esmeran en asustar, en intimidar, en arrinconar a los ciudadanos.
El miedo es la matriz con la que gobiernan. Sin ella estarían dando explicaciones como corresponde. Pero es un papel que les queda incómodo y no les sirve a sus perversos objetivos.
Buena parte de esto pasa porque los ciudadanos bailamos a su ritmo. Hacemos lo que la política espera de nosotros, somos funcionales. Hay que intentar comprender la dinámica. Son ellos los que deben temer a los ciudadanos y no los ciudadanos al poder. Para eso hace falta coraje, sentido de la libertad y sobre todo, una alta dosis de dignidad. El primer paso es entenderlo, para que luego podamos estar dispuestos a enfrentar de modo personal e indelegable, esta decisión de animarnos a perder el temor.
albertomedinamendez@gmail.com

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miércoles, 18 de abril de 2012

LUIS MANUEL AGUANA / LA CONCIENCIA DETRÁS DE REDES SOCIALES

Las formas de la democracia representativa se están diluyendo. El voto, principal mecanismo de transferencia de poder a nuestros “legítimos representantes”, está cada vez siendo más controlado por sus dueños en la medida de que la voz de las personas tiene la posibilidad de ser oída por todos. En la actualidad no es suficiente endosar el poder, es necesario ahora hacerle contraloría posterior para que ese poder dado en los sufragios sea aplicado a favor de las necesidades de la gente.
La tecnología de la información, la Internet y las redes sociales han abierto la posibilidad de que cada ser humano se conecte con millones de personas. Y solo uno de ellos puede levantar una chispa que incendie una pradera. Esa es la real belleza de la tecnología y se está aplicando con cada vez más conciencia. Pero así como hay quienes hemos descubierto esta nueva faceta del hecho tecnológico, los hay quienes la están usando para fines no tan sublimes. No deja de ser impresionante el mundo que se abrió. Otro mundo, igual que el que tenemos, con todas sus imperfecciones pero con características muy particulares.
El llamado ciberespacio es una suerte de mundo paralelo donde se desarrollan, además de mismas las situaciones del mundo llamado real, otras en la que el ser humano se desdobla en otro que se comunica y se hace notar de una manera que nadie jamás imaginó. ¿Cuándo alguien se hubiera imaginado que un video podía ser grabado y distribuido a voluntad, revelando cualquier tipo de mensaje? ¿Cuándo alguien hubiera ni siquiera soñado que una persona podía tomar la foto o un video desde cualquier lugar del mundo y colocarlo en una red que lo reprodujera y llevara en segundos a millones de personas? Ni siquiera los escritores de ciencia ficción llegaron a tanto. Como en otras oportunidades, la realidad fue mas allá que la ficción.
Pero donde se están moviendo los cimientos es en la concepción de lo político. Como el poder concentrado del voto puede, vista esta realidad, convertirse en algo vivo, en algo que no se queda cada cierto tiempo en una “urna”, sino que es dinámico y que incluso puede cambiar el curso de la historia. Ya reseñan los noticiarios y los medios, la influencia que tuvieron las redes sociales en los acontecimientos que dieron lugar a lo que se llamó la Primavera Árabe. De cómo la convocatoria de las redes sociales influyó en el curso de esos acontecimientos y en el cambio del sistema político en algunos países, es algo de lo que tendremos que profundizar en los años por venir.
Hace pocos días me sorprendí con lo lejos que se puede llegar con este fenómeno. Un ciudadano israelí colgó un video en YouTube (ver Te amamos – Irán Israel
dirigido a movilizar la conciencia por la paz, indicando que él no tiene problemas con los iraníes y en consecuencia no tiene razones para ir a matarse simplemente porque su gobierno así lo decida. Que si algún iraní oía de alguien que el “pueblo de Israel” le bombardearía, esa persona no representaba al verdadero sentimiento del pueblo israelí. El video, que dura menos de 2 minutos, relata lo que esta persona colocó en Facebook en relación a esta posible guerra y sus reacciones, dirigiendo un mensaje a todo el mundo, solicitando apoyo para la paz. El mensaje tiene un rostro con nombre y está identificado con un sentimiento muy humano de paz con el que difícilmente nadie puede estar en desacuerdo. ¡Se sorprende uno con lo que se puede decir en 1 minuto 56 segundos! Esto provocó la respuesta inmediata de las personas en el otro país indicando lo mismo a través de la red social Facebook. Si este movimiento de la gente de carne y hueso cala en esos países y tiene algún éxito, no será fácil llevarlos a una guerra. Lo interesante de este mensaje es que, como dice el autor, va dirigido del pueblo para el pueblo, sin intermediarios. Ya la gente se siente con las herramientas técnicas suficientes para no necesitar intermediarios, ni nadie que les represente en aquellos asuntos que directamente les conciernen. Y una guerra le concierne a todos, por encima de los gobiernos.
Los gobiernos no son más que una foto periódica del sentimiento de la gente, no la película. Ningún gobierno puede en esta época abrogarse la legítima representación de la población en alguna decisión que la involucre así como a su futuro, porque ese poder que se le transfirió en esa foto congelada del tiempo puede estar vencido, de acuerdo a las circunstancias del momento. De eso se trata el dinamismo de los acontecimientos que solamente se pulsan con este termómetro de las redes sociales.
En Venezuela, poco a poco empezamos a tener conciencia del poder de movilización y de opinión que puede llegar a tenerse en las redes sociales, siendo Twitter la red más utilizada por los actores políticos venezolanos así como aquellos que generan alguna corriente de opinión pública. Falta mucho que recorrer pero ya se han dado algunos pasos incipientes. El movimiento estudiantil hizo uso masivo de las redes sociales para sus exitosas movilizaciones y campañas. Muchos quienes opinamos acerca del Censo lo hicimos a través de las redes sociales y se generó un movimiento importante de opinión pública en relación a ese tema. Como indicamos, hace falta mucho trecho que recorrer y organizarse pero lo importante es que ya la conciencia está allí.
Si cada venezolano con conciencia escribe y da su opinión a través de las redes sociales, estaremos contribuyendo a la formación de una opinión pública mucho más real que aquella que históricamente ha salido de los centros de formación de opinión tradicionales, como las líneas editoriales de los principales medios o la simple y común propaganda del gobierno. Mientras muchos ciudadanos, sin más editor que su propia conciencia, escriban o utilicen los medios audiovisuales de la red para dar su parecer acerca de los diferentes problemas del país, estaremos creando la verdadera opinión pública detrás del proceso de toma de decisiones. Estas son las herramientas que ya han aprendido a usar en el Medio Oriente y que intentan ahora, como hemos visto, prevenir una nueva guerra.
Pero este proceso aun se encuentra en plena gestación. Se requiere agregar muchas voces. Que se oigan muchas personas que tienen bastante que decir. Pero así como los medios de comunicación en sus diferentes formas se han autocensurado como consecuencia de las amenazas del régimen, las personas solas tampoco desean exponerse. Eso podría constituirse en un obstáculo para la libre expresión de las ideas en esta nueva era, pero dada inmensa cantidad de personas que cada día se incorporan a ese gigantesco océano que es el ciberespacio, el miedo que es el arma principal de quienes amenazan, desaparecerá diluyéndose en esa inmensidad. ¡No tengáis miedo! dijo el Beato Juan Pablo II. Es la única forma para que la conciencia prevalezca…
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

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