BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
Mostrando entradas con la etiqueta PEDRO A. PALMA. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta PEDRO A. PALMA. Mostrar todas las entradas

sábado, 24 de octubre de 2015

PEDRO A. PALMA, DOLARIZACIÓN EN VENEZUELA (I) Y (II), PLANTEAMIENTO Y COMENTARIOS

¿Conviene o no dolarizar la economía venezolana? 

La respuesta a esa pregunta no es fácil ni puede ser concluyente, ya que su implementación tendría ventajas, pero también acarrearía problemas y dificultades difíciles de manejar o solventar. Empecemos por decir que la dolarización es la sustitución total de la moneda local por una divisa extranjera, el dólar norteamericano en este caso, como moneda de curso legal, sustituyéndola en todas sus funciones, es decir, como unidad de cuenta, como reserva de valor, y como medio de pago de todas las transacciones, tanto públicas como privadas.

Entre las ventajas de la dolarización estarían: la moderación de la inflación en el tiempo; la reducción de la incertidumbre cambiaria y de las expectativas de devaluaciones súbitas; la eliminación de la posibilidad de financiamiento de gasto público deficitario por el Banco Central; y, la creación de condiciones propicias para el estímulo de la inversión y la generación de confianza. Entre las desventajas se podrían mencionar: la severa limitación para implementar políticas monetarias; la minimización de las posibilidades del Banco Central de actuar como prestamista de última instancia, limitándole la facultad de otorgarle auxilio financiero a la banca; la imposibilidad de aplicar medidas de política cambiaria para afrontar problemas de deterioro de balanza de pagos; y, la pérdida del señoraje, es decir, el derecho o la posibilidad del gobernante de emitir dinero, lo cual le genera un ingreso pues le permite a quien lo emite adquirir activos con esos medios de pago. No obstante, para muchos este último perjuicio es más bien una ventaja de la dolarización, pues limita las posibilidades a los gobernantes de crear dinero en cantidades excesivas, lo cual genera inflación.
Los que promueven la dolarización argumentan que ese es el medio más efectivo para evitar el manejo irresponsable de las políticas económicas, pues le impone a los gobernantes una serie de limitaciones y prohibiciones que les impide devaluar la moneda, u obligar a los bancos centrales a financiar gasto público deficitario con fines políticos, clientelares o de enriquecimiento ilícito. Para ellos, la dolarización es la forma más eficiente de acabar con el flagelo de la inflación, la corrupción, y preservar el valor de la moneda, de las remuneraciones y del patrimonio de las personas.
Sin embargo, la dolarización no fuerza ni asegura la disciplina fiscal, pudiéndose generar déficits públicos recurrentes y crecientes, bien sea por la caída de los ingresos, por aumentos de los gastos, o por la combinación de ambos, déficits que son financiados con préstamos locales o externos. Incluso, después de agotarse esa fuente de financiamiento, los gobernantes podrían incurrir en prácticas irresponsables, como la emisión de obligaciones gubernamentales a ser adquiridas por los bancos de forma conminatoria con sus fondos de reserva. Para ello se podrían modificar las reglamentaciones financieras, permitiendo que los encajes bancarios y otros recursos de reserva sean mantenidos indistintamente en dólares o en papeles del Estado.
Otro de los problemas de la dolarización es la total dependencia de la dinámica cambiaria de la moneda norteamericana en los mercados internacionales. El fortalecimiento del dólar, como el que se ha estado produciendo recientemente, implica pérdida de la capacidad competitiva del sector productivo local de bienes transables, limitando sus exportaciones y estimulando las importaciones. Igualmente, en economías altamente dependientes de la exportación de commodities, como es el caso de Venezuela, y en menor grado de otras economías de la región, la dolarización incrementa su vulnerabilidad a caídas en los precios de esos productos, no pudiendo afrontarse estas situaciones a través de ajustes del tipo de cambio.
Pedro a. Palma, dolarización en Venezuela (ii)

Nos preguntábamos en el artículo anterior si a Venezuela le conviene o no dolarizar su economía. Para responder esa interrogante hay que tener presente, entre muchas cosas, su alta dependencia del ingreso petrolero, su escasa diversificación productiva y exportadora, y sus graves problemas de desequilibrios macroeconómicos, altísima y creciente inflación, recesión, escasez, bajas reservas externas, empobrecimiento, alta dependencia del suministro externo, deterioro laboral y menor calidad de vida, calamidades que se han agravado por el reciente desplome de los precios petroleros.
Por ello, la primera prioridad que hoy existe es la implementación de un complejo plan de ajuste orientado a afrontar esas adversidades con el fin de sanear la economía, plan que tendrá que incluir, entre muchas otras cosas, una profunda corrección cambiaria. Ese ajuste, inevitablemente, acarreará grandes sacrificios, pero su implementación será una necesidad para poner la casa en orden, condición de base para poder enrumbar al país en la senda del desarrollo sustentable. Ese nuevo rumbo debe buscar, entre sus objetivos básicos, la mejora en la calidad de vida y la inclusión social, para lo cual es necesario preservar los equilibrios macroeconómicos, reducir la dependencia de la renta petrolera, y diversificar la economía. Eso, a su vez, exige la reinstitucionalización del país, la preservación del Estado de Derecho, la división e independencia de los poderes públicos, la existencia de reglas de juego claras, creíbles y sustentables, y el manejo responsable de la cosa pública.
De implantarse la dolarización, después del impactante ajuste de precios causado por la devaluación inicial implícita en la conversión monetaria, en los años subsiguientes la inflación cedería notoriamente, pero muy probablemente se mantendría por encima del promedio global y de la del mundo industrializado, lo cual minaría la competitividad de las industrias locales, dificultando la diversificación productiva y de exportaciones, al no poderse utilizar el mecanismo cambiario con el fin de coadyuvar a mantener aquella competitividad.
Igualmente, la vulnerabilidad de la economía a bajos precios petroleros, o a sus caídas abruptas, sería mucho mayor en un esquema de dolarización, al no existir la posibilidad de implementar medidas cambiarias y monetarias que mitiguen los efectos de aquella adversidad petrolera. Las menores exportaciones generarían una estrechez de liquidez, mayores tasas de interés y reducción de los ingresos del sector público, generando o agravando desequilibrios fiscales, monetarios y financieros, así como efectos recesivos en la economía. Ante la imposibilidad de aplicar correctivos monetarios y cambiarios, y no contarse con abundantes fondos de estabilización previamente acumulados, las autoridades seguramente optarían por la expansión del gasto público deficitario y la busca de financiamiento externo, y eventualmente por la emisión de obligaciones a ser adquiridas conminatoriamente por los bancos con sus fondos de reserva. Ello, combinado con la pérdida de depósitos debido a la fuga de capitales producida por el deterioro de las expectativas, y con el aumento de la morosidad de la cartera de créditos debido a las mayores tasas de interés, podría poner a la banca en una situación muy difícil, máxime si esta no puede acceder al auxilio financiero del banco central.
Como se ve, las rigideces generadas por la dolarización podrían obstaculizar el logro de la diversificación económica, la disminución del rentismo petrolero y el desarrollo sustentable. Por ello creo que una vía mucho más conveniente y efectiva es la que ha sido seguida por otros países de la región, que han abatido severos problemas inflacionarios, han saneado sus economías y están en mejores condiciones de afrontar las adversidades externas, sin caer en las rigideces de la dolarización, de la cual es muy difícil o casi imposible salir, una vez que esta se adopta.
Pedro A. Palma,
palma.pa1@gmail.com
@palmapedroa

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS, TWITTER Y/O PAGINAS WEB QUE SEGUIMOS AUTORIZA PUBLICACIÓN,

viernes, 9 de octubre de 2015

PEDRO A. PALMA, DOLARIZACIÓN EN VENEZUELA

¿Conviene o no dolarizar la economía venezolana? La respuesta a esa pregunta no es fácil ni puede ser concluyente, ya que su implementación tendría ventajas, pero también acarrearía problemas y dificultades difíciles de manejar o solventar. Empecemos por decir que la dolarización es la sustitución total de la moneda local por una divisa extranjera, el dólar norteamericano en este caso, como moneda de curso legal, sustituyéndola en todas sus funciones, es decir, como unidad de cuenta, como reserva de valor, y como medio de pago de todas las transacciones, tanto públicas como privadas.

Entre las ventajas de la dolarización estarían: la moderación de la inflación en el tiempo; la reducción de la incertidumbre cambiaria y de las expectativas de devaluaciones súbitas; la eliminación de la posibilidad de financiamiento de gasto público deficitario por el Banco Central; y, la creación de condiciones propicias para el estímulo de la inversión y la generación de confianza. Entre las desventajas se podrían mencionar: la severa limitación para implementar políticas monetarias; la minimización de las posibilidades del Banco Central de actuar como prestamista de última instancia, limitándole la facultad de otorgarle auxilio financiero a la banca; la imposibilidad de aplicar medidas de política cambiaria para afrontar problemas de deterioro de balanza de pagos; y, la pérdida del señoraje, es decir, el derecho o la posibilidad del gobernante de emitir dinero, lo cual le genera un ingreso pues le permite a quien lo emite adquirir activos con esos medios de pago. No obstante, para muchos este último perjuicio es más bien una ventaja de la dolarización, pues limita las posibilidades a los gobernantes de crear dinero en cantidades excesivas, lo cual genera inflación.
Los que promueven la dolarización argumentan que ese es el medio más efectivo para evitar el manejo irresponsable de las políticas económicas, pues le impone a los gobernantes una serie de limitaciones y prohibiciones que les impide devaluar la moneda, u obligar a los bancos centrales a financiar gasto público deficitario con fines políticos, clientelares o de enriquecimiento ilícito. 
Para ellos, la dolarización es la forma más eficiente de acabar con el flagelo de la inflación, la corrupción, y preservar el valor de la moneda, de las remuneraciones y del patrimonio de las personas.
Sin embargo, la dolarización no fuerza ni asegura la disciplina fiscal, pudiéndose generar déficits públicos recurrentes y crecientes, bien sea por la caída de los ingresos, por aumentos de los gastos, o por la combinación de ambos, déficits que son financiados con préstamos locales o externos. Incluso, después de agotarse esa fuente de financiamiento, los gobernantes podrían incurrir en prácticas irresponsables, como la emisión de obligaciones gubernamentales a ser adquiridas por los bancos de forma conminatoria con sus fondos de reserva. Para ello se podrían modificar las reglamentaciones financieras, permitiendo que los encajes bancarios y otros recursos de reserva sean mantenidos indistintamente en dólares o en papeles del Estado.
Otro de los problemas de la dolarización es la total dependencia de la dinámica cambiaria de la moneda norteamericana en los mercados internacionales. El fortalecimiento del dólar, como el que se ha estado produciendo recientemente, implica pérdida de la capacidad competitiva del sector productivo local de bienes transables, limitando sus exportaciones y estimulando las importaciones. Igualmente, en economías altamente dependientes de la exportación de commodities, como es el caso de Venezuela, y en menor grado de otras economías de la región, la dolarización incrementa su vulnerabilidad a caídas en los precios de esos productos, no pudiendo afrontarse estas situaciones a través de ajustes del tipo de cambio.
Por todo lo anterior, es válido que nos preguntemos si le conviene o no la dolarización a Venezuela. Eso lo trataremos de contestar en nuestro próximo artículo.
Pedro A. Palma
palma.pa1@gmail.com
@palmapedroa

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, TERCERA VIA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD NACIONAL, VENEZUELA, NOTICIAS, ENCUESTAS, ACTUALIDAD INTERNACIONAL,

sábado, 26 de septiembre de 2015

PEDRO A. PALMA, EL CONTRABANDO FRONTERIZO

Una de las razones que ha aducido el gobierno venezolano para justificar el cierre de la frontera con Colombia es eliminar la desviación masiva de productos venezolanos hacia el vecino país, lo cual genera escasez y desabastecimiento en los mercados locales y presiones alcista de los precios internos. De allí que sea válido que nos preguntemos si esa acción realmente va a eliminar el llamado contrabando de extracción de lo que aquí se produce hacia Colombia, o no. Realmente, no lo creo.

Lo que siempre se ha producido en esa frontera, particularmente en el Táchira, es un proceso de arbitraje, según el cual los habitantes de ambos lados de la zona se preguntan dónde conviene más adquirir los productos requeridos para satisfacer sus necesidades, y la respuesta es simple: donde tengan menor precio. Dado que en nuestro país el gobierno insiste en regalar la gasolina, en otorgar subsidios desproporcionados, o en imponer precios que ni siquiera cubren los costos de producción y distribución de múltiples productos de consumo masivo, los precios de venta de muchos de esos artículos son artificialmente bajos y muy inferiores a los existentes al otro lado de la frontera, haciendo que aquel planteamiento de arbitraje sea obvio: comprar los productos en Venezuela para satisfacer las necesidades de los consumidores, o para revenderlos a un precio mucho mayor en el lado colombiano.
Eso no siempre fue así. Hace ya varios años, cuando el bolívar era una moneda fuerte y sobrevaluada, había libertad cambiaria y se mantuvo un tipo de cambio fijo por varias décadas,  resultaba muy atractivo pasar a Cúcuta para comprar alimentos, ropa, calzado y otros productos, pues allí eran más baratos que en Venezuela. Recuerdo vívidamente que cuando uno viajaba desde la ciudad fronteriza de San Antonio a San Cristóbal, eran múltiples las alcabalas de la Guardia Nacional que revisaban exhaustivamente los automóviles y transportes de  carga para determinar si llevaban mercancía colombiana oculta, que se pretendía introducir a Venezuela sin cumplir los debidos trámites aduanales ni pagar los aranceles respectivos. Ahora la situación es opuesta, y cómo no lo va a ser si muchos productos de consumo masivo tienen en Colombia precios tres y más veces mayores que en Venezuela, para no hablar de la gasolina que aquí se regala, pero que en el otro lado de la frontera se vende a más de un dólar el galón. Con razón no son solo los llamados “pimpineros” los que se llevan el combustible, sino que el mismo se envía en gandolas debidamente custodiadas para cuidar su valioso cargamento.
También es conocido el lucrativo negocio de extracción y ulterior importación de productos, el cual consiste en enviar bienes y semovientes a Colombia que luego se reenvían a Venezuela en forma de exportación, siendo éstos pagados con dólares preferenciales artificialmente baratos, divisas cuyo precio en el mercado paralelo de frontera puede llegar a ser hasta cien veces mayor  al tipo de cambio oficial al que se adquirieron para realizar la operación.
Recientemente, un alto vocero gubernamental dijo que al cerrarse la frontera se había puesto un torniquete que había parado la hemorragia de productos que se escapaban a Colombia, dando a entender que esa era la gran solución al problema del contrabando de extracción. Nada más alejado de la verdad. Si bien esa absurda acción oficial pudo limitar temporalmente el envío de productos al vecino país, no lo eliminó. Por el contrario, el negocio ha continuado, ahora con extraordinarios sobrecargos de precios, y volverá a florecer con toda fuerza en un futuro inmediato, ya que mientras este siga siendo tan lucrativo, los contrabandistas de siempre, de aquí y de allá, seguirán actuando impunemente. Solo cuando se eliminen las absurdas distorsiones cambiarias y de precios que hoy existen, y que se siguen ensanchando, es que se podrá producir una normalización en las actividades comerciales fronterizas.
Pedro A Palma
palma.pa1@gmail.com
@palmapedroa

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, TERCERA VIA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD NACIONAL, VENEZUELA, NOTICIAS, ENCUESTAS, ACTUALIDAD INTERNACIONAL,

sábado, 12 de septiembre de 2015

PEDRO A. PALMA, ECONOMÍAS EMERGENTES EN JAQUE

Una serie de circunstancias, muchas de ellas de origen externo, están afectando muy negativamente el desempeño de múltiples economías emergentes, las  latinoamericanas entre ellas. En efecto, la desaceleración de la economía china, las expectativas de aumento de las tasas de interés en los Estados Unidos y en otras economías industrializadas, y el desplome de los precios de múltiples commodities, el petróleo en particular, han deteriorado las cuentas externas de estos países, han debilitado sus monedas, han generado desequilibrios fiscales y han desacelerado su crecimiento económico, condenando a algunos de ellos a sufrir recesión y repuntes importantes de desempleo.

La declinación de las exportaciones chinas, el debilitamiento de su sector industrial, y la moderación de la actividad de la construcción generaron una desaceleración de esa economía que ha estado inquietando a los inversionistas y a los proveedores de las materias primas que ese país tradicionalmente requiere, ya que aquel menor crecimiento se traduce en una moderación de sus importaciones.  

La situación se exacerbó por la reciente e inesperada devaluación del yuan, la cual fue interpretada por muchos como el inicio de una guerra cambiaria de sucesivas devaluaciones para apuntalar las exportaciones chinas, generándose una salida masiva de capitales y el consecuente desplome de su mercado bursátil.  

A su vez, el menor crecimiento de esa economía ha contribuido a generar una reducción generalizada de los precios de las materias primas, situación que ha deteriorado las cuentas corrientes de múltiples países emergentes exportadores de esos commodities. 

Eso, además de desequilibrar las cuentas fiscales de estos países debido al menor cobro de impuestos, ha incrementado la necesidad de captar capitales financieros foráneos  que compensen el deterioro de sus transacciones corrientes externas, objetivo que no ha sido fácil de lograr debido a la expectativa cada vez más arraigada de aumentos inminentes de las tasas de interés en los Estados Unidos, en atención a la finalización de la política monetaria ampliamente expansiva que implementó la Reserva Federal en años recientes con el fin de estimular la actividad económica. Esto se ha traducido en salidas netas de capitales financieros de varias economías emergentes, como Brasil y México,  hacia la economía norteamericana, haciendo que sus reservas internacionales bajen y que sus monedas se deprecien de forma acentuada. 

Como respuesta a esta situación, se han implantado políticas fiscales y monetarias restrictivas en estos países con el consecuente aumento de sus tasas de interés, para así tratar de neutralizar los efectos inflacionarios causados por el encarecimiento de sus importaciones debido a la devaluación de sus monedas. Todo lo anterior se ha traducido en restricción de actividad económica, habiendo casos como el de Brasil, que han caído en recesión.

Las economías regionales exportadoras de petróleo, como México, Colombia, Ecuador y Venezuela han sufrido el desplome de sus precios de exportación desde la segunda mitad del año 2014 a esta parte, debido a una persistente situación de sobreoferta de hidrocarburos creada por la negativa de Arabia Saudita y otros países productores del Medio Oriente a reducir su producción, con el fin de mantener los precios en niveles muy bajos, para así reducir la rentabilidad y competitividad del costoso negocio de extracción de petróleos de esquistos en los Estados Unidos. 

Esto ha reducido abruptamente los ingresos de los países exportadores de petróleo, desbalanceando sus cuentas fiscales y depreciando sus monedas. Todo ello se ha traducido en restricciones de actividad económica, depreciaciones acentuadas de sus monedas y en algunos casos mayores presiones inflacionarias, siendo Venezuela el caso extremo, donde se prevé para este año una inflación cercana al 200% y una contracción del PIB próxima al 9%.

Pedro A. Palma,
palma.pa1@gmail.com
@palmapedroa

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, TERCERA VIA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD NACIONAL, VENEZUELA, NOTICIAS, ENCUESTAS, ACTUALIDAD INTERNACIONAL,

viernes, 28 de agosto de 2015

PEDRO A. PALMA, TIPO DE CAMBIO LIBRE

El tipo de cambio libre que reporta periódicamente el portal DolarToday recientemente sobrepasó el nivel de 700 bolívares por dólar, y parece que no cesará en su carrera ascendente. ¿Por qué se ha disparado esa cotización?, ¿qué relevancia tiene la misma?, ¿es ese el  precio realista de un dólar? Veamos.

Lo primero que debemos aclarar es que esa es la tasa de frontera, es decir la cantidad de bolívares que se necesitan para obtener los pesos colombianos que cobran las casas de cambio en Cúcuta por un dólar, por lo que en ella influye la tasa de cambio del bolívar con respecto al peso, la de este último con respecto a la moneda norteamericana, y las comisiones que cobran esos intermediarios por sus operaciones cambiarias.
En el último año y medio el bolívar se ha depreciado fuertemente con respecto a la moneda colombiana, al punto de que a comienzos de 2014 con un bolívar se obtenían más de 30 pesos, mientras que ahora ni siquiera se adquieren 5. Paralelamente, el precio de un dólar en término de pesos ha aumentado un 70% en tan sólo un año, por lo que es fácil inferir que la cantidad de bolívares que hay desembolsar para adquirir los pesos con los que se puede comprar un dólar se ha disparado, máxime si los cambistas en el vecino país cobran en muchos casos jugosas comisiones por esas operaciones.
De lo anterior se desprende que el tipo de cambio de frontera no solo está influido por factores internos de las economías venezolana y norteamericana, sino también por realidades de la economía colombiana. De hecho, durante los últimos dos meses el peso se ha depreciado fuertemente con respecto al dólar, y eso ha influido en el disparatado aumento reciente del tipo de cambio del bolívar. De allí que sea válido que nos preguntemos por qué hay que utilizar una cotización que se fija fuera de nuestras fronteras para determinar el tipo de cambio libre de nuestra moneda con respecto a la divisa norteamericana. La respuesta es porque en Venezuela no existe un mercado cambiario funcional y abierto donde se establezca esa tasa libremente por las fuerzas de oferta y demanda, como existió hasta mayo de 2010 en lo que hasta entonces se conoció como el mercado de permuta de títulos valores. La errada decisión de declarar ilegal ese mercado y establecer una serie de ilícitos cambiarios, hasta llegar al ridículo de prohibir la mención de alguna tasa de cambio diferente a la oficial, coartó, y hasta ahora ha cohibido el funcionamiento de un mercado de cambio local y realmente libre. Aun cuando los estudiosos de la materia jurídica insisten en que los ilícitos cambiarios de otrora ya fueron derogados, y que no hay un impedimento legal específico para que exista y funcione lícitamente un mercado cambiario paralelo en Venezuela, el hecho es que el mismo no se ha desarrollado, utilizándose aún como referencia el distorsionado tipo de cambio de frontera, el cual, entre otras cosas, tiene un importante efecto inflacionario, pues esa es la tasa que hoy se utiliza para estimar los costos esperados de reposición de insumos y productos importados, ante las severas restricciones existentes para obtener localmente dólares preferenciales, y la inexistencia de un mercado paralelo local, lícito y operativo.
De allí la conveniencia de que expresamente se permita y se promueva la creación de un mercado libre funcional, adonde acuda cualquier agente económico que desee adquirir o vender divisas, y en el que se establezca el tipo de cambio por el libre juego de oferta y demanda, pudiendo intervenir en él actores clave, como el BCV y Pdvsa. De esta forma contaríamos con un mercado mucho más realista y eficiente, creando una de las condiciones de base para que en un futuro próximo se pueda poner en marcha el desmantelamiento progresivo del distorsionado y corrompido control de cambios que tenemos, y nos movamos hacia un sistema de libre convertibilidad, con un tipo de cambio único y flexible.

Pedro A. Palma
palma.pa1@gmail.com
Tweeter: @palmapedroa4.-

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, TERCERA VIA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD NACIONAL, VENEZUELA, NOTICIAS, ENCUESTAS, ACTUALIDAD INTERNACIONAL,

viernes, 14 de agosto de 2015

PEDRO A. PALMA, ESCASEZ DE EFECTIVO

Ya no son solo los productos de consumo masivo los que escasean en Venezuela. Ahora se ha agregado otro que cada vez es más difícil conseguir en las cantidades requeridas, el efectivo, o más específicamente, los billetes de más alta denominación.
¿A qué se debe este fenómeno y qué consecuencias está generando?  La primera razón es la alta y creciente inflación que estamos sufriendo, lo cual hace que la cantidad de dinero que hay que disponer para comprar cualquier cosa, por menuda o simple que ella sea, se incrementa grandemente, haciendo que los retiros de los bancos sean también crecientes. 
Eso se exacerba por el hecho de que la autoridad monetaria, o el gobierno, se niega a emitir billetes de más alta denominación, haciendo que el de mayor valía, el de cien bolívares, equivalga a unos quince centavos de dólar si lo convertimos al tipo de cambio libre, o a solo la mitad de un dólar si utilizamos la tasa de cambio oficial de Simadi. Si las posibilidades de poner en circulación los billetes cada vez más demandados son restringidas, por ejemplo, por escasez de papel moneda o limitaciones en la capacidad de producirlos, ello crea un desabastecimiento creciente de estos instrumentos de pago.
Otra razón que genera la escasez de efectivo es el incontrolado contrabando de extracción generado por los absurdos controles de precios y masivos subsidios existentes en Venezuela. En efecto, al ser los precios de muchos productos de consumo masivo muy inferiores a los existentes en otros países vecinos, resulta un excelente negocio adquirir estos bienes en Venezuela, llevarlos al otro lado de la frontera y venderlos a un precio muy superior. Para ello se necesitan bolívares con qué comprar los productos en territorio nacional, razón por la que las personas dedicadas a este tipo de actividad están ávidos de acceder a billetes venezolanos, particularmente los de más alta denominación, estando dispuestos a pagar una prima para adquirirlos. De hecho, es sabido que en Cúcuta y en otras zonas fronterizas colombianas el precio de un billete de cien bolívares es 120 y hasta 140 bolívares en pesos equivalentes. La razón es muy simple. Quien paga esa cantidad normalmente tiene a su servicio a un grupo de personas dispuestas a pasar la frontera con el fin de comprar productos subsidiados en Venezuela y llevarlos al otro país, donde al venderse a un precio mucho mayor se obtienen pingües ganancias que cubren con creces la prima pagada.  
Eso explica por qué los retiros bancarios en las zonas fronterizas venezolanas han aumentado notablemente, siendo los billetes de más alta denominación los más demandados y, por lo tanto, los que más escasean. Esto ha llevado a la imposición de límites de retiros bancarios en efectivo, particularmente en las zonas fronterizas, generando desagrado y rechazo entre los depositantes, quienes no aceptan la limitación que se le ha impuesto al acceso de fondos de sus cuentas bancarias, y quienes en muchos casos se ven imposibilitados de hacer transacciones que nada tienen que ver con el contrabando de extracción ya explicado, viendo afectada su calidad de vida de forma notoria.
¿Qué hacer ante esta situación? Lo primero es permitir la puesta en circulación de billetes de más alta denominación, lo cual facilitaría las transacciones en el ambiente inflacionario que vivimos, pero no solventaría la extracción de papel moneda hacia países vecinos. Este fenómeno sólo se podrá eliminar con el desmantelamiento de los controles y subsidios absurdos que tenemos, y con el incremento efectivo y eficiente de la oferta de bienes y servicios dentro del país.  Estos consejos deberían ser escuchados por quienes gobiernan, entre otras razones por que de continuar la situación que vivimos, y que esta se generalice a todo el país, la molestia y frustración que ello genera podría reflejarse en la intención de voto en las próximas elecciones parlamentarias de diciembre, favoreciendo ello a la oposición y no al gobierno.
Pedro A Palma
palma.pa1@gmail.com
@palmapedroa

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, TERCERA VIA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD NACIONAL, VENEZUELA, NOTICIAS, ENCUESTAS, ACTUALIDAD INTERNACIONAL,

viernes, 31 de julio de 2015

PEDRO A. PALMA, ¿RUMBO A LA HIPERINFLACIÓN?

En Venezuela se está operando un proceso de inflación galopante de grandes y crecientes proporciones que se agrava día a día. Su aceleración es alarmante y sus efectos devastadores se obvian por doquier. Eso ha llevado a muchos a decir que ya estamos en una situación de hiperinflación, aunque otros piensan que aún no hemos llegado allí. Si bien tiendo a coincidir con el segundo grupo, también creo que si las cosas continúan por donde van nos estamos acercando hacía ella con paso firme y seguro.
Pero, empecemos por definir qué es una hiperinflación.
A mediados del siglo XX se popularizó la idea de que una economía estaba en situación de hiperinflación cuando sufría aumentos de precios intermensuales de 50% o más, lo cual equivalía a una inflación anualizada superior al 12.000%. 
En esa época, y en las décadas que siguieron, múltiples países, muchos de ellos latinoamericanos, estaban sufriendo altas y crecientes inflaciones que desembocaron en situaciones hiperinflacionarias, que aun cuando de breve duración, sus abatimientos tomaron tiempo e implicaron importantes sacrificios.  Al igual que en nuestro caso, aquellos procesos inflacionarios se debieron a crecientes y recurrentes déficits fiscales que eran financiados en buena medida por los bancos centrales. La expansión monetaria que ello generaba estimulaba la demanda interna, pero al no encontrar una reacción equivalente del lado de la oferta de bienes y servicios, se producían las presiones alcistas de los precios, que a la larga desembocaban en la hiperinflación. Esto llevaba a las personas a gastar rápidamente los recursos que percibían, pues sabían que en corto tiempo su capacidad de compra desaparecería, y a retirar sus ahorros de la banca para comprar cualquier cosa que preservara el valor, bienes durables y monedas fuertes entre otras opciones. Los retiros masivos de depósitos y el aumento de la morosidad de la cartera de la banca no solo eliminaban las posibilidades de intermediación financiera, sino que llevaban a la quiebra a varias de estas instituciones, pudiéndose llegar a situaciones de crisis bancarias. Adicionalmente, y como bien lo explican Carmen M. Reinhart y Miguel A. Savastano en su trabajo Realidades de las hiperinflaciones modernas, (Finanzas & Desarrollo, junio 2003), al inicio de la hiperinflación se producen ciertos incumplimientos de obligaciones externas que se multiplican al poco tiempo, se recrudecen los controles de cambio, se divorcian y distancian las tasas de cambio oficiales y libre, se segmentan los mercados cambiarios y prolifera la corrupción.
Concluyen ellos diciendo que de los procesos hiperinflacionarios recientes se pueden extraer varias lecciones, algunas de las cuales son:
1- El control del déficit fiscal es siempre elemento central de un programa antiinflacionario.
2- Eliminar la hiperinflación puede tomar años si la política fiscal no se ajusta debidamente, y en cualquier caso toma tiempo reducir la inflación a niveles bajos.
3- La unificación cambiaria y el restablecimiento de la convertibilidad de la moneda suelen ser elementos esenciales para el abatimiento de la hiperinflación.
4- La actividad económica colapsa durante el proceso hiperinflacionario, y las medidas de estabilización, si bien evitan su implosión, no propician una reactivación económica sostenida.
5- La hiperinflación produce una reducción abrupta de la intermediación financiera. Y, 6-  Parte de los capitales fugados retornan al ceder la inflación, pero la intermediación financiera continúa dolarizada o sujeta a otras formas de indexación durante muchos años.
Como se ve, la hiperinflación es una desgracia descomunal, particularmente para los más pobres, y abatirla es difícil, costoso, duradero y exige grandes sacrificios. Sin embargo, una vez que se cae en ella, es menos malo padecer las consecuencias de un plan de estabilización, que seguir sufriendo las penurias que la misma acarrea.
Pedro A Palma
palma.pa1@gmail.com
@palmapedroa

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, TERCERA VIA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD NACIONAL, VENEZUELA, NOTICIAS, ENCUESTAS, ACTUALIDAD INTERNACIONAL,

lunes, 20 de julio de 2015

PEDRO A. PALMA, LECCIÓN GRIEGA Y DOLARIZACIÓN

Hay quienes sostienen que la dolarización es el camino a seguir para salir del caos económico y social que vivimos en Venezuela. Se argumenta que ante la irresponsabilidad supina de nuestros gobernantes esta alternativa impondría forzosamente el orden, imposibilitando la devaluación y la implementación de políticas públicas nocivas, como el financiamiento por el BCV de masivos y crecientes déficits públicos que generan inflación. Si bien una decisión de ese tipo generaría beneficios y correctivos importantes, su implementación también acarrearía problemas y rigideces, particularmente de largo plazo, debiéndonos preguntar si ese es el mejor camino, o si hay otros que faciliten el logro de los objetivos deseados, sin tener que padecer aquellos inconvenientes.

La realidad griega puede aleccionarnos a este respecto. Al incorporarse esa economía a la zona del euro prácticamente renunció a la posibilidad de utilizar unilateralmente los instrumentos de política cambiaria y monetaria para influir sobre su economía, ya que sus autoridades no podían modificar el tipo el cambio para afrontar un desequilibrio de balanza de pagos, y no tenían el control sobre los instrumentos de política monetaria para estimular o limitar el ritmo de expansión de la oferta de dinero. Sin embargo, seguían teniendo el control de su política fiscal, incurriendo en déficits públicos crecientes que fueron financiados por instituciones locales o foráneas hasta llegar a límites muy elevados. 
Eso llevó a una situación insostenible en la que Grecia no podía honrar sus compromisos, viéndose obligada a solicitar asistencia financiera de la Unión Europea y de instituciones como el Banco Central Europeo y el FMI, quienes otorgaron auxilios, pero condicionados a la implementación de severos ajustes que han implicado grandes sacrificios para la población. De hecho, la profunda depresión económica en que se encuentra esa economía ha generado un masivo desempleo, que en el caso de los jóvenes supera el 50%, y una desconfianza generalizada, dudándose que ese país se podrá mantener en la zona del euro, lo cual ha estimulado masivas salidas de capital. Ante las corridas bancarias, el gobierno se ha visto obligado a cerrar temporalmente los bancos y a limitar los retiros personales de efectivo a no más de 60 euros por día. La disyuntiva es tremenda, pues si Grecia decide salirse del euro, ello implicará una severa devaluación de la nueva moneda y el reinicio de salidas masivas de capital, pudiendo llevar a la quiebra al sistema financiero.
Volviendo a la eventual dolarización en Venezuela, hay que decir que de entrada  su implantación implicaría una masiva devaluación al convertir los abundantes bolívares existentes en los escasos dólares que poseemos, lo cual generaría un contundente ajuste de precios. Pero lo más preocupante es la alta dependencia de esta economía de la volátil renta petrolera, ya que ante una caída abrupta de los precios de los hidrocarburos, como la actual, el gobierno podría decidir seguir manteniendo el gasto en altos niveles para así evitar una crisis, y endeudarse masivamente, hasta llegar a una situación de imposibilidad de pago, como la griega. En ese caso no podría utilizar las políticas cambiaria y monetaria para manejar la situación, cayendo en una verdadera trampa. La sola posibilidad de abandonar la dolarización generaría corridas masivas de depósitos bancarios, poniendo en riesgo el sistema financiero o arrasando con él. Al final, la situación se podría hacer insostenible teniendo que abandonar la dolarización con consecuencias devastadoras.
Por ello creo que seguir el camino alternativo que han aplicado otros países de la región que han abatido sus gravísimos problemas inflacionarios de otrora sin dolarizar, es lo apropiado. Ello nos permitiría utilizar los distintos instrumentos de política económica e implementar los correctivos y ajustes necesarios de forma responsable y sostenible, sin someternos a las rigideces y limitaciones de la dolarización.

Pedro A. Palma
palma.pa1@gmail.com
@palmapedroa

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, TERCERA VIA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD NACIONAL, VENEZUELA, NOTICIAS, ENCUESTAS, ACTUALIDAD INTERNACIONAL,

domingo, 5 de julio de 2015

PEDRO A. PALMA, GUSTAVO MARTURET

En días pasados dejó de existir Gustavo Marturet Machado, hombre de férreos principios, tesonero, gerente exitoso, culto, pero sobre todo, persona de gran valía que se supo ganar el aprecio y la admiración de quienes lo conocimos y compartimos con él en distintas actividades a lo largo de su vida. Trabajador incansable y disciplinado, poseía una indiscutible cualidad de líder, no solo por su habilidad para definir e identificar los objetivos a perseguir en las organizaciones que dirigía, y las estrategias para alcanzarlos, sino también por su capacidad para formar y dirigir al equipo humano que se requería para gerenciar esas instituciones e implementar exitosamente aquellas estrategias.  

Dedicó buena parte de su vida profesional al grupo financiero Mercantil, institución donde trabajó por varias décadas hasta llegar a ocupar los más altos cargos. En esas funciones demostró ser un banquero de primer orden, llevando al Banco Mercantil a ser uno de los más importantes del sistema bancario venezolano. Más aún, después de la dramática crisis financiera de 1994-1995, que se tradujo en la caída de 13 bancos que acumulaban el 37% de los depósitos del sistema, el Banco Mercantil no solo salió incólume de esa crisis sistémica, sino que se fortaleció notablemente, ya que fue una de las instituciones hacia donde migró buena parte de los depósitos de las entidades afectadas, por ser este percibido como un banco sólido y solvente. Todo ello se debió a la buena gerencia y al manejo acertado de esa organización comandada por Marturet. Con razón sus opiniones y razonamientos eran respetados y escuchados en todo el gremio bancario, agrupación en la cual él tuvo gran influencia, habiendo sido presidente del Consejo Bancario y de la Asociación Bancaria. 
Una de sus características más resaltantes era su alta sensibilidad social, siendo un consecuente protector de múltiples instituciones benéficas y educativas, destacando entre estas Fe y Alegría, esa maravillosa iniciativa dedicada a la formación de niños y jóvenes de escasos recursos.
Era un amante de la música, particularmente de la ópera, siendo un conocedor de la obra de Wagner, por cuya música sentía particular preferencia. En una de las múltiples ocasiones en que asistió a la presentación del ciclo de El Anillo del Nibelungo, a las que siempre acudía en compañía de su inseparable esposa Diana, tuvieron ellos la gentileza de invitarnos a mi esposa y a mí, lo cual se los agradecí enormemente, no solo por la deferencia que nos brindaron, sino también porque de esa forma finalmente decidí abocarme al estudio de esa maravillosa música escrita por el compositor alemán, la cual hasta ese momento había yo ignorado inexplicablemente. En consecuencia, a mis entrañables amigos Diana y Gustavo les debo haberme dado la oportunidad de adentrarme en ese fascinante mundo de la opera wagneriana.
En los años 2012 y 2013 Gustavo presidió con gran acierto la Cámara Venezolano Americana de Comercio e Industria (VenAmCham),  a pesar de ya estar padeciendo severos problemas de salud, llamando poderosamente la atención de los que conocíamos sus dolencias la energía y vitalidad que en todo momento mostraba. Era el gerente y el líder de siempre, no dando la más mínima indicación de debilidad o de agotamiento sino, por el contrario, una decisión inquebrantable de ejecutar proyectos, planificar acciones y gerenciar eficientemente la organización que ahora comandaba. Seguía siendo el mismo trabajador infatigable.
En lo personal era un hombre de familia y un amigo incondicional y entrañable. Con su esposa Diana formó una bella familia, siendo para ellos frecuentes los viajes para visitar a sus hijos ausentes y consentir a sus adorados nietos.  
Con la partida de Gustavo perdemos a un amigo, y Venezuela pierde a uno de sus más esclarecidos y valiosos hijos, precisamente en el momento en que más está necesitada de luz, orientación y gerencia, como la que él, mejor que nadie, podía dar.

Pedro A. Palma
palma.pa1@gmail.com
@palmapedroa

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, TERCERA VIA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD NACIONAL, VENEZUELA, NOTICIAS, ENCUESTAS, ACTUALIDAD INTERNACIONAL,

sábado, 20 de junio de 2015

PEDRO A. PALMA, EL COSTO DE LA INACCIÓN

Es realmente alarmante la desidia del gobierno, quien se niega a aplicar las medidas de corrección y ajuste requeridas para afrontar la gravísima situación económica que se vive en el país, y que se empeora a diario de manera dramática. 

Pareciera que no le importara a las autoridades ver cómo se deteriora la calidad de vida de la población debido a la escasez extrema de productos de primera necesidad, lo cual ha generado una inflación desbocada que cada vez se acentúa más, reduciendo aceleradamente la capacidad de compra de los menguados ingresos. 

Tampoco pareciera importarles las penurias que a diario sufren las personas para adquirir algunos pocos productos que necesitan para satisfacer sus necesidades básicas, la paralización de la actividad productiva, el deterioro de la situación laboral, el notable agravamiento de la pobreza, y la profundización de tantos otros problemas que aquejan a los venezolanos, situación terrible en que hemos caído como producto de las malas políticas públicas que se han implementado durante varios años, y que se ha agravado por el reciente desplome de los precios petroleros.

Pero, ¿por qué tanta indolencia? Una respuesta a esa interrogante es que el gobierno teme que los efectos y consecuencias de la implementación de aquellas políticas de ajuste se reflejen negativamente en los resultados de las próximas elecciones parlamentarias. Como ya tantas veces lo hemos dicho, muchas de esas medidas correctivas requeridas generan efectos adversos inmediatos que exacerbarían las molestias de la población, pudiendo contribuir ello a la multiplicación de votos castigo en la próxima contienda electoral, por lo que el alto gobierno sea reacio a aplicar esas medidas en lo que resta del año. Esta inacción, sin embargo, tiene un alto costo.
Continuar con la irresponsable actitud de no actuar, que se ha venido aplicando desde hace ya mucho tiempo, no llevará a otra cosa que al agravamiento y profundización de la crisis, haciendo cada vez más difícil y dolorosa su solución. Es una situación similar a la de un paciente que sufre una severa enfermedad, pero que se niega a someterse al necesario tratamiento, por ser este molesto y doloroso. Cuanto más postergue la administración de la terapia requerida, mayor será la gravedad de la enfermedad y más traumática y penosa su curación.
Entre las múltiples acciones requeridas desde hace ya mucho tiempo, pero que no se han implementado por la terquedad del gobierno, están la revisión de las tarifas de los servicios públicos, el aumento de la gasolina, la racionalización del gasto público, la implementación de una política monetaria prudente, la eliminación del financiamiento de gasto público deficitario por el BCV, la sinceración de los tipos de cambio preferenciales, el desmantelamiento progresivo del control de cambios, la eliminación de los controles de precios y de otra índole, y muchas otras. 
Obviamente, la implementación de estas tendría efectos inmediatos adversos, tales como un acentuado ajuste de los precios de los productos que se importan con dólares preferenciales, y una mayor recesión.  Sin embargo, su implementación no se puede seguir postergando, pues los efectos negativos que ello generaría serían cada vez peores. 
Como decíamos en el primer artículo de este año publicado en esta columna: “…es necesario dar un giro de 180 grados en el manejo de lo económico. De no hacerlo, e insistir el gobierno en mantener el camino errado de la inacción por temor a las consecuencias políticas que los ajustes tendrían, sobre todo en un año electoral como 2015, (…) podría tener consecuencias catastróficas con desenlaces traumáticos en lo económico y en lo político”.
“Tenemos por delante tiempos irremediablemente muy difíciles. Si se aplican los ajustes necesarios, este año tendremos alta inflación, recesión aún más intensa, desempleo y mayor pobreza, pero si no se implementan estos las consecuencias serían aún peores y más traumáticas”.
Pedro A. Palma
palma.pa1@gmail.com
@palmapedroa     

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, TERCERA VIA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD NACIONAL, VENEZUELA, NOTICIAS, ENCUESTAS, ACTUALIDAD INTERNACIONAL,

viernes, 5 de junio de 2015

PEDRO A. PALMA, MAGNA CARTA, CASO INGLATERRA, JUAN SIN TIERRA,

Se están cumpliendo 800 años de la sanción de la Magna Carta por parte del rey Juan de Inglaterra, también conocido como “Juan Sin Tierra”, quien el 15 de junio de 1215 se vio forzado a aceptar un pliego de 63 condiciones que le presentaron los nobles de su corte. 

En este se listaba una serie de derechos de las personas que tenían que ser respetados, así como algunas limitaciones a los poderes del rey, quien ya no podría seguir reinando despóticamente, como hasta ese momento lo había hecho, teniendo que subordinarse a la ley del reino, y en algunos casos a las decisiones y aprobaciones previas de un conglomerado de 25 nobles especialmente elegidos, que tendrían la responsabilidad de velar por el cumplimiento de las normas y mandatos contenidos en el documento sancionado.

Cansados todos del despotismo y de las arbitrariedades del rey, además de los cuantiosos impuestos que tuvieron que pagar los nobles para financiar una desastrosa guerra con Francia que implicó la pérdida de vastos territorios para el imperio inglés, los miembros de la corte insistieron en plantearle al rey la necesidad de un cambio  de rumbo, planteamiento que fue rechazado de plano por el monarca, quien sostenía que su autoridad era absoluta y de origen divino, no debiéndole obediencia o subordinación a nadie. 
Ante tal prepotencia, los nobles decidieron rebelarse, tomando la ciudad de Londres y el tesoro del reino, lo cual obligó al rey a negociar y a aceptar el pliego presentado. Sin embargo, este se negó a acatarlo, máxime cuando el papa Inocencio III, el más poderoso pontífice en la historia del cristianismo, había ordenado su anulación. Eso hizo que el enfrentamiento de los nobles con el monarca continuara hasta la muerte de este al año siguiente.
Ulteriormente se introdujeron una serie de cambios al documento, hasta su adopción a fines del siglo XIII, habiéndose instalado el primer Parlamento en 1265, durante el reinado de Enrique III. A pesar  de los cambios introducidos, el documento final mantuvo los principios esenciales de la Magna Carta, es decir, la limitación a la autoridad del monarca, la necesaria aprobación previa del Parlamento de ciertas decisiones, como la imposición de nuevos impuestos, y la preservación de los derechos individuales fundamentales, tales como el derecho a la vida, a la libertad y al disfrute y disposición de la propiedad, así como el derecho de cada hombre libre a la justicia y a contar con juicios imparciales. En otras palabras, se establecían los principios del Estado de Derecho.
La Magna Carta ha servido de base a documentos fundamentales como la Declaración de Derechos de los Estados Unidos de 1791, la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 y las constituciones de múltiples naciones, la nuestra entre ellas. Sin embargo, a lo largo de la historia han proliferado las violaciones a tan importantes normas. En el caso de Inglaterra, fueron notorios los reinados despóticos de muchos monarcas, como el sanguinario Enrique VIII, o la rebeldía de otros como Carlos I a mediados del siglo XVII, que llevó a una guerra civil entre los partidarios de la monarquía y del Parlamento, hasta la destitución del rey, su enjuiciamiento y ejecución en enero de 1649, dando origen al establecimiento de un breve gobierno republicano encabezado por Oliver Cromwell.
En el caso de Venezuela, al igual que en el de muchos otros países latinoamericanos, las violaciones a sus constituciones han sido frecuentes, siendo comunes los casos donde cínicamente se violan sus mandatos aduciéndose que las decisiones violatorias se toman en línea con los preceptos que estas establecen, usándose para ello frases como “dentro de la Constitución todo, fuera de ella nada”. 
El importante aniversario de la Magna Carta que se está celebrando hace propicia la oportunidad para levantar nuevamente la voz de rechazo a las flagrantes violaciones de la Constitución y a las leyes, que con tanta frecuencia aquí se producen.

Pedro A. Palma
palma.pa1@gmail.com
@palmapedroa

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, TERCERA VIA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD, NACIONALES, VENEZUELA, NOTICIAS, ENCUESTAS, INTERNACIONAL, ALEMANIA, ESTADOS UNIDOS, ESPAÑA, COLOMBIA, ARGENTINA,

sábado, 23 de mayo de 2015

PEDRO A. PALMA, DINERO DE ALTO PODER

Cuando un banco central no es autónomo y actúa en línea con los mandatos e intereses del poder ejecutivo, puede obligársele a financiar gasto público deficitario sin límite a través de la creación de dinero sin respaldo, o inorgánico. Esa operación le genera una acreencia al instituto emisor y una deuda al organismo público financiado, obligación que muchas veces no es pagada, o su cancelación se difiere en el tiempo, haciendo que los recursos entregados tengan un valor muy inferior al que tenían cuando se realizó el financiamiento.

El dinero creado por el banco central se denomina dinero base, primario o de alto poder, ya que al ponerse en circulación va a para a las instituciones financieras en forma de depósitos, ampliándoles su capacidad crediticia, lo cual, a su vez, permite generar una expansión adicional de la oferta monetaria, la cual puede llegar a ser muy superior al monto de dinero primario creado por el banco central. Expliquemos esto.
La oferta monetaria, o cantidad de medios de pago en poder del público, está formada por activos líquidos, tales como las monedas y billetes en circulación y los depósitos del público en el sistema financiero. Por ello, cualquier acción que incremente esos depósitos se traduce en un aumento de la oferta monetaria. Cuando un banco otorga un crédito acredita en la cuenta del beneficiario el monto prestado, elevándose así el volumen de depósitos, por lo que un aumento de la actividad crediticia de la banca se traduce en un factor de expansión monetaria. De hecho, cuando un banco central crea dinero base o primario para comprar activos como divisas o inmuebles, o para dar asistencia financiera a la banca, o para financiar gasto público deficitario, inyecta activos líquidos a la economía que estimulan la actividad crediticia de la banca, haciendo que el nivel de la oferta monetaria acabe siendo mucho mayor que el del dinero primario o base. Eso es lo que se denomina el multiplicador monetario. De hecho, un aumento de la base monetaria puede generar a la larga en un aumento varias veces mayor de la liquidez en poder del público. Por eso al dinero primario o base también se le llama de alto poder, siendo muy importante que el instituto emisor sea prudente en su creación, para así  evitar una expansión desproporcionada de la oferta monetaria que produzca agudas consecuencias inflacionarias.
Varias modificaciones recientes de la ley del BCV, flagrantemente inconstitucionales, eliminaron su autonomía, obligándosele a financiar de forma irrestricta gasto público deficitario de entes públicos como Pdvsa, empresa que en los últimos años ha  incurrido en altísimos y crecientes déficits debido a las cargas financieras que se le han impuesto, muchas de ellas ajenas a su actividad medular, tal como el financiamiento de las famosas misiones o programas sociales del gobierno. Eso explica por qué a fines de marzo de 2015 la deuda neta de la petrolera estatal con el BCV superó la astronómica suma de 925 millardos de bolívares, equivalente a más del 42% de la liquidez monetaria total de ese momento, habiendo aumentado esa deuda neta 3,6 veces en tan solo 18 meses.  Esa es la principal razón por la que el dinero de alto poder creado por el instituto emisor se triplicó en ese lapso, generándose un aumento muy intenso de la cantidad de medios de pago en poder del público.
Ese irresponsable manejo de la política monetaria está causando estragos en la economía. La desbocada inflación se debe en buena medida a esa expansión del dinero, combinada con la caída de la oferta local de bienes y servicios, y a la restricción de importaciones debido al desplome del petróleo, haciendo que estemos recorriendo el mismo camino que en décadas pasadas llevó a muchos países hermanos de la región a sufrir devastadores procesos inflacionarios que generaron penuria y miseria para su población. ¡Hay que corregir el rumbo, sin demora!

Pedro A. Palma
palma.pa1@gmail.com
@palmapedroa

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, UNIDAD NACIONAL ALTERNATIVA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD, NACIONALES, VENEZUELA, NOTICIAS, ENCUESTAS, INTERNACIONAL, ALEMANIA, ESTADOS UNIDOS, ESPAÑA, COLOMBIA, ARGENTINA,

viernes, 8 de mayo de 2015

PEDRO A. PALMA, NO HAY SOLUCIONES MÁGICAS

Afrontar y solventar los graves desequilibrios que aquejan a la economía venezolana exige la implementación de un complejo plan de ajuste que generará dolorosas consecuencias a toda la población. Desgraciadamente, no hay soluciones mágicas o sencillas para atacar eficazmente tan complejos y distorsionados problemas.

Esos desbalances existen desde hace varios años, y se han profundizado con el transcurrir del tiempo debido a las pobres e irresponsables políticas públicas que se han venido aplicando, habiéndose agravado durante los últimos meses debido al desplome de los precios petroleros. 
Estos descalabros están presentes en las áreas fiscal, monetaria, financiera, cambiaria, real y petrolera, generándose graves distorsiones económicas y sociales debido a la escasez de divisas, a la galopante inflación que se padece, a la contracción de la actividad productiva, al deterioro de la situación laboral, a la caída de la capacidad de compra de los ingresos de las personas, al desmejoramiento de la calidad de vida de la población y al repunte de la pobreza.
Para visualizar la complejidad del plan de ajuste requerido basta con mencionar tan solo algunos de sus principales componentes. La corrección del enorme desequilibrio fiscal, que se manifiesta en un déficit del sector público que equivale a  cerca de 20% del PIB, exige la reducción y racionalización del gasto público y el incremento de los ingresos, para lo cual urge la revisión de las tarifas de los servicios públicos y el incremento de los precios de algunos productos, el de la gasolina entre ellos. La solución del desequilibrio monetario debido al crecimiento desproporcionado del dinero en poder del público, exige la reducción progresiva pero decidida del financiamiento de gasto público deficitario por parte del BCV —al que hay que devolverle su autonomía—, suspender la transferencia de reservas internacionales al Fonden, y eliminar el traspaso al gobierno de utilidades cambiarias ficticias del instituto emisor, todo ello buscando un comportamiento racional de la oferta monetaria. 
También es necesario aplicar correctivos en el sector financiero, buscando la sinceración de las tasas de interés, hoy profundamente negativas en términos reales, y el desmantelamiento progresivo de los créditos subsidiados impuestos a los bancos, debiéndose estudiar la posibilidad de que el BCV absorba parte de los activos de bajo rendimiento que ha adquirido la banca de forma conminatoria.
En lo cambiario, se impone el desmantelamiento gradual del control de cambios y su sustitución ulterior por un sistema de libre convertibilidad, dinámico y racional, con un tipo de cambio único y fluctuante determinado por el mercado, que evite la sobrevaluación del bolívar. En el ínterin, por una parte, debe legalizarse el mercado paralelo y actuar en él decididamente con el fin de que el tipo de cambio libre tienda a niveles más realistas que los actuales y, por la otra, ajustar y dinamizar las tasas preferenciales; con estas acciones se buscaría una convergencia de los tipos de cambio hacia un nivel racional, al que se pueda unificar la tasa cuando se implemente el nuevo sistema de libre convertibilidad.
Hay que estimular la inversión privada con el fin de diversificar y aumentar la producción y elevar la productividad, reprivatizar empresas públicas ineficientes, eliminar la inamovilidad laboral y los absurdos controles de precios y de otra índole, permitiendo que las fuerzas naturales del mercado actúen eficientemente, todo ello dentro de un marco lógico de regulación y supervisión.
Estas, y muchas otras acciones en áreas diversas, la petrolera entre ellas, conforman el complejo, difícil y traumático plan de ajuste requerido, que tiene que complementarse con eficientes programas sociales que mitiguen sus efectos dolorosos, particularmente sobre los más pobres. Como se ve, no hay soluciones mágicas a los graves problemas que nos aquejan.
Pedro A. Palma
palma.pa1@gmail.com
@palmapedroa

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, UNIDAD NACIONAL ALTERNATIVA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD, NACIONALES, VENEZUELA, NOTICIAS, ENCUESTAS, INTERNACIONAL, ALEMANIA, ESTADOS UNIDOS, ESPAÑA, COLOMBIA, ARGENTINA,

viernes, 1 de mayo de 2015

PEDRO A. PALMA, BUSCANDO CULPABLES

En días recientes el presidente Maduro anunció su decisión de radicalizar la revolución con el fin de enfrentar la guerra económica que, según él, lleva a cabo el sector privado, llamando a la clase obrera a salir a la calle con el fin de enfrentar a los empresarios bandidos, y ordenando la revisión del uso que se le ha dado a las divisas aprobadas para la importación de productos necesarios. Cuando escuché eso, vino a mi memoria un infeliz episodio que se vivió en Venezuela en 1989, después del desmantelamiento del control de cambios de Recadi.

En diciembre de 1986 el presidente Lusinchi anunció una importante devaluación, estableciéndose un tipo de cambio oficial de 14,50 bolívares por dólar para el grueso de las importaciones, pero dejando la tasa preferencial de 7,50 bolívares para las compras foráneas de unos pocos bienes de primera necesidad, el trigo entre ellos. Dos años más tarde, en marzo de 1989, se eliminó el control cambiario y se unificó el tipo de cambio en un nivel equivalente al que existía en el mercado libre, implicando ello una nueva y severa devaluación que generó un fuerte impacto sobre los precios. En las semanas que siguieron surgieron voces que demandaban una exhaustiva averiguación acerca del uso que se había dado a los dólares preferenciales, acusándose a múltiples empresas de prácticas indebidas en el manejo de esas divisas. Ello creó un ambiente propicio para la corrupción y la persecución, dándose el caso de jueces que amenazaban con dictar autos de detención a gerentes y directores de distintas empresas, a menos que estuvieran dispuestos a llegar a “arreglos” de conveniencia. Muchas de esas instituciones se negaron a incurrir en esas prácticas, viéndose obligadas en algunos casos a enviar a sus ejecutivos al exterior para evitar ser víctimas del terrorismo judicial que se desencadenó. Entre las empresas afectadas estaba Gramoven, una de las principales importadoras de trigo y productoras de harinas y pastas, al punto de que el presidente de su junta directiva, persona honesta y emblemática del sector empresarial de la época, tuvo que purgar injustamente cuatro meses de cárcel, a pesar de haberse demostrado hasta la saciedad el uso correcto de las divisas preferenciales que había recibido esa organización.
Dado los recientes anuncios, no me extrañaría que en las próxima semanas o meses fuésemos testigo de una nueva cacería de brujas, similar o peor que la que se vivió en 1989. El gobierno, en su afán por buscar culpables de la caótica situación económica que estamos viviendo, puede desencadenar una persecución contra múltiples empresas privadas que han recibido dólares preferenciales, buscando con ello acusar a varios empresarios de manejos indebidos de esas divisas, y penalizarlos severamente. De esa forma podría buscar distraer la atención del descalabro económico que se padece, y obtener beneficios políticos en las próximas elecciones parlamentarias.
Sin embargo, no creo que una acción como esa dé los resultados buscados. 
Las encuestas y pulsos de opinión que regularmente se hacen, indican que la población ya no cree el cacareado y desgastado cuento de la guerra económica, que ha fabricado el gobierno en su afán por inculpar a la empresa privada del caos que vivimos. 
Cada vez es más generalizado el convencimiento de que la altísima inflación, la agobiante escasez y el desabastecimiento, la paralización de la actividad productiva, el deterioro de la calidad de vida y el repunte de la pobreza se deben principalmente a la corrupción desbocada y a las erradas políticas públicas, haciendo que la economía sea cada vez más dependiente de la renta petrolera y, en consecuencia, más vulnerable a caídas abruptas de los precios de los hidrocarburos, como la que hoy padecemos.
Por ello creo que no es a través de la busca de culpables y de la estigmatización de empresarios que el gobierno obtendrá los dividendos políticos que desea.

Pedro A. Palma, Buscando culpables
palma.pa1@gmail.com
@palmapedroa

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, UNIDAD NACIONAL ALTERNATIVA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD, VENEZUELA, INTERNACIONAL, NOTICIAS, ENCUESTAS,