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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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martes, 24 de marzo de 2015

MALÚ KIKUCHI, REÍR O LLORAR, DESDE ARGENTINA,

Argentina como país hoy nos plantea una pregunta: ¿nos reímos o lloramos? Algunos hechos consiguen que hagamos las dos cosas al mismo tiempo. Lo que nos pasa es a veces inverosímil, en particular si recordamos el eslogan de Kirchner /  Scioli 2003: “Argentina, un país en serio”. No es cierto, no lo somos.

Le cuento que tenemos un sindicato integrado a la CTA de Hugo Yasky, el SUTPLA, sindicato único de trabajadores privados de la libertad ambulatoria. Cobran $4.400 por mes, pretenden vacaciones y aguinaldo. Un jubilado que trabajó 35 o 30 años aportando todos los meses, gana la mínima de $3.800.

De los que les descuentan unos $160 por mes. A los presos no se les descuenta. Y ahora, Renzo Germán Rainieri, que en un robo en una confitería de Belgrano, mató a un policía, desde 2014 cumple cadena perpetua. Estaba detenido en Devoto, trabajaba en un taller del servicio penitenciario. Lo trasladaron a Ezeiza. Se siente despedido, exige $60.000 de indemnización.

¿Será por eso que tenemos tantos delincuentes? Es mejor negocio que trabajar toda una vida y recibir $3.600 y algo;  no tienen sindicatos que los defienda, ni siquiera consiguen que se cumpla el fallo de la Corte que habilita el 82% móvil. Y no les dan ni casa ni comida, se la pagan. Para llorar.

Al fiscal Alberto Nisman los asesinaron el 18 de enero. Pasaron 55 días, la fiscal Fein sigue intentado probar que fue un suicidio, acompañada por los peritos de la Corte (alumnos del Dr. Raffo), todos ellos enfrentados a la ex mujer de Nisman, Arroyo Salgado y sus peritos de parte, que prueban asesinato, con el Dr. Raffo encabezando  el grupo.

No se pretende que prueben el asesinato en los 53’ que dura cualquier CSI, pero 55 días es un poco demasiado hasta para una republiqueta de cuarta, algo que estamos consiguiendo ser. Hemos visto demasiada TV, sabemos qué es el luminol (ya no se usa, es viejo), y ni eso usaron cuando encontraron el cadáver.

Y da la sensación que si no queda más  remedio que reconocer el asesinato se lo van a endilgar a Lagomarsino, porque no se va a buscar “el” culpable, se va a buscar “un” culpable, y este les viene de regalo. ¿Y la justicia? ¿La qué? Seamos serios nosotros, estamos en Argentina, preguntas tontas, no.

Lilita Carrió no tiene ninguna simpatía por Aníbal Fernández y  se lo hace saber cada vez que habla en público. No le importa que Aníbal sea ministro del interior, de justicia (ja ja), de gabinete, senador o el cargo que el multi funcionario ocupe, ella lo acusa de ser el jefe del narco del país, y de saber sobre el triple crimen de la efedrina de Gral. Rodríguez, hace   unos años.

Aníbal contra ataca y le dice que “no tiene los patitos en fila” y otras ternezas. Por supuesto, la demanda. Han tenido hasta ahora 5 juicios donde Aníbal la acusó de calumnias e injurias. Hasta hoy, Lilita 5,  Aníbal 0. En este último juicio, el juez que falló a favor de Lilita fue Eduardo Caruso. Pero Aníbal siga siendo jefe de gabinete con esas acusaciones a cuestas!!!

El Papa Francisco se preocupa por la droga en Argentina, que recordemos es su país natal. Espera que no nos “mexicanicemos” y sostiene que acá, se produce droga. Salta Aníbal retrucando que Argentina es por poco una virgen de la droga. Es más, ni siquiera sabemos qué es, ni de qué se trata.

Siendo el Papa el Cardenal Bergoglio (ya ya cumplió 2 años como Papa), mandó curas villeros para defender de alguna manera a los chicos de las villas de los narcos. Tenían la orden de intentar sacarlos de la droga y neutralizar el poder de los narcos en las villas, de las que son dueños. Ya entonces. ¿Aníbal vive en otro país? Quizás en el maravilloso y perfecto país de Cristina.

El puente Río Gallegos Marambio no funciona. De los muchos Hércules (aviones todo terreno) que teníamos, quedan tres, de esos tres, uno no funciona. Para el cierre de la Campaña Antártica 2014/2015, viajaron a Río Gallegos 60 personajes, el Jefe del Estado Mayor, brigadieres  y todo alto funcionario que tiene que ver con el tema. Subieron al avión.

Los motores se pusieron en marcha. El avión siguió en tierra, se avisó que no funcionaba. Se alojaron en un hotel para pasar la noche. Al día siguiente abordaron el otro Hércules  “que funcionaba”. Encendieron los motores, carretearon, levantaron vuelo. Un vuelo de 3 horas. 30’ después dieron la vuelta, los motores no respondían. Los mecánicos deben llegar de Buenos Aires. Y arreglar los Hércules en la pista. Por ahora, la Antártida queda muy lejos. Tan lejos como la falta de mantenimiento de los pocos aviones no presidenciales, que todavía nos quedan.

Hay mucho más, pero ya resulta aburrido. Ni jocoso, ni indignante, aburrido por reiterado. Y estamos hablando de nuestra Patria, de nuestra calidad de vida, de lo que hemos y seguimos permitiendo. Hablamos de nosotros.

Usted decide: llora o se ríe. O hace todo al mismo tiempo. Pero mientras se decide, en un año de vital importancia para Argentina, piense qué nos pasa, por qué nos pasa y qué podemos hacer para cambiar y volver a ser lo nunca debimos dejar de ser, una nación en serio y con futuro.

Malu Kikuchi
maluki@fibertel.com.ar
@malukikuchi

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jueves, 25 de septiembre de 2014

CARLOS CANACHE MATA, EL SOL NUBLADO

A pesar de que la medida de casa por cárcel en beneficio de Iván Simonovis  es temporal, con prohibición de declarar a los medios y utilizar las redes sociales, fue bien recibida por la inmensa mayoría de los venezolanos.

   Al momento de escribir este artículo ningún vocero oficial del Ejecutivo se ha referido a la decisión, pero se informó que había una convocatoria de grupos oficialistas para dar una rueda de prensa y tomar Puente Llaguno, en protesta por la medida judicial.
    La condena de Simonovis  (al igual que la de  Henry Vivas y Lázaro Forero y varios policías metropolitanos) se basó en un grotesco y perverso falseamiento de los hechos acaecidos el 11 de abril de 2002, cuando fue atacada una marcha de la oposición de más de 1 millón de personas, con un saldo de 19 muertos y más de 100 heridos. 
El régimen chavista miente cuando traslada su responsabilidad en lo acaecido a los comisarios y agentes de la Policía Metropolitana, entonces no controlada por el Gobierno Nacional, que, como se sabe, protegían a los manifestantes de la gran marcha e hicieron esfuerzos para que ésta no corriera el riesgo de continuar hacia Miraflores. 
La prueba de que esa es la verdad histórica está en los videos, que circularon por todo el planeta, de los pistoleros que disparaban contra los manifestantes opositores  desde Puente Llaguno y edificios adyacentes al Palacio presidencial. Chávez, en su momento, ejerció con más fervor el oficio de embustero que el de presidente, y ahora Maduro, incensario en mano, sigue su ejemplo.
   El falseamiento de  la historia es afición predilecta de los totalitarismos y las neo-dictaduras. Stalin reescribió la historia de la Revolución Rusa de 1917 después que eliminó la vieja guardia entre 1936 y 1938 y mandó a asesinar a Trotsky en 1940. Hitler acusó falsamente a los comunistas por el incendio del Reichstag (27 de febrero de 1933), que le sirvió de excusa para suspender las garantías y hacer aprobar una ley que le confería plenos poderes.  Pinochet inventaba delitos para llevar a prisión y asesinar adversarios políticos.
   Simonovis, que permanecía en un estrecho calabozo sin iluminación, ha vuelto transitoriamente a su casa. Antes, el 30 de enero de 2013, su hija Ivana escribió una carta al Estado venezolano en la que decía: “sufrir cansa, llorar cansa…devuélvanle el sol”.
   Ojalá que el sol salga pronto y ya no esté nublado.
Carlos Canache Mata
canachemata@gmail.com
@CarlosCanacheMa

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domingo, 20 de julio de 2014

TONY CAMILLI, REIR O LLORAR..DIGALO USTED. (PASAPORTE)

He visto a gente llorar por un libro, por un álbum de fotos, por los obituarios en los periódicos, pero hoy por primera vez vi a gente llorar por una libretica de 34 páginas y un cartón vinotinto con un gran escudo de la “República Bolivariana de Venezuela” que también dice “Pasaporte” y “Passport”. Pero no solo los vi llorar. Los vi esperar casi cuatro horas con angustia y hasta arrecharse.

Y es que hoy finalmente, después de unos larguísimos meses y de un proceso cavernícola, logré retirar mi pasaporte junto a un nutrido grupo de venezolanos ansiosos.
En la espera pude confirmar que “La Salida”, y no precisamente la de Leopoldo, es tristemente inminente. Mucha más gente de lo que suponía se está yendo, se quiere ir y se va. La salida de muchos efectivamente es por Maiquetía como se decía entre chistes.
En la cola que no era cola sino una masa mortificada, se escuchaban los planes de escape de muchos y los deseos de salir de otros. Nadie esperaba su pasaporte para un viajecito de placer en Aruba. Todos hablaban solo de dos destinos: “la tranquilidad” y “la calidad de vida”.
Al parecer, en este país y en estos momentos, tener el pasaporte para muchos es como ganarse el Kino, es un trofeo, un alivio, una buena noticia, es el “adelante, estás en libertad” para cualquier preso. Tanto así que vi lágrimas y abrazos de familias celebrando el logro. “Al fin nos vamos” decían. ¿Exagerado? Depende de cada quien.
Escuché mi nombre. Era mi turno. Salí premiado. No vi más nada, pero sí sentí los espaldarazos de la gente que me felicitaba mientras caminaba hasta donde estaba un burocrático gordito de lentes “hipster” y gorra venezolana “4F” que finalmente me entregó el pasaporte. Lo revisé y todo estaba bien. Logré apartarme del bululú y saqué el teléfono para hacerle una foto. Mi familia que no estaba allí para abrazarme tenía que verlo. Era un obstáculo menos para el reencuentro con ellos. Todos los emoticones de felicidad fueron usados.
Ya cuando me iba, aterricé en un pasticho de sentimientos donde la alegría se cruzó con la culpa, la ‘arrechera’ y la nostalgia. Pensé en lo absurdo de celebrar por un pasaporte en un país con dificultades para conseguir pasajes. Pensé en los estudiantes, en las colas para comprar comida, en el dinero que no me alcanza, en mi golpeado negocio, en la inseguridad, en la injusticia, en los presos políticos, en “el que se cansa, pierde”, en el cansancio y en la pérdida.
Pero sobre todo pensé en mi gente a la que quiero tanto y aquí desea seguir o dice no tener otra opción. Pensé en ellos y me paralicé.
Allí entendí que el día en que me toque partir hacia “la tranquilidad” voy a necesitar mucho más que un pasaje y esta libretica de 34 páginas y cartón vinotinto.

Antonio Camilli
tonycamillis@gmail.com
@antoniocamilli

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